Recuerdo del primer mensaje :
Zona de urgencias para realizar diagnósticos iniciales y aplicar los primeros auxilios. Desde aquí se derivan los casos que requieran ingreso o cirugía.
Zona de urgencias para realizar diagnósticos iniciales y aplicar los primeros auxilios. Desde aquí se derivan los casos que requieran ingreso o cirugía.
Los segundos parecían horas y los minutos parecían meses. Trabajar en aquella magia estaba agotando física, emocional y psicológicamente el conjunto de Astaroth, y se estaba obligando a sí mismo a continuar con aquello, a pesar de las posibles consecuencias. Ahora que habían podido hablar, con lo que les había costado sincerarse, no podían despedirse de esa forma tan ridícula, aunque ya lo habían hecho dos veces más anteriormente. No era justo, porque ahora estaba en sus cabales. Una papelera recibió su ira mal controlada, casi infantil, y sobremedida por la fuerza de Jed. Al final se dejó caer en un banco a plomo, con la cabeza baja y entre las manos, gruñendo. De vez en cuando levantaba la vista, esperando alguna novedad, pero por el momento aquella maldita puerta seguía igual de cerrada que cuando entró el enfermero a preguntar sobre qué es lo que le había pasado a Adramelech.
Inquieto se volvió a levantar. Tabaco. Necesitaba fumar. Los nervios le estaban pudiendo. Volvió a andar por el pasillo, cuando escuchó el sonido siseante de la puerta al abrirse y volvió para mirar. Se dirigió a grandes zancadas a la plantilla que estaban trasladando a Adramelech, que ahora permanecía lleno de cables, pociones y cientos de cachivaches para vigilarle. La camilla salía empujada en primera instancia por el hombre de pelo blanco, que indicaba que todo había salido bien. Sintió una oleada de calma en ese momento y siguió a la camilla. No añadió nada, simplemente miró complaciente a Thorren, lo de dar las gracias no iba mucho con ellos. Iban caminando por los pasillos, camino a la UCI, cuando este señor le lanzó la camilla a Astaroth, cosa que no entendió para nada y dirigió una mirada de desaprobación con un gesto hosco. Pero quizás aquello era protocolo de ese hospital de locos, de modo que siguió avanzando por los pasillos, guiado por otros celadores y personal con destino a la planta de las UCI, donde estaría el Soul hasta que le llegara la transformación.
Inquieto se volvió a levantar. Tabaco. Necesitaba fumar. Los nervios le estaban pudiendo. Volvió a andar por el pasillo, cuando escuchó el sonido siseante de la puerta al abrirse y volvió para mirar. Se dirigió a grandes zancadas a la plantilla que estaban trasladando a Adramelech, que ahora permanecía lleno de cables, pociones y cientos de cachivaches para vigilarle. La camilla salía empujada en primera instancia por el hombre de pelo blanco, que indicaba que todo había salido bien. Sintió una oleada de calma en ese momento y siguió a la camilla. No añadió nada, simplemente miró complaciente a Thorren, lo de dar las gracias no iba mucho con ellos. Iban caminando por los pasillos, camino a la UCI, cuando este señor le lanzó la camilla a Astaroth, cosa que no entendió para nada y dirigió una mirada de desaprobación con un gesto hosco. Pero quizás aquello era protocolo de ese hospital de locos, de modo que siguió avanzando por los pasillos, guiado por otros celadores y personal con destino a la planta de las UCI, donde estaría el Soul hasta que le llegara la transformación.
Aldaron Failon
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-¡Pues así no se hace Thoren! ¡quita!- le dije dándole un culazo y como la cagué en mi post anterior diré en este que le quitamos las prótesis metálicas a Adramelech antes de darle la descarga y hacer que su corazón volviera a latir. di las órdenes pertinentes y pedí que avisaran al familiar pero entonces Thoren empezó a berrear desde dentro con sus biceps apretaditos -¡Thoren que en los hospitales no se grita y si alguien puede soy yo!- pues no contento con eso va el ruso y se lleva la mano a las joyas de la corona para tirar del pantalón ese que tenía más peligro que una piraña en un váter -madre mía si tengo instrumental en casa... lo que pasa es que no ha vuelto- dije empanado mirándole la entrepierna en plan descarado porque con la necesidad que llevaba en el cuerpo... me iba a dar un algo.
Estaban preparando a Adramelech para poder llevarlo a la UCI mientras yo intentaba echarle la bronca al ruso, me hizo pat pat cuando intenté entrar en razón y esa explicación sobre su fiesta... yo lo quería en casa con ese pijama! estaba decidido, le iba a encoger toda la ropa. Le dije que le daría trabajo y no parecía muy dispuesto a cambiarse el uniforme, pero bueno, a mi vera me alegraba la vista y de paso lo vigilaba. El personal ya tenía al chico listo y lo iban a sacar cuando Thoren dijo que lo haría él , me rozó con ese culo prieto que quería ver yo en acción a ver que tal se le daba eso de embestir y acepté -Vale pero con cuidado- mala decisión, el muy bruto lo sacó y se fue hasta el familiar, otro albino buenorro pero ya tenía suficiente con el ruso, me iba a quejar cuando se adjudicó el mérito pero entonces lanzó la camilla hacia el familiar y me llevé las manos a la cabeza -¡Pero qué haces ruso loco!- dije intentando echar mano a la camilla pero nada... el tipo nos miró como si fuéramos bichos raros y tuve que agachar la cabeza para llevarme a Thoren de ahí, ya se encargarían los enfermeros de notificar el estado del paciente.
Lo arrastré a un lugar privadito para que el resto no me viera echar la baba por él, acabamos en el armario de pociones porque era estrecho y oscurito y uno no es tonto -¿cómo se te ocurre hacer eso? a los pacientes hay que tratarlos bien y no puedes ir por ahí clavando agujas al primero que veas! te voy a llevar conmigo de ronda pero como la vuelvas a liar ¡te mando derechito a casa!-
Estaban preparando a Adramelech para poder llevarlo a la UCI mientras yo intentaba echarle la bronca al ruso, me hizo pat pat cuando intenté entrar en razón y esa explicación sobre su fiesta... yo lo quería en casa con ese pijama! estaba decidido, le iba a encoger toda la ropa. Le dije que le daría trabajo y no parecía muy dispuesto a cambiarse el uniforme, pero bueno, a mi vera me alegraba la vista y de paso lo vigilaba. El personal ya tenía al chico listo y lo iban a sacar cuando Thoren dijo que lo haría él , me rozó con ese culo prieto que quería ver yo en acción a ver que tal se le daba eso de embestir y acepté -Vale pero con cuidado- mala decisión, el muy bruto lo sacó y se fue hasta el familiar, otro albino buenorro pero ya tenía suficiente con el ruso, me iba a quejar cuando se adjudicó el mérito pero entonces lanzó la camilla hacia el familiar y me llevé las manos a la cabeza -¡Pero qué haces ruso loco!- dije intentando echar mano a la camilla pero nada... el tipo nos miró como si fuéramos bichos raros y tuve que agachar la cabeza para llevarme a Thoren de ahí, ya se encargarían los enfermeros de notificar el estado del paciente.
Lo arrastré a un lugar privadito para que el resto no me viera echar la baba por él, acabamos en el armario de pociones porque era estrecho y oscurito y uno no es tonto -¿cómo se te ocurre hacer eso? a los pacientes hay que tratarlos bien y no puedes ir por ahí clavando agujas al primero que veas! te voy a llevar conmigo de ronda pero como la vuelvas a liar ¡te mando derechito a casa!-
Ya me había hecho inmune a las regañinas del elfo cuando él creía que no estaba haciendo las cosas bien, pero no creía que hablar fuerte fuese una de ellas. Puse cara de ni idea porque yo no había visto su instrumental, yendo después a lo de sacar la camilla de manera triunfal.
El familiar me miró con cara rara en la entrega de la camilla, pero yo solo me encogí de hombros y sonreí mientras se lo llevaba.
- Otrra vida salvada...hice buen trrabajo.
Enganché a uno de los celadores que se llevaban el brazo y la mano metálicas que le habían retirado al paciente, quitándole eso para echarle un ojo. Seguro vque me venía genial como rascador de espalda. Fui a probarlo con Aldaron, usando el brazo metálico para darle palmaditas de consolación en su hombro. Era gracioso, aunque no entendía cómo funcionaba el chisme para moverse.
- Le he trratado bien, en mi país siemprre sacar sangrre para ver veneno. Mi prrima Anyanka lo hacía. Todos hemos sido envenenados alguna vez. Es una trradición muy rusa.
Prometí portarme bien con eso de la ronda, deseando empezar cuanto antes. Hice un gesto de ok con el pulgar de la mano metálica, levantándolo como si fuese un maniquí.
- Venga, pero no me aburras con gente con mocos. Quierro acción, ser prrotagonista
El familiar me miró con cara rara en la entrega de la camilla, pero yo solo me encogí de hombros y sonreí mientras se lo llevaba.
- Otrra vida salvada...hice buen trrabajo.
Enganché a uno de los celadores que se llevaban el brazo y la mano metálicas que le habían retirado al paciente, quitándole eso para echarle un ojo. Seguro vque me venía genial como rascador de espalda. Fui a probarlo con Aldaron, usando el brazo metálico para darle palmaditas de consolación en su hombro. Era gracioso, aunque no entendía cómo funcionaba el chisme para moverse.
