Castillo Le Fay (en ruinas)

La forma en la que explica Lykaios el cadáver que habían encontrado casi la tranquiliza. Asintio con suavidad intentando comprende y no para de pasear la mirada por todos ellos buscando heridas visibles para curarlos. Cuando llega Sophia, la saluda con una sonrisa breve antes de escuchar lo que Matvey tiene que decirle, moviendo con suavidad la cabeza en gesto positivo. Gracias a los Dioses, los mellizos estaban bien y eso era importante. Ahora sólo quedaba Azahar. ¿Desmond seguiría oyendola?

Tenía un poco la mirada perdida en alguna parte del abrigo de Matvey, con el entrecejo fruncido pensando en el mellizo Le Fay porque sabía que a veces podía recibir los pensamientos de los demás así no fueran telepatas. Evidentemente, tenía una graciosa pinta pero Matvey estaba metido en sus propios asuntos. Cuando le dirige la palabra lo mira asintiendo de nuevo aunque no supo a que se refería hasta que apareció el bicho y Anteia pegó un salto ante semejante aparición. Al menos se contuvo de soltar palabrotas porque en cuanto dio las órdenes la tomo del hombro prometiéndole un viaje rápido
Cuando aparecieron lo hicieron en un lugar de penumbras que, ante su mera presencia, encendió velas en cada esquina de la habitación. No era mucha luz, la suficiente para apreciarlo sin dejar de ser acogedor. Anteia parpadeo un poco, acostumbrándose a la luz y frunciendo el ceño ante el lugar. Tenía los brazos ligeramente agarrotados por el frio y la.posicion, las hierbas no pesaban mucho. Caminó lentamente, con un poco de miedo, hacia una mesa cercana y apoyo la falda para luego dejar ahí las hierbas. Tras hacerlo extendió un poco los brazos tratando de entrar en calor.

-¿Que es lo que está sucediendo?- Preguntó. No había llegado a oír el mensaje de Cat así que volvió sobre sus pasos para mirarlo mejor al rostro -¿Que está pasando en la isla? ¿Son los Souls?- Inquirió con rintintin en la última palabra de la pregunta antes de cruzarse de brazos -No se que hicisteis con ellos pero deberían borrarle la mente y… quitarle las calaveras y… y….- Quería decir algo muy malo, quería decir cosas malas, quería que les pasarán cosas malas pero no se hallaba en ello. Le era imposible. Se llevó las manos a la cara con frustración, la guerra, sin duda estaba haciendo mucha mella en ella. Quería preguntarle por Lyran, por si sabía algo, pero decidio no hacerlo. Lyran ya podría comunicarse, igual que ella había respondido a su pregunta. -... En fin…- Dijo como si aquellos segundos de reconocimiento le hubiesen servido como una siesta de dos horas -¿En dónde estamos? ¿Este es el castillo Le Fay? -

Y allí estábamos. En el castillo de los le fay. Años hacia que no ponía mis pies en aquella morada. La sensación al ver las luces encenderse fue de nostalgia. De nostalgia por los vivos.

Apresuré a enfocar mis pensamientos en catherine

"Ya estamos aquí, he traído a Anteia"

Pero yo no podía quedarme mucho. Al menos tenía a los demonios trabajando sobre la isla y buscando a markus. Volví a observar a la mujer que dejó sus plantas en una mesa. Asi que había ido a recolectar. Por eso estaba tan fría. Era su modo de liberar ese estres?

- alguien ha realizado una maniobra de distracción dejando un cadáver de markus Tesla... Falso
Una trampa. Sospecho que quieren robar algo. Las calaveras, los presos recién hechos... No descarto que hayan sido los soul. Llegaremos al fondo del asunto. Las calaveras están bien custodiadas y no tengo noticias de que su centinela haya sufrido un ataque

"Si el imbécil De Molay no hubiese desertado y fuese un maldito traidor... Tendriamos menos de lo que preocuparnos"


- Borrar de la mente de los soul la ubicación de esta isla es algo que haría. Pero tiene que ser un Le Fay.

La mujer parecía seriamente afectada. Miré hacia un lado antes de volver a mirarla a ella, sabía cómo iba a terminar esa frase. Me quité mi pesado abrigo largo y se lo dejé a ella encima de los hombros, sabía que con eso entraría en calor en cuestión de segundos, no en vano era manufactura rusa. Acto seguido me aparté y fui a mirar uno de los velones que se habían encendido, como si aquello fuese muy interesante. Al menos, distraerme en aquel lugar no era difícil.

-si, es el castillo de la familia Le Fay. Sus hijos menores están aquí y la otra con Cat. - pensé entonces en su marido - sabe donde esta el señor knox? Parecía interesado en la defensa de los soul.

-Entonces es viable asumir que el único lugar seguro que existía ahora no es más que una utopía- Indicó Anteia mirandolo con seriedad, una seriedad mortal. La tristeza le invadía porque por un momento no sólo había confiado en Catherine, había confiado en el Consejo como un aro de seguridad alrededor de su familia. Ahora volvían a estar vulnerables. No importaba si las paredes estaban tapizadas con un elegante papel, tampoco que el agua saliera caliente o que las camas estuviesen muy cómodas...Era como volver a la Resistencia, cuando vivías con el miedo perenne de que te encontraran. ¿Y si Ouroboros caía cómo no iba a caer el Castillo Le Fay? Y que no le hablaran de los años de magia que habitaban allí. Era sólo un linaje, en la isla habían 20.

-Os están matando y pensáis en los Souls?- Cuestionó arqueando una ceja -Los odio mucho más que tú, pero los chicos esos no han matado a Discórides, podrían haberlo hecho, pero no lo hicieron. Ellos ni siquiera sabrían cuán alerta os pondriáis si encontraban ese maniquí. Es algo más....- Señaló, pensativa antes de oír lo de borrar la mente de la ubicación -En realidad habría que saber quién los subió, porque aunque se la borraran...¿Quien quita que quien se las dio no los vuelva a subir?- Preguntó. Cuando quería Anteia era muy atenta, tal vez se debiese a la mala hostia que tenía encima.  Tal vez porque nuevamente se preocupaba de la situación y protección de sus hijos.

El momento en el que se quita el abrigo, Anteia frunce el ceño, el lugar estaba bastante cálido creyó pensar pero su movimiento, el de ponerselo encima le sorprendió...Porque no se había dado cuenta de que tenía frío, ni siquiera recordaba que había ido descalza o que seguía con el mismo vestido de la boda. Suspiró, de gratitud, y se acurrucó en el abrigo tratando de absorber todo el calor que pudiese. Incluso inclinando el rostro para acariciarse con el felpudo del abrigo, cerrando los ojos mientras el ruso se apartaba -Gracias- Murmuró a lo de sus hijos suspirando, agotada, cansada.

