Castillo Le Fay (en ruinas)

Los estúpidos nos habían dejado fuera de sus reuniones de chupi pandi y toda la organización, pero a la hora de la verdad pedían que todos ayudasen a canalizar magia hacia el aparato ese feo que habían construido. Podía haberles despreciado e ignorado, pero yo también quería beneficiarme de lo que quiera que fuese, además de restregarles por la cara que habíamso ayudado, que nos merecíamos un respeto. Así que allí estaba, en absurda colaboración con el resto de idiotas como si fuésemos una secta. A los niños se los habían estado llevando de allí para evitar que les afectasen los altos niveles de magia, así que dejé que mis hijos fuesen con ellos. Total, al nigromante poco le importaba lo que pudiese pasarle a su bastardo.

Me alejé del patético hijo de Hacksaw cuando empezó a descontrolarse al sentir toda esa magia, pensando que es un mago muy inútil si no es capaz de aguantar ni un poco. Yo misma estaba teniendo problemas para mantener la concentración y canalizar mi magia hacia esa gigante esfera metálica, que poco a poco va brillando más, como si estuviese absorbiendo todo el poder que le cedemos. Las manos comienzan a quemarme por el esfuerzo, empezando a agotarme de contener tanta energía. Rybar también se encuentra ayudando en la cosa esta en la que nos hemos metido, aunque no sé si él será capaz de aguantar sin descontrolarse. Veo por allí muchos rostros conocidos, gente que no son aliados precisamente, pero que parece que ahora si están dispuestos a que estemos ahí colaborando, sólo porque les conviene. Ya ajustaremos cuentas.

- ¿Cuánto tiempo tenemos que aguantar? ¿Quién sabe cuándo está listo? - pregunto empezando a despeinarme por el esfuerzo, mirando al viejo chiflado que estaba dirigiendo el asunto de su ridícula bola gigante de hámster.

Había algo extraño en el aire cuando llegó a aquel lugar. Ya había estado ahí con anterioridad por mucho tiempo, pero era algo más que solo volver a aquel lugar después de un buen tiempo de calma. Algo más que volver a la realidad de las necesidades y la guerra.

Tomó la mano de Reiv, pues no sabía que más podía hacer. Ahora con el segundo fuerte en Hogsmeade el castillo estaba un poco más desahogado de gente, y podía apreciarse mejor los rostros y los lugares. Aún no aprendía el nombre de todos, sobre todo de la gente de Ouroboros, pero al menos de los renegados conocía a lo que creía que era la mayoría. Solo tenían que buscar a Erika para dar con algún resultado sobre las preguntas que le azotaban. La cosa era donde empezar a buscar.

Luego de despedirme de Lykaios terminé el pastel de calabaza pero no lo terminé en paz porque la alarma siguió sonando. Después de eso volví mi atención al portátil, lo acomodé en mi regazo y continué leyendo el blog de "Los misterios de Lila". De cuando en cuando levantaba la mirada de la pantalla, en un momento noté que muchos de los sanadores se retiraron de la enfermería, pero le resté importancia y continué con mi lectura, entonces olí a alguien que conocía acercarse, un feral... no levanté la mirada del portátil cuando mencionó al pastel de calabaza, si tan fácil había sido mentir e irse no merecía nada más que mi indiferencia. Por fin lo miré cuando casi se cae pero fue atajado por un enfermero. Rodé los ojos ante la actuación de pobre víctima, no volvería a caer en sus mentiras, y me volví a esconder detrás de la pantalla haciendo como que leía pero no podía avanzar con él presente, mucho menos cuando se quitó la camiseta. Lo miré de reojo y me recree en sus lampiños abdominales, para luego mirarlo a los ojos cuando decía que nadie suele esperarlo. Conocía el sentimiento pero esta podía ser otra de sus mentiras así que entrecerré lo ojos con cara de "No te creo nada." Miré al que lo estaba curando con el ceño fruncido por hacer sufrir a Kyllian pensando que quizás no tenía magia y por eso usaba una pinza y no esa técnica de atracción de objetos que había visto usar tantas veces a los magos. Volví mi atención a Kyllian con cara de confusión y sospecha cuando dijo que tenía algo para mí. Abrí los ojos como platos cuando lo olí, justo lo estaban haciendo entrar en la enfermería, luego lo acostaron en una camilla. Lucio en persona siguió con las curaciones de Kyllian, decían algo sobre un lugar seguro, zona antimagia y otras cosas que en mi cerebro sonaron como blablabla porque no entendía nada de magia, no me interesaba el tema y porque Eamon estaba en la misma habitación que yo.

No podía quitarle los ojos de encima. La imagen de él durmiendo lo hacía parecer una persona como cualquier otra, sin aquel aire de poder y domino perecía otra persona completamente distinta. Recuerdos de lo que había pasado en aquel sótano asolaron mi mente, pero luché contra ellos, no quería recordarlos. Aun así recordé aquel "Soy tuya, soy toda tuya." y también recordé la canción.

-What a wonderful world...- Dije como una autómata, escuchar mi propia voz me sacó un poco de aquel estado de trance. Agarré a Kyllian de la mandíbula y lo atraje hacia mi con el ceño tan fruncido que mis cejas tocaban mi nariz.