- Le he trratado bien, en mi país siemprre sacar sangrre para ver veneno. Mi prrima Anyanka lo hacía. Todos hemos sido envenenados alguna vez. Es una trradición muy rusa.
Prometí portarme bien con eso de la ronda, deseando empezar cuanto antes. Hice un gesto de ok con el pulgar de la mano metálica, levantándolo como si fuese un maniquí.
- Venga, pero no me aburras con gente con mocos. Quierro acción, ser prrotagonista
Acudí al hospital poco después del asunto de los calabozos, habiéndome dado antes una vuelta por ahí yo solo para ver si se me pasaba el mosqueo que llevaba encima. Sabía que abrir la celda por mi propia cuenta y riesgo me traería problemas, pero en ese momento se me habían juntado varias cosas a la vez y había acabado actuando de una manera impulsiva a la que estaba poco acostumbrado. Por un lado lo poco justa que me parecía la sentencia y que había sido el maldito Jack el que la había dictado. Por otro que no me parecía el momento para hacer algo así, y la rabia que me había dado que Sean me hiciese aquello delante de gente. Necesitaba una conversación sobre aquello, no era nada propio de él. - Ya está bien de ser siempre el que sólo se encarga del hospital y que no se enfada nunca, ya está bien....- seguí farfullando un buen rato más yo solo por lo bajo, cual madre cabreada con su retahíla haciendo cosas.
Entre por la puerta de urgencias por si había trabajo del que encargarse, pasaba ya de la baja y quería ponerme a hacer cosas. Pedí que me diesen los informes de últimos ingresos para ponerme al día. Al parecer acababan de atender una urgencia y por el momento no había más, sólo estaba el elfo junto a un Tolstoi en pijama de hospital. Me fui hacia ellos tras inspirar profundamente, haciendo un gesto al peliblanco. "Voluntario", ponía en su pijama. Y estaba jugando con un brazo de metal que a saber de dónde había sacado. - No le hagas perder el tiempo a Aldaron. - le dije más serio de lo habitual, sabía que esos eran unos fiesteros y no me fiaba de tenerlo atendiendo pacientes. - Y tú...- me giré después a Aldaron, pero contra él no tenía nada. Pobre, no iba a pagar mi mal genio. - Gracias por atender el hospital en mi ausencia. Seguro que has hecho un buen trabajo. - dicho esto seguí mi camino, avanzando por el pasillo para ir a ponerme la bata y empezar a hacer una ronda por las habitaciones. Supuse que en algún momento llegarían noticias sobre las consecuencias de lo que había hecho, pero hasta entonces no le iba a dar vueltas. Dejé atrás la zona de urgencias, subiendo a otras plantas.
Entre por la puerta de urgencias por si había trabajo del que encargarse, pasaba ya de la baja y quería ponerme a hacer cosas. Pedí que me diesen los informes de últimos ingresos para ponerme al día. Al parecer acababan de atender una urgencia y por el momento no había más, sólo estaba el elfo junto a un Tolstoi en pijama de hospital. Me fui hacia ellos tras inspirar profundamente, haciendo un gesto al peliblanco. "Voluntario", ponía en su pijama. Y estaba jugando con un brazo de metal que a saber de dónde había sacado. - No le hagas perder el tiempo a Aldaron. - le dije más serio de lo habitual, sabía que esos eran unos fiesteros y no me fiaba de tenerlo atendiendo pacientes. - Y tú...- me giré después a Aldaron, pero contra él no tenía nada. Pobre, no iba a pagar mi mal genio. - Gracias por atender el hospital en mi ausencia. Seguro que has hecho un buen trabajo. - dicho esto seguí mi camino, avanzando por el pasillo para ir a ponerme la bata y empezar a hacer una ronda por las habitaciones. Supuse que en algún momento llegarían noticias sobre las consecuencias de lo que había hecho, pero hasta entonces no le iba a dar vueltas. Dejé atrás la zona de urgencias, subiendo a otras plantas.
Aldaron Failon
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Malditas fueran mis hormonas de puberto que después de 250 años se negaban a abandonarme, un roce de ese culo sensual y apretado fue suficiente para decirle que si a Thoren, que podía sacar la camilla y que mal plan porque el familiar del chico nos miró con cara de bichos raros y con razón. El personal ya se encargaría del resto y mientras yo había arrastrado al ruso a lo privadito para echarle la bronca, al llegar de alguna forma el ruso se las había apañado para robarle las prótesis al muchacho que casi la palma y estaba haciendo de las suyas -¡una mierda bien! ¡le has clavado la aguja como si fuera un picahielos pedazo de animal! y venga a aspirar... sin cuidado alguno ¿sabes la de problemas que puede ocasionar una mala punción?- pues claro que no lo sabía y podía haberla liado parda.
El peliblanco estaba jugando con las prótesis y empecé a forcejear con él para quitárselas y poder devolverlas después a su propietario -pues aquí el experto en venenos soy yo y como me des más problemas te pongo arsénico en el vodka- pero.. pero estaba tan sexy en su pijama de hospital. Al final de alguna forma milagrosa conseguí quitarle las prótesis y le apunté con el dedo... con el de la mano de metal que tenía en la mano que de alguna forma reaccionaba a mi.. vale, había que admitir que era gracioso pero como soy profesional no dije nada -De protagonista nada, te vas a quedar muy pegadito a mi y vas a hacer lo que yo te diga ¿qué te crees? ¿que esto es anatomía de grey y hay alguien en parada cada cinco minutos?¡ ojalá lo fuera porque así habría salido contigo de ese almacén más contento que unas castañuelas y no más estresado y frustrado sexualmente que antes!- y ahí estaba él marcando paquete y yo más salido que el pico de una mesa pero no, me tocaba aguantarme.
Una voz familiar me hizo sonreír y al verlo me alegré mucho -¡Lucio! me alegro de verte! ¿pero tu no tenías que estar de baja?.... y lo de... bueno...- le quería dar el pésame por su padre pero él empezó a darme las gracias y parecía con prisa -¡Después me paso a verte! ¡te busco cuando acabe el turno!- le dije mientras se alejaba por el pasillo... parecía enfadado o al menos más serio de lo normal y yo quería enterarme. Miré al ruso y lo pillé de la muñeca entregando después las prótesis a uno de los celadores para que las llevara a la UCI, se iba a enterar de lo mucho que curraba para que después ni un besito me diera porque ni alquiler me pagaba el maldito, así que a partir de ahí iba a currar sin descanso durante todo el día, con suerte se cansaba y se iba a casa.
El peliblanco estaba jugando con las prótesis y empecé a forcejear con él para quitárselas y poder devolverlas después a su propietario -pues aquí el experto en venenos soy yo y como me des más problemas te pongo arsénico en el vodka- pero.. pero estaba tan sexy en su pijama de hospital. Al final de alguna forma milagrosa conseguí quitarle las prótesis y le apunté con el dedo... con el de la mano de metal que tenía en la mano que de alguna forma reaccionaba a mi.. vale, había que admitir que era gracioso pero como soy profesional no dije nada -De protagonista nada, te vas a quedar muy pegadito a mi y vas a hacer lo que yo te diga ¿qué te crees? ¿que esto es anatomía de grey y hay alguien en parada cada cinco minutos?¡ ojalá lo fuera porque así habría salido contigo de ese almacén más contento que unas castañuelas y no más estresado y frustrado sexualmente que antes!- y ahí estaba él marcando paquete y yo más salido que el pico de una mesa pero no, me tocaba aguantarme.
Una voz familiar me hizo sonreír y al verlo me alegré mucho -¡Lucio! me alegro de verte! ¿pero tu no tenías que estar de baja?.... y lo de... bueno...- le quería dar el pésame por su padre pero él empezó a darme las gracias y parecía con prisa -¡Después me paso a verte! ¡te busco cuando acabe el turno!- le dije mientras se alejaba por el pasillo... parecía enfadado o al menos más serio de lo normal y yo quería enterarme. Miré al ruso y lo pillé de la muñeca entregando después las prótesis a uno de los celadores para que las llevara a la UCI, se iba a enterar de lo mucho que curraba para que después ni un besito me diera porque ni alquiler me pagaba el maldito, así que a partir de ahí iba a currar sin descanso durante todo el día, con suerte se cansaba y se iba a casa.
Resoplé por el abroncamiento del elfo con las cosas de agujas y venenos, aunque me hizo gracia eso del arsénico en el vodka. En eso parecía ruso. Me quedé pensando en palabrejas como elfuso, o ruselfo, acabando por quejarme cuando no me dejó ser protagonista de nada. - Puta mierrrda. Nunca me dejan. - lo miré con cara rara porque no sabía qué era eso de Anatomía de Grey, sólo me encogí de hombros. Según pude entender era algo sexual, y me dejó claro que habríamos salido de ahí contentos y sexuales. Al menos él sí habría salido contento. - Crreo que piensas demasiado en eso. Eso es porque no te despierrtas con pesadillas de haber dormido con el yeti. Te quitarría las ganas de todo. - me pasó una vez, lo confundí con Irina mientras dormíamos en una cueva. Menudo trauma. No pude evitar reírme cuando entró en el juego de quitarme el brazo metálico, usándolo para señalarme.
