Enfermería

OFF:

Me perdí un poco en las explicaciones de Roäc de porqué me había llamado primo. No es que estuviera para comprender qué estaba pasando, tampoco. Era tal el mareo y la debilidad que llevaba encima que hacía un buen rato que… Me sentía como encerrado dentro de mi mente, incapaz de reconocer estímuls exteriores. Si me di cuenta de su aplauso. Dejé ir una sonrisa y fue todo lo que hice antes de que desaparecieran de allí con mi hermano.

Esperaba realmente poder volver a verle. No se me iba a quitar aquello de la cabeza en lo que llevaba de día. Me senté de nuevo en la camilla, después de la disculpa a Juliet… Y entonces es cuando apareció un hombre peliazul con un animalillo. Preguntando si había empezado la batalla. Haciendo un esfuerzo por articular palabras por un nuevo mareo que amenazaba con acabar en desmayo, le dije algo como -No. Aún no. Hemos hecho… Planes, en la reunión… Organizado cosas generales. Habrá minas fuera, con eso ten cuidado… Y cámaras… Y montaremos una enfermería de combate, y no lucharemos en la base, y contaremos con el apoyo de algún dragón a nivel aéreo… Algo así. No soy el mejor para resumir…

Más que nada porque esta vez sabía que no me iba a volver a recuperar de aquel bajón. Me tumbé un poco en la cama, con cuidado de no apoyar el peso en la pierna recién curada. No sabía si Juliet consideraba oportuno vendarla o no. -Deberías buscar en el comedor, o las salas de reunión, o en las calles… Alguien debe saber contártelo mejor que yo.- No le dije que Juliet había estado en la reunión para ahorrarle a la chavala un mal trago, o al menos dejarle elegir si quería entablar conversación con Edhel o no.

No supe mucho de lo que sucedió después de eso. Si bien quería mantenerme despierto porque me parecía de mala educación quedarme dormido o inconsciente o… Algo mientras me estaban curando, no es algo que me fuera posible elegir. -Oye…- A Juliet. De quien, de hecho, no sabía el nombre. -Gracias por todo…- Había hecho mucho la curarme. Quizás mi cuerpo supo que a partir de aquel momento ya había dicho todo lo que tenía que decir. Me flojeó el brazo con el que trataba de tener una posición un poco menos… Tumbada, y finalmente me quedé ahí, estirado y dormido, en la camilla.

Tenía que reponer fuerzas para el condenado asalto.

Por socializar no hizo un gran esfuerzo. Le sonrió de vuelta a Aiwendil, el chico que le había hecho aquel cumplido, pero nada más. No conocía a nadie más. Y después apareció uno de los chicos a los que había encontrado en el Moulin cuando Johan la llevó y Reiv había llegado muriéndose. No sabía quien era, no exactamente, solo sabía que su apellido era Knox, o algo así, por una broma que habían hecho con Johan.

Cuando el drow bajó, le dejó ir. Estaba esperando que no se volviera a zafar el hueso, porque lo tendría que acomodar de nuevo solo por ir a despedirse del hermano. Esperó cerca de la camilla a que volviera, y una vez lo hizo, volvió a posar las manos en la pierna, asintiendo cuando le dio las gracias. No pasó mucho tiempo antes de que se durmiera, y posó su mano en el cuello del drow, terminando de sanar aquella herida que le parecía particularmente horrible. Si podía hacer algo por no verla más, lo haría.

Aún con Edhel por ahí en la sala, se atrevió a pasar por el lado suyo para lavarse las manos de la sangre seca que tenía en ellas. Tuvo que tallarse bastante las manos hasta que saliera todo lo que había quedado pegado. Una vez se hubo secado las manos con una toalla de papel que encontró por ahí, se acercó de nuevo al drow solo para asegurarse de nuevo que estaba dormido y no se había muerto.. todo podía pasar.