-¿Tienes idea de lo que hiciste?- Hablaba con la voz afectada por contener la furia. -¿No te bastó con mentirnos a todos en la cara que ahora tuviste que traer al mismísimo Ministro de la Paz hasta aquí?¿En qué momento pensaste que sería una buena idea? Lo van a buscar, lo van a encontrar y será una batalla campal... Aunque quizás ese siempre fue su plan.- ¿Kyllian nos había traicionado una segunda vez? Nada me daba indicios de que él fuera inocente. Recordé que me hablaban sobre irme a no sé dónde.

-Yo no me voy a ningún lado sin ti.- La frase parecía expresar aprecio o preocupación pero en realidad estaba muy enojada. No lo iba a dejar que siguiera haciendo de espía triple, lo iba a vigilar de cerca. Me bajé de la camilla, tomé el ordenador y le extendí la mano esperando que la acepte y que nos hiciera aparecer en aquel lugar seguro, aunque todavía no llevaba muy bien aquel truco mágico.

Buena parte de la gente de Hogsmeade comenzó a aparecerse en el castillo Le Fay con el aviso del comienzo de la convergencia. Nosotros mismos nos marchamos en cuanto lo notamos, trayendo a Reed aunque fuese sin pedirle permiso. Lo solté nada más aparecernos en los terrenos del castillo, alejándome de él antes de que le diese por cabrearse y soltarme un golpe.  - Ahora tienes que ayudar, como el resto. - no pude evitar darle la orden, que se diese cuenta de que estaba en deuda con los que le sacaron de aquel lugar. Pasar sin más me parecía un poco feo.

Juliet y yo nos dirigimos hacia el lugar en el que se concentra todo el mundo, alrededor del enorme artefacto esférico construido a imagen y semejanza del modelo de los planos robados. Intercambio una mirada con Juliet mientras Newton explica lo que tendremos que hacer, esperando con nervios el momento de comenzar. - Podemos hacerlo. Esta vez sí. - le dí ánimos a la pelirroja, aunque también era un autorecordatorio para mí. Ya habíamos comenzado a notar una sensación extraña por el aumento de la intensidad, así que debía quedar poco para el momento clave. - Tengo que ir a asegurarme de algo. Espérame un momento, vuelvo enseguida. - me doy la vuelta para ir hacia el castillo, dándome toda la prisa que puedo para  buscar a Josephine y a Sirius.  Deberían marcharse de aquí, especialmente ella y su hija.  

El primer lugar donde la busco es la enfermería, por si estaba trabajando en ese momento. En su lugar me encuentro a otra persona con la que también tenía pendiente encontrarme y con la que no había conseguido coincidir desde que lo trajeron al castillo, Kyllian.  Se encuentra al lado de esa muchacha rubia que también fue secuestrada junto a Johan y Thalos, la misma que yo usé en la fiesta para sorprender a Éamon con el rumor del embarazo. Por lo visto era cierto. Lo que menos me esperaba era que el repugnante ministro estuviese también ahí. Por un momento me dan ganas de aprovechar que está indefenso y atacarlo, justo como él hizo conmigo. No sé ni por qué le están atendiendo. Me contengo lo suficiente para ir hacia Kyllian, recordando que lo llamé traidor la última vez que lo vi. No doy muchos rodeos, no tenemos tiempo para eso.  - Te debo una disculpa, Kyllian. Lucio me contó lo que vieron en tu mente cuando te interrogaron...dice que tú fuiste el que guió a Johan hasta mí para que me rescatasen, y que te han estado manipulando.  Muchas gracias por aquello, te debo una, compañero. - mi voz deja claro que lo digo con sincero agradecimiento, pues si no hubiese traído a Johan nadie me habría localizado y me habría desangrado ahí mismo. Echo un vistazo de reojo al ministro en la camilla, suponiendo que el plan de doble agente no ha salido mal después de todo.  - Ahora podremos hacer justicia con ese malnacido. Cuando acabemos con lo de esta noche.  - imagino que se marcha con la embarazada a otro lado, así que aquí nos toca despedirnos.  - Suerte, nos veremos pronto. Manteneos a salvo. - alzo la mano para estrechar la suya, dedicándole  a Kyllian una mirada de determinación y complicidad. Después me doy la vuelta para ir hacia las mazmorras, lugar donde supongo encontraré a Sirius. Al final echo a correr, ante la creciente sensación de que el punto máximo de la convergencia se acerca.

- Oye Gen, es que me estas evitando? Por qué? - le pregunté confuso mientras caminabamos hacia el jardin. - es por lo de la vuelta de la magia y tu poder? ES porque estás enfadada por algo de lo que pasó en aquella celda?

Luego ella me salió con aquello de que me habia recuperado bien...la miré sorprendido al principio y luego me rasqué la nuca.

"eehh..."

-Sí! Gracias a Lucio y los demas medicos!  Tú...tú tambien. Tienes buena pinta.

Me di cuenta de lo absurdo de todo y resoplé, llevandome la mano a la cara. Me gustaría poder dejarme de tonterias algun dia pero.....Nah, ahora habia demasiado maldito ruido para poder decir algo en condiciones. Llegamos al jardin, alli estaban todos reunidos junto a aquella maquina, donde estaban los cientificos, y Newton iba explicando cosas. Hice una mueca, no entendia mucho, algo de usar la magia que iba a haber para dirigirla hacia ahi y....

-Bueno, hagamos esto.

