Urgencias

Aparezco con Joram en brazos, todo ensangrentado. Ya no sé qué sangre era mía, qué sangre era de Joram, porque aquello era una escabechina asquerosa. Grité pidiendo ayuda a diestro y siniestro, mientras avanzaba a grandes zancadas por el atestado pasillo de urgencias. Mientras avanzo, canalizo un tanto de magia para curar la herida sangrante de Joram. Si había conseguido hacerlo antes con Merida, quizás, de verdad, que pueda, canalizar algo de sanación.

Me topé con Anteia -Están atacando la biblioteca. Soldados y máquinas. No sé cómo, pero han descubierto la ubicación. Han disparado a Joram, y … no sé qué hacer. Ayúdale por favor. Ha sangrado mucho, y no se mueve… Que no se muera…. He intentado sanarle pero, no sé… si lo he hecho bien- Le dije a la medimaga, sollozanzo y muy nervioso.


Dado: éxito/Fallo: inexperiencia + nervios: Éxito: sanación funciona. Fallo: pues no.
Curación (Joram): 8 stat + 10 hab + 5 canalz + 0 dado = 23
Joram entra con: 35 – 20 + 23 = 38

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Curación' :

Continué estabilizando a Sayid un par de minutos más hasta que ya estuviera fuera de peligro y hubiese cedido todo el sangrado de las heridas. Mientras todas sus constantes parecían permanecer estables, Anteia y Jo se unieron al cortejo, y fue la primera la que ordenó la pronta operación del descendiente, y fue Jo la que se encargó, por orden de la rubia, de la operación -Vale, pero si necesitas ayuda ahí dentro, avisa- Le dije a la compañera antes de irse con los celadores y el paciente, observando cómo la amilla se alejaba por el pasillo y desaparecía detrás de una puerta. Me di cuenta en ese momento que poco podría hacer yo como internista, pero bueno, si hicieran falta manos, algo podría hacer.

Giré sobre mi misma para continuar con el resto de las curas cuando un muchacho pelirrojo, ensangrentado, entró dando gritos. Portaba en brazos a un niño, de no más de 5 años, que al parecer habían disparado. Según la información que indicaba, alguien estaba atacando la biblioteca. -Deja al chico en esta camilla- Le ordené, para disponerme a valorar al menor -¿Sabes si hay más heridos en la biblioteca? Quizás alguien debería ir allí a valorar- Argumenté a Anteia, pensando en el estado emocional de los niños que estaban en la biblioteca, maldiciendo que se hubieran llevado a todos allí, al final, agruparnos funciona como si fuéramos una madriguera. -Vale, no te preocupes. ¿Cómo te llamas? ¿Tú estás bien? Has hecho un buen trabajo, ahora necesitamos que nos dejes un poco de espacio para poder sanar a tu amigo- Descubrí la herida definitivamente, revisando los bordes de la herida y cómo la magia del chico debía haber cesado el sangrado. Cogí al pequeño y lo llevamos rápidamente a monitorizar constantes e igualmente le pondríamos bastantes pociones anestésicas y móficas, reabastecedoras y herbo para sanarle. Extendimos un campo estéril sobre la herida, me enguanté las manos y pedí unas pinzas Foerster para coger la bala y dejarla en una batea de metal, produciendo un ruido metálico al chocar con las paredes de la misma. Igualmente alguien había preparado un kit de sutura para coserle la herida, colocando el pertinente drenaje, mientras la magia hacía sus cosas, mejorando el estado de salud del niño.

Curación Joram: 5 dado + 12 stat + 40 anillo = 57

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'Curación' :

Tras dejar al soldado dark red en una camilla y tomar una poción que lo hizo fruncir la nariz al tiempo que se estremecía, comenzó a dirigirse a la salida. Las pociones mágicas no eran lo suyo, pero esa sabía especialmente raro, tal vez con las prisas midieron mal las dosis pero ese brebaje estaba fuerte. Iba a ir en busca de los soldados que habían escapado de la Plaza Central pero se detuvo cuando alguien llamó su atención. -Maestro Cohen…- Hizo una reverencia. -Los… Su… Ehm… Lo siento…- Le dedicó una mirada inquisidora pero al ver el casco entre sus manos sintió su corazón apretarse.

Volvió la mirada a los ojos contrarios esperando que le diga que no era lo que creía que era, esperando una explicación lógica o ni siquiera eso, solo quería oír cualquier cosa que su voz tuviera para decir. Un par de segundos pasaron aunque él los sintió como si fueran horas. -¿Qué pasó?- Preguntó. -Su hermana… y gran parte de su familia… fue asesinada… encontramos a algunos en el campo, en el mercado y en la zona residencial.- El joven maestro sintió como si le estuvieran hablando en otro idioma.

Le pidió que repita lo que había dicho pero ninguna de sus palabras parecía poder encajar en su cerebro. -Pero ¿Cómo?¿Qué les pasó?¿Dónde están?- Las preguntas salieron a borbotones mientras mantenía su expresión de desconcierto. Él los había visto vivos. La última vez que había visto a su hermana estaba caminando vestida con su armadura y su casco, el mismo casco que le era entregado ahora a él.

-Heridas mortales, ahora están en el hospital, en la morgue.- Negó con la cabeza. -No puede ser.- Aquella misma mañana había desayunado rodeado por ellos con normalidad, su primo se había balanceado sobre las patas traseras de la silla, su tía había tosido al atragantarse con agua y su sobrina había quemando un poco la mesa con su magia sobre el fuego. -Lo siento.- Dijo y desapareció. Su mente quedó desordenada. Debía encontrar a los soldados humanos pero necesitaba comprobar con sus propios ojos la verdad.

Estoy en el hospital, ¿Dónde están ustedes?¿Dónde están los asaltantes? En un momento iría con ellos pero antes se dirigió corriendo a la morgue escuchando a su corazón latir en sus oídos mientras atravesaba los pasillos. Al llegar lo único que oía era su propia respiración agitada, cuando levantó una sábana encontró a su prima, al levantar otra vió a su sobrino, al levantar otra vió a su tía, a su primo, otro primo, a su sobrina, a su tía, a su abuelo y cuando encontró a su padre dió un paso hacia atrás. Estaban muertos.

Tenían los ojos cerrados y se encontraban inertes a su alrededor pero ya no estaban allí, lo habían dejado. Se negó a levantar más sábanas, no tenía la fuerza necesaria. Dejó el hospital, necesitaba pensar, así que fue a su piso en el que solo quedaba Azlan, su familia ya no estaba ahí y no volverían. La constante actividad había sido reemplazada por un ensordecedor silencio. Alzó al felino en sus brazos y lo abrazó buscando consuelo. Se sentó en la mesa del comedor con Azlan en su regazo y lloró.

Obedecí a Anteia para tratar de estabilizar a Jarkko a pesar de los nervios y la tensión del momento, deseando con todas mis fuerzas que tanto él como Azahar saliesen adelante. Intenté por todos los medios tratar de mantener la mente serena para poder hacer las sanaciones de manera correcta, pero cada vez que entraba alguien nuevo en urgencias perdía un poco la concentración. Ver llegar a un niño herido no ayudó, y me hizo pensar inmediatamente en mi sobrino. Ojalá Catherine e Ian estuviesen con él, protegiéndole.

Tras varios minutos logramos estabilizar a Jarkko, aunque no era nada definitivo. Se lo llevaron a la UCI tanto a él como a Azahar, al igual que al teniente. En los siguientes minutos comenzaron a llegar más y más heridos, prácticamente todos los que habían pasado por la misión en tierra y muchos más que se habían tenido que unir a la batalla en la isla. Los conocía prácticamente a todos. Decenas y decenas de personas llegaban esperando a ser atendidas, algunas de bastante gravedad. Apenas dábamos abasto con el personal médico tan mermado por las bajas y por el agotamiento, pero uno por uno fuimos atendiéndoles con toda la presteza posible, clasificándolos según su gravedad para darles tratamiento más o menos inmediato. Pude ver llegar a Catherine e Ian en medio del caos reinante, aunque me tranquilizó verlos llegar por su propio pie y llevando a Aedan. Me acerqué a ellos un momento para asegurarme de que estaban bien, y después seguí atendiendo heridos durante las siguientes horas, deseando que se acabase aquella horrible noche. Así continuamos el resto del equipo médico, trabajando hasta el amanecer para que la zona de urgencias quedase despejada y todos fuesen atendidos debidamente.

