Calles de la zona residencial humana

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Había estado tranquilamente caminando por Ouroboros, buscaba inspiración para un proyecto antiguo, algo que habían comenzado mis tíos pero que nunca habían culminado. Me gustaba pensar en mí como el más grande Molay de los últimos… 100? No, 200… mmm no, digamos 400 años. Desde que por fin me habían enseñado a acceder a la dimensión familiar, me había dedicado a aprender todo sobre lo que mi familia allí había guardado. Tras más de 10 años aún no había terminado de ver completamente los objetos que allí dormitaban. Sin embargo, quiero creer que ya he llegado por lo menos a la mitad, y he descubierto los secretos de todos aquellos. Pero la última semana había estado estancado en uno en particular, una especie de dado antipático con forma de estrella que había llegado a las manos de un tarartartartartatrtartarta abuelo mío mientras ayudaba a una familia de granjeros a escapar de una de las tantas guerras. Lo gracioso era la etiqueta de este objeto, “Estrella maldita, solo una de sus 48 caras tiene un mal destino, pero una vez que comienza sigue girando hasta caer en esa cara. Parece ser por color, forma y sabor un moco de Satanás”
“Mi abuelo lamio un moco de Satanás,  JeJe… ”

Súbitamente caigo al suelo con una puntada en la cabeza con forma de mi nombre… algo como Jeaaannn te deseoooo, ven a mii guapetooon. Pero no, era distinto, parecía miedo… terror  tal vez.
-Catherine Le Fay-
Recuerdo cuando la conocí por primera vez, yo un niño pequeño que creía que pertenecía a una familia de superhéroes y su deber era salvar al mundo. Ella, un bebé recién nacido, rosa, cachetona, y chillona.
“Poco ha cambiado”
-Bueno… eh…. No sé qué hacer… -
Utilizo mi habilidad y viajo hasta la dimensión familiar, donde la magia y las tecnologías no funcionan (El sitio perfecto para guardar artefactos peligrosos para la humanidad). Una vez allí comienzo a caminar de un lado a otro pensando cómo actuar, qué decisión tomar.
-No es mi deber luchar, no soy un soldado, no soy un guerrero…. Soy un bibliotecario, pero no como el idiota de Sean, sino uno importante, alguien que sirve a la humanidad. Pero no, no puedo dejar que muera, irán en su ayuda otros descendientes y luego ellos también morirán, y luego tendré que tomar liderazgo del concilio, y luego tomar las decisiones de Ouroboros, y luego seré presidente… y... y... –
Intento calmarme porque estoy empezando a hiperventilarme y cuando me calmo cierro mi mente a otros pensamientos más allá que el central, el que importa. Lo que haré.
-Si los humanos no tienen refuerzos aún llegarán en cualquier momento, cientos, miles de humanos según cuanto tardemos en salir de ahí. He de suponer que ya alguien más ha ido en su ayuda. Seguramente alguno de los niños más jóvenes, deben de haber hecho ruido, y mucho. Los refuerzos están por llegar, tienen por lo menos un centinela, un escuadrón de avanzada y uno de combate, si está herida no pudo ser una pistola, no es tan tonta, debe haber armamento especial, y seguramente un francotirador, o dos, o tres. –
“Mmmm”
-Está jodida.-
Comienzo a peinarme, atándome el cabello en una cola de caballo y me cambio rápidamente de ropa, algo ligero, si hay armamento especial no importara que utilice.
-Voy en camino Cate-
Le digo mentalmente sin saber si puede escucharme. Salgo de mi dimensión hacia Ouroboros donde hay un quilombo bastante importante y desde allí me teletransporto a una de las imágenes que reconocí  del “mensaje” de Cait. Cuando llego hasta el local de té (Estos ingleses aman su té) que había reconocido me escondo entre las pequeñas columnas y comienzo a mirar a mi alrededor para evaluar la situación.
“Cate es un legado de la humanidad, es mi deber protegerla. Además de seguro tengo algún hijo por ahí, si muero ellos podrán continuar mi trabajo… si, seguro que dos tengo... La francés y la puertorriqueña, hombre que mujeres eran, logrando que no use protección, en fin… ”
Comienzo a caminar por las calles escondiéndome entre las sombras y esquivando a los soldados que podía ver. Con mi escudo en mano, ya ampliado hasta el tamaño de mi cuerpo. Tras unas calles más peligrosas que feria de descuentos en Navidad llego hasta una esquina en las que veo a Cate contra un basurero y a Ian haciendo de mimo contra una gigante máquina de metal.  Un centinela… solo puedo ver a esa, pero veo en otras calles soldados acercándose, pero están lejos y Cate parece muy incapacitada, pero no creo que sea por el centinela.
“Francotiradores”
Meto mi mano en los pantalones entre las piernas y utilizo mi piercing de  plástico para hacerme un corte en el dedo gordo y saco la mano rápidamente para que nadie piense que me excitaba la escena. Invoco mi espada Yoummu y alzó mi escudo en dirección contraria al centinela y corro hacia él deslizándome de rodillas el último metro y tirando un espadazo a la rodilla del centinela buscando cercenarla.

Me cubro con mi escudo inmediatamente después de herir al centinela en la pierna, quería dejarlo sin pierna, pero que le cueste moverse será suficiente de momento. Los rayos del robot me empujan un poco para atrás pero logro aguantarlos con mi escudo sensacional. Y en ese momento las cosas se ponen raras. Fuego, barreras, y vainas bien arrechas pasando por todas partes.
“Parece una fiesta de Charlie Sheen, pedazo de macho cabrio”
Al oír un disparo me giro y veo un soldado humano apuntando a Ian y enseguida cojo una piedra y se la lanzo a la cara.
-Tranquilización gente! Tranquilización!-
Camino unos pasos en dirección a Cat alejandome apenas del centinela y le hablo en voz normal. La situación se complicaba a cada minuto, y los refuerzos no aparecían. ¡Que había pasado con todos los demás Descendientes? MacBec, la guardabosques, el idiota tragalibros, el autista, la tabla de planchar seria. Tantos que habían jurado ayudar con sus vidas, y no veía a nadie.
-Catelyn, preparada para irte. Ian, deberás entretenerlos un poco, sino no tendré tiempo desacarla a salvo. Humana desquiciada, yo que tú me escapo, pero ya. –
No me interesa porque una humana nos ayuda, pero si no es una trampa, hay algo mal en su cabeza. Su rostro ahora estará en las mismas páginas que los nuestros, y morirá en pocos días.
-¿Vamos famoso centinela, con tan poco me atacas? ¿Es que no deseas atrapar al líder de la rebelión mágica  de la zona suroeste? Pensé que tus jefes ya tendrían fotos mías-
“Si tenemos suerte, caerá en esa. Lo único que saben los humanos son rumores. Aunque ahora que lo pienso, ese centinela me recuerda a un antiguo novio que tuve, y esa humana, a mi última amante londinense. Tío, tengo que cambiar de vida… ”