Cementerio

El chico me mira fijamente, una mezcla entre asustado y cansado , tal vez había soportado mayores horrores que estar a punto de morir a manos de una bestia, pero yo no soy ninguna bestia. Él vuelve a cerrar los ojos y echa su cabeza hacia atrás, dejando su cuello a mi vista. Si fuera un vampiro no dudaría en arrancarle la yugular de un mordisco, pero esos sucios murciélagos andaban por ahí matando a otros, el chico ha tenido suerte de venir a parar a nosotros, al menos hasta que lo entreguemos al comprador.
Sharon se adelanta con su capucha y le ofrece comida, al principio arrugo mi hocico porque no estoy nada contento, pero luego me pasa por la cabeza el mismo pensamiento que a ella poco antes: de nada nos sirve un mago muerto de hambre. Me siento en el suelo sobre mis patas traseras y dejo a mi hermana hacer, que tiene más tacto con los jovenes y puede convencerlo de venir con nosotros sin tener que arrastrarlo por la fuerza, aunque yo no me opongo, seria todo un placer llevar a un mago de la resistencia entre mis fauces.

El rugido de mi estómago me despierta. Abro los ojos con esfuerzo y me obligo a levantarme de mi lecho entre la tierra húmeda y fría del cementerio. Ya no recuerdo quién era, qué era, cómo acabé así ni cuanto tiempo llevo vagando, pero tampoco me remueve la conciencia (?).
Sigo las voces, saboreando ya los jugosos cerebros en mi mente. No deben de llevarse una buena vista de mi, todo sucio con las ropas rotas y algun que otro dedo de menos. Logro distinguir tres figuras, con mis ojos medio vueltos, y me arrastro hasta ellas cogeando un poco y esperando tomarlas por sorpresa.

-Comer... Comida...

No le di tiempo a coger el bocata, cogí sus manos y se lo coloqué en ellas. Me levanté como un resorte, ya que estaba furiosa conmigo misma... ¿Cómo no había notado la otra presencia? ¿Tan despreocupada era? Moví dos dedos de mi mano izquierda y el viento me obedeció, trayéndome el olor del ser hacia mí y hacia mi hermano.

-Muerto...Viviente...

Murmuré mientras miraba a mi hermano, el olor que traía el viento era un olor putrefacto típico de los zombies. Estaba más cerca de lo que yo pensaba y lo pude ver poco antes de que se abalanzara sobre nosotros en busca de comida. Lo esquivé le primera vez y no esperé a que hubiera una segunda posibilidad, fijé mis pies al suelo y moví ambos brazos hacia delante, causando una fuerte ráfaga de aire que tumbó al zombi. Cuando este estuvo en el suelo, me di cuenta de que casi lo mataba sin dejarle nada a Jules, por lo que dejé de empujar el aire contra él y me alejé.

-Te dejo el resto a ti.

Le comenté mientras yo me alejaba del muerto viviente y me iba con el débil mago, por si tenía que protegerlo, cosa que dudaba ya que Julian terminaría con la amenaza.

Escucho un ruido, en mi forma felina mejoran mis sentidos en cierto grado, y oigo los pasos pesados de una persona. Arqueo mi lomo y estiro mis labios enseñando los dientes, mi hermana también se da cuenta. El viento se mueve a orden de ella y el olor entra por mi hocico produciendome una horrible sensación de asco. Un zombie. Sharon, esquivando al bicho, lo lanzó al suelo sin apenas esfuerzo y se alejó hacia el mago, probablemente para que no escapase. Sonrío internamente cuando dice que me lo cede, y de un salto acabo sobre aquella cosa medio viva y medio muerta. Lo miro a sus ojos medio deshechos y hundo mis garras en su garganta, disfrutando más de lo que probablemente debiera. Después de un momento me vuelvo hacia ella moviendo la cola y muevo las orejas, buscando a más, pero no hay nada.

Se ve que no soy tan rápido como antaño... Cuando estoy suficientemente cerca dos de ellos ya me andan esperando. La figura encapuchada y el gato gigante, nunca había comido carne de gato, ¿estaría buena? Me tiro hacia ellos con todas mis fuerzas (y ganas) pero un fuerte viento me empuja hacia atrás, desequilibrandome y acabando en el suelo. Creo... creo que...

-Me has desmontado un brazo, ¡bruja!

No me da tiempo a levantarme, el enorme gato me aplasta mis tripas blanduchas con sus patas. Lo miro como puedo, tampoco es que vea genial, pero veo la locura en su mirada y cierro los ojos con fuerza. ¿Estaban todos mal de la cabeza? Bueno, sus cerebros tampoco habrían sido una delicia... Adiós, mundo cruel.

