Recuerdo del primer mensaje :
Aquí son traídos aquellos androides y máquinas que han dejado de ser útiles, una especie de cementerio para ellos. Las piezas de algunos se reutilizan para fabricar otros androides. Hay un guardia del cementerio, un extraño androide con aspecto de vagabundo que puede permitir el acceso, o no. Más te vale que no vengas a robar piezas de androides muertos.
Aquí son traídos aquellos androides y máquinas que han dejado de ser útiles, una especie de cementerio para ellos. Las piezas de algunos se reutilizan para fabricar otros androides. Hay un guardia del cementerio, un extraño androide con aspecto de vagabundo que puede permitir el acceso, o no. Más te vale que no vengas a robar piezas de androides muertos.
En medio del ataque al androide me dio la risa tonta por la ocurrencia de Delsin, yo me reía de cosas muy simples siempre. El tío me había superado en eso de las bromas malas, se notaba que llevaba ya algún tiempo en la Brigada. Las cadenas de Delsin hicieron lo suyo, y entre todos los que éramos no sería muy difícil eliminar a uno. - Dudo que esa chatarra nos de ninguna confesión, jefe. Y no me extrañaría que viniesen más como él, o que se enteren de que estamos aquí. - nuestros ataques lo dejaron bastante hecho mierda en poco tiempo, de tal modo que parecía a punto de venirse abajo. Lancé una llamarada más desde la palma de mi mano, no demasiado potente. - ¡Emily, aparta! - grité al ver que el robot tenía guardado un último ataque para ella en forma de ametralladora. Enseguida respiré aliviado, ella era la puta ama y controlaba la situación.
- Lo mismo haces polvo un robot, que me sacas unas ratas, que me traes un tupper con croquetas. Eres un partidazo ¿lo sabías? - le sonreí con admiración y manteniendo mi cara de ligar al mínimo, que todavía seguía llorando internamente por mi dragona perdida. Bueno, muy escasamente. Sólo me acordaba cuando me emborrachaba.
- Ahora nos toca meternos por tuberías llenas de mierda, me gusta. Se supone que tenemos que ver qué cojones pasa en esa ciudad. Y oye, no sé vosotros, pero creo que deberíamos mandar un mensaje a los renegados por si necesitamos refuerzos próximamente... - saqué la moneda del bolsillo, mandando un mensaje masivo a varios renegados para que supiesen lo que andaba haciendo la Brigada, y que contactasen con los de Marsella para que les diesen más indicaciones. - ¡Apañao! vamos por aquí..- . señalé al azar la primera tubería que me dio menos mal rollo, entrando por ahí con mis compañeros. Encendí una pequeña llama en la palma de mi mano para no avanzar en la oscuridad, dejando así atrás la zona del desguace para adentrarnos en el tercer anillo de los tres distritos.
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off: androide muerto (muerto narrativamente y con stat base y etc no hace falta hacer la cuenta)
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El miembro 'Benjamin Red' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Ataque Mágico' :
'Ataque Mágico' :
Tras el encuentro con Eamon y compañía en Londres, Thalos y yo fuimos en busca de Johan, al que casi pillamos a punto de poner rumbo a Francia. Por suerte le encontramos poco antes de que se marchase así que pudo venir con nosotros y unos cuantos más una semana más tarde al encuentro con los muggles.
Allí hablaron del plan, discutieron bastante y en general se trató de una reunión tensa y pesada pero acabaron por llegar a la conclusión de que al menos en esta ocasión no servía de nada no colaborar entre ellos. Tendrían que conformarse con confiar en que no se pegarían tiros los unos a los otros por la espalda.
Al día siguiente, ya con todo organizado volvieron a reunirse. El método de transporte corría de nuestra parte. Yo por mi parte observaba a los muggles bastante feliz de que pudiesen experimentar en sus carnes aquello. sabía que no era santo de devoción una desaparición pero con un traslador hasta Francia iban a fliparlo.
---
Al llegar a Francia el traslador expulsó a la gente con la velocidad propia del mismo. Los que estábamos acostumbrados conseguimos mantener el equilibrio fácilmente. Había sido un viaje corto pero movido, incluso yo me había revuelto, aunque ya me encontraba un poco rara antes de salir.
No pude evitar reirme disimuladamente al ver a los muggles tras el viaje. Y lo hice sutilmente por eso de que estábamos todos un poco sensibles al respecto de estar colaborando.
Desde las costas francesas pusimos rumbo a la zona de la ciudadela. Se suponía que a partir de ahí Blair iba a guiarnos por algún tipo de caminos que tampoco quiso desvelar con antelación. Era entendible. El grupo no era muy grande pero algo era algo.
Pasados un par de días más llegamos a las afueras de la ciudadela. La observamos a lo lejos más allá de la zona que parecía un vertedero, desde una colina. El camino no había sido cosa fácil, Francia seguía completamente arrasada por efecto del bombardeo y se hacía difícil viajar de forma poco sospechosa.
La ciudadela parecía enorme desde allí. Habíamos alcanzado la colina en plena noche y aquella masa gigantesca de edificios desprendía toneladas de luz y humo.
-Es casi igual de grande que todo Londres.
Susurré por lo bajo tirada a ras de suelo observando el panorama. Quedaban 4 días para cumplir la cuenta atrás.
Off:
Ea posicionados aquí.
Todos los que se quieran unir de los muggles no robotes y los resistentes y descens y tal posteen
Allí hablaron del plan, discutieron bastante y en general se trató de una reunión tensa y pesada pero acabaron por llegar a la conclusión de que al menos en esta ocasión no servía de nada no colaborar entre ellos. Tendrían que conformarse con confiar en que no se pegarían tiros los unos a los otros por la espalda.
Al día siguiente, ya con todo organizado volvieron a reunirse. El método de transporte corría de nuestra parte. Yo por mi parte observaba a los muggles bastante feliz de que pudiesen experimentar en sus carnes aquello. sabía que no era santo de devoción una desaparición pero con un traslador hasta Francia iban a fliparlo.
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Al llegar a Francia el traslador expulsó a la gente con la velocidad propia del mismo. Los que estábamos acostumbrados conseguimos mantener el equilibrio fácilmente. Había sido un viaje corto pero movido, incluso yo me había revuelto, aunque ya me encontraba un poco rara antes de salir.
No pude evitar reirme disimuladamente al ver a los muggles tras el viaje. Y lo hice sutilmente por eso de que estábamos todos un poco sensibles al respecto de estar colaborando.
