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Me mantuve a la espera de que alguno de ellos reaccionase, pues los sanadores todavía no habían aparecido. Estaba tomándome mi tiempo para calcular el momento en que debía avisar a Catherine, pues seguramente tardaría aún horas en darse cuenta de que algo había sucedido. Caminé hacia una estantería de la sala de sanaciones, sacando un pergamino y pluma para escribir una rápida nota:
Terminé la nota, pero no la envié aún. Más tarde me pasaría por la lechucería del castillo para enviarla. Todo a su debido momento. Habían pasado algunos minutos cuando la mujer comenzó a despertarse. Me pareció divertido verla desorientada, sabiendo lo afortunada que debía considerarse por estar en mis dependencias. Al menos sabía comportarse y no montó una escena, agradeciendo al anfitrión.
- Wthyr Pendragon. Y sí, supones bien. Me debéis la vida. Si no hubiese llegado a tiempo ahora mismo seríais la cena de un gran dragón negro. - respondí sin ápice alguno de humildad porque no lo necesitaba, era cierto que su destino habría sido si yo no hubiese visto aquello. Sería una forma estúpida de morir, ir a pelearse como licántropos a la montaña de los dragones. - Me pareció extraño ver transformaciones fuera de la luna llena. Desconozco qué magia lo hizo posible, pero fue una ridiculez. - descrucé los brazos para aproximarme a ella, sin dar importancia alguna a que se pasease desnuda ante mí. Era innegable que tenía un cuerpo bonito a pesar de las heridas y lo que le habían hecho en la cara, pero en ese momento no me interesaba su físico. - No es necesario que los despiertes. Puedo detener los sangrados, cualquier Pendragon podría. - Extendí mi mano en su dirección, canalizando mi magia de sangre para frenar definitivamente el sangrado de cualquiera de sus heridas. Después hice lo mismo con los otros dos, haciendo que el flujo de sangre se detuviese antes de salir por las múltiples lesiones que tenían. Cicatrizar ya sería cosa de ellos.
Carta lechuza escribió:"He tenido que rescatar a tu garrapata y sus amigos, estaban en forma de licántropos perturbando a los dragones de la montaña. Se los habrían comido si yo no hubiese intervenido. Puedes venir a recogerlos...o si te da miedo venir ya te los enviaré yo."
W.Pendragon
Terminé la nota, pero no la envié aún. Más tarde me pasaría por la lechucería del castillo para enviarla. Todo a su debido momento. Habían pasado algunos minutos cuando la mujer comenzó a despertarse. Me pareció divertido verla desorientada, sabiendo lo afortunada que debía considerarse por estar en mis dependencias. Al menos sabía comportarse y no montó una escena, agradeciendo al anfitrión.
- Wthyr Pendragon. Y sí, supones bien. Me debéis la vida. Si no hubiese llegado a tiempo ahora mismo seríais la cena de un gran dragón negro. - respondí sin ápice alguno de humildad porque no lo necesitaba, era cierto que su destino habría sido si yo no hubiese visto aquello. Sería una forma estúpida de morir, ir a pelearse como licántropos a la montaña de los dragones. - Me pareció extraño ver transformaciones fuera de la luna llena. Desconozco qué magia lo hizo posible, pero fue una ridiculez. - descrucé los brazos para aproximarme a ella, sin dar importancia alguna a que se pasease desnuda ante mí. Era innegable que tenía un cuerpo bonito a pesar de las heridas y lo que le habían hecho en la cara, pero en ese momento no me interesaba su físico. - No es necesario que los despiertes. Puedo detener los sangrados, cualquier Pendragon podría. - Extendí mi mano en su dirección, canalizando mi magia de sangre para frenar definitivamente el sangrado de cualquiera de sus heridas. Después hice lo mismo con los otros dos, haciendo que el flujo de sangre se detuviese antes de salir por las múltiples lesiones que tenían. Cicatrizar ya sería cosa de ellos.
