Moulin Noir

-Es de una de las chicas, no te preocupes, no hace nada.

"Espero" pienso. Le acerco la comida y los cubiertos, mirándolo con no poca curiosidad. Dicen que las personas ciegas desarrollan más sus otros sentidos, sobretodo el oído y el olfato. ¿Sabrá dónde llevar el tenedor por el ruido que hace en el plato? ¿Y cuando está acabando? ¿Cómo sabe que no queda algo de comida por los bordes? Bueno... Me da cosa preguntarle, así que solo lo observo comer mientras me cuenta que su casera debe de haber tirado ya sus cosas sin preocuparle mucho que volviese. "¿Le pone nombre a un cactus?" A ver, hay gente que llama a su mascota de alguna forma, pero dado que el hombre solo se refiere a su hurón como Ella no esperaba que tuviese ninguna planta y menos con nombre.

-Podemos solucionar eso.

Cuando termina de comer lo acompaño hacia el baño, que no es muy grande pero, a problemas desesperados medidas desesperadas. Los dos animalejos nos siguen y haciendo un poco de malabares conseguimos poner en marcha la ducha, con agua más o menos templada.

-Te dejaré algo de ropa mía.

Voy a por mi bolsa y saco una camiseta y unos pantalones. El chico es delgado, y menos alto, pero eso con un cinturón se arregla, así que le dejo eso cerca, donde pueda alcanzarlo, junto a una toalla. Le digo que me avise cuando termine y nada, me quedo por allí, esperando que Indira venga con un médico o Bastet vuelva a por Yang.

Estoy en pleno apogeo, los negocios a veces, sólo a veces salen bien, y al menos tengo sustento para pasar el día: dos preciosas botellas de cerveza de la buena. Qué demonios, no era para nada lo mejor, pero la circunstancias tampoco ayudaban al contrabando de calidad. Siempre pienso que si hay que beber que sea bien, así que bebí tan pronto como pude aquellas botellas y me dispongo a entrar en el bar a dar el broche final a esta borrachera. Vale, no estoy en condiciones psicológicas para rodearme de 'gente', pero va, quizás hasta haga amigos. Abro la puerta con la mirada un poco perdida, puede que hasta balanceándome, arrastrando los pies, como de costumbre. Sí, mucha gente, parejas incluso. Y no creo que esté evitando llamar la atención de cualquiera que sean los 'bichos' que haya allí. Me detengo en seco, analizo el lugar e intento poner la mueca de asco más simpática que puedo. Después de unos 30 segundos miro a la barra. A ver, las relaciones sociales no son lo mío y vocalizar ebria menos.

- ¡Eh! ¿!Tienes whisky!? ... ¿Tenéis whisky?- grito hacia la barra, que le den a la vocalización.

Tras andar con cautela por la mitad de la ciudad, finalmente llegaron a una calle donde encima de una entrada oscura ponía 'Moulin Noir'. Ciertamente, lo que más le interesaba ahora era la moneda que el chico tenía. Ya habría tiempo de ponerse a jugar con ella cuando estuviesen sentados. Tenía curiosidad de si le dejaría enviar un mensaje, aunque fuera alguna tontería para probar. Si no, ya se la robaría o algo para verla por si misma.

Con diversión, le observó con el ceño fruncido.- Cuando quiera ser amenazadora sabrás que lo estoy siendo.- Murmuró por aquello de que no creía que fuera así.- Es una vergüenza para muchos utilizar la forma humana. Yo me acostumbré y sirve para guardar las apariencias.- Susurró justo antes de entrar. En la puerta principal la música ya retumbaba en sus oídos lo suficiente como para apabullarla un poco y sacarle de la cabeza que aquello era buena idea. Le recordaba a la gente gritando en la arena del coliseo, pero un poco más fuerte, más cerca y sin tanta sangre. Serena y preparándose para lo que habría adentro, dejó que Johan entrara primero, para ella ir tras él, sorteando las mesas y a los borrachos hasta dar con una localidad vacía donde poder sentarse.

El interior le parecía alguna especie de palacio. Era quizás lo más colorido y exótico que había visto. Incluso el piso, el techo y las paredes le parecían tan diferentes de todo lo que recordaba. Se mantuvo absorta algunos minutos, observándolo todo y a todos. Desde sus maneras de vestir hasta sus comportamientos. Era demasiado movimiento y vida dentro del lugar lo que le desconcertaba. Finalmente, volvió el rostro a quien estaba con ella. Tratando de recordar lo que él decía antes de entrar, dio con aquella historia de su hermano y la de los dragones. De alguna manera, escuchar de las familias de otras personas le parecía un tanto reconfortante. Si él podía hablar de su hermano con tanta ligereza, probablemente no era la única familia que estaba junta en aquel lugar. -Esto es una locura... - Comentó, sentándose lo más cerca de él que pudo pues no le gustaba gritar y parecía ser la comunicación por excelencia en ese tipo de lugares.- ¿Tienes más familia? - Preguntó. Quería escuchar algo amable antes de decidir si aquel lugar le gustaba o le molestaba.

Llegamos por fin al Moulin Noir tras una larga caminata bajo la neblinosa noche londinense, pudiendo entrar al lugar sin problemas. La protección mágica que realizaron esconde la zona de los ojos del enemigo, para que no sea atravesada por visitas no deseadas. Nosotros no somos nada de eso, por tanto la protección no se aplica a nosotros. Al pasar al local observamos que sigue sin reparar el boquete, y que no está muy concurrido que digamos, no para como lo he visto otras veces. Tampoco veo por allí a la actual dueña, Indira, ni a mucha gente conocida, a excepción de Edhel, el hermano de Lyran. Lo saludo alzando una mano, mientras nos dirigimos hacia la barra, sentándonos en un taburete bastante cerca de la muchacha que pide whisky. - Ponme lo mismo que a ella.- señalo un instante a Scar con la cabeza, que es la que acaba de pedir el whisky. - pero que sea un Four Roses.- aclaro a quien sirve las copas, esperando que tenga de eso en concreto. Es lo que solía pedir mi padre, y de vez en cuando me gusta tomarlo.

- ¿Tú qué quieres, Juliet? seguro que un dragón tiene mucho aguante bebiendo. Respecto a lo que has dicho antes...no sé por qué os dicen que es una vergüenza lo de la forma humana. Seguro que también hay dragones excesivamente tradicionales para permitir adoptar la forma humana. Pero puede tener ventajas...pasar desapercibido para los cazadores de dragones.

