Recuerdo del primer mensaje :
Recepción de pacientes y sala de espera (acompañantes y pacientes).
Recepción de pacientes y sala de espera (acompañantes y pacientes).
- Plantilla del hospital:
- Lucio Galenus: Director. Cardiólogo. Especialista en sanación mágica general.
- Aldaron Failon: Anestesia y Farmacología
- Arleen Royden: Neurocirujana. Traumatóloga.
- Josephine Patterson: Daños provocados por hechizos. Embrujos irreversibles. Maleficios. Encantamientos mal realizados
- Chloe Hacksaw: SIR (sanadora interna residente)
- Anteia Malfoy: Obstetricia y neonatos
- Justin Granger: Becario técnico en pociones
Pese a que había descansado muy poco, Arleen se veía bien. Iba elegante, como siempre, en un vestido clásico de color crema, abrigo color canela y zapatos a juego. No se había maquillado ni tiempo había tenido para arreglarse el cabello en un moño pero al menos se había perfumado. Al llegar a la recepción le sonrió a Doris. Tenía que aparentar estar bien, para que Anteia no siguiera diciendo ese tipo de cosas sobre su bebé -Doris, buenos días- Miró hacia Justin con una sonrisa leve, le conocía de miradas pero no estaba segura de haberse presentado correctamente.
-Vengo buscando a Anteia, quiero consultarle una cosa- Mencionó manteniendo el tono pausado y el gesto suave. Aunque sospechaba que Anteia percibiría el desastre que era por dentro. Eso era. Su magia. Si anulaba su magia entonces quizás la dejara en paz y no hablara con Sayid sobre sus asuntos médicos personales. Ya que el Descendiente no le importaba su hijo, pues a ella sí -Está en consulta, bonita...¿Cómo estas?- Le respondió la mujer sonriéndole pero aún así evaluándola con la mirada, vamos si lo sabía Arleen -Entiendo… ¿Tiene algún hueco libre para hoy? Serán solo unos minutos…Ya sabes, mi condición…- Dejó caer a ver si con eso Doris se ablandaba con el rígido horario de consultas. Y si no, entonces tiraría del apellido de Sayid. Porque si Anteia era capaz de escribirle a él sin consultarle, bien podía hacer ella algún jueguito con el rango.
-Creo…- Uno de los sanadores vino un poco apurado a recepción e interrumpió la mitad de la conversación -¡Estás aquí! ¡Tiene que ser un milagro!- Arleen le miró estupefacta, manteniendo la compostura aún así. ¿Se habría despertado Sayid y había mandado a buscarla? Bueno, ¿qué iba a importarle a dónde iba la estúpida e irresponsable de su esposa y a donde iba su bebe no deseado? -¿Qué…- No logró hablar porque la cogió del brazo -Tu paciente, está otra vez ingresado con un golpe horrible …Con varios golpes horribles en la nuca. Iba a llamarte- Arleen se detuvo de ipso facto, los altos tacones hicieron un chirrido en el piso y la morena le miró un momento -No es mi paciente- Ella sabía perfectamente de quien estaban hablando y movió el brazo para liberarse del agarre. Sin embargo, no podía evitar recordar que pese a haberlo echado de su casa él había vuelto para ponerla a salvo. ¿Una deuda de vida por otra? Quizás así ya estarían en tablas -Pero lo atenderé- Murmuró yéndose con el sanador hacia la zona de urgencias y preguntándose cómo había terminado en esa condición.
-Vengo buscando a Anteia, quiero consultarle una cosa- Mencionó manteniendo el tono pausado y el gesto suave. Aunque sospechaba que Anteia percibiría el desastre que era por dentro. Eso era. Su magia. Si anulaba su magia entonces quizás la dejara en paz y no hablara con Sayid sobre sus asuntos médicos personales. Ya que el Descendiente no le importaba su hijo, pues a ella sí -Está en consulta, bonita...¿Cómo estas?- Le respondió la mujer sonriéndole pero aún así evaluándola con la mirada, vamos si lo sabía Arleen -Entiendo… ¿Tiene algún hueco libre para hoy? Serán solo unos minutos…Ya sabes, mi condición…- Dejó caer a ver si con eso Doris se ablandaba con el rígido horario de consultas. Y si no, entonces tiraría del apellido de Sayid. Porque si Anteia era capaz de escribirle a él sin consultarle, bien podía hacer ella algún jueguito con el rango.
-Creo…- Uno de los sanadores vino un poco apurado a recepción e interrumpió la mitad de la conversación -¡Estás aquí! ¡Tiene que ser un milagro!- Arleen le miró estupefacta, manteniendo la compostura aún así. ¿Se habría despertado Sayid y había mandado a buscarla? Bueno, ¿qué iba a importarle a dónde iba la estúpida e irresponsable de su esposa y a donde iba su bebe no deseado? -¿Qué…- No logró hablar porque la cogió del brazo -Tu paciente, está otra vez ingresado con un golpe horrible …Con varios golpes horribles en la nuca. Iba a llamarte- Arleen se detuvo de ipso facto, los altos tacones hicieron un chirrido en el piso y la morena le miró un momento -No es mi paciente- Ella sabía perfectamente de quien estaban hablando y movió el brazo para liberarse del agarre. Sin embargo, no podía evitar recordar que pese a haberlo echado de su casa él había vuelto para ponerla a salvo. ¿Una deuda de vida por otra? Quizás así ya estarían en tablas -Pero lo atenderé- Murmuró yéndose con el sanador hacia la zona de urgencias y preguntándose cómo había terminado en esa condición.
Siguió un rato más con Doris mientras comían aquellas minúsculas tartaletas y sándwiches que funcionaban como entrantes en una comida, pero que tenía pinta que aquello se iba a convertir en la comida de los dos. Alzó la vista hacia Arleen cuando esta llegó a la recepción y saludó a Doris únicamente. Aunque se sintió excluido de aquella bienvenida, la recepcionista saludó y yo hice lo propio con una sonrisa amigable y educada -Buenos días, Doctora Ibn Salah- No habían trabajado juntos todavía, pero estaba seguro de que en el cuadrante algún día coincidirían … antes o después porque creía que estaba de baja, precisamente por “su condición” como ella lo estaba llamando. ¿Por qué no usaba la palabra correcta? Estaba embarazada, ¿por qué le daba la sensación de que trataba de ocultarlo con eufemismos? No había participado en la conversación de las dos mujeres, simplemente se limitó a posar los ojos de una a otra como un partido de tenis. ¡Ah! Y le acercó a Doris la agenda de Anteia que usó para comprobar sus horarios y citas. Antes de que la recepcionista pudiera siquiera responder un compañero se llevó a Arleen a urgencias, se conoce que había problemas con su paciente. Aquellos que seguían en la recepción siguieron con la mirada a la pareja hasta que desapareció por los pasillos y luego compartieron la misma mirada de duda. Bajó el tono de voz y se acercó a la recepcionista -¿“Mi condición”?- Miró a Doris sin entender nada. Ella alzó la mirada y miró alrededor luego se acercó al estudiante -Problemas en el paraíso. Pero tú chitón, ¿eh? Que luego le vas a Aldaron con la cantinela y se entera todo el hospital- Con un breve gesto de complicidad, Justin se recorrió los labios, indicando que estaban sellados. Así siguieron disfrutando de aquellos canapés y los cotilleos del hospital.
Aparecí en la recepción del hospital llevando a Aedan entre mis brazos, quejándose de dolor y ardiendo de fiebre. Corrí al mostrador en el que estaba Justin con la recepcionista, reclamando su atención de inmediato. - ¡Necesita ayuda urgente! tiene mucha fiebre y lleva toda la noche vomitando. - supliqué para ver si venían cuanto antes con una camilla. Justo en ese momento recibí un patronus de Jarkko, diciéndome algo de disculparse y de hablar conmigo. No era buen momento, pero me concentré en enviarle un mensaje rápido en forma de patronus. Al menos así sabría dónde estaba.
"Estoy en el hospital con Aedan, acabo de llegar. Catherine aún no sabe nada."
- ¿Quién hay de guardia? - bajé la mirada angustiado hacia Aedan, sufriendo por verle así siendo tan pequeño. - Aguanta un poco más, enano. Mamá vendrá enseguida. - se acurrucó contra mi pecho haciendo ruidillos lastimosos como los que llevaba haciendo toda la noche, pero esta vez la bocanada que echó fue únicamente de sangre. Me quedé paralizado sin creerme lo que estaba pasando, alarmándome mucho ante la idea de que aquello realmente fuese cosa de la puta maldición. - ¡LLAMAD A ALGUIEN YA!
"Estoy en el hospital con Aedan, acabo de llegar. Catherine aún no sabe nada."
- ¿Quién hay de guardia? - bajé la mirada angustiado hacia Aedan, sufriendo por verle así siendo tan pequeño. - Aguanta un poco más, enano. Mamá vendrá enseguida. - se acurrucó contra mi pecho haciendo ruidillos lastimosos como los que llevaba haciendo toda la noche, pero esta vez la bocanada que echó fue únicamente de sangre. Me quedé paralizado sin creerme lo que estaba pasando, alarmándome mucho ante la idea de que aquello realmente fuese cosa de la puta maldición. - ¡LLAMAD A ALGUIEN YA!
