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La comida que sirven no es una maravilla, y el lugar es tirando a oscuro y deprimente. Pero la hora de las comidas es el mejor momento para socializar con otros soldados....o para meterse en una trifulca. Pero cuidado con los castigos de tus superiores.
Después de haber terminado con los trabajos en los Campos decido volver a la base, es la hora de comer y mi estomago es el primero en indicarlo, además de la alarma puesta en Lucy que comienza a temblar en cuanto el reloj indica las dos en punto.
-Lucy, voy a comer puedes dejarlo. -digo en un susurro mientras recojo mi bandeja y me siento en un lugar abandonado de la sala, en una de las esquinas que dan la suficiente sombra para ocultarme de los demás soldados que no tardan en alardear de sus entrenamientos.
"Debería continuar yo también con mi entrenamiento" pienso al recordar que tengo que coger cierta destreza con algo, si me llegasen a atacar ahora mismo no podría defenderme por mí solo.
Continuo masticando en silencio, programándome mis tareas en Lucy.
-Lucy, voy a comer puedes dejarlo. -digo en un susurro mientras recojo mi bandeja y me siento en un lugar abandonado de la sala, en una de las esquinas que dan la suficiente sombra para ocultarme de los demás soldados que no tardan en alardear de sus entrenamientos.
"Debería continuar yo también con mi entrenamiento" pienso al recordar que tengo que coger cierta destreza con algo, si me llegasen a atacar ahora mismo no podría defenderme por mí solo.
Continuo masticando en silencio, programándome mis tareas en Lucy.
Cena de Nochevieja de la Alianza Humana
La sala lucía mejor que de costumbre. Los comedores, tristemente ruinosos la mayoría de las veces, contaban con alguna que otra decoración para disimular algo la oscuridad de la zona. Así mismo lo había mandado. Pequeñas luces de navidad, garlandas y cintas de colores conferían un aspecto un poco más alegre a la zona. Se había hecho todo lo posible por dar algo de belleza al lugar. Aún era pronto -debían ser seis de la tarde- y por supuesto no había demasiada gente. La cena se celebraría a las ocho y más o menos terminaríamos todo aquello a las una. A las doce celebraríamos las campanadas. Había sido complicado conseguir algunos de los alimentos y la bebida, porque como era de esperar, habría. Y para los más tranquilitos té, que brindaran con eso.
También me había visto obligado a reajustar un poco las patrullas. Confiaba en que los seres mágicos también estuvieran ocupados celebrando sus cosas y, como había pedido en la entrevista, hubiera una breve tregua durante esa noche. Teníamos más centinelas que de costumbre en la entrada ya que aquella noche, aunque debía haber alguno vigilando alguna zona, no planeábamos en intentar capturar nuevos rehenes. Había procurado que los soldados pudieran tener aquella noche en paz. No todos tenían ganas de celebrar y seguían habiendo algunos aquí y allí armados. Algunos no veían bien aquella celebración, a otros les parecía más prudente tomarse una noche de fiesta en otra ocasión, otros tildaban la nochevieja de tontería…
… A mí me parecía una costumbre respetable. Cuando llegué a la superfície me maravillé con las muchas festividades humanas, con sus ambientes, sus músicas… Aún no habíamos puesto nada de fondo porque era muy pronto. De hecho aún estaban haciéndose algunos últimos preparativos. Ponían los platos sobre las mesas, largas, que habían podido apañar reestructurando el orden en la sala. Otros acababan de sacarle brillo al suelo y al ambiente. Yo contaba con el papel en mano que estuvieran todos los platos necesarios, según habían confirmado o denegado su asistencia. Ya parecía estar todo en orden.
-Capitán Ailanthus- Preguntó un mozo que no debía llegar a la mayoría de edad humana -Ya están todos los preparativos listos, ¿Deberíamos avisar por megafonía?- Habíamos apañado un aparato en uno de los rincones para anunciar cosas por megafonía, como aquella… O posibles urgencias que pudieran surgir. Me acerqué un poco al aparato haciéndole un gesto al chaval para que me siguera.
-Aún no es la hora de la cena, pero agradecería si pudiera avisar de que hacia las siete deberían estar todos listos. Querrán arreglarse.- Muchos de ellos no tenían demasiadas ocasiones de socializar y verse los rostros. Yo mismo tenía ganas por verlos. Quizás de aquella noche surgieran incluso nuevos amigos, nuevas parejas. -Avise de ello, sí.- Y el joven, apresurado, fue a hacer aquello que le pedí.
-¡Los preparativos están listos! La cena comenzará a las ocho, pero se recomienda asistir antes de las siete
Sonreí para mis adentros mientras pedían que pusieran algo de música relajante mientras esperábamos. Tomé asiento en uno de los bancos de los lados, guardando la lista en mi bolsillo. Y así esperaría hasta la llegada de las siete.
- off:
- Es un post introductorio insurso para ambientar un poco, sería recomendable que hiciérais vuestro post de presentación y llegada~~
Llegué en mi fantástico carro blindado a la base militar. Esta vez si habia usado un chofer, mientras yo revisaba los archivos digitales y varias cosas mas en mi tablet. Las obras de restauracion iban avanzando adecuadamente, las nuevas medidas de seguridad tambien. Habia pedido que me diseñaran un sistema informatico y electronico mas fino, y que se instalasen mas medidas de seguridad en campos, y muchas, muchas mas trampas. Lo del gas habia sido cuanto menos divertido .
Y me habian informado de la fiesta que iban a dar los militares, y aunque no me apetecia nada, decidi que tendria que pasarme unos instantes, porque Javert parecia un hombre tan ocupadisimo que ni se le veia el pelo, y no estaria mal intercambiar unas palabras con mis compañeros. A Ailanthus no sabia que hacerle, si felicitarle el año o soltarle un chispazo de los fuertes, porque se me habia saltado un poco el protocolo segun algunos videos. Y bueno, ya estaba mas que claro que sabia lo de su hermano, seguramente el drow se mostrase molesto.
Me reajusto la corbata, entrando al comedor. Alli hay algunos soldados congregados ya, no es mal dia para echarse unas cuantas copas de mas, la verdad, aunque no me veran a mi en tal situacion. Al unico alto cargo al que localizo es a Ailanthus, al cual me aproximo, con las manos entrelazadas en mi espalda. Le sonrio, y mis ojos hacen lo mismo, a traves de mis sempiternas tintadas gafas.
-¿Feliz año y esas cosas, supongo? Te has tomado muchas molestias en esto.
Lo miro de modo indescifrable, pero ciertamente de reojo en cierto momento.
-Los comentarios para más tarde. Sólo he venido a comprobar como van los soldados de la base.
Y me habian informado de la fiesta que iban a dar los militares, y aunque no me apetecia nada, decidi que tendria que pasarme unos instantes, porque Javert parecia un hombre tan ocupadisimo que ni se le veia el pelo, y no estaria mal intercambiar unas palabras con mis compañeros. A Ailanthus no sabia que hacerle, si felicitarle el año o soltarle un chispazo de los fuertes, porque se me habia saltado un poco el protocolo segun algunos videos. Y bueno, ya estaba mas que claro que sabia lo de su hermano, seguramente el drow se mostrase molesto.
Me reajusto la corbata, entrando al comedor. Alli hay algunos soldados congregados ya, no es mal dia para echarse unas cuantas copas de mas, la verdad, aunque no me veran a mi en tal situacion. Al unico alto cargo al que localizo es a Ailanthus, al cual me aproximo, con las manos entrelazadas en mi espalda. Le sonrio, y mis ojos hacen lo mismo, a traves de mis sempiternas tintadas gafas.
-¿Feliz año y esas cosas, supongo? Te has tomado muchas molestias en esto.
Lo miro de modo indescifrable, pero ciertamente de reojo en cierto momento.
-Los comentarios para más tarde. Sólo he venido a comprobar como van los soldados de la base.
Científico Alianza Humana
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Bando
Apodo
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Nacionalidad
La cena de nochevieja de la Alianza de la que fui avisado hace unos días promete ser un evento poco apto para intelectuales como yo, rodeado de todos esos soldados de bajo rango y de políticos que seguro que ni siquiera han estudiado lo suficiente para llegar a donde están. De todos modos decido acudir por educación y por mostrar mi lealtad para con la Alianza, ahora que estamos en un momento delicado tras los recientes ataques. Por ahora creo que seré el único científico del departamento en acudir, así que no descarto aburrirme pronto y marcharme al no encontrar con quien compartir mis temas de conversación.
Soy todo lo puntual que puedo, acudiendo al lugar en cuanto avisan por megafonía. Al entrar observo con detenimiento el cambio navideño que le han dado al salón, tan frío de manera habitual. Recorro el lugar saludando por educación a los soldados que me encuentro, con los que he trabajado en los campos. Los peces gordos no están todavía al completo, sólo dos de ellos. Ambos habían estado en los campos cuando sucedió el ataque, aunque el drow acabó peor que el ministro. Andreas se lo había pasado bien jugando con nuestro nuevo invento, el gas que empleó en los campos, sin importarle que estuviese en fase experimental. Me acerco a ellos para saludarlos, por eso de que son mis 'jefes' o algo así.
- Buenas noches, espero que pasemos una buena velada. Quién sabe cuándo volveremos a sufrir otro ataque...- dejo caer con cierto disgusto, mirando después alrededor para buscar lugar donde sentarme. - ¿ Se permite hablar esta noche sobre lo sucedido o es tema prohibido? - pregunto antes de que el salón comience a llenarse de soldados de la base, bajando el tono a uno confidencial.
