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Recuerdo del primer mensaje :
Es la antesala al edificio de Reuniones Generales y Cónclaves del Consejo de los 20.
Catherine Le Fay
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Se le quedó mirando cuando soltó aquello sobre el Consejo y Catherine simplemente inspiró profundamente. No iba a perder los papeles, pero sí que iba a poner los puntos sobre las íes -No recuerdo este discurso cuando abrí las puertas de mi casa para tu familia y para ti. Es más, lo que sí recuerdo es a ti instándome a hablar con ellos para intervenir. Lo que, por cierto, hice de muy buena gana y aquí estamos…Años después poniendo fin a esta maldita guerra con la colaboración de todos-
Tras eso le respondió a Azahar y la morena arqueó una ceja. Azahar era la única persona con la que había hablado y simplemente porque lo conocía mucho más que ella. Era una realidad con la que había hecho paz. Su gesto en cuanto le tocó le partió el corazón ¿Desde cuando su contacto físico generaba aquello? Bajó la mirada cuando mencionó que le había gritado y sintió que se le tiñeron las mejillas de vergüenza, pero decidió no hablar sobre ese tema. Tampoco tenía las agallas de alzar la vista hacia Azahar.
El silencio que siguió no era más que la paz antes de la tormenta. Oh, vamos si Catherine lo sabía. Probablemente estaba buscando las palabras para no dañarla. ¿No? -Dijimos de ba…- Dejó de hablar cuando el siguió hablando y hablando, sacando a Aedan a la palestra y su futuro como Descendiente. El golpe de Desmond fue bajo, muy bajo y más cuando señaló al resto de su familia. A esa familia a la que no le había hecho bolas de luz porque ellos no habían muerto por la guerra, no, sólo por política o por consecuencias de ser un linaje del Consejo de los 20. Dejó que la sacudiera mientras le miraba al rostro.
“Tiene que salir de aquí”
Él, Aedan y él. Eso era todo lo que le estaba diciendo. Ya no contaba con ella. Ya no le interesaba su destino ni lo que ocurriera con ella. Ahora eran Aedan y él. Tenía el rostro impasible, sereno, calmo mientras él parecía perder los estribos.
No, I wasn't born without a heart
I wasn't always like this, no
Watched you break me, no
Now you blame me
No, I wasn't born with all these scars
And that's what made me like this, no
Can you blame me, no? (No, oh, oh)
Esta conversación se la había imaginado muchas veces en la cabeza, demasiadas porque Ian siempre era el que se iba, pero nunca pensó que se llevaría a Aedan consigo, que la expulsaría de su vida. Cuando liberó sus brazos alzó una mano hacia su cara y se la cogió con fuerza para que la mirara -Nunca has sido un error. Y nunca dudes de que daré mi vida por proteger a Aedan. No me subestimes. Lo amo tanto como lo amas tú- Sintió que le ardían los ojos con las lágrimas que pugnaban por salir. Azahar habló y Catherine deslizó su mirada hacia ella muy lentamente, entrecerrando los ojos un segundo antes de volver a mirar a Ian recordando la larga conversación que habían tenido en Navidad. Pensó que aquello había cerrado un capítulo – Ya hablamos de esto, es asunto pasado. No tienes la potestad de decirme que estaré mejor sin ti. Si quieres dejarme porque ya no me amas ten los cojones de decírmelo a la cara, no busques el consejo, ni a la sociedad, ni los peligros, ni una mierda de lo que nos rodea, Ian; porque nunca nos ha importado, porque he convocado un cónclave en nombre de nuestro amor, porque lo único que he hecho por ti ha sido arriesgar mi posición, mi familia, mi isla y mi vida- A medida que hablaba sintió que se le hacía un nudo en la garganta y le soltó el rostro -Porque eres lo único que… necesito. Sois lo único que me queda- Alzó la vista hacia el techo buscando aire para no ponerse a llorar y fue consciente de todas las luces en el techo y cuando bajó la cabeza observó a toda la gente que se había quedado mirando. La humillación se cernió sobre ella -Te espero en casa, si tienes el valor suficiente- Le dijo y cerró los ojos desapareciendo un instante después.
Tras eso le respondió a Azahar y la morena arqueó una ceja. Azahar era la única persona con la que había hablado y simplemente porque lo conocía mucho más que ella. Era una realidad con la que había hecho paz. Su gesto en cuanto le tocó le partió el corazón ¿Desde cuando su contacto físico generaba aquello? Bajó la mirada cuando mencionó que le había gritado y sintió que se le tiñeron las mejillas de vergüenza, pero decidió no hablar sobre ese tema. Tampoco tenía las agallas de alzar la vista hacia Azahar.
El silencio que siguió no era más que la paz antes de la tormenta. Oh, vamos si Catherine lo sabía. Probablemente estaba buscando las palabras para no dañarla. ¿No? -Dijimos de ba…- Dejó de hablar cuando el siguió hablando y hablando, sacando a Aedan a la palestra y su futuro como Descendiente. El golpe de Desmond fue bajo, muy bajo y más cuando señaló al resto de su familia. A esa familia a la que no le había hecho bolas de luz porque ellos no habían muerto por la guerra, no, sólo por política o por consecuencias de ser un linaje del Consejo de los 20. Dejó que la sacudiera mientras le miraba al rostro.
“Tiene que salir de aquí”
Él, Aedan y él. Eso era todo lo que le estaba diciendo. Ya no contaba con ella. Ya no le interesaba su destino ni lo que ocurriera con ella. Ahora eran Aedan y él. Tenía el rostro impasible, sereno, calmo mientras él parecía perder los estribos.
No, I wasn't born without a heart
I wasn't always like this, no
Watched you break me, no
Now you blame me
No, I wasn't born with all these scars
And that's what made me like this, no
Can you blame me, no? (No, oh, oh)
Esta conversación se la había imaginado muchas veces en la cabeza, demasiadas porque Ian siempre era el que se iba, pero nunca pensó que se llevaría a Aedan consigo, que la expulsaría de su vida. Cuando liberó sus brazos alzó una mano hacia su cara y se la cogió con fuerza para que la mirara -Nunca has sido un error. Y nunca dudes de que daré mi vida por proteger a Aedan. No me subestimes. Lo amo tanto como lo amas tú- Sintió que le ardían los ojos con las lágrimas que pugnaban por salir. Azahar habló y Catherine deslizó su mirada hacia ella muy lentamente, entrecerrando los ojos un segundo antes de volver a mirar a Ian recordando la larga conversación que habían tenido en Navidad. Pensó que aquello había cerrado un capítulo – Ya hablamos de esto, es asunto pasado. No tienes la potestad de decirme que estaré mejor sin ti. Si quieres dejarme porque ya no me amas ten los cojones de decírmelo a la cara, no busques el consejo, ni a la sociedad, ni los peligros, ni una mierda de lo que nos rodea, Ian; porque nunca nos ha importado, porque he convocado un cónclave en nombre de nuestro amor, porque lo único que he hecho por ti ha sido arriesgar mi posición, mi familia, mi isla y mi vida- A medida que hablaba sintió que se le hacía un nudo en la garganta y le soltó el rostro -Porque eres lo único que… necesito. Sois lo único que me queda- Alzó la vista hacia el techo buscando aire para no ponerse a llorar y fue consciente de todas las luces en el techo y cuando bajó la cabeza observó a toda la gente que se había quedado mirando. La humillación se cernió sobre ella -Te espero en casa, si tienes el valor suficiente- Le dijo y cerró los ojos desapareciendo un instante después.
Kiana Wolfrun
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-Porque sé que intentar controlar los instintos sanguinarios del licántropo es una pérdida de tiempo, podrías ahorrar energía y concentrarte en la verdadera esencia de la licantropía.- Respondo con seguridad apoyando mis antebrazos en la silla de ruedas. La miro fijamente a los ojos cuando pregunta por las transformaciones durante el embarazo. Yo estaba marcando el territorio y ella me humilla así, bastante vergonzoso es que el alfa del clan de la Luna Roja esté tomando matalobos, pero en mi estado nada puedo hacer así que solo le dirijo una mirada asesina.
Poco hace falta para provocarme y una mirada de advertencia es suficiente incentivo mientras no pierdo detalle de sus ojos incandescentes como dos hogueras y sonrío por el desafío. De nuevo, no logro escuchar sus pensamientos pero eso no me desanima. Parece que incluso con la mesa de por medio, Savannah quiere poner distancia luego de ver cómo le atravieso la mano con el cuchillo a un miembro de mi clan. Debían demostrar su fuerza y eso no era lo peor a lo que debían enfrentarse. -¿Tú?- Pregunto señalandola con una lengua de vaca.
La recorro de arriba a abajo con la mirada mientras me llevo a la boca la lengua, la mastico y la trago. -No tienes la apariencia de la fuerza de la naturaleza que somos los licántropos, más que una avalancha pareces… un muñeco de nieve.- Comparo para dar a entender mi punto mientras agarro una pata de cerdo para darle un mordisco en el que siento la jugosa grasa ceder ante mis dientes. -¿Peleaste por el puesto?- Pregunto masticando. Lo intento otra vez, busco su mente y trato de escuchar sus pensamientos.
Ataque mágico: 0 Dado + 5 Stat + 10 Habilidad (Legeremancia) = 15 a Savannah
Poco hace falta para provocarme y una mirada de advertencia es suficiente incentivo mientras no pierdo detalle de sus ojos incandescentes como dos hogueras y sonrío por el desafío. De nuevo, no logro escuchar sus pensamientos pero eso no me desanima. Parece que incluso con la mesa de por medio, Savannah quiere poner distancia luego de ver cómo le atravieso la mano con el cuchillo a un miembro de mi clan. Debían demostrar su fuerza y eso no era lo peor a lo que debían enfrentarse. -¿Tú?- Pregunto señalandola con una lengua de vaca.
La recorro de arriba a abajo con la mirada mientras me llevo a la boca la lengua, la mastico y la trago. -No tienes la apariencia de la fuerza de la naturaleza que somos los licántropos, más que una avalancha pareces… un muñeco de nieve.- Comparo para dar a entender mi punto mientras agarro una pata de cerdo para darle un mordisco en el que siento la jugosa grasa ceder ante mis dientes. -¿Peleaste por el puesto?- Pregunto masticando. Lo intento otra vez, busco su mente y trato de escuchar sus pensamientos.
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El miembro 'Kiana Wolfrun' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Ataque' :
'Ataque' :
Ian Hacksaw
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Entorné los ojos mirando a Azahar, sin creerme del todo lo que me dijo. Seguro que sí que habían estado hablando de mí. No hizo falta que le hiciese un gesto como queriendo decir que se mantuviese al margen, ya lo hizo ella por su cuenta. Después volví a centrarme en Catherine, sintiendo bastante irritación por su respuesta.