Imité a los demas intentando recordar lo que decía Newton. Me puse en posicion y empecé a canalizar mi magia hacia aquella esfera. Al principio era sencillo, pero luego la cantidad de energia empezaba a hacerse demasiada.... Apreté los dientes y regruñí. Planté con firmeza mis pies en el suelo y lo dejé ir....e ir, e ir. Era agotador pero no podia pretender retenerlo ni por un momento. Quiza aquella fue mi mejor decision en el momento. O fue mas un instinto.

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daditooss


exito no pasa na
fallo no me sale bien

El miembro 'Lykaios Knox' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Esa forma de Rodar los ojos de Leila no me pasa desapercibida en el momento que casi me la pego contra el suelo, estaba enfadada conmigo, cosa que tampoco entendía mucho pero decido achacarlo a sus hormonas y cosas de mujer embarazada, pero aunque quería hacerse la dura e ignorarme no lo hacía, pues dese que había entrado por la puerta no tecleaba, hacía como que miraba la pantalla lo que me hace sonreír, parecía una cría.

Cuando por fin se digna a mirarme encojo un hombro, el que no me duele por el agujero de la espalda -Vamos, he vuelto y he venido corriendo a verte, no es suficiente?- la mirada de odio cuando me quejo por el dolor de las pinzas un mi piel moviéndose para sacar la bala bien podría haber matado al chico que me estaba atendiendo riéndome a carcajadas -Joder Leila eres demasiado bipolar-  el médico que me interrogó la otra vez se acerca y cura mi herida en un momento, era alucinante, ya no me dolía nada, muevo ambos brazos y me estiro para comprobarlo y todo estaba en orden -Tío, eres alucinante... - digo mientras me pongo la camiseta para girarme y darle las gracias a médico pero por la puerta pasa otro olor conocido, el médico se larga y el mismísimo Reiv hace acto de presencia.

-Mira a quién tenemos aquí, el capullo que casi me cuesta el cuello en los campos y encima me llama traidor- me cruzo de brazos y escucho lo que tiene que decir, en realidad me hacía el enfadado, no tenía nada en su contra, por el contrario, fue el hilo del cual tirar para deshacer toda la maraña de mentiras de Éamon. Suspiro y le tiendo la mano en señal de "aquí no ha pasado nada" - Tío, vamos a devolverle toda la mierda que nos hizo en los campos y con intereses... He visto a la pelirroja... siento lo del crio- ahora que lo recordaba todo podía atar cabos, sabía que era la novia de Reiv por todo lo que pasó en la arena, además de que fui yo quien dijo que olía a sangre en aquella celda cuando entré con Éamon, ya no olía a hormonas ni tenía un bombo como el de Leila así que era sencillo saber que pasaba.

Reiv se marcha y vuelvo con Leila, estaba como ida y diciendo cosas raras -Oye estas bi....dhgsf- no pude decir nada más pues la gata me toma del mentón y no puedo abrir la boca, ahora si que estaba cabreada, empezando a echarme en cara cosas, claro que había pensado en que lo buscarían, pero era eso o que bombardeara el castillo con todos dentro, con ella dentro. le aparto la mano y ahora soy yo quien frunce el ceño -¿Te crees que soy gilipollas? claro que he pensado en todo eso! si os mentí fue porque el capullo ese me tenía el cerebro lavado, pero claro, tu te fuiste libre de culpa de la habitación de interrogatorios mientras a mi me hacían una lobotomía magica...-  respiro tranquilo y me acerco a ella - leila era traerlo aquí o que bombardeara el castillo, además, tiene que pagar por todo lo que nos ha hecho, matarlo sería demasiado piadoso para alguien como él-

Al final la rubia parece aceptar que debemos irnos, la sensación de la magia se hacía cada vez más fuerte, sentía como mi cuerpo se cargaba de electricidad y no podíamos esperar más -Por primera vez estamos de acuerdo en algo, yo tampoco me voy de aquí sin vosotros dos- le digo señalando su barriga, saco una de mis dagas y se la doy quitándole el ordenador para dejarlo en la cama -Esto se queda aquí, toma la daga, no sabemos que vamos a encontrar cuando lleguemos así que tienes que estar preparada- cierro mis ojos y me concentro en la torre de Londres, la imagen era clara en mi mente, hacía mucho tiempo que no me aparcía pero era como montar en bici, nunca se olvida, desaparecemos de la enfermería y en unos segundos nos unimos al resto de refugiados en la torre de londres.

El primer examen médico de Éamon parecía indicar que había tomado algún tipo de sustancia que alteraba el sistema nervioso, además de hacerlo sangrar más rápidamente. Pedí que le dieran un antídoto genérico y que terminasen de cerrar sus heridas, además de que lo dejasen correctamente atado a la cama para que no pudiese huir en caso de espabilar un poco. Deje a dos compañeros al cargo del prisionero, saliendo después del castillo para unirme a los esfuerzos colectivos. Por un lado me aterraba la idea de que sucediese algo parecido a lo del pozo, especialmente porque comenzaba a sentir esa intensidad desbordante de magia en mi cuerpo. Por otro me pareció muy esperanzadora la visión de tanta gente diferente trabajando por conseguir el mismo objetivo. No sólo estaban la mayoría de los miembros del Consejo de los 20, también muchos renegados, miembros de la Brigada, de los Soul Reapers, refugiados sin ninguna pertenencia a grupo, e incluso los Blood Keepers. Todos esforzándose por canalizar toda la magia posible hacia ese aparato en el que habíamos puesto todas las esperanzas. Si aquello salía bien pronto podríamos rescatar a Sayid.