Cuando habló sobre Lyran, Anteia alzó la vista hacia él. No la miraba, se distraía con una vela. -No- Dijo de manera seca, de la misma forma que él no sabía donde se encontraba ella ahora. Era un sentimiento recurrente ese de no tener idea dónde estaba Lyran o qué estaba haciendo. Bajo la vista cuando habló sobre los souls -Lyran es una persona pacífica. Es el abogado del diablo, si ve que hay algo más detrás. Lamentablemente, a veces se ciega por sus objetivos y se olvida que aunque luchar por la paz del mundo está bien, su familia también lo necesita vivo. A veces se le olvida cuál es la prioridad- Y cuando dijo aquello intentaba referirse a sus hijos, pero en el fondo de su corazón podía sentir un dolor sordo que no acababa de comprender. -Él no tiene nada que ver con esto- Agregó acercándose a Matvey para llamar su atención y dejar en claro que Lyran nunca optaría por hacer algo así, tan cruel y retorcido.

- correcto. Pero ouroboros no siempre estuvo ahí, ni estará siempre... Ningún bastión fue nunca eterno. Sin embargo... No va a ser esto lo haga caer. Ni los soul reaper ni cualquier maldito traidor que tengamos en el consejo.

Escuché a anteia y valoré el alegato hacia la inocencia de los soul respecto de lo de Tesla, puesto que ellos no buscaron matar, solo robar.
- iban disfrazados de médicos y cuando los pillé los efectos de la multijugos los abandonaba. Engañaron a alguien, estoy prácticamente seguro.

Por fin dejé de mirar aquel velón para centrarme en ella. La luz del fuego le sentaba bien a su cabello. Su primera parte del alegato me pasó desapercibida porque comenzó a caminar hacia mi.

" En qué diablos estoy pensando?"

Lo que me quedó claro es que ella confiaba en la inocencia de su esposo. Catherine también l lo estimaba mucho así que olvidé mis sospechas.
- está claro que las desgracias nunca vienen de una en una... - miré a la mujer desde mi altura y volví a hablar con aquella voz mía profunda, entonando ahora con algo más de imperio. - nos enfrentaremos a esto. Y saldremos fortalecidos. El consejo ha tenido tiempos peores.

Mi demonio regresó, informándome del paradero de Tesla.
- ha encontrado a markus. Debo reunirme con el. - barrunté algo en ruso mirando a mi alrededor. Cómo echaba de menos a Stavron en estos momentos - mantengamonos contacto......cuidese, donna. - le dediqué una reverencia de mi cabeza, di un paso atrás y tanto mi demonio como yo desaparecimos.

Aparezco en el salón del castillo Le Fay junto con Azahar y Aedan, soltándolos despacio y con cuidado para que la Knox no se desestabilice tras la aparición. El pequeño llora con más fuerza después de la aparición, como si le estuviese alterando tanto cambio repentino de un lado a otro. El cabrón de Jean va a pagar por lo que le está haciendo a mi familia, no tiene perdón. - No deja de llorar...¿estará bien con tanta desaparición en tan poco rato? ¿Tendrá hambre? - pregunto preocupado a Azahar mientras extiendo las manos para coger yo ahora al crío, volviendo a mecerlo un poco en cuanto lo tengo en los brazos para ver si así consigo calmarlo. - Joder...necesitamos a tu madre. Seguro que ella sabe qué hacer. - Anteia probablemente consiga tranquilizar al bebé mucho más rápido que nosotros, y seguramente también logre saber si le sucede algo o no. Yo debería saber resolverlo, pero me temo que tengo mucho que aprender.

Desmond se encuentra justo en el salón en el que aparecemos, aunque al principio no me haya dado cuenta debido a la amplitud del lugar. Seguro se ha dado cuenta de que algo va mal en cuanto me ha visto sin su hermana. Cruzo el salón con paso rápido para llegar hasta el hermano de Catherine, comenzando a explicarle todo lo más rápidamente que puedo. Al grano, aunque la noticia sea un jarro de agua fría. - Desmond, Jean de Molay se ha llevado a tu hermana hace unos minutos. No sé cómo lo hizo, pero entró en la casa Hacksaw y la secuestró. Lo siento...fue visto y no visto, no pude hacer nada para impedirlo. - admito con culpabilidad, repitiendo mentalmente la imagen del secuestrador llevándose a una dormida Catherine. - Dijo que pronto la devolvería, pero tenemos que localizarla cuanto antes. Creo que Jean es el que ha estado asesinando a los miembros del Consejo, como venganza personal. - tomo aire mientras procuro seguir controlado para no dejarme llevar por el miedo y la rabia, si grito alteraré más a Aedan. - Azahar dice que podemos localizarla con magia de sangre. Tenemos que hacerlo ya, no podemos esperar más, no podemos dejar que le haga daño. Tampoco me fío del resto del consejo, no sabemos si hay alguien más de parte de Jean. El único al que se lo podrías decir es a Matvey. Envía mensajes metales a tu hermano, a la mía, a todo aquel que pueda ayudarnos. - finalizo tras hablar de manera algo atropellada, bajando la mirada hacia el niño para bajarle un poco la manta con la que está tapado, ya que parece estar acalorado y enrojecido de llorar. - Tu sobrino...Aedan.

Matvey Rasputín escribió:- correcto. Pero ouroboros no siempre estuvo ahí, ni estará siempre... Ningún bastión fue nunca eterno. Sin embargo... No va a ser esto lo haga caer. Ni los soul reaper ni cualquier maldito traidor que tengamos en el consejo.

Escuché a anteia y valoré el alegato hacia la inocencia de los soul respecto de lo de Tesla, puesto que ellos no buscaron matar, solo robar.
- iban disfrazados de médicos y cuando los pillé los efectos de la multijugos los abandonaba. Engañaron a alguien, estoy prácticamente seguro.

Por fin dejé de mirar aquel velón para centrarme en ella. La luz del fuego le sentaba bien a su cabello. Su primera parte del alegato me pasó desapercibida porque comenzó a caminar hacia mi.

" En qué diablos estoy pensando?"

Lo que me quedó claro es que ella confiaba en la inocencia de su esposo. Catherine también l lo estimaba mucho así que olvidé mis sospechas.
- está claro que las desgracias nunca vienen de una en una... - miré a la mujer desde mi altura y volví a hablar con aquella voz mía profunda, entonando ahora con algo más de imperio. - nos enfrentaremos a esto. Y saldremos fortalecidos. El consejo ha tenido tiempos peores.

Mi demonio regresó, informándome del paradero de Tesla.
- ha encontrado a markus. Debo reunirme con el. - barrunté algo en ruso mirando a mi alrededor. Cómo echaba de menos a Stavron en estos momentos - mantengamonos contacto......cuidese,  donna. - le dediqué una reverencia de mi cabeza, di un paso atrás y tanto mi demonio como yo desaparecimos.

