Arena de combate de la Alianza

El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Físico' :

¡Con un demonio, quédate atrás! - Exclamó para con Reiv, aunque de nada sirvió, pues el moreno lanzó su ataque, aún con el peligro latente de morir en el intento o de atraer al feral que seguía entero. No tardó mucho en desvanecerse, anidando en su pecho la preocupación por él. Aunque sabía que nada podía hacer, el solo acompañarle habría sido suficiente, pero sus instintos más bajos de venganza tomaron el lugar y le hirvieron la sangre con saña.

En un último intento de matar a la bestia, tomó la espada de Reiv con la mano tras acercarse a él. - Aguanta. Te quiero.- Le susurró tras quitar el arma y alejarse. Juntas, dos espadas eran difíciles de sostener con una sola mano, pero harían más daño que una sola. Buscó por los alrededores, por si había algo más que usar, pero no encontró nada y sentía que las energías se le iban acabando. Sobre todo sentía que el arañazo de la espalda le estaba haciendo merma, pues no podía moverse con tanta agilidad sin sentir el repunteo del dolor.

Se posicionó en la cola de los dos grandes especímenes, decidiendo a quien atacar. Si bien, Reiv se había decidido por apoyar al feral, sus mejores instintos le decían que debía atacar a la víctima más entera. Su plan más astuto debía ser atacar al feral, dejar que el lycan le hiriera lo suficiente hasta que alguno de los dos muriera, y luego matar al otro. Era la única manera que encontraba para salir viva de ese combate. Sin embargo, no podía negar que Reiv ya tenía un lazo con aquella criatura, y que ya había acudido al llamado que Reiv había hecho, por lo que debía ser algún aliado que había hecho. Si dejaba pasar la oportunidad de salir con vida podía perderse la oportunidad de salir del todo de aquel encierro. Soltó un gruñido de exasperación. Primero porque por culpa de Reiv ahora tenía más que pensar, y segundo porque estaba por tomar una decisión que podía dejarle muerta solo por contemplarle.

Tomó algunos metros de distancia entre las bestias y ella, usándolos después como ventaja para correr hacia ellos cuando encontró el momento oportuno. Solo tuvo un segundo para llegar, pisando sus fauces para evitar una mordida desprevenida y descubrir el cuello y el pecho a pesar de estar aprisionado bajo el feral. Tomó las espadas con toda la fuerza de la que fue capaz su maltrecho cuerpo y las clavó en el centro de la garganta, pisando después las espadas hasta su pecho, desgarrando la carne dentro lo más que se pudo. Cuando las cosas se pusieron inestables, tomó solo su espada y salió corriendo hacia Reiv, aturdida un tanto por su propia pérdida de sangre, el dolor de su cuerpo y los ensordecedores gritos de la multitud que aclamaban sangre. Sus propias venas hirvieron con el espectáculo que tomó tiempo de contemplar como no lo había hecho antes. Aquel lugar era aún peor que donde había estado ya, y no quería ser de nuevo el entretenimiento de humanos sin corazón.

¿Se están divirtiendo? - Protestó, alzando la voz para hacerse oír entre la multitud, abriendo los brazos, como un gesto sarcástico de su entrega al público y a sus fans.- ¡Por esto pagaron! ¿No se están divirtiendo? - Exclamó una vez más, soltando las espadas, con el rostro visiblemente molesto. No sabía si aquello atraería al feral o si, por el contrario, el silencio sepulcral que se había hecho de pronto en la sala le serviría para despejar su mente. Giró para ver de frente al feral, que si tenía que morir a sus garras lo haría viendo a la bestia a los ojos.

