Castillo Le Fay (en ruinas)

- Sí, luego te buscamos un teléfono. - despacho rápido a la muchacha adicta a la tecnología, aunque no le digo cuándo le daré lo que pide. Mis preguntas parecen abrumar al muchacho, aunque se las apaña para ir respondiendo de manera más o menos coherente, aunque todavía no me quedan muy claros algunos puntos sobre su huida. No me muevo del sitio cuando reacciona de manera tan brusca a la mano que le pongo en el hombro, como si fuese un animal asustado. Leila trata de calmarlo, aunque sin mucho éxito debido a algo que le dice, haciéndole saltar de manera exagerada. Algo no anda bien en la cabeza de ese chico, aunque no me extraña después de haber estado tanto tiempo en la Alianza. Cualquiera que haya pasado tanto tiempo allí encerrado y siendo torturado puede presentar problemas mentales a corto y largo plazo. En cuanto cae inconsciente me acerco para atenderle, pidiendo a Leila que se retire un poco. - Es por el estado de nervios en el que está, nada más. Lo dejaremos descansar por ahora. - concluyo tras comprobar sus signos vitales, levantándolo del suelo para dejarlo en la cama.

Después camino hacia Ling, torciendo un poco el gesto. - A los delincuentes los metemos al calabozo. Ellos están en una habitación mientras les hacemos preguntas, nada más. No podemos pecar de ingenuos y no preguntar nada ni comprobar cosas sobre los que llegan nuevos. Entiendo que confíes en él porque fuese tu amigo en la celda, o porque sus padres fuesen de Ouroboros. Sin embargo, eso no significa que no tengamos que cuadrar piezas según lo que sabemos. - vuelvo a pasarme la mano por la barba, como si eso me ayudase a pensar modo detective. - Así que te pareció que Éamon quería confundirlo...justo lo que ha dicho ahora. Que le estamos confundiendo. Ya ha sucedido antes. - vuelvo a mirar a Ling con cara de 'no empieces con el rollo chino', aceptando su idea del mentalista. - Yo había pensado en darle veritaserum, para comprobar si decía la verdad, pero lo de Mei puede servir. En caso de que esté disponible, últimamente anda un poco...ida. Aunque en realidad, valdría cualquier legeremente. En el castillo hay alguno más. - en ese momento llega Victorya, a la que hago un gesto para que se acerque.

- Te necesitamos como testigo. Este chico, Kyllian, afirma que él ayudó a Johan a llegar hasta la celda en la que estaba Reiv encerrado. Dice que tú ibas con Johan durante aquel rescate. Quería corroborar si es cierto que prestó su ayuda. El hermano de Johan dice que lo último que recuerda fue que Kyllian lo golpeaba tras la orden de Éamon de acabar con él, pero no sabe qué sucedió después. Tampoco podemos preguntar a Johan por motivos obvios. Sólo quedas tú para esclarecer un poco el asunto. Ling dice que Kyllian lo ayudó en las celdas. - me encojo de hombros, como esperando que Victorya diga lo que sepa. De todos modos acabaremos descubriendo la verdad, ya sea con veritaserum o con alguien que le lea la mente.

¿Testigo? - La palabra salió sin aviso de su boca mientras fruncía el ceño. No tenía ni idea que podía haber atestiguado hasta que le presentaron al chico en cuestión. Debía decirlo, no lo habría recordado de no haberle puesto mucha atención y de no haber tenido las pistas que lo posicionaban en la Alianza al momento del rescate.

Pensó un momento, observando el rostro del chico. No podía decir nada bueno de él, a decir verdad. Nadie que estuviera en la Alianza y no hubiera salido aquella noche le hacía tener sospechas. Del resto ya habían descartado chips y cosas por el estilo, pero... ¿de ellos?- Me imagino que ya se aseguraron que no traen localizadores, de lo contrario esto es terriblemente irresponsable.- Murmuró por lo bajo para Lucio, aunque tenía la sensación de que él ya lo sabía. Decidió entonces que debía recordar lo que había visto aquella noche y, con la mirada fija en el rostro del chico, comenzó a relatar lo que recordaba.- Iba libre, de pie junto a Éamon salieron de un elevador que después bloquearon. Primero enfrentó a Johan, se fue directo sobre él. Dijo que Reiv estaba desangrándose en una celda y se refirió con desdén sobre él, diciéndole algo de los Blood Keepers, como si aún perteneciera Reiv a ellos. Recuerdo haber sentido algún mal presentimiento, pero nada más... Forcejearon, le quitó la espada a Johan y le soltó un tajo. Se golpearon otro tanto y después comenzó a... Bueno, me puso un cuchillo en el cuello, no muy amablemente, y luego nos llevó hasta Reiv. Éamon le disparó y lo dejó para desangrarse en su celda... Si somos éticos, el arrepentimiento no quita los delitos cometidos, pero al menos Reiv está con vida...

Tras aquello, cruzó los brazos, tratando de ver si había algo más, algún detalle extra, pero era más o menos lo que había.

Los ojos dorados de Kyllian expresaban mucha confusión y me sentí culpable por haber sido la que terminó de enloquecerlo ¿Su madre? Miré desesperada a Lucio esperando que haga algo cuando Kyllian cayó en mis brazos. Lo apoyé en el suelo con cuidado y me aparté para dejarle espacio al médico. Me tranquilizé un poco cuando Lucio dio su diagnóstico, me senté en la cama a la altura de los pies de Kyllian y me quedé observándolo mientras los que se veían experimentados charlaban entre ellos.

-En una habitación sin ningún acceso a Internet.- Acoté al comentario de Lucio. Pero mi expresión cambió drásticamente cuando percibí un aroma que yo ya conocía justo detrás de la puerta. Su mirada se encontró con la mia, una mirada de odio puro e irracional tanto como racional. De su única mascara en la que ocultaba todas sus expresiones, una de satisfacción se le escapó. Tuve que agarrarme a la tela de la cama para no saltar ahí mismo y rebanarla en pedacitos. Mantuve mi mirada en Kyllian mientras ella hablaba intentando imaginarmelo haciendo lo que ella decía que había hecho. No podía, no sentía que concordara.

-Creo que a Mery Poppins se le da mejor oscurecer que esclarecer Lucio. No me sorprende considerando su historial… Todo un récord las veces que coqueteó con la Alianza Humana y salió ilesa. Bravo.- Dije esto último dirigiendo mi mirada hacia ella, entornando los ojos y sonriendo de la manera más falsa posible.

Maldito Lucio y sus cosas de medico que siempre acababan sonando logicas. Lo miré visiblemente enfurruñado porque tenia razon y a ver como le llevaba la contraria.

- Mei puede ayudarlo más que el veritaserum. Con la pocion solo le sacaras la verdad, con un buen mentalista....bueno, tambien estabilizarás su  mente. - hice un vago gesto con mi mano señalando a Kyllian, que el pobre habia perdido el conocimiento y todo de la confusion que se traía.

En ese momento llegó Victorya, para responder a las preguntas de Lucio. Habló de cosas que yo no podia discutir porque no sabía, no habia estado alli. Pero por lo que contaba, parecia que Kyllian colaboró con Eamon....

- Me parece que Eamon logró de Kyllian lo que quería entonces. - dije para mi mismo. Me quedé al lado de Lucio y lo miré de reojo cuando Leila soltó aquello contra Victorya. Se llevaban  mal o era asunto mio? - Lucio, tienes razon en que debemos cerciorarnos y esclarecer las cosas. Pero propongo que no lo juzguemos tan rapidamente.... aquí todos tenemos nuestros pecados y delitos, estoy seguro, y perdonados de algun modo estamos.

"bueno, de algun modo....nunca mejor dicho"

- Trae a un mentalista y ya decidiremos despues. - yo seguia creyendo en la inocencia de Kyllian. Por fortuna tener aqui magia nos permitiría esclarecerlo todo. Miré a Leila y levanté una ceja. Que le pasaba a esa rubia con el internet? menuda obsesion.

Le echo a Leila una mirada muy de padre cuando me insiste con el internet, como queriendo decir que si me vuelve a repetir lo del internet me voy a empezar a cabrear. Normalmente suelo tener más paciencia y ser infinitamente amable, así que no sé qué me pasa, ando gruñón para lo que soy yo. Presto atención al relato de Victorya, casi empezando a encontrarle el gusto a esto de encajar piezas en la historia, según lo que cuentan unos y otros. - No, no tienen localizadores ya. Gracias por la información. Lo que dices corrobora lo que contó Kyllian, os llevó hasta Reiv y gracias a eso pudisteis salvarlo. Ha de saberlo, se lo contaré cuando pueda. Lo que me escama es que apareciese con Éamon en el ascensor, y que pareciese estar a sus órdenes. Puede que planease hacerlo ejecutor, no es la primera vez que vemos algo así, y concordaría con lo que ha dicho Ling sobre que le pareció que Éamon quería manipularlo. No estoy diciendo que Kyllian sea culpable, sólo que necesitamos rellenar los huecos que faltan, porque el peligro puede esconderse donde menos esperamos. - alterno la mirada entre Victorya y Leila al percibir cierta hostilidad, a lo que decido intervenir porque no quiero que haya problemas en este momento.

- Leila, eso es insinuar que tiene tratos con la Alianza sólo por el hecho de haber salido con vida cuando ha ido a ayudar. Te recuerdo que en tu rescate y en el de Johan, participó mucha gente, Victorya entre ellos. Recordad que debemos estar unidos para enfrentarnos a la Alianza, y sembrando la duda y la desconfianza entre nosotros no conseguimos nada. - intento adoptar un tono conciliador al terminar la frase, aunque comencé de manera más dura, como una advertencia. Después me pongo al lado de Ling, suspirando al tener que darle la razón con lo del mentalista.  - Está bien, veremos si pueden ayudarle con ese caos de cabeza que tiene. Conste que no estoy acusando al chico, pero si le han hecho algo...es peligroso. Para  él y para nosotros. No debe abandonar el castillo bajo ningún concepto, hasta que entendamos lo que sucede aquí. Si Mei no puede hacerse cargo avisare a Rybar. Ya sabes quién es...uno de los ganadores del torneo. Se supone que iba a entrenar con Catherine, pero aquello nunca se concretó. Le he estado atendiendo durante bastante tiempo en la enfermería, y le pusimos una prótesis nueva para reemplazar la que había perdido. Ahora puede empezar a ayudar. Iré a buscarle, quedaos aquí con Kyllian hasta que llegue. Victorya, tú puedes volver al trabajo con el resto del equipo. - dicho esto me doy media vuelta, abandonando la habitación para alejarme por el pasillo, donde un alumno plasta me interrumpe para darme algo. Que Sean me ha dado esto para ti y me ha dicho que te diga que es de Giordano. Me quedo a cuadros con el paquete en las manos, el alumno me ha soltado que es Sean ocultando que estaba detrás de esto. - Vaya par de dos...- sonrío pensando en el par de torpes cuando veo las gafas especiales, colocándomelas. Enseguida noto que la visión del ojo con la cicatriz mejora bastante, al menos ya no veo sólo una especie de borrón blanco y puedo manejarme mejor. Tras eso me alejo de allí, para avisar a Rybar.

Recibí el mensaje por parte de Lucio de que me requerian en una sala de interrogatorios. Me parecio curioso que requiriesen de mi ayuda, aunque luego entendí el por qué. Habia pasado los ultimos dias terminando de hacerme a las extremidades nuevas que me habian proporcionado...eran bastante buenas, todo habia que decirlo. Era bastante reconfortante poder volver a disponer de las dos  manos, y no solo de una. Pero sobre todo, lo era que hubiese vuelto la magia. Mi cuerpo habia comenzado a recuperarse y por lo menos ya podia caminar un pasillo entero sin cansarme.

Asi que cuando recibi aquella peticion, terminé de arreglarme la ropa en condiciones y sali de mi sala para ir hacia la de los interrogatorios. Por lo visto necesitaban esclarecer la version de un feral recien llegado del cual tenian sospechas. Ugh. Ferales. Eran tan defenestrables o peor que los licántropos. Pero en fin. Que no se dijera que los Blood Keeper no pagabamos las deudas que contraíamos.

Entré a la habitacion, alli habia mas gente que tan solo el muchacho cuyos recuerdos debía de examinar. Miré a los presentes y les dediqué una mueca, y un movimiento de cabeza leve a especie de saludo.

- Necesito concentracion para esto asi que cualquier parloteo queda fuera de lugar desde el momento en que comience.

Fui hacia donde tenian al chico, agarré una silla y la acerqué a la cama, quedando sentado al lado de él, que lo tenian tendido. Estaba inconsciente o dormido? Para el caso, me daba igual. Me vendría mejor.

- Y no interrumpáis el proceso aunque lo oigas gritar. - si tenia que hurgar muy hondo quizá le causase molestias. Como una fuerte pesadilla de la que no podria despertarse. Saqué la amatista de Tesalia, aquella gema me permitiria introducirme primero en sus sueños para luego usar mi habilidad y acceder a sus recuerdos, facilitandome la entrada a su mente. La coloqué en la palma de mi mano, cerré los ojos y luego llevé aquella mano a la frente de Kyllian, tocándolo pero dejando la gema entre nosotros. Inspiré hondo y comencé a repetirme las palabras mentales que siempre repetia para iniciar el hechizo. Me llevó poco mas de diez segundos, su psique estaba muy vulnerable.

En seguida, me golpearon una sucesion de recuerdos sin sentido, y una frase muy repetitiva sobre permancer unidos. Demasiada informacion junta. Aquel no era un sueño de una persona durmiente normal, ni si quiera era el patron de una pesadilla. Era un maldito bucle, un huracán. Sabía por experiencia que era mejor dejarme llevar que luchar contra aquello. Eventualmente, le encontraría sentido a lo que me mostraba. Pocos segundos después, su mente estaba a oscuras. Pero las voces seguían. Fui capaz de materializarme en aquella oscuridad, pero...no veía nada relevante todavía.

- Kyllian. Deberías encender la luz.


