Castillo Le Fay (en ruinas)

La escena que ante mi se mostraba parecía ir muy deprisa. Sentía lástima por aquel joven, era evidente que algo se había apoderado de su mente, pues ni siquiera parecía prestar atención a Chloe, la cual intuí que conocía a Jarkko, esa cara de terror, de preocupación hacia los tuyos era trágicamente reconocible.

Veo que el joven está muy confundido, había caos en su mente. Me recuerda a cuando una criatura se asusta y florecen sus instintos básicos, cegándole la lógica y la realidad. En ese momento veo que se me lanza, no se si quiere atacarme o solo apartarme, pero en su grito, siento que no busca la soledad, "DEJADME EN PAZ", necesita ayuda, y aunque el altruismo no es lo mio, mis propios instintos surgen.

En el momento en el que se lanza, lo intento coger de la camisa y ponerme cara a cara con el para que nuestras miradas se crucen. Mantengo un gesto solemne, sin mostrar ningún sentimiento. Intento transmitirle paz para que se calme, seguridad para demostrarle que no está solo, que esta rodeado de buena gente que quiere ayudarlo.
-Jarkko -susurro, y continuo arrastrando una voz relajada, en un tono que transmite serenidad - cuando bebas agua, recuerda la fuente. Tú no eres así, vuelve en ti, Jarkko...- acabo volviendo a susurrar su nombre con un leve suspiro.

Tras unos tensos segundos conseguimos que Jarkko deje de morder al pobre chico, aunque sea apartándolo mediante una patada. No puedo evitar sufrir al ver así a mi amigo, tan descontrolado y en tan mal estado, casi tanto como cuando perdió sus extremidades. Me asusto un poco por el grito que pega, echándome un par de pasos hacia atrás de manera instintiva. - Tranquilo, Jarkko, estás a salvo...aquí nadie quiere hacerte daño.- trato de detenerle cuando se abalanza contra el elfo recién llegado, aunque al ver cómo se las apaña empiezo a pensar que no es necesaria mi intervención. Me sorprende la templanza de Jeliel ante la situación, casi sin inmutarse mientras procura calmar los ánimos del licántropo. Poco a poco me aproximo a ellos, poniendo una mano en el hombro de cada uno mientras hablo pausadamente.  - Te ayudamos a volver a la cama, o si quieres...podemos ayudarte a dar una vuelta por el exterior, tal vez te venga bien. - me atrevo a decir por si le parece bien la idea. Si no reacciona creo que lo mejor será darle un poco de leche de amapola para que duerma.

- Dinos cómo podemos ayudarte...

Si mi hermano estuviese aquí tal vez Jarkko le hiciese más caso, pero no le he visto en todo el día y no sé dónde se ha metido. Espero que no haya decidido seguir a Azahar en su misión con los de la Brigada en los campos de concentración. Se marcharon no hace mucho, y me quedé con las ganas de ir a ayudar. Insistiré en mandarle mensajes a mi hermano para ver si me contesta, aunque ya empiezo a temerme que haya ido. Miro de reojo a Jeliel, teniendo una idea relacionada con eso que ha dicho antes de que venía a buscar trabajo. Tal vez debería ir de apoyo médico para cuando terminen la misión.  - Oye...¿tú estás acostumbrado a luchar? quería preguntarte si me acompañarías a una misión peligrosa. Quisiera ir a ayudar a los que acaben heridos. Te pagaría, claro. - sé que no todo el mundo colabora sin beneficio de por medio, y él mismo dijo que quería trabajar. Lo bueno de la familia Le Fay es que tienen pasta, y en el castillo todavía quedan cosas de valor que le puedan interesar.  - ¿Qué me dices, te apuntas? - miro de reojo a la puerta, no vaya a ser que aparezca mi padre y se cabree por lo que estoy maquinando.

Observo a Jarkko, parece que se ha calmado un poco, pero aun así, me mantengo un momento mirandole los ojos, intentando comprender qué le provocaba ese estado. Detesto ver una pobre vida destrozada, me llena el alma de pena y tristeza, aunque no dejo de mantenerme serio. Pero en el momento en el que Chloe pone su mano en mi hombro, el calor humano me devuelve a la realidad  y no puedo dejar caer una lágrima sobre mi pálida faz. Miro a Chloe, y veo que también intenta ayudar a su amigo.

Me incorporo dignamente y estiro mis ropas. En la mano derecha, saco una daga que tenia oculta en la manga por si las cosas salían mal. -Es fácil esquivar la lanza, más no el puñal oculto -Digo, mientras la vuelvo a guardar.  Veo que Chloe está pensando en algo hasta que me pregunta si estoy acostumbrado a luchar. -Mi estilo es muy distinto al de un guerrero, pero créeme que en mi profesión se requiere de más fuerza de voluntad, coraje y aguante que la que tiene un guerrero en la batalla, o al menos, así me dedico yo a mi oficio. Te ayudaré, siempre y cuando pueda sacar algún provecho económico. Son tiempos difíciles.... Si contratas mis servicios, seré tuyo hasta que el trabajo esté realizado. No importa la peligrosidad de la misión, pero, te advierto, si mi vida peligra o la misión es imposible, romperé el contrato. -Acabo diciendo mientras saco un pequeño pergamino rosado de una pequeña bolsa.

En el pergamino, el cual te muestra, ves que es parecido a un contrato de trabajo, donde ambos firmantes ponen sus peticiones y firman. [Por si quieres leerlo detenidamente, no ves que haya trampa ni nada de eso, de echo, no es un documento legal, es simplemente para que Jeliel tenga un "registro" o algo similar y para que quede constancia del trabajo]

-Me caes bien Chloe -digo, mientras firmo el contrato. Me espero a que ella firme. Cuando veo que firma, me reverencio levemente ante ella. -Mi señora, si me permitís, quisiera prepararme para el viaje que usted me propone. Seria de gran ayuda que pudiera ayudarme a equiparme con lo necesario. -Se nota un cambio en el registro vocal de Jeliel y se muestra servicial hacia Chloe. -Portaré todo lo que usted me pida y marcharemos cuando esté lista.

Pese a mi intento de agresión el elfo se me interpone, sujetandome por la ropa. Lo miro a la cara porque no me queda mas remedio, no puedo agarrar su mano para retorcersela y librarme. Aunque lo miro con rabia, su expresion tranquila o quiza su tono, serenidad y postura hacen que mi frenetica mente se vea obligada a detenerse por un momento, mirarlo bien y escuchar lo que tiene que decir. En ese momento no me doy cuenta pero parte del efecto tambien proviene de su aspecto. Embelesa en cierto modo. Como la luna.