Ataque a DARKRED= 17 + 5 + 10 = 32
PS= 69 - 20 = 49

El miembro 'Juliet Bennett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Físico' :

Un gruñido desgarrador escapa de las fauces del licántropo al sentir la herida de la zarpa siendo nuevamente golpeada con la espada, provocando en el licántropo un momento de debilidad y de desconcentración. Eso se traduce en no poder evitar el ataque de Kyllian, que arremete contra sus ojos. Sucumbe al dolor del zarpazo, siendo cegado de este modo. La sangre de su hombro hasta su cuello comienza a manar velozmente, empapando su pelaje y la arena, ahora teñida de rojo carmesí. Lo único que puede hacer es intentar morir destrozando al rival, un último ataque a la desesperada para buscar la supervivencia. La zarpa no herida se lanza contra el costado del feral, con la intención de provocar alguna herida sangrante.

Poco más puede hacer a partir de ese momento. Una espada se clava con más saña en su garganta, esta vez por parte de la mujer pelirroja. Los gemidos lastimeros del lobo se van haciendo más débiles, hasta que finalmente cae al suelo sin vida, dejando un importante charco de sangre a su alrededor.

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Ataque físico

25 + 15= 40 a KYLLIAN

daño: 32 + 57 + 20 + 20= 129

PS: 82 - 129= Licántropo RED muerto

El miembro 'Licántropo' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Físico' :

El licántropo se movía ferozmente después del zarpazo, pero a pesar de eso el Feral no le soltó ni por un instante, ni siquiera en el momento que el licántropo le lanzó aquel golpe al costado, por primera vez en toda la noche habían conseguido herirle, esto solo lo enfureció más y terminó por cerrar sus mandíbulas para luego tirar de la carne aprovechando la inercia del movimiento para desgarrarle y así llevarse con él un buen trozo de carne.

por fin el enemigo había muerto, la chica ya no le interesaba, se dedico a hacer lo mismo que había hecho con el otro licántropo sin prestar mucha atención a lo que ella hacía pero en cuanto alzó la voz, gritando a la muchedumbre que ahora estaba en un silencio sepulcral, rugió tan fuerte como pudo en la misma dirección, no porque entendiera lo que la chica decía, más bien por acompañarla pues ese grito parecía el rugido de un animal herido al igual que él, siguió comiendo, devorando a aquel licántropo que posiblemente al pasar la luna se convertiría en una persona pero en su forma de feral no podía pensar en eso, mucho menos con el hambre tan atroz que sentía después de no haber probado bocado en una semana, pero por fin estaba satisfecho.

Cuando la pelirroja se le pone delante con los brazos abiertos, bosteza, abriendo sus fauces al máximo, sus colmillos de marfil aún estaban algo teñidos de rojo pero ya estaba listo para echar la siesta, le da la espalda a la chica y va hasta lo que parece el cadáver de Reiv, pero aún estaba calentito y respiraba, da un par de vueltas para encontrar la posición correcta y se echa a su lado dispuesto a dormir.

Poco le dura la siesta pues los guardias se les echan encima, ruge y forcejea cuando intentan capturarlo, le azuzan con palos que dan descargas para distraerlo mientras le ponen alrededor del cuello esas malditas cadenas nuevamente, lástima no haber podido matar a alguno de esos desgraciados mientras lo llevaban dentro para meterlo en una jaula.

El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Defensa Física' :

La pelea mejora por momentos, y al parecer los niveles de sangre y violencia hacen que el público jaleé enfervorecido. Esta es la carnaza que querían ver, violencia de lejos y controlada. Apuesto a que si los empresarios se viesen envueltos en medio de una batalla se desmayarían al momento. Los soldados que presencian el combate sí están acostumbrados a esto, y por eso no les sorprende tanto. Sigo cada movimiento con suma atención, inclinándome hacia delante en el asiento con interés para ver el remate final del licántropo. El agarre brutal del feral y el último ataque a dos espadas ponen el broche de oro a la pelea, y me han dado información interesante sobre ambos. La pelirroja se atreve a increpar al público, demostrando con ello dos cosas: una, que hay que tener cuidado con ella porque no se queda callada, y otra, que ese mismo carácter que tiene la convierte en una luchadora que puede dar juego, tanto dentro de la arena como fuera. Ya veremos. No digo ni una palabra ni respondo a la provocación, eso sería darle protagonismo e importancia, y no es más que una simple prisionera con la que jugamos.

