Casa Hacksaw

65+70= 135 PS sin sangrado ya
__________________

-Buenas perssonas? No me fio yo de las que parrecen buenas perrsonas

Pero intenté comportarme porque estaba en casa de Chloe y de su familia, que por cierto parecia bastante destartalada, e hice caso a la jovencita sentandome en la cama que me indicaba ella, aunque mas bien fue Chloe quien tiró de mi a la fuerza para apartarme de la puerta. Un muelle se me clavó en un gajo del culo y tuve que apartarme

-Niet! Ahorra habrre pillado el tétanos

Si no me mataban las heridas seria la paranoia, eso estaba claro. -Entonces este no es un lugarr seguro, si la atacaron una vez el enemigo ya sabe donde esta. Teneis medidas de defensa instaladas? Alarrmas? Espejos antiintrusos? Salvio hexia?

Me dejé hacer un poco por ella. La chica no era gran cosa peleando, pero curando era bastante buena teniendo en cuenta su corta edad. O no tan corta? Arrugué un poco mi ceño mirandola. Pasaron unos cuantos minutos en los cuales no hablamos demasiado, mas bien la dejé concentrarse. Noté el flujo de sangre que salia por mis heridas detenerse, y estas paulatinamente se fueron cerrando. Aunque aun estaba cansado y tendria que descansar, aun cuando terminase de cerrarlas todas.
-Spasiva, Chloe. Se que debes de estarr deseando irr a ayudar a tu padre.

"es lo normal."

Mantenia mi fuerte acento cerrado, y acabé soltando un resoplido. Me encontraba bastante mejor, como si no me fuese a desmayar de un momento a otro.
-Aunque tu tambien deberrias descansarr.

"fiesta?"

-Que fiesta? - arrugué la nariz sin dejar de mirarla con el ceño igualmente fruncido. -Crreo que mi mision serría volverr a la base y comprrobar los desperrfectos que ha sufrrido por los bombarrdeos. No tarrdaré en marcharme de aqui, no quierro abusar de vuestrra hospitalidad.

El paranoico de Yaroslav me insiste con lo de no fiarse de las personas, justo igual que mi padre y mi hermano. Supongo que lo saben por experiencia, aunque a mí nunca me ha pasado. No le digo nada más al respecto, creo que no llegaremos a ponernos de acuerdo. Me río un poco al ver su reacción al clavarse el muelle, haciendo un gesto para que se calme.

- No morirás por una herida en el culo, tranquilo.- respecto a lo que menciona la seguridad del sitio creo que podría hacer algo utilizando el propio anillo, pero tengo que estudiarlo mejor. - Los que la atacaron ya no son una amenaza. Fueron los aurores, por todo el asunto de la traición de mi padre y...por lo demás es una casa en medio de la nada, no creo que despierte mucho interés. - pasamos los siguientes minutos en silencio ambos, yo porque debo concentrarme en lo que estoy haciendo y él porque no querrá distraerme, o porque no es de esos que parlotean y parlotean cosas sin sentido todo el rato. Cuando termino de realizar la sanación por completo estoy bastante agotada, llevo horas sin parar, así que tendré que descansar un poco antes de empezar con mi padre.

- Él es el siguiente de los que necesitan atención, luego descansaré. Tú puedes quedarte el tiempo que quieras para descansar. - además me cae bien, no me importa que se quede el tiempo que necesite. - A la base será mejor esperarse para ir, no te vendrá mal ir a esa fiesta. La gente debería poner más interés en estar de fiesta que en hacer la guerra, nos iría mucho mejor. - me levanto de la silla en la que me había sentado para curar a Yaroslav, caminando después hacia la puerta mientras le recomiendo que duerma un rato. No sé si me hará caso, pero tampoco voy a vigilarlo. Me despido de él antes de salir de la habitación y cerrar la puerta de nuevo, buscando ahora a mi padre por el resto de los cuartos para terminar de curarlo.


-----------------------------------------------
Curación:

20 dado + 10 hab + 40 anillo= 70 a YAROS (y PS restaurado al completo, 150)

El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Curación' :

Aparecí junto con Catherine en las puertas de la casa Hacksaw, que ahora ante mis ojos ofrecia una vision un tanto tétrica. Aquella habia sido la residencia familiar de mis amigos y....no, no era el momento de divagar mentalmente, por supuesto que no.

Toqué el hombro de Catherine y eché, literalmente, a correr hacia la entrada.
-Por ahi.

Al llegar no me molesté en llamar a la puerta, si no que la convertí en agua y entré a la casa. Esperé a que Cat hiciese lo mismo antes de devolver la puerta a su estado natural. Me detuve un momento, mirando a la muchacha. Me habria gustado poder ayudarla mas, consolarla. Pero aquello me habia pillado por sorpresa. Ni si quiera...

"no he avisado a Anteia"

"mejor asi. No quiero que se ponga nerviosa. Primero comprobaré yo mismo el alcance de esas heridas"

Aunque yo tambien estaba nervioso, por supuesto. Y era algo, que junto a mi preocupacion, no lograba disimular. Al final no le dije nada de lo que habia pensado decirle, simplemente fingí una sonrisa preocupada, asentí y caminé por la casa. La conocia perfectamente. Por ahi estaba Bastet hablando con un hombre, no tenia muy claro que hacian ahi, pero quiza tras el ataque habian tenido que reubicar a la gente.

"Y yo he estado todo este tiempo sin hacer nada, mano sobre mano, sin pelear!!!"

Frustrado, me di cuenta de que no habia vuelto a levantar mis barreras oclumentes. Cosa que hice al instante mientras subia las escaleras. Subi los escalones de la casa de tres en tres. Quiza fue instinto paternal o pura potra, pero la primera puerta del primer cuarto que abrí era aquel en el que se encontraban Ian y Azahar. Nada mas abrir la puerta, con toda la energia del mundo, vi las espaldas de Ian y del otro lado la silueta de Azahar acostada. Por la perspectiva no llegue a ver bien sus vendas de la cabeza ni la herida del ojo. Y me habian dicho que estaba herida, pero bien.