Desde las costas francesas pusimos rumbo a la zona de la ciudadela. Se suponía que a partir de ahí Blair iba a guiarnos por algún tipo de caminos que tampoco quiso desvelar con antelación. Era entendible. El grupo no era muy grande pero algo era algo.
Pasados un par de días más llegamos a las afueras de la ciudadela. La observamos a lo lejos más allá de la zona que parecía un vertedero, desde una colina. El camino no había sido cosa fácil, Francia seguía completamente arrasada por efecto del bombardeo y se hacía difícil viajar de forma poco sospechosa.
La ciudadela parecía enorme desde allí. Habíamos alcanzado la colina en plena noche y aquella masa gigantesca de edificios desprendía toneladas de luz y humo.
-Es casi igual de grande que todo Londres.
Susurré por lo bajo tirada a ras de suelo observando el panorama. Quedaban 4 días para cumplir la cuenta atrás.
Off:
Ea posicionados aquí.
Todos los que se quieran unir de los muggles no robotes y los resistentes y descens y tal posteen
Había pasado tiempo desde el levantamiento de los androides. En ese momento hice todo lo que pude, pero no fue suficiente. La tecnología de SAM era indesencriptable con los materiales de los que disponíamos en la base de la Alianza, no es mi edificio, desde luego.
Deambulamos varios huídos tratando de sobrevivir hasta juntarnos en grupos como solíamos hacer en el ejército. Unidades.
Hacía unos días nos informaron de una reunión, con magos. los magos no me disgustaban e incluso podía hacerme pasar por uno si era necesario. En la reunión hablaron de los recientes planes anunciados por SAM.
Así que ahí me planté dipuesta a tocar uno de esos chismes para enviarnos al país destrozado de los franchutes. Cuando llegamos rodé por el suelo junto con todas las bolsas repletas de armas y material que traía.
El camino hasta la ciudadela fue un coñazo, y la gente no tenía la mejor pinta ni los mejores ánimos del mundo.
Deambulamos varios huídos tratando de sobrevivir hasta juntarnos en grupos como solíamos hacer en el ejército. Unidades.
Hacía unos días nos informaron de una reunión, con magos. los magos no me disgustaban e incluso podía hacerme pasar por uno si era necesario. En la reunión hablaron de los recientes planes anunciados por SAM.
Así que ahí me planté dipuesta a tocar uno de esos chismes para enviarnos al país destrozado de los franchutes. Cuando llegamos rodé por el suelo junto con todas las bolsas repletas de armas y material que traía.
El camino hasta la ciudadela fue un coñazo, y la gente no tenía la mejor pinta ni los mejores ánimos del mundo.
A punto había estado de emprender el viaje sin esperar al resto, pensando que preferían quedarse en ese estúpido torneo antes que venir a lo que era necesario. Mis intenciones eran reunirme con la Brigada lo antes posible, pues ellos ya estaban en la Ciudadela, pero Erika y Thalos me detuvieron a tiempo. Al parecer habían contactado con peces gordos de la Alianza, o más bien habían tenido un encontronazo inesperado con ellos en las calles de Londres. Ellos eran los principales culpables de la situación, al igual que ya sucedió con el deterioro de la naturaleza por culpa del bloqueo de magia de los satélites. Ahora nos venían con que querían colaborar, cuando se veían en un callejón sin salida. Lo cierto es que odiaba la idea de tener que buscar una solución con ellos de por medio, pero el tiempo se agotaba y no podíamos permitirnos rechazar cualquier oportunidad que tuviésemos. Si salíamos vivos ya haríamos justicia después.
Los días siguieron corriendo hasta que llegó el momento de la reunión en aquella fábrica abandonada. Al principio temí que fuese una trampa, pero fueron lo suficientemente listos como para no perder el tiempo con algo así. Los O'Connell llevaron a los que habían conseguido reunir de los suyos, que no eran muchos para lo que cabría esperar, y nosotros llevamos a otros tantos de los renegados. La reunión fue complicada, tuvimos que hacer esfuerzos por no actuar impulsivamente contra ellos. Estuvieron hablando de cuándo construyeron la Ciudadela y para qué, los países que habían participado en aquello y cualquier otro dato relevante que tuviesen. A pesar de ello no me convencía demasiado el plan de acción, todo lo que dependiese de la tecnología podía volverse en nuestra contra fácilmente. Tras acordar unas líneas de actuación básicas nos separamos, volviendo a reunirnos sólo para el momento del viaje, algo que los novatos en eso llevaron bastante mal.
No fue sencillo hacer la ruta desde las costas francesas hasta el lugar del que conseguimos escapar Thalos y yo el día de la explosión de magia por la convergencia. Volver allí era lo que menos me apetecía del mundo después de haber estado encerrado, pero había que hacerlo. Tardamos bastante en llegar porque era un grupo numeroso, y no recordábamos con exactitud el lugar para aparecernos. Tampoco íbamos muy tranquilos caminando con nuestros enemigos. - Hemos perdido un montón de días... - murmuré por lo bajo a Erika y Thalos conforme empezábamos a vislumbrar la Ciudadela en el horizonte. No debía quedar mucho para que llegase el final de la cuenta atrás. Tal vez fuese hasta un engaño. Al subir la colina nos tomamos unos segundos para observar en silencio la enorme urbe que nos iba a engullir, algo muy diferente a lo que nos habíamos enfrentado hasta ahora. - Si tenéis miedo todavía podéis dar media vuelta. - comenté en voz baja a mis compañeros, más que nada para picarlos y quitarnos los nervios previos a entrar allí.
- No sé por dónde pretendéis entrar, pero también tenemos que localizar a los de la Brigada. Llevan días ahí dentro. - alcé un poco más la voz para dirigirme a los de la Alianza, con los que guardábamos cierta distancia.
Los días siguieron corriendo hasta que llegó el momento de la reunión en aquella fábrica abandonada. Al principio temí que fuese una trampa, pero fueron lo suficientemente listos como para no perder el tiempo con algo así. Los O'Connell llevaron a los que habían conseguido reunir de los suyos, que no eran muchos para lo que cabría esperar, y nosotros llevamos a otros tantos de los renegados. La reunión fue complicada, tuvimos que hacer esfuerzos por no actuar impulsivamente contra ellos. Estuvieron hablando de cuándo construyeron la Ciudadela y para qué, los países que habían participado en aquello y cualquier otro dato relevante que tuviesen. A pesar de ello no me convencía demasiado el plan de acción, todo lo que dependiese de la tecnología podía volverse en nuestra contra fácilmente. Tras acordar unas líneas de actuación básicas nos separamos, volviendo a reunirnos sólo para el momento del viaje, algo que los novatos en eso llevaron bastante mal.