Atravesé el jardín para unirme al gran grupo, pensando que Sean debe estar haciendo lo mismo en este preciso momento. Él me salvó en aquel pozo, pero ahora no está aquí para hacerlo, ni yo estoy allí por si sucede. No podríamos escapar a ningún lado. Ojalá haya leído mi carta y haya prometido internamente volver. Extiendo el brazo en dirección hacia el artefacto, dirigiendo hacia allí toda la magia que consigo canalizar. Se asemeja mucho a lo que sentí en el pozo, pero ahora siento como que soy capaz de dirigirlo algo mejor, como que puedo resistir un poco más. El ojo malo comienza a dolerme más de la cuenta, como si recordase lo que le sucedió no hace tanto. A mi alrededor tampoco lo están llevando mucho mejor. Algunos, como Ian, no consiguen controlar sus propios poderes y dañan a los que tienen más cerca. - ¡Alejaos de él! - grito cuando ya es demasiado tarde, queriendo correr hacia los heridos pero sin conseguir moverme del sitio, como si una descarga eléctrica me tuviese aprisionado al suelo. Las puntas de los dedos comienzan a sufrir quemaduras que se van extendiendo hacia la mano, por lo que miro a Newton asustado, como preguntándole cuánto más necesita para la máquina. Si el punto álgido de la convergencia dura más....

Apenas llegar al lugar, las instrucciones por parte de Newton, uno de los descendientes, le dejó entender lo que sucedía en aquel lugar. Aún no entendía bien lo que la magia en general significaba, por lo que la alineación de los astros le parecía algo imposible, además de que no sabía nada del tema.

La gente estaba bastante lista para lo que harían. Los ánimos de Reiv sirvieron para que su resolución no flaqueara, aunque la mirada que intercambió con él aún figuraba algo de duda.- Hay que hacerlo con confianza.- Susurró suavemente, comenzando a sentir aquel hormigueo en las manos, como si hubiera algo nuevo en su organismo. Era todo lo contrario a lo que sentía cuando la magia fue bloqueada. Cuando menos pensó, Reiv ya estaba dejándola sola para hacer quien sabe qué. Le gritó algo que luego no supo que fue, pues la situación era inesperada y él era el que la hcía tolerable.

Buscó entre la gente caras conocidas. El hecho de que Lykaios y Lucio estuvieran a la vista le ayudó un poco para saber más que hacer. Levantó una de sus manos hacia el aparato, aunque sin demasiada confianza. A pesar de sus dudas, la magia salió de su cuerpo como atraída por un imán. Tuvo que ayudarse a sí misma con su otra mano a controlar con dificultad. Mirando a su alrededor, alcanzó a ver una explosión. Si el resto era igual de inestables, quizás sería demasiado peligroso estar en ese lugar. Cerró los ojos, procurando tener un mejor control de la magia al controlar sus dudas. Controlándose a sí misma. En el pecho comenzó a sentir un ardor especial. Un fuego frío que quemaba desde dentro de sí y salía por las puntas inmóviles de sus dedos.

Seguí de camino a  las mazmorras tras la breve conversación con Kyllian, encontrándome a Jo de camino. Al parecer Sirius se había marchado en cuanto notó los efectos de la convergencia, con lo que podía escapar de aquí con la seguridad de ser capaz de usar sus poderes en el exterior. No podíamos retenerle aquí, pero tampoco se sabía qué sucedería cuando pasase la este momento.  Después le conté muy rápidamente a Josephine que ya estaban evacuando del castillo hacia la zona de antimagia a niños y todos aquellos que no pudiesen soportar la intensidad de la convergencia, así que me despedí de ella para que fuese a por Nyara y se marchasen ambas de allí. Finalmente pude volver a salir a los terrenos del castillo.

Para ese instante ya estaban prácticamente todos contribuyendo con su energía para cargar aquel gigantesco artefacto metálico, así que busqué a Juliet y me uní a ellos para colaborar. Al principio casi fue un alivio eso de canalizar tanta energía, pues de no haberla usado se me habría seguido acumulando y habría acabado explotando. A mi alrededor había mucha gente que comenzaba a caer, aparentemente exhausta o por no poder controlar tal cantidad de energía. Trato de centrarme para que no me suceda lo mismo, aunque miro de tanto en tanto a Juliet para ver cómo va ella. Las palmas de las manos comienzan a quemarme conforme sigo canalizando energía, provocando que salten chispas alrededor de mis brazos y manos. Con el paso de los minutos va a peor, como si mis poderes empezaran a descontrolarse y no respondiesen a mis órdenes, lo que provoca que salga de mis manos alguna llamarada que no debería salir.

- ¡Joder! ¿hasta cuándo tiene que cargar eso? ¡Va a acabar por reventarnos en las narices! - miré al viejo Newton, que era quien se supone que dirigía esto. El artefacto metálico cada vez brillaba más, hasta el punto de estar rojo candente.