Savannah
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Le recorrió el rostro con curiosidad con eso de que le “debían la vida”. ¿Sería de esos que le gustaba que se arrodillaran? Probablemente. De acuerdo, tenía que ser inteligente. Agachó suavemente la cabeza e hizo una leve reverencia -Os agradezco en nombre de mi clan- Aunque Jarkko no era un Fenrir, quedaría entonces protegido por su palabra y si tocaba que ella tuviera que pagar alguna especie de deuda…Para algo era el alfa.
Decidió no responder a aquello de que era una ridiculez porque, en el fondo, pensaba lo mismo. Pero…Lo pensaba porque ¿Qué hacía Jarkko ahí? ¿Por qué Ian había cometido la locura de transformarse con él en las montañas? Savannah volvió la vista hacia Wthyr cuando se movió hacia ella y mantuvo el gesto neutral. Lo de que “no era necesario” no se lo tragaba, así que haría lo que le viniera en puta gana. Observó su mano y notó pronto que la sangre de su costado dejaba de fluir y entonces frunció el ceño sin comprenderlo… -¿Y has esperado hasta que me he despertado para hacerlo? – Inquirió un poco capciosa, podría haberlo hecho antes y ayudarlos a cicatrizar más rápido. ¿Por qué esperar?
Le plantó un cachetón a Ian en pleno rostro, a ver si con eso espabilaba. Volvió al otro y le hizo lo mismo a Jarkko. Tras eso se concentró en el fluido de la magia en sus venas, ya se encontraba más espabilada y no dudó en conjurar un patronus para Lorcan -Estoy en la residencia Pendragon con Ian y Jarkko, trae a Adam y ropa- Ordenó con voz neutral y una nutria salió volando hacia su destino. Sin embargo, el uso de aquella magia abrió una veda y la licántropa perdió el equilibrio. Se cogió de la camilla, accidentalmente, sobre el antebrazo del lobo y entonces se arqueó con un gruñido de ultratumba mientras se le erizaba la piel.
Giró su rostro hacia Wthyr, sus ojos dorados perdidos en nebulosas blancas, y lo observó en silencio durante un momento antes de hablar con una y mil voces:
Hay un gran poder en este mundo.
Pasado, olvidado. Presente, ignorado.
Futuro, en blanco.
Alas negras cubren el cielo.
El fuego destruye la tierra.
La guerra agita el infierno
Los espíritus abren sus puertas desde el umbral de la muerte.
La energía del caos renace.
La serpiente que se muerde la cola.
A diferencia de otras ocasiones, los espíritus no abandonaron a Savannah sino que la guiaron para que se detuviera frente al primogénito Pendragon, estudiándolo y, quizás, esperando esa pregunta que quería hacer.
Decidió no responder a aquello de que era una ridiculez porque, en el fondo, pensaba lo mismo. Pero…Lo pensaba porque ¿Qué hacía Jarkko ahí? ¿Por qué Ian había cometido la locura de transformarse con él en las montañas? Savannah volvió la vista hacia Wthyr cuando se movió hacia ella y mantuvo el gesto neutral. Lo de que “no era necesario” no se lo tragaba, así que haría lo que le viniera en puta gana. Observó su mano y notó pronto que la sangre de su costado dejaba de fluir y entonces frunció el ceño sin comprenderlo… -¿Y has esperado hasta que me he despertado para hacerlo? – Inquirió un poco capciosa, podría haberlo hecho antes y ayudarlos a cicatrizar más rápido. ¿Por qué esperar?
Le plantó un cachetón a Ian en pleno rostro, a ver si con eso espabilaba. Volvió al otro y le hizo lo mismo a Jarkko. Tras eso se concentró en el fluido de la magia en sus venas, ya se encontraba más espabilada y no dudó en conjurar un patronus para Lorcan -Estoy en la residencia Pendragon con Ian y Jarkko, trae a Adam y ropa- Ordenó con voz neutral y una nutria salió volando hacia su destino. Sin embargo, el uso de aquella magia abrió una veda y la licántropa perdió el equilibrio. Se cogió de la camilla, accidentalmente, sobre el antebrazo del lobo y entonces se arqueó con un gruñido de ultratumba mientras se le erizaba la piel.
