La Posada de los Muertos

Recuerdo del primer mensaje :



Si tienes un anuncio, aparte de rolear que lo cuelgas aquí, envía un mp a Admin con el contenido de dicho anuncio para que editemos y aparezca aquí. Cuando encuentres lo que andabas buscando, ¡mandanos otro mp o avisanos para que retiremos el anuncio y no se acumulen papeles en el tablon!

Septiembre 2037

Se busca técnico para misión peligrosa. La recompensa será todo aquello que el interesado pueda conseguir.

Preguntar por Rose.



Septiembre 2037

Se buscan mercenarios para diferentes labores, tales como defensa, infiltración, espionaje y realización de nuevos contactos y redes. Se pide discreción. Buen pago, tanto en dinero como en objetos. Se ofrecen también los servicios de un alquimista, desarrollador mágico y con conocimientos que fusionan el uso de la magia y la tecnología. Trabajo para cualquier bando que lo solicite. Los honorarios han de ser de acuerdo al trabajo realizado.

Interesados, para cualquiera de las dos propuestas, contactar aquí con T.G.S

© HARDROCK

Septiembre 2037

"Se buscan mercenarios/cazarrecompensas para mision de búsqueda y captura. Pagamos bien. Basta con que no te caigan bien los soldados del ejército."

Preguntad por Rybar Dvorak

© HARDROCK

Podia notar a Azazel tras de mi, bien pegadita. Su presencia, tan cercana, aun me ponia nervioso. Pero nervioso de un modo....bien, como explicarlo. Agradable.

Una vez frente al posadero este parecio aceptar el modo de pago rapidamente en cuanto vio la piedra preciosa, la cual agarró con rapidez y casi brusquedad. Qué pocos modales. Yo reaccioné bruscamente, demasiado rapido en mis instintos y en mis reflejos, sujetando la mano del posadero por la muñeca tras que retirase la piedrecita de la mano de Azazel, reteniendosela antes de que la guardase tras la barra, para inclinarme un poco sobre esta y mirarlo mejor a los ojos.

-Eh, con mas cuidado. Se dice "gracias". -le sonreí, pero no amablemente si no lleno de agresividad, y solté su mano. -Hasta la proxima.

El posadero quedó sacudiendose un poco su dolorida muñeca y bufando algun improperio mientras nosotros nos nos marchamos, dejando atrás la calidez de la posada y la cancion de aquella mujer que habia subido a la tarima.

-Son muy burros, por aquí. Pero les va en la sangre, la codicia y la falta de modales. -dije serio mirando a la mi mano, flexionando los dedos con los que habia aprisionado al posadero, con aire pensativo. -Por eso hay que hacerse respetar. En general...y en el fondo, son buenas personas que solo quieren vivir...pero muy en el fondo.

El sol habia salido ya, y supuse que a Azazel le deberia de estar resultando algo molesto.
-Te llevaré a descansar. Cuando caiga la siguiente noche, continuaremos viendo cosas...esta vez te mostraré el ojo de Londres. Pero habrá que hacerlo rapido, no queremos que aparezcan los centinelas.

Le sonreí, nada que ver con cómo le habia sonreido al posadero. Le tendí mi mano y en cuanto tuve la suya, nos desaparecí de alli rumbo a un lugar tranquilo.

Si su cuerpo no había quedado intacto, al menos su humor sí lo había hecho. Sonrió dulcemente de escucharle 'bromear', aunque sabía bien que estando atascada con ella no tenía mucha oportunidad para no escuchar sus reclamos, si acaso decidía hacerlos más tarde. Decidió no responder sobre si había apostado o no. Le dejaría reírse o sufrir por un rato, según fuera el caso. A pesar de eso, rió con soltura a eso de no confiar en él, pues no era del todo cierto.- ¿Apaleadosssss? Yo no recuerdo haber luchado. Y pobre tampoco me siento, eh.- Aclaró con rapidez, procurando meter el dedo en la llaga, aunque de la manera más digerible posible. Sí, quería que viera lo que había sucedido por tomar una mala decisión, pero también deseaba hacerle entender que estaría ahí para él cuando más le necesitara.

Asintió con suavidad a lo que dijo. En efecto, ella, Rocio, había sido más certera y fuerte que él, y eso era algo con lo que podía identificarse claramente.- Quizás es un bloqueo mental...- Se encogió de hombros. Si eso no explicaba que estuviera más tocado que de costumbre, nada lo haría.- Te enseñaré un truco cuando estemos en un lugar más tranquilo.

Una vez fuera de aquella fábrica nefasta e ilegal, pudo respirar con tranquilidad. Se preguntó que sería de lugares como esos una vez que acabara la guerra, si a alguien se le ocurriría cerrarlos o por el contrario serían tolerados una vez que hubiera alguna especie de gobierno. Y si habría una oposición. Terminó de pensar cuando Reiv recostó su cabeza en el hombro. Se le veía muy cansado, y aún con la sonrisa que intentó, parecía un hombre derrotado. Se le antojó abrazarle, pero sabía bien que lo sentiría como mil agujas clavándosele.- Sí, te la invito yo porque te está tomando demasiado.- Le soltó con una media sonrisa y una ceja alzada antes de desaparecer, sabiendo que aquello podría quedar sin respuesta por ser justo el momento preciso.

Dos segundos más tarde, se encontraban ya en un lugar tan desolado como el que habían dejado, con la diferencia de una taberna oscura que pregonaba su nombre en un cartel aún más oscuro. Aunque llevando a un medio muerto del brazo, era quizás un lugar al que pertenecía.- Tienes un sentido del humor muy peculiar... Aunque no te lo reprocho, siempre me dijeron que con la comida no se juega y aquí estás.- Murmuró mientras comenzaba a caminar hacia el interior del lugar, llegando lo más rápidamente posible a la barra sin fijarse en quién o qué había alrededor. No tenía ganas de que alguien la reconociera. Aún cuando había miles de kilómetros entre ella y su pasado, siempre había gente inoportuna en lugares como aquellos.

Pidió una habitación lo más rápido que pudo. Entre lo que tardó en regatear el precio y lo que aceptaba la habitación, tomó un precioso tiempo que lo pudo haber tomado descansando. Al final, tomó la llave, un par de toallas 'limpias', velas, cerillos y aceite, y ayudó como pudo a Reiv a subir las escaleras. Había prometido cena, pero en aquellos lugares solía comer tarde, una vez que los clientes regulares se iban.

Abrió la puerta de la habitación con cuidado y la cerró una vez entraron, dejando a Reiv en la puerta del baño, colocándole las manos detrás de la cabeza para que la patada en la cabeza no fuera a dañar nada malo.- Métete a duchar, solo no te resbales, ¿de acuerdo? - Preguntó una vez que lo vio con más fuerzas, tranquila de que estaría bien.