-Tuve la esperanza de que lo fuera. Cuando no has perdido todo en manos de la guerra y te encuentras con esto.. Con ustedes, la seguridad que infunden, la fe que predican se te mete bajo la piel- Murmuró, explicandole un poco su reacción. Tras ello suspiró, cerrando los ojos, sintiendo un agotamiento físico que antes no había sentido. Se humedeció los labios y empezó a sentir el calor que entraba en su cuerpo gracias al abrigo de Matvey.

-Entonce sí creo buena estrategia borrarles la ubicación de Ouroboros. Pero.. ¿Un Le Fay? ¿No había una chiquilla dedicada a cosas mentales? Me lo contó Catherine una vez...- Murmuró pensativa mientras le sostenía la mirada con inocencia, con seguridad incluso. La actitud serena de Anteia era extraña, porque solía irradiar felicidad pero esta vez no estaba así. Tampoco irradiaba tristeza, era simple y llana resignación. Escuchó la voz de Matvey y estuvo a punto de sonreír, sin embargo, la forma en la que deja algo al aire y Anteia se acerca a él esperando que lo complete, pero no lo hace y eso le da una mala sensación en el estómago.

La aparición del demonio hizo que diera una especie de brinco de nuevo y después lo miró a él -La isla no es segura, Matvey- Recalcó con el ceño levemente fruncido y asintió a lo de mantenerse en contacto -Pues no te mueras- Le soltó con un deje incluso irreverente para después verlo desaparecer. Respiró profundo y se abrazó más al abrigo para luego mirar alrededor. Había muchas cosas extrañas que no entendía, pero sí divisó una puerta y por allí salió esperando encontrar a alguien lo suficientemente rápido.

Ian Hacksaw escribió:Aparezco en el salón del castillo Le Fay junto con Azahar y Aedan, soltándolos despacio y con cuidado para que la Knox no se desestabilice tras la aparición. El pequeño llora con más fuerza después de la aparición, como si le estuviese alterando tanto cambio repentino de un lado a otro. El cabrón de Jean va a pagar por lo que le está haciendo a mi familia, no tiene perdón. - No deja de llorar...¿estará bien con tanta desaparición en tan poco rato? ¿Tendrá hambre? - pregunto preocupado a Azahar mientras extiendo las manos para coger yo ahora al crío, volviendo a mecerlo un poco en cuanto lo tengo en los brazos para ver si así consigo calmarlo. - Joder...necesitamos a tu madre. Seguro que ella sabe qué hacer. - Anteia probablemente consiga tranquilizar al bebé mucho más rápido que nosotros, y seguramente también logre saber si le sucede algo o no. Yo debería saber resolverlo, pero me temo que tengo mucho que aprender.

Desmond se encuentra justo en el salón en el que aparecemos, aunque al principio no me haya dado cuenta debido a la amplitud del lugar. Seguro se ha dado cuenta de que algo va mal en cuanto me ha visto sin su hermana. Cruzo el salón con paso rápido para llegar hasta el hermano de Catherine, comenzando a explicarle todo lo más rápidamente que puedo. Al grano, aunque la noticia sea un jarro de agua fría. - Desmond, Jean de Molay se ha llevado a tu hermana hace unos minutos. No sé cómo lo hizo, pero entró en la casa Hacksaw y la secuestró. Lo siento...fue visto y no visto, no pude hacer nada para impedirlo. -  admito con culpabilidad, repitiendo mentalmente la imagen del secuestrador llevándose a una dormida Catherine. - Dijo que pronto la devolvería, pero tenemos que localizarla cuanto antes. Creo que Jean es el que ha estado asesinando a los miembros del Consejo, como venganza personal. - tomo aire mientras procuro seguir controlado para no dejarme llevar por el miedo y la rabia, si grito alteraré más a Aedan. - Azahar dice que podemos localizarla con magia de sangre. Tenemos que hacerlo ya, no podemos esperar más, no podemos dejar que le haga daño. Tampoco me fío del resto del consejo, no sabemos si hay alguien más de parte de Jean. El único al que se lo podrías decir es a Matvey. Envía mensajes metales a tu hermano, a la mía, a todo aquel que pueda ayudarnos.  - finalizo tras hablar de manera algo atropellada, bajando la mirada hacia el niño para bajarle un poco la manta con la que está tapado, ya que parece estar acalorado y enrojecido de llorar.  - Tu sobrino...Aedan.

Estaba inclinado en la chimenea mirando todas las leñas, algo había hecho click en su mente pero no lograba saber qué era. Se encontraba incluso un poco sofocado de cada ejercicio así que se sacó el jersey y se quedó con sólo la camisa blanca de algodón. Al apartarse el pelo de la cara se dedicó a avivar el fuego que ya empezaba a calentar el salón cuando el llanto de un niño llamó su atención, le dio un tirón en el estómago pensando que se trataba de uno de los mellizos. Por eso se levanta casi inmediatamente de un respingo pero divisa a Ian, a Azahar y algo enredado en sus brazos que...Que no era Catherine. Antes de que pueda hablar Ian le dice que es lo que ha pasado y el muchacho empieza a palidecer brevemente, sabía exactamente lo que había pasado con Jean y en la víspera de huida de Ouroboros eso no podía significar nada bueno.

Lo primero que intentó fue localizarla mentalmente, cerró los ojos escuchando aquello de la venganza personal. No encontrar a un mentalista...No es que hubiese estática, como cuando estaba dormida o bloqueada. Es que no estaba. No había nada. Silencio. Crudo y espeso silencio -Está apagada. No la encuentro- Musitó pensativamente empezando a agobiarse, sobretodo porque el bebé no se callaba, cosa que estaba aumentandole los nervios, y la presión mental de Ian y Azahar -Necesito que se calmen. Me están reventando la cabeza- Les pidió y junto sus palmas un momento tomando una seria respiración antes de oír lo de su sobrino ya que, realmente, no lo había registrado -Oh...- Aquello le robó apenas una sonrisa -No has tenido un comienzo fácil, pequeño- Murmuró acercándose a Ian y él mirandolo llorar dramáticamente, se mordió el labio con suavidad,
antes de acariciarle la mejilla con un dedo tratando de ser delicado -Anteia debe saber cómo solucionarlo...- Dijo y volvió a respirar profundo. Lo primero que hizo fue localizarla a ella, que estaba justo aquí.

-Tu madre esta en la planta inferior, el segundo pasillo a la derecha- Le explicó a Azahar mirandola un momento antes de volver su atención al niño, asumiendo que entendería que tenía que ir a buscarla -La magia de sangre no es fácil, Ian. Ni Rhaegar ni yo tenemos el poder de Catherine...Y tú estabas bajo protección humana, ella está con Jean- Explicó pero asintió con una soberbia seguridad -Pero lo intentaremos. Rhaegar tiene sangre de Cat, nosotros no teníamos la tuya- Le había mandando un mensaje a su hermano para que buscara en su repertorio la sangre de su hermana. -Subiré al despacho principal. Emm... Aedan es preferible que no entre en la sala. Tu sí, los demás sólo si quieren. Y Anteia debe estar atenta, es probable que necesitemos su ayuda después del ritual- Pero no podía evitar sentir algo extraño en el corazón, un mal presentimiento. El hecho de que no pudiera encontrar la conexión mental con Catherine, después de casi 17 años juntos explorando sus poderes mentales estaba causandole pánico.