- ¿También nos ves como refugiados? - pregunté de manera arisca cuando me pareció que estaba echando en cara que nos abriese las puertas de su casa. Era como lo que decían el resto de Descendientes, que a la mínima sacaban lo buenos que habían sido acogiendo a los pobres refugiados. Como si necesitasen decirlo siempre. - ¿Tenemos que rendiros pleitesía para siempre por no dejarnos morir en tierra? Claro que dije que intervinieran, porque si no jamás hubiesen movido el culo. - añadí con tono agresivo, sin lograr moderarme. Siempre había tenido ciertas reticencias hacia ellos, pero había logrado conocerlos, colaborar con ellos, incluso apreciaba a algunos. Ahora era como si se hubiese exacerbado en mí esa parte que les tenía manía. Azahar no pudo mantenerse al margen después de que yo dijese lo que otros opinaban sobre el matrimonio con Catherine, y aquello me dio más rabia de lo que pensaba. Podría ser muchas cosas, pero no un cobarde. No...no me preocupaba lo que pensasen. ¿O sí? ¿Desde cuándo me importaba? - A lo mejor es que no sé ni cómo soy. - respondí por lo bajo a la Knox, sin querer mirarla a la cara. Tampoco quería mirar a Catherine, que también estaba cabizbaja tras mencionar nuestra anterior discusión.
La advertencia sobre Aedan pareció hacerla despertar, hasta el punto de que me cogió el rostro para hacer que la mirara. Por supuesto que no dudaba lo mucho que ella lo quería, pero esa no era la cuestión. - No importa cuánto quieras protegerlo. Tal vez no seas capaz de hacerlo, mientras siga aquí es cuestión de tiempo. Aedan ya ha visto demasiado para lo pequeño que es. - estuvo en medio el día que murió Desmond, y también en el ataque de los Pendragon. No era casualidad.
Traté de buscar respuestas a sus últimas palabras, intenté remediar el dolor que se desprendía de ellas, pero no lo logré. Algo me bloqueaba a pesar de ver la pena en sus ojos. Quise decirle que era mentira eso de que ya no la amase, que seguía queriéndola. Quise explicarme, aunque nada tuviese sentido y aquello pareciese una extraña reacción visceral y vengativa. Sentí ese nudo en la garganta impidiéndome hablar, sintiéndome un ser horrible cuando dijo que era lo único que le quedábamos.
"Pero así tiene que ser. Debes alejarte. Debemos alejarnos. No mires atrás."
Esa especie de autorden mental me impidió decirle nada antes de que se fuese. Me quedé con la mano extendida hacia ella, como si un impulso rebelde hubiese tratado de retenerla. Una especie de lucha interna entre dos formas de actuar. - No hay valor en la temeridad y en la imprudencia. Ya está todo hablado. - murmuré al aire antes de darme la vuelta hacia Azahar, despidiéndome de ella antes de que le diese por frenarme. - Ya nos veremos. - tras eso me desaparecí de la fiesta, con un rumbo fijo.
Vishous Royden
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- Spoiler:
- Sofía Dioscórides escribió:
Mientras el moreno pasaba las manos a su cintura, ella pasó al cuello de la camisa y del saco, acomodándolos con riguroso cuidado, lentos movimientos y firmes toques desde la nuca hasta el pecho. Se tomó su tiempo para terminar, no tenía nada de prisa. Hubo una mirada que no alcanzó a comprender mientras hablaban de la comida, pero la dejó estar. Soltó un profundo suspiro a eso de que siempre cuidaba de los demás. Era algo que ya se lo había dicho con anterioridad y no terminaba de saber como sentirse al respecto.- Suena a que la gente me ve como una madre y no estoy muy convencida de ser la imagen que quiero proyectar. Me gusta cuidar a las personas, es mi manera de expresar mi cariño.- Susurró bromeando, tratando de relajar un poco el ambiente.
No supo esconder su sonrisa cuando comenzaron a hablar temas de boda.- No quiero decidir nada sin ti.- En su cabeza ya tenía todo listo, pero quería darle sus ideas y ver si él estaba de acuerdo en ellas para no sentirse culpable cuando hiciera todo tal como lo tenía pensado. Una pequeña sombra cruzó por si mirada cuando habló de sus compañeros. Bajó las manos al pecho del moreno, recostando un instante la cabeza en el hueco de su cuello. Se había olvidado por un instante dónde estaba.- Quisiera tener más tiempo...- Susurró al final mientras sentía un hueco en el pecho pensando en su familia. Tras unos instantes, se incorporó, haciendo lo imposible por poner buena cara.- Estaba pensando que debería de ser en este mes o el siguiente. Me encantaría esperar al equinoccio, solo no sé si sea la mejor idea.
Se sintió bien al escuchar que él también la extrañaba, y más aún cuando dijo que aquello le agradaba. Le sacó una amplia sonrisa a pesar de todo lo que había en su pecho. Asintió a su primera afirmación, respecto a hablar sobre la boda y demás situaciones que iban a comenzar a ocurrir a partir de que ese momento.- ¿Qué otros detalles? Para mí sería agradable tenerte en mi casa, me gustaría darte también tu espacio, tengo dos habitaciones sin usar que podrías hacer a tu gusto. Podrán ser tuyas por un módico precio.- Bromeó al final, relajando un poco la situación con su risa. De pronto, la banda comenzó a dejar de sonar y observó con deleite como Catherine hacía suyo el escenario. Feliz, tomó a Vishous del brazo y se acercaron poco a poco a la pista. El discurso fue hermoso y emotivo. Hablaba de reconciliación, de la paz después de la tormenta y de la felicidad que venía por delante. Su esfera de luz tomó más tiempo del que pensó, pues tenía mucha emoción que transmutó en aquella nueva estrella en el techo de la carpa. Llevaba en ella mucho de su amor y su cariño por tantas personas que habían sufrido tanto durante la guerra. Sabía que a Vishous no le caía muy bien Catherine, pero hasta él debía admitir que el discurso había sido maravilloso. Decidió entonces que había tenido suficiente con eso. Respiró profundo y deshizo el nudo de su abrigo y caminó de vuelta a la mesa del Consejo para dejarlo en una de las sillas. Por como estaban todos, tenía la sensación de que nadie se sentaría esa noche, y le parecía bien. Debajo del abrigo traía puesto un precioso [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de mangas caídas y escote pronunciado, en un verde brillante que quedaba perfecto en su cuerpo y que vestía cristales de pies a cabeza.- ¿Por qué no vamos a conseguirte una copa? Me imagino que querrás celebrar esto también... Cuéntame de la misión que deseas hacer a la tierra. ¿Qué esperas encontrar? ¿Crees que las personas sean hostiles?
-Pero…lo serás- Indicó en un susurro que le dijo a la oreja antes de dejarle un beso en la mejilla, tratando de que comprendiera que no había nada mal con eso. Le gustaba ese tipo de picardía que compartían y encontrar la manera de calmar su mente. El tema de la boda hizo que asintiera con suavidad -Mañana tengo la tarde libre ¿Quieres que veamos cosas?- Le preguntó, siempre que Fred no tuviera algún problema o hubiese cambio de planes iba a tener agenda libre. La refugió en sus brazos cuando habló del tiempo -El tiempo es relativo, Sofía. Ayer quizás habríamos fracasado y nos habríamos quedado con ganas de tener tiempo. Siempre vamos a necesitar más- Expresó él antes de escuchar aquello de las fechas -Lo que mejor te parezca ¿Por qué no le preguntas a Sayid? ¿Él sabe de números no? Usó esa estrategia para retrasar la boda con Arleen- Le explicó.
-No quiero dejar mi piso- Le explicó a Sofía pero sin un tono territorial -Me refiero, a que no quiero venderlo. Pero creo que lo que más sentido común es mudarme contigo…- Lo de las habitaciones le hizo reír -¿Módico precio? Una de ellas hay que convertirla en…- Ladeó suavemente la cabeza, mirándola con una ligera sonrisa esperando que entendiera a lo que se refería sin necesidad de decirlo -Pero el precio…Estoy aquí para negociar.
Tras eso la descendiente Le Fay dio un discurso que le sorprendió, aunque se notaba absolutamente ansiosa , lo que le hizo fruncir el ceño -¿Por qué la obligan a dar discursos si se nota que se pone muy nerviosa?- Le cuestionó a Sofía, inclinándose hacia ella un instante para luego incorporarse y unirse a la creación de bolas de luz. Mantuvo su mano derecha alejada de Sofía para no quemarla e hizo una bola por cada uno de sus compañeros caídos y por Tao, la Guardia de Ouroboros había visto días mejores pero se fortalecerían en eso estaba seguro. Pondría su mente en ello. Su ánimo se vio un poco mermado.
Siguió a Sofía y aunque estaba preciosa no iluminó inmediatamente su mente, aún así la tomó de la cintura y la guió caballerosamente hacia la zona de las copas donde vio a una peliblanca, al líder de los Renegados y otra morena un poco más allá -Deben tener miedo y el miedo lleva a ser hostiles. La transición tiene que hacerse con mucho cuidado y hay que preocuparse porque puedan tener cierto impulso económico. Según los reportes, las ciudades están bien pero me preocupa las personas. ¿Crees que todas ellas saben qué es la pila que tienen? ¿Lo que conllevan? Es difícil predecir el futuro pero yo diría que no será fácil- Se pidió un whisky para sí mismo y agua para Sofía.
Savannah
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- Kiana Wolfrun escribió:-Porque sé que intentar controlar los instintos sanguinarios del licántropo es una pérdida de tiempo, podrías ahorrar energía y concentrarte en la verdadera esencia de la licantropía.- Respondo con seguridad apoyando mis antebrazos en la silla de ruedas. La miro fijamente a los ojos cuando pregunta por las transformaciones durante el embarazo. Yo estaba marcando el territorio y ella me humilla así, bastante vergonzoso es que el alfa del clan de la Luna Roja esté tomando matalobos, pero en mi estado nada puedo hacer así que solo le dirijo una mirada asesina.
Poco hace falta para provocarme y una mirada de advertencia es suficiente incentivo mientras no pierdo detalle de sus ojos incandescentes como dos hogueras y sonrío por el desafío. De nuevo, no logro escuchar sus pensamientos pero eso no me desanima. Parece que incluso con la mesa de por medio, Savannah quiere poner distancia luego de ver cómo le atravieso la mano con el cuchillo a un miembro de mi clan. Debían demostrar su fuerza y eso no era lo peor a lo que debían enfrentarse. -¿Tú?- Pregunto señalandola con una lengua de vaca.
La recorro de arriba a abajo con la mirada mientras me llevo a la boca la lengua, la mastico y la trago. -No tienes la apariencia de la fuerza de la naturaleza que somos los licántropos, más que una avalancha pareces… un muñeco de nieve.- Comparo para dar a entender mi punto mientras agarro una pata de cerdo para darle un mordisco en el que siento la jugosa grasa ceder ante mis dientes. -¿Peleaste por el puesto?- Pregunto masticando. Lo intento otra vez, busco su mente y trato de escuchar sus pensamientos.