ZOMBIE MUERTO :yao:

Podía notar en los movimientos de Jules que estaba emocionado y se había divertido con la muerte del zombie, la verdad era uno de los pocos seres que no me importaba matar sin ninguna razón ya que desde el principio estaban muertos, yo negué con la cabeza al ver los movimientos que mi hermano hacía.

-Solo había uno.

Le confirmé mientras ayudaba a levantar al mago moribundo y le daba un poco del agua de mi botella.

-Bebe un poco... nos marchamos ya.

Les dije a los dos, por fin volveríamos a la fábrica, que comparado con esta sitio donde hay muertos vivientes y magos medio muertos, la fábrica abandonada ahora me parecía un lugar acogedor.

Llego a los alrededores de Londres algunos días después de mi misión contra el troll de la montaña, por la que gané una pequeña recompensa por parte de los aldeanos del pueblo. Había sido más complicado de lo que pensé en un principio, y fruto de esa batalla todavía llevo algunas heridas mal curadas, como la brecha de la cabeza, moratones e incluso alguna costilla rota por culpa de los golpes del troll. En la posada del pueblo no pude hacer mucho, únicamente limpiarme las heridas y curarlas un poco, pero me han ido molestando todo el trayecto. Al llegar la noche íbamos parando por el camino para dormir, aunque para cuando llegamos a Londres mi dragón está tan cansado como yo. De vez en cuando hace sonidos de queja, o echa humo por las narices. Por suerte él no sufrió daños importantes en la pelea, aunque casi se lo traga aquel indeseable.

No tenía pensando detenerme hasta llegar a alguna posada de la ciudad, pero al llegar al cementerio de las afueras decido detenerme para hacer una visita. Hace bastante tiempo que no sé nada de Sirius, mi padre, así que casi sin darme cuenta me cuelo en el tétrico lugar para ver si lo encuentro. Por lo general no tarda mucho en localizarme cuando aparezco por aquí. El dragón me sigue sin muchos problemas, aunque de vez en cuando gruñe a la nada, como si detectase algo que yo no veo. Me encojo de hombros sin entender, eso que hace es muy de gatos y da mal rollo porque no sé qué demonios ve. Camino entre las lápidas adentrándome cada vez más, desapareciendo prácticamente entre la bruma del lugar.

"vamos...sé que estás por aquí. Déjate ver."

Me detengo ante una lápida rota, recordándola de una anterior pelea en el cementerio. Aunque en realidad más que pelea me estaba entrenando. Una especie de manera de ¿recuperar el tiempo perdido?...no lo sé, no creo que se pueda recuperar, pero al menos se puede aprovechar el momento actual. Si mal no recuerdo los vampiros acaban perdiendo sus recuerdos con el paso de los años, pero Sirius es todavía un vampiro relativamente reciente, así que supongo que sigue acordándose de los de su sangre. Ya ha demostrado en más de una ocasión que está ahí como una especie de guardián en las sombras para los Black.


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PS: 101

La sombra de Reiv empieza a alterarse, se alarga, como ganando altura, los hombros se ensanchan y la melena crece...en definitiva, mi sombra es la que proyecta ahora, no la suya. Y en determinado momento se agita y desaparece de debajo de sus pies, levantandose del suelo por fin en forma de oscuridad, materializandose cada vez mas hasta el punto de parecer solida. Dicha oscuridad se moldea hasta dar paso a mi figura. Curiosa visita la de esta noche, sin duda. Las noches (y los dias) pasaban de modo tedioso para mi. La mayoria de ellos, ni salia del cementerio. A veces buscaba alguna alimaña para alimentarme, poco mas. Asi que la vision de el muchacho ahi plantado junto a la tumba me resulta un cambio agradable a dicha monotonía.

-Buenas noches, Reiv. ¿Has venido a felicitarme el año nuevo?

Le comento al chico con parsimonia, quedandome de brazos cruzados a una distancia prudencial de él. Puedo oler su sangre, aunque....tambien huelo algo mas. Mis ojos entonces se estrechan, desprendiendo un brillo extraño, y se clavan en la hermosa criatura que lo acompaña.

-Una cría de dragón. Comienzas a tener compañías extrañas.