Curación: 20 + 10

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'Curación' :

Mi atrevimiento con la pregunta de la cita queda superado por la respuesta de ella, quedando yo de lo lento y poco lanzado. Y en el fondo tiene razón, aunque haya sido por seguirme la broma. Llevamos ya unos cuantos meses como amigos y hemos cogido bastante confianza, incluso para sincerarnos sobre muchas cosas del pasado. También sabemos que hay interés por parte del otro, pero por ahora no hemos pasado de cierto "tonteo".  Su frase queda sin respuesta por ahora, aunque mi media sonrisa y un leve asentimiento confirman que no va desencaminada. Justo en ese momento uso la desaparición para trasladarnos hacia la famosa posada que se encuentra en los alrededores, no excesivamente lejos del lugar en el que se encuentra la fábrica. No caigo al suelo al reaparecer gracias a que ella va ayudándome, pues con la cabeza medio ida no tengo mucha estabilidad que digamos.

- ¿Qué mejor sitio que la Posada de los Muertos? muy acorde con mi estado...- bromeo mientras camino con ella hacia el interior de la posada, protestando después por lo que creo haber entendido . - ¡eh! ¿me estás llamando comida? – en forma su forma de dragón bien podría convertirme yo en su cena, tal y como me ha pasado alguna vez en el pasado con otros dragones, como por ejemplo Smaug. Al entrar al local nos dirigimos directamente hacia la barra, pasando bastante de cualquiera que pueda haber allí. Ella se encarga de todo lo necesario para alojarnos, y yo la dejo hacer porque tampoco tengo muchas ganas de hablar con nadie. Si por mi fuera me quedaba durmiendo en el piso de abajo. Consigo subir las escaleras gracias a su ayuda, parando en algún tramo de ésta en lugar de hacerlo del tirón. Por fin llegamos a la humilde habitación que hemos alquilado para esta noche, sin lujos pero con todo lo necesario. Mi cabeza un tanto ida mejora un poco con la habilidad de sanación que aplica  en la zona del golpe, así que al menos me mantengo en pie de un modo más estable.  Cojo una de las toallas que ha traído de abajo, apoyándome de lado en la puerta del baño antes de entrar.

– No soy tan torpe como para resbalarme en la ducha, lo juro, a pesar de lo que hayas visto esta noche. – me refiero a la pelea, obviamente, pues lo hice bastante mal. Paso al baño tras su advertencia modo madre sobre tener cuidado, dejando la puerta casi cerrada. Me quito la ropa para echarla al canasto de la ropa para lavar, que seguramente se lleven por la mañana como suelen hacer en las posadas. Luego me meto bajo la ducha, dejando correr el agua durante varios segundos en los que observo la cantidad de moratones que llevo por buena parte del torso. Comienzo a enjabonarme con cuidado de no hacer el burro, especialmente por la zona de las costillas. No creía que fuese tanto, al no ver heridas sangrantes no parecía grave, pero eso puede ser incluso peor por pasar más desapercibido. Salgo de la ducha tras enjuagarme, lavándome también los dientes para quitarme  la sangre que pudiese quedar.

Abro la puerta del baño tras liarme la toalla a la cintura, removiendo un poco el pelo para que se vaya secando. Es ahora, al salir del baño, cuando caigo en la  cuenta de que hay una única cama para ambos. Es cierto que pasamos algunos días en mi  cutre piso  después de la conversación en China Town, pero cada uno dormimos en un sofá individual (y medio roto)  en el mismo salón. No sé qué pensará ella al respecto, pero por mi no hay ningún problema, al contrario. Me percato de que me he quedado en silecio y con gesto pensativo durante varios segundos, así que decido romper el silencio de alguna manera.


- No sé tú, pero yo creo que voy a ir directamente a la cama sin cenar...estoy mayor. – bromeo con mi  “vejez” en relación con lo de ir a al cama a dormir, aunque en otra situación no querría dormir precisamente. Justo en ese momento me doy cuenta de otra cosa, llevándome una mano a la frente. – Mierda. Somos lo peor. Se nos han pasado los cumpleaños peleando y casi sin darnos cuenta. Y sin celebrarlo.
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PS: 16 + 30= 56

La buena fortuna les sonrió cuando el moreno admitió que no se sentía ya tan torpe. La última sanación tenía que haber funcionado bien, pues cuando recién aparecieron y mientras subían las escaleras, sentía que el moreno estaba a punto de desmayarse por el esfuerzo. La buena noticia era que una ducha calmaría sus músculos y quitaría un poco el dolor. La acompañó hasta la puerta, permitiéndole voltearse para tratar de salvar su caso cuando habló de su torpeza.- Recuerda quien ganó en las apuestas. Seguro sé algo de ti que tu no.- Sonrió, permitiéndole entrar, confundida de que hubiese dejado la puerta entreabierta en vez de haberla cerrado por completo. Se preguntó por un instante si estaría haciendo una invitación que rozaba la necrofilia, pero al escuchar de nuevo a los dragones despiertos en la mochila, salió de la habitación con rumbo abajo.

Tras varios minutos abajo, peleando con el cantinero por los precios excesivos, volvió con un plato de carne asada que traía para los dragones. Cerró la puesta con llave, y antes de hacer otra cosa, recargó un poco la oreja contra la puerta del baño, solo para escuchar si aún seguía el contrario en vertical. Sin embargo, cuando trató de hacerlo, la puerta cedió un poco y la chica corrió antes de que el contrario le viera y creyera que la estaba espiando. Se dedicó entonces a acomodar a los dragones en un rincón cómodo y dejarles el plato de carne para que pudieran comer. Encendió después una vela que se llevó consigo para luego sentarse en la ventana que daba a un terreno vacío que se extendía por un buen tramo. Oscuro como estaba, aquella vela era lo único que iluminaba.

Mientras los dragonzuelos comían, Reiv no tardó en salir de la ducha. Aunque sabía que no tenía más ropa por ahí, su mirada de sorpresa cuando le vio salir de la ducha le delató rápidamente. Agradecía que estaba más o menos oscuro, pues así cuando desvió el rostro hacia afuera de la ventana, su rubor no se notaría tanto. Se encogió de hombros suavemente ante lo de los cumpleaños, comenzando a hablar con una voz suave.- No te preocupes, ya estoy acostumbrada. Aunque nunca me habían cancelado una cita.- Aunque con un tono irónico lo decía, pues no había tenido citas con gente a la que apreciaba, todo lo que mencionaba era verdad.

El silencio se extendió por un rato después de aquello. No tenía mucha intención de voltear a verle. Había algo en la oscuridad que siempre le calmaba, como si la nada le reconfortara. Si no había nada, nada podía lastimarla.- Pensé en darte un masaje, pero olvidé si te debes bañar primero o después.- Murmuró con tranquilidad mientras devolvía la mirada al contrario. Ya más tranquila, se tomó un segundo para observar el cuerpo del moreno. Por más que la oscuridad volvía todo oscuro, aún podía apreciar las marcas de los golpes que le habían dado hace poco.- Recuéstate boca abajo. Esta noche dormirás como un bebé.- Murmuró sonriendo, un poco más convencida tras verle los golpes y marcas que se habían hecho en tan poco tiempo.