No fue sencillo hacer la ruta desde las costas francesas hasta el lugar del que conseguimos escapar Thalos y yo el día de la explosión de magia por la convergencia. Volver allí era lo que menos me apetecía del mundo después de haber estado encerrado, pero había que hacerlo. Tardamos bastante en llegar porque era un grupo numeroso, y no recordábamos con exactitud el lugar para aparecernos. Tampoco íbamos muy tranquilos caminando con nuestros enemigos. - Hemos perdido un montón de días... - murmuré por lo bajo a Erika y Thalos conforme empezábamos a vislumbrar la Ciudadela en el horizonte. No debía quedar mucho para que llegase el final de la cuenta atrás. Tal vez fuese hasta un engaño. Al subir la colina nos tomamos unos segundos para observar en silencio la enorme urbe que nos iba a engullir, algo muy diferente a lo que nos habíamos enfrentado hasta ahora. - Si tenéis miedo todavía podéis dar media vuelta. - comenté en voz baja a mis compañeros, más que nada para picarlos y quitarnos los nervios previos a entrar allí.
- No sé por dónde pretendéis entrar, pero también tenemos que localizar a los de la Brigada. Llevan días ahí dentro. - alcé un poco más la voz para dirigirme a los de la Alianza, con los que guardábamos cierta distancia.
No se en qué momento habíamos decido venirnos a Francia a tratar de poner freno a esa amenaza casi intangible, a esa cuenta atrás. A ese enemigo extraño que habia conseguido que miembros de la Alianza y de los Renegados pudieran usar un traslador juntos sin matarse. De momento....
Cuando me venían esos instantes de duda de por qué tanto Anteia como yo estábamos alli, apretaba su mano con mas fuerza de modo inconsciente, y luego pensaba en nuestros hijos y en que si aquello de la cuenta atrás era cierto, cualquier misión por desagradable que fuese, tenía que ser llevada a cabo, por ellos.
Pero no te confundas, ni ese pensamiento me tranquilizaba y ni mucho menos eliminaba mis preocupaciones. El hecho de estar colaborando con enemigos jurados era la prueba de la enorme magnitud del problema que enfrentabamos. Extincion, en serio? O...selección, mas bien dicho. El caso es que no perdía de vista a Anteia, no me preocupaba solamente el peligro que pudiese venir de afuera, si no tambien desde dentro.
Al contemplar lo desolado de ese país en el que casi muere ella, se me hizo un nudo en el estómago. Johan, Erika y Thalos eran de los que encabezaban la caravana. Por fin, llegamos al que debía de ser la parada final de nuestro viaje, aquella enorme y masiva urbe en la que se habían metido los de la Brigada, de cabeza. Solté una risa por lo bajo al oir el comentario de Johan sobre echarnos atrás y una vez mas, estreché la mano de Anteia con fuerza.
- Creo que es tarde para eso. - dirigí mi mirada hacia la Ciudadela. - Intenta contactar con mi primo de modo telepático. Si está en condiciones...quizá pueda darte indicaciones.
Cuando me venían esos instantes de duda de por qué tanto Anteia como yo estábamos alli, apretaba su mano con mas fuerza de modo inconsciente, y luego pensaba en nuestros hijos y en que si aquello de la cuenta atrás era cierto, cualquier misión por desagradable que fuese, tenía que ser llevada a cabo, por ellos.
Pero no te confundas, ni ese pensamiento me tranquilizaba y ni mucho menos eliminaba mis preocupaciones. El hecho de estar colaborando con enemigos jurados era la prueba de la enorme magnitud del problema que enfrentabamos. Extincion, en serio? O...selección, mas bien dicho. El caso es que no perdía de vista a Anteia, no me preocupaba solamente el peligro que pudiese venir de afuera, si no tambien desde dentro.
Al contemplar lo desolado de ese país en el que casi muere ella, se me hizo un nudo en el estómago. Johan, Erika y Thalos eran de los que encabezaban la caravana. Por fin, llegamos al que debía de ser la parada final de nuestro viaje, aquella enorme y masiva urbe en la que se habían metido los de la Brigada, de cabeza. Solté una risa por lo bajo al oir el comentario de Johan sobre echarnos atrás y una vez mas, estreché la mano de Anteia con fuerza.
- Creo que es tarde para eso. - dirigí mi mirada hacia la Ciudadela. - Intenta contactar con mi primo de modo telepático. Si está en condiciones...quizá pueda darte indicaciones.
Finalmente estabamos de vuelta en aquel lugar asqueroso. El solo olor de aquella ciudad me traía los recuerdos de manera vívida a la mente. Iba junto con Erika y Johan cuando vislumbramos la ciudadela desde aquella colina.
- Ya te digo. Mas les vale probar ser tan utiles como se creen serlo. - cosa que dudaba. - aunque no pienso perderlos de vista.
"ni al matrimonio ni a Morgana"
Lo del traslador habria sido un puntazo, si a mi tampoco me hubiese sentado un poco como una patada en el cielo del estomago. Era como un mal despegue en un avion, pero sin ir sentado ni con cinturon. Lo de la aparicion lo tenia superado pero lo otro...no tanto. Casi le piso un pie a Erika por reirse.
Me quedé alli contemplando la ciudadela dejando que fuesen decidiendo un poco como aproximarse al objetivo. Me di cuenta que al estar de nuevo alli, iba recordando las cosas con mas claridad. Sobre las callejuelas de aquellos suburbios, los pasillos del taller de droides... en fin, aquellas zonas por las que sí habia pasado. Pero sospechaba que aquello no era mas que una pequeñisima parte de la ciudadela.
- Bueno, alguna idea de esos pasajes y rutas o entramos a nuestro estilo?
- Ya te digo. Mas les vale probar ser tan utiles como se creen serlo. - cosa que dudaba. - aunque no pienso perderlos de vista.
"ni al matrimonio ni a Morgana"
Lo del traslador habria sido un puntazo, si a mi tampoco me hubiese sentado un poco como una patada en el cielo del estomago. Era como un mal despegue en un avion, pero sin ir sentado ni con cinturon. Lo de la aparicion lo tenia superado pero lo otro...no tanto. Casi le piso un pie a Erika por reirse.
Me quedé alli contemplando la ciudadela dejando que fuesen decidiendo un poco como aproximarse al objetivo. Me di cuenta que al estar de nuevo alli, iba recordando las cosas con mas claridad. Sobre las callejuelas de aquellos suburbios, los pasillos del taller de droides... en fin, aquellas zonas por las que sí habia pasado. Pero sospechaba que aquello no era mas que una pequeñisima parte de la ciudadela.