-Ian, como está? Se ha despertado? Que pasó exactamente? Chloe y tú, como estais?

Lo acribillé a preguntas mientras me acercaba a él y a mi hija, y conforme lo hice, a parte de poder verlo mejor a él, pude ver el alcance de las heridas de Azahar. Detuve mis preguntas al instante y me quedé paralizado al lado de la cama de ella.

-Oh no....

Rodeé la cama para ir hacia el otro lado, aquel que no ocupaba Ian, repitiendo "no no no no" casi como una letanía. Como no pensé en sillas ni de coña, me arrodillé en el suelo a su lado mirandola y extendiendo una mano hacia su cabeza, sus vendajes, como intentando protegerla pero sin llegar a tocarla, pues me daba miedo hacerle daño. Las vendas alrededor de la cabeza y sobre el ojo, manchadas de sangre, no indicaban nada bueno... Los mios propios se llenaron de lágrimas sin poder evitarlo pero los cerré antes de que fueran visibles y apoyé la frente contra el colchon.

"lo siento"

Cuando llegaron a la casa ni siquiera se detuvo a mirar como el señor Lyran. A diferencia de él no sabía qué lugar era, por ende, no había ningún recuerdo o vínculo que le evocará algo. Por ende, cuando tocó su hombro echó a correr con él sorprendiendose de la versatilidad y rapidez con la que reaccionaba a los obstáculos. No le perdió pista y alzó las cejas con cierta ansiedad cuando se la quedó mirando, sabía que tenía ganas de decirle algo pero negó con la cabeza -Ya no importa- murmuró, dejando entrever que no era el momento para enfocarse en ella y que no lo necesitaba. Había cosas de mayor importancia. Siguió su paso, subiendo las escaleras con la misma premura  e ingresó a la habitación mirando a Ian en la cama.

Estaba entero. Eso…  Estaba bien.

Sonrió de lado con cierta tranquilidad, no obstante, cuando Lyran se descompone, Catherine frunció el ceño  y se acercó a la cama finalmente viendo las vendas de Azahar ensangrentada y perdiendo el color del rostro. Puedo percibir el momento en el que Lyran se quiebra pero no lo miró, sólo Azahar entraba en su visión...Y la necesidad de hacer algo. Elevó dos toques a su brazalete de Descendiente -Lucio Galenus- Buscó entre sus contactos al Descendiente -¿Dónde estamos?- Le cuestionó a Ian -Dame la dirección completa- Murmuró y tras ello le dejó el mensaje a Lucio, tras ello apagó el comunicador.

“Necesito hacer más…”

Cerró las manos en un puño luego de observar a Lyran apoyarse en la cama -Este no es un sitio oculto no?- Cuestionó con cierta reticencia. No, Lyran le había dicho que estaban desalojando la base así que seguramente buscaron cualquier casa que tuviera un techo para esconderse. Caminó un poco, acercándose a la puerta y cerró los ojos tratando de tranquilizarse. Respiró profundo varias veces aunque la preocupación por Azahar seguía oprimiendole el pecho, intentó forzar su campo telepático.

“¿Max?”

No funcionó y Cath gruñó suavemente, regañándose a sí misma. Tenía que hacerlo. Subio una mano por el marco de la puerta y lo presionó con los dedos como si aferrándose a algo pudiera encontrar la serenidad que necesitaba.

“Max...Te necesito, por favor”

Cuando logró establecer la conexión mental tenía el anillo Le Fay ardiendo como un maldito en el dedo y el mensaje voló como una centella hacia su prometido, tal vez incluso causándole un poco de dolor.

“Necesito que me hagas un favor. En el piso, en la biblioteca de Altair, hay un sector de joyas. Busca un anillo azul con una piedra. El anillo de Vylia. Necesito que me lo traigas tan rápido como puedas. ”

Después le indicó la dirección para que pudiera venir y así poder proteger el lugar. Sabía que los humanos eran idiotas y podían seguir intentando lastimarlos. Lo que estaba en sus manos podría hacerlo, lo que no...Bueno. Miró hacia Azahar con los labios hechos una fina línea. -¿Cuántos heridos hay? ¿Dónde están?¿ Esta es la única ubicación de evacuación?- Cuestionó con algo de temor de acercarse a la cama porque...no por el estado de ella sino porque Ian y Lyran ocupaban ambos lados y, después de todo, tenían más vínculos con ellos...Ella era sólo una amiga reciente. Alguien nuevo y hasta cierto punto extraño.

Pasan bastantes minutos desde que envío el colibrí mensajero hasta que llega Lyran a la casa, tal vez cerca de media hora. En cuanto entra a la habitación me lanza una pregunta tras otra, algo normal por otro lado. Le hago un gesto para que se tranquilice, comenzando a responderle por la parte que concierne a su hija. - No, no ha despertado todavía, pero está estable. Edhel y mi hermana la atendieron. Es normal, tardará un poco todavía. - yo mismo intento autoconvencerme de eso, aunque viéndola así me cuesta creerlo. Aparto la mirada de ella para terminar de explicarle a Lyran lo sucedido, aunque de poco sirva ya.

- Hubo un ataque con gas en la base, y cuando salieron estaba esperando fuera el ejército de la Alianza. Yo llegué cuando ya estaba empezado. La encontré luchando en las calles, en ese momento estaba bien, luchamos juntos. Luego se marchó a las cuevas para llevar a heridos para allá, yo seguí luchando en las calles. Después atacaron también en las cuevas, según me ha contado mi padre...él está herido. Se ha ido a descansar. Chloe y yo estamos bien. - tuve suerte y apenas recibí ataques, y los que recibí pude minimizarlos. Cuando termino de contarle todo se me hace una especie de nudo en la garganta al ver la reacción de Lyran ante su hija herida, a la que no había visto bien al principio. Suelto la mano de Azahar lentamente, levantándome de la cama para dejarle más espacio a él.