Se bajó con cuidado de la ventana, para luego dejar junto a la cama la vela. No parecía de mucha importancia, pero a la luz de las velas, aquel lugar no parecía ser tan de mala muerte como lo era realmente.

Juraría haber visto cierta expresión de sorpresa en el rostro de Juliet nada más verme salir, pero no me queda muy claro si por   la impresión de las marcas de los golpes o si es por haber salido sin ropa en condiciones. A mi no es que me avergüence demasiado, pero tal vez ella esté incómoda. Camino hacia el borde de la cama de modo un tanto dubitativo, sentándome lentamente en uno de los lados de ésta mientras me llevo una mano a los costillas haciendo una mueca de molestia. Me llevará varios días y curaciones volver para volver a estar completamente en forma, así que suspiro con resignación. Niego con la cabeza a eso que dice sobre su cumpleaños, me sabe mal que haya pasado sin más después de haber dicho que lo celebraríamos.

 – Estar acostumbrado a algo no significa que eso esté bien. Hay que romper con las malas tradiciones. Seguro que tiene que haber algo que  te gustaría hacer en ese día. O recibir algún regalo...- a casi todo el mundo le suele gustar que le den una sorpresa por su cumpleaños, menos a mí, pero  yo no cuento porque soy un poco raro. Medio sonrío ante su ironía (o no tan ironía) de cancelarle una cita, no era mi intención fastidiarle la noche con mis “caprichos” de luchar porque sí.


- En realidad no te la he cancelado, aquí estamos ambos. Podríamos decir que es una no muy buena primera cita...porque es la primera, ¿no?- dejo caer bastante en serio para tantear el terreno, a pesar de que hayamos empezado con esto en plan de broma. – La segunda te la pediré yo. -  sentencio manteniendo todavía esa media sonrisa, pero sin ironizar en absoluto. Ella se ha mantenido con la mirada en la ventana casi desde que salí, como si estuviese cortada o algo así.  El silencio se hubiese alargado por más tiempo si yo no hubiese contestado. No sé qué puede estar pensando Juliet en este momento, en ocasiones  puede resultar complicado llegar hasta ella, aunque algo conseguí cuando se atrevió a contarme en  China Town lo que no le había contado a nadie.

Tardo algunos segundos en decir algo a eso del masaje, pues estaba un tanto absorto en esos pensamientos. – No hace falta,  ya se pasará. – desvío la mirada hacia la vela que deja sobre la mesilla que hay junto a la cama, observando el hipnótico danzar de la llama por varios segundos. Alzo la mirada hacia ella cuando menciona lo de dormir ya, intuyendo que no va a dormir aquí o que no está segura de ello. Hago un gesto con la palma de la mano sobre el colchón para que se siente también. – Quédate conmigo.- murmuro entre la convicción y el miedo, pues no me estoy refiriendo solo a esta noche. Estoy convencido de lo que digo porque estoy seguro de que no quiero que desaparezca de mi vida, y tengo miedo porque temo perderla tras haber creado lazos con ella.  

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PS:56

Aunque no le estaba viendo cuando el contrario se sentó al borde de la cama, se mantuvo atenta por si hacía algún sonido que denotara malestar. Aparentemente, las heridas ya no eran peligrosas, y el tiempo se encargaría de dejarlo todo en su lugar, aunque las curaciones eran más rápidas que esperar a que algo más pasara. Había dejado ya en una ocasión a alguien sin una curación, y aquel recuerdo le pesaba en lo más profundo aunque no lo había hecho con mala intención. De ese y tantos otros pensamientos le sacó el contrario cuando habló sobre las malas tradiciones.

Se tomó un momento antes de contestar. La verdad era que no creía que hubiese algo que "quisiera" hacer. Ya no había lugar para aquello en medio de la guerra. Lo perdías todo, incluidas las oportunidades de hacer lo que deseas. Recordaba que cuando estaba encerrada pensaba en todo lo que haría al salir, pero ya ninguna de esas cosas le llamaban la atención, y muchas de ellas simplemente no las recordaba. Y aquel pensamiento le provocó algo de tristeza, pues vio en perspectiva el claro momento en que perdió su esencia, pasando de una soñadora a una pesimista agresiva que aplastaba los sueños de otros. Sintió, por un momento, la urgencia de recuperar todo lo que se había perdido de ella por culpa de una sola persona.

Regresó su atención a Reiv cuando comenzó a hablar sobre su primera mala cita. También le dirigió la mirada, sonriendo un poco mientras trataba de pensar en eso a la par con lo que había concluido un momento atrás. Fijando su mirada en el moreno por un instante, asintió suavemente, aunque en realidad no se sentía en un humor de citas, y si eso era una cita mala, entonces era justo lo que necesitaba ese día.- Llévame a un lugar bonito.- Pidió tranquilamente mientras bajaba de la ventana y se acercaba al contrario. Era más algo de lo que le gustaría recibir de cumpleaños que lo de una segunda cita, pero a veces era bueno matar dos pájaros de un tiro. No necesitaba que fuera un lugar elegante, ni mucho menos algo caro. Solo quería ver algo que no hubiese sido manchado por la guerra. Algo que, a pesar de todo lo que había pasado, hubiese logrado mantenerse intacto y hermoso, tal como lo que ella no había podido lograr de sí misma. Aunque aquello habría sido una petición simple en otros tiempos, bien sabía que podía estar pidiendo demasiado. Un lugar idílico y que no existía.

Su última frase le llamó la atención. Con todas las nuevas noticias que había tenido ese día, encontrando a su tío y a su familia con él, rechazándoles, al menos por ahora... se preguntó si en realidad él no había visto aquello y trataba de asegurarla. Por otro lado, viendo como estaba, le pareció difícil que le hubiera visto, por lo que debía ser una petición genuina.- ¿Por qué quieres que me quede? - Preguntó suavemente mientras se quedaba de pie frente a él, observándole con tranquilidad y confusión. Habían tonteado y se habían sincerado, pero aquella petición no sonaba como algo que sería enteramente natural para él.

Terminó sentándose a su lado, aunque dejando un pequeño espacio entre ellos que aprovechó para tomar la mano del contrario. Con delicadeza, comenzó a acariciar el dorso de la mano del moreno con su pulgar, observando el movimiento y pensando en lo que quería decir.- Hoy, en la fábrica, te dije que me perdí buena parte de la pelea...- Susurró mientras trataba de proseguir a pesar del nudo en la garganta que tenía.- Encontré a una persona muy cercana a mi familia. Y me afirmó que... me siguen buscando.- Suspiró. No fue ni tan liberador ni tan fácil como había pensado que sería. En realidad le habían salido muy difíciles las palabras. Demasiado si contaba que ella misma les estaba buscando desde que había llegado a Londres. Pero tenía sus dudas. Ahora, tenía sus dudas de si quería ser encontrada o si debía seguirse ocultando con Reiv, en tabernas de mala muerte donde no le encontrarían nunca.

