Sanguis Ligno

Con el paso de los segundos comenzó a sentir la cabeza más ligera y el cuerpo menos tenso que cuando había visto aparecer a Le Fay. No tenía claro si eran las hogueras de Beltane las que estaban comenzando a embotar sus sentidos o si era el tenerla de nuevo tan cerca, dejando que ese intercambio mágico de reconocimiento surgiese entre ellos. Le era imposible aportar la mirada de ella, como si estuviese conjurando algún tipo de hechizo de magnetismo que no podía ignorar. El corazón le golpeaba en el pecho al ritmo cada vez más intenso de los cánticos, especialmente cuando aquella respuesta inesperada por parte de Catherine le hizo pensar de inmediato si de verdad lo había dicho o si se lo había imaginado. ¿Por qué no se había atrevido a decirlo antes? Por un lado estaba furioso porque para ellos ya era tarde, pero por otro...sólo deseaba cumplir con ese deseo.


- ¿Sabes lo que pasará si me dices esas cosas? ¿A lo que nos llevará? - había un tono de advertencia un tanto oscuro en sus palabras, a pesar de que su mirada se paseaba entre sus labios y sus ojos. Parecía estar conteniendose, aunque esa voluntad iba abandonandolo progresivamente. Para cuando se la llevó a bailar a las hogueras apenas quedaba rastro de esa voz de la conciencia que le decía que sería peor obedecer a sus instintos. Se había prometido que separarian sus caminos en la medida de lo posible, pero ahora parecía muy tentador el romper esa promesa.

- Que no podremos detenernos. - susurró muy cerca de su oído mientras la mano que tenía en su cintura la acercaba con firmeza contra su cuerpo. Rozó ligeramente la oreja de ella con sus labios al separarse, cerrando los ojos un momento mientras inspiraba su aroma. La respuesta a lo del baile le hizo detenerse un instante, dedicándole una mirada que pasó de la sorpresa a una de fiera satisfacción. La hizo girar sobre sí misma siguiendo lo que pedía la danza, y luego la atrajó hacia sí. Subió una mano por su espalda hasta enredarla en su cabello, quedando a escasos centímetros de su rostro antes de besarla con todo el deseo que había contenido.

Fue intenso pero breve, acabando con ambos muy cerca del tronco del Sanguis. Apoyó la frente contra la suya, respirando de modo algo agitado mientras sujetaba su rostro con una mano. - Maldita sea...¿Por qué ahora? Podría haber sido siempre...podrías haber reinado conmigo.



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Nivel de drogación:9

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'Dado (10)' :

Trago lentamente mientras escuchaba su pregunta. Claro que lo sabía, lo sabía perfectamente pero en ese momento sólo quería pensar en ella misma. En nadie más. En nada más. Quería centrarse en lo que ella quería, complacerse un poco después de tanto sacrificio, de tanto sufrimiento, de tanta confusión -Me dijiste…- Recordó a la perfección -Que sólo pasarían cosas entre nosotros si yo estaba dispuesta a ello- Murmuró en voz baja, notando la forma en la que sus ojos iban y venían de sus labios y sintiendo un cosquilleo familiar recorriendole el cuerpo, uno que no tenía que ver con magia.

La respuesta a su propia pregunta, el sonido de su voz y la calidez de su aliento hizo que se le pusiera la piel de gallina. El cabello recogido le daba acceso a su cuello y Catherine cerró los ojos deseando que bajara sus labios por la piel expuesta. Subió las manos hasta su nuca, entrelazando los dedos para quedarse cerca de él, disfrutando de su contacto y su proximidad. Le golpeó en ese momento, lo mucho que habían avanzado desde aquel primer baile hasta allí. El corto pero intenso camino que habían recorrido juntos. Lo que habían aprendido, lo que habían cambiado.

Vio el cambio en su mirada y luego en su sonrisa tras sus palabras y se preguntó que demonios habría hecho si aquella noche lo hubiese encontrado con otra mujer. Se alejó para dar vueltas sobre sí, haciendo que la falda le siguiera en un amplio arco, y perdiéndose un poco entre la música, los cánticos y los sonidos que provenían del cielo. Sentía como cada uno fluía en ella y retornaba a la tierra. Era tan extraño como excitante.

Cuando volvió con él le pasó los brazos por el cuello y se entregó a aquel beso, soltando un suspiro de satisfacción y sintiendo que su cuerpo se relajaba contra el de él. Una de sus manos bajó hasta su pecho, posicionandola sobre su corazón con una leve sonrisa cuando se separó, apoyando la espalda en el Sanguis para observarlo. Ladeó suavemente el rostro para dejarle un beso en la mano que le sostenía el rostro -Porque ahora soy consciente de que me has cambiado, de que he madurado contigo… y antes quise aferrarme a la idea de que era la misma…- le acarició la mejilla con dos dedos y una leve sonrisa - De que todo podía volver a ser como antes… pero es imposible, porque yo no soy esa mujer- Habían sido pequeñas pistas a lo largo de aquellas semanas que le habían hecho pensar y pensar una y otra vez en ello -Me equivoqué - Sentenció -Lo siento- Soltó un leve suspiro y relajó el cuerpo, como si aquellas palabras le hubiesen quitado un peso de encima. Haber aceptado aquella verdad le dejaba…en efecto, menos tensa.

