Cementerio

El dragón salta para subirse a una lápida rota, acomodándose ahí al suponer que el encuentro va para rato. Después pliega las alas y dobla la cola para sentarse. Me hace algo de gracia eso de que señale lo de vivo como un dato importante en lo que acompañantes se refiere. Supongo que siendo un vampiro tiene sentido que lo diga. - Es buena compañía. Creo que podremos llegar a ser amigos, aunque tiene bastante carácter. - recuerdo las palabras de Snagov con respecto a los dragones negros y su temperamento, no me gustaría convertirme en su comida cuando crezca. Levanto la ceja por la historia bizarra que me cuenta, con zombies, panteras y brujas, aunque tampoco me extraño de mucho, a estas alturas. Mientras no sean cazadores en busca de vampiros todo bien. Por mi parte no tiene que preocuparse, no soy uno de esos cazadores que vendría a por él. Me siento en otra lápida rota para descansar después de la larga caminata que me he pegado hasta aquí, además no estoy en plena forma física. - Al menos es un poco de entretenimiento. Supongo que tienes pocos enemigos a los que temer, estás por encima de la mayoría de ellos. - ya me gustaría a mi ser la mitad de fuerte que él, así podría enfrentarme casi a cualquiera con garantías de salir victorioso.

- A Johan lo vi, pero hace un par de meses...creo que fue en una fiesta de Halloween que organizaron en la base. No hablamos demasiado. - realmente lo que hizo él fue echarme la bronca por haber puesto nervioso a un drow. Ya ves tú, tampoco le dije nada malo. Johan siempre quiere controlar y mandar demasiado, incluso en lo que dicen otros. Estoy seguro que de ahí a acabar a modo de dictador autoritario no hay tanta distancia. - Y de Siria...lo último que sé es que estaba de viaje. Supongo que seguirá en Japón, con su madre. - niego con la cabeza a lo de residir en el mismo lugar, no me lo había planteado. - Suelo dormir por las posadas que encuentro, aunque tengo un piso que ocupé en Londres. Ahora mismo no es muy seguro, hay demasiadas patrullas de esos chismes centinelas. - me pongo algo más derecho al escuchar su afirmación sobre lo de estar combatiendo, esperando que las heridas que pueda tener no le llamen la atención. Ya no sangran, pero por ahora no están cerradas. - Un trabajo, acabar con un troll que estaba atacando una aldea. Era más difícil de lo que pensaba, y me he dado cuenta de que necesito mejorar mis habilidades. Necesito un entrenamiento similar al que tuvimos aquí una vez. ¿ Qué podrías enseñarme?

No me parecia mal que se buscase ese tipo de compañias. Si era cierto y podia mantenerlo de su lado, seria un importante aliado para él. Tambien un peligro en potencia, pero eso es algo que al parecer los Black siempre hemos amado. Al menos, los que se parecen a mi en algo. Me pongo a caminar un poco alrededor de él, escuchando eso que dice de que tengo pocos enemigos que temer. Es cierto, de alguna manera. Pueden dañarme, y herirme, por supuesto, y causarme dolor. Pero es dificil que lleguen a matarme, y el dolor no me asusta, aunque tampoco lo hace la muerte.

-No creas que estoy por encima. Mis puntos debiles son sencillos. -le digo con voz pausada. -Si no les temo no es porque sea mas fuerte si no porque...carece de emoción. -y se aprecia algo de nostalgia en esas palabras.

Lo miro con un gesto algo indescifrable cuando habla de Halloween, que en realidad es curiosidad y desconcierto. Fiesta y Halloween. A mi halloween ya no me hacia gracia. Pero estaba bien, y Siria tambien, aunque muy lejos, por el momento. Chasqueo la lengua al oirlo decir que se deja caer por cualquier posada para descansar.

-No son lugares muy seguros. Y el corazón de Londres lo es aun menos. Palpita con la sangre oscura de una mala bestia... - muchas veces habia pensado dejarme caer por la ciudad, dejar alguna que otra victima. El mundo habia olvidado que existiamos, o al menos, la ciudad de Londres lo habia hecho. ¿Deberia recordarles que no era asi?

- Centinelas. Cuéntame más de esas máquinas. Vivo...un poco desconectado.- ladeo la cabeza, lo de vivir es un eufemismo. Me revela que ha venido para algo mas que una simple visita y sonrio mostrando mis colmillos. Su lado mas beligerante lo habia traido aqui. -El qué. Eso me pregunto yo. Está bien, preparate...

Controlo las sombras para que se coloquen sobre sus ojos a modo de bandana, tapándoselos. -Los reflejos.- me acerco a él rapidamente, de modo que por un momento soy solo un borron de gris y negro, y en seguida estoy frente a él, concentrando la fuerza de un buen puñetazo en mi dedo indice, situandolo sobre su pecho e impactándolo de ese modo. -Te podrias defender de mi en el cuerpo a cuerpo sin la vista? Puedes usar tu magia, todo lo que sepas.

Me levanto de la piedra sobre la que me he sentado nada más preguntar eso de qué puede enseñarme él, motivado ante la idea de poder entrenar con alguien tan fuerte como un vampiro. La idea sería un suicidio si no fuese él, aunque puede que incluso siendo él lo sea. Si la sangre le llama demasiado la atención puede llegar a perder el control. Intentaré no reabrirme las heridas, en la medida de lo posible. - Creo que sé a que te refieres. Necesitas algo que te motive un poco, ¿ no es eso? rivales fuertes. Bueno...yo no lo soy, pero intentaré al menos ofrecer un combate interesante mientras pueda. - conjuro dos bolas de fuego no demasiado grandes, una en cada mano, enviándolas a izquierda y derecha para tener allí dos focos de iluminación. También podrían servirme si en algún momento estoy demasiado cansado para crear fuego nuevo. La llama prende rápido en los matojos de esta parte antigua y abandonada, aunque tampoco se descontrola como para suponer un problema. - Los centinelas son unas jodidas moles de metal de casi 5 metros. Detectan de alguna manera la magia en el cuerpo de los seres que la poseen. No sé cómo lo hacen, pero te cazan de esa manera. Y luego tienen un montón de armas infernales en cada parte de su cuerpo. Hacen que andar por la ciudad sea un peligro constante.

