Recuerdo del primer mensaje :
Recepción de pacientes y sala de espera (acompañantes y pacientes).
Recepción de pacientes y sala de espera (acompañantes y pacientes).
- Plantilla del hospital:
- Lucio Galenus: Director. Cardiólogo. Especialista en sanación mágica general.
- Aldaron Failon: Anestesia y Farmacología
- Arleen Royden: Neurocirujana. Traumatóloga.
- Josephine Patterson: Daños provocados por hechizos. Embrujos irreversibles. Maleficios. Encantamientos mal realizados
- Chloe Hacksaw: SIR (sanadora interna residente)
- Anteia Malfoy: Obstetricia y neonatos
- Justin Granger: Becario técnico en pociones
-Tomaré vuestra palabra- Le dijo al Descendiente de Merlín con una mirada penetrante y luego se puso el casco. Habían llegado más personas a proteger el hospital y los patronus de Arleen y Sofía no tardaron en aparecer. Por cierto, ninguno de ellos informando que estaban en la biblioteca lo que le hizo gruñir exasperado. Cuando finalizó su hechizo se sintió bastante cansado pero decidió olvidarse de ello.
-Bien- Dijo con respecto a lo de Turin, recibiendo todo lo que le estaba dando para cuando entró Johan. Tenía un aspecto de mierda. Muy de mierda. Vishous escaneó rápidamente los conjuros y runas y los mandó a los miembros de la guardia que eran expertos en ese ámbito para vinieran al hospital pero pronto empezaron a decirle que el ataque se estaba ralentizando, que los rayos no parecían viajar con la misma velocidad. Eso le extrañó. Mucho. Ordenó la búsqueda de Andreas -Aurora, envía los expedientes de los chipeados al centro general de la Guardia. Hay que ubicarlos antes de que hagan desastres-
Al oír a Sean de nuevo asintió -Dejad uno atrás. Iré allí en cuanto organice un par de cosas- Y la primera de ellas era lo que Johan había hecho con él en la antigua misión. Cogió al líder de los Renegados y se lo llevó de Recepción a Urgencias para que pudieran atenderlo, sin importarle en lo más mínimo estarse manchando de sangre a chorros. Después de dejarlo ahí mandó varios patronus y se fue a la plaza para bajar a Turin.
-Bien- Dijo con respecto a lo de Turin, recibiendo todo lo que le estaba dando para cuando entró Johan. Tenía un aspecto de mierda. Muy de mierda. Vishous escaneó rápidamente los conjuros y runas y los mandó a los miembros de la guardia que eran expertos en ese ámbito para vinieran al hospital pero pronto empezaron a decirle que el ataque se estaba ralentizando, que los rayos no parecían viajar con la misma velocidad. Eso le extrañó. Mucho. Ordenó la búsqueda de Andreas -Aurora, envía los expedientes de los chipeados al centro general de la Guardia. Hay que ubicarlos antes de que hagan desastres-
Al oír a Sean de nuevo asintió -Dejad uno atrás. Iré allí en cuanto organice un par de cosas- Y la primera de ellas era lo que Johan había hecho con él en la antigua misión. Cogió al líder de los Renegados y se lo llevó de Recepción a Urgencias para que pudieran atenderlo, sin importarle en lo más mínimo estarse manchando de sangre a chorros. Después de dejarlo ahí mandó varios patronus y se fue a la plaza para bajar a Turin.
Observé a los dos hombres en el intercambio de papeles y de hechizos, que no entendía, esperando indicaciones. -¡Johan!- Siquiera me había percatado de la presencia de mi padrino en el hall con toda la vorágine de personal y de cosas que había que hacer. Corrí hacia él mordiéndome el labio: estaba fatal, ¿qué es lo que hacía la máquina con la gente? ¿La hacía puré? Por Merlín, ¿cómo estarán todos en Turín? Esperaba que no en esas condiciones pues Belle no era tan fuerte como mi padrino -Han atacado la isla, pero ya está bien. Jo está en urgencias y están evacuando a la biblioteca a todo el mundo. Si Nyara está allí, estará bien- Le aseguré, tratando de calmar sus nervios. No tenía la cabeza para más preocupaciones, pero, ¿dónde narices estaba la cría? Se mordió la uña preocupado por aquello. Es verdad que no sabía nada de las mujeres más importantes de su vida, pero esperaba que Jo hubiese hecho lo que tenía que hacer. Ayudé a cargar a Johan mientras el guardia desaparecía por los pasillos con mi padrino. Luego giré hacia Sean, con claro gesto de preocupación. -Vale. Se lo diré. Tened cuidado en Turín- Recibí la orbe y la estudié en silencio mientras Sean ultimaba ciertos preparativos con V.
No tardaron mucho en aparecer más personas con el hombre de pelo largo que estaba en la cena de Josephine. Un vampiro. Ayudé a cargarle en la camilla y esta desapareció en el hospital. Se mordió el labio con aquella información que había soltado el pelirrojo, mirando con preocupación la orbe que le había dado Sean. Si no quería ser una planta tendría que hacer algo más que quedarme allí como un pasmarote. Guardé el orbe y cuando iba a salir en dirección a urgencias, Doris me dio la ubicación de Nyara. Asentí como agradecimiento y, tras ello, salí de la recepción del hospital para ir a urgencias.
No tardaron mucho en aparecer más personas con el hombre de pelo largo que estaba en la cena de Josephine. Un vampiro. Ayudé a cargarle en la camilla y esta desapareció en el hospital. Se mordió el labio con aquella información que había soltado el pelirrojo, mirando con preocupación la orbe que le había dado Sean. Si no quería ser una planta tendría que hacer algo más que quedarme allí como un pasmarote. Guardé el orbe y cuando iba a salir en dirección a urgencias, Doris me dio la ubicación de Nyara. Asentí como agradecimiento y, tras ello, salí de la recepción del hospital para ir a urgencias.
Gwen Pendragón
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El mensaje de mi hermana lo dejó todo claro. Debía apresurar nuestro viaje al hospital, así que convoqué a los sanadores con los que contábamos en nuestras filas. Cargaron con el material que teníamos a nuestra disposición y emprendimos viaje.
He de confesar que resultó más complicado de lo que hubiese parecido en un principio. Generalmente no tardábamos más de 10 minutos en alcanzar la ciudad con una buena montura, sin embargo a mitad de camino la cúpula empezó a desmoronarse sobre nuestras cabezas y el vuelo se convirtió en un caos. Varios dragones tuvieron que tomar tierra y desviarse de su curso por lo que nos tomó más tiempo de la cuenta. Al llegar al hospital bajé de los lomos de Alud, acaricié su rostro mientras varios de los sanadores entraban al lugar, que estaba siendo protegido por varias personas.-Vuelve a las montañas, avisa a Cedric. Un du evarínya ono varda.[que las estrellas cuiden de ti]-Me despedí de mi compañera y procedí a entrar al lugar.
Los sanadores ya se habían presentado y estaban formalizando el permiso para entrar a ayudar. Quedé esperando con mis manos unidas entre sí, a la altura de mi regazo con una aparente actitud serena y seria, aunque en mi interior me preguntaba por la seguridad de mi familia. Cuando por fin dieron paso nos pusimos en camino.-Letta orya Blödh[detened la sangre]-Ordené a aquellos que entendiesen mi idioma. Tanto los sanadores como yo accedimos al interior emanando magia que cortaba todo tipo de hemorragias.
He de confesar que resultó más complicado de lo que hubiese parecido en un principio. Generalmente no tardábamos más de 10 minutos en alcanzar la ciudad con una buena montura, sin embargo a mitad de camino la cúpula empezó a desmoronarse sobre nuestras cabezas y el vuelo se convirtió en un caos. Varios dragones tuvieron que tomar tierra y desviarse de su curso por lo que nos tomó más tiempo de la cuenta. Al llegar al hospital bajé de los lomos de Alud, acaricié su rostro mientras varios de los sanadores entraban al lugar, que estaba siendo protegido por varias personas.-Vuelve a las montañas, avisa a Cedric. Un du evarínya ono varda.[que las estrellas cuiden de ti]-Me despedí de mi compañera y procedí a entrar al lugar.
Los sanadores ya se habían presentado y estaban formalizando el permiso para entrar a ayudar. Quedé esperando con mis manos unidas entre sí, a la altura de mi regazo con una aparente actitud serena y seria, aunque en mi interior me preguntaba por la seguridad de mi familia. Cuando por fin dieron paso nos pusimos en camino.-Letta orya Blödh[detened la sangre]-Ordené a aquellos que entendiesen mi idioma. Tanto los sanadores como yo accedimos al interior emanando magia que cortaba todo tipo de hemorragias.
Entró en el Hospital por la puerta grande. Ya la esperaban los guardias que habían cargado con los cofres de pociones mientras ella había sobrevolado la isla hasta ahí. Había tenido que hacer varias paradas porque la isla, por un rato, parecía caerse a pedazos. Ahora solo estaba confundida porque si bien temió or un momento, ahora los ataques no se veían por ningún lado. ¿Lo habían logrado? ¿Todo se iba lentamente al infierno? No tenía la más mínima idea.
Entró lo suficientemente pronto como para ver a una de las Pendragón adentrarse por completo al hospital. Apuró a los guardias a que colocaran el cobre sobre su alfombra mágica y les instó a irse, que seguro sus manos serían mucho más necesarias en otro lugar. Caminando, entró al lugar, adentrándose en los pasillos mientras el caos parecía cundir. No se iba a tardar demasiado, solo tenía que ir al almacén de pociones y surtir todo antes de que comenzaran a llegar los heridos. Pero, por lo que veía alrededor, ya era un poco tarde. Mejor ponerse manos a la obra. Tras adentrarse por aquel pasillo que conocía de memoria con la alfombra tras ella, esquivó heridos, enfermeros y médicos preguntando por Aldaron, aunque estaba casi segura de que estaría ya en alguna especie de quirófano.
Entró lo suficientemente pronto como para ver a una de las Pendragón adentrarse por completo al hospital. Apuró a los guardias a que colocaran el cobre sobre su alfombra mágica y les instó a irse, que seguro sus manos serían mucho más necesarias en otro lugar. Caminando, entró al lugar, adentrándose en los pasillos mientras el caos parecía cundir. No se iba a tardar demasiado, solo tenía que ir al almacén de pociones y surtir todo antes de que comenzaran a llegar los heridos. Pero, por lo que veía alrededor, ya era un poco tarde. Mejor ponerse manos a la obra. Tras adentrarse por aquel pasillo que conocía de memoria con la alfombra tras ella, esquivó heridos, enfermeros y médicos preguntando por Aldaron, aunque estaba casi segura de que estaría ya en alguna especie de quirófano.
Después de confirmar que no había nadie entre los escombros del I+D fueron directos al hospital, intercambiando miradas de estupefacción y confusión con los rayos que habían abajo. Luego...Por la cúpula que protegía al hospital. Arleen tuvo que usar su poder para protegerlos a los cuatro y la alfombra para poder pasar a través de ésta. Era curioso pero parecían capas sobre capa sobre capa lo que dificultaba una entrada tranquila pero al final llegaron a recepción.
Donde Aurora pegó un grito al cielo -¡¿Qué haces aquí?!- Arleen tensó la mandíbula -Baja la voz- Murmuró sintiendo varias miradas sobre sí misma e intentó erguir la espalda y mantener una buena pose -Estoy siendo ejemplo- Le dijo con el ceño fruncido, buscando en ella ese apoyo incondicional de siempre -¿Para quién exactamente?- Aquello le hirió porque sabía por dónde iban los tiros -Si yo no puedo sanar, mis inventos sí- Respondió y se giró hacia Gelion.
-Puedes quedarte aquí, el hospital está protegido...Sino te llevaré a la Biblioteca. Yo me quedaré aquí- Casi pudo sentir a Aurora atravesarla con la mirada con su gesto de mal humor pero no se encogió -Los llevaré a urgencias y volveré- Murmuró y se fue por su propio pie hasta la zona de urgencias mientras analizaba porque Gelion seguía siguiendola a todos lados. Es más, ahora que había cumplido uno de sus objetivos y pensaba con más claridad. ¿Por qué demonios había vuelto? Ella no era una damisela en peligro...
Pero había dado esa imagen ¿No?
Maldita sea
Se perdió en los pasillos directo hacia la zona de urgencias.
Donde Aurora pegó un grito al cielo -¡¿Qué haces aquí?!- Arleen tensó la mandíbula -Baja la voz- Murmuró sintiendo varias miradas sobre sí misma e intentó erguir la espalda y mantener una buena pose -Estoy siendo ejemplo- Le dijo con el ceño fruncido, buscando en ella ese apoyo incondicional de siempre -¿Para quién exactamente?- Aquello le hirió porque sabía por dónde iban los tiros -Si yo no puedo sanar, mis inventos sí- Respondió y se giró hacia Gelion.
-Puedes quedarte aquí, el hospital está protegido...Sino te llevaré a la Biblioteca. Yo me quedaré aquí- Casi pudo sentir a Aurora atravesarla con la mirada con su gesto de mal humor pero no se encogió -Los llevaré a urgencias y volveré- Murmuró y se fue por su propio pie hasta la zona de urgencias mientras analizaba porque Gelion seguía siguiendola a todos lados. Es más, ahora que había cumplido uno de sus objetivos y pensaba con más claridad. ¿Por qué demonios había vuelto? Ella no era una damisela en peligro...
Pero había dado esa imagen ¿No?
Maldita sea
Se perdió en los pasillos directo hacia la zona de urgencias.
Gelion Draven
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El viaje hacia el hospital lo pasé vigilando el movimiento de los rayos. Lo hacían, no estaban paralizados, juraría que se movían de una forma casi imperceptible. Mientras no dejaba de fijarme en ellos pensaba en la reacción de la doctora. Por alguna razón en un primer momento capté que aceptaba no usar aquel barco pero que hubiese deseado que nos lanzásemos a atacar sin pensarlo y después llegó el águila que le habló como si fuese una muñeca de porcelana. No sabía a quién pertenecía ese bicho comunicador pero si la trataba así, alguien aparentemente de confianza pues ya le había mandado dos mensajes, no me extrañaba que la mujer se comportase como si le hubiesen puesto una línea que no podía sobrepasar bajo ningún concepto.
Al acercarnos al edificio fruncí el ceño al ver esas barreras siguiendo a la doctora de cerca. Al ver que no paraba miré varias veces a Arleen. En algún momento tenía que parar ¿verdad? ¿no iba a lanzarse de cabeza contra unas...sí, lo había hecho y yo tras ella como un gilipollas. Durante esos breves instantes cerré los ojos con fuerza, demasiada magia alrededor. Gruñí al traspasar las barreras mirando hacia atrás por donde nos seguían los autómatas.
Pasé a recepción y me crucé de brazos ahí plantado a varios pasos de la mujer que ahora recibía una reprimenda o al menos eso parecía por el tono de parte de la recepcionista. Alcé ambas cejas y desvié la mirada tratando de evadirme de la conversación. Cuando se acercó miré de reojo a la de recepción mientras Arleen me hablaba.-Alguien debería buscar a Andreas por si se ha vuelto tarumba.-Murmuré aún sin mirarla frunciendo mi ceño mientras observaba a la mujer de recepción. ¿Acaso todos creían que la doctora era inútil o qué?
Se marchó y acerqué mis pasos a la puerta, las barreras seguían en pie y tras unos minutos los rayos cesaron. Impactaron varios, de manera ralentizada sobre la magia y tras esos, nada. Poco a poco los magos que se encargaban de proteger el hospital deshicieron las barreras y el cielo parecía aparentemente tranquilo. Volví a pasar al interior a tiempo para ver a la doctora salir por las puertas, señalando a la salida.-Parece que el ataque ha terminado. Igualmente buscaré a Andreas, por si acaso.
Miré de nuevo a la recepcionista y de vuelta a la castaña.-No te enseñó tu padre ¿eh?...-hice un gesto con la cabeza señalando a recepción-El águila, la mujer...tal vez debería haberte animado a coger ese barco.-Crucé mis brazos una vez más.-¿Dentro no te necesitan o también te tratan como si fueses la vasija más frágil de la tierra?
Al acercarnos al edificio fruncí el ceño al ver esas barreras siguiendo a la doctora de cerca. Al ver que no paraba miré varias veces a Arleen. En algún momento tenía que parar ¿verdad? ¿no iba a lanzarse de cabeza contra unas...sí, lo había hecho y yo tras ella como un gilipollas. Durante esos breves instantes cerré los ojos con fuerza, demasiada magia alrededor. Gruñí al traspasar las barreras mirando hacia atrás por donde nos seguían los autómatas.
Pasé a recepción y me crucé de brazos ahí plantado a varios pasos de la mujer que ahora recibía una reprimenda o al menos eso parecía por el tono de parte de la recepcionista. Alcé ambas cejas y desvié la mirada tratando de evadirme de la conversación. Cuando se acercó miré de reojo a la de recepción mientras Arleen me hablaba.-Alguien debería buscar a Andreas por si se ha vuelto tarumba.-Murmuré aún sin mirarla frunciendo mi ceño mientras observaba a la mujer de recepción. ¿Acaso todos creían que la doctora era inútil o qué?
Se marchó y acerqué mis pasos a la puerta, las barreras seguían en pie y tras unos minutos los rayos cesaron. Impactaron varios, de manera ralentizada sobre la magia y tras esos, nada. Poco a poco los magos que se encargaban de proteger el hospital deshicieron las barreras y el cielo parecía aparentemente tranquilo. Volví a pasar al interior a tiempo para ver a la doctora salir por las puertas, señalando a la salida.-Parece que el ataque ha terminado. Igualmente buscaré a Andreas, por si acaso.
Miré de nuevo a la recepcionista y de vuelta a la castaña.-No te enseñó tu padre ¿eh?...-hice un gesto con la cabeza señalando a recepción-El águila, la mujer...tal vez debería haberte animado a coger ese barco.-Crucé mis brazos una vez más.-¿Dentro no te necesitan o también te tratan como si fueses la vasija más frágil de la tierra?
Volvió sobre sus pasos con las manos metidas en los bolsillos. Se sentía un poco fuera de lugar con esa ropa de misión, pero supuso que si todo hubiese pasado a mayores le habrí servido de algo. Alzó la cabeza hacia el techo del hospital cuando escuchó los impactos y se detuvo preparándose por si necesitaba poner uno de sus escudos pero todo pasó. A su alrededor se movieron más compañeros que la miraron con sorpresa, haciendola sentir profundamente incómoda.
¿Y si había tomado otra mala decisión? Anteia la había visto mal. Anteia… Sentía que se le empequeñecía el corazón. No se esperó encontrar con Gelion cuando volvió, esquivando concienzudamente la recepción, porque pensó que iría a por Andreas -Bien. Si necesitas ayuda dile a un guardia y quédate con la daga- Le mencionó y arrastró su mirada a la sala de espera, un lugar en el que nunca pensó que estaría pero debía.
- ¿Umm?- ¿Su padre? ¿Qué tenía que ver? Miró hacia la recepción, a Aurora que estaba metida en unos papeles -Mi hermano…Mi cuñada- Explicó brevemente y empezó a caminar hacia la sala de espera cuando escuchó lo del barco -Era una idea estúpida, hiciste bien en detenerme- Respondió y finalmente tomó asiento en una de las sillas, negando con la cabeza a eso de que la necesitaban -Están bien. Los autómatas harán lo suyo- Ignoró lo de la vasija y se quitó la diadema de la cabeza para ponerla sobre sus piernas. Estaba agitada y cansada, quizás porque la malla que había cogido de Sayid era más pesada de lo que esperaba. ¿Los rayos habrían destruido la casa? Frunció suavemente el ceño -No soy yo por la que se preocupan- Mencionó alzando la vista hacia Gelion -Al menos no ahora mismo- Dijo con la boca pequeña y esperó, en el fondo de su ser, que su bebé estuviera bien, pero algo…Algo le decía que no. Dejó la diadema en su regazo y se cruzó de brazos. Se quedó en silencio un momento y después alzó la vista hacia él con el ceño fruncido - ¿Por qué volviste? Quizás ellos no son los únicos que creen que soy frágil o que necesito a un hombre para ponerme a salvo- Le dijo con un tono bastante neutral y el rostro malditamente sereno y vacío de expresión.
¿Y si había tomado otra mala decisión? Anteia la había visto mal. Anteia… Sentía que se le empequeñecía el corazón. No se esperó encontrar con Gelion cuando volvió, esquivando concienzudamente la recepción, porque pensó que iría a por Andreas -Bien. Si necesitas ayuda dile a un guardia y quédate con la daga- Le mencionó y arrastró su mirada a la sala de espera, un lugar en el que nunca pensó que estaría pero debía.
- ¿Umm?- ¿Su padre? ¿Qué tenía que ver? Miró hacia la recepción, a Aurora que estaba metida en unos papeles -Mi hermano…Mi cuñada- Explicó brevemente y empezó a caminar hacia la sala de espera cuando escuchó lo del barco -Era una idea estúpida, hiciste bien en detenerme- Respondió y finalmente tomó asiento en una de las sillas, negando con la cabeza a eso de que la necesitaban -Están bien. Los autómatas harán lo suyo- Ignoró lo de la vasija y se quitó la diadema de la cabeza para ponerla sobre sus piernas. Estaba agitada y cansada, quizás porque la malla que había cogido de Sayid era más pesada de lo que esperaba. ¿Los rayos habrían destruido la casa? Frunció suavemente el ceño -No soy yo por la que se preocupan- Mencionó alzando la vista hacia Gelion -Al menos no ahora mismo- Dijo con la boca pequeña y esperó, en el fondo de su ser, que su bebé estuviera bien, pero algo…Algo le decía que no. Dejó la diadema en su regazo y se cruzó de brazos. Se quedó en silencio un momento y después alzó la vista hacia él con el ceño fruncido - ¿Por qué volviste? Quizás ellos no son los únicos que creen que soy frágil o que necesito a un hombre para ponerme a salvo- Le dijo con un tono bastante neutral y el rostro malditamente sereno y vacío de expresión.
Gelion Draven
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No tenía muy claro que un guardia me fuese a ayudar a nada, quiero decir si sabía quién era yo era difícil que creyese mis palabras. Aún así asentí.-Te la devolveré en cuanto sepa si se le ha ido la chota o no, parecía cara.-por lo poco que me había fijado en la daga la empuñadura al menos me hacía sospechar que lo era, además era de un mago de los importantes.
Apreté mis labios con seriedad cuando explicó que el águila era su hermano y la señora, a la que miré de nuevo alzando una ceja, era su cuñada.-No era tan estúpida, en cualquier otro momento me hubiese subido a ese trasto. -chasqué la lengua, la verdad es que en las mismas condiciones en tierra, en mi terreno, lo hubiese hecho a pesar de estar en la mierda. -Y no te he detenido, tu eras libre de subir o no.-Aclaré, pues si se hubiese empeñado seguramente la hubiese seguido, como lo había hecho en ese rato, porque en esta isla no tenía rumbo y me sentía perdido.
Cogí aire profundamente intentando evitar ese tipo de pensamientos, el de que estaba cagado entre toda esa magia. -¿hmm?-Me extrañó su confesión pero con su segundo comentario me quedó claro y alcé un poco el mentón comprendiendo.-Ya...la prole importante.-El tono no llegó a ser despectivo pero no era el más agradable del mundo. Desvié la mirada, apartándola de ella pensando que debía ponerme en marcha ya, ahora que las barreras protectoras no estaban. Si todo había acabado y Andreas había sido conectado seguramente ahora estaría alucinando.
Su pregunta me pilló de sorpresa y volví a mirarla, por un segundo mostrando aquel sentimiento. Después apreté mis labios.-Créeme tu eres mucho más capaz que yo en estos momentos de mantenerte a salvo.-Negué y estreché mis ojos volviendo a mirar a ningún sitio como pensándomelo.-Tal vez buscaba justo lo contrario o tal vez simplemente me caes bien, Doc.-Encogí un hombro mirando hacia la salida.-Teniendo en cuenta que eres la única con la que cruzo mas de dos palabras seguidas.-Comenté sin darle mayor importancia volviendo a mirarla.-Nos vemos Doc.-Y tras aquella breve despedida me marché del lugar.
Apreté mis labios con seriedad cuando explicó que el águila era su hermano y la señora, a la que miré de nuevo alzando una ceja, era su cuñada.-No era tan estúpida, en cualquier otro momento me hubiese subido a ese trasto. -chasqué la lengua, la verdad es que en las mismas condiciones en tierra, en mi terreno, lo hubiese hecho a pesar de estar en la mierda. -Y no te he detenido, tu eras libre de subir o no.-Aclaré, pues si se hubiese empeñado seguramente la hubiese seguido, como lo había hecho en ese rato, porque en esta isla no tenía rumbo y me sentía perdido.
Cogí aire profundamente intentando evitar ese tipo de pensamientos, el de que estaba cagado entre toda esa magia. -¿hmm?-Me extrañó su confesión pero con su segundo comentario me quedó claro y alcé un poco el mentón comprendiendo.-Ya...la prole importante.-El tono no llegó a ser despectivo pero no era el más agradable del mundo. Desvié la mirada, apartándola de ella pensando que debía ponerme en marcha ya, ahora que las barreras protectoras no estaban. Si todo había acabado y Andreas había sido conectado seguramente ahora estaría alucinando.
Su pregunta me pilló de sorpresa y volví a mirarla, por un segundo mostrando aquel sentimiento. Después apreté mis labios.-Créeme tu eres mucho más capaz que yo en estos momentos de mantenerte a salvo.-Negué y estreché mis ojos volviendo a mirar a ningún sitio como pensándomelo.-Tal vez buscaba justo lo contrario o tal vez simplemente me caes bien, Doc.-Encogí un hombro mirando hacia la salida.-Teniendo en cuenta que eres la única con la que cruzo mas de dos palabras seguidas.-Comenté sin darle mayor importancia volviendo a mirarla.-Nos vemos Doc.-Y tras aquella breve despedida me marché del lugar.
Le pareció extraño que uno de los patronus saliera atravesando paredes hacia lo que él sabía que era la biblioteca y el otro volara de forma más tranquila. No tardó en darse cuenta de que Arleen estaba en la recepción. Estaba sola mirando su diadema con los brazos cruzados. Pero Aurora lo interceptó antes -Han vuelto todos pero Amaya no está bien… No está bien- Repitió, con un pesado sentimiento de culpabilidad. Quizás si él hubiese bajado podría haberla protegido y sus sobrinos no quedarían huérfanos. Se quitó el casco y se masajeó la sien mientras su cuñada tensaba los labios.
-Está en las mejores manos posibles, V, seguro que podrán ayudarla- Le dijo con tranquilidad, suponiendo que Fred ya estaba al tanto. No podía detenerse mucho tiempo más, tenía que seguir con los papeles -Ha llegado hace un rato con autómatas, esos inventos que creo con Da Vinci… O sea, fue a buscarlos al laboratorio… No entiendo porqué- El moreno miró a su cuñada y después a su hermana, suspirando al reconocer su gesto -¿A ti te gusta quedarse en tu casa cuando sabes que puedes hacer algo?- Preguntó arqueando una ceja -Yo no estoy en su posición- Respondió la rubia y Vishous negó con la cabeza -Pues intenta meterte en sus zapatos de vez en cuando- Le recomendó V con un tono más bien neutral.
Se alejó de allí yendo a donde estaba su hermana, sentándose a su lado. No le dijo nada, sólo deslizó un brazo sobre sus hombros y la atrajo hacia sí mismo para dejarle un beso en la cabeza -Está bien, está siendo atendido. Él y Giordano pero Amaya…La han mandado a quirófano. No se veía bien- Aún podía percibir el cuerpo de su prima contra él, apenas se movía, parecía que la respiración le falla. El teniente dejó caer los párpados con pesadez.
-Está en las mejores manos posibles, V, seguro que podrán ayudarla- Le dijo con tranquilidad, suponiendo que Fred ya estaba al tanto. No podía detenerse mucho tiempo más, tenía que seguir con los papeles -Ha llegado hace un rato con autómatas, esos inventos que creo con Da Vinci… O sea, fue a buscarlos al laboratorio… No entiendo porqué- El moreno miró a su cuñada y después a su hermana, suspirando al reconocer su gesto -¿A ti te gusta quedarse en tu casa cuando sabes que puedes hacer algo?- Preguntó arqueando una ceja -Yo no estoy en su posición- Respondió la rubia y Vishous negó con la cabeza -Pues intenta meterte en sus zapatos de vez en cuando- Le recomendó V con un tono más bien neutral.
Se alejó de allí yendo a donde estaba su hermana, sentándose a su lado. No le dijo nada, sólo deslizó un brazo sobre sus hombros y la atrajo hacia sí mismo para dejarle un beso en la cabeza -Está bien, está siendo atendido. Él y Giordano pero Amaya…La han mandado a quirófano. No se veía bien- Aún podía percibir el cuerpo de su prima contra él, apenas se movía, parecía que la respiración le falla. El teniente dejó caer los párpados con pesadez.
-Vale- Respondió a lo de la daga, asintiendo diligentemente. Le parecía buena idea que alguien ubicara a Andreas y que no fuera ella. No tenía ganas de verlo. Es más, en ese momento no tenía ganas de ver a nadie. En cuanto Gelion empezó a corregirla con el tema del barco, alzó al cabeza con el ceño fruncido pero decidió callarse. A fin de cuentas, siempre acababan discutiendo por lo más mínimo así que no abrió la boca.
“La prole importante”, sí. Exactamente. Contuvo el gesto de llevarse las manos al vientre. Tragó en seco y decidió no mirar hacia la recepción. Notó la sorpresa en él y se extrañó de su reacción. Cada una de las palabras que salió de su boca la confundió más aunque el hecho de que confiara en que podía protegerse, bueno, le dio cierto valor. Lo de caerle bien sabía que era mentira pero lo dejó estar, probablemente no lo volviera a ver nunca.
-Adiós- Se despidió alzando una mano con suavidad y luego se cruzó de brazos de nuevo mientras miraba su diadema. Al cabo de un rato, Vishous llegó y se sentó a su lado. No le dijo nada pero sentía que algo le presionaba, se dejó hacer recostándose contra él sintiendo de nuevo unas horribles ganas de llorar. Más aún después del beso. Aún así las palabras le llenaron de cierta calma. Sus hermanos y sus amigo estaban bien pero lo de Amaya. Quería verla, quería ayudarla y sintió la misma frustración que su prima había sentido cuando no llegó a protegerla. Empezó entonces a llorar, ya no podía aguantarlo más -Odio sentirme inútil…Odio que me vean como una inútil- Se miró las manos, a sabiendas de todas las cosas de las que era capaz pero no podía -Era una mujer sana, yo no sabía que estaba embarazada, no tenía ni idea... fue... Yo…- ¿Por qué le pasaban estas cosas? Se refugió en el pecho de V llorando contra su armadura -Me siento inútil- Le dijo después de un momento y sacó un pañuelo para limpiarse las lágrimas con cuidado. No debía dar ese tipo de espectáculos, pero no había podido soportarlo. Respiró varias veces intentando buscar esa fuerza interior para no dañar su imagen. Si le preguntaban diría que era sólo preocupación por Amaya.
“La prole importante”, sí. Exactamente. Contuvo el gesto de llevarse las manos al vientre. Tragó en seco y decidió no mirar hacia la recepción. Notó la sorpresa en él y se extrañó de su reacción. Cada una de las palabras que salió de su boca la confundió más aunque el hecho de que confiara en que podía protegerse, bueno, le dio cierto valor. Lo de caerle bien sabía que era mentira pero lo dejó estar, probablemente no lo volviera a ver nunca.
-Adiós- Se despidió alzando una mano con suavidad y luego se cruzó de brazos de nuevo mientras miraba su diadema. Al cabo de un rato, Vishous llegó y se sentó a su lado. No le dijo nada pero sentía que algo le presionaba, se dejó hacer recostándose contra él sintiendo de nuevo unas horribles ganas de llorar. Más aún después del beso. Aún así las palabras le llenaron de cierta calma. Sus hermanos y sus amigo estaban bien pero lo de Amaya. Quería verla, quería ayudarla y sintió la misma frustración que su prima había sentido cuando no llegó a protegerla. Empezó entonces a llorar, ya no podía aguantarlo más -Odio sentirme inútil…Odio que me vean como una inútil- Se miró las manos, a sabiendas de todas las cosas de las que era capaz pero no podía -Era una mujer sana, yo no sabía que estaba embarazada, no tenía ni idea... fue... Yo…- ¿Por qué le pasaban estas cosas? Se refugió en el pecho de V llorando contra su armadura -Me siento inútil- Le dijo después de un momento y sacó un pañuelo para limpiarse las lágrimas con cuidado. No debía dar ese tipo de espectáculos, pero no había podido soportarlo. Respiró varias veces intentando buscar esa fuerza interior para no dañar su imagen. Si le preguntaban diría que era sólo preocupación por Amaya.
Lo sabía, por la forma en la que respiraba, que era cuestión de tiempo antes de que se echara a llorar. Algo que no había hecho en todo el tiempo que había estado en su piso, donde había permanecido tranquila, serena pero absolutamente pasiva y derrotada en la cama. Nunca en su vida la había visto tantos días en pijama. Es como si algo le hubiese robado su esencia.
-Nadie te ve como inútil, Arleen ¿Por qué dices eso?- Le preguntó observando su gesto con algo de preocupación. ¿Qué estaba pasando por esa mente suya? Tras eso…Lo del bebé. Tuvo que parar un momento a pensar y frunció el ceño -¿Crees que la gente te juzga por tu embarazo? ¿Por la situación en la que estás?- Inquirió y después pensó que incluso con el apoyo de Sayid, la sombra de su madre seguía clavando las garras profundamente en su hermana. Le acarició el cabello -¿Has hablado con Sayid, Arleen?- Preguntó, porque si el Descendiente había dicho algo desafortunado como había confesado respecto a lo de Giordano. Bueno…Era él quien iba a ponerlo en la UCI.
-¿Por qué te sientes inútil?- Preguntó aunque tenía la sensación de que sabía a qué se debía -Escúchame, hermana… - Le cogió el rostro entre las manos y le acarició las mejillas con los pulgares -Si hubieses sabido que estabas embarazada ¿Hubieses bajado? ¿te habrías arriesgado? Sé que la respuesta es no. Lo que te sucedió, esta situación es fruto de tus decisiones, sí pero en ese momento sólo pensabas lo que podía pasarte a ti, no a tu bebé. No sabías que existía…- Notó entonces que sus palabras no estaban ayudando para nada -¿Arleen?-
-Nadie te ve como inútil, Arleen ¿Por qué dices eso?- Le preguntó observando su gesto con algo de preocupación. ¿Qué estaba pasando por esa mente suya? Tras eso…Lo del bebé. Tuvo que parar un momento a pensar y frunció el ceño -¿Crees que la gente te juzga por tu embarazo? ¿Por la situación en la que estás?- Inquirió y después pensó que incluso con el apoyo de Sayid, la sombra de su madre seguía clavando las garras profundamente en su hermana. Le acarició el cabello -¿Has hablado con Sayid, Arleen?- Preguntó, porque si el Descendiente había dicho algo desafortunado como había confesado respecto a lo de Giordano. Bueno…Era él quien iba a ponerlo en la UCI.
-¿Por qué te sientes inútil?- Preguntó aunque tenía la sensación de que sabía a qué se debía -Escúchame, hermana… - Le cogió el rostro entre las manos y le acarició las mejillas con los pulgares -Si hubieses sabido que estabas embarazada ¿Hubieses bajado? ¿te habrías arriesgado? Sé que la respuesta es no. Lo que te sucedió, esta situación es fruto de tus decisiones, sí pero en ese momento sólo pensabas lo que podía pasarte a ti, no a tu bebé. No sabías que existía…- Notó entonces que sus palabras no estaban ayudando para nada -¿Arleen?-
-Porque la gente cree que siempre necesito que alguien me solucione los problemas, como si fuera una damisela en peligro -Y sí, aquello de Gelion le había dolido…Pero quizás es porque ella en el fondo, en las últimas semanas, se había sentido así…Cuando antes había sido el epítome de la independencia. O eso quería creer. Asintió a aquello del embarazo, sentía que todo el mundo tenía algo que decir al respecto y cuando preguntó por Sayid negó con la cabeza. Con la misión no habían tenido apenas tiempo de hablar, ni siquiera después de lo de Belle. Él estaba ocupado y ella… Ella estaba obsesionándose demasiado.
-¡PORQUE NO PUEDO SANARLO!- Gritó de pronto explotando con lo que realmente sentía. No podía, ni con toda su magia, ni con todo su conocimiento, ni con todas sus investigaciones podía mantener a su bebé dentro de sí misma. ¿De qué le servía ser tan inteligente? ¿De qué le servía ser finalista del torneo? ¿De qué le servía estar casada con un Descendiente y tener cierto trato especial? ¡DE NADA! ¡DE NADA! Le miró a los ojos cuando le tomó del rostro y escuchó cada una de sus palabras, pero el hecho de que hablar del pasado pero no del presente…Era una estúpida. Tendría que haberle hecho caso. De pronto las lágrimas volvieron a correr por su rostro más profusas - ¿Y ahora qué? - Le preguntó - Ahora YO tomé la decisión porque no quería ser cobarde, no quería que naciera y me preguntara “¿qué hiciste tú cuando atacaban la isla y papá estaba arriesgando su vida en Turín?” y yo responderle que había huido a esconderme… Soy una estúpida egocéntrica…Soy…- Se tapó el rostro con las manos mientras sentía todo su arrepentimiento colarse con fuerza. ¿Y si no nacía? ¿Qué? ¿A quien le iba a contar que fue a buscar unos autómatas para ayudar al hospital? ¿A quien iba a contarle que ella colaboró? A nadie…A nadie porque no existiría ese ser. Se derrumbó contra las piernas de Vishous para llorar desconsoladamente.
-¡PORQUE NO PUEDO SANARLO!- Gritó de pronto explotando con lo que realmente sentía. No podía, ni con toda su magia, ni con todo su conocimiento, ni con todas sus investigaciones podía mantener a su bebé dentro de sí misma. ¿De qué le servía ser tan inteligente? ¿De qué le servía ser finalista del torneo? ¿De qué le servía estar casada con un Descendiente y tener cierto trato especial? ¡DE NADA! ¡DE NADA! Le miró a los ojos cuando le tomó del rostro y escuchó cada una de sus palabras, pero el hecho de que hablar del pasado pero no del presente…Era una estúpida. Tendría que haberle hecho caso. De pronto las lágrimas volvieron a correr por su rostro más profusas - ¿Y ahora qué? - Le preguntó - Ahora YO tomé la decisión porque no quería ser cobarde, no quería que naciera y me preguntara “¿qué hiciste tú cuando atacaban la isla y papá estaba arriesgando su vida en Turín?” y yo responderle que había huido a esconderme… Soy una estúpida egocéntrica…Soy…- Se tapó el rostro con las manos mientras sentía todo su arrepentimiento colarse con fuerza. ¿Y si no nacía? ¿Qué? ¿A quien le iba a contar que fue a buscar unos autómatas para ayudar al hospital? ¿A quien iba a contarle que ella colaboró? A nadie…A nadie porque no existiría ese ser. Se derrumbó contra las piernas de Vishous para llorar desconsoladamente.
Darren Pendragon
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mensajes
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Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Darren había conseguido organizar un pequeño grupo de dragones para atacar las naves de la máquina, encabezados por Artamir y por Alwaid. Sin embargo, los esfuerzos fueron en vano, pues cuando iban a echar a volar las naves empezaron a retirarse y despejar el cielo de la isla. Darren entrecerró los ojos mientras veía aquellos objetos alejarse y ordenó la retirada con un gruñido en el idioma común de los dragones. Tras aquello Alwaid, Artamir y el Pendragon volvieron a descender a tierra para poder entrar en el hospital y esperar.
Antes de salir había conseguido averiguar que se llevaban a parte de sus vasallos a planta mientras que Wthyr y Freyja permanecían todavía en quirófano y que no podría todavía acceder a ellos ya que debía esperar… y esperó, pero de una forma muy activa y nerviosa. Y tampoco pudo ayudar a la isla... porque las naves ya se habían marchado. Parte del gentío del castillo estaba en aquel hospital, los reconocía por los ropajes, diametralmente diferentes a los suyos. Caminaba en círculos con las manos a la espalda a la espera de novedades sobre el estado de su hermano y de la vasalla con la que tantas veces habían compartido armas en el patio.
Por tanto, estando en aquel hall, pudo observar cómo la medimaga que había asistido a Lucio con él en su momento llegaba. Casi parecía con la cara desencajada. Despachó al hombre que había allí y pronto se acercó el teniente de la guardia de Ouroboros. Hablaron. Trataron de ser discretos, pero para alguien que estaba en constante estado de alerta no fue difícil escuchar retazos de la conversación: de aquella sensación de inutilidad, de aquel deseo de poder hacer algo… más. Y no poder alcanzarlo nunca. Se acarició la cicatriz del antebrazo izquierdo, el recordatorio de sus propias limitaciones y suspiró de una forma pesada.
Dirigió una leve mirada a los dragones, que le estaban acompañando, bajó la mirada y se acercó despacio, rodeando a la pareja, quedando frente a ambos, con semblante serio pero conciliador. -Mi señora, habéis probado los métodos que la isla de Ouroboros os han ofertado. ¿Por qué no da una oportunidad a lo que Avalon podría ofreceros?- Darren no sabía cómo, pues pensaba que su hermana todo lo podría o Gwen, quizás ella pudiera hablar con el árbol y con sangre dragón conseguir … ¿conseguir qué? ¿una aliada? ¿la esposa de un Descendiente? Fue en ese momento cuando se dio cuenta, qué imbécil había sido -Esta conversación… no me incumbe. Mis disculpas- Y se retiró cabreado consigo mismo, pero aquel momento le recordó a cuando Alwaid… su ala… Alzó la mirada al dragón dorado que esperaba pacientemente las noticias de los señores Pendragon, sentado en aquella silla de hospital.
Antes de salir había conseguido averiguar que se llevaban a parte de sus vasallos a planta mientras que Wthyr y Freyja permanecían todavía en quirófano y que no podría todavía acceder a ellos ya que debía esperar… y esperó, pero de una forma muy activa y nerviosa. Y tampoco pudo ayudar a la isla... porque las naves ya se habían marchado. Parte del gentío del castillo estaba en aquel hospital, los reconocía por los ropajes, diametralmente diferentes a los suyos. Caminaba en círculos con las manos a la espalda a la espera de novedades sobre el estado de su hermano y de la vasalla con la que tantas veces habían compartido armas en el patio.
Por tanto, estando en aquel hall, pudo observar cómo la medimaga que había asistido a Lucio con él en su momento llegaba. Casi parecía con la cara desencajada. Despachó al hombre que había allí y pronto se acercó el teniente de la guardia de Ouroboros. Hablaron. Trataron de ser discretos, pero para alguien que estaba en constante estado de alerta no fue difícil escuchar retazos de la conversación: de aquella sensación de inutilidad, de aquel deseo de poder hacer algo… más. Y no poder alcanzarlo nunca. Se acarició la cicatriz del antebrazo izquierdo, el recordatorio de sus propias limitaciones y suspiró de una forma pesada.
Dirigió una leve mirada a los dragones, que le estaban acompañando, bajó la mirada y se acercó despacio, rodeando a la pareja, quedando frente a ambos, con semblante serio pero conciliador. -Mi señora, habéis probado los métodos que la isla de Ouroboros os han ofertado. ¿Por qué no da una oportunidad a lo que Avalon podría ofreceros?- Darren no sabía cómo, pues pensaba que su hermana todo lo podría o Gwen, quizás ella pudiera hablar con el árbol y con sangre dragón conseguir … ¿conseguir qué? ¿una aliada? ¿la esposa de un Descendiente? Fue en ese momento cuando se dio cuenta, qué imbécil había sido -Esta conversación… no me incumbe. Mis disculpas- Y se retiró cabreado consigo mismo, pero aquel momento le recordó a cuando Alwaid… su ala… Alzó la mirada al dragón dorado que esperaba pacientemente las noticias de los señores Pendragon, sentado en aquella silla de hospital.
¿De dónde venía eso de la damisela? Frunció el ceño pero no alcanzó a preguntar cuando le gritó. Aquello lo dejó tan estupefacto que no supo cómo reaccionar. Arleen le había gritado a la cara, finalmente, lo que la estaba carcomiendo por dentro. Le dolió verla así, sabiendo que la elevación de la voz era sólo la gota que había derramado el vaso. Y sus siguientes palabras sólo hicieron que fuera consciente de lo que le había dicho Aurora, en vez de ir a la biblioteca había ido al laboratorio para colaborar…Porque no quería sentirse inútil.
No tenía respuestas porque no tenía palabras. No sabía cómo tratarla pero estaba sumamente preocupado y, sin duda, tenía que hablar con Sayid antes de que ella le viera. Observarla derrumbarse contra él llorando hizo que fuera consciente de dónde estaban. Iba a incorporarse cuando uno de los Pendragon se acercó a ellos.
Lo de los métodos le hizo fruncir el ceño. ¿Por eso estaban aquí? ¿ofreciéndose para ayudar? Tragó en seco. ¿Qué tipo de métodos usaba esa gente? La rubia tetona había estado cubierta en sangre cuando estaba ayudando a Sayid. Necesitaba sacar a su hermana de aquí. Le acarició suavemente la espalda para ayudarla a incorporarse buscando con la mirada a Aurora. Si éste le había oído entonces toda la gente de ahí también -Os agradecemos vuestro ofrecimiento. Pero tiene razón, esta conversación es personal- Expresó Vishous bastante seco y se colocó el casco enviándole un mensaje a Fred para que viniera al hospital y mantuviera vigilado a Sayid, cuando lo pasaran a planta le pediría que le avisaran así hablarían con su cuñado antes de que Arleen lo viera -Vamos Arleen- Insistió pero su hermana no colaboraba.
No tenía respuestas porque no tenía palabras. No sabía cómo tratarla pero estaba sumamente preocupado y, sin duda, tenía que hablar con Sayid antes de que ella le viera. Observarla derrumbarse contra él llorando hizo que fuera consciente de dónde estaban. Iba a incorporarse cuando uno de los Pendragon se acercó a ellos.
Lo de los métodos le hizo fruncir el ceño. ¿Por eso estaban aquí? ¿ofreciéndose para ayudar? Tragó en seco. ¿Qué tipo de métodos usaba esa gente? La rubia tetona había estado cubierta en sangre cuando estaba ayudando a Sayid. Necesitaba sacar a su hermana de aquí. Le acarició suavemente la espalda para ayudarla a incorporarse buscando con la mirada a Aurora. Si éste le había oído entonces toda la gente de ahí también -Os agradecemos vuestro ofrecimiento. Pero tiene razón, esta conversación es personal- Expresó Vishous bastante seco y se colocó el casco enviándole un mensaje a Fred para que viniera al hospital y mantuviera vigilado a Sayid, cuando lo pasaran a planta le pediría que le avisaran así hablarían con su cuñado antes de que Arleen lo viera -Vamos Arleen- Insistió pero su hermana no colaboraba.
No había respuesta porque Vishous sabía que tenía razón. Que había pecado de egocéntrica, de soberbia al pensar que sin ella, sin sus autómatas el hospital no podría ayudarlos a todos. ¿Quién se creía que era? ¿Qué hubiese pasado si SAM la hubiese matado la primera vez? La vida de todo el mundo seguiría adelante, incluso Sayid podría haber encontrado a alguien mejor que ella…Sin esa incesante necesidad de ser útil, de ayudar…
La voz no la reconoció al principio pero cuando alzó la mirada reconoció al rubio que había ayudado a Lucio en el quirófano. Las mejillas se le tornaron increíblemente rojas de la vergüenza al darse cuenta de que, de nuevo, estaba dejando a Sayid en ridículo. Le recorrió el rostro al rubio, aún evaluando lo que había dicho. Ella confiaba en Anteia…Pero… ¿Estaba dispuesta a arriesgarse a hacer algo con los Pendragon después de que enredaran a Giordano y Markus? Su mente simplemente empezó a sacar los pros y los contras. Ese hombre había ayudado a Lucio. Sin él, quizás Lucio estaría muerto. ¿Podía poner la vida del Descendiente pero no la de su hijo en aquellas manos?
Vishous habló y Arleen se incorporó con su ayuda en profundo silencio pero a medida que iban caminando no podía evitar pensar… pensar… Volvió sobre sus pasos y, aún llorosa se acercó a Darren, cogiéndolo del antebrazo para tirarlo hacia un lado. Le miró a los ojos con un hálito de esperanza -¿Me ayudaría? ¿Cómo ayudó a Lucio?- No confiaba en su otro hermano y en sus hermanas, bueno, no tenía información sólo conocía brevemente a la muchacha de pelo negro. Dejó escapar un suspiro, entre los sollozos -¿Me ayudaría a que mi bebé esté bien?- Insistió aunque no tomaría ninguna decisión sin Sayid pero…Si esa era la última opción, ella se atrevía a confiar en la buena voluntad de las personas. ¿Quién haría daño a un bebé?
La voz no la reconoció al principio pero cuando alzó la mirada reconoció al rubio que había ayudado a Lucio en el quirófano. Las mejillas se le tornaron increíblemente rojas de la vergüenza al darse cuenta de que, de nuevo, estaba dejando a Sayid en ridículo. Le recorrió el rostro al rubio, aún evaluando lo que había dicho. Ella confiaba en Anteia…Pero… ¿Estaba dispuesta a arriesgarse a hacer algo con los Pendragon después de que enredaran a Giordano y Markus? Su mente simplemente empezó a sacar los pros y los contras. Ese hombre había ayudado a Lucio. Sin él, quizás Lucio estaría muerto. ¿Podía poner la vida del Descendiente pero no la de su hijo en aquellas manos?
Vishous habló y Arleen se incorporó con su ayuda en profundo silencio pero a medida que iban caminando no podía evitar pensar… pensar… Volvió sobre sus pasos y, aún llorosa se acercó a Darren, cogiéndolo del antebrazo para tirarlo hacia un lado. Le miró a los ojos con un hálito de esperanza -¿Me ayudaría? ¿Cómo ayudó a Lucio?- No confiaba en su otro hermano y en sus hermanas, bueno, no tenía información sólo conocía brevemente a la muchacha de pelo negro. Dejó escapar un suspiro, entre los sollozos -¿Me ayudaría a que mi bebé esté bien?- Insistió aunque no tomaría ninguna decisión sin Sayid pero…Si esa era la última opción, ella se atrevía a confiar en la buena voluntad de las personas. ¿Quién haría daño a un bebé?
No estaba muy lejos del hospital cuando el patronus del Teniente la alcanzó. Estaba a medio camino de la la biblioteca y supo bien de dónde venía aquel halcón. Sentía que ya no tenía caso ir a la biblioteca, pero al menos revisaría si algo había ocurrido. El halcón había recorrido el mismo camino que ella y había llegado justo por detrás, por lo que calculó que él se encontraba en el hospital. Agradeció al halcón por el mensaje y soltó un suspiro mientras su mente pensaba en Amaya, buscando enviarle mensajes de paz y orando por ella al universo. Dio media vuelta y regresó.
No tardó mucho, pues ya no llevaba el cofre lleno con pociones, por lo que se detuvo en la entrada del hospital donde los dragones se encontraban postrados. No le desagradaban, al contrario, le parecían criaturas mágicas, llenas de vida, que armonizaban con la madre naturaleza, sin embargo le embargaba la pena de saber que no eran totalmente libres, a pesar de tener aquellas hermosas alas para volar. Decidió entonces enviar el patronus a Vishous para que le indicara el camino que debía tomar, solo mencionándole que estaba cerca, pero este solo tuvo que recorrer unos metros pues tanto él como Arleen se encontraban en la entrada del hospital. Su sonrisa, al principio, era de alivio, pero esta se convirtió en una seriedad absoluta cuando alcanzó a oír la petición de Arleen hacia el rubio. Sabía de las dificultades en el embarazo de Arleen y precisamente por eso no concebía que pudiera estar en otro lugar que fuera de su cama, por lo que tuvo que acercarse a ella con cuidado, procurando no alertarla aunque la encontraba de frente.- ¿Arleen? Todo está bien.- Murmuró con un tono de voz conciliador y procurando tranquilizarle. Las flores del hospital le concedieron un poco de su fragancia para liberar en el ambiente de modo que la tensión bajara en ella, y también un poco en los heridos más allá de las puertas de la recepción. Tenía sus dudas de cómo intervenir, pues por un lado tenían que tranquilizar a la joven para que no se alterara y por otro debía rechazar la propuesta del Pendragón de manera amable, que no supusiera un desprecio y que por otro lado no mostrara aceptación por los Pendragón ni sus métodos en ese instante. Tenían demasiado público. Primero que nada, tomó a Arleen de las manos y le hizo señas a Vishous para que caminaran hacia una de las oficinas que había cerca.- Que bueno que te encuentro. Necesito de tu ayuda, es muy importante, urgente. Aldaron está de lo más ocupado y te vi entrar a Urgencias. Yo no soy médica, necesito que me indiquen qué pociones hacen falta para comenzar a prepararlas de inmediato. Tu sabes que cada minuto cuenta y las pociones toman tiempo. Necesito esto con urgencia, ¿podrías ayudarme? - Era una adicta al trabajo, esperaba que cayera en su trampa para poder moverla a un espacio más privado. Urgió a Vishous con la mirada para que la ayudara a llevarla.- Prometo pagarte con un poco de té. Debes probar el nuevo té de frambuesa que estoy haciendo, necesito tu opinión en eso también. ¿Vamos? Será solo un momento.
No tardó mucho, pues ya no llevaba el cofre lleno con pociones, por lo que se detuvo en la entrada del hospital donde los dragones se encontraban postrados. No le desagradaban, al contrario, le parecían criaturas mágicas, llenas de vida, que armonizaban con la madre naturaleza, sin embargo le embargaba la pena de saber que no eran totalmente libres, a pesar de tener aquellas hermosas alas para volar. Decidió entonces enviar el patronus a Vishous para que le indicara el camino que debía tomar, solo mencionándole que estaba cerca, pero este solo tuvo que recorrer unos metros pues tanto él como Arleen se encontraban en la entrada del hospital. Su sonrisa, al principio, era de alivio, pero esta se convirtió en una seriedad absoluta cuando alcanzó a oír la petición de Arleen hacia el rubio. Sabía de las dificultades en el embarazo de Arleen y precisamente por eso no concebía que pudiera estar en otro lugar que fuera de su cama, por lo que tuvo que acercarse a ella con cuidado, procurando no alertarla aunque la encontraba de frente.- ¿Arleen? Todo está bien.- Murmuró con un tono de voz conciliador y procurando tranquilizarle. Las flores del hospital le concedieron un poco de su fragancia para liberar en el ambiente de modo que la tensión bajara en ella, y también un poco en los heridos más allá de las puertas de la recepción. Tenía sus dudas de cómo intervenir, pues por un lado tenían que tranquilizar a la joven para que no se alterara y por otro debía rechazar la propuesta del Pendragón de manera amable, que no supusiera un desprecio y que por otro lado no mostrara aceptación por los Pendragón ni sus métodos en ese instante. Tenían demasiado público. Primero que nada, tomó a Arleen de las manos y le hizo señas a Vishous para que caminaran hacia una de las oficinas que había cerca.- Que bueno que te encuentro. Necesito de tu ayuda, es muy importante, urgente. Aldaron está de lo más ocupado y te vi entrar a Urgencias. Yo no soy médica, necesito que me indiquen qué pociones hacen falta para comenzar a prepararlas de inmediato. Tu sabes que cada minuto cuenta y las pociones toman tiempo. Necesito esto con urgencia, ¿podrías ayudarme? - Era una adicta al trabajo, esperaba que cayera en su trampa para poder moverla a un espacio más privado. Urgió a Vishous con la mirada para que la ayudara a llevarla.- Prometo pagarte con un poco de té. Debes probar el nuevo té de frambuesa que estoy haciendo, necesito tu opinión en eso también. ¿Vamos? Será solo un momento.
Darren Pendragon
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Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Captó el tono duro del teniente de la guardia y le dirigió una breve mirada entendiendo que, como habían añadido, el Pendragon sobraba en aquel momento y en esa conversación. Y de sobra captó que la presencia de Darren tampoco era grata para el moreno, de modo que con una leve inclinación de cabeza dirigido a la mujer, a fin de mostrar sus respetos y disculpas, se retiró hacia donde estaban sus dragones, maldiciendo para sus adentros por ser tan poco precavido.
Sin embargo, el movimiento de la mujer del Usurpador no estaba esperado, pues Darren pensó, que tras las palabras del teniente de la Guardia ella directamente rechazaría las posibilidades que Avalon podría tratar de ofertarle y más conociendo que la familia no era bienvenida en la isla. Clavó la mirada verde en aquella mano y ascendió lentamente hasta detenerse en los ojos lilas de la mujer, estudiando su lenguaje corporal. Se soltó con cuidado giró, y quedando delante de la mujer, cara a cara, dirigiendo una última mirada al Guardia, que estaba unos pasos por detrás de elloa, antes de volver a posarse en la de Arleen -La magia de sangre es una magia ancestral, poderosa- Indicó, pausadamente, con cierto halo de misterio en aquellas palabras. Darren captó la necesidad de la medimaga en aquellas preguntas que le formulaba, la desesperación. La entendía bien, él mismo había estado cerca de perder a una persona querida y no pudo hacer nada por ella. Si quiera había pasado ni dos horas desde que casi pierde a su hermana, dos veces, y no pudo hacer nada. Iba a tratar de explicarle cuando la Dioscórides apareció en escena, silenciándose de inmediato, quedando la palabra colgada en el aire debido a la interrupción de la mujer pelirroja -…-
Darren no era tan tonto como todos podían pensar, pero de sobra le era sabido que la interrupción de aquella mujer no era por mera casualidad o azar, sino que el objeto de la pelirroja era tratar de proteger a la morena, de alejarla de las garras de los dragones. Ilusa, en realidad la estaba poniendo en peligro. Suspiró y apartó la mirada dirigiéndola a cualquier otra parte para escuchar la sangre de Arleen fluyendo por su cuerpo, moviéndose por dificultad en su útero, en su retoño recién concebido. Allí estaban sus primeros latidos… tal vez fueran los últimos. Hizo ver como que ignoraba a la pelirroja hasta que se hartó de su verborrea -He de retirarme. Mi hermano ya ha salido del quirófano. Que Avalon esté con vos, y con el fruto de su concepción- Darren dirigió una mirada cargada de significado antes de volverse sobre sí mismo en dirección a la recepción del hospital donde la mujer rubia trabajaba en sus papeles. Ignoró deliberadamente al guardia y a la descendiente.
La mujer del mostrador le indicó dónde estaba Wthyr, señalando el pasillo por el que tenía que ir. Asintió en silencio y clavó de nuevo sus ojos verdes en Arleen, buscando su mirada, antes de echarse a andar. Si lo necesitaban, ya sabría dónde podría encontrarlo. Tras aquel último vistazo se dirigió a los dragones y salieron de aquel hall.
PS: 164 + (20x4) = 244
Sin embargo, el movimiento de la mujer del Usurpador no estaba esperado, pues Darren pensó, que tras las palabras del teniente de la Guardia ella directamente rechazaría las posibilidades que Avalon podría tratar de ofertarle y más conociendo que la familia no era bienvenida en la isla. Clavó la mirada verde en aquella mano y ascendió lentamente hasta detenerse en los ojos lilas de la mujer, estudiando su lenguaje corporal. Se soltó con cuidado giró, y quedando delante de la mujer, cara a cara, dirigiendo una última mirada al Guardia, que estaba unos pasos por detrás de elloa, antes de volver a posarse en la de Arleen -La magia de sangre es una magia ancestral, poderosa- Indicó, pausadamente, con cierto halo de misterio en aquellas palabras. Darren captó la necesidad de la medimaga en aquellas preguntas que le formulaba, la desesperación. La entendía bien, él mismo había estado cerca de perder a una persona querida y no pudo hacer nada por ella. Si quiera había pasado ni dos horas desde que casi pierde a su hermana, dos veces, y no pudo hacer nada. Iba a tratar de explicarle cuando la Dioscórides apareció en escena, silenciándose de inmediato, quedando la palabra colgada en el aire debido a la interrupción de la mujer pelirroja -…-
Darren no era tan tonto como todos podían pensar, pero de sobra le era sabido que la interrupción de aquella mujer no era por mera casualidad o azar, sino que el objeto de la pelirroja era tratar de proteger a la morena, de alejarla de las garras de los dragones. Ilusa, en realidad la estaba poniendo en peligro. Suspiró y apartó la mirada dirigiéndola a cualquier otra parte para escuchar la sangre de Arleen fluyendo por su cuerpo, moviéndose por dificultad en su útero, en su retoño recién concebido. Allí estaban sus primeros latidos… tal vez fueran los últimos. Hizo ver como que ignoraba a la pelirroja hasta que se hartó de su verborrea -He de retirarme. Mi hermano ya ha salido del quirófano. Que Avalon esté con vos, y con el fruto de su concepción- Darren dirigió una mirada cargada de significado antes de volverse sobre sí mismo en dirección a la recepción del hospital donde la mujer rubia trabajaba en sus papeles. Ignoró deliberadamente al guardia y a la descendiente.
La mujer del mostrador le indicó dónde estaba Wthyr, señalando el pasillo por el que tenía que ir. Asintió en silencio y clavó de nuevo sus ojos verdes en Arleen, buscando su mirada, antes de echarse a andar. Si lo necesitaban, ya sabría dónde podría encontrarlo. Tras aquel último vistazo se dirigió a los dragones y salieron de aquel hall.
PS: 164 + (20x4) = 244
El Pendragon al menos no hizo nada en particular que resultara amenazante, parecía haber comprendido y agradeció que el asunto no fuera a mayores pero entonces Arleen se separó de él y fue hasta el rubio. Chasqueó la lengua acercándose a ella con cuidado para no seguir armando un maldito escándalo en plena recepción del hospital. Vishous no dudó en echar un vistazo a las personas que le acompañaban, por las orejas eran dragones en forma humana pero ninguno de los que ya había conocido.
La desesperación en la voz de Arleen hizo que le pusiera una mano en la baja espalda y mentiría si no despertó cierta curiosidad en él las palabras de Darren. ¿Serían capaces? No conocía nada de la magia de sangre pero…¿No había un Descendiente ya para eso? -Arleen, creo que es mejor que hables con Sayid y tu medimago primero- Expresó con neutralidad, mirando a su hermana con un gesto de advertencia.
Tras eso llegó Sofía, quitándole un peso de encima al ver que se encontraba bien. Le sonrió y con la mano libre cogió la de la pelirroja, entrelazando sus dedos. Uso un buen tono de voz pero lo que más agradeció es que fue lo suficientemente astuta para hacerla sentir útil, aunque no sabía que era eso de lo que habían estado hablando. ¿Cómo podía ser tan intuitiva y empátia? El Pendragon, supuso, también se dio cuenta de la estrategia y decidió retirarse políticamente lo que hizo que Vishous casi le agradeciera, aunque éste ni le miró.
-Tú sabes donde está ese almacén ¿No? – Preguntó a Arleen, la empujó suavemente por la espalda para que avanzara y así salir de allí definitivamente-
La desesperación en la voz de Arleen hizo que le pusiera una mano en la baja espalda y mentiría si no despertó cierta curiosidad en él las palabras de Darren. ¿Serían capaces? No conocía nada de la magia de sangre pero…¿No había un Descendiente ya para eso? -Arleen, creo que es mejor que hables con Sayid y tu medimago primero- Expresó con neutralidad, mirando a su hermana con un gesto de advertencia.
Tras eso llegó Sofía, quitándole un peso de encima al ver que se encontraba bien. Le sonrió y con la mano libre cogió la de la pelirroja, entrelazando sus dedos. Uso un buen tono de voz pero lo que más agradeció es que fue lo suficientemente astuta para hacerla sentir útil, aunque no sabía que era eso de lo que habían estado hablando. ¿Cómo podía ser tan intuitiva y empátia? El Pendragon, supuso, también se dio cuenta de la estrategia y decidió retirarse políticamente lo que hizo que Vishous casi le agradeciera, aunque éste ni le miró.
-Tú sabes donde está ese almacén ¿No? – Preguntó a Arleen, la empujó suavemente por la espalda para que avanzara y así salir de allí definitivamente-
Apartó las manos, respetando el espacio personal, cuando él se soltó; siendo consciente de lo que había hecho presa de la desesperación. Deseó que dejara de ver a Vishous, que la viera a ella, no a su hermano porque era ella la que pedía ayuda. Sus palabras no ayudaron a discernir sus dudas y Arleen frunció el ceño, dispuesta a hablar para instarlo a confirmarle que podía ayudarle. ¿Cómo podía ayudarle la magia de sangre? ¿Había algo mal con su sangre?
Pero antes de que pudiera hablar llegó Sofía. Su mirada se dirigió hacia ella cuando le dijo que todo estaba bien. Le dolieron tanto esas palabras que se le volvieron a cristalizar los ojos. El nudo en la garganta le impidió responderle, le impidió decirle que si bien su vida iba en popa, la de ella no…Su bebé no estaba bien. Ella lo sabía. ¿Cómo podía decirle eso? Tragó, tragó con fuerza deseando deshacer el nudo.
Sin embargo, el tema de las pociones sabía que era importante. Debían estar usando miles y miles y la falta de stock de una de ellas podía implicar en la muerte de alguien. Asintió con suavidad, intentando recomponerse porque en eso sí podía ayudar al hospital, a su gente. Cuando Darren se movió y se despidió de ella, no pudo más que sostenerle la mirada con la promesa silenciosa de que volvería a hablar con él. Necesitaba saber más pero Vishous tenía razón, tenía que hablar con Sayid primero y quizás preguntarle a Anteia si tenía algo con respecto a su sangre. ¿Su madre tendría algo en su historia clínica? Lo investigaría.
-Sí…- Se limpió con el pañuelo el rostro tratando de controlar las lágrimas y empezó a caminar hacia la zona del almacén para poder ayudar con el tema de las pociones.
Pero antes de que pudiera hablar llegó Sofía. Su mirada se dirigió hacia ella cuando le dijo que todo estaba bien. Le dolieron tanto esas palabras que se le volvieron a cristalizar los ojos. El nudo en la garganta le impidió responderle, le impidió decirle que si bien su vida iba en popa, la de ella no…Su bebé no estaba bien. Ella lo sabía. ¿Cómo podía decirle eso? Tragó, tragó con fuerza deseando deshacer el nudo.
Sin embargo, el tema de las pociones sabía que era importante. Debían estar usando miles y miles y la falta de stock de una de ellas podía implicar en la muerte de alguien. Asintió con suavidad, intentando recomponerse porque en eso sí podía ayudar al hospital, a su gente. Cuando Darren se movió y se despidió de ella, no pudo más que sostenerle la mirada con la promesa silenciosa de que volvería a hablar con él. Necesitaba saber más pero Vishous tenía razón, tenía que hablar con Sayid primero y quizás preguntarle a Anteia si tenía algo con respecto a su sangre. ¿Su madre tendría algo en su historia clínica? Lo investigaría.
-Sí…- Se limpió con el pañuelo el rostro tratando de controlar las lágrimas y empezó a caminar hacia la zona del almacén para poder ayudar con el tema de las pociones.
Tras aquella asquerosidad de la rubia Pendragon, el resto del servicio transcurrió muy tranquilo. Lucio le explicó con detenimiento cómo debía hacer para poder puncionar una vena para extraer sangre y cómo colocar una vía. El cambio de sueros ya lo conocía, pues le habían dejado hacerlo desde hacía algún tiempo gracias a los tejemanejes de Aldaron. Aquello de coger vías se le resistía algo más porque se liaba con aquello de purgar las vías y las llaves de tres pasos. Había cogido apuntes y los pasaría a limpio según llegara a casa… quizás hiciera una visita a los Simon antes de ir a la biblioteca. El libro de magia de sanación que tenía todavía era demasiado avanzado y complejo y prefirió cambiar a uno más básico… ya que, por el momento no había conseguido canalizar magia de sanación. ¿Requeriría mucho tiempo para poder empezar a ayudar a la gente? Por el momento les ayudaría haciéndole los análisis de sangre, haciendo las pociones y sueros y administrándoselos.
Decidió salir por la puerta principal para saludar a Doris y contarle sobre su primer día oficial como aprendiz de medimago. Henchido de orgullo fue pavoneándose desde la cafetería hasta la recepción. Había comprado algo para picar algo con ella. Ya se había cambiado de ropa y estaba dispuesto a salir, solo le faltaba terminar los papeles de la agresión aquella de Thoren. -¡Doris!- Le abrazó por detrás y le dio un cariñoso beso. Luego se sentó en la silla e hinchó su pecho como un palomo -A ver si adivinas quién ha empezado las prácticas- Alcé la ceja, divertido. La mujer gritó de la emoción y aplaudió silenciosamente
-Hoy he estado con Lucio en urgencias. Han traído a una persona agredida… te traigo el parte de agresiones para que lo mandes a la Guardia de Ouroboros- La mujer de la recepción explicó que le había llegado el alta y la denuncia interpuesta. De todo aquello solo faltaba el parte de agresiones médico donde se indicaban los moratones del cuello por un agarre, el daño en el pecho y el corte en la zona genital. En la denuncia ponían todavía cosas aún más turbias y truculentas -¿Cómo se le puede ir a alguien la cabeza como para … hacer esto? Parece que quería matarlo de verdad- Dejé el informe sobre el sobre con toda aquella información y lo dejé a un lado de la mesa. Tras aquello cogí un entrante de los que llevaba de la cafetería para brindar por empezar al fin.
Decidió salir por la puerta principal para saludar a Doris y contarle sobre su primer día oficial como aprendiz de medimago. Henchido de orgullo fue pavoneándose desde la cafetería hasta la recepción. Había comprado algo para picar algo con ella. Ya se había cambiado de ropa y estaba dispuesto a salir, solo le faltaba terminar los papeles de la agresión aquella de Thoren. -¡Doris!- Le abrazó por detrás y le dio un cariñoso beso. Luego se sentó en la silla e hinchó su pecho como un palomo -A ver si adivinas quién ha empezado las prácticas- Alcé la ceja, divertido. La mujer gritó de la emoción y aplaudió silenciosamente
-Hoy he estado con Lucio en urgencias. Han traído a una persona agredida… te traigo el parte de agresiones para que lo mandes a la Guardia de Ouroboros- La mujer de la recepción explicó que le había llegado el alta y la denuncia interpuesta. De todo aquello solo faltaba el parte de agresiones médico donde se indicaban los moratones del cuello por un agarre, el daño en el pecho y el corte en la zona genital. En la denuncia ponían todavía cosas aún más turbias y truculentas -¿Cómo se le puede ir a alguien la cabeza como para … hacer esto? Parece que quería matarlo de verdad- Dejé el informe sobre el sobre con toda aquella información y lo dejé a un lado de la mesa. Tras aquello cogí un entrante de los que llevaba de la cafetería para brindar por empezar al fin.
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