Aguardo algunos minutos más, esperando que acabe apareciendo en algún momento. A pesar del silencio y la quietud del ambiente no puedo estar tranquilo, seguro que Sirius no es lo único que vaga por este cementerio. También sé que está la otra, Shinare, y esa no se contiene tan bien como mi padre. Miro hacia abajo para comprobar que el dragón no se aleja demasiado de mí, fijándome en ese momento en un fenómeno extraño con mi sombra. O no tan extraño, teniendo en cuenta que ya sé de quién se trata. Observo el desarrollo de la sombra hasta acabar por materializarse delante de mí, en la forma de Sirius. - Algo así. - admito sobre lo de venir a felicitarle el año nuevo, aunque sea todo un tanto tétrico. No está mal eso de tener a alguien a quien visitar, ahora que ya estaban más que superados los rencores y odios del pasado.

- Con poco hay aquí más animación que en el resto de la ciudad. Además, ya iba tocando una visita por aquí, ya que parece que tú no sales mucho de este sitio. - sonrío levemente al comentario del dragón, aunque espero que no le de por intentar morderlo ni nada de eso. ¿ Se rompería los dientes tal vez?. - Me acompaña desde hace algún tiempo, se supone que lo estoy entrenando. - me callo eso de que lo 'robé' del nido, algo que no creo que el dragón entienda, pero por si acaso. De todos modos algún día tendrá que saberlo, como si fuese decirle que es adoptado. - ¿ Has tenido alguna visita últimamente? - pregunto acercándome un poco más, sobre todo porque con eso de la bruma que nos envuelve cuesta un poco ver a poco más de dos metros. - No me refiero sólo a visitantes hostiles...más bien a mis hermanos. - llevo tiempo sin ver a ninguno de ellos, no sé en qué andarán. La verdad es que últimamente voy demasiado a mi bola, mientras la guerra no me toque de cerca paso bastante. Demasiado metido estuve ya.

-Otro año mas comienza. Veo que tú lo has empezado con buen pie. Con...un interesante acompañante. Y vivo.

Meto las manos en los bolsillos de mi chaqueta. El pequeño dragon me mira con esos ojos brillantes, y yo le devuelvo la mirada al ser. Solo de pensar en la calidez de la sangre del dragon me arde la garganta...y no me hace falta saber mucho para saber que eso es algo prohibido para mi.

-Ah si, el cementerio es un lugar muy animado. El otro dia tuvimos por aqui un espectaculo con un zombi, una pantera y una bruja. Reconozco que al menos me divertí un rato espiando desde las sombras.

Era dificil que nada que ocurriese en el cementerio mientras yo estuviese alli presente se escapase a mi conocimiento. Ya conocia cada recoveco, conocia la sombra y la oscuridad de cada nicho y de la grieta de cada roca. Cuando me pregunta por visitas, voy a hablarle del elfo oscuro y la muchacha medio albina, pero él añade antes que no se refiere en particular a visitas hostiles, si no a blacks.

- Johan y Siria. No. Llevan tiempo fuera de mi visión....pero se que han de seguir vivos. Supongo que no residís en el mismo lugar.... -peligroso, me parecia eso. La guerra seguia activa y la division solo acarreaba debilidades.

Mi rostro frio se ve un poco alterado por una mueca, no es solo a dragon el olor que se entremezcla con el de su sangre, si no el de una criatura mucho mas desagradable. Su propio pulso es acelerado, mas de lo que deberia serlo. Y bajo una inspeccion mas detallada en la semioscuridad del cementerio, aprecio mejor algunas heridas.
-Has estado combatiendo.

El dragón salta para subirse a una lápida rota, acomodándose ahí al suponer que el encuentro va para rato. Después pliega las alas y dobla la cola para sentarse. Me hace algo de gracia eso de que señale lo de vivo como un dato importante en lo que acompañantes se refiere. Supongo que siendo un vampiro tiene sentido que lo diga. - Es buena compañía. Creo que podremos llegar a ser amigos, aunque tiene bastante carácter. - recuerdo las palabras de Snagov con respecto a los dragones negros y su temperamento, no me gustaría convertirme en su comida cuando crezca. Levanto la ceja por la historia bizarra que me cuenta, con zombies, panteras y brujas, aunque tampoco me extraño de mucho, a estas alturas. Mientras no sean cazadores en busca de vampiros todo bien. Por mi parte no tiene que preocuparse, no soy uno de esos cazadores que vendría a por él. Me siento en otra lápida rota para descansar después de la larga caminata que me he pegado hasta aquí, además no estoy en plena forma física. - Al menos es un poco de entretenimiento. Supongo que tienes pocos enemigos a los que temer, estás por encima de la mayoría de ellos. - ya me gustaría a mi ser la mitad de fuerte que él, así podría enfrentarme casi a cualquiera con garantías de salir victorioso.