- Bueno, alguna idea de esos pasajes y rutas o entramos a nuestro estilo?
Le pareció irónico reencontrarse con Erika después de que Lyran la mencionara en la fiesta, pero aún así le dio un gran abrazo al verla. Menos largo que el que le había dado a Azahar y a sus mellizos antes de decidir partir a Francia. La decisión había sido tomada un poco a la ligera, al menos de su parte, pero no podía seguir viviendo entre bailes y comodidades cuando la realidad era tan distinta. Esperaba que el Descendiente con el que había hablado diera la cara. Realmente lo esperaba.
Mantenía sus dedos unidos a los de Lyran sintiendo el apretón de sus manos continuamente. El corazón de Anteia ralentizó sus latidos al volver a estar en la tierra en la que se crío, en la tierra en la que la atraparon y torturaron, en la tierra que habían destruido. Sentimientos encontrados la recorrieron y cuando Johan habló de miedo, la rubia sonrió y miró a su esposo -¿Miedo?- Alzó la mirada celeste hacia Johan con aquel pequeño atisbo de alegría que pronto se convirtió en otra cosa -Siento odio, deseos de venganza y unas terribles ganas de acabar con esto de una buena vez. Pero no miedo, no ahora al menos- Indicó con una calma algo extraña y procuró no mantener contacto visual con ninguno -Hemos perdido a muchos en sus manos- Musitó, sabiendo que hablaba por sí misma. Sabiendo...que hablaba de una parte de sí misma.
Entonces miró a Johan con un gesto neutral y apartó su vista de él con uno más adusto para alejarse un poco con Lyran y conversar unos segundos en privado. Apoyó su vista en él con profunda seriedad -No dejes que te atrapen. No dejes que te alejen de mí, no te apartes de mi vista porque no podré sanarte. Y no me pidas que te sacrifique. Esta vez no hay misericordia, Lyran. Para nadie. Ni aliados, ni enemigos- Le apartó el cabello del rostro y suspiró -Esta vez hay más de una persona que nos espera de vuelta a casa. Esta vez sólo pensaré en ti y en mi- Y le importaba 24.524 pepinos lo que le fuer a decir Lyran. Ayudaría al grupo tanto como pudiera, pero si tocaba elegir. Se inclinó hacia él para coger su rostro entre sus manos y besarlo. Fue un beso largo, intenso y lleno de significado porque aunque Anteia era consciente que harían todo por protegerse el uno al otro el peligro que los acechaba era muy real. Se separó de él unos largos segundos después y apoyó su frente en la contraria -Sin misericordia. No la merecen- Expresó sin tono alguno, como si se lo repitiera a sí misma y volvió con él junto al grupo.
Mantenía sus dedos unidos a los de Lyran sintiendo el apretón de sus manos continuamente. El corazón de Anteia ralentizó sus latidos al volver a estar en la tierra en la que se crío, en la tierra en la que la atraparon y torturaron, en la tierra que habían destruido. Sentimientos encontrados la recorrieron y cuando Johan habló de miedo, la rubia sonrió y miró a su esposo -¿Miedo?- Alzó la mirada celeste hacia Johan con aquel pequeño atisbo de alegría que pronto se convirtió en otra cosa -Siento odio, deseos de venganza y unas terribles ganas de acabar con esto de una buena vez. Pero no miedo, no ahora al menos- Indicó con una calma algo extraña y procuró no mantener contacto visual con ninguno -Hemos perdido a muchos en sus manos- Musitó, sabiendo que hablaba por sí misma. Sabiendo...que hablaba de una parte de sí misma.
Entonces miró a Johan con un gesto neutral y apartó su vista de él con uno más adusto para alejarse un poco con Lyran y conversar unos segundos en privado. Apoyó su vista en él con profunda seriedad -No dejes que te atrapen. No dejes que te alejen de mí, no te apartes de mi vista porque no podré sanarte. Y no me pidas que te sacrifique. Esta vez no hay misericordia, Lyran. Para nadie. Ni aliados, ni enemigos- Le apartó el cabello del rostro y suspiró -Esta vez hay más de una persona que nos espera de vuelta a casa. Esta vez sólo pensaré en ti y en mi- Y le importaba 24.524 pepinos lo que le fuer a decir Lyran. Ayudaría al grupo tanto como pudiera, pero si tocaba elegir. Se inclinó hacia él para coger su rostro entre sus manos y besarlo. Fue un beso largo, intenso y lleno de significado porque aunque Anteia era consciente que harían todo por protegerse el uno al otro el peligro que los acechaba era muy real. Se separó de él unos largos segundos después y apoyó su frente en la contraria -Sin misericordia. No la merecen- Expresó sin tono alguno, como si se lo repitiera a sí misma y volvió con él junto al grupo.
Ser puntualmente oportuna siempre había sido su fuerte. Poco le faltó para quedarse atrás ese día. La mayoría ya se habían desaparecido con dirección conocida cuando llegaron a la locación seleccionada. Una suave sonrisa, esa que siempre se encontraba en sus labios, atinó a merecer una de las últimas desapariciones. Unos segundos después se encontraban ya en Francia, país en el que nunca había estado pero en el cual su madre se había refugiado solo para encontrar muerte y destrucción. Debía decir que aquello ya no le causaba remordimientos. Después de todo, ella había sido la primera en repudiarla cuando se hizo pública su ascendencia mágica.
Había llegado del brazo de Daniel, a quien habían enviado en representación del elfo que se había vuelto su compinche en los últimos tiempos, desde que tuvo que tomar las riendas de los renegados para liberar a Johan. El sobrino no era mal mozo, pero en cuanto llegaron junto al grupo lo dejó de lado para acercarse al frente, posicionándose a un lado de Johan. Traía puesta una chaqueta negra, con el gorro cubriéndole la cabeza y una buena parte de la cara. Buscó con la mirada la de Johan y después, sin palabras, le escuchó tratar de aliviar los derroteros ánimos. Desde aquella cuenta regresiva había pensado mucho en su participación en aquella expedición. Justo ahora se preparaba para destruir aquello que en algún momento ayudó en construir. En un toque de unos cuantos segundos, su mano se entrelazó con la de Johan, tratando con su magia propia de infundirle valor, coraje y sabiduría, mientras la atención de todos se centraba el Lyran, a quien conocía solo de vista, y después a Thalos. Confiaba en que sus correctas decisiones los sacarían de ahí con vida, aunque los dioses parecían ir en contra.