Y como no tenía ya nada que hacer ahí, levantó la mirada hasta Edhel, la única persona que veía aún por ahí.- Aún no empieza nada. Tenemos algo de tiempo...- Susurró con una suave vocecita pues ya se había calmado de lo del enojo de la sala de reuniones. Tras decir un "nos vemos" un poco más bajo que el anterior, dejó la enfermería con rumbo al comedor... a ver si encontraba algo... Información, gente, o algo de comer.

Desaparecieron tres de aquí, probablemente tengan mejores cosas que hacer, preparativos para la batalla o algo así. Me quedo a solas con uno de los drow y la chica pelirroja con extraños métodos de curación, que tengo el placer de ver nuevamente cuando se acerca al hombre en la camilla para curarlo. Antes de eso, él responde mi pregunta, me advierte sobre explosivos, cámaras y una enfermería para la pelea. "Ya sé dónde voy a estar". Entonces menciona apoyo aéreo de dragones, y me quedo un poco pillado.

Mientras Juliet cura al incosciente drow me quedo ahí parado, procesando todo lo que me ha dicho. Sí que debería buscar a alguien... y sin más espera, porque visto lo vacía que anda la base, están ya todos preparándose para lo peor. La chica me saca de mis pensamientos cuando habla, diciendo que aún nos queda un poco de tiempo. No debo desaprovecharlo, en cuanto sale de allí después de despedirse me voy yo también, recojiendo a Yang de entre las patas de una camilla.

La muchacha me acaba de curar por completo, aunque poco una cara un poco rara cuando me dice que ha estado practicando, lo cual no me inspira mucha confianza y más cuando me va a intentar quitar el mio en base a las explicaciones de su padre de como le quitaron el de su hermano. Calma Erebo, eres un dragón fuerte, a estas alturas no puedes llegar a morir por una operación... ¿o si?

- Estoy bien, gracias, aunque yo personalmente lo desconocía que teníais una base aquí, aunque supongo que debía de ser todo eso de lo que gimoteaba el otro dragón

"Muchacha, es más fácil no complicarse la vida y mirar a otro lado" pensé para mi, aunque eso me hizo recordar a Bram, que para él hubiera sido lo más fácil, pero aún así se la quiso complicar hasta el final... Vale, me merezco una ostia por ese pensamiento tan estúpido... Suspiro y comienzo a seguir a la muchacha, aunque dentro de mi no creo que se vayan a rendir tan fácilmente de perseguirme y encontrarme. Llegamos hasta su base, aunque dudaba de como esa cosa podía mantenerse en pie. Al final de una caminata llegamos a lo que parecía una enfermería, supongo que si no queda más remedio tendré que ser operado ahí...

- Pero ¿estás segura de hacerlo tu sola? No creo que se rindan tan fácilmente en mi búsqueda, soy demasiado valioso para ellos, y probablemente tengas problemas, no sé si te conviene quedarte a solas conmigo.

- Bueno, lo sabe toda la Alianza. - me encojo de hombros, pensando que ese dragón deben tenerlo escondido la mayoría del tiempo como para no saber eso. - pero los renegados consiguieron defender el lugar tras una batalla. - recuerdo aquel día con mucho agobio, todavía tengo algunas pesadillas con eso, no paraban de llegar heridos por todas partes. Hago un gesto de no entender cuando habla de algo que gimoteaba el otro dragón, pues no he pillado toda la conversación. - Él...solía atacar a los renegados cuando salían de la base. Eran los guardianes de los magos del Ministerio. - explico brevemente, para que sepa que ese dragón no es precisamente un pacifista. Aún así no le deseo ningún mal, el odio sólo trae consigo más odio. Lo que no me gusta es que se engañe a la gente y le hagan creer cosas que no son, algo que estaba intentando hacer el otro dragón para ponerlo de su lado.