De poco me sirve eso de haber creado un par de hogueras, ya que comienza con una especie de cinta de sombras para taparme los ojos. Los cierro por instinto al ver acercarse aquello, pensando en lo interesante que sería saber usar algo parecido. - No he visto nunca a un mago usando sombras, pero sé que pueden hacerlo. ¿ Qué sabías hacer tú antes de convertirte en vampiro? - sé tan poco de mi padre, sólo rasgos generales, su historia contada por otros, o cosas sobre su forma de ser, pero siento que no es suficiente. Necesito saber algún detalle más, algo que sólo puede contarme él o gente que ha vivido más tiempo con él, como Johan. Tal vez ahora sea una buena ocasión para hacer ambas cosas, entrenar y conocerlo un poco mejor. Pero tanto pensar resulta que ando demasiado lento para darme cuenta de lo que hace. Al tener los ojos cerrados ni me entero de que ha puesto un dedo delante de mi, empujándome hacia atrás mínimo golpe. La potencia del vampiro me lanza contra una tumba, chocando la espalda contra la dura piedra. Dejo escapar un quejido al resentirme de las costillas, volviéndome a levantar mientras me llevo una mano al costado. No veo una mierda, y se supone que debo entrenar los reflejos así. - Eres mucho más rápido que yo. Y más silencioso que...que un muerto. Así que lo único que se me ocurre es esto. - no lo veo, pero si hago ataque contra todo lo que me rodea probablemente le acabe dando, por estadística. Comienzo a girar sobre mi mismo sin dejar de lanzar llamaradas de fuego por las manos, sin descanso, esperando mantenerme a salvo de ese modo. La desventaja es que no creo que algo así se pueda mantener por mucho rato.

Escucho a Reiv decirme que lo que necesito son rivales fuertes, y pienso para mi que no ha debido entenderme muy bien. Ya no era lo mismo. Incluso cuando me enfrenté a Enkil, que me daba mil vueltas, o con Shinare, que siempre me vence. Incluso cuando aquel mago me quemó la cabeza desde dentro usando un hechizo de luz y me dejó fuera de juego... el miedo a perder la vida se habia desvanecido, y con él, la emoción de la pelea.

-No...no es eso exactamente.

Él decidio que era mejor prevenir que curar, y conjuró dos bolas de fuego que quedaron por ahi suspendidas. No estaba mal, era algo que podia resultarle util...aunque no a ese nivel, no contra un lasombra. Escucho su descripcion sobre los centinelas, no me gusta un pelo.
-Mal asunto. A las maquinas no se las puede asfixiar, ni tampoco controlar.

Para el momento en el cual lo he golpeado con el dedo en el pecho, unas formas oscuras se alzan desde el suelo para hacer de barrera al fuego y que su luz no me perturbe. Veo que el ha caido por mi golpe y da de espaldas contra una tumba. Mi gesto sigue siendo impenetrable, pero pensar en su pregunta hace que la mascara se resquebraje un poco. Mi vida pasada. Mis habilidades como humano. Si lo recordaba era por la cantidad de veces que lo habia leido tras escribirlo. Porque hacerlo a veces rescataba recuerdos de mi cabeza.
-Yo era un ilusionista y un lobo. Implantaba ilusiones en la mente de las personas.... reconozco que implantarles ordenes es mas util.- sonrio de lado, quitandole la venda de los ojos unos instantes, para establecer contacto visual. -Reiv, apaga el fuego. -y en esas palabras hago uso de la dominacion, dejandolo a ciegas de nuevo.

Luego conjuro dos formas sombrias a mi imagen y semejanza, solo que más etereos, ordenandoles que ataquen al joven.
-Claro, muchos magos dominan las sombras. Una triste réplica de lo que un lasombra puede hacer. Ya lo pudiste comprobar hace un tiempo. -que se ponga a lanzar llamas como un loco es una molestia, asi que me deshago en sombras, reapareciendo en lo alto de un arbol, sentado sobre una rama.
-Estás apuntando mal

- Por eso es tan difícil pelear contra ellas, una persona sola no tiene nada que hacer. Es necesario encontrar su punto débil. - comento en referencia a los centinelas, entendiendo su evidente molestia al saber que no podría ni dominarlas mentalmente ni asfixiarlas con las sombras. Son un arma de guerra muy potente, nos han sacado mucha ventaja con eso. - Mejor no te enfrentes a esas cosas, es un consejo de alguien que casi acaba pulverizado por ellas. - El golpe que me llevo después contra la piedra hace que le preste tal vez menos atención de lo que le habría prestado sin hostia de por medio, pero aún así aprecio bastante eso de que haga un esfuerzo por acordarse de su pasado. Así que un animago y un ilusionista, dos habilidades nada desdeñables. Debió ser un buen mago en sus tiempos.

- Y...¿ usaste alguna vez esas ilusiones para manipular a alguien? ¿para salir de alguna situación complicada? - de repente se me ocurre la idea de que pudiese haberlo usado con mi madre, aunque conociendo a ambos un poco lo veo improbable. - Sarah...mi madre, ¿ las empleaste alguna vez con ellas? - a cada nueva información surgen más preguntas, y ya que no puedo preguntárselo a ella porque no sé dónde se mete ( probablemente siga de contrabando y de barco en barco) decido preguntarle a él. En cuanto establece de nuevo contacto visual conmigo ya supongo lo que va a hacer, porque me ha pasado otras veces al enfrentarme a vampiros, y es muy jodido resistirse. La fuerza de la orden se abre paso en mi mente de modo que apenas puedo rechazarla, así que apago las dos pequeñas hogueras que he hecho, casi como si lo hubiese hecho por voluntad propia, sin quejarme ni protestar ni intentar ignorarlo. Regruño por lo bajo porque sé lo que me ha obligado a hacer, pero enseguida estoy de nuevo con los ojos tapados por esa venda de sombras. No me hace mucha gracia que llame burda imitación al poder de las sombras hechas por magos, y tampoco recuerdo a qué se refiere con eso de comprobarlo.

- Pues yo quiero aprender a usarlas, aunque te parezcan tristes réplicas. ¿ Te estás refiriendo a aquella cosa oscura rara de cojones que nos controló, es eso? - no recuerdo otra cosa similar, y en aquella ocasión dudo que fuesen simples sombras. Chasqueo la lengua fastidiado cuando escucho su voz decir que estoy apuntando mal, como si se hubiese situado a cierta altura, fuera de mi alcance. Voy a preparar otra llamarada para lanzar en esa dirección, pero entonces recibo un par de golpes de algo que no identifico (sus sombras). No puede ser él, lo habría escuchado más cerca. Trato de defenderme de ellas creando una especie de espiral de fuego a mi alrededor, siempre con cuidado de no acabar herido por mi propio fuego.