Volvi a oir a Chloe, pero ahora, si la escuché. Desvié mi mirada hacia ella, pero mi expresion ya no era de rabia o de ganas de destrozar todo lo que tuviese por delante...habia dejado paso a la realidad.
- Chloe. Perdona. Yo....

"...no me he podido controlar...."

Me retiré de ellos en cuanto pude y miré hacia el chaval que habia empujado antes. Ya lo estaban atendiendo y curándole lo del cuello. Me dejé caer sobre mi camilla, quedando ahi sentado con la mirada un poco perdida pero la expresion de agobio clavada en el enfermero aquel. Seguía pensando lo mismo de antes, pero ahora al menos era consciente de que no estaba rodeado de enemigos si no lo contrario, y que ellos no tenian que pagar mis mierdas, ni mucho menos.

Me pasé el antebrazo por los ojos y negué al ofrecimiento de ayuda de Chloe.
- Será suficiente con que no dejéis que vuelva a atacar a nadie.

Pero caí en algo, algo que ella conversaba con el extraño elfo. Fruncí mi ceño, aquello sonaba a....
- No puedes irte, Chloe.

Observo con preocupación la daga que guardaba el elfo bajo la manga, aunque no haya tenido que usarla. Después niego con la cabeza cuando mi amigo se disculpa, todavía sin apartar la mano de su hombro mientras lo acompaño a la camilla de nuevo. - No pasa nada, Jarkko...no te disculpes. Seguro que el enfermero se recupera. - miro de reojo al pobre chico herido, que está siendo ya atendido. Debe entender que los licántropos no son dueños de sus actos en estos momentos. Me separo un momento de ambos para ir al armario donde guardamos las pociones, sacando una de ellas para entregarla a Jarkko. - Esto puede serte útil para dormir sin tener pesadillas...y estarías más tranquilo. Te la dejo aquí por si quieres beberla. - La dejo sobre la bandeja que hay junto a la camilla, poniendo una caña para que pueda beber, si al final decide que quiere adormecer sus sentidos. - Solucionaremos lo tuyo, te lo prometo.

Después presto atención al elfo, que accede a ser contratado si hay un beneficio económico de por medio. Me muerdo el labio con incertidumbre cuando dice eso de que abandonará la misión si es muy peligrosa o su vida está en peligro, pensando que la misión a la que vamos es un poco de ese estilo. - De acuerdo. - acabo aceptando esa condición, leyendo después el pergamino que me muestra. El tipo está realmente bien preparado para este tipo de cosas, así que supongo que debe ser mercenario o algo por el estilo. En las peticiones escribo que deberá defenderme y ayudarme a sacar con vida a todos los que sea posible, que me ayudará a trasladarlos de vuelta aquí, y que será en este mismo sitio donde reciba el pago, a la vuelta. Firmo el documento, sintiendo que debo hacerlo a escondidas porque muchos no aprobarían lo que estoy haciendo. - Gracias, tú también me caes bien. - respondo con una sonrisa, aunque lo difícil es que alguien me caiga mal. Muy mala gente tienen que ser para ello. Después le miro un poco cortada por su modo de dirigirse a mí, haciendo un gesto que quiere decir que no es necesario.

- No hace falta que me digas 'mi señora' o que hagas reverencias como si fuese de la nobleza. Puedes llamarme Chloe, sin más. - suspiro mirando a Jarkko cuando me dice lo que ya suponía que iba a decir, sé que tiene parte de razón. - Van a necesitar ayuda, y también está allí Azahar. Puede que incluso Ian. Tengo que ir. - me disculpo con él, dándole un beso en la mejilla antes de salir con Jeliel de la enfermería. Le pido que coja las armas que pueda, y yo me encargo de preparar el botiquín con lo que pueda necesitar para curarlos. Después de eso, una media hora después, nos reunimos en el exterior el castillo ya preparados. Supongo que durante el camino tendré que contarle los pormenores del viaje, nos dará tiempo mientras conducimos una de esas furgonetas robadas que se han convertido en nuestro medio de transporte estos últimos meses. Así abandonamos el castillo, conduciendo rumbo a los campos de concentración.

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off: sacados Chloe y Jeliel, el siguiente post lo haremos por los campos

El retorno a Escocia resultó ser más rápido que la ida, ahora que Smaug se había recuperado al estar en un sitio con magia. Tras un par de jornadas de viaje conseguimos alcanzar el castillo Le Fay, lugar al que se supone que debíamos regresar para dar las noticias sobre Turín. Setelah no había espabilado demasiado durante el trayecto, así que fue un tanto difícil sujetarle mientras volábamos a lomos del dragón. Me preocupaba que los idiotas eso de los guardianes le hubiesen dañado de tal manera que ni lo que hizo el galeno sirviese. Por fin aterrizamos en los amplios terrenos del castillo, siendo recibidos rápidamente por algunos de los refugiados. Ellos me ayudan a bajar a Setelah al suelo, y posteriormente a conducirlo al interior del castillo, a la enfermería. Al menos allí empiezan a atenderle algunos de los médicos compañeros de Lucio, que tienen mucha tarea con el resto de gente que hay en el lugar. Les dejo trabajar para que se encarguen de él, tras explicarles un poco qué es lo que le han hecho. Después salgo de la enfermería un momento, buscando en primer lugar a mis hijos y sobrinos para ver cómo están. No ha sido un viaje demasiado largo, pero quiero verlos cuanto antes. El reencuentro con mis hijos es tal y como lo esperaba, con los más pequeños saltando a mis brazos, y el mayor un poco de morros, hasta que por fin deja de hacerse el interesante y viene también conmigo. No me puedo quedar demasiado, así que les pido que se queden jugando mientras termino de solucionar unas cosas en el castillo.

Enseguida voy en busca de los miembros del Consejo para explicarles lo de Turín. Me encuentro con uno de los más viejos, el tal Newton, al cual entrego un saquito con el material que sacamos de las cuevas alquímicas. Sean y los demás ya le darán el suyo cuando lleguen. Le cuento también lo que sé sobre el sitio, lo que dijeron los guardianes al respecto, y el tema de que lo del satélite y esto parecen materiales obtenidos de sitios opuestos, el de la fuente de magia y el de la antimagia. Le comento también un poco por encima la sugerencia que hizo Gio, de intentar utilizar este material en combinación con los planos que consiguieron los renegados. Me despido del viejo tras dejarle debidamente informado y decirle que sus compañeros volverán cuando descansen, regresando de nuevo a la enfermería para quedarme con Setelah.