- A Johan lo vi, pero hace un par de meses...creo que fue en una fiesta de Halloween que organizaron en la base. No hablamos demasiado. - realmente lo que hizo él fue echarme la bronca por haber puesto nervioso a un drow. Ya ves tú, tampoco le dije nada malo. Johan siempre quiere controlar y mandar demasiado, incluso en lo que dicen otros. Estoy seguro que de ahí a acabar a modo de dictador autoritario no hay tanta distancia. - Y de Siria...lo último que sé es que estaba de viaje. Supongo que seguirá en Japón, con su madre. - niego con la cabeza a lo de residir en el mismo lugar, no me lo había planteado. - Suelo dormir por las posadas que encuentro, aunque tengo un piso que ocupé en Londres. Ahora mismo no es muy seguro, hay demasiadas patrullas de esos chismes centinelas. - me pongo algo más derecho al escuchar su afirmación sobre lo de estar combatiendo, esperando que las heridas que pueda tener no le llamen la atención. Ya no sangran, pero por ahora no están cerradas. - Un trabajo, acabar con un troll que estaba atacando una aldea. Era más difícil de lo que pensaba, y me he dado cuenta de que necesito mejorar mis habilidades. Necesito un entrenamiento similar al que tuvimos aquí una vez. ¿ Qué podrías enseñarme?

No me parecia mal que se buscase ese tipo de compañias. Si era cierto y podia mantenerlo de su lado, seria un importante aliado para él. Tambien un peligro en potencia, pero eso es algo que al parecer los Black siempre hemos amado. Al menos, los que se parecen a mi en algo. Me pongo a caminar un poco alrededor de él, escuchando eso que dice de que tengo pocos enemigos que temer. Es cierto, de alguna manera. Pueden dañarme, y herirme, por supuesto, y causarme dolor. Pero es dificil que lleguen a matarme, y el dolor no me asusta, aunque tampoco lo hace la muerte.

-No creas que estoy por encima. Mis puntos debiles son sencillos. -le digo con voz pausada. -Si no les temo no es porque sea mas fuerte si no porque...carece de emoción. -y se aprecia algo de nostalgia en esas palabras.

Lo miro con un gesto algo indescifrable cuando habla de Halloween, que en realidad es curiosidad y desconcierto. Fiesta y Halloween. A mi halloween ya no me hacia gracia. Pero estaba bien, y Siria tambien, aunque muy lejos, por el momento. Chasqueo la lengua al oirlo decir que se deja caer por cualquier posada para descansar.

-No son lugares muy seguros. Y el corazón de Londres lo es aun menos. Palpita con la sangre oscura de una mala bestia... - muchas veces habia pensado dejarme caer por la ciudad, dejar alguna que otra victima. El mundo habia olvidado que existiamos, o al menos, la ciudad de Londres lo habia hecho. ¿Deberia recordarles que no era asi?

- Centinelas. Cuéntame más de esas máquinas. Vivo...un poco desconectado.- ladeo la cabeza, lo de vivir es un eufemismo. Me revela que ha venido para algo mas que una simple visita y sonrio mostrando mis colmillos. Su lado mas beligerante lo habia traido aqui. -El qué. Eso me pregunto yo. Está bien, preparate...

Controlo las sombras para que se coloquen sobre sus ojos a modo de bandana, tapándoselos. -Los reflejos.- me acerco a él rapidamente, de modo que por un momento soy solo un borron de gris y negro, y en seguida estoy frente a él, concentrando la fuerza de un buen puñetazo en mi dedo indice, situandolo sobre su pecho e impactándolo de ese modo. -Te podrias defender de mi en el cuerpo a cuerpo sin la vista? Puedes usar tu magia, todo lo que sepas.

Me levanto de la piedra sobre la que me he sentado nada más preguntar eso de qué puede enseñarme él, motivado ante la idea de poder entrenar con alguien tan fuerte como un vampiro. La idea sería un suicidio si no fuese él, aunque puede que incluso siendo él lo sea. Si la sangre le llama demasiado la atención puede llegar a perder el control. Intentaré no reabrirme las heridas, en la medida de lo posible. - Creo que sé a que te refieres. Necesitas algo que te motive un poco, ¿ no es eso? rivales fuertes. Bueno...yo no lo soy, pero intentaré al menos ofrecer un combate interesante mientras pueda. - conjuro dos bolas de fuego no demasiado grandes, una en cada mano, enviándolas a izquierda y derecha para tener allí dos focos de iluminación. También podrían servirme si en algún momento estoy demasiado cansado para crear fuego nuevo. La llama prende rápido en los matojos de esta parte antigua y abandonada, aunque tampoco se descontrola como para suponer un problema. - Los centinelas son unas jodidas moles de metal de casi 5 metros. Detectan de alguna manera la magia en el cuerpo de los seres que la poseen. No sé cómo lo hacen, pero te cazan de esa manera. Y luego tienen un montón de armas infernales en cada parte de su cuerpo. Hacen que andar por la ciudad sea un peligro constante.