Giró su rostro hacia Wthyr, sus ojos dorados perdidos en nebulosas blancas, y lo observó en silencio durante un momento antes de hablar con una y mil voces:
Hay un gran poder en este mundo.
Pasado, olvidado. Presente, ignorado.
Futuro, en blanco.
Alas negras cubren el cielo.
El fuego destruye la tierra.
La guerra agita el infierno
Los espíritus abren sus puertas desde el umbral de la muerte.
La energía del caos renace.
La serpiente que se muerde la cola.
A diferencia de otras ocasiones, los espíritus no abandonaron a Savannah sino que la guiaron para que se detuviera frente al primogénito Pendragon, estudiándolo y, quizás, esperando esa pregunta que quería hacer.
Di por buenos sus agradecimientos y su pequeña reverencia, no era una maleducada a pesar de ser una especie de despojo mágico licántropo. Eso sí, tenía la reverencia poco estudiada. Unas clases de vasallaje no le irían mal. Observé con condescendencia su reacción al frenado del sangrado, como queriendo decir un "sí, eso lo he hecho yo. Te he vuelto a salvar". - Obviamente. Tenías que verlo. Además, se supone que sois bastante fuertes, ¿no? no morirías tan fácilmente. - me dio cierta satisfacción la cachetada que le dio a Ian, aunque el muy cenutrio no despertó ni con esas. El otro melenudo era un desconocido, un simple extra.
Negué con la cabeza en un gesto de reproche cuando decidió enviar un patronus a no sé quién, diciendo donde estaba y pidiendo ropa. - Craso error. ¿Crees que voy a dejar entrar a alguno de tus otros amigos peludos o no peludos? Yo decido sobre cada persona que entra o sale de aquí. Los guardias tienen orden de no dejar pasar a nadie que no aceptemos. Además, en este momento sois mis invitados. Acepta la hospitalidad de los Pendragon. Disponemos de ropajes suficientes. - la mujer comenzó a tener comportamientos extraños a partir de ese momento, poniéndome en alerta por si pretendía hacer algún tipo de ataque. Cerré un puño y mantuve la otra mano preparada para controlar su sangre, manejarla a mi favor. Podría pararla a tiempo.
Clavé mis ojos en los suyos, ahora neblinosos y con apariencia de estar...¿poseída? sus voces variadas resultaban escalofriantes, mucho más esas palabras que no tenían nada que ver con lo que estábamos hablando hasta ese momento. Alas negras...fuego...aquello sonaba claramente a dragones. El resto de cosas me parecieron inconexas, pero sí que me di cuenta del significado de la última frase. Serpiente que se muerde la cola...Ouroboros. La agarré por la muñeca de manera algo violenta, atrayéndola hacia mí para que me respondiese. No parecía un simple numerito para impresionar, ya había visto antes posesiones y había escuchado palabras proféticas.
- ¿Qué acabas de decir? ¿Qué quiere decir esa...profecía? - apreté con más fuerza su muñeca, provocando voluntariamente con magia que su pulso se acelerase para ponerla más nerviosa.
Negué con la cabeza en un gesto de reproche cuando decidió enviar un patronus a no sé quién, diciendo donde estaba y pidiendo ropa. - Craso error. ¿Crees que voy a dejar entrar a alguno de tus otros amigos peludos o no peludos? Yo decido sobre cada persona que entra o sale de aquí. Los guardias tienen orden de no dejar pasar a nadie que no aceptemos. Además, en este momento sois mis invitados. Acepta la hospitalidad de los Pendragon. Disponemos de ropajes suficientes. - la mujer comenzó a tener comportamientos extraños a partir de ese momento, poniéndome en alerta por si pretendía hacer algún tipo de ataque. Cerré un puño y mantuve la otra mano preparada para controlar su sangre, manejarla a mi favor. Podría pararla a tiempo.