Bajó las manos hasta su pecho, cogiéndole del jubón para tirar de él hacia ella - Ahora solo somos tú y yo, sin coronas ni títulos, ni nada. Tú y yo y nuestra magia-

-  Y así sigue siendo. - recordó  que era eso exactamente  lo que le había dicho el día que tuvieron la discusión con el sodoma, que si alguna vez sucedía algo entre ellos sería decisión suya. - Pero si tu voluntad ha cambiado hoy...- dejó  la frase inconclusa,  dándole a entender que así interpretaba lo que le había dicho. Esta vez no hablaban solo sus palabras, el lenguaje corporal de ella y el modo en que le respondió  a aquel beso fueron suficientes.

Aún así no pudo evitar la sombra de la incertidumbre cuando acabaron ambos a los pies del Sanguis. No pudo evitar maldecir su suerte porque todo aquello parecía llegar tarde. Era más fácil ponerse una coraza y negarse a creer aquellas revelaciones. Aquel "amo a Ian" se le había quedado clavado como una espina. Él había hecho su trabajo para procesarlo, y por eso ahora las palabras de Catherine le desbarataban todo. En realidad era algo que solía sucederle con ella, pero no se esperaba ser él quien hubiese influido en ella como para cambiarla. Cerró los ojos un instante cuando ella acarició su mejilla, mirándola después con intensidad mientras llevaba la otra mano a la que ella tenía sobre su pecho.

- No, claro que no eres la misma. No podrías serlo con todo lo que has vivido. Tal vez tampoco te haya cambiado yo...sólo te he mostrado partes de ti que desconocias, tu potencial. - también tenía que admitir que Catherine había sido para él un antes y un después, pero no sería esa noche cuando lo confesase. Las disculpas no eran necesarias porque ya no guardaba rencor, pero el decir que se había equivocado...abría un mundo de posibilidades interesantes.

- Catherine Le Fay admitiendo que se ha equivocado en algo...- comento con sorna y una media sonrisa, bajando la voz a un susurro mientras movía la mano que tenia en su mejilla hacia el mentó. - por esta vez te guardaré el secreto. Habrá que enmendar el error. - la idea de ser ellos solos con su magia de por medio le encendió tanto como cualquiera de las hogueras del lugar, o tal vez fuese solo tenerla cerca y poder contemplarla ya sin ninguna tribulación de por medio. El vestido rojo le sentaba como un guante y dejaba ver suficiente del cuerpo que antes apenas mostraba. El corte del vestido en la pierna hizo que la vista se le fuese allí directamente. Luego se fijó mejor en el brillo de los nuevos tatuajes que se había hecho en las manos y antebrazos, recorriendo las líneas con el índice hasta llegar a la zona del escote. Eran muy parecidos a los suyos...los canalizadores que quiso hacerse en las cuevas.


Necesitaba probarlos con ella, en Beltane, junto al Sanguis. No sabía lo que podía salir de aquello, pero la idea le hizo atraerla hacia sí en un arrebato, sujetandola por las caderas mientras iniciaba un beso más demandante. Los cánticos, la música y el sonido de los dragones eran cada vez más potentes y rítmicos, anunciando que pronto llegaría el momento más esperado de la noche.




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Par: modo exhibicionista
Impar: luego se piran

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'Dado (10)' :

Kafele:

-Practicando- Resumió Shyvanna con una risita -¿Os creéis que mi reputación vino por obra y gracia del Sanguis Ligno?- Inquirió mientras se contorneaba junto a él, procurando que su cuerpo rozara con el contrario en todos los puntos interesantes. Le chirriaba un poco el blanco de su túnica pero no estaba ahí para juzgar.

Al besarlo sintió que, a su torpe manera, intentó corresponderle y su interés se vio reflejado en esa pequeña intención de inclinarse hacia delante. De acuerdo, quizás no era tan autómata como parecía y Shyvanna sólo tenía que encontrar la manera de encender su fuego interior. Es cierto que estaba siendo sutil, dándole tiempo para adaptarse y tratando de adivinar qué sería lo que realmente despertaría su interés.

¿Estaría cohibido por su belleza?

La confusión en su rostro hizo que Shyvanna entrecerrara los ojos con curiosidad. Parecía… bloqueado, como si lo que le hubiese dicho hubiese roto todos sus paradigmas y entonces cayó en cuenta de algo. Volvió la mirada a Gwen. Se parecían. Todo era deber…Deber y deber. Y sin embargo, su hermana era capaz de encontrar en Beltane una forma de disfrutar. Él no.

Tenía que esforzarse porque la niebla de la lujuria cubriera su mente. Mientras lo besaba, al principio con ímpetu, pero después con un poco más de paciencia; encontrando el ritmo para los dos, Shyvanna lo alejó un poco de la pista de baile entre paso y paso, moviendolo hasta una de las columnas del edificio donde ademá de la música que les rodeaba también había una clara sinfonía de sonidos sexuales.

Se apartó de sus labios, mordiendo con suavidad el inferior, y deslizando una sonrisa -¿Mejor, no?- Inquirió alzando las cejas una vez -¿Os gustó?- Preguntó mientras deslizaba sus manos por su abdomen. Inspiró profundo, percibiendo el potente aroma a incienso, y volvió la mirada hacia el Sanguis Ligno al ver una de las ramas encima de la cabeza de Kafele. Fue entonces cuando observó a Wiwi y Catherine, sonrió de lado.