Se dio cuenta, entonces, que dos caras conocidas participaban también de aquella excursión. Escondió un poco el rostro haciendo espesas las sombras que la capucha le proveía, creando una especie de cubierta sobre nariz y boca. Éamon. Blair. Morgana. Ni podía creer que estuvieran ahí como perros arrepentidos ni podía dar fé de que estaban ahí por buena voluntad. Definitivamente aquello le causaba una sensación de victoria por verlos tan desmerecidos, pero también cautela. Les tendría el ojo encima, tal y como Thalos decía. Todos lo harían.
Había llegado del brazo de Daniel, a quien habían enviado en representación del elfo que se había vuelto su compinche en los últimos tiempos, desde que tuvo que tomar las riendas de los renegados para liberar a Johan. El sobrino no era mal mozo, pero en cuanto llegaron junto al grupo lo dejó de lado para acercarse al frente, posicionándose a un lado de Johan. Traía puesta una chaqueta negra, con el gorro cubriéndole la cabeza y una buena parte de la cara. Buscó con la mirada la de Johan y después, sin palabras, le escuchó tratar de aliviar los derroteros ánimos. Desde aquella cuenta regresiva había pensado mucho en su participación en aquella expedición. Justo ahora se preparaba para destruir aquello que en algún momento ayudó en construir. En un toque de unos cuantos segundos, su mano se entrelazó con la de Johan, tratando con su magia propia de infundirle valor, coraje y sabiduría, mientras la atención de todos se centraba el Lyran, a quien conocía solo de vista, y después a Thalos. Confiaba en que sus correctas decisiones los sacarían de ahí con vida, aunque los dioses parecían ir en contra.
Se dio cuenta, entonces, que dos caras conocidas participaban también de aquella excursión. Escondió un poco el rostro haciendo espesas las sombras que la capucha le proveía, creando una especie de cubierta sobre nariz y boca. Éamon. Blair. Morgana. Ni podía creer que estuvieran ahí como perros arrepentidos ni podía dar fé de que estaban ahí por buena voluntad. Definitivamente aquello le causaba una sensación de victoria por verlos tan desmerecidos, pero también cautela. Les tendría el ojo encima, tal y como Thalos decía. Todos lo harían.
S.A.M-9917
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S.A.M-9917 detectó infracciones de terreno dentro de la ciudadela por lo que tomó medidas preventivas perimetrales.
El desguace no se encontraba en el círculo más externo de la ciudad por nada. Las piezas que aún podían ejercer su movilidad se reactivaron. El sonido desde el exterior era parecido al que hace un hormiguero en movimiento.
Cientos de robots se alzaron en pie de nuevo. Había varios modelos, diferentes carcasas, deshechos de proyectos anteriores y fallos de producción en cadena. Incluso había réplicas humanas descartadas entre ellos.
Varios androides de modelo avanzado no dudaron en recopilar piezas de modelos sin capacidad motriz para agregarlas a su repertorio.
También podían encontrar piezas sueltas, manos junto ametralladoras que se arrastraban por el lugar y piezas similares.
Poco a poco sus piezas luminosas cobraron vida, aquellas que aún funcionaban y se pusieron en marcha para avanzar al exterior del perímetro de la ciudad rumbo a las colinas.
El desguace no se encontraba en el círculo más externo de la ciudad por nada. Las piezas que aún podían ejercer su movilidad se reactivaron. El sonido desde el exterior era parecido al que hace un hormiguero en movimiento.
Cientos de robots se alzaron en pie de nuevo. Había varios modelos, diferentes carcasas, deshechos de proyectos anteriores y fallos de producción en cadena. Incluso había réplicas humanas descartadas entre ellos.
Varios androides de modelo avanzado no dudaron en recopilar piezas de modelos sin capacidad motriz para agregarlas a su repertorio.
También podían encontrar piezas sueltas, manos junto ametralladoras que se arrastraban por el lugar y piezas similares.
Poco a poco sus piezas luminosas cobraron vida, aquellas que aún funcionaban y se pusieron en marcha para avanzar al exterior del perímetro de la ciudad rumbo a las colinas.
Importante escribió:Hay 400 androides no completos
En la zona hay 100
1 androide= 50 PS. Ataque 60py defensa 50 p.
Los usuarios deben realizar tirada inicial dado opciones para saber cuantos androides enfrentan.
Androides no sujetos a dados, simplemente atacadlos, sus stats son estables.
Esta vez me había costado mucho más irme a la misión, despedirme de Catherine y Aedan para partir a un destino incierto. No le dije nada a Chloe, como tenía que estar con lo del torneo, no quería preocuparla. Mi padre también decidió unirse a nosotros en cuanto supo que venían Lyran y Anteia, no podía convencerlo de quedarse en la isla. Azahar se había quedado participando en el torneo, y de Jarkko no sabía nada en absoluto, ni si se había enterado de la cuenta atrás.
Nos preparamos todos llevando cualquier pertenencia y arma que nos pudiese ser útil llegado el momento, llevando a cabo un viaje que se hizo más largo de la cuenta. Se notaba la separación entre unos y otros, al ir con gentuza de la Alianza debíamos ir atentos por si nos la jugaban. Ni siquiera podía creerme que estuviésemos viajando con ellos, con los culpables. Aquello acabaría explotando por algún lado, o en el peor momento posible. Yo todavía tenía muchas cuentas pendientes con ellos. La única que me caía medianamente bien era Sigrid, pero ella iba por libre desde hacía algún tiempo.
Al alcanzar la colina llegó el momento de decidir qué modo de acción seguiríamos. Según habían dicho la O'Connell sabía algo de caminos seguros, pero tampoco me fiaba. Ellos eran los que sabían cómo se había construido esto, y ese era su principal papel, dar información. Iba a acercarme a Lyran y Anteia, pero los vi en modo parejil y preferí dejarles espacio. Eché un vistazo de reojo a mi padre, pero no le dije nada porque estaba con su cara de odio a todo el mundo. Al final hablé en general, para todos los presentes, especialmente a los de la Alianza. - Entonces no basta con destruir a los androides, según dijisteis. Hay que destruir a la IA que los controla a todos. Pero...¿eso dónde está? ¿no se supone que está en cualquier lado? ¿cómo lo llamáis...la nube? - no sabía muy bien cómo funcionaba, pero sí entendía el concepto, más o menos. - ¿La IA tiene algún aspecto androide determinado para poder reconocerla? -
hubiese querido seguir preguntando, pero enseguida comenzó a suceder algo extraño.
