Recuerdo del primer mensaje :
Zona de urgencias para realizar diagnósticos iniciales y aplicar los primeros auxilios. Desde aquí se derivan los casos que requieran ingreso o cirugía.
Zona de urgencias para realizar diagnósticos iniciales y aplicar los primeros auxilios. Desde aquí se derivan los casos que requieran ingreso o cirugía.
No me había enterado demasiado de lo ocurrido para que yo pudiera ir. Ignoremos eso, hermano. No es mi deber tener que estar dando explicaciones que siquiera sé sobre como funcionan o dejan de funcionar ciertos trámites. La primera noticia que tuve de la persona a la cual pidió permiso para que pudiera ir -porque los Descendientes, aparentemente, pecaban de desconfiados, entre otras muchas cosas- me la dio allí. Lucio Galenus. Una persona dedicada a sanar, a curar... -Esperemos que no sea como nos han descrito allí abajo a todo el personal.- Murmuré con escaso ánimo y aún más escaso tacto.
Quizás en un acto reflejo por el refresco del lugar, o por mero vicio, se cubrió el cuerpo con sus alas. Yo estaba un poco contrariado en aquel lugar. Flotaba y era... raro, para la mayoría de las personas, estar en tanta altura. Las nubes, la falta de oxígeno, la presión distinta. Por mi parte era una estupidez preocuparme de ello. Había volado mil veces y estado en condiciones así unas tantas también. No tenía ganas de generar insulsas conversaciones o pantomimas para asegurar que nunca había estado en condiciones similares. Así que la seguí y me callé, sin ganas de perder el tiempo en nimiedades.
Le seguí. Decía que debía estar por allí. Me hizo esperar y me limité a mirar de reojo al hombre que parecía ser el jefe de todo aquel asunto. "Maestro", le llamó. A mis ojos... Tenía ese porte de ser alguien poderoso, pero en absoluto era un hombre intimidante. Aunque no se podía esperar que un curandero tuviera demasiado de amenazador en las pintas. Cygnus, elfo... Eso era todo lo que ellos sabían de mi. Iba a mantener aquello todo el tiempo que pudiera, a no ser que realmente tuviera necesidad de desvelar absolutamente nada.
Me descrucé los brazos y profesé una pequeña pero cordial reverencia al tal Lucio. -Mentiría si dijera que he oído hablar de ti, más allá de un nombre...- "Y una despreciable descripción de todos vosotros" -No es necesario que mencione mi nombre, ¿No es así?- Di un par de pasos al frente para acortar la distancia con la que me había quedado tras pararme por recomendación de Indira.
-Espero que mi presencia no sea molestia en vuestra isla.- No sabía de qué hablar. No era el mejor con las conversaciones.
Quizás en un acto reflejo por el refresco del lugar, o por mero vicio, se cubrió el cuerpo con sus alas. Yo estaba un poco contrariado en aquel lugar. Flotaba y era... raro, para la mayoría de las personas, estar en tanta altura. Las nubes, la falta de oxígeno, la presión distinta. Por mi parte era una estupidez preocuparme de ello. Había volado mil veces y estado en condiciones así unas tantas también. No tenía ganas de generar insulsas conversaciones o pantomimas para asegurar que nunca había estado en condiciones similares. Así que la seguí y me callé, sin ganas de perder el tiempo en nimiedades.
Le seguí. Decía que debía estar por allí. Me hizo esperar y me limité a mirar de reojo al hombre que parecía ser el jefe de todo aquel asunto. "Maestro", le llamó. A mis ojos... Tenía ese porte de ser alguien poderoso, pero en absoluto era un hombre intimidante. Aunque no se podía esperar que un curandero tuviera demasiado de amenazador en las pintas. Cygnus, elfo... Eso era todo lo que ellos sabían de mi. Iba a mantener aquello todo el tiempo que pudiera, a no ser que realmente tuviera necesidad de desvelar absolutamente nada.
Me descrucé los brazos y profesé una pequeña pero cordial reverencia al tal Lucio. -Mentiría si dijera que he oído hablar de ti, más allá de un nombre...- "Y una despreciable descripción de todos vosotros" -No es necesario que mencione mi nombre, ¿No es así?- Di un par de pasos al frente para acortar la distancia con la que me había quedado tras pararme por recomendación de Indira.
-Espero que mi presencia no sea molestia en vuestra isla.- No sabía de qué hablar. No era el mejor con las conversaciones.
Sido dándole la brasa al pobre paciente durante un rato más, hablando de todos mis viajes por el mundo. El paciente activa voluntariamente la ruedita del suero que hacer que salga más poción para dormir, con tal de no tener que seguir escuchándome. - ¡Pero hombre! ¡si ahora venía lo mejor! - suspiro algo aburrido al ver que se queda dormido, puede que me esté convirtiendo en un carcamal y que necesite acción. Por suerte llega gente con la que hablar y entretenerme, así que me levanto de la silla que había puesto junto al paciente, yendo a saludar a los recién llegados. Intuyo que el acompañante es la persona de la que me había hablado Indira previamente, quien había tenido una fugaz reunión conmigo para explicarme que había encontrado alguien interesado en la isla, aparentemente de fiar.
Desde el último torneo se nos ha planteado la necesidad de aceptar a más posibles habitantes o estudiantes en la isla, a fin de poder proteger y enseñar a más gente. Por eso algunos hemos adoptado una actitud más aperturista, aceptando también a otras personas que no hubiesen superado el torneo con el que los seleccionamos. Obviamente tenemos que velar por la seguridad de uno de los pocos santuarios que le quedan a la raza mágica, pero también necesitamos más que nunca el seguir enseñando al mayor número de personas posibles. Es el motivo de que mi respuesta fuese positiva. Hago una pequeña reverencia con la cabeza, sonriendo amablemente. - Saludos, mi joven aprendiz. Me alegra que hayas traído a tu amigo elfo a la isla. A partir de ahora yo mismo responderé por él, aunque fueses tú la que le hablase de la isla. Siempre es agradable conocer a gente interesada en aprender. - después tiendo la mano a Cygnus como modo de saludo, soy un tanto formal en esto de las presentaciones. - Encantado, Cygnus. Mi nombre es Lucio Galenus, especialista en sanación y encargado del hospital. Como mucho podrá sonarte mi apellido, Galeno, un famoso médico que vivió hace muchos siglos. - niego con la cabeza con tranquilidad cuando dice lo de molestar en la isla, para mi no es molestia, no sé qué pensarán los demás. - Para nada. Hace algún tiempo decidimos empezar a traer más habitantes a la isla, para protegerlos de la guerra y enseñarles diferentes disciplinas. Si vienes buscando la paz y el bienestar de todos aquí serás bienvenido. Ya hemos empezado a recoger a algunos enfermos de las calles de Londres, los que no tienen donde recibir asistencia. Por eso es tan importante que todos los que vengan aquí no tengan ningún tipo de ambición ni interés oculto, pues se acabaría con el único lugar en el que poder respirar y salir de tanta guerra. Espero que tú no las tengas. - puede que uno de mis principales defectos sea el de confiar demasiado en las personas, pero espero no estar equivocándome con él. Mi mirada expresa confianza y esperanza, me gustaría transmitir mis enseñanzas al mayor número de personas posibles. - Además, con vosotros podría hacer buena tarea. Elfos y alados tenéis de por sí habilidades de curación. Podríamos hacer prácticas de enseñanza con pacientes reales, si estáis dispuestos. No hay nada más valioso que salvar una vida. Da sentido a la tuya. Y ya sabéis...la vida en sí misma no tiene ningún sentido, excepto el que tú quieras darle.