Mejor no enfrentarse a los centinelas. Lo tendria en cuenta para el futuro. Le tengo una especial mania al fuego y a esas armas explosivas en general. Pero si estaban amenazando con pulverizar a mis black, que eran el unico pilar de mi cordura, entonces no podia quedarme de brazos cruzados.
-Veo que ya te has enfrentado a ellos.

Sus preguntas sobre mi vida pasada como mortal me arrancan una mueca de disgusto. Suponen una distraccion mental para mi, y se siente como clavarme alfileres en el corazon. Lo estara haciendo a posta para distraerme? Que si llegue a usar mis capacidades para crear ilusiones con su madre, Sarah. No, no tenia nociones de haber hecho aquello nunca.
-No. Nunca la usaba para entretener o distraer. Y nunca tuve la necesidad de mentirle a Sarah en nada. ¿Para qué?

Algunos recuerdos acuden a mi cabeza. No estaban del todo perdidos, y menos, aquellos. Fueron tiempos muy tediosos... -Mi padre me enseñó a usar esa habilidad. Tu abuelo. Recuerdo...recuerdo sobre todo el odio. -Jack nunca fue un maestro paciente, y hasta el final de nuestra historia, me costó mucho apreciarlo como padre.

Claro que como él, yo tampoco era un maestro paciente, y en algunas cosas habia acabado pareciendome a él. Reiv dice que el quiere aprender a manejar las sombras, cosa que me parece muy buena idea. - No, me refiero a Enkil. Dejó a oscuras la ciudad una buena temporada.

Pêrmanezco arriba del arbol viendo como mis sombras lo golpean, y el crea una espiral de fuego que consigue dañarlas bastante y que se alejen de él. Sin embargo estas no pararán hasta ser completamente destruidas, y saltando atacan por arriba, el unico punto ciego de su espiral.
- No es solo control de sombras. Es fundirse con la oscuridad, palpitar a su mismo son. Hay una diferencia entre solo controlar una sombra o varias... y entre ser la oscuridad. -con mis palabras, la luz de las estrellas parece atenuarse, y su fuego parece incluso brillar menos. Bajo del arbol, pegandole un golpe al tronco despues, el cual se vuelca en direccion a Reiv.

Mantengo las sombras a raya durante al menos unos segundos, gracias a esas espirales de fuego gano algo de tiempo para poder hablar sin tener que preocuparme de ser golpeado por todos lados. Eso de pelear a ciegas me está pareciendo de lo más complicado. - Más que enfrentarme a ellos...me apalizó uno de ellos, cuando todavía no sabía ni lo que eran. - admito con gesto de disgusto, recordando lo sucedido. Por culpa de ese centinela caí herido y fui secuestrado por aquel alquimista chalado y su compañera, que aprovecharon para colocarme esa especie de bomba de relojería dentro. Así aprovecharon para sobornarme y hacer algunos trabajos sucios para ellos, amenazando con usar el mecanismo implantado para matarme si no cumplía. - Tú estabas presente en el final de aquella historia, ¿recuerdas? en el castillo de Edimburgo, cuando obligaste a aquel imbécil a que me quitase el aparato aquel. - señalo con el pulgar hacia el pecho, justo en el corazón. También fue ese el día en el que le dije que sentía cómo había sido con él, tal vez pensando que era mi fin, o tal vez porque ya lo había comprendido y tocaba madurar y perdonar de una vez por todas.

Me quedo algo más tranquilo cuando me confirma que nunca usó eso con mi madre, aunque en cierto modo ya lo suponía. - Por nada, pero tener un poder así te puede llevar a tener tentaciones de usarlo para manipular. - yo mismo no estoy tan seguro sobre si lo habría usado bien de tenerlo. Me inclino más hacia el no. Dejo de poder tener una conversación relativamente tranquila en cuanto sus dos atacantes de sombras vienen hacia mi desde arriba, golpeándome en la cabeza. Me hacen caer al suelo, provocando que pierda la concentración y haciendo que se esfumen las llamas. Me llevo una mano a la venda de sombras de los ojos, gruñendo algo mosqueado y queriendo quitármela.

- Ya, intentaré eso de ...¿palpitar al mismo son? aunque suena un poco a chorrada, tendrás que ser más concreto. - protesto apenas un instante antes de escuchar un sospechoso sonido de madera doblándose, suponiendo que va a caerme algo encima. No sé hacia dónde giro, pero el caso es que giro hacia un lado rápidamente para probar suerte. Al instante escucho el estruendo del árbol al caer a mi lado, haciendo que algunas de las ramas de los lados me arañen y golpeen.

-Es cierto, lo recuerdo. Casi mueres. Suerte que Shinare mantuvo tu corazón latiendo un rato.... -tambien me acuerdo que tras aquel encuentro acabe con un terrible dolor de cabeza, por no decir que me la dejaron medio destrozada a quemaduras.

-Espero que aprendieses algo de aquello. - sonrio de lado al verlo intentar quitarse la venda de sombras de los ojos, un intento un tanto futil. Si lo atacase con luz, podria liberarse de ellas, pero no iba a ser yo quien se las retirase.

Desvanezco las sombras con las cuales lo estaba atacando, las cuales vuelven a fundirse en la oscuridad del cementerio. Sigo con la mirada atenta la trayectoria del arbol, que el logra esquivar en ultima instancia. El sonido de madera resquebrajandose llena el silencioso lugar, para luego volver a quedar tan silencioso como antes.

-Tienes que verlo. La oscuridad es como una bestia agazapada. Está en todas partes, no solo a tu alrededor, tambien dentro de nosotros mismos. Pero...no es sencillo de entender. O de sentir.

"no, si no lo sientes. Si no sabes que eso es lo unico que llena tu ser, y que casi tiene voz"

-Pero tranquilo, tampoco conviene que entiendas tanto la oscuridad como para dejar de reflejarte en los espejos. Puede valer con que domines las sombras.

Golpeo entonces el suelo con fuerza, usando la disciplina de la potencia al maximo y haciendo que el suelo a sus pies se agriete para que pierda el equilibrio, momento en el que unos zarcillos de oscuridad se dirigen a su cuello para estrangularlo.