No reparo en Catherine hasta segundos después. Al principio me quedo un poco parado al verla allí, no me lo esperaba. También me viene a la cabeza que discutimos en su casa, y que me marché un tanto cabreado cuando llegó Max. - Esta es mi casa. - respondo escuetamente y un tanto serio a la pregunta de dónde estamos, indicando después un poco mejor la ubicación geográfica de la misma. - Y hay varios heridos más, en las cuevas de Bastion Hollow, pero ya los están atendiendo. No podemos volver a la base por ahora, así que están repartiendo a la gente entre bares y casas propias. ¿Qué pretendes hacer?

Extraños sucesos, extrañas cosas. Sumergido en una isla donde todo puede pasar, donde la normalidad es un velo fino de endeble entereza. El requisito de un mínimo de esfuerzo para romper la fragilidad de la imagen y dar con la fuente de las pesadillas, percepciones convertidas en horrores; todo en nombre del sacrificio a la secrecía. Sendero amplio labrado en hueso. Escapes que llegan demasiado tarde, de monstruos que visten mascaras humanas para tirar del tobillo a plena noche y dejar la sangre correr en un grifo abierto con único dueño. Stavron era el ejemplo. Permanecen los fantasmas de la memoria, el recordatorio constante para el osado que ostenta al desafío y tiene vía libre a un sufrimiento asegurado. Desfiguradas espinas de un campo destilado de maldad, maldiciones dichas que desgarra carne y alma en igual medida. Misteriosas cosas, terrible destino. La fama y la fortuna de una sociedad mágica erguida en base a la ignorancia.

“Max...Te necesito, por favor”

El resultado de la coacción siempre comienza con finas palabras. Detesta las consecuencias, el deber impuesto de tener que contestar a lo que llanamente es un incordio para cuerpo y mente. Avisa el recibido y su pronta resolución, pisoteando el suelo de aquellos pasillos como quien sabe que el polvo pertenece bajo el zapato. Interesante colección. Libros que llaman la atención y otros que invocan al sarcasmo de su sonrisa– Si yo guardara un anillo… - fingió considerar, su mueca transportándose de una comisura a la otra en un preámbulo a su travesura. Quizás simples mundanos podrían estar su tiempo revisando muebles y recovecos; él solo movió las manos y la biblioteca conoció el caos. Cajones desparramados por todo el suelo, cajitas y alhajeros caídos a sus pies y al final, solo desorden. Silencio perpetuo excepción del suave tintineo metálico de un pequeño aro al girar y golpear contra la dureza de su zapato - ¡Ah! Nunca falla – capturó el anillo de Vylia con la diestra, la opuesta dando otro giro para dar vida a una imagen genérica, un joven de facciones  serviciales forzado a la materialidad el tiempo suficiente para corregir el desastre. Podría escribir todo un libro acerca de las ventajas de un sirviente invisible.

-Catherine debería saber que la magia conlleva su precio. Y que mi ayuda… bueno, siempre va con intereses- sonríe perfecto al espejo de una improvisada residencia que ha tomado en Uroboros, cortesía de la propia Le Fay. – Guapo- le dice a fiel reflejo, centellando una gesto travieso y una mano que parece contener un universo de estrellas. En un único gesto acaricia su cabello y este se arregla con perfección de estilista, revelando ojos brillantes, un negro lleno de vida en cada hebra que ha encontrado ordenado sitio. Ajusta la corbata y corrige el porte de traje, inmaculado prometido. – Y para el toque final…- levanta un frasco a la altura de sus ojos de cristal. La fragancia dentro brillaba juguetona en tonos de rubí. Un único cabello largo y de un color a negro cuervo que agrega a la mezcla catalizando la especificidad de elaborada poción – Hecho- rocío que con poca presión baña su piel en nubes de mágica atracción que oculta tras su imagen. Catherine Le Fay caería indefensa.

Una breve consulta el mapa y la locación, asegura coordenadas con precisión astronómica. Aparece como el ángel que conlleva salvación en su figura – ¡Catherine! Tengo el anillo –Llama a la puerta y echa un vistazo rápido ¿Por qué siempre iba de mal a peor?

Off:

Después de calmar a mi padre y tomar un poco de respiro consigo estar nuevamente estable patológicamente, los gritos ya no se escuchaban sino que escuchaba conversar a las sombras. Eso me hacía feliz y luego de pasar un tiempo charlando con mi padre, ademas de explicarle lo de las sombras, se despidió avisándome que se irá a un lugar que encontró Zeus así que le dije que cuando me establezca bien en mi casa lo iré a visitar.

Las sombras me hablaban de personas que habían en el lugar, pero una en particular, que por curiosa iba a buscar ademas de darle las gracias a Chloe por a verme curado y salvado de la muerte, lo malo es que Yang no estaba acá y obviamente iba a necesitar buscarla para llevarla esta vez a casa.

Escucho que alguien llama a la puerta, pero las voces que provienen de cerca me intrigaban más, pero primero a la puerta. Me acerque lentamente a la puerta y observo como una figura masculina miraba el interior de la casa. -Mirar sin pasar es de mala educación- le dije de forma sería, pero un poco amable ya que no podía dejar de ser cortés solo porque sí.

Y en segundos mi sombra entra a toda velocidad sin decir ni una palabra, solo se puso en su lugar y solo un pequeño suspiro pude escuchar, eso obviamente me tranquilizaba más ya que ahora me sentía en equilibrio.Luego observe el lugar nuevamente y comencé a caminar para buscar a Chloe para luego marcharme a buscar a Yang y después por último irme a descansar a casa que me lo merezco.

Al escuchar la recepción de Max, asiento, respirando con un poco más de tranquilidad y volviendo la vista hacia Azahar, que se encuentra tendida en aquella cama con un aspecto que a Cath cada vez le gusta menos. Escuchó con mucha atención lo que decía Ian, negando con la cabeza. ¿Qué le quedaba al mundo cuando entre sus seres se atacaban de tal manera? Esto tenía que detenerse. Pronto.