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Pensó en las palabras de Kiana y recordó a Jarkko. ¿Le iría mejor en el clan de la Luna Roja? No, no…Nada que ver. Él pensaba exactamente lo contrario. Estaba preocupándose demasiado por él así que cortaría esa línea de pensamiento rápido. Observó su mirada con cautela, sabiendo que había tocado un punto sensible pero sin quererlo. Ella quería pasar un buen rato, no esto…
-Yo- Expresó irguiéndose un poco. Estaba orgullosa de coger las riendas de su clan. Y los espíritus habían estado de acuerdo ante la ausencia de Oren. El estómago ese le cerró y tensó suavemente los labios cuando le dijo muñeco de nieve. Si supiera por lo que había tenido que pasar para obtener su cabello blanco no diría lo mismo -Hablas desde la ignorancia, pero no se podía esperar menos de un bestia- Le recorrió la cara con un gesto de molestia.
-No- Reconoció, pero tampoco le importaba que lo supiera. De pronto sintió un poco de dolor de cabeza y decidió que necesitaba litros de cerveza. Sin despedirse, se dio la vuelta y se dirigió a la barra donde vio a Sofía y al guardia buenote. Luego otras personas que no conocía, se quedó mirando a una peliblanca con un maquillaje algo estrambótico pero decidió que mejor… Que mejor se centraba en la cerveza.
-No, déjame un rato- Le pidió a Lorcan, cogiendo la cerveza para empezar a caminar y vagar un rato, encontrándose de pronto con un hombre que hizo que los espíritus se agitaran a su alrededor. Recordó entonces lo de “conseguir a la persona adecuada” y entonces se acercó a Khaled. Se puso a su lado, de forma casi espontánea y natural, bebió la mitad de la cerveza de un golpe -Los espíritus se agitan a tu alrededor. Tengo una profecía que, quizás, tenga algo que ver contigo-
No la protegen los espíritus usa fisico: 10 + 10 (stat): 20 (no lee)
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El miembro 'Savannah' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Defensa' :
--------------------------------
#2 'Probabilidad' :
#1 'Defensa' :
--------------------------------
#2 'Probabilidad' :
Johan Black
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- Hace siglos que no bailo. Creo que la última vez fue con una compañera de la base de los renegados, en una fiesta de Halloween...- comenté con gesto pensativo, pensando en aquella época de vivir allí. Eso se había acabado. Lo de otras cosas y lo de los bebés hizo que la mirase con una sonrisa ladeada. - Bueno, pues nos hemos adelantado a eso. Qué previsores. - en realidad todo lo contrario, no lo habíamos buscado. Recuperé mi cerveza después de que le diese un trago, haciendo un gesto para quitarle importancia. - Me apuesto lo que quieras a que no pasa nada por beber un poco. - peor eran sus mezclas de comidas raras. Se me hizo raro eso de que me había estudiado lo suficiente para saber, sobre todo eso de que se había fijado en mí antes de que yo me fijase en ella. - Suena a espía o algo así. ¿Por qué me estudiabas? ¿por qué te fijaste en mí? Aún así...observar a alguien no es conocerlo de verdad. - me di cuenta de que le surgieron dudas cuando le dije que yo tenía la sensación de no conocerla, alzando ambas cejas como si fuese obvia mi respuesta a eso de por qué quería saber más de ella. - No lo sé, ¿tal vez porque vamos a tener un hijo en común? No necesito tanto misterio ni entiendo por qué tienes miedo a abrirte. Qué mas da que todos tengamos nuestros..."demonios". - por llamarlo de alguna forma, en una guerra todos teníamos nuestras cosas. Dejé de lado lo de las amistades de Jo, recordando lo que dijeron Thoren y Yaros cuando compartíamos habitación en el hospital. Volví a sentirme molesto al pensar en aquello, pero quise disimular en el momento en que Lyosha se puso a mantener conversación con nosotros.
- Vaya. No me dijo que había quedado. Tampoco me explicó mucho de vuestra...relación. - era extraño, pero me alegraba que Sirius tuviese alguien con quien hacer cosas de persona viva. Seguro que la fuga del hospital le divirtió, y por eso llegó así a la cena de navidad. - Qué va...no recobró la consciencia. Acabó muy destrozado, por eso está necesitando varios días para regenerar. - me llamó la atención eso que dijo de que retrasaron el ataque a la isla, haciendo un gesto como queriendo decir que me contase más.
- No me enteré de mucho al llegar a la isla, acabé en el hospital. ¿Cómo lo retrasasteis? - al estar hablando de eso no me esperaba que preguntase cosas como si Victorya era mi novia, sobre todo porque no estábamos modo hacer manitas ni nada por el estilo. Únicamente estábamos hablando. Ella le respondió antes de que yo lo hiciese, dando un poco largas a la pregunta. Decidí dejar eso por respuesta, sin confirmar ni desmentir. Lo de los Scalovix y la gente siniestra lo estaría diciendo por ella, y por mi abuelo Rodrigo. Aquello no hizo sino despertar más mi curiosidad. - ¿Vosotros lo erais? sigue pendiente reunirme con Sirius y contigo, me gustaría saber más del pasado. Tal vez pueda darle un recado a mi madre cuando vaya a buscarla al marcharme de la isla. -
si es que la encontraba...que estaba por ver. Bebí otro trago de cerveza mientras me preguntaba por el licántropo, respondiendo de manera algo vaga.
- Altaïr es un miembro del Consejo, pero creo que no está por aquí. Pregunta por ahí a ver si lo saben. - ni idea para qué quería hablar con él, pero no era asunto mío.
- Vaya. No me dijo que había quedado. Tampoco me explicó mucho de vuestra...relación. - era extraño, pero me alegraba que Sirius tuviese alguien con quien hacer cosas de persona viva. Seguro que la fuga del hospital le divirtió, y por eso llegó así a la cena de navidad. - Qué va...no recobró la consciencia. Acabó muy destrozado, por eso está necesitando varios días para regenerar. - me llamó la atención eso que dijo de que retrasaron el ataque a la isla, haciendo un gesto como queriendo decir que me contase más.
- No me enteré de mucho al llegar a la isla, acabé en el hospital. ¿Cómo lo retrasasteis? - al estar hablando de eso no me esperaba que preguntase cosas como si Victorya era mi novia, sobre todo porque no estábamos modo hacer manitas ni nada por el estilo. Únicamente estábamos hablando. Ella le respondió antes de que yo lo hiciese, dando un poco largas a la pregunta. Decidí dejar eso por respuesta, sin confirmar ni desmentir. Lo de los Scalovix y la gente siniestra lo estaría diciendo por ella, y por mi abuelo Rodrigo. Aquello no hizo sino despertar más mi curiosidad. - ¿Vosotros lo erais? sigue pendiente reunirme con Sirius y contigo, me gustaría saber más del pasado. Tal vez pueda darle un recado a mi madre cuando vaya a buscarla al marcharme de la isla. -
si es que la encontraba...que estaba por ver. Bebí otro trago de cerveza mientras me preguntaba por el licántropo, respondiendo de manera algo vaga.
- Altaïr es un miembro del Consejo, pero creo que no está por aquí. Pregunta por ahí a ver si lo saben. - ni idea para qué quería hablar con él, pero no era asunto mío.
Lyosha Svensson
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-Dudo que tu padre tenga la necesidad de reportarte, nada, Johan- Alzó suavemente el hombro y volvió a beber del vaso mientras veía alrededor. Había gente que ya estaba bailando, otras comiendo. Reconoció la mirada de una peliblanca y le atravesó con la propia llena de aquel azul frío como el metal. No, no era una revenant. Demasiado rosadas esas mejillas. Volvió la vista hacia Johan asintiendo a lo de Sirius -Pues ya buscaremos otra fecha festiva- Dijo, con ironía.
-Magia- Se miró las manos un momento, abriendo y cerrando los dedos como recordando la exahustiva sensación que había tenido tras ese evento -Magia de tiempo a través de unas piedras de mi hermano y el ruso- Indicó, pero tampoco podía explicarle mucho más porque no conocía bien el hechizo y porque, además, no quería darle demasiada información -¿Tu hija se encuentra bien?- Otra Scalovix, volvió a mirarle los ojos preguntándose si los había heredado. Vio a Victorya cuando respondió -No te estaba preguntando a ti, chiquilla-
-¿Novios?- Chasqueó la lengua para luego negar. No, no, terreno pantanoso, tenía que irse de allí -No nos definíamos por una etiqueta Johan, lo único que puedo decirte es que era complicado- Sonrió de lado y cuando mencionó a su madre asintió con suavidad -Dile que estoy orgullosa de haber hecho mi sacrificio por ella y que ha criado a un buen muchacho. Demasiado bueno para mi gusto pero…Supongo que es el Scalovix en ti- Su gesto se suavizó apenas un instante antes de volver a su fría máscara. De acuerdo, habría que preguntar por el licántropo.
-Muy bien. Tengo asuntos pendientes. Adiós Johan- Ignoró deliberadamente a Victorya porque le importaba menos que un pedazo de mierda y se llevó la botella y el vaso para caminar sobre sus tacones, tan altos como su ego; por allí, acercándose a la mesa de los Descendientes a ver si conseguía alguna con el nombre de Altaïr; a fin de cuentas era el tipo de fiesta que tenía asientos reservados.
-Magia- Se miró las manos un momento, abriendo y cerrando los dedos como recordando la exahustiva sensación que había tenido tras ese evento -Magia de tiempo a través de unas piedras de mi hermano y el ruso- Indicó, pero tampoco podía explicarle mucho más porque no conocía bien el hechizo y porque, además, no quería darle demasiada información -¿Tu hija se encuentra bien?- Otra Scalovix, volvió a mirarle los ojos preguntándose si los había heredado. Vio a Victorya cuando respondió -No te estaba preguntando a ti, chiquilla-
-¿Novios?- Chasqueó la lengua para luego negar. No, no, terreno pantanoso, tenía que irse de allí -No nos definíamos por una etiqueta Johan, lo único que puedo decirte es que era complicado- Sonrió de lado y cuando mencionó a su madre asintió con suavidad -Dile que estoy orgullosa de haber hecho mi sacrificio por ella y que ha criado a un buen muchacho. Demasiado bueno para mi gusto pero…Supongo que es el Scalovix en ti- Su gesto se suavizó apenas un instante antes de volver a su fría máscara. De acuerdo, habría que preguntar por el licántropo.
-Muy bien. Tengo asuntos pendientes. Adiós Johan- Ignoró deliberadamente a Victorya porque le importaba menos que un pedazo de mierda y se llevó la botella y el vaso para caminar sobre sus tacones, tan altos como su ego; por allí, acercándose a la mesa de los Descendientes a ver si conseguía alguna con el nombre de Altaïr; a fin de cuentas era el tipo de fiesta que tenía asientos reservados.
Shyvanna Pendragon
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Los días luego de la misión, Shyvanna no había podido dormir lo suficiente porque tanto Darren como ella habían tenido que organizar y mediar en situaciones en Avalon, trabajos que antes le pertenecían a Wthyr pero que en su ausencia tenían que hacer. También se había ocupado de informar a todo el mundo del éxito y el triunfo de la misión, organizando incluso una ceremonia para cuando volviera su hermano y Freyja. Ella no necesitaba que Ouroboros ni nadie le diera medallas, podía hacérselas solita.