- Mejor no me recuerdes los detalles- atajo antes de que siga dando una descripción más detallada del tema vampira con la mano metida dentro de mi corazón, siendo después sustituida por la de Siria. Si no hubiese sido por todos los que estaban allí en ese momento no habría salido de aquella. Frunzo el ceño en gesto de indignación cuando me dice si aprendí algo de aquello, como si acaso se pudiese aprender de algo que te han hecho contra tu voluntad. - No es como que tuviese elección...¿ Qué voy a aprender de aquello? El tío aquel me hizo la trampa cuando no podía defenderme. - desisto de intentar quitarme la venda esa de los ojos, hasta que no quiera él no podré ver en condiciones.

Tras el golpe del árbol contra el suelo viene el inquietante silencio, ese silencio molesto por no saber dónde está tu posible atacante. Al menos parece que ha dejado de enviarme sombras, por el momento. Presto atención a sus palabras, así como a la procedencia del sonido de su voz. Con esto más o menos puedo ubicar el lugar en el que puede estar, y saber si está cerca o no. Todo lo que me dice sobre la oscuridad me suena como místico, aunque supongo que lo que dice es la única manera de explicarlo.

- Así que dentro de nosotros...- para él es natural hacerlo por su condición de vampiro, pero me pregunto cuál será la fuente de inspiración para que lo haga un mago. - ¿ Crees que para poder conseguirlo debería recurrir a esa parte de mí mismo? ¿revivir momentos de odio o algo así? - eso no me costaría demasiado, pero supongo que me llevará tiempo conseguir materializar o dominar una sombra. Tal vez necesite conocer a algún mago que las controle. Me levanto del suelo con cierta dificultad por las heridas previas, tras librarme del árbol me he quedado ahí sentado tanto para descansar un poco como para seguir escuchando su explicación sobre las sombras. Nada más ponerme en pie el suelo se tambalea, haciendo que tropiece y se me quede encajada una pierna hasta la mitad.

- ¡Joder! ¿ es que quieres tirarme de nuevo dentro de una tumba? - la otra vez me arrojo a una de ellas, una que estaba abierta, así que no me extrañaría que quisiera hacer lo mismo otra vez. Apoyo las palmas de las manos en el suelo mientras intento desatascar la pierna, con la rodilla de la otra otra también apoyada en el suelo, en un par de tirones está fuera, pero enseguida vienen a por mí un par de zarcillos de oscuridad que se lían alrededor de mi cuello, impidiendo que pueda respirar bien. No puedo usar fuego aquí porque acabaría quemándome a mi mismo, a no ser que sea muy cuidadoso, y pegar tirones tampoco parece que sirva de mucho. En estos momentos echo mucho de menos el poder usar la varita y el hechizo lumus, que me vendría jodidamente bien. Pero claro, la varita se me había roto en la visita anterior al cementerio, y prácticamente ya no queda ni un sólo maestro que las fabrique. ¿ A quién se le ocurrió la maldita idea de dejarnos sin varita?. Forcejeo mientras murmuro cosas que no se entienden, pero que se nota que tienen odio reconcentrado. Lo único que se me ocurre es crear varias bolas de fuego que arrojo al lugar del que vino la voz, para ver si me suelta. Mientras tanto voy quedándome sin aire, poco a poco.

- Eso no tiene nada que ver. Aunque te engañasen cuando no podias hacer nada por defenderte supongo que algo de interés sacarias de aquella experiencia. -le digo un poco duramente por no ser capaz de ver mas alla de que aquello casi le mata.

Contemplo mi figura cuando me pregunta que si para entender el dominio de las sombras deberia recurrir a la parte mas oscura de si mismo, relacionandola con el odio. No es esa la idea que yo tengo, al menos. Aunque como mago nunca dominé las sombras, ahora eran parte de mi. Eran mis ojos y mis oidos, y hasta mi propio cuerpo.

-¿Odio? No...la oscuridad es tranquilidad, y calma. Pero atreverse a moverse a traves de ella. -le quito la venda de los ojos justo cuando se queja de que quiera meterlo en una nueva tumba, con los zarcillos de oscuridad presionando su cuello

Mis ojos se entornan al verlo forcejear y murmurar, pero poco más. Con algo mas de tino, crea dos bolas de fuego que arroja contra mi, y aunque acierta mas o menos con la direccion no me cuesta demasiado esquivarlas y causar que se estampen contra una lapida, haciendo arder los hierbajos que la rodean.
-No te estas esforzando lo suficiente, Reiv. ¿Por qué te contienes? No puedes matarme. Te lo advierto. Yo no voy a andarme con miramientos. El mundo entero quiere matarte, no solo los humanos. No voy a ser menos.- le hablo con una voz fria y un tanto carente de sentimientos

Mas zarcillos suben a su cuello para apretar con mas fuerza todavia, y una capa de sombras comienza a cubrirnos como en una cupula, evitando que llegue la luz del fuego que prendio aquellos hierbajos. A estas alturas, si quisiera, él ya podria estar muerto, o cercano a ello. Pero no es el caso.

Empiezo a ponerme un tanto nervioso al no encontrar esa supuesta enseñanza que debería haber sacado de aquel incidente, casi llego a sentirme un poco estúpido por no entenderlo. A no ser que se trate de algo más metáforico, o con un sentido más profundo. Le doy a la cabeza un poco más, pensando en lo que podría ser. - Veamos...yo qué sé...¿ puede ser que necesito a la gente por mucho que piense que no es así? Porque si no hubiese sido por vuestra intervención no seguiría aquí. También me hizo recordar el motivo por el que abandoné los aurores...no quería seguir órdenes de nadie, nunca más. - con esta respuesta debería darse por satisfecho, si es que lo está alguna vez. Vuelvo a recuperar la visión cuando por fin me quita la venda de sombras de los ojos, tal vez porque se haya dado cuenta de que no doy una sin ver nada. A mi la oscuridad me parece de todo menos calma, al contrario de lo que dice él en un principio. Al menos me sirve para tratar de enfocar la habilidad de otro modo, no como algo cargado de ira, sino como algo más frío. Desde luego resulta más temible la idea de alguien que domine su 'oscuridad' de manera tranquila que la idea de alguien que es presa de su furia. Suena mucho más efectiva la segunda. Pero claro, una vez más me está hablando desde la perspectiva de vampiro.