De poco me sirve eso de haber creado un par de hogueras, ya que comienza con una especie de cinta de sombras para taparme los ojos. Los cierro por instinto al ver acercarse aquello, pensando en lo interesante que sería saber usar algo parecido. - No he visto nunca a un mago usando sombras, pero sé que pueden hacerlo. ¿ Qué sabías hacer tú antes de convertirte en vampiro? - sé tan poco de mi padre, sólo rasgos generales, su historia contada por otros, o cosas sobre su forma de ser, pero siento que no es suficiente. Necesito saber algún detalle más, algo que sólo puede contarme él o gente que ha vivido más tiempo con él, como Johan. Tal vez ahora sea una buena ocasión para hacer ambas cosas, entrenar y conocerlo un poco mejor. Pero tanto pensar resulta que ando demasiado lento para darme cuenta de lo que hace. Al tener los ojos cerrados ni me entero de que ha puesto un dedo delante de mi, empujándome hacia atrás mínimo golpe. La potencia del vampiro me lanza contra una tumba, chocando la espalda contra la dura piedra. Dejo escapar un quejido al resentirme de las costillas, volviéndome a levantar mientras me llevo una mano al costado. No veo una mierda, y se supone que debo entrenar los reflejos así. - Eres mucho más rápido que yo. Y más silencioso que...que un muerto. Así que lo único que se me ocurre es esto. - no lo veo, pero si hago ataque contra todo lo que me rodea probablemente le acabe dando, por estadística. Comienzo a girar sobre mi mismo sin dejar de lanzar llamaradas de fuego por las manos, sin descanso, esperando mantenerme a salvo de ese modo. La desventaja es que no creo que algo así se pueda mantener por mucho rato.

Escucho a Reiv decirme que lo que necesito son rivales fuertes, y pienso para mi que no ha debido entenderme muy bien. Ya no era lo mismo. Incluso cuando me enfrenté a Enkil, que me daba mil vueltas, o con Shinare, que siempre me vence. Incluso cuando aquel mago me quemó la cabeza desde dentro usando un hechizo de luz y me dejó fuera de juego... el miedo a perder la vida se habia desvanecido, y con él, la emoción de la pelea.

-No...no es eso exactamente.

Él decidio que era mejor prevenir que curar, y conjuró dos bolas de fuego que quedaron por ahi suspendidas. No estaba mal, era algo que podia resultarle util...aunque no a ese nivel, no contra un lasombra. Escucho su descripcion sobre los centinelas, no me gusta un pelo.
-Mal asunto. A las maquinas no se las puede asfixiar, ni tampoco controlar.

Para el momento en el cual lo he golpeado con el dedo en el pecho, unas formas oscuras se alzan desde el suelo para hacer de barrera al fuego y que su luz no me perturbe. Veo que el ha caido por mi golpe y da de espaldas contra una tumba. Mi gesto sigue siendo impenetrable, pero pensar en su pregunta hace que la mascara se resquebraje un poco. Mi vida pasada. Mis habilidades como humano. Si lo recordaba era por la cantidad de veces que lo habia leido tras escribirlo. Porque hacerlo a veces rescataba recuerdos de mi cabeza.
-Yo era un ilusionista y un lobo. Implantaba ilusiones en la mente de las personas.... reconozco que implantarles ordenes es mas util.- sonrio de lado, quitandole la venda de los ojos unos instantes, para establecer contacto visual. -Reiv, apaga el fuego. -y en esas palabras hago uso de la dominacion, dejandolo a ciegas de nuevo.

Luego conjuro dos formas sombrias a mi imagen y semejanza, solo que más etereos, ordenandoles que ataquen al joven.
-Claro, muchos magos dominan las sombras. Una triste réplica de lo que un lasombra puede hacer. Ya lo pudiste comprobar hace un tiempo. -que se ponga a lanzar llamas como un loco es una molestia, asi que me deshago en sombras, reapareciendo en lo alto de un arbol, sentado sobre una rama.
-Estás apuntando mal

- Por eso es tan difícil pelear contra ellas, una persona sola no tiene nada que hacer. Es necesario encontrar su punto débil. - comento en referencia a los centinelas, entendiendo su evidente molestia al saber que no podría ni dominarlas mentalmente ni asfixiarlas con las sombras. Son un arma de guerra muy potente, nos han sacado mucha ventaja con eso. - Mejor no te enfrentes a esas cosas, es un consejo de alguien que casi acaba pulverizado por ellas. - El golpe que me llevo después contra la piedra hace que le preste tal vez menos atención de lo que le habría prestado sin hostia de por medio, pero aún así aprecio bastante eso de que haga un esfuerzo por acordarse de su pasado. Así que un animago y un ilusionista, dos habilidades nada desdeñables. Debió ser un buen mago en sus tiempos.