-Ian, necesito que te calmes. La vamos a encontrar. Tenemos que hacerlo- Le apretó con fuerza un hombro pensando en todo lo que habían pasado juntos y cómo el mundo se empeñaba en joderlos. Cada vez estaba más hastiado de todo. Se alejó de ellos para subir por las escaleras principales encontrándose a Rhaegar arriba y mirandolo con una mueca seria -No la encuentro, Rhaegar.... Y sabes lo que significa para nosotros- Se refería a los mentalistas y sí, Rhaegar lo sabía porque había sido criado en una familia de mentalistas.

"Matvey, Jean de Molay ha secuestrado a Catherine en las narices de Ian. Dice que sospecha que es quien ha estado asesinando Descendientes. Haremos el ritual... Ese ritual. Estaría bien contar con tu poder"

-Vamos al despacho- Dijo, ya tenia memorizado el ritual porque lo había estudiado mucho cuando Catherine quería encontrar a Ian así que le tomó sólo unos minutos montar casi todo el mapa que tenían envolvían a todo el mundo. Jean de Molay tenía acceso a artefactos mágicos y eso implicaba que... Que podría estar en cualquier parte, en cualquier parte...

- Hambre fijo que tiene

Dije mareada al aparecernos alli tan de golpe, no queria imaginarme como estaria el chiquillo....

-Des!

Me senti aliviada al ver alli a Desmond, e intento por su bien, relajar mi mente. Respiro hondo varias veces viendo como saluda a su recien conocido sobrino, y sonrio.

"ahora os tenemos a vosotros. Estará bien."

- Si, mi madre. Cat me dijo que la habian traido aqui. La buscare donde me has dicho y la traeré


Eché a correr y me perdi por los pasillos del castillo, buscando a mi padre, para cuando la encontrase, a parte de darle un fuerte abrazo, guiarla hasta donde estaban Ian, Aedan y los mellizos Le Fay

Me habia dedicado, como siempre, a meterme en mi mundo desde que volviesemos al castillo. Lo cierto era que no me gustaba estar aqui. Pero fingía que me daba igual. El mensaje de Desmond me hizo poner los ojos en blanco, tirando en mi cama boca arriba.

"y ahora que..."

- Catty

Su sangre. Eso podia significar pocas cosas, y ninguna buena .Me levanté y fui a mi mochila , donde guardaba frascos de sangre de diferentes personas. Los viales mas preciados, los de mis hermanos... Saqué el de Cat y me dirigi a las escaleras, encontrandome a Desmond ahi.

- Si, lo sé. Si está muerta lo sabremos. - la sangre tenia una particular forma de decirmelo. - Supongo que vamos a hacer "eso"

No lo habiamos hecho nunca, a decir verdad. Pero segui a mi hermano hasta el despacho de Stavron y lo dejé a el prepararlo todo, mirando a Ian de reojo antes de soltar friamente. - Como coño ha pasado que Jean se lleve a mi hermana.

"Y eso de ahi es mi sobrino? "

Es fácil pedir que nos calmemos, pero es muy complicado hacerlo en esta situación. No respondo a eso que nos pide Desmond, sólo me calmaré cuando la tenga de vuelta sana y salva. Dejo que se tome unos segundos para conocer a su sobrino, que como dice Azahar debe estar hambriento o algo así. O asustado, o vete a saber. No tengo ni idea de qué hacer para que se tranquilice. - Sí...creo que buscaré a Anteia a ver si sabe qué hacer o si le pasa algo al crío. - además, no puedo entrar con él al ritual ese con magia de sangre, que parece ser algo bastante peligroso. Necesito llevarlo con la madre de Azahar, sí o sí. Lo sigo en silencio hasta el despacho en el que se va a hacer el ritual, un silencio sólo roto por el llanto del niño. Asiento a eso de que la vamos a encontrar, más porque quiero creerlo que porque tenga la certeza de que va a ser así. No puedo decir mucho más, el nudo de la garganta hace que me cueste decir demasiadas palabras seguidas ahora mismo. Al ir hacia el despacho nos encontramos con Rhaegar, que suelta de buenas a primeras eso de que si está muerta lo sabremos.

- No lo está. - lo interrumpo de manera tajante, aunque después bajo la mirada cuando menciona lo de Jean llevándose a su hermana. - Realmente no ha pasado nada en concreto, excepto lo que todos sabéis que hizo Jean aquel día en el Consejo. ¿No pensáis que puede ser el culpable de todo lo que ha estado pasando? es muy sospechoso. Simplemente se coló en mi casa, no sé ni cómo, y apareció un instante en el salón llevándose a Cat en brazos. Ella estaba arriba durmiendo con Aedan. ¿Cómo cojones iba a esperar yo que ese psicópata iba a entrar así? ni siquiera sé por qué se apareció ahí, no sabía dónde estaba mi casa. Yo tampoco sospechaba de él, porque él fue quien se encargó de sacar a Catherine del campo de batalla aquella vez que la Alianza comenzó a atacarla, el mismo día que me capturaron a mí. - la única explicación es que Jean cambiase de parecer después cuando vio que le llevaban la contraria. Me quedo pensativo tratando encajar las piezas del puzzle, pero lo que ha sucedido sigue pareciéndome de lo más inesperado. Suspiro con pesar, acabando por mostrarle también el niño a Rhaegar, para que conozca a su sobrino. Le digo su nombre, al igual que hice antes con Desmond, dejando que lo vea y se acerque a él si quiere, aunque imagino que para él ahora es más bien como una patata llorando. Yo también lo creo, aunque sea mi hijo y me de mucha pena el estreno que ha tenido en el mundo. - Creo que va a sacar tu mal genio. - me atrevo a bromear un instante con Rhaegar para aliviar un poco la tensión del momento, dejando unos segundos más para que termine de conocer al bebé. Tras esto les comunico que voy a dejarlo con Anteia, para que lo tranquilice en lo que dura el ritual. - No, mejor que ella no venga. Sólo nosotros tres. Que ella se quede con Azahar y el bebé. Ahora vengo. Id preparando todo. - me doy la vuelta nuevamente, perdiéndome por el pasillo en busca de la madre de Azahar.