Le abro la puerta de la enfermería cuando llegamos, indicando que se tumbe boca abajo en la camilla. La enfermería no es gran cosa, pero nos ha sacado de muchos apuros. Camino hacia el armariete de medicinas y útiles para coger lo necesario, poniéndolo en una bandeja metálica que dejo al lado de la camilla. - Sí, no tengas miedo, no te voy a cortar nada que no deba. - sonrío de manera tranquilizadora, aunque con el bisturí en la mano puede dar la impresión contraria, como si me gustase ir cortando gente y esas cosas. - Bueno, puede que sigan buscándote, pero así les será más difícil. Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Te atraparon y te obligaron a hacer cosas malas. Siempre lo hacen con aquellos a los que ponen el chip. Pero ahora podrás ser libre y hacer lo que quieras. Tienes todo el derecho del mundo. Y no me da miedo estar contigo a solas. Creo que...- dudo si decirlo o no, por si se enfada. - que tú estás más asustado que yo. - pongo la mano un momento en su brazo para ofrecerle confianza, pero la aparto rápido por si le molesta. - Vamos, échate. Te anestesiaré con esto. No sentirás nada.- le muestro una jeringuilla que acabo de cargar con poción para adormecer, que espero que le haga efecto aunque sea tan grande.

La muchacha me cuenta la historia de su grupo con Smaug, nada del otro mundo dado el carácter del joven dragón, es todo un encanto, seguro que trae a las chicas todas locas. Abre la puerta de la enfermería y me indica que me acueste sobre aquella camilla, aunque es un lugar que no me inspira mucha confianza, parece un mini Austwich. Lo que más me descolocó fue su mano en el hombro y diciendo que posiblemente el que más miedo tenía era, me quedé con cara de tocuhé, ahora mismo era como un niño pequeño que ha conseguido escapar del horfanato donde le hacían la vida imposible y ahora tiene un mundo nuevo de posibilidades y tiene miedo de que le encuentren. También pienso mucho en Bram y en que coño voy a hacer para rescatarlo, hasta ahora no lo había pensado, sólo soy un puto dragón solitario contra un ejercito de personas con muchas cosas que hacen pupa y estaría destruyendo lo que Bram me dio.

A regañadientes me subo a la camilla y me tumbo bocaabajo para que me pinche y me envie al país de nunca jamás o a saber que clase de alucinaciones me provoca esa pócima añeja de dormir, un escalofrio me recorre el espinazo, también espero que no sea tan novata y me acabe dejando tetrapléjico o a saber como. Al estar en esta posición, flashback vuelven a mi mente de cuando me capturaron, sedado, atado con cinturones de seguridad a la camilla, luces por todas partes y una visión borrosa de todo, además de dolorido, mientras Andreas me miraba de pie e intentaba razonar conmigo.

- Cuando quieras, estoy listo...

No iba tan desencaminada al decirle que tiene más miedo él que yo, por su cara creo saber que he acertado. Intento tranquilizarlo de nuevo cuando se echa en la camilla a regañadientes, aunque sé que es normal que no le apetezca nada y que tenga cierta desconfianza. Le aviso de que voy a pincharle para que no pegue ningún bote, inyectando en vena el sedante necesario para poder operarlo sin que se mueva y sin que sienta dolor. Espero unos minutos hasta que compruebo que le ha hecho efecto y está completamente dormido, poniéndome un par de guantes antes de comenzar la operación. Eso de estar sola y sin ayuda me hace ponerme un poco nerviosa, por lo general suelo tener a gente cerca por si necesito preguntar algo, o para que me vigilen.

Cojo el bisturí cuando localizo la zona en la que hacer la incisión, recordando dónde le quedó una pequeña marca a mi hermano y fijándome también en qué lugar la tiene el dragón. Hago el corte del tamaño mínimo, tomando después las pinzas para localizar el chip con cuidado. Trato de no hurgarle demasiado para no crearle lesiones, aunque no consigo sacarlo a la primera. Me pido calma a mi misma murmurando por lo bajo, volviendo a meter las pinzas para atrapar por fin el chip. Procedo a sacarlo muy despacio, dejándolo en la bandeja metálica que hay junto a la camilla. Respiro aliviada al conseguirlo, dándome prisa en limpiar la zona para que no se infecte. Después utilizo mi magia de sanación para cerrar ese pequeño corte, que queda curado rápidamente porque no era gran cosa. Limpio un poco el chip y lo guardo en el bolsillo de mis vaqueros, tendré que tirarlo más tarde por otro sitio, que si no captarán aquí la señal y querrán venir. Le doy la vuelta a Erebo como buenamente puedo, costándome bastante esfuerzo ponerlo en la camilla boca arriba. Después le echo una manta por encima para que no se enfríe mientras despierta. Tardará alrededor de una hora en hacerlo, así que mientras me entretengo en hacer inventario de lo que tenemos en la enfermería, vigilando de vez en cuando al dragón para comprobar que esté bien.