Shyvanna se inclinó para sacar un pequeño cuchillo que llevaba enfundado en el vestido, tan pequeño que había pasado como otra decoración de la vestimenta. Se dio la vuelta y apoyó su espalda del pecho de Kafele y todo su derrier en la zona sur del egipcio -Un momento-  Se rajó la mano y dejó que su sangre cayera, roja y potente, frente a ella para luego transformarla en dos coronas que no tardó en trasladar a las cabezas de los Reyes de Ávalon.

“Si tú no haces nada, yo sí”

Le dijo al Sanguis aunque sabía que no podía oírla, Shyvanna nunca se había comunicado con el árbol y viceversa. Supuso que sus padres no aprobaban en lo que se había convertido. Una vez en las cabezas reales, cerró la mano en un puño y curó la herida, limpiando y guardando luego el pequeño cuchillo en su sitio. Ladeó la cabeza para ver a Kafele por encima del hombro -¿Alguna vez habéis estudiado el sexo?- Inquirió moviendo la cadera contra él de una forma particularmente sugerente - Porque podemos practicar la posición que queráis- Murmuró cogiendo las manos de Kafele y deslizándolas por su abdomen hacia arriba  acabando por ponerlas sobre su busto y apretarlo suavemente -Si el instinto os parece complicado…¿No tenéis curiosidad por descubrir mis secretos?-

Justa respuesta...

Sin embargo, debe decir que no hubiera querido demostrar su inexperiencia a ella por sobre todas las personas, por el hecho de que justamente si qué ha oído los rumores, cosa que es lo que le lleva a asumir lo fácilmente qué puede quedar en ridículo frente a ella.

Aunque afortunadamente, el beso, por mucho que él lo llevó a cabo con una gran torpeza, propia de alguien haciendo algo que nunca en su vida había hecho, le ayudó a calmarse a la vez que le encendía, por un motivo evidente: él sí que quiere hacer esto, pero no se cree capaz.

Aunque el hecho de la lujuria con la que lo aborda, es algo que le hace finalmente aceptar el hecho de que la beldad de los Pendragon, parece no tomarle importancia al hecho de que él no tenga experiencia ninguna, cosa que finalmente lo calma suficiente para recobrar su templanza.

Sí... Se lo agradezco...

Definitivamente estaba mejor.

Sí, y realmente mucho.

Respondió con honestidad, siendo sus nervios mucho menos notables, pues ya se había hecho a la idea, por fin, de como era todo, y que ya que este es el ambiente correcto para ello... Va a disfrutar la oportunidad.

Aunque entonces, en mitad del calor de todo, Shyvanna observó en otra dirección, cosa que hizo que él hiciera lo mismo, solo por corroborar, y ahí los vió, El rey, y la reina, quizás ya no reina de Ávalon pero del corazón del rey tiene toda la pinta de que sí, y si ese era el caso y no idea suya, la verdad se alegraba por ellos, pues se merecían un buen descanso...

Aunque ese tren de pensamiento se cortó cuando Shyvanna se empezó a restregar contra su zona baja...

Y por supuesto, ya en este punto no sería difícil notar un bulto firme ahí, que le indicaba qué ya era el momento de esto, pero ahora, ya no veía razón de seguir posponiendolo, por lo cual, cuando ella le guió las manos, estas mismas dejaron caricias por todo el camino, y una vez en su destino además de apretar, masajearon y apreciaron los atributos de la rubia.

Solo investigué lo indispensable...

Confirmó, pues en algún momento debía expandir el linaje, eso lo sabía, pero la realidad es que era casi como no saber de todos modos...

Sí la tengo... Y desearía... De ser posible... Probar todo lo posible ahora que puedo...

Fue su respuesta, y sí, es consciente de que no sabe que es lo que a Shyvanna se le ocurrirá... Pero no tiene miedo de entregarse a ello.

Entonces retiró una de sus manos del cuerpo de ella para hacer algo, tomaría su canalizador de uno de los bolsillos de su túnica, y levantar a su alrededor un elegante refugio construido de arena, pues a base de esfuerzo puro Kafele resultaba ser un gran arquitecto, quizás de los mejores de Avalon, y eso lo hace para evitar miradas curiosas hacia él, prefería dejar en el misterio para la mayoría como luce bajo la túnica.

Y entonces, es que podrían empezar...

Sólo asintió con suavidad cuando preguntó si su voluntad había cambiado, pensó que había sido bastante directa pero aparentemente no. O tal vez necesitaba reafirmación. Pero poco después no necesitó nada más para hacerle entender lo que deseaba y quería. Se le derritió un poco el corazón cuando lo vio cerrar los ojos ante su caricia. Nunca le había propinado ese tipo de atenciones porque no se había permitido reconocer sus sentimientos por él y cuando lo había hecho había sido demasiado tarde.

No se detuvo, deslizó sus dedos por su piel con lentitud mientras mantenía sus ojos sobre él sosteniéndole la mirada intensa y llena de enigmas que no sabía si algún día podría llegar a descifrar. Tenía razón en sus palabras, quizás no había sido él directamente pero había sido un catalizador para descubrirse a ella misma de formas que antes no había logrado por sí sola. Se sentía más segura, pese a ser más egoísta, pero no por ello perdía el trasfondo con el que siempre tomaba sus decisiones. Se sentía diferente, pero no para mal. Por el contrario, sentía que tenía más control sobre su vida que nunca y que había decidido evitar que las decisiones ajenas le afectaran. Sólo ella sabía lo que podía hacerle daño.