Lo que me extraña es lo del feral, que ruge a la vez que ella como si todo estuviese pactado de antemano, cosa que es imposible. No ha atacado a ninguno de los dos, ni al chico que yace en el suelo ni a ella, como si no quisiese hacerles daño. Eso no me cuadra con lo que dijo en el interrogatorio, que se descontrolaba por culpa de lo que habíamos hecho con el bloqueo de poderes. Me levanto de la silla mientras se llevan a Kyllian a una jaula, y también bajan a sacar a Juliet y a Reiv de la arena, según mis instrucciones. A ella a la enfermería, y cuando se recuperase a cuarentena. Kyllian iría alli también, después de la transformación. En cuanto a Reiv...que le hicieran lo justo para que no se desangrase y lo sacasen también para cuarentena. Iba a ser curioso reunir allí a los tres. A la chica la visitaría en la enfermería, al menos la primera visita. Abandono el palco, dejando a los ricos pagándose las apuestas que habían hecho entre ellos. Después abandono la arena de combate, directo a una reunión que tenía con Wilhelm para ponernos al día sobre los que hemos pillado en las ruinas de la isla esa, y sobre asuntos de política exterior, además examinar la marcha del plan de los guetos, las redadas y los juicios que se habían iniciado. Van a ser unos días ocupados, pero ya me he reservado un hueco en la agenda para visitar tanto a Juliet como a Kyllian.

Hsban pasado varios días. La paliza aún dolía, los moretones eran visibles y no habían tenido la decencia de curar sus heridas, aunque ahora su destino fuese luchar a saber con que o con quien. Suponía que querían combates cortos o algo así.
Estaba en esa celda, era pequeña y apenaas entraba luz. Olía a humdad, a sangre y arena.. no había visto más que a unos cuantos presos máss cruzando llos pasillos, acompaññados por carceleros. Le habían dado comida, ua pasta rojiza y un mendrugo de pan. agua 0Se acercó a los barrotes, agarándolos con ambas manos. La celda no le permitía una gran cantidad de movimiento y eso le estaba poniendo nervioso. No convenía que se pusiese nervioso. Los carceleros estaban al fondo del pasillo, no les veía pero podía oirles No contaban mucho, hablaban de temas personales que de poco le serv´ían. Resopló dando una patada al barrote. Le dolió pero tampoco le importó demasiado.
Le gritaron algo de que estuviese tranquilito e hicieron una burla. ¿Así era su vida ahora? Pasar los días en una celda enana eperando que le llamen a luchar? Habbía cogido un arma el primer día, le habían hecho “entrenar”. Él había decidido que era mejoor ensartarle una lanza a uno de los guardias que estaban a lo lejoos en la arena. Al parecer no les había gustado demasiado.
Alejó sus pasos de los barrotes y se tiró en el camastro, pareciendo despreocupado aunque en su interior algo hervía.
El era un puto mago, de los buenos, de os que pueden acabar con alguien tann ólo con tener las probabilidades de su parte. Un dragón. Que mierda hacía en ese lgar? dónde estaba su maestro? le habrían capturado?. Demasiadas preguntas. Siempre era culpa de sus padres. Estaba ahí por el interés de esos humanos de capturarles. Que les capturasen de una puta vez! que le pusiesen al tuerto delante en la puta arena.
De nada valía seguir dándole vueltas a la cabeza. Su cabeza. Siempre contradictoria.
Solamente quedaba esperar...

Los días se habían vuelto infierno desde el momento en que Reiv dejó los campos. Su primera estación fue aquella celda pequeña en el área de cuarentena, según decían. Tenía ya ahí más de cuarenta días, seguramente el doble, y le parecía cada vez más larga su estadía. Quizás había evitado los juicios mientras fuera útil, pero seguramente volverían a por ella en algún momento.