No me enteré de nada de la operación ni del desastre que habían hecho en mi nuca intentando extirpar un chip que llevaba ahí desde tiempos de maricastaña, mejor, porque de saberlo me estaría acojonando terriblemente. Mientras estoy en el país de los sueños empiezo a revivir escenas de cuando me capturaron y de toda la horrible tortura a la que me sometieron para amansarme y hacerme dócil. Montones de horas encerrado y encadenado en una sala insonorizada donde no podía siquiera ver la luz, donde solo me podía oir a mi mismo y los latidos de mi corazón, sin comer y el cuerpo doliéndome de tantos golpes, volviéndome poco a poco loco por todo eso sumado.

Pasadas las horas mi cuerpo empieza a reaccionar a las pesadillas y a la falta de sedante y empiezo a moverme y a murmurar en sueños. Me levanto con un fuerte grito de la cama y sudando, me llevo una mano a la frente y me siento completamente empapado en sudor, miro a mi alrededor intentando recordar donde estaba. Fue cuando vi a Chloe y empecé a recordar que ella me estaba operando para extraer el chip. Me cuesta un rato recobrar la calma después de la pesadilla, aunque pienso que esa pesadilla puede llegar a crecer. Suspirando le intento hablar.

- Oye, necesito ayuda... la persona que amo y me salvó esta atrapado por la Alianza y no creo que vayan a ser muy clementes por haber liberado lo que ellos tenían como su arma supersecreta... Necesito salvarlo, no quiero que sufra por cometer la estupidez de haberme soltado... La Alianza y los traidores tienen una relación muy corta...

Ocupo el tiempo colocando cosas por la enfermería y dejándola lo más aceptable posible para atender emergencias, que nunca se sabe cuándo podemos necesitar atender a muchos heridos a la vez. Se me pasa el rato bastante rápido, tanto que pego un bote por el susto que me da Erebo al levantarse de esa manera. Me acerco a él rápidamente, poniendo una mano en su hombro para intentar empujar suavemente hacia atrás, para que se tumbe de nuevo. - Tranquilo, todo ha salido bien. Vuélvete a echar, no es bueno levantarse tan de golpe.- le explico de modo calmado, esperando que me haga caso para que no le de un chungo por imprudente.

- Poco a poco, en media hora o así ya podrás marcharte si así lo deseas.- aunque intuyo que no va a durar aquí ni 10 minutos, por lo que cuenta tiene toda la pinta de querer marcharse ya. Suelto un suspiro soñador al escuchar eso de la persona que ama, entrelazando las manos a la altura de la barbilla toda emocionada y con el modo cotilla activado.

- Ais...qué bonito. Cuéntame más. ¿Cómo os conocistéis? ¿quién es él? ¿cómo es? - pero claro, tampoco es momento de ponerse a cotillear demasiado porque el tipo en cuestión está supuestamente atrapado por la Alianza por haber soltado a Erebo. - Yo...no sé cómo ayudarte. No sé mucho de luchar y la verdad es que aunque supiese tampoco me gusta herir a la gente. Pero puedo decirle a mis amigos lo que te ha pasado, tal vez ellos puedan ayudarte o pensar en algo. O si no podemos ir y hacer una manifestación delante de la base de la Alianza, exigiendo que lo liberen y que firmemos todos la paz, ¿qué te parece? Cuando conozcan vuestra historia de amor se lo pensarán mejor.


