Castillo Le Fay (en ruinas)

Aunque el pánico cundió rápidamente, uno de los descendientes llegó igual de pronto para poner orden en los pasillos. Aunque muchos la veían como loca, la verdad es que había cumplido su cometido de movilizar a las masas. Más de uno ayudaría, eso era seguro. Las preguntas no se hicieron esperar, y aunque tenía poco tiempo para responderlas, tomó aire apresurada hasta lograr estabilizarse un momento.- Reiv reconoció a uno de ellos de cuando estuvimos en los campos. Lo traicionó y lastimó cuando Éamon se lo pidió. ¡Están atacándoles! - Trató de hacerle apresurar el paso, pero permitió también que diera las instrucciones pertinentes mientras corría a su habitación por algunas dagas que tenía. Se arrepentía de no tener su espada, que la había perdido en lo que fue Ouroboros durante la lucha con Reiv. Era mejor no arriesgarse.

Finalmente, mientras esperaba, Aldaron llegó como a punto de lanzarle una bofetada. No se lo iba a permitir, pero por alguna extraña razón dejó que la tocara.- Deberían asustarse, hemos tenido paz demasiado tiempo. No hay tiempo que perder.- Comenzó a trotar en la dirección por la que venía, tomándose un segundo para explicar cosas antes de salir del castillo corriendo con sus posibilidades.- Se fue directo sobre Reiv, es peligroso en buena medida. Tenemos que apresurarnos.- Dicho aquello, salió del castillo y recorrió el tramo que les separaba del bosque de Galloway a toda velocidad.

Me rasco la nariz mientras miro a Tobias. Es un ser lleno de desconfianza. Y que pone demasiadas condiciones, para haber metido la gamba hasta el fondo, a proposito, y muchas veces. No es ningun tonto.

- Este tipo...lo unico que quiere son privilegios. Todos han firmado un contrato. Si no lo firmas es porque no tienes intencion de cumplirlo. No vas a trabajar para ti por tu propio bien y desarrollo cerebral, imbecille, vas a trabajar para todos, no para que saques datos y luego puedas irte cuando y como quieras y venderselos a la tia abuela de Eamon O'Connell - ups, se me habia escapado un insulto. Eso seguro que no ayudaba a la negociacion. Tenía que compensar. - Imbecille attraente.

Entonces gritos sobre ferales, Adramelech yendose, mirada de Sean preocupado...eh, no habia cogido la maldita caja. Asi que la arrastré por la mesa en direccion a Sean, que al final, no se las iba a dar entre tantas cosas. - Para Lucio. - al final fui incapaz de hacer algo feo, asi que hice unas muy estilosas gafas estilo Lenon. Le quedarian incluso bien.

- Seré franco, Tobías. No nos fiamos de ti, por eso de haber vendido secretos sobre la magia a enemigos potencialmente peliogrosos, o no se que historias más. Pero nos vendrían bien tus conocimientos de alquimia. Podrías formar parte del proyecto si firmas como han hecho todos los que colaboran. Si no quieres, nos buscaremos otro alquimista. Vas a dejar que "otro" haga este trabajo? - encogí mis hombros.  - Pero sería un desperdicio. Poder trabajar contigo estaría bien.  Mira, escucha a la elfa. Dice cosas.

"cosas con razon"

Más gritos sobre ferales, pidiendo ayuda. Gruñí con pereza y eché la cabeza sobre la mesa.
- No quiero. Los gatos me dan alergia.

reed:

Vamos, que se habria encontrado el tabaco aquel vete a saber donde. Hice una mueca como que pasaba del asunto de su tabaco con sifilis ese. Y ahora venia con sus juegos de palabras sobre si me habia insultado o no.
-Nos hemos visto dos veces escasas. Y ciertamente, en ambas has logrado que cometa cosas....bueno, diría que inusualmente torpes. - entorné la mirada. - Parece que me traes mala suerte. Es algún tipo de super poder tuyo?

Luego me soltó aquello que me dejó un poco sin palabras asi en el primero momento. Lo miré como...sin saber que decir. Eso habia sido un cumplido? Joder, que malo era haciendo cumplidos. Lo señalé directamente.
- La gente tiene modales y no agarra culos aunque les gusten. Antes pides permiso. - bueno, eso no era exactamente asi, pero casi. Por fortuna, Zaphira apareció llamando nuestra atencion, cortando aquel momento de conversacion extraña. Por lo visto habia ferales afuera..... Nos dio un par de directrices y siguió su camino hacia afuera.

Yo me puse en pie y miré hacia la oscuridad mas allá de los terrenos del castillo. ¿Sería grave? De que me lo pensaba, otros estaban dando ya la voz de alarma.
- No creo que sea grave. Algunos ferales descontrolados por la falta de magia. Aun asi puede que necesiten ayuda para controlarlos.... - miré a Reed y luego a su cigarro desastrado. - ¿Te animas? Voy a echar un ojo. - jeje. Un ojo. Me hizo gracia mi propia frase así que me rei mientras me alejaba de los jardines yendo hacia donde se marchó la dragona.

Todos parecen ponerse en mi contra cuando me levanto de la mesa, empezando por el Soul  que abandona la sala con la excusa de ir a atender otros asuntos. Yo diría que más bien se ha cansado de negociar, el muy estúpido. Sean sale a defender que son algo más que un apellido, como si tuviese necesidad de justificarse, cosa que me anoto. Parece ya cansado de negociar conmigo, a juzgar por sus gestos. Que se lo hubiese pensado antes de intentar imponer su visión.  Por un lado me interesa quedarme en el castillo con magia y participar, pero por otro no me da la gana aceptar con todas sus condiciones, así que intento resistir un poco más. Tanto Giordano como Sook apoyan a Sean en todo lo que dice, a lo que suspiro con exasperación.  Los insultos del italiano me hacen pensar que es un maleducado, pero paso de responderle.