Permanecí un rato allí disfrutando y animando el turno de tarde de Doris, que la verdad pintaba bastante aburridillo. Cuando llegó la hora de la merienda me despedí de ella porque quería pasar a limpio los apuntes de venopunción y quería repasar los protocolos que me contó Oscurus en urgencias, si iba a pasar por allí las próximas semanas e iba a hacer prácticas con él, no quería escuchar sus bramidos.
*****
Doris y yo entramos, a la mañana siguiente, lo suficientemente pronto como para poder tomar un café antes de empezar el turno. Le comentaba mis expectativas de las clases de Sean y también las inmensas ganas que tenía de empezar. Andaban medio escondidos por uno de esas salas de personal que se abren de una forma laberíntica por detrás de la recepción hasta que empezaron a gritar para pedir ayuda. Los dos se miraron de forma desconcertada y salieron coordinadamente. Fuera se encontraron a un superado Ian Hacksaw. Le reconocí por la boda con la Descendiente, aquella a la que me invitó Chloe al principio, cuando casi no tenía amigos en la isla. A sus brazos, su hijo. -Voy a ver qué pasa, Doris. No pasa nada por las horas- Dejé el café en el mostrador, despidiéndome de él y de su gratificante calor en silencio. Me acerqué al padre y al hijo, para echarle un vistazo al muchacho. Estaba pálido podría ser por la vomitona, y las mejillas sonrosadas eran cosa de la fiebre. -Hola, me llamo Justin y solo quiero ver cómo estás…- Me presenté al niño con una voz dulce para tratar de ponerle la mano en la frente y ver su temperatura, a ojo.
Sin embargo, nada de todo aquello pasó. Se llevó la mano a la boca cuando siguió con la mirada las ramificaciones de la mancha que nacía del pecho del pequeño. La reconocía porque la había hacía solo un par de horas antes. -La maldición… ¿Desde cuándo tiene la marca?- Le preguntó a su padre, recordando lo que había aprendido aquella mañana, recordando el caso de Shyvanna Pendragon. Según Lucio la marca aparecía súbitamente, pero esa estaba ahí, asqueando a todo aquel que la mirase. Trató de mantener la compostura y la calma, repitiendo mentalmente lo que habían hecho esa mañana, aquello le tranquilizaba, porque de lo contrario saldría corriendo gritando y pidiendo ayuda -¿Ha estado el niño en contacto con Shyvanna Pendragon o con Thoren Tolstoi estos últimos días?- Quizás alguno de los dos eran algún tipo de portador, aunque le parecía raro.
Arrugué el ceño ante aquella vomitona sanguinolenta. Aquello era nuevo. “Marca de magia negra irradiada. ¿Disnea?. Sacar sangre ¿Cómo se llamaba a eso de vomitar sangre? Hematemesis, eso. Fiebre. Parece alta. Dolor…” -Doris, llama a Lucio… y a cualquier pediatra que se te ocurra- Suspiré y traté de mantener la compostura. Estaba nervioso, el corazón me palpitaba a toda velocidad, pero tenía que manejar el personaje del sanitario que sabía lo que estaba haciendo y no echarle a llorar en cualquier momento. Como la camilla no tardó en aparecer por la recepción le indiqué que dejara al peque en la misma y echamos a andar en dirección a una zona más tranquila.
*****
Doris y yo entramos, a la mañana siguiente, lo suficientemente pronto como para poder tomar un café antes de empezar el turno. Le comentaba mis expectativas de las clases de Sean y también las inmensas ganas que tenía de empezar. Andaban medio escondidos por uno de esas salas de personal que se abren de una forma laberíntica por detrás de la recepción hasta que empezaron a gritar para pedir ayuda. Los dos se miraron de forma desconcertada y salieron coordinadamente. Fuera se encontraron a un superado Ian Hacksaw. Le reconocí por la boda con la Descendiente, aquella a la que me invitó Chloe al principio, cuando casi no tenía amigos en la isla. A sus brazos, su hijo. -Voy a ver qué pasa, Doris. No pasa nada por las horas- Dejé el café en el mostrador, despidiéndome de él y de su gratificante calor en silencio. Me acerqué al padre y al hijo, para echarle un vistazo al muchacho. Estaba pálido podría ser por la vomitona, y las mejillas sonrosadas eran cosa de la fiebre. -Hola, me llamo Justin y solo quiero ver cómo estás…- Me presenté al niño con una voz dulce para tratar de ponerle la mano en la frente y ver su temperatura, a ojo.
Sin embargo, nada de todo aquello pasó. Se llevó la mano a la boca cuando siguió con la mirada las ramificaciones de la mancha que nacía del pecho del pequeño. La reconocía porque la había hacía solo un par de horas antes. -La maldición… ¿Desde cuándo tiene la marca?- Le preguntó a su padre, recordando lo que había aprendido aquella mañana, recordando el caso de Shyvanna Pendragon. Según Lucio la marca aparecía súbitamente, pero esa estaba ahí, asqueando a todo aquel que la mirase. Trató de mantener la compostura y la calma, repitiendo mentalmente lo que habían hecho esa mañana, aquello le tranquilizaba, porque de lo contrario saldría corriendo gritando y pidiendo ayuda -¿Ha estado el niño en contacto con Shyvanna Pendragon o con Thoren Tolstoi estos últimos días?- Quizás alguno de los dos eran algún tipo de portador, aunque le parecía raro.
Arrugué el ceño ante aquella vomitona sanguinolenta. Aquello era nuevo. “Marca de magia negra irradiada. ¿Disnea?. Sacar sangre ¿Cómo se llamaba a eso de vomitar sangre? Hematemesis, eso. Fiebre. Parece alta. Dolor…” -Doris, llama a Lucio… y a cualquier pediatra que se te ocurra- Suspiré y traté de mantener la compostura. Estaba nervioso, el corazón me palpitaba a toda velocidad, pero tenía que manejar el personaje del sanitario que sabía lo que estaba haciendo y no echarle a llorar en cualquier momento. Como la camilla no tardó en aparecer por la recepción le indiqué que dejara al peque en la misma y echamos a andar en dirección a una zona más tranquila.
La respuesta de Ian me habia dejado preocupado, que hacía Ian el el hospital, sólo, con el pequeño Aedan? Su madre no sabia nada? Me di cuenta de que mi mensaje parecía haber llegado en mal momento, pero....no podía dejarlo solo, verdad?
Dejé lo que estaba haciendo en esos momentos y aparecí en el hospital. Era bien temprano, por la mañana, pero yo amanecía temprano siempre. Aparecí en la recepcion del hospital directamente, y me llevé un sobresalto acompañado de un escalofrio porque lo primero que vi fue a Ian gritando, e incluso llegué a percibir el aroma de la sangre.
Me acerqué a ellos deprisa, decidiendo que por ahora me tragaría lo que quería decirle a Ian porque no era el momento.
"eso....no parece un cólico normal de crio pequeño"
- Ian, que ha pasado? Y Catherine?
Al acercarme pude oir al joven peliblanco hablar y decir cosas...maldicion, pendragon? Todo eso sonaba muy raro y muy mal. Pendragon...no pude evitar recordar el incidente aquel, que era precisamente el que me habia motivado a mensajear a Ian. Estaria relacionado? Crucé (mentalmente) los dedos porque no fuera asi.
Dejé lo que estaba haciendo en esos momentos y aparecí en el hospital. Era bien temprano, por la mañana, pero yo amanecía temprano siempre. Aparecí en la recepcion del hospital directamente, y me llevé un sobresalto acompañado de un escalofrio porque lo primero que vi fue a Ian gritando, e incluso llegué a percibir el aroma de la sangre.
Me acerqué a ellos deprisa, decidiendo que por ahora me tragaría lo que quería decirle a Ian porque no era el momento.
"eso....no parece un cólico normal de crio pequeño"
- Ian, que ha pasado? Y Catherine?
Al acercarme pude oir al joven peliblanco hablar y decir cosas...maldicion, pendragon? Todo eso sonaba muy raro y muy mal. Pendragon...no pude evitar recordar el incidente aquel, que era precisamente el que me habia motivado a mensajear a Ian. Estaria relacionado? Crucé (mentalmente) los dedos porque no fuera asi.
No me tranquilizó que fuese un estudiante el que atendiese a Aedan, pero como primer reconocimiento tendría que servir. Dejé que le echase un vistazo, aunque no muy convencido. Me extrañó muchísimo que Justin supiese lo de la maldición, no se me ocurría por medio de quién podría tener información sobre aquello. Estaba seguro de que Catherine no había hablado aún con nadie que no fuesen los del Consejo.
- ¿¿Sabes algo de la maldición?? - bajé la mirada al cuello de Aedan, observando horrorizado que lo del pecho se había extendido hasta ahí como si fuesen oscuros tentáculos. No me había dado cuenta hasta ese momento, y casi me da un ataque de pánico al verlo. - No lo sé...todo empezó hace un día, dos como mucho. - no lograba pensar con claridad, menos al ver que el niño estaba cada vez peor. - ¿Shyvanna y Thoren? ¿qué tienen que ver en esto? - Shyvanna podía entenderlo, era Pendragon y probablemente tuviese la misma marca que su inmundo hermano, y la misma de Catherine. Enseguida pensé en ella, en si estaría bien o si le estaría empezando a afectar también. Tenía que mandarle un mensaje cuanto antes.
