Recuerdo del primer mensaje :
Es la antesala al edificio de Reuniones Generales y Cónclaves del Consejo de los 20.
Entendía bien su frustración y desgaste. No le iba a sorprender si en los próximos días comenzara a deprimirse. Iba por fin a poder bajar la guardia, aunque fuera un poco, y la falta de rumbo podría hacerle bastante difícil el tránsito si era que la guerra por fin estaba finalizada.- Solo espero que este logro sobre la máquina también sea sobre la Alianza.- No veía a Éamon estrechando lazos con los mágicos. No creía que reconociera su parte de la culpa en todo lo que ocurrió.
No le encantó que dijera que sus poderes estaban descontrolados, pero lo dejó pasar porque verlo feo de nuevo le iba a sacar canas a su cabello tan negro, abundante y brillante.- Tengo que poder, Johan.- Explicó únicamente cuando terminó de decirle aquellas cosas. Los bebés eran tan frágiles y los niños se traumaban con facilidad y terminaban como esclavos de la Alianza. Soltó una carcajada genuina ante lo de los carnets, porque claramente se le habían acabado a quien los repartiera cuando llegó con su familia. Por su parte, la preocupación ya le decía que iba un poco encaminada y en la dirección correcta. Tenía demasiadas cosas que pensar. Terminó mirando en dirección al moreno con una media sonrisa.- Ya me dijeron que no hay incubadoras, pero ¿los mágicos no tienen algún hechizo para que te toquen a ti al menos los achaques? - Si pudiera, le pasaría el bebé completo, pero algo era algo. Asintió, afirmando que sería niño la criatura que llevaba dentro, encogiéndose suavemente de hombros a lo de saberlo.- Algunos días antes de la misión. No quise distraerte, perdona. Todo está bien, no hay de que preocuparse.- Aquello era verdad, aunque ahora no encontraba el razonamiento que le había hecho detenerse de contarle. Dejó que tocara su vientre aunque sintiéndose un poco incómoda y con muchas ganas de reírse por la escena. Se le hacía comiquísimo verse envuelta en toda aquella situación.
Thalos no me molesta. Él te cambia por Erika cada que quiere, así que háganse compañía ahora que ella también está embarazada.- No se veía haciéndose amiga de ella, por lo intensa que parecía, pero le agradaba. Ponía en su lugar a Thalos bastante bien.- Claro... porque siempre se me ha dado bien conversar. Mejor bebo por ti.- La cerveza tampoco se le daba. Miró alrededor. La verdad era que ningún grupo le atraía.- Veamos, está el traidor que se tira a la Pendragon, los soul reapers por allá, los descendientes, aunque de esos hay demasiados... Hmmm, vamos, me presentarás a tu compañera. Necesito verla de cerca.- Dijo, jalándolo del brazo para que se alejara de la barra. Ya se imaginaba que él no querría, pero la rubia le daba curiosidad malsana. Que ellos se pelearan si querían, pero ellas hablarían. Lastima que se habían puesto a bailar en ese preciso instante. Demasiado tarde. Volvió a girar el rostro buscando víctimas.- Que curioso que no hay nadie de la Brigada. Creí que más de uno ya había salido del hospital.- Murmuró, fijándose a lo lejos en una criatura que trataba de salir de entre los pies de la gente.- Ni hablar, tendremos que buscar información de la rubia de otra fuente. Vamos con los Descendientes. Escoge una víctima.- Murmuró, comenzando a acercarse a la mesa. Giordano era una opción, pero nadie sería objetivo al respecto. Quizás Markus, pero era un genio loco. Sin embargo, terminó cerca de la extraña y pequeña criatura que le recordaba a... no tenía ni idea de a qué. Parecía que lo pisarían en cualquier momento.- ¿Y esas cosas qué son? - Preguntó a Johan en voz baja.
No le encantó que dijera que sus poderes estaban descontrolados, pero lo dejó pasar porque verlo feo de nuevo le iba a sacar canas a su cabello tan negro, abundante y brillante.- Tengo que poder, Johan.- Explicó únicamente cuando terminó de decirle aquellas cosas. Los bebés eran tan frágiles y los niños se traumaban con facilidad y terminaban como esclavos de la Alianza. Soltó una carcajada genuina ante lo de los carnets, porque claramente se le habían acabado a quien los repartiera cuando llegó con su familia. Por su parte, la preocupación ya le decía que iba un poco encaminada y en la dirección correcta. Tenía demasiadas cosas que pensar. Terminó mirando en dirección al moreno con una media sonrisa.- Ya me dijeron que no hay incubadoras, pero ¿los mágicos no tienen algún hechizo para que te toquen a ti al menos los achaques? - Si pudiera, le pasaría el bebé completo, pero algo era algo. Asintió, afirmando que sería niño la criatura que llevaba dentro, encogiéndose suavemente de hombros a lo de saberlo.- Algunos días antes de la misión. No quise distraerte, perdona. Todo está bien, no hay de que preocuparse.- Aquello era verdad, aunque ahora no encontraba el razonamiento que le había hecho detenerse de contarle. Dejó que tocara su vientre aunque sintiéndose un poco incómoda y con muchas ganas de reírse por la escena. Se le hacía comiquísimo verse envuelta en toda aquella situación.
Thalos no me molesta. Él te cambia por Erika cada que quiere, así que háganse compañía ahora que ella también está embarazada.- No se veía haciéndose amiga de ella, por lo intensa que parecía, pero le agradaba. Ponía en su lugar a Thalos bastante bien.- Claro... porque siempre se me ha dado bien conversar. Mejor bebo por ti.- La cerveza tampoco se le daba. Miró alrededor. La verdad era que ningún grupo le atraía.- Veamos, está el traidor que se tira a la Pendragon, los soul reapers por allá, los descendientes, aunque de esos hay demasiados... Hmmm, vamos, me presentarás a tu compañera. Necesito verla de cerca.- Dijo, jalándolo del brazo para que se alejara de la barra. Ya se imaginaba que él no querría, pero la rubia le daba curiosidad malsana. Que ellos se pelearan si querían, pero ellas hablarían. Lastima que se habían puesto a bailar en ese preciso instante. Demasiado tarde. Volvió a girar el rostro buscando víctimas.- Que curioso que no hay nadie de la Brigada. Creí que más de uno ya había salido del hospital.- Murmuró, fijándose a lo lejos en una criatura que trataba de salir de entre los pies de la gente.- Ni hablar, tendremos que buscar información de la rubia de otra fuente. Vamos con los Descendientes. Escoge una víctima.- Murmuró, comenzando a acercarse a la mesa. Giordano era una opción, pero nadie sería objetivo al respecto. Quizás Markus, pero era un genio loco. Sin embargo, terminó cerca de la extraña y pequeña criatura que le recordaba a... no tenía ni idea de a qué. Parecía que lo pisarían en cualquier momento.- ¿Y esas cosas qué son? - Preguntó a Johan en voz baja.
Le había tocado un hombre de calidad. Lo sabía en cada detalle y capricho que le cumplía. El vivir en su casa no era en sí un capricho, sino una preferencia muy arraigada a su corazón y casi parecía que a él no le importaba. Había tenido tantísima suerte que le costaba mucho pensar que todo aquello había iniciado, justamente, en un baile como ese. Un baile que inició retorcido por las manipulaciones de los Pendragon, pero que terminó llevándolos a ambos a unir sus destinos después de tan solo algunas palabras y un poco de baile. Recibió el beso en la frente con una suave sonrisa y un nuevo suspiro, exhalando amor.
Los fuegos artificiales les distrajeron de los temas escabrosos mientras negaba a lo de querer ir a la fiesta de los Pendragon. Dejaría aquella lección para otro día, porque no parecía entender que había una línea muy muy delgada entre lo que era apropiado en ese momento. Debían ser corteses, aunque fuera de manera aparente, porque de lo contrario no podrían salir bien librados del periodo de prueba. Menos mal que todo el circo de Giordano había divertido a Vishous, pues cuando regresó parecían muy colegas y claramente no lo había dejado en mala compañía. Esperaba que no fuera solo porque uno estaba evitando que el otro muriera explotando en el espacio. Suspiró aliviada cuando vio al italiano descender hasta el suelo tras beberse la poción de golpe. No sabía cuanto veneno había recibido así que no sabía si una dosis sería suficiente. Menos mal que así fue. Mientras contaba el relato, su impresión iba a mayores.- ¿En el bosque? ¿Una colonia entera? ¿Explotarlos? ¡¿Horas?! - Menos mal que estaba bien. Se sorprendió bastante cuando comenzó a hablar de la Brigada de manera desesperada, gritando porque no estaban. Nunca comprendería a su querido compañero, pero lo llevaba en el corazón, por lo cual recibió con mucho gusto sus agradecimientos. Antes de terminar de ver los fuegos artificiales. Dejó que se adelantara, pues ella lo seguiría en un instante.- Muchas gracias por tu ayuda.- Susurró, tomándose ahora ella de su brazo del Teniente e instándole a caminar hacia la mesa donde sus compañeros estaban. Él seguro querría ir a ver a su hermana y ella... ella se deshizo en amor cuando vio a Sayid de pie junto a la hermana de su prometido.
Apuró un poco a Vishous para llegar pronto con sus compañeros.- ¡Hola, queridos! ¿Qué hacen todos agazapados en la mesa? ¡No me digan que tendré que arrastrarlos a la pista para que bailen un poco! - Bromeó mientras se plantaba junto a Arleen y Sayid, acercándose a su compañero Descendiente con amor antes de rodearle el cuello con todo el cuidado del mundo y dejarle un beso a la par del abrazo.- Cariño, que susto me haz metido. Me hace muy feliz verte aquí.- Suspiró, bajando una de sus manos al corazón del contrario, mientras buscaba en sus ojos cualquier signo de dolor, solo para asegurarse de que todo estuviera en orden. Cuando corroboró, tras unos segundos, se separó de él en un suspiro y una sonrisa para abrazar al resto de sus compañeros. Dio un beso y un apapacho fuerte a cada uno, con extra de cariño para Matvey, al que recientemente había recuperado de aquella muerte falsa, y a Lucio porque tenía con él un cariño especial, y a Sean porque le nacía del alma. Y a Markus porque era entrañable, y así a cada uno de los presentes. Después de la ronda de cariño repartida, volvió junto a Vishous con más energía y felicidad que antes, colgándose de su brazo con una sonrisa. Ni siquiera el cambio de música tan contrastante le desapareció la alegría. Alzó entonces un poco la voz para llamar la atención de sus compañeros tras aclararse un poco la garganta.- ¿Conocen al Teniente Royden? Creo que desde ahora lo veremos cada vez más seguido gracias a que es uno de los hermanos mayores de nuestra adorada Arleen. Es Teniente de la Guardia de Ouroboros y estamos celebrando que acaban de aceptarle un ascenso repentino. Ahora sus obligaciones no solo incluyen la protección de Ouroboros y el servicio dedicado que siempre ha otorgado. Ahora es también... mi prometido.- Dijo con una gran sonrisa. No quería acaparar la conversación, pero tenía la sensación de que su Teniente pensaba que ella estaba escondiendo, de alguna manera, la relación entre ellos. Decidió decírselo a todos antes de que alguno se le fuera. Que los 20 se juntaran era casi imposible y mejor aprovechar que había varios. Le hubiera gustado hacer una fiesta de compromiso, presentarlo personalmente con cada una de sus amistades, pero no estaba dispuesta a verle más aquella cara de decepción cuando pusiera distancia entre ellos. Aquella pequeña presentación tendría que bastar, que aunque pequeña, tenía muchísimo significado para ella.
Los fuegos artificiales les distrajeron de los temas escabrosos mientras negaba a lo de querer ir a la fiesta de los Pendragon. Dejaría aquella lección para otro día, porque no parecía entender que había una línea muy muy delgada entre lo que era apropiado en ese momento. Debían ser corteses, aunque fuera de manera aparente, porque de lo contrario no podrían salir bien librados del periodo de prueba. Menos mal que todo el circo de Giordano había divertido a Vishous, pues cuando regresó parecían muy colegas y claramente no lo había dejado en mala compañía. Esperaba que no fuera solo porque uno estaba evitando que el otro muriera explotando en el espacio. Suspiró aliviada cuando vio al italiano descender hasta el suelo tras beberse la poción de golpe. No sabía cuanto veneno había recibido así que no sabía si una dosis sería suficiente. Menos mal que así fue. Mientras contaba el relato, su impresión iba a mayores.- ¿En el bosque? ¿Una colonia entera? ¿Explotarlos? ¡¿Horas?! - Menos mal que estaba bien. Se sorprendió bastante cuando comenzó a hablar de la Brigada de manera desesperada, gritando porque no estaban. Nunca comprendería a su querido compañero, pero lo llevaba en el corazón, por lo cual recibió con mucho gusto sus agradecimientos. Antes de terminar de ver los fuegos artificiales. Dejó que se adelantara, pues ella lo seguiría en un instante.- Muchas gracias por tu ayuda.- Susurró, tomándose ahora ella de su brazo del Teniente e instándole a caminar hacia la mesa donde sus compañeros estaban. Él seguro querría ir a ver a su hermana y ella... ella se deshizo en amor cuando vio a Sayid de pie junto a la hermana de su prometido.