Me giré de manera repentina al percibir el inquietante sonido de lo que parecía un hormiguero en movimiento. No me lo había imaginado. Un sinfín de piezas metálicas que cubrían el suelo habían comenzado a moverse, como si se tratase de una horda zombie mecánica. Nos esperaban al pie de la colina, como queriendo impedir nuestro pasó. Cinco de ellos se adelantaron, empezando a subir hacia nuestra zona.
- Ya saben que estamos aquí...
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dado opciones: aparecen 5 androides
Nos preparamos todos llevando cualquier pertenencia y arma que nos pudiese ser útil llegado el momento, llevando a cabo un viaje que se hizo más largo de la cuenta. Se notaba la separación entre unos y otros, al ir con gentuza de la Alianza debíamos ir atentos por si nos la jugaban. Ni siquiera podía creerme que estuviésemos viajando con ellos, con los culpables. Aquello acabaría explotando por algún lado, o en el peor momento posible. Yo todavía tenía muchas cuentas pendientes con ellos. La única que me caía medianamente bien era Sigrid, pero ella iba por libre desde hacía algún tiempo.
Al alcanzar la colina llegó el momento de decidir qué modo de acción seguiríamos. Según habían dicho la O'Connell sabía algo de caminos seguros, pero tampoco me fiaba. Ellos eran los que sabían cómo se había construido esto, y ese era su principal papel, dar información. Iba a acercarme a Lyran y Anteia, pero los vi en modo parejil y preferí dejarles espacio. Eché un vistazo de reojo a mi padre, pero no le dije nada porque estaba con su cara de odio a todo el mundo. Al final hablé en general, para todos los presentes, especialmente a los de la Alianza. - Entonces no basta con destruir a los androides, según dijisteis. Hay que destruir a la IA que los controla a todos. Pero...¿eso dónde está? ¿no se supone que está en cualquier lado? ¿cómo lo llamáis...la nube? - no sabía muy bien cómo funcionaba, pero sí entendía el concepto, más o menos. - ¿La IA tiene algún aspecto androide determinado para poder reconocerla? -
hubiese querido seguir preguntando, pero enseguida comenzó a suceder algo extraño.
Me giré de manera repentina al percibir el inquietante sonido de lo que parecía un hormiguero en movimiento. No me lo había imaginado. Un sinfín de piezas metálicas que cubrían el suelo habían comenzado a moverse, como si se tratase de una horda zombie mecánica. Nos esperaban al pie de la colina, como queriendo impedir nuestro pasó. Cinco de ellos se adelantaron, empezando a subir hacia nuestra zona.
- Ya saben que estamos aquí...
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dado opciones: aparecen 5 androides
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El miembro 'Ian Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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JAAAA me confundío de dadoooo. IGNOREN POST
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El miembro 'Erika Malfoy' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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#2 'Ataque Mágico' :
Al observar esa ciudad tan inmensa frente a mis ojos tragué saliva. Con un rápido vistazo alrededor supe de inmediato que era prácticamente imposible conseguirlo. Éramos muchos pero no parecíamos suficientes en absoluto.
Mis tíos también habían venido. Los observé unos segundos mientras apartados mantenían una conversación. Tía Anteia no tenía grandes capacidades para la lucha pero si que era una potente sanadora. Habría que protegerla si queríamos tener una oportunidad.
Había varios soldados que parecían haber cargado con todo el material que disponían. Los O´Connell por el momento se mantenían callados. Seguía sin fiarme pero si habían venido era por la misma razón que nosotros.
Mis ojos se fijaron en Johan cuando comenzó a hablar. Había perdido la cuenta para que el temporizador marcase cero, pero sin duda no nos quedaba mucho tiempo. Sonreí de medio lado a Johan mientras ataba bien las cinchas del chaleco que me había agenciado entre el montón de trastos aparecidos en el pisito de Thalos por arte de magia, nunca mejor dicho.
-Vamos Johan... luchamos contra un puto vampiro milenario.Robots? prrfff...
Solté medio en broma aunque si, estaba bastante acojonada.
Varios más respondieron. Arrugué el ceño extrañada ante la contestación de mi tía. Era cierto que su tiempo en Francia había conseguido cambiar su carácter y hacía mucho tiempo que no nos veíamos y hablábamos. Pero...¿Odio y venganza?Por primera vez su expresión logró recordarme a la de los retratos parlantes de la Mansión Malfoy.¿Pero quién de nosotros no había cambiado?
Se unió más gente acercándose a contemplar. Thalos parecía más callado que de costumbre. Ante la pregunta de Ian encogí mis hombros y miré a Draven interrogándole con la mirada por si el sabía de que mierda estaba hablando.
Y de pronto el sonido.
Volví la vista al frente y varias luces empezaron a parpadear y moverse. Al principio diminutas. Oía el metal tintinear mientras aquellas luces se aproximaban poco a poco.
-Vale... O´Connell si es verdad esa mierda de los caminos seguros que dijiste creo que ahora es el momento de hablar.
Desenvainé la katana observando el grupo de androides que se acercaba a la zona donde estaba Ian.
-¡O´Connell!
Chillé como exigiendo que hablase de una maldita vez y de pronto tenía a uno de esos trastos pegado a mí. Alcé la mano sin pensar lanzando una llamarada hacia él que al parecer no le hizo nada de nada.
-¡Joder!
El trasto ese alzó la mano contra mí y simplemente dí un paso atrás (por tonta por no lanzar un dado de defensa que lanzo en la siguiente tirada joder)
Ataque mágico dado 25+5 canalizador guantes de acero+ 20 de base: 50 puntos de daño a 1 androide que tiene 50 ps de defensa y no le hago ni mierdaaaa
Mis tíos también habían venido. Los observé unos segundos mientras apartados mantenían una conversación. Tía Anteia no tenía grandes capacidades para la lucha pero si que era una potente sanadora. Habría que protegerla si queríamos tener una oportunidad.
Había varios soldados que parecían haber cargado con todo el material que disponían. Los O´Connell por el momento se mantenían callados. Seguía sin fiarme pero si habían venido era por la misma razón que nosotros.
Mis ojos se fijaron en Johan cuando comenzó a hablar. Había perdido la cuenta para que el temporizador marcase cero, pero sin duda no nos quedaba mucho tiempo. Sonreí de medio lado a Johan mientras ataba bien las cinchas del chaleco que me había agenciado entre el montón de trastos aparecidos en el pisito de Thalos por arte de magia, nunca mejor dicho.
-Vamos Johan... luchamos contra un puto vampiro milenario.Robots? prrfff...
Solté medio en broma aunque si, estaba bastante acojonada.