Los zarcillos de oscuridad que me ha lanzado al cuello cada vez se aprietan más y más, impidiéndome hablar, sólo puedo forcejear y mirarlo con cara de cabreo cuando me dice que no me estoy esforzando. Lo estoy haciendo, no es que me esté conteniendo, pero sin hechizos de luz es muy difícil. Cuando la cúpula comienza a cubrirnos trato de lanzar una bola de fuego para que abra un boquete en ésta, pero no tengo éxito con eso. Poco a poco la escasa luz de la luna va siendo sustituida por la total y absoluta oscuridad. Antes de que la cúpula se cierre del todo creo otra bola de fuego, con el único objetivo de no quedarme a oscuras. Si mal no recuerdo una vez escuche que el mayor enemigo de las sombras no es la luz, sino la ausencia total de ésta. Está claro que sin luz no puede haber sombras, así que no sé qué pasará si deha todo a oscuras. Después extiendo la mano hacia un ángel de mármol que queda muy cerca de mí, rozando el material con la punta de los dedos. Estiro un poco más a pesar de estar un tanto ahogado, poniendo la palma entera. Modifico de este modo la forma y el tamaño de la escultura que acabo de tocar, haciendo que extienda su brazo acusador hasta alargarse de manera peligrosa. El brazo sale disparado contra el pecho del vampiro, con sus amenazantes dedos puntiagudos por delante. Después de esto bajo el brazo, comenzando a ver todo negro no sólo por la falta de luz, sino de aire.

---
éxito:consigo abrir un agujero en la cúpula de sombras
fallo: nada

El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

-Mmmm...eso suena algo más convincente.
Le respondo cuando finalmente analiza en algo mas de profundidad aquello. Desde entonces, algo habia cambiado. Yo al menos habia podido notarlo porque...me perdonó. Perdonó los errores que cometí en mi anterior vida como padre ausente. Ahora aquel dolor que pude sentir en vida me resultaba raro, ajeno y distante. Pero sin duda habia alguna conexion que hacia que me lo pensara mas de dos y de diez veces antes de atacar su cuello en busca de su sangre. La mía, al fin y al cabo.

Le mantengo la mirada con impasibilidad cuando el me lanza una furiosa, y luego arroja una bola de fuego contra la cupula de oscuridad, que resulta no ser lo suficientemente potente como para deshacer mis sombras

"se está debilitando. Deberia parar?"

Y decido que no. Que si tengo que hacerle perder la consciencia, lo haré. Sin embargo pese a todo, siento como su pulso se acelera, el bombeo de su sangre es mas veloz... Pese a todo se las apaña para tocar una estatua, haciendo algo que me parece realmente curioso, deformar la materia de la misma para que la acusadora mano del angel se alargue hasta mi pecho. Sonrio de lado, mostrando uno de mis colmillos.

-No está mal, Reiv. Quizá.... -dejo de hablar para golpear con mi puño cerrado la petréa mano que viene hacia mi, rompiendola hasta el antebrazo y luego terminando de usar la otra mano para agarrarla y tratar de frenar su avance, aunque mis pies se arrastran por el suelo. -Quizá podria haber funcionado.

Termino de arrancarle el brazo a la estatua y se la arrojo a Reiv. La cupula de oscuridad no cede, pero si hago que aflojen un poco los zarcillos que lo estaban asfixiando.

El miembro 'Sirius Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

Mi última esperanza era que la mano de piedra que le he lanzado lograse herirlo o al menos desconcentrarlo para que me deje algunos minutos de descanso, pero el vampiro resulta ser más rápido y más fuerte, como era de esperar. La falta de aire me impide pronunciar palabra alguna, apenas un ahogado sonido de exclamación cuando me devuelve el brazo de piedra. Trato de esquivarlo sin éxito, recibiendo el golpe en la cabeza. Esto provoca que se me reabra la brecha a medio curar que tenía de la anterior batalla, haciendo que la sangre comience a manar de mi sien hacia abajo. Soy consciente de lo que esto significa, la sangre puede atraer a Sirius haciendo que pierda definitivamente el control. Por eso trato de detener un poco el sangrado, pasando la manga por la herida para que no sangre tanto. Comienzo a toser cuando por fin afloja un poco los zarcillos de oscuridad que estaban próximos a ahogarme, cayendo de rodillas al suelo mientras trato de aspirar amplias bocanadas de aire para recuperar el oxígeno que me hace falta. Conjuro un pequeño hechizo de luz en mi mano, el equivalente al lumus, más o menos, pero está claro que le falta la potencia que podría conseguir usando el hechizo del modo habitual. Dirijo esa bola de luz a los zarcillos del cuello, queriendo aflojarlos definitivamente de esta manera.

Nuestra conversación ha ido disminuyendo progresivamente conforme avanzaba la pelea, aunque es obvio que casi toda la culpa de eso la tiene el hecho de que me estuviese impidiendo respirar. Mucho menos hablar. Por fin puedo decirle algo, cuando dejo de toser un poco. - Tú... eres tú el que se está conteniendo. Sin hechizos de luz potentes y con mi estado físico actual no puedo hacerte frente. - admito de manera un tanto amarga al saberme perdedor del combate si no fuese porque no quiere ir a matar. Pero por orgullo no pienso dejar que acabe así, por lo menos tengo que darle aunque sólo sea un par de veces. Hasta ahora no le he hecho nada, prácticamente nada. Esta vez me esfuerzo más y no me corto con el fuego, lo extiendo por todos los matojos secos del lugar, todos los que nos rodean. Después hago un gesto con los brazos para que se eleven las llamas hacia arriba, dando forma al fuego. De este modo forma una especie de figura de aspecto similar a un demonio, que avanza hacia él con rapidez, queriendo envolverlo en un abrazo abrasador. -

El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

Por fin crea una fuente de luz, que es lo que deberia haber hecho hace tiempo-. No se si es que no habia caido en ello o si se estaba reservando...no lo se. Pero con ello los zarcillos de alrededor de su cuello se queman y retroceden bastante. El problema ahora no es ese, es que se ha llevado un golpe en la cabeza....y que empieza a sangrar. No es algo que me pase desapercibido, pese a lo rapido que se limpia, el aroma de su sangre golpea mis narices de modo brutal. Cierro los ojos un momento echando la cabeza hacia atras ligeramente...

"no..."