- ¿Ves, Aldarron? es divertido. No pasa nada.- la aparición de Lucio nos cortó el rollo, y me hizo echarle una mirada con los ojos entornados cuando dijo que no hiciese perder el tiempo al elfo. Encima que venía de voluntario ni me agradecía. Hice un gesto de estrangular cuando se marchó el otro, volviéndome a mi amigo como esperando que le llevase la contraria. Después de eso nos fuimos de la zona de urgencias para ponernos a trabajar. Yo le seguía e intentaba aprender de lo que veía. Atendía más bien a la parte de curación sin magia, pues mis poderes no eran para nada relacionados con sanación mágica. Al menos aprendí algunas cosas de primeros auxilios básicos, otro poco sobre pociones y alternativas a la poción crecehuesos. Al cabo de unas horas ya iba bostezando por los pasillos, hasta que al final se acabó el turno y pudimos marcharnos de allí los dos.
- ¿Ves, Aldarron? es divertido. No pasa nada.- la aparición de Lucio nos cortó el rollo, y me hizo echarle una mirada con los ojos entornados cuando dijo que no hiciese perder el tiempo al elfo. Encima que venía de voluntario ni me agradecía. Hice un gesto de estrangular cuando se marchó el otro, volviéndome a mi amigo como esperando que le llevase la contraria. Después de eso nos fuimos de la zona de urgencias para ponernos a trabajar. Yo le seguía e intentaba aprender de lo que veía. Atendía más bien a la parte de curación sin magia, pues mis poderes no eran para nada relacionados con sanación mágica. Al menos aprendí algunas cosas de primeros auxilios básicos, otro poco sobre pociones y alternativas a la poción crecehuesos. Al cabo de unas horas ya iba bostezando por los pasillos, hasta que al final se acabó el turno y pudimos marcharnos de allí los dos.
Savannah
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Savannah se había quedado en urgencias sólo para asegurarse de que Jarkko despertaba porque recordaba con exactitud cómo se había caído encima de ella. Había perdido el color del rostro, su cuerpo había estado frío y los espíritus lo habían dejado a un lado. Estaba sentada al lado de la camilla con la vista perdida, intentando analizar la profecía que había dicho pero la interacción de los espíritus con Ian y Jarkko no paraba de colarse en su mente.
Lo miró de reojo y negó con la cabeza. ¿Qué le había preguntado a los espíritus para que le respondieran así? Lo recordaba. Le habían respondido con una pregunta. Pero a ella le pareció retórica. Convocó un patronus para avisar a Lorcan y Adam de dónde estaba para que no fueran a la Montaña. Era una nueva orden que implementaría. No le daba buena espina el chico Pendragon.
-Admiradores…- Y lo había dicho con cierto tonillo pero Savannah creía que en el fondo era lo que buscaba. Aún le dolía el costado pero le habían curado bien, del rostro apenas le quedaban unas marcas. Sólo estaba profundamente cansada, también asqueada del olor de la ropa que llevaba encima pero…Pero en cuanto viera a Jarkko lúcido se iría a su casa. Quería dormir y mañana, mañana hablaría con Ian para que le aclarara qué había pasado y porqué Jarkko había estado allí.
Lorcan y Adam llegaron finalmente y el primero en seguida quiso pedir explicaciones -No me hables en ese tono Lorcan- Le soltó con un tono bajo y ligeramente agresivo mientras lo miraba a los ojos. Cogió la ropa y fue hacia el aseo a cambiarse dejando a sus compañeros vigilando a Jarkko. Tras ello, volvió y le miró. Lo estaban revisando otra vez, la regeneración estaba haciendo lo suyo. Les dieron de alta en poco y se fueron por cminos separados. Savannah no se despidió, ni le habló, simplemente se desapareció con su clan hacia la cabaña.
Lo miró de reojo y negó con la cabeza. ¿Qué le había preguntado a los espíritus para que le respondieran así? Lo recordaba. Le habían respondido con una pregunta. Pero a ella le pareció retórica. Convocó un patronus para avisar a Lorcan y Adam de dónde estaba para que no fueran a la Montaña. Era una nueva orden que implementaría. No le daba buena espina el chico Pendragon.
-Admiradores…- Y lo había dicho con cierto tonillo pero Savannah creía que en el fondo era lo que buscaba. Aún le dolía el costado pero le habían curado bien, del rostro apenas le quedaban unas marcas. Sólo estaba profundamente cansada, también asqueada del olor de la ropa que llevaba encima pero…Pero en cuanto viera a Jarkko lúcido se iría a su casa. Quería dormir y mañana, mañana hablaría con Ian para que le aclarara qué había pasado y porqué Jarkko había estado allí.
Lorcan y Adam llegaron finalmente y el primero en seguida quiso pedir explicaciones -No me hables en ese tono Lorcan- Le soltó con un tono bajo y ligeramente agresivo mientras lo miraba a los ojos. Cogió la ropa y fue hacia el aseo a cambiarse dejando a sus compañeros vigilando a Jarkko. Tras ello, volvió y le miró. Lo estaban revisando otra vez, la regeneración estaba haciendo lo suyo. Les dieron de alta en poco y se fueron por cminos separados. Savannah no se despidió, ni le habló, simplemente se desapareció con su clan hacia la cabaña.
Atravesó la puerta de la zona de urgencias caminando con soltura, la fragancia a jabón lo rodeaba y lo siguió mientras ingresaba al lugar, las largas hebras de pelo oscuro estaban desordenadas pero limpias, la barba seguía ahí al igual que la melancolía en sus facciones aunque llevaba ropa limpia. Buscó con la mirada algún herido al que pueda ayudar ya que para eso había venido y se encontró con conocidos que le dieron el pésame por la tragedia de su familia.
Tras agradecer sus atentas palabras, les pidió que le indiquen algún lugar en el que esperar a los heridos que llegarían de la misión a lo que respondieron señalando una silla cercana. Tomó asiento y miró el brazalete en busca de nuevos mensajes. Al no encontrar novedades, tecleó un corto mensaje dirigido a todos sus compañeros presionando las letras del relieve del accesorio tecnomágico para que sepan su ubicación y lo que estaba haciendo, por si lo necesitaban.
Luego de enviarlo, le rogó al Espíritu de la Naturaleza que a Catherine no se le ocurra aparecer y volverlo a arrastrar fuera de Ouroboros, aquel lugar era horrible. Se impulsó con los pies para hacer girar la silla sobre su eje mientras pensaba en las preguntas para el censo: ¿Nombres?¿Apellidos?¿Fecha de nacimiento?¿Género?¿Raza?¿Bando? ¿Estudios/ocupación/cargo? Se le terminó la inspiración pero no dejó de dar vueltas.
Tras agradecer sus atentas palabras, les pidió que le indiquen algún lugar en el que esperar a los heridos que llegarían de la misión a lo que respondieron señalando una silla cercana. Tomó asiento y miró el brazalete en busca de nuevos mensajes. Al no encontrar novedades, tecleó un corto mensaje dirigido a todos sus compañeros presionando las letras del relieve del accesorio tecnomágico para que sepan su ubicación y lo que estaba haciendo, por si lo necesitaban.
Estoy en urgencias esperando a los heridos.
Luego de enviarlo, le rogó al Espíritu de la Naturaleza que a Catherine no se le ocurra aparecer y volverlo a arrastrar fuera de Ouroboros, aquel lugar era horrible. Se impulsó con los pies para hacer girar la silla sobre su eje mientras pensaba en las preguntas para el censo: ¿Nombres?¿Apellidos?¿Fecha de nacimiento?¿Género?¿Raza?¿Bando? ¿Estudios/ocupación/cargo? Se le terminó la inspiración pero no dejó de dar vueltas.
Una tensa calma reinaba en la isla el día en que varios grupos habían partido hacia la misión en tierra, una en la que no iba a ser posible usar la magia. Mi grupo y yo habíamos decidido permanecer en tierra porque no pensábamos ir allí a luchar burdamente, sin hacer uso de la magia. Sólo esperaba que esos idiotas lo consiguieran, que no nos mandasen más androides a la isla otra vez, y que arreglaran lo de ahí abajo para poder volver a nuestras vidas normales. Rybar tampoco había querido ir, así que nos quedaba esperar.
Acudí al hospital ese día para llevar al pequeño Ivanov, que se había puesto malo por la noche. Supuse que serían cosas de críos, pero preferí llevarlo a que le echasen un vistazo. Lo subí en brazos apoyándolo en mi cadera, apareciéndome con él en la recepción del hospital. Allí esperé a que me tocase el turno en el mostrador, mientras el niño apoyaba su cabeza medio adormilado en mi hombro. Delante de mí había una señora muy pesada, diciendo que por culpa de los refugiados de Ouroboros llevaba retraso en sus consultas. - Apártese, señora. Esa cara no se le arregla ni con mil consultas. ¿No ve que vengo con un niño? - la empujé con cierto desprecio para ponerme en el mostrador, encontrándome allí con uno de los Descendientes dando vueltas en la silla. Arqueé una ceja por la escena, carraspeando después un poco para que me atendiese. Apoyé un codo en el mostrador, inclinándome hacia delante en un gesto en el que quedaba a la vista el generoso escote.
- Buenos días, señor Cohen. ¿Es usted quien está al cargo hoy de las citas? Necesito atención para el niño. - sonreí encantadoramente, de modo que se olvidase que me había colado por delante de la señora plasta.