Sonrió de lado al escuchar su sorna y le miró con un leve gesto de mohín en el rostro mientras se acercaba a ella -Enmendemos- Le murmuró sintiendo que el corazón se le paraba un instante al observar la forma en la que le miraba. Siempre le pasaba lo mismo con él… Cada vez que la veía así se sentía más mujer, más poderosa, como si pudiera ver más allá de su propia autoestima lo que podía llegar a ser y creyera en ella. Aquello la turbaba al tiempo que aumentaba su deseo con creces. Ladeó la cabeza cuando empezó a acariciar sus tatuajes sintiendo un escalofrío que se ancló en su zona sur- Pensé en ti mientras los diseñaba- Le mencionó mientras ella se ocupaba de desatar la capa, dejando sólo el jubón. Quería verlos, quería sentirlos como lo había hecho aquel día en las cuevas.

Bajó las manos por su pecho buscando el final del jubón o alguna forma de sacárselo mientras respondía a su beso con el mismo ímpetu y deseo que había estado conteniendo aquellos meses. En cualquier otro momento, Catherine habría sido mucho más comedida con respecto a sus actuaciones pero en ese instante no podía importarle menos todos los que le rodeaban. En ese instante, sólo existían él y ella. Y su magia… La que empezó a llamar hacia ella, atrayéndola desde aquel pozo sin fondo que poseía para que saliera a jugar. Cuando finalmente encontró el espacio, metió las manos por debajo del jubón y empezó a subirlo, separándose lo justo de sus labios para sacárselo por encima de la cabeza.

Fue entonces cuando vio las coronas.

La morena parpadeó sorprendida mientras tiraba el jubón hacia un lado, pero algo más le llamó la atención y bajó la mirada hacia sus hombros donde las runas ya habían empezado a brillar porque había colocado allí sus dedos, compartiendo el raudal de energía mágica. Sonrió ampliamente, como pocas veces, pero es que adoraba ver su trabajo en su cuerpo y cómo su conexión los hacía cobrar vida. Sus manos respondían también y emitían aquel brillo violáceo que partía de su pecho hacia sus dedos. Le miró un momento, luego a la corona, y luego a él, sin saber exactamente qué decir porque…no tenía palabras para explicarle lo atraída que se sentía por él en ese momento.

Lo atrajo hacia ella de nuevo, buscando sus labios para demostrárselo con hechos pero la diferencia de estaturas siempre había entrado en juego cuando estaban juntos así que Catherine le rodeó la cadera con una de sus piernas, dejando que luego él la alzara y hacerlo con la otra también. En algún punto de su cabeza, oía la música, los cánticos y el sonido de los dragones y no sabía porqué pero sentía que de pronto estaba ansiosa, estresada… como si la melodía la estuviera guiando a un punto cúlmine, pero en su opinión ella ya estaba allí. Alzó las manos para cogerlo del rostro y guiar ella el beso, como buscando satisfacer una sed que tenía mucho tiempo aguantando. No tardó mucho más en abrir el puente mental hacia él. Solía esperar siempre para hacerlo más tarde. Pero esta vez no le apetecía, quería que supiera exactamente lo que estaba pasando por su mente. Al sentir su presencia otra vez, vinculada a la de ella, soltó un gemido de satisfacción -Te extrañé- Murmuró apoyando su frente en la de él y mirándolo, tomándose un momento para percibir la información que tenía en cada parte de su cuerpo, de su magia, de su mente y de su alma; partes que Wthyr había conquistado casi sin saberlo.

¡Ajá! Así que había curiosidad, podía trabajar con eso. Si es que algo le había enseñado en la vida es que la mayoría de los “cerebritos” tenían una vena sexual mucho más vívida que los demás.

Y no se equivocó.

Cuando escuchó de los labios de Kafele que querría probarlo todo la mente de Shyvanna voló a muchos escenarios, a miles de juguetes y elementos que estaban en los baúles de su habitación pero…al mismo tiempo, no quería dejar Beltane.

Kafele se adelantó e hizo gala de su poder al regalarles una “suite” privada frente al Sanguis, por lo que podrían percibir perfectamente la canalización de magia sin arriesgar nada, sin perder nada. Shyvanna se dejó llevar a las “sombras” sólo para guiarlo a él en el laberinto de las aventuras sexuales…

Aunque el egipcio tenía un instinto que dejó a la rubia sorprendida. Atendía con detalle a sus palabras y las seguía al pie de la letra. Tenía una resistencia que acabó por sorprenderla y ayudó a que su cabeza se disiparan otros pensamientos mucho más intrínsecos para entregarse a los instintos que tan bien servidos estaban.

Disfrutaron ambos de Beltane en una nube de exploración y satisfacción que su propia magia agradeció.

Kafele acababa de entrar a la lista de obsesiones de Shyvanna y aún no se había enterado.

Pobre de él.

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OFF: Limbeados
Embarazo.
Cuántas veces?
Calidad (?)