- Y...¿ usaste alguna vez esas ilusiones para manipular a alguien? ¿para salir de alguna situación complicada? - de repente se me ocurre la idea de que pudiese haberlo usado con mi madre, aunque conociendo a ambos un poco lo veo improbable. - Sarah...mi madre, ¿ las empleaste alguna vez con ellas? - a cada nueva información surgen más preguntas, y ya que no puedo preguntárselo a ella porque no sé dónde se mete ( probablemente siga de contrabando y de barco en barco) decido preguntarle a él. En cuanto establece de nuevo contacto visual conmigo ya supongo lo que va a hacer, porque me ha pasado otras veces al enfrentarme a vampiros, y es muy jodido resistirse. La fuerza de la orden se abre paso en mi mente de modo que apenas puedo rechazarla, así que apago las dos pequeñas hogueras que he hecho, casi como si lo hubiese hecho por voluntad propia, sin quejarme ni protestar ni intentar ignorarlo. Regruño por lo bajo porque sé lo que me ha obligado a hacer, pero enseguida estoy de nuevo con los ojos tapados por esa venda de sombras. No me hace mucha gracia que llame burda imitación al poder de las sombras hechas por magos, y tampoco recuerdo a qué se refiere con eso de comprobarlo.

- Pues yo quiero aprender a usarlas, aunque te parezcan tristes réplicas. ¿ Te estás refiriendo a aquella cosa oscura rara de cojones que nos controló, es eso? - no recuerdo otra cosa similar, y en aquella ocasión dudo que fuesen simples sombras. Chasqueo la lengua fastidiado cuando escucho su voz decir que estoy apuntando mal, como si se hubiese situado a cierta altura, fuera de mi alcance. Voy a preparar otra llamarada para lanzar en esa dirección, pero entonces recibo un par de golpes de algo que no identifico (sus sombras). No puede ser él, lo habría escuchado más cerca. Trato de defenderme de ellas creando una especie de espiral de fuego a mi alrededor, siempre con cuidado de no acabar herido por mi propio fuego.

Mejor no enfrentarse a los centinelas. Lo tendria en cuenta para el futuro. Le tengo una especial mania al fuego y a esas armas explosivas en general. Pero si estaban amenazando con pulverizar a mis black, que eran el unico pilar de mi cordura, entonces no podia quedarme de brazos cruzados.
-Veo que ya te has enfrentado a ellos.

Sus preguntas sobre mi vida pasada como mortal me arrancan una mueca de disgusto. Suponen una distraccion mental para mi, y se siente como clavarme alfileres en el corazon. Lo estara haciendo a posta para distraerme? Que si llegue a usar mis capacidades para crear ilusiones con su madre, Sarah. No, no tenia nociones de haber hecho aquello nunca.
-No. Nunca la usaba para entretener o distraer. Y nunca tuve la necesidad de mentirle a Sarah en nada. ¿Para qué?

Algunos recuerdos acuden a mi cabeza. No estaban del todo perdidos, y menos, aquellos. Fueron tiempos muy tediosos... -Mi padre me enseñó a usar esa habilidad. Tu abuelo. Recuerdo...recuerdo sobre todo el odio. -Jack nunca fue un maestro paciente, y hasta el final de nuestra historia, me costó mucho apreciarlo como padre.

Claro que como él, yo tampoco era un maestro paciente, y en algunas cosas habia acabado pareciendome a él. Reiv dice que el quiere aprender a manejar las sombras, cosa que me parece muy buena idea. - No, me refiero a Enkil. Dejó a oscuras la ciudad una buena temporada.

Pêrmanezco arriba del arbol viendo como mis sombras lo golpean, y el crea una espiral de fuego que consigue dañarlas bastante y que se alejen de él. Sin embargo estas no pararán hasta ser completamente destruidas, y saltando atacan por arriba, el unico punto ciego de su espiral.
- No es solo control de sombras. Es fundirse con la oscuridad, palpitar a su mismo son. Hay una diferencia entre solo controlar una sombra o varias... y entre ser la oscuridad. -con mis palabras, la luz de las estrellas parece atenuarse, y su fuego parece incluso brillar menos. Bajo del arbol, pegandole un golpe al tronco despues, el cual se vuelca en direccion a Reiv.