Su momento más duro fue la tortura en la zona de cuarentena. Por más inmune que hubiere sido al frío, ahora tenía un grave problema. Sus habilidades potenciaban mucho su resistencia a los elementos. Ahora, sin nada, nada mas que sus propios pensamientos y "aquello" que crecía dentro, no podía abstraerse del todo de la situación. Cada valde de agua fría le empapaba hasta el alma. Llegó a sentir que su piel comenzaba a congelarse, y por las noches la celda fría era lo peor. Sus intenciones de vivir empezaron a mermar muy tarde en la madrugada del tercer día y hasta que las puertas de la celda se abrieron por última vez. En esta ocasión no se asomó otro cubo de agua helada como había pasado una centena de veces en los últimos días, sino que le arrastraron hasta una celda fea, con ropa fea que no cobijaba, pero que le hizo dejar de temblar cansada en el catre de su nueva habitación. Pasó algunos días dormida después de aquello, permitiendo que su cuerpo canalizara toda su energía a luchar contra la hipotermia. Y cuando por fin pudo hacerlo, estaba tan destruida que no podía ni siquiera moverse.

Mientras tanto, en sus sueños, no dejaba de darle vueltas a las posibilidades ahí afuera. Si en verdad Reiv solo sería sirviente o si le obligarían a hacer cosas en contra de su voluntad, si lograría adaptarse o si lo descartarían por su personalidad tan explosiva, si lograría escapar... Si volvería como dijo... Eso último no lo dudaba, pero la espera era eterna.

Por fin, su tortura inicio de nuevo. Las batallas en la arena no se habían suspendido, pero habían esperado un tiempo considerable hasta que estuvo en condiciones de iniciar. No es que le gustara el privilegio, pero al menor ahora la ropa era lo suficientemente confortable como para resistir el impulso de tirarse en la cama y dejar de ser útil como había pactado. Se tomó su tiempo para lucir presentable, lo mejor que pudo dando a entender las condiciones hasta que estuvo frente al primer ser mágico en semanas.

Tuvo la ocasión de elegir entre las jaulas. Tenía ya algunos prospectos, pero algo en particular en uno de ellos le hizo cambiar de ideas rápidamente, confundida de lo que su cuerpo sentía al verle. Era un muchacho joven, más que ella seguramente. Moreno. Guapo se podría decir, enjaulado. Tenía la furia en el cuerpo y salía por su mirada a pesar de sus condiciones. Pero había algo. Algo en él. No en su rostro ni en su físico, sino en su ser, que le hacía tener una conexión por más que quisiera aparentar que él no le movía las entrañas. Le miró extrañada por un rato, del otro lado de las rejas que le encerraban. Quizás por el uniforme él le odiaría instantaneamente, que aún cuando no tenía logos seguía siendo diferente al de los presos, pero en él había algo que no podía negar.

Reed Draven.- Murmuró leyéndolo del maldito expediente que acompañaba a todos a todos lados. Por un momento el nombre no le dijo nada, pero el apellido. ¡El apellido! ¡EL APELLIDO! Era el chico que había estado tirado en la celda que compartió con Reiv durante algunos días al inicio. Como habían cambiado las circunstancias para todos.- Draven.- Repitió, recordando entonces las conversaciones con Thalos. La única diferencia, lo único que no concordaba era que Thalos no tendría un hijo de esa edad. Preguntó a uno de los guardias como le había ido en el entrenamiento, a lo que le informaron de la situación acontecida. Definitivamente él no era de los que se rendían, y le daba algo de envidia, pues ella misma se podía ver reflejada en el fuego de su mirada.- ¿Listo para combate?