Tal vez sea cosa mía, pero me da la impresión de que ella anda como distraída, o pensando en otras cosas. O  puede que sea yo, que estoy tan empanado ahora mismo que me cuesta captar lo que hay detrás de cada gesto. Su petición de ir a algún sitio bonito es bastante lógica como posible regalo de cumpleaños, más teniendo en cuenta que vivimos rodeados de destrucción. Me cuesta pensar en algún lugar al que poder llevarla, pero lo acabaré encontrando.

- Está bien. Será sorpresa, no te diré ni dónde ni cuándo...tengo que pensarlo primero un poco. - no vale cualquier sitio, debe ser uno que merezca la pena, alejado de Londres. Todavía deben quedar lugares así, aquellos por los que la guerra ha pasado de largo. Suspiro pesadamente tras haberle hecho la petición de que se quedase, sintiendo algo así como vergüenza cuando ella pregunta los motivos para haberle pedido eso. Ya de por sí me ha costado mucho decirlo, como para tener que aclararlo. Ni yo mismo sé explicarme en condiciones. Bajo la mirada para evitar la suya, buscando las palabras un tanto agobiado.

"...¿tengo que decirlo?"

-  No lo sé. Lo único que sé es que no quiero que desaparezcas de repente, dejar de saber de ti, de compartir tiempo contigo, aunque sea en medio de una batalla. - llevaba tiempo queriendo  sentirme como me siento con ella, pero no había sucedido hasta ahora. Además, no puedo negar que siempre tengo ese temor a que desaparezcan las personas más cercanas a mí, al  abandono. Lleva pasándome una buena temporada, desde que mi madre se largó cuando yo era un crío. Me dijeron que había muerto y sólo descubrí la verdad muchos años después. Lo mismo pasó con mi padrino, se esfumó. Muchas de esas experiencias me han hecho acostumbrarme a estar solo, por eso me cuesta establecer nuevos lazos.

La sigo con la mirada cuando se sienta a mi lado, observando un momento su mano cuando ésta busca la mía. Acabo entrelazando mis dedos con los suyos mientras la escucho hablar sobre lo que sucedió en la fábrica, temiendo al principio que sea algo malo por lo que le está costando decirlo. En realidad parecen buenas noticias, así que no sé por qué no está más feliz. Frunzo levemente el ceño, algo confuso por este detalle.

- Pero eso es bueno, ¿no? están vivos y quieren saber qué ha pasado contigo. Les interesas y no han dejado de buscarte. Habría que contrastar que la información que te han dado es fiable, pero al margen de eso...la noticia es buena. ¿No era lo que querías?

Sonríe con soltura cuando dice que será una sorpresa, y más un poco cuando menciona que debía pensarlo un poco. Ya se lo esperaba. Tenía la sensación de que no habría muchos lugares lindos por ahí, mas el solo hecho de que fuese a intentar encontrar algo así servía para alegrarle un poco el día. Soltó un suspiro suave y asintió, aceptando sus condiciones.- Entonces, si no me dirás cuándo, supongo que tengo que aceptar desde ahora que habrá una segunda cita... Muy listo de tu parte.- Bromeó de manera tranquila, esperando a que aquella suposición fuera real.- Y también tienes que decirme que quieres de regalo. También dejamos pasar tu cumpleaños.- Finalizó, y aunque tenía la sensación de que se negaría rotundamente, quería hacer algo bueno por él.

El suspiro que él lanza le pareció mal. Como cuando estás por decir algo que no quieres. Se sintió un poco triste de saber que, quizás, estaba presionándole para decir algo que no sabía explicar, sobre todo al verle agachar el rostro. Él no era la clase de persona que dice todo con soltura todo el tiempo, y mejor que no siguiera hablando si se sentía presionado. Colocó la mano en su regazo y aprovechó para acercarse a él, colocando delicadamente la cabeza en su hombro, escondiendo el rostro en su cuello. Le gustaba estar así, cerca de él, de manera que podía escuchar claramente su respiración y los latidos del corazón con facilidad. Si lo que decía era cierto, afianzaba su decisión de no irse con su familia. Su tío le había dado la impresión de que estaban muy lejos y que aquel era un lugar definitivo. Que Londres estaba ya fuera de cualquier límite. Soltó un suave suspiro, aún con el rostro en su cuello. No quería que le viera directamente mientras lo decía, pues sentía que le daba un poco de la misma pena que a él.- Yo también quiero que te quedes conmigo.

Aliviada de haberlo dicho, permitió contagiarse un poco por el entusiasmo del contrario. Él hacía parecer que sí, que era algo bueno, pero la historia no era enteramente esa.- Sí. A eso vine, eso quería, p-pero... - Se detuvo un instante. No sabía si debía decirle todo lo que le preocupaba o si haría más daño que bien. Ahora que ambos se estaban abriendo tanto el uno con el otro, añadir una potencial partida sonaba como la peor de las ideas.- Encontré al mejor amigo de mis padres en la fábrica. Me dijo que... q-que... m-me siguen buscando. Y no están solos, tengo... t-tengo más familia de la que creía. Tengo hermanos. Hermanos mayores que jamás oí mencionar. Estuve encerrada en una celda con mamá por ocho años y no se le ocurrió comentar que tengo... ¿Por qué ocultarían algo así? No lo entiendo. ¿Qué tal si era a mí a quien me ocultaban? Sé que se decepcionaron cuando supieron que no podía hacer fuego, que tenía diez años y no podía transformarme, que era mala en muchas cosas.- Tomó aire fuertemente. Le sabía mal, todo le sabía mal en aquel instante, y tenía unas ganas horribles de fumar que no había sentido en seis o siete años.

Llegué a la entrada de la posada de los muertos, dejando mi escacharrada moto reparada por enésima vez en las cercanias de la puerta. Bajé y me dirigí a la puerta con unos papeles bajo el brazo, y cuando llegué me senté a la barra pidiendo lo de siempre. Whiskazo del fuerte. Desplegué el periodico que habia traido conmigo,para releer lo que ya habia leido antes.

No era si no aquel articulo de The New Times, protagonizado por Michael Wilhelm, el nuevo capitan de la Alianza. A diferencia de los anteriores, tras leer aquella nota de prensa y entrevista, este tipo si me parecio alguien de quien preocuparse, alguien que podría dar problemas. Empecé a plantearme cosas. Bebí un poco más, pensando. Podría decir que me encontraba hastiado en esos momentos, aburrido, cansado. Lo que estaba pensando probablemente no le iba a gustar a Johan. Pero... joder, para que engañarme a mi mismo. Eso le añadía interés.

No podía evitarlo, por mucho que intentase seguir la corriente, siempre habia un punto al que llegaba inevitablemente, en el cual tenia que actuar por mi mismo, pasarme por el forro las reglas y hacer lo que creia conveniente en ese momento. Era eso o pegarme un tiro...pero habian otras muchas cabezas que merecian una bala antes que la mia.

Mover ficha, a mi estilo, uno especialmente sucio y violento. A solas, a ser posible, no era un plan que pudiera estar extendiendo. Tambien, quería hacerlo de modo que las acciones llevadas a cabo no pudiesen ser achacadas a ningun ser con magia, si no exclusivamente a los humanos. Empecé a anotar cosas en una de las otras paginas del periodico, con un boli bic. Algo asi como una lista,cosas a conseguir, y posibles tiempos estimados. Tenía los conocimientos para elaborar lo que queria, pero me faltaban algunos...ingredientes. El caso es que creía saber donde poder conseguirlos.

El doble plan de cita y regalo parece encajar perfectamente, aunque yo no lo había pensado como tal, me ha dado la idea ella. Aún así la tomo como mía y acepto eso de que ha sido muy inteligente por mi parte. Me quedo pensativo cuando me pregunta por el regalo que quiero, pues de primeras no se me ocurre nada que desee y sea posible. Tras meditarlo unos segundos se me ocurre una posibilidad, algo bastante práctico y necesario.

- Me gustaría que me enseñases a usar las habilidades de sanación, para no tener que depender de nadie y para poder ayudar también. No sería justo que te tocase siempre a ti tener que curarme cuando acabo mal. Yo no podría hacer casi nada en caso de tener que curarte, como mucho unos cutres primeros auxilios  de vulgar humano. - ahora mismo podría haber terminado de curarme yo mismo, pero así siempre me toca ser un "pupas", una carga. Le dejo que se piense mi propuesta unos  segundos, permaneciendo mientras tanto con nuestros dedos entrelazados. Apoyo ligeramente mi mejilla en su cabeza cuando ella se recuesta sobre mi hombro, sintiendo una sensación bastante reconfortante al escucharla decir casi lo mismo que dije yo hace un momento. Es mutuo, ambos queremos estar cerca del otro. Me permito  alegrarme por este pequeño avance, sin dejar de prestar atención a lo que dice sobre su familia. Separo la mejilla de su cabeza, ladeando la mía para mirarla algo confuso. Precisamente, a eso venía, a buscar a sus seres queridos, y ahora...

- ¿En serio? ¿tanta familia? suena un poco raro que no supieses nada. Tal vez querían protegerlos para que no fuesen a por ellos o ...tal vez no te lo contaron para que no te hicieses ilusiones, por si nunca los veías. Aún así deberías buscarlos, o si tanto te buscan ellos que vengan aquí donde tú estás. Que se lo diga el amigo ese y que vengan a Londres.  Así nos aseguramos que todo es cierto. No es tan arriesgado como ir a la aventura a vete tú a saber qué sitio. - suelto un bah cuando le da por pensar que tal vez querían ocultarla a ella por vergüenza, descartando esa idea rápidamente.

- Lo dudo. Y serían muy capullos si lo hiciesen. Me da igual que sean tu familia, si lo hiciesen estaría mal. Por eso, lo mejor será preguntarles directamente, algo así como: "eh, me alegro de veros y de que me estuvieseis buscando, yo también lo he hecho. Por casualidad, ¿os avergonzabais de mí como para ocultarme? " - lo suelto así sin más, aunque pueda sonar a tener poco tacto. El cansancio por la paliza empieza a pasarme factura, me gustaría quedarme despierto más rato, pero me empieza a costar pensar de manera coherente. Tampoco es que sea el más adecuado para dar consejos sobre familia, pues soy un desastre para eso. - Eh, no te agobies. - paso un brazo sobre sus hombros, moviéndola un poco hacia los lados. - Sea lo que sea, ya no tienes edad para buscar aprobación de nadie. Yo antes la buscaba mucho, y es una gilipollez. - tanto buscarla me hacia ser esclavo de lo que querían otros, no de lo que quería yo. - Hagamos eso. Mañana por la mañana les escribes una carta, y se la entregas al amigo este que dices. ¿Qué te parece?

Sonrió ampliamente al escuchar lo que el moreno pedía a cambio de olvidar su cumpleaños. No había pedido algo soso como ella, sino algo útil, y le gustaba la idea de que él aprendiera a sanar. Después de todo, siendo estudiante en Ouroboros, debía gustarle aprender cosas nuevas.- Sabes, esa me parece una idea estupenda. Aunque la verdad es que si aprendes, ya no me necesitarías... Y me agrada que aceptes que ante mi poder eres un vulgar humano.- Agregó en tono chulo de dragón gigante, aunque a mitad de la oración su voz se había apagado por un instante. Le abrazó con el más delicado agarre alrededor de su torso para después dejarle un beso en la mejilla y levantarse. Mientras pensaba en cómo haría para enseñarle semejante cosa, no podía dejar de preocuparse por si no era una maestra lo suficientemente buena.

Dejó que Reiv le zarandeara un poco antes de rodear la cama con tranquilidad y dejarse caer en el otro lado, dejando un buen espacio a él para que se acomodara sin problemas. Tenía la sensación de que necesitaría más que un buen descanso si quería volver a las andadas. Se dedicó un momento a ver el techo mientras calculaba las posibilidades que Reiv añadía al fogón. Sí que podía ser una manera de protegerles a ellos, a sus hermanos, pues de haberlo sabido cuando la capturaron, probablemente les habrían dado caza, de una manera u otra. Y aunque la idea de la carta le parecía bien, negó con la cabeza de inmediato. Tenía tanto tiempo sin escribir una sola letra que no sabía si recordaría cómo hacerlo. Además, no tenía ganas de ir al burdel a buscar a su tío, justo donde dijo que podía saber de él. Decidió, de pronto, que lo mejor sería esperar a ver si en algunas semanas había noticias, tal y como él había dicho en la fábrica.

Soltó un suspiro suave y se remoloneó en la cama hasta quedar de lado, volteando hacia el lugar donde Reiv estaba, con una mano debajo de la almohada y la otra sobre su costado. No sentía sueño, pero estaba tan cansada que cerrar los ojos no le parecía una mala opción. Y un cigarrillo, eso seguía pareciéndole una buena idea.

Cerró los ojos suavemente, dejándolos apenas entreabiertos con cansancio.- Dejemos el tema de lado por ahora. No quiero pensar en eso, me abruma. Mejor ven a descansar. Ya mañana puedo seguir con las curaciones.- Bostezó suavemente, revolviéndose un poco hasta que quedó cómodamente sobre la cama. No se había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que había tocado el colchón. A ese paso, sentía que no tardaría nada en quedarse dormida.- Espero que no te moleste que duerma aquí esta noche.- Susurró, esta vez con los ojos cerrados. No tardó en escuchar los ligeros ronquidos de los dragonzuelos dormidos en aquel cálido rincón donde los había dejado comiendo. Ahora, yacían acurrucados uno contra el otro. Dedicó un momento para pensar donde podría dejarlos y que estos estuvieran a salvo. Era una mala cosa que no se hubiera concretado aquel lugar donde Villen y Nidt habían dicho de llevar a sus propios dragones. Se sentía un poco sola con su crianza, pero agradecía que Reiv estuviera para ayudarle un poco con ellos cuando crecieran más. Sin duda, necesitaba dejarlos donde no fueran a salir heridos, pues aquel tumulto en la fábrica pudo haberles lastimado con seriedad. Tanto pensar le hizo caer en un profundo sueño, aunque no se dio cuenta del momento exacto cuando pasó.