Clavé mis ojos en los suyos, ahora neblinosos y con apariencia de estar...¿poseída? sus voces variadas resultaban escalofriantes, mucho más esas palabras que no tenían nada que ver con lo que estábamos hablando hasta ese momento. Alas negras...fuego...aquello sonaba claramente a dragones. El resto de cosas me parecieron inconexas, pero sí que me di cuenta del significado de la última frase. Serpiente que se muerde la cola...Ouroboros. La agarré por la muñeca de manera algo violenta, atrayéndola hacia mí para que me respondiese. No parecía un simple numerito para impresionar, ya había visto antes posesiones y había escuchado palabras proféticas.
- ¿Qué acabas de decir? ¿Qué quiere decir esa...profecía? - apreté con más fuerza su muñeca, provocando voluntariamente con magia que su pulso se acelerase para ponerla más nerviosa.
La hostia de Savannah en la cara me habia despertado, aunque mi cuerpo tardó mas en responder porque lo sentia entumecido, pesado y totalmente doloroso. Quería moverme pero parecia que tenia paralisis del sueño de esa chunga, oia cosas pero no podia reaccionar.
Recordaba usar la piedra de Fenrir. Transformarme junto con Ian. Luego nada, todo en blanco. Y destransformarme, con un extraño sentimiento de desasosiego...soledad, dolor y mas dolor, y Savannah. El frio y aquel dragon, luego nada.
Pero aunque alli olia a dragon, no estabamos muertos. Oia los susurros en mi cabeza, querían que despertara. Abrí los ojos...Ian estaba alli, Savannah tambien, y alguien mas.
Podriamos haber muerto perfectamente, por culpa de...del dragon....de mi demostracion. Me incorporé un poco, solo quería salir de alli y esconderme en algun agujero. Entonces vi el trasero de Savannah, y un hombre muy corpulento frente a ella, sujetandola por la muñeca y con cara de malas pulgas. Sin quererlo, comencé a gruñir quedamente. Que hacia ese tipo con ella....que ademas estaba desnuda? Aun seguia medio cojo pero me puse de pie, cabreado, tenía instinto de protección hacia el alpha del que un dia fuese mi clan. Me sujeté la sabana con una mano y avancé hacia ellos, sin hacer demasiado ruido, hasta que al verla herida a ella emití un aspero gruñido.
-SUELTALA! - le gité al Pendragon, empujándolo y agarrándolo con mi mano metálica del brazo que estaba usando para apresar a Savannah. Le mordí el antebrazo y todo, un poco fuera de control. Suerte que el tio llevaba bastante ropa...sabía a cuero.
___
sombras scootean a wiwi?
Recordaba usar la piedra de Fenrir. Transformarme junto con Ian. Luego nada, todo en blanco. Y destransformarme, con un extraño sentimiento de desasosiego...soledad, dolor y mas dolor, y Savannah. El frio y aquel dragon, luego nada.
Pero aunque alli olia a dragon, no estabamos muertos. Oia los susurros en mi cabeza, querían que despertara. Abrí los ojos...Ian estaba alli, Savannah tambien, y alguien mas.
Podriamos haber muerto perfectamente, por culpa de...del dragon....de mi demostracion. Me incorporé un poco, solo quería salir de alli y esconderme en algun agujero. Entonces vi el trasero de Savannah, y un hombre muy corpulento frente a ella, sujetandola por la muñeca y con cara de malas pulgas. Sin quererlo, comencé a gruñir quedamente. Que hacia ese tipo con ella....que ademas estaba desnuda? Aun seguia medio cojo pero me puse de pie, cabreado, tenía instinto de protección hacia el alpha del que un dia fuese mi clan. Me sujeté la sabana con una mano y avancé hacia ellos, sin hacer demasiado ruido, hasta que al verla herida a ella emití un aspero gruñido.
-SUELTALA! - le gité al Pendragon, empujándolo y agarrándolo con mi mano metálica del brazo que estaba usando para apresar a Savannah. Le mordí el antebrazo y todo, un poco fuera de control. Suerte que el tio llevaba bastante ropa...sabía a cuero.