Apuró un poco a Vishous para llegar pronto con sus compañeros.- ¡Hola, queridos! ¿Qué hacen todos agazapados en la mesa? ¡No me digan que tendré que arrastrarlos a la pista para que bailen un poco! - Bromeó mientras se plantaba junto a Arleen y Sayid, acercándose a su compañero Descendiente con amor antes de rodearle el cuello con todo el cuidado del mundo y dejarle un beso a la par del abrazo.- Cariño, que susto me haz metido. Me hace muy feliz verte aquí.- Suspiró, bajando una de sus manos al corazón del contrario, mientras buscaba en sus ojos cualquier signo de dolor, solo para asegurarse de que todo estuviera en orden. Cuando corroboró, tras unos segundos, se separó de él en un suspiro y una sonrisa para abrazar al resto de sus compañeros. Dio un beso y un apapacho fuerte a cada uno, con extra de cariño para Matvey, al que recientemente había recuperado de aquella muerte falsa, y a Lucio porque tenía con él un cariño especial, y a Sean porque le nacía del alma. Y a Markus porque era entrañable, y así a cada uno de los presentes. Después de la ronda de cariño repartida, volvió junto a Vishous con más energía y felicidad que antes, colgándose de su brazo con una sonrisa. Ni siquiera el cambio de música tan contrastante le desapareció la alegría. Alzó entonces un poco la voz para llamar la atención de sus compañeros tras aclararse un poco la garganta.- ¿Conocen al Teniente Royden? Creo que desde ahora lo veremos cada vez más seguido gracias a que es uno de los hermanos mayores de nuestra adorada Arleen. Es Teniente de la Guardia de Ouroboros y estamos celebrando que acaban de aceptarle un ascenso repentino. Ahora sus obligaciones no solo incluyen la protección de Ouroboros y el servicio dedicado que siempre ha otorgado. Ahora es también... mi prometido.- Dijo con una gran sonrisa. No quería acaparar la conversación, pero tenía la sensación de que su Teniente pensaba que ella estaba escondiendo, de alguna manera, la relación entre ellos. Decidió decírselo a todos antes de que alguno se le fuera. Que los 20 se juntaran era casi imposible y mejor aprovechar que había varios. Le hubiera gustado hacer una fiesta de compromiso, presentarlo personalmente con cada una de sus amistades, pero no estaba dispuesta a verle más aquella cara de decepción cuando pusiera distancia entre ellos. Aquella pequeña presentación tendría que bastar, que aunque pequeña, tenía muchísimo significado para ella.
La respuesta del peliblanco hizo que lo mirara con el ceño fruncido. ¿Cómo que defensora cursi? ¡Era un honor defender a los Descendientes! Vamos que lo había aprendido en la misión de Francia cuando había empujado al Descendiente Altaïr en una habitación para que pararan de golpearlo porque había perdido el control…Y había recibido el horroroso regaño y decepción de Sayid, esa brecha, esa herida que seguía ardiendo tanto tiempo después.
En su mesa, al menos tuvo algo de paz durante un tiempo y se concentró en su agua mientras mantenía una sonrisa amable aunque estuviese perdida en sus pensamientos, en ese bucle de teorías que la Pendragon sólo había avivado. ¿Situación? ¿Era la palabra que había usado? Cuando alzó la mirada la mujer se había alejado con el peliblanco y sus ojos se encontraron con el Descendiente Eire, forzó un poco más su sonrisa. Al menos él siempre había sido amable -Descendiente- Dijo incorporándose para hacer una leve reverencia.
-La Descendiente Le Fay dio un precioso discurso…- Dijo señalando hacia el techo con una sonrisa delicada -Pero…Se ha ido por…Asuntos personales- Mencionó sin saber muy bien cómo decirlo sin parecer cotilla. Al menos después de eso llegó Sayid, su corazón se relajó un poco al verlo sonreírle. Apretó su mano con suavidad y revisó su mirada, no pudo evitar la medimaga dentro de ella, bajó sus ojos por él fijándose en el bastón y supo que no se encontraba tan recuperado. Debía descansar, debía estar en cama. Alzó una mano y la apoyó en su torso con un gesto levemente sentido -Gracias- Le dijo, asintiendo con suavidad y sus mejillas ardieron porque le daba vergüenza devolverle el cumplido con tanta gente alrededor. Miró a Lucio con una sonrisa asintiendo con suavidad a aquello de delegar a los más capaces.
Y todo iba bien, Sayid le aportaba cierta calma…Hasta que llegó el Descendiente de Rasputin. Arleen alejó su mano de Sayid para esconder, ambas, detrás de su espalda y mantenerla erguida, aunque el sonrojo de sus mejillas murió para dar a una palidez ceniza. No le miró al rostro, se fijó en alguna parte de su torso. -Descendiente- Dijo haciendo una pequeña reverencia con la cabeza y después…Una mujer peliblanca se acercó que le daba mucho, mucho respeto y mantuvo la mirada baja. Después su atención se fijó en los fuegos artificiales y sonrió abiertamente al reconocer el barco. Ese precioso barco que había visto en el taller. Era precioso…Una obra de arte en sí misma, digno de Da Vinci. ¿Llegaría ella a ser capaz de hacer algo así? Bueno, para eso debía comprenderlo. Quería dar un paseo dentro, ver el mecanismo, pero… Respiró profundamente, calmando su mente, pero se mantuvo observando el cielo y aislándose de todo lo demás, permitiéndose olvidar sus pesados pensamientos.
Tras un rato, en el que las explosiones pasaron a formas, vio a Giordano acercarse a ella y su sonrisa se amplió sólo un poco. Tenían una conversación pendiente y, por alguna razón, pensaba que sería agridulce -Quiero los planos- Reconoció soltando una risita, quizás demasiado inconsciente de que estaba rodeado por medio Consejo y no le había saludado con el mismo tono neutral y de reverencia que a los demás. Alzó una mano y le limpió la ceniza de los hombros, tratando de que pareciera más decente. Le tendió incluso una servilleta y le hizo señas para que se limpiara un poco el cuello. Estaba hecho un desastre y eso casi le roba otra risa pero mantuvo la compostura porque luego llegó Sofía. Otra descendiente. Le dejó espacio para que saludara a Sayid sintiéndose algo agobiada de estar rodeada de gente tan importante de pronto y miró a Vishous con una sonrisa, que fue devuelta, y le tranquilizó. Se inclinó para coger su vaso de agua y bebió un par de tragos, no es que hubiese hablado mucho pero tenía la garganta seca. Al verla volver con Vishous, frunció suavemente el ceño al oír eso del ascenso -¿Por la misión?- Preguntó porque no estaba enterada pero luego de que lo aclarara no pudo evitar dibujar una sonrisa para ellos, tras eso miró a Sayid, manteniendo el gesto amable.
En su mesa, al menos tuvo algo de paz durante un tiempo y se concentró en su agua mientras mantenía una sonrisa amable aunque estuviese perdida en sus pensamientos, en ese bucle de teorías que la Pendragon sólo había avivado. ¿Situación? ¿Era la palabra que había usado? Cuando alzó la mirada la mujer se había alejado con el peliblanco y sus ojos se encontraron con el Descendiente Eire, forzó un poco más su sonrisa. Al menos él siempre había sido amable -Descendiente- Dijo incorporándose para hacer una leve reverencia.
-La Descendiente Le Fay dio un precioso discurso…- Dijo señalando hacia el techo con una sonrisa delicada -Pero…Se ha ido por…Asuntos personales- Mencionó sin saber muy bien cómo decirlo sin parecer cotilla. Al menos después de eso llegó Sayid, su corazón se relajó un poco al verlo sonreírle. Apretó su mano con suavidad y revisó su mirada, no pudo evitar la medimaga dentro de ella, bajó sus ojos por él fijándose en el bastón y supo que no se encontraba tan recuperado. Debía descansar, debía estar en cama. Alzó una mano y la apoyó en su torso con un gesto levemente sentido -Gracias- Le dijo, asintiendo con suavidad y sus mejillas ardieron porque le daba vergüenza devolverle el cumplido con tanta gente alrededor. Miró a Lucio con una sonrisa asintiendo con suavidad a aquello de delegar a los más capaces.
Y todo iba bien, Sayid le aportaba cierta calma…Hasta que llegó el Descendiente de Rasputin. Arleen alejó su mano de Sayid para esconder, ambas, detrás de su espalda y mantenerla erguida, aunque el sonrojo de sus mejillas murió para dar a una palidez ceniza. No le miró al rostro, se fijó en alguna parte de su torso. -Descendiente- Dijo haciendo una pequeña reverencia con la cabeza y después…Una mujer peliblanca se acercó que le daba mucho, mucho respeto y mantuvo la mirada baja. Después su atención se fijó en los fuegos artificiales y sonrió abiertamente al reconocer el barco. Ese precioso barco que había visto en el taller. Era precioso…Una obra de arte en sí misma, digno de Da Vinci. ¿Llegaría ella a ser capaz de hacer algo así? Bueno, para eso debía comprenderlo. Quería dar un paseo dentro, ver el mecanismo, pero… Respiró profundamente, calmando su mente, pero se mantuvo observando el cielo y aislándose de todo lo demás, permitiéndose olvidar sus pesados pensamientos.
Tras un rato, en el que las explosiones pasaron a formas, vio a Giordano acercarse a ella y su sonrisa se amplió sólo un poco. Tenían una conversación pendiente y, por alguna razón, pensaba que sería agridulce -Quiero los planos- Reconoció soltando una risita, quizás demasiado inconsciente de que estaba rodeado por medio Consejo y no le había saludado con el mismo tono neutral y de reverencia que a los demás. Alzó una mano y le limpió la ceniza de los hombros, tratando de que pareciera más decente. Le tendió incluso una servilleta y le hizo señas para que se limpiara un poco el cuello. Estaba hecho un desastre y eso casi le roba otra risa pero mantuvo la compostura porque luego llegó Sofía. Otra descendiente. Le dejó espacio para que saludara a Sayid sintiéndose algo agobiada de estar rodeada de gente tan importante de pronto y miró a Vishous con una sonrisa, que fue devuelta, y le tranquilizó. Se inclinó para coger su vaso de agua y bebió un par de tragos, no es que hubiese hablado mucho pero tenía la garganta seca. Al verla volver con Vishous, frunció suavemente el ceño al oír eso del ascenso -¿Por la misión?- Preguntó porque no estaba enterada pero luego de que lo aclarara no pudo evitar dibujar una sonrisa para ellos, tras eso miró a Sayid, manteniendo el gesto amable.
Savannah
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-Umm...No me suenas de nada, pero me gusta tu nombre. Khaled. Es como…Poderoso…- Dubitó Savannah a sabiendas de que el hombre estaba estudiándola de largo a largo, lo cierto es que no le importaba. No tenía nada que esconder ni se avergonzaba mucho de su vida. De sus errores sí pero desde que había hecho aquello con Jarkko…
No, mejor no pensar en eso.
Se reacomodó y bebió un par de tragos más de su cerveza. Asintió a aquello de las profecías -Y con el tiempo aprendes a interpretarlas como corresponde, pero se necesita practica- Mencionó la peliblanca suspirando. Adam le había dicho algo parecido. Era extraño hablar con gente que estuviera tan enterada del tema. Sin embargo, un escalofrío le recorrió cuando mencionó aquello de los seres eternos. Ella le miró con el ceño fruncido -Eso no me da buena espina- Lo de Jarkko no eran demonios pero si la brecha quedaba abierta...Su corazón se saltó un latido.
-Umm. Es posible es más un sí que un no…- Se cruzó de brazos, cogiendo la boca de la botella con dos dedos. Casi vacía. Asintió con suavidad cuando dijo que le iba a mostrar algo y cuando lo hizo, se le erizó la piel. No le gustaba nada aquel futuro. Es más, le dio una necesidad horrorosa de sacar a su gente de la isla. Definitivamente, no quería que se quedaran allí si estaban condenados pero, mientras estuvieran, le ayudarían -¿Se lo has dicho al Consejo?- Preguntó con curiosidad.