- No, no ha estado con ellos, pero...Catherine tiene una igual. - informé, por si aquello servía de algo. El corazón me iba a mil por hora por los nervios, así que cuando vi a Jarkko ahí agradecí tener a alguien con quien estar. - No lo sé... - respondí agobiado mientras ponían a Aedan en la camilla para llevárselo. - Se ha puesto así de mal en unas horas. Es cierto que hay una maldición. Los putos Pendragon. - murmuré señalando al cuello del niño. Enseguida envié un patronus a Catherine, diciéndole que viniese al hospital porque íbamos a planta. No le expliqué mucho más, no quería asustarla tanto como estaba yo. Salí de allí siguiendo a Justin con Aedan en la camilla, con Jarkko detrás para poder seguir hablando en otro sitio.
Llegué hasta la recepción buscando a Erika, pero por algun motivo se me había escabullido a base de bien. Chasqueé la lengua y me di la vuelta, recorriendo el pasillo a la inversa a ver si daba con ella. Mierda. En estos momentos echaba de menos tener magia intrusiva mental de esa, que te obliga a leerte los wassap. Asi, podría localizar a Reed sin problemas, y a ella tambien.
"cómo ha podido pensarse que me lo tomo como si fuera un sustituto?"
O que le echaba la culpa a ella. Al contrario, cada vez mas, las cosas parecían apuntar a que ella no había encontrado a ese hechicero, si no que él la habia encontrado a ella y había hecho que el mérito pareciera de Erika, algo...fortuito. Y tenia que contarselo, para quitarle ese peso de encima.
Pero se habia cabreado y se habia esfumado. Volvi a recepcion, seguia sin dar con ella.
Desvié la mirada un momento al personal que atendía alli... y me decidí a preguntar por él. Bueno, por ambos. Nunca se sabe, no?
- Hay alguien aquí con el nombre de Reed Draven? Ingresado o algo. Soy familiar. Thalos Draven. - no habian muchos que se llamaran asi en la isla, no? o que quisieran hacerse pasar por mi. Bueno, tal vez uno. El que precisamente sí se encontraba aquí metido, segun me informaron, lo habian traido hacia poco de urgencias. - Por qué? que ha ocurrido? - no lo habian metido a la carcel o algo, con el resto de ministros?
"si...pero como tenga la misma tendencia que yo a quedarse en las carceles donde lo meten (sobre todo los magos) se habrá inventado algo para que lo saquen...."
"cómo ha podido pensarse que me lo tomo como si fuera un sustituto?"
O que le echaba la culpa a ella. Al contrario, cada vez mas, las cosas parecían apuntar a que ella no había encontrado a ese hechicero, si no que él la habia encontrado a ella y había hecho que el mérito pareciera de Erika, algo...fortuito. Y tenia que contarselo, para quitarle ese peso de encima.
Pero se habia cabreado y se habia esfumado. Volvi a recepcion, seguia sin dar con ella.
Desvié la mirada un momento al personal que atendía alli... y me decidí a preguntar por él. Bueno, por ambos. Nunca se sabe, no?
- Hay alguien aquí con el nombre de Reed Draven? Ingresado o algo. Soy familiar. Thalos Draven. - no habian muchos que se llamaran asi en la isla, no? o que quisieran hacerse pasar por mi. Bueno, tal vez uno. El que precisamente sí se encontraba aquí metido, segun me informaron, lo habian traido hacia poco de urgencias. - Por qué? que ha ocurrido? - no lo habian metido a la carcel o algo, con el resto de ministros?
"si...pero como tenga la misma tendencia que yo a quedarse en las carceles donde lo meten (sobre todo los magos) se habrá inventado algo para que lo saquen...."
-Estás…amenazando la vida del hijo del Descendiente de Saladino, Draven- Se olvidó de los protocolos, tenía que intentar que comprendiera que estaba volviéndose loco. Apretó las uñas contra la piel de Gelion, aunque tenía los guantes puestos, a ver si el mordisco de dolor le hacía ver todo con más claridad. Evidentemente, estaba apoyando su cuerpo en él retrasando cada paso como buenamente podía.
-Te cazarán, te atraparán y vas a pagar horrores por esto… ¿Has perdido la cabeza? - Inquirió con la respiración cada vez más pesada mientras ingresaban a la recepción ante la sorpresa de Doris que se llevó una mano a la boca -Déjame ir…Déjame ir y no pondré ninguna denuncia. Haré que te…Haré que te bajen de la isla, lejos de la magia- Murmuró observando a Doris y luego a una Aurora que siguió el revuelo de guardias para presenciar la escena. Arleen había palidecido y sólo se podía percibir a través del temblor que tenía en los hombros, porque estaba con sus manos sobre la de él, aún peleando por alejar esa tijera de su bebé.
-Yo... te curaré y luego...Dime a dónde quieres ir, les diré que te lleven. Sayid lo hará- Susurró, intentando que comprendiera que el Descendiente haría lo que fuese por mantener a su hijo. O eso creía ella. ¿O no? La propuesta de la noche anterior aún se colaba en su cabeza -Mi hermano, mi hermano te bajará en persona, Gelion…Suéltame- No dejó que su voz temblara pese a que el miedo la atenazaba por dentro. Vio a otra persona allí, no le reconoció como el hermano de Gelion aunque guardaban cierta semejanza en los rasgos. Los Guardias dieron otra vez la voz de alto, amenazaron, mientras empezaban a rodearlos. Aurora la observó, pálida y Arleen le devolvió la mirada sin saber exactamente qué hacer. Las palabras se le habían agotado.
-Te cazarán, te atraparán y vas a pagar horrores por esto… ¿Has perdido la cabeza? - Inquirió con la respiración cada vez más pesada mientras ingresaban a la recepción ante la sorpresa de Doris que se llevó una mano a la boca -Déjame ir…Déjame ir y no pondré ninguna denuncia. Haré que te…Haré que te bajen de la isla, lejos de la magia- Murmuró observando a Doris y luego a una Aurora que siguió el revuelo de guardias para presenciar la escena. Arleen había palidecido y sólo se podía percibir a través del temblor que tenía en los hombros, porque estaba con sus manos sobre la de él, aún peleando por alejar esa tijera de su bebé.
-Yo... te curaré y luego...Dime a dónde quieres ir, les diré que te lleven. Sayid lo hará- Susurró, intentando que comprendiera que el Descendiente haría lo que fuese por mantener a su hijo. O eso creía ella. ¿O no? La propuesta de la noche anterior aún se colaba en su cabeza -Mi hermano, mi hermano te bajará en persona, Gelion…Suéltame- No dejó que su voz temblara pese a que el miedo la atenazaba por dentro. Vio a otra persona allí, no le reconoció como el hermano de Gelion aunque guardaban cierta semejanza en los rasgos. Los Guardias dieron otra vez la voz de alto, amenazaron, mientras empezaban a rodearlos. Aurora la observó, pálida y Arleen le devolvió la mirada sin saber exactamente qué hacer. Las palabras se le habían agotado.
Gelion Draven
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Por suerte la doctora había captado al vuelo que lo mejor era seguir mis instrucciones, sin embargo era bastante evidente por su parte que trataba de no avanzar demasiado, con esos diminutos y desquiciantes pasos que daba.
Mentiría si dijese que la herida no me dolía, a pesar de que Arleen la había cerrado lo suficiente para que dejase de sangrar como un cochino. Estaba algo mareado, esperaba que no se diesen cuenta y se fijasen más en el rostro desencajado de aparente desesperación que mostraba. Gruñí por sus palabras. Efectivamente eso estaba haciendo, simplemente porque se había cruzado en mi camino. Podría haber sido cualquier otro, aunque seguramente con un cualquiera los guardias ya hubiesen saltado sobre mi.
-Vaya...que suerte la mía ¿no crees?-Comenté según avanzábamos de manera calmada, evidenciando que era completamente consciente de lo que hacía. Sentí sus uñas clavarse y simplemente apreté más el agarre. Sus amenazas y aquella pregunta hizo que una risa aspirada se me escapase. -Precisamente hago esto para no perderla, Doc. - La empujé un poquito, instando a que andase más rápido mientras seguía intentando convencerme de algún modo de que cesase en lo que estaba haciendo.
De ella podía creerlo. La buena fe, las promesas, seguramente si fuese por ella todas serían cumplidas. Pero ambos sabíamos que no resultaría, ella no tenía voz en los juicios de aquella isla de magos. Incluso siendo una esposa de un Descendiente o llevando dentro de sí a un heredero. La miré de reojo por un segundo mientras trataba de tensar lo suficiente la mano que sostenía las tijeras pegadas a su vientre, que ella se empeñaba en apartar. ¿acaso no era consciente de que si ella perdía fuerza acabaría clavándolas sin remedio?
-Ya...Sayid, tu hermano...todos sabemos que cualquier mago estaría encantado de dejarme libre y no cortarme la cabeza. Como a mis compañeros humanos. ¿verdad?-Los guardias nos rodearon y simplemente apreté más a la mujer contra mi haciendo un gesto de amenaza hacia ellos para que se quedasen quietecitos.-Por matar magos ¿eh?...en cualquier momento de nuestra vida. Me pregunto cuando os juzgarán por arrebatar vidas humanas.-Solté mirando a los guardias con rencor.