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El miembro 'Jarkko Cirth' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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-¿Necesitas testigos?- Inquirió, seguía curiosa por su accionar pero quizás era demasiado inocente para interpretar maniobras políticas. A fin de cuentas, ella se concentraba en su clan y todo el tejemaneje de los Descendientes le era ajeno. Tras enviar el patronus escuchó la voz del primogénito y no se sintió cómoda con aquello. Era una especie de…hospitalidad obligada. -¿Y qué pasa si me quiero ir? ¿Debo abrirme paso a través de tus guardias? ¿De ti? ¿O prefieres que llame a Altaïr para que hable contigo sobre nuestra libertad? Tu hospitalidad parece un poco forzada…- Reconoció y esperó a que le respondiera, lo cierto es que no se estaba sintiendo muy bienvenida pero al menos su clan sabía donde estaba y si llegaba a impedirle la comunicación Lorcan y Adam sabían qué hacer.
Pero todo se volvió difuso cuando los espíritus la poseyeron y la respuesta de Wthyr no tardó en concretarse. Atrapó su mano y Savannah se rió bajo y ronco -Tan lleno de preguntas, Pendragon y tan poco control- Después de eso se le quedó mirando un tiempo más en silencio
De oscuridad y azufre
De escamas y fuego
Caminará por la tierra
Un ser eterno
La balanza del mundo
caerá del lado en el que él esté.
Tras ello, el lobo ajeno al clan perdió los estribos y atacó a Wthyr. Savannah se quedó parada allí observándolo todo y, al mismo tiempo, a nada. Estando sin estar -¿Sabes cuántos pequeños sucesos tuvieron que acontecer para que tu fueras exactamente quien debes ser, Jarkko Cirth?- Preguntaron aquellas millones de voces mientras la chamana se acercaba hacia el pelinegro y lo cogía de la nuca obligándolo a soltar a su presa para que enfrentara su mirada blanca y llena de una luz que debería serle familiar -No hagas preguntas a los espíritus de las que no quieres oír la respuesta-
¿Siguen poseyendo? Pos si
Pero todo se volvió difuso cuando los espíritus la poseyeron y la respuesta de Wthyr no tardó en concretarse. Atrapó su mano y Savannah se rió bajo y ronco -Tan lleno de preguntas, Pendragon y tan poco control- Después de eso se le quedó mirando un tiempo más en silencio
De oscuridad y azufre
De escamas y fuego
Caminará por la tierra
Un ser eterno
La balanza del mundo
caerá del lado en el que él esté.
Tras ello, el lobo ajeno al clan perdió los estribos y atacó a Wthyr. Savannah se quedó parada allí observándolo todo y, al mismo tiempo, a nada. Estando sin estar -¿Sabes cuántos pequeños sucesos tuvieron que acontecer para que tu fueras exactamente quien debes ser, Jarkko Cirth?- Preguntaron aquellas millones de voces mientras la chamana se acercaba hacia el pelinegro y lo cogía de la nuca obligándolo a soltar a su presa para que enfrentara su mirada blanca y llena de una luz que debería serle familiar -No hagas preguntas a los espíritus de las que no quieres oír la respuesta-
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El miembro 'Savannah' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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- No, con admiradores me basta. - respondí en tono irónico a la pregunta de Savannah sobre los testigos, no iba a decirle mis verdaderas intenciones para haberlos salvado. Menos aún que ellos eran elementos accidentales de mi plan, sólo me importaba el ser que sobraba en la vida de Catherine. Él me estorbaba para lo que debía hacer. - Podrás irte. No tengo ningún interés en retenerte aquí. - hice una mueca de desprecio cuando mencionó a Altaïr, no sentía ningún respeto por aquel Descendiente. Aquella conversación finalizó cuando la mujer de cabello blanco acabó siendo víctima de alguna especie de posesión, algo que provocó aquella extraña profecía dicha por muchas voces. Mantuve su muñeca sujeta con firmeza, haciendo un sonido de frustración ante su primera respuesta tan evasiva. Teníamos demasiada experiencia con el Sanguis Ligno como para ignorar algo así. Era, cuanto menos, llamativo que sucediese en mi hogar. Otra maldita profecía vino tras esa, repitiendo una vez más que tenía que ver con dragones. Escamas. Un ser que podría cambiar el rumbo de la guerra, ¿era eso?
