Recuerdo del primer mensaje :
Zona de urgencias para realizar diagnósticos iniciales y aplicar los primeros auxilios. Desde aquí se derivan los casos que requieran ingreso o cirugía.
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Arturo Lizarraga
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El elfo me cuestiona, al principio algo razonable por mi condición, luego por mi pertenencia a alguna facción—Zaphira gritando como loca no es algo que pudiera ignorar y menos aún su secuestro—me regaña e intenta que me vaya, mientras un muchacho reniega que no puede concentrarse—no, no soy un renegado, soy mas bien un inmigrante dimensional, si…me acabo de inventar el termino, pero encaja a la perfección con mi situación.
Ahí mismo también se encuentra el engabardinado, quien había perdido su maleta, y por lo que veo, la ha encontrado para su alivio. Al verme se altera, pero no le culpo, volver atender unas heridas que se suponen que ya habían sido tratadas, no es algo que agrade a nadie—si, escuche sobre una cuarentena por algo de ese estilo, incluso me quitaron sangre para analizarla. Pero sin contar mis heridas por combate, estoy relativamente bien—aseguro para calmar un poco la situación—en todo caso, gracias—no está demás darlas por su ayuda.
De pronto el elfo cae en la cuenta lo que dije del secuestro y le resta importancia, ofreciendo una explicación razonada—supongo que eso tiene sentido, pero ¿estas seguro que Zaphira pudiera estar así de alterada sin motivo?—espero que con esta pregunta le meta la duda. Esa templanza no se rompe con cualquier cosa. El chico sigue quejándose, haciendo que el tipo del maletero ofrezca unos consejos prácticos de como trabajar en esta clase de situaciones con mucho alboroto. Para luego sugerir llevarme a mi habitación—vale, vale, ya voy, solo déjame decir una cosa—me dirijo al elfo—esto es como cuando el tipo gordo que nunca hace ejercicio lo vez corriendo, porque algo verdaderamente malo está ocurriendo—supongo que mi capacidad detectar cosas raras sigue en pie. Aunque esto suele ser el preámbulo de eventos encadenados. Como cuando presencié una masacre en una obra de teatro, que terminó en el descubrimiento de la tumba de Santa Claus.
Ahí mismo también se encuentra el engabardinado, quien había perdido su maleta, y por lo que veo, la ha encontrado para su alivio. Al verme se altera, pero no le culpo, volver atender unas heridas que se suponen que ya habían sido tratadas, no es algo que agrade a nadie—si, escuche sobre una cuarentena por algo de ese estilo, incluso me quitaron sangre para analizarla. Pero sin contar mis heridas por combate, estoy relativamente bien—aseguro para calmar un poco la situación—en todo caso, gracias—no está demás darlas por su ayuda.
De pronto el elfo cae en la cuenta lo que dije del secuestro y le resta importancia, ofreciendo una explicación razonada—supongo que eso tiene sentido, pero ¿estas seguro que Zaphira pudiera estar así de alterada sin motivo?—espero que con esta pregunta le meta la duda. Esa templanza no se rompe con cualquier cosa. El chico sigue quejándose, haciendo que el tipo del maletero ofrezca unos consejos prácticos de como trabajar en esta clase de situaciones con mucho alboroto. Para luego sugerir llevarme a mi habitación—vale, vale, ya voy, solo déjame decir una cosa—me dirijo al elfo—esto es como cuando el tipo gordo que nunca hace ejercicio lo vez corriendo, porque algo verdaderamente malo está ocurriendo—supongo que mi capacidad detectar cosas raras sigue en pie. Aunque esto suele ser el preámbulo de eventos encadenados. Como cuando presencié una masacre en una obra de teatro, que terminó en el descubrimiento de la tumba de Santa Claus.
Lasaña
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Me desperté cuatro días después de terminar el torneo debido al virus y mis heridas. Al parecer había tenido un sueño movidito, la sala estaba llena de máquinas reforzadas contra el fuego y las paredes tenía hollín de forma alargada, forma que reconocí, ya que era el rastro que dejaban mis llamaradas en las superficies. En el momento que intenté levantarme del suelo me di cuenta que estaba atada, así que empecé a tirar de ellas hasta que llegó una médica a explicarme lo de aquel virus extraño, por lo que me hicieron quedarme tres días más para terminar de recuperarme.
Durante aquellos días mejoré bastante, ya a pensas tenía síntomas, pero tenía una extraña sensación, como si hubiese algo extraño que no noté antes de ponerme enferma. Salí del hospital en cuanto me dejaron y en principio quería ir a la dragonera, pero sentí aquella sensación más fuerte, por lo que me puse a seguirla hasta las Montañas del Dragón.
Durante aquellos días mejoré bastante, ya a pensas tenía síntomas, pero tenía una extraña sensación, como si hubiese algo extraño que no noté antes de ponerme enferma. Salí del hospital en cuanto me dejaron y en principio quería ir a la dragonera, pero sentí aquella sensación más fuerte, por lo que me puse a seguirla hasta las Montañas del Dragón.
Aldaron Failon
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-si, si, no te preocupes por eso, ahora ayúdame- me movía por la sala recopilando ingredientes y mirando las listas de protocolos además de los resultados de la sangre de los infectados, pero cuando escuché lo del papel en 2020 me giré muy serio -No te rías de la crisis del papel de váter, no sabes lo que es sufrimiento hasta que te limpias el culo con lo que pilles, ¿sabes esa sensación en la nariz cuando estás resfriado y llevas mucho tiempo usando pañuelos? pues imagina en el culo- se me erizaron los pelos de todo el cuerpo y me dio un escalofrío solo de pensarlo.
los dos forasteros entraron en la farmacia por el maletín y el albino seguía su interrogatorio por lo de Zaphira, razón no le faltaba al pensar eso de la dragona pero para mi todos en la isla estaban locos, demasiado aire puro -Señor... del maletín, la elaboración de pociones normales puede que sean elaboradas en condiciones más rudimentarias, pero esto es un hospital, no debería haber ruidos y por supuesto esto requiere de ciertas medidas de asepsia, los pacientes y acompañantes tienen que limitar su presencia a lugares autorizados y por supuesto a las indicaciones del personal, como por ejemplo no moverte de la maldita cama cuando estás que te caes de un soplo- dije eso último mirando a Arturo, dejé a Justin preparando los ingredientes y me acerqué a ellos cruzando los brazos -Así que agradecería que acompañara al señor Arturo a su habitación o recurriré a la sedación y créeme, soy un experto en cerbatanas- mis labios se curvaron en una sonrisa que inspiraba poca confianza esperando que se retiraran -Y por cierto, pase lo que pase en la isla nos acabaremos enterando, las malas noticias siempre son las primeras en llegar, no te preocupes y recuperate para estar preparado por si algo ocurre-
dejé a aquellos dos mientras se retiraban volviendo con el chico no sin antes cerrar la puerta a personal no autorizado, que menuda vergüenza, hasta el crío se había colado -a ver, ya lo tenemos todo creo... estas pociones deben elaborarse en condiciones óptimas, así que a lavarse las zarpas y ponerse guantes, venga- nos pusimos manos a la obra y durante los siguientes días le enseñé al chico como trabajar además de crear distintas pociones para los enfermos y con suerte dar con la cura para la gripe simia.
los dos forasteros entraron en la farmacia por el maletín y el albino seguía su interrogatorio por lo de Zaphira, razón no le faltaba al pensar eso de la dragona pero para mi todos en la isla estaban locos, demasiado aire puro -Señor... del maletín, la elaboración de pociones normales puede que sean elaboradas en condiciones más rudimentarias, pero esto es un hospital, no debería haber ruidos y por supuesto esto requiere de ciertas medidas de asepsia, los pacientes y acompañantes tienen que limitar su presencia a lugares autorizados y por supuesto a las indicaciones del personal, como por ejemplo no moverte de la maldita cama cuando estás que te caes de un soplo- dije eso último mirando a Arturo, dejé a Justin preparando los ingredientes y me acerqué a ellos cruzando los brazos -Así que agradecería que acompañara al señor Arturo a su habitación o recurriré a la sedación y créeme, soy un experto en cerbatanas- mis labios se curvaron en una sonrisa que inspiraba poca confianza esperando que se retiraran -Y por cierto, pase lo que pase en la isla nos acabaremos enterando, las malas noticias siempre son las primeras en llegar, no te preocupes y recuperate para estar preparado por si algo ocurre-
dejé a aquellos dos mientras se retiraban volviendo con el chico no sin antes cerrar la puerta a personal no autorizado, que menuda vergüenza, hasta el crío se había colado -a ver, ya lo tenemos todo creo... estas pociones deben elaborarse en condiciones óptimas, así que a lavarse las zarpas y ponerse guantes, venga- nos pusimos manos a la obra y durante los siguientes días le enseñé al chico como trabajar además de crear distintas pociones para los enfermos y con suerte dar con la cura para la gripe simia.