Los fuegos artificiales llamaron su atención porque nublaron brevemente sus sentidos. El sonido era demasiado fuerte, el olor penetrante y la luz ligeramente molesta. Gruñó, bajo. Las palabras de Khaled le hicieron sonreír de lado, así que ese era el lobo que había escuchado -Lo oí ayer. ¿Se encuentra bien? ¿Cómo está recuperándose? - Inquirió -¿Dónde puedo encontrarlo?
No, mejor no pensar en eso.
Se reacomodó y bebió un par de tragos más de su cerveza. Asintió a aquello de las profecías -Y con el tiempo aprendes a interpretarlas como corresponde, pero se necesita practica- Mencionó la peliblanca suspirando. Adam le había dicho algo parecido. Era extraño hablar con gente que estuviera tan enterada del tema. Sin embargo, un escalofrío le recorrió cuando mencionó aquello de los seres eternos. Ella le miró con el ceño fruncido -Eso no me da buena espina- Lo de Jarkko no eran demonios pero si la brecha quedaba abierta...Su corazón se saltó un latido.
-Umm. Es posible es más un sí que un no…- Se cruzó de brazos, cogiendo la boca de la botella con dos dedos. Casi vacía. Asintió con suavidad cuando dijo que le iba a mostrar algo y cuando lo hizo, se le erizó la piel. No le gustaba nada aquel futuro. Es más, le dio una necesidad horrorosa de sacar a su gente de la isla. Definitivamente, no quería que se quedaran allí si estaban condenados pero, mientras estuvieran, le ayudarían -¿Se lo has dicho al Consejo?- Preguntó con curiosidad.
Los fuegos artificiales llamaron su atención porque nublaron brevemente sus sentidos. El sonido era demasiado fuerte, el olor penetrante y la luz ligeramente molesta. Gruñó, bajo. Las palabras de Khaled le hicieron sonreír de lado, así que ese era el lobo que había escuchado -Lo oí ayer. ¿Se encuentra bien? ¿Cómo está recuperándose? - Inquirió -¿Dónde puedo encontrarlo?
Shyvanna Pendragon
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No detuvo la carcajada que acompañó la de Thoren cuando le soltó aquello de defensora cursi a la castaña. La pregunta llegó directamente y Shyvanna negó con la cabeza, sonriendo de lado -Eso tienes que ganártelo, querido… La ceremonia la haremos en el castillo de Ouroboros, pero eso no quita que sea tan grandiosa como debería. Como nos merecemos, tú y yo- Murmuró acercándose a él cuando dijo aquello de los Descendientes, dirigió la vista hacia allí y luego hacia Thoren con el ceño levemente fruncido -¿Sabes que mi familia está optando por un cargo entre los Descendénticos, no?- Le preguntó por si creía que ella era asi de bella y poderosa porque había nacido en alguna familia de baja nobleza.
Los dedos de la rubia acariciaron el peluche -ecológico- del abrigo de Thoren cuando sintió sus manos deslizarse por su cuerpo. Le robó un ronroneó y una sonrisa pícara hasta que oyó un leve gruñido de advertencia de Artamir, que no estaba muy lejos de ella pero dejándole su espacio. Shyvanna volvió la mirada hacia el dragón que la miró seriamente. No era que se metiera en sus asuntos generalmente, pero en ese momento era la única representante del linaje Pendragon y tenía que comportarse un poco así que cogió las manos de Thoren y las subió un poco -Podrás disfrutar de todo esto en unas horas- Le susurró sobre los labios antes de robarle un beso suave.
Lo de la barbacoa la hizo reír un poco -Y todos dicen que quise matarla… Estaba jugando- Se quejó, abiertamente, para defender su decisión con una risita. La respuesta del Teniente hizo que le destellaran los ojos con desafío. Ummm...Lo que le ponía ese hombre. Lo quería en su cama. Parpadeó ante al fuerza del golpe de las copas pensando que eran de calidad porque sino se habrían roto y movió la mano para evitar manchar su vestido pero luego de eso bebió -¡Nasdrovia!- Dijo con efusividad pero no tan alto como Thoren. Madre mía, es que tenía un vozarrón. Quería que gritara su nombre. Sí…Que todo el castillo temblara hasta los cimientos mientras gemía por ella. Los fuegos artificiales fueron hermosos y sonrió al ver a Giordano volando pero…No buscó su mirada, no buscó nada de él porque se había prometido no darle más problemas así que con un regusto raro en el cuerpo miró a Thoren cuando empezó a hablar. Volvió la vista hacia Allen, sus ojos brillantes de interés, por supuesto pero un gruñido bajo. Otro. De advertencia y Shyvanna volvió la vista hacia Artamir con el ceño fruncido y cuando el dragón se tocó la nariz en un gesto poco sutil entendió que no debía ser mago. El aroma, algo que ella no percibía pero él sí. Tanto el de ella misma, el de su excitación...Como el de la raza del licántropo o feral -Enhorabuena. Todos nos lo merecemos- Dijo moviendo su copa hacia él en un brindis al aire, pero sus ojos se habían apagado. Había limites en su familia que no podía cruzar, sencillamente. Goth había hecho lo mismo el día del parlamento, alejándole del moreno.
Pronto se fueron a la pista de baile y Shyvanna atinó a dejar las copas en una bandeja que pasaba volando mientras se acomodaba para seguir los pasos de aquella canción que reconoció rápidamente. Pero Thoren tenía otra idea y al escuchar la dedicatoria no pudo evitar mirar al Descendiente de Rasputin y luego a Thoren -¿Todos los rusos se conocen entre sí? Pensé que no te gustaban los Descendientes- Pero de pronto el ritmo de la canción cambió tanto que Shyvanna miró a Thoren riéndose un poco -No sé bailar esto- Confesó riéndose, mirándolo bailar y copiando los pasos. Lo cierto es que la rubia era muy resiliente. Bailar era una de sus cosas preferidas, todo aquello que involucrara mover el cuerpo: Bailar, entrenar, sexo…Todo lo que engullera sus sentidos lo suficiente para no pensar así que le fue fácil reconocer el ritmo de la música y acompañar a su ruso, aunque seguramente su abuela la degollaría por ello…No le importo, mientras la música se filtraba en sus venas y el calor corporal de Thoren la abrazaba…No le importó.
Los dedos de la rubia acariciaron el peluche -ecológico- del abrigo de Thoren cuando sintió sus manos deslizarse por su cuerpo. Le robó un ronroneó y una sonrisa pícara hasta que oyó un leve gruñido de advertencia de Artamir, que no estaba muy lejos de ella pero dejándole su espacio. Shyvanna volvió la mirada hacia el dragón que la miró seriamente. No era que se metiera en sus asuntos generalmente, pero en ese momento era la única representante del linaje Pendragon y tenía que comportarse un poco así que cogió las manos de Thoren y las subió un poco -Podrás disfrutar de todo esto en unas horas- Le susurró sobre los labios antes de robarle un beso suave.
Lo de la barbacoa la hizo reír un poco -Y todos dicen que quise matarla… Estaba jugando- Se quejó, abiertamente, para defender su decisión con una risita. La respuesta del Teniente hizo que le destellaran los ojos con desafío. Ummm...Lo que le ponía ese hombre. Lo quería en su cama. Parpadeó ante al fuerza del golpe de las copas pensando que eran de calidad porque sino se habrían roto y movió la mano para evitar manchar su vestido pero luego de eso bebió -¡Nasdrovia!- Dijo con efusividad pero no tan alto como Thoren. Madre mía, es que tenía un vozarrón. Quería que gritara su nombre. Sí…Que todo el castillo temblara hasta los cimientos mientras gemía por ella. Los fuegos artificiales fueron hermosos y sonrió al ver a Giordano volando pero…No buscó su mirada, no buscó nada de él porque se había prometido no darle más problemas así que con un regusto raro en el cuerpo miró a Thoren cuando empezó a hablar. Volvió la vista hacia Allen, sus ojos brillantes de interés, por supuesto pero un gruñido bajo. Otro. De advertencia y Shyvanna volvió la vista hacia Artamir con el ceño fruncido y cuando el dragón se tocó la nariz en un gesto poco sutil entendió que no debía ser mago. El aroma, algo que ella no percibía pero él sí. Tanto el de ella misma, el de su excitación...Como el de la raza del licántropo o feral -Enhorabuena. Todos nos lo merecemos- Dijo moviendo su copa hacia él en un brindis al aire, pero sus ojos se habían apagado. Había limites en su familia que no podía cruzar, sencillamente. Goth había hecho lo mismo el día del parlamento, alejándole del moreno.
Pronto se fueron a la pista de baile y Shyvanna atinó a dejar las copas en una bandeja que pasaba volando mientras se acomodaba para seguir los pasos de aquella canción que reconoció rápidamente. Pero Thoren tenía otra idea y al escuchar la dedicatoria no pudo evitar mirar al Descendiente de Rasputin y luego a Thoren -¿Todos los rusos se conocen entre sí? Pensé que no te gustaban los Descendientes- Pero de pronto el ritmo de la canción cambió tanto que Shyvanna miró a Thoren riéndose un poco -No sé bailar esto- Confesó riéndose, mirándolo bailar y copiando los pasos. Lo cierto es que la rubia era muy resiliente. Bailar era una de sus cosas preferidas, todo aquello que involucrara mover el cuerpo: Bailar, entrenar, sexo…Todo lo que engullera sus sentidos lo suficiente para no pensar así que le fue fácil reconocer el ritmo de la música y acompañar a su ruso, aunque seguramente su abuela la degollaría por ello…No le importo, mientras la música se filtraba en sus venas y el calor corporal de Thoren la abrazaba…No le importó.
Gelion Draven
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Nacionalidad
Tras salir del hospital no di con Andreas, así que tras un rato buscándole me fui a mi cuarto. en el edificio se afanaban en reparar los daños , con magia por supuesto. No podía negar la efectividad de la puñetera magia y la ventaja que tenían sobre nosotros por eso y mil cosas más. Además, se les veía extrañamente unidos, cosa que en el ejército, en la Alianza Humana ocurría rara vez.
Pasé gran parte de la noche pensando si ese era el fallo que teníamos. Si ahora que la máquina había quedado apartada de la ecuación seguiríamos tramando entre nosotros o si tal vez regresaríamos más fuertes. No lo creía. El ser humano era así, siempre lanzándonos piedras los unos a los otros. Ni siquiera podía imaginar como había quedado Londres ni de que manera podríamos resurgir. No creía que Andreas pudiese hacerlo, no si se enteraban de que los ministros habían creado a SAM. Su popularidad no sería buena para que volviesen a confiar en ellos...si es que quedaba alguien ahí abajo.
Los rumores de la fiesta llegaron y a pesar de mi reticencia por ellas, más aún cuando no había una cámara delante de la que tuviese que fingir por el bien de la Alianza, me aburría. Había acabado con los libros que me interesaban y joder, las fiestas tenían algo bueno entre toda la mierda. Comida y bebida. Incluso a veces algún zorrón con el que poder divertirse un rato en algún cuarto vacío.
Así que allí me planté. No eran mis mejores galas, ni las mejores galas de nadie a decir verdad. Seguía sin ser la talla correcta, ni la combinación de colores correcta ni nada correcto. Mi madre pondría el grito en el cielo, un caballero británico siempre sabe como vestir bien.
Procuré alejarme de los corrillos de gente y directamente fui al bar. Pedí algo fuerte, a decir verdad una de las pocas cosas que no me molestaba de los magos eran sus bebidas raras. Me aparté a un lado, apoyándome en una especie de macetero gigante y opulento que había por la plaza y comencé a beber observando el jolgorio del lugar. Fuegos artificiales, gente bailando, gente riendo, parecían estar disfrutando. Incluso la doctora, a la que observaba con mi gesto serio, parecía sonriente o tal vez pretendía parecerlo.
Pasé gran parte de la noche pensando si ese era el fallo que teníamos. Si ahora que la máquina había quedado apartada de la ecuación seguiríamos tramando entre nosotros o si tal vez regresaríamos más fuertes. No lo creía. El ser humano era así, siempre lanzándonos piedras los unos a los otros. Ni siquiera podía imaginar como había quedado Londres ni de que manera podríamos resurgir. No creía que Andreas pudiese hacerlo, no si se enteraban de que los ministros habían creado a SAM. Su popularidad no sería buena para que volviesen a confiar en ellos...si es que quedaba alguien ahí abajo.
Los rumores de la fiesta llegaron y a pesar de mi reticencia por ellas, más aún cuando no había una cámara delante de la que tuviese que fingir por el bien de la Alianza, me aburría. Había acabado con los libros que me interesaban y joder, las fiestas tenían algo bueno entre toda la mierda. Comida y bebida. Incluso a veces algún zorrón con el que poder divertirse un rato en algún cuarto vacío.