Los terrenos del castillo Le Fay estaban a rebosar de toda la gente que podía colaborar, pues aquellos que no pudieran resistir el poder de la convergencia ya habían sido trasladados al punto antimagia de Londres. A partir de ahí comenzamos a canalizar nuestra magia en dirección al artefacto que habíamos construido, aquel que debía condensar toda la energía recibida para alcanzar una potencia suficiente como para formar un rayo destructor. Obviamente, no valía cualquier tipo de rayo, pues el más mínimo fallo en el cálculo de la trayectoria supondría errar por mucho en el satélite al que iba dirigido en primer lugar. Hay que contar con el movimiento del planeta y del propio satélite que está en el espacio en un determinado instante en el tiempo, y tener justo el ataque preparado para ese momento. Por eso permanezco cerca de ese gran artefacto que hemos creado, mezcla del uso de la tecnología y la magia. Ahora es el momento de la verdad, de ver si el empeño puesto ha dado sus frutos.

Puedo comprender la impaciencia y la desesperación de todos los presentes, que tienen puestas todas sus esperanzas en este plan, y que además se están dejando la piel en ello. Un buen número de personas no resisten en pie, otros no canalizan bien y acaban dañando a los demás, y otros tantos parecen ya al límite de sus fuerzas, dirigiendo sus miradas hacia mí como si yo pudiese decidir cuándo para esto. Algunos incluso temen no poder resistir más, o que esto acabe explotándonos. - ¡Resistid un poco más, ya casi lo tenemos! - la coordinación debía ser perfecta, no sólo con lo que está sucediendo aquí, sino con la canalización que están realizando desde otros puntos. Todo eso crearía la zona óptima para el lanzamiento, aumentando más si cabe la potencia en su camino a la destrucción.

Vigilo el panel de control situado al pie de la esfera metálica, midiendo en la pantalla los niveles de carga y observando la posición de los planetas en la convergencia, además de en qué punto se sitúa en estos momentos el que será el primer objetivo. El punto álgido de alineamiento de los planetas no durará muchos minutos más, así que tenemos que milimetrar cada acción. Por ese motivo no colaboro en lo de dar mi energía, esperando el momento preciso para hacer mi parte. Con los poderes aumentado debería poder hacerlo. - ¡Ahora, deteneos! .- Ordeno que bajen la barrera defensiva que hay alrededor del castillo, comenzando a hacer uso de mi habilidad de control gravitatorio. La pesada mole metálica, ahora completamente cargada de energía, empieza a moverse levemente. Extiendo ambas manos hacia esa esfera, costándome varios segundos que se eleve varios metros.

Realizo un esfuerzo titánico para elevarla mucho más, hasta el punto de que la esfera se aleja de nosotros cada vez más. No lograría llevarla tan lejos de no ser por los poderes aumentados que tenemos en estos momentos. Controlando la gravedad manejo la trayectoria del objeto en su ascenso constante y cada vez más rápido, de modo que acaba abandonando la atmósfera para estar más cerca de su objetivo. La energía emitida por el resto de lugares se ha debido ir sumando durante el ascenso. Empiezo a llegar al límite de mis fuerzas y estoy casi al borde del colapso cuando por fin veo en el panel que tenemos uno de los satélites a tiro, así que dejo que Giordano se encargue del resto, presionando el botón del panel de control que tenemos en tierra. Gracias a esto se libera la gran cantidad de energía acumulada en nuestra arma, transformada en un rayo que consigue hacer impacto en uno de los satélites. Éste explota al ser alcanzado, tal y como muestra el panel. Tesla grita como un loco, informando de que hemos conseguido derribar uno de ellos. Todavía no puede cantar victoria.

Hacía un segundo estaba en las calles con la apestosa nieve. Ahora le habían aparecido en el maldito castillo. Su gesto se tornó molesto y miró a Reiv a Juliet de mala gana.
-¿qué cojones?¿Quién mierda os manda traerme aquí?
Pero no hubo respuesta. Parecían muy ocupados y cada uno se largó pitando por ahí. No entendió la razón que les había llevado a aparecerle en ese lugar. Reed solamente quería dar una maldita vuelta en solitario y ahora se encontraba en un castillo lleno de gente loca que iba de un lugar a otro. Muy ruidosos. Demasiado ruidosos.
Con su cara de pocos amigos siguió el camino que muchos tomaban. Un criajo rubiales que iba con un montón de niños se chocó con él. Le lanzó una mirada heladora y prosiguió su camino.
La molestia que sentía crecía conforme se cruzaba con gente en su camino. Al llegar al jardín paró tras el grupo de personas que extendía sus manos hacia un cacharro. Alzó una ceja.
"putos pirados de mierda"
Solamente pensaba en salir de allí, le daba igual pasear por un pueblucho o por un bosque con tal de librarse de toda esa gente. Un muchacho hizo que un montón de gente resultase herida a varios metros de él. Volvió a mirar al cacharro. La gente decía que alzasen las manos y que aguantasen. No hizo el mínimo gesto por ayudar.
Un gruñido por lo bajo salió de él mientras el trasto se alzaba. De pronto se percató. Sus manos temblaban y esa sensación de asco y odio por la gente le había causado un nudo en el estómago. Carraspeó volviendo a mirar al cacharro. Pasaba algo, n sabía que era. No había sentido esa sensación de...¿poder? en su corta vida. Era algo que le costaba asumir. Cerró los ojos tratando de identificarlo pero de pronto notó como se extendía más allá de su cuerpo. Su poder... su suerte. Su suerte seguía con él pero multiplicada y por lo tanto....
-No sabéis cómo la habéis cagado trayéndome a aquí.
Murmuró tras Juliet. A partir de ese momento todo lo que podía salir mal, saldría mal. Miró al trasto que se perdía en el cielo y por un segundo le pareció ver que perdía altura.