El viaje desde Turín hasta inglaterra fue mucho más corto que el primero, tardamos apenas un par de días y medio desde la ciudad italiana hasta el castillo le drama, lo cierto es que gracias al material mágico Sean pudo crear barreras para evitar ser detectados, además de encantamientos para evitar ser vistos, dándonos así mucho más tiempo de vuelo y por suerte poco tiempo para aguantar la especie de tensión rara e incomoda entre él y Lucio, me encantaría darle una colleja a cada uno pero al no saber muy bien lo que ha pasado no puedo precipitarme, pero seguro es una tontería de crios, como siempre, al menos me quedaba Giordano para tener algo de conversación aunque pocas veces sé lo que le pasa por la cabeza.

Nuestra llegada al castillo fue gratamente recibida y recompensada con malas noticias, algo sobre más rehenes y heridos, que novedad, inmediatamente Sean se baja para informar sobre lo ocurrido en Turín y ponerse al día de lo ocurrido, espero que los otros dos pasajeros hagan lo mismo y antes de que se alejen con el material vuelvo a mi forma humana para así poder entrar al castillo e informarme de todo, no pienso quedarme fuera de nuevo y ya que estoy aprovecho para pillar a Lucio por banda y darle una pequeña advertencia -No tengo ni idea de que pasó en esa iglesia ni en las cuevas, pero deja que te diga una cosa, Galeno, si lo que pretendes es jugar con el chico será mejor que lo dejes en paz - no le doy tiempo a replicas ni nada por el estilo, no me hacen falta sus excusas, me retiro rápidamente y me pierdo por los pasillos para dirigirme a la biblioteca pues en algún momento Sean pasaría por ahí y esta vez no se va a librar de un buen sermón.

Ya han transcurrido dos meses desde que regresamos de nuestra peligrosa misión a Turín, aquella que casi nos cuesta la vida. Al menos conseguimos lo que buscábamos, un material similar y opuesto al de la antimagia, el que están empleando con los satélites. Nuestra llegada no fue tan triunfal como creímos, pues a la vuelta nos esperaban malas noticias, aunque fuesen buenas en parte. Lo bueno era que habían conseguido rescatar a bastantes de los campos. Lo negativo era que prácticamente todos habían llegado aquí medio muertos, además de aquellos que fueron a rescatarles. Lo peor de todo es que algunos de esos mismos rescatadores no habían conseguido salir de los campos, se habían sacrificado por darles una oportunidad de libertad a los demás.

Sayid era uno de ellos, y me entristeció enormemente la noticia, a pesar de que lograse sacar a los jóvenes Ling y Rosse. Todo un héroe. La llegada tampoco fue buena por otro motivo...la advertencia de Zaphira resonaría en mi cabeza durante los siguientes días, además de las frases que me dijo Sean antes de irnos de Turín. Eran como una venganza, eso de dar tiempo es lo que había pedido yo antes, y ahora que me decidía y daba el paso me decía que era cruel con él. Me dolió bastante aquello y decidí mantenerme alejado de él cuando llegamos. Nuestra relación seguía siendo cordial, pero evitaba quedarme a solas con él o hablar de nada más que no fuese trabajo. Por el momento la cosa había quedado congelada, aunque me costase horrores hacer como que no pasaba nada, como que me no me importaba mucho el rechazo. Lo de mi falta de visión en el ojo también me jodía, porque no sabía por cuánto tiempo sería así.

El trabajo me mantuvo lo suficientemente ocupado como para evitar pensar demasiado. Nada más llegar nos dijeron que debíamos desplazarnos hasta la enfermería de Bastion Hollow, pues allí habían llevado a varios heridos de los que no podían traer al castillo Le Fay porque se creía que podían llevar chips ocultos. La prudencia les hizo no traerlos para evitar delatar la posición, pero esa enfermería era peor que esta y allí no aguantarían mucho. Marché del castillo junto con Adael y adam Hacksaw, llevando con nosotros el material extraído de Turín para poder usar la desaparición. Al llegar a Bastion Hollow pude usar mi magia de sanación para darles un poco de tiempo más mientras Adael  y Adam usaban su control del metal para extraer los chips de sus cuerpos. Algunos de ellos eran extremadamente pequeños, algo que no había visto antes. Debía ser la llamada nanotecnología. Sus técnicas eran cada vez más depuradas, y no habríamos localizado los chips de no ser por que contábamos con dos elementaristas de metal. Tras solucionar ese gran problema fuimos trasladando a los heridos con presteza hasta el castillo Le Fay, haciendo varias rondas de traslado usando la desaparición. Cuánto había echado de menos todo el poder que nos proporciona la magia...

En el castillo habíamos conseguido extender el campo de uso de magia hasta los terrenos, gracias a un pequeño prototipo de prueba,  copia del satélite que realizaron Da Vinci, Tesla y Newton. Eso nos permitía cierta libertad de movimiento, y no tener que estar cerca del material de la fuente de magia para poder usarla. Era algo similar a lo que sucedió en la Mole Antonelliana, pero con un rango menor.

Los siguientes días y semanas fueron un continuo de operaciones, curas, temer por las vidas de unos y de otros y sustos porque pensábamos que más de uno no sobrevivía. Poco a poco la mayoría fueron estabilizándose, aunque todavía requerían de todo nuestro trabajo y muchos de ellos seguían en coma. Aldaron y yo discutíamos más que de costumbre, siempre nos pasaba a la hora de prescribir tratamientos o diagnosticar.  