"no tiene que ser toooodo luchando"

Chloe me empuja hacia la camilla para que me quede quieto acostado, dice que debo descansar al menos media hora más, suspiro y me echo ahcia atrás, tampoco iba a poder ir a ninguna parte, no tengo ningún lugar al que volver o irme donde me acojan, soy un dragón con libertad pero perdido, perdido... completamente perdido... De repente veo a Chloe cual vieja del visillo mirándome con una cara de "Cuenta más, cuenta más" que me espanta un poco, es bastante perturbador.

- Es guapo, un capullo en ocasiones, pero sabe como ahcer que te derritas por él - dije sin poder evitar el sonreir al recordarle - Bram era mi supervisor, mi jefe por así decirlo, digamos que me vino a buscar porque no había vuelto de una misión y me tenía que llevar de vuelta, por el camino nos fuimos conociendo porque recien le habían asignado a mi y no se como, surgió el flechazo, era algo que debiamos llevar en secreto. Un día un superior quería entregarme como rehén a uno de los vuestros, Bram se enfadó, le golpeó y me sacó de allí, nos persiguieron, a él lo atraparon, pero él quería que yo escapase, no sabía que hacer, así que hui sin más como un cobarde y... bueno, aquí estoy...

Suspiré cansado, entristecido, no sabía que hacer, necesitaba a Bram a mi lado, me sentía perdido, sin saber que hacer. Una parte de mi deseaba estar de vuelta en mi celda y pretender que nunca nada había pasado, seguir con la vida a la que estaba acostumbrado y que ya conocía, por otro lado me llamaba imbécil por pensar así. ¿Por qué tenía tanto miedo? La miré... pobre ilusa... el mundo no es así en realidad.

- En cuanto lo sepan, si no se han dado cuenta hasta ahora, usaran a Bram para hacerme daño... mucho daño... y yo he luchado y matado tantas veces desde joven que ya no se si existe algo más allá de todo eso. Ahora mismo solo quiero que todo acabe ya de una vez...

Me siento a su lado en la camilla, apoyando los codos sobre ésta y la cara en las manos mientras espero expectante el inicio de su historia. Suelto un suspiro cuando me lo empieza describiendo como un chico "malote", prestando atención al modo en que se conocieron, trabajando. Suena como a una especie de historia de amor imposible, y eso lo hace más interesante. - Pasión en la Alianza...quién lo diría. - siempre me dieron la impresión de ser muy fríos, pero en el fondo sabía que todos ahí dentro debían tener sus pasiones, sus amores, sus miedos...en definitiva, sus historias. Es una lástima que no sepamos reconocer algo así en el supuesto bando rival.

- No fuiste cobarde, él quería salvarte. Hubiese sido peor si te hubieses quedado, habrías echado por tierra su sacrificio. - le pongo la mano sobre el brazo, tratando de animarlo. Guardo silencio durante varios minutos, pensando en qué puedo decirle para que no esté tan apagado. También me apena que no conozca otra cosa que no sea matar y matar, me gustaría reconducirlo por otro camino. - Claro que hay algo más...tú ya has empezado a verlo junto a Bram. Sólo tienes que recuperarlo e intentar vivir con él en paz. - el problema es el cómo, siempre es lo más difícil. Tan empática soy que casi me dan ganas de ponerme a llorar con él, y más pensando de nuevo en la noticia que nos dio mi padre y lo hecho polvo que estaba el pobre. Podría ponerme a llorar, sí, pero en lugar de eso le ofrezco un canuto cortesía de mi colega caballoman. Saco uno que llevo en el bolsillo del vaquero, entregándoselo a Erebo, y luego otro para mí, pidiendo al dragón que lo encienda.