Soy todo lo puntual que puedo, acudiendo al lugar en cuanto avisan por megafonía. Al entrar observo con detenimiento el cambio navideño que le han dado al salón, tan frío de manera habitual. Recorro el lugar saludando por educación a los soldados que me encuentro, con los que he trabajado en los campos. Los peces gordos no están todavía al completo, sólo dos de ellos. Ambos habían estado en los campos cuando sucedió el ataque, aunque el drow acabó peor que el ministro. Andreas se lo había pasado bien jugando con nuestro nuevo invento, el gas que empleó en los campos, sin importarle que estuviese en fase experimental. Me acerco a ellos para saludarlos, por eso de que son mis 'jefes' o algo así.
- Buenas noches, espero que pasemos una buena velada. Quién sabe cuándo volveremos a sufrir otro ataque...- dejo caer con cierto disgusto, mirando después alrededor para buscar lugar donde sentarme. - ¿ Se permite hablar esta noche sobre lo sucedido o es tema prohibido? - pregunto antes de que el salón comience a llenarse de soldados de la base, bajando el tono a uno confidencial.
Esperaba con absoluto silencio a que llegaran los soldados. Algunos fueron muy puntuales. Tal y como llegaban devolvía los saludos, sin moverme del lugar, quieto como una estatua. Observaba los rostros de todos y cada uno de ellos. Muchos jóvenes, pocos viejos. La mayoría debían haber nacido en época de conflicto. Me entristecía enormemente ver todo aquello, aunque me reconfortaba poder dedicar aunque fuera una noche a que pudieran pasárselo bien. Una de las llegadas, pero, me hizo arquear una ceja.
Andreas Wilhelm. Lo contemplé desde otra perspectiva en aquella ocasión. Más odio que aprecio. Aquel hombre había sido culpable de muchas cosas y ahora se planteaba más como un asesino sin escrúpulos que no un político con una curiosa fobia a la sangre. Me dedicó una sonrisa y un comentario dudoso. Yo le devolví un rostro algo serio, aún agotado. Llevaba las vendas de las no pocas heridas que recibí en aquella noche. Y muchos asuntos en el despacho me habían quitado las horas de sueño… Las ojeras se marcaban en mi rostro, profundas, quitando algo de belleza a mi rostro élfico, que por naturalidad rebosaba de esta.
-Feliz año nuevo, ¿No es esa vuestra tradición? Nosotros los drows no lo celebramos. Nos aburriríamos, porque quinientos fines de año…- Le comenté con una sonrisa irónica, conteniendome una mirada asesina. “Quizás te lo dijo mi hermano”, pensé en añadirle. Pero él me decía, los comentarios para más tarde. Que quería ver los soldados. “Como si te importaran media mierda ¿Te crees que no sé qué pie calzas?” -Ahí van. Algunos más furiosos, otros más cansados, los más cercanos a los muertos muy tristes. Algunos no asistirán a esta velada por esas razones… Sigo sin poder dejar de pensar en aquellos puñeteros magos.
Me dijeran lo que me dijeran, los únicos en haber asesinado a alguien aquella noche en los campos fueron ellos. Me interrumpió los pensamientos un científico. Otro. Lo contemplé con una aparente seriedad profesional, pero dentro de mí estaba muy tenso. Esos imbéciles también sabían todo el asunto, y habían sido partícipes de ocultar toda aquella información, de no echar más que miradas asesinas hacia mi persona pero nunca decir nada sobre todo aquel asunto. Me enfurecía aquella falta de confianza hacia mí, aquel afán por esconderme la información…
-Lo mismo deseo. ¿Cuál es su nombre?- No iba a llamarlo “científico”. -¿Hablar de aquella noche? Imagino que… Bueno. Siéntese.- Le señalé los bancos que habían por todo el perímetro, esperando que se sentara en uno cercano. -No nos sobra el tiempo y yo tampoco planeo en festejar mucho, la única razón por la cual asisto a esto es comprobar que todo esté en orden.- Y porque no me fiaba quedarme solo en mi despacho sin soldados cerca del pasillo. Debían ya haber iluminados listos para acabar conmigo. -¿Qué desea discutir sobre aquello? ¿El gas? ¿Algún cambio en los chips?- Me pasé una mano en la nuca, cerrando los ojos.
-Ese gas no es útil para esos ataques. Para… Sacar información a rehenes, tal vez. Pero un somnífero debería ser más útil la próxima vez. La bestia licántropa se descontroló pero sin embargo se las apañó para atacarme a mí. Huyeron todos de una forma u otra. Son tiempos donde todos ya saben lo que es el miedo, y si no voy mal encaminado, lo que hace ese gas es provocar alucinaciones que puedan amedrentar los corazones de aquellos que lo respiran. Es similar a un ilusionista, pero siquiera ellos son infalibles. Está… Bien, poder comprobar sus efectos. Pero necesitamos encaminar nuestra estrategia a otro lado si pretendemos evitar que desaparezcan la mitad de los rehenes en una noche.
Andreas Wilhelm. Lo contemplé desde otra perspectiva en aquella ocasión. Más odio que aprecio. Aquel hombre había sido culpable de muchas cosas y ahora se planteaba más como un asesino sin escrúpulos que no un político con una curiosa fobia a la sangre. Me dedicó una sonrisa y un comentario dudoso. Yo le devolví un rostro algo serio, aún agotado. Llevaba las vendas de las no pocas heridas que recibí en aquella noche. Y muchos asuntos en el despacho me habían quitado las horas de sueño… Las ojeras se marcaban en mi rostro, profundas, quitando algo de belleza a mi rostro élfico, que por naturalidad rebosaba de esta.
-Feliz año nuevo, ¿No es esa vuestra tradición? Nosotros los drows no lo celebramos. Nos aburriríamos, porque quinientos fines de año…- Le comenté con una sonrisa irónica, conteniendome una mirada asesina. “Quizás te lo dijo mi hermano”, pensé en añadirle. Pero él me decía, los comentarios para más tarde. Que quería ver los soldados. “Como si te importaran media mierda ¿Te crees que no sé qué pie calzas?” -Ahí van. Algunos más furiosos, otros más cansados, los más cercanos a los muertos muy tristes. Algunos no asistirán a esta velada por esas razones… Sigo sin poder dejar de pensar en aquellos puñeteros magos.
Me dijeran lo que me dijeran, los únicos en haber asesinado a alguien aquella noche en los campos fueron ellos. Me interrumpió los pensamientos un científico. Otro. Lo contemplé con una aparente seriedad profesional, pero dentro de mí estaba muy tenso. Esos imbéciles también sabían todo el asunto, y habían sido partícipes de ocultar toda aquella información, de no echar más que miradas asesinas hacia mi persona pero nunca decir nada sobre todo aquel asunto. Me enfurecía aquella falta de confianza hacia mí, aquel afán por esconderme la información…
-Lo mismo deseo. ¿Cuál es su nombre?- No iba a llamarlo “científico”. -¿Hablar de aquella noche? Imagino que… Bueno. Siéntese.- Le señalé los bancos que habían por todo el perímetro, esperando que se sentara en uno cercano. -No nos sobra el tiempo y yo tampoco planeo en festejar mucho, la única razón por la cual asisto a esto es comprobar que todo esté en orden.- Y porque no me fiaba quedarme solo en mi despacho sin soldados cerca del pasillo. Debían ya haber iluminados listos para acabar conmigo. -¿Qué desea discutir sobre aquello? ¿El gas? ¿Algún cambio en los chips?- Me pasé una mano en la nuca, cerrando los ojos.
-Ese gas no es útil para esos ataques. Para… Sacar información a rehenes, tal vez. Pero un somnífero debería ser más útil la próxima vez. La bestia licántropa se descontroló pero sin embargo se las apañó para atacarme a mí. Huyeron todos de una forma u otra. Son tiempos donde todos ya saben lo que es el miedo, y si no voy mal encaminado, lo que hace ese gas es provocar alucinaciones que puedan amedrentar los corazones de aquellos que lo respiran. Es similar a un ilusionista, pero siquiera ellos son infalibles. Está… Bien, poder comprobar sus efectos. Pero necesitamos encaminar nuestra estrategia a otro lado si pretendemos evitar que desaparezcan la mitad de los rehenes en una noche.
Caminaba despacio, con su comunicador entre las manos y una media sonrisa que se apagó en cuanto encontró la puerta del comedor. No le agradaba los formalismos en aquellos bailes así que de alguna forma agradeció que no hubiera uno ese año, pero eso no quitaba que se mostrase algo molesto por estar en una cena en vez de vigilar las calles, se había vuelto aún más desconfiado con el último ataque y con las respuestas de Ailanthus a los periodistas, aún más.
Se introdujo silencioso por una abertura en la entrada, no quería llamar la atención por lo que se situó en un lugar apartado de la habitación mientras observaba a los más jóvenes disfrutar como si se encontrasen en la facultad ¿él también había sido así? No lo recordaba, entre medias de esos años vislumbraba una borrosa tempestad de disparos y muerte, en definitiva, la guerra.
Llamó a uno de aquellos olvidados al igual que él en alguna esquina.
- La cena empezaba a las ocho ¿no es cierto? Bien, gracias
-Capitán ¿no quiere algo para tomar? Hay algo para picar antes.
Negó levemente con la mano antes de ver marchar al muchacho.
Había salido hacia poco del sanatorio, su ingreso fue más rápido que el primero y al poco tiempo encontró ya una alegría que por lo menos le motivase una pizca esas navidades. De todas formas prefería guardárselo para él, por el momento.
"No puedo tardar mucho, quizás Angela me esté esperando"
Suspiró y volvió a apoyarse en la pared.