Arqueo una ceja entre divertido e indignado cuando ella bromea calificándome de vulgar humano ante su poder, aunque es cierto que yo contra un dragón transformado no tengo mucho que hacer. - Tch...no te lo creas tanto. Además, sería muy de interesado por mi parte el necesitarte sólo para que me cures cuando acabo para el arrastre. No soy taan capullo como para querer que estés cerca únicamente con ese fin. A ambos nos vendrá bien que aprenda. - no llego a quejarme lo más mínimo por su abrazo, pues lo hace de tal manera que no provoca que duelan los golpes o las costillas rotas. Al contrario, es un abrazo de estos que te hacen sentir cosas y darte cuenta de que sí te importa la persona que te lo está dando, cosa que no me pasaba desde hace bastante tiempo.

Me quedo un tanto empanado tras su beso en la mejilla, pensando precisamente en eso, lo que puede significar un abrazo de una persona en concreto. Ni siquiera me doy cuenta de que se ha movido para ir al otro lado de la cama. También es que el cansancio me está pasando factura y estoy algo lento para reaccionar. Asiento a lo de dejarlo todo para mañana y descansar.

- Qué va. ¿Por qué iba a molestarme que te quedases a dormir conmigo? - no es la primera vez que dormimos juntos, aunque sí en la misma cama. Todavía sigo sentado en el borde de la cama, con la toalla con la que salí de la ducha. Si voy a dormir con ella no es cuestión de acostarme sin ropa, no hemos llegado a ese punto y no es cuestión de incomodarla. Cojo una sábana doblada a los pies de la cama y me levanto para ir al aseo, cerrando la puerta para quitarme la toalla. Allí utilizo mi habilidad d modificar materiales y transformo la tela de la sábana en una especie de pantalón largo para dormir. No tardo demasiado, pero al salir ella ya se ha quedado dormida. También debía estar agotada, a juzgar por lo poco que ha tardado. Me echo en mi lado de la cama, tirando de la colcha para poder taparnos a ambos, puesto que ella se ha quedado dormida encima, sin abrir la cama. A pesar del cansancio me cuesta encontrar posición para dormir y que no duelan las fracturas, así que acabo boca arriba y sin moverme mucho, cerrando los ojos mientras pienso en lo curioso del día de hoy. Poco a poco voy quedando dormido, entre el sonido de la respiración de ella y los minironquidos de los dragones, cayendo en un sueño profundo al cabo de un rato.

Despertó cuando aún faltaban algunas horas para que el sol saliera. La habitación estaba oscura y silenciosa, excepto por los ronquidos de dos dragonzuelos en la esquina del piso y por la respiración de Reiv. Cerró los ojos por un momento, revolviéndose en la cama suavemente. No quería despertar, pues sentía la flojera correr por sus venas, pero también había otro deseo que corría desde el día anterior y era eso quizás lo que le impedía dormir.

Abrió los ojos con pereza, dedicándose por unos instantes a observar el techo del lugar mientras relajaba los músculos. Se sentía bien, descansada y con la cabeza despejada. No entendía cómo tras haberse sentido tan nerviosa el día anterior ahora se sentía tan tranquila. No quiso darle más vueltas al asunto. Se levantó con cuidado de la cama. Iba a ponerse sus botas pero se dio cuenta de que aún las traía puestas. Tomó su chaqueta, pues aunque no tenía frío, la gente solía verla rara en invierno por ir tan veraniega. Decidió entonces que quería bajar. Si podía conseguir un cigarrillo, todo habría valido la pena.

Como los dragones seguían muy enroscados y dormidos, y Reiv parecía estar en medio de un buen sueño, no avisó a nadie. Sin embargo, dejó su mochila y sus cosas sobre la cama, para que no se alarmaran si se despertaban. Se inclinó un momento para darle un beso en la mejilla a Reiv, y apenas resistió la tentación de darle uno en los labios. Prefirió esperar y salió de la habitación, dejándola cerrada y segura tras de ella.

Bajó las escaleras con cuidado. No quería alertar a nadie, pues le gustaba ser sigilosa con sus pies. No había mucha gente en el lugar, pero creyó reconocer a alguien en la barra. Aún cuando hacía tiempo que no le veía, creyó reconocer su melena castaña. Se acercó a él y se sentó en el banquillo enseguida, metiendo las manos a la chaqueta mientras le observaba curiosa.- Quiero pensar que alguien como tú trae siempre un cigarrillo para compartir, aunque no estoy segura, moreno.- Murmuró, pidiendo luego un vaso de agua. Bebes tan temprano -o tan tarde- no era de su total agrado.- ¿Qué haces por aquí?

Hacia horas que habia terminado mi lista y el inventario de lo que necesitaba para elaborar aquello que habia decidido elaborar .Todo bastante sencillo, en realidad, pero habian algunos que otros elementos sorpresa que ya dependian de cuanto quisiera complicarme la vida...o complicarsela a los otros, mas bien. Habia bebido durante aquel rato algun que otro vaso mas de lo mismo, pero aun no habia llegado a ese punto de nublamiento mental de no retorno.

Para cuando estaba apunto de quedarme dormido encima de la barra de modo totalmente imprudente por mi parte, oi una voz ygiré la mirada hacia Juliet. Afortunadamente, la habia reconocido por su tono, si no me habria puesto en actitud defensiva. Pedía un cigarro....hice una mueca y busqué por mi chaqueta , dando con mi paquete y sacando dos cigarros. Uno se lo di a ella y el otro me lo puse yo, encendiendolo con mi mechero. Mas tarde, le acerqué el mechero a ella con algo de sorna.

-Creo que ofrecerle fuego a un dragon podría ser lo mas memorable que haya hecho este mes . - dije en voz baja.

Ella pidió un vaso de agua, yo por el momento pasé de ingerir mas liquidos, alcoholicos o no. Pegué la primera calada que me supo a gloria, sin responder a su pregunta asi de primeras.
-Queria agradecerte que me sacases de donde Tobías... de no ser por ti ahora mismo sería gravilla en sus terrenos del castillo.

Luego, le deslicé por la barra el periodico que habia estado leyendo, donde salia la entrevista de Michael Wilhelm y su toma de posesion. No sabia si podia confiarle a ella el resto de mis pensmientos, era demasiado...cercana a Johan? La mire con la suspicacia pintada en la mirada durante algunos segundos.
-Me emborrachaba. El campo se está plagando de nuevas cucarachas a las que me gustaría fumigar. ¿Y tu, ya te has cansado de las comodidades del castillo Black?