Pero se había enterado de que había una fiesta. Ella estaba vetada de las redes sociales pero tenía gente que no y le chismeaba. Tenía pendiente mandarle una canastita con biberones a Sean para felicitarle por su búsqueda de hijitos. Decidió ir a la fiesta, evidentemente, ataviada como sólo ella podía: De rojo y oro puro. Los dragones le acompañaron, no todos. No estaba segura de si Darren bajaría pero ni sus primas ni ella se lo perderían.
Al llegar, los dragones estacionaron lejos de la carpa para no herir a nadie así que Shyvanna bajó con gracia y acomodó su vestido rojo que acentuaba su figura con los adornos en oro en la cintura y dejaba su espalda y escote al descubierto potenciando sus preciosos dones físicos. Llevaba el cabello suelto, arreglado con delicadas ondas y un maquillaje suave pero con labios acorde con el vestido. Era la sensación y, por supuesto, lo sabía. Aunque quizás algunos notaran las cicatrices en la espalda, pero tampoco le importaba demasiado formaban parte de sí misma.
Fue avanzando mirando luego al licántropo marido de la Le Fay irse, frunció el ceño, pero tampoco le dio mucha importancia. Entró a la carpa, atrayendo miradas, y sonrió con suavidad a todos. No conocía a nadie más que a Markus así que avanzó, sintiendo cómo le abrían paso y llegó hasta él -Querido Markus…- Hizo una ligera reverencia y luego volvió la mirada hacia la castaña -Encantada, soy Shyvanna Pendragon- Dijo acercándose a ella para darle un beso en cada mejilla -Markus, Markus…¿Me prometes que bailarás conmigo esta noche?- Le preguntó al Descendiente con una amplia sonrisa, mientras tras ella Artamir, sus dos primas y otros dragones observaban todo con poco interés.
Pero se había enterado de que había una fiesta. Ella estaba vetada de las redes sociales pero tenía gente que no y le chismeaba. Tenía pendiente mandarle una canastita con biberones a Sean para felicitarle por su búsqueda de hijitos. Decidió ir a la fiesta, evidentemente, ataviada como sólo ella podía: De rojo y oro puro. Los dragones le acompañaron, no todos. No estaba segura de si Darren bajaría pero ni sus primas ni ella se lo perderían.
Al llegar, los dragones estacionaron lejos de la carpa para no herir a nadie así que Shyvanna bajó con gracia y acomodó su vestido rojo que acentuaba su figura con los adornos en oro en la cintura y dejaba su espalda y escote al descubierto potenciando sus preciosos dones físicos. Llevaba el cabello suelto, arreglado con delicadas ondas y un maquillaje suave pero con labios acorde con el vestido. Era la sensación y, por supuesto, lo sabía. Aunque quizás algunos notaran las cicatrices en la espalda, pero tampoco le importaba demasiado formaban parte de sí misma.
Fue avanzando mirando luego al licántropo marido de la Le Fay irse, frunció el ceño, pero tampoco le dio mucha importancia. Entró a la carpa, atrayendo miradas, y sonrió con suavidad a todos. No conocía a nadie más que a Markus así que avanzó, sintiendo cómo le abrían paso y llegó hasta él -Querido Markus…- Hizo una ligera reverencia y luego volvió la mirada hacia la castaña -Encantada, soy Shyvanna Pendragon- Dijo acercándose a ella para darle un beso en cada mejilla -Markus, Markus…¿Me prometes que bailarás conmigo esta noche?- Le preguntó al Descendiente con una amplia sonrisa, mientras tras ella Artamir, sus dos primas y otros dragones observaban todo con poco interés.
- La sensación Pendragon:
Khaled Svensson
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Observé a Lyosha terminar de hablar con Scalovix y alejarse. Por como se movía podia distinguir quie hacia....era como un felino buscando a una presa que queria cazar y que tenia en mente. El descendiente de Licaón, me atrevería a pensar.... Cualquier cosa que le hiciera Lyosha le estaría bien empleado por el daño causado a Adramelech.
Díselo
Habla con él
Las voces susurrantes de los acompañantes de Savannah me anunciaron su llegada antes de que ella misma despegara los labios. La joven se puso a mi lado de modo casual, como si observase la fiesta conmigo. Al menos tuvo la decencia de confesar lo que sus muertos amigos estaban diciendo. ¿Me traía profecías?
Llevé la copa a mis labios y bebí con tranquilidad, de modo breve.
- Es normal que se agiten a mi alrededor. - no tenía por qué tener nada que ver con profecías. Mi mera presencia alli debía de alterarlos....
- Tus amigos están muy habladores pero lo hacen sin turno de palabra.... Savannah. - había oído su nombre entre aquellos susurros. Ladeé mi cabeza, observándola desde mi altura. Mis ojos brillaron, rojizos, mientras....analizaba su aura. Era licántropo...una con conexion con los espíritus. Su aura era clara, no pesaban sobre ella demasiados pecados que la corrompiesen.
Oscuridad y azufre
El fuego destruye la tierra
Futuro en blanco
- Realmente no van a callarse.... -Dejé de observar a la mujer, mientras cruzaba un brazo sobre el otro. - El futuro está de todo menos en blanco. El futuro es una madeja de hilos hecha un desastre. Dime de que hablan tus espíritus
"He visto guerras en el horizonte"
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Las voces susurrantes de los acompañantes de Savannah me anunciaron su llegada antes de que ella misma despegara los labios. La joven se puso a mi lado de modo casual, como si observase la fiesta conmigo. Al menos tuvo la decencia de confesar lo que sus muertos amigos estaban diciendo. ¿Me traía profecías?
Llevé la copa a mis labios y bebí con tranquilidad, de modo breve.
- Es normal que se agiten a mi alrededor. - no tenía por qué tener nada que ver con profecías. Mi mera presencia alli debía de alterarlos....
- Tus amigos están muy habladores pero lo hacen sin turno de palabra.... Savannah. - había oído su nombre entre aquellos susurros. Ladeé mi cabeza, observándola desde mi altura. Mis ojos brillaron, rojizos, mientras....analizaba su aura. Era licántropo...una con conexion con los espíritus. Su aura era clara, no pesaban sobre ella demasiados pecados que la corrompiesen.
Oscuridad y azufre
El fuego destruye la tierra
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- Realmente no van a callarse.... -Dejé de observar a la mujer, mientras cruzaba un brazo sobre el otro. - El futuro está de todo menos en blanco. El futuro es una madeja de hilos hecha un desastre. Dime de que hablan tus espíritus
"He visto guerras en el horizonte"
Victorya Blanc
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Siempre he sabido que los renegados se saben divertir, solo que al lado de la Brigada parecemos todos unos aburridos.- Bromeó tras escuchar el relato de la última fiesta de Halloween. Ahora, sintiendo que la guerra había acabado, se preguntaba cómo habían tenido momentos felices y de paz en medio de tanta violencia.- Bien podríamos ir por el segundo...- Murmuró, procurando ser más directa por que a los Black el coqueteo parecía pasarles por encima de la cabeza.- No lo sé, no quiero darle motivos a Anteia. Me mandó con el psicólogo porque se siente culpable de no haber mandado a alguna chica antes y que todo acabara mal. Ah, y porque le pregunté si había forma de que se terminara de incubar afuera de mi... Fue una pregunta legítima, ¿verdad? Uno pensaría que la ciencia mágica estaría más avanzada que la humana.- Esta última era toda la que conocía, así que cuando se trataba de magia usaba el método científico y exploraba las posibilidades con curiosidad.
A su siguiente pregunta, creyó ya habérsela respondido alguna vez.- Cuando estuve en los campos de concentración de la Alianza hablaban de ciertas personas mágicas. Me quedé con algunos nombres. Johan Black, Lykaios, Adam Hacksaw, gente que parecía importante. Necesitaba un grupo cuando saliera o terminaría de nuevo encerrada. Tras preguntar a Lykaios, apareciste por la puerta del bar y fue casi destino.- Y respecto a los demonios...- Me he ocultado toda mi vida. Es mi especialidad y es mucho más fácil seguir cerrada que tratar de abrirse. Ser vulnerable se siente como aquel día donde me viste enferma por primera vez, vomitando como si no hubiera mañana. No es una imagen que quiero dar. No es una sensación que me guste sentir.- Después de algunos segundos de introspección, levantó la mirada al contrario, dispuesta a cobrarse el favor.- Sigues tú. ¿Por qué no volviste con Josephine cuando la viste aparecer en el castillo? - Era la pregunta más profunda que tenía respecto a él, así que si se había jugado la carta del tener un hijo "en común".
Aprovechó la información que intercambiaban respecto a Sirius y la familia para actualizar la que ella misma conocía. Poniendo especial atención a lo de la magia de tiempo. Aquello era algo que podía interesarle a futuro. Terminó por sonreír cuando la peliblanca la llamó chiquilla, divertida de su reacción. Tampoco se despidió de ella cuando se alejó, solo la miró con curiosidad. Sin embargo, no le duró mucho porque entonces ciertas escamosas criaturas hicieron acto de presencia. Aquel vestido era la cosa más reveladora que había visto en Ouroboros, por lo que parecía que trataba de salir en la próxima publicación de Lady Hummingbird a como diera lugar.- Te tocó ir en el grupo de los Pendragón, ¿no? ¿Qué opinión te merecen?
A su siguiente pregunta, creyó ya habérsela respondido alguna vez.- Cuando estuve en los campos de concentración de la Alianza hablaban de ciertas personas mágicas. Me quedé con algunos nombres. Johan Black, Lykaios, Adam Hacksaw, gente que parecía importante. Necesitaba un grupo cuando saliera o terminaría de nuevo encerrada. Tras preguntar a Lykaios, apareciste por la puerta del bar y fue casi destino.- Y respecto a los demonios...- Me he ocultado toda mi vida. Es mi especialidad y es mucho más fácil seguir cerrada que tratar de abrirse. Ser vulnerable se siente como aquel día donde me viste enferma por primera vez, vomitando como si no hubiera mañana. No es una imagen que quiero dar. No es una sensación que me guste sentir.- Después de algunos segundos de introspección, levantó la mirada al contrario, dispuesta a cobrarse el favor.- Sigues tú. ¿Por qué no volviste con Josephine cuando la viste aparecer en el castillo? - Era la pregunta más profunda que tenía respecto a él, así que si se había jugado la carta del tener un hijo "en común".
Aprovechó la información que intercambiaban respecto a Sirius y la familia para actualizar la que ella misma conocía. Poniendo especial atención a lo de la magia de tiempo. Aquello era algo que podía interesarle a futuro. Terminó por sonreír cuando la peliblanca la llamó chiquilla, divertida de su reacción. Tampoco se despidió de ella cuando se alejó, solo la miró con curiosidad. Sin embargo, no le duró mucho porque entonces ciertas escamosas criaturas hicieron acto de presencia. Aquel vestido era la cosa más reveladora que había visto en Ouroboros, por lo que parecía que trataba de salir en la próxima publicación de Lady Hummingbird a como diera lugar.- Te tocó ir en el grupo de los Pendragón, ¿no? ¿Qué opinión te merecen?