PODER USADO: Magia del Caos: una magia tan temida y horrible que transformó su cuerpo al actual. Deforma la realidad conocida alterando probabilidades. (por lo general se manifiesta con mala suerte para los demás, buena suerte para él)

Con la respuesta del general desvié la mirada a un lado. Era muy absurdo tener que evitarle todo el rato. Tal vez debería largarme como años atrás.
"tal vez después de todo el tema de hacer volver la magia"
Nos juntamos con más gente que se dirigía al jardín.Tomé posición junto al general. Me parecía demasiado cantoso irme a la otra punta después de haber ido juntos hasta ahí. Más gente se reunió ante la máquina y procedí a concentrar mi poder hacia ella. Traté de lanzar veneno. El veneno era seguro. Si alguien resultaba envenenado con darle unas cuantas pociones se solucionaría.
Sentía cómo salía de mí de una forma más exagerada de lo común pero por lo menos conseguía mantenerlo encauzado hacia donde debía. Cuando alzaron la máquina sentí mi cuerpo débil pero mi magia seguía siendo fuerte. Miré a ambos lados sonriendo cuando un hombre se puso a gritar supongo que de alegría.
Respiraba agitada por el esfuerzo. Miré hacia el cielo aún sonriendo pero entonces lo noté. El cambio de mi interruptor.
"¿que?"
Miré un segundo mis manos y de pronto fue como si mi magia estallase, un polvo rosa brillante salió de mi cuerpo extendiéndose varios metros a la redonda.
-No entiendo....

Por el momento, todo había funcionado.  Evacuar habia sido un acierto, tal como nos recomendó Sean, dudaba que los que habian sido evacuados hubiesen podido aguantar semejante sacudida magica....ya me estaba costando a mi que se suponia que tenia amplia experiencia y polladas de esas.

"Si aquí es así de intenso y no es uno de los puntos claves, como estará siendo en Turin? O en Praga, donde están Zaphira y Sean? Si se parece minimamente a lo que estuvo a punto de ocurrirles a él y a Lucio en aquel pozo en las grutas alquimicas...."

Visualicé perfecamente el final de lo que podria haber ocurrido en aquel pozo, pero ahora, con los compañeros en Praga, o en Lyon, donde tambien habia ido Adael y el otro soul reaper. Se la estaban jugando muchisimo. Y mi imaginacion, capaz de crear imagenes en mi mente tan vividas como las reales, me jugaba una mala pasada en estos momentos.

Pero intenté concentrarme. Jack dijo que casi lo teniamos ya. Pudimos parar de canalizar energía y apreté aquel boton en cuanto Jack me lo gritó. El viejo habia realizado un acto impresionante elevando aquel arma que habiamos fabricado. Y entonces....el rayo.

- Buen trabajo! Y ahora.... a por otro! Aun queda energía en el arma y tenemos otro en órbita de alcance, no es asi Jack....?  - entonces algo me distrajo, no sabia muy bien qué, pero algo me hizo girar la cabeza hacia una muchacha que estaba alli plantada colaborando con aquello de la magia, una pelimorada. De pronto me resultaba muy atractivesca y sentía muchos deseos de pintarla desnuda y luego otras cosas. Por qué de pronto estaba tan distraido? Pero mas cosas pasaron, casi después, muy seguido todo.

Quise centrarme en realizar un segundo disparo pero cuando fui a hacerlo...el arma estalló. Por fortuna, Newton la habia elevado lo suficientemente lejos de nosotros como para que aquello no nos estallase en los morros y nos matase a nosotros. Pero la vimos estallar en el cielo. Nuestra estrellita. Nuestra ultima esperanza, con toda la energía restante que habia acumulado... Un fallo en el diseño? Demasiada energía? Que fué? Aun nos quedaban varios satelites por destruir y ninguna convergencia hasta dentro de...700 años?O asi?

"piensa en positivo, al menos el campo de antimagia ha quedado debiltiado, eso nos dara un respiro y barajar otras opciones...."

- Las barreras... - murmuré. Tenian que subirlas de nuevo. Y entonces sentí un agudo dolor de cabeza. Como una jaqueca muy muy profunda...mi cuerpo estaba reaccionando a otra cosa y no era precisamente el subidón de magia de antes. Empecé a ver borroso y tuve que sujetarme al panel de mando, pero acabé cayendo de rodillas al suelo, sin comprender aun qué pasaba. - Jack...?

Las órdenes dadas por los ministros pedían la intervención de los robots Centinela situados por el bosque de Galloway, aquel en el que habían estado vigilantes durante muchos días a la espera de descubrir el lugar exacto, a la espera de lanzar un ataque. El momento había llegado, así que 8 unidades iniciaron su avance hacia el punto indicado, en el que se había registrado el elevado pico de magia.