Varios más respondieron. Arrugué el ceño extrañada ante la contestación de mi tía. Era cierto que su tiempo en Francia había conseguido cambiar su carácter y hacía mucho tiempo que no nos veíamos y hablábamos. Pero...¿Odio y venganza?Por primera vez su expresión logró recordarme a la de los retratos parlantes de la Mansión Malfoy.¿Pero quién de nosotros no había cambiado?
Se unió más gente acercándose a contemplar. Thalos parecía más callado que de costumbre. Ante la pregunta de Ian encogí mis hombros y miré a Draven interrogándole con la mirada por si el sabía de que mierda estaba hablando.
Y de pronto el sonido.
Volví la vista al frente y varias luces empezaron a parpadear y moverse. Al principio diminutas. Oía el metal tintinear mientras aquellas luces se aproximaban poco a poco.
-Vale... O´Connell si es verdad esa mierda de los caminos seguros que dijiste creo que ahora es el momento de hablar.
Desenvainé la katana observando el grupo de androides que se acercaba a la zona donde estaba Ian.
-¡O´Connell!
Chillé como exigiendo que hablase de una maldita vez y de pronto tenía a uno de esos trastos pegado a mí. Alcé la mano sin pensar lanzando una llamarada hacia él que al parecer no le hizo nada de nada.
-¡Joder!
El trasto ese alzó la mano contra mí y simplemente dí un paso atrás (por tonta por no lanzar un dado de defensa que lanzo en la siguiente tirada joder)
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El miembro 'Erika Malfoy' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Blair O'Connell
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Después del encuentro en aquel cochambroso edificio decidimos colaborar con los magos y el resto de escoria que nos habíamos dedicado a exterminar por tanto tiempo, me consumía la impotencia, todos esos meses había dependido de un mago y ahora otra vez, a colaborar con ellos para que el trozo de metal que habíamos creado no nos exterminara a todos.
Se había decidido que fuéramos a una reunión con todos los magicos antes de poder partir a francia para poder definir un plan de ataque, sin embargo yo ya había expuesto demasiado a mis hijos y como condición había puesto que antes que nada los crios debían quedar en un lugar seguro y para asegurarnos de eso Alasther los acompañó. Me despedía de ellos con todo el dolor de mi corazón, pero la IA también los amenazaba a ellos, era por su bien... pero nunca los había dejado solos tanto tiempo -Cuidaos mucho y a vuestra hermana, volveremos lo más pronto que podamos...- apreté los labios y miré a Éamon en busca de aprobación, aunque tampoco importaba mucho, le di mi arma a Collins y a Michael una de mis agujas con un botecito pequeño que sabía perfectamente lo que era, un potente veneno que con tan solo un pequeño pinchazo dejaría a un adulto en el suelo en pocos minutos -Solo para casos de emergencia, esto no es ningún juguete y solo si os quedáis solos... os quiero mucho- le di un beso a cada uno para despedirme y dejarlos en aquella isla rara.
El día de la reunión estuvimos casi puntuales en el lugar que habíamos acordado pues antes tuvimos que hacer acopio de algunas cositas, por suerte teníamos nuestros recursos, Éamon por su paranoia constante y yo por si algún día tocaba divorciarse, el caso es que conseguimos muchas cosas y ponernos ropa decente, no íbamos de gala pero por lo menos no parecíamos vagabundos -Me gusta más como te queda la corbata que esta ropa tan deportiva- le comenté a Éamon mientras le daba algo cómodo que ponerse. Entre mis cosas había encontrado un traje completo tipo armaura que me había regalado Andreas tiempo atrás, no sabía muy bien si usarlo o no pero al parecer tenía un modo compacto, solo los guantes con su laser y esas cosas que le gustaban a él.
Los magos no hacían más que dudar de nosotros, solo podía rodar los ojos con tanta desconfianza, qué se pensaban? que los satélites habían caído por arte de magia? esa cosa ya había intentado matarnos, yo tiré esas cosas!! que pesadilla. El día de la partida a Francia fuimos hasta el canal, una zona bastante deshabitada en la que había una especie de bicicleta abandonada, nos hicieronir por turnos y tocar esa cosa, para mi sorpresa dimos un paseo nada agradable y muy movidito que nos escupió al otro lado, en el continente... me precioso pelo estropeado mientras intentaba levantarme y no vomitar -los... los quiero matar a todos..- Comenté por lo bajo a Éamon mientras nos incorporabamos.
El viaje fue largo hasta la ciudadela, los pocos soldados que nos acompañaban y un científico o dos eran nuestro único apoyo frente al resto del grupo pero tenía un objetivo claro pues si ellos no nos quitaban la mirada de encima, la mía se dirigía muchas veces al maldito Black. Quería devolverle el favor por haberme disparado en aquella escaramuza que tuvieron a los campos, solo un pinchazo con una de mis agujas, un pequeño roce y moriría asfixiado con su propia sangre, tuve tiempo para pensar eso y muchas otras formas de que pareciera un accidente hasta llegar a la ciudadela.
Una vez allí nos tocaba actuar, vigilé con unos prismáticos de esos con graduación para medir la distancia hasta una de las puertas ocultas, nos encontrábamos en un punto poco vigilado pero también algo incomunicado -A ver, este vertedero solo tiene una entrada y es por la que entran y salen los camiones, son automáticos así que solo tenemos que colarnos cuando descarguen e inactivar el mecanismo que detecta el peso de la parte trasera- dije para quien quisiera escucharme y que estuviera cerca.
De repente el sonido metálico y las luces de colores nos hacen ponernos alerta, los robots empiezan a moverse y a acercarse a nosotros para atacarnos -Éamon!- intento localizarlo y quedarme cerca de él para no separarnos, empezando a correr hacia la puerta por la que debíamos pasar, la pelirroja no paraba de gritarme no se apañaba muy bien con el robot que tenía encima, apunté en su dirección y disparé, tentada a darle a ella pero en su lugar lo hice a la máquina que tenía en frente -Que te calles! ya te he escuchado! tenemos que ir hacia la puerta- me giré a los científicos para pedirles que pensaran en algo para inactivarlos o como mínimo detenerlos el tiempo suficiente para poder huir.
