Recuerdo del primer mensaje :
Este edificio no ha resultado apenas dañado por la guerra al carecer de interés estratégico. Al exterior ofrece un aspecto elegante, aunque al interior tampoco defraudará. Las damas de compañía (también hay acompañantes masculinos) atenderán amorosamente a quienes entren aquí. Se asegura máxima discreción.
- Imagen de la entrada:
Le sonrió a Thalos, asintiendo, pues sabía a qué se refería cuando decía que le hacían gracia los elfos. Sobre todo las orejas le parecían divertidas, y siendo humano seguro que convivir con criaturas mágicas no había sido su fuerte por algún tiempo.- ...Y un tiempo después tuviste una criaturita con una bruja y ahora vas por el mundo con una dragona para restaurar la paz.- Pero que irónica era la vida de aquel hombre.
El hecho de que la alianza estuviera por aquellos lugares no le dejó tranquila. Y no estuvo tranquila hasta que llegaron a la habitación de su tío a puerta cerrada. Antes de eso, rió con diversión al ver que Thalos aprobaba su modo directo de pedir las cosas. Y le sacó la lengua cuando Thran creyó que buscaban drogas.- Sé que Thalos tiene pinta, pero me parece que no se droga.- Aclaró con tranquilidad cuando él parecía ligeramente alterado. Al final, se sonrojó tímidamente ante la ocurrencia de su tío de que los dragones eran suyos. Ya tendría la opción de desmentirse después, pues ella solo los había encontrado por ahí. Si supieran ambos que tenía cerca de un lustro sin tener nada de nada... no estarían todos los adultos preguntando de donde salían los dragones que ella había encontrado.
Mientras Thalos comenzaba a desvelar su plan ante su tío, se tomó un momento para cerrar la puerta con llave y pegar la oreja a la pared, por si escuchaba algo del alboroto de afuera. Aunque no parecía nada que no fuera común, si que le llamaba la atención que tantas chicas bajaran a la vez. Se despegó de la puerta después de un rato tranquilo, dirigiéndose a la cama para colocar la mochila con los dragones encima. No se dio cuenta hasta que se sentó, pero aquella cama sí que era mejor de las que había utilizado en las posaduchas. Aún cuando la habitación tenía un tamaño similar, la decoración lo era todo.
Se recostó en la cama, tomándose un rato para probas las almohadas y las cobijas, que eran tan suaves como lo había pensado en su momento. Secó la moneda de su bolsillo, un tanto atenta a la conversación y otro tanto a releer el mensaje en la moneda mientras se remoloneaba. Comenzó a teclear en la moneda. Cuando se arrepentía, borraba e iniciaba de nuevo. Al final, pensó mucho antes de enviar el mensaje. Al menos ya no estaba molesta con Reiv y podía ver con algo más de claridad.
"Estoy con Thalos. Haciendo un favor. Puedes venir si quieres. Me alegra que sigan en pie las celebraciones."
Y tras aquello, guardó la moneda en el bolsillo y se levantó para quedar sentada en la cama, con una pierna debajo del cuerpo.- ¿Sabes, tío, de alguien que tenga lo que estamos buscando? Supongo que Thalos tendrá una idea, pero no va de más tener dos opciones.
El hecho de que la alianza estuviera por aquellos lugares no le dejó tranquila. Y no estuvo tranquila hasta que llegaron a la habitación de su tío a puerta cerrada. Antes de eso, rió con diversión al ver que Thalos aprobaba su modo directo de pedir las cosas. Y le sacó la lengua cuando Thran creyó que buscaban drogas.- Sé que Thalos tiene pinta, pero me parece que no se droga.- Aclaró con tranquilidad cuando él parecía ligeramente alterado. Al final, se sonrojó tímidamente ante la ocurrencia de su tío de que los dragones eran suyos. Ya tendría la opción de desmentirse después, pues ella solo los había encontrado por ahí. Si supieran ambos que tenía cerca de un lustro sin tener nada de nada... no estarían todos los adultos preguntando de donde salían los dragones que ella había encontrado.
Mientras Thalos comenzaba a desvelar su plan ante su tío, se tomó un momento para cerrar la puerta con llave y pegar la oreja a la pared, por si escuchaba algo del alboroto de afuera. Aunque no parecía nada que no fuera común, si que le llamaba la atención que tantas chicas bajaran a la vez. Se despegó de la puerta después de un rato tranquilo, dirigiéndose a la cama para colocar la mochila con los dragones encima. No se dio cuenta hasta que se sentó, pero aquella cama sí que era mejor de las que había utilizado en las posaduchas. Aún cuando la habitación tenía un tamaño similar, la decoración lo era todo.
Se recostó en la cama, tomándose un rato para probas las almohadas y las cobijas, que eran tan suaves como lo había pensado en su momento. Secó la moneda de su bolsillo, un tanto atenta a la conversación y otro tanto a releer el mensaje en la moneda mientras se remoloneaba. Comenzó a teclear en la moneda. Cuando se arrepentía, borraba e iniciaba de nuevo. Al final, pensó mucho antes de enviar el mensaje. Al menos ya no estaba molesta con Reiv y podía ver con algo más de claridad.
"Estoy con Thalos. Haciendo un favor. Puedes venir si quieres. Me alegra que sigan en pie las celebraciones."
Y tras aquello, guardó la moneda en el bolsillo y se levantó para quedar sentada en la cama, con una pierna debajo del cuerpo.- ¿Sabes, tío, de alguien que tenga lo que estamos buscando? Supongo que Thalos tendrá una idea, pero no va de más tener dos opciones.
Una vez arriba, la conversación de abajo no tenía ya importancia. Después de decir "quiero atentar contra la Alianza" todo el resto soñaba a niñerías.
¿Me están diciendo que quieres, Juliet, el dinero que te dejaron tus padres para financiar un atentado? - Aún cuando mi rostro no lo parecía, no podía estar más orgulloso de mi dragoncita. Y viéndola recostada en la cama no pude evitar que mi orgullo se fundiera en otros pensamientos menos paternales.
Caminé despacio hasta el ropero, donde una caja fuerte bastante rústica se encontraba oculta debajo de un par de abrigos. La abrí con una combinación intrincada y saqué de su interior otra caja, que llevé conmigo hasta mi escritorio, donde me senté, dejando también mi saco de la recompensa en el club de la pelea.
- No sé si tengo tanto como para un atentado gigante. No aquí. Pero puedo conseguirlo en un par de días.- Murmuré, sacando un cigarro del bolsillo de la camisa y encendiéndolo con un mechero que se encontraba en uno de los cajones del escritorio. Tomé una calada profunda, observando al moreno. No parecía que fuera una estafa. Tenía la sensación de que el dinero si sería para un atentado violento. Y aunque no me gustaba la violencia, sí aceptaba que otros la ejercieran si era contra algo que no debía existir, como la Alianza.
Sé de alguien, pero no es de mi entera confianza, Juliet. Si no tienen otro proveedor, quizás podrían usar a alguien que no les conozca de antemano.- Aconsejé, sacando una llave de mi pantalón para abrir la caja que había puesto en el escritorio, volteándola para con Thalos y abriéndola. Si aquello me lo gastaba en chicas, seguro se iba en un par de días, pero podía comprar más que eso. Saqué un par de fajos. Serían algunos miles. Lo mejor era que lo contaran y vieran cuanto les faltaría.- ¿Qué van a atacar? Los edificios de la Alianza son difíciles, sobre todo porque están muy vigilados.
¿Me están diciendo que quieres, Juliet, el dinero que te dejaron tus padres para financiar un atentado? - Aún cuando mi rostro no lo parecía, no podía estar más orgulloso de mi dragoncita. Y viéndola recostada en la cama no pude evitar que mi orgullo se fundiera en otros pensamientos menos paternales.
Caminé despacio hasta el ropero, donde una caja fuerte bastante rústica se encontraba oculta debajo de un par de abrigos. La abrí con una combinación intrincada y saqué de su interior otra caja, que llevé conmigo hasta mi escritorio, donde me senté, dejando también mi saco de la recompensa en el club de la pelea.
- No sé si tengo tanto como para un atentado gigante. No aquí. Pero puedo conseguirlo en un par de días.- Murmuré, sacando un cigarro del bolsillo de la camisa y encendiéndolo con un mechero que se encontraba en uno de los cajones del escritorio. Tomé una calada profunda, observando al moreno. No parecía que fuera una estafa. Tenía la sensación de que el dinero si sería para un atentado violento. Y aunque no me gustaba la violencia, sí aceptaba que otros la ejercieran si era contra algo que no debía existir, como la Alianza.
Sé de alguien, pero no es de mi entera confianza, Juliet. Si no tienen otro proveedor, quizás podrían usar a alguien que no les conozca de antemano.- Aconsejé, sacando una llave de mi pantalón para abrir la caja que había puesto en el escritorio, volteándola para con Thalos y abriéndola. Si aquello me lo gastaba en chicas, seguro se iba en un par de días, pero podía comprar más que eso. Saqué un par de fajos. Serían algunos miles. Lo mejor era que lo contaran y vieran cuanto les faltaría.- ¿Qué van a atacar? Los edificios de la Alianza son difíciles, sobre todo porque están muy vigilados.
-Mas o menos. - respondí a Juliet sobre su modo de terminar mi historia, porque habia dado en el clavo en algunas cosas pero no todas, ya que Erika realmente era una Soul Reaper, y nuestra criaturita tenía la extraña habilidad de convertirse en un minidragón. Pero viendo a aquellos que Juliet ponía en la cama, y pensando en las palabras de Thranduil, me retraí a la conversacion aquella en la que le eché en cara a la Malfoy que dicha criaturita no fuese mia, precisamente por aquella rara habilidad. Y sí, digamos que ahí se había terminado el asunto. Hice una mueca, seguía encontrándome confuso respecto a aquel asunto.
-Juro solemnemente que las unicas drogas que busco son el alcohol y el tabaco. - puse brevemente mi mano sobre el corazon y con la otra mostré la palma alzandola un poco para hacer mas veridico mi juramento a la pelirroja.