La pelirroja parece algo incómoda en este sitio, tal vez porque no esté acostumbrada a tanto jaleo, o a estar rodeada de más gente. Normal, después de haber pasado años en el Coliseo. Cualquiera estaría asalvajado. - ¿A qué te refieres con lo de locura? Los ruidos pueden ser molestos...pero si te fijas bien al menos son los ruidos de gente hablando, riendo, divirtiéndose en definitiva. Se echa de menos hoy día. - asiento a lo de tener más familia, sonriendo con cierto orgullo, aunque no los tuviera a todos cerca. - Bastante. Aunque es un poco largo de explicar...tengo un hermano y dos hermanas más pequeñas, pero viven lejos, se fueron con mi madre hace años. Y mejor, así están seguras. También tengo una medio hermana que vino de Japón hace unos años, y un medio hermano, el que te he comentado antes. - ya que me pongo a explicarlo lo explico bien, aunque antes omitiese lo del medio hermano. El asunto de mi padre ahora convertido en vampiro ya es más complicado de explicar. - Aunque también puede decirse que considero a otros amigos de la Resistencia como familia. ¿Tienes tú alguien a quién puedas considerar así?

Mientras entraba tras el hombre con quien iba, pudo ver como saludaba a personas y parecía reconocer a otras tantas. Iba en su elemento, perfectamente camuflado por las apariencias y la confianza como era posible. -¿Yo qué quiero? - La pregunta la dejó atónita mientras trataba de pensar en ella, pero escuchando atenta a lo que él decía. No fue hasta que habló del aguante al alcohol que se dio cuenta de que la pregunta no era sobre qué quería en la vida ni nada similar. Terminó pidiendo un 'lo que sea' al barista, que se tradujo simplemente en un tarro de cerveza, helada y con pinta de amarga.- ¿Qué haz pedido? - Ignorante del nombre, solo le quedaba preguntar.

- Es muy útil. Además que no supe que era dragón hasta muy tarde. Como humano nadie me ha molestado, nadie presta atención.- Dijo tratando de que su voz se escuchara, aunque hablaba bajo. Seguía embobada con los colores, ahora sobre todo con los de las botellas detrás de la barra. Para ella, los sonidos eran justo iguales que los de quienes alentaban desde las butacas en las batallas. Tomó un respiro profundo, como hacía antes de cada pelea, y logró enfocarse en el presente. Tras beber y aguantar para no escupir su primer trago, asintió.- Es... como si no hubiera mañana. No sé de qué ríen.- Susurró mientras observaba con detalle al contrario, tratando de saber por qué él reiría en medio de la guerra. Después lo entendió. - Tienes una madre y cinco hermanos... Tienes todo.- La sonrisa que el contrario dejaba relucir le señalaba que estaba bien con su familia. Aquello le hizo sonreír de vuelta, suficientemente sincera como para alegrarse por él.- ¿Qué te hace falta? - Aparte de paz, estabilidad y un buen psicólogo, no encontraba algo que él pudiera desear.

A su última pregunta, respondió rápida:- No.- Atajó directamente, observando su bebida que se calentaba entre sus manos.- No hice lazos con nadie. No pregunto nombres ni historias... Tu te haz presentado solo. Y me haz dicho tu nombre, de tu familia y de todo.- Murmuró, un poco contrariada, pues la gente normalmente se guardaba de ella todos esos detalles.- Me haz confiado mucha información...

Permanezco quieta esperando una señal de interés a mi pregunta con los ojos perdidos y los sentidos anulados en la dichosa barra. Demasiado ruido, demasiada gente cómo para curiosearlos sin la tranquilidad que me da un vaso en mano. Mi embriaguez se perturba por un momento, escucho 'whisky' y mis sentidos reaccionan mirando rápidamente extrañada a un hombre alto vestido de negro y luego a su acompañante. Una chica joven, casi de mi edad con un pelo precioso, Pienso en mi madre y en lo que disfrutaría peinándoselo.

Doy unos pasos más a la barra ante lo que parece un suculento vaso de whisky preparado para mí, antes de dar el primer trago, lo huelo, y vuelvo  dar un segundo trago prácticamente como si fuese agua. No, no parece un whisky normal. Aunque después de haber bebido semejantes matarratas este whisky me parecía incluso irlandés. Miro fijamente al tipo alto de mi lado intentando averiguar si mi whisky es igual al suyo. Ahora sí, puedo mirar a la gente de alrededor con total tranquilidad. Vuelco otra vez mi mirada en la joven pelirroja y contemplo simpáticamente su mueca para intentar tragar lo que fuera que estuviese bebiendo. A pesar de parecer tener casi mi edad, todavía me inquieta ver a mis coetáneos beber con tanta moderación, o incluso desagrado, mientras aquí yo... Bah, doy otro trago rápidamente y me vuelvo a mirar a la joven pelirroja. - No lo huelas, traga rápido. -y continúo mirando al frente apoyada en barra sin ser consciente si quiera si me estoy tambaleando o no.

No tardan más de un par de minutos en traer lo que he pedido y lo que ha pedido Juliet, que en realidad lo ha dejado a elección de quien atiende la barra. Podrían haberle traído algo muy caro, pero al final es una jarra de cerveza nada más. Doy un trago a mi bebida, con bastante calma, dejando después la copa en la barra de nuevo. - ¿Esto? es bourbon, lo otro sólo era la marca que he pedido. Es lo que suelo pedir cuando no tomo cerveza. - la miro un tanto extrañado cuando me cuenta que se enteró tarde de lo que era, siendo este el primer caso que oigo. No sé cómo será en el caso del dragón de la Brigada, pero me hace darme cuenta de lo ignorante que soy en el tema de los dragones. Tal vez porque durante muchos años los he temido, nos tenían bastante controlados en la zona de Bastion. - Y a los dragones los temen, aunque los cacen...puede que hubieses estado más segura, que no te hubiesen capturado. Aunque ya es tarde para lamentaciones, lo hecho, hecho está. - pego otro trago al whisky, esperando no haberla molestado con ese posible escenario en el que ella habría salido mejor parada de haber usado su forma más fuerte.

- Nosotros las pasamos bastante putas con un dragón negro bastante mafias que quería devorarnos o abrasarnos cada vez que pasábamos por la zona que controlaba. Lo malo es que estaban aliados con el Ministerio para tener a nuestro grupo ahí acojonado. No he tenido muy buena percepción de los dragones, la verdad...aunque últimamente estoy cambiando de opinión. - ya he conocido a un par que parecen buena gente, Nery y Juliet, así que tendré que replantearme de nuevo mis ideas. Ahora soy yo el que se ríe a medias por el comentario asombrado de Juliet, extrañada porque la gente se comporte así en el bar. - Pues precisamente por eso se ríen. Por si no hay mañana. Tienen que aprovechar. - le comento bajando un poco la voz, de manera cómplice como si acabase de descubrirle un secreto. Después hago un gesto de no estar completamente de acuerdo con lo de tenerlo todo. - No me quejo, sé que parte de mi familia está lejos y a salvo, pero casi nunca los veo. Y bueno...hay algunas cosas más que no te voy a contar ahora porque no es el momento, pero me haría falta volver el tiempo atrás para algunas cosas, y que esta maldita guerra terminase de una vez. Pero eso supongo que es lo que quieren todos. - En cierto modo me da algo de lástima que Juliet no tenga ningún vínculo al que aferrarse, estando tan sola como parece estar. A mi no me ha costado mucho hablarle de mí, ni me ha parecido peligroso. - Te he dado información, sí, pero nada que no tengan ya de mi. Ya me tienen fichado. Así que si eres una espía poco vas a sacar de mí. - añado a modo de broma, pegando otro trago a mi bebida mientras escucho el comentario de Scar.