La ronda nocturna nos toca hoy a ambos, así que vamos revisando a los pacientes de la enfermería uno por uno.   - Al...te digo yo que debemos cambiarles los antibióticos antagonistas beta bloqueantes para una mejor solución ...además, deberíamos hacer un escáner cerebral para comprobar que no tengan daños que  desconozcamos. Deberíamos arriesgarnos e ir a por la máquina que quedó en la isla. -


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off: pacientes depositados en enfermería (desde ahora empieza la suma de 10 Ps por día real, aunque podéis narrar si alguno se recuperó antes de los dos meses, según las heridas que tuviese) Azahar, Jeliel, Chloe, Thoren, Yaroslav, Ian, Lykaios, Ben, Gen, Reiv, Juliet, Thranduil, Ling, Rosse, Victorya, Reed

Aquel infernal día, las cosas fueron de mal en peor. Al final, mi única ayuda fue sacar al muchacho con vida y atinar a llevar a los dragones a la fábrica para que pudieran traer a todos los heridos al castillo. Un bonito castillo que olía a sangre, a pesar de los esfuerzos de todos por parecer sonrientes y felices. Yo, por mi parte, no podía negar aún que los horrores de la guerra me eran dolorosos. Si bien había pasado por batallas antes, había sido el tiempo el que las borrara, y aún se encontraban muy recientes.

Tras dos meses de recuperación, ya la mayoría de los retoños se encontraban en condiciones de ir caminando por ahí como si nada. La magia también se había recuperado, así que los chicos habían logrado deshacer la transformación en dragón (aunque preferían esa forma, les quitaba maniobra) y Juliet ya podía convertirse, aunque no lo había hecho en el tiempo en que estuve con ella. Tras el encierro, se encontraba distante, y yo solo podía darle un abrazo de vez en cuando para que se sintiera apoyada. Tras tanto tiempo pasado en aquel horrible lugar, decidí comenzar a ser útil, de alguna manera u otra, colaborando un poco con la creación de pociones para mantener la salud de quienes se encontraban en la enfermería, haciendo crecer algunas plantas difíciles de encontrar, para poder reabastecer las gastadas en las curaciones. Finalmente, de no ser por quienes habían quedado atrapados en los campos, todo parecía ir bien.

Pasaba los días rememorando todo lo que había ocurrido. Las imágenes se repetían una y otra vez en su cabeza, tratando de encontrarle sentido a lo que veía. Desde la salida de los campos recordaba el nuevo ataque a la casa de Chloe, que había acabado gracias a los rusos e Ian que habían intervenido y a quienes no conocía, pero ahora seguía con la mirada cada vez que les veía pasar hasta que se perdían de vista. Había tomado su presencia como un símbolo de tranquilidad, a pesar de que también acabaron mal por un tiempo, incluso peor de lo que ella lo pasó.

Recordaba ver llegar a Lucio, aquel médico que le había atendido ya alguna vez en Ouroboros. Había esperado pacientemente hasta que su turno llegó. Era de las menos graves, si consideraba el estado crítico de todos, pero no se atrevió a pedir mayor urgencia a pesar de su condición. Sabía que ya era demasiado tarde, lo supo en el instante en que dejó de sentir la calidez en su vientre cuando lo tocaba. Lo sentía en el cuerpo. Lo sabía en cada herida, en cada hueso, en cada músculo inmóvilizado por el dolor. Pidió al galeno guardar el secreto y trató de obligarle a jurarlo hasta que pudo controlarse, pues la realidad pesaba más de lo que nunca hubiera imaginado. En el fondo del pecho sentía un hueco que por muchos días la mantuvo en cama, hasta que sintió las miradas de quienes sabían que solo ocupaba un lugar en la enfermería que ya no necesitaba y que no entendían. Aún así, no pudo salir de aquel sitio

Se apoderó de un sillón de una plaza que dejó justo a la derecha de Reiv. Había días en que no podía parar de mirar su rostro, de sentir sus manos y acariciar su mejilla, y otros en los que solo escucharle respirar la hacía quebrar en llanto irreparable. Había días en que necesitaba darle la espalda para no mirarle y otros en que se recostaba junto a él por horas sin importarle lo que pensaban los demás. Trató una y otra vez de curarle con sus poderes, que volvieron al castillo entero, pero las heridas del moreno ya no eran físicas, igual que las propias.

Cuando sintió que su vida acababa, que las paredes se hacían más chicas entorno a ella, que el techo colapsaba y la enterraba en vida, tuvo que salir, sufriendo por dejar a Reiv postrado en aquella cama. Hacía tiempo que la lógica no cabía en su cabeza, así que su retiro fue afuera, en los jardines tan hermosos que no había visto en todo el tiempo que llevaba en el castillo. Tomó el sol a diario desde el amanecer hasta el medio día recostada en una banca inmóvil y después volvía a su sillón.

Sus intentos de socializar habían quedado reducidos a seguir con la mirada a Lucio, Aldaron, Ling, los descendientes, a los ayudantes, y a cuanto se pasaba por el lugar. Sin embargo, desde sus escapadas a los jardines, sus interacciones con otras personas eran más fluidas. De vez en cuando logró una sonrisa sincera y logró conocer, de nombre y de lejos, a todos quienes veía pasar por ahí a diario. No quería admitirlo, pero la soledad le había cobrado factura. Tener a Johan o Thalos, que habían sido sus compañeros en algún momento y que les conocía lo suficiente como para atreverse a iniciar conversación habría sido suficiente; pero ellos no estaban. Así que trató de integrarse, tan lenta, torpe y tímidamente como solo ella podía ser cuando sabía que no pertenecía a un lugar.

los días siguientes al traslado de los heridos desde la vieja fábrica hasta el castillo o la enfermería de bastion hollow eran decisivos para los que se encontraban en un estado más crítico, es decir, todos, me encargue personalmente de los de la enfermería del castillo le fay, además de los que estaban en bastion, por suerte, unos días más tarde Lucio volvió de italia junto a un material extraño pero que por fin nos ayudaría a hacer magia, era realmente vigorizante no solo para los heridos sino para todos pues la ausencia de magia empezaba a pasarnos factura, sin duda alguna un soplo de aire fresco.

Cuando por fin extrajimos los chips y restos de metal de los de bastion, me quedé totalmente sorprendido, había piezas diminutas pero esas pequeñas piezas se juntaban y viajaban por todo el organismo para enviar algún tipo de señal a la alianza, era de película de terror, puede que no lo hubieran conseguido de no ser por la magia. De vuelta con todos y reagrupados en nuestra improvisada enfermería, muchos de los chicos y personal del hospital echaban una mano de vez en cuando, incluido el joven descendiente de Merlín aunque cada vez que entraba en la sala mi sentido arácnido de maruja se activaba, olía a miedo y tensión en el ambiente pero lo dejé pasar, es más, me gustaba hablar de vez en cuando con el chico, no parecía tan estirado como alguno que otro de sus compañeros, a mis ojos era casi como otro alumno más y sinceramente no tardo mucho en tener confianza con la gente así que alguna broma le gastaba para echarnos unas risas.