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#1 'Embarazo' :


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#2 'Dado (10)' :

La revelación del diseño de los tatuajes le pareció una curiosa coincidencia. Al final resultaba que no era él el único que se había inspirado en el otro para hacer algo artístico, como la escultura en la que había trabajado en las mazmorras del castillo.  - Recuerdo perfectamente cuando hiciste los míos. Aquel día cambiaron muchas cosas. - no fue sólo que firmasen la paz después de días sin hablarse, sino que había sido la primera vez que se había sincerado por completo con ella. Dejó que quitase el broche que sujetaba su capa, haciendo que la pesada tela cayese al suelo, a sus pies. No le importaba lo más mínimo que fuese a quitarle la ropa en aquel lugar, ni le importaba nada que no fuese la mujer que tenía delante. Interrumpió el beso sólo lo justo para que ella pudiese sacarle el jubón por arriba, dándose cuenta de que sus propios tatuajes también brillaban con intensidad, emitiendo un brillo rojizo. La vinculación era tan clara que las palabras pronunciadas en la boda de sangre cobraban todo el sentido del mundo. Ahora comprendía lo del espíritu...y el hecho de que pudiesen compartir y unir su magia.

- Tu poder es mío...y el mío es tuyo. - susurró como una ambiciosa declaración de intenciones mientras sus manos recorrían la piel tatuada de Catherine. No se había percatado de las coronas de sangre sobre sus cabezas hasta que siguió la mirada de ella, sin saber muy bien de dónde habían salido. Debía reconocer que verla con aquella corona era incluso más atrayente, un recordatorio de que seguía siendo su reina de Ávalon. No dijo nada de eso porque antes habían dejado claro que eran solo ellos dos, sin títulos de por medio. Acarició su pierna cuando ella la enroscó a alrededor de él, subiendo desde la rodilla hasta el muslo. Enseguida la alzó del suelo, poniéndola contra el tronco del árbol mientras demostraba con el beso las ganas que le tenía. Su cuerpo también parecía demostrarlo al presionar más su cadera contra la de ella, al tiempo que comenzaba a desabrochar la parte superior del vestido.

Quería recrearse y tomarse su tiempo, a pesar de lo mucho que había esperado llegar a ese momento, ellos dos juntos sin engaños de por medio. Sus labios comenzaron a descender por su cuello como si de un ritual se tratase, aunque en ese ritual también estaba involucrada la energía del árbol sagrado. La copa comenzó a brillar, mientras los dragones que danzaban en el cielo parecían descargar toda su energía sobre la isla.

Las hojas del Sanguis comenzaron a moverse como mecidas por una leve brisa, con un murmullo todavía apenas perceptible a través del resto de sonidos que había en el ambiente. De haber estado más atentos les habría parecido escuchar débiles ecos de voces que provenían del árbol sagrado.


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Señales sanguis? éxito sí, fallo no
N° de posts de cosas magicosas: 7 (1 de 7)

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado (10)' :

Asintió con suavidad y una leve sonrisa cuando mencionó que ese día habían cambiado muchas cosas porque tenía toda la razón del mundo aunque quizás…las cosas habían cambiado hacía mucho y ellos habían tardado en reconocerlo. Ella la primera porque se excusaba a sí misma en la búsqueda del contacto de Wthyr por su vínculo mágico, por aquella ilusión de una familia normal…Cuando en realidad quería construirla y la ilusión no era más que una llama de esperanza al ver que su esposo distaba mucho de lo que alguna vez pensó que encontraría detrás de aquella mirada de frío acero.

Unos ojos que, ahora, se asemejaban más al brillo de la luna llena, acariciándola con su luz en vez de despellejándola como un cuchillo.

Escuchó sus palabras y su sonrisa se expandió un poco más al sentir sus dedos sobre los tatuajes, la energía mágica que despedían los contrarios uniéndose a la propia le generaba una cálida sensación de regocijo y agitación que amenazaba con absorberla completamente para dejar a su entorno en un segundo plano.

Alzó ambas manos hasta su rostro para que la observara - Te doy mi cuerpo para que los dos seamos uno. Te doy mi espíritu hasta que termine nuestra vida- Había repetido tanto los votos en su cabeza que se los había aprendido y las palabras de Shyvanna sólo le habían refrescado la memoria. Tantas cosas encajaban, tantas tenían sentido que Catherine iba a necesitar más que un par de horas para digerirlas…Y sobre todo, las manos de Wthyr lejos de su cuerpo porque la distraían enormemente.

Se removió un poco cuando su espalda se apoyó en el árbol, no por miedo, sino porque la superficie era de todo menos suave. Lo dejó pasar, centrándose más en la forma en la que Wthyr la besaba que vociferaba exactamente lo que quería hacer pero…Pero sin la locura desfogada del Rubí de Sodoma. Era distinto, podía sentir cómo se recreaba en cada centímetro, en cada movimiento. Levantó suavemente el mentón para darle mejor acceso a su cuello mientras cerraba los ojos y, aunque quiso evitarlo por vergüenza, ronroneaba de gusto.

Guió una de sus brillantes manos hacia la cabeza para sacar los pequeños ganchos que mantenían el moño en su lugar y dejar su largo cabello oscuro caer sobre sus hombros y cuerpo. Wthyr sabía lo que Catherine estaba haciendo, ocultarse de la vista ajena, y ella esperaba que no le importara. Bajó un poco el mentón cuando los labios de Wthyr bajaron un poco más y abrió los ojos en el instante en el que notó que algo intrínseco cambiaba.

“Wthyr… Oh…”

Le clavó las uñas en los hombros cuando sintió la primera oleada de energía mágica subir por el cuerpo de Wthyr hasta conectar con el de ella, recorriéndola de pies a cabeza como un rayo para luego pasar al árbol por su conexión a él. Hundió una mano en su cabello y apretó con fuerza para separarlo de su cuerpo y que le mirara al rostro, el de ella con mil preguntas. Deslizó la mano de su cabello hasta cogerle la cara con ésta, apretando. Iba a decirle algo, como… “¿Cómo se te ocurriría no invitarme?” “¿Por qué no me habías hablado de Beltane?” “¿Qué se supone que ibas a hacer hoy?”, cuando otra oleada de magia los estremeció enteramente. Catherine puso los ojos en blanco antes de inclinarse y apoyar su frente en la de él, deslizó el pulgar por su labio inferior antes de besarlo.