Acudí al hospital ese día para llevar al pequeño Ivanov, que se había puesto malo por la noche. Supuse que serían cosas de críos, pero preferí llevarlo a que le echasen un vistazo. Lo subí en brazos apoyándolo en mi cadera, apareciéndome con él en la recepción del hospital. Allí esperé a que me tocase el turno en el mostrador, mientras el niño apoyaba su cabeza medio adormilado en mi hombro. Delante de mí había una señora muy pesada, diciendo que por culpa de los refugiados de Ouroboros llevaba retraso en sus consultas. - Apártese, señora. Esa cara no se le arregla ni con mil consultas. ¿No ve que vengo con un niño? - la empujé con cierto desprecio para ponerme en el mostrador, encontrándome allí con uno de los Descendientes dando vueltas en la silla. Arqueé una ceja por la escena, carraspeando después un poco para que me atendiese. Apoyé un codo en el mostrador, inclinándome hacia delante en un gesto en el que quedaba a la vista el generoso escote.
- Buenos días, señor Cohen. ¿Es usted quien está al cargo hoy de las citas? Necesito atención para el niño. - sonreí encantadoramente, de modo que se olvidase que me había colado por delante de la señora plasta.
Mientras giraba, más temas fueron entrando a su cabeza; la reticencia de Vanessa, los principios que les faltaban a los renegados, se preguntó si él podría actuar con tal indecencia, las respectivas consecuencias le dieron una respuesta rotunda; “NO”, recordó que Josephine trabajaba en el hospital, se le ocurrió que él podría hacer prácticas allí para expandir sus conocimientos de medicina (los conocimientos de él, no los de Jo) y, de paso, tal vez llevar algo de orden aunque no sabía si tenía el estómago ya que su familia había reposado sin vida por primera vez en aquel lugar, se preguntó si sus compañeros estaban dando clases, Galenus más específicamente, otro libertino... ¿acaso era el hospital lo que relajaba la moral?... no, no, el hijo de Newton tenía poco que ver con el hospital y cada tanto se encontraba enredado en escándalos, eso le hizo pensar en los de la Brigada de las Mil Grullas, se sentía algo culpable por haberse absuelto ya que, si habían sido propuestos para expulsar, había sido por algo, tal vez debió haber votado a favor de su expulsión, lo positivo (aunque no sabía qué tan positivo) era que seguía teniendo la oportunidad de trabajar con Mérida, Benjamin Red, Benjamin Lytta, Arturo, Kyllian, Azahar, Juliet, Aiden (aún en paradero desconocido), Thranduil y Nichollas, pronto retornarían las clases, ¿Belle había bajado a la misión? esperaba que estuviera bien, la simpatía de la pelimorada sin duda iba a la par de su valentía, aquella máquina metálica que había visto en tierra firme era un recuerdo perturbador, eso le recordó sus recurrentes pesadillas, lo que su mente conectó con aquella cosa que rondaba por la zona inexplorada, los Soul Reaper que se habían alojado ahí, los licántropos que se habían instalado en los campos tres meses atrás a los que debería pasar a visitar ya que él también trabajaba en el campo, los de la Alianza Humana que debían comparecer ante la justicia al igual que los muggles que habían conseguido magia a través de unas calaveras, el culpable del ataque al teniente y del ataque en el taller de investigación y desarrollo.
Estaba tan hundido en aquella maraña de pensamientos conectados que no notó que había una señora hablando ni que se dieron movimientos bruscos del otro lado del mostrador. Detuvo los giros al darse cuenta que las siluetas habían aumentado en cantidad, pero la cabeza le daba vueltas así que no veía con detalle. Necesitó un momento para poder enfocar la mirada pero, cuando lo logró, encontró ante él a una elegante mujer de pelo rubio suavemente ondulado que enmarcaba un rostro simétrico y sobre el que se derramaba una luz dorada que se filtraba por una ventana dándole el aspecto de la piedad personificada con un niño en brazos. Los ojos del mago se deslizaron hasta la redondeada piel que dejaba adivinar unos voluptuosos atributos pero se apartaron enseguida para ver en los ojos verdes de la mujer un brillo que podía ser de muchas cosas menos inocencia. Al mencionar al niño dirigió su mirada al pequeño que descansaba la cabeza en el hombro de la mujer, que a simple vista no parecía herido, buscó con la mirada algún doctor que esté cerca y observó devuelta a la rubia. -Por ahora, si. El resto del personal médico debe estar mentalizándose para lo que se viene.- Respondió devolviéndole una suave sonrisa. Ella no parecía venir de la misión, él debería estar atento a los heridos que vengan de ahí ya que seguramente serían graves, además sabía poco más allá de la técnica de reanimación cardiopulmonar y primeros auxilios pero podría intentarlo así que se puso de pié, salió de detrás del mostrador y le indicó un amplio pasillo cercano. -En un momento la atiendo señora, mientras tanto ¿podría quedarse aquí y avisarme si llega alguien con heridas graves?- Le preguntó a la otra mujer mientras se fijaba en el mensaje sin leer del brazalete, era de Lucio. Tecleó un “ok” como respuesta y lo envió, buscó más mensajes mientras caminaba por el pasillo hasta la primera puerta y como no había supuso que tenía tiempo pero se sorprendió al no encontrar picaporte, de hecho, se dio cuenta de que ninguna de las puertas de aquel pasillo tenía manija.
En su lugar, el material de la puerta frente a él onduló como si se tratara de aguas calmas en las que había caído una solitaria gota justo en el centro creando suaves olas circulares que se movían hacia los extremos difuminándose. Enseguida las olas crecieron como si, en vez de una gota, se tratara de un flujo constante de agua cada vez más fuerte hasta que la puerta se abrió desde el centro hacia los extremos. El joven maestro entró en la consulta ricamente iluminada e impoluta contemplando las novedades tecnomágicas y le indicó a la mujer la camilla para que tome asiento. -¿Qué le ocurre al niño?- Le preguntó mientras se lavaba las manos.
Estaba tan hundido en aquella maraña de pensamientos conectados que no notó que había una señora hablando ni que se dieron movimientos bruscos del otro lado del mostrador. Detuvo los giros al darse cuenta que las siluetas habían aumentado en cantidad, pero la cabeza le daba vueltas así que no veía con detalle. Necesitó un momento para poder enfocar la mirada pero, cuando lo logró, encontró ante él a una elegante mujer de pelo rubio suavemente ondulado que enmarcaba un rostro simétrico y sobre el que se derramaba una luz dorada que se filtraba por una ventana dándole el aspecto de la piedad personificada con un niño en brazos. Los ojos del mago se deslizaron hasta la redondeada piel que dejaba adivinar unos voluptuosos atributos pero se apartaron enseguida para ver en los ojos verdes de la mujer un brillo que podía ser de muchas cosas menos inocencia. Al mencionar al niño dirigió su mirada al pequeño que descansaba la cabeza en el hombro de la mujer, que a simple vista no parecía herido, buscó con la mirada algún doctor que esté cerca y observó devuelta a la rubia. -Por ahora, si. El resto del personal médico debe estar mentalizándose para lo que se viene.- Respondió devolviéndole una suave sonrisa. Ella no parecía venir de la misión, él debería estar atento a los heridos que vengan de ahí ya que seguramente serían graves, además sabía poco más allá de la técnica de reanimación cardiopulmonar y primeros auxilios pero podría intentarlo así que se puso de pié, salió de detrás del mostrador y le indicó un amplio pasillo cercano. -En un momento la atiendo señora, mientras tanto ¿podría quedarse aquí y avisarme si llega alguien con heridas graves?- Le preguntó a la otra mujer mientras se fijaba en el mensaje sin leer del brazalete, era de Lucio. Tecleó un “ok” como respuesta y lo envió, buscó más mensajes mientras caminaba por el pasillo hasta la primera puerta y como no había supuso que tenía tiempo pero se sorprendió al no encontrar picaporte, de hecho, se dio cuenta de que ninguna de las puertas de aquel pasillo tenía manija.
En su lugar, el material de la puerta frente a él onduló como si se tratara de aguas calmas en las que había caído una solitaria gota justo en el centro creando suaves olas circulares que se movían hacia los extremos difuminándose. Enseguida las olas crecieron como si, en vez de una gota, se tratara de un flujo constante de agua cada vez más fuerte hasta que la puerta se abrió desde el centro hacia los extremos. El joven maestro entró en la consulta ricamente iluminada e impoluta contemplando las novedades tecnomágicas y le indicó a la mujer la camilla para que tome asiento. -¿Qué le ocurre al niño?- Le preguntó mientras se lavaba las manos.
El Descendiente parecía estar en su mundo mientras daba vueltas en la silla, pensativo o tal vez sólo mareado de tanto girar. Hice un sonido de impaciencia apenas audible, hasta que por fin dejó de girar y trató de enfocarme con la mirada. El recorrido de ésta fue desde la zona de mi escote hasta mis ojos, cosa que fue muy perceptible para mí. Sonreí brevemente de lado, hasta que se dio cuenta de que venía con el niño. - Oh, claro...entiendo que deben estar todos listos para cuando vuelvan los heridos. Por eso he decidido venir antes de que empiece el lío. - en realidad no había pensado en eso, no era asunto mío cómo acabasen los otros. - Gracias por atendernos, señor Cohen. - repuse con toda la amabilidad de la que sabía hacer gala cuando quería. - ¿Qué Descendientes han bajado en esta ocasión? - puro afán de cotilleo, se rumoreaba que había discrepancias entre ellos, especialmente desde lo sucedido en la plaza el día que hablaron de la misión. Seguí a Adael cuando comenzó a caminar por uno de los pasillos de urgencias, esperando a que nos llevase a algún box para revisar al crío.