Cuando Ian la mira, Cath notó enseguida que se había sorprendido al verla y aquello le sentó un poco mal. Eran amigos, en las buenas y en las malas. Azahar había defendido a Desmond, la había escuchado e incluso la había abrazado. Esas cosas no se olvidan así nada más. De Los Descendientes era, probablemente, la que más comprometida estaba con ellos y aunque eso podía afectar su objetividad no había nadie que la detuviera. -Protegerlos- Murmuró cuando le cuestionó sobre qué pretendía hacer -Me traerán una anillo y haré un encantamiento para ocultar la casa. Después…- Pensó un segundo tensando los labios al recordar el resto de las poderosas habilidades del anillo -Se lo daré a Anteia, le vendrá bien tener un canalizador así. ¿Cuántas locaciones más hay?- Le preguntó a Ian, mientras mentalmente revisaba si tenía alguna otra joya en casa que le pudiera servir. Tal vez habría otro anillo, tendría que preguntarle a Desmond.

Catherine observó a Lyran incorporarse un poco y hablar. No se dio cuenta de su mirada hacia Ian porque observó a Azahar y extendió levemente su campo telepático hacia ella. ¿Estática? No. Otra cosa. Nebulosas, un terreno peligroso -Está soñando- Un terreno en el que Max era maestro, pero no haría que Max entrara en aquella casa y mucho menos que invadiera a Azahar. Ya de por sí ella se había  mostrado reacia a él, eso lo empeoraría -Está soñando profundamente- Indicó un poco pensativa y abstraída. Quería hablarle. La necesitaba despierta y eso se notó casi inmediatamente en su rostro, un rayo de angustia  y ansiedad que la hizo zozobrar. No obstante, su nombre en los labios de Max avisando su llegada hizo que enderezara la espalda, su rostro se serenara y mirara a Ian, momentos antes de darle la espalda y salir. Sabía que reconocería la voz, pero en ese instante había cosas más importantes.

Bajó las escaleras con algo de premura sin percatarse demasiado de quien andaba por la casa. Abrió la puerta y salió apresurada, empujando a Max con una mano para dejar espacio y así cerrar la puerta, dejándolos afuera a conciencia.  La cercanía fue suficiente para que el perfume de Max penetrara las defensas de Catherine. La muchacha parpadeó muy lentamente sintiendo de pronto un remolino de calor envolver su cuerpo del interior hacia afuera. La mano que había apoyado en el pecho de Max para alejarlo se cerró en torno a su ropa con fuerza y se humedeció los labios para detener el jadeo que estuvo a punto de salir de estos -Max- Ronroneó ante la imponente presencia de su prometido, sintiendo que la respiración empezaba a volverse mucho más pesada. ¿Cuándo se había vuelto su presencia tan apetecible, deseable, magnética? Sus ojos se cerraron y su mente se fue de paseo un rato olvidándose de la acuciante situación que vivían, y se fue directo a la propuesta de matrimonio de Maxwell en el Castillo Le Fay y sintió la necesidad de que sus palabras se cumplieran en ese mismo momento. Sus dedos soltaron su presa y se extendieron por la chaqueta del traje, con aquella concentración que tenía podía percibir los músculos del hombre y los vinculaba con aquella ilusión de una manera un tanto vívida hasta que la ilusión llegaba a su fin con los anillos en sus dedos. ¡El anillo! ¡Por eso había venido!. Cuando abrió los ojos, sus orbes cristalinas y brillantes de lujuria se posaron en las de él con una vaga sonrisa -El… Anillo- Dijo y aprovechó la ocasión para extender sus dos manos por el pecho de Max buscando con el tacto la joya entre los pliegues de sus bolsillos, peleándose entre la necesidad de besarlo y de cumplir con lo prometido. Una disyuntiva de carácter urgente ante la inminente necesidad de sus piernas de perder el control. Era la primera vez en la vida que se sentía así, pero su cuerpo sabía a la perfección qué era lo que necesitaba para calmar aquella loca vorágine de sensaciones.

Comenzado el reencuentro tras larga desaparición, Catherine estaba a salvo. Preguntas que evadidas a base de una personalidad arrolladora, o quizás el hombre era lo suficientemente inteligente para saber cuándo no preguntar, esperar y dejar que las cosas surjan. O lo que considerando a Blake es mucho peor; antes de contestar la atrapa con la mirada.

---

No fue hasta llegar de regreso al cuarto que la fiebre se apoderó de él. No cualquier, no el propio, sino aquella exquisita gloria de un castillo de antaño y de color devuelto a sus paredes y sabanas de seda. Solo el hombre presente para ojos femeninos que lo siguen desde la puerta pero el parece desprevenido e ignorante de esa presencia. Un calor en las mejillas evidente bajo los milímetros de vello facial. Respirar era un acción agitada ¿En qué momento la camisa se le había pegado al cuerpo, adherida en segunda piel? El roce que sentía a la altura de su pecho era placentero, desquiciante. ¿Cuándo había sido la última vez que había conocido el placer? No podía dar certeza del recuerdo, una memoria perdida tras un pasillo largo que con cada segundo parecía más eterno. La necesidad iba en aumento en un despertar nocturno e inesperado con la culpa puesta en un solo gesto. Nadie iba a culparlo si…

De pie frente al espejo, manos hábiles desprendían los botones de una camisa que revela un torso esculpido por Miguel Ángel. La tensión de sus músculos era un hecho, el preámbulo a una sucesión erótica que conocía muy bien. La tela acarició la piel en una caída sin cuidado, empujando a un lado haciendo uso del pie en un movimiento despreocupado. La hebilla llenó el silencio, un sonido violento a choque de metal a metal y el cuero al deslizarse para arrojarse al vacío en tiro vertical. Nadie para presenciar la fiereza en su mirada, el instinto que le salía a oleadas por cada por en aires de dominancia. Hubo poco cuidado en la forma en que sus dedos pulgares se colgaban bajo el pantalón para tirar de este hasta que solo la ropa interior permanecía cubriendo su cuerpo. Destilaba lujuria sin control en una silueta dibujada en volumen contra el bóxer que su mano no tardó en delinear y marcar en invitación a…

---

Catherine.― ¡Catherine! ― realmente no exclama, solo alza el tono lo suficiente para llamar la atención y darle fin a un trance que cualquiera consideraría autoimpuesto. Sonrisa divertida, notas graves de un trino gracioso mientras su mano se desliza por el saco al bolsillo frontal presentando el anillo en ofrenda ― Sonaba imperativo ¿Estas bien? ― acuna el rostro ajeno en una de sus manos, finge la más pura preocupación en orbes del más sutil toque felino ― Me tienes tiempo sin palabras y llamas tan de repente ¿Tengo el derecho a preocuparme? ― la pregunta encaja perfecto dejando caer la ficha a un subconsciente que debe grabar la aceptación desde su raíz. Otorga el poder solo para beneficiarse de este. Un ladeo ínfimo, la lee cual un libro abierto y como quien confirma su sospecha ― No sé qué haces aquí pero entiendo cuando es mejor que no entre ― remarca en un vistazo a la puerta que ha cerrado nada más salir. La distancia muere con una mano a su cintura, le mantiene segura con el abrazo de la raíz a un árbol. Alientos compartidos, milímetros que separan labios que no llegan a tocarse; ofrece pero no otorga. Tiene todo el control en sus manos.

― ¿Quieres que me vaya? ―

Y lo sabe.

Localizo el cuarto en el que se ha metido mi padre para descansar, encontrándolo ya dormido. Me acerco a él con cuidado para no despertarlo, preparando en la mesilla de al lado algunos materiales traídos de la enfermería para combinar ambas formas de curar, tradicional y con habilidades mágicas. Con paciencia voy encargándome de quitar posibles balas y metal de las heridas, desinfectando antes de proceder a usar las curaciones para frenar el sangrado. Poco a poco van cerrándose las heridas, aunque el proceso es largo y laborioso. Al cabo de una media hora he terminado con todo, así que recojo las gasas y materiales utilizados para guardarlos en un armario de la habitación, tirando aquello que ya no sirva.

Dentro de un rato volveré a realizar una última sanación para que termine de recuperarse, pero por ahora necesito descansar un buen rato. Me siento a los pies de la cama en la que duerme mi padre, apoyando la espalda contra la pared mientras cierro los ojos. Todas las imágenes de lo sucedido en la cueva durante la noche vuelven ahora a mi mente, de un modo que resulta casi mareante. Nunca me había enfrentado a nada igual, espero no tener que volver a atender así a tanta gente. La que más me preocupa ahora es Azahar, tendré que pasar a verla más tarde. Poco a poco me va venciendo el cansancio, quedando dormida en esa posición.

-----------

curación:

30 dado + 10 hab. + 40 anillo= 80 a ADAM
69+80= 149

El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Curación' :

Me acerco un poco a Lyran para colocar una mano sobre su hombro, como una manera inconsciente de expresarle mi apoyo. Le doy un leve apretón en el hombro antes de separarme, mirándolo apesadumbrado. Supongo que no soy capaz de imaginar lo que debe estar pasando en este momento, sólo un padre podría saberlo.

- Chloe volvió a casa. Edhel seguía en la cueva, pero sabe que vinimos aquí, tal vez venga después. Lleva horas en esa maldita cueva, debe estar exhausto. - al principio no pillo que se está refiriendo a mi padre con la pregunta de si se pondrá bien, pensaba que se refería a Azahar. Asiento con convencimiento a su última pregunta, recordando lo que solía decir mi padre sobre las malas hierbas que nunca mueren. A pesar de todos los problemas que han tenido siguen preocupándose de verdad el uno por el otro, un elemento fundamental en cualquier amistad que se precie.

- Sí, en unos día estará otra vez dando guerra por ahí. Tengo que preguntarle qué estaba haciendo por Irlanda, Jarkko me dijo que le escribió desde allí. -

Lyran acaba culpándose por no estar allí en la batalla, tiende a asumir culpas que no son suyas. Él ni siquiera se había enterado de que había batalla, no podía saberlo. Además, estaba con los niños que han tenido hace poco, a los que por cierto no he conocido todavía. - No lo pienses...la culpa es de los que dispararon, no del que podría haberlo evitado. Y ni eso. Puede que ni estando allí lo hubieses evitado. - algo similar pensé yo cuando supe lo que le había pasado a mi amiga. Me aparto más de Lyran para dejarle espacio, más ahora que ha llegado más gente. Catherine me explica algo de un anillo para proteger con un hechizo la ubicación de la casa. Creo que es similar al que tiene Chloe, aunque no sé si ella sabe usarlo. - Bien. Usadlo entonces cuanto antes. - mi tono sigue siendo algo serio y tenso, aunque no por ello dejo de agradecer su preocupación por querer ocultar la casa. - Eso ya no lo sé, no sé en cuántos sitios más se han dispersado. Ya nos informarán. - suelto el aire con resignación al escuchar que Azahar está soñando profundamente, lo que significa que no despertará pronto. Tras esto escucho una voz que me resulta irritante, más todavía desde nuestro último encontronazo en casa de Catherine.