El camastro no era un lujo pero era mejor que la puta camilla. Se encontraba observando las paredes. Había alguna inscripción pero estaban bastante limpias... No usaban mucho ese sitio o lo habían construído hacía poco.
Escuchó su nombre. Se lo había dicho finalmente. Estaba hasta los huevos de que le llamasen por el apellido así que un día le dió un cabezazo a guardia mientras le gritaba el nombre. Al parecer eso tampoco sirvió para que dejasen de llamarle Draven.
Miró a la mujer desde su posición. No era gran cosa, parecía menuda, un tallo larguirucho, sin apenas fuerza. De nuevo su apellido una vez más. Entornó los ojos y se levantó del camastro, acercando los pasos a los barrotes.
Su cabello rojo brillaba aunque hubiese poca luz y sus ojos... Sus ojos decían que no me fiase de esa chica menuda. Agarré los barrotes ladeando la cabeza, aún inspeccionando a la mujer. Definitivamente no era humana, algo se lo decía.
La arena.
Fijó la mirada en sus ojos y esbozó una sonrisa ladeada.
-Os quedaréis cerca para arrancaros las entrañas?
Esa fue su respuesta. Se apartó de los barrotes. Supuso que debía abrirle.Que mierda hacía un ser de parte de esa gente?
Observó el papel, era una lista con nombres. No había muchos pero eran más de los que esperaba encontrar.
-Les ayudas a matarnos?

Caminaba acompañado por dos guardias por un pasillo que me parecia muy siniestro, con las manos engrilletadas tras mi espalda. Me habia dado cuenta que no haciamos mas que descender desde que me sacaron de cuarentena....por un momento pensé que me llevaban a ejecutar pero entonces empecé a escuchar jaleo, alli al final del pasillo habia mas gente metida en pequeñas celdas.

Alcé la mirada con curiosidad, no tenia muy claro que tipo de lugar era este. Al final del pasillo habia una chica, habian mas guardias alli, pero ella no llevaba la ropa de los prisioneros, igual que yo, ni iba engrilletada. No, entonces debia de estar confundiendome, aquella no podia ser la Juliet de la fiesta que conoci en Ouroboros... con la cual recordé en ese instante, intenté ligar brevemente. Que vergüenza.

Pero conforme mas me acercaba mas me parecia que sí que era ella. Ademas, si lo que decia Kyllian era cierto, Reiv tambien estaba aqui, no? Y aquellos dos, estaban juntos, no? Los habrian pillado juntos?

Pasamos al lado de ella y la miré, pero no le dije nada, de momento....solo la miré. No quería ponerla en apuros de alguna manera con tal de saciar mi curiosidad. Me empujaron a otra de las jaulas aquellas y hablaron con Juliet, toscamente, con evidente aversion hacia ella. Basicamente para informarle de que le traian un candidato mas, y que a ver si no me moría muy pronto.

Luego se apartaron y volvieron a sus puestos, vigilando a ambos extremos del lugar. Me asomé a los barrotes, mirando a los guardias. Seguro que si ahora hablaba ellos no me podian escuchar. Miré a la chica, ahora si, y dije en voz baja.
- Eres Juliet, verdad?

La respuesta del chico dejó mucho que desear. Levantó los ojos un momento del expediente, solo para mirarlo con gesto ausente. Los bravucones no la provocaban, y no se dejaría amedrentar por ellos tan fácil.- Creo que no me tocará pelear junto a ti. Guarda eso para tus verdaderos oponentes.- Murmuró, dedicándole una mirada significativa, aunque igual de serena que la anterior. Si podía hacerle entender a alguien tan molesto que el enemigo estaba en la Alianza solamente, quizás saldría viva de todo aquello.