Savannah
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- Khaled:
- Khaled Svensson escribió:Observé a Lyosha terminar de hablar con Scalovix y alejarse. Por como se movía podia distinguir quie hacia....era como un felino buscando a una presa que queria cazar y que tenia en mente. El descendiente de Licaón, me atrevería a pensar.... Cualquier cosa que le hiciera Lyosha le estaría bien empleado por el daño causado a Adramelech.
Díselo
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Las voces susurrantes de los acompañantes de Savannah me anunciaron su llegada antes de que ella misma despegara los labios. La joven se puso a mi lado de modo casual, como si observase la fiesta conmigo. Al menos tuvo la decencia de confesar lo que sus muertos amigos estaban diciendo. ¿Me traía profecías?
Llevé la copa a mis labios y bebí con tranquilidad, de modo breve.
- Es normal que se agiten a mi alrededor. - no tenía por qué tener nada que ver con profecías. Mi mera presencia alli debía de alterarlos....
- Tus amigos están muy habladores pero lo hacen sin turno de palabra.... Savannah. - había oído su nombre entre aquellos susurros. Ladeé mi cabeza, observándola desde mi altura. Mis ojos brillaron, rojizos, mientras....analizaba su aura. Era licántropo...una con conexion con los espíritus. Su aura era clara, no pesaban sobre ella demasiados pecados que la corrompiesen.
Oscuridad y azufre
El fuego destruye la tierra
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- Realmente no van a callarse.... -Dejé de observar a la mujer, mientras cruzaba un brazo sobre el otro. - El futuro está de todo menos en blanco. El futuro es una madeja de hilos hecha un desastre. Dime de que hablan tus espíritus
"He visto guerras en el horizonte"
El hecho de que no reaccionara con cierta locura a aquello de los espíritus hizo que supiera que no era la primera vez que lidiaba con ese tipo de cosas. Bebió un poco más de cerveza, mirando alrededor. Volvió la mirada hacia él cuando mencionó su nombre, no le pasó desapercibido el brillo extraño de sus ojos y sintió que podía verla de dentro hacia fuera. Una sensación que no le gustó y lo estudió de la misma manera pero…A través de una larga inspiración. Más allá del perfume, más allá de su aroma masculino había más… Mucho más. No era normal.
Pero ¿Qué era normal en esta vida?
-No. Nunca lo hacen- Mencionó Savannah con una sonrisa de lado -¿Cuál es tu nombre?- Tuteó porque así era la peliblanca, con toda la tranquilidad del mundo haciendo amistades. El análisis del futuro hizo que asintiera con suavidad -Pero eso no es novedad- Expresó con tranquilidad y no necesitó canalizar a los espíritus, se la había aprendido de memoria.
De oscuridad y azufre
De escamas y fuego
Caminará por la tierra
Un ser eterno
La balanza del mundo
caerá del lado en el que él esté…
-Hasta allí me han confesado hasta ahora- Le mencionó y entonces se giró hacia él -¿Qué tienes que ver en todo esto? Me han pedido que te la diga por algo…Necesito saberlo… ¿Tienes algo que ver con el Pendragon egocéntrico? - Inquirió y en cuanto dijo eso el aroma a dragón le llegó e hizo un gesto de hastío, pero cuando volvió la vista no vio al moreno sino a una rubia atractiva seguida por gente igual de atractiva. Arqueó una ceja sin saber cuántos Pendragon podía haber porque sólo había conocido uno.
Sofía Dioscórides
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Tuvo que soltar una suave risa de felicidad al ser recordada de la vida que se estaba formando dentro suyo. Tuvo muchas ganas de llevarse las manos al vientre, pero las mantuvo sobre el moreno para evitarse escándalos, regresando el beso del moreno con uno un poco más cerca de la comisura de los labios. Le encantaba tentarlo cuando se estaba portando como un perfecto caballero. Le gustaba estirar de a poco las situaciones tensas.
Discutir la boda iba a ser todo un tema y apreciaba que el moreno se involucrara. Terminó por asentir.- Quizás podríamos ver los invitados.- Se paró en seco. Él tenía a su familia en la isla, pero ella no...- O cosas generales que quisiéramos tener en la boda. Mañana lo veremos.- El tema iba a ser más difícil de lo que esperaba. ¿Qué harían? ¿Una boda griega, una ouroboriana, una pagana? Trataría al menos de lograr un ritual con la naturaleza para que reconociera la unión, eso iba a ser importante. Terminó por asentir a lo del tiempo. Eso mismo pensaba ella pero a veces era bueno escuchar confirmaciones de otra persona. A lo de Sayid, sonrió pero le tomó de la barbilla para que la mirara.- ¿Por qué querría usar una técnica que sirvió para retrasar una boda? ¿Qué tal si también nos retrasa? - Tuvo que sonreír ampliamente porque le pareció gracioso el comentario del moreno. Esperaba que no quisiera él alargar la espera más allá de lo posible.
En temas diversos, asintió cuando habló de no querer dejar su piso, aunque la iban a tener complicada si ninguno quería dejar su espacio para hacer vida juntos. Le sirvió mucho la aclaración, pues entendió que lo que no quería era deshacerse de él.- No tienes que venderlo. Y no quiero que te mudes conmigo por sentido común. No son las únicas opciones, podemos buscar otro espacio.- Aunque ella sí que prefería no dejar su casa. Se sentía bastante desganada cuando dejaba el bosque y vivía en la ciudad.- Aún no les pongo el precio así que puedes persuadirme, ¿Qué ofreces? Pero me refiero a las que están en el piso central. Puedes hacer una oficina, un gimnasio... lo que quieras.- Le tentó con una sonrisa que claramente implicaba juego entre ellos.
Sonrió entonces a Vishous mientras hablaban en confidencia ante el discurso de Catherine.- Ella se ha ofrecido a darlo. Creo que salió muy bien y que está tratando de vencer sus miedos. Es valiente.- Tenía tiempo viendo a Catherine como un punto de enfoque y aquello le llenaba el corazón de un orgullo por su valentía, aunque tenía sus reservas por cierta familia recién llegada. Esperó a que el moreno enviara sus bolas de luz, que habían sido bastantes, y se tomó de él con cariño, procurando reconfortarle al ver la profundidad de su pérdida en tantas esferas. El cielo de la carpa le recordó un poco a la propuesta de matrimonio que el moreno había ideado para ella, y se encontró en un instante contemplando absorta el anillo que tenía en la mano hasta que llegaron al bar.
Cambió el agua que el moreno pidió para ella por agua mineral a uno de los meseros y le sonrió con alegría. Así se veía más festiva la cosa. El brazalete recibió un mensaje mientras el contrario hablaba, así que esperó a que terminara para dar su opinión mientras leía.- Debe haber una manera para que la confusión sea menos para ellos. Supongo que quienes transitaron por su voluntad estarán menos confundidos, pero el resto... ¡Oh, por Dios! - Se detuvo al instante para responder a Giordano con premura, esperando que se encontrara bien porque de lo contrario le daría algo. Menos mal que tenía algunas dosis importantes en el invernadero y en sus reservas. Estaba a punto de retomar la conversación cuando los dragones llegaron. Ese era el problema de la invitación abierta al público, pero desde un inicio sabía que era una posibilidad. Mientras vio a las mujeres desfilar, soltó un suspiro.- No sé cómo sentirme respecto a... ellos.- Susurró. No podía decir lo que se hablaba en el cónclave. Iba en en contra de todo pues no habían tomado decisión alguna. Sin embargo, le habría gustado saber si Sayid compartía con su esposa ese tipo de cuestiones. Tendría que preguntarle también cuando lo viera.
Discutir la boda iba a ser todo un tema y apreciaba que el moreno se involucrara. Terminó por asentir.- Quizás podríamos ver los invitados.- Se paró en seco. Él tenía a su familia en la isla, pero ella no...- O cosas generales que quisiéramos tener en la boda. Mañana lo veremos.- El tema iba a ser más difícil de lo que esperaba. ¿Qué harían? ¿Una boda griega, una ouroboriana, una pagana? Trataría al menos de lograr un ritual con la naturaleza para que reconociera la unión, eso iba a ser importante. Terminó por asentir a lo del tiempo. Eso mismo pensaba ella pero a veces era bueno escuchar confirmaciones de otra persona. A lo de Sayid, sonrió pero le tomó de la barbilla para que la mirara.- ¿Por qué querría usar una técnica que sirvió para retrasar una boda? ¿Qué tal si también nos retrasa? - Tuvo que sonreír ampliamente porque le pareció gracioso el comentario del moreno. Esperaba que no quisiera él alargar la espera más allá de lo posible.
En temas diversos, asintió cuando habló de no querer dejar su piso, aunque la iban a tener complicada si ninguno quería dejar su espacio para hacer vida juntos. Le sirvió mucho la aclaración, pues entendió que lo que no quería era deshacerse de él.- No tienes que venderlo. Y no quiero que te mudes conmigo por sentido común. No son las únicas opciones, podemos buscar otro espacio.- Aunque ella sí que prefería no dejar su casa. Se sentía bastante desganada cuando dejaba el bosque y vivía en la ciudad.- Aún no les pongo el precio así que puedes persuadirme, ¿Qué ofreces? Pero me refiero a las que están en el piso central. Puedes hacer una oficina, un gimnasio... lo que quieras.- Le tentó con una sonrisa que claramente implicaba juego entre ellos.
Sonrió entonces a Vishous mientras hablaban en confidencia ante el discurso de Catherine.- Ella se ha ofrecido a darlo. Creo que salió muy bien y que está tratando de vencer sus miedos. Es valiente.- Tenía tiempo viendo a Catherine como un punto de enfoque y aquello le llenaba el corazón de un orgullo por su valentía, aunque tenía sus reservas por cierta familia recién llegada. Esperó a que el moreno enviara sus bolas de luz, que habían sido bastantes, y se tomó de él con cariño, procurando reconfortarle al ver la profundidad de su pérdida en tantas esferas. El cielo de la carpa le recordó un poco a la propuesta de matrimonio que el moreno había ideado para ella, y se encontró en un instante contemplando absorta el anillo que tenía en la mano hasta que llegaron al bar.
Cambió el agua que el moreno pidió para ella por agua mineral a uno de los meseros y le sonrió con alegría. Así se veía más festiva la cosa. El brazalete recibió un mensaje mientras el contrario hablaba, así que esperó a que terminara para dar su opinión mientras leía.- Debe haber una manera para que la confusión sea menos para ellos. Supongo que quienes transitaron por su voluntad estarán menos confundidos, pero el resto... ¡Oh, por Dios! - Se detuvo al instante para responder a Giordano con premura, esperando que se encontrara bien porque de lo contrario le daría algo. Menos mal que tenía algunas dosis importantes en el invernadero y en sus reservas. Estaba a punto de retomar la conversación cuando los dragones llegaron. Ese era el problema de la invitación abierta al público, pero desde un inicio sabía que era una posibilidad. Mientras vio a las mujeres desfilar, soltó un suspiro.- No sé cómo sentirme respecto a... ellos.- Susurró. No podía decir lo que se hablaba en el cónclave. Iba en en contra de todo pues no habían tomado decisión alguna. Sin embargo, le habría gustado saber si Sayid compartía con su esposa ese tipo de cuestiones. Tendría que preguntarle también cuando lo viera.