Mantengo las sombras a raya durante al menos unos segundos, gracias a esas espirales de fuego gano algo de tiempo para poder hablar sin tener que preocuparme de ser golpeado por todos lados. Eso de pelear a ciegas me está pareciendo de lo más complicado. - Más que enfrentarme a ellos...me apalizó uno de ellos, cuando todavía no sabía ni lo que eran. - admito con gesto de disgusto, recordando lo sucedido. Por culpa de ese centinela caí herido y fui secuestrado por aquel alquimista chalado y su compañera, que aprovecharon para colocarme esa especie de bomba de relojería dentro. Así aprovecharon para sobornarme y hacer algunos trabajos sucios para ellos, amenazando con usar el mecanismo implantado para matarme si no cumplía. - Tú estabas presente en el final de aquella historia, ¿recuerdas? en el castillo de Edimburgo, cuando obligaste a aquel imbécil a que me quitase el aparato aquel. - señalo con el pulgar hacia el pecho, justo en el corazón. También fue ese el día en el que le dije que sentía cómo había sido con él, tal vez pensando que era mi fin, o tal vez porque ya lo había comprendido y tocaba madurar y perdonar de una vez por todas.

Me quedo algo más tranquilo cuando me confirma que nunca usó eso con mi madre, aunque en cierto modo ya lo suponía. - Por nada, pero tener un poder así te puede llevar a tener tentaciones de usarlo para manipular. - yo mismo no estoy tan seguro sobre si lo habría usado bien de tenerlo. Me inclino más hacia el no. Dejo de poder tener una conversación relativamente tranquila en cuanto sus dos atacantes de sombras vienen hacia mi desde arriba, golpeándome en la cabeza. Me hacen caer al suelo, provocando que pierda la concentración y haciendo que se esfumen las llamas. Me llevo una mano a la venda de sombras de los ojos, gruñendo algo mosqueado y queriendo quitármela.

- Ya, intentaré eso de ...¿palpitar al mismo son? aunque suena un poco a chorrada, tendrás que ser más concreto. - protesto apenas un instante antes de escuchar un sospechoso sonido de madera doblándose, suponiendo que va a caerme algo encima. No sé hacia dónde giro, pero el caso es que giro hacia un lado rápidamente para probar suerte. Al instante escucho el estruendo del árbol al caer a mi lado, haciendo que algunas de las ramas de los lados me arañen y golpeen.

-Es cierto, lo recuerdo. Casi mueres. Suerte que Shinare mantuvo tu corazón latiendo un rato.... -tambien me acuerdo que tras aquel encuentro acabe con un terrible dolor de cabeza, por no decir que me la dejaron medio destrozada a quemaduras.

-Espero que aprendieses algo de aquello. - sonrio de lado al verlo intentar quitarse la venda de sombras de los ojos, un intento un tanto futil. Si lo atacase con luz, podria liberarse de ellas, pero no iba a ser yo quien se las retirase.

Desvanezco las sombras con las cuales lo estaba atacando, las cuales vuelven a fundirse en la oscuridad del cementerio. Sigo con la mirada atenta la trayectoria del arbol, que el logra esquivar en ultima instancia. El sonido de madera resquebrajandose llena el silencioso lugar, para luego volver a quedar tan silencioso como antes.

-Tienes que verlo. La oscuridad es como una bestia agazapada. Está en todas partes, no solo a tu alrededor, tambien dentro de nosotros mismos. Pero...no es sencillo de entender. O de sentir.

"no, si no lo sientes. Si no sabes que eso es lo unico que llena tu ser, y que casi tiene voz"

-Pero tranquilo, tampoco conviene que entiendas tanto la oscuridad como para dejar de reflejarte en los espejos. Puede valer con que domines las sombras.

Golpeo entonces el suelo con fuerza, usando la disciplina de la potencia al maximo y haciendo que el suelo a sus pies se agriete para que pierda el equilibrio, momento en el que unos zarcillos de oscuridad se dirigen a su cuello para estrangularlo.

- Mejor no me recuerdes los detalles- atajo antes de que siga dando una descripción más detallada del tema vampira con la mano metida dentro de mi corazón, siendo después sustituida por la de Siria. Si no hubiese sido por todos los que estaban allí en ese momento no habría salido de aquella. Frunzo el ceño en gesto de indignación cuando me dice si aprendí algo de aquello, como si acaso se pudiese aprender de algo que te han hecho contra tu voluntad. - No es como que tuviese elección...¿ Qué voy a aprender de aquello? El tío aquel me hizo la trampa cuando no podía defenderme. - desisto de intentar quitarme la venda esa de los ojos, hasta que no quiera él no podré ver en condiciones.