- ¿Quién es? ¿alguno de nuestros dragones? ¿Un Pendragon que existe o un futuro Pendragon? ¡HABLA! - la sacudí sin dejar de ejercer el control de sangre, necesitaba respuestas. Mucho temía que no las tendría. Por mi mente pasó la fugaz idea de que podía ser la futura progenie Pendragon- Le Fay. Por algo el árbol había pedido a Catherine. Tan enfrascado estaba en aquello que no vi venir al licántropo que había despertado, poniéndome en alerta sólo cuando gritó que soltase a la chica. Aquel despojo apartó mi mano de ella con un mordisco en mis brazales de cuero, cosa por la que se llevó un buen golpe de mis nudillos a mano vuelta. Eso sí, solté a la poseída, vidente, o lo que fuese. - Aparta, perro inmundo. - me había interrumpido, y eso me irritaba profundamente.
Las sombras extrañas de sus brazos me habían tocado, causando que algo atacase mi mente y me hiciese sacar a la luz un recuerdo enterrado. Sangre, despedidas, destino...el Sanguis Ligno reclamaba la vida de mis progenitores. Nada pudo hacerse...ojalá se hubiese impedido, pero no nos estaba permitido negarnos. Cerré los ojos fuertemente y me llevé una mano a la cabeza, aturdido y sin entender lo que acababa de pasar. Los malditos licántropos tenían poderes muy extraños, no iba a permitir que me siguiesen causando problemas.
Comencé a usar el control de sangre contra él, ralentizando su pulso hasta el punto de hacer que la sangre no fluyese lo suficiente para llegar a todas partes, lo que provocaría que no tardarse en marearse y caer al suelo. La mujer también había intervenido para quitarme a ese de encima, lo cual aproveché para apartarme más de ellos y seguir intentando librarme del de las sombras que se habían metido en mi cabeza.
- ¿Quién es? ¿alguno de nuestros dragones? ¿Un Pendragon que existe o un futuro Pendragon? ¡HABLA! - la sacudí sin dejar de ejercer el control de sangre, necesitaba respuestas. Mucho temía que no las tendría. Por mi mente pasó la fugaz idea de que podía ser la futura progenie Pendragon- Le Fay. Por algo el árbol había pedido a Catherine. Tan enfrascado estaba en aquello que no vi venir al licántropo que había despertado, poniéndome en alerta sólo cuando gritó que soltase a la chica. Aquel despojo apartó mi mano de ella con un mordisco en mis brazales de cuero, cosa por la que se llevó un buen golpe de mis nudillos a mano vuelta. Eso sí, solté a la poseída, vidente, o lo que fuese. - Aparta, perro inmundo. - me había interrumpido, y eso me irritaba profundamente.
Las sombras extrañas de sus brazos me habían tocado, causando que algo atacase mi mente y me hiciese sacar a la luz un recuerdo enterrado. Sangre, despedidas, destino...el Sanguis Ligno reclamaba la vida de mis progenitores. Nada pudo hacerse...ojalá se hubiese impedido, pero no nos estaba permitido negarnos. Cerré los ojos fuertemente y me llevé una mano a la cabeza, aturdido y sin entender lo que acababa de pasar. Los malditos licántropos tenían poderes muy extraños, no iba a permitir que me siguiesen causando problemas.
Comencé a usar el control de sangre contra él, ralentizando su pulso hasta el punto de hacer que la sangre no fluyese lo suficiente para llegar a todas partes, lo que provocaría que no tardarse en marearse y caer al suelo. La mujer también había intervenido para quitarme a ese de encima, lo cual aproveché para apartarme más de ellos y seguir intentando librarme del de las sombras que se habían metido en mi cabeza.