Me obligo a volver a abrirlos, e incluso retrocedo varios pasos. No queria empezar. O quiza no podria parar. Él se limpia, pero tampoco es suficiente, el olor de su sangre sigue ahora en la ropa. Pero por suerte, parece mas decidido. Dice que soy yo quien se está conteniendo, y es cierto. Mientras el saca toda su artilleria, por un momento, mi mente se despista. Miro hacia algun punto en el vacio, abajo y a la izquierda. No estoy viendo ahora mismo lo que tengo en frente, si no lo que los ojos de las sombras me muestran mas allá, en el lugar en el que tengo mi refugio. Una joven intrusa. Pero parece inofensiva. Aun asi despierta mi curiosidad y no puede quedar desatendido.

Para cuando mi mirada vuelve aqui, el calor golpea con fuerza mi rostro, ya que las llamas que ha generado Reiv ahora son mas que formidables. La luz no deja de molestarme a los ojos y a la piel, que siento levantarse por algunas zonas a causa de la exposicion a su intensa luz.
-Sería un necio si me dejase atrapar por esto.

La lluvia habia comenzado a caer suavemente sobre el cementerio. Contemplo la brillante figura ignea, que ha dado forma de demonio, pareciendome muy apropiado. Sin embargo por unos momentos deseo elevar mis brazos y fundirme en un abrazo con esa pira, me parece más que apropiado. Y mis brazos se levantan, pero la oscuridad tambien lo hace, envolviendome y protegiendome. Como dijo Shinare una vez, es casi inconsciente. No era tan facil. Mi cuerpo se deshace en sombras entonces, huyendo de aquel demonio de fuego y reptando hacia Reiv, recomponiendome a su lado.
-Vas a darte un pequeño paseo ahora
Lo agarro con fuerza por una muñeca, y usando el paso de las sombras, me introduzco por la sombra que proyectamos, que es fuerte gracias a la luz del fuego, arrastrando a Reiv conmigo y desapareciendo de alli.

Mientras, la lluvia que cae extingue los restos del fuego que pudieran haberse quedado prendidos por cualquier matojo.

-Soy completamente consciente de qué se me veía encima. De lo que no lo era tanto es de las muchas cosas que se le vienen encima al ejército en cuestión. Mi hermano, dices. Ya sé que tendré que ir en contra suya. ¿Y qué? Es irrecuperable. Es tan sencillo como acertarle un tiro entre ceja y ceja. Es uno más, un drow cualquiera, y uno muy fiel a los estereotipos de la raza. No voy a perder nada.- Le solté con paso ni lento ni rápido, justo a su ritmo.

Me llamó capitán aunque atisbé cierta duda en sus palabras. Le observé con la mirada severa, quizás más decidida que antes. Decía luchar no contra personas, si no… Contra aquellos que defendían la desigualdad. -Pero no todos apoyan esa desigualdad. Hay niños en ese bando, niños que… Es fácil retirarles eso antes de que les distorsione las ideas. Es lo único que pido. Que a ellos se les de una oportunidad. Al fin y al cabo no dejan de ser víctimas, no es culpa suya haber nacido en tales ambientes, en tales condiciones. Es simple privarles de ese uso. Y, ¿Qué detestarían los magos más que ver a sus hijos llevados por la senda correcta?

Cogí una gruesa capa y me la eché sobre los hombros, con la capucha bien puesta para evitar el leve sol que amanecía en la distancia. Salimos de la base y nos dirigimos al cementerio. No abrí la boca durante todo el viaje hasta llevar allí, tanteando de vez en cuando que llevara todos los objetos donde era debido. Todo se me hacía mucho más pesado de lo que debía. Nevaba ligeramente en la base y en el cementerio había ya una capa fina de esta cubriendo todo el suelo, las tumbas… Caía sobre mí, sobre mi cuerpo, sobre mi capa y poco a poco me humedecían.

Me quité la capucha y dirigí una mirada a Javert, entrando al recinto de los muertos mientras un hálito gélido se escapaba de mi boca, provocando un baho a mi alrededor. -Si hay algún curioso, si hay algún oyente, ordeno y obligo a que preste presencia ante nosotros o que calle sobre todo lo que oiga para siempre.- Bramé, omnioso tal y como caminaba entre las tumbas. Los muertos tendían a no quedarse donde debían en tiempos como aquellos.

Me giré de caras al capitán y mis ojos dejaron entrever un destello azulado metálico, extraño. Bajo la luz del sol, atenuada por las nubes, se marcaban más los surcos de mi rostro provocados por las ojeras y los muchos días de cansancio que cargaba encima. -Andreas Wilhelm es uno de los primeros asuntos a discutir. Un hombre de simpático trato, de gran ocupación y aún mayor poder. ¿Qué le parece?- Le pregunté mirándole de reojo mientras miraba una tumba gigantesca, con una escultura coronandola. Algunos se llevaban la ostentación hasta la muerte. -Tiene más poder del que tu y yo tenemos en conjunto. Tanto fuera como dentro del ejército. Un simple click en una pantalla y es capaz de tener visión con las cámaras de la residencia privada de Frances. ¿Quién dice que no también de la base? ¿De nuestros despachos?

Me llevé una mano a la nuca. -Un simple click en un botón y es capaz de matarme aquí mismo si así lo desea. Votó por mí porque me tiene completamente controlado.- Ahora si, lo miraba fijamente. -Y una simple orden y nadie nunca más hablará siquiera a los capitanes de la mucha información que oculta. Dyospiros, mi hermano. La única persona que ha escapado de los campos hasta el último ataque, fugitivo, torturado y mancillado en su estancia en aquellos lugares. Y sin embargo cuando lo apunté con mi pistola me vetó la información. A mí. Segundo capitán de la Alianza. ¿A qué punto hemos llegado, en el que siquiera las cabezas del ejército pueden ver la información recopilada por sus mismas unidades, por los mismos centinelas?

Le miré con gran seriedad y cierta rabia en mi interior. -Los campos son suyos y únicamente suyos. Nosotros llevamos los presos allí y es suya la decisión de hacer lo que quiera con ellos. Ya me confesó que ni a ti ni a mi obedecerá dentro de aquel recinto. Todas las investigaciones que se hacen, toda la información que se les saca, no es comprobada. Sencillamente se la quedan y todo lo que vemos nosotros de ello es la puntita del iceberg. Pero, ¿Y quién les da el material para sus experimentos? El ejército. Que se encarga de llevar allí a cualquiera de los presos, todo, para que sean olvidados durante el resto de la existencia.- Paré en seco y miré al cielo, luchando contra el resplandor de las nubes. -Tiene suficiente poder como para ocultar información de la base del ejército de la Alianza humana. Se niega a obedecer a aquellos que le dan de comer y que le protegen su campo de torturas personal. ¿Qué es el ejército para el ministro si no una herramienta más? ¿Qué hace con la información? ¿La vende, para comprarse sus limusinas y perpetuar sus lujos? ¿Por qué debemos permitir que el ejército sea un simple recolector de gente que siquiera es capaz de mantener en sus dominios por su ineptidad?