Así que allí me planté. No eran mis mejores galas, ni las mejores galas de nadie a decir verdad. Seguía sin ser la talla correcta, ni la combinación de colores correcta ni nada correcto. Mi madre pondría el grito en el cielo, un caballero británico siempre sabe como vestir bien.
Procuré alejarme de los corrillos de gente y directamente fui al bar. Pedí algo fuerte, a decir verdad una de las pocas cosas que no me molestaba de los magos eran sus bebidas raras. Me aparté a un lado, apoyándome en una especie de macetero gigante y opulento que había por la plaza y comencé a beber observando el jolgorio del lugar. Fuegos artificiales, gente bailando, gente riendo, parecían estar disfrutando. Incluso la doctora, a la que observaba con mi gesto serio, parecía sonriente o tal vez pretendía parecerlo.
Lo único que me agradaba de aquella fiesta era no ver a nadie de la Brigada por allí, ojalá hubiesen muerto todos en la misión. El resto tampoco me caían precisamente bien, aunque no podía dejar de pensar en lo irónico que era que ahora compartiese espacio de fiesta con gente de la antigua Resistencia. Eché otro vistazo de reojo a los críos, que seguían jugando por la pista, y después me dispuse a servirme una copa mientras analizaba posibilidades de lo que podría hacer esa noche. El espectáculo del ruso peliblanco me resultaba patético, y mucho más cuando le dedicó la canción a Rasputín. ¿Acaso todos sabían que estaba vivo menos yo? no me gustaba en absoluto eso de sentirme estafada. Bufé por lo bajo antes de fijarme de nuevo en el gentío, localizando entre ellos al particular vendedor que había conocido en el mercado. Recordé la conversación que había mantenido con Noligma, en especial lo referido a la nigromancia. Decidí que era una buena oportunidad para acercarme a Matvey, y que sería una manera útil de introducir otros asuntos.
Avancé con paso decidido hacia Noligma, saludando con una festiva sonrisa. - Veo que has decidido unirte a la fiesta. Aunque te veo algo perdido...¿conoces a alguien por aquí? - me ahorré decirle que eran todos idiotas, ya lo descubriría él por su cuenta si hablaba con alguno o alguna. Se me hacia raro eso de tener que estar mirando hacia abajo para hablarle, era como hablar con un niño. No lo era, así que le ofrecí una copa que cogí a uno de los camareros que pasaban con bandejas. - No se me ha olvidado lo que hablamos sobre la nigromancia. Ahora podrías conocer a dos de ellos. El barbudo que está ahí es el Descendiente de Rasputín. - traté de sonar lo más neutra posible, a pesar de que estaba muy molesta con él. - Y el otro... no es un mago auténtico. - me refería a los Soul Reaper, y se notó mi desprecio hacia su modo de obtención de magia. - Te dejo la elección de a cuál prefieres acercarte. Mientras le iré hablando de ti al Descendiente. Te espero. - me di la vuelta tras dejarle pensar en lo que prefería hacer, y yo comencé a caminar en dirección a Matvey, sin hacer mucho caso a la gente que le rodeaba cuando llegué allí.
- Los nigromantes sois una caja de sorpresas...todos te hacían muerto. O tal vez también eso formaba parte del truco. - le dirigí una sonrisa de gélida cortesía, bebiendo otro sorbo de mi copa mientras esperaba una explicación que seguramente no me daría. - Supongo que no te planteaste informar de que no habías dejado huérfano a tu hijo. - solté sin el menor pudor y sin importarme que se escuchase. Por eso habían pasado de mi petición de registrarme como regente. - Ah, por cierto. Hay alguien que puede estar interesado en conocerte. - añadí girándome un momento, buscando al vendedor con la mirada.
Avancé con paso decidido hacia Noligma, saludando con una festiva sonrisa. - Veo que has decidido unirte a la fiesta. Aunque te veo algo perdido...¿conoces a alguien por aquí? - me ahorré decirle que eran todos idiotas, ya lo descubriría él por su cuenta si hablaba con alguno o alguna. Se me hacia raro eso de tener que estar mirando hacia abajo para hablarle, era como hablar con un niño. No lo era, así que le ofrecí una copa que cogí a uno de los camareros que pasaban con bandejas. - No se me ha olvidado lo que hablamos sobre la nigromancia. Ahora podrías conocer a dos de ellos. El barbudo que está ahí es el Descendiente de Rasputín. - traté de sonar lo más neutra posible, a pesar de que estaba muy molesta con él. - Y el otro... no es un mago auténtico. - me refería a los Soul Reaper, y se notó mi desprecio hacia su modo de obtención de magia. - Te dejo la elección de a cuál prefieres acercarte. Mientras le iré hablando de ti al Descendiente. Te espero. - me di la vuelta tras dejarle pensar en lo que prefería hacer, y yo comencé a caminar en dirección a Matvey, sin hacer mucho caso a la gente que le rodeaba cuando llegué allí.
- Los nigromantes sois una caja de sorpresas...todos te hacían muerto. O tal vez también eso formaba parte del truco. - le dirigí una sonrisa de gélida cortesía, bebiendo otro sorbo de mi copa mientras esperaba una explicación que seguramente no me daría. - Supongo que no te planteaste informar de que no habías dejado huérfano a tu hijo. - solté sin el menor pudor y sin importarme que se escuchase. Por eso habían pasado de mi petición de registrarme como regente. - Ah, por cierto. Hay alguien que puede estar interesado en conocerte. - añadí girándome un momento, buscando al vendedor con la mirada.
La mención sobre la Alianza que hizo Victorya no me sorprendió. Significaba que no era el único que había pensado en lo que pasaría con el conflicto ahora que se había vencido al enemigo común que representaba la IA. - De nosotros depende. - añadí quedamente, aunque todavía tuviese que pensar cómo lo íbamos a hacer. Al menos logré que se riera un poco con eso de los carnets de madre, era mejor echarle humor a las dudas que pudiera tener. Le eché una mirada de fingida indignación cuando sugirió lo de un hechizo para que me tocasen a mi sus achaques, bebiendo otro trago más de mi jarra de cerveza número ya desconocido. - Si yo te veo muy bien, no parece que estés tan chunga como dices. - además, según ella le habían dicho que en orden. Entendía que no me lo hubiese querido decir antes, pero tampoco quería que considerase que eso fuese una distracción. - Da igual, quiero estar al tanto de todo. Aunque no sé si prefieres que te acompañe a las visitas o te sientes más cómoda yendo por tu cuenta. - no habíamos aclarado quién podía saber lo del crío y quién no.
- Gracias por recordarme que Thalos me abandona cada dos por tres. - me reí por aquello porque era verdad, pero entendía que lo hiciese. Además, ellos vivían juntos, era lógico. Aún así me hubiese gustado verles por la fiesta. No estaba ninguno de los que podía considerar amigos de confianza, como Thalos y Erika, los de la Brigada, Yaroslav...aunque me molestase un poco lo que me dijo sobre Jo. Me llevé mi jarra de cerveza mientras nos alejábamos de la barra, poco conforme con la representación. - Me falta gente en esta fiesta. - comenté mientras ella enumeraba los posibles a los que acercarse, negando a lo de la rubia. Estaba con Thoren haciendo el cabra, así que me negaba. - Los de la Brigada están en el hospital, y los que no pues...imagino que estarán preocupados por ellos. - era una pena que se perdieran la fiesta, pero habían transcurrido pocos días y aún no estaban en condiciones.
- ¿Con los Descendientes? no sé, parece que están muy a su rollo con cosas de asuntos internos personales. Tal vez luego con Giordano, o con Sayid. - estaba poniendo demasiadas pegas, ahora el asocial parecía yo en vez de ella. Seguí con la mirada el lugar al que se refería Victorya al preguntar sobre "qué eran esas cosas". Al hacerlo me encontré con un ser pequeño hablando con Adele, pero no tenía claro qué o quién era. - No lo sé, pero creo que no está bien llamarle "cosas". Tendrá un nombre, puedes preguntarle. - sugerí después de darle un pequeño codazo de disimulo en el brazo. Al que no me gustó ver por allí fue a Gelion, el hermano problemático de Thalos. Seguro que en su aburrimiento encontraría cosas malas que hacer. A él y al resto de la Alianza habría que detenerlos y encarcelarlos. También a Adele y compañía para que no la liasen más. La tipa se había ido a por Matvey, cual carroñero.
- A por ese. - señalé al Draven no amigo, comenzando a caminar hacia él. No iba en modo amistoso, seguía sin entender que tuviesen tanta libertad. Ni siquiera había resultado útil en las misiones, que sería el único motivo para darle ciertos beneficios mientras durase la amenaza. - Es raro que quieran echar a la Brigada y a ti aún te tengan aquí, andando por donde quieras. Ahora mismo aquí eres inofensivo, pero no por eso te mereces estar libre.
- Gracias por recordarme que Thalos me abandona cada dos por tres. - me reí por aquello porque era verdad, pero entendía que lo hiciese. Además, ellos vivían juntos, era lógico. Aún así me hubiese gustado verles por la fiesta. No estaba ninguno de los que podía considerar amigos de confianza, como Thalos y Erika, los de la Brigada, Yaroslav...aunque me molestase un poco lo que me dijo sobre Jo. Me llevé mi jarra de cerveza mientras nos alejábamos de la barra, poco conforme con la representación. - Me falta gente en esta fiesta. - comenté mientras ella enumeraba los posibles a los que acercarse, negando a lo de la rubia. Estaba con Thoren haciendo el cabra, así que me negaba. - Los de la Brigada están en el hospital, y los que no pues...imagino que estarán preocupados por ellos. - era una pena que se perdieran la fiesta, pero habían transcurrido pocos días y aún no estaban en condiciones.
- ¿Con los Descendientes? no sé, parece que están muy a su rollo con cosas de asuntos internos personales. Tal vez luego con Giordano, o con Sayid. - estaba poniendo demasiadas pegas, ahora el asocial parecía yo en vez de ella. Seguí con la mirada el lugar al que se refería Victorya al preguntar sobre "qué eran esas cosas". Al hacerlo me encontré con un ser pequeño hablando con Adele, pero no tenía claro qué o quién era. - No lo sé, pero creo que no está bien llamarle "cosas". Tendrá un nombre, puedes preguntarle. - sugerí después de darle un pequeño codazo de disimulo en el brazo. Al que no me gustó ver por allí fue a Gelion, el hermano problemático de Thalos. Seguro que en su aburrimiento encontraría cosas malas que hacer. A él y al resto de la Alianza habría que detenerlos y encarcelarlos. También a Adele y compañía para que no la liasen más. La tipa se había ido a por Matvey, cual carroñero.
- A por ese. - señalé al Draven no amigo, comenzando a caminar hacia él. No iba en modo amistoso, seguía sin entender que tuviesen tanta libertad. Ni siquiera había resultado útil en las misiones, que sería el único motivo para darle ciertos beneficios mientras durase la amenaza. - Es raro que quieran echar a la Brigada y a ti aún te tengan aquí, andando por donde quieras. Ahora mismo aquí eres inofensivo, pero no por eso te mereces estar libre.
Alcé una ceja mientras esbozaba una suave sonrisa ladina al escuchar al renegado ruso hablarme así. Estaba claro que yo no quería morir pero tenía la sensación de que mucha más gente podría haber sobrevivido, solo había que darle un vistazo al lugar, parecía como si la guerra mundial que lo arrasó todo no hubiera pasado por allí, como si fuera un mundo distinto y no sabía qué tan bueno podía ser eso. Podía llegar a entender el alivio que sentían por haber vencido, yo mismo estaba aliviado por seguir con vida, pero me encontré sintiéndome incómodo entre la cristalería, los elegantes ropajes y la fanfarria. Si el peliblanco esperaba que me arrodille ante él y le agradezca el que hubiera quitado tantas vidas menos la mía, podía conseguirse una silla para esperar sentado, pero cantar… si lo hacía terriblemente mal podía excusarse en la borrachera (que aún no conseguía) o alegar demencia.
Noté el cambio en la actitud de la rubia hacia mí luego del gesto del de las orejas puntiagudas y pelo de color plata brillante. La plata tal vez debía causarme repulsión por mi raza pero yo le daba a todo lo que se movía así que le guiñé un ojo de forma burlona al de orejas de elfo luego de comermelo con la mirada, puede ser porque ansiaba aquello que no podía tener, como la plata, pero era consciente que el estigma de mi raza me seguía allí donde fuera. Apuré el dulce licor hasta vaciar el vaso y seguí al ruso subiendome al escenario. Después de escuchar sus instrucciones miré a los miembros de la orquesta resignado pero divertido por el desafío mientras agarraba el micrófono principal. La música comenzó y dejó que el poder de cada nota fluya por el aire. Aplaudí siguiendo el ritmo hasta que fue el momento de cantar, entonces mi voz vibrante y ronca tomó el mando rugiendo por momentos, o al menos así lo sentí yo, tal vez se escuchaba como un gato aullando de dolor porque su cola había sido pisada.