Los siguientes días serían cruciales para la supervivencia de muchos de ellos...

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OFF IMPORTANTE HERIDOS MISIÓN :

Aparecí en urgencias con el cuerpo del machacado Astaroth. Pedí a uno de los celadores que me trajera una camilla para poder trasladarlo. No tardó nada en volver con ella, y con su ayuda no nos costó nada subirlo a una camilla, a pesar de tu voluminoso cuerpo. Le agradecí la ayuda mientras me descubría y caminaba al lado de la camilla, sin soltarle la mano a Astaroth hasta que nos llevaron a una de las salas de inspección. La doctora no tardó en entrar. -Nos han atacado unas acromántulas. Se han cebado con él y está mordido por todas partes. Respira, pero está débil- La doctora hizo las comprobaciones necesarias para coger unas cuantas constantes básicas y ordenó que trajeran el antídoto y una poción reabastecedora de sangre. Tras ello empezó a descubrir las heridas y empezar a sanarlas mientras un enfermero traía las medicinas solicitadas.

Traté de echarle una mano a la doctora, manejando sanación para cerrar las heridas externas más graves, así no tanto con las internas que se las dejé a la doctora, mucho más experimentada. Cuando acabaron le dejaron la vía puesta y salieron. El antídoto tardaría un tiempo en hacer su efecto, de modo que nos tocaría esperar. Arrastré una silla para pegarla a la camilla. Ahora que estábamos más tranquilos me di cuenta de que la moneda comunicadora estaba caliente, lo cual significaba que tenía un mensaje. La saqué del bolsillo de la chaqueta y el mensaje me hizo dibujar una sonrisa entrañable. No dudé ni un segundo en responder, mandado la respuesta a la emisaria. Después volví a guardar la moneda y tocó esperar.

Curación (Astaroth): 10 dados + 10 habilidad + 12 stat + 40 Vilya = 72

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'Curación' :

No estaba seguro de en qué momento había perdido la noción del tiempo y del espacio. Pero lo último que recordaba era estar en la linde del bosque, los demonios, el frío de la nieve y en contraposición el calor de Cleopatra cuando esta me cogió. En algún momento todo se volvió borroso y confuso. Abrí los ojos mirando a mi alrededor. Aquello no era la linde del bosque, estaba claro. Hacía calor, calor seco por la calefacción. La cabeza no me daba vueltas y no sentía todo el dolor que me había ocasionado las picaduras de acromántula.

Me incorporé lentamente, llevándome la mano a la cara. Se habían dedicado a desvestirme en parte. El abrigo estaba malamente tirado por ahí. Me miré la vía conectada al gotero. Giré en dirección contraria. La visión de Cleopatra me tranquilizó y reconfortó. Le sonreí y aquello terminó en carcajada -Debería cambiar de amigos- No sabía si ella entendería o no. Por mi parte me refería al demonio que había convocado, había descontrolado. Menos mal que Cleopatra lo había conseguido arreglar. -Vaya cagada, menos mal que estabas allí- De todos modos, me anoté mentalmente que no era una buena idea convocar demonios hasta que consiguiera controlar el cuerpo. Eso y los dragones. Me peiné hacia atrás con la mano, sintiéndome terriblemente estúpido por lo que acababa de pasar. Me daba mucha rabia no poder controlar los poderes básicos, era como volver a empezar desde cero. -Ahora el aprendiz voy a ser yo. Espero que no seas mala conmigo, teacher ¿Si me porto mal me castigarás con el bo?- Le dije a la egipcia en total tono de guasa, sin poder concebir aquella imagen. Me levanté de la camilla, cogiendo el gotero con la mano para sentarme en la silla que estaba al lado de la muchacha, de una forma muy pesada, con un resoplido al hacerlo, como si de un globo deshinchándose me tratase.


PS: 72 - 20 SB – 10 veneno = 42 +72 (cleopatra) + 20 PS/día (ingreso) = 134

Aquel comentario sobre las compañías con las que me andaba o no me hizo tanta gracia que no pude evitar soltar una carcajada. -Me temo que no es mi estilo. Me va más lo gótico. Buscaré una gárgola- No me imaginaba pasando la noche abrazado a un peluche de una acromántula, pero en parte tenía su aquel misterio. Hasta podría tener su gracia. Y por extraño que pareciese, lo de volver al más allá tenía su aquel también. Pero no lo verbalizó, sencillamente fue un pensamiento que le cruzó la mente. Sabía que si lo decía, Cleopatra se enfadaría. De modo que nos ahorramos el problema.