Por otra parte, mis discusiones con Lucio sobre los tratamientos iban en aumento, estaba claro que debíamos hacer lo mejor para todos y que se recuperaran rápidamente, pero bajo mi criterio, siempre era mejor dar al propio cuerpo su tiempo y que sanara por si mismi, aún más en estos tiempos de escasez en los que un mísero bote de antibiótico costaba casi lo mismo que un par de días en un hotel 4 estrellas con media pensión -Que no, deja que se recuperen poco a poco, demomento sus organismos no han creado una resistencia a los antibióticos normales, debemos dejar que su cuerpo lo haga poco a poco, además, antibióticos más fuertes podrían destruir la microbiota natural de sus cuerpos y nos arriesgaríamos a otro foco de infección....Lo del daño cerebral me preocupa pero ir a la isla sería demasiado arriesgado, ya os emboscaron una vez y Ling y Rosse casi no lo cuentan de no ser por Sayid... pobre hombre, no sé si yo sería capaz de hacer una cosa así, ese tipo de actos solo se hacen por la familia o por gente que ames de verdad, menos mal que soy un alma libre-  dije más en tono de broma lo último, no era momento de ponerse pesimistas y hablando de pesimistas, la chica pelirroja, Juliet, no se separaba de la cama de su novio y si salía se tiraba todo el día en los jardines, estaba claro que lo estaba pasando mal pero acabaría por enfermar si seguía así -Lucio, esa chica debe descansar en una cama como se debe, si cae enferma será un problema para todos... quizás alguien debería hablar con ella, tiene algún amigo o familiar por aquí? - le digo a mi compañero refiriéndome a juliet, me preocupaba su estado mucho más aún sabiendo que debía atravesar por una pérdida ella sola.

Después de todo lo ocurrido en Turín, al llegar a casa no hubo ni un solo instante para tomar aire, habían pasado muchas cosas en nuestra ausencia, al tomar tierra nos reciben con la noticia de que hay personas muy malheridas, corro a la enfermería para ver a los que han podido traer pues el resto al parecer llevaban chips y era peligroso tenerlos en el castillo, dejo que los médicos de verdad se encarguen de eso y voy directamente a los miembros del consejo, convocando una reunión urgente para informar de lo sucedido en Turín, solo lo justo y necesario para no romper el juramento con los guardianes y poner en riesgo mi vida y la de mis compañeros. Los días siguientes los paso ayudando a unos y a otros, a Giordano y los otros científicos con lo que puedo, usando hechizos de levitación, duplicando materiales, llevándoles comida y lo que necesiten, una vez completada la máquina mi primera medida es crear una barrera alrededor del castillo con ciertas modificaciones, entre ellas un hechizo para ocultar el castillo de cualquier humano o máquina que se acerque, sin embargo eso requiere constante supervision del hechizo además de mi preciada reliquia familiar.

Tanto es el movimiento de un lado a otro que una semana después de volver de Turín consigo tener unos instantes libres, se me ocurre ir a ver a Lucio, ver si necesitaba algo y si había suerte, tener un momento a solas, desgraciadamente no lo consigo pues además de estar muy ocupado, parece distante, sin embargo su compañero, un elfo que había visto bastantes veces pero nunca había cruzado palabra con él, entabla conversación conmigo, parecía alguien muy... extrovertido y alegre. Los días iban pasando y cada vez tenía más controlada la barrera, podía dejar alumnos a cargo para ver si había algún problema y aparecerme en la sala para resolverlos, eso me daba tiempo de pasarme por la enfermería a ayudar pues al parecer los pacientes necesitaban mucha atención y supervision, sin embargo Lucio seguía distante, puede que incluso sintiera alguna vez que evitara quedarse a solas conmigo lo cual me entristecía bastante, por suerte el elfo estaba allí para hacer alguna de las suyas.

Dos largos meses después todo parece estar más o menos controlado, el trabajo de nuestros compañeros con la máquina para contrarrestar el efecto de los satélites parecía avanzar, el estado de los heridos se estabilizaba y la barrera aguantaba perfectamente, decido ir a probar suerte de nuevo a la enfermería, había tomado la decisión de no insistir con Lucio por más que me costara no mirarle o simplemente acercarme a él y tomarle de la mano, le saludaría cordialmente como lo hacía el conmigo y con todos los demás, ayudaría en lo que pudiera y me iría para seguir mi ronda de recados.

Al entrar en la sala lo que veo es tanto a Lucio como al elfo discutir sobre que medidas tomar con los pacientes, no quiero interrumpirles ni ser descortés, así que saludo al entrar y me voy hasta la cama de Rosse para comprobar su estado, cambiarle el vendaje y así con todos los que puedo hasta que una mano helada se pasa por mi espalda haciendo que me encoja y contenga un grito por el cambio de temperatura, al girarme a quien encuentro es al elfo gastándome bromas como de costumbre, eran inocentes y empezaba a verlo como un amigo, no me trataba como a un todo poderoso descendiente inalcanzable, lo hacía como una persona normal y era algo que agradecía, me quejo pero al mismo tiempo me echo a reír por lo que acaba de hacer -¿cómo puedes tener las manos tan frías?- le pregunto pero la verdad no esperaba una respuesta, era más bien a modo de queja.

Una vez termino salgo un momento de la enfermería para ir a buscar un par de cafés para Lucio y Aldaron, seguramente les hacía falta, cuando vuelvo le doy una taza a cada uno y ya que estoy aprovecho para hablar un poco con Lucio -¿Que tal te encuentras? aún te quedan algunas marcas por lo que pasó... ¿que tal llevas el ojo? he buscado algunos libros en la biblioteca para encontrar una solución a eso, te los puedo traer si te apetece echarles un vistazo...- la verdad es que me preocupaba mucho por su estado, nadie lo hacía, ni siquiera él mismo pues se dedicaba más a sus pacientes que a buscar una solución para su dolencia, hago un amago de levantar la mano pero entonces recuerdo que lo nuestro se había quedado estancado, me aparto y me llevo la mano a la nuca para sobarla un poco intentando disimular -Aldaron y tu deberíais descansar más, si necesitas algo puedes llamarme cuando quieras...- dicho esto vuelvo a lo que estaba haciendo antes.