Antes de poder seguir avanzando por el pasillo veo a Azahar dirigirse hacia mí con cara de preocupación, lo que evidentemente no me gusta absolutamente nada. Corro un poco hacia ella, sacando los brazos debajo del abrigo para estrecharla -Está todo bien, cariño- Sin embargo, cuando empieza a contarme todo palidezco evidentemente asintiendo -Vamos arriba, te sigo- Expresé mientras caminaba junto a ella, apresurando el paso aunque durante un instante miro hacia atrás frunciendo el ceño, pensando en que el nigromante ha subido de nuevo a la isla y que creo que le interesaría esta información.

Al subir nos encontramos de camino con Ian que trae a su bebé envuelto en mantas y llorando desaforadamente, lo que me entristece...Más aún su rostro- Tranquilo todo irá bien…- Musitó y luego se acercó lentamente a él para ver al bebé -Los bebés tienen un ámbito de percepción más claro que los adultos, cuando estás estresado el lo percibe pero no tiene otra forma de comunicarlo que llorar. No tiene la palabra para hacerlo- Extendió los brazos mientras ella misma trataba de minimizar los sentimientos negativos  y sólo quedarse con la paz. También el hecho de que se habían desaparecido no ayudaba.  Tomó al bebé y fue a sentarse en el sofá, lo acurrucó con suavidad moviendolo de un lado al otro -Ya está bien… Sí...vamos a buscarla, mhum… Sí, sí, claro cariño…- Siguió moviendolo con suavidad antes de mirar a Azahar  y sonreír de lado -Tiene hambre… ¿Puedes preparar un biberón?- Sabía que no era buena idea siendo sus primeras horas, pero era mejor eso que nada -Sí… Sí cariño- Siguió hablandole mientras le daba un dedo, con el nudillo, metiéndoselo en la boca. Así comenzó a chupar y a calmarse un poco. Anteia le sonrió a Ian -Está en buenas manos. Ve a hacer lo que debes, traela a casa- Asintió, murmurando en silencio mientras se recostaba en el sofá con calma y el aura de amor infinito que siempre compartía con todos.

-Ian…- Dijo y volvió su vista hacia él, extendiendo su mano y tomando la de él. Mientras lo miraba a los ojos le sonrió, con calma y “empatizó” con él, usando su poder para que se mantuviera más calmado de lo habitual. Compartir sus sentimientos de calma era tarea de todos los días y algo que tenía “mascadito”, sabría que eso le ayudaría -Concéntrate en el problema, no en lo que pueda pasar o no. Lo solucionarás más rápido. El amor lo soluciona todo- Volvió a decir y le dio un apretón antes de hacerle una seña para que subiera mientras su hija volvía con el biberón que pronto le dio a Aedan. Y aunque no lo supiera, le estaba dando una sesión rápida de "mindfulness" .

-Sí, vamos a hacer eso- Expresó Desmond subiendo los últimos escalones de dos en dos. Su gesto era serio  y preocupado pero no quiso decirle nada en particular a Ian cuando dijo tan fielmente que no estaba muerta, le recordaba a Catherine cuando se habían llevado a Ian. Los primeros días al menos, después había perdido la cabeza. Se preguntó si Ian sería así...Esperaba que no, por el bien de su sobrino. Escuchó todo lo que tenía que decir mientras preparaba algunas cosas -No lo sé, Ian. Lo de Kira sucedió con Cat acá y según entiendo la posición de Jean fue seguir manteniendo oculta nuestra existencia. ¿Crees que sería tan visceral? Me lo esperaría de cualquier retorcido rarito. Mira, incluso de Matvey o de, no lo sé, Bellatrix. El mismísimo Altair… Pero Jean...Bueno, supongo que el más genial siempre puede tener algo de psicópata.

Se humedeció los labios mientras posicionaba las velas en los candelabros y empezaba a encenderlas, enviando un mensaje a Adael y a Mei de lo que había ocurrido para que estuvieran alertas, mirando a Rhaegar de reojo mientras Ian se iba. Lo cierto es que había cosas de su propio linaje o de los Descendientes que aún no se sentía cómodo hablando delante de él. Después de todo, apenas hoy se había unido a la familia. Habían secretos que no podía conocer aún -No estoy tan seguro como Ian de que Cat esté viva. Me preocupa no encontrarla…- Confesó terminando de encender las velas -Pero no sólo eso. Si Jean se la ha llevado...Se ha llevado con ella el anillo Le Fay. ¿Cómo podemos siquiera pensar en ocupar su puesto después de todo lo que ha hecho? Papá dejó un hueco grande que llenar, igual Altair, pero Cat hizo que el Consejo reaccionara...¡¿Y Aedan?! ¡Acaba de nacer! ¡Ian es su tutor y aún no sabe nada de nuestro linaje!- Espetó, apoyándose en el escritorio. A su manera Catherine siempre había intentado hacer lo mejor, siempre.  Y se había encargado de la familia sin decir nada, sabía que tenía muchos problemas pero aún así no los decía.

-Estoy cansado de perder gente, Rhaegar- Se pasó la mano por el cabello con cierta brusquedad  y dejó de lado los sentimientos. Después de todo, no podía hablar demasiado de ello con su hermano porque sabía que no le gustaba. Pensó en Azahar...Pero se derivó a Anteia, por comodidad y cerró los ojos haciendo contacto mental con ella. “No estoy seguro de tener la capacidad de encontrarla, Anteia. Me estoy agobiando”. Le dijo con un suspiro sonoro “mental” y fue a por el mapa que extendió en el escritorio de largo a largo. Era un mapa de todo el mundo, en cada esquina posicionó una vela negra encendida y entre cada una de ellas puso unas hierbas y rocas que nadie llegaría a distinguir realmente que eran. Se acarició los anillos con aprenhensión y miró a Rhaegar -Yo estoy listo. Creo que podremos- Dijo buscando el libro que había consultado al respecto y poniendolo en un atril. No hacía calor pero Desmond estaba empezando a sudar.

-Ok… Emmm… - Respiró profundo -Joder, espero que funcione- Se masajeó las sienes, sintiendo una presión en el pecho que sólo podía vincular con ganas de llorar. Leyó nuevamente el hechizo y se tronó el cuello mientras le hacía una seña a Rhaegar para que echara la sangre. Lo cierto es que no iba a esperar ni a Matvey, ni a Adael, ni a Mei. Era un tema Le Fay y como siempre, ellos lo solucionarían. La sangre cayó en círculo en el medio del mapa y Desmond asintió tendiendole ambas manos a Rhaegar y señalandole el hechizo que debían repetir, justo en el momento en el que escuchó un graznido. Donovan hacía acto de presencia y se posicionaba en el mismo atril del libro mientras los miraba con sus ojos brillantes. El mellizo se sintió reconfortado, levemente, ante la presencia de la mascota de su padre.

- Y tú que sabes. - le espeté a Ian cuando le me cortó y me dijo que no estaba muerta. - La has visto? - alcé ambas cejas. No, verdad? Era facil confundir mi frialdad y mi aparente frivolidad con el asunto con que no me importase Catty. Si, de hecho casi parecia eso. Nada mas lejos. En mi cabeza tenia las imagenes de mi madre y mi hermana muertas en unos sofas, sentadas como si nada y con los ojos abiertos y sangre saliendoles de los oidos.