Tras aquel ataque tan poco planeado, pasaron muchas cosas a la vez. Las sombras de mis manos invadieron a Wthyr, al entrar en contacto con él, enviandome aquellas imagenes a la cabeza. Un arbol enorme, despedidas, sacrificios....una familia rota? El golpe del hombre me apartó de él con brusquedad con un golpe de su mano diciendo no se que de perro inmundo...al menos logré que soltara a Savannah.
Ella me agarró por la nuca y entre eso y el golpe del otro, no tuve mas remedio que soltarme del mago. La miré directo a los ojos pero los suyos estaban en blanco, iluminados por esa luz...y no hablaba con su voz. Otra vez, otra vez esos espiritus intentando...¿quien debía ser? Y eso que se supone que era? Ojalá lo supiera. Y por qué no iba a querer oir la respuesta? Quizá porque ellos sabian que era peor a la incertidumbre. Era una advertencia? Me dejaba, como siempre, con mas preguntas que respuestas.
- Savannah, vuelve. - le dije en voz baja, evitando tocarla. Las sombras habian dejado de estorbar a Wthyr. Lo que él hizo, junto con el hecho de que ya había perdido bastante sangre, provocó que un subito mareo me invadiese de arriba abajo, jutno a la incapacidad de controlar mis musculos. Noté mi cabeza flotar entre las nubes, se me cerraron los ojos y mi peso cayó encima de la chamana, atontado por la falta de riego.
Ella me agarró por la nuca y entre eso y el golpe del otro, no tuve mas remedio que soltarme del mago. La miré directo a los ojos pero los suyos estaban en blanco, iluminados por esa luz...y no hablaba con su voz. Otra vez, otra vez esos espiritus intentando...¿quien debía ser? Y eso que se supone que era? Ojalá lo supiera. Y por qué no iba a querer oir la respuesta? Quizá porque ellos sabian que era peor a la incertidumbre. Era una advertencia? Me dejaba, como siempre, con mas preguntas que respuestas.
- Savannah, vuelve. - le dije en voz baja, evitando tocarla. Las sombras habian dejado de estorbar a Wthyr. Lo que él hizo, junto con el hecho de que ya había perdido bastante sangre, provocó que un subito mareo me invadiese de arriba abajo, jutno a la incapacidad de controlar mis musculos. Noté mi cabeza flotar entre las nubes, se me cerraron los ojos y mi peso cayó encima de la chamana, atontado por la falta de riego.
Savannah
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El corazón de Savannah latía con más fuerza y aunque su cuerpo estaba inquieto y nervioso los espíritus la llenaban con calma, lo cual, parecía que lo que hacía Wthyr no le afectaba. Ni siquiera parpadeó cuando empezó a sacudirla -Tienes las señales frente a ti pero eres incapaz de verlas. Te han sido dichas tantas cosas pero no sabes leer entre líneas. ¿Alguna vez serás suficiente? ¿Alguna vez cumplirás tu cometido?- Inquirieron las voces esperando ver una reacción en él pero entonces el lobo atacó.
Un gruñido, que no pertenecía a los espíritus sino a la misma Savannah, apenas apareció cuando soltó lo de perro inmundo pero era incapaz de volver en sí misma. Los espíritus volvieron a controlarla para observar cómo Jarkko se mordía la lengua, pero ellos veían sus preguntas, veían su camino perdido y sabían que no podían hacer mucho más. Era trabajo de él descubrir quién era.
La cabeza de Savannah se inclinó hacia un lado cuando el lobo le pidió al envase que volviera. Sin embargo, los espíritus estaban divirtiéndose. La muchacha desde que había ascendido a alfa había logrado controlarlos demasiado tiempo y en ese momento carecía de la fortaleza para hacerlo. Sostuvo el peso del lobo antes de dejarlo contra el piso observando su estado en general. Cogió la sábana y lo cubrió bien antes de ir hacia la camilla de Ian sin dejar de mirar a Wthyr que parecía más ofuscado de la normal. La peliblanca puso las manos a cada lado de la sien de Ian -Te estamos esperando- Murmuraron hacia el pelinegro, observando sus ojos cerrados. Lo habían estado esperando mucho tiempo. Tan perdido como el mismo Jarkko ahora sería guía, si estaba dispuesto a tomarlo.