En ese momento, haciendo un repaso por todos aquellos rostros, apareció el de Thalos tras ellos. Volví a reír.-Vaya...ahí tenéis a uno que se os ha escapado ¿Cuántos magos has matado tú Draven?!Leí un informe en el que te habías cebado bien con un chaval, un crío de ...¿unos 15 años? Veo que no todos los crímenes cuentan igual en esta isla, todo depende de tu nombre y de a que faldas te pegues ¿no es así?-Le señalé un segundo y los guardias volvieron a avanzar, así que volví a menear a la doctora para que parasen.
Acerqué mi rostro a su oreja, respiraba costosamente , alterado.-Ahora...desaparece. Vamos a tierra.-Presioné la tijera con fuerza sin llegar a clavarla.-Recuerda que dije que podía ser un ser horrible si me lo proponía-Susurré. Miré a mi hermano sonriendo de medio lado.-Y tú, hermano repelente...si consigues que no te maten y bajas , ve a buscarme. Tenemos cosas que hablar.
Mentiría si dijese que la herida no me dolía, a pesar de que Arleen la había cerrado lo suficiente para que dejase de sangrar como un cochino. Estaba algo mareado, esperaba que no se diesen cuenta y se fijasen más en el rostro desencajado de aparente desesperación que mostraba. Gruñí por sus palabras. Efectivamente eso estaba haciendo, simplemente porque se había cruzado en mi camino. Podría haber sido cualquier otro, aunque seguramente con un cualquiera los guardias ya hubiesen saltado sobre mi.
-Vaya...que suerte la mía ¿no crees?-Comenté según avanzábamos de manera calmada, evidenciando que era completamente consciente de lo que hacía. Sentí sus uñas clavarse y simplemente apreté más el agarre. Sus amenazas y aquella pregunta hizo que una risa aspirada se me escapase. -Precisamente hago esto para no perderla, Doc. - La empujé un poquito, instando a que andase más rápido mientras seguía intentando convencerme de algún modo de que cesase en lo que estaba haciendo.
De ella podía creerlo. La buena fe, las promesas, seguramente si fuese por ella todas serían cumplidas. Pero ambos sabíamos que no resultaría, ella no tenía voz en los juicios de aquella isla de magos. Incluso siendo una esposa de un Descendiente o llevando dentro de sí a un heredero. La miré de reojo por un segundo mientras trataba de tensar lo suficiente la mano que sostenía las tijeras pegadas a su vientre, que ella se empeñaba en apartar. ¿acaso no era consciente de que si ella perdía fuerza acabaría clavándolas sin remedio?
-Ya...Sayid, tu hermano...todos sabemos que cualquier mago estaría encantado de dejarme libre y no cortarme la cabeza. Como a mis compañeros humanos. ¿verdad?-Los guardias nos rodearon y simplemente apreté más a la mujer contra mi haciendo un gesto de amenaza hacia ellos para que se quedasen quietecitos.-Por matar magos ¿eh?...en cualquier momento de nuestra vida. Me pregunto cuando os juzgarán por arrebatar vidas humanas.-Solté mirando a los guardias con rencor.
En ese momento, haciendo un repaso por todos aquellos rostros, apareció el de Thalos tras ellos. Volví a reír.-Vaya...ahí tenéis a uno que se os ha escapado ¿Cuántos magos has matado tú Draven?!Leí un informe en el que te habías cebado bien con un chaval, un crío de ...¿unos 15 años? Veo que no todos los crímenes cuentan igual en esta isla, todo depende de tu nombre y de a que faldas te pegues ¿no es así?-Le señalé un segundo y los guardias volvieron a avanzar, así que volví a menear a la doctora para que parasen.
Acerqué mi rostro a su oreja, respiraba costosamente , alterado.-Ahora...desaparece. Vamos a tierra.-Presioné la tijera con fuerza sin llegar a clavarla.-Recuerda que dije que podía ser un ser horrible si me lo proponía-Susurré. Miré a mi hermano sonriendo de medio lado.-Y tú, hermano repelente...si consigues que no te maten y bajas , ve a buscarme. Tenemos cosas que hablar.
La recepcionista me iba a contestar pero entonces puso una horrorosa expresion de espanto, cubriendose la boca. Hice una mueca y me giré en la misma dirección que sus ojos miraban, con expresión de que se le habia ido la olla....hasta que vi al susodicho por el que acababa de preguntar. Con una doctora....de rehén?
Bufé y rodé la mirada, para nada extrañado.
- Ya decía yo.
"Que este tampoco se iba a quedar quietecito en prisión, se ha inventado el truco del prisionero...."
De la nada aparecieron un montón de guardias que comenzaron a rodear a Gelion y a la medimaga. Por un momento dirigí un par de rapidas miradas a los guardias, con desconfianza. Pero no, no era eso. Había sido un simple acto reflejo. Por qué? Algo dificil de explicar, más orgánico que otra cosa.
- Vaya puta idea de mierda, Gelion. No podías robarte una aeronave? - le hice un gesto con mis brazos, su intento de fuga era pésimo. Y que hacían esos guardias que no se desaparecian o usaban alguno de esos trucos para atacarlo por detrás? El típico control mental? El típico hechizo de sueño que hacía que no te enterases de nada?
Me abrí hueco entre los guardias, igual podía disuadirlo para que dejara de cagarla, lanzandole una mirada asesina por aquella pregunta cargada de veneno, que sin embargo, traté de emplear para hacerle llegar un mensaje. Entorné la mirada, ladeando la cabeza.
- A unos cuantos, pero no suficientemente bien al parecer. El único al que quería matar de verdad resulta que no lo está. - si quería, Gelion podía sacar ahi todo mi historial militar, pero dudaba que a los guardias les interesaran los crimenes que habia cometido hacia ya más de cinco años. Eso había ocurrido hacía tiempo. Me hacía gracia que comentase eso de que dependía de a que falda se arrimase uno, siendo que él se estaba arrimando a la de Arleen. - En realidad depende de cuanta gente pueda ver mas allá de lo capullo que eres. - le terminé soltando con tono mordaz. En realidad se nos podia aplicar a ambos.
Observé como apuntaba mejor con las tijeras al vientre de la mujer, no la amenazaba a ella si no a la criatura que llevaba dentro....subí mis dos ojos hacia él con el ceño fruncido y una expresión seria. Me pregunté si sería capaz de llegar a cumplir su amenaza en caso de que ella se negara.
- Si lo haces, estás muerto. Te lo advierto. - lo mismo no lo mataban los guardias. Lo mismo....lo hacía yo. Aunque lo mataría a medias, seguramente. Lo dejaría un poco vivo. - y como se supone que voy a encontrarte si por lo que a mi respecta esa bruja te puede dejar en Chinchilla? Pongo anuncios de "perro perdido?"
- Yo también quería hablar contigo, pero no así, cateto. La estás cagando muchísimo. Si no quieres que ella vuelva aquí y les diga a esos guardias donde te ha dejado para que vayan a por tí a detenerte al instante, tendrás que retenerla contra su voluntad o hacerle daño. Y si la retienes contra su voluntad, o le haces daño.... te buscarás aun más enemigos.... y si la dejas ir, te pillarán al instante. - le dije señalándolo y perdiendo la paciencia con él. No era lo mismo esto que....abrirle la cabeza a androides con un taladro.
"en resumen: un plan de mierda"
Bufé y rodé la mirada, para nada extrañado.
- Ya decía yo.
"Que este tampoco se iba a quedar quietecito en prisión, se ha inventado el truco del prisionero...."
De la nada aparecieron un montón de guardias que comenzaron a rodear a Gelion y a la medimaga. Por un momento dirigí un par de rapidas miradas a los guardias, con desconfianza. Pero no, no era eso. Había sido un simple acto reflejo. Por qué? Algo dificil de explicar, más orgánico que otra cosa.
- Vaya puta idea de mierda, Gelion. No podías robarte una aeronave? - le hice un gesto con mis brazos, su intento de fuga era pésimo. Y que hacían esos guardias que no se desaparecian o usaban alguno de esos trucos para atacarlo por detrás? El típico control mental? El típico hechizo de sueño que hacía que no te enterases de nada?
Me abrí hueco entre los guardias, igual podía disuadirlo para que dejara de cagarla, lanzandole una mirada asesina por aquella pregunta cargada de veneno, que sin embargo, traté de emplear para hacerle llegar un mensaje. Entorné la mirada, ladeando la cabeza.
- A unos cuantos, pero no suficientemente bien al parecer. El único al que quería matar de verdad resulta que no lo está. - si quería, Gelion podía sacar ahi todo mi historial militar, pero dudaba que a los guardias les interesaran los crimenes que habia cometido hacia ya más de cinco años. Eso había ocurrido hacía tiempo. Me hacía gracia que comentase eso de que dependía de a que falda se arrimase uno, siendo que él se estaba arrimando a la de Arleen. - En realidad depende de cuanta gente pueda ver mas allá de lo capullo que eres. - le terminé soltando con tono mordaz. En realidad se nos podia aplicar a ambos.