Se sintió un poco mal al ver a Thalos. Parecía que su mente daba algunas vueltas y que tenía suficiente cansancio como para caer dormido en ese exacto lugar. La mueca le indicó que no estaba muy dispuesto a compartir, pero no tardó en sacar un par, uno para él y uno para ella. Sabía que los cigarros eran bienes preciados aquellos días, así que aceptó a regañadientes y lo encendió con el fuego que Thalos proveía. Aún cuando solo quería una rápida calada para bajar un poco el estrés que tenía, decidió no ser grosera y disfrutar uno entero, de modo que el antojo se quitara de raíz.

Puedo transformarme. Así será lo más memorable de tu vida.- Bromeó sin sonreír, para luego colocarse el cigarrillo entre los labios y darle una suave calada. Aguantó el humo lo más que pudo, aunque por la cara que tenía bien podía parecer que era su primer calada en la vida.- Lo dejé hace muchos años, pero hoy... tenía una gran urgencia.- Murmuró tosiendo un poco para aclarar su garganta. A pesar de su carácter, confiaba en Thalos lo suficiente para no estar con la guardia en alto con él. Sentía que podía relajarse un poco mientras no tomara sus palabras bordes muy en serio... Aún cuando su olor le recordaba algo malo de su pasado.

Su gratitud le tomó desprevenida por un momento. No esperaba, ni en sus más locos sueños, que él tuviera la iniciativa de dar las gracias.- No tienes que agradecer. Casi te rompo al bajarte de Mooshie en el hospital. Ya iba alucinando, pudo ser catastrófico- Susurró, rememorando la angustia que había tenido aquel día mientras jugaba con el cigarrillo entre las manos, recibiendo el vaso de agua que le había pedido al mesero.

Tomó el periódico con cuidado, leyendo la noticia cuando de pronto su ceño se frunció. La verdad era que no eran buenas noticias, pero sentía que sí podían ponerse peores muy rápidamente. Dio otra calada al cigarrillo mientras leía, tratando de hacer tiempo para hablar sobre lo del castillo.- La verdad es que no he estado ahí desde la última vez que nos vimos.- Admitió. No tenía la intención de entrar en detalles gratuitos del por qué Johan le había besado aquella mañana, pero si él preguntaba, lo diría. Después de todo, Reiv no había sido el único en pasarse por ese salón durante el beso de buenas noches.

Uno pensaría que por ser ellos quienes iniciaron las pláticas de paz estarían más interesados en ellas. Pero aquí están, fortaleciendo su ejército y llenando todos los cupos.- Hizo una mueca mientras memorizaba la foto. Quería mantenerla en la cabeza por si alguna vez tenía el placer de encontrárselos. Después de todo, Andreas no había sido un amigo fiel durante aquella reunión.

La escuché y reí un poco de modo breve mientras terminaba de darle fuego, sujetando entre mis labios mi propio cigarro. Luego volvi a guardar mi preciado encendedor donde antes, en lo mas profundo de mi cazadora.

-He dicho lo mas memorable del mes, tampoco te lo creas tanto...Spyro.

La miré de reojo viendo la cara que ponia, como si se estuviese haciendo la dura a mas no poder para no arrancarse a toser ahi mismo. Cosa que acabó haciendo, poniendome alguna que otra excusa.
-¿Por qué alguien de tu especie dejaría algo como el tabaco...? Dudo que te pueda matar de un cáncer de pulmón... - y pegué otra profunda, larga calada, de la que luego naceria un denso humo al ser exhalado. -Hm, ya veo. Pues si tenias tanta urgencia, o bien acabas de echar un polvo, o algo te está poniendo nerviosa. Me pregunto cual de las dos opciones será.

Sonreí de lado y la miré de reojo, recorriendola de arriba a abajo con la mirada. No es que la estuviese escaneando, era mas bien un gesto algo sobreactuado para ver hasta que punto podían haberle incomodado mis palabras.
-Si, si que tengo que agradecer.

Zanjé el asunto, cogiendo mi vaso (que estaba vacio) para inclinarlo y confirmar cuan vacío estaba, ya no quedaba ni una gota de lo de antes. Chasqueé la lengua algo disgustado. La dejé leer, alzando una ceja mientras volvia a fumar al escucharla, recordando aquello que vi en el castillo Black, aquel gesto de cariño del uno al otro.
-¿que fue lo que vi en el castillo black, exactamente...? ya sabes, con esto de faltarme un ojo, a veces no sé si veo bien las escenas...

Oculté con algo de disimulo la lista que habia estado escribiendo con los materiales que necesitaba para crear mi explosivo, no queria que Juliet lo viera y que por ende, pudiese informar a Johan de mis intenciones....debia permanecer al margen. Así que tapé el papelito poniendo mi mano encima, y lo arrastré hasta el borde de la barra para luego llevarmelo al bolsillo.
-Esos dos juntos tienen mas peligro del que hayan podido tener los anteriores ministros o capitanes del ejército. Ahora están realmente unidos. En fin, que estamos jodidos

Sonrió con desgana al escucharle reír. Había escuchado muchas muchas cosas de Thalos, más que nada cosas malas y que era mejor estarse alejada de él, pero él le agradaba. Era una personalidad fuerte, pero también tenía su lado divertido, y era algo que apreciaba de cualquier persona.

- No vas a ser tú quien decida, moreno. Y lo de Spyro... sé por qué lo haces. Crees que me molestas, pero te recuerdo a alguien. - Murmuró observándole por el rabillo del ojo, tanteando las palabras que había mencionado. La verdad es que lo de Spyro no le molestaba en absoluto, pero se había dado cuenta que en los últimos meses se había vuelto cotilla para las relaciones de los demás, aún cuando había pasado tantos años evitando escuchar aquellas conversaciones, por si luego tenía que matar a alguien que le diera lástima. Desde que el moreno había tratado de llamarla pelirroja y no había podido decir la palabra, sabía muy bien que ese nombre estaba ocupado por alguien a quien no había podido olvidar.

No es por salud. El olor me repugna.-- Murmuró. Y aún así, había pasado un buen par de años dando palizas a cambio de cigarrillos en el Coliseo. Más que el olor, lo que le repugnaba era el recuerdo que venía con él. El mismo recuerdo que siempre había tratado de olvidar. Tomó una suave calada, misma que fue expulsada en medio de una risa tosijosa al escuchar las únicas dos causas posibles para su urgencia.- Reiv está dormido arriba en mi habitación. ¿Quieres tratar de adivinar? - Bromeó con soltura, que aunque no habían echado polvo, ese chico sí la ponía nerviosa, aunque su principal preocupación en ese momento era otra. Levantó la ceja ante el chequeo gratuito que le estaba haciendo el moreno. Si bien no le molestaba que se deleitara, sí que le resultaba extraño que él precisamente lo hiciera.- ¿Me agradeces la buena vista? - Rió por un instante y luego se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja. Afortunadamente, en el lugar oscuro no se vería bien su ligero sonrojo.- Por nada. Lo haría cuanto fuera necesario.- Aseguró. Pues bien, él era de las pocas personas con las que tendría ese gesto de verdad.