____

off: lo que pongo en cursivas está pasando exclusivamente en la mente de Kyllian

Me había sumido en un profundo sueño, el dolor había desaparecido al igual que aquel zumbido agudo, sin embargo habían sido sustituidos por oscuridad y muchas voces, la voz de mi madre que me decía una y otra vez que permanecieramos unidos, la voz de Éamon llamándome asesino, de nuevo su voz diciendo que la alianza era buena, la de Reiv pidiéndome que me uniera a él... Y así muchas más cosas que no me ayudaban en absoluto, me sentía confuso, asustado, solo, como aquella noche en la que espere a mis padres y nunca volvieron.

Una voz en medio de todo ese caos empezó a llamarme, no la conocía pero no sonaba como las otras, la oscuridad se fue disipando poco a poco dando paso a un claro en medio del bosque de mi infancia, la luna brillaba y hacía frío pero yo busqué aquella voz hasta dar con el hombre que me llamaba -¿Quién eres? Que haces aquí... Que hago yo aquí? - no pudo contestarme pues inmediatamente una luz calida llamó mi atención, corrí por el bosque al igual que hice cuando tenía 10 años y a lo lejos estaba mi casa, los humanos estaban quemandola y los gritos de mi madre se escuchaban dentro al igual que los de mi padre, de golpe la escena cambia, sigo siendo yo pero ahpra estoy dentro de la casa, no se oye nada, solo veo dos cuerpos tendidos en el suelo, se supone que son de mis padres y ante ellos dos personas, sus presuntos asesinos, dos miembros de los blood keepers a los cuales no puedo ver el rostro, todo es muy confuso y no sé que es real y que no -que... Que me pasa.... No sé que es real... No...

Mi mente empieza a divagar, a dar saltos de unos recuerdos a otros, los implantados por la alianza se ven como las teles antiguas, con ruido de fondo, la visitas de Éamon con su taza de té, mis supuestos padres adoptivos, un feral que asesina a uno, yo haciendo lo mismo con otro, la propaganda política. Pero en medio de todo eso hay algunas escenas reales, las torturas en aquella celda, los latigazos, los guardias llevándose a Rosse, la cara de Reiv cuando le dije que lo sentía antes de dejarlo inconsciente, Éamon disparandole. Todas aquellas escenas se mezclaban unas con otras pero el ruido de las implantadas se superponian a las reales, aún asi ya no eran tan claras como al principio.

Aunque, en cierta medida, parecía que Kyllian sería perdonado por haber sido apegado a Éamon, la verdad era que ella tendría cautela referente al feral. A los ferales en general. No pudo evitar echarle de nuevo un vistazo a Leila cuando salió de la habitación, justo antes de que ella misma fuera despachada por Lucio, también alejándose del lugar. Parecía que las cosas no habían terminado para Kyllian, pues de inmediato uno de los Blood Keepers entró a la sala a hacerle cosas a su cabeza. Control mental más apropiadamente dicho o algo similar.

Decidió que su lugar ya no estaba ahí, por lo que salió de la habitación, esperando que haber presenciado aquello por dos segundos fuera con daños mínimos. Caminó de nuevo por los pasillos en busca del lugar de donde provenía. Aún había demasiado que hacer, y nada estaba listo, pero parecía que finalmente la alianza de los mágicos había comenzado con el pie derecho.

La voz que me había llamado no parece tener un cuerpo al que poder dirigirme, simplemente está allí, cuando mi cabeza empieza a divagar entre unos recuerdos y otros me obliga a detenerme, es en ese momento que vuelvo atrás hasta  la muerte de mis padres, una y otra vez, ese recuerdo se repite de forma cruel y constante mezclado con el otro que me habían implantado, pero en algún momento éste desaparece y en cuanto lo hace mi cuerpo reacciona causándome dolor al igual que lo hacían las palabras de Leila o el chico llamado Ling, mi cabeza empieza a doler y me quejo por el dolor mientras la persona que se ha metido en mi cabeza sigue hurgando en mis recuerdos.

En cuanto la cubierta creada por el recuerdo falso desaparece, otros salen a relucir, son difusos pero poco a poco se van haciendo más claros como la noche en la que me convertí en feral. Lo siguiente que me pide aquella voz es que le lleve a mi último recuerdo de Éamon y ese era en la enfermería cuando me dio las dagas y las órdenes a seguir, el motivo por el cual había llegado al castillo, no podía permitirlo, no sabía de quien era aquella voz y a pesar de haber recuperado el recuerdo de la muerte de mis padres eso no significaba nada frente a mis recuerdos de lealtad y amistad con el líder de la Alianza y por tanto no podía traicionar su confianza.

-No... no tienes derecho a ver eso!- me resisto todo lo que puedo a revelar las órdenes que me han dado, en su lugar voy repasando otros recuerdos, a ser posible cosas irrelevantes, como los pastelillos de fresa que me gustaban, esos que hacía mi madre con fresas silvestres en días especiales, cada vez que me daba la orden, pensaba en los pastelillos de mi madre.

En el exterior, fruncí mi ceño por su resistencia. Asi que había algo que quería ocultar... En referencia al ministro. Bueno, eso para mí ya era suficiente para declararlo culpable de complot y traición con el enemigo. Entendía a la perfección que me hubiesen llamado para este trabajo. Pero supuse que un "no me lo ha querido mostrar con lo cual oculta algo" no les bastaría a los buenazos del consejo. Así que hice más presión

- será por las malas, alimaña. No tienes lo que hay que tener para resistirme. - dijo mi voz en su mente, cuando comencé a ver aquellos pastelillos. Ya estábamos como aquel soldado del cactus, pensando tonterías. El caso es que estos recuerdos me dieron ganas de merendar....

- centrate en O'Conell, Kyllian. Muéstrame vuestro último encuentro. Muéstrame porqué deseas proteger a la raza que os quiere ver extintos. O... Volvamos a las torturas que sufriste en los campos de concentración bajo manos de hombres que trabajan para Eamon. Bajo Eamon mismo. - antes había visto algo de aquello, de pasada. Si volvía a aparecer otro recuerdo que pudiese identificar como falso, lo eliminaría directamente. Aunque ello supusiera ejercer más presión aún sobre su mente.

Aquella voz me machacaba, no quería darle lo que quería, si era uno de los magos mi vida correría peligro al igual que la misión, los recuerdos de la sala blanca en la que hablaba con Éamon salieron a relucir, no era la última vez que lo había visto, ni mucho menos, pero eran lo que me ataba a él, su amabilidad conmigo y su aparente comprensión y la taza de té, siempre la taza de té se repetía en todas aquellas visitas.

-¡No soy ninguna alimaña!- grito en medio de mi subconsciente mientras resisto todo lo que puedo, los recuerdos de la sala blanca desaparecen dando paso a las torturas, las electrocuciones en la cara, los latigazos, las cadenas y Éamon disparando a Reiv en aquella celda cuando intentaba liberarme -No!...no... es falso.... él no me haría eso...- el intenso dolor me obliga a despertar, abrir los ojos para descubrirme a mi mismo revolviendome en aquella cama y gritando por el dolor mucho más intenso que antes, no consigo ver lo que hay a mi alrededor pues no puedo concentrarme en nada -¡BASTA! DETENTE!! Digo entre gritos desesperados porque aquellas sesiones en la sala blanca habían desaparecido, solo quedaba el sufrimiento que había vivido en los campos, toda la basura política de la alianza también se estaba esfumando, los recuerdos de mis supuestos padres adoptivos también, en su lugar estaba Allen, aquel feral que me acogió y cuidó de mi hasta que pude valerme por mi mismo.

Con toda la basura fuera de mi cabeza y el intenso dolor que sobrepasaba el nivel de tortura, ya no había razones para ocultar mi última reunión con Éamon, solo el miedo a ser encerrado y rechazado por las personas que me estaban defendiendo como Ling y Leila, pero estaba cansado y sin fuerzas para resistir  todo ese proceso, me rendí y dejé que aquel hombre viera lo que quería, las instrucciones de Éamon para infiltrarme, la situación de aquellos picos de magia en el  mapa y los culpables de que acabara aquí, la orden de búsqueda de Vyktoria y Johan, finalmente el punto de encuentro y el día exactos en los que debía dar mi informe sobre el lugar a Éamon.

Sé que hacerlo revivir esas torturas en fase de sueño puede provocar que su mente haga sentir a su cuerpo el dolor de aquellos instantes, y que a consecuencia de ello, se despierte. Lo que veo me recuerda a lo que yo mismo pasé en aquella prisión de la alianza. Aún no puedo olvidar que no fue gracias a un blood keeper que sobreviví a aquello, si no gracias a un estúpido muggle...

"Basta. No pienses en eso ahora"

Kyllian se despertó gritando y yo abrí los ojos, unos ojos que brillaban en azul por la magia, y lo pasé a sujetar por ambas sienes con fuerza, clavándole la mirada. El proceso continuaba.

- mira un poco más dentro de ese pequeño infierno tuyo, ya casi estamos.

Seguía metido en su mente. Vi un feral cuidando de él cuando quedó huérfano, más imágenes de sus torturas, algunas conversaciones sueltas e inconexas. Vi que la alianza sabía de la situación de este castillo debido a sus su tecnología había captado picos de magia y que por eso kyllian estaba aquí, con órdenes de infiltrarse entre nosotros. Que a Johan y Victoria los buscaban, con lo cual al líder de los renegados no lo habían matado, y el día y lugar exactos para su reunión con Eamon...

"Suficiente"

Corté la conexión. Ya tenía lo que quería y de regalo, le había limpiado la mente de recuerdos falsos. Guarde la amatista y me dejé caer en el respaldo de la silla, suspirando un tanto agotado. Ese hechizo siempre me dejaba muy cansado.

Rybar entró poniéndose muy mandón. Le dediqué una mueca y me crucé de brazos, apoyándome de lado en una de las patas de la litera, para mirar. Vyka y Leila de fueron, cada una por lados distintos.

-si... Bien... Yo me quedaré vigilando no sea que le rompas el coco más de lo que ya lo tiene....

No me respondió. Oh. Ya habían comenzado. Estuvo todo en silencio unos pocos minutos. Luego kyllian comenzó a parecer agitado y a gruñir, pero no interrumpi... No fuese que la cagase o algo. Pero ya cuando se despertó y comenzó a gritar un poco después no pude evitar alterarme yo también.

- dale un respiro, tenemos tiempo!

Pero rybar lo soltó y se echó hacia atrás. Había terminado? Parecía que si. Me acerqué a kyllian esquivando al blood y le puse una mano en el hombro, sin esperarme a las revelaciones de Dvorak
- kyllian, estás aquí? Estas bien? - le acerqué un poquito de agua...y luego sí miré a rybar - has descubierto algo?

El ruido de mi mente había desaparecido, ahora solo estaban los recuerdos que yo mismo había creado, incluidos los que hice mientras estaba bajo los efectos de lo que sea que me hicieran en aquella sala blanca, la discusión con Reiv en la celda, haberlo dejado tirado y acatar las órdenes del bastardo de Éamon, era algo que no me perdonaría en la vida.

El pitido de mis oídos se va disipando a medida que voy recuperando la consciencia en mi mismo, tengo la mirada perdida y no logro moverme al principio, por suerte sé dónde me encuentro, las personas que he estado viendo y el primero en acercarse es Ling, lo miro casi sin creerme que estamos libres, fuera de las garras de la alianza, recibo el agua que me da con gusto, en otra ocasión lo habría rechazado pero ahora mismo no podía ni con mis pensamientos, miro al chino e intento sonreír para hacerme el chulo pero creo que más que eso me veo patético

-Menos mal que no nos hemos vuelto a encontrar en ese agujero, eh?-

Echo un vistazo a mi alrededor, lo que veo es a un hombre con una máscara, el que me sujetaba la cabeza momentos antes, puede que la voz que me hizo sufrir pero al mismo tiempo me liberó por completo de la alianza

-Eso ha dolido... pero gracias-

Dicho esto empiezo a sentirme cansado, demasiado exhausto, cierro los ojos y por primera vez en mucho tiempo sueño con mis padres, los de verdad, comiendo todos juntos en nuestro hogar entre risas y los pastelillos de fresa de mi madre.

No me alejé demasiado después de pedir el favor a Rybar, pues me preocupaban las consecuencias que pudiesen tener sus intrusiones mentales en la mente del muchacho. Debía estar muy vulnerable, si ya le habían estado fastidiando la cabeza y no tenía claros sus recuerdos. Esperé un tiempo prudencial, regresando a la habitación cuando por fin Rybar había terminado. Kyllian dormía, pero su expresión era relajada, como si se hubiese quitado un gran peso de encima. Ling me explicó lo sucedido, y Rybar añadió algunos datos más, de la manera escueta que le caracterizaba. Lo habían enviado aquí con oscuras intenciones, pero les había salido el tiro por la culata, no pensaron en que con la magia recuperada y con un mentalista se podía revertir todo eso. Ling, Rybar y yo nos marchamos de allí tras hablar un poco más, dejando descansar al joven. Había que decidir algo al respecto. Si Kyllian no aparecía, Éamon sospecharía de que lo habíamos descubierto. Si aparecía también habría riesgos, podría volver a secuestrarlo si se daba cuenta del asunto.

Los siguientes días transcurrieron con tensa calma, la de saber  que la Alianza ya sabía algo sobre nuestra posición, aunque no pudiesen vernos. Era una carrera a contrarreloj por ambas partes, debíamos resistir bajo la inminente amenaza de un posible ataque. Los que trabajaban en las soluciones apenas salían de los laboratorios, el resto de habitantes del castillo se afanaban por conseguir materiales, provisiones y medicinas de manera arriesgada,  y las noticias de los grupos de Lyon y Praga llegaban con cuentagotas, como si estuviesen demasiado ocupados como para informar debidamente. No soy muy amigo de las tecnologías tipo teléfonos y cosas así, pero me interesaba por cualquier cosa que escribiesen para estar al tanto. Hubiese enviado un mensaje a Sean para agradecerle lo de pedirme las gafas, pero no había manera de decirle nada en privado sin que el resto se enterase. Sólo podía esperar a que regresasen. En pocos días más se supone que los de los laboratorios terminarían las soluciones en las que estaban trabajando.

Mientras tanto se había decidido, entre algunos miembros del Consejo y miembros de los renegados, qué hacer con Kyllian. Se determinó que se le permitiría ir a dicha reunión, acompañado, por supuesto. Iría con gente escoltando de lejos para que no le sucediese nada, pues seguro que Éamon también iría así. Los renegados apostaron por intentar hacernos con el ministro si había oportunidad. Sería un buen golpe de efecto conseguir eso y a la vez tener listo las soluciones para la magia. Pronto se saldrá de dudas...

Había pasado tiempo desde que llegamos al castillo con Sirius. Yo seguía sin estar convencida cuando le proporcionaron toda esa sangre, aunque estuviese rodeado de magos completamente capaces. Podría haber resultado fatal. Ahora se encontraba en los sótanos del castillo, recuperándose...
Pasado un tiempo prudencial de ese despertar decidí que era hora de bajar a visitarle. Al fin y al cabo Reiv se había marchado a Hogsmeade junto con un grupo de gente. Supongo que Sirius no recibiría demasiadas visitas.
Cuando llegué a la zona donde se encontraba paré frente a la puerta. Dudé si llamar o pasar directamente o...simplemente dar media vuelta. Cogí una gran bocanada de aire antes de llamar un par de veces con los nudillos y entrar a la estancia. Estaba a oscuras.
-¿Sirius?
Pregunté por lo bajini antes de hacer que una lucecilla apareciese cerca de mi posición. Al dar un paso al frente pisé algo y miré al suelo. Había muchas bolsas de sangre vacías tiradas por la estancia.
Le busqué con la mirada, aunque con tanta sombra era posible que estuviese oculto en alguna de ellas.
-Te... tenemos que hablar.
Solté de modo inseguro mientras hacia una mueca pensando que lo mismo no había sido la mejor de las ideas bajar hasta allí.

Después de la lobotomía mágica dormí por muchas horas, no me enteré de nada pero por fin mi mente estaba en paz, dormí muy placidamente hasta que desperté, frente a mi el médico ese y otras personas me interrogaban, después hubo una especie de consejo de jedis y se decidió que debía volver con el capullo de Ramón, como lo había llamado Ling en su momento, y llevar escolta -Por supuesto que iré a ver al cabrón de O'Connell, tenemos una cuenta pendiente y se la pienso cobrar propinas incluidas, os ayudaré- estaba deseando partirle la cara a ese imbécil pero los planes de la gente del castillo eran distintos, querían que hiciera de doble agente doble, sacarle información para eterarnos de qué quería hacer y porqué no había atacado el lugar -si tenía un agente aquí es porque quería saber cosas, seguramente no haga nada hasta que le lleve información, intentaré no decirle todo, solo lo justo para saber que pretende-

Los días pasaron y la fecha de la reunión se acercaba, ya no era un prisionero así que podía pasear por el castillo, a veces iba a visitar a Leila, otras veces al chino, Reiv no estaba así que no podía verlo y darle una colleja por llamarme traidor pero ya aparecería, mis paseos se limitaban a las visitas pues los cuchicheos de algunas personas a mi paso y los rumores sobre mi y pertenecer a la Alianza se habían esparcido y no era del agrado de muchos "gilis" pensaba mientras fulminaba a alguno con la mirada. estaba deseando largarme de ese lugar y volver a mi vida normal, sin tanta gente, solo yo y mi gato... -MIERDA! MITONES SE HABRÁ ESCAPADO!- digo mientras me llevo una mano a la cabeza pensando en el pobre animal al que probablemente no volvería a ver.

El día de la reunión con Éamon había llegado, no me despido de nadie, tampoco era como si pensara volver, o eso creía, simplemente abandono la barrera y empiezo mi camino dejando el castillo para acudir a la reunión.

Lo bueno de estar embarazada era que podía gritar “¡BEBÉ A BORDO!” y todos se hacían a un lado para dejarme pasar. Desde que salí de la habitación de interrogatorios me propuse conseguir algún acceso a Internet y unos licántropos, alumnos de Altair, me comentaron que otro de esos super-magos llamado Newton podría tener ordenadores pero me dijeron que estaba ocupado trabajando en los laboratorios junto con otros. Eso no me detuvo para dirigirme a su encuentro. Antes de entrar percibí un aroma que odiaba. “Así que Victorya está trabajando junto a ellos.” Pensé en dar media vuelta y encontrar un ordenador por otro lado pero la curiosidad me pudo, así que agarré algunas provisiones que unos renegados traían y entré en los laboratorios con la excusa de traer materiales. Allí estaban todos trabajando, concentradisimos en lo que hacían así que disimuladamente me acerque a la bolsa infinita de la bruja y primero metí la mano, luego el brazo y por último el torso para encontrar algún teléfono o algo así. Al final encontré un ordenador portátil “¡¡Mi precioso!!” pensé cuando lo vi.

Nadie dijo nada, así que me fui de allí para encontrarme con Lykaios y el resto de la Brigada para contarles todo lo que pasó con lujo de detalle desde que me encontré con los renegados en Hyde Park. Omití mencionar el sótano y las cosas que parecían recuerdos o sueños. Se me hacía difícil mentirles, sobre todo a Lykaios que lo veía como una figura paternal, por otro lado también me avergonzaba lo que había pasado allí, pero me hizo sentir mejor volver a estar rodeada de mis amigos y charlar con ellos aunque en realidad no tuviéramos tiempo para eso. Benjamin no estaba porque se había ido de misión a Lyon. Los siguientes días seguí llendo a los laboratorios para vigilar a Victorya. Que nadie viera en ella lo que yo veía no significaba que no estuviera allí. Hasta donde yo sabía ella fue la hija de ricachones con influencia en el círculo de la Alianza, ella incluso trabajó para la Alianza. Me propuse buscarla entre mis recuerdos y eso hice durante todo el mes de septiembre y parte de octubre. Otra cosa que sabía era que no la habían secuestrado en la manifestación frente al Ministerio de la Paz, aunque ella también estuvo implicada en el mensaje y pudo entrar y salir de la Base de la Alianza Humana, al menos, dos veces.

Con el cambio de mes el momento estaba cada vez más cerca así que me instalé en una de las camillas de la enfermería. Allí me visitaban los de la Brigada, los médicos, sobre todo los médicos, e incluso me visitó Kyllian que se veía mucho mejor. La verdad era que empezaba a extrañar sus abrazos y quería saber qué había pasado en la sala de interrogatorios luego de que yo me había ido pero los brigadistas me comentaron que se marchó sin despedirse de nadie. Eso me dolió. En los pocos días que habíamos convivido él había demostrado cierta preocupación por mi bienestar, pero quizás lo que yo había visto de él había sido un espejismo.

El tiempo a solas que pasaba allí lo empleaba navegando por Internet, investigando y viendo los videos de Victorya, tenía el impulso de darles dislike pero me los aguantaba (la mayoría de las veces). Aquel día estaba recostada leyendo un blog llamado “Los misterios de Lila”.

-¿Qué voy a hacer contigo?- Pregunté acariciando mi hinchada barriga dejando de lado un momento la lectura. La pregunta del millón. Le había dado muchas vueltas a ese pensamiento en mi cabeza pero todavía no sabía qué hacer. La verdad es que estaba más inclinada a llevar al bebé al orfanato que estaba en la zona residencial humana pero no sabía cómo podría hacerlo. Yo no podía entrar ahí ni nadie que conociera ya que todos eran seres mágicos o estaban fichados por la Alianza. Quizás podría contratar a un mercenario, la cuestión sería encontrar algo con qué pagarle.

Afortunadamente la enfermería ya no estaba tan llena como hace cosa de un mes, cuando teníamos una gran cantidad de heridos. Eso me daba algo más de tiempo libre, y también más tiempo para pensar y preocuparme. Lo último que sabía de Sean fue por una llamada que hizo al poco de llegar a Praga, informando de lo que había descubierto allí. La conversación fue tan breve que apenas pude preguntarle nada más. Sólo quedaba esperar. A veces me sentía tentado de enviarle algún mensaje usando los móviles que nos había dado Thalos para comunicarnos, pero siempre acababa borrando el mensaje, después de llevar un buen trozo escrito. Cobardía, orgullo o estupidez. Tal vez una mezcla de las tres.

Decido pasarme por la enfermería a ver cómo va Leila, a la que ya le queda bastante poco para dar a luz. Me la encuentro por allí con un ordenador portátil, al final parece que ha encontrado el modo de tener uno para calmar su enganche tecnológico. No quiero interrumpirla mientras habla consigo misma, o más bien con su futuro bebé, pero me parece escuchar que no sabe qué va a hacer con la criatura. - Buenos días, Leila. ¿Cómo te encuentras? - sonrío mientras me acerco a ella, esperando tener una charla más distendida que la que tuvimos el día del interrogatorio, cuando estaba Kyllian. - Puedo traerte un pastel de calabaza que está haciendo el drow cocinero, tenía muy buena pinta. - le ofrezco algo de comer con gesto sonriente, pensando que iniciar la conversación hablando de comida no es una buena forma para hablarle de cosas más serias.
- Disculpa si te molesto, pero...no he podido evitar escucharte al entrar. Me ha parecido que estabas un poco perdida con lo que pasará a partir de ahora. Espero que sepas que aquí podemos ayudarte en lo que necesites, al igual que tus compañeros de Brigada. Son buena gente. Además, aquí ya sabemos bastante de eso. Hay varios niños más en el castillo, como habrás podido comprobar. ¿Qué te preocupa? - cojo una silla que hay al lado de la cama, sentándome dispuesto a escucharla.