- Ella lleva razón, cuanto más rápido bebas, mejor. Sobre todo al principio. - me fijo un poco mejor en la joven que nos ha hablado, que estaba ya aquí cuando llegamos. Ella parece que lleva más rato bebiendo, en solitario al parecer. A mi no me suele gustar beber solo, a no ser que sea uno de estos momentos en los que estoy bastante huraño y me apetece desconectar de todo y de todos. Por eso decido intentar entablar conversación con ella, o al menos ver por dónde van los tiros. No me suena su cara de haberla visto por aquí, así que habrá que tantear. - ¿Tú llevas unas cuantas ya? aunque no parece que seas de esas personas que cuando beben un poco van hablando de más. - lo sé porque conozco bastantes borrachos que en cuanto beben de más tienen una verborrea incontenible o se ponen a contarle de todo al que tengan más cerca. Ella se ha mantenido bastante prudente desde que entramos. - Únete si quieres, pensaba pedir una ronda de chupitos, para celebrar su llegada a la ciudad. - añado de manera improvisada, señalando a Juliet con un gesto de la cabeza y pidiendo al camarero que traiga tres de lo que él elija, a ser posible de lo más fuerte que tenga.

Mientras observaba a las personas bailando en un pequeño lugar sin mesas algo lejos de ellos, captó las palabras de su acompañante. Sobre todo el bourbon, sabía que lo había escuchado y visto antes, en las estanterías de su casa. Eso, sin quererlo, la animó un poco por poder recordar aquel detalle.

Aquello de estar más segura, no sabía si podía estar de acuerdo, pero de haber sabido utilizar sus poderes habría podido defenderse al menos.- Haz tenido bastantes dragones en tu vida según veo... Tengo competencia.- Bromeó con una suave sonrisa pues le gustaba escucharle hablar de sus aventuras. Transmitía algo con sus palabras y su voz que le hacían transportarse al lugar.- Me acabas de decir que que puede ser la última noche y ahora dices que no es el momento...- Susurró, atrapándolo con sus palabras, aunque entendía perfecto que un bar podía no ser el mejor lugar para hablar del pasado, por más alcohol que hubiera.- Te aseguro que en tu 'fichaje' no dice que tomas bourbon Four Roses cuando no tomas cerveza... Ni de tu moneda mágica.... Ni que te gusta robar espadas a las chicas.- Dijo, bastante segura de que el primero no era un detalle que todos tuvieran presente de él. Eran ese tipo de cosas, costumbres, que solo la gente observadora entiende. El resto fue por hacerle reír un poco.

Sorprendida, su sonrisa se desvaneció de a poco, volviéndose con la chica cuando el consejo llegó a sus oídos. Lo intentó de inmediato, tomando todo lo que pudo de una sola vez, aunque solamente fueron un par de tragos y sabía igualmente amargo. La gente de la ciudad parecía diferente. En el campo nadie le molestaba para nada, y en aquel lugar las personas parecían acercarse a ti para charlar si eras desconocida. Parecía una especie de hermandad secreta, aunque por la pinta del mago no podía asegurar que se conocieran. Un poco cohibida por el hecho de que alguien más le hablara y las miradas furtivas que la chica lanzaba en su dirección, bebió un poco más de su vaso y escuchó tranquilamente la conversación. Él también era observador con la chica; lo pudo saber en cuanto mencionó que no era de las que hablaban de más. Se preguntó, por un instante, qué había pensado de ella durante el día, desde aquel árbol hasta aquel taburete donde estaba sentada. Sin embargo, ver que estaban por 'celebrar' su llegada a la ciudad le puso una sonrisa en los labios. Al no saber que decir, le respondió a la chica por el consejo con un simple 'gracias'. Era lo menos que podía hacer después de su ayuda. La ayuda de ambos.

Continúo enfrascada en el sabor de aquel curioso whisky, y en el ambiente que para nada estimulaba mi ánimo. El lugar parece un falso refugio de gente que intenta negarse o evadirse de las barbaridades del exterior. Pero ¿qué voy a criticar yo de ellos? La diferencia es que muchos de ellos buscan una feliz vía de escape, yo no huyo, pero cada uno tiene su droga, su propia tortura, y no huimos de esta realidad. Sigo el contorno del filo del vaso ya casi vacío con mis escuálidos dedos y me concentro en el sonido que retumba en el líquido de mi vaso.

Quizás una de las cualidades que me facilita el alcohol sea el de la concentración. Levemente escucho a la pareja de mi lado que continúan hablando. No lo hago por curiosidad pero en raros momentos necesito escuchar a alguien, sentir que quizá no sea yo la única que lleve un desastre de vida, y aunque hoy no sea el caso, ni utilice información de las vidas ajenas para nada, hay pocas cosas en este bar que me llamen la atención, siempre es de agradecer alguna persona discreta como la pareja de mi lado. Intuyo por un par de palabras que no son humanos, dragones quizás. ¿Que más da a estas alturas? Me llegado a llevar mejor con demonios que con mi propio padre.

La chica obedece a mi consejo rápidamente y el hombre de negro me respalda, me quedo un poco extrañada. Nadie suele hacer caso de esta loca borracha con cara de esquizofrénica. La miro atenta mientras esbozo una pequeña y fraternal sonrisa, aunque parece que a la joven sigue sin gustarle la bebida. Su acompañante mientras me observa, aunque yo sigo pendiente de la pelirroja, soy consciente de ello pero no me impulso a responderle la mirada. Y voilá. La pregunta de siempre. Creo que en otro lugar estaría tambaleándome, cantando quizás, aquí sin embargo me estoy conteniendo, y aún así me preguntan que cuántas llevo. No puedo evitar reírme pícaramente. - Nunca las suficientes. - y me vuelvo a dirigir a todavía sonriente al vaso con complicidad como si fuese parte del diálogo. El tipo parece agradable, aunque haya comenzado la conversación con la misma pregunta que todos, bastante cordialmente me invita a unirme a ellos tentándome con unos chupitos. Genial. - ¿Chupitos? - pregunto retóricamente sonriéndole. Me dirijo a la chica. - Si has llegado hoy a esta ciudad, debes de haber visto mucho ahí fuera. - Intuyo que no es humana, mi rostro se vuelve un poco más serio y empático. -Si no te gusta mucho beber prueba con un vodka negro. - Guardo silencio  unos segundos, caigo bruscamente en que todavía no me he presentado. Es maravillosa la simpatía que a veces me provoca la embriaguez. - Por cierto, soy Scar, o Alexa. Como queráis. - Y también son 'maravillosos' los balbuceos indecisos de cuando caigo en la cuenta inocentemente de que estoy siendo sociable, muy raro en mí. Vuelvo a mirar al chico. - Y el nuestro será... ¿absenta?