Esta vez no había ninguna barrera para protegerlos, pues la habían bajado para poder lanzar aquella esfera metálica que estallo a miles de metros de altura, tras haber cumplido parte del cometido para el que había sido creada.  La ubicación exacta de la guarida quedaba por fin al descubierto, revelando un majestuoso castillo rodeado por unos inmensos terrenos.  Hasta allí llegaron por aire los robots, como grupo de avanzada, comenzando a disparar sus cañones láser desde las alturas.  El primer objetivo fue el castillo en el que se habían refugiado, con la intención de dejarles sin un lugar  en el que poder esconderse o volver. De ese modo también reventaron aquella réplica a la inversa de los satélites antimagia, el artefacto a menor escala que les había permitido hacer magia en el castillo durante esos meses. Tras eso, los robots comenzaron a disparar con sus blaster a toda la gente allí congregada, de manera indiscriminada.

dados:

El miembro 'Robot Centinela' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado opciones' : 6

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#2 'Dado opciones' : 8

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#3 'Probabilidad' :

Mi descontrol de poderes había dañado a los que tenía a mi alrededor, que no dejaban de sangrar por culpa de aquellos profundos cortes provocados por una maldición.  - ¡Joder! ¡lo siento! ¡Lucio, ayúdalos! - Tan desbocado estaba que a duras penas conseguí aportar un poco más de mi energía mágica al arma que habían creado. No sólo me sentía a punto de estallar, sino que además empecé a sentir una absurda y repentina atracción hacia Genievre, la compañera de Lykaios en la Brigada. - pero...¿qué cojones? ¡no es momento para eso! - murmuré para mi mismo sorprendido, sin apenas darme cuenta de que había dejado de canalizar magia para acercarme a ella como un autómata.  Me detuve un instante al ver cómo Jack elevaba la esfera al cielo, cada vez más y más. Contuve la respiración expectante,  impaciente y esperanzado a partes iguales.  No tardamos mucho en tener la buena noticia de que había estallado un satélite, por lo que cerré el puño alzado al cielo rugiendo un '¡SÍ!'.   - ¡Rápido, ahora el siguiente, con todo lo que ha cargado debería ser suficiente!  - insté a Jack, Gio y compañía en darse prisa para recalcular y darle al siguiente satélite, pero entonces algo empezó a ir mal.

La buena suerte nos duró un suspiro, pues de una manera muy injusta todo se tornó en infortunio. Nuestra arma empezó a perder altura sin motivo aparente, llegando al punto de estallar . - No...no....- La sorpresa, el pánico y la decepción se apoderaron de casi todos los que allí nos reuníamos, no comprendíamos por qué no habíamos podido culminar el plan durante tanto tiempo preparado. - Puta mierda. - nada era justo. Ya habíamos tenido bastante.  A continuación me sentí repentinamente mareado y débil, tal vez por tal cantidad de energía desbordada antes, no supe bien a qué achacarlo. Al parecer no era el único que no se encontraba demasiado bien.  A mi alrededor había algunos que se habían desmayado, y otros parecían a punto de hacerlo.  

- Venga, no me jodas. ¿Y qué más? - gruñí entre dientes al ver la aparición de los centinelas, sin poderme creer que el plan se hubiese torcido tanto de repente. De poco serviría intentar volver a subir la barrera, si es que aún había magos que se encontrasen en condiciones de hacerlo.  Intenté correr para salir fuera de tiro de los centinelas, pero no sirvió de nada, pues acabaron alcanzándome por la espalda y caí al suelo abatido.

El esfuerzo de enviar tan lejos el satélite me empezaba a pasar factura, aunque el hecho de haber alcanzado el objetivo hacia que ese agotamiento fuese más soportable. Uno de seis, el objetivo era alcanzar el resto, o al menos tantos como pudiésemos, si es que todavía quedaba energía suficiente. Con el arma a tanta distancia era posible acertar. - Exacto, Da Vinci. Posicionemos el arma para dar alcance al siguiente...podemos destruirla, la cantidad de energía acumulada será suficiente. - tan emocionados parecían todos que no podía darles un no se puede por respuesta. Intentamos ir a por el segundo satélite, pero el arma comenzó a perder altura a un ritmo vertiginoso, algo incomprensible teniendo en cuenta lo cuidadosos que habíamos sido en los cálculos y en la ejecución. No había muchas probabilidades de fallo, aunque existían. Traté de utilizar de nuevo el control de la gravedad para que no cayese, pero fue inútil. Acabó estallando, el arma que nos había llevado tanto esfuerzo construir.

Dejé caer los brazos, devastado por la pérdida de la oportunidad que se nos presentaba. Sí, supuestamente aquello funcionaría peor al haber perdido un satélite, pero no era suficiente, no después de todo lo que habíamos pasado para llegar hasta aquí. No quise que cundiese el desánimo, aunque yo mismo no encontraba palabras apropiadas en estos momentos. Las fuerzas me abandonaron poco después de la decepción, teniendo que apoyarme en el panel de mandos al igual que le había pasado a Da Vinci. Bien podría ser fruto del cansancio, pero era extraño, casi como si algo nos aplastase contra el suelo, un cambio demasiado brusco en el suelo. - Puede que...sea la convergencia...debe estar a punto de finalizar... - no estaba muy seguro de mis palabras. Ni siquiera tuvimos tiempo de subir de nuevo la barrera, un repentino ataque de Centinelas nos vino del cielo, como si fuesen apocalípticos jinetes. No pude tampoco llegar a defenderme, siendo de los primeros en caer en el ataque.

Todo pasó demasiado rapido. Aunque tenia la sensacion de controlarlo aquello costaba muchisimo...sin embargo aguantamos el tipo como pudimos. Pareció que todo iba a salir bien. Luego Gen hizo aquello, y yo supe lo que pasaba porque las sensaciones de atraccion que ella ya de por si me generaba de normal ahora se vieron como muchimultiplicadas, y mi concentración se fue a la mierda, pero otra cosa se puso contenta, una muy distinta a la concentracion. Ian se acercaba a ella y yo lo miré con cara de "A QUE TE METO", de modo muy territorial de repente.