- ¿Qué hace él en mi casa? - pregunto molesto mientras Catherine sale de la habitación para ir a abrir la puerta. Salgo yo también para volver a dejar la puerta cerrada, que Azahar necesita descansar y Lyran querrá estar tranquilo con ella. Me mantengo a una distancia prudencial de Maxwell y Catherine, aunque quedo lo suficientemente cerca como para observar el rollo tan íntimo que se traen. Intuyo que han pasado muchas cosas entre ellos desde la última vez que los vi. No es que yo tuviera nada con Catherine, pero no puedo evitar una especie de sentimiento de rabia al ver que se ha ido con este tipo. Por ella, porque no me agrada Maxwell. Y por mí, por lo que pudo haber sido y no fue. Seguro que no captan mi mirada cabreo porque apenas dura unos segundos. Niego con la cabeza, mirando hacia abajo un momento. Estoy en mi propia casa y no sé dónde meterme. Lyran en el cuarto con Azahar, lugar al que volveré más tarde, y Maxwell y Catherine haciendo manitas. No quiero parecer molesto, así que tiro de sarcasmo.

- Eh, vosotros, tenéis un motel a unos kilómetros de aquí. Mi casa no es un lugar de citas. - mi tono ha sonado a indiferencia, pero mi mirada dice lo contrario. No creo que permanezca mucho rato delante de ellos, pero al menos les he cortado el momento. Lo mejor será que vaya a buscar a Chloe y a ver a mi padre.

Catherine no pudo evitar arquear una ceja ante la orden de Ian. “Usadlo”. Por supuesto que lo iba a usar ¿Creía que le estaba pidiendo permiso?. Asintió brevemente y bajó la mirada tratando de recordar con exactitud las palabras del hechizo. Pero Ian destiló veneno en cuanto escuchó la voz de Max, lo que la hizo palidecer -Me trajo el anillo- Musitó antes de bajar, esperando que no la siguiera.

Pero cuando estuvo frente a Max perdió conciencia del mundo, en cuantos sus orbes de colores se posaron en el iris zafiro de su prometido, la Tierra se fue a pasear a algún lado, las obligaciones desaparecieron, las preocupaciones se dispersaron como volutas de humo y en ese momento sólo existió él. La retina de Catherine grabó cada escena que le era regalada. Detenida en el tiempo, con la imposibilidad propia de la sorpresa y el deseo, observó cómo la ropa abandonaba el cuerpo de su prometido. Un cuerpo de deliciosa piel dorada, marcados músculos y el misticismo de la magia hecho perfección. Los labios de la muchacha se abrieron levemente mientras su respiración se agitaba, la invitación había sido hecha y ella...A punto de tomarla, dio un paso hacia delante, decidida a dejarse consumir por el fuego que acariciaba su interior.

Catherine

La Le Fay parpadeó con sorpresa cuando escuchó su nombre por segunda vez. Le costaba salir de su trance, fijó sus ojos en los labios de Max pensando que su nombre sonaba delicioso en su voz. Ronca, grave, masculina. Ella siguió escuchando en silencio, con una concentración digna de una bruja canalizando, en la boca de su prometido. Quería saborearlo. Pero no como en el castillo Le Fay, quería que la besara profundamente. Cuando acunó su rostro entonces subió sus ojos hacia él -Estoy bien. Ahora… un poco…- ¿Lo diría? No. No. Movió una de sus manos alrededor de la cabeza como diciendo que estaba "mareada" - Han atacado la base de la resistencia, vine por mis amigos. Me necesitan- Como en ese momento ella lo necesitaba a él. Esa palabra tenía demasiados significados. Su cabeza bullía con fuerza entre lo que debía hacer y lo que quería hacer y Max...Max no se lo ponía nada fácil. Parecía estar ajeno al efecto que producía en ella, pero no podía estar más desinteresada en ese detalle en particular, no le importaba su preocupación. Quería tomar su cuerpo, besarlo, acariciarlo,  morderlo. Acarició su nariz con la suya sin necesidad de responder a ese último cuestionamiento y buscó sus labios… Movimiento que quedó paralizado por las palabras de Ian, que la bañaron con un balde de agua fría tal que perdió cualquier sonrojo que hubiesen tenido sus mejillas.

Frunció el ceño y se movió relativamente incómoda por la situación, con el corazón latiendole tan fuerte en el pecho que sentía pequeñas punzadas de dolor. Tomó el anillo que le brindaba Max -No… Nos iremos pronto, debo intentar buscar a Lucio y darle el anillo a Anteia- Dijo, tratando de que su cerebro no hiciera cortocircuito de nuevo y se alejó un poco de Max. No le dirigió la mirada a Ian, no...Podía. Caminó alejándose de ambos, pensando que la distancia de Max le haría bien pero aún tenía ganas de besarlo. Cerró los ojos y sacudió la cabeza para tratar de aclararse. En su dedo se deslizó el nuevo anillo, justo por encima del de compromiso. Ubicación hecha de manera estratégica.

Intentó aclararse en el hechizo. Se ubicó en los puntos cardinales, los dibujó con el pie y fue caminando hasta el que consideró necesario: El Norte. Eso la ayudaría a canalizar parte de la energía que necesitaba aunque con el reclamo de su linaje era bastante suficiente. Al punto de que...Ya no necesitaba a Max como fuente de poder. Cerró la mano del anillo en un puño y la cubrió con la otra empezando a reunir el poder ahí, en ese pequeño elemento de metal con su distintiva piedra preciosa. Las fuerzas de la naturaleza pronto estuvieron de su lado. El viento le saludó como un viejo amigo, revolviendo su cabello; la luz del sol bañó su figura, el fuego se presentaba en el calor que acunaban las manos de Catherine y bajo sus pies, el llamado de la magia, hizo que el agua humedeciera sus pies. Cuando la Le Fay abrió los ojos y las manos al mismo tiempo una bola de energía transparente se extendió hasta cubrir toda la casa. De sus labios salían algunas palabras pero no se llegaban a oír. La imagen de la casa Hacksaw empezaba a desdoblarse de la realidad, como si de pronto la misma se tratara de un origami se “redujo” hasta no existir. La pelinegra mantuvo la canalización durante un largo rato, tratando de que el hechizo pudiera mantenerse incluso cuando ella muriera aunque sabía que esa era sólo una tontería.