Seguimos con la ronda por la enfermería, revisando a varios pacientes más, vigilando sus constantes vitales o su temperatura. Ahora Matvey ya no era el único comatoso, lo que nos faltaba. Miro indignado a Aldaron cuando se niega a lo de los antibióticos, se me está volviendo muy hippie el compañero. Será cosa de elfos, que son muy hierbas todos. - No hablo de hacer un mal uso de ellos como la gente que los toma para un simple catarro, pero en estos casos es necesario. Esta gente ha estado a punto de morir, no podemos arriesgarnos a que ahora los mate una infección. - dejo mi cara de médico serio formal cuando me habla de Sayid, asintiendo con tristeza. Fue a salvar a unos y ahora él ha acabado atrapado. Espero que siga con vida, y espero que podamos hacer algo por él en algún momento. Otro plan de rescate como el de antes sería una locura, y no podríamos ni montarlo porque todavía hay gente convaleciente.

- Así es...fue muy heroico lo que hizo. Muy propio de un guerrero como los de su estirpe. Todos en el Consejo nos apreciamos bastante, como una familia, aunque tengamos nuestros roces. Y sé que él tenía debilidad por los más jóvenes. Ojalá podemos terminar pronto con todo esto. - guardo silencio tras estas palabras, sintiendo que cualquier cosa de la que podamos hablar a continuación va a sonar banal y poco importante en comparación con la pérdida de los compañeros que han quedado atrapados en los campos. Me alejo de la cama de uno de los pacientes, volviendo a hablar a Aldaron en voz baja para no molestar a nadie, aunque tampoco creo que algunos despierten por hablar más alto de la cuenta. - Sí, sé a qué chica te refieres, Juliet. La atendí al poco de llegar...ya sabes lo que le pasó. - comento con Aldaron refiriéndome a que la muchacha estaba embarazada y lo perdió. - Tiene por aquí a un familiar, un elfo rubio de tu estilo, pero no creo que quiera hablar con él. Al parecer quería mantenerlo en secreto. Nosotros le guardaremos el secreto profesional, puede que le sea más sencillo hablar con nosotros. - en ese momento se nos acerca Sean, y mi primera reacción es la de evitar mirarle directamente a los ojos. Lo saludo cordialmente, eso sí, pero le hablo con menos cercanía que de costumbre.

- Hola Sean. Estoy mejor, las marcas van desapareciendo poco a poco, gracias a pociones varias y sanaciones. Tuve suerte de que no fuese magia oscura, esas no desaparecen con nada. El ojo más o menos igual, todavía no me he puesto a investigar cómo atenderlo. ¿Libros? perfecto, me pasaré más tarde a echarles un vistazo, gracias. - una respuesta amable y educada de manual, pero nada comparado con la confianza que teníamos antes. La palabra cruel sigue resonando en mi cabeza. Puede que ni siquiera nos haga bien estar juntos. Asiento vagamente a lo del descanso sabiendo que tanto él como yo nos desobedecemos mutuamente en eso de mandarnos a descansar. - Sí, ya te avisaremos, descuida. - me despido de él antes de que se marche, haciendo un gesto a Aldaron para acercarnos al sillón en el que estaba sentada Juliet, junto a la cama de Reiv, al fondo de la enfermería. Echo un vistacillo de reojo a Sean mientras se marcha, llamándome idiota mentalmente y pensando en ir detrás, aunque todavía no porque va a ser muy cantoso y no quiero parecer desesperado. Suspiro de manera casi imperceptible, dejando de mirar por donde se fue. - Vamos a hablar con la chica, ahora en unos minutos iré a ver la investigación de Sean con los libros que ha encontrado. - recorremos el pasillo central de la enfermería, llegando por fin hasta la muchacha.

- Buenas noches, Juliet. ¿Cómo te encuentras? creemos que deberías descansar un poco más. Él está bien atendido aquí, puedes ir a distraerte y a hablar con otra gente. A no ser que necesites hablar con nosotros de lo que pasó...

La discusión sobre el tratamiento continúa, a este muchacho le vendría bien un cambio de aires, tal vez una tila o una manzanilla -Eres muy de manual Lucio, tienes que ser más flexible o algún día te romperás, como una galleta, ZAS! vamos a realizar unas analíticas, hacemos un conteo de glóbulos blancos y vemos quienes necesitan un cambio de medicación- las palabras que dedica Lucio a Sayid me hacen asentir pues esta vez no hay lugar para discusión alguna, era un héroe, él y todos los que se sacrificaron por traer de vuelta a sus familiares y amigos.

Por fin Lucio está de acuerdo conmigo con eso de hablar con la chica, Juliet según dice mi compañero, ambos conocemos su secreto y como profesionales debemos guardarlo, la noticia de un familiar  es alentadora pero si la chica se niega a hablar no hay mucho que hacer, me quedo pensando en una solución pero en ese momento el chico de Merlín entra por la puerta, le recibo con una alegre sonrisa al contrario de la cara de Lucio, mi instinto de maruja me dice que pasa algo, pero no es asunto mío así que simplemente me voy tras el joven para hacerle una jugarreta.

No debería hacerlo pero uso un poco de gel de ese que se usa en las ecografías que está frío que te mueres, me lo pongo en las manos y le levanto la camiseta para ponerle las manos en la espalda, en seguida se encorva y casi me parece oír un gritito de niña, a lo que no puedo evitar pensar "éste muerde almohadas todos los días". Nos echamos a reír y me pregunta lo de las manos, entorno un poco los ojos y con un movimiento de cejas picaronas contesto -Ya sabes lo que dicen, manos frias, corazón caliente~ cuando quieras lo comprobamos- el muy idiota se echa a reír, ya no sé si es muy inocente o le falta un hervor al chaval. Continuamos las rondas y Sean trae café para Lucio y para mi, cosa que casi me hace postrarme a sus pies, llevaba unas cuantas horas sin dormir por no hablar de mi pereza crónica para muchas cosas, le doy las gracias para que pueda entregar la otra taza a mi compañero,  me quedo mirándolos de lejitos pero lo justo para escuchar, casi se me cae el café de la boca cuando escucho la respuesta de Lucio, estaba como en plan automático, tipo robot , cuando se marcha el chico ya no me aguanto y tengo que preguntar -Lucio, no quiero entrometerme ni nada pero ya van dos meses y la curiosidad me mata... ¿Te ha pasado algo con el chico? cada vez que hablas con él es como si tuvieras un palo metido.... en la boca- "casi, casi, a veces peco de bocazas" pienso sin esperar una respuesta.