Observé como apuntaba mejor con las tijeras al vientre de la mujer, no la amenazaba a ella si no a la criatura que llevaba dentro....subí mis dos ojos hacia él con el ceño fruncido y una expresión seria. Me pregunté si sería capaz de llegar a cumplir su amenaza en caso de que ella se negara.
- Si lo haces, estás muerto. Te lo advierto. - lo mismo no lo mataban los guardias. Lo mismo....lo hacía yo. Aunque lo mataría a medias, seguramente. Lo dejaría un poco vivo. - y como se supone que voy a encontrarte si por lo que a mi respecta esa bruja te puede dejar en Chinchilla? Pongo anuncios de "perro perdido?"
- Yo también quería hablar contigo, pero no así, cateto. La estás cagando muchísimo. Si no quieres que ella vuelva aquí y les diga a esos guardias donde te ha dejado para que vayan a por tí a detenerte al instante, tendrás que retenerla contra su voluntad o hacerle daño. Y si la retienes contra su voluntad, o le haces daño.... te buscarás aun más enemigos.... y si la dejas ir, te pillarán al instante. - le dije señalándolo y perdiendo la paciencia con él. No era lo mismo esto que....abrirle la cabeza a androides con un taladro.
"en resumen: un plan de mierda"
El gruñido le reverberó en los huesos, una advertencia y amenaza silenciosa. -No- Le respondió a su pregunta con el ceño fruncido y entonces la respuesta sobre su cabeza hizo que ladeara suavemente la propia para verlo pero como empujó tuvo que volver a ver hacia adelante apresurando un poco los pasos.
No entendió a qué venía eso de sus compañeros humanos -¿De qué hablas?- Inquirió sin llegar a comprender en el instante. Tenía la cabeza llena de estrategias, pensamientos y deseaba blandir sus palabras como escudo para poder salir de aquella situación. Soltó un pequeño quejido cuando la apretó un poco más sintiendo que el pecho se le empezaba a cerrar. No debió haberse acercado a él… Había cogido a Aldaron del cuello, lo había dañado… -Yo no … - Quiso excusarse de que ella no había quitado ninguna vida humana pero se dio cuenta de que no era con ella.
La risa…La risa fue tal como el gruñido que volvió a reverberar a través de ella. Parpadeó para mirar al hombre que se habría paso entre los guardias. ¿15 años? A la medimaga se llevó una mano a los labios para contener la sorpresa y el hecho de que no lo negara. No entendía cómo se había visto enredada en aquello. Arleen le juzgó, duramente con la mirada, cuando soltó aquello de que la gente veía más allá. Ella había intentado hacerlo con su paciente y allí estaba. Entre la tijera y la pared de músculos detrás de ella.
-Tiene razón- Murmuró a Gelion intentando que comprendiera la locura que estaba diciendo -Creeme- Pidió en un susurro pero después miró hacia Thalos cuando soltó “esa bruja” y arqueó una ceja porque…Porque ella estaba muy orgullosa de su procedencia y, además, no sabía donde estaba Chinchilla. ¿Volver? ¿Cómo iba a volver? No debería ni siquiera desapare… Oh…Oh, Gelion quería eso. No era salir del hospital. Quería que los desapareciera a tierra. Empezó a temblar más fuerte y entonces las lágrimas le encontraron. ¿Secuestrarla? ¿Hacerle daño? ¿Sería capaz de eso?
La respiración de Gelion le dijo mucho más que sus palabras. Estaba histérico. Histérico y con una tijera hacia su vientre. Pero lo siguiente que dijo… hizo que Arleen se quedara tiesa. Las palabras la llevaron lejos, a su pelea bajo su propio techo. ¿Qué sucedía si se negaba? ¿Y si clavaba esa tijera en sí misma? Quizás…Quizás si era muy muy muy consciente de cada parte de su cuerpo al desaparecerse…Todo iría bien ¿verdad? Sabía que se estaba mintiendo pero aún así subió una mano para quitarse las lágrimas del rostro, un gesto que era meramente teatro para observar a Aurora a los ojos y dejar su índice bajo su ojo izquierdo, el más lejano a Gelion, rezando que no le viera.
Una pista. Sutil…Una…Esperaba que Aurora entendiera la intensidad de su mirada y el significado de aquel simple gesto antes de que cerrara los párpados, se concentrara y desapareciera de allí.
No entendió a qué venía eso de sus compañeros humanos -¿De qué hablas?- Inquirió sin llegar a comprender en el instante. Tenía la cabeza llena de estrategias, pensamientos y deseaba blandir sus palabras como escudo para poder salir de aquella situación. Soltó un pequeño quejido cuando la apretó un poco más sintiendo que el pecho se le empezaba a cerrar. No debió haberse acercado a él… Había cogido a Aldaron del cuello, lo había dañado… -Yo no … - Quiso excusarse de que ella no había quitado ninguna vida humana pero se dio cuenta de que no era con ella.
La risa…La risa fue tal como el gruñido que volvió a reverberar a través de ella. Parpadeó para mirar al hombre que se habría paso entre los guardias. ¿15 años? A la medimaga se llevó una mano a los labios para contener la sorpresa y el hecho de que no lo negara. No entendía cómo se había visto enredada en aquello. Arleen le juzgó, duramente con la mirada, cuando soltó aquello de que la gente veía más allá. Ella había intentado hacerlo con su paciente y allí estaba. Entre la tijera y la pared de músculos detrás de ella.
-Tiene razón- Murmuró a Gelion intentando que comprendiera la locura que estaba diciendo -Creeme- Pidió en un susurro pero después miró hacia Thalos cuando soltó “esa bruja” y arqueó una ceja porque…Porque ella estaba muy orgullosa de su procedencia y, además, no sabía donde estaba Chinchilla. ¿Volver? ¿Cómo iba a volver? No debería ni siquiera desapare… Oh…Oh, Gelion quería eso. No era salir del hospital. Quería que los desapareciera a tierra. Empezó a temblar más fuerte y entonces las lágrimas le encontraron. ¿Secuestrarla? ¿Hacerle daño? ¿Sería capaz de eso?
La respiración de Gelion le dijo mucho más que sus palabras. Estaba histérico. Histérico y con una tijera hacia su vientre. Pero lo siguiente que dijo… hizo que Arleen se quedara tiesa. Las palabras la llevaron lejos, a su pelea bajo su propio techo. ¿Qué sucedía si se negaba? ¿Y si clavaba esa tijera en sí misma? Quizás…Quizás si era muy muy muy consciente de cada parte de su cuerpo al desaparecerse…Todo iría bien ¿verdad? Sabía que se estaba mintiendo pero aún así subió una mano para quitarse las lágrimas del rostro, un gesto que era meramente teatro para observar a Aurora a los ojos y dejar su índice bajo su ojo izquierdo, el más lejano a Gelion, rezando que no le viera.
Una pista. Sutil…Una…Esperaba que Aurora entendiera la intensidad de su mirada y el significado de aquel simple gesto antes de que cerrara los párpados, se concentrara y desapareciera de allí.
Joder, es que ni un puto día podían dejarte de bombardear a base de mensajes del hospital. Ni silenciando el “whatsapp” del trabajo dejaban de llegarte mensajes. Puto agobio, maldita sea, ¿por qué no iban a joderle a Lucio? El chaval de pelo blanco le había pillado desayunando aquella mañana tranquilamente en el despacho del mencionado, pero la verdad es que le había cortado todo el rollo y se le atragantó el café, de modo que tuvo que seguir con aquella aburridísima ronda de consultas. Paseó por el pasillo con un sonoro bostezo que no disimuló de ninguna manera mientras bajaba las escaleras en soledad, con las manos en los bolsillos de la bata, claramente aburrido. Café de medio día, larguito, una horita de descanso, como buen funcionario.
Iba camino de la cafetería, para lo cual debía pasar por la recepción del hospital, cuando se fue percatando de todo el follón que parecía estar habiendo. Según se cuchicheaba se hablaba de un secuestro y una persona amenazada. Oh, aquello sí era interesante. Parecía haber problemas con Arleen y me pregunté qué coño hacía esa obsesa por el trabajo que no estaba manteniendo su puta baja. Una única cosa es lo que tenía que hacer y era estar jodidamente quieta en su casa. No le entraba en aquella cabeza dura.
Rodó los ojos y se dejó guiar por los comentarios y el barullo que estaban formando los guardias en la recepción. Se coló en silencio entre todo el grupo del personal que contemplaba, expectante y aterrorizada a la vez, aquella dramática situación. Aquel gesto y la mujer se desapareció con su secuestrador y mientras los guardias como pasmarotes -¿Se puede saber cuál es vuestra función en esta isla? ¿Quedarse a plantar cactus mientras secuestran a una de las mejores “neuros” que tenemos en el hospital?- Alguien se quejó -Venga, no me jodas. Esa escusa se la dices a tu superior, a ver si se la traga. No me digas que no podríais haber usado alguna forma de aturdimiento, pociones, hechizo petrificador dirigida al secuestrador. No me comas los huevos por detrás, anda- Aquel comentario no le sentó nada bien al guardia, que dirigió al médico una mirada de odio palpable, sin embargo, este se la aguantó e incluso se atrevió a desafiar. Pero había que hacer cosas más importantes
-Doris, avisa a Vishous. Se va a poner muy contento cuando se entere de la inutilidad de su personal. Tenemos que localizar a Arleen antes de que ese maníaco le haga algún daño- Se dirigió la recepción. Doris, que sabía de las formas de Oscurus, diametralmente diferentes que su familiar Lucio, inquirió cómo podrían hacer para localizarla. Joder, buena pregunta. La mujer se puso en pie en el mostrador para empezar a tramitar aquella denuncia por secuestro mientras Oscurus permanecía el silencio, atusándose la barba recortada, pensando a toda velocidad -Sangre. Con magia de sangre podemos localizar a una persona. Avisa a los Pendragon, sin demora- La mujer recepcionista miró al medimago sin estar seguro de que estaba en sus cabales, luego entendió la urgencia de la situación y procedió sin demora.