No tardó mucho en iniciar nuevas preguntas, aunque aquella la dejó sin contestar. Si lo hacía, corría el riesgo de salir de ahí más tocada de lo que ya estaba. Afortunadamente, el pisar de botas conocidas les interrumpió. Los soldados entraron con un prisionero más, colocándolo en la celda de junto, no sin antes entregar su expediente con un par de insultos de por medio. Aquel era el primer día, pero ya le estaba costando mucho resistirse a partirles el cuello al estar tan... ¿libre? Cuando se alejaron, pudo finalmente dejar para luego la carpeta del recién llegado y enfocarse en lo que el expediente de Draven decía.- Así que, ¿cuáles son tus habilidades de combate? - Preguntó, alistando su pluma para anotar, viéndole apenas.

Una voz conocida, o eso creía, le llamó por su nombre. Le vio un instante de reojo y volvió la mirada al expediente, fingiendo interés y sumisión.- ¿Quién pregunta? - Dijo sin dar respuesta concreta, aunque por la pequeña mirada que había echado se sabía completamente perdida. Si aquellos seres mágicos tan fuertes en los que Reiv confiaba estaban ahí... ya no tenía caso. No había esperanza.

Terminó por apoyar su espalda contra la pared de su derecha, viendo que aún no le iban a sacar de esa jaula. Aparentaba ser bastante seguro de si mismo, miraba de soslayo a la mujer que le dedicó esa miradilla.
-Ya... ya había supuesto que no iba a luchar contra tí. Un uniforme muy bonito y limpio por cierto.
Puntualizó, captando lo que pretendía decirle pero señalando levemente al uniforme y sonrió. Esta vez su sonrisa pareció la de un chaval pillín que acaba de cometer una travesura. Pocas veces aparecía esa sonrisa, que duró unos segundos. Estaba claro que por mucho que dijese que el enemigo era otro ella estaba con ellos, de un modo u otro.
Cruzó sus brazos mientras el nuevo preso pasaba por el pasillo y apoyó la coronilla en la pared, mirando hacia el techo un tanto asqueado.
-Prf... habilidades de combate... veamos...
Miró a la mujer cansado.
-Tal vez mi puta magia, que me han robado... igual que te han debido robar a tí. Para las demás tendrás que sacarme de esta celda para comprobarlo.
Soltaron su nombre al que ella respondió e incluso me reí, masajeando el tabique de mi nariz con pulgar e índice, un tanto incrédulo.
"Si hasta los putos presos la conocen..."
No sabía la razón de que esa muchacha andase ahí, vestida como los carceleros, haciendo sus labores. Pero empezaba a tocarle los cojones ...

"me ha ignorado T__________T"

Lloré pa dentro cuando la pelirroja pasó de mi, pero tenia asuntos mas preocupantes que lograron mantenerme alejado de sentirme con el corazon partido por aquella cobra visual que me habia hecho.  Le preguntó a otra persona que estaba metido en una celda contigua a la mia, lo habia visto de refilon, era joven tambien, con cara chungo, pero ahora solo podia oirlo.

- Lo de sacarnos de la celda me parece bien - apunté a lo que habia dicho Reed, agarrandome a los barrotes para asomarme a donde Juliet. Oye, igual podia ayudarnos. - Soy Ling! Intenté ligar contigo en aquella fiesta... - miré a los guardias, no queria que me escuchasen. - Conoces a Kyllian? Reiv está bien? No sabrás algo de una chica rubia con el pelo muy largo...?

"Rosse, espero que estes bien"

Suponía que a Juliet la estaban obligando a hacer esto. Despues de ver como Eamon maltrataba a Kyllian, no me habria extrañado para nada que a ella ahora mismo la estuviesen extorsionando....
-De todos modos, que se supone que se hace aqui? - esto no era como las salas de torturas y de interrogatorios. Me di cuenta de que estaba demasiado hablador porque un guardia con cara de perros se acercaba de espaldas a Juliet, cogió y me enchufó en el pecho con todo el taser, haciendo que me apartase de los barrotes con la consecuente descarga. Tambien miró con cara de pocos amigos a la dragona y le dijo:

- Si tú no los controlas tendremos que hacerlo nosotros y meterte a tí en una de esas!