Desmond respondio por mi acerca de las sospechas sobre Jean.
- Jean es un desaparecido. Junto con Maxwell. No se que pensar, sinceramente. No se que hay detrás de todo esto.

Mientras Des preparaba cosas aproveché para atender a Ian. Miré de reojo al crio y levanté una ceja cuando dijo que iba a sacar mi mal genio. Estuve por soltarle "yo tambien estaria de mal genio si tuviese un padre incompetente" pero me mordí la lengua. Estiré una mano y le pinché una mejilla a mi sobrino.
- Qué mal momento para venir al mundo, sobrino. Tranquilo, mamá volverá. No te vamos a dejar solo con este cateto licántropo que es tu padre.

Le hablé al bebe y hasta le sonreí. Luego asesiné a Ian con la mirada y pasé de largo de él , cuando vino Anteia a encargarse de la criatura. Fui con Desmond aprovechando que el moreno estaba un momento con la Malfoy.

-Cateto licántropo- dije por lo bajo soltando una risa un tanto cruel esperando que Desmond me escuchase. Me detuve y lo miré cuando empezó a rayarse. - Aun no la hemos encontrado y ya estas pensando en sucederla? Wow. Y luego soy yo el que tiene el corazon muerto.

Cuando dijo que estaba cansando de perder gente me habria gustado decir lo tipico de "eh, tranquilo, no vas a perder a nadie" pero no pude.
- Ya. Yo tambien.

El se encargó de colocarlo todo como debia ser, posicion correcta, ni un milimetro mas ni uno menos.... me posicioné con él junto al mapa mirando al libro del atril y lo miré mientras recitaba el hechizo. Antes de comenzar, me hubiese gustado decirle que no lo odiaba, aunque lo pareciese a veces, por lo que pudiera pasar. Yo estaba jodidamente preocupado, pero tambien asustado en cierto modo. Nunca habiamos hecho esto. Pero con suerte saldria bien y localizariamos a Cat. Abrí el vial de su sangre y lo eché en el mapa, el papel bebió aquel liquido rojizo que yo me habia encargado de licuar con mi poder.

Me tocó a mi decir ahora el hechizo. Agarré las manos de Desmond y lo recité lo mejor que supe. La sangre entonces comenzo a dispersarse pro el mapa, como en riachuelos con vida propia, buscando.....buscando....buscando....

Cientos de hilillos habian ya y yo seguia con las palabras arcanas en mi boca. La preocupacion iba en aumento y la presion sanguinea tambien. Fluyeron hasta casi llegar a los bordes del mapa...donde se ralentizaron poco a poco hasta detenerse. Entonces pasaron unos segundos como muertos...y de pronto el mapa escupió la sangre hacia arriba y miles de gotitas de color carmin quedaron suspendidas en el aire, como ingrávidas. Mis pupilas las siguieron rapidas, sin comprender....lo habiamos hecho mal?
- No....no puede ser....

Miré confuso a Desmond por su teoría sobre Jean y lo poco que se esperaba que actuase así, como si confiase en él más que en otros miembros del Consejo. Lo cierto es que yo también pensaba que se llevaba bien con Catherine, llegó incluso a salvarla. Pero lo que he visto no deja lugar a duda: la ha secuestrado sin más, y después de haberla liado en el último cónclave. - Yo qué sé...eso de la presunción de inocencia provoca más mal que bien. De todos modos contacta mentalmente con los de Ouroboros, que la busquen por toda la isla. - no creo que se la haya llevado ahí, pero ya que pueden comunicarse mentalmente de manera rápida deberían hacerlo. Lo de Maxwell no lo termino de ver, creo que ambas cosas no están relacionadas. Le lancé a Rhaegar una mirada igual de borde que el comentario acerca de si he visto a Catherine, pero me abstuve de darle una mala respuesta que pudiese desencadenar en una pelea en este momento. Le dejé conocer a su sobrino en paz, aunque utilizase al niño para insultarme indirectamente llamándome licántropo cateto. - Pues seguro que estaría mucho mejor que con su tío el rancio. - le solté un tanto picado antes darme la vuelta para darme a buscar a Anteia, a la cual encuentro sin tener que alejarme mucho.

La manera en que maneja la situación me resulta admirable, pues consigue en nada de tiempo lo que no he logrado yo hasta ahora. Tal vez por eso mismo que dice, le estaba transmitiendo mi ansiedad al crío y eso lo empeoraba todo. En cuanto ella lo coge los llantos comienzan a ceder. - No lo sabía, ni tampoco qué hacer para calmarlo. Pero tú...¿cómo lo haces, tiene que ver con tus poderes? - no hace falta que me responda ahora, pero cuando todo esto pase creo que nos harán falta sus consejos. El pobre enano tiene hambre, así que manda a Azahar a hacerle un biberón. Probablemente ya tenga práctica con eso de sus hermanos pequeños. Extiendo mi mano hacia Anteia cuando ella lo hace, sintiendo esa especie de sensación de paz y calma que ella transmite. Eso ayuda bastante a templar mis nervios y a quitarme ese nudo de la garganta que tengo desde que desapareció Catherine. - Lo haré. La traeremos de vuelta. Gracias, Anteia. Menos mal que estás tú aquí, que si no...- sonrío levemente sin terminar la frase, dejando a Aedan con ella, que es lo más parecido que va a tener a una abuela. Aunque con lo joven que se ve no le pega para nada el nombre. Me doy media vuelta para regresar al despacho en el que estaban los mellizos, que ya han iniciado el ritual sin mí. Creo que no soy muy necesario aquí, pero tengo que enterarme cuanto antes de dónde está.

La escena es un tanto inquietante, con el cuervo sobre el atril del libro y ellos mismos recitando palabras arcanas. Me acerco a ambos en silencio y con cautela, no quiero despistarlos en un momento clave. Simplemente guardo silencio y escucho mientras miro al mapa con impaciencia. Catherine ya hizo esto para encontrarme a mí, así que tiene que funcionar. Sigo con la mirada los hilillos de sangre que corren por el mapa sin acomodarse en ningún sitio, hasta que después de mucho dar vueltas saltan al aire sin más. Por las caras de ambos deduzco que eso no es lo que tenía que pasar. Imagino que debía marcar un punto exacto en el mapa. - ¿Ilocalizable? ¿qué quiere decir? - pregunto nervioso por lo inconcluyente de la prueba, pensando en otras posibilidades. No quiero pensar que eso signifique que la ha matado, me niego. Ojalá pudiesen conectarse con su mente y así saber de una vez por todas qué ha pasado. - Tal vez...¿algún escondite con protecciones mágicas especiales que no dejan ver o acceder? ¿O algún hechizo que la haga inmarcable en un plano? eso lo hacen con algunos lugares mágicos. - recuerdo en ese momento alguna que otra lección de Lyran al respecto, de cuando asistíamos a sus clases.