Pero no pude seguir intentando "marcar territorio". Por el sencillo motivo de que los gritos de alegria de pronto se tornaron de miedo y de sorpresa. Al mirar hacia arriba me percaté de por qué.

- Se ha ido a la mierda! Quien la ha roto? La Alianza? - era una posibilidad, quizá ya estaban aqui. Se me erizaron los pelos de la nuca cuando mi instinto de supervivencia me dijo que huyese de alli. No iba desencaminado.

Tras la destruccion del satelite (y la perdida de nuestra maquina) aquel subidon de magia se fue a la puta. De pronto la sensacion de agotamiento fue tremenda, casi como si me hubiesen sacado todo el aire de los pulmones de golpe. Miré a mi alrededor, percatandome de que no era el unico.....

Y entonces comenzó todo.

"en serio, puede algo salir peor?"

Pensé al ver los centinelas. Y efectivamente, sí. Y fue que destruyeron la maquinita que bloqueaba en este castillo el efecto de los satelites. Que ahora se haria sentir muchisimo mas que antes. No hubo demasiado tiempo para tomar decisiones.... los planes de poder rescatar a Imram con la magia de vuelta se vieron frustrados de una sola hostia. El esfuerzo de todos, en vano. Me di cuenta de que la mayoria de los presentes no estaban en condiciones de plantar cara a uno...dos...tres...ocho centinelas.... tomé aire y alcé la voz. Iba a lanzar una orden que no creí que tuviese que lanzar nunca....que nunca quise tener que lanzar.

- DISPERSAOS! RETIRADA! LOS QUE PUEDAN LUCHAR QUE CUBRAN A LOS QUE NO!

"los heridos y demás por suerte los evacuamos antes...aquí ya no queda nada que proteger"

- NO DEJEIS ATRÁS A NADIE! - dicho y hecho, agarré a Ian que habia quedado ahi tirado en el suelo perdiendo sangre y busqué a Gen con la mirada mientras cargaba a Ian sobre mis hombros, a ver en que condiciones se encontraba. Joder, menuda bajona...

Me habia quedado alli con el grupo aquel de locos que tenian un plan muy raro para intentar tirar aquellas maquinas mas raras aun que anulaban la magia. Me ahorraré las explicaciones de cuan confuso estaba mi cerebro de elfo oscuro en referente a todo aquello que se habia comentado de maquinas, energia magica, planetas, eclipses etc etc

El caso es que habia mandado a mi primo con los evacuados y yo me habia quedado ahi intentando hacer lo que el viejo decia que hiciesemos. Drenar nuestra magia para cargar el arma. Todo jodidamente doloroso y agotador hasta que vi a esa cosa funcionar. Anda. Parece que los humanos y los magos en general si que sabian tener buenas ideas.

Pero el momento de alegria y triunfo fue breve... la maquina falló tras el primer disparo. Regruñí algo, agotado por como me habia dejado aquello que acababamos de hacer. Entonces entraron los centinelas, destruyeron aquello, dispararon a gente....y todos sentimos aquella losa ponersenos sobre el pecho. Y por mas que inteté hacer algo de magia, me fue imposible.

Miré a los centinelas entornando a los ojos y me giré, dandoles las espaldas, eché a correr con toda mi élfica agilidad hacia el interior del castillo, en mitad del caos recien desatado de gente corriendo aqui y allá, yo mantuve un perfil bajo. Esos hijos de puta no habian venido aqui solo a destruir y matar, no....

- No quieren irse con las manos vacias. - hablaba conmigo mismo. - Pues pienso asegurarme de que asi sea.

Habian disparado al castillo pero aun no tenia daños demasiado graves y pude entrar. - Yo por mi lo mataría. Se lo merece. Vale mas vivo. Tiene cuentas pendientes. - seguia dialogando mientras corria en direccion a donde habia oido que lo tenian. Supuse que no debian de haberlo evacuado con el resto...era mi oportunidad de echarle el guante aunque supiese que tenia que aguantarme por el simple hecho de que quiza lo necesitasen mas tarde.

Entré a la enfermeria corriendo y me lo encontré en una camilla atado. Sonreí un poco como un maniaco y me eché encima de él, cortando las ataduras de Eamon con mi cuchillo. Luego saqué uno de mis venenos de elaboracion propia y le enchufé un paralizante a modo de inyeccion en el cuello. Duraba poco, pero para que no se resistiera por si le daban ganas. - han venido a por tiiiii. - luego lo levanté, el cabron pesaba mas que yo. Me quité mi chaqueta y se la puse a él, cerrandole la capucha por encima de su rubísimo cabello, para ocultarlo. Y tambien le planté mi bufanda subiendosela para taparle la cara. - No cojas frio.

Luego lo tiré de la cama y comencé a arrastrarlo, tenia que salir del castillo cuanto antes e ir hacia mi moto, que estaba en los jardines traseros. Subiria en mi vehiculo con mi paquete y nos largariamos de alli, en el menor tiempo que me fuese posible.... Si veia que nos iban a pillar antes de lograr esfumarme, simplemente, preferiria matarlo. Aunque eso acabase conmigo muerto tambien.