Enfermería

No logró quedarse dormida en el tiempo que pasó entre que Reiv le dejó descansando y que volvió. Principalmente porque le escuchó hablando con una chica. No sería malo si supiera quién es, pero no le conocía, ni siquiera de nombre, solo de rostro. Aún así, logró adormilarse, mala cosa pues ahora estaría cansada todo el día.

Abrió los ojos, sentándose poco a poco cuando sintió a Reiv moviéndola y diciendo su nombre. Le abrazó por el cuello como antes, también con las piernas por la cintura, pero con un poco más de flojera que la vez anterior, escondiendo el rostro en su cuello y cerrando de nuevo los ojos. Soltó un gemido lastimero por tener que interrumpir su propio descanso, que no había llegado a iniciar.- De acuerdo. Es lo mejor salir de aquí ahora. Este lugar ya lo conoce la Alianza y se le puede ocurrir pasar por aquí.- Suspiró, tallándose un poco los ojos. Tenía una pequeña sonrisa en los labios por lo cotilla que era Reiv, pero no podía ignorar el hecho de que él era así, y le gustaba saber lo que acontecía alrededor. Y que a ella eso le convenía y hacía su vida un poco más placentera. Le dejó un besillo en la base del cuello, con uno era suficiente por ahora.- Escuché, pero no creo que haya dicho nada alarmante. O al menos no la escuché delatándose como dices tu. Habrá que verlos más de cerca.- Murmuró, y eso implicaba visitarles más a menudo en el castillo, algo que probablemente se ganaría un poco la simpatía de Reiv por ese lugar, aunque siguiera teniendo su piso. Con la poca energía que tenía, bajó las piernas de la cintura del moreno, deslizándose hasta tocar con ellas el piso. Decidió firmemente no soltarse de su cuello, tenía la intención de ponerse empalagosa aquel día y mimarlo un poco ahora que se sentía bien por lo de su escalera.- Me siento orgullosa de ti... Vámonos. Podremos cotillear un poco más en el castillo si nos apuramos.- Bromeó, dejándole un beso suave, muy tenue en los labios antes de desaparecer de la base junto a él.