Markus Tesla
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Markus respondió agitando fuertemente la mano con aquello de “Descendiente”. Si no fuera porque en su sangre corría horchata en lugar de sangre, se hubiera puesto colorado -Por todos los electrones de la estratosfera, no hace falta que me trates de “Descendiente”. Con “Sir Markus Tesla, el más mejor del mundo” Markus se conforma- Expuso el Descendiente de una forma muy locuaz y teatral, extendiendo los brazos por encima de su cabeza. Luego con un botón hizo encender una bengalita que salió de uno de los brazos de la silla y todo fue muy chachi por unos segundos. -Markus se preguntaba si iba usted a retomar sus estudios tecnológicos después de toda esta pantomima de fiesta. Todavía quedaba pendiente aquello de poder extraer los chips de los rescatados de la superficie…. Ay… ¿Sabía que hay gente que los llama “mundanos”? ¿Nosotros seríamos isleños?- Suspiró Markus después de darle muchas vueltas al tema, era información que su le habían comentado de un tipo de pelo blanco de la fiesta de Navidad. Mira, qué fiesta, de eso ya habían pasado como doscientomis meses y ya Markus no se acordaba de lo que pasó, por lo que ha tenido que volver a leerse el historial de mensajes
-No crea, las de Avalon tenían cierto toque…. Pincantón. Markus no sabría describir esa sensación. ¿Ha probado usted a los Pendragon, Arleen? Aunque hacen cosas raras…. Y no son muy de fiar…. Tienen cierto enigma, ¿usted sabe?- Pensó en voz alta el descendiente mientras se atusaba el bigote y robaba otra bandeja, en este caso llena de canapés de variopinto color. -Ah, pero no se enoje, el día que ese cazzo no haga ninguna tontería será porque está enfermo y entonces habrá que preocuparse, mientras tanto, déjele que siga haciendo sus cosas raras con Sean en los armarios de la guarida esa que tiene- Jaló un pequeño canapé de pan con queso fetta y se lo comió de un bocado -¿No conoces la guarida del horror de Giordano?.... ¿Uhm? ¿Está embaraza? ¿De quién? ¿De una paloma?- Aquello llamó la atención del científico y pegó el ojo en el vientre de la becaria dejando la bandeja levitando a su lado, luego Markus picó con el dedo índice, esperando que el ser de ahí dentro se moviera o hiciera algo digo de ser registrado -¿Hembra? ¿Varón? ¿Hermafrodita? ¿Pez? ¿Ambos? ¿Es una sirena?- Markus no pudo evitar sacar una libreta de post-its y empezar a registrar el proceso -Interesante mezcolanza de genes lo que lleva ahí dentro. Proteínas…. Unas cuantas sales de todo tipo… ¿cómo va con el azúcar? ¿Come mucho dulce? Markus se preguntaría si pudiera existir la autofecundación entre humanos… ¿sería considerada como clonación?- Divagando en sus cosas se dio la vuelta y empezó a moverse en la dirección opuesta a Arleen, pero entonces se topó con la discusión de Catherine, Ian y la del pelo azul. Negó seriamente, con gesto molesto, luego retrocedió marcha atrás -Mal asunto aquello. Apesta a problemas matrimoniales hasta aquí- Siguió con la mirada a Ian mientras se iba de aquellas maneras de la fiesta, y lo mismo la otra morena, negando. Definitivamente, no debería de haberse casado con un chucho cualquiera, para eso tenía a los que Altair entrenaba en la guardia. Un superficial, vulgar y pulgoso chucho. Dirigió al moreno una mirada profunda de desaprobación.
-Ese tipo no va a hacer feliz a nuestra pequeña Catherine nunca. ¡NUNCA! Pero claro, a ver quién es el guapo que le lleva la contraria, que lo mismo te manda una maldición en forma de sarpullido- Seguía divagando Markus pensando que solo estaba hablando con Arleen cuando se dio cuenta que Shyvanna estaba allí, seguro que lo había escuchado todo. Ahogó un grito y se puso tenso, muy tenso. Mucho tenso. -Mo…mi… mal… mi … mi señora Pendragon, es un placer poder verla….. otra vez….- El Descendiente estiraba en cuello el dirección contraria a la Pendragon con una sonrisa totalmente falsa -Solo si me perjuráis que no habrá proposiciones de matrimonio con hermanas locas- Aún con todo, no se fiaría, ya se lo había dicho Sayid. Miró a su alrededor, al menos no era el único descendiente que estaba allí, y Sayid le dijo que no fueran solos al castillo, de lo contrario no dijo nada, ¿o sí? Qué confuso
-No crea, las de Avalon tenían cierto toque…. Pincantón. Markus no sabría describir esa sensación. ¿Ha probado usted a los Pendragon, Arleen? Aunque hacen cosas raras…. Y no son muy de fiar…. Tienen cierto enigma, ¿usted sabe?- Pensó en voz alta el descendiente mientras se atusaba el bigote y robaba otra bandeja, en este caso llena de canapés de variopinto color. -Ah, pero no se enoje, el día que ese cazzo no haga ninguna tontería será porque está enfermo y entonces habrá que preocuparse, mientras tanto, déjele que siga haciendo sus cosas raras con Sean en los armarios de la guarida esa que tiene- Jaló un pequeño canapé de pan con queso fetta y se lo comió de un bocado -¿No conoces la guarida del horror de Giordano?.... ¿Uhm? ¿Está embaraza? ¿De quién? ¿De una paloma?- Aquello llamó la atención del científico y pegó el ojo en el vientre de la becaria dejando la bandeja levitando a su lado, luego Markus picó con el dedo índice, esperando que el ser de ahí dentro se moviera o hiciera algo digo de ser registrado -¿Hembra? ¿Varón? ¿Hermafrodita? ¿Pez? ¿Ambos? ¿Es una sirena?- Markus no pudo evitar sacar una libreta de post-its y empezar a registrar el proceso -Interesante mezcolanza de genes lo que lleva ahí dentro. Proteínas…. Unas cuantas sales de todo tipo… ¿cómo va con el azúcar? ¿Come mucho dulce? Markus se preguntaría si pudiera existir la autofecundación entre humanos… ¿sería considerada como clonación?- Divagando en sus cosas se dio la vuelta y empezó a moverse en la dirección opuesta a Arleen, pero entonces se topó con la discusión de Catherine, Ian y la del pelo azul. Negó seriamente, con gesto molesto, luego retrocedió marcha atrás -Mal asunto aquello. Apesta a problemas matrimoniales hasta aquí- Siguió con la mirada a Ian mientras se iba de aquellas maneras de la fiesta, y lo mismo la otra morena, negando. Definitivamente, no debería de haberse casado con un chucho cualquiera, para eso tenía a los que Altair entrenaba en la guardia. Un superficial, vulgar y pulgoso chucho. Dirigió al moreno una mirada profunda de desaprobación.
-Ese tipo no va a hacer feliz a nuestra pequeña Catherine nunca. ¡NUNCA! Pero claro, a ver quién es el guapo que le lleva la contraria, que lo mismo te manda una maldición en forma de sarpullido- Seguía divagando Markus pensando que solo estaba hablando con Arleen cuando se dio cuenta que Shyvanna estaba allí, seguro que lo había escuchado todo. Ahogó un grito y se puso tenso, muy tenso. Mucho tenso. -Mo…mi… mal… mi … mi señora Pendragon, es un placer poder verla….. otra vez….- El Descendiente estiraba en cuello el dirección contraria a la Pendragon con una sonrisa totalmente falsa -Solo si me perjuráis que no habrá proposiciones de matrimonio con hermanas locas- Aún con todo, no se fiaría, ya se lo había dicho Sayid. Miró a su alrededor, al menos no era el único descendiente que estaba allí, y Sayid le dijo que no fueran solos al castillo, de lo contrario no dijo nada, ¿o sí? Qué confuso
Johan Black
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Lyosha tenía razón en eso de que mi padre no tenía que decirme con quién iba o a dónde, aunque no estaba de más saberlo por si acaso. Lo que dijo sobre la magia de tiempo me intrigó, pues siempre tenía curiosidad por saber más y mejorar mis habilidades. Me guardé aquella información para luego, además de que habían tenido que ver dos nigromantes. - Pues gracias por proteger la isla mientras estábamos allí abajo. Todos deberían saber lo que hicisteis. - si es que no lo sabían ya. Asentí con una sonrisa de padre orgulloso cuando me preguntó si mi hija estaba bien, la había visto horas atrás y estaba feliz por pensar que había un peligro menos en el mundo para ella. Otra vez evité responder a la pregunta de si éramos novios, lo que hice fue devolverle lo que dijo de ella y mi abuelo por parte de madre. - Tampoco usamos etiquetas. La verdad...no lo sabemos. No hace falta. - noté el cambio de expresión en el rostro de Lyosha al hablar de él, y al hablar de mi madre en el momento en que dijo que le diera recuerdos. No podía ser mala si se había sacrificado por alguien. Probablemente fuese todo fachada, o que no soportase a ciertas personas. - Prometo decírselo cuando la encuentre. - si es que lograba encontrarla. Miedo me daba. Sobre lo de ser bueno no dije nada porque no pensaba que fuese así después de años de guerra, pero me agradó que tuviese esa percepción. Yo mismo había temido a veces haberme vuelto mucho peor.
Tras despedirme de ella retomé la conversación de temas privados con Victorya, aprovechando que estábamos cerca de la zona de bebidas y que no había demasiada gente alrededor. - Por dónde íbamos... - me acabé lo que me quedaba de cerveza, cogiendo otra jarra de las que ofrecían. Con lo de ir a por el segundo había sido tan directa que no tuve más remedio que pillar a lo que se refería. - Claro, sólo que ahora sería sin sorpresas. - bromeé antes de extrañarme por lo de Anteia, no tenía ni idea de que hubiese ido a verla otra vez. - ¿Con el psicólogo? ¿por qué dijo eso? - conforme me fue explicando empecé a comprender un poco la cara que habría puesto Anteia, aunque sería más exagerada que la que estaba poniendo yo con eso de la incubadora. . - Imagino que le pareció raro. Anteia es la persona más maternal que conozco. Tiene tres hijos biológicos y diría que un montón de adoptivos. Piensa que es un futuro crío, o cría, no un bollo que puedes sacar para meter al horno. Supongo que lo dices por no encontrarte muy bien, ¿no? pero eso se acabará solucionando. - no sabía muy bien cómo podía ayudarla con eso. Para empezar no le ofrecí más cerveza, bebí yo otro trago.