Canalice mis frustraciones en el micrófono frente a mí y en el Rasputin de la canción durante los intensos minutos que duró terminando con gotas de sudor en la frente. -Oh, those Russians- Fueron las últimas palabras de la canción que entone mirando al renegado ruso de forma significativa, ése parecía ser un ruso sin remedio, dejé el micrófono en su lugar y bajé del escenario. Tironeé la tela que se pegaba a mi pecho y peiné el pelo que caía sobre mis ojos hacia atrás para que me llegue el aire. Cacé al vuelo una bandeja flotante con varias copas de champán frescas todas para mi porque estaba acalorado en pleno invierno. Caminé sin rumbo, olfateando, escuchando, observando cual depredador sediento luego de correr una presa por el bosque mientras bebía el contenido de copa tras copa y analizaba a los presentes. Siempre estaba al acecho de información de los Soul Reaper, llevaba un par de décadas siguiendo sus pistas.
Al llegar a la última copa, mandé a volar la bandeja cual frisbee y alcancé a una peliblanca que contoneaba sus caderas a un ritmo hipnotizante. -Estoy buscando un grupo de gente particular, unas personas que pueden darle magia a aquellos que no nacieron con ella; los Soul Reaper.- Le dije en tono casual pero bajo, con cierta cautela, mientras caminaba a su lado. -¿Qué sabes de ellos?- Le pregunté mirándola a los ojos para luego beber otro trago.
Noté el cambio en la actitud de la rubia hacia mí luego del gesto del de las orejas puntiagudas y pelo de color plata brillante. La plata tal vez debía causarme repulsión por mi raza pero yo le daba a todo lo que se movía así que le guiñé un ojo de forma burlona al de orejas de elfo luego de comermelo con la mirada, puede ser porque ansiaba aquello que no podía tener, como la plata, pero era consciente que el estigma de mi raza me seguía allí donde fuera. Apuré el dulce licor hasta vaciar el vaso y seguí al ruso subiendome al escenario. Después de escuchar sus instrucciones miré a los miembros de la orquesta resignado pero divertido por el desafío mientras agarraba el micrófono principal. La música comenzó y dejó que el poder de cada nota fluya por el aire. Aplaudí siguiendo el ritmo hasta que fue el momento de cantar, entonces mi voz vibrante y ronca tomó el mando rugiendo por momentos, o al menos así lo sentí yo, tal vez se escuchaba como un gato aullando de dolor porque su cola había sido pisada.
Canalice mis frustraciones en el micrófono frente a mí y en el Rasputin de la canción durante los intensos minutos que duró terminando con gotas de sudor en la frente. -Oh, those Russians- Fueron las últimas palabras de la canción que entone mirando al renegado ruso de forma significativa, ése parecía ser un ruso sin remedio, dejé el micrófono en su lugar y bajé del escenario. Tironeé la tela que se pegaba a mi pecho y peiné el pelo que caía sobre mis ojos hacia atrás para que me llegue el aire. Cacé al vuelo una bandeja flotante con varias copas de champán frescas todas para mi porque estaba acalorado en pleno invierno. Caminé sin rumbo, olfateando, escuchando, observando cual depredador sediento luego de correr una presa por el bosque mientras bebía el contenido de copa tras copa y analizaba a los presentes. Siempre estaba al acecho de información de los Soul Reaper, llevaba un par de décadas siguiendo sus pistas.
Al llegar a la última copa, mandé a volar la bandeja cual frisbee y alcancé a una peliblanca que contoneaba sus caderas a un ritmo hipnotizante. -Estoy buscando un grupo de gente particular, unas personas que pueden darle magia a aquellos que no nacieron con ella; los Soul Reaper.- Le dije en tono casual pero bajo, con cierta cautela, mientras caminaba a su lado. -¿Qué sabes de ellos?- Le pregunté mirándola a los ojos para luego beber otro trago.
Por supuesto que estaba perdido, había mucha gente, mucho ruido y demasiada acción, no sabia quien se dirige a el y quien no, pero por otro lado, debía admitir una cosa, por mucho que odiara su nuevo aspecto, lo cierto es que le venia de perlas para pasar desapercibido, Nadie suele fijarse demasiado en ,os niños, y quienes se fijaban en los niños prefería mirar los que enseñaban mas carnes. Lo cual hacia de Noligma alguien casi invisible, excepto cuando no, pero no hablamos de esas veces.
Noligma podia mirar sin despreocupación a cualquier persona incluso si esta notaba su mirada solo pensaría algo como : "pobre niño deficiente mental disfrazado" O en su defecto "ese enano me esta mirando, mejor no devolverle la mirada por si hay bronca" Y no, no digáis que no lo habéis pensado antes.
No obstante, Noligma no era realmente invisible, y Gente excepcional como Adele no era afectada por su engaño... bueno, probablemente seria por que ya se conocían, ósea no hace ni una hora estaban en su tienda haciendo tratos, seria absurdo que lo ignorara a estas alturas.
-Buenas de nuevo, Señorita, siempre es un placer volver a verla- Saludo cortésmente como si se hubieran visto hace una semana y no hace casi nada de tiempo- Ya me conoce, suelo pasar desapercibido en estas cosas.
Decía irónicamente el vendedor de no mas de 1 metro de altura vestido de pájaro postapocaliptico o medico de una vieja era, que se paseaba tranquilamente por la fiesta de victoria de los magos sobre las maquinas de guerra. Que por cierto llego al mercado a voz de grito, ósea todo lo contrario de pasar desapercibido.
-Va...vaya, si que hay gente interesante por aquí.
Y tanto, el descendiente de Rasputín por un lado, seria la mayor eminencia de Nigromancia a estas alturas de la época, todos los secretos heredados, ojala pudiera entrar en su mente y apoderarse de ellos, por otro lado... estaba el "no-mago" que entendía que si estaba en una fiesta de magos es que hacia magia sin ser mago, lo cual solo dejaba una opción... un ilusionista. Bueno o eso o un Soul Reaper ¿pero aun quedaban de esos? ¿no habían destruido todas las calaveras de cristal? Una vez creyó encontrar una, pero era una falsificación, una replica de basalto, lo cual explicaba los dientes de conejo que tenia. Pero de existir, que no seria una conversación entrañable hablar de como se sintió extraer la magia de un ser vivo hasta matarlo solo por el placer de obtener un poder superior.
Aunque ambos parecían ser una entrañable compañía, era obvio que Noligma no rechazaría la oportunidad de obtener poder, del que fuera, y digamos que actualmente su posición en la sociedad estaba a su justa medida, pequeño esmirriado y difícil de ver. Los descendientes eran el máximo poder de momento dentro de Uroboros, que mejor forma de aumentar su posición que ser cercano a uno, especialmente con uno con el que compartía campos de interés común. El resto de la chusma podía esperar.
Noligma espero un tiempo prudencial, no quería cortar la entrada de Adele quien se había dirigido primero al señor en cuestión, pues Noligma no querría interrumpir su entrada Triunfal ante el descendiente, era una mujer bella, que sabia lo que quería y cuando lo quería, estaba claro que había echo una entrada triunfal.
- Señor Matvey, es un honor estar en su presencia y un placer poder hablar con usted- Dijo avanzando hacia ellos cuando Adele le dirigió la mirada, aunque al inclinarse casi hace un surco en la tierra con el pico de su mascara- Siento que tal vez no sea digno de su atención, pero debo decir que soy un gran admirador y seguidor de su campo de trabajo, un campo de estudio muy sobrevalorado y que podría ser mas explotado. El mundo podría cambiar si se estudiara más.
Noligma podia mirar sin despreocupación a cualquier persona incluso si esta notaba su mirada solo pensaría algo como : "pobre niño deficiente mental disfrazado" O en su defecto "ese enano me esta mirando, mejor no devolverle la mirada por si hay bronca" Y no, no digáis que no lo habéis pensado antes.
No obstante, Noligma no era realmente invisible, y Gente excepcional como Adele no era afectada por su engaño... bueno, probablemente seria por que ya se conocían, ósea no hace ni una hora estaban en su tienda haciendo tratos, seria absurdo que lo ignorara a estas alturas.
-Buenas de nuevo, Señorita, siempre es un placer volver a verla- Saludo cortésmente como si se hubieran visto hace una semana y no hace casi nada de tiempo- Ya me conoce, suelo pasar desapercibido en estas cosas.
Decía irónicamente el vendedor de no mas de 1 metro de altura vestido de pájaro postapocaliptico o medico de una vieja era, que se paseaba tranquilamente por la fiesta de victoria de los magos sobre las maquinas de guerra. Que por cierto llego al mercado a voz de grito, ósea todo lo contrario de pasar desapercibido.
-Va...vaya, si que hay gente interesante por aquí.
Y tanto, el descendiente de Rasputín por un lado, seria la mayor eminencia de Nigromancia a estas alturas de la época, todos los secretos heredados, ojala pudiera entrar en su mente y apoderarse de ellos, por otro lado... estaba el "no-mago" que entendía que si estaba en una fiesta de magos es que hacia magia sin ser mago, lo cual solo dejaba una opción... un ilusionista. Bueno o eso o un Soul Reaper ¿pero aun quedaban de esos? ¿no habían destruido todas las calaveras de cristal? Una vez creyó encontrar una, pero era una falsificación, una replica de basalto, lo cual explicaba los dientes de conejo que tenia. Pero de existir, que no seria una conversación entrañable hablar de como se sintió extraer la magia de un ser vivo hasta matarlo solo por el placer de obtener un poder superior.
Aunque ambos parecían ser una entrañable compañía, era obvio que Noligma no rechazaría la oportunidad de obtener poder, del que fuera, y digamos que actualmente su posición en la sociedad estaba a su justa medida, pequeño esmirriado y difícil de ver. Los descendientes eran el máximo poder de momento dentro de Uroboros, que mejor forma de aumentar su posición que ser cercano a uno, especialmente con uno con el que compartía campos de interés común. El resto de la chusma podía esperar.
Noligma espero un tiempo prudencial, no quería cortar la entrada de Adele quien se había dirigido primero al señor en cuestión, pues Noligma no querría interrumpir su entrada Triunfal ante el descendiente, era una mujer bella, que sabia lo que quería y cuando lo quería, estaba claro que había echo una entrada triunfal.
- Señor Matvey, es un honor estar en su presencia y un placer poder hablar con usted- Dijo avanzando hacia ellos cuando Adele le dirigió la mirada, aunque al inclinarse casi hace un surco en la tierra con el pico de su mascara- Siento que tal vez no sea digno de su atención, pero debo decir que soy un gran admirador y seguidor de su campo de trabajo, un campo de estudio muy sobrevalorado y que podría ser mas explotado. El mundo podría cambiar si se estudiara más.
Gwen Pendragón
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Edad
Nacionalidad
Había pensado no asistir al evento pero dejar que Shyvanna representase a la familia en una fiesta, con chicos, alcohol y sin un protocolo al que aferrarse para controlar un poco sus acciones era una bomba de relojería. No me gustaba hacer de niñera con mi hermana y cuando tocaba hacerlo intentaba que fuese de forma discreta, procurando no coartar su libertad.
Volé junto a Alud hasta las cercanías de la plaza, descendiendo allí para continuar a pie junto a ella ya transformada en su forma humana. Al llegar el espectáculo de fuegos artificiales seguía su curso, ya los había observado en pleno vuelo así como había escuchado la música que traspasaba los límites de la ciudad y se hacía eco en los campos.
Paré mis pasos en mitad de la pista para buscar a mi hermana. Parecía estar divirtiéndose con un peliblanco fortachón, sospechaba que ya había elegido su compañía para aquella noche. No me acerqué, no quería molestar. Noté movimiento a mi lado y desvié la mirada. Alud se movía al ritmo de la música aún estando estática en el sitio por lo que alcé ambas cejas y ella respondió con una sonrisilla tímida al haber sido pillada. Sonreí de vuelta y le hice un gesto con la cabeza, liberándola de sus obligaciones. Rápidamente marchó a la pista de baile, creo que aquello era uno de los pocos motivos por los que le agradaba su forma humana.
Borré la sonrisa antes de echar otro vistazo al lugar y al ver al grupo de descendientes suspiré antes de dirigirme hacia ellos. Era lo acertado. Al llegar incliné mi cabeza como forma de saludo formal.-Descendientes.-Tras aquello busqué a Galeno con la mirada y recuperé mi postura estrictamente formal.-La familia Pendragon agradece al hospital de Ouroboros la atención a nuestros heridos. En especial a mi hermano.-Volví a agachar la cabeza como signo de agradecimiento.