Lo de contactar a Ouroboros no lo había pensado aún, más allá de lo de Adael, Mei y Matvey sin embargo mandó mensajes a todos sus conocidos y Descendientes para que empezaran a buscarla. Cada uno a su manera. Escuchó de fondo lo que dijo Rhaegar a Aedan y negó con la cabeza -¡Rhaegar!- Expresó por lo bajo cuando siguió repitiendo el insulto para luego escuchar aquello de corazón muerto y frunció el ceño -¡NO PUEDO CONECTARLA!- Gritó con un deje de desespero, porque una conexión tan vieja y tan fuerte como la de ellos no era fácil de romper. Todos los escenarios que se ponían en su mente eran uno peor que el otro.

Que Rhaegar empatizaran con aquel sentimiento de cansancio le sorprendió gratamente, no sólo sintiendose acompañado sino identificado con justamente su mellizo. Tras ello le dio las manos, mirando a Ian ingresar mientras él empezaba a recitar. A medida que las palabras arcanas salían de su boca, Desmond se dio cuenta del tirón de energía y el inmediato cansancio que le quemó el cuerpo. Sentía la magia recorrer sus venas de una manera extraña, como si empezaran a quemarle absorbiendo cada gota de energía mágica que irradiaban sus canalizadores y él mismo. Sin embargo, los hilillos de sangre estaban extendiéndose y extendiéndose sin encontrar nada fijo, sin tener un punto de ancla hasta que repentinamente se elevaron creando el cuadrado del mapa en el aire.

Desmond miró a Rhaegar con aprehensión, sintiendo de nuevo el pecho comprimido. -Esto no tiene significado- Explicó Desmond manteniendo el contacto de las manos de Rhaegar antes de separarlas y enviar un mensaje mental “Repitamos, sólo para estar seguros”. El mellizo Le Fay miró el libro un momento releyendo las palabras para ver si con ello podría haber un error, pero Rhaegar las había leído con seguridad -Es su sangre, Ian. Las protecciones mágicas nos impedirían ver el lugar exacto, pero al menos nos darían un radio. Además… Rhaegar es conoce la magia de la felonía, por eso lo he hecho con él. Debería ser capaz de encontrarla… - Se ahorró aquello de “incluso muerta” porque era un poco complicado y una arista que había él metido en el hechizo a mano y que Rhaegar había leído. Tampoco quiso agregar eso de “Vuestra magia no es igual a la nuestra”. Simplemente calló y volvió a tender las manos hacia Rhaegar.

Y aparecí de nuevo en el castillo, tras la noticia de Desmond, volvi a la sala donde hacia como mucho media hora antes hubiese dejado a Anteia. Catherine habia desaparecido sin mas siendo llevada por De Molay, asi que a saber donde podia estar. Mis demonios la estaban buscando por doquier, pero no encontraban nada, todavia. Tambien buscaban a Tesla. Sentía que tenia demasiados efectivos sobre el tablero...muchos peones en mi control. Pero podía con ellos. Era un nigromante experto.

Puse un sello a la maleta que habia traido conmigo para que si alguien se acercase saltase una alarma y mis ghouls me avisasen y lo defendiesen, en caso necesario, pero el castillo Le Fay ya era un lugar lo bastante seguro. Eran algunas cosas que habia traido de mi sotano...al no fiarme de la situacion de alli.

Sali de aquella sala y me eché una carrera en direccion al despacho de Stavron, donde sabia que estarian los chicos intentando hacer ese hechizo.

-Son demasiado jovenes e inexpertos, no pueden hacer eso... - cuando llegué frente a la puerta sentí el aire vibrar por la magia, ya habian comenzado. Sabia los riesgos que entrañaba para todos entrar a la sala con el ritual comenzado....asi que pegué una voz desde afuera de la puerta, al otro lado. - DEJAD ESO AHORA MISMO! NO ME HAGAIS REPETIRLO!

- No...eso no tiene que ver....con la felonía podría saber donde esta Catty incluso si se encuentra bajo el hechizo de proteccion mas fuerte....la sangre no miente....

Habia empezado a sudar y a tener palpitaciones mas fuertes que antes. Aquello no lo esperaba, no lo habia estudiado nunca, ningun precedente. Si estaba muerta, la sangre se habria oscurecido y habria dejado de moverse...asi que estaba viva. Pero esto?

- Es como si no estuviese en este mundo, pero siguiese viva. - escuche a Desmond en mi mente y asentí. Quiza algo habia salido mal en nuestro hechizo.

Tomé las manos de mi hermano de nuevo y en ese momento escuché al nigromante berrear al otro lado de la puerta.
- Por favor Matvey...que me desconcentras .- dije de un modo ultra condescendiente y cáustico, no iba a detenerme porque me lo ordenase él. Queria saber donde estaba mi hermana.

Controlé la sangre he hice que volviese al punto de origen, concentrándome en aquel liquido carmesí, y en la ligadura con la propia existencia que con mi hermana tenia ese sagrado fluido que nos da la vida y en su ausencia tambien nos la quita. De nuevo comencé a leer aquello tras Desmond, notaba como la presion continuaba y hasta habia comenzado a dolerme la cabeza por el esfuerzo, apenas notaba como se habia recalentado el canalizador del anillo en uno de mis dedos. Sabia que el cuervo de nuestro padre estaba mirándonos, desvié un momento los ojos hacia él... entonces metí una pausa en una de las palabras del hechizo, una pausa que realmente no iba ahí y que no debería haber metido. Noté un tirón extraño que pareció sorber de golpe todo mi potencial mágico, seguido de una punzada en la cabeza como de una aguja milimétrica y larga, pero apreté los dientes y continué recitando el hechizo. Los hilillos de sangre volvieron a recorrer el mapa. Aun no me decían nada... me centré en intentar hacer bien los ultimos versos del hechizo pero a decir verdad, notaba mi poder menguar, y aun asi continúe cabezón hacia el final del hechizo.

La sangre de Catherine volvio a elevarse en una nube carmin, lejos del mapa.
- No está aquí, Des.- unos gotazos de sangre, de la mia propia, escurrieron por mi nariz para caer en el suelo. Me llevé la mano a la cara para limpiarme - C-creo que no deberiamos decirselo a Elysse...

"por qué he dicho eso?"

No era lo que habia querido decir, para nada, eso no tenia sentido. El cuervo graznó y cuando di un paso atrás para terminar de quitarme la sangre de la nariz, perdí el equilibrio y me caí al suelo. La sangre de Catherine tambien cayó, sobre el mapa, aunque un poco esparramada, eso si. Yo no entendía muy bien que pasaba, pero empezaba a ver borroso. Habría sido el hechizo. La magia negra. La sangre quizá. Aunque mis ojos se quedaron abiertos mirando al techo, en pocos segundos dejaron de ver, y mi cabeza de funcionar.