Iba camino de la cafetería, para lo cual debía pasar por la recepción del hospital, cuando se fue percatando de todo el follón que parecía estar habiendo. Según se cuchicheaba se hablaba de un secuestro y una persona amenazada. Oh, aquello sí era interesante. Parecía haber problemas con Arleen y me pregunté qué coño hacía esa obsesa por el trabajo que no estaba manteniendo su puta baja. Una única cosa es lo que tenía que hacer y era estar jodidamente quieta en su casa. No le entraba en aquella cabeza dura.
Rodó los ojos y se dejó guiar por los comentarios y el barullo que estaban formando los guardias en la recepción. Se coló en silencio entre todo el grupo del personal que contemplaba, expectante y aterrorizada a la vez, aquella dramática situación. Aquel gesto y la mujer se desapareció con su secuestrador y mientras los guardias como pasmarotes -¿Se puede saber cuál es vuestra función en esta isla? ¿Quedarse a plantar cactus mientras secuestran a una de las mejores “neuros” que tenemos en el hospital?- Alguien se quejó -Venga, no me jodas. Esa escusa se la dices a tu superior, a ver si se la traga. No me digas que no podríais haber usado alguna forma de aturdimiento, pociones, hechizo petrificador dirigida al secuestrador. No me comas los huevos por detrás, anda- Aquel comentario no le sentó nada bien al guardia, que dirigió al médico una mirada de odio palpable, sin embargo, este se la aguantó e incluso se atrevió a desafiar. Pero había que hacer cosas más importantes
-Doris, avisa a Vishous. Se va a poner muy contento cuando se entere de la inutilidad de su personal. Tenemos que localizar a Arleen antes de que ese maníaco le haga algún daño- Se dirigió la recepción. Doris, que sabía de las formas de Oscurus, diametralmente diferentes que su familiar Lucio, inquirió cómo podrían hacer para localizarla. Joder, buena pregunta. La mujer se puso en pie en el mostrador para empezar a tramitar aquella denuncia por secuestro mientras Oscurus permanecía el silencio, atusándose la barba recortada, pensando a toda velocidad -Sangre. Con magia de sangre podemos localizar a una persona. Avisa a los Pendragon, sin demora- La mujer recepcionista miró al medimago sin estar seguro de que estaba en sus cabales, luego entendió la urgencia de la situación y procedió sin demora.
Seguí observando atentamente a ambos, él parecía nervioso, y ella...bueno, ella ponía muecas raras y lloraba en silencio.... no me habia pasado desapercibida la dura mirada que me había lanzado por un momento, era experto en captar ese tipo de miradas. Y también lo fuera de lugar que estaba ese dedo señalandose, directamente, al ojo, mientras miraba fijamente a....a quien? Me giré siguiendo al direccion de la mirada de Arleen, que iba hacia otra mujer (que yo no se que es aurora)
"Ojo? no, no llevo el parche, no todo el mundo quiere insinuarte que eres un tuerto, Draven"
"entonces qué?"
Y para sorpresa de todos, puf, se desaparecio con Gelion. Solté un "oh por dios!" exasperado porque ningun guardia habia movido un solo musculo por evitarlo, estando mas que de acuerdo con las protestas del medimago que asomó el hocico por ahi.
- no tenéis nada de formación en materia de rehenes o qué? Podrías haber usado algun hechizo y detenerlo! - pero no me iban a dar mucho crédito, y mucho menos después de lo que habia soltado Gelion, asi que pasaron un poco de mi. Miré de reojo al tal Oscurus, que decidió que colaborarian con los Pendragon para localizarles.
"...."
No las tenia todas conmigo, si quisiera hacerle daño de verdad, ya se lo habria hecho, pero tambien es verdad que la necesitaba entera para que se desapareciera correctamente. SAqué el galeón mandandole un mensaje rapido a Johan, pues necesitabamos hablar de varias cosas y no me iba a quedar de brazos cruzados. Ademas, estaba Erika pendiente. A saber donde se habia ido...a quemar jardines quizá.
- Devolvedme las armas, gracias. - dije ironicamente, soliciandolas de vuelta donde las habia entregado en control antes de poder acceder al hospital, cogiendolas para irme de alli a paso vivo.
"Ojo? no, no llevo el parche, no todo el mundo quiere insinuarte que eres un tuerto, Draven"
"entonces qué?"
Y para sorpresa de todos, puf, se desaparecio con Gelion. Solté un "oh por dios!" exasperado porque ningun guardia habia movido un solo musculo por evitarlo, estando mas que de acuerdo con las protestas del medimago que asomó el hocico por ahi.
- no tenéis nada de formación en materia de rehenes o qué? Podrías haber usado algun hechizo y detenerlo! - pero no me iban a dar mucho crédito, y mucho menos después de lo que habia soltado Gelion, asi que pasaron un poco de mi. Miré de reojo al tal Oscurus, que decidió que colaborarian con los Pendragon para localizarles.
"...."
No las tenia todas conmigo, si quisiera hacerle daño de verdad, ya se lo habria hecho, pero tambien es verdad que la necesitaba entera para que se desapareciera correctamente. SAqué el galeón mandandole un mensaje rapido a Johan, pues necesitabamos hablar de varias cosas y no me iba a quedar de brazos cruzados. Ademas, estaba Erika pendiente. A saber donde se habia ido...a quemar jardines quizá.
- Devolvedme las armas, gracias. - dije ironicamente, soliciandolas de vuelta donde las habia entregado en control antes de poder acceder al hospital, cogiendolas para irme de alli a paso vivo.
Llegó a la recepción casi al instante que Fred. La llegada de los dos hizo que los presentes simplemente se giraran para enfrentarlos y Vishous fue consciente de que algunas rodillas temblaron. Fred le puso una mano en el pecho, a diferencia de V, él iba con el uniforme porque estaba de guardia Vishous no. Fred fue directito hacia Aurora que estaba pálida como el papel y estaba lloriqueando.
Él no tenía ganas de lidiar con ningún tipo de lloriqueos y se acercó a uno de los guardias para ponerle una de sus pesadas manos en el hombro. Los dedos apretaron la armadura y también el uniforme -Vas a decirme, paso por paso, qué fue lo que pasó- La mirada diamantina del Teniente se enfocó en el guardia que, al principio, se atoró un poco por las palabras pero empezó a soltar la información.
¿Y qué hacía Arleen en el hospital? ¿Se podía saber? ¿No debería estar en la casa de Sofía relajada con Sayid? -¿Alguien le avisó al Descendiente Ibn Salah?- Alguien gritó un no así que Vishous dio la orden de que lo buscaran y le avisaran. Fred le llamó la atención -Está en el London Eye- Informó su mellizo y Vishous frunció el ceño -¿Cómo lo sabes?- Inquirió y Fred lo llamó a un lado para contarle lo que le había dicho Aurora y la señal. Vishous sonrió por dentro, su hermana hacía caso -a veces- a lo que le decían.
-Si ya la hizo desaparecerse una vez…- Fred de todas formas negó suavemente con la cabeza -Arleen no conoce muchas más zonas de Londres – Vishous chasqueó la lengua como si no quisiera creerlo. Un loco se la había llevado. Tenían que implementar mecanismos de búsqueda, a diferencia de ellos, ese loco era humano y sabía dónde estaba moviéndose -Buscar toda la información que teneis de Gelion Draven, buscar a su hermano e interrogarlo sobre posibles zonas a donde haya ido. Qué solía frecuentar, dónde trabajaba, refugios, etcétera- Ordenó y entonces miró a Fred -No voy a esperar por Sayid- Dijo pero entonces a quien sí reconoció fue a la hermana del Descendiente, le miró a los ojos cuando saludó y entonces asintió llevándose a Fred y a su concuñada para desaparecerse.
Él no tenía ganas de lidiar con ningún tipo de lloriqueos y se acercó a uno de los guardias para ponerle una de sus pesadas manos en el hombro. Los dedos apretaron la armadura y también el uniforme -Vas a decirme, paso por paso, qué fue lo que pasó- La mirada diamantina del Teniente se enfocó en el guardia que, al principio, se atoró un poco por las palabras pero empezó a soltar la información.
¿Y qué hacía Arleen en el hospital? ¿Se podía saber? ¿No debería estar en la casa de Sofía relajada con Sayid? -¿Alguien le avisó al Descendiente Ibn Salah?- Alguien gritó un no así que Vishous dio la orden de que lo buscaran y le avisaran. Fred le llamó la atención -Está en el London Eye- Informó su mellizo y Vishous frunció el ceño -¿Cómo lo sabes?- Inquirió y Fred lo llamó a un lado para contarle lo que le había dicho Aurora y la señal. Vishous sonrió por dentro, su hermana hacía caso -a veces- a lo que le decían.