Tras una buena caminata conseguimos llegar desde el metro hasta el Moulin Noir, justo a donde le pedí a Antonio que me llevara, para ver si encuentro aquí a alguien que pueda ayudarme a llegar al hospital que tienen en la isla Ouroboros. Indira suele estar por aquí porque es la dueña, y si no es ella espero que haya alguno de los que saben cómo llegar, que este bar está bastante concurrido casi siempre. El padre de Bastet decidió cargarme a la espalda para aligerar el paso un poco, y también porque me vio bastante jodido ya por culpa del veneno que me metieron. Por el camino protesto un par de veces para que me deje andar e ir guiando, pero él no parece tener mucha intención de dejarme y yo tampoco tengo demasiadas fuerzas para discutir u oponerme.

- Aquí...es aquí el lugar que te decía, gracias por acercarme. Puedo entrar caminando.... - Qué menos que eso, aunque no sea el mejor momento para invitar a copas. Ya en la puerta del bar insisto en que me deje bajar, necesito entrar andando para fijarme bien en quién hay dentro. Al poner un pie en el suelo me tambaleo un poco, pero después consigo abrir la puerta del bar para pasar dentro, aunque me cueste y vaya despacio. - Pasa si quieres, por lo menos te invito a una copa, ya que me has ayudado. - lo invito a entrar para que no se quede en la puerta, esperando que me siga. Ya en el interior me dejo caer en el primer banco que hay, uno que queda justo pegado a la pared, donde puedo apoyar la espalda. No veo por allí a nadie que conozca, únicamente a Johan, y no sé si él tendrá la más mínima idea de dónde esta la isla esta. Me paso una mano por la cara de arriba a abajo, riendo después por lo bajo extrañamente, tal vez un poco en plan delirio por la fiebre.

- Vale, voy a palmar absurdamente. No está la persona a la que buscaba. Sólo está ese...- le comento a Antonio señalando a Johan con el dedo.- es familia, pero creo que no me sirve...además, creo que está de ligoteo. Sí, mira...con dos a la vez. Vaya un sinvergüenza. - desvarío un poco metiéndome con él, dirigiéndome después a Antonio. - Pide lo que quieras, yo invito...gané pasta por matar a un pedazo de troll que casi me revienta. - dejo en la mesa un pequeño saco de monedas, la recompensa que me dieron en el pueblo por matar a aquel bicho.

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PS: 53- 5 (veneno, post 5º)=48

Pego otro buen trago de mi bourbon, asintiendo nada más terminar a eso de demasiados dragones. Pero es que no todos eran tan "majos" en apariencia y actos como los últimos que he conocido. - Uno nos tiró abajo media base, y se zampó a alguien delante de nosotros. Es como...como si tú ahora mismo dijeses que te vas a merendar a todos los presentes en el bar. - comento como ejemplo un poco exagerado, pero ella podría hacerlo si quisiera al adoptar su forma. Entorno la mirada al darme cuenta de que me ha liado con sus palabras, apoyando después el mentón sobre el puño, con gesto pensativo.

- A ver...sí y no. Puede ser la última noche, pero no es el momento porque no son historias alegres, así que muchas de esas historias no merecerían ser contadas hoy. No vale la pena rememoras lo triste en un momento en que quieres divertirte. ¿ Comprendes a lo que me refiero? Por eso no es el momento. Además, te acabo de conocer, sería uno de estos viejunos que cuentan sus batallitas y penas al primero que pasa. - sé cómo son ese tipo de personas, que empiezan a contarte las cosas sin haberlas preguntado. Un poco puede estar bien, pero mucho satura. Después me enumera los detalles míos en los que se ha fijado. - Efectivamente, eso no aparecerá en ninguna ficha. Para ellos sólo soy un...terrorista, o eso he leído por ahí. - la palabra terrorista no debería ser pronunciada a la ligera fuera de los muros de la base, pero bueno, ahora se supone que esto es seguro. Y volvemos a lo mismo, ya saben quién soy, no pasará nada que yo no espere.

Scar entra finalmente en nuestra alcohólica conversación, diciendo que nunca son suficientes, a lo que alzo mi vaso hacia ella, como dándole al razón. Después bebo un poco más, haciendo un gesto con la mano para que venga a unirse a nosotros si quiere. A Juliet le ofrece algo más suave para empezar, o relativamente suave al menos, pero para nosotros propone empezar con algo más que fuerte. Hace bastante que no pruebo la absenta, sobre todo porque si voy a beber prefiero que sea en la base, que no me pillen con las defensas bajas. - Que sean dos absentas y un vodka negro. ¡ Y la siguiente ronda que sea un Aliento de Dragón! - le pido a quien se encarga de la barra, indicando el número con los dedos. Después me vuelvo a la morena para presentarme, aunque al dar dos nombres tampoco me decido por cómo llamarla. Creo que optaré por Scar, me da la impresión que le pega más. Extiendo la mano hacia ella para estrechársela, presentándome también. - Johan Black. Y ella es Juliet. - Juliet a secas, pues no me ha dicho su apellido todavía. Igual me he adelantado y quería presentarse por ela misma. - ¿ Y tú, recién llegada a Londres? Has tenido suerte de encontrar el bar abierto, ha estado ocupado por un grupo poco deseable durante una temporada. - la tanteo así un poco, pretendiendo saber de qué palo va.

Ella se sienta sobre la ropa y la toalla mientras me baño, aaaahhh el agua se siente tan bien después de tanto tiempo, me estiro y trueno mis articulaciones, luego levanto mi antebrazo donde esta mi tatuaje, muevo mis dedos- puedo sentir que la magia esta asentándose, como te sientes? -ella solo movió la cola de un lado a otro, me costaba aun comprender lo que pensaba, aun la conexión no esta 100% restablecida pero esta mucho mejor que antes, me lavo mi cabello y me sueno la nariz, adiós maldito olor a sangre.

Cuando por fin me salgo, me seco todo, y me pongo la ropa, me doy cuenta de las dimensiones reales del otro hombre allá afuera, y aun así me queda apretado en los hombros, me arremango la camisa hasta el antebrazo, y le hago ruedo a el pantalón y me pongo mi chaqueta encima, al menos ese no se mancho tanto, lo limpie con un poco de agua; me paro frente al espejo, pero en vez de poner mi cabeza frente al espejo, bajo mirando a Ella- como me veo, doll?- ella se esponja un poco- ah entiendo- sacudo mi cabello un poco, mientras ella me pasa, dejando a mi alcance mis lentes- thank you doll- dijo con acento que le gusta, pongo los lentes, doblo la ropa sucia y cuelgo la toalla cuando por fin salgo afuera, con ella siempre vigilante en mi hombro.