Observé con atención el modo en el que abrió paso hacia el sitio en el que nos atendería, utilizando su poder de control de agua para permitirnos el paso. Un alarde de poder de Descendiente. - Interesante...- comenté dando a entender que era un cumplido hacia su control, dirigiéndome después hacia la camilla para bajar a Ivanov de mis brazos y sentarlo ahí. El pequeño lloriqueó un poco, y yo me quedé a su lado tratando de tranquilizarle. - Pues tiene fiebre desde anoche, y se queja de que le duele la garganta y la tripa. Cosas de críos, supongo. Tal vez haya alguna poción que puedan darme aquí y así me lo llevo a casa para que duerma. - seguí con la mirada a Adael, haciéndole un repaso de arriba a abajo por pura costumbre de hacerlo con casi cualquier hombre. - No quiero molestarle demasiado tiempo, seguro que está preocupado por el resultado de la misión. - suspiré bajando finalmente la cabeza, sentándome al lado del niño para que se estuviese quieto mientras le examinaban.
Observé con atención el modo en el que abrió paso hacia el sitio en el que nos atendería, utilizando su poder de control de agua para permitirnos el paso. Un alarde de poder de Descendiente. - Interesante...- comenté dando a entender que era un cumplido hacia su control, dirigiéndome después hacia la camilla para bajar a Ivanov de mis brazos y sentarlo ahí. El pequeño lloriqueó un poco, y yo me quedé a su lado tratando de tranquilizarle. - Pues tiene fiebre desde anoche, y se queja de que le duele la garganta y la tripa. Cosas de críos, supongo. Tal vez haya alguna poción que puedan darme aquí y así me lo llevo a casa para que duerma. - seguí con la mirada a Adael, haciéndole un repaso de arriba a abajo por pura costumbre de hacerlo con casi cualquier hombre. - No quiero molestarle demasiado tiempo, seguro que está preocupado por el resultado de la misión. - suspiré bajando finalmente la cabeza, sentándome al lado del niño para que se estuviese quieto mientras le examinaban.
-Prudente decisión.- La felicitó mientras se ponía de pié. -Es un placer ayudar.- Le respondió al agradecimiento manteniendo la suave sonrisa pero ésta desapareció ante la mención de los descendientes que habían bajado a la misión, no podía dejar de pensar que era un gran error, que era una vergüenza dejar la isla para... eso. -Sarah Darwin, Sayid Ibn Salah y Giordano Da Vinci.- Suspiró pesadamente para paliar la angustia que comprimió su pecho, lo último que quería era ver nubarrones de deshonor sobre sus compañeros mas convencerlos parecía imposible, así que al menos quería que vuelvan a salvo.
-Si, es lo último en tecnomagia.- Comentó apreciando las novedades en el lugar, entre ellas varias pantallas, instrumental y una estructura en el techo para fines inciertos desde los conocimientos del joven maestro. -También hay novedades tecnomágicas en los campos, la nueva cosechadora es una máquina increíble.- Él no había sido el que había hecho que la puerta se abra así, no era un material que controle... aún. La puerta no estaba hecha de líquido, era un material sólido. Escuchó atentamente, cuando se trataba de una conversación con una persona en un lugar cerrado, la leve sordera le afectaba poco o nada. Se le ocurrió que podría aprender lenguaje de señas, aunque no tenía problemas para hablar, el tema era escuchar, el lenguaje de señas le ayudaría si todo el mundo aprendía ese idioma, lo que veía difícil.
“Concentración.” Se reprendió a sí mismo mientras se acercaba al niño para examinarlo y, por ende, a la mujer ya que se encontraba sentada al lado del pequeño. -No se preocupe, será rápido.- Dijo con una sonrisa tranquilizadora tanto para ella como para el niño. Le indicó que abra todo lo que pueda la boca para inspeccionar la garganta, luego le palpó la barriga y lo examinó con un estetoscopio en busca de ruidos respiratorios. -¿Tiene tos?- Preguntó dejando el instrumento en su lugar. -¿Ha comido algo raro?- Fue hacia una gaveta, removió algunos frascos y sacó una poción de bezoar, volvió junto a la mujer y le tendió el envase para que lo agarre. -Tiene el mal del hada, es inofensivo, sin tratamiento desaparecería al cabo de tres a siete días pero con esto, poción de bezoar, mañana estará como nuevo, es una dosis a la mañana y una por la noche.- Explicó.
Mirándola un poco más detenidamente, le pareció haber escuchado de ella. -¿Usted es Adele Gaultier, la reina de Francia? No puedo ni comenzar a imaginar la angustia que debe sentir por su país. ¿Cómo se encuentra?- Le preguntó dispuesto a escuchar todo lo que tuviera para decir, su situación parecía delicada y si él podía ayudar, lo haría.
-Si, es lo último en tecnomagia.- Comentó apreciando las novedades en el lugar, entre ellas varias pantallas, instrumental y una estructura en el techo para fines inciertos desde los conocimientos del joven maestro. -También hay novedades tecnomágicas en los campos, la nueva cosechadora es una máquina increíble.- Él no había sido el que había hecho que la puerta se abra así, no era un material que controle... aún. La puerta no estaba hecha de líquido, era un material sólido. Escuchó atentamente, cuando se trataba de una conversación con una persona en un lugar cerrado, la leve sordera le afectaba poco o nada. Se le ocurrió que podría aprender lenguaje de señas, aunque no tenía problemas para hablar, el tema era escuchar, el lenguaje de señas le ayudaría si todo el mundo aprendía ese idioma, lo que veía difícil.
“Concentración.” Se reprendió a sí mismo mientras se acercaba al niño para examinarlo y, por ende, a la mujer ya que se encontraba sentada al lado del pequeño. -No se preocupe, será rápido.- Dijo con una sonrisa tranquilizadora tanto para ella como para el niño. Le indicó que abra todo lo que pueda la boca para inspeccionar la garganta, luego le palpó la barriga y lo examinó con un estetoscopio en busca de ruidos respiratorios. -¿Tiene tos?- Preguntó dejando el instrumento en su lugar. -¿Ha comido algo raro?- Fue hacia una gaveta, removió algunos frascos y sacó una poción de bezoar, volvió junto a la mujer y le tendió el envase para que lo agarre. -Tiene el mal del hada, es inofensivo, sin tratamiento desaparecería al cabo de tres a siete días pero con esto, poción de bezoar, mañana estará como nuevo, es una dosis a la mañana y una por la noche.- Explicó.
Mirándola un poco más detenidamente, le pareció haber escuchado de ella. -¿Usted es Adele Gaultier, la reina de Francia? No puedo ni comenzar a imaginar la angustia que debe sentir por su país. ¿Cómo se encuentra?- Le preguntó dispuesto a escuchar todo lo que tuviera para decir, su situación parecía delicada y si él podía ayudar, lo haría.
Anoté mentalmente los nombres de los que habían bajado, probablemente fuesen de los más poderosos y peligrosos si se atrevían a bajar a la batalla. Fingí preocupación al escuchar su suspiro, susurrando un "espero que regresen". En realidad me daba igual, con que solucionasen el problema de la máquina era más que suficiente. El asunto de la tecnomagia no me entusiasmó. Esas innovaciones que se alejaban de los cánones mágicos habituales me parecían un abandono de las tradiciones. - Supongo que eso se queda en poco comparado con los poderes de todos los Descendientes. - se me ocurrió un tema sobre el que indagar, pero ya lo haría después, cuando atendiese al crío. Ivanov se portó bastante bien, haciendo caso a Adael mientras éste le echaba un vistazo. Sólo lo miraba serio, como un tanto desconfiado.
- Enseguida nos vamos, y después tu hermano te va a llevar a jugar a la nieve. - lo entretuve hasta que lo revisaron, negando a lo de la tos y haciendo un gesto de no saber si había comido algo raro. En realidad no tenía ni idea. Nos alojábamos en el castillo de los Pendragon, y le habían dado de comer sus sirvientes.
- Creo que no, pero ya sabe cómo son los niños, se echan a la boca cualquier cosa que encuentran por ahí. - observé el frasco de poción que me pasó, esa la conocía de sobra porque yo solía jugar a menudo con venenos. Lo del mal del hada ni me sonaba, pero no debía ser grave en absoluto. - Oh, perfecto. Se la daré enseguida. Muchas gracias. - bajé al niño de la camilla, dejándolo de pie en el suelo. Tendría que engañarlo para que se la tomase sin quejas. Lo miré con interés cuando me llamó por mi nombre completo, relacionándome con mi antiguo título de reina de Francia.
- Reina y ganadora del torneo Ouroboros. - puntualicé acercándome un poco más a él, aunque maticé lo de reina. - Lo fui...hasta que los malditos golpistas de la Brigada y la Resistencia sembraron el terror en Versalles y nos echaron de allí. - suspiré de forma impostada ante la mención de cómo debía sentirme ante lo sucedido en mi país. - Ahora no es más que un erial en el que apenas vive gente. Ya estaba así mucho antes de la llegada de S.A.M. - lo miré a los ojos de manera continuada, observando que tenía su atención por el momento. - Me encuentro desesperanzada, todo por lo que luché se ha venido abajo. Vine a Ouroboros con la esperanza de que nos ayudasen a reconstruir el mundo tal y como era, pero parece que muchos del Consejo nos desprecian. ¿Qué piensa al respecto, señor Cohen? - hice una pequeña pausa, suavizando la expresión para sonreírle con ciertas confianzas. - ¿O puedo llamarte Adael?
- Enseguida nos vamos, y después tu hermano te va a llevar a jugar a la nieve. - lo entretuve hasta que lo revisaron, negando a lo de la tos y haciendo un gesto de no saber si había comido algo raro. En realidad no tenía ni idea. Nos alojábamos en el castillo de los Pendragon, y le habían dado de comer sus sirvientes.
- Creo que no, pero ya sabe cómo son los niños, se echan a la boca cualquier cosa que encuentran por ahí. - observé el frasco de poción que me pasó, esa la conocía de sobra porque yo solía jugar a menudo con venenos. Lo del mal del hada ni me sonaba, pero no debía ser grave en absoluto. - Oh, perfecto. Se la daré enseguida. Muchas gracias. - bajé al niño de la camilla, dejándolo de pie en el suelo. Tendría que engañarlo para que se la tomase sin quejas. Lo miré con interés cuando me llamó por mi nombre completo, relacionándome con mi antiguo título de reina de Francia.
- Reina y ganadora del torneo Ouroboros. - puntualicé acercándome un poco más a él, aunque maticé lo de reina. - Lo fui...hasta que los malditos golpistas de la Brigada y la Resistencia sembraron el terror en Versalles y nos echaron de allí. - suspiré de forma impostada ante la mención de cómo debía sentirme ante lo sucedido en mi país. - Ahora no es más que un erial en el que apenas vive gente. Ya estaba así mucho antes de la llegada de S.A.M. - lo miré a los ojos de manera continuada, observando que tenía su atención por el momento. - Me encuentro desesperanzada, todo por lo que luché se ha venido abajo. Vine a Ouroboros con la esperanza de que nos ayudasen a reconstruir el mundo tal y como era, pero parece que muchos del Consejo nos desprecian. ¿Qué piensa al respecto, señor Cohen? - hice una pequeña pausa, suavizando la expresión para sonreírle con ciertas confianzas. - ¿O puedo llamarte Adael?
-Bueno, ayudan.- Dijo encogiéndose de hombros, refiriéndose a las novedades tecnomágicas luego de eso se encargó de examinar al pequeño que se mostró dócil, lo que agilizó la revisión. Con las respuestas de la mujer pudo hacerse una idea más clara de lo que aquejaba al niño para elegir el remedio que mejor serviría en ese caso. Podía estar equivocado porque tenía los conocimientos básicos y nada de experiencia, pero dió el diagnóstico y explicó el tratamiento con seguridad en sus expresiones. Con una suave sonrisa asintió como respuesta a su agradecimiento, se encontraba satisfecho consigo mismo.
No perdió la oportunidad de pasear su mirada por la figura de la atractiva mujer cuando dejó al pequeño en el suelo para luego fijar los ojos en los orbes verdes de la rubia. Efectivamente se trataba de Adele Gaultier y sus ojos se abrieron con sorpresa cuando le dijo que también era ganadora del Torneo Ouroboros. Se mantuvo en su lugar cuando ella se acercó un poco a él, le sostuvo la mirada pero frunció ligeramente el ceño cuando se refirió a los renegados y a la Brigada de forma tan despectiva y desvío la vista hacia el niño. Podía entender el rencor que Adele sentía por el dolor que le habían causado a ella y a su país pero le disgustó visiblemente que hable así de ellos a pesar de la falta de principios de los renegados y la propuesta de expulsión de la Brigada, además no era la manera de hablar frente a un pequeño.
Parecía poco preocupada por el bienestar de su pueblo, eso llamó su atención y lo hizo mostrarse un poco distante pero sus siguientes palabras lo ablandaron. Una comisura de su boca se elevó y asintió como respuesta a la pregunta de si lo podía tutear. -Pienso que hablo por el Consejo de los 20 cuando digo que buscamos poner fin a la guerra, aunque me temo que el mundo nunca volverá a ser el de antes.- Dijo en tono solemne. -Y nosotros, Adele- Dijo acercándose para apoyar sus manos en los hombros de la mujer y bajar en una suave caricia hasta sus manos manteniendo la mirada fija en sus ojos. -Necesitaremos tu ayuda para crear los cimientos del nuevo mundo. El objetivo de los Descendientes es transmitir los conocimientos y poderes mágicos para que nuestros estudiantes se gobiernen con sabiduría. ¿A qué Descendiente elegiste al ganar el Torneo Ouroboros?-
No perdió la oportunidad de pasear su mirada por la figura de la atractiva mujer cuando dejó al pequeño en el suelo para luego fijar los ojos en los orbes verdes de la rubia. Efectivamente se trataba de Adele Gaultier y sus ojos se abrieron con sorpresa cuando le dijo que también era ganadora del Torneo Ouroboros. Se mantuvo en su lugar cuando ella se acercó un poco a él, le sostuvo la mirada pero frunció ligeramente el ceño cuando se refirió a los renegados y a la Brigada de forma tan despectiva y desvío la vista hacia el niño. Podía entender el rencor que Adele sentía por el dolor que le habían causado a ella y a su país pero le disgustó visiblemente que hable así de ellos a pesar de la falta de principios de los renegados y la propuesta de expulsión de la Brigada, además no era la manera de hablar frente a un pequeño.
Parecía poco preocupada por el bienestar de su pueblo, eso llamó su atención y lo hizo mostrarse un poco distante pero sus siguientes palabras lo ablandaron. Una comisura de su boca se elevó y asintió como respuesta a la pregunta de si lo podía tutear. -Pienso que hablo por el Consejo de los 20 cuando digo que buscamos poner fin a la guerra, aunque me temo que el mundo nunca volverá a ser el de antes.- Dijo en tono solemne. -Y nosotros, Adele- Dijo acercándose para apoyar sus manos en los hombros de la mujer y bajar en una suave caricia hasta sus manos manteniendo la mirada fija en sus ojos. -Necesitaremos tu ayuda para crear los cimientos del nuevo mundo. El objetivo de los Descendientes es transmitir los conocimientos y poderes mágicos para que nuestros estudiantes se gobiernen con sabiduría. ¿A qué Descendiente elegiste al ganar el Torneo Ouroboros?-
Sabía perfectamente si había captado o no la atención de un hombre, y el modo de mirar de Adael no dejaba lugar a dudas. Conocía esos momentos que se aprovechaban para observar con detenimiento, y no me molestaba en absoluto. Es más, me parecía entretenido. También pude notar su cambio de gesto al hablar de renegados y Brigada. Ya indagaría en eso.
Por supuesto, eso es lo que todos queremos, finalizar la guerra. Aún podemos hacer que todo sea como debe ser. – evidentemente no quería estar de acuerdo en que el mundo no volvería a ser el de antes. No me agradaba la perspectiva que dibujaba el futuro para los que compartían mis creencias y mi modo de entender el mundo. Aproveché su acercamiento y el modo en que bajó sus manos hasta las mías tras pasar por mis hombros para dirigirle una intensa y duradera mirada, analizándolo de manera poco notoria. Era bastante diferente del resto del Consejo, al menos en su actitud hacia mí.
– Eso es lo que desearía, poder colaborar con el Consejo, pero…ya como ya te he dicho no me tienen en muy alta estima. – lamenté después de que él dijese que me necesitarían, sería el único en opinar así. – Elegí a Sofía Dioscórides. Lo cierto es que nunca me prestó demasiada atención. No la conozco personalmente, y tampoco sé si se dedica mucho a sus alumnos, pero esperaba más de ella…poder avanzar en el terreno de las pociones. – el pequeño se acercó a mí para tirar de mi capa, quejándose de que estaba cansado y diciendo que quería ir a casa. Como si tuviésemos de eso…
- Lo siento, Adael. Creo que tendremos que conversar y tomar algo otro día que nuestras obligaciones no nos reclamen. Tú tienes que estar listo para cuando lleguen los heridos, y yo debería llevarme a Ivanov. – solté mis manos de las suyas despacio, aunque no me separé del todo. Le dirigí una pícara sonrisa antes de dejarle un beso en la mejilla, aunque cerca de la comisura de los labios. – Así es como damos las gracias en mi país. – susurré antes de alejarme de manera definitiva, agachándome después para coger al niño en brazos y dirigirme hacia la puerta. - ¿Algo más que deba saber antes de irme?
Por supuesto, eso es lo que todos queremos, finalizar la guerra. Aún podemos hacer que todo sea como debe ser. – evidentemente no quería estar de acuerdo en que el mundo no volvería a ser el de antes. No me agradaba la perspectiva que dibujaba el futuro para los que compartían mis creencias y mi modo de entender el mundo. Aproveché su acercamiento y el modo en que bajó sus manos hasta las mías tras pasar por mis hombros para dirigirle una intensa y duradera mirada, analizándolo de manera poco notoria. Era bastante diferente del resto del Consejo, al menos en su actitud hacia mí.
– Eso es lo que desearía, poder colaborar con el Consejo, pero…ya como ya te he dicho no me tienen en muy alta estima. – lamenté después de que él dijese que me necesitarían, sería el único en opinar así. – Elegí a Sofía Dioscórides. Lo cierto es que nunca me prestó demasiada atención. No la conozco personalmente, y tampoco sé si se dedica mucho a sus alumnos, pero esperaba más de ella…poder avanzar en el terreno de las pociones. – el pequeño se acercó a mí para tirar de mi capa, quejándose de que estaba cansado y diciendo que quería ir a casa. Como si tuviésemos de eso…
- Lo siento, Adael. Creo que tendremos que conversar y tomar algo otro día que nuestras obligaciones no nos reclamen. Tú tienes que estar listo para cuando lleguen los heridos, y yo debería llevarme a Ivanov. – solté mis manos de las suyas despacio, aunque no me separé del todo. Le dirigí una pícara sonrisa antes de dejarle un beso en la mejilla, aunque cerca de la comisura de los labios. – Así es como damos las gracias en mi país. – susurré antes de alejarme de manera definitiva, agachándome después para coger al niño en brazos y dirigirme hacia la puerta. - ¿Algo más que deba saber antes de irme?
Hizo una pequeña mueca de resignación al notar en sus palabras que ella aspiraba a las glorias pasadas, se sintió identificado con eso ya que las tradiciones que se remontaban a tiempos antiguos eran un pilar en su vida y las defendería hasta el cansancio pero no podía negar que otras tradiciones habían caído en el olvido. Por doloroso que le resultara, sabía que muchos paradigmas cambiarían y, así como él había estado en desacuerdo con la Descendiente de Moises predecesora a él, su sucesor en el puesto también podría estar en desacuerdo con él.
Al acercarse sintió algo de vértigo ante la intensidad en la mirada de Adele pero, al mismo tiempo, la emoción de la aventura. -Eso puede cambiar.- Dijo sobre la estima en la que los miembros del Consejo tenían a Adele. Así que se trataba de Sofía… podía hablar con ella para que trabaje con Adele. Iba a decirle eso pero el niño, que seguramente se había armado de paciencia, llamó la atención de su madre, en realidad recién ahí se dió cuenta que el pequeño era su hijo, su nombre era Ivanov. -Claro… curioso nombre para el hijo de una francesa.- Comentó.
Le gustó la idea de conversar y tomar algo con ella, lo que demostró con una suave sonrisa. Sus manos lo soltaron pero las palabras susurradas tras el beso en la mejilla las sintió tan íntimas que deseó eliminar la distancia que los separaba para tomarla entre sus brazos y sentir el cuerpo de ella contra el suyo, pero se contuvo porque no lo iba a hacer en el hospital, mucho menos en frente de un niño. Se limitó a sonreír de lado con complicidad y a intercalar su mirada entre sus labios y sus ojos anhelando que ese momento no termine pero ella se alejó.
Respiró profundo para acostumbrarse a su lejanía y para bajar el ritmo de su corazón que había comenzado a agitarse, mientras ella se dirigía a la puerta, que se abrió desde el centro hacia los extremos, como antes, para dejarla pasar. -Hab-Ehem~- Le salió un gallo de lo más anticlimático que pareció la voz de un puberto al que le está cambiando la voz así que carraspeó para volver su voz a la normalidad. -Hablaré con Sofía Dioscórides y te contaré los resultados, aguarda noticias mías.- Conjuró su patronus con forma de nutria. -Éste es mi patronus.- Le dijo mientras la etérea forma lumínica flotaba nadando con fluidez por el aire de la consulta. Se le ocurrió que también debería hablar con la Brigada y la Resistencia para conocer su punto de vista de aquel suceso.
Al acercarse sintió algo de vértigo ante la intensidad en la mirada de Adele pero, al mismo tiempo, la emoción de la aventura. -Eso puede cambiar.- Dijo sobre la estima en la que los miembros del Consejo tenían a Adele. Así que se trataba de Sofía… podía hablar con ella para que trabaje con Adele. Iba a decirle eso pero el niño, que seguramente se había armado de paciencia, llamó la atención de su madre, en realidad recién ahí se dió cuenta que el pequeño era su hijo, su nombre era Ivanov. -Claro… curioso nombre para el hijo de una francesa.- Comentó.
Le gustó la idea de conversar y tomar algo con ella, lo que demostró con una suave sonrisa. Sus manos lo soltaron pero las palabras susurradas tras el beso en la mejilla las sintió tan íntimas que deseó eliminar la distancia que los separaba para tomarla entre sus brazos y sentir el cuerpo de ella contra el suyo, pero se contuvo porque no lo iba a hacer en el hospital, mucho menos en frente de un niño. Se limitó a sonreír de lado con complicidad y a intercalar su mirada entre sus labios y sus ojos anhelando que ese momento no termine pero ella se alejó.
Respiró profundo para acostumbrarse a su lejanía y para bajar el ritmo de su corazón que había comenzado a agitarse, mientras ella se dirigía a la puerta, que se abrió desde el centro hacia los extremos, como antes, para dejarla pasar. -Hab-Ehem~- Le salió un gallo de lo más anticlimático que pareció la voz de un puberto al que le está cambiando la voz así que carraspeó para volver su voz a la normalidad. -Hablaré con Sofía Dioscórides y te contaré los resultados, aguarda noticias mías.- Conjuró su patronus con forma de nutria. -Éste es mi patronus.- Le dijo mientras la etérea forma lumínica flotaba nadando con fluidez por el aire de la consulta. Se le ocurrió que también debería hablar con la Brigada y la Resistencia para conocer su punto de vista de aquel suceso.
- Los prejuicios son algo difícil de modificar, señor Cohen...- sonreí levemente, corrigiendo después. - Adael. - ya que habíamos avanzado un paso en confianza no íbamos a retroceder. El hombre se veía accesible y probablemente fuese más fácil dialogar con él que con otros de sus compañeros. Miré al pequeño tras cogerlo en brazos cuando él comentó lo del nombre, alzando un hombro sin darle mucha importancia a que fuese nombre ruso.Ni siquiera tenía nombre francés mi primer hijo. Otro hijo de ruso...qué fijación, habría que variar.
- Los nombres franceses para hombre son horribles, en mi opinión. Detestaría llamar a mi hijo Antoine o Pierre. - el pequeño intercambio de ideas sobre nombres no me impidió ver ese claro gesto de alternar la mirada entre labios y ojos, estaba segura de no haberlo imaginado. El gallo que le salió después me lo confirmó, de modo que, aunque ya estaba casi en la puerta, le regalé una pícara sonrisa. - Espero que tu conversación con Sofía sea fructífera. En cualquier caso te lo agradeceré. Pareces interesado en que todos puedan acceder al conocimiento que aporta esta isla. - observé la forma de su patronus para recordarlo, asintiendo. - Perfecto. Pues entonces tendremos una cita cuando tus obligaciones de Descendiente te lo permitan. Envíame un mensaje. - le dirigí una última mirada nada inocente antes de darme la vuelta, marchándome de allí con el niño tras desearle suerte con su voluntariado de ese día en el hospital. La iba a necesitar con todos los heridos. A ver si nos librábamos de alguno de los más inútiles.
- Los nombres franceses para hombre son horribles, en mi opinión. Detestaría llamar a mi hijo Antoine o Pierre. - el pequeño intercambio de ideas sobre nombres no me impidió ver ese claro gesto de alternar la mirada entre labios y ojos, estaba segura de no haberlo imaginado. El gallo que le salió después me lo confirmó, de modo que, aunque ya estaba casi en la puerta, le regalé una pícara sonrisa. - Espero que tu conversación con Sofía sea fructífera. En cualquier caso te lo agradeceré. Pareces interesado en que todos puedan acceder al conocimiento que aporta esta isla. - observé la forma de su patronus para recordarlo, asintiendo. - Perfecto. Pues entonces tendremos una cita cuando tus obligaciones de Descendiente te lo permitan. Envíame un mensaje. - le dirigí una última mirada nada inocente antes de darme la vuelta, marchándome de allí con el niño tras desearle suerte con su voluntariado de ese día en el hospital. La iba a necesitar con todos los heridos. A ver si nos librábamos de alguno de los más inútiles.
Asintió entendiendo a lo que se refería sobre los nombres franceses, no dejaba de resultarle curioso y pensaba que eran elegantes pero no era quien para cuestionar el nombre con el que una madre bautizaba a su hijo, en todo caso era el padre el que tenía voz y voto en ése aspecto… un momento… ¿Qué hay del padre de Ivanov?¿A caso era ruso y por eso el nombre del niño?¿Adele estaba casada?¿Había coqueteado con una mujer casada?¡¿Iba a tener una cita con una mujer casada?!
Debía haber algo en el hospital que relajaba la moral, tal vez reforzaban las paredes con polvo de rubí de Sodoma o perfumaban el aire con amorentia. Sea como fuera, tenía cosas que hacer, luego le preguntaría a Adele su estado civil. Salió de la consulta y atendió a la señora que ya hechaba humo del tiempo que había estado esperando. Se trataba de la aparición de unas varices en las piernas de la mujer así que le recomendó unos ejercicios y un ungüento para despedirse.
Se apoyó de lado sobre el mostrador de urgencias para estar visible para la gente que vuelva de la misión y revisó su brazalete en busca de nuevos mensajes; nada. Tecleó un mensaje para Sofía porque quería hablar sobre Adele con ella, preferentemente, en ése mismo momento, pero mejor si era cara a cara.
Debía haber algo en el hospital que relajaba la moral, tal vez reforzaban las paredes con polvo de rubí de Sodoma o perfumaban el aire con amorentia. Sea como fuera, tenía cosas que hacer, luego le preguntaría a Adele su estado civil. Salió de la consulta y atendió a la señora que ya hechaba humo del tiempo que había estado esperando. Se trataba de la aparición de unas varices en las piernas de la mujer así que le recomendó unos ejercicios y un ungüento para despedirse.
Se apoyó de lado sobre el mostrador de urgencias para estar visible para la gente que vuelva de la misión y revisó su brazalete en busca de nuevos mensajes; nada. Tecleó un mensaje para Sofía porque quería hablar sobre Adele con ella, preferentemente, en ése mismo momento, pero mejor si era cara a cara.
Llegué caminando con Aldaron a la zona de entrada a Urgencias, intentando retrasar todo lo posible nuestro avance porque iba "discutiendo" con él por todo el cotilleo que se había montado. No tenía ni idea de dónde habían sacado esa información, yo no se lo había dicho a nadie más. Encima estaba adelantando acontecimientos, ni siquiera había hablado tan claro con Sean ni era algo para ya mismo. Lo de saber de la bronca no me gustó nada. - ¡Shh! cállate, te va a escuchar todo el mundo. Qué vergüenza. - respondí bajando la voz y haciendo gestos disimulados. Me estaba poniendo rojo y no sabía ni a dónde mirar, el elfo no era nada discreto. El cotilleo que me enseñó en su comunicador tecnomágico me resultó desconcertante a la vez que indignante.
- Para esas cosas utiliza la gente los inventos que les damos en la isla...vaya unos desagradecidos. Hablar así de nuestra vida. De verdad...qué vergüenza. ¿Cómo sabrán esas cosas? no se lo hemos contado a nadie. Y no, de momento no vamos a tener un hijo. Únicamente lo hemos hablado... - admití con sinceridad, aún no habíamos ni pensado en cómo hacerlo. Habían pasado tantas cosas últimamente que ni tiempo de planificar teníamos. - Y no tuve bronca con Sean por otros. Son cosas nuestras. - me crucé de brazos un poco mosqueado, avanzando un poco más hacia la zona de admisiones. Saludé a Adael desde lejos, pues estaba esperando en la zona del mostrador. Supuse que había venido a ayudar con los primeros auxilios, y para echar una mano en lo que pudiese. Carraspeé para ponerme con el tema del trabajo, haciendo un gesto al resto del equipo médico que ya pululaba por ahí. Al menos Aldaron ya parecía haberse centrado en el tema laboral, haciéndome un resumen de situación con lo que teníamos disponible entre pociones y espacios.
- Vamos a intentar trabajar de la manera más ordenada posible, coordinándonos para que esto no acabe siendo un caos. Aldaron y yo os dirigiremos en todo momento. Atentos los nuevos, , voluntarios, o estudiantes que no hayan atendido antes...vais a atender muchas heridas de bala, así que hay que comprobar bien si la bala se ha quedado dentro o si ha salido. También veréis heridas por arma láser, que suelen sangran menos porque cauterizan, pero dañan bastante órganos y tejidos. Están también los casos difíciles en los que no sólo hay que sacar balas, sino nanobots que se mueven por el cuerpo dañando a su paso. Pueden estar en sangre, tejidos u otros órganos. Ya hemos tratado antes algunos casos así, por lo que podéis revisar el protocolo que empleamos en esas ocasiones. Los huesos rotos son más sencillos de reparar con magia. Necesitaremos además muchas pociones reabastecedoras de sangre y también sangre de donantes. Revisad también el protocolo de daños por aplastamientos, la otra vez pasó. - hice repaso mental de lo que quería decirles, pensando que lo principal ya estaba. Después miré a Aldaron, por si quería añadir algo él.
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OFF: Cuando traigáis pjs inconscientes indicad el número de PS con el que se quedaron para poder clasificarlos de mejor a peor estado. Indicad también las heridas que han acumulado (preguntáis al usuario ) para que así podamos describir correctamente lo que se cura/atiende.
15-10 nanoputos= 5/200 PS
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Apenas me habia podido resistir cuando me subieron al grifo aquel iba mas zombie que otra cosa, no se como me las apañaba para mantenerme consciente. PRobablemente fuese el hecho de saber que Black aun no habia salido de aquel agujero. En que estaba pensando? Por qué tenia que haberme tirado por ese puto portal? Podía estar ahi dinamitando esas rocas. Acaso él sabia? No, no sabia, lo mas que tenia era...una mochila voladora y una pistola. Y los grifos que harian? Arañar la roca? Estaba perdido. Por qué tenia que haberse hecho el heroe en ese maldito ultimo momento? Estaba tan cabreado que no podía soportarlo. Que mierdas le iba a decir yo a Jo ahora? Pero...era decirselo a Jo lo que realmente me importaba?
No. No era por ella. En el fondo, mis razones para estar cabreado o furioso eran mucho mas egoístas. El viaje hasta la zona de magia transcurrió en una nube de dolor y agarrarme al grifo aunque sospecho que el jinete tuvo mucho que ver en que no me cayese al suelo en el trayecto.
Una vez pudieron hacer magia, nos desaparecieron a todos rumno a Ouroboros, y el grupo entero apareció en el hospital.
No sabía que esperar cuando aparecimos aqui, quizá encontrarlo todo en ruinas? Poco sabía que no faltaba mucho para aquello, que ya se habia iniciado el ataque sobre la auténtica Ouroboros. El caso es....que mientras me ayudaban a bajar del grifo, podía notar el revuelo que habia alli....
"Qué está pasando? Se supone que lo hemos logrado...."
La sensación de pérdida me golpeó de modo extraño y tuve que sujetarme a lo primero que pillé, no podía ceder aún....no hasta saber si estaban bien.....
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OFF
llegan: Thalos, Shyvanna, Wthyr, Lykaios
Al poco, llegan mas guardias/grifos llevando a Thoren, Ixion, Goth, Freyja....
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Apenas me habia podido resistir cuando me subieron al grifo aquel iba mas zombie que otra cosa, no se como me las apañaba para mantenerme consciente. PRobablemente fuese el hecho de saber que Black aun no habia salido de aquel agujero. En que estaba pensando? Por qué tenia que haberme tirado por ese puto portal? Podía estar ahi dinamitando esas rocas. Acaso él sabia? No, no sabia, lo mas que tenia era...una mochila voladora y una pistola. Y los grifos que harian? Arañar la roca? Estaba perdido. Por qué tenia que haberse hecho el heroe en ese maldito ultimo momento? Estaba tan cabreado que no podía soportarlo. Que mierdas le iba a decir yo a Jo ahora? Pero...era decirselo a Jo lo que realmente me importaba?
No. No era por ella. En el fondo, mis razones para estar cabreado o furioso eran mucho mas egoístas. El viaje hasta la zona de magia transcurrió en una nube de dolor y agarrarme al grifo aunque sospecho que el jinete tuvo mucho que ver en que no me cayese al suelo en el trayecto.
Una vez pudieron hacer magia, nos desaparecieron a todos rumno a Ouroboros, y el grupo entero apareció en el hospital.
No sabía que esperar cuando aparecimos aqui, quizá encontrarlo todo en ruinas? Poco sabía que no faltaba mucho para aquello, que ya se habia iniciado el ataque sobre la auténtica Ouroboros. El caso es....que mientras me ayudaban a bajar del grifo, podía notar el revuelo que habia alli....
"Qué está pasando? Se supone que lo hemos logrado...."
La sensación de pérdida me golpeó de modo extraño y tuve que sujetarme a lo primero que pillé, no podía ceder aún....no hasta saber si estaban bien.....
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OFF
llegan: Thalos, Shyvanna, Wthyr, Lykaios
Al poco, llegan mas guardias/grifos llevando a Thoren, Ixion, Goth, Freyja....
- HERIDOS :
Todos: Hemorragias en mayor o menor medida, heridas por veneno corrosivo en diferentes niveles de piel y en vias respiratorias, nanobots putos jodiendo inside, contusiones por las derrumbaciones, quemaduras por descargas electricas (probablemente heridas internas)
1. Lykaios: puñaladas arma de plata en cuello, costillas. Disparo 2 balas de plata en abdomen y pierna -68 / 200 PS. Si contamos que la plata ha seguido haciendo daño desde entonces....menos PS aun
2. Thalos 5/200 PS. A parte de lo arriba puesto, nada espesial. HARD TO KILL
3. Ixión -40 PS
4. Goth 0 PS (es un dragon muy guapo...)
5. Freyja -73 PS
7. Shyvanna 0 PS
8. Cleo -265/200 WTF REALLY a parte de lo GENERAL sam la atravesó al final con un rayo laser gigante, nose, la han roto MUCHO
10. Wthyr -70 PS
11. Thoren -40 PS
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