Desde el último torneo se nos ha planteado la necesidad de aceptar a más posibles habitantes o estudiantes en la isla, a fin de poder proteger y enseñar a más gente. Por eso algunos hemos adoptado una actitud más aperturista, aceptando también a otras personas que no hubiesen superado el torneo con el que los seleccionamos. Obviamente tenemos que velar por la seguridad de uno de los pocos santuarios que le quedan a la raza mágica, pero también necesitamos más que nunca el seguir enseñando al mayor número de personas posibles. Es el motivo de que mi respuesta fuese positiva. Hago una pequeña reverencia con la cabeza, sonriendo amablemente. - Saludos, mi joven aprendiz. Me alegra que hayas traído a tu amigo elfo a la isla. A partir de ahora yo mismo responderé por él, aunque fueses tú la que le hablase de la isla. Siempre es agradable conocer a gente interesada en aprender. - después tiendo la mano a Cygnus como modo de saludo, soy un tanto formal en esto de las presentaciones. - Encantado, Cygnus. Mi nombre es Lucio Galenus, especialista en sanación y encargado del hospital. Como mucho podrá sonarte mi apellido, Galeno, un famoso médico que vivió hace muchos siglos. - niego con la cabeza con tranquilidad cuando dice lo de molestar en la isla, para mi no es molestia, no sé qué pensarán los demás. - Para nada. Hace algún tiempo decidimos empezar a traer más habitantes a la isla, para protegerlos de la guerra y enseñarles diferentes disciplinas. Si vienes buscando la paz y el bienestar de todos aquí serás bienvenido. Ya hemos empezado a recoger a algunos enfermos de las calles de Londres, los que no tienen donde recibir asistencia. Por eso es tan importante que todos los que vengan aquí no tengan ningún tipo de ambición ni interés oculto, pues se acabaría con el único lugar en el que poder respirar y salir de tanta guerra. Espero que tú no las tengas. - puede que uno de mis principales defectos sea el de confiar demasiado en las personas, pero espero no estar equivocándome con él. Mi mirada expresa confianza y esperanza, me gustaría transmitir mis enseñanzas al mayor número de personas posibles. - Además, con vosotros podría hacer buena tarea. Elfos y alados tenéis de por sí habilidades de curación. Podríamos hacer prácticas de enseñanza con pacientes reales, si estáis dispuestos. No hay nada más valioso que salvar una vida. Da sentido a la tuya. Y ya sabéis...la vida en sí misma no tiene ningún sentido, excepto el que tú quieras darle.
No puedo evitar una sonrisa nerviosa al escuchar la plegaria de Jonnai, por suerte Galeno era más desenfadado.
-Tú sígueles la corriente y esto saldrá bien
"A ver, los que estuvieron en el hospital eran el rubio, creo que se llamaba Jean, el otro de buenos bajos..."
Asiento con la cabeza, y mientras Lucio habla con Cygnus, echo una ojeada por la zona, buscando a los otros Descendientes. No había ninguno, así que tendremos que buscarlos. Más trabajo, a fin de cuentas.
"Vale, tratáis algunos enfermos, pero nada más. Aquí tenemos personal suficiente para rehabilitar alguna clínica. Sería más seguro para los magos y para nosotros"
Miro de reojo al elfo de manera cómplice, para que siga la corriente. No sé si él está interesado en la sanación, pero mejor ser útil, así confiarán más.
"Qué suerte que no ha preguntado nada de por qué me cubro con las alas. Cuantos menos numeritos mejor"
-Tú sígueles la corriente y esto saldrá bien
"A ver, los que estuvieron en el hospital eran el rubio, creo que se llamaba Jean, el otro de buenos bajos..."
Asiento con la cabeza, y mientras Lucio habla con Cygnus, echo una ojeada por la zona, buscando a los otros Descendientes. No había ninguno, así que tendremos que buscarlos. Más trabajo, a fin de cuentas.
"Vale, tratáis algunos enfermos, pero nada más. Aquí tenemos personal suficiente para rehabilitar alguna clínica. Sería más seguro para los magos y para nosotros"
Miro de reojo al elfo de manera cómplice, para que siga la corriente. No sé si él está interesado en la sanación, pero mejor ser útil, así confiarán más.
"Qué suerte que no ha preguntado nada de por qué me cubro con las alas. Cuantos menos numeritos mejor"
Le miré con una expresión un tanto particular. Decía que les siguiera la corriente. Así, tan campante. -En la medida de lo posible.- Era mucha mi paciencia cuando esta debía reportar beneficios de algún tipo. Y escasa, muy escasa, cuando sentía que perdía el tiempo. Con esa conducta presente pude, finalmente, obtener respuesta por parte de Lucio Galenus. Este destilaba formalidad en su pequeña reverencia, una cualidad ya muy perdida en el tiempo. Antes de dirigirse a mi directamente con gran elocuencia y típica habladuría afirmó a Indira que se ocuparía de mí. Que él sería mi “protector”, o al menos, el que tuviera que decir qué hacía yo allí.
Me tendió la mano y con la misma formalidad que él me la tendía yo se la di. Era una cosa de mútuo respeto. Y sobretodo, un pequeño placer de los que ya no quedaban. Se presentó con su nombre completo, con su formación -que era no otra que la sanación- y con una alusión a sus orígenes. -Sí, soy consciente de quién es. no la user no lo sabe dx dx dx dx Y me sorprendía que fuera descendiente directo. Al pensar esa palabra comprendí el porqué del nombre del grupo. Tal vez el resto también eran… Hijos de personajes famosos.
No pareciera que fuera a molestar por allí. Se permitió transmitirme el principal cometido de los habitantes de aquella isla: Decían querer poner a gente a salvo de la guerra. Ayudar. Refugiar. Lo observé con un brillo de interés -¿Quizás hasta de aprecio?- al escuchar aquello. Detestaba la pasividad y me los habían presentado como eso: Pasivos. Pero si realmente hacían un esfuerzo por ayudar, al menos, podrían permitir perpetuar la sangre mágica. Soltó una última frase que me sacó de aquel ensimismamiento. Arqueé las cejas, con una mueca un tanto… Ilegible.
-No, no las escondo. Agradezco mucho la labor que aquí hacéis, si es que realmente es esta.- Y aquel centro si que tenía gente, no demasiada, pero había. Igual realmente eran pobres desgraciados… -Es un alivio saber que existe un lugar así.- ¿Pero y si existía, porqué se mantenían en secreto? ¿Realmente actuaban? Habían aún muchos en peligro allí abajo. Y parecía ser que pocos tenían idea alguna de su existencia.
Me acomodé la capa en mi espalda. Llevaba un mejor traje que aquel guardado, en caso de que la ocasión lo requiriera. Me sorprendió, sin embargo, su propuesta: Practicar allí mismo la magia curativa con los que allí estaban. Observé los distintos pacientes con algo de sorpresa. -Realmente, me gustaría poder ayudar en ello.- Por muy extremistas que pudieran ser mis ideas no olvidaba el porqué de ellas. Yo era de los que prefería prevenir a curar. Atacar antes que preocuparse de los heridos, para evitar que hubieran más.
Capté la mirada de Indira y asentí muy levemente. Incluso si no me apasionaba curar y ya aunque no me interesara ayudar, si que era prudente ganarme la amistad de personas que, en apariencia, debían ser poderosas. Con eso en mente observé a Lucio. -Permíteme preguntar, Lucio, ¿Cuál de todos ellos cree que requiere más ayuda ahora mismo? ¿Qué nos puedes enseñar sobre ello?- No era yo el mejor curandero. Pero era algo que me interesaba poder ejercitar. Si hubiera sido mejor para cuando hice lo que hice contigo, Shay...
Me tendió la mano y con la misma formalidad que él me la tendía yo se la di. Era una cosa de mútuo respeto. Y sobretodo, un pequeño placer de los que ya no quedaban. Se presentó con su nombre completo, con su formación -que era no otra que la sanación- y con una alusión a sus orígenes. -Sí, soy consciente de quién es. no la user no lo sabe dx dx dx dx Y me sorprendía que fuera descendiente directo. Al pensar esa palabra comprendí el porqué del nombre del grupo. Tal vez el resto también eran… Hijos de personajes famosos.
No pareciera que fuera a molestar por allí. Se permitió transmitirme el principal cometido de los habitantes de aquella isla: Decían querer poner a gente a salvo de la guerra. Ayudar. Refugiar. Lo observé con un brillo de interés -¿Quizás hasta de aprecio?- al escuchar aquello. Detestaba la pasividad y me los habían presentado como eso: Pasivos. Pero si realmente hacían un esfuerzo por ayudar, al menos, podrían permitir perpetuar la sangre mágica. Soltó una última frase que me sacó de aquel ensimismamiento. Arqueé las cejas, con una mueca un tanto… Ilegible.
-No, no las escondo. Agradezco mucho la labor que aquí hacéis, si es que realmente es esta.- Y aquel centro si que tenía gente, no demasiada, pero había. Igual realmente eran pobres desgraciados… -Es un alivio saber que existe un lugar así.- ¿Pero y si existía, porqué se mantenían en secreto? ¿Realmente actuaban? Habían aún muchos en peligro allí abajo. Y parecía ser que pocos tenían idea alguna de su existencia.
Me acomodé la capa en mi espalda. Llevaba un mejor traje que aquel guardado, en caso de que la ocasión lo requiriera. Me sorprendió, sin embargo, su propuesta: Practicar allí mismo la magia curativa con los que allí estaban. Observé los distintos pacientes con algo de sorpresa. -Realmente, me gustaría poder ayudar en ello.- Por muy extremistas que pudieran ser mis ideas no olvidaba el porqué de ellas. Yo era de los que prefería prevenir a curar. Atacar antes que preocuparse de los heridos, para evitar que hubieran más.
Capté la mirada de Indira y asentí muy levemente. Incluso si no me apasionaba curar y ya aunque no me interesara ayudar, si que era prudente ganarme la amistad de personas que, en apariencia, debían ser poderosas. Con eso en mente observé a Lucio. -Permíteme preguntar, Lucio, ¿Cuál de todos ellos cree que requiere más ayuda ahora mismo? ¿Qué nos puedes enseñar sobre ello?- No era yo el mejor curandero. Pero era algo que me interesaba poder ejercitar. Si hubiera sido mejor para cuando hice lo que hice contigo, Shay...
Asiento con una sonrisa afable a su comentario sobre no tener ambiciones ocultas, eso es lo que necesitamos aquí precisamente. Se requiere de gente con ganas de ayudar y formar comunidad, que no sean individualistas sino que luchen por un objetivo común, además de mejorarse a ellos mismos con el aprendizaje de nuevas habilidades. - Perfecto entonces, creo que encajarás bien aquí. Y sí, la labor que hacemos va encaminada en ese sentido. Aunque no somos infalibles, claro, tenemos muchas cosas que pulir y mejorar. - después señalo a Indira, para ponerle un ejemplo de las diferencias que hay respecto a un año atrás.
- Ella entró aquí por ser una de las ganadoras del Torneo Ouroboros. Pasó una serie de pruebas bastante difíciles durante algunos meses, por eso acabó de aprendiz. Está principalmente con Adael, un elementarista, pero yo también pretendo enseñarle sanación, tanto técnicas mágicas como tradicionales. ¿Qué te quiero decir con esto? Pues que también quiero enseñarte a ti, si así lo deseas, aunque no hayas entrado por medio de torneo. Estamos a la búsqueda de más gente a la que enseñar y proteger aquí. Es un sitio más protegido de lo que muchos podrían imaginar. Nosotros los traemos y buscamos, o gente de confianza como los alumnos que ya hay aquí. - puede estar pensando que vivimos en una especie de utopía, no se lo discutiría, pero el único modo de aproximarse a ella es tratar de avanzar en esa dirección. Aunque no lleguemos a conseguirlo, ya será más que si no hubiésemos hecho nada.
- Yo te ofrezco eso, un puesto como ayudante, alumno...llámalo como quieras. Si prefieres otra disciplina pues... puedes ir conociendo al resto de mis compañeros. - al ver que tiene buena predisposición le hago un gesto para que venga conmigo y con Indira para ir pasando junto a las camas de los pacientes de esta zona, buscando alguno con el que pudieran practicar. Mientras voy hablándoles de otras cosas, como la idea que tuvo Ling hace poco.
- Ah, dentro de unos días habrá una fiesta de primavera en la isla, por si queréis ir a socializar con el resto. Así nos conoceremos todos un poco mejor. - añado de manera entusiasta, acabando por detenerme delante de una chica que estaba esperando a ser atendida, con un brazo roto, probablemente de algún entrenamiento.
- Mira, puedes empezar por esta. No es muy difícil. Puedes intentar hacer con tu sanación racial de elfo, o puedes tratar de hacer un cabestrillo tradicional. O un combo de ambos. Quiero ver qué sabes hacer.
- Ella entró aquí por ser una de las ganadoras del Torneo Ouroboros. Pasó una serie de pruebas bastante difíciles durante algunos meses, por eso acabó de aprendiz. Está principalmente con Adael, un elementarista, pero yo también pretendo enseñarle sanación, tanto técnicas mágicas como tradicionales. ¿Qué te quiero decir con esto? Pues que también quiero enseñarte a ti, si así lo deseas, aunque no hayas entrado por medio de torneo. Estamos a la búsqueda de más gente a la que enseñar y proteger aquí. Es un sitio más protegido de lo que muchos podrían imaginar. Nosotros los traemos y buscamos, o gente de confianza como los alumnos que ya hay aquí. - puede estar pensando que vivimos en una especie de utopía, no se lo discutiría, pero el único modo de aproximarse a ella es tratar de avanzar en esa dirección. Aunque no lleguemos a conseguirlo, ya será más que si no hubiésemos hecho nada.
- Yo te ofrezco eso, un puesto como ayudante, alumno...llámalo como quieras. Si prefieres otra disciplina pues... puedes ir conociendo al resto de mis compañeros. - al ver que tiene buena predisposición le hago un gesto para que venga conmigo y con Indira para ir pasando junto a las camas de los pacientes de esta zona, buscando alguno con el que pudieran practicar. Mientras voy hablándoles de otras cosas, como la idea que tuvo Ling hace poco.
- Ah, dentro de unos días habrá una fiesta de primavera en la isla, por si queréis ir a socializar con el resto. Así nos conoceremos todos un poco mejor. - añado de manera entusiasta, acabando por detenerme delante de una chica que estaba esperando a ser atendida, con un brazo roto, probablemente de algún entrenamiento.
- Mira, puedes empezar por esta. No es muy difícil. Puedes intentar hacer con tu sanación racial de elfo, o puedes tratar de hacer un cabestrillo tradicional. O un combo de ambos. Quiero ver qué sabes hacer.
Miré hacia otra parte cuando Lucio le contó a Cygnus por qué estaba allí. No me gustó nada el torneo, nos obligaron a pelear sin sentido y uno de mis amigos salió herido por mi culpa. No estaba muy orgullosa de eso.
Arqueo las cejas cuando dice que harán una fiesta de la primavera. ¿Los Descendientes? ¿Haciendo fiestas? A saber cómo la harían. No es que estuviera con ánimos para fiestas, además, tenía cosas que hacer. Pero de todas maneras, seguro que no me quedaba otra opción.
Me quedo atrás cuando empiezan a caminar, siguiéndoles en silencio. No me iré hasta que Cygnus esté libre para guiarle por la isla.
Arqueo las cejas cuando dice que harán una fiesta de la primavera. ¿Los Descendientes? ¿Haciendo fiestas? A saber cómo la harían. No es que estuviera con ánimos para fiestas, además, tenía cosas que hacer. Pero de todas maneras, seguro que no me quedaba otra opción.
Me quedo atrás cuando empiezan a caminar, siguiéndoles en silencio. No me iré hasta que Cygnus esté libre para guiarle por la isla.
Pareció creer que realmente no ocultaba nada. ¿Y es que lo ocultaba, Shay? Sí, las alas… Y claro está, tu. Nunca hablaba de ti con nadie. No era algo de lo que me enorgulleciera. Pero al fin y al cabo, ¿Es que era un secreto, que quería acabar con la Alianza? ¿Que los odiaba? ¿Que era extremista hasta decir basta en el asunto? No. Eran tiempos de guerra. Dejemos de lado que, por tal de cumplir ese objetivo, no me importara dar puñaladas por la espalda. Sabes bien que hace tiempo dejé el honor apartado. He hecho daño, Shay. He hecho mucho daño. Tan feliz era él, con su asquerosa familia de humanos. Y yo, y yo fui el causante de sus muertes…
Y no me arrepentía. Él parecía tener esperanzas en mi y me creía buen tipo. Manifestaba cierta humildad en sus palabras. -Es un honor poder ser de ayuda en estos tiempos.- Dije con aquella firmeza mía, siempre con más seriedad de la necesaria. Escuché con bastante paciencia la siguiente explicación que me dio, sobre el porqué Indira estaba allí. Habían organizado un torneo y ahora entrenaba con un elementarista, pero él parecía obstinado en enseñarle curación. -Es una habilidad de lo más útil.- Independientemente del uso que se le diera: Si a modo personal o para ayudar a otros. Si solo hubiera sabido algo más…
Parecía interesado en enseñarme a mi también. Le observé con un brillo en mis purpúreos ojos. Era un lugar, desde luego, pacífico. Y parecían estar intentando buscar a gente para poder transmitir sus conocimientos. -Aprender sería de mi interés: Es algo necesario para los tiempos que corren. Pero a su vez quiero no… Alejarme demasiado de la realidad de allí abajo.- Aunque allí había cierta conexión. Eran unos cuantos los heridos en aquel centro. Tal vez, si pudiera ayudar desde allí. Y me sentia seguro: No de la guerra, odiaba alejarme de ella. Pero si de la furia que Nery pudiera desencadenar en cuanto recibiera mi carta.
También me dio la posibilidad de practicar otras disciplinas. -¿Otras disciplinas? Podría ser de mi interés. Debería ir conociendo las habilidades de cada uno. Aunque la sanación, ya he dicho, puede resultarme muy útil.- Y una fiesta. Mencionó una fiesta. -Puede ser la mejor herramienta para conocer al resto. No soy muy asiduo a las celebraciones, pero reconozco el valor social.- Solo entonces reparé en que Indira nos seguía pero con llamativas distancias, aparentemente, no muy decidida a hablar.
Finalmente vimos a la paciente. Una chiquilla con un brazo roto. Me animó a empezar con ella, dándome las dos posibilidades. La observé como evaluando el brazo. Khilarey se había esforzado en enseñarme la magia curativa. Decía que a la larga era mejor. -¿Me permite, señorita?- Me dirigí a ella con formalidad por no parecer invasivo. Miraba el brazo roto con cuidado, como si pudiera ver a través de la piel. No era el caso. Respiré profundamente, cerré los ojos y de mis manos empezó a manar una energía dorada. Quemaba. No. No iba a funcionar. Llevaba demasiado tiempo sin darle uso.
Me decanté por el cabestrillo de toda la vida, buscando algo de tela con lo que prepararlo. Un poco avergonzado por haber fallado. No era un proceso especialmente complicado, y pronto pude dejarle el brazo más sujeto, firme. -Estoy fuera de práctica. Demasiado tiempo…- Mascullé como si quisiera justificarme. Si uno se fijaba repararía en que estaba incluso un poco sonrojado de vergüenza.
Y no me arrepentía. Él parecía tener esperanzas en mi y me creía buen tipo. Manifestaba cierta humildad en sus palabras. -Es un honor poder ser de ayuda en estos tiempos.- Dije con aquella firmeza mía, siempre con más seriedad de la necesaria. Escuché con bastante paciencia la siguiente explicación que me dio, sobre el porqué Indira estaba allí. Habían organizado un torneo y ahora entrenaba con un elementarista, pero él parecía obstinado en enseñarle curación. -Es una habilidad de lo más útil.- Independientemente del uso que se le diera: Si a modo personal o para ayudar a otros. Si solo hubiera sabido algo más…
Parecía interesado en enseñarme a mi también. Le observé con un brillo en mis purpúreos ojos. Era un lugar, desde luego, pacífico. Y parecían estar intentando buscar a gente para poder transmitir sus conocimientos. -Aprender sería de mi interés: Es algo necesario para los tiempos que corren. Pero a su vez quiero no… Alejarme demasiado de la realidad de allí abajo.- Aunque allí había cierta conexión. Eran unos cuantos los heridos en aquel centro. Tal vez, si pudiera ayudar desde allí. Y me sentia seguro: No de la guerra, odiaba alejarme de ella. Pero si de la furia que Nery pudiera desencadenar en cuanto recibiera mi carta.
También me dio la posibilidad de practicar otras disciplinas. -¿Otras disciplinas? Podría ser de mi interés. Debería ir conociendo las habilidades de cada uno. Aunque la sanación, ya he dicho, puede resultarme muy útil.- Y una fiesta. Mencionó una fiesta. -Puede ser la mejor herramienta para conocer al resto. No soy muy asiduo a las celebraciones, pero reconozco el valor social.- Solo entonces reparé en que Indira nos seguía pero con llamativas distancias, aparentemente, no muy decidida a hablar.
Finalmente vimos a la paciente. Una chiquilla con un brazo roto. Me animó a empezar con ella, dándome las dos posibilidades. La observé como evaluando el brazo. Khilarey se había esforzado en enseñarme la magia curativa. Decía que a la larga era mejor. -¿Me permite, señorita?- Me dirigí a ella con formalidad por no parecer invasivo. Miraba el brazo roto con cuidado, como si pudiera ver a través de la piel. No era el caso. Respiré profundamente, cerré los ojos y de mis manos empezó a manar una energía dorada. Quemaba. No. No iba a funcionar. Llevaba demasiado tiempo sin darle uso.
Me decanté por el cabestrillo de toda la vida, buscando algo de tela con lo que prepararlo. Un poco avergonzado por haber fallado. No era un proceso especialmente complicado, y pronto pude dejarle el brazo más sujeto, firme. -Estoy fuera de práctica. Demasiado tiempo…- Mascullé como si quisiera justificarme. Si uno se fijaba repararía en que estaba incluso un poco sonrojado de vergüenza.
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Jonnai Shayker' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Observo a Indira de tanto en tanto, que va muy callada para lo que suele ser ella. Hago una pequeña llamada de atención para la joven, intentando que se mantenga al tanto de lo que decimos y se sienta integrada. - Indira, ¿estás bien? ¿te preocupa algo? te veo muy silenciosa hoy. Espero que no sea porque te están entrando dudas respecto a lo de aprender conmigo. Sé que no soy tan joven y divertido como Adael, pero tengo mejores historias que contar.- bromeo esperando que la chica reaccione un poco, escuchando después con atención a Jonnai. Creo entender a lo que se refiere con lo de no perder el contacto con el mundo de allí abajo.
- Entiendo tu preocupación. No quieres acomodarte demasiado...ni olvidarte de lo que sucede. Eso prueba que eres responsable. O que tienes miedo a acostumbrarte demasiado a lo bueno y luego no ser capaz de sobrevivir en la jungla del mundo. Pero no es como si estuviésemos aquí encerrados todo el rato. También bajamos allí abajo para buscar gente. Lo que todavía no hemos hecho es intervenir de modo bélico en la guerra. Es...un tema espinoso y complicado. - y con diversidad de opiniones en el consejo, no terminamos de ponernos de acuerdo. A mi no me agrada en absoluto la guerra, y creo que la lucha sólo consigue empeorarlo todo. Otros no quieren intervenir porque creen que es injusto tomar parte por un bando, que sólo conseguiríamos más desequilibrio. Y otros sí desean intervenir mediante la guerra, pero sigue sin haber consenso.
- En la fiesta podrás hacer ambas cosas. Informarte de lo que enseñan los otros miembros del consejo, conocer alumnos, sus opiniones...o simplemente socializar. Ling sabe el día que es, si lo ves por ahí le preguntas. Es un chico joven, asiático, así con coleta larga...- le describo a Ling gesticulando para simular lo de la coleta, mientras seguimos avanzando entre las camas. Dejo que haga las acciones pertinentes con la muchacha del brazo roto, sin intervenir incluso cuando no le sale usando magia. Sigo todo lo que hace bajo una atenta mirada, esperando a que acabe para valorarlo. Le hago un gesto para que se aleje de la chica y venga hacia mi, para seguir caminando y que no nos oiga la muchacha a la que acaba de poner el brazo en cabestrillo.
- No te preocupes, lo importante es que has sabido sacar la situación adelante. Lo malo hubiese sido quedarse bloqueado. Tampoco tiene nada de malo la medicina tradicional, o incluso el uso de medicamentos y pociones. Son necesarios y un complemento a curar mediante magia sanadora. Es cuestión de días y muchos intentos que te salga el otro tipo de curación. Ah, y también quiero dejaros algunos libros que pueden seros útiles...¿Qué conocimientos previos tenéis?
- Entiendo tu preocupación. No quieres acomodarte demasiado...ni olvidarte de lo que sucede. Eso prueba que eres responsable. O que tienes miedo a acostumbrarte demasiado a lo bueno y luego no ser capaz de sobrevivir en la jungla del mundo. Pero no es como si estuviésemos aquí encerrados todo el rato. También bajamos allí abajo para buscar gente. Lo que todavía no hemos hecho es intervenir de modo bélico en la guerra. Es...un tema espinoso y complicado. - y con diversidad de opiniones en el consejo, no terminamos de ponernos de acuerdo. A mi no me agrada en absoluto la guerra, y creo que la lucha sólo consigue empeorarlo todo. Otros no quieren intervenir porque creen que es injusto tomar parte por un bando, que sólo conseguiríamos más desequilibrio. Y otros sí desean intervenir mediante la guerra, pero sigue sin haber consenso.
- En la fiesta podrás hacer ambas cosas. Informarte de lo que enseñan los otros miembros del consejo, conocer alumnos, sus opiniones...o simplemente socializar. Ling sabe el día que es, si lo ves por ahí le preguntas. Es un chico joven, asiático, así con coleta larga...- le describo a Ling gesticulando para simular lo de la coleta, mientras seguimos avanzando entre las camas. Dejo que haga las acciones pertinentes con la muchacha del brazo roto, sin intervenir incluso cuando no le sale usando magia. Sigo todo lo que hace bajo una atenta mirada, esperando a que acabe para valorarlo. Le hago un gesto para que se aleje de la chica y venga hacia mi, para seguir caminando y que no nos oiga la muchacha a la que acaba de poner el brazo en cabestrillo.
- No te preocupes, lo importante es que has sabido sacar la situación adelante. Lo malo hubiese sido quedarse bloqueado. Tampoco tiene nada de malo la medicina tradicional, o incluso el uso de medicamentos y pociones. Son necesarios y un complemento a curar mediante magia sanadora. Es cuestión de días y muchos intentos que te salga el otro tipo de curación. Ah, y también quiero dejaros algunos libros que pueden seros útiles...¿Qué conocimientos previos tenéis?
Pego un respingo cuando Lucio se dirije a mí, y aunque no tenga un espejo sé que estoy colorada. Me escondo más en mis alas, mirando hacia otro lado.
-N-no es eso, maestro
"No puedo decirle que me da vergüenza estar aquí porque parezco la reina de España antes de la guerra"
Escucho más o menos lo que dicen, interesándome más lo de la fiesta. Así que debemos buscar a Ling, pero primero debo arreglarme sin falta.
Cuando se alejan de la camilla me acerco yo, intentando otro hechizo de curación, que falla estrepitosamente. Ni siquiera llega a aparecer la luz sanadora.
"Me falta práctica... y fuerzas"
-Tranquila, tengo más de un truco bajo mis alas
Digo a la chica al ver una mueca de tristeza. Saco la mano donde llevaba Vilya y del anillo empiezan a brotar haces de luz azules que se van enrrollando alrededor de su brazo. Cuando desaparecen, le quito el cabestrillo y la escayola, viendo su brazo completamente curado.
-Que sea nuestro secreto, ¿vale?
Dicho esto me dirijo hacia los dos hombres, pero siempre manteniendo las distancias.
-N-no es eso, maestro
"No puedo decirle que me da vergüenza estar aquí porque parezco la reina de España antes de la guerra"
Escucho más o menos lo que dicen, interesándome más lo de la fiesta. Así que debemos buscar a Ling, pero primero debo arreglarme sin falta.
Cuando se alejan de la camilla me acerco yo, intentando otro hechizo de curación, que falla estrepitosamente. Ni siquiera llega a aparecer la luz sanadora.
"Me falta práctica... y fuerzas"
-Tranquila, tengo más de un truco bajo mis alas
Digo a la chica al ver una mueca de tristeza. Saco la mano donde llevaba Vilya y del anillo empiezan a brotar haces de luz azules que se van enrrollando alrededor de su brazo. Cuando desaparecen, le quito el cabestrillo y la escayola, viendo su brazo completamente curado.
-Que sea nuestro secreto, ¿vale?
Dicho esto me dirijo hacia los dos hombres, pero siempre manteniendo las distancias.
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El miembro 'Indira Ibn-La'ahad' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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No intervine en la comunicación que tuvieron ellos dos por el tema de que Indira no se integrase en absoluto en el grupo. La miré con una sombra de indiferencia que siquiera intentaba disimular. No me concernía.
Lucio destacó que quisiera seguir conectado con el mundo de allí abajo, ya fuera por un acto empático o por uno meramente egoísta. Dijo que ellos también habían bajado. Y sin embargo su existencia no era de conocimiento público. Y mucho menos, parecían decididos a intervenir en la guerra como tal. Que era un tema complicado. -¿Un tema complicado? No demasiado, créeme. Una serie de idiotas exterminando sistemáticamente la raza mágica como si fuera una plaga. Eso es todo. Y una falta de movimiento en el bando mágico, que muy pasivo, deja que eso ocurra mientras se lamentan de como los maltratan.
Aquello era una indirecta también hacia los descendientes. ¿Una política de no intervención? No era lo que necesitábamos. Pero regresamos al tema de la fiesta. Me explicó que estaba organizada por un tal Ling, un asiático con coleta larga. -Lo buscaré sin falta en cuando tenga oportunidad. Esa fiesta puede ser de gran provecho.- Y es que poco o nada me interesaba en ella excepto que pudiera ser útil. No tenía intención de pasármelo bien. No era adecuado. No era justo.
A la chica yo no la curé, pero Indira pareció atenderla usando algún tipo de objeto. ¿Qué secreto iba a tener una cosa que emitía luz de forma tan descarada? Aparentemente no tenía más maña que yo en el arte de curación. Pero disponía de una ayuda. Era importante conocer las características de cada uno de los que pudiera tener a mi alrededor. Sabía que todo aquello era poco más que una farsa. O lo sería en cuanto Nery recibiera la carta. No dudaría en atacarme, en arrancarme de cuajo, en gritar a los cuatro vientos que era un asesino. Tenía tiempo, al menos, hasta que fuera a comprobar si seguías vivo.
Lucio se dedicaba a explicarme el valor de los elementos tradicionales para curar: Ya fueran sencillas vendas o medicina, o pociones y otras variantes de valor más mágico. Decía que era cosa de días. Dedicarle tiempo. Intentos. No me sobraban las horas -y es irónico que un ser hijo de dos criaturas naturalmente inmortales diga eso-, así que al menos, me alegré al escuchar que nos dejaría unos libros. Era la mejor forma de aprovechar el tiempo libre.
Preguntó, también, sobre nuestros conocimientos previos. -No mucho más allá de lo que madre me enseñara. De más joven siempre procuré encargarme de heridos en enfermerías improvisadas. Sin embargo llevo un tiempo sin participar en ese tipo de actividades. Mi madre siempre procuró que aprendiera las bases para una magia curativa básica, pero nunca llegué a especializarme en ella.- Quizás, si ella siguiera conmigo, si que hubiera practicado. Pero con el tiempo me di cuenta que era más útil que me armara.
Con mucha paciencia me acerqué a otra camilla con alguien que parecía casi impaciente por ver si curábamos o no. Tenía una pierna vendada con algo de sangre por debajo, que permitía intuir una herida. Me acerqué, nuevamente intentando curar. Y nuevamente fallando. Casi intuí una mueca… molesta en el paciente. Mis ojos brillaron con un matiz furibundo. No tenía nada más a hacer en la herida sin magia, pues ya parecía estar vendada y curada. -... Hoy no es mi día, ¿Eh?- Gruñí, con una sonrisa de fastidio en la cara.
Lucio destacó que quisiera seguir conectado con el mundo de allí abajo, ya fuera por un acto empático o por uno meramente egoísta. Dijo que ellos también habían bajado. Y sin embargo su existencia no era de conocimiento público. Y mucho menos, parecían decididos a intervenir en la guerra como tal. Que era un tema complicado. -¿Un tema complicado? No demasiado, créeme. Una serie de idiotas exterminando sistemáticamente la raza mágica como si fuera una plaga. Eso es todo. Y una falta de movimiento en el bando mágico, que muy pasivo, deja que eso ocurra mientras se lamentan de como los maltratan.
Aquello era una indirecta también hacia los descendientes. ¿Una política de no intervención? No era lo que necesitábamos. Pero regresamos al tema de la fiesta. Me explicó que estaba organizada por un tal Ling, un asiático con coleta larga. -Lo buscaré sin falta en cuando tenga oportunidad. Esa fiesta puede ser de gran provecho.- Y es que poco o nada me interesaba en ella excepto que pudiera ser útil. No tenía intención de pasármelo bien. No era adecuado. No era justo.
A la chica yo no la curé, pero Indira pareció atenderla usando algún tipo de objeto. ¿Qué secreto iba a tener una cosa que emitía luz de forma tan descarada? Aparentemente no tenía más maña que yo en el arte de curación. Pero disponía de una ayuda. Era importante conocer las características de cada uno de los que pudiera tener a mi alrededor. Sabía que todo aquello era poco más que una farsa. O lo sería en cuanto Nery recibiera la carta. No dudaría en atacarme, en arrancarme de cuajo, en gritar a los cuatro vientos que era un asesino. Tenía tiempo, al menos, hasta que fuera a comprobar si seguías vivo.
Lucio se dedicaba a explicarme el valor de los elementos tradicionales para curar: Ya fueran sencillas vendas o medicina, o pociones y otras variantes de valor más mágico. Decía que era cosa de días. Dedicarle tiempo. Intentos. No me sobraban las horas -y es irónico que un ser hijo de dos criaturas naturalmente inmortales diga eso-, así que al menos, me alegré al escuchar que nos dejaría unos libros. Era la mejor forma de aprovechar el tiempo libre.
Preguntó, también, sobre nuestros conocimientos previos. -No mucho más allá de lo que madre me enseñara. De más joven siempre procuré encargarme de heridos en enfermerías improvisadas. Sin embargo llevo un tiempo sin participar en ese tipo de actividades. Mi madre siempre procuró que aprendiera las bases para una magia curativa básica, pero nunca llegué a especializarme en ella.- Quizás, si ella siguiera conmigo, si que hubiera practicado. Pero con el tiempo me di cuenta que era más útil que me armara.
Con mucha paciencia me acerqué a otra camilla con alguien que parecía casi impaciente por ver si curábamos o no. Tenía una pierna vendada con algo de sangre por debajo, que permitía intuir una herida. Me acerqué, nuevamente intentando curar. Y nuevamente fallando. Casi intuí una mueca… molesta en el paciente. Mis ojos brillaron con un matiz furibundo. No tenía nada más a hacer en la herida sin magia, pues ya parecía estar vendada y curada. -... Hoy no es mi día, ¿Eh?- Gruñí, con una sonrisa de fastidio en la cara.
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Meneo la cabeza ante la reacción de Indira, murmurando algo así como 'hay que ver, esta juventud...". He pillado a la chica distraída, a saber en qué estaba pensando. O tal vez se esté drogando. Tendremos que vigilarla de cerca. La miro con cara de sospecha de tanto en tanto, mientras converso con Jonnai. Según él el tema no es complicado, pero está claro que tenemos puntos de vista muy diferentes al respecto. Respondo de manera algo más seria, pero con mucha serenidad. - No confundas pacifismo con pasividad respecto a la situación. Mi trabajo es curar gente, no luchar contra ella para matarla, sean del bando que sean. - aclaro mi opinión al respecto, ya que la guerra abierta jamás será una opción para mí. - He visto morir a demasiada gente en guerras, y nunca, nunca es la solución. Siempre hay más. Como mucho se consigue un breve período de tiempo. Se debe atajar el problema de otro modo.-
Después de esa breve discrepancia seguimos caminando entre las camas de los enfermos, por mi parte no hay problema con que piense así, no voy a juzgarlo, pero no lo comparto. Cambio de tema, una vez aclarado lo anterior no tengo mucho más qu decir. - Yo estaré un rato en esa fiesta, pero tampoco demasiado, no puedo dejar esto solo mucho rato. Todavía estamos organizándonos con los turnos ahora que hay más gente aquí ingresada. - mientras se detienen al lado de otro paciente pido a una enfermera que vaya a traerme unos cuantos libros de mi despacho, para poder dárselos a los chicos. - Si practicaste con tu madre algo de base tienes, sólo queda pulirlo. A ver qué tal te desenvuelves. - observo con paciencia cómo intenta sanar la herida de un segundo paciente, sin mucho éxito.
- Sigues algo bloqueado. Prueba primero a canalizar tu magia hacia un punto, como tus manos. Una vez concentrada te será más fácil utilizarla para sanar los tejidos. Pero debe ser algo suave, sin brusquedad ni exceso de fuerza. Puede intentarlo ella mientras.- señalo a Indira para que pruebe, aunque a los pocos minutos regresa la enfermera con un carrito de libros, que dice que ha echado varios porque no sabía cuál quería usar. - Gracias. Suficiente por ahora. - cojo uno de los libros para dárselo a Indira, uno que habla sobre cómo curar con energía y los diferentes chakras del cuerpo. Después le paso otro a Jonnai, uno que se da a los sanadores que inician sus estudios, con todo lo básico. Después cojo otro para sortear, que habla sobre enfermedades mágicas variadas, y otro sobre pociones medicinales y sus usos específicos.
Después de esa breve discrepancia seguimos caminando entre las camas de los enfermos, por mi parte no hay problema con que piense así, no voy a juzgarlo, pero no lo comparto. Cambio de tema, una vez aclarado lo anterior no tengo mucho más qu decir. - Yo estaré un rato en esa fiesta, pero tampoco demasiado, no puedo dejar esto solo mucho rato. Todavía estamos organizándonos con los turnos ahora que hay más gente aquí ingresada. - mientras se detienen al lado de otro paciente pido a una enfermera que vaya a traerme unos cuantos libros de mi despacho, para poder dárselos a los chicos. - Si practicaste con tu madre algo de base tienes, sólo queda pulirlo. A ver qué tal te desenvuelves. - observo con paciencia cómo intenta sanar la herida de un segundo paciente, sin mucho éxito.
- Sigues algo bloqueado. Prueba primero a canalizar tu magia hacia un punto, como tus manos. Una vez concentrada te será más fácil utilizarla para sanar los tejidos. Pero debe ser algo suave, sin brusquedad ni exceso de fuerza. Puede intentarlo ella mientras.- señalo a Indira para que pruebe, aunque a los pocos minutos regresa la enfermera con un carrito de libros, que dice que ha echado varios porque no sabía cuál quería usar. - Gracias. Suficiente por ahora. - cojo uno de los libros para dárselo a Indira, uno que habla sobre cómo curar con energía y los diferentes chakras del cuerpo. Después le paso otro a Jonnai, uno que se da a los sanadores que inician sus estudios, con todo lo básico. Después cojo otro para sortear, que habla sobre enfermedades mágicas variadas, y otro sobre pociones medicinales y sus usos específicos.
Las miradas que me echaba de vez en cuando Galeno me ponían bastante nerviosa. Sin embargo, su opinión ante la guerra me daba confianza en él, ¿tal vez podría dwcirle lo que me pasaba? Ya se ha enterado todo el mundo, pero aun así... Tal vez piense que soy una inmadura.
"Lo que debo decirles es que quiero ausentarme. Tengo que ir a Siria... Hace tiempo que no sé nada de ellos"
Miro a Galeno, intentando mantener la compostura, aunque ahora como me está prestando atención, los nervios de que descubra mi estado deplorable no me ayuda mucho a concentrarme. Resultado, curación mal hecha y un pequeño mareo, que consigo disimular. Me acerco un poco más a revisar el vendaje, notando la sangre.
-Deberíamos cambiar la venda. ¿Ha habido signos de infección?
Pregunto intentando remendar mi desastre. Veo que el paciente se pone nervioso, así que decido ponerme modo "profesional" aunque sigo intentando esconder mi cuerpo bajo las alas, examinando el estado del paciente.
-Dígame cuando le duele, ¿de acuerdo? Sin miedo
"Lo que debo decirles es que quiero ausentarme. Tengo que ir a Siria... Hace tiempo que no sé nada de ellos"
Miro a Galeno, intentando mantener la compostura, aunque ahora como me está prestando atención, los nervios de que descubra mi estado deplorable no me ayuda mucho a concentrarme. Resultado, curación mal hecha y un pequeño mareo, que consigo disimular. Me acerco un poco más a revisar el vendaje, notando la sangre.
-Deberíamos cambiar la venda. ¿Ha habido signos de infección?
Pregunto intentando remendar mi desastre. Veo que el paciente se pone nervioso, así que decido ponerme modo "profesional" aunque sigo intentando esconder mi cuerpo bajo las alas, examinando el estado del paciente.
-Dígame cuando le duele, ¿de acuerdo? Sin miedo
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No iba a cambiar mi opinión por mucho que insistiera que no era válida, o que él tenía otra. -Un sanador puede quedarse atrás en una batalla, ¿Pero y qué hacen los otros?- Pregunté, mucho más severo que antes. Él insistía en que debía haber otra manera. Que había visto morir ya demasiada gente. -Mientras los magos sigan insistiendo en que hay otra manera de hacer las cosas, que la violencia no es la solución, otros tantos siguen muriendo. Injustamente. ¿Es prudente dejar que nos vayan exterminando por este estúpido pacifismo?- Pregunté muy incisivo.
Afirmó que asistiría a la fiesta durante poco rato. Le miré de reojo pues andaba ocupado con el nuevo paciente. -¿No nos sabe mal a todos asistir a una festividad habiendo gente herida?- ¿A mí? Si. Y no consideraba que fuera oportuno celebrar absolutamente nada. Había intentado ignorar mi cumpleaños, no tenía porqué perder el tiempo en fiestas. A no ser que tuvieran la posibilidad de sernos útiles. -Mi madre fue siempre buena sanadora. Muy dada a ayudar siempre que se le presentara la opción. Y ahora…
Ella no merecía haber vivido una guerra. Ni dos, ni tres. No era justo. La echaba a faltar. Y lo peor… No sabía si seguía viva. O si ya no debía esperar encontrarla de nuevo. Había fallado al curar al pobre paciente. Y Galeno seguía con sus largos discursos, que seguía bloqueado. Me dio una serie de indicaciones para la siguiente ocasión… Que me concentrara en canalizarlo todo en un punto. Entonces me sustituyó Indira mientras esperaba.
Observé como llegaba una enfermera con libros. Me dio uno con cosas bastante básicas el que hojeé raudamente. Me interesé también por un libro que tenía encima sobre enfermedades mágicas. -Ese parece interesante.- Señalé el antes mencionado. Indira falló estrepitosamente su curación, y yo me dispuse a intentarlo una vez más, con las energías de nuevo reposadas. Pero nuevamente fallé incluso siguiendo los consejos de Galeno.
Ignoré bastante qué pudiera pensar el paciente de mi actuación, no especialmente delicada. Le quité el vendaje e hice la desinfección pertinente antes de volver a vendárselo, suspirando largamente. -Quizás tenga que llenar mi mente de sentimientos positivos y felicidad para que esto funcione.- Suspiré, con demasiado punto de ironía.
Afirmó que asistiría a la fiesta durante poco rato. Le miré de reojo pues andaba ocupado con el nuevo paciente. -¿No nos sabe mal a todos asistir a una festividad habiendo gente herida?- ¿A mí? Si. Y no consideraba que fuera oportuno celebrar absolutamente nada. Había intentado ignorar mi cumpleaños, no tenía porqué perder el tiempo en fiestas. A no ser que tuvieran la posibilidad de sernos útiles. -Mi madre fue siempre buena sanadora. Muy dada a ayudar siempre que se le presentara la opción. Y ahora…
Ella no merecía haber vivido una guerra. Ni dos, ni tres. No era justo. La echaba a faltar. Y lo peor… No sabía si seguía viva. O si ya no debía esperar encontrarla de nuevo. Había fallado al curar al pobre paciente. Y Galeno seguía con sus largos discursos, que seguía bloqueado. Me dio una serie de indicaciones para la siguiente ocasión… Que me concentrara en canalizarlo todo en un punto. Entonces me sustituyó Indira mientras esperaba.
Observé como llegaba una enfermera con libros. Me dio uno con cosas bastante básicas el que hojeé raudamente. Me interesé también por un libro que tenía encima sobre enfermedades mágicas. -Ese parece interesante.- Señalé el antes mencionado. Indira falló estrepitosamente su curación, y yo me dispuse a intentarlo una vez más, con las energías de nuevo reposadas. Pero nuevamente fallé incluso siguiendo los consejos de Galeno.
Ignoré bastante qué pudiera pensar el paciente de mi actuación, no especialmente delicada. Le quité el vendaje e hice la desinfección pertinente antes de volver a vendárselo, suspirando largamente. -Quizás tenga que llenar mi mente de sentimientos positivos y felicidad para que esto funcione.- Suspiré, con demasiado punto de ironía.
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Indira tampoco parece estar muy acertada en las curaciones, pero al menos valoro que busque otras opciones y formas de actuar, haciendo preguntas como lo de la infección o propuestas como lo de la venda. - No ha habido signos, por ahora, pero con toda herida se debe prevenir, así que no vendría mal que le suministrases alguna medicina tipo antibiótico. También se debe cambiar el vendaje con frecuencia. Adelante con ello. - le doy vía libre para que pruebe alguna de las cosas que he dicho, dejando que haga lo que quiera porque el caso no es grave, por ahora son casos sencillos sin riesgo para poder practicar. Al menos parece más centrada que antes, que parecía tener la mente en otro sitio.
Por su parte Jonnai sigue insistiendo en dar argumentos para su modo de pensar, hablando de magos que piensan que la no violencia es la solución. - No todos son así. Los ahora autodenominados como Blood Keepers son partidarios de la guerra contra humanos y contra magos que no compartan sus ideales. Hay quien los ve como los verdaderos salvadores en todo este embrollo, incluso hay miembros del consejo que insistieron para traer a dos de ellos al torneo. Yo voté en contra. - con eso le dejo claro lo que pienso de los Blood, a mi no me hace excesiva gracia que esa tal Adele ande por aquí, no me da buena espina. - Pero si lo que deseáis es enzarzaros en una guerra mundial mágica de proporciones bíblicas...pues bien, no nos quedará otro remedio que seguir curando los destrozos que salgan de ello. - acepto suspirando después de modo algo cansado, harto de ver como siempre se repite lo mismo. Sólo el cambio en las mentalidades y la educación podrán cambiar esto. Tengo la impresión de que Jonnai piensa que somos frívolos por organizar una fiesta, diciendo que debería sabernos mal habiendo tantos heridos.
- Ellos van a seguir heridos vayas tú a una fiesta o no. Nuestro deber es curarlos, que es lo único que podemos hacer. A ellos no va a ayudarles que nos quedemos fustigándonos con un látigo o amargados en un rincón. Nuestro trabajo es lo único que necesitan. Y el hospital no quedará desatendido, habrá guardias, así que trata de relajarte y disfrutar. No puedes atender vidas como es debido si no valoras lo suficiente la tuya. - acabo sonriendo de manera amable, casi paternal, pensando que el joven (aunque quizás sea mayor que yo, pero no lo parece con eso de ser elfo) es demasiado rígido en algunos aspectos. Le invito a terminar la frase de su madre con un gesto de las cejas, aunque intuyo que no debe acabar muy bien por eso de que deja la frase a medias.
- Sí, no te vale únicamente con un libro de enfermedades que afectan a cualquiera, este está centrado en las mágicas. - comento al ver que se interesa por ese libro, mencionando por mi parte alguno de los apartados que tiene. - Aprenderás más sobre el SPM o Síndrome de Pérdida de Magia, la viruela de dragón, las necrosis por maldiciones, los maleficios drenadores de vitalidad, los envenenamientos producidos por criaturas mágicas...y muchas más cosas. - resumo por no tirarme hablando media hora, si ve algo que le interese que me lo vaya comentando. Se encarga él de hacer lo que le he dicho a Indira hace un momento, así que después de este iremos a por otro paciente que escojan ellos, valdría cualquiera, ya que aquí no se encuentran los casos más graves.
- Ambos habéis fallado...intuyo que a los dos os hace falta eso de la positividad en los pensamientos. La energía sanadora no puede fluir de un torrente turbio sin estabilidad interior. Probad a hacer un pequeño ejercicio de relajación antes de seguir curando. Vaciad vuestra mente todo lo que podáis. Sacadlo fuera y decid lo que os preocupa si es necesario. Y después poned todas vuestras ganas y energías en hacer que la persona que tenéis delante mejore. Sólo tenemos que conseguir que vuestra habilidad por raza sea más intensa.
Por su parte Jonnai sigue insistiendo en dar argumentos para su modo de pensar, hablando de magos que piensan que la no violencia es la solución. - No todos son así. Los ahora autodenominados como Blood Keepers son partidarios de la guerra contra humanos y contra magos que no compartan sus ideales. Hay quien los ve como los verdaderos salvadores en todo este embrollo, incluso hay miembros del consejo que insistieron para traer a dos de ellos al torneo. Yo voté en contra. - con eso le dejo claro lo que pienso de los Blood, a mi no me hace excesiva gracia que esa tal Adele ande por aquí, no me da buena espina. - Pero si lo que deseáis es enzarzaros en una guerra mundial mágica de proporciones bíblicas...pues bien, no nos quedará otro remedio que seguir curando los destrozos que salgan de ello. - acepto suspirando después de modo algo cansado, harto de ver como siempre se repite lo mismo. Sólo el cambio en las mentalidades y la educación podrán cambiar esto. Tengo la impresión de que Jonnai piensa que somos frívolos por organizar una fiesta, diciendo que debería sabernos mal habiendo tantos heridos.
- Ellos van a seguir heridos vayas tú a una fiesta o no. Nuestro deber es curarlos, que es lo único que podemos hacer. A ellos no va a ayudarles que nos quedemos fustigándonos con un látigo o amargados en un rincón. Nuestro trabajo es lo único que necesitan. Y el hospital no quedará desatendido, habrá guardias, así que trata de relajarte y disfrutar. No puedes atender vidas como es debido si no valoras lo suficiente la tuya. - acabo sonriendo de manera amable, casi paternal, pensando que el joven (aunque quizás sea mayor que yo, pero no lo parece con eso de ser elfo) es demasiado rígido en algunos aspectos. Le invito a terminar la frase de su madre con un gesto de las cejas, aunque intuyo que no debe acabar muy bien por eso de que deja la frase a medias.
- Sí, no te vale únicamente con un libro de enfermedades que afectan a cualquiera, este está centrado en las mágicas. - comento al ver que se interesa por ese libro, mencionando por mi parte alguno de los apartados que tiene. - Aprenderás más sobre el SPM o Síndrome de Pérdida de Magia, la viruela de dragón, las necrosis por maldiciones, los maleficios drenadores de vitalidad, los envenenamientos producidos por criaturas mágicas...y muchas más cosas. - resumo por no tirarme hablando media hora, si ve algo que le interese que me lo vaya comentando. Se encarga él de hacer lo que le he dicho a Indira hace un momento, así que después de este iremos a por otro paciente que escojan ellos, valdría cualquiera, ya que aquí no se encuentran los casos más graves.
- Ambos habéis fallado...intuyo que a los dos os hace falta eso de la positividad en los pensamientos. La energía sanadora no puede fluir de un torrente turbio sin estabilidad interior. Probad a hacer un pequeño ejercicio de relajación antes de seguir curando. Vaciad vuestra mente todo lo que podáis. Sacadlo fuera y decid lo que os preocupa si es necesario. Y después poned todas vuestras ganas y energías en hacer que la persona que tenéis delante mejore. Sólo tenemos que conseguir que vuestra habilidad por raza sea más intensa.
-Supongo entonces que cuando todo esto termine serás tan amable de arreglar los destrozos que has hecho. Si es que puedes
Pronuncio como la primera y la última respuesta sobre el tema de la guerra hacia el elfo. No sé que pretendía, ¿convencerlos a luchar? ¡Pues va listo! estos son bastante duros de mollera, y no creo que la opinión de un simple elfo les haga cambiar de parecer. Y en cuanto a los destrozos, hay algunos que no se pueden arreglar.
"Exterminar a los humanos no traerá a mi padre de vuelta... Matarme no devolverá la vida a los soldados que maté"
Me aparto rápidamente cuando Cygnus empieza de manera un poco brusca a "quitarme el trabajo". Tal vez cuando vuelva de Siria le traiga una investigación que hizo mi padre sobre el efecto del personal sanitario en los enfermos. Aprovecho la oportunidad para coger el libro y lo ojeo un poco. Seguro que es interesante, mi madre solía utilizar su magia de esta manera, seguro que tiene algún libro sobre técnicas de canalización en casa.
"Cuando vuelva..."
Escucho lo que dice mi maestro sobre nuestros fallos a la hora de canalizar magia. ¿Será eso por lo que mi magia no funciona? ¿O tal vez porque lo único que he comido desde la pelea del Moulin ha sido un plato de arroz? Es entonces cuando los efectos de baja energía vuelven a aparecer, la cabeza me da vueltas y mi visión se nubla por un instante, intento sentarme en una silla pero trastabillo y me caigo de bruces al suelo.
-Hoy no es mi día...
------
¿Consigo sentarme en la silla?
Pronuncio como la primera y la última respuesta sobre el tema de la guerra hacia el elfo. No sé que pretendía, ¿convencerlos a luchar? ¡Pues va listo! estos son bastante duros de mollera, y no creo que la opinión de un simple elfo les haga cambiar de parecer. Y en cuanto a los destrozos, hay algunos que no se pueden arreglar.
"Exterminar a los humanos no traerá a mi padre de vuelta... Matarme no devolverá la vida a los soldados que maté"
Me aparto rápidamente cuando Cygnus empieza de manera un poco brusca a "quitarme el trabajo". Tal vez cuando vuelva de Siria le traiga una investigación que hizo mi padre sobre el efecto del personal sanitario en los enfermos. Aprovecho la oportunidad para coger el libro y lo ojeo un poco. Seguro que es interesante, mi madre solía utilizar su magia de esta manera, seguro que tiene algún libro sobre técnicas de canalización en casa.
"Cuando vuelva..."
Escucho lo que dice mi maestro sobre nuestros fallos a la hora de canalizar magia. ¿Será eso por lo que mi magia no funciona? ¿O tal vez porque lo único que he comido desde la pelea del Moulin ha sido un plato de arroz? Es entonces cuando los efectos de baja energía vuelven a aparecer, la cabeza me da vueltas y mi visión se nubla por un instante, intento sentarme en una silla pero trastabillo y me caigo de bruces al suelo.
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