Estamos listos, gracias por la ropa, me siento enano ahora- digo hacia Edhel, moviendo un poco la cabeza hacia el, pero luego muevo mi cabeza hacia ambos lados- ahora hay mas gente de lo que recordaba, no suenan a tus amigos

-En realidad no he comido bien en un tiempo, no sería mala idea.- Bromeó con una sonrisa ligera. No creía que el alcohol le estuviera embotando los sentidos, pero sí la ponía más extremista con sus actitudes: más sonriente, menos recelosa que de costumbre. Asintió a todas las palabras del chico con suavidad. Escuchó todo aquello de los malos momentos y los tristes recuerdos, pero solo se pudo concentrar puntualmente en lo bien que tenía la nariz para ser hombre. Podía apostar que alguna vez le habían dado algún golpe en la cara, pero sus facciones seguían bien. Sin poder evitarlo, mientras él hablaba se quitó un guante de la mano con un movimiento muy lento, más que de costumbre en ella.- Vale, entonces si es un momento de divertirse me sacarás a bailar.- Decidió firmemente, y acercó su mano desnuda al rostro del contrario. Cuando estuvo justo en frente, le tocó deslizando suavemente la punta de su dedo índice desde el ceño hasta la punta de la nariz. -Tu nariz es...- Al escucharlo decir 'terrorista' pasó rápidamente el índice de su nariz a sus labios, presionándolos con suavidad, un poco sorprendida y sin terminar la frase que había iniciado.

No pasó mucho tiempo entre eso y que la chica morena le volvió a mirar. Esta vez con aquella sonrisa tan... no sabía qué, pero tenía algo de maternal que le obligaba a voltear el rostro y pensar en cosas de la vida.- Vi muchas cosas, sí, cosas que nadie debería ver, pero no he visto 'la guerra'.- Ella había estado encerrada, librado sus propias batallas, pero ellos habían visto de frente el rostro de la guerra. Al menos ya sabía el nombre de la chica... y Johan estaba contándole del propio. La identidad era algo que guardaba normalmente, pero aquel lugar lo hacían todo de manera diferente. Cuando las bebidas llegaron, hubiera preferido una de las de colores exóticos que la negra, así que hizo una pequeña mueca mientras la tomaba y, tontamente, la olisqueaba antes de darle un sorbo. Al menos lo del aliento de dragón le hizo gracia y le facilitó el tragar aquella bebida.

Mientras Johan tanteaba a Alexa, un escándalo diferente captó su atención. Hasta ahora, ninguno de los comensales había hecho demasiado ruido. Por encima del hombro, escuchó la conversación, y alcanzó a ver como apuntaba con el dedo a Johan mientras hablaba de muertes, ligues, vergüenza y trol en trocitos.- ¿Es tu hermano? - Preguntó al ver el rostro del nuevo Black, justo tan perfilado como el del mayor pero con rasgos menos endurecidos y menos afables.- Puedo sacarlo de su sufrimiento... si quieres.- Bromeó con un humor un poco negro con una frase adquirida del coliseo. En aquel lugar solo significaba matarle, pero ella podía sanarle... y matarle también. Mientras observaba al chico, seguía bebiendo de a poco el medio trago de vodka que le quedaba. No llevaba prisa, además de que el sabor le obligaba a ir despacio.

Este lugar cada vez colapsa más. Pareciera que suben más la dichosa música cuanto más movimiento de gente hay. Aunque no miro para ningún lado más que para el frente siento el trajín en los pisos superiores, a mis espaldas, en la puerta del lugar, continúan entrando individuos y juego en mi cabeza a adivinar qué raza serán. ¿Qué serán la pareja de mi lado? Fácil, con escuchar levemente su conversación confirmo que uno de ellos al menos es un dragón. Termino de beber lo que hay en el vaso. Me apetece beber algo más duradero y suave, una cerveza de trigo quizás. La pido al camarero, tal vez un poco borde.

Se abre la puerta del lugar, vuelvo la cabeza hacia él, entra un hombre tambaleante, 'Otro, menudo pedal lleva', pienso. A mi lado escucho un poco de la conversación. No puedo evitar murmurar con rabia: -Terroristas... qué cabrones. - no sé exactamente bien de qué habla, de su anterior bando en el absurdo de esta guerra quizás. Me sentí levemente identificada. Terroristas... quizás es así como se dirige mi padre a mí cuando habla con cualquiera. Basta de pensar en aquello o acabaré pateando alguna mesa.

Como imaginaba la joven ha estado un tiempo fuera de esta ciudad, al menos antes de que pareciese segura. Aunque me dice que no ha estado en 'la  guerra' le asiento con la cabeza, es mi gesto de comprensión, hay pocas cosas que decir sobre lo que hay ahí fuera, y no creo que yo le cuente nada nuevo. Mientras tanto, el chico ya ha pedido y nos han colocado los nuevos chupitos. A la vez ha pedido para la siguiente ronda unos Aliento de Dragón y no puedo evitar echarme a reír por unos breves segundos y miro a la chica, estoy casi segura de que es un Dragón, qué ironía. El chico finalmente me cuenta que se llama Johan, ella Juliet. Cuando veo su mano extendida, la miro interrogante. Odio el contacto físico si no llega a mayores. Sin embargo, antes me quito la chupa de cuero, la dejo mal doblada encima de la barra, huelo brevemente el absenta, y extiendo mi mano a la suya fuertemente, mirándole fijamente a los ojos. Miro a Juliet, no tengo intención de darle la mano también a ella, así que la miro en un intento de mueca simpática. Supongo que es lo normal pero Johan comienza a indagar sobre mí, o quizás simplemente intenta establecer una conversación mínimamente recíproca. Tras su pregunta sobre mi llegada a Londres, bebo antes mi chupito de un sólo trago, y respondo: -Sí, he llegado hoy, estuve un tiempo haciendo negocios y ahora vengo a gastar lo que ganado. - respondí cansada - este bar... es la primera vez que vengo, supongo que algún capullo de alguno de esos... - me callo para pensar mejor qué decir - ¿Qué capullos has estado aquí esta vez?- No sé cómo seguir, no me suelo interesar por Londres desde que me fui, desde que sé que mi familia no está aquí. Noto por otro lado a Juliet un tanto evadida de la conversación, con la atención puesta en el supuesto borracho que a duras penas entraba por el bar. La sigo y volteo la cabeza hacia ellos que se encuentran sentados en un banco, mirándoles por encima del hombro. 'Quizás no va tan borracho', pienso. Juliet apunta que ese tío señalaba a Johan, como si lo conociese. La pelirroja bromea con algo que no alcanzo a entender del todo mientras presto atención al chico del banco, caigo en la cuenta de que su estado se debe más bien a una enfermedad o algo así, su cara tampoco parece la mejor, la típica de una fiebre. Echo mano a uno de mis compartimentos del cinturón, sí... llevo mi ungüento. Tal vez le sea útil a ese tipo, pero prefiero ser prudente. Sin dejar de mirarle por encima del hombro, le digo a Johan: -Pues tu amigo anda bien jodido.