Ver al muchacho relajarse de aquella manera, sus ironías, su todo, le recordaban algo a Thalos, aunque el moreno era un poco más noble de lo que el muchacho parecía. Sobre todo con esa mirada y esa sonrisa traviesa que le surcaba la cara. Arqueó una ceja por su comentario, hirviéndole la sangre de envidia de poder estar en su lugar.

-¿Cuál es tu raza? - Prosiguió con el interrogatorio, pues al no estar familiarizada con los formatos le costaba un poco encontrar. Eso y que su lectura rápida nunca había sido tal. Al menos con su raza sabría un poco más de sus capacidades, que con la actitud le era claro que era un fanfarrón, pero que no dudaría en dar batalla en cualquier ocasión.

Se mantuvo sin ver a Ling directamente, viéndole por el rabillo del ojo mientras comentaba sus hazañas.-Ling Hua. Te recuerdo, pero aquí los recuerdos no sirven de nada, y mejor sería que no me reconocieras. No te traerá ningún beneficio.- La mención de Reiv le hizo cambiar un poco de aspecto, un tanto menos molesta por su trabajo y más como algo a lo que podía sacarle provecho si no le mataban a los prisioneros como acababan de hacer con Ling, metiéndole una descarga por entre los barrotes de la celda No miró a los guardias, solo entornó los ojos, cerrando el puño entorno a la tabla de madera al escuchar los reclamos de los soldados. De no ser por Reiv...

- Tampoco me puedes ir matando tu a los prisioneros, tu jefe quiere una buena actuación.- Murmuró, dejando la tabla de Reed de lado y abriendo la puerta con la ayuda de uno de los acompañantes. Los guardias se habían puesto en guardia (jaja) al instante, molestos quizás de que no les hubiera avisado.- Si intentas algo, te matarán. Si los matas, tendré que ensuciarme el uniforme nuevo.- Murmuró, advirtiéndole al muchacho, señalándole el camino hacia la sala que habían designado para los entrenamientos. Antes de hacer alguna batalla, tenía que saber de qué eran capaces los luchadores.- Y saquen a ese también. A ver si logro algo entre estos.- Murmuró, dictando la norma para que sacaran a Ling de la celda.

Alzó ambas cejas, al parecer se trataba de eso. Nos iba a hacer preguntas y luego a dejar que muriésemos. Ignorándonos. Ok.
-Raza...Humano...Caucásico...Mago.
Soltó poco a poco a propósito. Era obvio que era un puñetero mago, lo tenían que saber. No iba a estar ahí encerrado por ser un muggle. El chico de la celda de al lado parecía ser demasiado hablador, seguramente le darían una paliza antes de tiempo por eso. A Reed se las daban por dar palizas él a los guardias. La mujer le contesta y miro al interior de la celda negando, ignorarnos. Pretende ignorarnos.
Al tal Ling le cae una descarga por bocazas y de pronto se oye la verja abrirse. Despegó su cuerpo de la pared para posicionarse frente a la peurta que iba abriéndose, su gesto era de cansancio, más bien era un gesto perezoso. Alzó ambas manos en son de paz y salió de la celda quedando en el pasillo con dos guardias a su espalda, que le acompañaban por el pasillo.
-Esto va de matarnos entre nosotros para divertir a los muggles.
Contestó al compañero de celda.Al pasar al lado de la mujer, Juliet había dicho el bocazas, se inclinó un poco sonriendo de medio lado.
-Tu uniforme ya está sucio preciosa.
"sucio con nuestra sangre"
Uno de los guardias le metió un empujón para que siguiese su camino, lo hizo, con esa sonrisa burlona.

Por lo visto si que se acordaba de mi, pero estaba como kyllian en ese aspecto, no queriendo mostrar ningún tipo de relación o amistad con ninguno. Al principio no lo entendía muy bien pero con el paso de los dias y los duros interrogatorios lo había llegado a comprender. Allí les gustaba aprovecharse de las debilidades de cada uno.