Finalmente decidimos hablar con Juliet, es algo realmente necesario por su salud -Hola Juliet, lo que dice Lucio es cierto, como médicos no podemos permitir que sigas así, necesitas descansar, tu también has estado en una situación delicada, Reiv se encuentra bien, probablemente despierte en unos días aunque no te lo puedo asegurar, pero deberías pensar en que diría si se entera de esto, seguramente te ame mucho y si caes enferma se pondrá muy triste, piénsalo y si necesitas cualquier cosa estaremos aquí para lo que sea.- le dedico una sonrisa a la chica, todos pasamos por momentos difíciles pero no me puedo imaginar para nada como debe de sentirse, solo intentar consolarla y cuidar de su salud.

Mientras observaba a Reiv, reposado en la camilla, trataba de averiguar que podía hacer durante su espera. No sabía cuanto tiempo más tardaría en sanar, o en despertar siquiera, y la gente ya comenzaba a verla con pena. Su primer instinto fue aparentar que leía, que había una biblioteca en el castillo, y quizás podría aprender alguna cosa, que con el tiempo que habia pasado encerrada toda su vida poco sabía del mundo. Además, de eso, poca cosa sabía hacer que no implicara una batalla.

Durante el repaso nocturno a los enfermos, algo pareció llamarle la atención. Normalmente le ignoraban después de algún saludo amable, pero aquella noche parecían más dispuestos a quedarse. Las únicas dos personas que conocían su gran secreto se acercaron como aquella calma...

- Hola, Lucio, Aldaron. Estoy... muy bien.- Susurró a ambos, mostrando apenas una sonrisa en los labios.- Gracias, Lucio, creo que estoy bien aquí. Sí estoy descansando... Nunca he sido de dormir mucho.- Murmuró, un tanto intimidada cuando dijo aquella última parte de hablar. Agachó el rostro, pues sentía que entre ellos habían creado un pacto silencioso de no hablar del tema y lo estaban violando. Si bien, trató de ser amable, los comentarios de Aldaron la sorprendieron extrañamente, y no para bien. Sentía como si tratara de culparla de algo y no acabara de entender el qué.- Él estuvo conmigo cuando era yo la que estaba en cama, no lo van a entender.- Murmuró, frunciendo suavemente el ceño. Aunque por dentro quería poder estallar en fuego, la verdad es que no sentía nada mas que un vacío.- No necesito hablar de lo que pasó, ni descansar. Solo dejemos el tema como si nunca hubiera pasado. Si necesitan que me vaya por otra razón, lo entenderé, pero no me iré solo porque me compadecen. No quiero dar lástima.- Aunque las palabras podían sonar duras, no así su voz que era tan frágil y clara como el cristal.- Sé que no les puedo pedir nada más. Han estado para Reiv, pero necesito que él no sepa nada de esto... No sé que le diré, puede ser muy explosivo y no quiero que haga una locura. Por eso necesito estar aquí. Para evitar que se levante y quiera correr a matar a alguien... Le diré que fue mentira, no lo sé. Solo... solo no le digan nada. - Suplicó, con la voz en un hilo y las lágrimas al borde. Sería una estupidez, lo sabía, el decirle y esperar que no reaccionara. Solo esperaba estar ahí para poder hacerlo entrar a sus cabales o convencerlo de que todo fue un mal recuerdo.

Quizá fue el hecho de que la magia volviese a rodear estas paredes. O el oir alguna voz conocida allá a lo lejos, en el mundo de los vivos. Alguna palabra o sonido que tirase del hilo de una consciencia perdida y sumergida en la nada. Era como estar atrapado bajo el hielo, a muchos metros de profundidad....el frío imposibilitaba cualquier movimiento, el sonido llegaba distorsionado y casi inaudible, las imagenes, borrosas figuras recortadas en silueta allá en una luz lejana en mitad de la oscuridad. Daba igual si intentabas alzar la voz para salir a la superficie, no era posible. Pero la otra opcion era seguir sumergiéndose mas y mas, hacia abajo. Esa opcion era la mas facil, incluso, tentadora. Pero algo me decía que no era la que debía tomar. Asi que luchaba por al menos, mantenerme donde estaba y no descender todavia mas.

Pero notaba las fuerzas decaer. Poco a poco, el hielo se hacia mas fuerte que yo. Poco a poco, era mas incapaz de resistir, de mantener sujeto el unico hilo de mi mismo que aun podia unirme a la realidad. Fue en ese momento crucial quizá en el que pude abrir los ojos. Un escalofrío habia recorrido todo mi cuerpo. "Magia", me decía el instinto. La caricia conocida de mi amante mas fiel. A parte de abrir los ojos y mirar a un techo, en esos momentos, no hice mucho más. Ver no quería decir entender, no todavía. Aun tuvieron que pasar unas cuantas horas mas hasta que fui capaz de mover una mano para ir a quitarme la respiracion asistida, pero la sentía como si la tuviese atada por cadenas de acero. Seguía pensando en lo mismo: donde estaba? que hora era? Que habia pasado? por qué estaba ahi? El sueño del hielo....se desvanecía poco a poco.

En un principio la chica parecía estar calmada, saludó a Lucio y después a mi de forma cordial y una sonrisa forzada, estaba claro que intentaba parecer animada para no preocupar a nadie, sin embargo el problema viene cuando abro la boca, por alguna razón la chica se pone a la defensiva ¿qué demonios he dicho ahora? estaba seguro de no haber usado palabras hirientes ni nada por el estilo pero a medida que va hablando me doy cuenta de que posiblemente se sintiera en deuda con el comatoso de melena sexy, la chica se cerraba en banda y cada vez su lengua era más afilada, si no fuera médico la habría atado a una cama y la habría inflado a antidepresivos y somniferos, pero no, solo me quedé escuchando con mi cara de "soy to majo" .

Cuando por fin termina de hablar pidiéndonos que le guardemos el secreto, miro a Lucio y después a ella -Me parece que me has mal interpretado, en ningún momento te he pedido que te marches, entiendo que quieras estar con él, lo que te estoy diciendo es como médico, como profesional, tienes que descansar, dormir en una cama al menos 8 horas para que tu cuerpo se recupere y no se debilite- suspiro  y prosigo cruzándome de brazos -Tienes mi palabra de que por mi parte no se va a enterar, al menos no mientras se esté recuperando, cuando despierte necesitará reposo absoluto por unos días, pero piensa muy bien lo que vas a decirle, porque merece saber lo que pasó tarde o temprano- mi rostro era serio pero no mostraba ninguna hostilidad, hablaba desde mi profesionalidad y como médico siempre busco lo mejor para el paciente, para ella lo mejor era compartir esa carga tan pesada que llevaba en los hombros.