- Ya, ya...si esa historia de los nombres "importantes" me la conozco. - comencé cuando respondió a lo de por qué se fijó en mí. Negué después, no iban por ahí los tiros. - Me refiero a por qué te has interesado en mí más allá de meterte en un grupo, ya fuesen renegados o Brigada. Podías haber formado parte del grupo y jamás haberte acercado a mí del modo en que nos hemos acercado. ¿Fue sólo por liderar a los renegados? ¿Te habría dado lo mismo que fuese otra persona que liderase otro grupo? - alguna vez se me había cruzado ese pensamiento por la cabeza, que tal vez se hubiese fijado más en la posición que en la persona. Aunque mi posición era bastante irrelevante comparada con la de cualquier Descendiente, así que tampoco tenía mucho sentido. Creí comprenderla con lo de no querer mostrarse vulnerable o no querer abrirse, de modo que me hizo querer ayudarla. - No tiene nada de malo que alguien con quien tienes confianza te vea en horas bajas. Ser siempre perfecto es sólo fachada, y además es imposible. No sé, yo no me avergüenzo si me ve mal alguien en quien confío. Significa que puedes mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de esto para afirmar su fuerza. - probablemente ella no confiase en nadie, excepto en sí misma. Tendría que poner de su parte si quería salir de su coraza alguna vez. La pregunta que me hizo ella no tenía nada que ver con lo que estábamos hablando. Me disgustó y aquello se notó en mi cara. Tardé en responder unos segundos, dando un trago antes de hablar. ¿Qué sabía ella de relaciones de pareja si ni siquiera era capaz de tener amigos? Lo más parecido que tenía a eso era yo. Evité mirarla, posando la vista al frente pero sin estar fijándome en nada realmente.
- Le hice daño. Y cuando algo se rompe, ya no se puede reparar. Incluso si no hubiese pasado nada, aunque no nos hubiese visto besándonos...habría acabado mal de nuevo, estropeándolo más. Creo que ya te lo dije. No sirvo para relaciones de pareja de las que la gente considera normales. - guardé silencio algunos segundos más tras aquello, escuchando a medias lo de los Pendragon. - Son buenos guerreros. No dudaron en darlo todo por alcanzar el objetivo de la misión. Y una de ellos compartió sus pociones conmigo. - señalé con la cabeza a Shyvanna, que acababa de hacer su aparición y estaba espectacular en aquel vestido rojo. - Ella vino al hospital, parece simpática y es bastante abierta.
Tras despedirme de ella retomé la conversación de temas privados con Victorya, aprovechando que estábamos cerca de la zona de bebidas y que no había demasiada gente alrededor. - Por dónde íbamos... - me acabé lo que me quedaba de cerveza, cogiendo otra jarra de las que ofrecían. Con lo de ir a por el segundo había sido tan directa que no tuve más remedio que pillar a lo que se refería. - Claro, sólo que ahora sería sin sorpresas. - bromeé antes de extrañarme por lo de Anteia, no tenía ni idea de que hubiese ido a verla otra vez. - ¿Con el psicólogo? ¿por qué dijo eso? - conforme me fue explicando empecé a comprender un poco la cara que habría puesto Anteia, aunque sería más exagerada que la que estaba poniendo yo con eso de la incubadora. . - Imagino que le pareció raro. Anteia es la persona más maternal que conozco. Tiene tres hijos biológicos y diría que un montón de adoptivos. Piensa que es un futuro crío, o cría, no un bollo que puedes sacar para meter al horno. Supongo que lo dices por no encontrarte muy bien, ¿no? pero eso se acabará solucionando. - no sabía muy bien cómo podía ayudarla con eso. Para empezar no le ofrecí más cerveza, bebí yo otro trago.
- Ya, ya...si esa historia de los nombres "importantes" me la conozco. - comencé cuando respondió a lo de por qué se fijó en mí. Negué después, no iban por ahí los tiros. - Me refiero a por qué te has interesado en mí más allá de meterte en un grupo, ya fuesen renegados o Brigada. Podías haber formado parte del grupo y jamás haberte acercado a mí del modo en que nos hemos acercado. ¿Fue sólo por liderar a los renegados? ¿Te habría dado lo mismo que fuese otra persona que liderase otro grupo? - alguna vez se me había cruzado ese pensamiento por la cabeza, que tal vez se hubiese fijado más en la posición que en la persona. Aunque mi posición era bastante irrelevante comparada con la de cualquier Descendiente, así que tampoco tenía mucho sentido. Creí comprenderla con lo de no querer mostrarse vulnerable o no querer abrirse, de modo que me hizo querer ayudarla. - No tiene nada de malo que alguien con quien tienes confianza te vea en horas bajas. Ser siempre perfecto es sólo fachada, y además es imposible. No sé, yo no me avergüenzo si me ve mal alguien en quien confío. Significa que puedes mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de esto para afirmar su fuerza. - probablemente ella no confiase en nadie, excepto en sí misma. Tendría que poner de su parte si quería salir de su coraza alguna vez. La pregunta que me hizo ella no tenía nada que ver con lo que estábamos hablando. Me disgustó y aquello se notó en mi cara. Tardé en responder unos segundos, dando un trago antes de hablar. ¿Qué sabía ella de relaciones de pareja si ni siquiera era capaz de tener amigos? Lo más parecido que tenía a eso era yo. Evité mirarla, posando la vista al frente pero sin estar fijándome en nada realmente.
- Le hice daño. Y cuando algo se rompe, ya no se puede reparar. Incluso si no hubiese pasado nada, aunque no nos hubiese visto besándonos...habría acabado mal de nuevo, estropeándolo más. Creo que ya te lo dije. No sirvo para relaciones de pareja de las que la gente considera normales. - guardé silencio algunos segundos más tras aquello, escuchando a medias lo de los Pendragon. - Son buenos guerreros. No dudaron en darlo todo por alcanzar el objetivo de la misión. Y una de ellos compartió sus pociones conmigo. - señalé con la cabeza a Shyvanna, que acababa de hacer su aparición y estaba espectacular en aquel vestido rojo. - Ella vino al hospital, parece simpática y es bastante abierta.
Victorya Blanc
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Soltó una carcajada por la manera que tenía el moreno de retomar la conversación y la bebida al mismo tiempo. Asintió a lo de no tener sorpresas, en realidad así era mejor y no tenían que pasar de nuevo por aquella situación. Claro que él decidió interesarse por lo de Anteia... Frustrada, respondió.- Estaba pasando por un mal momento previo a la misión. Quería bajar pero no podía. Podía ser útil y un estorbo. Solo quería saber si había manera de bajar sin el riesgo.- Murmuró, que ya no era un tema tan hondo en ella. No ahora que había pasado todo a segundo término ahora terminada la batalla contra SAM.
Hizo una mueca de extrañeza. Ahora no sabía a lo que se refería si esa no era la historia que quería. Menos mal que se explicó. Respiró profundo antes de responder, analizando bastante la situación.- Sabes que cuando no estoy evadiendo algo soy muy directa, así que espero no decepcionarte. Hay algo erótico en el poder, me atrae en cierta manera. Creo que es la confianza que destila la persona, la seguridad quizás. Eso te sobra cuando la situación lo amerita. No lo veo como interés en el mal sentido, sino quizás como una preferencia. Yo no soy una mujer blanda, tampoco lo quiero en un hombre. Y no. No habría dado lo mismo. Me intereso por ti. ¿Por ahí iba tu pregunta?- Finalizó, esperando a ver si aquello respondía a su pregunta o si le hacía falta un poco más de contexto. Sin más, comenzó a responderle de nuevo en tanto a lo de abrirse, recordando bien la vez que aquel androide con su cara volvió al Castillo Black después de no saber nada de Johan en un periodo.- ¿Recuerdas cuando SAM estuvo en el Castillo Black? Me encontró a mi primero deambulando por los alrededores. Llegó hasta mi con una cara de enorme sufrimiento y cayó de rodillas frente a mi, roto y deshecho, declarándose inútil y rindiéndose. Pidiéndome ayuda. Cada vez que intento bajar las defensas me recuerda a eso. Esa imagen de todo lo que no eres. No quiero estar vulnerable, no quiero dejar de ser quien soy. No quiero que nadie vea la derrota en mis ojos como la vi en los suyos.
Vio al instante que la pregunta que ella planteaba no había sido bien recibida. Se le notó claramente el enfado y aunque no le gustaba verlo así, era algo que tenía mucho queriendo preguntar. Ya se había metido antes en su relación de peores maneras, una pregunta no afectaría en nada. Dejó que el silencio se extendiera un momento entre ellos. No había mucho que decir, pero en realidad le quitaba un poco de peso de los hombros que quizás iba a parar a los de él.- Lo siento. Tenía que preguntarlo.- Les había dado su espacio después de aquel beso. Al volver, él le había dicho que no quería que se alejara. La relación entre ellos había quedado establecida en un gran impasse en el que ambos estaban algo cómodos.
Dejó unos segundos más después de escuchar sus opiniones sobre los Pendragon. Le contrariaba que él la encontrara simpática, porque no les conocía de primera mano pero había escuchado cosas. Le hubiera gustado poderles evaluar en la misión...- Dicen que son poderosos. Más que cualquiera aquí. Cuando el poder se concentra y se encuentra con la ambición y la frivolidad, las cosas no salen bien para el mundo.- Filosofó mientras veía a la rubia hacer suya la fiesta. La amenaza tenía una linda sonrisa y le gustaba bailar.
Hizo una mueca de extrañeza. Ahora no sabía a lo que se refería si esa no era la historia que quería. Menos mal que se explicó. Respiró profundo antes de responder, analizando bastante la situación.- Sabes que cuando no estoy evadiendo algo soy muy directa, así que espero no decepcionarte. Hay algo erótico en el poder, me atrae en cierta manera. Creo que es la confianza que destila la persona, la seguridad quizás. Eso te sobra cuando la situación lo amerita. No lo veo como interés en el mal sentido, sino quizás como una preferencia. Yo no soy una mujer blanda, tampoco lo quiero en un hombre. Y no. No habría dado lo mismo. Me intereso por ti. ¿Por ahí iba tu pregunta?- Finalizó, esperando a ver si aquello respondía a su pregunta o si le hacía falta un poco más de contexto. Sin más, comenzó a responderle de nuevo en tanto a lo de abrirse, recordando bien la vez que aquel androide con su cara volvió al Castillo Black después de no saber nada de Johan en un periodo.- ¿Recuerdas cuando SAM estuvo en el Castillo Black? Me encontró a mi primero deambulando por los alrededores. Llegó hasta mi con una cara de enorme sufrimiento y cayó de rodillas frente a mi, roto y deshecho, declarándose inútil y rindiéndose. Pidiéndome ayuda. Cada vez que intento bajar las defensas me recuerda a eso. Esa imagen de todo lo que no eres. No quiero estar vulnerable, no quiero dejar de ser quien soy. No quiero que nadie vea la derrota en mis ojos como la vi en los suyos.