Thranduil pareció alarmado con aquello de pedir el dinero para financiar un atentado contra la Alianza, pero al verlo ir a sacar una cajita del armario, pensé que quizá aquella supuesta indignacion no lo habia sido tanto. ¿El dinero que le dejaron en herencia? Eso si que era interesante. Si de verdad era asi, que me estuviese ayudando era un buen punto a favor de ella.
-Si ese contacto del que hablas no es de fiar...puedo usar un intermediario. Tengo algunos contactos en China Town que estarán encantados de hacer de intermediarios por mi con tal de saber que eso va a servir para dañar a la Alianza. Y es gente con poco que perder ni que ganar, salvo....justicia.
Abrió la caja y sacó dos fajos, y yo solté un silbido por lo bajo. Con aquello, podría comprar temporizadores, detonadores a distancia, y una buena cantidad de explosivos bien potentes. Miré a Juliet que estaba tirada en la cama en actitud mas relajada y sonreí de lado.
-Bueno...creo que con lo que Thranduil tiene aquí nos da para elegir varios puntos. Yo habia pensado en sus vehículos, los de los tres jefazos. Suelen ser más vulnerables, mas directos. Pensar en meter algo dentro de un edificio de la Alianza pasaría por contar con alguien ahi adentro, cosa que ...no tenemos. Eso o un dron de vigilancia de los que utilizan ellos.
-Juro solemnemente que las unicas drogas que busco son el alcohol y el tabaco. - puse brevemente mi mano sobre el corazon y con la otra mostré la palma alzandola un poco para hacer mas veridico mi juramento a la pelirroja.
Thranduil pareció alarmado con aquello de pedir el dinero para financiar un atentado contra la Alianza, pero al verlo ir a sacar una cajita del armario, pensé que quizá aquella supuesta indignacion no lo habia sido tanto. ¿El dinero que le dejaron en herencia? Eso si que era interesante. Si de verdad era asi, que me estuviese ayudando era un buen punto a favor de ella.
-Si ese contacto del que hablas no es de fiar...puedo usar un intermediario. Tengo algunos contactos en China Town que estarán encantados de hacer de intermediarios por mi con tal de saber que eso va a servir para dañar a la Alianza. Y es gente con poco que perder ni que ganar, salvo....justicia.
Abrió la caja y sacó dos fajos, y yo solté un silbido por lo bajo. Con aquello, podría comprar temporizadores, detonadores a distancia, y una buena cantidad de explosivos bien potentes. Miré a Juliet que estaba tirada en la cama en actitud mas relajada y sonreí de lado.
-Bueno...creo que con lo que Thranduil tiene aquí nos da para elegir varios puntos. Yo habia pensado en sus vehículos, los de los tres jefazos. Suelen ser más vulnerables, mas directos. Pensar en meter algo dentro de un edificio de la Alianza pasaría por contar con alguien ahi adentro, cosa que ...no tenemos. Eso o un dron de vigilancia de los que utilizan ellos.
Éamon O'Connell
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Quedo completamente solo en la habitación que he alquilado tras la marcha de todas las concubinas, que se van cotilleando y murmurando cosas por lo bajo. Las mando al infierno antes de que abandonen la habitación, no quiero cuchicheos cuando estoy de mal humor. Podría haber pasado aquí unas cuantas horas más de no ser porque el mensaje del Wilhelm me ha cortado el rollo. Espero que estén detrás de ese dragón y de ese androide, que los recuperen y no haya escándalos para la Alianza. Necesitamos mantener alto nuestro índice de popularidad para que nos sigan apoyando, aunque hayamos obviado el hecho de que se deberían celebrar elecciones, todo por el bien del pueblo, por la paz y su seguridad. Esbozo una risa irónica por este pensamiento, pues es un argumento completamente inválido, una simple excusa para tener cada vez más y más poder. Hacerles ver que somos los únicos que pueden mantenerlos a salvo del horror mágico es el modo que tenemos para que permanezcan fieles y temerosos. Mientras los mantengamos atontados y asustados todo irá bien. Los renegados son un virus muy contagioso que les hace plantearse las cosas, que puede haber otros puntos de vista. No nos conviene que dejen de verlos como terroristas, cosa que tampoco es completamente falsa.
Reflexiono sobre todos estos asuntos mientras me enciendo un cigarro, tirándome sobre la cama completamente desnudo. Doy varias caladas largas al principio, fumando con calma mientras se me va pasando un poco el mal humor anterior. No soy de reacciones desproporcionadas ante contratiempos, pero sí es cierto que me irritan ciertas cosas, como la incompetencia de los trabajadores o las rebeliones de seres inferiores. Termino de fumarme el cigarro, arrojando la colilla al suelo. Después me doy una ducha y comienzo a vestirme, pensando que ya es hora de abandonar este sitio y volver al trabajo. Doy varias órdenes a mis subordinados, mandando mensajes en los que pido que redoblen la vigilancia con los centinelas en las calles de Londres, en los alrededores y en cualquier lugar de la maldita Inglaterra. También pido que comiencen ya a traer sujetos para experimentar, para poder iniciar el proyecto que me dijo Andreas que pondrían en marcha. Si ese estúpido mago intenta algo no tardaremos en eliminarlo, está bastante solo. Salgo de la habitación tras recoger mis cosas, comenzando a bajar las escaleras con parsimonia. Me agrada este sitio, aunque sea hipócrita por mi parte aceptar acostarme tanto con mujeres de sangre no mágica como con mujeres de sangre mágica. Mientras no parezcan aberraciones con aderezos extraños me da lo mismo. Bajo a la recepción, efectuando el pago por los servicios disfrutados. También quiero algo de información, que este es un buen lugar para eso. Son discretas, pero alguna que otra siempre se dejará sobornar.
- Dime...¿sabes si frecuentan este sitio personajes de cierta relevancia para los renegados? - pregunto con mi mejor sonrisa a una de las chicas con las que estuve en una ocasión anterior, dejando un par de importantes billetes ante ella.
- Sabes que este local permanece a salvo porque a nosotros nos interesa, porque aunque no tenga interés estratégico puedo destruirlo si algo de lo que aquí sucede me disgusta. Lo sabes, ¿verdad? vamos a llevarnos bien...
Reflexiono sobre todos estos asuntos mientras me enciendo un cigarro, tirándome sobre la cama completamente desnudo. Doy varias caladas largas al principio, fumando con calma mientras se me va pasando un poco el mal humor anterior. No soy de reacciones desproporcionadas ante contratiempos, pero sí es cierto que me irritan ciertas cosas, como la incompetencia de los trabajadores o las rebeliones de seres inferiores. Termino de fumarme el cigarro, arrojando la colilla al suelo. Después me doy una ducha y comienzo a vestirme, pensando que ya es hora de abandonar este sitio y volver al trabajo. Doy varias órdenes a mis subordinados, mandando mensajes en los que pido que redoblen la vigilancia con los centinelas en las calles de Londres, en los alrededores y en cualquier lugar de la maldita Inglaterra. También pido que comiencen ya a traer sujetos para experimentar, para poder iniciar el proyecto que me dijo Andreas que pondrían en marcha. Si ese estúpido mago intenta algo no tardaremos en eliminarlo, está bastante solo. Salgo de la habitación tras recoger mis cosas, comenzando a bajar las escaleras con parsimonia. Me agrada este sitio, aunque sea hipócrita por mi parte aceptar acostarme tanto con mujeres de sangre no mágica como con mujeres de sangre mágica. Mientras no parezcan aberraciones con aderezos extraños me da lo mismo. Bajo a la recepción, efectuando el pago por los servicios disfrutados. También quiero algo de información, que este es un buen lugar para eso. Son discretas, pero alguna que otra siempre se dejará sobornar.
- Dime...¿sabes si frecuentan este sitio personajes de cierta relevancia para los renegados? - pregunto con mi mejor sonrisa a una de las chicas con las que estuve en una ocasión anterior, dejando un par de importantes billetes ante ella.
- Sabes que este local permanece a salvo porque a nosotros nos interesa, porque aunque no tenga interés estratégico puedo destruirlo si algo de lo que aquí sucede me disgusta. Lo sabes, ¿verdad? vamos a llevarnos bien...
Asintió suavemente a la escueta respuesta de Thalos. Claramente había dado en un blanco que él probablemente no quería tocar, como lo era todo lo que se relacionaba remotamente con Erika, la pelirroja a la que había querido en otros tiempos.
Su juramento, de tan solemne que era, alcanzó a sacarle una sonrisa que trató de ocultar. Sin embargo, aquellas pláticas de dinero y poder le extrañaban muchísimo más que cualquier cosa.- ¿Dinero? ¿Me dejaron dinero? ¿P-Por qué? Ellos sabían que yo no estaba aquí.- Aclaró frunciendo ligeramente el ceño. No podía negar que aquello le sorprendía demasiado, sobre todo porque aún no había escuchado nada del paradero de sus padres.
Y aunque no era momento de preocuparse por eso, sí que le caía como balde de agua fría el hecho de no saber donde estaban. Se levantó de la cama, acercándose a Thalos para ver el dinero. Creyó haber sido millonaria con lo que le había dado su tío el día anterior, y en realidad solo era una pequeña parte de lo que mostraba en ese momento. El silbido de Thalos le confirmó que aquella cantidad parecía lo suficientemente grande para lo que se necesitaba.
También pudimos comprar comida para los que la necesitan, pero c´est la guerre...- Murmuró encogiéndose un poco ante la escena que Thalos planteaba. Si los automóviles sonaban complicados, un edificio de la alianza sonaba aún más peligroso. Sobre todo porque Thalos quería hacerlo solo. Ya le había dejado claro en el bar que lo que necesitaba eran los materiales y desvincularse de los mágicos para hacerlo real. Aunado a eso, ella no había visto una bomba en su vida.- Tio...- Murmuró en un susurro, pensando cosas que quizás no le agradarían al moreno.- ¿Sabes hacer bombas?