"¿Este joven cuando se va a callar?"

Fue lo que más pensaba mientras llevaba a Reiv en mi espalda hacía aquel lugar, pero este no dejaba de protestar de que quería caminar y bla bla bla, obvio que ignore todo eso y seguía caminando. Zeus iba en la espalda de Night cómodamente, ya que en mi hombro no se puede poner -¡QUE TE BAJES ZEUS!- le gritabas Night a este, ya que llevar esa ave en la espalda y para su tamaño era divertido, -Hasta que el señor Antonio no baje a ese humano no- era lo que casi siempre le respondía Zeus con serenidad, más opuestos imposible estos dos. La caminata se volvía agotadora, ya que no había descansado bien y necesitaba comer algo, ademas de que el joven seguía protestando era algo fastidioso.

Cuando por fin entramos observo el lugar, un bar la puta madre es lo que he evitado desde que mi mujer falleció, el joven a la fuerza bajo de mi espalda ya que obviamente lo iba a cargar hacía adentro, tanteando un poco y manteniendo el equilibrio pudo entrar amablemente me invito a pasar, entre con cara de querer irme para ser honesto pero necesito información de mi hija. Me estaba diciendo que me invitaba una copa, carajo hace años que no bebo y no quiero volver a ese infierno, cuando iba a responder el joven dice que no esta la persona que busca y dice que esta "Este" señalando con el dedo a un joven/adulto en una mesa con dos señoritas más, ademas que dice que es familia y sigue explicando cosas y yo, bueno solo escuchaba lo que me decía no iba a decirle que estaba mal decir eso ya que supongo que tendrá sus motivos o ¿no?.

-Tranquilízate por un momento, si no sirve déjalo vivir en paz y si esta con dos mujeres, en eso no meto opinión- digo en tono, nuevamente, frío y seco ya que me molestaría que me trataran así me acerco al joven que se sento ya muy agotado. -Solo agua o jugo, alcohol hace años que no tomo y no quiero tomar, pero primero veamos quien te puede ayudar- comencé a observar el lugar y a los que estaba hay. Zeus y Night comienzan a recorrer el lugar. Tal vez encuentre algún otro animal que la haya visto o no.

-¿Alguno es curandero o conoce a alguien para salvar al joven que se muere?- pregunte de forma sería y en voz alta para ver si alguien conocía a alguien o si alguno de ellos sabia curar con magia. Pero luego Zeus y Night vienen y me dicen que hay un animal que conoce a mi hija, así que pido que lo traigan a mi para hablar. Zeus la trajo entre sus garras, una zorra albina, esta estaba muy asustada pero con calma y amabilidad comencé hablar con ella. -Tranquila pequeña, solo necesito que me digas si conoces a mi bebe nada más, se llama Bastet joven de pelo azul- le dije de forma amable y cálida, con los animales soy así ya que ellos tienen esa pureza y eso me llena el alma. -S-si, la conozco es mi familia ahora... pero no se porque se fue- me respondió de forma tímida y al decirme que se fue mi ceño de frunció por la molestia de no verla pero luego la acarició y le digo gracias por ayudarme, ya se que mi hija tiene una zorra, esta pequeña se va rápidamente hacía un joven de pelo azul lo observo de arriba abajo.

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Gente la conversación de Yang la hago yo XD

Aparto la mirada del grupo en el que están Johan y las otras dos muchachas al escuchar lo que dice Antonio, que me tranquilice y lo deje vivir en paz. - Bah...sólo es que a ratos me cae jodidamente mal. Pero a mi me da igual, por mí que haga lo que quiera. - y en realidad así es, pero se supone que no estaría bien que estuviese ligando cuando todavía sigue casado. Tal vez se haya quedado viudo y no me he enterado, o se ha divorciado, vete a saber. No hablamos mucho ni a menudo como para tener esos detalles de su vida. Además, poco me importa ahora, sobre todo cuando tengo otras prioridades nada importantes, como tratar de salir con vida de esta. El hombre que me ha traído rechaza la oferta de la copa y la cambia por zumo o agua, debe ser abstemio o algo así.

- De acuerdo, pues te debo una entonces. - murmuro con voz cansada para recordarle que ya sea en forma de copa o ayuda le seguiré debiendo una en algún momento del futuro, como lo de ayudarlo a encontrar a su hija. Después alza la voz para pedir ayuda o algún curandero, aunque con la forma tan drástica en lo que lo ha dicho seguro que si hay alguno se asusta por la responsabilidad. Si no consigo que me lleven al hospital de la isla al menos tendré que encontrar un sanador, así que ofrezco algunas monedas de las que llevo en la bolsa de la recompensa.

- No sabes venderte...si hay mercenarios sólo se les llama con dinero. - añado alzando la bolsa un instante, que sé por experiencia propia que con premio de por medio nos movemos más rápido.

Después apoyo la cabeza contra la pared, cerrando los ojos porque me cuesta bastante mantenerlos abiertos y todo me da vueltas. Si pudiera subiría a los pisos de las habitaciones de arriba para tirarme en alguna cama a descansar, pero siendo sinceros apenas aguanto sentado y empiezo a quedarme un tanto adormilado. Los escalofríos por la fiebre que sigue subiendo provocan que tirite levemente, así que me cruzo de brazos para tratar de tener menos frío. Abro los ojos cuando llega a mis oídos el comentario de una de las acompañantes de Johan, que hace una sugerencia muy sutil sobre matarme, o así al menos lo interpreto yo.

- ¿y a ti quién te ha dicho que esté sufriendo? - replico de manera desafiante aunque obviamente sea una pregunta absurda teniendo en cuenta la pinta que debo tener. - Además, si me matas no hay dinero...o sí...pero tendrás que arrancarlo de mis manos frías y muertas y...te joderé con apariciones fantasmales. Eso es...seré el puto espíritu alma en pena del bar, hundiré el negocio...A nadie le gusta que le amarguen la hora de la fiesta con fantasmas...- divago un poco antes de volver a cerrar los ojos, murmurando alguna cosa más sin sentido.

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PS: 48- 5 (veneno, post 6º)=43

Lo de no comer bien en estos tiempos es habitual, escasean los recursos y no hay muchos, pero en la base no nos apañamos mal del todo. - En ese caso debes venir luego a nuestra casa a probar uno de esos guisos de jabalí que hacen los cocineros, estarás comida para cuatro días casi. - Cuando se quita el guante casi me pienso que me va a retar a un duelo, pero en lugar de eso acaba poniendo un dedo en la punta de mi nariz después de pedirme que la saque a bailar. Después baja rápidamente su índice hasta mis labios en cuanto digo la palabra terrorista, dejando ella su frase a medias. Puede que el escuchar esa palabra no le haya gustado nada, pero es lo que nos llaman. Scar también murmura algo sobre eso de los terroristas, aunque todavía sigo sin saber muy bien a qué bando pertenece. - Siempre depende del punto de vista desde el que se mire, o de la manipulación de la información. A ellos les interesa llamarnos eso para justificar su guerra. Es lo que hacen en sus malditos periódicos. En realidad ninguno somos unos santos, ninguno de los bandos. Pero de ahí a manipular de ese modo...- Le hago después un gesto a Juliet como para que termine lo que iba a decir antes, aunque no añado nada más.