- Vamos a ver...todo eso está muy bien. Yo colaboro, no os agredo y no voy a venderle este secreto a Éamon y compañía. Hasta ahí todo bien. Tampoco me interesa venderle algo así, con otras cosas ha sido suficiente. Incluso me quedaré en el castillo hasta que todo esto acabe. Lo que quiero es que añadas ahí una maldita cláusula en la que diga que una vez terminado el trabajo seré completamente libre, ¿comprendes? - adopto un tono pausado y relativamente tranquilo, aunque los gritos del exterior me estén poniendo un poco nervioso. Si la Alianza ha encontrado este lugar ya podemos darnos por jodidos, aunque el caos que eso traería puede que no me perjudicase del todo.  - Has venido aquí con un papel que no es un simple contrato, implica contrato mágico, seguro. Similar a un juramento inquebrantable. Quiero que leas todas las condiciones del pergamino en voz alta, y que añadas lo que te he dicho. Cortaremos toda relación cuando yo acabe el trabajo. No podéis retenerme aquí sin juicio, sin cargos probados, sin nada. Vamos, proceded. No tenemos todo el día...si lo que se está escuchando por los jardines es cierto, es probable que no tarden mucho en pillarnos. Tic tac...- vuelvo  sentarme  en mi silla, a la espera de que Sean lea en voz alta todo lo que hay escrito en el pergamino, y que además añada la cláusula que le he dicho, mi libertad en cuanto termine.

La negociación se estaba alargando mucho más de lo que me habría gustado, Tobías no estaba por la labor a pesar de tratarlo lo mejor que podía, razonar con él aunque mi mente ya estaba fuera de esa sala, los gritos se sucedían y había mucho jaleo fuera del castillo. No soy el único que empieza a perder la paciencia pues Giordano empieza a insultar al alquimista lo que hace que le de con el pie por debajo de la mesa e inmediato intenta arreglarlo llamándolo "Imbecille attraente" me quedo mirándolo un poco con cara de "Pero que dices?" tal vez a este también quería pintarlo desnudo...

Unos nuevos gritos se escuchan y esta vez parece que nombran a Zaphira, también a Reiv pero me espero lo peor, en mi cabeza solo estaba la idea de salir corriendo a ver que le había pasado a la dragona. Sook empieza a explicarle a Tobías lo mismo que yo hace un momento pero en plan profesional, ojalá yo pudiera hacer eso porque últimamente me como todos los jaleos de hablar con gente, hacer reuniones y cosas de esas, aunque en esta ocasión era culpa mía por ofrecerme.

mientras la elfa habla con el alquimista Giordano me acerca una caja, lo cierto es que me sorprende y le hablo por lo bajo -No me lo esperaba, ¿tu también te has acordado de mi cumpleaños?- en realidad de trataba de las gafas que le había pedido para Lucio, sonrío pues por fin iba a poder ver el medimago en condiciones y puede que así se aligere su carga, además, pensaba que después de nuestra pequeña discusión no le daría la gana hacerlas, demostrando que me equivocaba y que le debía una disculpa a mi compañero -Gracias Giordano-

Al finalizar Sook con sus explicaciones Tobías parece algo más receptivo, acepta las condiciones pero a cambio pide saber que pone el pergamino y añadir una clausula se libertad, tomo el pergamino de vuelta para leerlo en voz alta.



Termino de leer el pergamino ante Tobías y de nuevo se lo tiendo, por tercera vez durante ésta noche -Como puedes ver no hace falta incluir la clausula que dices, los blood keepers tampoco querían quedarse por mucho tiempo así que cuando todo ésto acabe serás libre del tratado, así que estarás por tu cuenta a menos que decidas lo contrario... tengo asuntos que atender, debo reforzar la barrera así que es la última vez que te tiendo el pergamino, Tobías- por encima del caos consigo escuchar la voz de Adael a lo lejos así que me tranquilizo un poco al saber que estaban organizando a los refugiados y a los alumnos, pero debía salir de la sala y no perder mucho más tiempo.

Espero con impaciencia a la lectura del documento, poniendo atención en cada parte para que no quedasen lagunas legales de ningún tipo. Permanezco con los brazos cruzados mientras escucho, asintiendo a la parte final. No tengo ninguna intención de quedar atado para siempre con esta gente. Cuando me tiende el pergamino vuelvo a releerlo por si acaso Sean había omitido algo deliberadamente, así que compruebo que no sea así. Al parecer he acabado con su paciencia, si se creía que esto iba a ser llegar y firmar rápidamente es que estaba muy equivocado. Tomo la pluma tras terminar de leer, estampando mi firma una vez han quedado aclarados los términos. No es del todo ventajoso, pero tampoco supone un trato excesivamente malo si es de manera temporal. - Está hecho. Ya puedes ir a atender esos importantes asuntos. Parece que te gusta controlar el cotarro, ¿verdad? - sonrío con suficiencia mientras me levanto de la silla, devolviéndole el pergamino. Después miro a Sook, que le ha ayudado bastante. - Aunque creo que no eres el único al que le gusta esto de mandar...- suspiro negando con la cabeza, pasando después al lado de Giordano.

- Se supone que tenemos que trabajar juntos, así que dejaremos de lado las hostilidades. Hay que crear un equipo de trabajo multidisciplinar. No sé qué método seguís aquí para trabajar, ya me lo irás explicando. ¿Disponéis de laboratorio? casi todo mi material quedó en mi antiguo hogar, y no es seguro ir por allí. Te espero fuera para que me guíes, así os dejo unos minutos a solas para que podáis criticarme a gusto. - comento con sorna, saliendo después de la sala de reuniones para esperar fuera, a la espera de que Giordano me llevase a donde vamos a trabajar a partir de ahora y todo lo rápido que podamos. Es un reto poner a prueba nuestra inteligencia y habilidades, ver si unos cuantos magos en condiciones somos capaces de frenar el implacable progreso humano.

-¿cumpleaños? - le pregunté a Sean descolocado. Habia sido su cumpleaños? Habia malinterpretado mi encargo con un regalito. Que cosas. Hice una mueca rara y me eché hacia atrás en la silla. - No sabia que cumplieses años

"todo el mundo cumple años, Da Vinci"

- Hoy. Digo. Ayer. Cuando?

Acabé hablando conmigo mismo sobre diversas fechas, la verdad, era bastante malo con las fechas. Lo bueno es que parecia que no tendria que ir a pelearme con los gatos. Empezó la lectura del contrato y yo aproveché que habia echado la cara sobre la mesa para descansar mientras leia aquello. Tanta burocracia me aburria, no podia evitarlo. El caso es que me habia llevado una patadita por insultar al alquimista. Qué? Se lo habia ganado. El muy inepto.

Esta vez tras la lectura, Tobias si firmó, parecia conforme. Me incorporé por fin, mi minisiesta debia de verse concluida. Lanzando pullitas que seguia el tio, tanto a la elfa como a Sook. O eso me parece. Manejar el cotarro?

- Manejar el cotarro no es malo. - dije mientras me ponia en pie, tras la salida de Tobias. Resoplé....le endosaria el alquimista a Newton tan pronto como pudiese, o no prometía su integridad psicologica ni la mia. Me despedí de Sook, y de Sean, ellos tambien salieron de la sala, cada uno a atender sus asuntos. A mi me tocó irme con Tobias...quien sabe...igual acababamos siendo mas mejores amigos.

Seguí a Juliet, junto con el elfo y al Soul hasta donde las dos bestias acechaban a Reiv, a Josephine y a Zaphira. Aldaron tomó la iniciativa y fue a dispararles dardos. Se ve que tenía mucha práctica con eso porque pudo derribarlos él solo.

Me acerque para comprobar que habían caído dormidos y luego dejé lugar al elfo para que les ponga un improvisado bozal. Tenía mis serias dudas de si esas vendas podrían retener las fauces de los ferales, pero ese no era mi campo de estudio. Sonreí de lado cuando Alda acarició las peludas orejas de los ferales.

Ayudé a acompañarlos a todos de vuelta al castillo, entre varios llevamos a los ferales. Cuando llegamos al límite de la barrera mis poderes volvieron y sentí algo extraño en el cuerpo del feral oscuro. Lo pusimos en el suelo y, con mi control elemental del metal, extraje de él aquella sustancia que no pertenecía a su cuerpo. Intenté repetir el proceso en el otro feral pero aquel no tenía nada que no tuviera que tener, al menos de metal.

Depositamos a los ferales, Josephine, Reiv, Juliet y a Zaphira en la enfermería, aunque la dragona, luego de dejar que la revisen, se retiró rápidamente de allí. A los ferales, que a penas cruzaron la barrera volvieron a su forma humana, el elfo les administró un par de dosis de matalobos y fueron dejados en unas camillas para mantenerlos bajo observación tapados por las sábanas, al menos hasta que encontremos ropas que les queden.

Por precaución, se les permitió estar en la superficie del castillo a un puñado de los más adelantados en los estudios con los Descendientes. Todo el resto fue al improvisado escondite subterráneo, salvo excepciones. Ahora no rondaba tanta gente por el pasillo y en los jardines ya no habían tiendas de campaña, ahora todas estaban bajo tierra para que los espías no las vean.

Ya ha transcurrido una semana desde el suceso con los ferales en el bosque. Cuando sucedió aquello decidí ir a la biblioteca para coger la nota que había dejado a Sean, dándome cuenta de que sería un peligro reunirnos allí. De hecho, regañé de manera muy hipócrita a Josephine, Juliet y Reiv por haberse reunido allí. Después de lo ocurrido tuve que curar las heridas de varios de ellos, con la ayuda de Aldaron. Zaphira me miró bastante mal cuando la atendimos, pero no cruzamos palabra y además se fue pronto. También me encargué de atender a Josephine y a Reiv, curando con magia el brazo de éste último y pidiéndole que se estuviese quietecito al menos unos días. Con los ferales hicimos lo mismo, en cuanto les administramos matalobos regresaron a su forma humana, y les curamos con magia las heridas que se habían hecho en el combate. La sorpresa fue descubrir que la mujer estaba embarazada y el feto al parecer seguía vivo, algo que me parecía inusual teniendo en cuenta los violentos cambios que se producen en el cuerpo durante las transformaciones de cada mes. Hasta ahora no había visto ningún caso así, y los casos que había visto se habían controlado tomando una matalobos mejorada.

Los mantuvimos allí durante varios días hasta que se recuperaron, y después los llevamos a una habitación con una litera otro par de días en confinamiento solitario, a la espera de poder interrogarlos de forma adecuada. Sabíamos lo que nos había contado Reiv, que el chico parecía haber actuado a las órdenes de Éamon en la celda, pero también que parecía como si estuviese controlado de algún modo. Sobre ella no sabíamos mucho, excepto que era miembro de la Brigada, que había participado en el mensaje de la torre de telecomunicaciones y que también estuvo atrapada, como Johan y Thalos. Me enviaron a mí para hacer un primer contacto con ellos, aunque no tenía muchas ganas de interrogatorios porque estaba algo fastidiado como Sean y yo no nos habíamos despedido antes de ese viaje por Europa. Nada. Lo nuestro estaba más frío que el corazón de Zaphira.

Finalmente entro a la sala de interrogatorios con un suspiro de resignación, saludando después a Kyllian y a Leila. - siento teneros aquí, pero por el momento no podéis salir hasta que sepamos un poco más de vuestras circunstancias. Me han dicho que te llamas Kyllian... - comienzo con el chico, sentándome en una silla al revés para parecer que voy en plan majo. - Llevabas un chip implantado cuando te encontramos. Cuéntame cómo has llegado hasta aquí, por qué sabías de este lugar. Lo mismo para ti, Leila. Al menos en tu caso sabemos que eres de la Brigada, pero nos ha extrañado que te hubieses alejado de tus amigos. ¿Alguno de ellos es el padre de la criatura? - pregunto señalando con la cabeza, siempre en tono amable.

Había pasado una semana desde que me comí a esa bola de pelos muerta y aún seguía encontrando pelos de liebre en mi boca. Estaba de ocho meses, hacia finales de octubre podría dar a luz en cualquier momento. Era un manojo de nervios mezclado con felicidad porque esa tortura ya acabaría. Por no hablar de mis cambios de humor, pasaba de estar emotiva a ansiosa, a feliz, a triste, a furiosa, etcétera. Lo peor eran las contracciones falsas, me daban la ilusión de que aquel sería el día, pero al final no. La barriga me incomodaba en cada cosa que hacía sobre todo cuando intentaba dormir, aunque me las arregle con unas almohadas que me habían dado. Me fatigaba por nada y me sofocaba, pero luego no podía dormir. Me bañaba 3 o 4 veces por día y aún así sentía una picazón insoportable. Creo que también salió algo de leche de mis senos. Por no hablar de las corridas olímpicas al baño.