-Si ya la hizo desaparecerse una vez…- Fred de todas formas negó suavemente con la cabeza -Arleen no conoce muchas más zonas de Londres – Vishous chasqueó la lengua como si no quisiera creerlo. Un loco se la había llevado. Tenían que implementar mecanismos de búsqueda, a diferencia de ellos, ese loco era humano y sabía dónde estaba moviéndose -Buscar toda la información que teneis de Gelion Draven, buscar a su hermano e interrogarlo sobre posibles zonas a donde haya ido. Qué solía frecuentar, dónde trabajaba, refugios, etcétera- Ordenó y entonces miró a Fred -No voy a esperar por Sayid- Dijo pero entonces a quien sí reconoció fue a la hermana del Descendiente, le miró a los ojos cuando saludó y entonces asintió llevándose a Fred y a su concuñada para desaparecerse.
Darren Pendragon
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Darren sabía que debía dejar el tema de Shyvanna para más adelante, dado que durante la búsqueda de su hermano, un patronus del médico de Ouroboros se presentó en Avalon, de donde se desapareció para salir al encuentro del solicitante, no con cierto recelo por la conversación que habían mantenido con sus hermanos instantes antes. Inconsciente, todavía, de que su hermana había ido con el que podría haber convertido en eunuco y la pertinente denuncia a la Guardia y todas las implicaciones, el Pendragon rubio se apreció en la recepción del hospital.
A su llegada parecía que la tensión se palpaba en el ambiente, se escuchaban cuchicheos alrededor, pero todos ellos pasaron desapercibidos e ignorados deliberadamente. Darren barrió la entrada con la mirada, con gesto serio hasta que se detuvo en la recepcionista. Clavó la mirada en la misma y se acercó a ella con paso firme y decidido. A su lado se encontraba el mago que estuvo en la intervención de Lucio, aquella que realizaron con Arleen y trataba sobre aquellos problemas de circulación en el cerebro de Lucio. -Habéis requerido la presencia de la familia Pendragon en el hospital de Ouroboros…- Darren clavó la mirada verde inerte en Doris que, por alguna circunstancia que el rubio ignoraba, tragó saliva y dio un paso atrás, señalando temerosamente al médico -… y la familia Pendragon ha respondido al llamamiento- Darren siguió aquel tembloroso dedo hasta el rostro de Oscurus. El Pendragon se cruzó de brazos por delante del pecho, esperando que el hombre le explicara a detalle qué es lo que necesitaba, otra vez, aquella isla de su linaje. Demasiado a deber, ¿respondería Ouroboros al llamado de los Pendragon si fuera necesario? ¿Por qué dudaba que aquello fuera así? Trataban de dar su mejor cara para ganarse el favor y, todos los hermanos daban cuenta que era en vano. -¿Y bien? ¿Qué se le ofrece a Ouroboros en relación al secuestro de la medimaga?- Darren alzó levemente la barbilla, altivo, superior, esperando a que el médico hablara sin hacer mayor movimiento que el mencionado. Podría haber ignorado aquel llamado, pero debía reconocer que, por alguna razón, la mujer del descendiente de Saladino, producía cierta curiosidad en el rubio, quizás por aquel problema en el embarazo. Y qué útil podría ser tener a la mujer de un Descendiente del lado de la familia.
A su llegada parecía que la tensión se palpaba en el ambiente, se escuchaban cuchicheos alrededor, pero todos ellos pasaron desapercibidos e ignorados deliberadamente. Darren barrió la entrada con la mirada, con gesto serio hasta que se detuvo en la recepcionista. Clavó la mirada en la misma y se acercó a ella con paso firme y decidido. A su lado se encontraba el mago que estuvo en la intervención de Lucio, aquella que realizaron con Arleen y trataba sobre aquellos problemas de circulación en el cerebro de Lucio. -Habéis requerido la presencia de la familia Pendragon en el hospital de Ouroboros…- Darren clavó la mirada verde inerte en Doris que, por alguna circunstancia que el rubio ignoraba, tragó saliva y dio un paso atrás, señalando temerosamente al médico -… y la familia Pendragon ha respondido al llamamiento- Darren siguió aquel tembloroso dedo hasta el rostro de Oscurus. El Pendragon se cruzó de brazos por delante del pecho, esperando que el hombre le explicara a detalle qué es lo que necesitaba, otra vez, aquella isla de su linaje. Demasiado a deber, ¿respondería Ouroboros al llamado de los Pendragon si fuera necesario? ¿Por qué dudaba que aquello fuera así? Trataban de dar su mejor cara para ganarse el favor y, todos los hermanos daban cuenta que era en vano. -¿Y bien? ¿Qué se le ofrece a Ouroboros en relación al secuestro de la medimaga?- Darren alzó levemente la barbilla, altivo, superior, esperando a que el médico hablara sin hacer mayor movimiento que el mencionado. Podría haber ignorado aquel llamado, pero debía reconocer que, por alguna razón, la mujer del descendiente de Saladino, producía cierta curiosidad en el rubio, quizás por aquel problema en el embarazo. Y qué útil podría ser tener a la mujer de un Descendiente del lado de la familia.
-Estos imbéciles no tienen formación ni cerebro de ningún tipo- Respondí malhumorado al tipo que estaba todavía en aquella recepción y que había sido testigo de la desaparición de Arleen. Alguien tendría que pagar los platos rotos de aquella estupidez por parte de todos, empezando por la de la propia Arleen -¿En qué cojones estaría pensando, desaparecerse en su estado? Joder, ¿qué parte de reposo no habrá entendido?- Me masajeé la sien mientras apoyaba los antebrazos en el mostrador de la recepción. En el otro extremo llegaba el teniente de la Guardia, el machirulo ese. A ver si aprendía a instruir a sus malditos guardias para ser útiles y dejarse de tanta tontería. Sin embargo no se le escapó lo del London Eye y les siguió con la mirada hasta el retirado estudiando sus gestos. Sin embargo dudaba mucho que el muggle se quedara mucho tiempo en aquella zona si sabía que toda la guardia de Ouroboros se le podría echar encima. Y parecía un tipo listo, a diferencia de los guardias que poco les faltaba para chocarse los unos con los otros como si de estúpidos bolos se tratasen. Suspiró de forma cansada y estiró la espalda apoyando las manos sobre el mostrador, deseando que los Pendragon no tardaran mucho en aparecer. -Dime que no ha sido una tontería- Le gruñí a Doris, masajeándome la parte del puente de la nariz que nace entre las cejas, con un profundo cansancio. Suspiró de una forma muy teatral dejando caer los hombros cuando el Pendragon hizo alarde de presentación con todos aquellos humos que se gastaban. Rodeé los ojos y me dejé de monsergas, al grano. -Sí, muy bien gracias. Les he llamado yo, gracias por venir y tal. El tiempo apremia, de modo que vamos a ser directos- Me crucé de brazos por delante del pecho, imitando su gesto. Más o menos teníamos la misma altura y aunque él era más fuerte a simple vista, no me amedrentaba lo más mínimo: locura o estupidez. A saber. Cogí aire y proseguí -Como le he dicho, han secuestrado a la doctora Ibn Salah, la neuróloga que le dirigió en la operación de Lucio. Bajo amenaza por un muggle paciente suyo. De modo que recurro a ustedes… usted… de nuevo para solicitarle que nos ayude con su magia para poder localizarla. Creo que pueden hacer algo similar. Supongo que necesitarán sangre de Arleen- Hice un gesto a Doris para que buscara donde hiciera falta, pero que esa sangre apareciera a la voz de ya -De todos modos, hablemos en un sitio mucho más tranquilo, acompáñeme, por aquí. ¿Gusta un café?- Le indiqué con al palma de la mano al Pendragon la dirección que debía tomar para abandonar la recepción, pidiendo de camino un café bien cargado que tomaría con gusto para evitar tener que dar conversación a aquel muro que tenía por interlocutor.
Después de volver a Ouroboros en dragón y acompañar a Sofía hasta el hospital, me tomé unos instantes para asentar el estómago, y las ideas. Sin duda, necesitaba una ducha. Pero también un café.
Me quedé ahi un poco en babia, mirando alrededor. Las cosas parecían seguir su curso normal, con tranquilidad y la habitual calma. Sabía que eso era solo un espejismo, en superficie, porque aun sentía las aguas agitarse en las profundidades. No había manera de sacudirse esa inquietud.
Quizá diseñando algo nuevo. Trabajando en la pistola de portales. O las lentillas espías.
"hablando de eso...no le di el espejo a Catherine"
Fui a sentarme, decidiendo que se lo enviaría a Ian, porque enviarselo a ella parecía algo arriesgado. Chasqueé la lengua maldiciendo el que enviarle objetos a un miembro del Consejo, "amiga" mía, fuese considerado arriesgado por culpa del matrimonio recien contraido. Me senté en uno de las sillas de recepción, comenzando a trastear en mi brazalete para preparar el envío.