Miré a los presentes, tampoco tenía más que decir. Intenté que no se notase lo incómodo del momento, agradecía que mis gestos fuesen tan serios como para que apenas se percibiese y entonces me fijé en Rasputín. Parpadeé una vez pero no añadí y desvié la mirada para dar con DaVinci, apreté mis labios. Hubiese dicho que era de agradecer encontrarle con ropa pero no podía hacerlo delante de sus compañeros.-Descendiente, un placer veros en una fiesta y no en un duelo.-Sonreí dispuesta a despedirme cuando apareció una Adele. Carraspeé por lo bajo mirando a la rubia que no era para nada discreta, ya lo sospechaba por como se comportaba en la residencia Pendragón. Poco después apareció un pequeño ser, y digo ser porque no podía calificarle en particular de otro modo. Era curioso.
Discretamente me aparté del grupo, tomé una copa de alguna de las bandejas mientras lo hacía y volví a buscar a mi rubia hermana con la mirada. Bailaba. No tenía que preocuparme de aquello.
Volé junto a Alud hasta las cercanías de la plaza, descendiendo allí para continuar a pie junto a ella ya transformada en su forma humana. Al llegar el espectáculo de fuegos artificiales seguía su curso, ya los había observado en pleno vuelo así como había escuchado la música que traspasaba los límites de la ciudad y se hacía eco en los campos.
Paré mis pasos en mitad de la pista para buscar a mi hermana. Parecía estar divirtiéndose con un peliblanco fortachón, sospechaba que ya había elegido su compañía para aquella noche. No me acerqué, no quería molestar. Noté movimiento a mi lado y desvié la mirada. Alud se movía al ritmo de la música aún estando estática en el sitio por lo que alcé ambas cejas y ella respondió con una sonrisilla tímida al haber sido pillada. Sonreí de vuelta y le hice un gesto con la cabeza, liberándola de sus obligaciones. Rápidamente marchó a la pista de baile, creo que aquello era uno de los pocos motivos por los que le agradaba su forma humana.
Borré la sonrisa antes de echar otro vistazo al lugar y al ver al grupo de descendientes suspiré antes de dirigirme hacia ellos. Era lo acertado. Al llegar incliné mi cabeza como forma de saludo formal.-Descendientes.-Tras aquello busqué a Galeno con la mirada y recuperé mi postura estrictamente formal.-La familia Pendragon agradece al hospital de Ouroboros la atención a nuestros heridos. En especial a mi hermano.-Volví a agachar la cabeza como signo de agradecimiento.
Miré a los presentes, tampoco tenía más que decir. Intenté que no se notase lo incómodo del momento, agradecía que mis gestos fuesen tan serios como para que apenas se percibiese y entonces me fijé en Rasputín. Parpadeé una vez pero no añadí y desvié la mirada para dar con DaVinci, apreté mis labios. Hubiese dicho que era de agradecer encontrarle con ropa pero no podía hacerlo delante de sus compañeros.-Descendiente, un placer veros en una fiesta y no en un duelo.-Sonreí dispuesta a despedirme cuando apareció una Adele. Carraspeé por lo bajo mirando a la rubia que no era para nada discreta, ya lo sospechaba por como se comportaba en la residencia Pendragón. Poco después apareció un pequeño ser, y digo ser porque no podía calificarle en particular de otro modo. Era curioso.
Discretamente me aparté del grupo, tomé una copa de alguna de las bandejas mientras lo hacía y volví a buscar a mi rubia hermana con la mirada. Bailaba. No tenía que preocuparme de aquello.
- Spoiler:
Markus ignoró deliberadamente al ruso borde asqueroso y baboso que andaba haciendo el gañán de una forma muy descortés, le sacó el dedo corazón cuando le dijo aquello de la bebida, de una forma muy poco decorosa y se alejó de todos aquellos seres que le estaban atosigando gruñendo un “Los mataré a todos” claramente molesto cuando pasó por el lado de Arleen. -Sí, sí, me alegro de que el parásito sea humano. Dale bien de comer y esas cosas- Y con un aspaviento muy aireado saludó a todos los que se iban incorporando a aquella pantomima de celebración pues, lo único que consideraba Markus que había que celebrar es que por fin todos aquellos indeseables se iban a ir de su isla de una maldita vez.
-Mal- Fue la única respuesta que el descendiente de Eire recibió por parte del hombre del bigote. Agarró la pizza y se alejó de aquella mesa de locos. Y de la fiesta. Pero antes se dirigió hacia el ruso loco que andaba …. Soltando pestilencias de aquella boca porque Markus se negaba a llamarlo canción. Usó su magia para mermarle la magia al ruso y poder absorbérsela del todo, lo mismo le entraban, no sabía, ganas de dormir plácidamente hasta el final de la fiesta, o hasta fin de mes. Y tras fastidiar un rato, se robó un tenedor de plata, la pizza y desapareció de allí.
Ataque Mágico a Thoren: 20 dado + 5 canalizador + 10 habilidad + 36 de AM = 71 a Thoren
-Mal- Fue la única respuesta que el descendiente de Eire recibió por parte del hombre del bigote. Agarró la pizza y se alejó de aquella mesa de locos. Y de la fiesta. Pero antes se dirigió hacia el ruso loco que andaba …. Soltando pestilencias de aquella boca porque Markus se negaba a llamarlo canción. Usó su magia para mermarle la magia al ruso y poder absorbérsela del todo, lo mismo le entraban, no sabía, ganas de dormir plácidamente hasta el final de la fiesta, o hasta fin de mes. Y tras fastidiar un rato, se robó un tenedor de plata, la pizza y desapareció de allí.
Ataque Mágico a Thoren: 20 dado + 5 canalizador + 10 habilidad + 36 de AM = 71 a Thoren
- ”habilidad”:
- Habilidad:
> Control de la energía de la vida.
(Primera mejora control de la energía/Evento Navideño)
De esta forma, sin necesidad de tener que utilizar pociones que sepan a mal, o hipnosis, puedes producir letargo, atontamiento, sueño, matar (en el caso de que se le retire totalmente la energía al oponente, que va a ser que no, y depende de la decisión del user). También es el efecto contrario: puedes hacer que se vuelvan espídicos, alterables, acelerados o acalorados. Es un alteración fisiológica, no anímica o emocional.
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El miembro 'Markus Tesla' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Lyosha Svensson
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- Spoiler:
- Allen Dushambe escribió:Alcé una ceja mientras esbozaba una suave sonrisa ladina al escuchar al renegado ruso hablarme así. Estaba claro que yo no quería morir pero tenía la sensación de que mucha más gente podría haber sobrevivido, solo había que darle un vistazo al lugar, parecía como si la guerra mundial que lo arrasó todo no hubiera pasado por allí, como si fuera un mundo distinto y no sabía qué tan bueno podía ser eso. Podía llegar a entender el alivio que sentían por haber vencido, yo mismo estaba aliviado por seguir con vida, pero me encontré sintiéndome incómodo entre la cristalería, los elegantes ropajes y la fanfarria. Si el peliblanco esperaba que me arrodille ante él y le agradezca el que hubiera quitado tantas vidas menos la mía, podía conseguirse una silla para esperar sentado, pero cantar… si lo hacía terriblemente mal podía excusarse en la borrachera (que aún no conseguía) o alegar demencia.
Noté el cambio en la actitud de la rubia hacia mí luego del gesto del de las orejas puntiagudas y pelo de color plata brillante. La plata tal vez debía causarme repulsión por mi raza pero yo le daba a todo lo que se movía así que le guiñé un ojo de forma burlona al de orejas de elfo luego de comermelo con la mirada, puede ser porque ansiaba aquello que no podía tener, como la plata, pero era consciente que el estigma de mi raza me seguía allí donde fuera. Apuré el dulce licor hasta vaciar el vaso y seguí al ruso subiendome al escenario. Después de escuchar sus instrucciones miré a los miembros de la orquesta resignado pero divertido por el desafío mientras agarraba el micrófono principal. La música comenzó y dejó que el poder de cada nota fluya por el aire. Aplaudí siguiendo el ritmo hasta que fue el momento de cantar, entonces mi voz vibrante y ronca tomó el mando rugiendo por momentos, o al menos así lo sentí yo, tal vez se escuchaba como un gato aullando de dolor porque su cola había sido pisada.
Canalice mis frustraciones en el micrófono frente a mí y en el Rasputin de la canción durante los intensos minutos que duró terminando con gotas de sudor en la frente. -Oh, those Russians- Fueron las últimas palabras de la canción que entone mirando al renegado ruso de forma significativa, ése parecía ser un ruso sin remedio, dejé el micrófono en su lugar y bajé del escenario. Tironeé la tela que se pegaba a mi pecho y peiné el pelo que caía sobre mis ojos hacia atrás para que me llegue el aire. Cacé al vuelo una bandeja flotante con varias copas de champán frescas todas para mi porque estaba acalorado en pleno invierno. Caminé sin rumbo, olfateando, escuchando, observando cual depredador sediento luego de correr una presa por el bosque mientras bebía el contenido de copa tras copa y analizaba a los presentes. Siempre estaba al acecho de información de los Soul Reaper, llevaba un par de décadas siguiendo sus pistas.
Al llegar a la última copa, mandé a volar la bandeja cual frisbee y alcancé a una peliblanca que contoneaba sus caderas a un ritmo hipnotizante. -Estoy buscando un grupo de gente particular, unas personas que pueden darle magia a aquellos que no nacieron con ella; los Soul Reaper.- Le dije en tono casual pero bajo, con cierta cautela, mientras caminaba a su lado. -¿Qué sabes de ellos?- Le pregunté mirándola a los ojos para luego beber otro trago.
Pero qué curioso. Rasputin. Se rió al oír la dedicatoria y luego al cantante que lo dio todo en el escenario. El ritmo no era lo suyo, tampoco lo eran las danzas preparadas y medievales de los Descendientes. Lo cierto es que Lyosha nunca se había puesto a pensar en qué tipo de música le gustaba. Bailar le gustaba, a veces, con quien le apetecía. Pero eso no evitaba que moviera levemente las caderas y llevara el ritmo a medida que se acercaba a los guardias.
Pero los desgraciados se fueron, huyeron descaradamente de ella.
Un gruñido bajo de advertencia llegó, obstinado, por supuesto. ¿Acaso no podía Altaïr llegar con una apoteósica entrada, anunciándose? Sería fácil… Suspiró y alzó la botella para servirse en el vaso, tras eso bebió del licor a tragos grandes. Lo mejor que podía hacer, entonces, era emborracharse aunque sin alguien que viviera las masacres de la misma violenta manera que ella… ¿Qué hacía? Agh. Nadie se acercaba a sacarla a bailar y nadie se atrevía a hablarle. Bien, eso estaba bien. No quería liarse con magos.
Debería irse.
Pero entonces alguien llegó a su lado. El cantante. Lyosha posó sus fríos ojos azules en él y el tipo ni buenas noches ¿Sabes? -Qué curioso- Dijo la revenant mientras alzaba la mano y le tomaba de la mandíbula, su dedo índice enfundado en la uña de metal se clavó en el labio sin llegar a hacer daño. Según Khaled, debía comportarse -Din…Din…Din- Dijo, arrastrando y ronroneando las palabras -Soy la Matriarca de la hermandad de metal. ¿Quién pregunta? ¿Por qué nos buscas?- Preguntó atrayéndolo hacia ella, quedando a menos de un palmo de distancia y entrecerrando los ojos.
Robé un beso a la Pendragon rubia para empezar a ganarme eso de que me llevase a Ávalon- ¿Y os van a dar el cargo al final? ¿Por qué querréis un cargo con ellos? - cuestioné con gesto dudoso. Mi breve experiencia intentando conseguir el poder en Rusia había sido tan breve y traumática que ya no me fiaba de nadie que prometiese un cargo. Ya le hablaría de asuntos de traiciones a Shyvanna, para que estuviese prevenida. Con nuestro acercamiento y su ronroneo escuché un carraspeo de fondo, pero por suerte no eran los plastas de sus hermanos. No le hice mucho caso al tipo de pelo plateado que nos miraba, pero cada vez estaba más impaciente por poder estar a solas con ella. Era una mujer bella y también graciosa, eso de querer jugar a la barbacoa con Sofía me lo pareció. - Tú si que sabes divertirte, lady Pendrragon. - Por su fuera poco también sabía beber y decir nasdrovia en condiciones.