Eso que explica Desmond sobre la felonía me suena a una magia tan compleja y poderosa que dudo que yo pudiese llegar a dominar. Supongo que es necesario tener cierta afinidad con el tipo de disciplina que deseas aprender, ya que a veces ni siendo de raza mágica es posible aprender a hacer cualquier cosa. Por ello hay especialistas en diferentes campos, y otros que no llegan a destacar en ninguno. Sé que mi nivel de magia podría ser mejor, pero que no le dedico el tiempo suficiente a aprender cosas nuevas o a mejorar las ya existentes. - Ya...entonces ni siquiera un radio aproximado del lugar al que se la ha llevado. - es exasperante no tener ni la menor idea de dónde han ido, es como si se los hubiese tragado la tierra. Tal vez por eso no han sido capaces de encontrar a Jean desde que se marchó del cónclave todo cabreado. - Atravesaron una especie de portal, eso está claro. No desaparecieron del modo habitual. Tal vez estén en un plano diferente...- divago al pensar en lo que pueden hacer los nigromantes al abrir diferentes portales, los cuales pueden usar para moverse en el espacio o para visitar el plano demoníaco, aunque sea muy arriesgado. Sea como sea, parece que se han ido a un lugar inalcanzable para los que estamos aquí.

Permanezco en silencio el resto del ritual de magia de sangre, sintiendo que me quito un ligero peso de encima cuando Rhaegar dice que está viva a pesar de que parezca que no está en este mundo. El proceso de los hilillos de sangre se repite en bucle una y otra vez, todas ellas sin ningún resultado. Miro de manera alternativa a los dos hermanos, sintiéndome algo inútil por no poder hacer nada, nervioso por ver que no da resultado y un tanto asustado al ver que Rhaegar parece estar a punto de llegar a su límite. Algo no va bien, y los gritos de Matvey al otro lado de la puerta no hacen más que confirmarme lo que ya he empezado a sospechar.

- Deberíais descansar, dejemos que Matvey lo intente ahora. Puede que haya más maneras, además de la magia de sangre. - Me dirijo hacia la puerta con intención de ir a abrir al nigromante, pero Rhaegar comienza de repente a decir cosas extrañas sobre Elysse, todo ello mientras sangra más por la nariz, tal y como le pasa a Catherine cuando hace sobreesfuerzos. Acto seguido se desploma de espaldas en el suelo, con los ojos completamente en blanco. - ¡Rhaegar! - ahora sí que no lo dudo ni un instante, abro corriendo la puerta a Matvey para que entre al despacho y pueda ayudar al mellizo que yace sobre el suelo. - Joder...se ha desmayado, estaba haciendo magia de sangre y no hacía más que intentarlo una y otra y otra vez. Nada funciona, no encontramos a Cat - explico a Matvey atropelladamente mientras le dejo acceso al despacho, acudiendo de nuevo rápidamente hasta los dos hermanos.

Escuchó ambas partes, la de Ian y Rhaegar divagando sobre dónde podía estar después del resultado del hechizo. Recono cía que era extraño pero no terminaba de comprender el resultado y aquello lo exasperaba - ¿Recuerdas con exactitud el portal?- Le preguntó a Ian frunciendo levemente el ceño antes de volver a tomar las manos de su hermano. El grito de Matvey hizo que Desmond, por un momento, quisiera detenerse. Fue el práctico instinto de seguir una orden directa, y más si la voz era tan gruesa como la de Matvey. Aparte, él había pedido su ayuda. Sin embargo, Rhaegar sigue adelante como si aquello hubiese sido una mosca que pasaba por ahí y empieza a entonar las palabras así que Desmond lo acompaña sintiendo el fluir de la magia no sólo entre ellos sino directo al mapa que estaba bajo sus manos.

No obstante, hay un momento mínimo en el que siente un tirón de estómago. Es el simple hecho de que una de las palabras le absorbe todo el poder porque Rhaegar tarda en decirla. Entonar acompañados era una cosa, hacerlo solo era muy diferente. Desmond sintió que perdía cierta fuerza en las manos y frunció el ceño, usando toda su fuerza de voluntad para continuar entonándolo pese a que su vitalidad estaba siendo drenada. No iba a dejar solo a su hermano. Pero acabaron teniendo el mismo resultado.

Agotado, Desmond apoyó las manos en el escritorio mirando la sangre un momento antes de oír a su hermano y ver la sangre que chorreaba de su nariz - Rhaegar…- Dijo, ligeramente alarmado porque él conocía perfectamente el coste del hechizo.Lo estaba viviendo él mismo, pero habia sido él el que cambio un ritmo de la palabra, y el maestro en felonía. ¿Tendría más coste?  Empezó a rodear el escritorio caminando a su hermano mirandolo con un desasosiego potente cuando mencionó a su madre - Madre está muerta- Indicó con una palidez inhabitual en el rostro mientras  escuchaba a Ian de fondo decirle cosas, pero de alguna manera, Desmond sabía que estaba perdiendo algo mucho más importante que Catherine.

-No, no...Tú no- El mellizo atinó a coger a Rhaegar en el último instante, o al menos su cabeza, para que no golpeara el suelo entrando en su campo de visión. Pero aunque al principio lo enfocó, de alguna manera su hermano dejó de verlo -¿Rhaegar?- Cuestionó apretandole los hombros con fuerza, pero sin moverlo. “Anteia… Sube rápido por favor”. De alguna forma, Desmond estaba en aparente calma. Sudaba frío y estaba pálido pero no estaba perdiendo los estribos. Es como si...No se creyera lo que estuviera sucediendo aunque lo estuviera viviendo en carne propia. Sostuvo la cabeza de su hermano para apoyarla en sus piernas -Como sea esta una de tus bromas pesadas…- Soltó, con un tinte ácido y triste en la voz mientras escuchaba los pasos de la Malfoy subir por las escaleras.

- ES UNA ORDEN, NO  TENÉIS EDAD DE HACER ESO!  - aporreé el suelo con mi baston, frustrado. Segui oyendo el hechizo, no me hicieron ni caso. Se detuvieron y escuché un porrazo, gritos, pasos apresurados...Ian me abrió la puerta y entré a la habitacion como una tempestad furiosa, viendo a uno de los mellizos en el suelo, con los ojos abiertos mirando a la nada y sangre escurriendo de sus narices.

-RHAEGAR!! - me apresuré a agacharme frente a Desmond y tomé la cara del Le fay entre mis manos , soltando mi baculo.

"no"

- Desmond. - lo miré furioso. Si las miradas mataran. Pero cerré los ojos. No. Que culpa tenia él? Me levanté rapido, por suerte, Anteia no andaba lejos. - Se ha sobrecargado. Quizá su control de sangre se haya salido de control y haya hecho algo sobre su propio cuerpo.