- Ya no tienes chip, puedes encenderlo ¿cierto? esto te hará que te distraigas un rato. También pensaremos mejores planes, si no te gusta lo de la manifestación pacífica. Pero nada de matar más, ¿vale? Y enseguida nos pondremos manos a la obra, yo creo que en unos minutos podemos irnos de aquí. Voy a mandar un mensaje a los míos para informarles de la cosa...- saco la moneda de otro de mis bolsillos, escribiendo un mensaje general para todos los renegados o asociados que tengan moneda, como la Brigada o simpatizantes de los renegados. En el mensaje informo que tengo un dragón de la Alianza conmigo y que lo he deschipeado, que quiere salvar a alguien que lo ha ayudado y está atrapado, supuestamente. - ¡Listo! ahora a fumar, y me acompañas a tirar el chip por ahí. - le pongo el canuto para que lo prenda, esperando a que haga su magia.

Aparecí fuera de la enfermeria porque habia leido el mensaje de Chloe. Mas tarde, leería tambien el de Johan, enterándome de aquello de los Centinelas y sus planos. En otro momento, quizá me habría sentido alegre. Pero nada conseguía apartar el telón que se había caído sobre nosotros al saber de la muerte de Victoria. Y tampoco había hablado con Ian ni con Chloe sobre aquello, supuse que estarian pasando su duelo de su particular modo....en verdad, quien me preocupaba más era Adam. Quizá porque era con quien más podia identificarme.

Pero la vida seguía y no iba a pausarse por muy tristes que estuviesemos por la pérdida de un ser querido. Y ahora mismo, Chloe estaba en una habitacion con un dragon fugado de la alianza....lo cual, a cualquier adulto con un mínimo de preocupacion por la chiquilla, le resultaria cuando menos perturbador. Así que entré y la vi colocándole un porro en la boca a un tipo enorme, con enormes cuernos y pelo blanco puntiagudo.

-Ehm...

Miré a ambos alternativamente y luego al porro.

-Se puede saber que haces traficando con eso, Chloe? - dije acercándome a ella y poniendole una mano en el hombro a la joven. Le quité el porro al dragón, pero sonriéndole con aquella educacion mía, y lo guardé.

-Gracias por habernos avisado, Chloe y....buen trabajo con lo del chip. -dije echándole un vistazo al cuello del dragon, gratamente sorprendido. Luego volví mi atención a la chica. - Puedes ir a descansar, Chloe, me quedo yo con él... - estiré la mano hacia el susodicho. -Puedes llamarme Lyran, mago y antiguo profesor de Hogwarts...ahora renegado y padre a tiempo casi completo... ¿y tú? Chloe nos ha informado de que estás buscando a alguien. - estaba deseando que Chloe se fuera para poder encender el maldito cigarrillo.

No se porque me puse a contarle a esa chica mis problemas y mi situación, pero ahí estaba ella, escuchando atentamente y sin perderse ningún detalle. Se queda un momento en silencio a mi lado, sin decir nada, el silencio se hace un poco incómodo, al final logra decir algo... una nueva vida, libre de violencia al lado de Bram... ¿Eso sería posible? ¿Tanto me había cambiado él?

La magia se acaba cuando intenta que los dos nos fumemos un porro y además yo, por ser dragón, lo encienda, me llevo una mano a la frente, suspiro y me rasco intentando guardar la compostura, no pensaba que fuera a caer en manos de los flower power o de los flower rangers. Al poco rato llega un hombre adulto que viene a sustituir a la joven y le arrebata los porros.

- Mira muchacha, no soy un dragón de fuego, no escupo fuego, ni manipulo el fuego, soy uno de los dragones ancestrales que tienen el poder sobre la tierra y han dado forma a las montañas, así que nada de fuego y tampoco fumo cosas raras, lo único que me distraería sería beberme una botella entera de whisky yo solo. - Tomo la mano de Lyran y se la sacudo - Yo soy Erebo, dragón malhumorado a tiempo completo y fugitivo de la Alianza, busco a la persona que me salvó de sus garras, porque lo han capturado cuando me liberaba y normalmente no se toman muy bien las traiciones.

El dragón chungo me rechaza la hierba y no me da fuego por eso de que es otro tipo de dragón, según él. Dejo caer los hombros a la par que suspiro, algo chafada por no haber congeniado demasiado con él. Además quiere beber solo, nada de acompañado. - Jo...vale. - lo malo es que Lyran entra en ese momento, pillándome con el porro que me iba a fumar yo y el que le iba a dar a Erebo. Me pongo roja por la vergüenza, buscando una explicación al asunto.