El rescatado me hizo caso en eso de disfrutar de su libertad, poniéndose a cantar la canción de Rasputín mientras yo arrastraba a Shyvanna a la pista de baile. - ¡Qué va! no nos conocemos. Bah, no es que no me gusten. Me dan igual. Es estrrategia de confusión. - reí escandalosamente, seguro que el nigromante no entendía nada. - Yo te enseño a bailarr. Sígueme. - me puse frente a ella para hacer la sentadilla rusa de baile, cruzando los brazos delante del pecho y dando patada cada vez que bajaba. Después seguimos bailando un poco estilo libre, alternando eso con los pasos más típicos. De vez en cuando saltábamos y chocaba contra ella, cogiéndola y girándola por los aires de manera vertiginosa. Al dejarla en el suelo la cogí de las manos, alejándome y chocando mi pecho contra el suyo cada vez que nos acercábamos.
En un momento dado empecé a sentir como si me faltase energía de manera repentina. Dejé de bailar por la flojera que me estaba entrando por todo el cuerpo, mirando extrañado a Shyvanna separándome un poco de ella. Sacudí la cabeza para intentar espabilar y quitarme el aletargamiento de encima, pero nada. - Segurro que el vodka llevaba veneno...garrafón de Descendiente... - murmuré despacio mientras trataba de aguantar con los ojos abiertos sin mucho éxito. - No entiendo...- Menuda mierda, así no podía seguir la fiesta. Fue mi último pensamiento antes de caer al suelo, dormido de manera repentina.
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OFF: Ataque supera a stat de defensa, le hace efecto ataque de Markus. Thoren muyyy dormido XD
El rescatado me hizo caso en eso de disfrutar de su libertad, poniéndose a cantar la canción de Rasputín mientras yo arrastraba a Shyvanna a la pista de baile. - ¡Qué va! no nos conocemos. Bah, no es que no me gusten. Me dan igual. Es estrrategia de confusión. - reí escandalosamente, seguro que el nigromante no entendía nada. - Yo te enseño a bailarr. Sígueme. - me puse frente a ella para hacer la sentadilla rusa de baile, cruzando los brazos delante del pecho y dando patada cada vez que bajaba. Después seguimos bailando un poco estilo libre, alternando eso con los pasos más típicos. De vez en cuando saltábamos y chocaba contra ella, cogiéndola y girándola por los aires de manera vertiginosa. Al dejarla en el suelo la cogí de las manos, alejándome y chocando mi pecho contra el suyo cada vez que nos acercábamos.
En un momento dado empecé a sentir como si me faltase energía de manera repentina. Dejé de bailar por la flojera que me estaba entrando por todo el cuerpo, mirando extrañado a Shyvanna separándome un poco de ella. Sacudí la cabeza para intentar espabilar y quitarme el aletargamiento de encima, pero nada. - Segurro que el vodka llevaba veneno...garrafón de Descendiente... - murmuré despacio mientras trataba de aguantar con los ojos abiertos sin mucho éxito. - No entiendo...- Menuda mierda, así no podía seguir la fiesta. Fue mi último pensamiento antes de caer al suelo, dormido de manera repentina.
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OFF: Ataque supera a stat de defensa, le hace efecto ataque de Markus. Thoren muyyy dormido XD
La joven reconoció que no le sonaba de nada pero lanzó algo asi como un halago hacia mi nombre. Una vez había terminado de analizar a la licántropo, sobre todo su aura, me dediqué a vigilar al resto de miembros de la fiesta. Humanos, ferales, dragones....hibridos....magos....aquel lugar había juntado a gente de todo tipo.
- Si no conoces mi nombre entonces no conoces a los Soul Reaper. - respondí finalmente de modo pausado. Sí, los nombres llevaban poder en sí mismos, pero alardear de ello era solo cosa de necios. Le di un trago a mi copa de vino mientras ella digería la visión que acababa de enviarle, y observaba a Lyosha hablar con un hombre moreno. - Es más un sí que un no. Resulta que no todos los dragones de Ouroboros están satisfechos con el poder de control que los Pendragon pueden ejercer sobre ellos.
Al Consejo, por qué habría de decirselo? Negué con mi cabeza. No lo habia dicho a nadie del Consejo, ni tenía la más minima intención de hacerlo. Se lo diría a Zaphira, y ella podría hacer lo que gustase con esa información. Pensé....una vez usado, que impedía que volviese a extraer el poder del portal? Podía mirar a través del tiempo. La curiosidad, siempre la curiosidad. La misma que me ató a Belialt.
- No puedo darte muchos detalles pero no se encuentra demasiado bien. Estamos en la Torre que se encuentra en los terrenos exteriores de la isla, cercanos al bosque....la torre no tiene pérdida, se la ve desde lejos, aunque no nos quedaremos alli mucho tiempo. Si puedes ayudar a Adramelech, serás bienvenida. Altair, por el contrario.... - ni rastro de él. - Ha desaparecido de la faz de la tierra? - para regocijo de todos? Menos de Lyosha , claro....
- Si no conoces mi nombre entonces no conoces a los Soul Reaper. - respondí finalmente de modo pausado. Sí, los nombres llevaban poder en sí mismos, pero alardear de ello era solo cosa de necios. Le di un trago a mi copa de vino mientras ella digería la visión que acababa de enviarle, y observaba a Lyosha hablar con un hombre moreno. - Es más un sí que un no. Resulta que no todos los dragones de Ouroboros están satisfechos con el poder de control que los Pendragon pueden ejercer sobre ellos.
Al Consejo, por qué habría de decirselo? Negué con mi cabeza. No lo habia dicho a nadie del Consejo, ni tenía la más minima intención de hacerlo. Se lo diría a Zaphira, y ella podría hacer lo que gustase con esa información. Pensé....una vez usado, que impedía que volviese a extraer el poder del portal? Podía mirar a través del tiempo. La curiosidad, siempre la curiosidad. La misma que me ató a Belialt.
- No puedo darte muchos detalles pero no se encuentra demasiado bien. Estamos en la Torre que se encuentra en los terrenos exteriores de la isla, cercanos al bosque....la torre no tiene pérdida, se la ve desde lejos, aunque no nos quedaremos alli mucho tiempo. Si puedes ayudar a Adramelech, serás bienvenida. Altair, por el contrario.... - ni rastro de él. - Ha desaparecido de la faz de la tierra? - para regocijo de todos? Menos de Lyosha , claro....
A decir verdad tuve que desviar la mirada cuando la banda se puso a tocar esa canción, y les dediqué una mirada asesina. Después, no pude otra que sentir vergüenza ajena y cubrirme la cara un momento con la mano, suspirar y tratar de ignorar la cancion que se puso a gritar Thoren y otro más ahi a lo loco. Yo no tenía la culpa de que mi ancestro hubiese desatado "pasiones" y le hubiesen hecho una cancion mil veces versionada....
Despues se acercó Sofía, que nos saludó a todos con un cálido abrazo y nos dio aquella noticia de que se casaba. Le hice una reverencia a la pelirroja con mi cabeza, y luego, miré al teniente, dedicándole el mismo gesto tambien a él. A decir verdad, hacían buena pareja....
- Enhorabuena a los dos....os deseo mucha felicidad. - Sofía, por su sonrisa, lo parecía sin lugar a dudas. - Así que pronto tendremos otra boda. - hice un gesto como de que aquello me metía prisa. - No hacéis mas que adelantarme por la derecha.
Miré a Arleen cuando me devolvió el saludo, que se habia quedado pálida al verme. Seguía traumatizada por lo del Torneo? Ya me habia avisado Amaya.... en fin.... mejor recordar no ofrecerle nunca una taza de té usando a mis ghoul. Hasta a Lyosha le habia sacado un respingo. Lyosha, donde se habia metido? La localicé un momento, me pareció verla sonreir de modo burlon probablemente a causa de la canción y luego salió nuevamente de mi visual con un hombre moreno.
Giordano se acercó también a nosotros y me quedé mirando como Arleen intentaba hacerlo parecer alguien decente porque iba hecho un desastre... esos dos se conocían también. Al poco llegó una de las Pendragon, la morena, y pude percibir su fugaz momento de duda al verme alli....quizá la noticia de que no estaba muerto no había llegado a los Pendragon tan rápido como había creido que lo haría.
Mi gesto cambió rapidamente en cuanto apareció Adele en mi campo visual, precisamente la rubia a la que no me apetecía ver....mi ceño se frunció y le dediqué una fría mirada.
- Qué clase de Rasputín sería si me quedase muerto a la primera? - le respondí a Adele, el truco se explicaba por sí mismo con mi apellido....quien quisiera entender que entendiese. Dediqué una mirada a mis compañeros, a ninguno les era ajenos los tejemanejes de Adele por inscribir a mi bastardo como sucesor y a ella como encargada hasta que el mocoso tuviese la edad suficiente. Asi que ella acababa de darse cuenta de que le había chafado sus delirantes planes de futuro.
- Antes quería ver con cuanta rapidez movías ficha, y la verdad....no me decepcionaste. Record. - por si no le había quedado claro que conocía sus intenciones. - Donde está él? Lo has traido? - me refería a nuestro hijo. La verdad, me gustaría verlo y saber cómo se encontraba, pese a todo. Entonces vino con eso de que queria presentarme a alguien y un....ser? Persona? bastante enana apareció frente a nosotros, ataviado con una mascara de galeno y con poco de sí mismo a la vista, presentandose con una exagerada reverencia. Lo dejé hablar y presentarse, tras una rápida evaluación visual. Lo cierto era que viniendo de Adele, me esperaba casi cualquier cosa.
- Gracias. Cualquier estudioso de la nigromancia merece mi atención....cual es tu nombre? - necesitaría uno con el cual referirme a él. El mundo podría cambiar si se estudiara más. Aquella ultima frase captó mi atención de modo especial. -Sí....sobre todo si los invocadores inexpertos dejaran de jugarse la vida por desconocimiento. Falta estudio, como bien dices - añadí a su frase. Sus vidas, en fin, y las de otros.
Despues se acercó Sofía, que nos saludó a todos con un cálido abrazo y nos dio aquella noticia de que se casaba. Le hice una reverencia a la pelirroja con mi cabeza, y luego, miré al teniente, dedicándole el mismo gesto tambien a él. A decir verdad, hacían buena pareja....
- Enhorabuena a los dos....os deseo mucha felicidad. - Sofía, por su sonrisa, lo parecía sin lugar a dudas. - Así que pronto tendremos otra boda. - hice un gesto como de que aquello me metía prisa. - No hacéis mas que adelantarme por la derecha.
Miré a Arleen cuando me devolvió el saludo, que se habia quedado pálida al verme. Seguía traumatizada por lo del Torneo? Ya me habia avisado Amaya.... en fin.... mejor recordar no ofrecerle nunca una taza de té usando a mis ghoul. Hasta a Lyosha le habia sacado un respingo. Lyosha, donde se habia metido? La localicé un momento, me pareció verla sonreir de modo burlon probablemente a causa de la canción y luego salió nuevamente de mi visual con un hombre moreno.
Giordano se acercó también a nosotros y me quedé mirando como Arleen intentaba hacerlo parecer alguien decente porque iba hecho un desastre... esos dos se conocían también. Al poco llegó una de las Pendragon, la morena, y pude percibir su fugaz momento de duda al verme alli....quizá la noticia de que no estaba muerto no había llegado a los Pendragon tan rápido como había creido que lo haría.
Mi gesto cambió rapidamente en cuanto apareció Adele en mi campo visual, precisamente la rubia a la que no me apetecía ver....mi ceño se frunció y le dediqué una fría mirada.
- Qué clase de Rasputín sería si me quedase muerto a la primera? - le respondí a Adele, el truco se explicaba por sí mismo con mi apellido....quien quisiera entender que entendiese. Dediqué una mirada a mis compañeros, a ninguno les era ajenos los tejemanejes de Adele por inscribir a mi bastardo como sucesor y a ella como encargada hasta que el mocoso tuviese la edad suficiente. Asi que ella acababa de darse cuenta de que le había chafado sus delirantes planes de futuro.
- Antes quería ver con cuanta rapidez movías ficha, y la verdad....no me decepcionaste. Record. - por si no le había quedado claro que conocía sus intenciones. - Donde está él? Lo has traido? - me refería a nuestro hijo. La verdad, me gustaría verlo y saber cómo se encontraba, pese a todo. Entonces vino con eso de que queria presentarme a alguien y un....ser? Persona? bastante enana apareció frente a nosotros, ataviado con una mascara de galeno y con poco de sí mismo a la vista, presentandose con una exagerada reverencia. Lo dejé hablar y presentarse, tras una rápida evaluación visual. Lo cierto era que viniendo de Adele, me esperaba casi cualquier cosa.