Cai al suelo de rodillas por la descarga, con los músculos atenazados temporalmente

"No lo entienden! Si logran dividirnos hasta tal punto, jamás venceremos"

Entraron a mi celda y fueron a ponerme en pie para sacarme pero hice por levantarme yo solo. Escuché al chico decir aquello en cuanto estuve fuera y empezaron a escoltarnos a no se dónde.

- no pienso matar a nadie

Dije con determinación, sin parar a cuestionarme como de ingenuo o inocente pudo sonar aquello a los guardias. No es que no quisiera mancharme las manos de sangre a toda costa, pero me negaba a que la primera vida que tuviese que quitar fuera por algo tan absurdo como esto. Llegamos frente a una puerta finalmente, que de momento estaba cerrada. Miré por encima de mi hombro, a los cuatro guardias que nos escoltaban, y sopese posibilidades. Si hacíamos algún intento de escapada, Juliet se nos uniría a nosotros o ellos? Luego miré al chaval y me encogí de hombros.

-quizá después

Se tomó un momento para terminar de revisar los expedientes antes de dejarlos de nuevo en su lugar y encaminar a los prisioneros a la arena de combate. No podía negar que el Draven le traía malos recuerdos, sobre todo cuando se metía con ella con la sonrisa burlona que parecía ser tan normal para él. No dejó que le molestara, sin embargo al entrar a la arena se separó un poco de los condenados y se acercó a los lugares donde estaban las armas. Estaban aferradas a la pared con censores, todos en rojo, claramente tenían algún instrumento de seguridad.

Comenzó a probar el filo de las espadas. No quería que se mataran, pero era necesario hacer un buen entrenamiento para lograr un buen papel. Después de algunas diligencias y un ligero enfrentamiento verbal, por lo que un largo rato después volvió con un par de espadas sin filo, entregándoselas a los dos que se encontraban en el lugar.- Tomen. No quiero golpes fuertes entre ustedes. No es el objetivo. Veremos un poco lo que tienen, trataré de mejorar su técnica o darles algún consejo. El objetivo no es matar, si podemos dar una buena pelea sin que se derrame sangre, también podríamos sobrevivir.- Susurró en voz baja a los contrincantes, dirigiéndoles al centro de la pista. Era un lugar amplio y vasto, por lo que no serían escuchados de manera inmediata por los guardias. Sin embargo, no tenía la intención de tomarse confianzas de más. No cuando Reiv podría quedar en peligro por ellas.

Las órdenes de Blair O'Connell eran las de ir a buscar a la arena a una de las que ahora se encargaban del entrenamiento de los presos, Juliet. Una patrulla de 4 soldados se dirige a buscarla con ese motivo, encontrándola en la arena mientras supervisa el entrenamiento de combate de un par de presos. Uno de los soldados se acerca a Juliet para informarle de que se requiere su presencia en un acto oficial, pidiéndole que los acompañe, o más bien obligándola.  - Seguid entrenando por vuestra cuenta. - ordena uno de los soldados mientras que otros dos la sujetan por los brazos para llevársela de la arena. - La asistencia al acto es obligatoria, debe ir vestida adecuadamente y no con esta ropa. -  La acompañan hasta la celda que ahora era su habitación, colocándole entre varios el collar de control que había pedido Blair. Después le dejan sobre la cama varias cajas con vestidos a elegir, de todos los colores, excepto el rojo.  Se salen para esperar fuera de la habitación hasta que la chica esté lista. Entonces la escoltan de nuevo hasta el exterior de los campos, permitiendo que le de el aire libre por primera vez en tres largos meses. También es la primera vez que abandona este sitio desde su llegada, esta vez con rumbo a Londres. A los otros dos presos los llevan de vuelta a las celdas, para que no se queden ahi en medio sin hacer nada.