- No estoy traficando, me lo dieron Maffy y caballoman. Ya sabes...Gabriel, el centauro. Además, sólo es hierba, y es para consumo propio! no es ilegal!

"hum, deberían legarlizarla"

Me relajo un poco al ver que Lyran me da las gracias por lo de quitar el chip y toma el relevo en el turno. - Está bien. Me encargaré de ir a tirar el chip lejos de aquí. Ahora mismo lo llevo en el bolsillo...he de deshacerme de él cuanto antes. - me despido de Erebo, deseándole que se arregle lo suyo. Después me despido de mi padrino con un beso en la mejilla, saliendo de la enfermería para desparecerme después de la base, con destino al la superficie de Bastion Hollow.

-Chloe....esas hierbas no tienen los mismos efectos secundarios en centauros que en magos....te ha hablado Gabriel tambien de esos efectos secundarios....? - le puse la mejor cara de profesor echando la tipica reprimenda pero en plan paternalista. Luego sonreí brevemente por su beso en la mejilla y le di un abrazo. -Lleva cuidado, por favor.

"no quiero que te pase nada tambien a ti"

La vi marchar y luego me pasé una mano por la nuca, volviendo mi atencion al dragon que se habia presentado. Volvi a sacar aquel porrito en cuanto Chloe estuvo lejos, y mi propio mechero, y me lo encendí pegándole una calada mientras miraba a Erebo. Pero cuando pasé la primera calada me agarré a toser, porque yo era de pasarlo siempre hasta los pulmones, y éste iba cargadito a base de bien, no era como el tipico tabaco que fumaba antes de que naciesen los mellizos.

-Joder con Maffy y Caballoman....en fin....Erebo? Un placer conocer a un dragón como tu...y poder hablar cara a cara. ¿Ancestral has dicho? Como....más de mil años? - sonreí timidamente. Siempre me causaba cierta emocion hablar con criaturas mágicas de tal envergadura, pero no queria resultar maleducado.

-Creo que sé quien eres. Estuviste en aquel conflicto con el demonio en la gruta de las conchas, verdad...? Uno de los nuestros nos contó que fuiste ofrecido como rehén por la Alianza, así que sabemos lo que ocurrió, mas o menos.

Tosí un poco otra vez, al tiempo que me apoyaba un poco en el borde de una camilla libre, sin llegar a sentarme pero adoptando una postura bastante mas comoda y relajada. Aquello sabia intensamente a rayos....eso pensé al apartarlo de mi boca y mirarlo con el ceño fruncido. Menudos petas tenía la joven Hacksaw.

- Has venido a dar con las personas correctas. Tenemos cierta experiencia en sacar a gente de las garras de la Alianza...al menos...de sus campos de concentracion. Es posible que podamos ayudarte. Aunque ahora...tu ya puedes convertirte de nuevo en dragon, gracias a Chloe. - expresé con sencillez, mirando al ancestral dragon a los ojos, ahora era momento de saber que tipo de dragon era, si de esos que podian colaborar, o de esos que preferian transformarse bajo tu base subterranea y derrumbartelo todo encima.... fuera como fuera, estaba preparado.

- Tengo 1500 años encima y sí, soy ese famoso dragón, que conste que os encontramos de casualidad y un demonio no es algo a tomarse muy a la ligera, sobre todo si escapaba aquel, pero ya buscará la Alianza la forma de decir que esa era vuestra última arma en su total ignorancia.

No estaba muy seguro sobre este lugar y estas extrañas personas y si me iban a poder ayudar, ¿acaso había llegado a la tierra de hippielandia, ya solo me faltaba que me pidieran que les ayudase a plantar árboles y me sentase junto a ellos alrededor de una hoguera a cantar cánticos de la tierra. Calma, Erebo, dales una oportunidad. Lyran dijo que ellos tenían experiencia en sacar a gente de los campos de concentración, aunque dejó caer eso de que ahora ya podía transformarme en dragón de nuevo, aquello no me gustaba como sonaba, parecía una pregunta con truco.