-Bien. Estoy bien. Tres arañitas no van a poder tan fácilmente conmigo- Dije estirando las piernas y cruzándolas, una vez que estaba cómodamente sentado en la silla, dejando caer el cuerpo, apoyando los omóplatos en el respaldo, dejando pasar el problema. La verdad es que estaba bien ahora, pero la pelea conmigo mismo me había dejado baldado. Mi gestó cambió cuando trató de sonsacarme información, cambiando a uno de terrible hastío, ya estábamos otra vez con el temita. Bufé, un tanto molesto -A veces- Reconocí con un  grave hilo de voz, mirando a otro lado y cruzándome de brazos por delante del cuerpo. Escuché cómo ella se sentaba  a mi lado, pero no giré la cara. Suspiré cuando supuso que no había estado haciendo mis deberes de la energía vital, tal y como me había indicado Lyosha que hiciera. Aquello no me hacía ni puta gracia, me hacía sentir como un bicho raro, como una sanguijuela, y quería salir de aquella espiral de autodestrucción que tanto me había costado asimilar. -Sí. Me lo explicó Lyosha. Pero no lo he hecho desde hace bastantes semanas, me hace sentir… No me gusta- Reconocí un tanto molesto por tener que hablar de aquello. Era una conversación que siempre trataba de evitar a toda costa. Y ahí estábamos.

-No puedes hacer nada por mí. Suficientes problemas he ocasionado ya- Le dije con voz queda. Me levanté de la silla molesto y caminé bruscamente hasta el otro extremo de la habitación -Sé lo que tengo que hacer- Dije dando con el puño a una de las paredes opuestas a donde estaban las sillas. Apoyando la frente después. El frío que el azulejo daba una penetró en su cabeza, era una sensación bastante placentera.

-Me sirve con que estés a mi lado- Respondí en un suspiro.

PS: 134 + 20 PS x 3 días ingreso = 194 (Full PS)

-Ya. Ya lo sé. No eres mi madre, joder. Ni mi abuelo- Le respondí con bastante mal humor cuando me hablo con aquel tono. Era una sensación frustrante, y daba la sensación de que nadie quería comprenderlo. Ya sabía lo que tenía que hacer, y lo haría cuando me diera la puta gana y estaba hasta las pelotas que estuvieran todo el rato recordándomelo. Y aunque es verdad que Cleopatra no dijo nada, aquel tono hablaba por sí mismo. Si bien es cierto que mi madre me hubiera dado una bofetada y mi abuelo me hubiera gruñido alguna cosa suya… o me hubiera puesto esa cara de desdén. Era ese tono. No estaba acostumbrado a ello. Y aquello era una de las razones por las que andaba esquivando a mi hermano, odiaba aquel tono paternalista, que se anduviesen preocupando, aquella mirada lastimera. Le ponía de sus casillas. Astaroth siempre había andado a su bola, era un alma solitaria. -Perdona, no estoy acostumbrado a que se anden preocupando. Ya lo haré… cuando lo considere necesario. No insistas, joder- Le pedí, casi que le supliqué, todavía con el tono brusco por el enfado de antes. Si todo pudiera ser como antes, todo sería más fácil.

No esperaba para nada el abrazo de Cleo. Estaba en la pared, sintiendo el frío, cuando lo noté. Es verdad, me lo había prometido. Y yo mismo se lo había pedido, deseaba que no lo hiciera, que no me dejara atrás. Me giró y clavé mi mirada en ella. Era una mirada triste, cansada. Un mar de dudas y de sentimientos encontrados. Apreté las muelas y posé mi mano sobre la suya. Aquel momento me transmitía sensaciones confusas, extrañas, que no estaba seguro de qué es lo que significaban: por un lado quería abrazarla, por otro lado quería llorar, por otro lado me hubiera gustado poder besarla, por otro lado apartarla…. Aparté la mirada al rato, ya que no era capaz de sostenerla -Estoy un poco… mareado- Mentí -Debe ser el veneno- Y rodeé a Cleopatra para dejarme caer a plomo sobre la camilla, de espaldas a la silla donde estábamos sentados antes. Me hice el dormido todo lo que quedó de noche, porque los revenant no tenemos la necesidad de dormir, y la cabeza no dejaba de funcionar y darle vueltas a todos los asuntos que estaban pendientes.

El portal se abrió en las urgencias del hospital. Las recordaba por haber estado en ellas recientemente, después del ataque de las arañas gigantes en el bosque. Y de la conversación de Cleopatra. Cargué el peso muerto de Adramelech hasta cualquier superficie de tratamiento. Sabía que cada segundo en aquella situación era crucial, lo sabía porque él mismo ya había pasado por aquel trance. Busqué con la mirada a un celador y no me hizo falta decirle lo apremiante que era aquello, quizás fue el ansia asesina que me entró por si no salía cagando ostias para llamar a alguien que pudiera ayudar. -Que alguien llame a Cleopatra- Porque era de las pocas sanadoras que conocía y en la que confiaba en esa situación. La hermandad de la sanación les había fallado y ahora no quedaba otro remedio que pedir ayuda a los magos, a los que tanta inquina tenían.

Rodeé la camilla donde había tendido el cuerpo inmóvil de Adramelech para quedar a la altura de su cabeza. Posé mi frente sobre la suya y comencé a recitar palabras extrañas para alguien no versado en la materia. Trataba por todos los medios de que no se perdiera el alma de Adramelech, de atarla a su cuerpo terrenal. -Como se te ocurra ir hacia la luz te juro que te traigo a rastras, aunque para ello tuviera que volver a morir- Cuando alcé la mirada todo el equipo médico llegaba con todo el instrumental necesario para una reanimación cardiopulmonar, con sus aparatitos y cachivaches. Le apartaron de al lado de la camilla de un empujón, viéndose obligado a perder el contacto y separar la mano de su hermano de la suya propia. Se mordió el labio y se maldijo por las limitaciones sobre la vida que la nigromancia tenía. Y tras un segundo de caos volvió a concentrarse para ejercer la magia de la calavera nigromante y sellar el alma de Adramelech en este mundo.

Pues a mi no me tocaban vacaciones de naidad y siendo positivo ni las de enero porque capaz y el mundo se iba a la puta y yo con una mala leche que no me aguantaba ni yo porque el maldito ruso pasaba de mi, pues que durmiera en la calle. Mientras trabajaba iba por ahí con toda mi mala leche porque me faltaba un buen polvo y Vishous se había rajado -si es que esto es una mierda, a ver si nos morimos todos ya- solté por lo bajo mientras miraba informes y firmaba, aprobaba y anulaba cosas porque con Lucio fuera de combate me tocaba comerme el marronazo a mi para que el trepa de su primo no se quedara con el hospital, pero aún de mala leche el personal me quería más a mi, los había sobornado con cestas de navidad, claro que me querían más a mi.

por el momento todo iba de lo más normal en urgencias pero solo hacía falta pensarlo para que llegara uno hecho un trapo y casi muerto. El personal se puso manos a la obra rápidamente, como los polis que no tenían nada que hacer, tres patrullas para una pelea de gatas, pues lo mismo. Sus constantes y su estado era preocupante así que se lo llevaron directamente a una sala privada para atenderlo y yo me apresuré para poder dar un diagnóstico además de medidas paliativas para que no se nos muriera mientras dábamos con la causa de todo -Que alguien vaya fuera y le pregunte al que lo ha traído que ha pasado, ponedle algo para espabilarlo, preparad el desfibrilador- por si acaso porque yo lo veía más allá que aquí.

Empecé a canalizar mi magia en él para estabilizarlo mientras el resto le ponía pociones y un gotero, su temperatura también era alta así que había que bajarla de inmediato, una de las enfermeras le echó un vistazo y parecía que le habían quitado la vía malamente, torcí el gesto y lo miré -Jóven y para el arrastre, otro que se ha escapado de algún lado, es que no aprenden, estúpido juramento hipocrático, buscad si tiene historial a ver si es algo raro y quiero la información del familiar o conocido ¡ya!-

La fiesta y las borracheras se me fueron de las manos y de algún modo acabé apuntándome como voluntario en el hospital. Todo culpa de esa sanitaria contra la que perdí una apuesta. Me presenté en recepción al día siguiente para inscribirme, recibiendo un pijama blanco que me quedaba más apretado de la cuenta, tanto del pantalón como del bíceps y los pectorales. No iba muy cómodo con eso, pero  en fin...un ruso siempre cumplía con lo apostado.

No me crucé con Aldaron hasta tarde porque otro médico estuvo explicándome cosas del hospital, pero llegado el momento fui a la zona de urgencias para currar un rato. Seguí caminando hacia donde había jaleo, saludando alegremente al elfo al verle.

- Hola, Aldarron! Vengo a ayudarte! Soy voluntarrio unos días!! - le di una palmada en la espalda al pasar cerca de él, yendo después hacia el paciente que tenían en la camilla. Tenía tan mala pinta que si yo la cagaba no se iba a notar.

- Vale, me han explicado que se saca sangrre así. - cogí una aguja de las que había en la bandeja del carrito, riéndome al ver que por error casi le pincho en el brazo de metal. Luego fui al brazo de carne, pinchando ahí a lo bruto donde creí ver una vena para empezar a tirar hacia arriba y sacar sangre.

- puedo deschurifribilar? - pregunté emocionado con los chismes, esperando que me dejasen participar.

La petición de ayuda no tardó en aparecer, sin embargo la egipcia no estaba en el grupo de sanación, lo cual le incomodó y le pareció extraño. Trató de buscarla con la mirada, suplicante, para que apareciera. Pero no estaba allí y se obligó a sí mismo a concentrarse. “La constante, la constante”. Se frotó la zona del entrecejo y trató de conducir sus pensamientos en otra línea, en este caso, tratar de ayudar a su hermano, el cual no permanecía a su lado porque el equipo médico lo había sacado -Ha dejado de respirar. Pero su alma no se ha ido todavía- Expliqué antes de que trataran de empujarme. Tras aquello solo hubo silencio y segundos que duraron horas mientras andaba en círculos delante de la zona de tratamiento de su hermano murmurando las palabras que conocía para atar almas, esforzándose y concentrándose al máximo.

Alguien salió a comprobar qué es lo que había pasado. Quedé delante de esa persona, con cara de pocos amigos porque me pareció que aquella conversación podría ocurrir en cualquier conversación de marujas con un té delante. Apreté las muelas y le expliqué -Sufre de las fiebres de la licantropía. Le trataron aquí y no pudieran hacer nada. Ahora le han puesto anti… algo para la fiebre, para los vómitos y para que dejara de tiritar. Lleva así desde que volvieron de la misión, y no se ha conseguido recuperar- Tras aquella información servida, el personal de enfermería volvió a desaparecer en el interior de la sala, a la cual traté de echarle un ojo, comprobando que había bastante personal para trabajar por la vida de Adramelech, y un ruso fornido que parecía no tener ni idea. Chasqueé la lengua cuando se volvió a cerrar la puerta y continué con mi estereotipia.

Estaba yo trabajando como buen médico super competente que soy, dando órdenes para que no se nos muriera el chico mientras lo estabilizaba con mi magia, el historial llegó y alguien me lo leyó para no alejar las manos de él, había vuelto de la misión con una mordedura que en principio no parecía grave pero por su estado a mi me daba que si, lo malo es que nosotros mismos le habíamos dado la patada, bueno, yo no que estaba liado con burocracia de director de paja pero seguro había sido el lucio malo que se llamaba oscurus, que malo era -Vale, ponedle ya la medicación para bajarle la fiebre, hay que subirle las pulsaciones si siguen bajando, preparad adrenalina y espero que esté el desfibrilador-

Las puertas se abrieron y yo esperaba que fuera la persona que fue a hablar con el familiar, me dieron el desfibrilador y casi me doy un chispazo yo mismo al ver aparecer a Thoren en la sala, iba... apretadito en pijama de hospital marcándolo todo y seguro que me había dado el calambrazo y me estaba muriendo porque mi fantasía sexual estaba caminando entre lo que aparentemente eran los vivos, me dio una palmada en la espalda y me desperté de mi trance cuando le clavó la aguja al pobre chico, al menos eso me sirvió para ver que llevaba prótesis metálicas -¿PERO QUE HACES!? ¡QUITA!- Le di un empujón con el culo mientras alguien le sacaba la aguja al chico, las constantes empezaron a bajar y tuve que darle el chispazo avisando antes a todos para que se apartaran, el primero no pareció funcionar así que le di el segundo y pareció reaccionar después de la inyección, su corazón volvía a latir pero estaba bastante débil.

La persona que estábamos esperando pronto apareció confirmando lo de la mordedura -Tiene una reacción fuerte a la transformación lupina, ponedle matalobos para controlar la transformación... ¿qué día es hoy? ¿cuanto queda para la luna llena?- aún faltaban unos días así que podríamos atenderlo de mientras -Llamad a algún licano o feral, seguro hay alguien en plantilla, intentad contactar con el descendiente Altair a ser posible- je, nope, a ese no había forma de pillarlo, pero por intentarlo -Avisad al familiar, debe quedarse en la UCI,su estado es muy delicado-

Ahora me quedaba Thoren, lo miré con el ceño fruncido pero es que verlo con ese uniforme marcándolo todo... la mirada se me bajó a sus partes nobles y bendita fuera la madre Rusia por semejante monumento a mi homosexualidad -tu... tu si quieres jugamos a los médicos en casa y...- y estaba a nada de ponerme a babear, pero tenía que echarle la bronca, pero estaba tan ... no, no y no, me di un bofetón en ese mismo momento -¡Elfo malo! - volví en mi por un momento para poder dirigirme a él, que seguía enfadado -te vas de fiestorro todas las navidades y me vienes ahora con esto, tengo mucho trabajo, los voluntarios no ponen inyecciones, vete a que te den un uniforme...- que desperdicio, iba a llorar por lo que iba a decir -de tu talla y después me buscas, te daré trabajo yo mismo para que no la lies por ahí-

Me llevé un empujón de culo élfico cuando pinché al chaval, gruñendo porque no me dejaban hacer mi trabajo.  - ¡Es parra análisis de sangrre! ¡es lo que me han dicho que hacerr en Urgencias! ¡es mi nueva verdaderra vocación, déjame! - protesté con la sabiduría escasa que me habían dado en el curso de dos horas. En realidad no es que fuera mi vocación, pero sí que me estaba pareciendo interesante para aprender un poco de primeros auxilios.  Él pudo jugar clavando agujas más grandes y usando el desfibrilador, así que lancé otro gruñido enfurruñado mientras cruzaba los brazos, provocando que se marcasen más aún los bíceps. Aún así escuché atentamente soltando "ajam" mientras daba diagnóstico de reacción fuerte a la licantropía. Qué repelús, como a algún lobo se le ocurriese morderme le reventaría los morros con el martillo.

- ¡FAMILIAAAR! ¡Que enseguida te lo sacamos pa subirlo a la UCI! - grité desde mi posición para que me escuchase desde donde estuviese y se acercase si quería, que seguro le venía bien saber que lo habíamos salvado. Me llevé una mano al pantalón, justo a la parte de la entrepierna para tirar un poco porque aquello apretaba bastante.  - ¿También tienes instrrumental en casa? - pregunté entornando los ojos por lo de jugar a los médicos, sin pillar el doble sentido porque en ruso no se usaba. O al menos yo no la conocía. Le pasé una mano por la cabeza a modo de consolación cuando se llamó a sí mismo elfo malo dándose un golpe.

- Ah...no erres malo. Sólo estás un poco loco. Y clarro que me fui de fiesta, en la fiesta en casa de Jo todos erran unos muermos y no me daban diversión. Pero los barres...oooh sí.   - qué bien lo había pasado, cuánta gente maja y festiva. La borrachera que me pillé con Yaroslav fue tremenda. Me miré el uniforme sin muchas ganas de cambiarme, me veía bien aunque me apretase un poco. Resoplé con pereza, negando.  Sí acepté lo otro, lo de darme trabajo.  - Si son cosas entrretenidas, sí. - me metí entre Aldaron y la camilla del enfermo, rozando sin querer al elfo con el culo al haber tan poco espacio. - Voy a sacarlo parra que le vea. Soy buena gente.- dicho esto empujé la camilla hasta la zona en la que había quedado Astaroth, alzando la mano en señal de victoria.   - ¡Lo he salvado, todo un éxito! - después de eso lancé la camilla hacia él, como si fuese un carrito de la compra que quería ensamblar en la fila de carritos.