“Lo entiendo… El exceso de ropa…el ritual”, intentó que sus palabras tuvieran sentido pero en ese momento pocas cosas lo hacían en su cabeza. Lo que quería decirle era que entendía porqué la gente solía copular porque, en su caso, empezaba a sentir la piel sensible y cómo la ropa se convertía en una  molesta carga y un claro impedimento.

“¿Este… es el mejor punto?”, preguntó mordiendo brevemente su labio inferior para luego dejar un beso suave en su barbilla e ir descendiendo hacia su cuello, deslizando luego las manos por su espalda y aruñándolo de camino.

El hecho de que Catherine recordase los votos de ese modo significaba que los había repetido en su cabeza muchas veces, que le habían dado en qué pensar. Que los repitiese en voz alta significaba que ya no los veía como una cadena perpetua, que debió ser lo que pensase el día de la boda. Ahora que el canal mental estaba abierto no había necesidad de hablar, así que podía saber lo que ella quería y cuándo sólo con eso. Tal vez ni siquiera le hiciese falta la conexión mental, sino que podía leer en sus gestos y en su cuerpo, a pesar de que esa fuese a ser su primera vez real.

"Así tenía que ser..."

La espera había valido la pena, con el Sanguis y las hogueras de Beltane como testigo de esa culminación de la unión. Esta vez no era sólo el instinto el que lo guiaba, sino que era consciente de cada sensación, cada beso y cada respiración.

Enredó los dedos en el cabello azabache de ella cuando lo liberó del recogido, marcando su cuello en el camino de descenso hasta su escote. El ronroneo que escuchó avivó más el deseo encendido, hasta que esa oleada de magia los recorrió a ambos de arriba a abajo. Hasta ese momento no recordaba algo así de otros rituales, al menos no con el Sanguis. Apenas pudo contener un sonido de satisfacción antes de llegar a contestar a las preguntas que le hacía con la mirada. Se quedaría con el misterio por el momento.

"¿El  mejor momento? el ritual acaba de empezar, ya verás..."


Le robó un beso rápido y hambriento antes de alzarla en volandas para tumbarla sobre la hierba fresca que había junto a las raíces del Sanguis. Los murmullos seguían allí, como pidiéndoles algo más. Poder, más poder. Eso podían dárselo. Se inclinó sobre ella mientras su mano comenzaba a ascender por la cara interna de su muslo, llegando hasta el final del camino pero deteniéndose antes de ir más allá para dejarla con las ganas por el momento. Le dedicó una sonrisa no carente de soberbia antes de separarse un poco, cogiendo la daga que tenía en el cinturón. No tardó en hacerse un corte en la palma de la mano, dejando que la sangre fluyese libremente. Aquello formaba parte del ritual, así que le pasó la daga a ella para que se le uniese. Para ese momento los dragones volaban sobre sus cabezas en círculos, comenzando a descender a la zona del suelo para unirse a sus parejas.





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Nivel de potencia mágica en el siguiente post?
2/7

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'Power up magia' :

Varias veces desde que Wthyr había aparecido en su vida, Catherine había sentido una especie de anclaje en su vida… Alguna palabra, alguna frase, parecía mover las manecillas del reloj del destino deteniéndolo para acomodar las piezas en su lugar exacto. Nunca se lo había dicho porque no había querido reconocer algo que había ido desarrollándose lenta pero inexorablemente.

Catherine sentía que ese día era otro de esos momentos, pero no hallaba la forma de explicarlo. Era un sentimiento de… estar en lo correcto que no lograba disipar.

Le devolvió el beso un instante antes de separarse riéndose cuando malinterpretó su pregunta, negó con la cabeza porque no se refería a ello. “Geográfico…”, le dijo mirándolo con cierto humor en los ojos. “Para canalizar… Hay…mucha gente”, añadió mientras sentía que la cambiaba de sitio. Se dejó hacer, agradeciendo la suavidad de la hierba en su espalda y relajándose mientras lo observaba inclinándose hacia ella. La caricia de sus dedos sobre su muslo hizo que la expectativa se acumulara en su centro pero…

Maldita sonrisa.

Catherine entrecerró los ojos porque aquello era torturarla a propósito y…quizás con el efecto del Rubí de Sodoma, sería ella quien usara aquel contacto para satisfacerse por cuenta propia pero ahora no contaba con esa locura lujuriosa. Tenía aún ciertas reservas y atinó a morderse el labio para contener la petición de que siguiera…

Parpadeó un instante borrando cualquier gesto de su rostro y por un momento el miedo se apoderó de cada ápice de su cuerpo al verle coger la daga. No supo cómo reaccionar, pero su poder sí. La conexión mental se reforzó mientras Catherine buscaba el porqué de la daga. ¿Quería vengarse devolviéndole la jugada de Urien Le Fay? No, eso no era. ¿Les estaban atacando? Las manos de la morena le cogieron de los hombros con fuerza y los cubrió a ambos con su piel de ébano segundos antes de entender lo que quería hacer…