Vio al instante que la pregunta que ella planteaba no había sido bien recibida. Se le notó claramente el enfado y aunque no le gustaba verlo así, era algo que tenía mucho queriendo preguntar. Ya se había metido antes en su relación de peores maneras, una pregunta no afectaría en nada. Dejó que el silencio se extendiera un momento entre ellos. No había mucho que decir, pero en realidad le quitaba un poco de peso de los hombros que quizás iba a parar a los de él.- Lo siento. Tenía que preguntarlo.- Les había dado su espacio después de aquel beso. Al volver, él le había dicho que no quería que se alejara. La relación entre ellos había quedado establecida en un gran impasse en el que ambos estaban algo cómodos.
Dejó unos segundos más después de escuchar sus opiniones sobre los Pendragon. Le contrariaba que él la encontrara simpática, porque no les conocía de primera mano pero había escuchado cosas. Le hubiera gustado poderles evaluar en la misión...- Dicen que son poderosos. Más que cualquiera aquí. Cuando el poder se concentra y se encuentra con la ambición y la frivolidad, las cosas no salen bien para el mundo.- Filosofó mientras veía a la rubia hacer suya la fiesta. La amenaza tenía una linda sonrisa y le gustaba bailar.
Zaphira Eire
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Durante la misión no había bajado a tierra por el peligro que aquello entrañaba para la pequeña vida en mi vientre, sin embargo no me quedé esperando en casa a ver si se me caía el techo encima, me había puesto mi armadura y había salido a ayudar a la guardia evacuando a los ciudadanos y refugiados a los distintos lugares seguros durante el poco tiempo que duró el ataque, después de eso la isla volvió a emerger, volvió a ser un lugar seguro, tanto que incluso se dieron el lujo de hacer una fiesta... otra más. No me gustaba hacer vida social así que no asistí como invitada sinó como miembro de la guardia por lo que mi armadura era mi atuendo para la ocasión.
Volé hasta la plaza central donde ya se habían reunido todos, demasiada gente, comida, bebida... muchos olores que me revolvían el estómago pero por suerte había aprendido de alguna forma a controlar mis nauseas, más por cabezonería que otra cosa. Di una pequeña vuelta observando el panorama y de nuevo esa sensación, esa llamada que me revolvía el odio desde dentro, los Pendragon estaban en la fiesta.
"Deberías simplemente dejarte llevar, sería más fácil" Dijo Maera desde mi interior y mi gesto de enfado se hizo mucho más pronunciado, ella lo sabía, sabía que los odiaba por la guerra del pasado, por la muerte de uno de los descendientes de Merlín, por haber manchado mis manos con su sangre "Cállate y haz tu trabajo" dije para mi misma mientras empezaba mi guardia, caminando lentamente localizando a unos y otros, entre ellos Khaled que parecía ocupado.
Volé hasta la plaza central donde ya se habían reunido todos, demasiada gente, comida, bebida... muchos olores que me revolvían el estómago pero por suerte había aprendido de alguna forma a controlar mis nauseas, más por cabezonería que otra cosa. Di una pequeña vuelta observando el panorama y de nuevo esa sensación, esa llamada que me revolvía el odio desde dentro, los Pendragon estaban en la fiesta.
"Deberías simplemente dejarte llevar, sería más fácil" Dijo Maera desde mi interior y mi gesto de enfado se hizo mucho más pronunciado, ella lo sabía, sabía que los odiaba por la guerra del pasado, por la muerte de uno de los descendientes de Merlín, por haber manchado mis manos con su sangre "Cállate y haz tu trabajo" dije para mi misma mientras empezaba mi guardia, caminando lentamente localizando a unos y otros, entre ellos Khaled que parecía ocupado.
Thoren Tolstoi
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Tenía ganas de hacer una llegada triunfal a la fiesta, así que aterricé en el suelo en forma humana después alcanzar la plaza volando en mi forma de animago de lechuza blanca. Hinqué la rodilla en el suelo como si se tratase de una entrada de superhéroe, poniéndome después en pie mientras me recolocaba una elegante capa negra con pellejo en la parte de arriba (pellejo falso, por animal friendly). - Toda esta fiesta para los vencedorres. - sonreí orgulloso mientras avanzaba entre la gente, aunque me parecía que aún no estaban suficientemente borrachos. Pensaba que llegando algo tarde ya estaría la cosa desmadrada, pero no. Ni siquiera estaba Aldaron, lo cual me decepcionaba y le quitaba puntos como fiestero mayor del reino. Tampoco estaba Yaroslav, que a saber dónde se metía. Sí que localicé a Johan, hablando con la mujer espía malvada, y también a la muchacha Knox, a la que saludé gritando y alzando la mano desde lejos.
- ¡AZAHAR! ¡FELICIDADES!- no estaba claro por qué le decía felicidades, pero podía entenderse como que le felicitaba la victoria.
El caso es que esperaba encontrarme por allí con Shyvanna, que era el ligue de misión con el que había quedado hacia algunos días. Por allí había mujeres bellas, pero la Pendragon destacaba. Camine hacia ella erguido y con paso decidido, apartando sutilmente a Markus porque lo quería fuera de ahí. - Buenas noches, belleza Pendrragonia. Teníamos una cita pendiente, si mal no recuerdo. - la tomé de la mano, haciéndola dar una vuelta para verla entera. - ¿No estabais hablando de nada interresante, verdad? - tenían que decir que no, porque yo no tenía nada que decirle al Descendiente raro. - ¡No veo vodka por aquí, sólo bebidas flojuchas y adulteradas! ve a buscarnos algo, Marrkus. - aunque enseguida cambié de idea, mirándolo con los ojos entornados. No, mejor no, que seguro que nos envenenaba. - Nah, da igual.
- ¡AZAHAR! ¡FELICIDADES!- no estaba claro por qué le decía felicidades, pero podía entenderse como que le felicitaba la victoria.
El caso es que esperaba encontrarme por allí con Shyvanna, que era el ligue de misión con el que había quedado hacia algunos días. Por allí había mujeres bellas, pero la Pendragon destacaba. Camine hacia ella erguido y con paso decidido, apartando sutilmente a Markus porque lo quería fuera de ahí. - Buenas noches, belleza Pendrragonia. Teníamos una cita pendiente, si mal no recuerdo. - la tomé de la mano, haciéndola dar una vuelta para verla entera. - ¿No estabais hablando de nada interresante, verdad? - tenían que decir que no, porque yo no tenía nada que decirle al Descendiente raro. - ¡No veo vodka por aquí, sólo bebidas flojuchas y adulteradas! ve a buscarnos algo, Marrkus. - aunque enseguida cambié de idea, mirándolo con los ojos entornados. No, mejor no, que seguro que nos envenenaba. - Nah, da igual.
Johan Black
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Poniéndome en su lugar podía estar seguro de que a mí también me habría fastidiado no poder bajar a la misión por cualquier motivo, pero en su caso no quedaba otra que resignarse. Puse especial atención cuando comenzó a explicarme por qué se había acercado más a mí al conocernos, sorprendiéndome en cierto modo que viese como alguien con poder y que fuese eso lo que la atrajese. Ninguno controlábamos lo que nos atraía de otras personas, aunque aquello podía significar que sólo le interesaba esa faceta mía. - Sí, mi pregunta iba por ahí, pero...no soy sólo eso. Acabar de líder de la Resistencia fue algo accidental, alguien tenía que encargarse de organizar la lucha contra el Ministerio y a la vez contra el Ejército, de mantener un lugar seguro para los de nuestro grupo. He tenido que hacerme fuerte y "resistente" en el sentido más amplio de la palabra por pura necesidad. Eso no significa que no pueda tener mis momentos de debilidad. Incluso a veces he querido mandarlo todo a la mierda. ¿Soy peor por eso? - cuestioné alzando ambas cejas, bebiendo otro trago de cerveza tras hacer un gesto afirmativo a lo de mi clon androide en el castillo de los Black. Sentí un escalofrío al recordar aquel tiempo en el que estuve encerrado en aquel lugar, cuando me dieron por muerto. Le sostuve la mirada un tanto serio, no vería derrota en mis ojos, sino certeza.
- Ya lo capto. Ninguno somos imbatibles, Victorya. Ni tú ni yo. Cuanto antes lo aceptes menos decepciones te llevarás y mejor concepto tendrás de ti misma aunque falles o cometas errores. - de sus palabras saqué algo en claro, que no podría contar con ella si alguna vez estaba en un mal momento. Simplemente no le gustaba ver ese tipo de cosas, en ella ni en nadie. Tal vez por eso evitase ir al hospital a visitarme, o evitase ir ella misma, o le molestase tanto cuando la acompañé el día que se encontraba mal. - Al menos has sido sincera conmigo. Es un paso. - reconocí encogiéndome levemente de hombros, valorando que por fin me hablase sin misterios. Negué con la cabeza cuando me dijo ese lo siento por la pregunta de Josephine, dejándolo pasar porque no iba a tratar ese tema a no ser que fuese necesario. ¿Qué más podía decir?
Seguí con los pensamientos en ese asunto, al menos a medias, porque mientras tanto nos dedicábamos a comentar el asunto Pendragon. Podía creerme que fuesen ambiciosos, y desde luego que eran poderosos con ese ejército de dragones. - Hay rumores sobre ellos. No los conozco y no sé si son ciertos. Espero que no sea verdad que son afines a los Blood Keepers, porque bastante costó debilitarlos y casi hacerlos desaparecer. ¿Qué me dices, quieres que vayamos a preguntar a Shyvanna o deberíamos emborracharnos primero? Bueno, tú no...
- Ya lo capto. Ninguno somos imbatibles, Victorya. Ni tú ni yo. Cuanto antes lo aceptes menos decepciones te llevarás y mejor concepto tendrás de ti misma aunque falles o cometas errores. - de sus palabras saqué algo en claro, que no podría contar con ella si alguna vez estaba en un mal momento. Simplemente no le gustaba ver ese tipo de cosas, en ella ni en nadie. Tal vez por eso evitase ir al hospital a visitarme, o evitase ir ella misma, o le molestase tanto cuando la acompañé el día que se encontraba mal. - Al menos has sido sincera conmigo. Es un paso. - reconocí encogiéndome levemente de hombros, valorando que por fin me hablase sin misterios. Negué con la cabeza cuando me dijo ese lo siento por la pregunta de Josephine, dejándolo pasar porque no iba a tratar ese tema a no ser que fuese necesario. ¿Qué más podía decir?
Seguí con los pensamientos en ese asunto, al menos a medias, porque mientras tanto nos dedicábamos a comentar el asunto Pendragon. Podía creerme que fuesen ambiciosos, y desde luego que eran poderosos con ese ejército de dragones. - Hay rumores sobre ellos. No los conozco y no sé si son ciertos. Espero que no sea verdad que son afines a los Blood Keepers, porque bastante costó debilitarlos y casi hacerlos desaparecer. ¿Qué me dices, quieres que vayamos a preguntar a Shyvanna o deberíamos emborracharnos primero? Bueno, tú no...
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