Y sin mucho preámbulo, la pregunta sobre el beso llegó. Se tomó su tiempo para darle una calada al cigarrillo mientras pensaba en aquel día. Aunque había sido lindo, también se sentía un tanto molesta por el último beso y preocupada por Johan.- Creo que ambos hemos estado muy solos por mucho tiempo. No estamos saliendo ni nada. Es solo que nos entendimos bien ese día.

Tras leer la nota,no sabía qué opinión formarse respecto a ella. Thalos logró dar un giro que no esperaba a sus pensamientos. Era cierto, ahora estaban más unidos.- Me supongo que también estarán más comprometidos con seguir con la guerra. Y los humanos les apoyan. Necesitamos un caballo de troya o algo. No tengo ni idea de qué se podría hacer, y menos tan temprano en la madrugada. ¿Han ideado ya algún plan?- Suspiró cansada. Aunque su cuerpo se sentía bien, su mente sí que se sentía sobrecargada.

La verdad es que la chica habia dado en el clavo con eso de que usaba aquel mote para molestarla. De hecho, trataba asi a casi todo el mundo, solo por...molestarlos. Una mania que tenía, vete a saber por qué. Sin embargo, aquello de que le recordaba a alguien.... me sacó una mueca, que apagué con otra calada al cigarro.

"touché"

-Nah, me recuerdas a un dragon enano....

Pedí otro vaso de whisky o lo que fuera que habia estado bebiendo antes, girandome un tanto hacia Juliet en mi taburete para quedar mas frente a frente y dejarme de miradas soslayadas, la dragona tenía una mala afición por calar rapido a la gente. Con Johan me habia demostrado haberlo hecho bastante rapido, al igual que con Reiv o con algunos dejes mios. A mi sin embargo, la via inversa me resultaba algo mas complicada.... aunque algo habia vislumbrado ya.

-Te repugna y aun asi acudes a ello. Jum, curioso. - encogí mis hombros con desgana y eché el humo hacia un lado. Casi me rei cuando soltó aquello de Reiv, la verdad, no me lo habia esperado. Me pilló un tanto desprevenido y lo mostré levantando las cejas con una sonrisa, yo la hacia con el otro hermano. -No lo sé, puedo agradecerte la buena vista, o Reiv va a querer pegarme un puñetazo?

Me trajeron mi trago, al cual le di unas cuantas vueltas para ignorar el momento en el que ella me dijo que lo haria cuando fuese necesario. Luego escuché su explicacion sobre lo de Johan, y entendí que aquello habia sido algo del momento y nada más. Me preguntaba entonces...
- Johan tambien lo sabe?

"quiero decir, estaria bien que lo supiese. No que vaya a cambiar nada, pero....es decir, planeas ocultarle algo importante de verdad, por que deberia si quiera preocuparme por preguntar eso...?"

- Puedes estar rodeado de gente y aun así sentirte solo, eh? Supongo que si. -miré al cigarrillo, el cual estaba ya casi consumido...y la escuché a ella como antes habia hecho, y me tomé algunos largos segundos de silencio antes de responderle. - Los Renegados, no, ningun plan....yo...quizá. Los humanos les apoyan? No todos. Va siendo hora de que lo vean.

Aplasté mi cigarro contra la barra y la miré seriamente, ni ella ni Reiv estaban verdaderamente vinculados con los Renegados... y hacerlo en solitario era una mision no imposible, pero si casi imposible.
-Un caballo de Troya como has dicho. Un ataque a los peces gordos, no vinculado a los mágicos. Algo totalmente...humano. Nada que vaya a solucionar esta guerra, sin embargo. Pero que quizá cause disensiones.

Alcanzó a percibir apenas la mueca que hacía al escuchar la última parte de la oración. Sonrió al ver que había dado en el clavo, aún cuando él hablaba de dragones enanos y de que solo era para molestar.

Bebió mientras le veía a él girarse. Supuso que le gustaba ver de frente a quien le hablaba, pero ella siguió con los codos apoyados en la barra, dándole una calada al cigarro. Si bien le había durado bastante, no había fumado tanto. La mitad del cigarrillo se había consumido solo entre calada y calada.

Sí, me recuerda mucho a mi pasado.- "También me repugna" pensó. No tardó mucho en soltar una risita ante la sorpresa de Thalos. Una risita como la de quien hace una travesura y no le molesta que el resto lo sepa. Así se sentía por el momento, pues realmente no había algo que ocultar o que le gustaría mantener en secreto.- Puedes agradecerme. Solo recuerda que no soy de las que necesitan que un hombre venga a salvarme. El puñetazo también te lo puedo dar yo.- Aclaró, pues aunque no le molestaba en absoluto sus palabras porque sabía que era un juego, no le gustaba que la gente pensara que ella era una princesa indefensa. Bien que podía dar sus buenas hostias cuando lo quería.

Terminó de darle el último toque al cigarrillo cuando el contrario preguntó si Johan sabía del trato que era entre los dos. Después del beso que le había robado la útlima vez, no sabía enteramente si él había entendido lo que habían platicado durante la noche, sobre aliviar sus penas antes de siquiera pensar en estar juntos. Aquella noche había quedado en buenos términos con Johan, pero a la mañana siguiente le entró un pánico por volvérselo a encontrar, por si acaso decidía robarle un beso de nuevo o algo así. Sabía que él no podía estar enamorado ya de ella, pero sí él era menos sensato de lo que ella había creído... Soltó el humo hacia arriba. Quizás su mejor amigo tendría una idea más clara de lo que él pensaría.- Cuando estabas como piedra, hablamos algo de eso. Él necesita avanzar del estanque en el que está con su esposa. Se siente ahogado y yo... y-yo necesito salir de mi pasado. Quedamos en que seríamos amigos y nos apoyaríamos con esos problemas. Y que si alguien quería salir con alguien más, era válido. Pero entonces me besó a la mañana siguiente y yo no sé que pensar. Por eso no he ido al castillo. Aún no averiguo si él echó en saco roto toda la conversación o si fue un simple beso, porque se le antojó. Eso último lo aceptaría.

Aquella era quizás la oración más grande que había tenido con Thalos. Y es que aquello de abrirse con gente era una putada. Pero ahora que lo había hecho, nada más quedaba. Se dedicó a apagar el cigarro en el cenicero donde él había apagado el suyo y bebió un poco de agua.- Sí. Él merece ser feliz y no lo está siendo.- Susurró. Era cierto. Él estaba rodeado de personas todo el tiempo, de aliados, y aún así cuando había hablado con él parecía que su corazón se estaba ahogando.

Hablando de planes, parecía que Thalos si que tenía uno. Le puso atención mientras bebía un poco de su agua. Él sí que tenía algo en la cabeza.- Te escucho...- Murmuró. Si bien quizás no era algo concreto, sí que le había entrado un poco la curiosidad por si él tenía un plan en concreto.