Me quedé ahi un poco en babia, mirando alrededor. Las cosas parecían seguir su curso normal, con tranquilidad y la habitual calma. Sabía que eso era solo un espejismo, en superficie, porque aun sentía las aguas agitarse en las profundidades. No había manera de sacudirse esa inquietud.
Quizá diseñando algo nuevo. Trabajando en la pistola de portales. O las lentillas espías.
"hablando de eso...no le di el espejo a Catherine"
Fui a sentarme, decidiendo que se lo enviaría a Ian, porque enviarselo a ella parecía algo arriesgado. Chasqueé la lengua maldiciendo el que enviarle objetos a un miembro del Consejo, "amiga" mía, fuese considerado arriesgado por culpa del matrimonio recien contraido. Me senté en uno de las sillas de recepción, comenzando a trastear en mi brazalete para preparar el envío.
Al final nos habían echado de la habitación por culpa del jaleo que se había armado con el asqueroso del Pendragon. No era justo que también echasen a Catherine, pero al menos así descansaría lo que quedaba de noche. Llegué con ella a recepción antes de que se marchase, odiando tener que verla partir con el otro tipo. Me hervía la sangre de sólo pensar que ahora estaba casada con él. Tuve que sentarme en la primera silla que pillé porque la mierda que me había hecho Wthyr me tenía mareado y la nariz me seguía sangrando. Bajé la cabeza para apretar con un pañuelo, al menos un poco hasta que la regeneración de licántropo hiciese lo suyo.
Miré de reojo a Giordano al verlo sentado en otra de las silla de recepción, haciéndole un gesto como para indicarle que se acercase. Él era otro de los que habían ido con Catherine a esa farsa de boda. - Dime...dime todo lo que has visto esta noche en esa boda. Necesito saber más de esa gentuza y de Ávalon. De sus poderes. - especialmente de eso de que podían reventar gente y hacerlos sangrar como una fuente. - Son unos desgraciados.
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PS: 118 -20SB= 98 (regeneración al siguiente)
Miré de reojo a Giordano al verlo sentado en otra de las silla de recepción, haciéndole un gesto como para indicarle que se acercase. Él era otro de los que habían ido con Catherine a esa farsa de boda. - Dime...dime todo lo que has visto esta noche en esa boda. Necesito saber más de esa gentuza y de Ávalon. De sus poderes. - especialmente de eso de que podían reventar gente y hacerlos sangrar como una fuente. - Son unos desgraciados.
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PS: 118 -20SB= 98 (regeneración al siguiente)
Había terminado de montar al búho mensajero cuando los vi. Pero de modo breve, pues en seguida se desaparecieron, Wiwi y Catherine. Me quedé con los labios separados, con una frase que quedó solo en mi cabeza.
Negué y volví a lo mio, hasta que oi a Ian. Tan ofuscado estaba que no habia ni reparado en él. El muchacho tenía un aspecto terrible. Activé al buho, ya no me hacia falta pero me daba rabia haberlo montado para nada. Este se puso sobre mi hombro, ululando con los ojos brillando de azul por efecto de las baterías magicas.
Al llegar a él le extendí el paquete con los espejos comunicadores dentro.
- Catherine me los encargó para vosotros pero no he tenido ocasión de dárselos, asi que te los confío a ti. Iba a enviartelos por mensajeria pero...tanto mejor asi no?
Lo oí y resoplé, dejandome caer en una silla a su lado.
- Tranquilo, Wthyr es de mecha corta.
"ups"
"ahora tienes que explicar por qué lo sabes"
- E hipoxifilico. - solté, como si no pudiese atar mi propia lengua. - Pero supongo que eso no te hace sentir mejor. - lo miré con cara de "verdad?" esperando que a lo mejor, si lo hiciese sentir mejor. - No todos son como Wthyr. No quiero decir que no es que todos no sean de mecha corta, eso no lo se.
"bueno, de Shyvanna si, y ella no lo es"
- Fue una ceremonia llena de rituales, ellos dos se fueron pronto. ¿Que más quieres saber? Solo te haría daño.
"sus poderes...."
- Los hay con poderes mentales. Una recua de vikingos que convocan armas y se hacen invisibles o potencian su fisico. Y ellos pueden usar la sangre para curar, para conectar cuerpos a distancia, o para simplemente hacerles explotar el corazón. - me quedé pensativo, rascandome la barbilla. Por eso había dicho Gwen lo de temerles, supongo.
Negué y volví a lo mio, hasta que oi a Ian. Tan ofuscado estaba que no habia ni reparado en él. El muchacho tenía un aspecto terrible. Activé al buho, ya no me hacia falta pero me daba rabia haberlo montado para nada. Este se puso sobre mi hombro, ululando con los ojos brillando de azul por efecto de las baterías magicas.
Al llegar a él le extendí el paquete con los espejos comunicadores dentro.
- Catherine me los encargó para vosotros pero no he tenido ocasión de dárselos, asi que te los confío a ti. Iba a enviartelos por mensajeria pero...tanto mejor asi no?
Lo oí y resoplé, dejandome caer en una silla a su lado.
- Tranquilo, Wthyr es de mecha corta.
"ups"
"ahora tienes que explicar por qué lo sabes"
- E hipoxifilico. - solté, como si no pudiese atar mi propia lengua. - Pero supongo que eso no te hace sentir mejor. - lo miré con cara de "verdad?" esperando que a lo mejor, si lo hiciese sentir mejor. - No todos son como Wthyr. No quiero decir que no es que todos no sean de mecha corta, eso no lo se.
"bueno, de Shyvanna si, y ella no lo es"
- Fue una ceremonia llena de rituales, ellos dos se fueron pronto. ¿Que más quieres saber? Solo te haría daño.
"sus poderes...."
- Los hay con poderes mentales. Una recua de vikingos que convocan armas y se hacen invisibles o potencian su fisico. Y ellos pueden usar la sangre para curar, para conectar cuerpos a distancia, o para simplemente hacerles explotar el corazón. - me quedé pensativo, rascandome la barbilla. Por eso había dicho Gwen lo de temerles, supongo.
Extendí la mano hacia el paquete que me tendía Giordano, manteniendo la otra apretando contra la nariz para cortar la hemorragia. Abrí como pude lo que me acababa de entregar, encontrando un par de espejos comunicadores que le había encargado ella. ¿Así es como iba a ser a partir de ahora? ¿de manera clandestina y con espejos? Bufé muy harto de todo, aunque le di las gracias a Giordano por molestarse en hacer el encargo. Probé a quitarme el pañuelo de la nariz a ver si la regeneración había hecho lo suyo, comprobando que ya no sangraba tan a lo bestia como antes. Después miré a Gio con cara de qué me estás contando, como si se estuviese inventando todos esos detalles escabrosos del puto Wthyr. - ¿Y tú cómo sabes eso? ¿Cath te lo ha dicho? - si era cierto...el otro era un mentiroso, y sólo había dicho aquello para molestarme.
- No...no me hace sentir mejor. Ahora está con él, aunque sea un pervertido hipoxifílico. Qué puto asco. - tiré el pañuelo ensangrentado a una papelera que había al lado, aunque aguanté un poco más sentado para ver si me recuperaba lo suficiente como para poder desaparecerme. Chisté por lo bajo al parecerme que Gio defendía al resto de Pendragon, yo los odiaba a todos.
- Ten cuidado, Giordano. Sólo quieren enredar más y más... - acabé negando a lo de los rituales, ya no quería saber más. Dolía pensarlo y era mejor dejarlo así. Escuché en silencio lo que podían hacer y los poderes de sus vasallos, cayendo en la cuenta de lo de los poderes mentales. - Eso me hicieron..me hicieron algo en la mente cuando estuve allí. - murmuré pensativo, más para mí que para él. Finalmente me puse en pie, poniendo la mano en el hombro de Giordano antes de despedirme. No quería irme y dejar a Aedan, pero lo habían dormido de nuevo y nos habían obligado a marchar hasta el día siguiente. - Gracias... - poco más había que decir. Él tampoco podía ayudarnos más. Desaparecí de la recepción, marchándome a nuestro ahora vacío y deprimente piso.
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PS: 98 + 5 regeneración lican (frena sangrado)= 103
- No...no me hace sentir mejor. Ahora está con él, aunque sea un pervertido hipoxifílico. Qué puto asco. - tiré el pañuelo ensangrentado a una papelera que había al lado, aunque aguanté un poco más sentado para ver si me recuperaba lo suficiente como para poder desaparecerme. Chisté por lo bajo al parecerme que Gio defendía al resto de Pendragon, yo los odiaba a todos.
- Ten cuidado, Giordano. Sólo quieren enredar más y más... - acabé negando a lo de los rituales, ya no quería saber más. Dolía pensarlo y era mejor dejarlo así. Escuché en silencio lo que podían hacer y los poderes de sus vasallos, cayendo en la cuenta de lo de los poderes mentales. - Eso me hicieron..me hicieron algo en la mente cuando estuve allí. - murmuré pensativo, más para mí que para él. Finalmente me puse en pie, poniendo la mano en el hombro de Giordano antes de despedirme. No quería irme y dejar a Aedan, pero lo habían dormido de nuevo y nos habían obligado a marchar hasta el día siguiente. - Gracias... - poco más había que decir. Él tampoco podía ayudarnos más. Desaparecí de la recepción, marchándome a nuestro ahora vacío y deprimente piso.
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