Espero un poco por si Lucio quiere decir algo o lanzarme por la ventana pero uno de los chicos entra por la puerta, acelerado, balbuceando algo, me acerco a él  y por fin condigo entender lo que dice "ha...despertado....matvey... " abro los ojos como platos, mi sonrisa de alegría es claramente visible, me giro hacia Lucio  y le doy la noticia antes de echar a correr -Lucio! es Matvey! ha despertado, corre!- me dirijo a toda velocidad a su habitación, bueno, solo unos metros porque recuerdo que ya hay magia así que me aparezco e su habitación, me acerco a la cama y empiezo a hablar  -Buenos días, soy el doctor Feilon, ¿que tal se encuentra? ¿puede hablar? le tomo el pulso para tomas sus constantes vitales, tomo una pequeña linterna para medir sus reflejos ópticos, verificando que sus pupilas se  dilataran o disminuyeran de tamaño correctamente, alparecer de momento no podía hablar así que decido informarle de algunas cosas -Se encuentra usted en el castillo le Fay, no sé si lo recuerda, ha estado un tiempo en coma así que es normal que no pueda hablar ni moverse por un tiempo- con el estetoscopio que llevaba al cuello escucho sus pulmones y corazón, terminando así el primer chequeo -Bienvenido de nuevo señor Matvey- digo de forma cordial, que con este no tengo confianza y seguro que al estar confuso se le va la olla y me manda a volar, tenía fama de tener un carácter especialito así que mejor no arriesgarme demasiado.

Salgo de la enfermería, al parecer tenían algo de qué hablar con la pelirroja que pasaba los días al lado del chico moreno, por lo que había escuchado por ahí, se trataba del hermano de Johan que al igual que Sayid, se sacrificó para traer de vuelta a los que se encontraban prisioneros en los campos, algo que no podríamos agradecerles ni en un millón de años, ese era otro problema al que debíamos enfrentarnos, una razón más para terminar la máquina con la que estaban trabajando Giordano y los otros, con tantas cosas no debería preocuparme por tonterías pero la frialdad con la que Lucio me trataba me hacía sentir fatal y culpable por haberle pedido tiempo, eso me había quitado el sueño unas cuantas noches desde que volvimos de Turín.

Mi siguiente parada en mi lista era el laboratorio donde trabajaban día y noche  nuestros genios locos, aunque Newton solo era serio, los chiflados eran los otros dos pero lo que estaba claro es que también necesitarían una buena taza de café o té, el caso es que me dirigí a la cocina, tomé unas tazas, café instantáneo, bolsitas de té y un termo, lo llené de agua y caminé hasta el laboratorio, no me apetecía aparecerme, quería caminar para despejarme antes de tocar esa puerta y entrar -Buenos días a todos, os traigo café y té por si os apetece- caliento el agua en un segundo con un encantamiento, se me había olvidado el azucar pero eso ahora no era un problema, con un movimiento de mano hago que por la puerta aparezca saltando uno desde la cocina, como si se tratara de la película de la bella y la bestia, igual.

La sala era un completo desastre, herramientas y cosas por todas partes, piezas, planos incluso juraría que vi ropa de alguien por ahí tirada, alzo la mirada para buscar a Giordano y cuando por fin lo localizo me acerco a él -Giordano, tienes un momento? sé que estás muy ocupado pero me gustaría que me ayudaras con algo... sé que no te costará mucho - del bolsillo de mi pantalón saco un pequeño trozo de papel doblado, el cual voy abriendo hasta que se hace del tamaño de un folio normal y se multiplica para dar lugar al menosa diez más -He estado buscando una solución para el problema del ojo de lucio, me preguntaba si podrías ayudarme con un prototipo de gafas especiales, creo que con un encantamiento y mis elementales de luz podríamos hacer algo para que pueda recuperar la visión- le doy los papeles y espero por su reacción, nunca sabes por dónde va a salir Gio así que por si las moscas llevaba una copia de mi investigación en el otro bolsillo y otra en un calcetín.

Minutos.... Los minutos pasaban lentamente sin que me importase, más centrado como estaba en volver a ser consciente de cada músculo de mi cuerpo, del ente físico, de la realidad de este mundo.

Vi aparecer a un elfo en la habitación. Me habló... Una voz que sonaba presente, aquí, y no a muchos metros de distancia. Estaba "aqui" por fin? Era el "ahora"? Pero.... No lo conocía....y su nombre tampoco.... Le lancé una mirada penetrante, a pesar de mi mal estado físico mis ojos no habían perdido ni un ápice de personalidad, si acaso ahora parecían incluso más de ensueño.

Castillo le fay. Territorio amigo entonces. Pero no podía contestarle, no me salía la voz. En coma? Cuanto tiempo? Quería preguntar aquello asi que cuando terminó de revisarme, intenté incorporarme, y carraspee con la garganta. Me di cuenta de que mi mente no encontraba las palabras... Pero las cuerdas vocales funcionaban. Era solo que no, no aparecían. Simplemente no podía atrapar el lenguaje entre mis manos y usarlo. Me invadió la impotencia por momentos y desvié la mirada del elfo, fijándome en diferentes puntos de la habitación. La angustia parecía ser creciente y negué con la cabeza.

"Doctor, eh?"

Logré incorporarme lo suficiente, eso sí, despacio y con ayuda. Por fin volví a despegar los labios, no podía resignarme porque mi cerebro aun no estuviera despierto del todo y no entendiese que era lo que le ocurría, asi que lo volví a intentar. Y hablé, pero las palabras que salieron de mis labios no eran ningunas de las conocidas en ningún lenguaje humano, si no la lengua de los demonios, que por algún motivo, había persistido mejor en mi memoria a la hora de producir lenguaje. La frase fue corta pero como todo en esa lengua, entrañaba un peligro, y además el elfo no me iba a poder entender. Asi que volví a guardar silencio, pensando, con mi ceño fruncido.

"Tengo que levantarme de esta maldita cama cuanto antes"