El corazón que amenazó con salirse de su pecho por el miedo se relajó al descubrir que sólo quería responder a las…¿Voces? que provenían del Sanguis Ligno. Deshizo aquella capa de densa oscuridad para verlo hacerse un corte. Estaba un poco avergonzada por su reacción pero… No era común para ellos que los dejaran en paz, estaba esperando el caos…Estaba esperando que alguien les arruinara el momento. ¿Por qué? Porque era su patrón. Inspiró profundo, tratando de concentrarse en el momento, de disfrutarlo y vivirlo sin darle paso a la ansiedad. Tras ello desvió la mirada al árbol notando cómo sus hojas se movían y… ¿Brillaban? Bajó la mirada hacia él cuando le pasó la daga y la cogió sin mucho miramiento, ya acostumbrada a todo lo que conllevaba estar con un Pendragon. Se hizo un corte en la mano dejando que fluyera la sangre a la hierba y luego le devolvió la daga a Wthyr.

No sabía si tenía que ser como en la boda, pero aún así buscó su mano para unirla a la propia recordando que en aquel ritual, la unión de estas había generado tal calor que Catherine pensó que no podría soportarlo. No creía que hoy pasara eso, para algo habían entrenado durante semanas en las cuevas. Observó que en el instante en el que unió sus manos, aquel bonito brillo que desprendían sus tatuajes pareció moverse hacia las heridas y la morena observó a Wthyr con curiosidad. Alzó las manos para ver la sangre que bajaba de ellas dándose cuenta que no sólo era de color rojo sino que poseía destellos propios de la magia. Nunca la había visto así, su sonrisa al descubrir otro evento maravilloso de la magia fue casi inmediata. Alargó la mano sana para pasarla por su cabello con suavidad y cariño, atrayéndolo luego hacia ella para besarlo concentrando su atención en aquellos puntos donde estaban unidos porque podía percibir cómo la energía mágica se alimentaba, daba y entregaba a su manera.

Tan inconexos habían sido los anteriores pensamientos de Catherine que no había entendido a qué se refería al llamarlo "geográfico", pero ninguno de los dos estaba en disposición de ponerse a pensar demasiado. A decir verdad tampoco había caído hasta ese momento en la mucha gente que todavía quedaba en la zona de las hogueras, para él se habían esfumado todos de la ecuación. Tampoco es que sintiese pudor ni le importase tomarla allí mismo en el ritual. Dejó a medias el juego de ir tentándola mientras ascendía por su muslo, captando esa mirada de frustración por el engaño.

Lo que no esperaba era ver aquel miedo en sus ojos al sacar la daga, como si de repente le hubiese dado por pensar que él iba a hacerle algo. El modo en que le cogió de los hombros dejaba claro que estaba realmente asustada, o que creía que había perdido el control como en la noche de bodas. Bueno, tal vez es que no era normal eso de sacar una daga mientras estaban a punto de pasar a asuntos mayores. Tenía sentido. Le hizo un gesto negativo con la cabeza, aprovechándose del canal mental abierto para comunicarse sin mediar palabras. Cerró los ojos un momento para dejar un beso en su frente tras apartarle el cabello hacia atrás.

"Mientras estés conmigo no debes temer nada. Jamás te dañaría. Son otros los que deben temernos si se atreven a desafiarnos."

Al separarse llevó la mano ensangrentada al pecho de ella, como para apaciguar su corazón mientras iba comprendiendo que lo de la daga formaba parte del ritual. Dejó que se hiciese el corte y después clavó la daga a un lado, pues la sangre de ambos ya fluía y podía unirse, incrementando la corriente mágica entre ellos y todos los elementos vivos de la isla. El calor y la necesidad de liberarse de toda la ropa se habían apoderado de su ser, buscando sentir el contacto directo de sus cuerpos. Terminó de deshacerse de las prendas que le quedaban en la parte de abajo, liberándose de todo lo que le oprimía.

El momento en que ella sonrió al ver los destellos de la magia entre sus manos le pareció tan digno de atesorar- o más- como todos los tesoros que había saqueado a lo largo de los años. En el beso que vino después encontró la cadencia perfecta entre el deseo largamente contenido y la vinculación a un nivel que ya no sólo tenía que ver con lo mágico y la atracción física. Por eso quería ser consciente de cada segundo, esta vez sí que era completamente dueño de su mente y de sus actos. Fue desvistiéndola con manos ágiles y vivaces mientras intercalaba besos aquí y allá, dedicándole una mirada encendida cuando la tuvo desnuda ante sí bajo la luz del Sanguis y las hogueras. Por un instante recordó su encuentro en la biblioteca, tal vez la primera vez que se había detenido a contemplarla. Esta vez no detuvo el camino ascendente y tortuoso de sus caricias hasta que llegó a su destino con un objetivo claro.

La potencia de los gritos de los dragones opacaba bastante el murmullo de las voces que provenían del árbol, de modo que era todo demasiado confuso como para poder comprender algo. [Tienen que darnos más][pero aún queda el juramento][El futuro][sus cuerpos][querrá más sacrificios][las raíces son fuertes...][La unión, la unión]


Puede que fuese por haber escuchado la última frase o simplemente por instinto, pero enredó su mano herida y la de ella en una de las raíces del árbol que tenían junto a ellos, dejando que la sangre mágica de ambos avivase al Sanguis a la par que les confería más poder a ambos.

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3y4 de 7 de cosas magicosas (mensajes árbol y darle sangre)

Espíritus?