Suspiré. Tomé aire. -Sabía perfectamente que un gas somnífero habría funcionado más que algo que provocara miedo. Pero lo utilizó porque le apetecía probar sus efectos. Y por eso se escaparon varios presos. Presos que, como mi hermano, son poco más que cólera y resentimiento, que saben más de nosotros que nosotros de ellos pues poco o nada nos da a conocer de los resultados de sus interrogatorios. ¿Qué beneficio nos aportan? ¿Es oportuno seguir sirviendoles a su propósito, capitán Javert? ¿Bajar la cabeza, no preguntar y seguir alimentando sus arcas personales?

Sus pasos fueron cada vez más relajados en cuanto llegaron al lugar indicado para la reunión, en cuanto un leve escalofrío le recorrió el cuerpo por pisar un suelo que en muchos años no había hecho, por observar aquellos árboles que ni siquiera protegían de la siniestra oscuridad que aún mataba la única alegría que contenía Londres por esos días.
Se mantuvo en silencio, escuchando las palabras de Ailanthus cuando protestaba contra la vida y el trato a los niños.
"Esos asquerosos tampoco se preocupan por los nuestros...pero no vamos a ponernos a su nivel"
Junto sus manos en la espalda mientras su compañero proseguía con su discurso, aparentemente caminando sin rumbo fijo pero con la mirada puesta desde que había entrado en una de las tumbas, al final del cementerio.
En cuanto le refirió el tema del poder del Gobierno, se detuvo en frente de la tumba en cuestión: una pequeñita y llena de un musgo que impedía leer los nombres que se habían grabado en ella.
Se había adelantado al drow y aunque este había concentrado su atención en una de las más grandiosas, Javert se mantuvo acuclillado junto a esa simpleza a la que comenzó a rasgar con una piedra con el simple fin de poder entrever las palabras escritas.
- Sus palabras comienzan a sumergirse en la oscuridad, no le niego que el poder del Gobierno sea mucho mayor que el del ejercito, que nosotros acatamos ordenes y después somos los que recibimos las más dolorosas criticas...una de ellas de usted, por cierto, pero ese mal ya traté de erradicarlo en la selección de capitán...con éxito, sí, pero no el suficiente ¿por qué? Debido a que el ministro le concedió su voto...si en verdad quiere hacer temblar a esas personas lo primero será que los dos capitanes actúen como uno y empezamos por mal camino, se los dejó claro tanto a Ruth como a Andreas con sus declaraciones, y lo segundo que el ejército se mantenga unido, hecho también que se ha quebrado con la selección.
El primer nombre comenzaba a distinguirse por lo que pasó al siguiente, sin mirar directamente al rostro de Ailanthus pues estaba concentrado en mejorar el aspecto de aquella tumba olvidada.
- No le voy a negar que el trabajo en los campos no es de mi agrado, que yo utilizaría técnicas menos..."físicas" y más productivas a largo plazo...pero no comprendo algo de su persona, Ailanthus ¿por qué lucha? Mi único deseo y ambición la conoce, la única palabra que precede a todo, que sobrepasa mi vida misma, es la HUMANIDAD y el ejército, por supuesto -en cuanto el musgo desapareció de entre las líneas esculpidas en la piedra, se levantó, sacudiéndose las manos- Sin embargo no soy un ingrato, la gente necesita a alguien a quién seguir, a quién los tranquilice en estos tiempos, una figura estable a pesar de la guerra ¿y usted pretende romperla? -sonrío, al fin volviéndose hacia el drow- No lo haga, no por el momento, pisa un campo de minas al que no debe precipitarse...se lo digo desde mi propia experiencia, debe meterse de lleno en su juego y ganar si no quiere que ese ministro pulse el botón ¿cómo hacerlo? Simple, aguarde el momento justo y sobre todo, no traté de equiparar un lado de la balanza que se le vendría encima de una forma o de otra...comience por ganarse el peso que pretende equilibrar.
Se separó de la tumba y los nombres que la oscuridad guardaba, permitiendo que únicamente se divisara una larga J en el comienzo de cada uno de ellos.
- No estará molesto, concentrándose en los campos porque su hermano estuvo allí ¿verdad? No me malinterprete, no conozco a ese tal Dyospiros en absoluto pero si ni yo mismo conocía el camino a los campos y él, que dirigió ese ataque, sí, pudiendo incluso salir, es porque ya estuvo antes...y lo que respecta al somnífero, no lo vi mala como última medida aunque yo habría cerrado el lugar a cal y canto -no le importaba percibir el frío en sus manos, las volvió a unir en su espalda completamente erguida y con la mirada firme en los ojos del otro, con el rostro algo endurecido- Volviendo al tema anterior: propone una revolución, si quiere tener una mínima posibilidad tendría que tenerme como aliado...supongo que por ello quería también conversar con mi persona...no obstante, ya se lo he dicho, mi prioridad es la humanidad y si esta se ve amenazada por una inestabilidad que provocaría el fracaso en la guerra le aseguró que acabará matando nuestra "colaboración"; si rememora las antiguas guerras y las grandes figuras, todas se vieron en el fracaso por ambición y tratar de alcanzar una destrucción por todos los frentes...yo no me incluiré en uno de sus nombres así que se lo diré de nuevo, espere al momento justo, la precipitación sólo lleva a la desolación .

Se entretenía en limpiar tumbas. Yo no hice intento por leer el nombre, quizás por respeto, quizás sencillamente por estar demasiado inmerso en mis propios pensamientos. Me apoyé contra un ciprés y me crucé de brazos. Escuchaba sus muchas palabras, crípticas, retorcidas, con tal intención quizás hasta de darle algo de literario que se convertían en confusión y las hacía demasiado… Simples de entendimiento. No era yo novicio en la lengua, de hecho, sabía más inglés que la mayoría de los que había conocido. Pero sus… intenciones de ocultar el verdadero significado de lo que decía, pues eso es lo que parecía, hacían casi ininteligible su discurso.