Al finalizar, curiosamente, no había hilillos de sangre corriéndole por la nariz. Por inercia se llevó las manos ahí pero no encontró nada que limpiarse. Su emoción fue tal que sonrió de manera efusiva y, esta vez, sí miró a Ian para mostrarle sus dedos limpios de sangre. Esa...era la primera vez que hacía algo tan poderoso sin que gastara tanta energía. Sin sentirse agotada o sin perder el conocimiento. Aquello la hizo reír, joder, la hizo reír de felicidad como aquel día en la playa.

Colores en cascada, la fuerza de atracción de una potestad invisible. La denominación de lo que cualquiera llamaría química, la raíz básica de lo arcano. Intensa compulsión de planetas cercanos, próximos vueltas sin fin de una danza de eróticos patrones; jamás tocándose. Felino que sin ser perezoso atrapa la cola del ratón, lo despista de su rumbo hacia la boca de la perdición. Una cavidad que jamás se había visto tan seductora. ¿Qué detenía el desgarro de un zarpazo final? Diversión predadora y la posibilidad de obtener lo deseado en bandeja de plata, ofrecido por propia voluntad. Nadie podría emitirle queja con las pruebas grabadas en la memoria. Lujuria transparente en ojos de arcoíris.

— ¿Eres parte de todo esto? — esfuerzo sobrehumano en no dejar que la costumbre de la ironía se filtrase por el tono de su voz en ese englobado general que finalizaba en una casa de lo más ¿Común e insulsa? Curioso, estaba algo falto de buenos insultos. O quizás tenía la cabeza más ocupada en asuntos pertinentes y objetivos a la vista que, en comparación, una disputa menor palidecía a su grandeza. Rebajarse era para los peones del tablero, piezas como Hackshaw que eventualmente serían otros granos de arena de la playa que visualizaba a sus pies. Ahora una piedra en el zapato que cedería a la presión del puño de su voluntad y tenía la herramienta adecuada adornada con cabellos como las plumas de un cuervo.

—Te sigo entonces — y aunque la tentación de poner en riesgo aquel ritual pulsaba como la intención de un niño a debida travesura contuvo el aliento. Permitió a las fuerzas naturales, el afluente etéreo de los puntos converger en intangible cúpula. — Mucho mejor — halaga en un tono encantador tras crear la cercanía de guardián a sus espaldas — La próxima vez querrás usar el Oeste, se asocia más a lo oculto y los secretos en custodia. Y… —sonríe como quien le anticipa una travesura, secreto entre dos que confina a la seguridad de un susurro al oído — Tu propia magia Catherine. Nada esconde mejor que la noche — manos que recorren brazos por detrás, firma agarre que posa su pecho contra una espalda más menuda, coronada de sombras — Eres Le Fay — le recuerda, soltando las cadenas que dan rienda suelta a la magia de su perfume.

—Ian— su voz serpentea en el fonema de aquél monosílabo, saborea la carga de sarcasmo como al más dulce chocolate — Solo venía a aportar a la causa, debido recado — maneja su discurso con sutileza, tomando el atrevimiento de acercarse a la puerta — Necesito acceso a la chimenea y desapareceré en lo que puedes decir Blake ¿Trato? — pregunta, deja abierta la posibilidad a burla con buen motivo pero al fin y al cabo Catherine le seguiría como un perro con correa. ¡Ironías de la vida!

Seguir a Catherine hasta el exterior ha sido un error, por mucho que quisiera enterarme de qué cojones está haciendo Maxwell aquí. La interrupción de su efusivo encuentro no parece importarles demasiado ni incomodarles, lo cual era mi intención inicial. Tampoco consigo una respuesta clara al respecto. Ella no me hace el menor caso al principio, ni me mira. El acercamiento entre ambos es más que palpable, pero se me sigue haciendo raro que ella permita tanto contacto físico, cuando hasta el mío parecía resultarle incómodo.

La sensación de que allí sobro sigue durando mientras se realiza el hechizo de protección de la casa, usando el anillo que ha traído Max. Dejo de prestar atención a la parejita repelentemente feliz para observar el despliegue de magia protectora que comienza a rodear la casa, algo muy similar al hechizo que protegía el colegio en el que estudiábamos. Supongo que al menos por esto es útil el que hayan venido ambos, porque por lo demás...preferiría no haberlos visto. Me sorprendo a mí mismo teniendo esto pensamientos tan hostiles con Catherine incluida, sin darme mucha cuenta de lo que quiere mostrarme cuando se gira sin sangre en los dedos. Al cabo de un par de segundos lo capto, alzando el pulgar en señal de aprobación, aunque no sonrío ni nada por el estilo.

- Antes incluso te desmayabas cuando usabas magia a raudales. Como aquella vez en la nieve, en el torneo...- en aquel momento la había tenido que coger para meterla a la cabaña en la que nos refugiábamos los participantes, aún cuando se suponía que no podíamos tener contacto con los organizadores del torneo. - Enhorabuena. Has progresado bastante. - la 'felicito' con tono neutro, como de alguien a quien conoces de poco. La voz de Max hace que aparte la mirada de Catherine, haciendo un gesto de resignación. Me molesta hasta escucharlo decir mi nombre, por mucho que haya venido a 'aportar a la causa'. ¿Para qué ha tenido que llamarlo? Nadie le ha pedido ayuda ni quiero deberles nada a ninguno de los dos.

- Haz lo que te de la gana. Yo no tengo ganas de ser amable contigo ni tú tienes por qué fingir que quieres serlo conmigo. - me doy media vuelta, sin importame lo maleducado que he sonado. Entro de nuevo a la casa, dejando la puerta abierta. Si quiere chimenea que la busque él. Y si merodea por la casa da lo mismo, no encontrará nada interesante que hacer allí. Lo único que me irrita es que permanezca más tiempo del necesario, así que por mí que use la chimenea (si va a usarla para lo que supongo que va a usarla). Subo de nuevo las escaleras, perdiéndome por el pasillo en busca del cuarto en el que están mi hermana y mi padre.