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17 stat + 5 raza + 20 dado + 10 armadura = 52 daño
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El miembro 'Blair O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Éamon O'Connell
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Jamás se me hubiese ocurrido que acabaría en un desguace de robots junto con los engendros mágicos, pero ahí estábamos Blair, yo y algunos otros más de la Alianza, a punto de colaborar con ellos para no acabar en más en la mierda. Había sido duro llegar hasta aquí, tanto por el viaje como por el hecho de que no nos soportábamos los unos a los otros. A pesar de eso lo que más me jodía era el haber tenido que dejar a nuestros hijos en una isla en la que se veían dragones volando, debíamos estar drogados para dejar que se quedasen ahí. Lo bueno es que era el sitio menos conectado con la tecnología que podíamos encontrar, había que confiar en que también sería de los más seguros en ese sentido. Collins me había pedido que luego mandásemos a todos los engendros a luchar a la arena de los campos, pero yo ya estaba más que harto de encerrar monstruitos de esos, y ni siquiera sabía si íbamos a salir de ésta. Le dije que ya nos vengaríamos, incluso de los humanos, como Morgana. Allí se quedaron los pobres, con un bebé, un arma, y veneno. Éramos unos padres bastante desastrosos. Además, ahora vestíamos como unos vulgares pobres, aunque al menos habíamos conseguido recuperar la armadura que le regaló Andreas a Blair, y una de las cotas de los magos, de las pocas cosas que no desaparecieron de mi alijo personal. Debía ser de un muerto, por eso la magia rara de regresar no funcionó. Esperaba tener más suerte que su último portador.
La reunión fue una puta mierda, el viaje otra puta mierda en el que casi perdemos la poca dignidad que nos quedaba al acabar mareados con el chisme infernal aquel en el que prometimos que los mataríamos, y después el largo trayecto hasta la Ciudadela. - La vez anterior vinimos en el jet privado, ¿recuerdas? cuando hicieron la inauguración para jefes de la Alianza...- susurré a Blair mientras subíamos la colina, un tanto alejados del grupo renegado. Me mantuve un tanto al margen de las palabrerías que se traían, prestando atención sólo a Blair cuando mencionó el modo de entrar por el camión que transportaba las piezas rotas al exterior. - Pues eso. Así que atentos a cuando aparezca uno para subiros. No vamos a esperar a rezagados. - advertí con cara de mala leche, esperando que no empezasen con las pegas o demasiadas preguntas.
- Sí, joder, sí...ya dijimos en la reunión que la IA se encargaba de los satélites antimagia, de su gestión. Ahora que ya no están tiene muchas más misiones, como controlar esta ciudad, y sospechamos que a todos los androides, por lo que hemos visto de copias de gente, de robots Centinelas controlados, y otras cosas. - señale con el dedo hacia la ciudadela, la zona en la que se veían los edificios más altos. - El último distrito, el central, es el que alberga lo principal para la IA. Supongo que si tenemos que ir a algún sitio es ahí, no a las industrias de alrededor. - me jodió la preguntita de la nube, como si el estúpido licántropo se las diese de listo. - Yo qué sé. Lo que te puedo decir es que bloqueó las órdenes que dimos para intentar tirar los satélites, sólo pudieron hacerlo echando mano de misiles que no estaban controlados por él. A día de hoy ya no creo que quede nada que no haya infectado. Está en todas partes. También se respaldan aquí las identidades de los androides. Los científicos lo llamaban "La Cuna", como una base de datos que guardaba lo que es cada androide. No sé qué aspecto tiene. - admití de mal humor, sacando rápidamente el arma al empezar a escuchar sonidos metálicos extraños. Habíamos tardado mucho en hacer el plan de Blair, y ahora teníamos que enfrentarnos a una especie de apocalipsis androide que daba escalofríos.
- ¡Ponte el traje entero! - le ordené a Blair para que estuviese a salvo, comenzando a disparar de manera ordenada a los que iba teniendo más cerca, tratando de acertar de manera certera a pesar de que teníamos a más de diez androides a escasos metros de nosotros. Tiré de Blair para tratar de bajar la colina en dirección a la puerta que ella decía, por la que debían aparecer los camiones. O no...
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Ataque tecno:
30 dado + 35 stat tecno + 10 habilidad especial + 5 bonus humano= 80 a ANDROIDE 4
opciones: vienen otros 10 androides más
La reunión fue una puta mierda, el viaje otra puta mierda en el que casi perdemos la poca dignidad que nos quedaba al acabar mareados con el chisme infernal aquel en el que prometimos que los mataríamos, y después el largo trayecto hasta la Ciudadela. - La vez anterior vinimos en el jet privado, ¿recuerdas? cuando hicieron la inauguración para jefes de la Alianza...- susurré a Blair mientras subíamos la colina, un tanto alejados del grupo renegado. Me mantuve un tanto al margen de las palabrerías que se traían, prestando atención sólo a Blair cuando mencionó el modo de entrar por el camión que transportaba las piezas rotas al exterior. - Pues eso. Así que atentos a cuando aparezca uno para subiros. No vamos a esperar a rezagados. - advertí con cara de mala leche, esperando que no empezasen con las pegas o demasiadas preguntas.
- Sí, joder, sí...ya dijimos en la reunión que la IA se encargaba de los satélites antimagia, de su gestión. Ahora que ya no están tiene muchas más misiones, como controlar esta ciudad, y sospechamos que a todos los androides, por lo que hemos visto de copias de gente, de robots Centinelas controlados, y otras cosas. - señale con el dedo hacia la ciudadela, la zona en la que se veían los edificios más altos. - El último distrito, el central, es el que alberga lo principal para la IA. Supongo que si tenemos que ir a algún sitio es ahí, no a las industrias de alrededor. - me jodió la preguntita de la nube, como si el estúpido licántropo se las diese de listo. - Yo qué sé. Lo que te puedo decir es que bloqueó las órdenes que dimos para intentar tirar los satélites, sólo pudieron hacerlo echando mano de misiles que no estaban controlados por él. A día de hoy ya no creo que quede nada que no haya infectado. Está en todas partes. También se respaldan aquí las identidades de los androides. Los científicos lo llamaban "La Cuna", como una base de datos que guardaba lo que es cada androide. No sé qué aspecto tiene. - admití de mal humor, sacando rápidamente el arma al empezar a escuchar sonidos metálicos extraños. Habíamos tardado mucho en hacer el plan de Blair, y ahora teníamos que enfrentarnos a una especie de apocalipsis androide que daba escalofríos.
- ¡Ponte el traje entero! - le ordené a Blair para que estuviese a salvo, comenzando a disparar de manera ordenada a los que iba teniendo más cerca, tratando de acertar de manera certera a pesar de que teníamos a más de diez androides a escasos metros de nosotros. Tiré de Blair para tratar de bajar la colina en dirección a la puerta que ella decía, por la que debían aparecer los camiones. O no...
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