Arrugo la nariz, con cierto hastío a la respuesta de Newt, estudiándole de arriba abajo. Enseguida relajé el gesto, ya que me parecieron que sus disculpas eran verdaderas -No pasa nada, pero si quieres dejar la maleta, podrías haberlo hecho en los vestuarios. En el pasillo podría tropezar alguien y … bueno, te puedes imaginar la hecatombe- Bromeo con hombre de la gabardina, haciendo un gesto muy expresivo de una gran, gran explosión, acompañada de su onomatopeya.
Arrugo la nariz con lo de limpiarse el culo con lo que pilles, no por empatía por el escozor, sino por el asquísimo que me producía imaginármelo. Seguimos recogiendo ingredientes de pociones mientras el chico del pelo blanco tampoco se corta en hablar. El tema del secuestro… Alzo la ceja sin que me vean con la respuesta del viajero interdimensional, pensando que alguna de los tranquilizantes que se había tomado no le habían sentado muy allá. Quizás lo del secuestro tampoco sea cierto… “¿Pandemia? Eso explica la cuarentena. ¿De qué será esta vez? ¿Viruela draconiana? ¿Gripe? ¿SPM?”
Miro de muy mala gana cuando Newt intenta enseñarme, pensando que por un lado tiene razón, y mucha. ¡MUCHÍSIMA! Pero yo soy un pobre aprendiz y lo único que hace la gente en este hospital es meter caña de la mala. Asiento a lo que dice Aldaron del silencio y la asepsia y blablabla “Encima que venga aquí de voluntario, me vienen con estas. Muy fuerte todo esto” -Si no es presión. Es ruido. Y esta poción es de nivel más avanzado y necesito concentrarme para que no se me olvide el número de vueltas que he dado, si a la derecha o a la izquierda- Replico. Vale, en parte tenía razón, pero yo soy quinceañero y como tal siempre tengo que tener razón y punto. Que para eso soy post-millenial de piel fina. El elfo jefe ordena a Newt que se lleve a Arturo a descansar y éste procede, saliendo de allí con su maleta y con todo.
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Durante la semana que siguió trabajamos duro en pociones básicas y no tan básicas. Aprendí del ¿medimago? ¿medielfo? Cosa. Un montón de cosas nuevas para trabajar en las mejores condiciones en el laboratorio de la farmacia. Hasta llegué a ser autosuficiente en la mayoría de las pociones básicas con las indicaciones de Aldaron, la verdad es que Cleo también fue una gran maestra, pero sus pociones eran más para el campo de batalla.
Trabajamos duro en la vacuna usando las muestras que iban bajando de los enfermos. Era como tratar de conseguir un antídoto pero más elaborado. Tras trabajar las últimas 24 horas sin descanso, conseguimos dar con una cura. Replicamos la vacuna en dosis suficientes como para suministrarlas a todos los pacientes del hospital. Tras ello, tanto maestro como aprendiz, deberían tomarse un tiempo de descanso, pero eso ya sería en sus respectivas casas.
Arrugo la nariz con lo de limpiarse el culo con lo que pilles, no por empatía por el escozor, sino por el asquísimo que me producía imaginármelo. Seguimos recogiendo ingredientes de pociones mientras el chico del pelo blanco tampoco se corta en hablar. El tema del secuestro… Alzo la ceja sin que me vean con la respuesta del viajero interdimensional, pensando que alguna de los tranquilizantes que se había tomado no le habían sentado muy allá. Quizás lo del secuestro tampoco sea cierto… “¿Pandemia? Eso explica la cuarentena. ¿De qué será esta vez? ¿Viruela draconiana? ¿Gripe? ¿SPM?”
Miro de muy mala gana cuando Newt intenta enseñarme, pensando que por un lado tiene razón, y mucha. ¡MUCHÍSIMA! Pero yo soy un pobre aprendiz y lo único que hace la gente en este hospital es meter caña de la mala. Asiento a lo que dice Aldaron del silencio y la asepsia y blablabla “Encima que venga aquí de voluntario, me vienen con estas. Muy fuerte todo esto” -Si no es presión. Es ruido. Y esta poción es de nivel más avanzado y necesito concentrarme para que no se me olvide el número de vueltas que he dado, si a la derecha o a la izquierda- Replico. Vale, en parte tenía razón, pero yo soy quinceañero y como tal siempre tengo que tener razón y punto. Que para eso soy post-millenial de piel fina. El elfo jefe ordena a Newt que se lleve a Arturo a descansar y éste procede, saliendo de allí con su maleta y con todo.
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Durante la semana que siguió trabajamos duro en pociones básicas y no tan básicas. Aprendí del ¿medimago? ¿medielfo? Cosa. Un montón de cosas nuevas para trabajar en las mejores condiciones en el laboratorio de la farmacia. Hasta llegué a ser autosuficiente en la mayoría de las pociones básicas con las indicaciones de Aldaron, la verdad es que Cleo también fue una gran maestra, pero sus pociones eran más para el campo de batalla.
Trabajamos duro en la vacuna usando las muestras que iban bajando de los enfermos. Era como tratar de conseguir un antídoto pero más elaborado. Tras trabajar las últimas 24 horas sin descanso, conseguimos dar con una cura. Replicamos la vacuna en dosis suficientes como para suministrarlas a todos los pacientes del hospital. Tras ello, tanto maestro como aprendiz, deberían tomarse un tiempo de descanso, pero eso ya sería en sus respectivas casas.
Newt Scamander
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A Scamander, pese a lo raro de todo lo que ocurría a su alrededor, le entraba una gran curiosidad por todo, quizá en cierto modo, eso le ayudaba a no sentir tanto la ansiedad por su situación actual.
Lo dicho por el chico de pelo blanco le llamó la atención, eso de "inmigrante dimensional" era nuevo e interesante. Tras revisar su maleta y asentir a ñ9 dicho por el chico que la recogió, acompañó al viajero de vuelta a la habitación, ya que estaba seguro de que debía descansar.
- Según me han dicho, esto es el futuro, o algo así. No pude evitar notar ti cabello, ¿en verdad vienes de otra dimensión o eres descendiente de la familia Malfoy?- Inquirió mientras salían de la farmacia.
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Scamander llevaba ya una semana en aquel luga. Había pasado la mayor parte de esta apoyando en lo posible a los medimagos a contener la cuarentena y con algunos heridos rezagados del torneo con sus conocimientos en pociones, herbología y algunas sustancias propias de sus criaturas que previamente él había probado y usado con anterioridad. Tras mucho trabajar, Newt logró por fin tener un momento de paz y tomar asiento con su maleta muy cerca y tomando un respiro.
Miró que el chico "Malfoy" se hallaba cerca, le sonrió al verlo llegar.
-Por un momento crei te habrías ido... o metido en problemas.-
Lo dicho por el chico de pelo blanco le llamó la atención, eso de "inmigrante dimensional" era nuevo e interesante. Tras revisar su maleta y asentir a ñ9 dicho por el chico que la recogió, acompañó al viajero de vuelta a la habitación, ya que estaba seguro de que debía descansar.
- Según me han dicho, esto es el futuro, o algo así. No pude evitar notar ti cabello, ¿en verdad vienes de otra dimensión o eres descendiente de la familia Malfoy?- Inquirió mientras salían de la farmacia.
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Scamander llevaba ya una semana en aquel luga. Había pasado la mayor parte de esta apoyando en lo posible a los medimagos a contener la cuarentena y con algunos heridos rezagados del torneo con sus conocimientos en pociones, herbología y algunas sustancias propias de sus criaturas que previamente él había probado y usado con anterioridad. Tras mucho trabajar, Newt logró por fin tener un momento de paz y tomar asiento con su maleta muy cerca y tomando un respiro.
Miró que el chico "Malfoy" se hallaba cerca, le sonrió al verlo llegar.
-Por un momento crei te habrías ido... o metido en problemas.-
Arturo Lizarraga
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El elfo empezó a responder el consejo del sujeto engabardinado, cuyo contenido lo finalizo hacia mi persona con una mirada reprobatoria—ya, ya, no estoy tan grave como parece—me refutan al toquetearme con un objeto—auch, ¡ey!, ¡calmate!—reacciono tratando de quitarme esa cosa. Luego solicita que regrese o amenaza con sedarme a la antigua, por alguna razón aparte de su inquietante sonrisa, siento que debo tomarlo en serio y no solo como una simple broma, por más ridículo que suene. Suelta otro comentario con sentido, pero igualmente nada alentador—me temo que eso sucede con demasiada frecuencia—respondo con resignación.
Yo y el de la maleta, nos regresamos. Toma algunas consideraciones menores y platicamos un poco antes de quedarme dormido por completo, pues el cansancio ya hacia efecto y no iba a permitir un no por respuesta. Pero mientras íbamos hacia mi habitación, quien me acompaña empieza a inquirirme y por lo que pregunta, veo que le interesaron al menos dos cosas—sip, aunque fue accidental, no tenía intenciones de inmiscuirme en asuntos ajenos a mi o mi facción, y en cuanto a tu otra duda—he de suponer que está relacionado el color de cabello con una familia particular—no, de hecho, no reconozco ese apellido, ¿acaso es francés?, si es así, entonces estamos a un charco de distancia y en cuanto a mi cabello, tiene esa coloración porque he heredado la canicie prematura de mi madre y el estrés ha acelerado aún mas el proceso—seguimos el camino mientras evitábamos algunos médicos o enfermeras que todavía seguían ocupados—pero has dicho algo que ha llamado mi atención, haz dicho, “esto es el futuro”, no me digas que estas en una situación como la mía pero en el sentido temporal—Siendo el caso, sería la segunda vez que me cruzo con un viajero de esta clase.
Yo por mi parte, me vi obligado a centrarme en mi recuperación, aparte del personal medico oficial, pude platicar con el joven de la maleta, que se llama Newt Scamander cuya situación difiere del mío, pero comparte la confusión de la situación global de este mundo. El estrés está empezando a hacer estragos en el personal médico y los guardias de Ouroboros heridos en acción, así mismo la propia población que ha llegado huyendo de la batalla, ofreciendo su propia versión de los hechos. Parece que nada podía ayudar a calmar los nervios, y es comprensible en una situación así, es particularmente difícil mantener la calma para evitar entrar en pánico y a su vez, tomar malas decisiones.
Pasaron 3 días y mis heridas sanaron con relativa rapidez, una serie de factores debieron ayudarme a tan pronta sanación, como: el rápido tratamiento, el uso de las pociones que me sobraron y claro, que los ataques en el torneo no me dieron de lleno. Por lo tanto, ahora me había convertido en carga innecesaria y me instan a que deje el hospital, que mas gente lo está necesitando. Antes de salir me topo de nuevo con Scamander, esta vez estoy con el uniforme de mi facción, el que usé en el torneo y con el cual llegué al hospital. Me saluda mientras comenta mi breve ausencia o la posibilidad haber cometido alguna tontería—no puede ser que con tan poco tiempo ya me conozcas—digo en broma, viendo como están las cosas, un momento un pelín mas alegre, no está de más—ya debo irme, que luego me va a acusar de parásito—suelto una risa para explicar ya en serio—me han indicado a donde debo dirigirme y mantener el toque de queda. Que, a pesar de todo, tengo que seguir descansando, pero como no estoy tan grave como para necesitar cuidados médicos tan pertinentes, es mejor que deje espacio para los que si lo necesiten. Y mi destino es una zona residencial, me dieron un croquis y toda la cosa para no perderme.
Por coincidencia estaba cerca donde Newt estuvo durmiendo estos días y se ofreció a llevarme. Durante el camino, la platica llevo a que él descubriera que varios hechizos que se consideran comunes en este mundo me eran desconocidas, por diversas razones, algunas simplemente no se nos ocurrieron, en otras habíamos usado alternativas que habrían hecho innecesarios tales hechizos. Como el vuelo en escoba y un deporte llamado Quidditch, los magos en mi mundo no se aislaron tanto del publico mundano o muggles como les llaman aquí, por lo que usamos comúnmente autos, aviones y otros vehículos, rara vez hacemos uso de portales o magia para viajar. Por lo cual, Newt se ha ofrecido nuevamente a ayudarme, en los próximos días, será mi maestro en lo que dura el resto de mi recuperación, solo cuando no esté ayudando en el hospital.
Yo y el de la maleta, nos regresamos. Toma algunas consideraciones menores y platicamos un poco antes de quedarme dormido por completo, pues el cansancio ya hacia efecto y no iba a permitir un no por respuesta. Pero mientras íbamos hacia mi habitación, quien me acompaña empieza a inquirirme y por lo que pregunta, veo que le interesaron al menos dos cosas—sip, aunque fue accidental, no tenía intenciones de inmiscuirme en asuntos ajenos a mi o mi facción, y en cuanto a tu otra duda—he de suponer que está relacionado el color de cabello con una familia particular—no, de hecho, no reconozco ese apellido, ¿acaso es francés?, si es así, entonces estamos a un charco de distancia y en cuanto a mi cabello, tiene esa coloración porque he heredado la canicie prematura de mi madre y el estrés ha acelerado aún mas el proceso—seguimos el camino mientras evitábamos algunos médicos o enfermeras que todavía seguían ocupados—pero has dicho algo que ha llamado mi atención, haz dicho, “esto es el futuro”, no me digas que estas en una situación como la mía pero en el sentido temporal—Siendo el caso, sería la segunda vez que me cruzo con un viajero de esta clase.
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Yo por mi parte, me vi obligado a centrarme en mi recuperación, aparte del personal medico oficial, pude platicar con el joven de la maleta, que se llama Newt Scamander cuya situación difiere del mío, pero comparte la confusión de la situación global de este mundo. El estrés está empezando a hacer estragos en el personal médico y los guardias de Ouroboros heridos en acción, así mismo la propia población que ha llegado huyendo de la batalla, ofreciendo su propia versión de los hechos. Parece que nada podía ayudar a calmar los nervios, y es comprensible en una situación así, es particularmente difícil mantener la calma para evitar entrar en pánico y a su vez, tomar malas decisiones.
Pasaron 3 días y mis heridas sanaron con relativa rapidez, una serie de factores debieron ayudarme a tan pronta sanación, como: el rápido tratamiento, el uso de las pociones que me sobraron y claro, que los ataques en el torneo no me dieron de lleno. Por lo tanto, ahora me había convertido en carga innecesaria y me instan a que deje el hospital, que mas gente lo está necesitando. Antes de salir me topo de nuevo con Scamander, esta vez estoy con el uniforme de mi facción, el que usé en el torneo y con el cual llegué al hospital. Me saluda mientras comenta mi breve ausencia o la posibilidad haber cometido alguna tontería—no puede ser que con tan poco tiempo ya me conozcas—digo en broma, viendo como están las cosas, un momento un pelín mas alegre, no está de más—ya debo irme, que luego me va a acusar de parásito—suelto una risa para explicar ya en serio—me han indicado a donde debo dirigirme y mantener el toque de queda. Que, a pesar de todo, tengo que seguir descansando, pero como no estoy tan grave como para necesitar cuidados médicos tan pertinentes, es mejor que deje espacio para los que si lo necesiten. Y mi destino es una zona residencial, me dieron un croquis y toda la cosa para no perderme.
Por coincidencia estaba cerca donde Newt estuvo durmiendo estos días y se ofreció a llevarme. Durante el camino, la platica llevo a que él descubriera que varios hechizos que se consideran comunes en este mundo me eran desconocidas, por diversas razones, algunas simplemente no se nos ocurrieron, en otras habíamos usado alternativas que habrían hecho innecesarios tales hechizos. Como el vuelo en escoba y un deporte llamado Quidditch, los magos en mi mundo no se aislaron tanto del publico mundano o muggles como les llaman aquí, por lo que usamos comúnmente autos, aviones y otros vehículos, rara vez hacemos uso de portales o magia para viajar. Por lo cual, Newt se ha ofrecido nuevamente a ayudarme, en los próximos días, será mi maestro en lo que dura el resto de mi recuperación, solo cuando no esté ayudando en el hospital.
Newt Scamander
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¿Facción? Esa palabra era muy extraña a los oídos del Magizoologista, pues no era algo que se manejara en su época y no estaba seguro de son de manejaba en esta.
En cuanto a la respuesta sobre los Malfoy, era bastante clara, aunque eso de encanecimiento prematuro era raro y el que no conociera a una de las familias más poderosas del mundo mágico, aclaraba más que otras cosas.
Scamander asintió con la cabeza ante la pregunta. - Si, yo vengo del año 1927, he acabado aquí por error. - Replicó suavemente sin dar mayor importancia a sus palabras.
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Conversando con Arturo, como era se llamaba el chico, Newt supo que este no conocía los hechizos básicos que se enseñaban en Hogwarts. Scamander era consciente del talento mágico que se ocultaba en aquel extraño joven y pensaba que era un total desperdicio que no lo usara en su totalidad, razón por la cual ofreció enseñarle algunos hechizos básicos e incluso avanzados. Por suerte, él había aceptado.
Y comenzarían en cuanto fuera posible hacerlo.
En cuanto a la respuesta sobre los Malfoy, era bastante clara, aunque eso de encanecimiento prematuro era raro y el que no conociera a una de las familias más poderosas del mundo mágico, aclaraba más que otras cosas.
Scamander asintió con la cabeza ante la pregunta. - Si, yo vengo del año 1927, he acabado aquí por error. - Replicó suavemente sin dar mayor importancia a sus palabras.
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Conversando con Arturo, como era se llamaba el chico, Newt supo que este no conocía los hechizos básicos que se enseñaban en Hogwarts. Scamander era consciente del talento mágico que se ocultaba en aquel extraño joven y pensaba que era un total desperdicio que no lo usara en su totalidad, razón por la cual ofreció enseñarle algunos hechizos básicos e incluso avanzados. Por suerte, él había aceptado.
Y comenzarían en cuanto fuera posible hacerlo.
Reed Draven
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Me llevó a una pequeña consulta y me dejó ahí tirado. Después de unos cinco minutos esperando decidí que era buen momento y salí de allí con cuidado, intentando evadir cualquier mirada curiosa que pudiese pillarme.
Entré a una de las salas que había en el pasillo pero parecía ser una sala de basuras así que la cerré inmediatamente. Me costó un rato dar con el lugar adecuado pero cuando lo hice cogí rápidamente varios viales con muestras de sangre(10) que guardé en mi chaqueta y volví a la sala que me correspondía.
Allí esperé hasta que me atendieron curando mis heridas, volviendo después a salir al exterior.
PD: me masterearon que me llevo 10 muestras de sangre no descen, he tirado dado en la dadería para ver cuales me llevo tomando 20 nombres de gente que ha estado en atención primaria por pupas y he tirado dado.
Total que me llevo 2 muestras de Ian, 1 de lasaña, 1 de Azahar, 1 de Johan, 2de Anteia, 1 de Mérida ,1 de Emily y 1 de Kiana
Entré a una de las salas que había en el pasillo pero parecía ser una sala de basuras así que la cerré inmediatamente. Me costó un rato dar con el lugar adecuado pero cuando lo hice cogí rápidamente varios viales con muestras de sangre(10) que guardé en mi chaqueta y volví a la sala que me correspondía.
Allí esperé hasta que me atendieron curando mis heridas, volviendo después a salir al exterior.
PD: me masterearon que me llevo 10 muestras de sangre no descen, he tirado dado en la dadería para ver cuales me llevo tomando 20 nombres de gente que ha estado en atención primaria por pupas y he tirado dado.
Total que me llevo 2 muestras de Ian, 1 de lasaña, 1 de Azahar, 1 de Johan, 2de Anteia, 1 de Mérida ,1 de Emily y 1 de Kiana
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El miembro 'Reed Draven' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Dado de 20 caras' : 10
'Dado de 20 caras' : 10
Había transcurrido ya un mes desde que tuvimos que Sean llegó a la isla herido de gravedad, desde aquella operación tan complicada en la que nos costó salvarle la vida. En un primer momento pensé que tardaría unos días o una semana en despertar, pero no fue así. Los días fueron pasando y él seguía inconsciente, aunque su estado general fuese mejorando con el paso de los días. Durante ese tiempo apenas me separé de su lado más que lo justo y necesario para hacer cosas de persona como comer o lavarme, pero el resto de horas del día los pasaba cerca de él, pendiente de cualquier señal o cuidado que necesitase. Dos semanas después pudimos sacarlo de la unidad de cuidados intensivos para llevarlo a la zona de recuperación, pero el esperado despertar no se producía. Comenzó a preocuparme que aquellas cosas pudieran haberle dañado el cerebro, aunque los escáneres no mostraban ningún tipo de daño por esas máquinas.
Mi parte de trabajo en el hospital estaba un tanto desatendida porque pasaba la mayor parte del tiempo con Sean, así que supuse que los trabajadores acabarían quejándose de tener un director que llevase ya una temporada atendiendo a medias sus funciones. Por el momento eso era lo que menos me importaba. Había dejado que Zaphira viniese a verlo cuando por fin pasó a una de las habitaciones normales, pero no había querido hablar mucho con ella. Simplemente me había salido de la habitación cuando ella venía. Apenas un par de frases cordiales por educación y fuera. Al parecer le había dado un pensadero a Catherine, y habían ido a nuestra casa a dejar unos libros. Todavía no había tenido tiempo de verlos, pero supuse que aquella era la razón por la que habían bajado. El pensadero era lo que habíamos estado buscando desde muchos meses atrás, y no podía evitar pensar que las cosas habrían sido diferentes si Zaphira hubiese hablado antes.
- Un mes ya...- murmuré desesperanzado mientras tomaba la mano de Sean, apartándole con suavidad el pelo de la cara. Estaba sentado sentado junto a su cama, hablándole como llevaba haciendo desde hacía semanas. No estaba seguro de si podía escucharme o no, pero lo hacía por si acaso, y porque quería creer que así era. - Tienes que despertar...recuerda todo lo que dijimos que haríamos en casa. Tenemos que celebrar tu cumpleaños...aunque sea con retraso...- la escena de la chimenea, la de la biblioteca, la de la cocina...todas ellas pasaron por mi mente aunque no hubiesen sucedido. - No quiero decir que tú tengas retraso, no me malinterpretes. - corregí cuando me di cuenta de cómo sonaba lo otro, acabando por soltar un suspiro. - No sabes cuánto te echo de menos. - desvié la mirada desde su rostro, que estaba aparentemente tranquilo, hasta la pequeña cajita que tenía en la mesa de al lado de la cama.
Mi parte de trabajo en el hospital estaba un tanto desatendida porque pasaba la mayor parte del tiempo con Sean, así que supuse que los trabajadores acabarían quejándose de tener un director que llevase ya una temporada atendiendo a medias sus funciones. Por el momento eso era lo que menos me importaba. Había dejado que Zaphira viniese a verlo cuando por fin pasó a una de las habitaciones normales, pero no había querido hablar mucho con ella. Simplemente me había salido de la habitación cuando ella venía. Apenas un par de frases cordiales por educación y fuera. Al parecer le había dado un pensadero a Catherine, y habían ido a nuestra casa a dejar unos libros. Todavía no había tenido tiempo de verlos, pero supuse que aquella era la razón por la que habían bajado. El pensadero era lo que habíamos estado buscando desde muchos meses atrás, y no podía evitar pensar que las cosas habrían sido diferentes si Zaphira hubiese hablado antes.
- Un mes ya...- murmuré desesperanzado mientras tomaba la mano de Sean, apartándole con suavidad el pelo de la cara. Estaba sentado sentado junto a su cama, hablándole como llevaba haciendo desde hacía semanas. No estaba seguro de si podía escucharme o no, pero lo hacía por si acaso, y porque quería creer que así era. - Tienes que despertar...recuerda todo lo que dijimos que haríamos en casa. Tenemos que celebrar tu cumpleaños...aunque sea con retraso...- la escena de la chimenea, la de la biblioteca, la de la cocina...todas ellas pasaron por mi mente aunque no hubiesen sucedido. - No quiero decir que tú tengas retraso, no me malinterpretes. - corregí cuando me di cuenta de cómo sonaba lo otro, acabando por soltar un suspiro. - No sabes cuánto te echo de menos. - desvié la mirada desde su rostro, que estaba aparentemente tranquilo, hasta la pequeña cajita que tenía en la mesa de al lado de la cama.
No tenía ni idea de lo que había ocurrido desde que dejé a Zaphira en la sala de espera, estaba preocupado por algo pero no conseguía recordar el qué, para mi apenas pasaron unas horas tal vez un día entero durmiendo porque cuando fui recobrando la consciencia poco a poco me dolía todo el cuerpo, sentí el suave toque en mi frente y después la voz de Lucio lejana, parpadeé un par de veces de forma pesada hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz y entonces me atreví a hablar -ha..sonado fatal...- apenas podía hablar y es que tenía la boca y la garganta secas por lo que tosí un par de veces pero pude girar mi cabeza para mirarlo y sostener su mano como él hacía con la mía -Buenos días..creo- dije con una sonrisa al medimago.
los pitidos de la máquina eran molestos y tenía algo en la cara que me daba aire, eso era lo que me estaba secando la garganta seguro, levanté la otra mano que parecía hecha de plomo y así poder quitarme esa cosa, poco a poco iba recuperando la sensibilidad del cuerpo y lo peor era la sensación de pesadez en el pecho -Me siento como ...si me hubiera pasado un tractor por encima... - intenté incorporarme pero al ver que me costaba pedí ayuda a Lucio que me miraba de forma extraña pero por fin pude sentarme y llevarme una mano a la cabeza porque me dolía bastante y me sentía mareado
-¿Qué ha pasado?... solo sé que volví con Zaphira de...- entonces recordé que habíamos sido atacados por SAM y de alguna forma habiamos vuelto al hospital -¿Lucio y Zaphira? ¿Está bien? hemos traído el pensadero pero nos han atacado y..- de repente me vi muy agitado y empezó a faltarme el aire por lo que tuve que volver a tumbarme en la cama... estaba hecho un asco.
los pitidos de la máquina eran molestos y tenía algo en la cara que me daba aire, eso era lo que me estaba secando la garganta seguro, levanté la otra mano que parecía hecha de plomo y así poder quitarme esa cosa, poco a poco iba recuperando la sensibilidad del cuerpo y lo peor era la sensación de pesadez en el pecho -Me siento como ...si me hubiera pasado un tractor por encima... - intenté incorporarme pero al ver que me costaba pedí ayuda a Lucio que me miraba de forma extraña pero por fin pude sentarme y llevarme una mano a la cabeza porque me dolía bastante y me sentía mareado
-¿Qué ha pasado?... solo sé que volví con Zaphira de...- entonces recordé que habíamos sido atacados por SAM y de alguna forma habiamos vuelto al hospital -¿Lucio y Zaphira? ¿Está bien? hemos traído el pensadero pero nos han atacado y..- de repente me vi muy agitado y empezó a faltarme el aire por lo que tuve que volver a tumbarme en la cama... estaba hecho un asco.
Zaphira Eire
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Desde el día en que volvimos de la cueva de Merlín, Sean había estado inconsciente debido a sus heridas y lo que había ocurrido en aquella batalla contra SAM, el primer día que pude entrar a verlo en cuidados intensivos se me encogió el corazón, estaba vivo y fuera de peligro pero verlo en aquella cama no me ayudaba demasiado, los días pasaron y las palabras de Catherine seguían en mi mente y con cada visita lo tenía mucho más claro, ella tenía razón y era yo quien debía estar a su lado cuando despertara, al final llegué a un acuerdo con Maera, cuando él despertara me dejaría salir y a cambio podía hacer y deshacer libremente con mi cuerpo, al menos hasta que el deber volviera a llamar.
El mes me resultó caótico, la demonio era todo un desastre, bebía cerveza como si fuera agua y café para compensar, por no hablar de la dieta rica en panchitos pero teníamos un trato, el menos una vez al día tenía que ir a ver a Sean. Los encuentros con Lucio no fueron nada agradables, no es que nos llevásemos bien desde el principio pero ahora solo había mera cordialidad, aquel día el cielo estaba despejado pero el frío ya empezaba a calar en los huesos, mi ropa había cambiado pues el gusto de Maera era demasiado moderno para mi, aún así tenía que soportarlo.
Esperé a la hora en la que Lucio solía irse para comer y fui hasta el hospital con un par de flores y por supuesto un par de libros para leerle al chico mientras descansaba, no toqué la puerta, no era necesario después de un mes de silencio pero al entrar lo vi sentado y me dio un vuelco el corazón, dejé caer los libros y lo que llevaba en las manos -Sean...- las lágrimas no tardaron en salir y me apresuré a llegar hasta él, dándole un abrazo -te has despertado... menos mal-
El mes me resultó caótico, la demonio era todo un desastre, bebía cerveza como si fuera agua y café para compensar, por no hablar de la dieta rica en panchitos pero teníamos un trato, el menos una vez al día tenía que ir a ver a Sean. Los encuentros con Lucio no fueron nada agradables, no es que nos llevásemos bien desde el principio pero ahora solo había mera cordialidad, aquel día el cielo estaba despejado pero el frío ya empezaba a calar en los huesos, mi ropa había cambiado pues el gusto de Maera era demasiado moderno para mi, aún así tenía que soportarlo.
Esperé a la hora en la que Lucio solía irse para comer y fui hasta el hospital con un par de flores y por supuesto un par de libros para leerle al chico mientras descansaba, no toqué la puerta, no era necesario después de un mes de silencio pero al entrar lo vi sentado y me dio un vuelco el corazón, dejé caer los libros y lo que llevaba en las manos -Sean...- las lágrimas no tardaron en salir y me apresuré a llegar hasta él, dándole un abrazo -te has despertado... menos mal-
Entre investigación, trabajo, descubrimientos, proyectos, explosiones en el taller, encontronazos con S., cosas raras con G, café, mas explosiones, pelearme con Tesla por diferentes opiniones, darle la razon a Newton porque sí y porque el pobre habia dormido solo seis horas ese dia, colgar fotos de westies con el nombre de "Newtdog" por todo el taller de I+D, dibujar los ratos que deberia pasar durmiendo; también habia sacado tiempo para ir a visitar a Sean durante el mes.
Tras enterarme de lo ocurrido, hacia un mes, habia acudido alli nada mas retorné a Ouroboros. No había ocultado a nadie los devenires de mi súbita desaparición aquella mañana. Bueno, lo del traspiés...lo había maquillado un poco. Por cierto, me habia conmovido y preocupado que solo Arleen se diese cuenta, aunque eso lo habia descubierto una madrugada mientras me daba el amanecer con uno de mis bocetos.
Me quedaba con el hechicero los ratitos que Lucio debía comer, o asearse, o descansar. Intentaba darle ánimos al medimago pero la verdad, no me salía, no era bueno en eso, y la mayoria de las veces me resultaba tan incómodo que huía de la escena. Alguna palmadita le habia dado en el hombro, y tal. Como había sido su cumpleaños, le había preparado un regalo, de cuestionable....bueno, que a cualquiera no le parecería muy acertado. Basicamente me habia enterado del meollo, y el regalo consistía en unas cuantas piezas de aquella nanotecnología (totalmente neutralizada) cristalizadas en un una pieza resinosa transparente y de faz brillante, colocada sobre uno de sus vertices sobre una pequeña plataforma de cobre, con una frase entrecomillas que rezaba "tú si que sabes tocar el corazón de la gente". En fin, que su regalo estaba por ahi metido en algun rincon de mi taller.
Había ido para allá a pagarle una visita y por las voces del pasillo (tambien muchas risitas y susurros y miradas a mi persona que no sabia a que venian, dios, odiaba ir al hospital por esas cosas) me enteré de que Eire había espabilado. Asomé mi despeinada y ojerosa cabeza por la puerta y vi la pequeña reunión familiar, y al otro espabilado. Sonreí y me esfumé del lugar, volviendo a los pocos instantes con un batido hiperproteico.
Entré por la puerta observando al trío. - Ya era hora! Tienes hambre?
Tras enterarme de lo ocurrido, hacia un mes, habia acudido alli nada mas retorné a Ouroboros. No había ocultado a nadie los devenires de mi súbita desaparición aquella mañana. Bueno, lo del traspiés...lo había maquillado un poco. Por cierto, me habia conmovido y preocupado que solo Arleen se diese cuenta, aunque eso lo habia descubierto una madrugada mientras me daba el amanecer con uno de mis bocetos.
Me quedaba con el hechicero los ratitos que Lucio debía comer, o asearse, o descansar. Intentaba darle ánimos al medimago pero la verdad, no me salía, no era bueno en eso, y la mayoria de las veces me resultaba tan incómodo que huía de la escena. Alguna palmadita le habia dado en el hombro, y tal. Como había sido su cumpleaños, le había preparado un regalo, de cuestionable....bueno, que a cualquiera no le parecería muy acertado. Basicamente me habia enterado del meollo, y el regalo consistía en unas cuantas piezas de aquella nanotecnología (totalmente neutralizada) cristalizadas en un una pieza resinosa transparente y de faz brillante, colocada sobre uno de sus vertices sobre una pequeña plataforma de cobre, con una frase entrecomillas que rezaba "tú si que sabes tocar el corazón de la gente". En fin, que su regalo estaba por ahi metido en algun rincon de mi taller.
Había ido para allá a pagarle una visita y por las voces del pasillo (tambien muchas risitas y susurros y miradas a mi persona que no sabia a que venian, dios, odiaba ir al hospital por esas cosas) me enteré de que Eire había espabilado. Asomé mi despeinada y ojerosa cabeza por la puerta y vi la pequeña reunión familiar, y al otro espabilado. Sonreí y me esfumé del lugar, volviendo a los pocos instantes con un batido hiperproteico.
Entré por la puerta observando al trío. - Ya era hora! Tienes hambre?
Pegué un respingo en la silla en el momento en que creí escuchar la voz de Sean, aunque tal vez sólo fuese mi cabeza y estuviese volviéndome ya loco. Enseguida aparté la mirada de la cajita que tenía sobre la mesa, poniéndome en pie rápidamente. Había despertado, no eran imaginaciones mías. - ¡Sean! - alcé la voz más de la cuenta por la emoción, sonriendo mientras se me humedecían un poco los ojos. - Por fin despiertas...¿Cómo estás? ¿cómo te sientes? tranquilo...poco a poco. - revisé de reojo las constantes vitales en la máquina, indicándole que se dejase la mascarilla puesta de momento. Quería abrazarle, pero tampoco podía atosigarle todavía.
Me apresuré en inclinarle un poco la cama para que no hiciese esfuerzos, colocándole la almohada doble detrás de la espalda para que pudiese estar un poco más incorporado. - Descansa, no te muevas. Es normal que te sientas débil. Llevas aquí ya un mes. Ten, bebe. Te vendrá bien para la garganta. - cogí un vaso que tenía en la mesita, quitándole a Sean la mascarilla de oxígeno un momento para ayudarle a beber un par de tragos. Después se la volví a colocar, dándole un beso en la frente. - Tu medimago personal dice que está todo bien y te seguirá cuidando, pero que tienes que ir despacio. Y también que le has dado un susto de muerte. - suspiré soltando un poco la tensión acumulada, intentando bromear un poco. - Te habría dicho antes lo de retrasado si llego a saber que con eso te despertabas. - hice un gesto con la mano como queriendo decir que se tranquilizase, que estaba todo bien. - Zaphira está perfectamente. Sé lo del pensadero. Lo dejó en nuestra casa. - no quise decirle que estaba un tanto tirante con Zaphira, no era el momento. - Ya hablaremos de eso cuando te recuperes. - advertí con preocupación al ver que ese tema le ponía nervioso, abriendo un poco más el aparato del oxígeno para que le llegase más. En ese momento apareció la dragona por la puerta, así que me aparté lo justo para dejarle espacio para abrazar a Sean. No le dije nada, pero ganas me daban de pedir que fuese cuidadosa.
Me alegré al ver a Gio por allí, pues él había demostrado que se interesaba por el estado de Sean, viniendo a visitarlo a menudo durante el mes en el hospital. - Pasa, Giordano. - hice un gesto con la mano para que entrase, retirándome más para que pudiese ver a Sean. - Gracias por el batido, aunque tendrá que esperar un poco para tomarlo. Justo ahora acaba de despertar.
Me apresuré en inclinarle un poco la cama para que no hiciese esfuerzos, colocándole la almohada doble detrás de la espalda para que pudiese estar un poco más incorporado. - Descansa, no te muevas. Es normal que te sientas débil. Llevas aquí ya un mes. Ten, bebe. Te vendrá bien para la garganta. - cogí un vaso que tenía en la mesita, quitándole a Sean la mascarilla de oxígeno un momento para ayudarle a beber un par de tragos. Después se la volví a colocar, dándole un beso en la frente. - Tu medimago personal dice que está todo bien y te seguirá cuidando, pero que tienes que ir despacio. Y también que le has dado un susto de muerte. - suspiré soltando un poco la tensión acumulada, intentando bromear un poco. - Te habría dicho antes lo de retrasado si llego a saber que con eso te despertabas. - hice un gesto con la mano como queriendo decir que se tranquilizase, que estaba todo bien. - Zaphira está perfectamente. Sé lo del pensadero. Lo dejó en nuestra casa. - no quise decirle que estaba un tanto tirante con Zaphira, no era el momento. - Ya hablaremos de eso cuando te recuperes. - advertí con preocupación al ver que ese tema le ponía nervioso, abriendo un poco más el aparato del oxígeno para que le llegase más. En ese momento apareció la dragona por la puerta, así que me aparté lo justo para dejarle espacio para abrazar a Sean. No le dije nada, pero ganas me daban de pedir que fuese cuidadosa.
Me alegré al ver a Gio por allí, pues él había demostrado que se interesaba por el estado de Sean, viniendo a visitarlo a menudo durante el mes en el hospital. - Pasa, Giordano. - hice un gesto con la mano para que entrase, retirándome más para que pudiese ver a Sean. - Gracias por el batido, aunque tendrá que esperar un poco para tomarlo. Justo ahora acaba de despertar.
Al ver la reacción de Lucio me sentí tremendamente culpable, lo había preocupado demasiado otra vez, solo le daba problemas y ahí estaba de nuevo, a mi lado para cuidarme y decirme que me dejara la maldita mascarita pero no le iba a llevar la contraria -Estoy bien, solo me duele todo el cuerpo - me quedé mirándolo esperando un abrazo pero para eso tenía que levantarme un poco, lo intenté sin mucho éxito pero Lucio sabía lo que había que hacer, levantó la cama y me puso las almohadas en la espalda para que estuviera más cómodo.
Bebí cuando me ofreció el agua pero me quedé sorprendido cuando dijo lo del mes -¿Un mes? pero.. si fue...- ayer, eso pensaba yo pero en realidad llevaba ya un mes en el hospital, me llevé las manos al pecho viendo lo cansado que parecía Lucio y el sentimiento de culpa solo se hizo más grande -Lucio, yo.. lo siento- cuando se acercó para besarme lo enganché como pude para darle un abrazo y después llevar mis manos a su rostro antes de que volviera a ponerme la mascarilla -por favor, dime que has ido a dormir a casa... ¿has comido bien? - ahora el que estaba preocupado era yo pero él le quitó hierro al asunto con eso del retraso y no pude evitar reírme.
Cuando recordé a Zaphira me puse un poco nervioso pero al parecer se encontraba bien y el pensadero se encontraba en casa, pero no me iba a librar de la bronca, me lo merecía. No pasó mucho tiempo hasta que la peliblanca apareció por la puerta, la veía diferente, su ropa e incluso el cabello lo tenía recogido en una coleta alta -Zaph..- casi me da un ataque cuando vi caer los libros al suelo pero ella no tardó en venir a darme un abrazo sin parar de llorar -Estoy bien Zaph, siento haberos preocupado - de repente recordé algo, algo que tenía que ver con sus ojos así que la aparte un poco para poder verla mejor... sus ojos eran tan azules como recordaba aunque estaban encharcados en lágrimas, levanté mi mano y las sequé con la manga del pijama para verla sonreír.
Era bueno ver a dos personas tan importantes para mi a mi lado, me sentía bien y mal al mismo tiempo por preocuparlos, Zaphira tampoco tenía muy buena cara pero una nueva hizo acto de presencia con unas ojeras que le llegaban hasta el suelo, recibí a Giordano con una sonrisa y la verdad es que empezaba a morirme de hambre pero el médico mandaba y decía que no -ya has escuchado al médico, de momento no puedo comer... pero tu deberías ir a descansar, todos, seguro que tenéis peor cara que yo- aquello iba un poco de broma pero también era cierto. Esperé a que Gio pasara y se acercara, entonces recordé que tenía que disculparme con él por haberle dado de mala gana la pluma -espera, si ha pasado un mes... Gio! es tu cumpleaños? o ya ha pasado? el de Catherine también! soy un amigo horrible... -
Bebí cuando me ofreció el agua pero me quedé sorprendido cuando dijo lo del mes -¿Un mes? pero.. si fue...- ayer, eso pensaba yo pero en realidad llevaba ya un mes en el hospital, me llevé las manos al pecho viendo lo cansado que parecía Lucio y el sentimiento de culpa solo se hizo más grande -Lucio, yo.. lo siento- cuando se acercó para besarme lo enganché como pude para darle un abrazo y después llevar mis manos a su rostro antes de que volviera a ponerme la mascarilla -por favor, dime que has ido a dormir a casa... ¿has comido bien? - ahora el que estaba preocupado era yo pero él le quitó hierro al asunto con eso del retraso y no pude evitar reírme.
Cuando recordé a Zaphira me puse un poco nervioso pero al parecer se encontraba bien y el pensadero se encontraba en casa, pero no me iba a librar de la bronca, me lo merecía. No pasó mucho tiempo hasta que la peliblanca apareció por la puerta, la veía diferente, su ropa e incluso el cabello lo tenía recogido en una coleta alta -Zaph..- casi me da un ataque cuando vi caer los libros al suelo pero ella no tardó en venir a darme un abrazo sin parar de llorar -Estoy bien Zaph, siento haberos preocupado - de repente recordé algo, algo que tenía que ver con sus ojos así que la aparte un poco para poder verla mejor... sus ojos eran tan azules como recordaba aunque estaban encharcados en lágrimas, levanté mi mano y las sequé con la manga del pijama para verla sonreír.
Era bueno ver a dos personas tan importantes para mi a mi lado, me sentía bien y mal al mismo tiempo por preocuparlos, Zaphira tampoco tenía muy buena cara pero una nueva hizo acto de presencia con unas ojeras que le llegaban hasta el suelo, recibí a Giordano con una sonrisa y la verdad es que empezaba a morirme de hambre pero el médico mandaba y decía que no -ya has escuchado al médico, de momento no puedo comer... pero tu deberías ir a descansar, todos, seguro que tenéis peor cara que yo- aquello iba un poco de broma pero también era cierto. Esperé a que Gio pasara y se acercara, entonces recordé que tenía que disculparme con él por haberle dado de mala gana la pluma -espera, si ha pasado un mes... Gio! es tu cumpleaños? o ya ha pasado? el de Catherine también! soy un amigo horrible... -
Zaphira Eire
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Se me había quitado un gran peso de encima al ver a Sean consciente después de un mes, ni siquiera me importó que Galeno me mirara con su cara de malas pulgas, solo quería abrazarlo y saber que staba bien me devolvió el alma al cuerpo -Nos has dado un buen susto muchacho- dije mirándolo y apartando el cabello de su rostro mientras le daba besos en las mejillas y en la frente, me apartó y me miró a los ojos, lo recordaba pero de momento y para él todo sería normal "Se te acaba el tiempo Zaphira" el demonio no perdonaba ni tan siquiera las ocasiones especiales.
Dejé que me secara las lágrimas y en cuanto Giordano apareció por la puerta me aparté un poco para dejar que el resto de las visitas lo vieran. Parecía mentira que la persona que llevaba un mes en cama se estuviera preocupando por el resto como si nada hubiera ocurrido, me crucé de brazos y lo miré con una ceja levantada -¿es en serio Sean Eire? ¿por qué eres así?- sus ojeras bien podrían competir con las del otro italiano y estaba mucho más delgado que antes, había perdido peso y eso le daba un aspecto muy frágil -Deja de preocuparte por los demás y recuperarte pronto para que podamos estar tranquilos-
Los dejé hablar un rato y me levanté para darle otro beso a Sean -Voy a por café, ahora vuelvo- los vicios de Maera eran cosa seria y yo tenía que salir a desahogarme, había aguantado la angustia de perderlo por tanto tiempo que necesitaba soltarlo todo, ir por café y volver a la habitación sin olvidarme de enviarle un patronus a Catherine.
-"Sean está despierto"-
Dejé que me secara las lágrimas y en cuanto Giordano apareció por la puerta me aparté un poco para dejar que el resto de las visitas lo vieran. Parecía mentira que la persona que llevaba un mes en cama se estuviera preocupando por el resto como si nada hubiera ocurrido, me crucé de brazos y lo miré con una ceja levantada -¿es en serio Sean Eire? ¿por qué eres así?- sus ojeras bien podrían competir con las del otro italiano y estaba mucho más delgado que antes, había perdido peso y eso le daba un aspecto muy frágil -Deja de preocuparte por los demás y recuperarte pronto para que podamos estar tranquilos-
Los dejé hablar un rato y me levanté para darle otro beso a Sean -Voy a por café, ahora vuelvo- los vicios de Maera eran cosa seria y yo tenía que salir a desahogarme, había aguantado la angustia de perderlo por tanto tiempo que necesitaba soltarlo todo, ir por café y volver a la habitación sin olvidarme de enviarle un patronus a Catherine.
-"Sean está despierto"-
-Qué cosa?! Si es de proteínas! Si te esperas mucho, le salen grumos, y se pone malo... - le pegué un trago al batido e hice una mueca de asco. - Está dulce.
Dejé el batido en la mesita y me quedé ahi de pie mas o menos al lado de Zaphira, cruzado de brazos y recargando mi peso sobre un lado de la cadera.
- No, para nada. Yo estoy guapísimo, tu estás paliducho, y flaco, y tienes mala cara. - le dije con total sinceridad cuando empezó a preocuparse por todos menos por él. Mis ojeras eran sempiternas. Las suyas, no tanto. Estaba de acuerdo con Zaphira en eso, y cuando se fue a por café, me di cuenta de lo que habia dicho y me asomé al pasillo. - Traeme uno, sin azucar!! - unas enfermeras que pasaban por ahi se me quedaron mirando y soltaron unas risitas raras. Les lancé una mirada de sospecha absoluta. - Que pasa!?
Volví a la habitacion bufando, cuando Sean mencionó lo de mi cumpleaños y lo de Cat. Yo por mi parte no habia celebrado ninguno y ni si quiera sabía como él se acordaba de esas fechas.
- El tuyo también ha pasado. Mira, pero le hice un regalo a Cat. Aun no se lo he dado. - busqué en mi bolsillo y saqué una tarjeta de feliz cumpleaños que habia dibujado. Habia retratado a Cat con cara de mala, rodeada de cuervos y lobos, todo muy dark Cath. Lo había hecho hacia un par de semanas, y ahora, al verlo de nuevo, no me gustaba. Lo arrugué y lo tiré por ahi. - Bah.
Miré al Galeno y luego a Sean. Y me di cuenta de que Zaph no estaba. Y de que estaba en medio, muy en medio, seguro que tenían cosas que decirse.... Alcé una ceja. Mmmm....quizá era uno de esos momentos en los que uno dice que tiene que ir a retirar el asado del horno?
- Me estoy meando, os importa si....? - eché a andar hacia atrás dejando el cuarto - Volveré pronto.
Salí del cuarto y caminé tras los pasos de Zaphira, chocándome con ella cuando estaba volviendo a la habitacion. - Tss! que eso quema! -le había tirado medio café encima. Y el otro medio encima de mi.
Dejé el batido en la mesita y me quedé ahi de pie mas o menos al lado de Zaphira, cruzado de brazos y recargando mi peso sobre un lado de la cadera.
- No, para nada. Yo estoy guapísimo, tu estás paliducho, y flaco, y tienes mala cara. - le dije con total sinceridad cuando empezó a preocuparse por todos menos por él. Mis ojeras eran sempiternas. Las suyas, no tanto. Estaba de acuerdo con Zaphira en eso, y cuando se fue a por café, me di cuenta de lo que habia dicho y me asomé al pasillo. - Traeme uno, sin azucar!! - unas enfermeras que pasaban por ahi se me quedaron mirando y soltaron unas risitas raras. Les lancé una mirada de sospecha absoluta. - Que pasa!?
Volví a la habitacion bufando, cuando Sean mencionó lo de mi cumpleaños y lo de Cat. Yo por mi parte no habia celebrado ninguno y ni si quiera sabía como él se acordaba de esas fechas.
- El tuyo también ha pasado. Mira, pero le hice un regalo a Cat. Aun no se lo he dado. - busqué en mi bolsillo y saqué una tarjeta de feliz cumpleaños que habia dibujado. Habia retratado a Cat con cara de mala, rodeada de cuervos y lobos, todo muy dark Cath. Lo había hecho hacia un par de semanas, y ahora, al verlo de nuevo, no me gustaba. Lo arrugué y lo tiré por ahi. - Bah.
Miré al Galeno y luego a Sean. Y me di cuenta de que Zaph no estaba. Y de que estaba en medio, muy en medio, seguro que tenían cosas que decirse.... Alcé una ceja. Mmmm....quizá era uno de esos momentos en los que uno dice que tiene que ir a retirar el asado del horno?
- Me estoy meando, os importa si....? - eché a andar hacia atrás dejando el cuarto - Volveré pronto.
Salí del cuarto y caminé tras los pasos de Zaphira, chocándome con ella cuando estaba volviendo a la habitacion. - Tss! que eso quema! -le había tirado medio café encima. Y el otro medio encima de mi.
Sabía que Sean se iba a sorprender al conocer que llevaba un mes en el hospital, incluso yo esperaba que se hubiese recuperado antes. Ya habría tiempo para hablar de detalles, ahora no quería abrumarle con nada que no debiese saber, como lo complicada que fue su operación. - En el fondo te estabas tomando unas vacaciones del Consejo. Ha estado todo bastante tranquilo, he de decir. - sonreí cuando me enganchó para darme el abrazo, devolviéndoselo de manera cariñosa y con cuidado para no hacerle daño. - Ya, ya, no pasa nada. No lo sientas. A cualquiera podría haberle pasado. No me dio tiempo a detenerte, ni a saber dónde ibas. - se fue enfadado, eso lo tenía claro. Y yo no había podido hacer nada. Me encogí de hombros al separarme, haciendo un gesto con la mano de "más o menos" cuando me preguntó si había comido y dormido bien. Ya estaba acostumbrado a las largas guardias sin dormir.
Me quedé un poco en segundo plano para que pudiese hablar y recibir en condiciones tanto a Gio como a Zaphira, asintiendo a lo que decía la dragona. - Eso es, no te preocupes por nadie. Lo primero es recuperarte. Y el batido...dentro de un rato. Lo removeré para que se le vayan los grumos. - le dije a Gio, que había tenido un buen gesto con eso de traerle el batido. Tendría que ponernos al día de su "amistad" con las Pendragon, ya que era uno de los miembros del Consejo que más se había relacionado con ellas. Eso me hizo pensar en unos chismes muy raros que me contó el elfo, aunque sólo lo escuché a medias por estar preocupado por Sean. No podía ser cierto eso de la mazmorra sexual Da Vinci. -Tendremos que celebrar varias fiestas en una para hacer los cumpleaños. ¿Os parece? - miré con decepción el papel que tiró al suelo, a mi me parecía un buen dibujo. - Seguro que le gustaba. A cualquiera de nosotros nos gustaría una obra firmada por ti. Son buenas. - me despedí de ambos cuando salieron a por café, quedando de nuevo a solas con Sean. - Hablando de regalos...- lo miré con cara de guardar un secreto, cogiendo a continuación la cajita que tenía en la mesa. - Llevo un mes guardando esto para ti. Te lo quería dar el día del parlamento, para que fuese regalo adelantado de cumpleaños. Al final no pude dártelo. - cogí su mano para que la abriese, poniendo la caja en la palma con la otra mano.
Me quedé un poco en segundo plano para que pudiese hablar y recibir en condiciones tanto a Gio como a Zaphira, asintiendo a lo que decía la dragona. - Eso es, no te preocupes por nadie. Lo primero es recuperarte. Y el batido...dentro de un rato. Lo removeré para que se le vayan los grumos. - le dije a Gio, que había tenido un buen gesto con eso de traerle el batido. Tendría que ponernos al día de su "amistad" con las Pendragon, ya que era uno de los miembros del Consejo que más se había relacionado con ellas. Eso me hizo pensar en unos chismes muy raros que me contó el elfo, aunque sólo lo escuché a medias por estar preocupado por Sean. No podía ser cierto eso de la mazmorra sexual Da Vinci. -Tendremos que celebrar varias fiestas en una para hacer los cumpleaños. ¿Os parece? - miré con decepción el papel que tiró al suelo, a mi me parecía un buen dibujo. - Seguro que le gustaba. A cualquiera de nosotros nos gustaría una obra firmada por ti. Son buenas. - me despedí de ambos cuando salieron a por café, quedando de nuevo a solas con Sean. - Hablando de regalos...- lo miré con cara de guardar un secreto, cogiendo a continuación la cajita que tenía en la mesa. - Llevo un mes guardando esto para ti. Te lo quería dar el día del parlamento, para que fuese regalo adelantado de cumpleaños. Al final no pude dártelo. - cogí su mano para que la abriese, poniendo la caja en la palma con la otra mano.
Estaba fatal lo que había hecho y no podía dejar de sentirme culpable por todo, no dije nada por el comentario de Lucio y el descanso del consejo, pero al menos no habían tenido problemas, solo quedaba el asunto de los pendragon -pero han sido unas vacaciones demasiado largas- tenía que ponerme a trabajar e investigar pero entonces vino otro balde de agua fría, sabía que Lucio intentaba animarme pero solo me hacía sentir una persona peor -en mi defensa diré que te dejé una nota en casa...-
El tecnomago llegó y me reí por las ocurrencias sobre el batido, era el de siempre y ya no parecía enfadado conmigo como en la fiesta, después le preguntaría que hice para que se pusiera así pero seguramente sería algo como lo del bocata de mortadela en la misión de Turín -Gracias por el batido Gio, me gustan las cosas dulces así que está bien- la verdad es que estaba más preocupado por ellos pero el comentario de Giordano y el de Zaphira me dejaron claro que tenía que callarme, incluso Lucio estaba de acuerdo con ellos -Está bien, yo soy el paciente, vosotros ganáis-
Zaphira se levantó y me dio un beso antes de irse a por... ¿Café? ¿desde cuando tomaba Café? eso era extraño pero asumí que tal vez lo necesitaba para estar despierta, Gio salió al pasillo y estiré el cuello al escuchar las risas de las enfermeras para luego mirar a Lucio -Parece que se ha hecho popular, ¿ha venido mucho por aquí?- . Las fechas de los cumpleaños eran importantes, al menos para mi, después de todo eran mis amigos y a pesar de no olvidar nunca el de Catherine, también empezaría a recordar el de Giordano y por supuesto el de Lucio, eché un vistazo a aquel dibujo, era muy Edgar Allan Poe con todos esos cuervos y la oscuridad, y la cara de Catherine... tenía que volver a reírme si o si, tanto que me dio un ataque de tos -Le va a encantar! seguro!- en realidad puede que hiciera cara de malas pulgas pero eso quería verlo y no pasaría si el loco ese tiraba el dibujo -¡pero qué haces!? no lo tires!- antes de perder el dibujo lo rescaté con un hechizo y lo devolví a su forma original haciéndolo flotar hacia mi -Si no lo quieres me lo quedo yo-
La idea de celebrar los cumpleaños juntos me parecía maravillosa, solo esperaba poder moverme para cuando lo hiciéramos -Pero no le dejéis hacer la tarta a Catherine o acabaremos todos en una cama- aunque si era una torre de tostadas con mermelada tal vez podríamos sobrevivir. De repente a Giordano se le ocurrió pedir permiso para ir al baño, lo miré como si tuviera tres cabezas y no una, no le hacía falta pedirlo -in english, please- era broma, claro que podía irse así que lo despedí con la mano antes de que se marchara dejándome a solas con Lucio otra vez.
El medimago sacó de nuevo el tema de los regalos y al ver su expresión me quedé mirándolo hasta que tomó la cajita y la puso en mi mano -ya tenemos una casa, me estás malcriando, que lo sepas- abrí la caja y pude ver el anillo dentro de ella, sabía que era pues Lucio llevaba uno igual en la mano, lo miré un poco confuso porque mi mente echó a volar pensando en qué podía significar eso o a lo mejor me estaba yendo por las ramas y solo era un regalo de cumpleaños, aún así me emocioné por el gesto -si no me lo pones tu no vale-
El tecnomago llegó y me reí por las ocurrencias sobre el batido, era el de siempre y ya no parecía enfadado conmigo como en la fiesta, después le preguntaría que hice para que se pusiera así pero seguramente sería algo como lo del bocata de mortadela en la misión de Turín -Gracias por el batido Gio, me gustan las cosas dulces así que está bien- la verdad es que estaba más preocupado por ellos pero el comentario de Giordano y el de Zaphira me dejaron claro que tenía que callarme, incluso Lucio estaba de acuerdo con ellos -Está bien, yo soy el paciente, vosotros ganáis-
Zaphira se levantó y me dio un beso antes de irse a por... ¿Café? ¿desde cuando tomaba Café? eso era extraño pero asumí que tal vez lo necesitaba para estar despierta, Gio salió al pasillo y estiré el cuello al escuchar las risas de las enfermeras para luego mirar a Lucio -Parece que se ha hecho popular, ¿ha venido mucho por aquí?- . Las fechas de los cumpleaños eran importantes, al menos para mi, después de todo eran mis amigos y a pesar de no olvidar nunca el de Catherine, también empezaría a recordar el de Giordano y por supuesto el de Lucio, eché un vistazo a aquel dibujo, era muy Edgar Allan Poe con todos esos cuervos y la oscuridad, y la cara de Catherine... tenía que volver a reírme si o si, tanto que me dio un ataque de tos -Le va a encantar! seguro!- en realidad puede que hiciera cara de malas pulgas pero eso quería verlo y no pasaría si el loco ese tiraba el dibujo -¡pero qué haces!? no lo tires!- antes de perder el dibujo lo rescaté con un hechizo y lo devolví a su forma original haciéndolo flotar hacia mi -Si no lo quieres me lo quedo yo-
La idea de celebrar los cumpleaños juntos me parecía maravillosa, solo esperaba poder moverme para cuando lo hiciéramos -Pero no le dejéis hacer la tarta a Catherine o acabaremos todos en una cama- aunque si era una torre de tostadas con mermelada tal vez podríamos sobrevivir. De repente a Giordano se le ocurrió pedir permiso para ir al baño, lo miré como si tuviera tres cabezas y no una, no le hacía falta pedirlo -in english, please- era broma, claro que podía irse así que lo despedí con la mano antes de que se marchara dejándome a solas con Lucio otra vez.
El medimago sacó de nuevo el tema de los regalos y al ver su expresión me quedé mirándolo hasta que tomó la cajita y la puso en mi mano -ya tenemos una casa, me estás malcriando, que lo sepas- abrí la caja y pude ver el anillo dentro de ella, sabía que era pues Lucio llevaba uno igual en la mano, lo miré un poco confuso porque mi mente echó a volar pensando en qué podía significar eso o a lo mejor me estaba yendo por las ramas y solo era un regalo de cumpleaños, aún así me emocioné por el gesto -si no me lo pones tu no vale-
Zaphira Eire
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Un mes durmiendo no era suficiente para cambiar esa mala costumbre de preocuparse antes por los demás que de sí mismo pero eso formaba parte de él, mis palabras fueron respaldadas por los dos italianos por lo que a Sean no le quedó otra opción más que estarse calladito y dejarse atender -eh, no te pases, que Sean es más guapo que tu- y eso era pensamiento de madre porque para todas su niño siempre era más guapo aunque tuviera un pie en la cabeza.
Me despedí un momento dejando a los tres descendientes solos, no sin antes recibir la petición de Giordano, levantando una mano en señal de que lo había escuchado, fui hasta la cafetería porque el café de máquina era horrible, pedí los dos cafés y ya que estaba una bolsa de panchitos... que vicio más asqueroso "lo que pasa es que eres una rancia incluso para comer, disfruta de la vida y de las grasas saturadas! oh! también quiero esa cosa que parece que tiene mucho chocolate" rodé los ojos y pedí también esa cosa que seguramente acabaría por obstruirme alguna arteria, maldito demonio...
volvía a la habitación con todo en la mano cuando alguien me dio un golpe tirándome todo el café encima, fruncí el ceño y miré al frente para ver al culpable -Giordano Da Vinci, a ver si miras por dónde vas... ahora tendré que volver, pero tu te vienes conmigo- lo pillé de la chaqueta y lo arrastré conmigo hasta la cafetería, los cuchicheos a nuestro alrededor no me pasaban desapercibidos pero mi plan era otro -Gracias por venir a ver a Sean- miré a mi espalda pues las voces no cesaban y algo pude captar sobre Gio, no era la primera vez que escuchaba sobre eso pero la más curiosa era Maera -Oye, ¿es cierto que tienes una mazmorra sexual con cosas raras?-
Me despedí un momento dejando a los tres descendientes solos, no sin antes recibir la petición de Giordano, levantando una mano en señal de que lo había escuchado, fui hasta la cafetería porque el café de máquina era horrible, pedí los dos cafés y ya que estaba una bolsa de panchitos... que vicio más asqueroso "lo que pasa es que eres una rancia incluso para comer, disfruta de la vida y de las grasas saturadas! oh! también quiero esa cosa que parece que tiene mucho chocolate" rodé los ojos y pedí también esa cosa que seguramente acabaría por obstruirme alguna arteria, maldito demonio...
volvía a la habitación con todo en la mano cuando alguien me dio un golpe tirándome todo el café encima, fruncí el ceño y miré al frente para ver al culpable -Giordano Da Vinci, a ver si miras por dónde vas... ahora tendré que volver, pero tu te vienes conmigo- lo pillé de la chaqueta y lo arrastré conmigo hasta la cafetería, los cuchicheos a nuestro alrededor no me pasaban desapercibidos pero mi plan era otro -Gracias por venir a ver a Sean- miré a mi espalda pues las voces no cesaban y algo pude captar sobre Gio, no era la primera vez que escuchaba sobre eso pero la más curiosa era Maera -Oye, ¿es cierto que tienes una mazmorra sexual con cosas raras?-
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