Lo que iba a ser un breve descanso se acabó convirtiendo en una siesta de casi una hora. No fue difícil caer rendida estando tan exhausta tras toda una noche de sanaciones, pero no esperaba quedarme dormida durante tanto rato. Al despertar me sobresalto levemente, tardando unos segundos en ubicar el lugar en el que estábamos. Me tomo unos segundos más en evocar las imágenes que habían tenido lugar aquella noche, deseando no haberlo hecho por el mal despertar que me han dado dichas escenas. Suspiro quedamente, girando después la cabeza hacia mi padre, que sigue dormido. Había terminado con él antes, pero me queda terminar de mejorar su estado general.

Me levanto de la cama para situarme de pie delante de él, canalizando mi energía mágica para que fluya con más potencia con el anillo vilya. La luz que emite esta vez es un poco más intensa, al haber descansado va todo mejor. Sonrío satisfecha al ver que tiene mucho mejor aspecto que antes, ya le ha vuelto algo de color a la cara. Sólo le queda quitarse esa ropa ensangrentada y parecerá como si no hubiese pasado nada, al menos externamente. Después salgo de la habitación para dejarlo descansar en condiciones, cerrando la puerta tras de mí. En algún punto del pasillo me encuentro con mi hermano Ian, al cual no había visto desde que nos despedimos en el bosque, aunque ya sabía que estaba bien y se había puesto de camino hacia la casa. Lo abrazo con fuerza, espachurrándolo un poco para darle un beso en la mejilla después, murmurando que me alegro de verlo entero. Él parece estar en perfecto estado, aunque algo serio. Será por lo de Azahar, seguramente. Camino después hacia la habitación en la que duerme ella, yendo a revisarla. Lyran está allí, así que trato de animarlo diciendo que se pondrá bien pronto. Las sanaciones necesarias están hechas, sólo queda esperar. Le informo de que voy a salir a buscar algunas plantas medicinales para ella, que volveré pronto. No llego a cruzarme con Catherine y Max porque desaparezco directamente de la habitación, con destino al bosque más cercano.

--------

curación:

dado 20 + 10 habilidad + 40 vilya= 70 a ADAM (149 PS anteriores, más esta última curación) PS de Adam restaurado por completo, 150

El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Curación' :

-Por supuesto- Respondió Catherine convencida. No hubo dubitación ni titubeo alguno en una dama que era, de por sí, bastante insegura. Pero la muchacha se había comprometido con un mundo mejor, con la utopía de su mente juvenil en la que el Consejo restauraría el orden que correspondía en la Tierra y aquello haría que todos vivieran en paz y felices. Sin duda, un panorama que cada vez era más difícil y se le antojaba mucho más complicado. Pero los jóvenes siempre tienen la llama de la rebeldía en las venas y, a veces, tal vez se le pegaba las esperanzas de los Knox.

Escuchó el halago de Max con una sonrisa en el rostro pero después, al mirar a Ian, notó que no había demasiada felicidad en su voz y frunció el ceño levemente. – ¡Oye! No me desmayé… Estaba perdiendo…Levemente el conocimiento- Dijo peleándole, como costumbre, como en los viejos tiempos; pero también  cortando aquellas palabras mientras su respiración se ralentizaba , el perfume de Max volvía a rodearla mientras su voz, seductoramente baja, la guiaba en torno a la sabiduría mágica que poseía. El oeste, miró hacia aquel punto cardinal con curiosidad pero no podría volver a hacer el hechizo. Lo hecho, estaba hecho.

Alzó la vista, fijándose en algún punto cualquiera de la cerca de la casa, cuando Max deslizó sus brazos por los de ella atrayendo su menudo cuerpo al de él. El rostro de la muchacha mutó casi inmediata y bruscamente, para el observador acucioso y detallista, de la mano del escalofrío placentero que recorrió su cuerpo que –más pronto que tarde- se convirtió en un hormigueo cálido y ansioso. No había más sonrisas, había un gesto de frustración. ¿Cómo contenerse? ¿Cómo lo estaba logrando con tanto éxito? Sus manos se crisparon agarrándose a los antebrazos de Max y clavándole las uñas con ímpetu mientras apoyaba su peso en él. Sí, era una Le Fay y daría lo que fuera por caer en las oscuras perversiones que su mente dibujaba con tanto ahínco. Las mejillas se le volvieron a colorear de vergüenza ante lo que le sucedía y su poca capacidad para controlarlo. No obstante, fue clave el mensaje de Lucio para traerla a la realidad. Catherine enfocó un poco más la vista mientras se mordía el labio tratando de no soltar algún sonido estúpido ante el contacto físico que mantenía con Max.  Le envió otro mensaje a Lucio diciendo que era sumamente importante su llegada aquí.

-No…- Dijo en un quejido confundido mientras se llevaba una mano en la cabeza tratando de controlar el creciente mareo que estaba teniendo. No había respondido a nada en particular -¿Chimenea? Podemos aparecer en el piso. Necesito…Necesito…- Su pecho empezaba a elevarse aunque, casi por un instante, agradecía no tener la imagen de Max al frente –Necesito darle el anillo a Anteia…Y decirle de Aza- Señaló antes de oír lo que Ian tenía que decir. Palabras cargadas de un odio que Catherine no entendía. ¿Qué le había hecho Max? Había ayudado a proteger la casa y… ¡Cómo le costaba hilvanar pensamientos! –Max… - Quiso preguntarle pero girarse a mirarlo habia sido una mala opción –Anteia- Musitó concentrando de nuevo su vista en sus labios.  En otra situación, seguramente habría ido tras Ian o le habría enviado algún mensaje telepático pero el efecto hipnotizador de Max no dejaba espacio a más. Elocuente hechicero mantenía en vilo a las víctimas bajo su red de magia y Cath no tenía posibilidad de escape. Y para ese momento, tampoco quería hacerlo.