Tras el golpe del árbol contra el suelo viene el inquietante silencio, ese silencio molesto por no saber dónde está tu posible atacante. Al menos parece que ha dejado de enviarme sombras, por el momento. Presto atención a sus palabras, así como a la procedencia del sonido de su voz. Con esto más o menos puedo ubicar el lugar en el que puede estar, y saber si está cerca o no. Todo lo que me dice sobre la oscuridad me suena como místico, aunque supongo que lo que dice es la única manera de explicarlo.

- Así que dentro de nosotros...- para él es natural hacerlo por su condición de vampiro, pero me pregunto cuál será la fuente de inspiración para que lo haga un mago. - ¿ Crees que para poder conseguirlo debería recurrir a esa parte de mí mismo? ¿revivir momentos de odio o algo así? - eso no me costaría demasiado, pero supongo que me llevará tiempo conseguir materializar o dominar una sombra. Tal vez necesite conocer a algún mago que las controle. Me levanto del suelo con cierta dificultad por las heridas previas, tras librarme del árbol me he quedado ahí sentado tanto para descansar un poco como para seguir escuchando su explicación sobre las sombras. Nada más ponerme en pie el suelo se tambalea, haciendo que tropiece y se me quede encajada una pierna hasta la mitad.

- ¡Joder! ¿ es que quieres tirarme de nuevo dentro de una tumba? - la otra vez me arrojo a una de ellas, una que estaba abierta, así que no me extrañaría que quisiera hacer lo mismo otra vez. Apoyo las palmas de las manos en el suelo mientras intento desatascar la pierna, con la rodilla de la otra otra también apoyada en el suelo, en un par de tirones está fuera, pero enseguida vienen a por mí un par de zarcillos de oscuridad que se lían alrededor de mi cuello, impidiendo que pueda respirar bien. No puedo usar fuego aquí porque acabaría quemándome a mi mismo, a no ser que sea muy cuidadoso, y pegar tirones tampoco parece que sirva de mucho. En estos momentos echo mucho de menos el poder usar la varita y el hechizo lumus, que me vendría jodidamente bien. Pero claro, la varita se me había roto en la visita anterior al cementerio, y prácticamente ya no queda ni un sólo maestro que las fabrique. ¿ A quién se le ocurrió la maldita idea de dejarnos sin varita?. Forcejeo mientras murmuro cosas que no se entienden, pero que se nota que tienen odio reconcentrado. Lo único que se me ocurre es crear varias bolas de fuego que arrojo al lugar del que vino la voz, para ver si me suelta. Mientras tanto voy quedándome sin aire, poco a poco.

- Eso no tiene nada que ver. Aunque te engañasen cuando no podias hacer nada por defenderte supongo que algo de interés sacarias de aquella experiencia. -le digo un poco duramente por no ser capaz de ver mas alla de que aquello casi le mata.

Contemplo mi figura cuando me pregunta que si para entender el dominio de las sombras deberia recurrir a la parte mas oscura de si mismo, relacionandola con el odio. No es esa la idea que yo tengo, al menos. Aunque como mago nunca dominé las sombras, ahora eran parte de mi. Eran mis ojos y mis oidos, y hasta mi propio cuerpo.

-¿Odio? No...la oscuridad es tranquilidad, y calma. Pero atreverse a moverse a traves de ella. -le quito la venda de los ojos justo cuando se queja de que quiera meterlo en una nueva tumba, con los zarcillos de oscuridad presionando su cuello

Mis ojos se entornan al verlo forcejear y murmurar, pero poco más. Con algo mas de tino, crea dos bolas de fuego que arroja contra mi, y aunque acierta mas o menos con la direccion no me cuesta demasiado esquivarlas y causar que se estampen contra una lapida, haciendo arder los hierbajos que la rodean.
-No te estas esforzando lo suficiente, Reiv. ¿Por qué te contienes? No puedes matarme. Te lo advierto. Yo no voy a andarme con miramientos. El mundo entero quiere matarte, no solo los humanos. No voy a ser menos.- le hablo con una voz fria y un tanto carente de sentimientos

Mas zarcillos suben a su cuello para apretar con mas fuerza todavia, y una capa de sombras comienza a cubrirnos como en una cupula, evitando que llegue la luz del fuego que prendio aquellos hierbajos. A estas alturas, si quisiera, él ya podria estar muerto, o cercano a ello. Pero no es el caso.