- Yo solo me transformo en dragón cuando es una emergencia o algo de extrema necesidad, no sería muy sabio que fuera en esa forma hasta los campos porque sería un blanco fácil y a saber lo que harían y mucho menos usar mi poder en esa forma, porque probablemente la tierra se tragaría la zona entera, si fuera tan sencillo no estaría pidiendo ayuda desesperadamente, ya se que los dragones negros tenemos fama de solitarios que no se arriman a nadie, pero por primera vez tengo miedo a que pase algo malo por culpa de mi orgullo.

-Ya lo han hecho. Lo de decir que aquel incidente del demonio eramos nosotros buscando nuevas formas de destruirlos.

Asi que estaba frente a un tipo de 1500 tacos. Me parecia curioso. Pero seguro que su percepcion del tiempo era diferente a la mia. Porque en cierto modo...no parecía mayor que yo, ni si quiera en su modo de hablar o de mirar a su alrededor. Las cosas cambian segun desde el punto de vista que las veas.... Pegué otra calada, mas acostumbrado ya al fuerte humo

- Entiendo.

"me alegra oir eso"

- Ya sabes lo que dicen las novelas, que cuando se acerca el invierno, los lobos solitarios mueren y la manada sobrevive... no eres un lobo pero creo que esto se nos aplica a todo ser viviente. - encogí mis hombros, eché el humo y me puse en pie encogiendo mis hombros. - Unirse a gente con un fin en común no menoscaba tu orgullo, Erebo.

Saqué el galeon y lo miré, haciendo una mueca al leer. -Tenemos a la alianza enfadada. Pero quiza podemos ayudarte. Puedes venir conmigo ahora y expondremos tu situacion a los demás.

"hay que hacer ciertas comprobaciones. Esto bien podria tratarse de una trampa muy bien urdida.... no me extrañaria viniendo de la alianza"

-Vienes entonces? Hay que salir de aqui. Estas en condiciones?

- Por ahora es lo que mejor pueden hacer, asustar a la gente con propaganda para ganárselos a través de su ignorancia, después de todo están atravesando problemas internos.

Observo a Lyran, sus gestos, sus movimientos, su forma de expresase y como lo hace. Su reacción al leer el mensaje... ¿de una moneda? y el mensaje en si parece ser que mis amos de la Alianza están bastante mosqueados por algo que han hecho, cada vez tienen más frentes abiertos por lo que se ve, van a tener que esforzarse muy duro por arreglar los agujeros en su organización, aunque vista la desobediencia general que hay entre los ejecutores, no van a lograr gran cosa.

Lyran me invita a irme con él para hablar con el resto de su grupo sobre mi situación, supongo que por ahora no tengo nada que hacer ni que perder, perdido en mi libertad, que gracia, tener todo por delante para hacer pero no saber que hacer y antes era al revés, que graciosa ironía, el haber estado tanto tiempo bajo las órdenes de alguien y sin poder hacer nada más me ha convertido en alguien dependiente que lo mejor sabe hacer es obedecer.

- Sí, estoy en condiciones, además tampoco es que tenga más opciones ahora que seguiros.

- Miedo e ignorancia. Qué armas tan típicas, no crees...?

"no por ello menos efectivas, llevan funcionando y lo harán desde mucho antes que los Centinelas o las pistolas..."

Lo escuché y asentí, pero sonreí muy poquito, divertido, cuando dijo que no tenía mas opciones que seguirnos. Tenía unas cuantas mas, sí....pero si lo que decia de si mismo era verdad, la mas sensata era sin duda, seguirnos.

- Yo en tu situacion haría lo mismo. Entonces estás bien? Pues...vamonos.

Terminé el cigarro, esperé a que Erebo se levantase y lo acompañé a la salida. Una vez allí, no perdí demasiado tiempo y nos desaparecimos rumbo a Hogsmeade.

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off: perdón por el post tan corto D: voy a llevarlos al siguiente lugar