Su juramento, de tan solemne que era, alcanzó a sacarle una sonrisa que trató de ocultar. Sin embargo, aquellas pláticas de dinero y poder le extrañaban muchísimo más que cualquier cosa.- ¿Dinero? ¿Me dejaron dinero? ¿P-Por qué? Ellos sabían que yo no estaba aquí.- Aclaró frunciendo ligeramente el ceño. No podía negar que aquello le sorprendía demasiado, sobre todo porque aún no había escuchado nada del paradero de sus padres.
Y aunque no era momento de preocuparse por eso, sí que le caía como balde de agua fría el hecho de no saber donde estaban. Se levantó de la cama, acercándose a Thalos para ver el dinero. Creyó haber sido millonaria con lo que le había dado su tío el día anterior, y en realidad solo era una pequeña parte de lo que mostraba en ese momento. El silbido de Thalos le confirmó que aquella cantidad parecía lo suficientemente grande para lo que se necesitaba.
También pudimos comprar comida para los que la necesitan, pero c´est la guerre...- Murmuró encogiéndose un poco ante la escena que Thalos planteaba. Si los automóviles sonaban complicados, un edificio de la alianza sonaba aún más peligroso. Sobre todo porque Thalos quería hacerlo solo. Ya le había dejado claro en el bar que lo que necesitaba eran los materiales y desvincularse de los mágicos para hacerlo real. Aunado a eso, ella no había visto una bomba en su vida.- Tio...- Murmuró en un susurro, pensando cosas que quizás no le agradarían al moreno.- ¿Sabes hacer bombas?
Prefiero confiar en mí mismo que en todos los vendedores de pirotecnia del barrio chino.- Aclaré, pensando si había alguien que estuviera lo suficientemente loco como para hacer algo en contra de la Alianza.- Creo que sería mejor usar tus intermediarios. Siempre y cuando confíes en que los pájaros no van a cantar en caso de que los enjaulen.- Puntualicé. Los métodos de tortura se habían hecho más cautelosos desde la edad media, y también más secretos, por lo que era más difícil guardar las palabras.
Tomé la caja y la guardé en uno de los cajones del escritorio, dejando fuera el dinero para después meterlo en el saco donde traía el premio de las peleas de las que recién llegaba.
Arqueé una ceja al ver clara la línea de pensamiento de Juliet. Sonreí de lado y me pasé una mano por la cabeza a modo de duda.- Tengo un tiempo sin utilizarlos. Lo mío es el arco, cariño. Aunque a veces es bueno desempolvarse un poco.
Me encogí de hombros y entregué el morral con el dinero, dejándolo sobre la mesa. Esperando a que ellos solos tomaran sus decisiones. Que venía después, solo ellos lo sabían.
Tomé la caja y la guardé en uno de los cajones del escritorio, dejando fuera el dinero para después meterlo en el saco donde traía el premio de las peleas de las que recién llegaba.
Arqueé una ceja al ver clara la línea de pensamiento de Juliet. Sonreí de lado y me pasé una mano por la cabeza a modo de duda.- Tengo un tiempo sin utilizarlos. Lo mío es el arco, cariño. Aunque a veces es bueno desempolvarse un poco.
Me encogí de hombros y entregué el morral con el dinero, dejándolo sobre la mesa. Esperando a que ellos solos tomaran sus decisiones. Que venía después, solo ellos lo sabían.
-Eh, Juliet, si este dinero te lo dejaron tus padres...igual deberias pensartelo. Lo usaré SI y solo SI tengo tu total y absoluto consentimiento. No voy a opinar mal porque cambies de opinion. -lo decía en serio. Habia visto su duda en cuanto se enteró de que aquello se lo habian dejado en herencia, porque parecia que no lo sabia y se acababa de enterar. Era cierto, no iba a molestarme si cambiaba de idea. Puse el fajo de billetes delante de ella cuando se habia acercado a comprobarlo con sus propios ojos, como extendiendoselo. La ultima decision era de ella.
Coincidí en pensamiento con aquello de que ese mismo dinero se habria podido destinar a alimentos, y sabia que Johan era probable que de saberlo, pensase igual, pero ahora...no iba a echarme atrás.
La miré extrañado cuando preguntó a su ...¿tio? era su tio? Si sabia de bombas, Que podia saber un elfo de bombas?
-No confío tanto en ellos. Pero...creo que puedo crear una cadena lo suficientemente larga como para que les cueste realmente llegar hasta mi.
"aunque tambien es cierto que cuantos mas eslabones, mas debil la cadena. La cosa está así: o lo lio lo suficiente para que sea dificil señalarme, o lo hago yo personalmente...y eso seria vincular demasiado a los renegados, por muy no mágico que sea yo"
Thranduil respondió algo que hizo me picara el gusano de la curiosidad.
-Como es que un elfo conoce algo de explosivos? Tu...sobrina no sabe aun lo que es internet. - confiaba en que él sí. -No sé si te ha lanzado una indirecta para que me ayudes en algo más. - sonreí de lado hacia la dragona, aproximandome a la puerta. Por mi, el plan acababa de comenzar. -Thranduil, no? Solo por dejar claro algo. En caso de que Juliet consienta... esto me deja en alguna clase de deuda contigo? - estreché mi ojo, mirándolo. Siempre era bueno dejar claros los términos de un negocio.
Coincidí en pensamiento con aquello de que ese mismo dinero se habria podido destinar a alimentos, y sabia que Johan era probable que de saberlo, pensase igual, pero ahora...no iba a echarme atrás.
La miré extrañado cuando preguntó a su ...¿tio? era su tio? Si sabia de bombas, Que podia saber un elfo de bombas?
-No confío tanto en ellos. Pero...creo que puedo crear una cadena lo suficientemente larga como para que les cueste realmente llegar hasta mi.
"aunque tambien es cierto que cuantos mas eslabones, mas debil la cadena. La cosa está así: o lo lio lo suficiente para que sea dificil señalarme, o lo hago yo personalmente...y eso seria vincular demasiado a los renegados, por muy no mágico que sea yo"
Thranduil respondió algo que hizo me picara el gusano de la curiosidad.
-Como es que un elfo conoce algo de explosivos? Tu...sobrina no sabe aun lo que es internet. - confiaba en que él sí. -No sé si te ha lanzado una indirecta para que me ayudes en algo más. - sonreí de lado hacia la dragona, aproximandome a la puerta. Por mi, el plan acababa de comenzar. -Thranduil, no? Solo por dejar claro algo. En caso de que Juliet consienta... esto me deja en alguna clase de deuda contigo? - estreché mi ojo, mirándolo. Siempre era bueno dejar claros los términos de un negocio.
El hecho de que sus padres hubiesen dejado dinero, por si solo, significaba que no se habían dado por vencidos aún cuando ellos mismos se habían alejado de Londres. Y quizás, solo quizás, si era verdad, Thranduil sería bueno para confiar.
Las tonterías de Thalos le distrajeron y le hicieron rodar los ojos. Tampoco es como que fuera a acabar con el hambre con un par de miles. El mejor intento de hacerlo sería acabar con la guerra.- ¿Y qué más voy a hacer con el? Solo asegúrate de que el plan funcione y de que no logren rastrearnos.- Murmuró, segura de la decisión, quitándole el fajo de billetes que tan sensualmente le presentaba frente a la cara. Lo metió a la bolsa y se la entregó mientras pensaba que Había que terminar con la guerra de una vez por todas, y si no era por medio de la paz, tendría que ser por medio de una violencia certera y bien planeada.
Entonces haz eso, anuda las cosas. Que todo esté enredado y no apunte a nosotros. Suena a un buen plan.- Murmuró. Aunque sabía que la Alianza debía tener muchas maneras de echar a perder los planes. Levantó el rostro y regresó de sus pensamientos cuando Thalos le acusó de no saber que era el internet.- Te aseguro que no haz visto un dragón enojado, Thalos.- Murmuró en voz baja, de manera amenazadora, aunque en realidad sabía bien que se estaba metiendo un poco con él. Le agradaba poder bromear cuando podía convertirse y comérselos de un bocado.
Se acercó y tomó la mochila con dragones de la cama, colocándosela en el hombro. Después, solo quedó alistarse para salir de nuevo, respirando profundamente. No quería tener recuerdos desagradables, aún cuando parecía que el lugar era lo suficientemente legal.
Las tonterías de Thalos le distrajeron y le hicieron rodar los ojos. Tampoco es como que fuera a acabar con el hambre con un par de miles. El mejor intento de hacerlo sería acabar con la guerra.- ¿Y qué más voy a hacer con el? Solo asegúrate de que el plan funcione y de que no logren rastrearnos.- Murmuró, segura de la decisión, quitándole el fajo de billetes que tan sensualmente le presentaba frente a la cara. Lo metió a la bolsa y se la entregó mientras pensaba que Había que terminar con la guerra de una vez por todas, y si no era por medio de la paz, tendría que ser por medio de una violencia certera y bien planeada.
Entonces haz eso, anuda las cosas. Que todo esté enredado y no apunte a nosotros. Suena a un buen plan.- Murmuró. Aunque sabía que la Alianza debía tener muchas maneras de echar a perder los planes. Levantó el rostro y regresó de sus pensamientos cuando Thalos le acusó de no saber que era el internet.- Te aseguro que no haz visto un dragón enojado, Thalos.- Murmuró en voz baja, de manera amenazadora, aunque en realidad sabía bien que se estaba metiendo un poco con él. Le agradaba poder bromear cuando podía convertirse y comérselos de un bocado.
Se acercó y tomó la mochila con dragones de la cama, colocándosela en el hombro. Después, solo quedó alistarse para salir de nuevo, respirando profundamente. No quería tener recuerdos desagradables, aún cuando parecía que el lugar era lo suficientemente legal.
-Yo que sé, comprarte un casino? Abrillantador de escamas? - encogí mis hombros por su pregunta sobre que mas podria hacer con el dinero, ella me cogió el fajo de billetes y lo metió en un saco de tela que luego me entregó con decision y algo de brusquedad. Lo tomé y lo guardé en un bolsillo interior de mi cazadora, dandole algunos golpecitos luego en la solapa exterior como indicando que estaria a buen recaudo.
-Descuida. Armaré una buena red con los de China Town... tanto que al final no sepan quien puñetas les ha comprado los materiales para la fabricacion de bombas. Aunque luego necesitaré reclamar el ataque desde algun periodico clandestino o algo, en nombre de los humanos. Si no, lo acharán corriendo a los Renegados aunque no tenga pinta de serlo.
Pensé en aquel reportero que una vez nos ayudó, pero ese habia tenido que exiliarse. Aprovecharme de internet podia estar complicado, asi que tendría que estudiar aquello. A parte de China Town, me daría una vuelta por Jack the Ripper para extender algunos rumores sobre que unos civiles estaban planeando algo contra su gobierno....Juliet me sacó de mis pensamientos conspiranoicos con aquella pseudoamenaza. A lo que le respondí con una sonrisa ladeada...guardando silencio por unos instantes.
-¿Estás segura? - ahora que conocía la segunda naturaleza de los dragones como Juliet, o aquellos otros buenos como Mooshie, no estaba particularmente orgulloso de aquello que habia hecho hacia años.
Miré a Thranduil para agradecerle una vez mas. - Sea como sea, puedes quedarte tranquilo por tu colaboracion en esto. Creo que se me ha olvidado hasta el nombre de mi proveedor, fijate lo que te digo...
Bromee con aquello y fui a la puerta donde Jul se habia detenido como si le costase volver al barullo de abajo. Abri la puerta por ella y salí delante, dandole un consejo.
-Toma aire varias veces y fija tus ojos en un horizonte imaginario delante de ti, luego solo es avanzar.
Dejé atrás la habitacion y bajé las escaleras. Ya no habia tanta gente transitandolas, las cosas parecian mas normales. Cuando estaba llegando a los ultimos escalones extendí mi vista por el salon, sin ver nada raro. Me metí entre la multitud, pensando que no teniamos por qué permanecer alli mas tiempo puesto que habia mucho trabajo. Pero conforme pasaba al lado de la barra, frente a mi a algunos metros y con varias parejas/grupos entre nosotros, vi un tipo elegantemente vestido, de cabelleras rubias. No es que lo conociera personalmente pero ....si por la prensa.
"Me cago en la puta. Pero si no es Eamon O'Connell...."
Me arrepentí de no tener las bombas preparadas ya. Su vehículo debia estar a la entrada. Lo que si era, era una oportunidad perfecta de quedarme con su matricula, o..... recordé que Juliet si que habia estado en aquella reunion que se celebró con los dirigentes. Si la veia aqui, reconoceria su rostro. No tenia por qué pasar nada, pero habian dado por rota la tregua...dudaba que fuese un encuentro amable. Me giré con toda la naturalidad que pude cambiando el sentido de la marcha para mirar hacia atrás y ver si Jul me seguia de cerca, indicandole con un gesto de mi cara que se volviese a la habitacion de su tío. Me ayudé discretamente de las manos para indicarle que ni se le ocurriese seguir avanzando hasta mi posicion, que se largase de alli pero por otra salida diferente.
-Descuida. Armaré una buena red con los de China Town... tanto que al final no sepan quien puñetas les ha comprado los materiales para la fabricacion de bombas. Aunque luego necesitaré reclamar el ataque desde algun periodico clandestino o algo, en nombre de los humanos. Si no, lo acharán corriendo a los Renegados aunque no tenga pinta de serlo.
Pensé en aquel reportero que una vez nos ayudó, pero ese habia tenido que exiliarse. Aprovecharme de internet podia estar complicado, asi que tendría que estudiar aquello. A parte de China Town, me daría una vuelta por Jack the Ripper para extender algunos rumores sobre que unos civiles estaban planeando algo contra su gobierno....Juliet me sacó de mis pensamientos conspiranoicos con aquella pseudoamenaza. A lo que le respondí con una sonrisa ladeada...guardando silencio por unos instantes.
-¿Estás segura? - ahora que conocía la segunda naturaleza de los dragones como Juliet, o aquellos otros buenos como Mooshie, no estaba particularmente orgulloso de aquello que habia hecho hacia años.
Miré a Thranduil para agradecerle una vez mas. - Sea como sea, puedes quedarte tranquilo por tu colaboracion en esto. Creo que se me ha olvidado hasta el nombre de mi proveedor, fijate lo que te digo...
Bromee con aquello y fui a la puerta donde Jul se habia detenido como si le costase volver al barullo de abajo. Abri la puerta por ella y salí delante, dandole un consejo.
-Toma aire varias veces y fija tus ojos en un horizonte imaginario delante de ti, luego solo es avanzar.
Dejé atrás la habitacion y bajé las escaleras. Ya no habia tanta gente transitandolas, las cosas parecian mas normales. Cuando estaba llegando a los ultimos escalones extendí mi vista por el salon, sin ver nada raro. Me metí entre la multitud, pensando que no teniamos por qué permanecer alli mas tiempo puesto que habia mucho trabajo. Pero conforme pasaba al lado de la barra, frente a mi a algunos metros y con varias parejas/grupos entre nosotros, vi un tipo elegantemente vestido, de cabelleras rubias. No es que lo conociera personalmente pero ....si por la prensa.
"Me cago en la puta. Pero si no es Eamon O'Connell...."
Me arrepentí de no tener las bombas preparadas ya. Su vehículo debia estar a la entrada. Lo que si era, era una oportunidad perfecta de quedarme con su matricula, o..... recordé que Juliet si que habia estado en aquella reunion que se celebró con los dirigentes. Si la veia aqui, reconoceria su rostro. No tenia por qué pasar nada, pero habian dado por rota la tregua...dudaba que fuese un encuentro amable. Me giré con toda la naturalidad que pude cambiando el sentido de la marcha para mirar hacia atrás y ver si Jul me seguia de cerca, indicandole con un gesto de mi cara que se volviese a la habitacion de su tío. Me ayudé discretamente de las manos para indicarle que ni se le ocurriese seguir avanzando hasta mi posicion, que se largase de alli pero por otra salida diferente.
Yo no necesito abrillantador de escamas.- Exclamó profundamente ofendida mientras se acercaban todos a la puerta. Al final, parecía que Thran había decidido apoyar a Thalos tal y como lo había pensado en su momento.
Parecía que todo estaba planeado. Y aunque no le gustaba la idea de dejarles solos, sabía que un elfo y un humano pasarían más desapercibidos en la ciudad de lo que un dragón podría. En esa ocasión, la ayuda sería mucho más perjudicial que benéfica.
Observó a Thalos cuando escuchó el consejo que Thalos tenía para ella. No estaba segura de si él sabría la razón por la que se sentía tan ansiosa, y esperaba que no tuviera ni idea, y solo le ponía aún más ansiosa que Thran se fuera con él. Tenía la mala costumbre de contar historias que no eran suyas para tratar de estrechar lazos, y él sabía todo. Por supuesto, malditos elfos super honestos que no les importa la privacidad.
Dejó a Thalos salir primero, esperando mientras a su tío que sacaba una capa del ropero para ponérsela. Le siguió a lo lejos. Sin preocuparse demasiado por la gente o por conversar. No tenía ganas. No ahora que leía recién el mensaje de Reiv. Comenzó a escribir, sin la timidez que había tenido la primera vez. No tardó mucho. Tenía bastantes dudas.
"Ya estaba terminando con Thalos. Creí que habías dicho que ya habías terminado de cotillear... Hace un buen rato..."
Envió sin añadir más. Sobre todo porque no sabía que responder a lo de las celebraciones. Si él mencionaba de dejarlo para luego, quizás él tenía ganas de dejarlo para luego. No le iba a insistir si no lo deseaba.
"Yo no tengo problema."
Envió de vuelta, pero tras leer de nuevo, decidió mandar otro mensaje, pues parecía que sí, que quería dejarlo para después.
"Podemos vernos, si tu quieres."
Tan ensimismada estaba que casi se pierde de las señales que Thalos le enviaba cuando llegó abajo. Dio media vuelta y echó a subir de nuevo, como si siempre hubiese ido para arriba. Se dedicó a dar ligeras miraditas cuando llegó hasta arriba, tratando de averiguar lo que Thalos huía. No fue hasta ver al rubio en la barra que todo hizo click. Se cubrió un poco con su tío, que se cubría con su capa, hasta llegar a la habitación.
- Rayos, espero que no nos haya visto.- Murmuró, entrando a la habitación de su tío una vez abrió la puerta y corrió hacia la ventana para abrirla y saltar por ella. Ahí afuera, al menos la oscuridad la ocultaba de lo que quería perderse.
Parecía que todo estaba planeado. Y aunque no le gustaba la idea de dejarles solos, sabía que un elfo y un humano pasarían más desapercibidos en la ciudad de lo que un dragón podría. En esa ocasión, la ayuda sería mucho más perjudicial que benéfica.
Observó a Thalos cuando escuchó el consejo que Thalos tenía para ella. No estaba segura de si él sabría la razón por la que se sentía tan ansiosa, y esperaba que no tuviera ni idea, y solo le ponía aún más ansiosa que Thran se fuera con él. Tenía la mala costumbre de contar historias que no eran suyas para tratar de estrechar lazos, y él sabía todo. Por supuesto, malditos elfos super honestos que no les importa la privacidad.
Dejó a Thalos salir primero, esperando mientras a su tío que sacaba una capa del ropero para ponérsela. Le siguió a lo lejos. Sin preocuparse demasiado por la gente o por conversar. No tenía ganas. No ahora que leía recién el mensaje de Reiv. Comenzó a escribir, sin la timidez que había tenido la primera vez. No tardó mucho. Tenía bastantes dudas.
"Ya estaba terminando con Thalos. Creí que habías dicho que ya habías terminado de cotillear... Hace un buen rato..."
Envió sin añadir más. Sobre todo porque no sabía que responder a lo de las celebraciones. Si él mencionaba de dejarlo para luego, quizás él tenía ganas de dejarlo para luego. No le iba a insistir si no lo deseaba.
"Yo no tengo problema."
Envió de vuelta, pero tras leer de nuevo, decidió mandar otro mensaje, pues parecía que sí, que quería dejarlo para después.
"Podemos vernos, si tu quieres."
Tan ensimismada estaba que casi se pierde de las señales que Thalos le enviaba cuando llegó abajo. Dio media vuelta y echó a subir de nuevo, como si siempre hubiese ido para arriba. Se dedicó a dar ligeras miraditas cuando llegó hasta arriba, tratando de averiguar lo que Thalos huía. No fue hasta ver al rubio en la barra que todo hizo click. Se cubrió un poco con su tío, que se cubría con su capa, hasta llegar a la habitación.
- Rayos, espero que no nos haya visto.- Murmuró, entrando a la habitación de su tío una vez abrió la puerta y corrió hacia la ventana para abrirla y saltar por ella. Ahí afuera, al menos la oscuridad la ocultaba de lo que quería perderse.
Éamon O'Connell
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
La recepcionista del burdel no me dio más que vagas indicaciones a mi pregunta, como por ejemplo que por ahí pasaba mucha gente, que no se acordaba de todos. - Los metes en tu cama y no te acuerdas de ellos, claro...demasiados, ya entiendo. - comento con sorna a modo de humillación por su trabajo, dedicándole después una sonrisa cruel. Me interesaría que me lo dijese porque sería una buena forma de pillar a renegados molestos de una manera muy fácil, cuando están desprevenidos. Este lugar está supuestamente al margen de bandos, puesto que entra gente de todo tipo, pero si me sirve para mis objetivos no me importa en absoluto que sea sitio neutral. La amenaza de tirar el local hace que admita que hace poco hubo un evento en el que acudieron bastantes individuos de sangre mágica, algunos de los renegados entre ellos. Suelto un bah de desprecio porque eso no me dice mucho, quiero nombres. - ¿Y ahora mismo hay alguno? Contesta, no tengo todo el puto día y la paciencia no es una de mis virtudes. - me giro para mirar a mi alrededor, a ver si encuentro por mi mismo alguna cara familiar entre la gente que anda de acá para allá.
- No me voy a olvidar de ti, como la próxima vez que venga no tengas más información...bueno, vendrán a visitaros unos cuantos centinelas para causar el caos por aquí. Díselo a tu jefa. - susurro al oído a la recepcionista del burdel, yendo después hacia la barra para pedirme un whisky doble. No tardaré mucho en marcharme de allí, poco queda por hacer. Comienzo a pensar que no me iré de aquí con las manos vacías, justo cuando veo a un tipo con parche bastante conocido por la Alianza. Thalos Draven, el mismo que traicionó hace años y el mismo que ha estado en la mayoría de batallas que se han librado. Tras pegar un trago a mi whisky decido acercarme a él, así, sin rodeos. Si quiere empezar una pelea y joder el local será cosa suya. - Han Solo disparó primero...- comento jocosamente al quedar a su altura, alzando el vaso de whisky a modo de saludo. Con eso le doy a entender que tenga cuidado con lo que hace, porque la puede liar.
- Thalos Draven, ¿verdad? eres un viejo conocido de la Alianza. ¿Quieres charlar en aquella mesa? Hay asuntos que nos conciernen a ambos. Por hoy ya he disfrutado de la compañía de estas señoritas...no te quitaré demasiado tiempo, en caso de que tú no lo hayas hecho todavía .
- No me voy a olvidar de ti, como la próxima vez que venga no tengas más información...bueno, vendrán a visitaros unos cuantos centinelas para causar el caos por aquí. Díselo a tu jefa. - susurro al oído a la recepcionista del burdel, yendo después hacia la barra para pedirme un whisky doble. No tardaré mucho en marcharme de allí, poco queda por hacer. Comienzo a pensar que no me iré de aquí con las manos vacías, justo cuando veo a un tipo con parche bastante conocido por la Alianza. Thalos Draven, el mismo que traicionó hace años y el mismo que ha estado en la mayoría de batallas que se han librado. Tras pegar un trago a mi whisky decido acercarme a él, así, sin rodeos. Si quiere empezar una pelea y joder el local será cosa suya. - Han Solo disparó primero...- comento jocosamente al quedar a su altura, alzando el vaso de whisky a modo de saludo. Con eso le doy a entender que tenga cuidado con lo que hace, porque la puede liar.
- Thalos Draven, ¿verdad? eres un viejo conocido de la Alianza. ¿Quieres charlar en aquella mesa? Hay asuntos que nos conciernen a ambos. Por hoy ya he disfrutado de la compañía de estas señoritas...no te quitaré demasiado tiempo, en caso de que tú no lo hayas hecho todavía .
Juliet parecía ir empanadisima. Bufé cuando al fin vio mis gestos, fue muy disimulada, eso debi reconocerlo. Sin más, giró y subió de vuelta. Esperé que alertase a Thranduil. Al menos sabia que...ellos se habian enterado del asunto. Asi que no estaba totalmente solo.
Fue solo cuestion de segundos que los ojos de Eamon se posasen en mi. No lo habia tenido frente a frente nunca, a decir verdad. Sabia de él lo poco que habia leido en los periodicos: que era irlandés y que habia venido para encargarse del ministerio de seguridad. Mi mano se fue automaticamente al interior de mi cazadora donde obviamente, llevaba mi pistola, a la cual le quité el seguro sin desenfundarla aun ni dejarla a la vista. No queria causar un escandalo ni empezar a oir chillidos de panico y que todo se precipitase.
Su comentario me hizo sonreir de lado. Que no se dijese que no tenia sentido del humor. Retiré la mano de mi pistola y le mostré ambas palmas elevadas a la altura de mi pecho. Parecia que no iba a desarrollarse a base de balas el asunto. ¿Que podía hacer? Ignorarlo y marcharme de ahi. Mala idea. Usar la violencia? Peor idea, al menos, por el momento, luego ya veriamos si de verdad era Han Solo quien disparaba primero o no. Pero quizá aprovechar la oportunidad de conocer al nuevo enemigo...
Él parecia tener algunos datos sobre mi. Al menos el nombre y mi historial, no era dificil...pero que se hubiese tomado la molestia de leerse los archivos indicaba que era un tipo meticuloso, y muy calculador.
- Veo que te has puesto al dia con los asuntos internos en los meses que llevas trabajando aquí. Bien hecho - mencioné, antes de escuchar su invitacion, la cual me hizo ladear la cabeza y acentuar mi ladeada sonrisa - ¿Por qué no? No voy a ser yo quien le diga que no a una charla con un político...siempre me he preguntado como debe de ser toda esa verborrea. Pero te haré el honor. De humano a humano.
Me encaminé hacia aquella mesa que habia señalado el. No sabia que putos asuntos queria hablarme. Pero yo estaba totalmente en guardia. Este era otro tipo de batalla, uno que llevaba tiempo sin librar...no me gustaba demasiado. Tomé asiento y crucé las piernas, dejando mi brazo derecho apoyado en el respaldo de la silla.
-Vengo de estar con una rubia bellísima. Iba a por algo de tabaco antes de continuar...
Traté de estudiarlo con la mirada. No me preocupaban tanto sus armas como cualquier comunicador que pudiese llevar encima...y obviamente no estaba tan bebido como para ser una presa facil.
- Buen golpe lo del spm. - dije haciendo un gesto a una camarera para que me trajese a mi otro whisky. - una pena que os malograsen el plan....
Fue solo cuestion de segundos que los ojos de Eamon se posasen en mi. No lo habia tenido frente a frente nunca, a decir verdad. Sabia de él lo poco que habia leido en los periodicos: que era irlandés y que habia venido para encargarse del ministerio de seguridad. Mi mano se fue automaticamente al interior de mi cazadora donde obviamente, llevaba mi pistola, a la cual le quité el seguro sin desenfundarla aun ni dejarla a la vista. No queria causar un escandalo ni empezar a oir chillidos de panico y que todo se precipitase.
Su comentario me hizo sonreir de lado. Que no se dijese que no tenia sentido del humor. Retiré la mano de mi pistola y le mostré ambas palmas elevadas a la altura de mi pecho. Parecia que no iba a desarrollarse a base de balas el asunto. ¿Que podía hacer? Ignorarlo y marcharme de ahi. Mala idea. Usar la violencia? Peor idea, al menos, por el momento, luego ya veriamos si de verdad era Han Solo quien disparaba primero o no. Pero quizá aprovechar la oportunidad de conocer al nuevo enemigo...
Él parecia tener algunos datos sobre mi. Al menos el nombre y mi historial, no era dificil...pero que se hubiese tomado la molestia de leerse los archivos indicaba que era un tipo meticuloso, y muy calculador.
- Veo que te has puesto al dia con los asuntos internos en los meses que llevas trabajando aquí. Bien hecho - mencioné, antes de escuchar su invitacion, la cual me hizo ladear la cabeza y acentuar mi ladeada sonrisa - ¿Por qué no? No voy a ser yo quien le diga que no a una charla con un político...siempre me he preguntado como debe de ser toda esa verborrea. Pero te haré el honor. De humano a humano.
Me encaminé hacia aquella mesa que habia señalado el. No sabia que putos asuntos queria hablarme. Pero yo estaba totalmente en guardia. Este era otro tipo de batalla, uno que llevaba tiempo sin librar...no me gustaba demasiado. Tomé asiento y crucé las piernas, dejando mi brazo derecho apoyado en el respaldo de la silla.
-Vengo de estar con una rubia bellísima. Iba a por algo de tabaco antes de continuar...
Traté de estudiarlo con la mirada. No me preocupaban tanto sus armas como cualquier comunicador que pudiese llevar encima...y obviamente no estaba tan bebido como para ser una presa facil.
- Buen golpe lo del spm. - dije haciendo un gesto a una camarera para que me trajese a mi otro whisky. - una pena que os malograsen el plan....
Tan rápido resultó todo que no hubo ni tiempo de explicar mi humilde conocimiento de explosivos ni la ignorancia de Juliet por el internet. Pocos segundos bastaron para que las decisiones se tomaran y me tocara bajar las escaleras con mi capa puesta y detrás de Juliet y Thalos. Aunque este último había hablado algo sobre deudas, prefería el término favores.
Tan ensimismada iba Juliet que casi la atropello cuando se regresó como si nada por las escaleras. Ya había visto yo las señales de Thalos, pero debía darse cuenta ella sola o aquel movimiento se vería muy brusco.
Tranqué la puerta con llave cuando entramos, comenzando a recoger algunos artículos personales en una mochila. Sobre todo los que pudieran identificarme con exactitud en aquella habitación. Si bien el burdel seguía pareciendo un lugar seguro, habría que esperar a ver que decía Thalos cuando saliera.
Adelántate, en seguida voy.- Le aseguré a Juliet antes de que bajara por la ventana. Era algo alto, pero me imaginé que la chica debía tener algo de gracia para las caídas. Aunque quizás no la gracia infinita de un elfo.
Saqué algo de dinero de otro cajón y lo guardé en un saco que preparaba. Maldije internamente a Thalos por llevarse el dinero y poseerlo mientras se encontraba con Eamon. Enfundé la espada y los cuchillos. Cambié mi capa por la de invisibilidad y tomé el arco y el carcaj antes de dar un paso sobre la ventana y dar otro al vacío, para terminar cayendo en el suelo debajo.
- Yo voy por él. Sal de aquí, cariño. - La atraje por detrás del cuello y le coloqué un beso en los labios.- No vengas por aquí en un tiempo. Te contactaré en cuanto reciba información de tus padres.- Antes de despedirme con un beso en la frente, saqué y encendí un cigarrillo. Esperé a que se alejara lo suficiente antes de dar por hecho que estaría bien.
Una vez convencido, caminé por detrás del burdel hasta llegar al frente. Una vez ahí, me acerqué a la puerta, solo para verificar desde ahí que Thalos siguiera en el lugar, vivo de preferencia. Me alejé de nuevo, escondiendome en una de las esquinas del edificio, alejado de la puerta pero con el arco preparado cuando una idea llegó a mi cabeza. Eamon debía traer auto.
Tan ensimismada iba Juliet que casi la atropello cuando se regresó como si nada por las escaleras. Ya había visto yo las señales de Thalos, pero debía darse cuenta ella sola o aquel movimiento se vería muy brusco.
Tranqué la puerta con llave cuando entramos, comenzando a recoger algunos artículos personales en una mochila. Sobre todo los que pudieran identificarme con exactitud en aquella habitación. Si bien el burdel seguía pareciendo un lugar seguro, habría que esperar a ver que decía Thalos cuando saliera.
Adelántate, en seguida voy.- Le aseguré a Juliet antes de que bajara por la ventana. Era algo alto, pero me imaginé que la chica debía tener algo de gracia para las caídas. Aunque quizás no la gracia infinita de un elfo.
Saqué algo de dinero de otro cajón y lo guardé en un saco que preparaba. Maldije internamente a Thalos por llevarse el dinero y poseerlo mientras se encontraba con Eamon. Enfundé la espada y los cuchillos. Cambié mi capa por la de invisibilidad y tomé el arco y el carcaj antes de dar un paso sobre la ventana y dar otro al vacío, para terminar cayendo en el suelo debajo.
- Yo voy por él. Sal de aquí, cariño. - La atraje por detrás del cuello y le coloqué un beso en los labios.- No vengas por aquí en un tiempo. Te contactaré en cuanto reciba información de tus padres.- Antes de despedirme con un beso en la frente, saqué y encendí un cigarrillo. Esperé a que se alejara lo suficiente antes de dar por hecho que estaría bien.
Una vez convencido, caminé por detrás del burdel hasta llegar al frente. Una vez ahí, me acerqué a la puerta, solo para verificar desde ahí que Thalos siguiera en el lugar, vivo de preferencia. Me alejé de nuevo, escondiendome en una de las esquinas del edificio, alejado de la puerta pero con el arco preparado cuando una idea llegó a mi cabeza. Eamon debía traer auto.
Éamon O'Connell
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
No me dejo llevar por los halagos fáciles de Thalos en lo referente a lo rápido que me he puesto al día con mi labor. Esto va a ser una conversación más falsa que los artículos de los chinos, y creo que ambos estamos prevenidos para ello. Pego un trago de whisky en cuanto acepta a venir a una mesa conmigo, haciendo un gesto con la mano para que me siga. Tomo asiento en uno de los lugares del fondo, dejando el vaso sobre la mesa. - Perfecto. De humano a humano. Ya te digo, será poco tiempo y pronto podrás irte con esa rubia despampanante que te espera. - la verdad es que me importa un bledo que el idiota este llegue tarde, pero hay que intentar mantener el canal de comunicación abierto para que escuche. Normalmente no me rebajaría a hablar con la plebe, pero a veces hay que hacer sacrificios por un bien mayor.
Me inclino un poco sobre la mesa, apoyando los codos sobre ésta, un poco en contraste con la actitud relajada y pasota de Thalos. El tuerto está despatarrado y echado hacia atrás, toda una falta de respeto para estar en mi presencia. Entrelazo las manos a la altura de la barbilla tras pegar otro buen trago de whisky, dejándolo por ahora para mantener la mente clara. Entorno levemente los ojos como para analizar los gestos del hombre que tengo enfrente, asintiendo con cierto pesar a lo del SPM. - ¿Verdad? - inquiero con ironía, pensando que el tipo empieza sin rodeos.
- Me consta que tus compañeros se enfurecieron mucho con el trato que propusimos. Habría sido beneficioso para todos, pero por culpa de su orgullo muchos sufrieron y seguirán sufriendo. Sí...nos jodieron el plan. El mercenario que lo organizó os culpa a vosotros. Tranquilo, lo tenemos en plantilla para que siga trabajando para nosotros. Pronto tendréis noticias. Algo tiene que estar muy mal y podrido entre vosotros como para que uno de los vuestros se preste a trabajar con nosotros. Todos queremos el final de la guerra, pero no ponéis nada de vuestra parte. Thalos...te voy a ser franco. No pactaremos nada que nos deje en desventaja y a merced de despiadados y peligrosos seres mágicos. Tú mejor que nadie debes saber de qué son capaces. Si tú fueses el líder de los renegados todo sería más sencillo. Podrías convencerlos para que usasen esos inhibidores de magia con los que todos estaríamos más seguros. ¿No lo has pensado, no quieres ser el que tome las decisiones?. Un mano a mano en el que tú y yo pactemos. Olvídate de los WIlhelm, sus ansias de poder los consumen. Hay veces en las que es conveniente eliminar estorbos...tanto los tuyos como los míos. Tal vez hayamos estado pactando con las personas menos adecuadas. Podrías redimirte en tu faceta de traidor y desertor si obrases bien esta vez. ¿Qué piensas al respecto? y ahórrate comentarios que no aporten nada. Si te parece una soberana mierda te lo callas, que quejarse y no aportar es muy fácil.
Me inclino un poco sobre la mesa, apoyando los codos sobre ésta, un poco en contraste con la actitud relajada y pasota de Thalos. El tuerto está despatarrado y echado hacia atrás, toda una falta de respeto para estar en mi presencia. Entrelazo las manos a la altura de la barbilla tras pegar otro buen trago de whisky, dejándolo por ahora para mantener la mente clara. Entorno levemente los ojos como para analizar los gestos del hombre que tengo enfrente, asintiendo con cierto pesar a lo del SPM. - ¿Verdad? - inquiero con ironía, pensando que el tipo empieza sin rodeos.
- Me consta que tus compañeros se enfurecieron mucho con el trato que propusimos. Habría sido beneficioso para todos, pero por culpa de su orgullo muchos sufrieron y seguirán sufriendo. Sí...nos jodieron el plan. El mercenario que lo organizó os culpa a vosotros. Tranquilo, lo tenemos en plantilla para que siga trabajando para nosotros. Pronto tendréis noticias. Algo tiene que estar muy mal y podrido entre vosotros como para que uno de los vuestros se preste a trabajar con nosotros. Todos queremos el final de la guerra, pero no ponéis nada de vuestra parte. Thalos...te voy a ser franco. No pactaremos nada que nos deje en desventaja y a merced de despiadados y peligrosos seres mágicos. Tú mejor que nadie debes saber de qué son capaces. Si tú fueses el líder de los renegados todo sería más sencillo. Podrías convencerlos para que usasen esos inhibidores de magia con los que todos estaríamos más seguros. ¿No lo has pensado, no quieres ser el que tome las decisiones?. Un mano a mano en el que tú y yo pactemos. Olvídate de los WIlhelm, sus ansias de poder los consumen. Hay veces en las que es conveniente eliminar estorbos...tanto los tuyos como los míos. Tal vez hayamos estado pactando con las personas menos adecuadas. Podrías redimirte en tu faceta de traidor y desertor si obrases bien esta vez. ¿Qué piensas al respecto? y ahórrate comentarios que no aporten nada. Si te parece una soberana mierda te lo callas, que quejarse y no aportar es muy fácil.
"si supieras que mi rubia despampanante tiene pito y orejas picudas....ah, y un monton de dinero que pienso usar muy bien y no a tu favor precisametne..."
Él se echa hacia delante, como muy interesado en la conversacion, o intentando acaparar hueco...vete tu a saber, estrategias de esas de politicos que se creen que hablando van a cualquier parte. Pegué un trago rapido de whisky y dejé el vaso sobre la mesa nuevamente, y lo dejé hablar. Dato interesante: Tobías seguía trabajando para ellos, como pude intuir por lo que dijo, y como ya habiamos sospechado. Puto mago de mierda.... y una amenaza sutil en aquel "pronto tendréis noticias"
"te partiría la cara...no...una bala en las tripas..."
-Algo tiene que estar muy podrido en la Alianza como para alguien de los vuestros se preste a trabajar para los Renegados. - le respondí de modo sardónico, empleando su misma frase algo variada pero en la via contraria, haciendo un gesto con la mano que me señalaba a mi, como indicandole que me referia a mi persona...porque tal habia sido el caso. Me tuve que ir del ejército porque estaban podridos. - Podemos decir entonces que a estas alturas de la guerra, ya somos todos manzanas podridas en un mismo cesto?
Lo escuché y fingí interés adoptando una pose similar a la suya y mirandolo en silencio. Por lo que parecia, me estaba proponiendo que diese un golpe interno en los renegados, derrocase a Johan y me quedase yo al mando. Pobre infeliz. No se habia dado cuenta de que yo no era el tipo de líder al que seguiría nadie a ningun sitio. Salvo Juliet, que debia estar algo loca... pero estaba bien que Eamon pensase lo contrario. Lo dejé terminar y cuando lo hizo, me quedé en silencio mirándolo, pensando como sacar provecho de aquello. Si no lo conseguia, lo mandaria todo a la mierda y punto. Era de gatillo rapido. Lo malo era el dinero...pero viendo a una guapa castaña pasar por ahi, pensé que aquello no sería un problema....
- Pienso que mejor tú te ahorras el decirme lo que yo debo ahorrarme. A partir de ahi, podemos hablar. ¿Quien coño te ha dicho que quiero redimirme? Sigamos, sí, Johan no tiene ni puta idea de como acabar una guerra, sinceramente. Yo en su lugar lo habria hecho bastante mejor, de eso no te quepa duda, pero ellos siguen a quien siguen, no se puede imponer, y que yo sea algo asi como su mano izquierda tampoco ayuda. Nunca vas a conseguir convencerlos de que dejen su magia atrás. Quieres limpiarte a Johan? Qué novedad. Pues no pienso hacerlo yo. Quieres limpiarte a los Wilhelm? Eso si podría hacerlo yo...
Él se echa hacia delante, como muy interesado en la conversacion, o intentando acaparar hueco...vete tu a saber, estrategias de esas de politicos que se creen que hablando van a cualquier parte. Pegué un trago rapido de whisky y dejé el vaso sobre la mesa nuevamente, y lo dejé hablar. Dato interesante: Tobías seguía trabajando para ellos, como pude intuir por lo que dijo, y como ya habiamos sospechado. Puto mago de mierda.... y una amenaza sutil en aquel "pronto tendréis noticias"
"te partiría la cara...no...una bala en las tripas..."
-Algo tiene que estar muy podrido en la Alianza como para alguien de los vuestros se preste a trabajar para los Renegados. - le respondí de modo sardónico, empleando su misma frase algo variada pero en la via contraria, haciendo un gesto con la mano que me señalaba a mi, como indicandole que me referia a mi persona...porque tal habia sido el caso. Me tuve que ir del ejército porque estaban podridos. - Podemos decir entonces que a estas alturas de la guerra, ya somos todos manzanas podridas en un mismo cesto?
Lo escuché y fingí interés adoptando una pose similar a la suya y mirandolo en silencio. Por lo que parecia, me estaba proponiendo que diese un golpe interno en los renegados, derrocase a Johan y me quedase yo al mando. Pobre infeliz. No se habia dado cuenta de que yo no era el tipo de líder al que seguiría nadie a ningun sitio. Salvo Juliet, que debia estar algo loca... pero estaba bien que Eamon pensase lo contrario. Lo dejé terminar y cuando lo hizo, me quedé en silencio mirándolo, pensando como sacar provecho de aquello. Si no lo conseguia, lo mandaria todo a la mierda y punto. Era de gatillo rapido. Lo malo era el dinero...pero viendo a una guapa castaña pasar por ahi, pensé que aquello no sería un problema....
- Pienso que mejor tú te ahorras el decirme lo que yo debo ahorrarme. A partir de ahi, podemos hablar. ¿Quien coño te ha dicho que quiero redimirme? Sigamos, sí, Johan no tiene ni puta idea de como acabar una guerra, sinceramente. Yo en su lugar lo habria hecho bastante mejor, de eso no te quepa duda, pero ellos siguen a quien siguen, no se puede imponer, y que yo sea algo asi como su mano izquierda tampoco ayuda. Nunca vas a conseguir convencerlos de que dejen su magia atrás. Quieres limpiarte a Johan? Qué novedad. Pues no pienso hacerlo yo. Quieres limpiarte a los Wilhelm? Eso si podría hacerlo yo...
Tras un rato jugando a los francotiradores, rodé los ojos. Se estaban tardando más de lo que pensé. Seguro que había cosas más importantes en qué requerir mi tiempo. Como rompiéndole los frenos al auto al tipo este.
Di media vuelta y me dirigí al estacionamiento, que básicamente era toda la calle. Busqué el auto más lujoso que pude encontrar y parecía ser una camioneta negra. Esos alianzosos seguro que se creían la última coca cola del desierto, y si podían permitirse lujos en medio de una guerra interminable, seguro que se los concedían.
Abrí el capó con el cuidado que solo un elfo puede tener. Aunque mi rostro mostraba toda la pericia de miles de años en la tierra, mi fuero interno era bastante wtf. Lo único que recordaba de carros era sobre la bomba de gasolina y el líquido de frenos. Lo usual.
Destapé el depósito donde el líquido para frenos estaba. Tenía mis opciones. Sacarlo, romper la manguera, ponerle agua, aunque no tenía agua por ahí. Así que después de una deliberación vehemente, tomé un puñado de tierra y se lo eché. Luego otro más, porque el tipo era un arenoso. Cerré el depósito y el capó con cuidado de que la alarma no fuera a detectar mis hábiles dedos. Estaba preparado para correr si acaso pasaba.
Cerré con cuidado y salí corriendo de allí. En realidad no tenía idea de lo que haría la arena. Pero si no iba ahí, era por algo.
Volví a mi puesto de vigilante en la esquina. Así les vería a todos. Si era ese su auto, bien podría arruinarle los frenos cuando conduciera como loco por alguna carretera fea y se mataría creyendo que fueron los idiotas que le dan servicio a su auto. Si no, probablemente tendría que cambiar de auto algún tiempo. Y eso serviría un poco como tapadera de Thalos.
En el peor de los casos, ese ni siquiera era su auto. Pero esos eran temas que no me incumbían.
Di media vuelta y me dirigí al estacionamiento, que básicamente era toda la calle. Busqué el auto más lujoso que pude encontrar y parecía ser una camioneta negra. Esos alianzosos seguro que se creían la última coca cola del desierto, y si podían permitirse lujos en medio de una guerra interminable, seguro que se los concedían.
Abrí el capó con el cuidado que solo un elfo puede tener. Aunque mi rostro mostraba toda la pericia de miles de años en la tierra, mi fuero interno era bastante wtf. Lo único que recordaba de carros era sobre la bomba de gasolina y el líquido de frenos. Lo usual.
Destapé el depósito donde el líquido para frenos estaba. Tenía mis opciones. Sacarlo, romper la manguera, ponerle agua, aunque no tenía agua por ahí. Así que después de una deliberación vehemente, tomé un puñado de tierra y se lo eché. Luego otro más, porque el tipo era un arenoso. Cerré el depósito y el capó con cuidado de que la alarma no fuera a detectar mis hábiles dedos. Estaba preparado para correr si acaso pasaba.
Cerré con cuidado y salí corriendo de allí. En realidad no tenía idea de lo que haría la arena. Pero si no iba ahí, era por algo.
Volví a mi puesto de vigilante en la esquina. Así les vería a todos. Si era ese su auto, bien podría arruinarle los frenos cuando conduciera como loco por alguna carretera fea y se mataría creyendo que fueron los idiotas que le dan servicio a su auto. Si no, probablemente tendría que cambiar de auto algún tiempo. Y eso serviría un poco como tapadera de Thalos.
En el peor de los casos, ese ni siquiera era su auto. Pero esos eran temas que no me incumbían.
Esperó en el frío de la noche con relativa tranquilidad. Se encontraba en la oscuridad, en una de esas entradas entre dos columnas que no habían sido del todo destruidas. Aun cuando hacía frío, habían pasado muchos años desde la última vez que había sentido lo verdaderamente frío del invierno.
Su mirada fija se posaba en la entrada del burdel, pasando de vez en cuando a las esquinas, por si había salido por otro lado, tal y como habían salido su tio y ella. Vio claramente el momento en que su tio pasó a divertirse con alguno de los autos. Primero ensó que lo alistaba para huir en él una vez que saliera Thalos, pero le vio coger tierra del suelo y echarla en el auto. Y aunque no sabía nada de mecánica, estaba segura de que eso así no iba.
Mientras montaba su guardia, la moneda sonó de nuevo. La tomó y leyó lo que decía con una sonrisa en los labios y un suave suspiro. Se alegró de estar sola, porque de estar Thalos con ella le habría cuestionado el ligero rubor de sus mejillas. Tecleó rapidamente una respuesta positiva y la envió. La leyó de vuelta una ve más y se sintió conforme con la contestación.
"Voy en camino. Te he echado de menos."
Tras meterse la moneda en el bolsillo, salió de su oscuro escondite y se dirigió al punto de encuentro.
Su mirada fija se posaba en la entrada del burdel, pasando de vez en cuando a las esquinas, por si había salido por otro lado, tal y como habían salido su tio y ella. Vio claramente el momento en que su tio pasó a divertirse con alguno de los autos. Primero ensó que lo alistaba para huir en él una vez que saliera Thalos, pero le vio coger tierra del suelo y echarla en el auto. Y aunque no sabía nada de mecánica, estaba segura de que eso así no iba.
Mientras montaba su guardia, la moneda sonó de nuevo. La tomó y leyó lo que decía con una sonrisa en los labios y un suave suspiro. Se alegró de estar sola, porque de estar Thalos con ella le habría cuestionado el ligero rubor de sus mejillas. Tecleó rapidamente una respuesta positiva y la envió. La leyó de vuelta una ve más y se sintió conforme con la contestación.
"Voy en camino. Te he echado de menos."
Tras meterse la moneda en el bolsillo, salió de su oscuro escondite y se dirigió al punto de encuentro.
Éamon O'Connell
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Una sonrisa condescendiente aparece en mi rostro cuando me devuelve la frase que yo le lancé antes, sólo que esta vez dice que lo podrido somos nosotros. En realidad me da igual lo que me diga, no he venido aquí a debatir por el honor y a batirme con él en duelo de caballeros. Sé que esa afirmación le ha dolido a él más que a mí. Cualquier cosa que sirva a mis propósitos me vale. - Podríamos afirmarlo, podríamos...¿qué más da? al final lo que importa es quedar como vencedor. Piensa de qué lado quieres estar para ese momento. - le advierto para que sepa que si colabora con nosotros le irá mejor, ganar un aliado así nos vendría bien. El maleducado de Draven no sabe respetar a alguien más importante que él, aterviéndose a hablarme como si fuese su igual. Bebo otro trago de whisky tras un sonido de reproche por su actitud, dejando que siga hablando. He conseguido que hable mal de su compañero y líder de los renegados, aunque hay que determinar si es sincero o es un farol.
- Ah...sí. El problema de su preciada magia. Ya intentamos convencerlos en la reunión, pero nada. Mira...se me ocurre una cosa que tal vez consiga cambiar la situación un poco. Haz que dejen de pensar que su opción es la mejor. Consigue que podamos emboscar al Black de algún modo, y difundiremos por ahí la idea de que ha vendido a los renegados y los ha traicionado, cediendo a lo acordado en el tratado. Dejarían de creerlo, y tú podrías guiarlos hacia la opción más sensata, consiguiendo la confianza de los de nuestra raza. No hace falta que lo mates, simplemente...facilita su captura. Si eliminas a los WIlhelm será más fácil, con tus habilidades de francotirador no te costará mucho. - me apuro el whisky de un trago, sacando un teléfono móvil del bolsillo de la chaqueta. Tecleo unas cuantas cosas para dejarlo limpio, entregándoselo a Thalos. - Puedes contactarme con esto, ahí está grabado mi número. Si decides colaborar todo serán ventajas para ti. No más miserias ni sufrimiento, ayudarás a traer la estabilidad y la paz. Cuando me llames te daré la información que necesites...- y de paso puedo tenerlo controlado para saber si me sigue el juego o si de verdad puede serme útil.
- Piénsalo. ¿Y si llevases todo este tiempo en el bando equivocado? Ya es hora de que alguien ponga fin a esto de una vez por todas. Tómate tu tiempo para pensarlo. - me levanto de la silla, despidiéndome con una falsa sonrisa, alejándome de la mesa en la que he compartido unas palabras con Thalos. Después me dirijo a la salida del burdel, seguido de mis guardaespaldas y del chófer que me acompañaban. Al montar en el coche a ninguno se le ocurre revisar que todo esté en orden, se supone que ellos debían vigilar cualquier movimiento. Arrancamos para marcharnos del burdel, pero el descuido acaba por salirnos caro unos cuantos kilómetros después. El sabotaje de Thranduil hace que el coche no sea capaz de frenar lo suficiente en una curva pronunciada, haciendo que el coche se salga de la carretera y de varias vueltas antes de caer boca abajo. Es lo último que consigo recordar, además del sonido de fondo de las ambulancias que acuden poco después para socorrernos y trasladarnos al hospital.
- Ah...sí. El problema de su preciada magia. Ya intentamos convencerlos en la reunión, pero nada. Mira...se me ocurre una cosa que tal vez consiga cambiar la situación un poco. Haz que dejen de pensar que su opción es la mejor. Consigue que podamos emboscar al Black de algún modo, y difundiremos por ahí la idea de que ha vendido a los renegados y los ha traicionado, cediendo a lo acordado en el tratado. Dejarían de creerlo, y tú podrías guiarlos hacia la opción más sensata, consiguiendo la confianza de los de nuestra raza. No hace falta que lo mates, simplemente...facilita su captura. Si eliminas a los WIlhelm será más fácil, con tus habilidades de francotirador no te costará mucho. - me apuro el whisky de un trago, sacando un teléfono móvil del bolsillo de la chaqueta. Tecleo unas cuantas cosas para dejarlo limpio, entregándoselo a Thalos. - Puedes contactarme con esto, ahí está grabado mi número. Si decides colaborar todo serán ventajas para ti. No más miserias ni sufrimiento, ayudarás a traer la estabilidad y la paz. Cuando me llames te daré la información que necesites...- y de paso puedo tenerlo controlado para saber si me sigue el juego o si de verdad puede serme útil.
- Piénsalo. ¿Y si llevases todo este tiempo en el bando equivocado? Ya es hora de que alguien ponga fin a esto de una vez por todas. Tómate tu tiempo para pensarlo. - me levanto de la silla, despidiéndome con una falsa sonrisa, alejándome de la mesa en la que he compartido unas palabras con Thalos. Después me dirijo a la salida del burdel, seguido de mis guardaespaldas y del chófer que me acompañaban. Al montar en el coche a ninguno se le ocurre revisar que todo esté en orden, se supone que ellos debían vigilar cualquier movimiento. Arrancamos para marcharnos del burdel, pero el descuido acaba por salirnos caro unos cuantos kilómetros después. El sabotaje de Thranduil hace que el coche no sea capaz de frenar lo suficiente en una curva pronunciada, haciendo que el coche se salga de la carretera y de varias vueltas antes de caer boca abajo. Es lo último que consigo recordar, además del sonido de fondo de las ambulancias que acuden poco después para socorrernos y trasladarnos al hospital.
"el problema de su preciada magia..."
Miré a Eamon de modo bastante inexpresivo salvo por la firmeza que desprendía mi mirada. Mi cabeza repetía un nombre en esos momentos: Shelly, Shelly.... Una parte de mi pensaba si quizá, de verdad, realmente la opcion que Eamon proponía era la mejor: que renunciasen a la magia, como ella quiso hacer. Pero entonces, pensaba en otros nombres: Erika, Reed. Y sabía que Eamon solo hablaba sandeces.
Él sin embargo me da mas ordenes y mas pautas, pidiendome que embosque a Johan para luego desacreditarlo y poder hacerme yo con el control. Entonces me deja un telefono movil al alcance y una sonrisa ladeada aparece en mis labios mientras estiro mi mano para cogerlo y guardarmelo.
-Tendrás noticias mias. - no dije nada más.
Él se levantó y entonces yo me acabé el whisky. No lo perdí de vista hasta que salió...y entonces por fin respiré hondo.
"joder"
Me levanté rapido y fui hacia la puerta, viendo aquel coche alejarse. Entorné la mirada, tratando de ver la matricula...pero se alejaba rapido y estaba oscuro, asi que no lo vi.
-mierda puta!
Miré a mis alrededores y saqué mi radar, aparecieron innumerables puntitos demarcando las posiciones de la gente de dentro del burdel. Pero no detectaba a ningun dragon. Sí detectaba a un elfo...asi que seguí al radar y me encontré a Thranduil oculto en unos laterales del edificio. Él debia de saberlo...
-Has visto la matrícula? - no tenia ni idea del sabotaje y de que esa matricula ya no servia para nada. - Juliet, se marchó?
Miré a Eamon de modo bastante inexpresivo salvo por la firmeza que desprendía mi mirada. Mi cabeza repetía un nombre en esos momentos: Shelly, Shelly.... Una parte de mi pensaba si quizá, de verdad, realmente la opcion que Eamon proponía era la mejor: que renunciasen a la magia, como ella quiso hacer. Pero entonces, pensaba en otros nombres: Erika, Reed. Y sabía que Eamon solo hablaba sandeces.
Él sin embargo me da mas ordenes y mas pautas, pidiendome que embosque a Johan para luego desacreditarlo y poder hacerme yo con el control. Entonces me deja un telefono movil al alcance y una sonrisa ladeada aparece en mis labios mientras estiro mi mano para cogerlo y guardarmelo.
-Tendrás noticias mias. - no dije nada más.
Él se levantó y entonces yo me acabé el whisky. No lo perdí de vista hasta que salió...y entonces por fin respiré hondo.
"joder"
Me levanté rapido y fui hacia la puerta, viendo aquel coche alejarse. Entorné la mirada, tratando de ver la matricula...pero se alejaba rapido y estaba oscuro, asi que no lo vi.
-mierda puta!
Miré a mis alrededores y saqué mi radar, aparecieron innumerables puntitos demarcando las posiciones de la gente de dentro del burdel. Pero no detectaba a ningun dragon. Sí detectaba a un elfo...asi que seguí al radar y me encontré a Thranduil oculto en unos laterales del edificio. Él debia de saberlo...
-Has visto la matrícula? - no tenia ni idea del sabotaje y de que esa matricula ya no servia para nada. - Juliet, se marchó?
Mientras me fumaba un cigarro, minutos después de ver partir aquella camioneta con un importante pasajero a bordo, no pude evitar pensar en que aquel tío debía tener bastante merecida cualquier cosa que le sucediera si debíamos huir de él así, por la ventana trasera.
Thalos no tardó en aparecer, con un aparatillo en las manos que me dediqué a observar. Parecía que lo había llevado hacia mí.- ¿Qué es eso? ¿Un radar de elfos? Eso me habría servido hace muchos años.- Puntillé con una sonrisa a medias, negando a lo de si había visto la matrícula.- Ya no sirve. En unos días tendrá el motor dañado. Si consigue otra y colocamos la bomba en un lapso de tiempo considerable, podremos hacerlo parecer como un trabajo interno. Alguien de la misma Alianza que se cansó de todo. O de humanos.- Imaginaba que algo así serviría para la causa.
Asentí a lo de Juliet. Ella ya tenía un buen rato lejos de nosotros.- Espero que aún tengas el dinero. ¿Qué tanto quería Éamon O'Connell?
Thalos no tardó en aparecer, con un aparatillo en las manos que me dediqué a observar. Parecía que lo había llevado hacia mí.- ¿Qué es eso? ¿Un radar de elfos? Eso me habría servido hace muchos años.- Puntillé con una sonrisa a medias, negando a lo de si había visto la matrícula.- Ya no sirve. En unos días tendrá el motor dañado. Si consigue otra y colocamos la bomba en un lapso de tiempo considerable, podremos hacerlo parecer como un trabajo interno. Alguien de la misma Alianza que se cansó de todo. O de humanos.- Imaginaba que algo así serviría para la causa.
Asentí a lo de Juliet. Ella ya tenía un buen rato lejos de nosotros.- Espero que aún tengas el dinero. ¿Qué tanto quería Éamon O'Connell?
Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.