- Gracias. Cualquier estudioso de la nigromancia merece mi atención....cual es tu nombre? - necesitaría uno con el cual referirme a él. El mundo podría cambiar si se estudiara más. Aquella ultima frase captó mi atención de modo especial. -Sí....sobre todo si los invocadores inexpertos dejaran de jugarse la vida por desconocimiento. Falta estudio, como bien dices - añadí a su frase. Sus vidas, en fin, y las de otros.
La mirada fría que me echó Matvey hizo que acentuase mi sonrisa, aunque sólo fuese para molestarle. Estaba claro que él no quería verme ni en pintura, que seguía molesto por el modo en el que obtuve al que él consideraba bastardo. - Ya veo. Debí haberlo supuesto...no se mata a Rasputín así como así. - su artimaña le había servido para ver más claramente mis intenciones, y ahora ya no tenía sentido disimular y decir otra cosa. Estaba claro lo que quería, se lo había dicho cuando le pedí que reconociese al niño como su descendiente. - Todos miramos por nuestro propio interés. El que diga lo contrario es un hipócrita. - le respondí antes de coger una nueva copa de una de las bandejas de los camareros que pasaban cerca.
Señalé con la cabeza hacia el lugar en el que jugaba Ivanov con su hermano mayor. El contraste entre ambos era evidente. Uno con el cabello negro azabache, y el otro con el cabello plateado. - Ahí está. Ahora tienes tu última oportunidad de decidir qué quieres para él. Si vas a rechazarlo definitivamente o si vas a reconocerlo. Según lo que decidas volverás a verle o no, aunque dudo mucho que eso te importe. Ni siquiera sabes lo que le hicieron en casa de los Pendragon. - dejé aquello a medias para picar su curiosidad, dejando entonces que fuese Noligma el que entablase conversación con Matvey. Metí baza en la conversación cuando Matvey le dijo eso de falta de estudio, algo así como una pulla. - Y por eso se supone que son necesarios los Descendientes. Para transmitir esos conocimientos, ¿no es así? tal vez puedas tomarlo como aprendiz. Te sorprendería ver lo que sabe sobre ciertos...objetos. - dejé caer con tono misterioso, bebiendo otro trago antes de retroceder unos cuantos pasos de espaldas. Al menos ya había presentado a Noligma al nigromante. Puede que incluso lo cogiese como aprendiz. - Estaré por aquí un poco más antes de marcharme. Tengo asuntos pendientes en tierra. Piensa lo que te he dicho, mañana nos iremos. - tras eso me di media vuelta, dirigiéndome de nuevo a donde estaban jugando los críos.
Señalé con la cabeza hacia el lugar en el que jugaba Ivanov con su hermano mayor. El contraste entre ambos era evidente. Uno con el cabello negro azabache, y el otro con el cabello plateado. - Ahí está. Ahora tienes tu última oportunidad de decidir qué quieres para él. Si vas a rechazarlo definitivamente o si vas a reconocerlo. Según lo que decidas volverás a verle o no, aunque dudo mucho que eso te importe. Ni siquiera sabes lo que le hicieron en casa de los Pendragon. - dejé aquello a medias para picar su curiosidad, dejando entonces que fuese Noligma el que entablase conversación con Matvey. Metí baza en la conversación cuando Matvey le dijo eso de falta de estudio, algo así como una pulla. - Y por eso se supone que son necesarios los Descendientes. Para transmitir esos conocimientos, ¿no es así? tal vez puedas tomarlo como aprendiz. Te sorprendería ver lo que sabe sobre ciertos...objetos. - dejé caer con tono misterioso, bebiendo otro trago antes de retroceder unos cuantos pasos de espaldas. Al menos ya había presentado a Noligma al nigromante. Puede que incluso lo cogiese como aprendiz. - Estaré por aquí un poco más antes de marcharme. Tengo asuntos pendientes en tierra. Piensa lo que te he dicho, mañana nos iremos. - tras eso me di media vuelta, dirigiéndome de nuevo a donde estaban jugando los críos.
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- Lyosha Svensson escribió:Pero qué curioso. Rasputin. Se rió al oír la dedicatoria y luego al cantante que lo dio todo en el escenario. El ritmo no era lo suyo, tampoco lo eran las danzas preparadas y medievales de los Descendientes. Lo cierto es que Lyosha nunca se había puesto a pensar en qué tipo de música le gustaba. Bailar le gustaba, a veces, con quien le apetecía. Pero eso no evitaba que moviera levemente las caderas y llevara el ritmo a medida que se acercaba a los guardias.
Pero los desgraciados se fueron, huyeron descaradamente de ella.
Un gruñido bajo de advertencia llegó, obstinado, por supuesto. ¿Acaso no podía Altaïr llegar con una apoteósica entrada, anunciándose? Sería fácil… Suspiró y alzó la botella para servirse en el vaso, tras eso bebió del licor a tragos grandes. Lo mejor que podía hacer, entonces, era emborracharse aunque sin alguien que viviera las masacres de la misma violenta manera que ella… ¿Qué hacía? Agh. Nadie se acercaba a sacarla a bailar y nadie se atrevía a hablarle. Bien, eso estaba bien. No quería liarse con magos.
Debería irse.
Pero entonces alguien llegó a su lado. El cantante. Lyosha posó sus fríos ojos azules en él y el tipo ni buenas noches ¿Sabes? -Qué curioso- Dijo la revenant mientras alzaba la mano y le tomaba de la mandíbula, su dedo índice enfundado en la uña de metal se clavó en el labio sin llegar a hacer daño. Según Khaled, debía comportarse -Din…Din…Din- Dijo, arrastrando y ronroneando las palabras -Soy la Matriarca de la hermandad de metal. ¿Quién pregunta? ¿Por qué nos buscas?- Preguntó atrayéndolo hacia ella, quedando a menos de un palmo de distancia y entrecerrando los ojos.
Me paré frente a ella cuando la peliblanca detuvo su sensual paseo y aparté la copa de mi boca porque me agarró de la mandíbula lo que me tomó por sorpresa pero la dejé hacer. Sentí el frío metal clavándose en mi piel acalorada, un contacto que agradecí y me pregunté si la temperatura del resto de su cuerpo sería igual de refrescante. La recorrí con una mirada insinuante, ahora que podía apreciarla de cerca, vi el extravagante maquillaje que acentuaba el aspecto imponente y una extraña marca clara en su frente.
Me daban curiosidad los misterios que guardaba la mujer, poseía una fragancia de la que solo podía identificar el matiz metálico, el resto era confuso. Pero sentía tanta curiosidad como prudencia que se intensificaron por igual al escuchar esos sonidos, una especie de tintineos roncos. A través de los años había pasado por mucho en mi búsqueda de los Soul Reaper y me pregunté en qué me metería esta vez. Avancé hacia ella, acortando las distancias de buena gana, pero confundido con su respuesta. Me resultaba difícil creer que no solo había dado con un miembro de la esquiva organización que había buscado por el mundo por casi dos décadas, sino que se trataba de uno de los líderes.
"¿Se está burlando de mi?" Me pregunté pero no parecía estar divertida así que resolví seguir por esa línea para ver en qué acababa, pero no me extrañaría que termine explotando en mi cara, mientras tanto iba a disfrutar. -Mi nombre es Allen Dushambe, llevo la mitad de mi vida buscándolos porque necesito la magia de sanación pero no soy un mago.- No había ningún tipo de reproche o rencor en mi tono, seguía siendo casual aunque era un tema que me tomaba en serio. Le mantuve la mirada mientras la mano que no sostenía la copa se deslizó por la cintura de la mujer y reptó hacia arriba por su espalda.
Tomé un puñado de su pelo blanco como la nieve en mi mano y tire ligeramente instandola a que levante el mentón para darme acceso a su cuello. -¿Hay más miembros de los Soul Reaper aquí?- Pregunté con voz ronca.
Noligma miro inquieto a Adela y a Rasputín ¿Era cosa suya, o la tensión se podía cortar con un cuchillo entre esos dos? Bueno, en este caso para ser mas representativos con la realidad: seria mas bien la tensión del ambiente fue quien cogió el cuchillo y acabaría con su propio sufrimiento, por que ahí no había tensión, había una guerra mundial de miradas y pullas disfrazadas que buscaban herirse, y si uno de los dos o los dos hubieran sacado armas para matarse mutuamente Noligma no se habría sorprendido o reaccionado hasta descubrir que estaba empapado de sangre.
Por suerte nada de eso había pasado realmente. Habría sido muy difícil de explicar mas tarde a las fuerzas pertinentes.
-¡CIERTO! No me he presentado, mi nombre es Noligma, dueño de una tienda de poca monta de objetos mágicos que he ido reuniendo por el mundo.
Si, había desprestigiado un poco el buen nombre de su tienda, pero no hablaba con cualquier mago, era un descendiente, si le picaba a creer que tenia objetos de gran poder, o bien se lo cree y luego sale decepcionado y lo manda a ejecutar o bien le roba sus valiosos objetos, si los tuviera.
Por alguna razón Noligma considero que Matvey estaba lanzando una pulla personal contra él, cuando hablo de aprendices, invocaciones fallidas... ¡¿COMO LO HABIA DESCUVIERTO?! ¡¿Fue por el nombre? no creía que nadie fuera a recordarlo a estas alturas, ya que fue casi invisible en la universidad de uroboros, no, no podía ser, tenia que ser una mera casualidad, como cuando crees que una galleta china te ha diagnosticado cáncer de hígado reversible por casualidad, no obstante tenia suerte de tener una mascara por rostro que no revelara como había afectado ese pequeño lapsus a lo que estaban hablando.
Tenia que responder algo o aquello se iba a volver un poco incomodo. Pero tenia que ser algo inteligente.
-Bueno,... ya sabe lo que dicen, los fallos del alumno son reflejo de la mala educación del maestro. Tal vez debería considerarse una renovación de los metodos de enseñanza a los ..."invocadores inexpertos" que puedan salirse del camino.
Adele recordó algunas palabras a Matvey y salió a disfrutar de la fiesta, como Noligmna no se había enterado ni un pijo de lo que estaban hablando la despidió.
-¡Hasta luego "MOn Cheri"!- Luego se volvió otra vez hacia Matvey diciendo aun cosas antes de darse cuenta de que su gesto no invitaba a seguir hablando de la fémina con la que claramente había algo de tensión suicidada- Que encanto de mujer, tan simpática y... y, Bueno... esto... ¿Algún estudio nuevo en el que este trabajando esa mente maravillosa señor Rasputín? ¿esqueletos que sepan seguir un ritmo musical? ¿invocando parcas? ... mejor pregunte usted....
Por suerte nada de eso había pasado realmente. Habría sido muy difícil de explicar mas tarde a las fuerzas pertinentes.
-¡CIERTO! No me he presentado, mi nombre es Noligma, dueño de una tienda de poca monta de objetos mágicos que he ido reuniendo por el mundo.
Si, había desprestigiado un poco el buen nombre de su tienda, pero no hablaba con cualquier mago, era un descendiente, si le picaba a creer que tenia objetos de gran poder, o bien se lo cree y luego sale decepcionado y lo manda a ejecutar o bien le roba sus valiosos objetos, si los tuviera.
Por alguna razón Noligma considero que Matvey estaba lanzando una pulla personal contra él, cuando hablo de aprendices, invocaciones fallidas... ¡¿COMO LO HABIA DESCUVIERTO?! ¡¿Fue por el nombre? no creía que nadie fuera a recordarlo a estas alturas, ya que fue casi invisible en la universidad de uroboros, no, no podía ser, tenia que ser una mera casualidad, como cuando crees que una galleta china te ha diagnosticado cáncer de hígado reversible por casualidad, no obstante tenia suerte de tener una mascara por rostro que no revelara como había afectado ese pequeño lapsus a lo que estaban hablando.
Tenia que responder algo o aquello se iba a volver un poco incomodo. Pero tenia que ser algo inteligente.
-Bueno,... ya sabe lo que dicen, los fallos del alumno son reflejo de la mala educación del maestro. Tal vez debería considerarse una renovación de los metodos de enseñanza a los ..."invocadores inexpertos" que puedan salirse del camino.
Adele recordó algunas palabras a Matvey y salió a disfrutar de la fiesta, como Noligmna no se había enterado ni un pijo de lo que estaban hablando la despidió.
-¡Hasta luego "MOn Cheri"!- Luego se volvió otra vez hacia Matvey diciendo aun cosas antes de darse cuenta de que su gesto no invitaba a seguir hablando de la fémina con la que claramente había algo de tensión suicidada- Que encanto de mujer, tan simpática y... y, Bueno... esto... ¿Algún estudio nuevo en el que este trabajando esa mente maravillosa señor Rasputín? ¿esqueletos que sepan seguir un ritmo musical? ¿invocando parcas? ... mejor pregunte usted....
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