Se introdujo silencioso por una abertura en la entrada, no quería llamar la atención por lo que se situó en un lugar apartado de la habitación mientras observaba a los más jóvenes disfrutar como si se encontrasen en la facultad ¿él también había sido así? No lo recordaba, entre medias de esos años vislumbraba una borrosa tempestad de disparos y muerte, en definitiva, la guerra.
Llamó a uno de aquellos olvidados al igual que él en alguna esquina.
- La cena empezaba a las ocho ¿no es cierto? Bien, gracias
-Capitán ¿no quiere algo para tomar? Hay algo para picar antes.
Negó levemente con la mano antes de ver marchar al muchacho.
Había salido hacia poco del sanatorio, su ingreso fue más rápido que el primero y al poco tiempo encontró ya una alegría que por lo menos le motivase una pizca esas navidades. De todas formas prefería guardárselo para él, por el momento.
"No puedo tardar mucho, quizás Angela me esté esperando"
Suspiró y volvió a apoyarse en la pared.
Nieve, escombros y frío...sí, debo de estar en casa aunque el concepto de esta ya no se mantenga intacto en mi memoria. Hace tanto que no pongo un pie que en un mínimo segundo se me cruza por la mente dar un corto paseo en torno al puerto, no obstante ni es el momento oportuno, ni tampoco conservo tanto empeño en realizarlo.
Así que me acerqué a un taxi y le pedí que recogiese mis múltiples maletas antes de subirme en ese diminuto vehículo que me dirigió al apartamento que había alquilado en esa ciudad la última semana de diciembre. Si soy sincera, no me desagrado: un último piso en un rascacielos no está nada mal si se descarta la posibilidad de salir volando en caso de que te bombardeen o que aparezca cualquier criatura en todas tus narices...debería buscar algo mejor pero me conformo con aquello, por ahora.
- No perdamos tiempo -suspiro dejando la copa de vino al lado para darme una ducha y cambiarme.
Cuando estuve aquí era una niña por lo que ni recuerdo ni sabía dónde se hallaba la zona de ministros pero, más o menos, espero que me reconozcan por aquí: lo mejor es preguntar ¿y qué mejor que entrar por todo lo alto e ir a la base militar? Esperaba que la alta clase londinense celebrase una fiesta navideña (eso me abriría muchas puertas teniendo en cuenta que ya conozco a la mayoría) pero claro el año en el que me dispongo a volver resulta que ha habido un ataque hace poco y ese "convite" lo han dispuesto en la base- información obtenida por un taxista cuyo sobrino es recluta-algo poco elegante pero conciso.
Al llegar algunos soldados preguntan el motivo por el que me encuentro allí, aunque no hace falta muchas palabras pues muestran entusiasmo y nerviosismo por regresar al salón dónde se celebrará la cena.
Supongo que es normal que se pregunten por mi persona es evidente que no formo parte del ejército con este vestido rojo considerado por muchos como distinguido a pesar de no ser parte de la indumentaria que llevo cuando se me invita a alguna fiesta. Ligeramente apretado por la parte de arriba hasta llegar a la cintura desde dónde desciende el vuelo, en otras palabras, muy similar a uno perteneciente a Audrey Hepburn, quitándole el hecho de que no es de encaje.
Camino con decisión, resonando mis tacones a lo largo del pasillo hasta llegar a la entrada del comedor dónde algunos de los más jóvenes me miran ¿en serio? ¿soy la única mujer ahora mismo? No pensaba que la alianza humana fuera tan retrograda...bueno, da lo mismo, me dispongo a caminar con naturalidad, dirigiendo cierta a los grupitos que me miran hasta toparme con dos hombres que parecen disponer de cargos más importantes.
- Disculpen la intromisión, deben estar tratando de asuntos importantes, sin embargo me encuentro algo...perdida -probablemente se incomoden o desconfíen de mí, normal si lo dejara en ese saludo pero me apresuro a explicar el motivo por el que me encuentro allí- Sé que posiblemente mi presencia sea extraña aquí, acabo de llegar a Londres y a caballeros como a vosotros -dirijo una sonrisa a ambos antes de continuar- nunca he tenido el placer de conversar...mi nombre es Greta, Greta Weiss, desconozco si sabéis de mí pero provengo de la alianza de Alemania, más bien del lado político que del ejercito, y nada más llegar a esta ciudad que me acogió en mi niñez me encuentro con que ha ocurrido...llamemosle "desgracia" porque sé que no ha sido tanto los deteriores pero sí la perdida de vidas humanas...por lo que he pensado que en nombre de mi patria y mi gobierno (ahora tan lejano) les doy mis más sentido pesar y nuestro apoyo -les muestro mi delgada y fina mano, aún enguantada para protegerme del frío, con el fin de estrechársela a los dos.
Este simple acto me permite observarlos a ambos, al humano y al drow, antes de volver a sonreír con igual calidez que antes.
Así que me acerqué a un taxi y le pedí que recogiese mis múltiples maletas antes de subirme en ese diminuto vehículo que me dirigió al apartamento que había alquilado en esa ciudad la última semana de diciembre. Si soy sincera, no me desagrado: un último piso en un rascacielos no está nada mal si se descarta la posibilidad de salir volando en caso de que te bombardeen o que aparezca cualquier criatura en todas tus narices...debería buscar algo mejor pero me conformo con aquello, por ahora.
- No perdamos tiempo -suspiro dejando la copa de vino al lado para darme una ducha y cambiarme.
Cuando estuve aquí era una niña por lo que ni recuerdo ni sabía dónde se hallaba la zona de ministros pero, más o menos, espero que me reconozcan por aquí: lo mejor es preguntar ¿y qué mejor que entrar por todo lo alto e ir a la base militar? Esperaba que la alta clase londinense celebrase una fiesta navideña (eso me abriría muchas puertas teniendo en cuenta que ya conozco a la mayoría) pero claro el año en el que me dispongo a volver resulta que ha habido un ataque hace poco y ese "convite" lo han dispuesto en la base- información obtenida por un taxista cuyo sobrino es recluta-algo poco elegante pero conciso.
Al llegar algunos soldados preguntan el motivo por el que me encuentro allí, aunque no hace falta muchas palabras pues muestran entusiasmo y nerviosismo por regresar al salón dónde se celebrará la cena.
Supongo que es normal que se pregunten por mi persona es evidente que no formo parte del ejército con este vestido rojo considerado por muchos como distinguido a pesar de no ser parte de la indumentaria que llevo cuando se me invita a alguna fiesta. Ligeramente apretado por la parte de arriba hasta llegar a la cintura desde dónde desciende el vuelo, en otras palabras, muy similar a uno perteneciente a Audrey Hepburn, quitándole el hecho de que no es de encaje.
Camino con decisión, resonando mis tacones a lo largo del pasillo hasta llegar a la entrada del comedor dónde algunos de los más jóvenes me miran ¿en serio? ¿soy la única mujer ahora mismo? No pensaba que la alianza humana fuera tan retrograda...bueno, da lo mismo, me dispongo a caminar con naturalidad, dirigiendo cierta a los grupitos que me miran hasta toparme con dos hombres que parecen disponer de cargos más importantes.
- Disculpen la intromisión, deben estar tratando de asuntos importantes, sin embargo me encuentro algo...perdida -probablemente se incomoden o desconfíen de mí, normal si lo dejara en ese saludo pero me apresuro a explicar el motivo por el que me encuentro allí- Sé que posiblemente mi presencia sea extraña aquí, acabo de llegar a Londres y a caballeros como a vosotros -dirijo una sonrisa a ambos antes de continuar- nunca he tenido el placer de conversar...mi nombre es Greta, Greta Weiss, desconozco si sabéis de mí pero provengo de la alianza de Alemania, más bien del lado político que del ejercito, y nada más llegar a esta ciudad que me acogió en mi niñez me encuentro con que ha ocurrido...llamemosle "desgracia" porque sé que no ha sido tanto los deteriores pero sí la perdida de vidas humanas...por lo que he pensado que en nombre de mi patria y mi gobierno (ahora tan lejano) les doy mis más sentido pesar y nuestro apoyo -les muestro mi delgada y fina mano, aún enguantada para protegerme del frío, con el fin de estrechársela a los dos.
Este simple acto me permite observarlos a ambos, al humano y al drow, antes de volver a sonreír con igual calidez que antes.
Miro a Ailanthus percatandome de lo rencorosísimo que parece su rostro, claro. Yo habia leido lo de su entrevista, por no decir que me habia visto las imagenes de las video camaras y creia haber descubierto quien era el drow pelicorto aquel. Mi pequeño segundo capitán...que gran lástima seria perderlo por unos sentimentalismos. Ladeo un poco mi cara, mirandolo con expresion algo afectada, fijandome en sus vendas.
-Tsk, esas heridas, Ailanthus, cierran muy mal.... se nota que te dieron duro. ¿Puedo ayudarte en algo respecto a eso?- en realidad si que podía
Sonrio por eso de su ironia por los 500 fin de año. Entonces se acerca un cientifico y nos pregunta aquello. Yo por mi parte hago un gesto con mi mano para quitarle importancia.
-Por favor, no, no es ningun tabú. Hablemos.
Me siento tambien, escuchando a Ailanthus, que da su opinion sobre el gas y todo aquello.
-Si, claro, para la proxima incursion meteremos gases somniferos o algo asi en los sistemas. El F.I-R era todo lo que teniamos en buenas cantidades preparado. Vendrá bien hacerlo tambien si hay motines , aunque tal como han quedado los animos...en fin, estoy supervisando las obras de reparacion y la implementacion de nuevos sistemas de seguridad. Pero son Top Secret, ya sabeis. Tiene que ser sorpresa!
"por no decir que me interesaba mas comprobar sus efectos a gran escala."
-Señor cientifico, digame como van las pruebas con los nanobichos?
Levanto la mirada al ver entrar a Frederic, que va tan tieso y asocial como siempre. Al poco dejo de prestar atencion al susodicho capitan porque entra una bellisima mujer vestida de rojo, que termina acercandose a nosotros. Dudo que le interese nuestra conversacion sobre nanobichos, asi que dejo esta conversacion de lado. Escucho su breve presentacion e historia, alemana? Interesante. Compartimos origen. Y su nombre...
-Greta Weiss.... ah, por supuesto, no será usted la misma Greta Weiss de la que tanto se oia hablar en Alemania? Tengo entendido que tiene una voz maravillosa.
-Tsk, esas heridas, Ailanthus, cierran muy mal.... se nota que te dieron duro. ¿Puedo ayudarte en algo respecto a eso?- en realidad si que podía
Sonrio por eso de su ironia por los 500 fin de año. Entonces se acerca un cientifico y nos pregunta aquello. Yo por mi parte hago un gesto con mi mano para quitarle importancia.
-Por favor, no, no es ningun tabú. Hablemos.
Me siento tambien, escuchando a Ailanthus, que da su opinion sobre el gas y todo aquello.
-Si, claro, para la proxima incursion meteremos gases somniferos o algo asi en los sistemas. El F.I-R era todo lo que teniamos en buenas cantidades preparado. Vendrá bien hacerlo tambien si hay motines , aunque tal como han quedado los animos...en fin, estoy supervisando las obras de reparacion y la implementacion de nuevos sistemas de seguridad. Pero son Top Secret, ya sabeis. Tiene que ser sorpresa!
"por no decir que me interesaba mas comprobar sus efectos a gran escala."
-Señor cientifico, digame como van las pruebas con los nanobichos?
Levanto la mirada al ver entrar a Frederic, que va tan tieso y asocial como siempre. Al poco dejo de prestar atencion al susodicho capitan porque entra una bellisima mujer vestida de rojo, que termina acercandose a nosotros. Dudo que le interese nuestra conversacion sobre nanobichos, asi que dejo esta conversacion de lado. Escucho su breve presentacion e historia, alemana? Interesante. Compartimos origen. Y su nombre...
-Greta Weiss.... ah, por supuesto, no será usted la misma Greta Weiss de la que tanto se oia hablar en Alemania? Tengo entendido que tiene una voz maravillosa.
Milton Capea
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Llego por fin a la base del ejercito. Me había costado escaparme del hospital sin que ninguno de los médicos molestara en que debía tomar reposo. Estaba bien, apenas unos golpe y cortes, nada demasiado grave. Camine por los pasillos y observe la multitud de carteles que había sobre una estúpida fiesta.
"A quien mierda se le ocurre hacer una fiesta. Lo que deberían hacer es una reunión para calmar a los soldados. Directivos imbéciles"
Llego hasta la oficina de Javert y toco la puerta con el sobre en mi mano. Una vez. Dos veces. Tres veces. No hay sonidos dentro, y el único ruido que se oye en la base es el del comedor. Suspiro algo molesto y me encamino hacia allí para presentarme ante él.
Abro las puertas al llegar y observo a mi alrededor buscándolo. Conozco su cara, quien no lo conoce. No sé si me recuerda, entrene a la mayoría de sus hombres, es posible que lo haga, sin embargo, si voy a volver a la actividad le debo la cortesía de presentarme personalmente.
Lo encuentro por fin apoyado contra una pared y me encamino hacia él. Con la espalda erguida comienzo a hablarle y extiendo mi mano a saludarlo.
-Capitán Jav... -
En ese momento veo que a poca distancia de él un grupo se reúne. Y junto a ellos... la misma mierda que nos atacó hace unos días. Un puto drow de mierda, de pie entre ellos, tranquilo y sin recibir ningún disparo.
Enseguida mi mano se dirige a mi arma tomándola por la empuñadura, pero algo me bloquea. Este no-humano era el bicho deforme que con engaños y amenazas llegó al cargo de capitán.
Mi cara se transforma en odio puro. Suelto el arma con reticencia.
"No-humanos hijos de su p*** madre. Ya me encargaré de ti, mierdecilla nocturna"
Escupo en el suelo cerca del drow, y me voy del comedor sin presentarme y sin interactuar con nadie.
"A quien mierda se le ocurre hacer una fiesta. Lo que deberían hacer es una reunión para calmar a los soldados. Directivos imbéciles"
Llego hasta la oficina de Javert y toco la puerta con el sobre en mi mano. Una vez. Dos veces. Tres veces. No hay sonidos dentro, y el único ruido que se oye en la base es el del comedor. Suspiro algo molesto y me encamino hacia allí para presentarme ante él.
Abro las puertas al llegar y observo a mi alrededor buscándolo. Conozco su cara, quien no lo conoce. No sé si me recuerda, entrene a la mayoría de sus hombres, es posible que lo haga, sin embargo, si voy a volver a la actividad le debo la cortesía de presentarme personalmente.
Lo encuentro por fin apoyado contra una pared y me encamino hacia él. Con la espalda erguida comienzo a hablarle y extiendo mi mano a saludarlo.
-Capitán Jav... -
En ese momento veo que a poca distancia de él un grupo se reúne. Y junto a ellos... la misma mierda que nos atacó hace unos días. Un puto drow de mierda, de pie entre ellos, tranquilo y sin recibir ningún disparo.
Enseguida mi mano se dirige a mi arma tomándola por la empuñadura, pero algo me bloquea. Este no-humano era el bicho deforme que con engaños y amenazas llegó al cargo de capitán.
Mi cara se transforma en odio puro. Suelto el arma con reticencia.
"No-humanos hijos de su p*** madre. Ya me encargaré de ti, mierdecilla nocturna"
Escupo en el suelo cerca del drow, y me voy del comedor sin presentarme y sin interactuar con nadie.
Andreas observaba mis vendas, con un gesto de preocupación que no estaba seguro de poder identificar. ¿Preocupación? Me decía que se notaba que me habían “dado duro”. Y que si podía ayudar. -Dar duro… La verdad es que sí. El drow pelicorto parecía especialmente asqueado conmigo, por eso de que estuviera en la Alianza Humana. Es… Vergonzoso, pensar que esa cosa aún corretea por el mundo… Ya tienen su nombre, la prensa. Y con eso digo el pueblo inglés, como tanto le agrada dirigirse la pasa a la gente.- Me rasqué un poco mi vendada nariz. -¿Tienes interés en encontrarlo? Sé donde buscarlo.- Le dije con expresión sombría y una sonrisa un tanto… Indescriptible. Si todo iba según el plan… -Es cuestión de tiempo que se curen. Poco más que rasguños.
Se sentó mientras manteníamos aquella curiosa conversación con el científico. No había tabúes, bien lo había dicho él. Me vino a explicar que la próxima vez se usarían somníferos y que ese gas había sido el único disponible en suficientes cantidades. Y hablaba a su vez de mejorar el sistema, aunque por supuesto, no era prudente preguntar sobre el asunto. Había demasiada información que ellos se reservaban… Y especialmente estaba el tema de los campos, sobre el que Andreas tenía poder. Demasiado, a mi parecer. Era uno de los asuntos que iba a comentar al capitán Javert tan buen punto tuviera oportunidad.
El cual acababa de entrar pero se mantuvo aislado, en silencio. Observando. Hice un breve gesto de saludo, aunque una pregunta por parte de Andreas al científico me sacó de mi distracción. Nanobichos… -¿Nanomáquinas? ¿Estáis desarrollando…?- Los observé a ambos con el interés plasmado en mis ojos. -Me gustaría saber más del tema.- Dije, no con tono autoritario si no por sencilla curiosidad. Aunque todos esos asuntos estuvieron un poco interrumpidos por la entrada de una mujer vestida de carmesí, formal, que no recordaba haber visto en toda mi vida. Se disculpó por interrumpir.
Decía estar perdida. Y habló. Vaya que si habló. Hizo una presentación haciendo mención a los hechos sucedidos, nos descubrió su nacionalidad alemana, su condición como política y vino a querer dar las condolencias, ofreciéndonos su mano. Yo se la cogí con brevedad e hice una reverencia. Andreas parecía tener algo más de idea sobre su identidad. Aparentemente era cantante. -Es un honor conocerla, señorita Weiss.- Le dije pausadamente. -Este hombre es Andreas Wilhelm, nuestro Ministro de Sanidad. Y yo soy la mano del Frederic Javert, para algunos el segundo capitán de la Alianza Humana de Inglaterra, Ailanthus Sreysnah. ¿Viene con intención diplomática? ¿Desea hablar con alguien en concreto? Capitán Javert está también en esta sala- Le dije antes de sentarme.
Estaba un poco mareado de no dormir y quizás mis facultades físicas no serían las máximas. Me convenía ser prudente y guardar reposo. Ya habían puesto el pica pica y la música había empezado a sonar, aunque aún faltaría mucho para que los soldados se decidieran por bailar. Ahora ya había más variedad. Las mujeres, algo más tardías en general, fueron llegando en grupos durante los últimos minutos. Algunas lucían más simples y las otras habían sacado sus mejores galas a relucir. No parecían decidirse por si esta sería una gran ocasión o no. Reconocí a una mujer por su voz… Masculina y malhumorada. Al notar que la observaba me saludó brevemente, era verde. Pobre mujer. Javert parecía tener compañía… Un hombre que no me sonaba haber visto. El cual había reparado en mi existencia y me miraba con asco, con desprecio, y con una mano en su arma.
Me levanté bruscamente y eché el brazo mecánico hacia delante, devolviéndole una mirada defensiva. Y se acercó exclusivamente a escupir el suelo, y como el crío consentido que era, se marchó sin decir palabra. -... Menuda carta de presentación. Disculpadme, tengo que encargarme de este asunto- Suspiré. Uno de los soldados que miraba demasiado fue el receptor de mi siguiente pregunta. Yo ya sacaba el móvil. -¿Quién es ese individuo?- El pobre, apurado, se dignó a responderme con rapidez.
-Es… Milton Capea, señor. Nos entrenó a algunos de nosotros y… Me suena que hace poco regresó como… ¿Cabo?.- No parecía ser un don nadie. Eché una foto al escupitajo, cogí una fregona que habían dejado en un lado y lo quité. Luego me dirigí a Javert con paso firme y la seriedad plasmada en mi rostro. -Saludos, capitán. Sé que debéis tener poco tiempo para tratar asuntos debido a todo lo ocurrido, y sé que tenéis mucho a interrogarme. Necesito una reunión con usted tan pronto como le sea posible. Llevo varios días llevando un plan a cabo que empezó con aquella entrevista que, probablemente, no le haya gustado mucho de leer. Le sugiero sin embargo que piense qué podrían pensar todos aquellos que dudan de la Alianza si ven un poco de cambio. Como bien sabrá, a la prensa no se le dice la verdad, se le dice lo que quieren oír, lo que esperan escuchar.
Observé una vez más la salida. -Ese… hombre, sin embargo, es un asunto a tratar. Parece un asunto de poca importancia pero sabes muy bien qué se cuece entre las manos de algunos políticos y miembros de la Alianza. Y durante unos instantes no tuvo reparos en intentar atacarme. A día de hoy ya todos saben quién soy yo.- Suspiré nuevamente. No me acababa de encontrar bien. -Acaba de cometer una infracción y necesito saber cuanto antes el historial disponible de ese individuo. No podemos permitir que se cometan faltas de respeto entre ninguno de los miembros de la Alianza, o dejaríamos de ser siquiera aliados. Un… interrogatorio, tal vez, sería lo más prudente. Necesitamos ponernos al día con esa persona. Aparentemente ha regresado al ejército a pesar de no haber tenido yo noticias de ello. ¿No le parece todo esto un tanto sospechoso, Capitán Javert?- Y me acerqué lo justo y necesario para dirigirle un susurro que solo él pudiera escuchar. (te lo envío x mpppp
Se sentó mientras manteníamos aquella curiosa conversación con el científico. No había tabúes, bien lo había dicho él. Me vino a explicar que la próxima vez se usarían somníferos y que ese gas había sido el único disponible en suficientes cantidades. Y hablaba a su vez de mejorar el sistema, aunque por supuesto, no era prudente preguntar sobre el asunto. Había demasiada información que ellos se reservaban… Y especialmente estaba el tema de los campos, sobre el que Andreas tenía poder. Demasiado, a mi parecer. Era uno de los asuntos que iba a comentar al capitán Javert tan buen punto tuviera oportunidad.
El cual acababa de entrar pero se mantuvo aislado, en silencio. Observando. Hice un breve gesto de saludo, aunque una pregunta por parte de Andreas al científico me sacó de mi distracción. Nanobichos… -¿Nanomáquinas? ¿Estáis desarrollando…?- Los observé a ambos con el interés plasmado en mis ojos. -Me gustaría saber más del tema.- Dije, no con tono autoritario si no por sencilla curiosidad. Aunque todos esos asuntos estuvieron un poco interrumpidos por la entrada de una mujer vestida de carmesí, formal, que no recordaba haber visto en toda mi vida. Se disculpó por interrumpir.
Decía estar perdida. Y habló. Vaya que si habló. Hizo una presentación haciendo mención a los hechos sucedidos, nos descubrió su nacionalidad alemana, su condición como política y vino a querer dar las condolencias, ofreciéndonos su mano. Yo se la cogí con brevedad e hice una reverencia. Andreas parecía tener algo más de idea sobre su identidad. Aparentemente era cantante. -Es un honor conocerla, señorita Weiss.- Le dije pausadamente. -Este hombre es Andreas Wilhelm, nuestro Ministro de Sanidad. Y yo soy la mano del Frederic Javert, para algunos el segundo capitán de la Alianza Humana de Inglaterra, Ailanthus Sreysnah. ¿Viene con intención diplomática? ¿Desea hablar con alguien en concreto? Capitán Javert está también en esta sala- Le dije antes de sentarme.
Estaba un poco mareado de no dormir y quizás mis facultades físicas no serían las máximas. Me convenía ser prudente y guardar reposo. Ya habían puesto el pica pica y la música había empezado a sonar, aunque aún faltaría mucho para que los soldados se decidieran por bailar. Ahora ya había más variedad. Las mujeres, algo más tardías en general, fueron llegando en grupos durante los últimos minutos. Algunas lucían más simples y las otras habían sacado sus mejores galas a relucir. No parecían decidirse por si esta sería una gran ocasión o no. Reconocí a una mujer por su voz… Masculina y malhumorada. Al notar que la observaba me saludó brevemente, era verde. Pobre mujer. Javert parecía tener compañía… Un hombre que no me sonaba haber visto. El cual había reparado en mi existencia y me miraba con asco, con desprecio, y con una mano en su arma.
Me levanté bruscamente y eché el brazo mecánico hacia delante, devolviéndole una mirada defensiva. Y se acercó exclusivamente a escupir el suelo, y como el crío consentido que era, se marchó sin decir palabra. -... Menuda carta de presentación. Disculpadme, tengo que encargarme de este asunto- Suspiré. Uno de los soldados que miraba demasiado fue el receptor de mi siguiente pregunta. Yo ya sacaba el móvil. -¿Quién es ese individuo?- El pobre, apurado, se dignó a responderme con rapidez.
-Es… Milton Capea, señor. Nos entrenó a algunos de nosotros y… Me suena que hace poco regresó como… ¿Cabo?.- No parecía ser un don nadie. Eché una foto al escupitajo, cogí una fregona que habían dejado en un lado y lo quité. Luego me dirigí a Javert con paso firme y la seriedad plasmada en mi rostro. -Saludos, capitán. Sé que debéis tener poco tiempo para tratar asuntos debido a todo lo ocurrido, y sé que tenéis mucho a interrogarme. Necesito una reunión con usted tan pronto como le sea posible. Llevo varios días llevando un plan a cabo que empezó con aquella entrevista que, probablemente, no le haya gustado mucho de leer. Le sugiero sin embargo que piense qué podrían pensar todos aquellos que dudan de la Alianza si ven un poco de cambio. Como bien sabrá, a la prensa no se le dice la verdad, se le dice lo que quieren oír, lo que esperan escuchar.
Observé una vez más la salida. -Ese… hombre, sin embargo, es un asunto a tratar. Parece un asunto de poca importancia pero sabes muy bien qué se cuece entre las manos de algunos políticos y miembros de la Alianza. Y durante unos instantes no tuvo reparos en intentar atacarme. A día de hoy ya todos saben quién soy yo.- Suspiré nuevamente. No me acababa de encontrar bien. -Acaba de cometer una infracción y necesito saber cuanto antes el historial disponible de ese individuo. No podemos permitir que se cometan faltas de respeto entre ninguno de los miembros de la Alianza, o dejaríamos de ser siquiera aliados. Un… interrogatorio, tal vez, sería lo más prudente. Necesitamos ponernos al día con esa persona. Aparentemente ha regresado al ejército a pesar de no haber tenido yo noticias de ello. ¿No le parece todo esto un tanto sospechoso, Capitán Javert?- Y me acerqué lo justo y necesario para dirigirle un susurro que solo él pudiera escuchar. (te lo envío x mpppp
Científico Alianza Humana
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Me froto las manos con nerviosismo ante la pregunta de Ailanthus, hablar de los chips o el gas no es mi interés principal. - Sí y no. Lo del gas fue una prueba. Claro que existen ya gases de efecto somnífero, es bastante básico. Y lo de los chips...algunos de los que huyeron lo siguen llevando, con lo que seguirán sin poder hacer magia y podrán seguir recibiendo descargas. Otros dos se los quitaron gracias a los que los rescataron, así que perfeccionaremos próximamente para que no sea suficiente con realizar una simple incisión similar a la usada cuando se les implanta. - la gente empieza a llegar y yo cada vez me siento más incómodo, tanto por el tema que hablamos como por lo poco que me gusta estar rodeado de grandes multitudes. Tampoco me gusta hablar con los jefes, a mi lo que me gusta es estar en mi laboratorio, investigando y estudiando las curiosas características de estos seres mágicos.
Me quedo mirando a Ailanthus unos segundos, preguntándome qué encontraría en una disección y qué podría obtener usando su ADN. Entre mis ideas de proyectos futuros se encuentran algunas relacionadas con experimentar por ese camino. El encargado de los campos, Andreas, interviene para preguntar muy burdamente por eso de las nanomáquinas (o nanobichos, según él), así que le respondo con evidente gesto de desaprobación por ese lenguaje, subiéndome las gafas que se me habían bajado hasta la punta de la nariz. - La nanotecnología de la que disponemos puede implantarse en el cuerpo mediante una sencilla operación, dejando que estas pequeñas máquinas corran libremente por nuestro cuerpo. Son capaces de sanar tejidos cuando sea necesario, regenerando heridas con mayor rapidez a la normal. Todavía estamos investigando posibles mejoras. Y ahora si me disculpan...- me pongo todo rojo cuando veo a la mujer cerca, no sé relacionarme con ellas, así que decido alejarme, no sólo por ella, sino por lo mismo de antes, me agobia la gente. Me alejo a cualquier rincón de la sala, ya si eso más tarde cotillearé lo que dicen o intervendré en alguna conversación que me llame la atención o me requiera.
Demasiadas cosas ocurrieron en escasos segundos: primero la aparición de una muchacha a la que nunca había visto por ahí, seguida del cabo...¿Milton Capea? No solía olvidar ni rostros ni nombres y aquel no fue el primer caso, tampoco había compartido demasiadas palabras con él pero había escuchado sobre su participación en el palacio.
"Ruth...es cierto...debería ir a hablar con ella"
Mantuvo la mirada al muchacho, aparentemente centrado, que se acercó a saludarlo y que, no obstante, se dio la vuelta al poco tiempo de entrar.
"Chico, listo si no quiere perder el tiempo...aunque debería ganarse a algunos amigos...supongo que hay personas que no son de su gusto en esta sala"
Ese hecho se hace evidente al dirigir sus dedos a la pistola, un gesto que provocó que Javert desviara la mirada a los dedos del joven ¿sería capaz de disparar? No...por un segundo el capitán dudo aunque permaneció en calma, no provocaría un numerito delante de todo el ejército por un atentado que no se había cometido y que por un lado entendía, había aún muchos con un odio temerario hacia las criaturas.
"Tendría que hablar con él" pensaba en el instante en el que percibió la figura de Ailanthus delante de sí.
- Aquí no -se limitó a tomar una de esas copas alargadas para saborear el champán- Tenemos palabras pendientes pero mejor que sea en el despacho, nuestra queridos amigos tienen ojos en todas partes .
Inclinó la cabeza levemente hacia el ministro a modo de saludo, tenía compañía por lo que no iba a molestarlo. Eso sí, se aproximó al científico para preguntarle cómo iba el proyecto del chico ese hospitalizado ¿Cuál era el nombre del barco? ¿Megalodón? Daba igual, lo importante es que era una de sus bazas por el momento.
- El proyecto ¿cómo marcha? -inquirió al hombre- Creo que pedí que por estas fechas que estuviese, más o menos, terminado pero lo principal es que sea bien construido .
Su mano, en el bolsillo de la oscura chaqueta azulada, tembló y con esa simple señal sonrió con satisfacción.
"Te tengo, cachorrito"
"Ruth...es cierto...debería ir a hablar con ella"
Mantuvo la mirada al muchacho, aparentemente centrado, que se acercó a saludarlo y que, no obstante, se dio la vuelta al poco tiempo de entrar.
"Chico, listo si no quiere perder el tiempo...aunque debería ganarse a algunos amigos...supongo que hay personas que no son de su gusto en esta sala"
Ese hecho se hace evidente al dirigir sus dedos a la pistola, un gesto que provocó que Javert desviara la mirada a los dedos del joven ¿sería capaz de disparar? No...por un segundo el capitán dudo aunque permaneció en calma, no provocaría un numerito delante de todo el ejército por un atentado que no se había cometido y que por un lado entendía, había aún muchos con un odio temerario hacia las criaturas.
"Tendría que hablar con él" pensaba en el instante en el que percibió la figura de Ailanthus delante de sí.
- Aquí no -se limitó a tomar una de esas copas alargadas para saborear el champán- Tenemos palabras pendientes pero mejor que sea en el despacho, nuestra queridos amigos tienen ojos en todas partes .
Inclinó la cabeza levemente hacia el ministro a modo de saludo, tenía compañía por lo que no iba a molestarlo. Eso sí, se aproximó al científico para preguntarle cómo iba el proyecto del chico ese hospitalizado ¿Cuál era el nombre del barco? ¿Megalodón? Daba igual, lo importante es que era una de sus bazas por el momento.
- El proyecto ¿cómo marcha? -inquirió al hombre- Creo que pedí que por estas fechas que estuviese, más o menos, terminado pero lo principal es que sea bien construido .
Su mano, en el bolsillo de la oscura chaqueta azulada, tembló y con esa simple señal sonrió con satisfacción.
"Te tengo, cachorrito"
Poco a poco fui despojándome del guante a medida que ese hombre hablaba y aparecía el joven de la pistola con aire de: Aquí manda mi po...ejem, puse cierta atención en lo ocurrido al mismo tiempo que contestaba a mi acompañante,por unos segundos, extendiendo ligeramente los brazos.
- La misma aunque no esté tan seguro de mi talento hasta no oírlo con sus propios oídos -reí con cierta picardia antes de tomar entre mis dedos una de esas copas alargadas, iguales a las del otro capitán que parecía separarse del resto...aunque no me llego a llevarla a mis labios pues el mismo joven que ha entrado no tarda en sacar una pistola en cuanto divisa al drow por lo que doy un paso atrás, agarrando ligeramente el brazo del ministro- parece que dos amigos suyos no se llevan muy bien -le susurro al oído con una ligera sonrisa a un lado.
"Vaya, vaya...tensión en el ambiente"
Poco segundos después se reúnen los dos capitanes a contarse secretitos antes de que el mayor se incliné hacia la persona de mi lado.
- Disculpe -murmuro, separándome de él - aunque...no me ha dicho su nombre, espero que no sea una intromisión
Continuo prestando una ligera atención a los capitanes recogidos al final de la sala, ahora sí, pudiendo saborear durante unos segundos la bebida que contiene el frágil cristal de entre mis dedos. A saber de lo que hablan...o el motivo por el que se acerca el azulito al científico.
- La misma aunque no esté tan seguro de mi talento hasta no oírlo con sus propios oídos -reí con cierta picardia antes de tomar entre mis dedos una de esas copas alargadas, iguales a las del otro capitán que parecía separarse del resto...aunque no me llego a llevarla a mis labios pues el mismo joven que ha entrado no tarda en sacar una pistola en cuanto divisa al drow por lo que doy un paso atrás, agarrando ligeramente el brazo del ministro- parece que dos amigos suyos no se llevan muy bien -le susurro al oído con una ligera sonrisa a un lado.
"Vaya, vaya...tensión en el ambiente"
Poco segundos después se reúnen los dos capitanes a contarse secretitos antes de que el mayor se incliné hacia la persona de mi lado.
- Disculpe -murmuro, separándome de él - aunque...no me ha dicho su nombre, espero que no sea una intromisión
Continuo prestando una ligera atención a los capitanes recogidos al final de la sala, ahora sí, pudiendo saborear durante unos segundos la bebida que contiene el frágil cristal de entre mis dedos. A saber de lo que hablan...o el motivo por el que se acerca el azulito al científico.
-Ya veo que diste su nombre. - como fuere, le iba a costar pasar desapercibido a partir de ahora. Luego me ofrece ir tras él, o ellos, porque segun agrega sonriendo, sabe donde están. Yo niego con una naturalidad envidiable. -No, en verdad no me interesa. A enemigo que huye, puente de plata, ese es el dicho. Pero a ti parece que si te interesa.
Desvio momentaneamente la mirada hacia el que acaba de entrar, el tal Milton (pero claro, yo no conozco su nombre) el cual se muestra agresivo y escupe a los pies de nuestro drow. Miro con un poco de asquete el gapo del suelo, esperando que lo limpien pronto.
"que falta de saber estar..."
-Si...nanomáquinas, por que no las pruebas, Ailanthus? -le sugiero viendo al cientifico aislarse en su mundo de empollones. Decido posponer la conversacion cuando el drow se las pira para ir a hablar con Javert y le cuchichea algo al oido.
"uh...secretitos en reunion, es de mala educacion"
Yo y mis refranes, que nunca me dejaban solo. Por un momento dejo de prestar atencion a los aburridos militares para centrarme en la belleza pelirroja que tengo frente a mi, cuya providencial aparicion no deja de resultarme sospechosa pero agradable. Las mujeres bellas suelen entrañar cierto riesgo, y mas si provienen del mundo de la politica o la guerra.
-Pues esto es una fiesta señorita, creo que a todo el mundo nos gustaria comprobar su talento. Si nos hubiera avisado con antelacion de su llegada, le habriamos preparado un escenario...
Yo tambien cojo una de esas copas, aunque la miro un instante....no es que no me guste beber, es que me gusta demasiado y no es plan. Hago una mueca condescendiente por su comentario sobre la relacion del drow y el otro, comentario que susurra de modo muy agradable cerca de mi oido.
-Si, problemas de color. Lo típico.
Le dedico mi mas serena sonrisa cuando se separa y ahora soy yo quien toma su mano para presentarme.
-Andreas Wilhelm, encargado del Ministerio de Sanidad Pública.
"Y hablando de lo cual, tengo que supervisar las actualizaciones de la maldita pagina web con los malditos criminales esos, AGH!"
-Y digame señorita Weiss...a parte de venir a dar el pésame, algo mas interesante la trae por aqui?
Desvio momentaneamente la mirada hacia el que acaba de entrar, el tal Milton (pero claro, yo no conozco su nombre) el cual se muestra agresivo y escupe a los pies de nuestro drow. Miro con un poco de asquete el gapo del suelo, esperando que lo limpien pronto.
"que falta de saber estar..."
-Si...nanomáquinas, por que no las pruebas, Ailanthus? -le sugiero viendo al cientifico aislarse en su mundo de empollones. Decido posponer la conversacion cuando el drow se las pira para ir a hablar con Javert y le cuchichea algo al oido.
"uh...secretitos en reunion, es de mala educacion"
Yo y mis refranes, que nunca me dejaban solo. Por un momento dejo de prestar atencion a los aburridos militares para centrarme en la belleza pelirroja que tengo frente a mi, cuya providencial aparicion no deja de resultarme sospechosa pero agradable. Las mujeres bellas suelen entrañar cierto riesgo, y mas si provienen del mundo de la politica o la guerra.
-Pues esto es una fiesta señorita, creo que a todo el mundo nos gustaria comprobar su talento. Si nos hubiera avisado con antelacion de su llegada, le habriamos preparado un escenario...
Yo tambien cojo una de esas copas, aunque la miro un instante....no es que no me guste beber, es que me gusta demasiado y no es plan. Hago una mueca condescendiente por su comentario sobre la relacion del drow y el otro, comentario que susurra de modo muy agradable cerca de mi oido.
-Si, problemas de color. Lo típico.
Le dedico mi mas serena sonrisa cuando se separa y ahora soy yo quien toma su mano para presentarme.
-Andreas Wilhelm, encargado del Ministerio de Sanidad Pública.
"Y hablando de lo cual, tengo que supervisar las actualizaciones de la maldita pagina web con los malditos criminales esos, AGH!"
-Y digame señorita Weiss...a parte de venir a dar el pésame, algo mas interesante la trae por aqui?
-Es una de las personas que sabe donde están los campos y parece dispuesto a seguir soltando esa información.- Me limité a responder a Andreas.
El científico nos fue a explicar diferentes cosas sobre el gas. Somnífero. Todo habría sido muy sencillo con un condenado somnífero. También nos dijo sobre los chips y sobre que igual deberían hacer… Cambios, para que no fuera tan difícil retirarlo. Lo observé con los ojos un poco atosigados por el miedo. No. No. No me iban a abrir el cuello por tercera, cuarta… No sabía cuantas veces habían abierto y cerrado. Y no iba a ser yo el conejillo de indias. -Entiendo. No creo que tarden mucho en acabar de quitar los que queden si ese es el caso.- Luego el científico me miró demasiado y yo le devolví una mirada de advertencia.
Agradecí que hablaran de nanotecnologia, nanobichos, nanomierdas. Soltó una larga parrafada sobre todo aquello y Andreas se limitó a decir que las probara. -Con la condición de tener también un nuevo brazo. Este hace tiempo que se me ha quedado anticuado.- Le respondí. Fue entonces cuando me fui a tratar los muchos temas con Javert, a los que él respondió, más ancho que largo, con un aquí no. Y lo pospuso todo con aquella simple, misérrima frase.
-Que así sea.- Y eso es todo lo que le respondí yo a él, esperando a que pudiera ser cierto. Y me dejó allí, con un palmo de narices, para hablar con el científico. Busqué un asiento y escuché desde la distancia. Servían ya la cena y las doce eran cercanas, pero yo no tenía ni hambre ni ganas de celebrar. Parecía ser que Javert estaba muy interesado en el tema del megalodón -como era propio en él- y que esos asuntos ya le resultaban prioritarios. Yo me saqué mi agenda y anoté un par de cosas, en referente a los sucesos reunidos, y me limité tras guardarla en beber un vaso de agua.
Debían ser las once y algo. Más o menos la gente había ido cenando, o picoteando, o… Qué se yo. Ahí nos iban a dar las campanadas.
El científico nos fue a explicar diferentes cosas sobre el gas. Somnífero. Todo habría sido muy sencillo con un condenado somnífero. También nos dijo sobre los chips y sobre que igual deberían hacer… Cambios, para que no fuera tan difícil retirarlo. Lo observé con los ojos un poco atosigados por el miedo. No. No. No me iban a abrir el cuello por tercera, cuarta… No sabía cuantas veces habían abierto y cerrado. Y no iba a ser yo el conejillo de indias. -Entiendo. No creo que tarden mucho en acabar de quitar los que queden si ese es el caso.- Luego el científico me miró demasiado y yo le devolví una mirada de advertencia.
Agradecí que hablaran de nanotecnologia, nanobichos, nanomierdas. Soltó una larga parrafada sobre todo aquello y Andreas se limitó a decir que las probara. -Con la condición de tener también un nuevo brazo. Este hace tiempo que se me ha quedado anticuado.- Le respondí. Fue entonces cuando me fui a tratar los muchos temas con Javert, a los que él respondió, más ancho que largo, con un aquí no. Y lo pospuso todo con aquella simple, misérrima frase.
-Que así sea.- Y eso es todo lo que le respondí yo a él, esperando a que pudiera ser cierto. Y me dejó allí, con un palmo de narices, para hablar con el científico. Busqué un asiento y escuché desde la distancia. Servían ya la cena y las doce eran cercanas, pero yo no tenía ni hambre ni ganas de celebrar. Parecía ser que Javert estaba muy interesado en el tema del megalodón -como era propio en él- y que esos asuntos ya le resultaban prioritarios. Yo me saqué mi agenda y anoté un par de cosas, en referente a los sucesos reunidos, y me limité tras guardarla en beber un vaso de agua.
Debían ser las once y algo. Más o menos la gente había ido cenando, o picoteando, o… Qué se yo. Ahí nos iban a dar las campanadas.
Científico Alianza Humana
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Sigo marginado a mi bola por el salón, comiendo de cada una de las mesas en plan cóctel somos modernos y comemos de pie. Bueno, hay quien se sienta, pero yo no quiero, bebo y como de pie. Escucho conversaciones de aquí y de allá de manera casual, pasando al lado y poniendo la oreja. Así se entera uno de muchas cosas. Eso sí, no me apetece nada hablar ni socializar con nadie, se me hace pesado y me cansa la gente. Pobres mortales...ilusos con sus fiestecitas y sus cosas. Por desgracia se me acerca Javert para hablarme, el tema del megalodón. - EL jefe del proyecto está hospitalizado, así que tiene que ultimar detalles. Pero no va mal, podría decirse que en dos o tres semanas estará listo. Yo soy más del departamento de genética, es mi especialidad. Los ingenieros son los más relacionados con el proyecto de Wilhem. Si me disculpa...- me escabullo de manera elegante, yendo a por más champán.
Para cuando llegan las doce de la noche estoy ligeramente borracho, pero la culpa es de la sociedad que me rodea. Incluso canto en voz baja y fina la típica canción de nochevieja, una que no sé dónde he oído y que es de hace un montón de años. - En la pueeerta del sol como el año que no sé qué...otra vez el champán y las uvas y el alquitrán...no sé qué y no se cuántoos...hacemos el balance de lo bueno y malooo, cinco minutos más para la cuenta atrás. Y tal. COÑO. ¡Que ya son las doce! - grito a todos los presentes por si no se han dado cuenta, viendo que en ese momento aparece en la pantalla la imagen (un tanto deprimente) del Big Ben, ligeramente escacharrado pero sonando sus doce campanadas. Yo soy muy british y no como uvas, pero como seguro hay por aquí algún españolito que tal vez lo haga. Me dedico a ver como suenan las campanadas, bebiendo después como un cosaco cuando terminan. Los fuegos artificiales alrededor del London Eye y tras el parlamento aparecen en pantalla. Menos vistosos que en el pasado, es cierto. Y con la noria medio rota no es lo mismo. Pero ahí están, tratando de aparentar algo de normalidad. Después de esto salgo del salón al grito de...- ¡Feliz 2038! - me he venido arriba. Mañana se reirán de mi en el departamento por ser mainstrean.
Para cuando llegan las doce de la noche estoy ligeramente borracho, pero la culpa es de la sociedad que me rodea. Incluso canto en voz baja y fina la típica canción de nochevieja, una que no sé dónde he oído y que es de hace un montón de años. - En la pueeerta del sol como el año que no sé qué...otra vez el champán y las uvas y el alquitrán...no sé qué y no se cuántoos...hacemos el balance de lo bueno y malooo, cinco minutos más para la cuenta atrás. Y tal. COÑO. ¡Que ya son las doce! - grito a todos los presentes por si no se han dado cuenta, viendo que en ese momento aparece en la pantalla la imagen (un tanto deprimente) del Big Ben, ligeramente escacharrado pero sonando sus doce campanadas. Yo soy muy british y no como uvas, pero como seguro hay por aquí algún españolito que tal vez lo haga. Me dedico a ver como suenan las campanadas, bebiendo después como un cosaco cuando terminan. Los fuegos artificiales alrededor del London Eye y tras el parlamento aparecen en pantalla. Menos vistosos que en el pasado, es cierto. Y con la noria medio rota no es lo mismo. Pero ahí están, tratando de aparentar algo de normalidad. Después de esto salgo del salón al grito de...- ¡Feliz 2038! - me he venido arriba. Mañana se reirán de mi en el departamento por ser mainstrean.
Suspiró al escuchar aquello, parecía que ese no tenía ni idea de cuando terminaría el proyecto así que tendría que mandar a alguien a preguntar por el muchacho o ir el mismo...demasiadas reuniones pendientes: hablar con el soldado de pocas palabras que se había marchado y después con Ailanthus...volvió a suspirar mientras levantaba ligeramente la copa de cristal al escuchar que había comenzando un nuevo año, tomándosela de un trago antes de dejarla a un lado.
- Señor ministro, siento interrumpirle pero las obligaciones de un capitán no descansan ni en un día como hoy, debería marcharme pero antes quería despedirme de usted y...su compañera
La miró de arriba a bajo ¿y esa quién era? Tampoco le importaba mucho pues parecía otra señorita más de la clase alta londinense...seguro que Ruth la conocía
"Otra más con la que tengo que conversar"
Simplemente se limitó a memorizar su rostro como con todo el que se cruzaba.
- Que tengan una feliz velada y prospero año nuevo -inclinó ligeramente la cabeza en señal de respecto hacia ambos antes de darse la vuelta, dirigiéndose a la entrada con enormes zancadas que le condujeron por un segundo a cruzarse con Ailanthus- Sé que le molestará que aplace nuestra reunión pero debo comprobar algo, mañana hablaremos en el despacho .
Dicho esto salió de igual forma que había entrado, como un simple soplo del viento invernal que atizaba los cristales del pasillo.
- Señor ministro, siento interrumpirle pero las obligaciones de un capitán no descansan ni en un día como hoy, debería marcharme pero antes quería despedirme de usted y...su compañera
La miró de arriba a bajo ¿y esa quién era? Tampoco le importaba mucho pues parecía otra señorita más de la clase alta londinense...seguro que Ruth la conocía
"Otra más con la que tengo que conversar"
Simplemente se limitó a memorizar su rostro como con todo el que se cruzaba.
- Que tengan una feliz velada y prospero año nuevo -inclinó ligeramente la cabeza en señal de respecto hacia ambos antes de darse la vuelta, dirigiéndose a la entrada con enormes zancadas que le condujeron por un segundo a cruzarse con Ailanthus- Sé que le molestará que aplace nuestra reunión pero debo comprobar algo, mañana hablaremos en el despacho .
Dicho esto salió de igual forma que había entrado, como un simple soplo del viento invernal que atizaba los cristales del pasillo.
Mis ojos permanecieron unos segundos fijos en los dos capitanes hasta que mi acompañante me preguntó sobre el segundo motivo que me había llevado a permanecer allí unos minutos más.
“Genial ¿qué le digo? Sólo quiero conocer a quién le voy a joder la vida"
Afortunadamente el científico saltó con lo de felicitar el año por lo que me concentró en reunir mi encanto en la sonrisa y en elevar la copa levemente antes de que el capitán viejecillo se acercara a nosotros para despedirse del ministro.
Me hubiera gustado hablar con él pero su mirada inquisidora congela mis palabras, aunque no soy tan tonta para no hacer nada y quedarme allí quieta sin saber qué hacer.
- Feliz año -me limito a decir antes de que se marche y me vuelva a dirigir a Andreas- sólo he venido a dar mi pésame, formalismo podría considerarse si no fuese por ser esta ciudad la que me acogió algunos años...aunque debería irme ya -dejo la copita de cristal en una mesa, escuchando por un segundo la música que comienza a sonar- aunque si pudiera pedirle algo...no puedo quedarme quieta si hay música de por medio, o canto o bailo, así que no me puedo ir cuando comienza una pieza...espero que el señor ministro no sea un aburrido
Tomé su brazo para apartarme un poco del sitio antes de dejar caer mi mano en su hombro, sonriendo tranquilamente en todo momento.
Bailar es una de las cualidades que acompañan a uno de mis trabajos por lo que no tardo demasiado en tomar el ritmo entre mis dedos con delicadeza y hacerlo mío. Ya de paso si puedo “ligar" o “coquetear" se hace mucho más divertido por lo que trato de acercarme a él sin demasiado descarado, con cierta timidez que me repugnaria si fuese cierta.
La música suena unos minutos antes de que se apague al igual que la magia que me proporciona el champán sin haber tomado un bocado antes de beber.
Sonrío, reconociendo el momento idóneo para dejar caer la miel entre los labios para apartarla con rapidez.
- Se hace tarde -susurro separándome de su cuerpo- y los mejores frutos no se prueban la primera vez que los ves, hay que saber cogerlos para no estropearlos
Me vuelvo con serenidad, colocándome de nuevo los guantes y despidiéndome con una leve inclinación de cabeza hacia el segundo capitán.
- Feliz año .
Dicho esto, espero a que un soldado me abra la puerta para aprovechar esos segundos y volverme de nuevo hacia el ministro y sonreirle una última vez antes de permitir que mi figura se pierda en el pasillo al igual que el sonido de mis tacones.
“Genial ¿qué le digo? Sólo quiero conocer a quién le voy a joder la vida"
Afortunadamente el científico saltó con lo de felicitar el año por lo que me concentró en reunir mi encanto en la sonrisa y en elevar la copa levemente antes de que el capitán viejecillo se acercara a nosotros para despedirse del ministro.
Me hubiera gustado hablar con él pero su mirada inquisidora congela mis palabras, aunque no soy tan tonta para no hacer nada y quedarme allí quieta sin saber qué hacer.
- Feliz año -me limito a decir antes de que se marche y me vuelva a dirigir a Andreas- sólo he venido a dar mi pésame, formalismo podría considerarse si no fuese por ser esta ciudad la que me acogió algunos años...aunque debería irme ya -dejo la copita de cristal en una mesa, escuchando por un segundo la música que comienza a sonar- aunque si pudiera pedirle algo...no puedo quedarme quieta si hay música de por medio, o canto o bailo, así que no me puedo ir cuando comienza una pieza...espero que el señor ministro no sea un aburrido
Tomé su brazo para apartarme un poco del sitio antes de dejar caer mi mano en su hombro, sonriendo tranquilamente en todo momento.
Bailar es una de las cualidades que acompañan a uno de mis trabajos por lo que no tardo demasiado en tomar el ritmo entre mis dedos con delicadeza y hacerlo mío. Ya de paso si puedo “ligar" o “coquetear" se hace mucho más divertido por lo que trato de acercarme a él sin demasiado descarado, con cierta timidez que me repugnaria si fuese cierta.
La música suena unos minutos antes de que se apague al igual que la magia que me proporciona el champán sin haber tomado un bocado antes de beber.
Sonrío, reconociendo el momento idóneo para dejar caer la miel entre los labios para apartarla con rapidez.
- Se hace tarde -susurro separándome de su cuerpo- y los mejores frutos no se prueban la primera vez que los ves, hay que saber cogerlos para no estropearlos
Me vuelvo con serenidad, colocándome de nuevo los guantes y despidiéndome con una leve inclinación de cabeza hacia el segundo capitán.
- Feliz año .
Dicho esto, espero a que un soldado me abra la puerta para aprovechar esos segundos y volverme de nuevo hacia el ministro y sonreirle una última vez antes de permitir que mi figura se pierda en el pasillo al igual que el sonido de mis tacones.
Cuando estoy preguntando a Greta resulta que llega todo aquello del año nuevo, el científico con sus gritos de loco, en fin, me rodeo de grandes personajes..... la gente por fin comienza a festejar como es debido, se brinda y se descorchan botellas. Yo hago lo propio y le felicito el año a la señorita, que responde a mis cuestiones planteadas con anterioridad.
Al igual que Javert, ella también anuncia que debería irse ya. Si, somos gente ocupada, todos nosotros.
-Muy bien capitán, espero que encontremos tiempo para poner puntos en común. -le digo con una sonrisa de educación pero que no es para nada cercana o amigable. Qué poco me gustaba ver a los capitanes cotillear sin enterarme yo de las cosas...
Vuelvo mis atenciones a la señorita Weiss, que me pide un baile.
-No podría decirle que no a una estrella como usted, señorita. Se dice que baila muy bien, podre comprobarlo de primera mano o por la contra derrumbar un mito?
La verdad es que la señorita resulta estar a la altura, sobresaliente en mis conocimientos de a lo que bailar se refiere. Yo no soy ningún experto pero tampoco soy un pato patizambo y torpe, me se desenvolver, aunque la ocasión merece que deje que sea ella quien lleve la voz cantante en cuanto a los pasos. Ella se separa y yo le dedico una reverencia de mi cabeza al final del baile.
-Fue un placer, espero que su estadia en Londres sea lo mas tranquila posible.
El resto dela gente parecía haber comenzado a bailar también, algunos se habían retirado ya...mi momento también había llegado, asi que me despido de los presentes (sean quienes sean los que quedan)
-Bueno, el deber me llama a mi también. Señor científico, usted se viene conmigo.
Y lo agarro por el brazo antes de que se siga yendo de la lengua, saliendo de allí y posteriormente de la base militar, cargando al señor científico conmigo.
Al igual que Javert, ella también anuncia que debería irse ya. Si, somos gente ocupada, todos nosotros.
-Muy bien capitán, espero que encontremos tiempo para poner puntos en común. -le digo con una sonrisa de educación pero que no es para nada cercana o amigable. Qué poco me gustaba ver a los capitanes cotillear sin enterarme yo de las cosas...
Vuelvo mis atenciones a la señorita Weiss, que me pide un baile.
-No podría decirle que no a una estrella como usted, señorita. Se dice que baila muy bien, podre comprobarlo de primera mano o por la contra derrumbar un mito?
La verdad es que la señorita resulta estar a la altura, sobresaliente en mis conocimientos de a lo que bailar se refiere. Yo no soy ningún experto pero tampoco soy un pato patizambo y torpe, me se desenvolver, aunque la ocasión merece que deje que sea ella quien lleve la voz cantante en cuanto a los pasos. Ella se separa y yo le dedico una reverencia de mi cabeza al final del baile.
-Fue un placer, espero que su estadia en Londres sea lo mas tranquila posible.
El resto dela gente parecía haber comenzado a bailar también, algunos se habían retirado ya...mi momento también había llegado, asi que me despido de los presentes (sean quienes sean los que quedan)
-Bueno, el deber me llama a mi también. Señor científico, usted se viene conmigo.
Y lo agarro por el brazo antes de que se siga yendo de la lengua, saliendo de allí y posteriormente de la base militar, cargando al señor científico conmigo.
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