Respecto a su pequeño toque en la cara no me molesta en absoluto el contacto físico, soy bastante sociable y no me supone ningún problema, así que sonrío ligeramente tomando eso como una muestra de confianza. - Eso está hecho. Que desde la última fiesta que hubo ya ha pasado bastante. - fue en Halloween, y la verdad es que no pude estar demasiado rato, pero sí bailé un poco. Para bien o para mal la familia Black era muy estricta con eso de aprender bailes de salón y demás para reuniones sociales, así que desde bastante joven me tocó practicar.

Después nos traen los chupitos, así que dejo la copa sobra la barra, repartiendo los respectivos vasos para cada uno. Las presentaciones pertinentes ya habían quedado hechas tras el fuerte apretón de manos que da Scar, cosa que me agrada, que saluden con firmeza y no con una de esas manos blandurrias y amorfas que se quedan muertas al saludar. Bebo el chupito también de un único trago, sin chocar los vasos ni nada, escuchando después el relato de la chica. Lo de negocios puede ser muchas cosas, pero excluye que sea de la Alianza, en teoría. - En otros tiempos Londres habría sido un buen lugar en el que gastarse lo ganado, pero ahora deja mucho que desear. ¿Tienes ya alguna idea de cómo te lo quieres gastar? si no te importar responder, claro. - bebo ahora un poco de mi bourbon para que se me quite un poco la quemazón de garganta que me ha dejado la absenta. El boquete de la pared todavía sigue sin arreglar, así que me sirve para seguir el hilo de la pregunta de Scar, respecto a qué capullos fueron esta vez. - La Alianza. No sé qué interés tendría en un bar, pero lo tomaron. Tal vez para tener controlados a los que estaban aquí, o hacer redadas, vete a saber. Se están llevando a gente a los campos de concentración, cada vez que desaparece alguien tememos que esté allí. -

En ese momento la conversación se ve interrumpida por la aparición de Antonio Abad, que hace una petición bastante extraña. O bueno, no tanto, teniendo en cuenta que en más de una ocasión llegan heridos a este bar. Lo malo es que viene con Reiv, que está sentado al fondo del bar apoyado contra la pared y con bastante mala cara. Juliet enseguida me pregunta que si es mi hermano, y Scar también comenta la pinta de jodido que tiene a lo que no me queda otra que asentir con cara de sorpresa todavía. - Sí, es mi hermano...joder...a ver qué ha hecho ahora. Este crío siempre metiéndose en líos. - me levanto del taburete, aunque me detengo un momento antes de ir, al escuchar la sugerencia de Juliet. Voy a responder, pero antes se me adelanta Reiv, diciendo un montón de tonterías. Resoplo yendo hacia donde está él, fijándome en que además de la mala cara tiene pinta de venir de una pelea, ya que lleva un brazo herido y algunos golpes, aunque no parecen graves. Pongo una mano en su frente un momento, comprobando que tiene una fiebre bastante alta, pero dudo que sea infección puesto que las heridas parecen muy recientes. - ¿ Qué ha pasado?- pregunto en general tanto a Reiv como al que lo ha ayudado a venir, confuso porque no me cuadra lo que veo.

¿Los cocineros? ¿Eres el rey y no me he enterado? - Preguntó extrañada. A menos que viviera en una mansión y fuera el rey de Inglaterra no podía pensar en por qué debería de tener cocineros. De algún u otro modo, el pensamiento del rey con cocineros no cabía en lo del terrorista que apabullaba a la ciudad.- Terrorista es una palabra para quien infunde terror y destruye... Ya no hay nada que destruir. Ni material ni social. Todo está roto.- Susurró, retirando la mano del rostro del contrario para volver a sujetar su vasito miniatura. A pesar de la aparente invitación del contrario, no continuó con el comentario sobre su nariz. Lo dejaría así por ahora, quizás ya lo descubriría después.

Una sonrisa imprevista, incrédula y grata le llega al rostro cuando él acepta la invitación con tanto gusto. Esperaba que fuera uno de esos tipos a los que no le gusta bailar, pero era todo lo contrario. En realidad era ella la que no sabía hacerlo. Nunca había tenido la ocasión, pero la música le encantaba. Sin mucho que decir, dejó que ambos mercenarios se pusieran al día, escuchando atentamente la conversación. Más que ser una chica que hablaba, prefería escuchar. Las voces y los sonidos eran algo que le llamaban la atención, por lo que podía pasarse horas en silencio, solamente escuchando a extraños pasar frente a ella, hablando de idioteces sin sentido, y ella se sentía a gusto. Sin embargo, una petición en alto hace que todos, aparentemente, dejen sus bebidas y vuelvan la cabeza al chico medio muerto. También la oferta del Black chico y sus alegatos sin sentido, dirigidos directamente a ella.

La preocupación del hermano mayor le causó un tanto de ternura, pero eso no quitaba que el menor había sido grosero con ella, y pretendía hacerle pagar. Levantándose a la vez que Johan, la chica necesitó un momento para volver a fijar la vista. Seguía sintiéndose lúcida, pero el alcohol hacía cosas extrañas. Miró a Scar por algunos segundos antes de seguir al mayor. Volvería, y quería decírselo a la chica, pero con ella simplemente... las palabras no le fluían como con el resto de las personas. Había algo en ella que le hacía detenerse de hablarle, de verla, de existir en su presencia. Sin saber que era, le sonrió rápidamente y fue a donde se encontraba el chico moribundo. Distraído con su hermano logró coger el saco de dinero y lo abrió, observando en su interior el dinero. Tras analizar un poco la situación, cogió un poco y lo guardó en su bolsillo, regresando la bolsa con su dueño. Le mostró una de las monedas a Johan y le sonrió.- Yo pago la ronda que viene.- Susurró divertida. Aquello no era un pago por sus servicios, sino un robo hormiga.

-Es la primera vez que vengo. Si mueres y merodeas no echaré este lugar de menos.- Susurró cuando entregó la bolsa. Por la pinta, el que no tenía heridas con hemorragias y el olor que expulsaba, sabía muy bien de lo que se trataba.- Está envenenado...- Murmuró sentándose a su lado, hablándole casi directamente al oído mientras cepillaba el cabello con los dedos tranquilamente. Quería que lo escuchara claro, que imaginara y sintiera lo que decía. Sin interrumpir a Johan, comenzó a hablar.- ¿Sabes lo curioso de los venenos? Necesitan un antídoto o uno empieza a sucumbir en una muerte dolorosa e insufrible. Primero los sentidos se embotan, luego pierdes control del cuerpo. Si tienes fiebre es porque está atacando tu sistema inmunológico. ¿Tiene fiebre, Johan...? Bueno, no hace falta mucho hasta que quedes paralizado. O incluso... tu sabes como acaban estas cosas. Yo habría preferido algo limpio: una daga, un cuchillo, una espada... Cuando uno está cerca de la muerte se da cuenta de que hubiese preferido que fuera otro su verdugo...- Susurró quitándose el guante que le quedaba y comenzando a guardarlo en su bolsillo. El alargar su sufrimiento era la pequeña venganza inofensiva que tenía por la réplica tan grosera que el joven había hecho. No le agradaba que le trataran mal, nunca le había agradado y era un castigo que no dejaba sin castigar si ella no había hecho nada. Con un par de dedos, tomó la barbilla del chico y le obligó a verle.- Sabes, me haz ofendido hace dos minutos... Te sentencio a ser curado por mi. Así podrás despreciarme toda tu vida.

Una vez terminado, le dio espacio al chico para que se relajara y comenzó a frotar las palmas de sus manos en círculos. A medida que lo hacía una pequeña y muy tenue luz plateada comenzaba a originarse en el centro, pareciendo como si sus manos gotearan agua, más esta no caía al piso sino que permanecía. Cuando más o menos terminó, exprimió sus manos sobre el pecho del chico, dejando caer gotas sobre el corazón. Lo más seguro es que no se sentiría nada. Las gotas no mojaban, pero ayudarían a sensibilizar la zona cuando iniciara la curación.

El joven me comentaba que de a ratos le caía mal el otro muchacho, y por tener muchos rasgos faciales idénticos mas que obvio que son hermanos estos dos, luego de haberle dicho que no bebo me dijo que me debe una y eso es claramente obvio porque si no me hubiera metido lo hubieran matado sin piedad. Este al escuchar que pregunto si había un medico o algo saca monedas, me dice algo que poca importancia le doy ya que si hubiera mercenarios lo preferirían muerto para robarle el dinero.

Se acercan los que estaban en la mesa, dos muchachas y el joven que las acompañaba, este me pregunta que sucedió y con una leve sonrisa respondo -Digamos que gracias a mi esta vivo, si no me hubiera metido tal vez hubieran seguido lastiman dolo, una pelea de tres contra uno. No se quienes eran sino aportaría un poco más de información-. Luego observe que la muchacha de pelo rojo le saca algo de dinero y la observo negando con la cabeza en forma de "Esto es muy bajo" pero luego entre murmuro le digo que no diré nada ya que este le falto el respeto. Luego esta comienza hablar y la verdad que comenta cosas muy obvias a mi parecer, pero preferí no decir nada, -Pero dejar que sufra lentamente por la muerte, por culpa del veneno creo que es un poco mejor que acabarlo rápidamente señorita- le respondo ante lo último que comento. Esta lo toma de la barbilla y le dice que esta sentenciado hacer curado para que luego la odie por el resto de su vida, algo absurdo pero bueno. Esta lo cura y en pocos minutos se sentirá mejor, comienzo a caminar para observar el lugar con Zeus y Night, y al girar mi mirada la zorra blanca me estaba observando desde lejos con un poco de miedo pero a la vez de curiosidad y eso es normal ya que de seguro doy miedo y los animales hasta que me conozcan bien me temen.

Tal vez cuando se mejore del todo me de un poco de información, luego más adelante le cobro el favor que me debe, ya que prefiero guardarlo en ves de usarlo rápidamente sin pensar bien las cosas por ahora necesitara descansar bien y reponer todas las energías que ha perdido por culpa del veneno.

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Luego borro el post de Bastet.

Mientras Johan y Juliet continúan hablando, pierdo por un momento la noción del tiempo y me limito a apoyarme en la barra con los ojos cerrados mientras recorro el filo del vaso con dedo corazón.

Johan bebe también su chupito de un sólo trago, cosa que me agrada aunque no lo conozca y continúa preguntando sobre mi vida, sobre la manera en la que me voy a gastar mi dinero. Odio hablar de esos temas así que sin ni siquiera mirarle le contesto: -Quizás me quede aquí unos días informándome de lo que ha pasado aquí, o quizás haga un pequeño viaje. - doy un suspiro, pienso rápidamente en que le he dado demasiada información, cuando de repente escucho la palabra 'Alianza'. Entonces me da un vuelco el corazón, no sabía que habían estado justo en este bar. No puedo evitar mirarle a los ojos concentrando toda mi atención. No sé exactamente quién es Johan pero intuyo que tiene mucha información.No quiero ilusionarme pero pienso en que quizá he pisado el mismo suelo que le capullo de mi padre. Cuando justo le voy a preguntar más sobre la Alianza, viene un hombre a preguntar si podemos curar al chico moribundo del banco. Me mantengo en silencio, y miro otra vez al chico enfermo, que alza una bolsa de dinero. 'Así se les llama a los mercenarios' dice... Le miro interrogante, nunca me han gustado las personas que dan por hecho algo. De hecho me jugaría la piel a que no es un mercenario o al menos no les tiene mucho aprecio. El clímax de su descaro llega cuando Juliet hace un comentario sobre él, un comentario totalmente fundado en lo que vemos. Y el chaval comienza a lanzar una serie de improperios contra Juliet. Sin apenas asimilar sus palabras empiezo a enfurecerme. Le abriría la cabeza gustosamente, pero también empiezo a tener en cuenta que puede ser parte de su delirio febril. En ese momento oigo a Johan decir que es su hermano, intuyo que su hermano menor. Pongo una leve cara de sorpresa, y Johan se levanta de su taburete, rápidamente lo cojo yo y me siento en él, mirando en dirección al hermano de Johan, impaciente en que termine para continuar la conversación. Juliet también se larga, no antes sin sonreírme en una especie de gesto de disculpa. Yo le asiento con la cabeza. Veo a Juliet coger dinero de la misma bolsa que un rato antes el moribundo había alzado. La contemplo sonriente, como un padre que ve hacer a su hija las cosas bien. Después le planta cara, quién lo iba a decir de esa muchacha tan callada, yo me esperaba algo como que le asara la cabeza con su aliento o le abriera en canal con sus garras. Por un momento pienso en dejarles sobre la mesa mi ungüento de menta y eucalipto, si es humano le bajará considerablemente la fiebre, si no... simplemente le ayudará a mantenerlo cuerdo de sus delirios sin decir gilipolleces. Sin embargo veo a Juliet hacer una especie de magia, después de todo lo que el hermano de Johan le ha dicho todavía dudo si la chica pretende curarle sin más, sin hacerle sufrir antes, o al menos yo no lo haría. Por ahora solamente saco mi ungüento del compartimento del cinturón y lo dejo encima de la barra. Al mismo tiempo le digo en voz baja: -Llévale el whisky más barato que tengas al moribundo de allí - se lo señalo con la cabeza.  Me doy la vuelta mirando otra vez hacia el grupo, pendiente de la magia de Juliet y de la reacción del enfermo, por si necesita un par de puñetazos básicamente.