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

La seguridad con la que Wthyr afirmaba que nunca le haría nada la llenó de tranquilidad, cerró los ojos ante su gesto cariñoso, disfrutando de su contacto que calmaba rápidamente el temor que se había aferrado a sus entrañas. Le acarició la espalda, siguiendo la línea de los tatuajes con interés pero le dejó hacer para que se desnudara totalmente. En otra ocasiones le habría recorrido con la mirada, gracias al Sodoma, ahora aún tenía algo de vergüenza y sus mejillas no tardaron en demostrarlo. No es que no recordara su físico sólo… Tenía curiosidad y tenía vergüenza de tener esa curiosidad.

Aún así, la unión de sus manos y la intensidad del recorrido que la magia hacía por su cuerpo haciéndola sentir sumamente viva y ya no adormecida como había estado hacia unas semanas; la desconcentró. No supo interpretar la mirada de Wthyr así que simplemente redujo la sonrisa a algo más pequeño antes de atraerlo hacia ella para besarlo. Mientras compartían ese íntimo momento, que le sabía a gloria, Wthyr se había deshecho del vestido y Catherine apenas permanecía con algunas joyas encima. Cuando le observó la morena intentó combatir su pudor con esa sensación de poderío femenino que le era imposible controlar -Ven aquí- Susurró, atrayendo hacia ella mientras sus caricias se volvían mucho más placenteras.

Se concentró en ello, en él, en la magia que recorría cada ápice de sus cuerpos y en la conexión que compartían y que trascendía el plano físico y mental para convertirse en algo más. No sabía cómo defender su argumento, pero podía percibir que su vínculo cambiaba a algo…se transformaba. Por ello no escuchó a los espíritus, no al principio al menos porque entre las sensaciones que la colmaban y la habilidad de Wthyr para llevarla a un punto de no retorno le era demasiado complicado.

Dejó guiar su mano hacia la raíz. En el instante en el que hizo contacto, escuchó varias voces en su cabeza. Se alejó de los labios de Wthyr soltando un jadeo de sorpresa, parpadeando para poder enfocarlo pero… Las caricias de su esposo la llevaron finalmente a la liberación, Catherine sintió que su cuerpo explotaba en mil pedazos por lo que soltó un gemido de satisfacción mientras enrollaba los dedos en el cabello de Wthyr con más fuerza de la necesaria. La oleada de poder y de placer que siguió a esa la hizo arquearse contra el Pendragon en busca de más…Más de todo.

Cuando todo se calmó un poco, Catherine abrió los ojos y fue capaz de oír un poco más de los murmullos que antes había sido apenas un zumbido. Pero…detrás de la cabeza de Wthyr fue consciente de hasta dónde llegaba aquel ritual -Está brillando- Murmuró con cierta sorpresa, dándose cuenta entonces de que estaba tirándole el pelo a Wthyr. Liberó los dedos con una sonrisa de disculpa y entonces le dejó observar como las hojas del Sanguis Ligno tenían su propio brillo, uno que se asemejaba al que los tatuajes de Wthyr emitían. La luz ascendía hasta el cielo estrellado y parecía empezar a extenderse como una cúpula por todo Avalon… Pequeños hilos de poder que pretendían cubrir toda la isla.

[Hazlo] [Más. Tiene que ser más] [Sangre] [Lo descubrirán] [Aún hay tiempo] [¡No!]

Cath entrecerró los ojos y volvió a mirar a Wthyr -¿Qué quieren?- En otro momento, quizás en la intimidad de su habitación, lo habría recostado sobre su espalda para ser ella quien estuviera arriba pero… Allí, donde sabía que aún había gente, y donde escuchaba a los espíritus le daba un poco de bochorno. No quería pedirlo en voz alta, también le daba pudor. Se mordió el labio brevemente, debatiéndose, y venció un poco sus miedos, concentrándose más en lo que podía recibir que en lo que les rodeaba…Concentrándose más en él que en el qué dirán. Lo empujó con suavidad por el hombro para que fuera él quien se recostara y se incorporó un poco, cogiendo su largo cabello oscuro para ponérselo por encima de los hombros y cubrir parte de su cuerpo. No para él, sino para los demás. Sabía perfectamente que Wthyr podía percibir la diatriba que estaba teniendo pero no le importaba. No cuando había tanto por hacer aún. Se acomodó sobre él, a horcajadas y lo observó desde allí.

Catherine se tomó unos segundos para saborear realmente aquel momento. Se lo había visto hacer a Wthyr en más de una ocasión pero ella no había tenido la oportunidad. Alargó las manos para acariciarle el cabello oscuro, ahora desordenado. Le gustaba su cabello, era hermoso y contrastaba con sus ojos claros. Con los pulgares delineó sus cejas antes de bajar acariciando suavemente las facciones de su rostro que tenía aprendidas, incluso su cicatriz, de las veces que lo había dibujado. Acarició con el índice sus labios observándolos con lujuria, conociendo bien lo pecaminosos que podían ser, el placer que podía otorgarle físicamente, sí, pero también con palabras cuando retaba su intelecto.

Siguió descendiendo por su piel, encontrándose cada vez más presa del deseo. Las líneas de los tatuajes brillaban y Catherine las recorrió a sabiendas de que había sido ella la que las había hecho, de que su diseño había cobrado vida en su piel y la imagen de su espalda, con su nombre, acabó por empujarla a hacer lo que quería.

+18:

¿Escucha espíritus?Yes

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :