Entrada a la zona subterránea

Después de varias semanas seguidas de borracheras y desfases en baretos de mala muerte y en el burdel de la Rosa Tudor decido que es el momento de regresar de una vez por todas a donde se supone que se están alojando mis amigos por el momento. O eso creo recordar, vete a saber, tal vez ya no estén aquí.

En este momento llevo una resaca monumental, algo que se deja ver en mi aspecto. Ojeras, la camisa por fuera, despeinado...una buena siesta me vendría bien. Eso o algo de actividad para luego, el exceso de fiesta tampoco es bueno. Llego a la zona de la base con las manos en los bolsillos, tarareando entre dientes una cancionceja antigua que me iba bastante bien en estos días, una que había escuchado en alguna antigua radio muggles de música viejuna. - vivoo más de noche que de díaa, sueño más despierto que dormidoo, bebo más de lo que debería, y los domingos suelo jurarme que cambiaré de viiida...- a pesar de ir despistado sí que me doy cuenta de que Indira está aterrizando por allí en una moto que me suena de algo.

"anda...mi amiga de la fiesta kraken..."

- ¡Indira! - saludo moviendo la mano, esperando que me vea, dando un par de saltos delante de ella. - ¿Te has pasado a los moteros de los Satanases del Infierno? - me río porque no me la imagino así para nada, así que le hago gestos para que baje rápido y me cuente qué hace aquí así.

Saludo efusivamente a Indira con un abrazo, soy así de sociable con todo el mundo, y más con las mujeres. No tarda en darse cuenta de que vengo de beber, así que me separo con una sonrisa de disculpa. - Es que estaba muy aburrido, necesitaba diversión. ¡Si no nos divirtiésemos moriríamos todos amargados!

"claro que sí, hay que divertirse lo que se pueda, con más motivo si estamos en guerra"

- Estaba borracho, ahora más bien de resaca...- me llevo la mano a la cabeza, que me lleva doliendo desde que desperté. Me han debido poner garrafón. Cierto que no he estado en el Moulin, pero no es mala idea volver allí. - Luego iré a tu bar, es que estaba en un bar de alegres señoritas. Es divertido. - me encojo de hombros, mirando después hacia la moto que todavía no reconozco como la del Black, pero porque soy despistado. - Pues quédatela, eso sí, oculta la moto en el edificio ese, que si no te la van a robar. Y además, así entramos a la base, que se entra por ahí.

"esta es de confianza, se lo puede decir"

Cometo la imprudencia de revelar dónde está el sitio sin que me hayan dado el visto bueno, y además guío a Indira al interior de ese edificio, moto a rastras incluida, para ir a abrir la puerta de entrada al subterráneo. - He estado pensando algo...ahora que se acerca Halloween. ¿Qué tal una fiesta aquí abajo con todos? Necesitan ánimos
.- entramos ambos al lugar bajo tierra.

Le había indicado a duras penas (y muy reacio a abandonar aquella extraña comodidad) el como ir, gritando todo lo que podía con aquella vocecilla entre emocionada y asustada. Como lo tenía a él delante al menos no me comía el aire de frente, pero me lloriqueaban mucho los ojos. Yo me tomé aquello de agarrarme como muy literal y lo cumplí con creces, que si. Hasta que llegamos. Tenía el corazón a tope y la respiración entrecortada porque jamás antes había estado en algo tan rápido, y la moto tampoco es que fuera una virguería. Pero lo había flipado. Me quedé unos momentos en silencio cuando ya aparcábamos o lo que fuera, sin soltarme. Más que un drow era un koala.

Solo entonces me di cuenta que aquello era demasiado exagerado y me solté, casi cayéndome por el desequilibrio y el mareo que tenía encima. Me puse en pie más rojo que un tomate, hice entrechocar mis dedos como muy nervioso y sin atreverme a hablar. -E-Estaba n-nervioso y t-tu me di… me dijiste que me agarrara, y yo… ¡N-No es mi culpa! N-no, qué va. No qu-quería hacer e-eso, D-Dyos… ¡Pe-pero tenía miedo! N-No sé… Q-Quizás deba dis… disfrazar de moto… m-motos dan miedo. ¿Eh? Sí, sí, motos… E-Esto… U-uhhhhm… Y-Yo…- Creo que se me notaba mucho que estaba muy pero que muy muerto de vergüenza.

-D-Deberíamos ir baj… bajando, que empezarán… s-sin nosotros… Y-Yo sigo pensando, ¡He d-de disfrazarme! Pero… ¡Qué pifia! ¿N-No… No crees?- Recuperé el trozo de bastón y me puse a caminar rápido, sin atreverme a mirarle la cara. Me metí de vuelta en aquel edificio… ¿Era una iglesia? Donde estaba la entrada, rápido, muy nervioso pero desde luego sin una pizca de frío. De hecho me quité la capucha y me descolgué la capa, como si me hubiera subido toda la calor de repente y me estuviera asfixiando. Las baldosas, luego bajar, luego bastante caminar, luego entrada y… Contraseña. Esa vez si, me la sabía.

Para cuando entramos me había relajado entre poco y una puta mierda y yo caminaba muy cazibajo. -D-d-deberíamos avisar d-de que ve-venimos pero debería- apañar algo de… de traje, si, ¿Si? Si, arreglar un poco, y… Y… No sé… Algo, ¡ALGO, DYOS! Haz algo. Tu. Si, TU. No sé. NO SÉ, me muerto, me muero, aaRRRGH- Hablaba rápido y derrochaba nervios por todos los poros de mi piel. -NECESITO APOYO MORAL EN ESTOS MOMENTOS DE MI VIDA. No lo entiendes, ¡Soy un adolescente! ¿Tu no tenías estos problemas? PUES YO SI. EDAD DEL PAVO.- Y le imité a un pavo. Bueno, no. Imité una urraca porque era el único pájaro que se me pasó por la cabeza. Y luego me reí y me llevé las manos a la cara, intentando ocultar mi desesperación juvenil.

He ido conduciendo como buenamente podia, intentando evitar las calles mas habitadas, siguiendo las indicaciones de Vor. El manejo de la moto al principio me habia costado un poco, pero le habia cogido muy rapido el truco a ese buen trasto renqueante, y ya iba con mas soltura, incluso apretandole a la maneta de aceleracion para hacerla correr lo mas posible que ese motorcillo. Aunque el semidrow se habia tomado a pecho eso de agarrarse, me tenia un tanto espachurrado. Roac echó a volar tan pronto como la velocidad superó lo que el consideraba agradable, y se habia perdido por ahi. Ya volveria.

Como le habia pillado el gustillo, no queria que se me perdiera la moto tan pronto, asi que en vez de dejarla por ahi tirada sin mas, la aparqué dentro de un edificio derruido. Ahi al menos estaria mas seguro. Vor se queda agarrado tiempo de mas y le carraspeo para que se suelte, que por fin lo hace. Me bajo yo tambien, apagando el trasto. Luego saco su trozo de cristal, en forma de llave.
-Necesito sacar un molde de ésto. Porque el cacho de cristal es tuyo.

Se lo doy para que se lo guarde, pero le pido que le deje mantener la forma de llave hasta que yo pueda sacarle el molde. Aunque no se si me habra entendido porque a parte de farfullar como un loco no hace otra cosa.
-Ya veo que estabas nervioso, casi me dejas sin costillas! -le regruño sobandome un costado con la mano mientras lo miro. Luego asiento y comienzo a bajar con el, que parece que no se le pasan los nervios. Yo la verdad es que no me entero mucho de por qué se pone asi.

-Avisar? No creo que sea necesario. Ya le dijimos a Johan que no matariamos a nadie. Se supone que podemos entrar aqui.

Lo del disfraz. Yo seguia pensando que ir de drow ya era bastante disfraz. Y si no les bastaba, me pondria una calabaza en la cabeza, si es que tenian, para ir como Jack-O'Lantern. No, ni de coña. No iba a hacer nada de eso. Aunque por un momento la idea me resultó graciosa....igual me aceptaban mas como calabaza que como drow.

Entonces él sigue hablando y tartamudeando, pero lo peor es que acaba alzando la voz lo suficiente como para que aquello se considere que está gritando, pidiendome que haga algo. ¿El qué? Pues no tengo ni idea de lo que me está pidiendo pero...mi ceño comienza a fruncirse, ¿que se muere? ¿Edad del pavo? Yo para ese momento ya he dejado de avanzar y lo miro con cara de "wtf". Y ademas le hablo en inglés.
-Oye, es verdad que hay una fiesta o me has traido de vuelta a este sitio a gritarme? Y yo no bromearia con lo de morirse, porque es algo bastante serio, como ya te dije una vez. Yo no puedo hacer nada. No se qué pasa por tu cabeza. - me acerco y le pego un empujon en el hombro, un poco brusco al verlo taparse la cara de ese modo, porque no sé que le está pasando a su salud mental. -Espabila. Robemos papel higienico y te hago parecer una momia. Lo he visto hacer.Ademas no tienes derecho a ponerte nervioso, tú. Ha sido idea tuya!

-Q-Que si, que yo me lo g-guardo…- Y así hice, lo metí en mi saco con el resto de las cosas, no sin antes enrollarlo con un poco de venda para que no se me fuera la pinza y lo fuera a pegar al resto de cristal. Eso significaba que se quería quedar la moto. Él se me quejó de casi lo había dejado sin costillas. -YO NO QUERÍA, DYOS. Y-YO NO QUERER P-PERO NERVIOS Y AGARRAR Y- YA SABES. ¡E-Es difícil!- Dije con toda la culpabilidad y victimización que podía un drow acumular.

Yo seguía ahí. Habíamos bajado y habíamos entrado. Y yo seguía sin carburar, pensativo. Le echaba miradas que rehuían muy rápido recordándome que no era bueno mirar, que me iba a matar. ¡Me había gruñido! Lo había enfadado, que si, y eso era malo. -Yo decía de… Esto, d-de avisar en… donde estén celebrando que nos esperen, porque… ¡Hay que conseguir un buen disfraz! ¿Sí? P-Porque yo no puedo ir… ir de drow así como así. ¡T-Te recuerdo que yo no soy drow! E-Eso es cosa tuya.- Pero entre la armadura y que los seres de la superficie no distinguían NEGRO ARÁNDANO del ROSA MAQUETA podría dar el pego, aún así. Pero…

Había dejado de caminar y hacía muy mala cara. No me entendía. Claro que no, él no era un adolescente, ¿Es que nadie pensaba en nosotros? Teníamos mucho que sufrir con todo aquello… ¡Una odisea de sentimientos y hormonas circulaban mi cerebro y sangre! Me habló en inglés y yo casi que me puse a llorar. -¡Morir en sentido figurado! No entender, tu. ¡No entender, Dyos! No bien, no bien que no entiendas… ¡No he traer en futuro para gritar! He venir aquí por fiesta, pero… ¡No estar nervioso por fiesta!- Yo es que notaba las mejillas ardientes. Rojo. Muy, muy, muy rojo. Color rojo tomate solís.

Y me empujó y yo emití un gruñido. Vale, me puse firme. -¡Eh, yo tener derecho! Moto no ser mi idea. Culpa TUYA, ¿¡M-Me entender!? No momia. Es cutre. Demasiado. Ven a habitaciones, yo ir por ropa vieja. Vas a quedar estupendo. O no sé. NO SÉ. Tu venir conmigo, nosotros ver. ¿Si, si?- Y me fui escopeteando a las habitaciones.

Desde que salí de la enfermería he pasado bastante días dedicado a buscar pistas sobre el paradero de Ian, después de haber recibido ese mensaje de Lyran está claro que la desaparición del muchacho está más que confirmada. Nadie lo ha visto por ningún lado, nadie sabe nada de él después de la batalla. Me había llegado no hace mucho un mensaje a la moneda comunicadora, informando de una fiesta de Halloween en la base. Por mi bien, necesitan distraerse y divertirse un poco, y al menos aquí es seguro, no como en un bar, si tenemos en cuenta lo sucedido en el Moulin. Si me paso por la fiesta no me quedaré mucho rato, lo justo para ver cómo va la cosa y saludar, no creo que esté bien quedarme ahí cuando uno de los nuestros está desaparecido. Además, no hay tiempo que perder. Aunque la desaparición del joven Hacksaw no ha sido la única, también ha habido otra desaparición que me ha fastidiado, salvando las distancias, claro está. Mi moto. Al regresar al bosque en el que la dejé para atender la emergencia de Yaroslav, descubrí que ya no estaba allí, se había esfumado. Cierto es que tarde mucho en regresar por asuntos de fuerza mayor, como la pelea en Londres contra las centinelas. Pero...¿quién se mete a un bosque espeso a robar una moto? Con ella hubiese podido peinar varias zonas en busca de Ian mucho más rápido, y desde el aire, es una herramienta que necesito.

Regreso a la base siguiendo el procedimiento de entrada habitual, podría desaparecerme dentro directamente, pero prefiero pasar por la entrada para ver que todo está en orden, y realizar el proceso de apertura presionando las baldosas correspondientes. Mi sorpresa es que alguien se ha dejado la moto en la entrada de la base, así que imagino que alguno de los míos la encontraría y la traería aquí sabiendo que es mía. Al acercarme compruebo que tiene varios desperfectos por todos lados, como si hubiese tenido algún tipo de accidente. Mi padre se hubiese echado las manos a la cabeza de haberlo visto así, aunque también es cierto que el de joven se pegó algún que otro porrazo. Como no puedo entrar con la moto por las estrechas escaleras que conducen a la zona subterránea decido que lo mejor será desaparecerme de allí con ella, así que me monto encima, concentrándome para desaparecer con el vehículo al interior de la base, a la zona de reuniones.

Aún con la botella en mano me decidí por salir de aquella habitación. Había más gente. Los muros se me quedaban pequeños, me estaba dando una ansiedad muy extraña. Completamente envuelto en ropas decidí bajar de aquella cama. Mandé al bastón con un pensamiento que me acompañara. En su lugar, se me puso al frente para impedirme caminar. Lo miré con los ojos muy apagados, iracundo. -¿Y quién te has creído tu ahora para pararme el camino?- Le gruñí. Brilló de un color rojo intenso y yo entrecerré los ojos. -Sé perfectamente que tienes una puta consciencia ahí dentro. No quiero saber quién eres. Porqué eres. Solo sé que eres bastón y me debes LEALTAD.- El bastón no se movió ni un ápice. Alcé el brazo, furioso.

Antes de poder tirar el cristal al suelo sentí una voz. -Vest, ¡BASTA!- Esa voz. No. Por supuesto que no. Era una mentira. Una treta. De mi mentor, como se había de esperar. No me lloraron los ojos porque ya no podían soltar más agua. Lo tiré contra el suelo definitivamente, partiéndose en mil pedazos. -NO TE ATREVAS A IMITARLE DE NUEVO.- Y con esas salí de aquel cuarto. No tardó Zer’tath en recomponerse y acompañarme, adoptando su forma de bastón usual como para ayudarme a caminar. Lo ignoré por completo. Me costaba caminar: Iba medio borracho, cansado, llevaba mucho peso encima y aún tenía aquella sensación de querer vomitar.

Pretendía tomar el aire. Pero cada vez me daba todo más vueltas. Me perdí un poco demasiado por los pasillos. Muy a cara perro tuve que aceptar la ayuda de Zer’tath, pero ni con esas pude llegar a donde quería. Me desplomé en la entrada, y la botella -a la que aún le había dado algún trago de camino- se rompió con mi caída. Milagrosamente logré no clavarme los cristales. Tendría que limpiar eso, pensé. Zer’tath hizo algo por apartarlos y meterlos en una esquina, donde nadie los fuera a ver. Pero el pestazo se quedó.

Yo me apoyé contra una pared, sin levantarme, un poco mojado. Envuelto en mis capas y con mi bastón al lado, apoyado contra mí, como si quisiera decirme “sigo ahí”. Observé la puerta de la entrada. Aún quedaba demasiado camino como para salir a que me diera el viento. Observé el techo. No quería techo. No quería cuevas. No se me iban las imagenes de ayer. Ansioso, enterré mi cabeza entre mis rodillas, las cuales abrazaba. En cuanto me recuperara haría algo. Y perdí la noción del tiempo.

Camino muy adelantado de Dyos. Conozco la puñetera contraseña porque siendo un inocente pajarito la habia escuchado. Nadie te echa las culpas de nada cuando eres una urraca. Voy por los pasillos con mi cara de enfado, el ha sido claro con eso de que lo curase y luego hiciese lo que me diese la gana.

-Pues casualmente me da la gana quedarme, hijo de una mala drow! VIZRS!

"no chiquillo, no te enfades!"

-No estoy enfadado, ok?

"ok"

-Asi me gusta.

Al poco de caminar con ligereza me llega el pestuzo del alcohol y veo a...Vor, ahi sentado contra una pared hecho un maldito guiñapo. Miro por encima de mi hombro, viendo la silueta de Dyos a unos cuantos metros de distancia aun. Vuelvo a mirar a Vor, y luego a Osten. Le pongo un gesto como de "vaya por dios que mala pata tenemos hoy" y me agacho al lado de Vor. Se nota que ha estado bebiendo pero ignoro tal hecho mientras me quito el abrigo de la cabeza y se lo dejo delante.

-Te he traido un abrigo! No me odies tu tambien, vale? Y toma. Me la arrancó un puto gato.-le dejo una pluma que se me habia caido del ala cuando el gatuzo me atacó la primera vez.

"Los drows no sabeis beber"

-Tengo que revisar tu herida.

Creo, y digo creo, que no pasó mucho rato desde que llegaron ellos dos. No sé si me lo esperaba. Creo realmente que no. No tenía ni idea de si iban a volver, mi cabeza tampoco estaba para pensar o razonar en exceso. Lo escuché mientras se me acercaba. Lucía… Otras pintas, no vamos a negar eso tampoco. Tenía un aspecto curioso, quizás más por el abrigo. Algo me decía -quizás la ausencia de sonrisa- que no todo debía haber ido muy bien. Yo no vi a Dyos. Intenté alejarme un poco cuando se acercó, muy avergonzado por lo que le había hecho ayer. Pero detrás tenía una pared como una casa. Se agachó a mi lado y me dejó un abrigo, así como una pluma. Dijo que fue cosa de un gato.

En completo silencio cogí el abrigo y me lo eché por encima, y luego la pluma, la cual tras observarla y evaluarla un buen rato, con todos sus curiosos brillos, me la dejé puesta en el pelo. Por haberme duchado lo tenía muy suave y no se aguantaba demasiado bien. Ya me había acomodado e incluso me atreví a hablar. -No… No te odio…- Mi voz sonaba un poco rasposa, floja. Casi inaudible. -No… No quise hacer eso ayer… No… ¡No estuvo bien! ¡Nada ha estado bien!- No paré ni a pensar que debía hablar por cortesía el inglés.

-Y aún tras lo que hice... Me has traído un abrigo. Y… oh, te has conseguido ropa.- Olisqueé muy como un animal aquel trozo de tela. No olía a nada. A nuevo. -... Gracias…- Estaba rojo de vergüenza por haberme enfadado con él. Eso no quitaba que aún quería pedirle algo, pero… Me dijo que debía revisar mi herida. Yo, un poco infantil, abracé el abrigo un poco más antes de echármelo por la espalda, sin incorporarme. Muy cuidadosamente me fui apartando la ropa de encima, primero la bufanda, luego el jersey raro que siempre llevaba debajo de la armadura. Pero la armadura no me la había puesto. Llevaba las vendas mal puestas y llenas de sangre seca. La herida del hombro iba bastante bien. La otra ni me había atrevido a mirarla. Yo me llevé la mano a las cicatrices brillantes, que igual que mis ojos habían perdido un poco ese destelleo. Pero aún eran raras.

-Van… van bien, creo… No he abierto las vendas. La del hombro escuece, no duele. La del pecho sí. Pero… Debería poder curármelo yo.- Él llevaba aún mi anillo, aunque no mi estoque. No quise ni preguntar. Pero mi intento de curación no se quedó ni en intento. Algo en todo aquel caos de cabeza que tenía no me dejaba ni conjurar en paz.

-Bien, te lo agradezco. Por cierto, Dyospiros viene por ahi atrás.

Y no dije nada mas al respecto, viendolo mirar la pluma que le habia dado. Pongo una mano en mi pecho, bastante orgulloso de las ropas que me habia agenciado, asi como de su abrigo, y asiento. Ahora iba mas comodo, mas ropa de mi talla...y genialmente comoda. Tras ponerse el abrigo se retira la ropa y yo analizo la herida. Las vendas estaban sucias, necesitaban un cambio. Las del hombro, las que brillan, se que no podre curarlas, que para que mejoren requiere que Vor no fuerce la magia de sanacion con el baston.

-Pues hay que cambiar las vendas y curar. -apoyo mi mano sobre la suya cuando las pone sobre el hombro donde tiene aquellas raras heridas.

Miro por encima de mi hombro, el drow ya casi ha llegado a donde nosotros. Me siento mejor y miro a mi alrededor, viendo el saco de Vor tirado ahi cerca. Me lo acerco y saco las vendas, sabia donde estaban porque lo he visto usar muchas veces, la ultima, a Osten.
-Beber no ha sio una buena idea, Vor'Kalth.

Ya con las vendas nuevas en mis manos, me inclino hacia delante para terminar de descolocar las viejas que tenia enredadas al pecho, no resulta dificil porque ademas estaban casi sueltas. Miro la herida, no está totalmente cicatrizada. Echo aire por las narices y froto mis manos. No voy a dejar que los pasos del drow acercandose me distraigan.

-el tio no ha entendio ni una mijica de lo que le he querio decir...por cierto, apartate de la pared para que pueda liarte bien.

Veo a Roäc agacharse en el suelo al lado de un bulto, y al poco lo reconozco. Que demonios hacia ahi? Le habia dicho que no se moviese...pero para variar, no me habia hecho ni caso. Regruño porque si las cosas ya eran dificiles, aun las ponian mas complicadas. Los oigo intercambiar un par de palabras y veo que le hace entrega de aquel abrigo que llevaba sobre la cabeza, suponiendo que lo habia conseguido para el.

"miralo, que simpatico, ganandose amistades..."

Mis ojos se entrecierran pero ando algo preocupado por el enano, viendo que Roac lo está atendiendo ya me quedo de pie a espaldas del pajarraco. Desengancho el estoque de Vor y lo dejo apoyado en la pared al lado del baston.

-Te dije que no salieses. ¿Te has mareado mientras caminabas?

Recuerdo que me habia mirado muy mal cuando dije que mandase a la mierda el asunto de su hermano, asi que supongo que en eso tampoco me va a hacer ni caso. Algo me huele un poco raro, como a alcohol, y me pregunto si es que ademas de estar convaleciente ha estado bebiendo en plan autodestructivo. Frunzo mi ceño, mirando hacia abajo cuando el otro quita las vendas de Vor. Sin embargo me puede la preocupacion al mal genio en este caso, e intercambio una mirada con Roäc. Es breve pero creo que dice bastante. Entonces recuerdo que sigo enfadado con él y dejo de mirarlo.

Me explicó un poco sus planes: Cambiar vendas y curar. Yo lo miré con los ojos un poco atentos. Y no me pasó desapercibido que apoyara su mano sobre la mía. No se la cogí a mala leche, si no… Que asentí, como si estuviera afirmando alguna cosa. Aquel gesto me tranquilizó, y no sé porqué. Se puso a coger las vendas de mi bolsa que siquiera recordaba haber cogido. Pensé en que las que llevaba justamente debían haber salido de allí. ¿Cómo las había encontrado? ¿Se había fijado? ¿Cosa de Zer’tath? Seguía este completamente inmóvil. Se había quedado ahí contra la pared, como si fuera un palo conveniente.

Me dijo que beber no fue una buena idea. Yo fruncí el ceño. Aún echaba todo pestazo. Los cristales estaban ahí, torpemente escondidos. Era la primera vez que me ponía yo a beber por mi cuenta, solo. Por mi propio pie. No sabía como sentirme sobre eso. -Bebí porque no me encontraba bien. Esperaba poder desviar un poco la cabeza…- Le respondí con aire un poco ausente, pensativo. Entonces Dyos. Me intenté cubrir un poco con el otro brazo mientras escuchaba su escueta bronca.

-¡No podía estarme ahí quieto, Dyos!- Había hecho al menos treinta puñeteras grullas y había acabado un saquito pequeño de lana, en el que iba a poner cosas interesantes que fuera recolectando. -Me he mareado, sí. Y me he caído. Aquí estoy. Quería tomar el aire, me está estresando tanta cueva de mala muerte.- Aquella base ya dejaba de ser un lugar acogedor. Y era una sencilla y puñetera cueva.

Roäc no sé exactamente qué mascullaba, pero parecía que habían discutido. -¿No habéis conseguido arreglar nada?- Intercambiaron ambos una mirada como un tanto significativa. Yo traté de hacerme el loco, como si no hubiera visto aquel gesto. Me pidió el pajarraco que me apartara de la pared y yo, con mucho cuidado, me moví. No me llegué a levantar. No me quité el abrigo porque ya de tener todo el pecho al aire me estaba congelando muy mucho. Y me daba vergüenza ir tan despelotado. Eché una mirada así como indirecta al drow como indicándole que no mirara.

Tras mucho acopio de valor me quité la mano de encima para que pudiera liar en paz. Me miré la herida. Yo eso debía poder curarlo. Aunque estaba seguro de que lograría ponerme mejor el tajo si lograba hacer algo como el día anterior, que él había atribuído al anillo. Tenía ganas de probarlo… Pero por otra parte sabía que era muy peligroso ponerme a practicar aquellas cosas. -Creo que estoy algo mejor ahora. Igual solo necesitaba hablar.- Con los mofletes un poco afirmado, suspiré. -No me gusta quedarme solo…- “Porque cuando estaba con Osten, realmente jamás lo estuve”.

Creo que lo echaba a faltar a raíz de haber recordado todo lo que intentaron hacerme olvidar. Que Osten dejara de ser “Él” en mis pensamientos había sido un primer paso. Regresar al zulo, ver a mi padre, había avivado las llamas. Y Roäc me recordaba a él, lejanamente. Por eso quería pedirle algo, pero por otra parte, me daba bastante vergüenza. Pero todo aquello contribuía a que aumentara aquella desesperación mía, el no poder dejar de pensar en él, que todos mis pensamientos acabaran pensando en las dos sílabas que componían su nombre. Echaba en falta poder despersonificarlo, llamarlo “Él” de nuevo, como un concepto y no una persona.

-Y ese brebaje te ha despejao la cabeza? Yo diria que lo ha dejao to peor.

Llega entonces Dyospiros a nuestra posicion, pero yo estoy muy entretenido en canalizar energia de sanacion hacia las heridas de Vor'kalth. Esta vez se manifiesta con un aura verdosa. Y sin duda siento la intervencion magica de aquel anillo. La energia recorre mis brazos para fugarse por mis manos como un cosquilleante torrente cálido. La pregunta de que si no hemos conseguido arreglar nada me obliga a responder con un gesto negativo.

-Aun no

Sigo siendo optimista. Me incorporo y cuando Vor me deja, lio las vendas alrededor de su pecho, con firmeza pero sin apretar. Capto la mirada de Dyospiros y mis ojos responden "lo se". Pese a todo, pese al cabreo o lo que fuera, innegablemente nos entendíamos. Ya podria el decir misa pero es lo que hay.

Cuando lo he terminado de vendar, dejo que baje su jersey y se recoloque su abrigo. Lo ayudo a ponerse en pie, cargando su saco sobre mi hombro. Miro a Dyospiros y dibujo mi clasica sonrisa de "me la pela!" mezclada con "hoy es un maravilloso dia para vivirlo". -Pues ya lo he curado un poco mas. Y como me dijiste que luego hiciese lo que me da la gana, lo que me da la gana es quedarme por aqui.

Él comenta entonces que bueno, que lo dicho, lo que me de la gana a mi. Luego de rascarse la oreja menciona que ha oido algo de un par de renegados cuando salia para acá. De que estaban organizando algo contra el ejército y de que el queria ir a enterarse de que estaban hablando. ¿Ya queria meterse en lios otra vez el culo inquieto este? Ni se me pasa por la cabeza decirle a Vor que se vaya a descansar, porque no va a hacerlo .Por el contrario, nos vamos los dos con el drow, camino a aquella sala de reuniones, en la que veriamos (yo por mi parte seguro que si) muchas caras nuevas, y oiriamos muchas cosas que no sabria como calificar.

Estuve vagando por varios días desde que llegue a Londres y por suerte siempre estuve tranquila sin problemas, pero necesitaba asentarme en un lugar ya que si me llegan a encontrar no sera nada bonito enfrentarse los y más a esas maquinas de las que he podido averiguar un poco más. Así que con la poca información que pude obtener de los renegados y su ubicación no me quedo otra que usar mis alas para desplazarme mas rápido.
"Sospecho que es este el lugar".
-Woow, que tranquilo que es- aprovecho a ponerme el saco para ocultar mis alas y no estar arrastrándolas por su tamaño -mira esas columnas, habrá que tener cuidado sino este lugar se caerá- sigo observando el lugar.
Comencé a caminar para observar el lugar, ya que por su arquitectura y por los daños me llamaron mucho la atención.

No tardo demasiados minutos en recorrer la base subterránea, llegando a los pocos minutos a las escaleras que van hacia la superficie de la zona. Asciendo por los peldaños de piedra, empinados y algo desgastados por el uso, por lo que hay que tener cuidado. Podría haberme desaparecido para reaparecer en la superficie directamente, pero así me encontraré a la gente (si es que han llegado ya) justo al salir. Termino de subir por fin, quedando con el techo de piedra justo rozando mi cabeza. Presiono entonces unas piedras concretas para que la entrada se abra, haciendo que se corra la pesada losa del suelo del derruido edificio.

A simple vista parece que no hay nadie, así que tengo la sensación de haber subido para nada. Camino por la zona de la nave central del edificio, con intenciones de ir hacia la salida, por si acaso estuviesen fuera todavía. Puede que desconozcan el lugar de entrada exacto. Me percato entonces de que hay alguien más por allí, una muchacha que había visto en otra ocasión, en una de mis incursiones por el bosque. Había cruzado apenas un par de palabras con ella, pero le comenté lo que se hacía en la base de los renegados, por si quería conocernos un poco mejor. Puede que ese sea el motivo por el cual ha venido hasta aquí. Me acerco hasta ella despacio para no asustarla, saludando con una sonrisa amable. - Entonces...¿Te convenció eso de venir a conocer el lugar en el que vivimos? - de no haberme dado buena espina no le habría dicho nada. Pero claro, para mí tampoco es muy difícil que me caiga alguien bien. Suelo llevarme bien con casi todo el mundo, a no ser que tengan intenciones crueles, como otras personas con las que me he cruzado en el pasado. Seguro que en el fondo tenían un motivo, o eran unos pobres inadaptados o solitarios, quién sabe.

Observe el lugar por varios minutos, mientras una brisa fresca y tranquila entraba y tocaba mi rostro, notaba cada detalle de las paredes, del piso y del techo. Destruido y dañado, pero a la vez lleno de historia y conocimiento que necesitaba y que quería. No podía evitar sonreír de alegría, ya que estaba muy tranquilo, el día y el viento, estaba muy tranquila, el lugar me daba una sensación de tranquilidad.
"Este lugar sera perfecto para meditar".
Pensaba mientras buscaba un lugar para sentarme en alguna sombra para que no me diera mucho la luz, ya que hacia un poco de calor. Y de pronto escucho una voz familiar, me di vuelta y vi aquella joven que conocí en el bosque un día mientras paseaba, al verla no pude evitar sonreír, estaba muy feliz por verla.
-Claro que sí- dije con alegría mientras me acerque a la joven -no sabia si este era el lugar correcto, pero tenias razón-.
Alce mi vista hacia el techo nuevamente.
"Quiero conocerlo todo, la curiosidad me esta matando".

Luego baje mi vista hacia la joven que me miraba, cuando toque mi estomago y este estaba rugiendo, agache mi cabeza haciendo un gesto y luego le dije a la joven -disculpa que te moleste- me miro atentamente y le pregunte -¿pero no tendrás algo para comer?-.

Al acercarme dudo por un segundo si se acordará de mi o no, ya que la conversación fue bastante breve, y creo que ni nos dijimos los nombres. No que yo recuerde, sólo le hablé de este lugar como un refugio seguro. Los gestos y la respuesta cordial de la muchacha me hacen pensar que no me he equivocado indicándole que viniese hasta aquí. En ocasiones peco de ser demasiado inocente, o eso me dicen, pero suelo ver el lado bueno que tienen casi todas las personas. También podría decirse que suelo tener cierta intuición, derivada de las primeras impresiones.

- Me alegra que hayas decidido venir para conocer a nuestro grupo y el lugar en el que vivimos. No recuerdo si nos presentamos, pero por si acaso...Mi nombre es Chloe, y vivo en esta base desde hace bastante tiempo. - también estaba la casa de mi padre, pero era menos segura y además actualmente está poco habitable. He vivido en este sitio mucho más de lo que desearía. - Así que puedo hacerte de guía. Es el mejor sitio si vienes buscando refugio y conocer a gente que te acoja. Normalmente suelen traerlos otros miembros de la base, y tal vez me riñan por meter a alguien sin permiso, pero me pareciste una persona de fiar y que necesita refugio.  - es cierto que a veces temían meter a gente porque había habido casos de traidores infiltrados, pero la mayoría de las veces no eran desconocidos, sino que no levantaron sospechas por ser personas cercanas a quienes los metieron. Con esta breve presentación hecha creo que ya puedo guiarla hacia la entrada secreta. Sonrío a la par que me giro para que me siga, quiero llevarla hasta la losa de piedra en el suelo, la que se abre para dejar paso a unas escaleras que conducen al subterráneo.

Vuelvo la cabeza un momento al escuchar el ruido de tripas rugiendo que proviene de ella, lástima que no lleve comida encima ahora mismo. - Pues encima no llevo nada, pero abajo puedo darte comida de las despensas que tenemos. No es gran cosa, pero te servirá para calmar el hambre. Ven...por aquí. - me agacho en el suelo, justo por donde salí antes. Presiono en un orden concreto las piedras del suelo, haciendo que la losa se mueva hacia un lado, dando paso a una oscura escalera que desciende hacia nuestra base. Todavía queda un pequeño tramo por recorrer antes de entrar a la base propiamente dicha, que se encuentra protegida tras una puerta con contraseña.