Nos trataban de una forma muy extraña. Luego de la enfermería nos llevaron a Kyllian y a mi a una habitación lo cual me pareció más raro aún porque yo pensaba que me llevarían a la habitación de la Brigada, además solo lo había visto una vez. Yo tomé la litera de abajo y Kyllian la de arriba. Al principio estaba sorprendida de que Kyllian este de una sola pieza incluso le di una cachetada, no estaba enojada, quizás fue una forma de asegurarme de que de verdad estaba enfrente mío y yo no estaba desvariando. Lo reprendí y le agradecí por lo que había hecho en el Bosque de Sherwood, pero él parecía no recordarlo. Así estuvimos confinados juntos, él aguantando mis cambios de humor, entre otras cosas y yo tratando de recordarle sobre Altair y sobre lo que había pasado, como nos había salvado a mi bebé y a mi.

Llegado el día del interrogatorio nos llevaron a la sala de interrogatorios. Todo esto me parecía surrealista e innecesario. Yo ya había estado en este castillo, había venido con la Brigada, había estado en la reunión de todos los grupos de seres mágicos, allí Thalos nos había dado los celulares, los cuales me dejé en el Barco. Miré a Lucio con fastidio y ansiedad cuando entró. Deje que le hablara a Kyllian, al parecer le habían implantado el chip. Yo no sabía qué pensar de él, por lo pronto media mis palabras, quizás siempre fue un enviado de Eamon y estaba detrás de mí para llevarse a mi bebe y criarla como un político sin escrúpulos y se sacrificó en el Bosque porque sabría que no le harían nada. Levanté una ceja cuando me preguntó cómo fue que había llegado al castillo y me removí incómoda cuando preguntó por el padre de mi bebé.

-Es increíble, ni un triste ordenador me dieron… Yo ya había estado aquí en la Reunión General, en la que estaban todos y no me alejé de mis amigos, ellos se alejaron de mi. Luego de la reunión fuimos a la Base de la Brigada y ellos luego volvieron aquí solo que sin mi porque me sentía más cómoda en nuestra Base. Por cierto ¿Dónde están? Y sobre el padre, eso no es asunto tuyo. Los vi muy sorprendidos con mi embarazo en la enfermería y me dijeron que con las transformaciones los bebés no suelen sobrevivir y no entiendo por qué si mis padres fueron ferales y yo nací bien.-

Después de convertirme en feral no recuerdo nada a parte de haber visto a otro monstruo como yo que se disponía a atacar a los tres que me encontré en el bosque, al abrir nuevamente los ojos estaba en un lugar desconocido para mi, intenté levantarme pero estaba atado y obviamente no me iba a quedar quieto, forcejee y empecé a gritar como un loco durante el corto periodo de de tiempo desde que abrí los ojos hasta que un elfo me dio con un dardo y una cerbatana en el cuello desde una distancia más que prudencial -Serás... capullo...-  me quedé frito y despertaría nuevamente para recibir mi castigo.

Cuando desperté estaba en otra habitación y para mi sorpresa no estaba solo, había una chica embarazada conmigo "por qué me persiguen las embarazadas!? primero la pelirroja y ahora esta.." me levanto de un salto y bajo de la parte superior de la litera, quería hacerme el majo y saludarla pero lo primero que recibo es una bofetada por parte de la chica ¿Pero a ti que mierdas te pasa!? joder, eso duele, loca!- después de eso empezó a reñirme por cosas que yo ni sabía ni entendía, después me dio las gracias, intentaba explicarme cosas, me daba nombres y decía algo sobre un bosque, que yo me había sacrificado por salvarla a ella y a su bebé, pero con cada palabra mi cabeza estaba peor, era una jaula de grillos, tenía muchas imágenes que se cruzaban entre ellas y me dolía la cabeza horrores, por suerte la rabia tan inusual que sentía antes de despertarme se había ido, solo estaba el dolor y cuando eso pasaba dejaba a la chica hablar sola con sus hormonas y me iba a un rincón hasta calmar el ruido en mi cabeza... tal vez me estaba volviendo loco o me estaban volviendo loco...

Por si mis dolores de cabeza eran poco, la chica era un polvorín, un popurrí de se sentimientos que salían disparados sin control 12 horas al día y mientras dormía también -Joder Leila... si alguna vez vuelves a tener otro crío avísame para pirarme lo más lejos posible...- primero me miró con infinito desprecio, luego me tiró las almohadas a la cara y con ira infinita de embarazada, después empezó a llorar como una loca... la había cagado pero bien y se me da fatal eso de ver gente llorar o triste, me acerqué a ella y le di un abrazo hasta que dejó de llorar y así cada día de aquella infernal semana, aguantando sus cambios de humor, las falsas contracciones, los baños varias veces al día y su pobre control sobe sus esfinteres, al final hasta le tomé cariño y todo.

-Leila deja de bañarte y frotarte tanto, al final te vas a hacer daño.... creo que deberías darte baños con hierbas o tal vez pedir que te den algún ungüento, el de caléndula va bien para los pico.... "pero qué coño digo?" pienso sin terminar la frase, me pasaba constantemente desde que llegué a este lugar, de repente recordaba o decía cosas que en mi vida había pensado, aprendido o dicho, me quedaba paralizado, intentando perseguir ese recuerdo como si fuera Alicia persiguiendo al conejo blanco pero al final siempre se escapaba.

Ese mismo día nos llevaron a ambos a otra sala, al parecer nos iban a interrogar, la persona que entró era un hombre con barba, tenía una cicatriz horrible que le atravesaba la cara y cruzaba por uno de sus ojos, el cual perecía tener menos color que el otro, Leila parece ponerse en guardia así que hago lo mismo poniéndome frente a ella como si fuera a defenderla de algo. Aquel hombre se sienta tranquilamente en una silla en plan tío guay y empieza a hablarme -Parece que aquí todo el mundo sabe como me llamo aunque a mi ninguno de vosotros me suena de nada... -  me acerco levemente al hombre y lo olfateo, igual que haría un animal desconfiado, huele a antiséptico, a hierbas, a medicamentos... me alejo y vuelvo con la feral -Eres algún tipo de médico?... amigo del capullo de la cerbatana?- Éamon ya me había advertido que desconfiarían de mi así que hago exactamente lo que me dijo y empiezo a contar mi elaborada mentira -No soy el único al que la Alianza pone chips, lo hacen con todos los seres mágicos que entramos a sus instalaciones, los que rescatasteis aquella noche también los tenían, verdad? he visto a la chica pelirroja que Éamon tenía en una celda, seguro que ella también tenía uno y respecto a como llegué aquí... es una larga historia-

Me resulta curioso que Leila mencione que no le hemos dado ni un ordenador, como si en este castillo fuese lo más normal del mundo tener ordenadores. Entiendo que esté indignada por tenerla confinada en este cuarto, pero es todo por protocolo de seguridad. Intento explicarle los motivos de su detención con tono de voz amable, calmado. - Ya sé que estuviste con la Brigada en aquella reunión, pero después desapareciste, para volver justo cuando Kyllian. Es un tanto sospechoso, y por eso tenemos que asegurarnos de que no hay nada más detrás. Tus compañeros de la Brigada están por el castillo. Lykaios estuvo muy mal hasta hace poco, lo hirieron con plata durante el rescate en los campos. Otro de tus compañeros, Imram, quedó allí atrapado. En cuanto salgas de este cuarto te dejaremos reunirte con los demás. - me disculpo con ella por si he parecido entrometido respecto a lo del padre, intuyendo que debe ser asunto complicado cuando no quiere decir nada al respecto.

- No era mi intención ofenderte. Quería saber si tendrías alguna compañía durante el parto. Yo me encargaré de atenderte cuando llegue el momento. Respecto a lo otro...sí, me sorprendió porque lo que he visto hasta ahora ha sido siempre controlado con la poción. Esos cambios tan bruscos en el tamaño del útero suelen producir desgarros que afectan al feto. Habrá que hacer algunas comprobaciones para saber si todo va bien, y controlar el momento del parto. No te preocupes, aquí estarás bien atendida. - paso a mirar ahora a Kyllian, pensando que no se me da demasiado bien hacer de detective. Si Sean estuviese aquí ahora me echaría una mano, pero me toca apañarme solo. - Sabemos tu nombre porque Reiv nos lo dijo, al igual que Ling y Rosse. Todos ellos compañeros de cautiverio. Sí, todos tenían chip, y todos fueron rescatados. La pregunta es cómo escapaste tú, porque ninguno de los nuestros te sacó de allí, no sé si deliberadamente o porque no te vieron. Es muy difícil salir de allí, y los que salieron estuvieron a punto de morir, llegaron muy graves. Sin embargo tú...apareces aquí, en esta zona concreta, sano y libre. Y acompañado por Leila, los dos a la vez. Reconoce que es mucha casualidad. Debemos proteger este sitio de la Alianza, por eso no podemos dejar cabos sueltos. Dadme respuestas para eso. ¿Qué hacíais los dos a la vez por esta zona?

En la enfermería, a diferencia de Kyllian, yo había estado tranquila. Con las dimensiones de mi barriga tampoco podía hacer mucho y me fatigaba muy fácilmente. Además sabía que de una forma u otra en cualquier momento terminaría allí dando a luz, así que no quería dejar una mala impresión. Dejaba hacer a los médicos pero mantenía mi rostro serio. La única ocasión en la que hice una mueca parecida a una sonrisa fue cuando un elfo que era habitual por la enfermería fue insultado por Kyllian. Sé que no está bien reírse de las desgracias ajenas pero son de las pocas cosas que me hacen reír a parte de las ocurrencias de los de mi grupete. Sin embargo, cuando traté de ser buena y de agradecerle al feral lo que había hecho por nosotras parecía que le hacía más mal que bien, así que no volví a mencionar el tema. Le repetí mi nombre porque no lo recordaba y eso también le produjo dolor de cabeza, nunca lo admitiría en voz alta, pero me dolió un poco aunque no tenía por qué recordarme. Incluso me tachaba de loca o que las hormonas me afectaban, lo cual podía ser pero tenía un límite y él lo cruzaba. Cuando pasaba esto yo desplegaba una amplia gama de sentimientos que ni yo misma sabía que tenía.

Lo odiaba porque las cosas que él decía me recordaban que estaba embarazada, como si yo no lo supiera, además me recordaban que yo había dejado que esto pasara, que no había hecho nada para impedirlo e incluso que yo lo había pedido y, al final, hasta disfrutado. En el momento me pareció la única salida, no había día en el que no repasara mentalmente los acontecimientos y se me ocurrieran otras mil opciones. Kyllian no sabía lo que sus palabras desencadenaban en mi y no quería que lo supiera, eso me generaba impotencia e ira así que intentaba desahogarme tirándole algo, por lo general almohadas, pero eso no evitaba que me asaltara la tristeza, la culpa de haber traído un ser inocente a un mundo tan cruel. Eso, que estaba en una situación tensa con Emily y que mis hormonas estaban en estado de ebullición, lograba hacerme llorar como nunca antes.

Estaba acostumbrada a la soledad. Siempre me sentí mejor sola que acompañada. Pero había encontrado buena compañía en mis amigos de la Brigada y los había perdido, otra vez. La primera vez que Kyllian me abrazó me quedé inmóvil, lo sentía extraño. Con los de la Brigada era más de chocar los cinco o muestras de afecto a distancia. En el ejército la única muestra de afecto vino de Nathan… Y de mi familia… no recordaba la última vez que habíamos reído con mi hermano y mi madre. De todos modos los abrazos de Kyllian me distraian de mis pensamientos, me concentraba en su tacto, en la visión de sus brazos, en la calidez de su pecho y en el ritmo de su corazón. Así lograba calmarme, al menos hasta la próxima corrida al inodoro. Fue sorprendente lo rápido que me acostumbré a sus abrazos en los días que pasamos juntos. Lo que más me llamaba la atención era que en un momento empezaba a decir algo pero luego como que perdía el hilo, incluso parecía sorprendido de sus propias palabras, como si dos personas estuvieran en un mismo cuerpo. Pero también me acostumbré a eso.

Ya en el día del interrogatorio cuando Kyllian nos acusa de saber su nombre pero él no el nuestro bajé la mirada pensando en explicarle en privado a Lucio lo que me había llamado la atención de Kyllian. También me sentía un poco culpable por alguna razón ya que quizás mi nombre le provocaba esos dolores que él tanto sufría.

-Ya tengo toda la compañía que necesito, solo me hace falta un ordenador.- Dije pensando en los médicos, en Lucio, en los de la Brigada… y en Kyllian.

Cuando menciona al elfo una sonrisita opaca mi expresión de fastidio por un momento cuando recuerdo como lo había insultado y como había caído frito después. Dice cosas lógicas que nosotros ya sabemos o, como en mi caso, hemos vivido pero cuando dice eso de que es una larga historia lo miro de reojo y luego miro al médico para responder por mi parte y desde mi entrenamiento como espía.

-Por mi parte puedo decirte que después de la reunión me quedé en la base, cuando todos vinieron aquí me quedé sola. Eso generalmente no me molesta, pero parece que a mi otro yo si le molesta o sentía quizás que faltaban mis compañeros y la base estaba muy silenciosa sin ellos. La cuestión fue que abandoné la base ya transformada. A partir de ahí creo que me guió el instinto, o el olfato, o la magia que emana de aquí y me crucé Inglaterra de abajo hacia arriba en  cinco días cruzando ríos secos, bosques desérticos, más redadas, lluvias ácidas y aires tóxicos. Para cuando llegue estaba hambrienta. Kyllian ya estaba aquí así que aproveché la distracción de que él estaba atacando a uno para yo atacar a las otras dos y tratar de conseguir algo para comer que estuviera fresco, aunque luego me comí una liebre muerta. Después regurgite su esponjosa cola. No vi cuando llegó Kyllian.- Dije alzando los hombros para luego mirar al mencionado y seguir hablando.

-Pero ya nos habíamos conocido antes en el Bosque de Sherwood, Altair también lo conoció allí y no nos recuerda… pero recuerda que estuvo en las instalaciones de la Alianza Humana… ¿Puede que sea un caso de doble personalidad?- Pregunté mirando al médico.

-¿Cómo llegaste hasta los terrenos de la Alianza Humana?- Le pregunté a Kyllian sentada frente a Lucio manteniendo mi mirada en el primero.

Leila contesta sin ningún tipo de problema a las preguntas que le hace el tío raro sacado de alguna novela romántica de esas que le gustaban a las cuarentonas, tíos con melenas ondeando al viento y pelo en pecho que las haga recordar que tienen algo por ahí abajo, habla sobre como llegó hasta el castillo y yo tenía que inventarme algo, rápido y que fuera convincente -Bueno, como parece que tienes tiempo y te aburres te voy a contar mi parte de la historia, estaba el día del ataque en los campos, Éamon me pidió que matara a Reiv pero no lo hice, preferí noquearlo aunque el muy imbécil ahora me llame traidor...

Agacho un poco la cabeza mientras recuerdo lo que pasó y para seguir con mi historia que hasta ahora era cierta -No me hizo gracia lo que hizo después, le disparó a pesar de estar indefenso y lo dejó en la celda para que se desangrara, después llegó su hermano con la niña del pozo, una chica bajita, piel blanca, pelo negro largo... mi orden era encerrarlos con Reiv para que lo vieran morir sin hacer nada pero les ayudé a encontrarlo y le pedí al tal Johan que me dejara inconsciente para que los de la alianza no pensaran que los estaba traicionando- el nombre lo había sacado de la ficha de la alianza del jefe de los renegados, también sabía que la chica de pelo negro era victoria pero esa información no iba a darla.

me llevo una mano a la cabeza y me echo el pelo hacia atrás, suspirando antes de seguir con mi coartada , el médico dice dos nombres, uno me es indiferente pero el de "Ling" se queda un momento dando  vueltas en mi cabeza, otra vez la liebre, otra vez persiguiendo algo que se me escapa y de nuevo un pinchazo en mi cabeza, cierro los ojos con fuerza y aprieto los dientes para aguantar hasta que se me pasa -Lo siento... por dónde iba... oh, si, los campos- me masajeo el entrecejo y continúo -Después de eso me desperté solo en la celda que había estado Reiv, me transformé y cuando desperté estaba fuera de los campos, medio muerto gracias a que uno de los vuestros me hirió con plata, gracias, capullos- le digo al médico como si fuera culpa suya pero sabía que no, aún así lo de la plata era cierto y eso de que casi la palmo también, ahora venía la parte complicada, la parte que me había inventado con Éamon .

-Una mujer con gafas y el pelo recogido me salvó la vida, al parecer era médico de la alianza pero se había revelado contra ellos, pasé un tiempo con ella aunque nunca me dijo su nombre, por seguridad decía... el caso es que estaba solo por ahí fuera, vagando por las calles y no pensé que sería buena idea volver a la alianza, solo tenía el nombre de Johan así que fui preguntando por las afueras de londres, en sitios con gente mágica, al final di con información y seguí el rastro, cuando llegué al bosque se me fue un poco la pinza y corrí como loco, me topé con Reiv, la rubita me dio con un palo, me cabreé y puf! me convertí en chocapic, ya sabes el resto, me encontré con la madre primeriza de rebote-

Digo corroborando la versión de Leila al final, ella le explica que nos encontramos en no sé qué bosque del cual no recuerdo nada, el nombre de Altair que tampoco me sonaba y por último una pregunta "¿Cómo llegaste hasta los terrenos de la Alianza Humana?" la miré un poco como si me hubiera hablado en chino, ella decía que me habían capturado aunque yo le había dicho que no, me quedé pensando un momento tomando los recuerdos de mi mente -Pues llegué hace mucho tiempo...creo, la alianza me recogió cuando un feral mató a uno de mis padres.... no, espera, fueron los blood keepers los que mataron a mis verdaderos padres! después alguien me adoptó y... "y qué?" pensé para mi mismo pues a pesar de tener recuerdos de esas personas eran muy repetitivos, lo único que recordaba era a aquella bestia devorando a uno, luego yo al otro convertido en feral, recuerdos que eran más como fotografías, no recordaba sus voces, solo imágenes, la cabeza empieza a darme pinchazos, después un zumbido en mis oídos muy agudo, cuanto más intentaba recordar más intenso era el dolor, la voz de la feral se escuchaba muy lejos de mi lo único que podía hacer era echarme hacia atrás para buscar una pared en la cual apoyar mi espalda para después caer sobre mis rodillas mientras sujetaba mi cabeza intentando soportar el dolor, pero era tan intenso que sentía la necesidad de gritar.

Los días habían pasado para mí sin más. No parecía que pudiésemos hacer algo en un futuro inmediato para rescatar a los que se quedaron atrapados por salvarnos, y eso me tenía bastante apagado. No habia hablado de ello con nadie, ni si quiera con Rosse, y ella tampoco nos había contado nada.

Las misiones se organizaron y se armaron diferentes grupos de acción. Yo me quedé un poco al margen, no se si porque no querían contar conmigo, o porque yo mismo me marginaba.

Pero una noticia se había corrido rápido, y era que dos falta habían aparecido en el castillo. Uno era una mujer de la brigada, y el otro era un muchacho que como descubrí un poco después, tenía por nombre kyllian.

Kyllian. Sin duda, tenía que ser ese kyllian. Así que me descubrí a mi mismo caminando hacia allí, a sabiendas de que estaban bajo interrogatorio a puerta cerrada

"La última vez que lo vi...se lo llevaron a hostias de nuestra celda. Ha sobrevivido.... Menos mal"

Primero me detuve frente a la puerta y pegue la oreja para escuchar. Me parecía fatal que los interrogasen. Como si fueran espías o algo asi.... Hice una mueca y abri la puerta de golpe, sin llamar antes para pedir permiso ni nada. Entré a la habitación y cerre tras de mí, mirando el panorama. Kyllian estaba allí, era él sin duda, pero estaba contra la pared y de rodillas sujetándose la cabeza modo trauma. Miré a Lucio y fruncí el ceño indignado Malditos médicos!

- Lucio! Es esto realmente necesario? Él estaba conmigo en la celda... Porqué este interrogatorio? - fui hacia el feral pero recordaba la mala hostia que tenía asique no lo toqué. - kyllian, estas bien? Siento mucho que no te encontrasemos ese dia...todo pasó muy rápido... Aunque igual es una mierda de disculpa verdad?

Suelto un 'ooh' por lo mona que me ha parecido Leila al decir que ya tiene toda la compañía que necesita, pero después frunzo un poco el ceño cuando vuelve a decir lo del ordenador. Esta juventud, siempre pensando en las maquinitas. - Pues no hay ordenador, lo siento. - replico un tanto irritado, atendiendo después al relato de Leila. En su caso no veo mucho problema, simplemente estuvo al margen de sus compañeros mientras éstos estaban aquí en el castillo. Ella ha estado sufriendo las transformaciones aleatorias de los licántropos, su relato no me parece especialmente sospechoso. - Comprendo. Puedes ir a ver a tus compañeros cuando quieras, pero no se te ocurra salir fuera del castillo, ¿entendido? - le advierto para que no tengamos que volver a lidiar con ella en forma de feral, y para que esté a salvo. - Sí, Altair ya nos habló de ello en su día. Pero después sucedió lo de la Alianza, así que...todavía es pronto para saber si se trata de un transtorno mental o qué. Él tendrá que quedarse un poco más, tú puedes abandonar la habitación ahora mismo si lo deseas. - el otro joven, Kyllian, decide contar su parte de la historia, aunque detecto algo de sarcasmo en él al decir que me lo cuenta porque parezco aburrido. Suelto un sonido de exasperación, tengo mucho trabajo y hoy no me pillan de tan buen humor como suelo estar, tal vez por lo de Sean y su viaje.

- Éamon te pidió que lo matases en lugar de hacerlo él. ¿Por qué? ¿qué pretendía con eso? - me paso la mano por la barba con gesto pensativo, anotando mentalmente eso de que decidió noquearlo. - Tal vez para no disgustar del todo a Éamon y a la vez no tener que matarlo, supongo. ¿Por qué crees que Reiv te llama traidor? - nos vendría bien saber la versión de Johan, que según Kyllian estuvo allí. La descripción de la otra chica que dice puede corresponder a Victorya, que también estuvo en el rescate. - Johan ha desaparecido y no puede corroborar tu versión. Si Reiv estaba inconsciente tampoco puede corroborarla, pero hay alguien que sí podría hacerlo. Avisaré a Victorya. - saco del bolsillo uno de esos teléfonos que consiguió Thalos, enviando un mensaje a la chica en cuestión para que venga a la habitación en la que estamos. Después vuelvo a escuchar el resto de narración de Kyllian, pensando en quién sería el que lo hirió con plata. El asunto de la doctora rebelde que lo ayudó me suena un poco extraña, y tampoco entiendo demasiado bien el resto de sus motivaciones.

- Entonces, según dices, escapaste herido de plata el día del ataque a los campos. Luego te curó una médico rebelde y después... ¿ para qué buscabas a Johan? - indago levantándome de la silla, acercándome un poco más al joven. Lo miro con lástima cuando dice que la Alianza le recogió cuando un feral mató a sus padres, poniendo una mano en su hombro. - Lamento decirte que la Alianza no recoge a nadie por compasión. Si te acogieron sería porque pretendían usarte. Como hacían con los Ejecutores de sangre mágica, como hacían con los reeducados, o como hacían con algún que otro dragón. - Kyllian parece entrar en una especie de crisis, poniéndose a gritar con las manos en la cabeza como si le doliese. Enseguida pienso en administrarle algún calmante, hasta que llega Ling para quejarse por tener encerrado aquí a su "amigo" de cautiverio.

- Es el protocolo necesario, Ling. No sabemos cómo ha llegado hasta aquí, y tenemos sospechas fundadas. Dice que la Alianza lo recogió. ¿Tú confías en él? ¿qué puedes decir a su favor?

Puse los ojos en blanco instintivamente cuando Lucio parecía un director de escuela retando a sus alumnos pero asentí a regañadientes. Dudé entre retirarme o no.

-Éamon tiene por costumbre mandar a otros a hacer el trabajo sucio.- Comenté por lo bajo pensando en si irme o no. Cuando Kyllian describió a la chica, la única que yo conocía y que concordaba con la horrible niña del pozo era Victorya, así que abrí mucho los ojos. Susurré un “No” cuando Lucio dijo que le avisaría, pero ya era muy tarde.

-Si no hay ordenador (lo que es muy raro) me conformo con un teléfono o cualquier cosa que tenga Internet.- Dije mirando el que sacó Lucio.

Mientras hablaba noté que le brotaban algunos dolores, aunque mi última pregunta pareció ser la peor. Cuando fue hacia la pared lo único que se me ocurrió fue acercarme rápidamente hacia él, agacharme como buenamente pude y acogerlo en mis brazos, esperando a que sus gritos cesaran.

-Vuelve Kyllian, vuelve en ti, debemos permanecer unidos.- Le susurré a Kyllian esperando que eso lo calmase. Luego entró otro de la misma estampa que Lucio llamado Ling a defenderlo. Por ahora decidí permanecer, aunque sea en segundo plano, no iba a dejar solo a Kyllian si Victorya iba a hacer acto de presencia.

El medico mojabragas de cuarentonas ya había acabado con Leila, sin embargo parece que yo le intereso un poco más y continua haciéndome preguntas, a pesar de que la rubia ya se puede ir decide quedarse en la sala. Ahora toda la atención se centra en mi y sobretodo en mi relación con Éamon, mal asunto, tenía que creerme mis propias mentiras para que el resto las creyera aunque casi todo lo que decía era cierto -¿Qué pretende Éamon con eso? divertirse, probar mi lealtad... no lo sé pero ese tal Reiv tubo que haber hecho algo muy malo para que se ensañara tanto con él las preguntas empiezan a ser redundantes y no puedo evitar ponerme un poco nervioso -Cuando estábamos en la celda Reiv intentó que me uniera a él para escapar, menuda tontería, soy idiota pero no tanto, salir de esos campos era imposible y siempre he estado solo... si no me cuido yo solito nadie lo hará, nadie fue a esos campos a por mi, solo soy un daño colateral, quizás por eso me llama traidor, por no unirme a él.-

El barbitas habla sobre llamar testigos, al parecer la bruja que buscaban y la novia de Johan eran la misma persona, bien, más información que dar si conseguía salir del castillo para mi primera reunión -No sé como se llama, solo que es algo así como la novia del tal johan? no se despegaban ni un momento, la arrastro casi todo el camino desde el sector I al II... no os da un poco de mal rollo? - dije refiriéndome a Vyktoria, lo siguiente fue preguntar por Johan, otra vez -Ya te lo he dicho, salí de la base solo con ese nombre, no me iba a ir a buscar ayuda con los de la Alianza y fuera no conozco a nadie, era mi única pista... aunque con este interrogatorio creo que prefiero volver a trabajos forzados.-

Las preguntas me siguen golpeando una tras otra hasta que la de Leila consigue desestabilizarme por completo, el médico se acerca y toca mi hombro lo cual me hace reaccionar casi a modo de acto reflejo, apartando su mano de mi hombro de un manotazo, caigo al suelo y es Leila la que con mucho esfuerzo se arrodilla y me toma entre sus brazos para intentar calmarme, otra persona entra en la sala, un chico joven que llama mi nombre pero al igual que la voz de Leila, suena lejos para mi, como si estuviera en una burbuja - y..tu.. quien coño eres?... también vienes a confundirme!?....joder...Ugh!!

Intento no aferrarme a la rubia pues no quiero hacerle daño, aún así se queda a mi lado y susurra unas palabras en mi oído "debemos permanecer unidos" abro los ojos y rápidamente pasan ante mi muchas imágenes, mis padres, el pueblo en el que vivíamos y sobretodo mi madre diciéndome esas mismas palabras antes de obligarme huír al bosque por el ataque  de los humanos pero también otra imagen se interponía, la de mis dos padres muertos y unas personas sin rostro que eran blood keepes, pero ¿como sabía yo que eran blood keepers? todo era demasiado confuso, levanté la mirada para encontrarme con los ojos verdes de la chica -Mi madre... - no dije nada más, simplemente caí hacia un lado, inconsciente, ya no podía soportar el dolor, el ruido, simplemente desconecté.

- Pero que tengais sospechas no quiere decir que tengamos que tratarlo como a un delincuente no? La alianza recogerlo...?

Miré a Kyllian extrañado. Eso no es lo que me dijo en la celda a mi.

- Confío en él, se llevó una paliza a posta para librarnos a Rosse y a mi de algo parecido. El tiempo que compartimos en la celda.. casi nos zurramos porque es un malhablado. Y sus padres, me dijo que sus padres fueron alumnos en Ouroboros...! Pero...los mataron...

Leila se aproximó a él. Kyllian no pareció reconocerme a lo que lo miré extrañado.

-Qué te han hecho? - pregunté. No era como para que se hubiese podido olvidar tan rapido de mi. De pronto, quedó inconsciente en los brazos de Leila.

- ...tambien me contó que sus padres eran uno elementarista y otro cambiaformas. Quizá si preguntas a los mas mayores del consejo...algunos los recuerden. - me masajeé las sienes. Su historia podia corroborarse, seguro. - Se fueron a un pueblo y los mataron los humanos. Creo. Fue muy cerrado con eso.

Leila parecia buena amiga de él asi que la dejé cuidandolo, centrandome en Lucio. En contarle cualquier cosa que pudiese recordar.... realmente habiamos compartido poco tiempo juntos.

- Si que es cierto que Éamon parecía querer algo de él. La ultima vez que lo ví fue cuando él se lo llevó de nuestra celda. Intentó engañar a Kyllian diciendole que se habia cargado a Reiv...cosa que todos hemos podido comprobar que fue falsa. Habló mucho con él...sobre la verdad, la mentira, sobre recordar o no. En mi opinión solo quería confundirlo. Prometió que su vida mejoraría y se lo llevaron de alli entre forcejeos.

Observé a Kyllian largamente y luego miré al galeno.

- Lucio, por qué no traemos a algun mentalista? Llama a Mei. Está claro que le pasa algo en la cabeza. Mei puede ayudarlo. Pero claro...como es china! No habiais pensado en ella, eh? Pues ya no hago las gyozas, os jodeis.

Recibió un mensaje extraño que no comprendía del todo pero que probablemente era de esos que mejor no preguntar. Salió a los pasillos con aquel paso firme y místico que la caracterizaba. Tenía una vaga idea de lo que podía ser, después de todo no era ajena a las noticias. Sabía que habían capturado un par de ferales que estuvieron con la Alianza, y tenía la sensación de que podía tratarse de Leila, que era la única que conocía que había sido capturada por la Alianza.

Sin más preámbulos, giró un par de veces por los pasillos, llegando hasta el lugar señalado por Lucio. Pensó en tocar, pero si no le estuviera esperando no le habría enviado aquel mensaje. De un instante a otro, las sombras comenzaron a señalar cosas en las que ni siquiera había pensado, como que podía ser una trampa para quitarle el poder que había tomado en los últimos días. Tonterías que buscaban subirle el ego, o al menos así lo tomaba.

Abrió la puerta que la separaba de lo que fuera que había del otro lado, repasando un poco la longitud de la sala con la mirada para dar por sentado un poco de lo que le podía esperar. Arqueó un poco la ceja ante lo que veía, hasta que dio con Lucio y se le acercó. No pudo evitar ver a la rubia, aunque con mucho menos mal rollo de lo que ella seguramente tendría guardado, aunque con las caderas un poco más grandes le daba cierta satisfacción.- Lucio.- Murmuró cuando llegó hasta él.- Recibí tu mensaje. Vine en cuanto dejé todo en orden. ¿Qué sucede?