Él hablaba de unidad. Él hablaba de tener que actuar como uno. -¿Como uno?- Le arqueé una ceja y suspiré. -Capitán, siento decir que no puedo hacer eso, pues no tengo pista alguna sobre qué es lo que usted quiere hacer.- Y le dirigí una mirada severa, mis ojos fulgurantes. -Y no es cuestión de mantener el ejército unido. Ya no es solo el papel que yo juego. Es el papel de Ruth, quien está haciendo todo lo posible por poner a NUESTRA gente en mi contra, en generar una devoción hacia su persona y hacia el país más que en intentar mantenernos unidos como… Humanidad, no como ingleses.

Habló de su desagrado hacia los campos. Me preguntó porqué luchaba. -¿Por qué lucho, Javert? ¿Me preguntas porqué lucho? Porque estoy cansado de la magia. Tu quizás tuviste aquel… Hermano mago. Pero yo nací en una sociedad donde esta formaba parte de la esencia de todos, una donde definía la capacidad de siquiera vivir o morir. Y lo normal es que hubiera muerto, y es lo que esperaron que hiciera. Pero quizás soy testarudo. Sobreviví, irónicamente con ayuda del mago más obseso que haya visto en toda mi vida. Que en paz descanse aquel nigromante, si es que lo merece. Y huí, vine aquí, al exterior. Viví con una familia de humanos. Aprendí vuestras costumbres, vuestra lengua, vuestra forma de ser. Nunca me sentí como si fueran… De los míos, pero sé que fui mucho más querido que no de lo que jamás pude siquiera imaginar en mi verdadero hogar.

Tomé algo de aire y, con voz trémula, concluí mi historia. -Y los aurores me lo quitó todo. Es la tercera y última vez que dejo que la magia me arrebate algo. Por eso lucho. ¿La humanidad? Sí, lucho también por ella, a pesar de mis orígenes. Pero mi objetivo, mi real objetivo, es acabar con la magia.- Se levantó y le dirigí una mirada a la tumba, mis ojos fulgurando para leer a pesar de la falta de luz, ahora sí, intentando leer su nombre. Sus siguientes palabras no me llevaron a sacar ninguna conclusión específica. Era demasiada palabrería y una falta de acciones concretas. -Aguardar al momento preciso, está bien. ¿Y no estará haciendo él lo mismo? No es un juego que tenga oportunidades de vencer por mi mismo. No puedo plantar cara a alguien que sabe todos y cada uno de mis movimientos.- Las siguientes palabras erizaron los pelos de la nuca.

-Un somnífero habría funcionado. Cualquier cosa. Pero no empezar a practicar con gases alucinógenos de dudosos resultados. Y cerraron las puertas. Pero no les fue en absoluto difícil abrirse el paso a través de ellas. Los magos no se andan con juegos.- Pensé nuevamente en mi hermano. En Sybil. Apreté un puño. -Lo que me malhumora es que el juego de los ministros de ocultar información y manipular una base de datos común haya provocado que exista esa amenaza. Le había preguntado si alguien de nuestros enemigos conocía nuestra posición y se hizo el loco. Me da igual que sea mi hermano, como si quisiera ser un completo desconocido. Pero un fugitivo es un fugitivo. Y una información que rastrean nuestros propios centinelas NO ha de ser manipulada por nadie. Lo único que quiero exigir es que o de toda la información que toca, todo lo que consiga, o que se despida de tener nuestra colaboración.

Él seguía tan firme como siempre. Yo seguía bajo aquel árbol -símbolo de la muerte-, agradeciendo la sombra que generaba. Me seguía aleccionando, dando consejos. -Javert. Tengo más tiempo que todos ellos, sé que es prudente esperar, pero no es preciso quedarse de brazos cruzados. Hay que cortar por lo sano el hecho de que no seamos más que los perros de los ministros. Y pienso ser su aliado, capitán. No tengo nadie más en quien confiar y eres la única persona que sé que quiere luchar por el ejército íntegramente, por las personas que se dejan sus vidas en el campo de batalla… Aunque sea para proteger cosas que siquiera les incumben, que solo son símbolo del despotismo y la ostentación de cierta ministra.

Le miré fijamente. El rostro ensombrecido. Pero sin embargo lucía un atisbo de determinación. -Sí, luchamos por la humanidad. En eso estamos de acuerdo. Y eso es lo que quiero hacer. Dígame, Javert, ¿Cuales son sus planes? ¿En qué necesitas mi apoyo, a qué dirección quiere encarar el ejército? ¿Quieres hacer una ofensa? ¿Quieres atacar? Con nuestras espaldas sin vigilar, ¿Es eso lo más prudente? Y sin embargo no podemos seguir esperando con la esperanza de que se solucionen los problemas internos.- Bajé la mirada al suelo. -Pienso hacer lo que sea necesario por acabar con la magia. Pero el ejército necesita un saneamiento, no podemos permitirnos que nos apunten en nuestra propia base. No quiero ni pensar qué ocurriría en el campo de batalla si a alguno se le cruzaran los cables. Es tan sencillo un soldado cualquiera con un soborno cualquiera o muy conmovido por los discursitos nacionalistas para que un día u otro amanezca el ejército sin capitanes. Sin nosotros esta lucha ya no será más que un intento de engordar las personalidades y la hacienda personal de los ministros, no una lucha real. El poco dinero que hay en estos tiempos acaba, de alguna forma u otra, costeando las reconstrucciones de un puñetero palacio o comprándole trajes nuevos a un ministro. ¿Comprende lo que le digo? ¿Cuál es el sentido de luchar contra seres mágicos cuando siquiera el poder que nos está manipulando libremente tiene más interés que el tener una vida próspera gracias a la sangre corrida en batalla?

Tomé aire otra vez. -He visto a hombres perecer en los campos por proteger estúpidas torturas que no servirán en absoluto para la victoria de la humanidad. ¿Entonces, para qué han muerto? Hubo quien se enfrentó a un dragón para procurar que la ministra pueda estar segura en su casa. ¿Es eso la lucha contra lo mágico? No. Si deseamos realmente dañar es hora de ir a por ellos. No podemos centrarnos en asegurar lugares que poco o nada aportan al futuro de la humanidad, si no al simple disfrute de unos privilegiados.