-Cada acción tiene una reacción. ¿Estarás listo para las consecuencias?- Preguntaron al unísono y alzó la mirada hacia él con el reflejo de una sonrisa sardónica en aquellos carnosos y labios -No eres el único que sabe mentir-
Un gruñido, que no pertenecía a los espíritus sino a la misma Savannah, apenas apareció cuando soltó lo de perro inmundo pero era incapaz de volver en sí misma. Los espíritus volvieron a controlarla para observar cómo Jarkko se mordía la lengua, pero ellos veían sus preguntas, veían su camino perdido y sabían que no podían hacer mucho más. Era trabajo de él descubrir quién era.
La cabeza de Savannah se inclinó hacia un lado cuando el lobo le pidió al envase que volviera. Sin embargo, los espíritus estaban divirtiéndose. La muchacha desde que había ascendido a alfa había logrado controlarlos demasiado tiempo y en ese momento carecía de la fortaleza para hacerlo. Sostuvo el peso del lobo antes de dejarlo contra el piso observando su estado en general. Cogió la sábana y lo cubrió bien antes de ir hacia la camilla de Ian sin dejar de mirar a Wthyr que parecía más ofuscado de la normal. La peliblanca puso las manos a cada lado de la sien de Ian -Te estamos esperando- Murmuraron hacia el pelinegro, observando sus ojos cerrados. Lo habían estado esperando mucho tiempo. Tan perdido como el mismo Jarkko ahora sería guía, si estaba dispuesto a tomarlo.
-Cada acción tiene una reacción. ¿Estarás listo para las consecuencias?- Preguntaron al unísono y alzó la mirada hacia él con el reflejo de una sonrisa sardónica en aquellos carnosos y labios -No eres el único que sabe mentir-
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- El efecto de tener dominada a la Pendragon era terriblemente excitante, pero él lo que quería es que ella suplicara su nombre, no el de Gio. Ahora que estaba atada de pies y manos a la cama, trabajar con el cuerpo de ella sería mucho más complicado y tendrían que ser ellos los que tuvieran que hacer el trabajo sucio, facilitando a la mujer sus necesidades. Sabía que la mujer estaba disfrutando, estaba excitada y se le notaba en cómo se arqueaba, pero la muy perra suplicó al italiano, y aquello hizo que una chispa de celos le recorriera todas sus vísceras.
Había tanteado su virilidad por el sexo de Shyvanna, la había dejado dispuesta para lo que estaba por venir, pero en ese momento se había olvidado del tercero en discordia, que había tomado las riendas de la doma de la señora Pendragon. Estaba disfrutando del trabajo oral que le estaba proporcionando la rubia, jadeando y ahogando profundos y viscerales gemidos. La tomó por el pelo y él fue el que marcó los tiempos, a él le gustaba rápido, profundo. Al principio fueron suaves movimientos de cadera, pero fue acelerando el ritmo. El contacto con la boca era húmedo, cálido y excitante. Y aquello le hacía arquear la espalda a cada poco tiempo, disfrutando. Con cada embestida se le contraía todo el cuerpo.
Estaba disfrutando de mi propio placer cuando noté el tirón del italiano para besarle. Era algo que llevaba esperando desde el principio. Noté su ansiedad y curiosidad y aquello me arrancó una sonrisa ladeada, pícara. Jugué con su boca tal y como me había pedido, entrecruzando nuestras húmedas lenguas, mordiéndole el labio a cada momento de respiración o jadeo que me producía Shyvanna con su trabajo. En algún momento mi cara quedó pegada a su cuello, haciéndole que pudiera escuchar el ronroneo profundo en el que el griego pedía más atención parte del italiano, pero dejaría que él fuera el que tomara la iniciativa con el cuerpo del moreno, ya se lo había pedido antes y quería saber de qué era capaz el italiano para complacerle. Por el momento se miraron intensamente, y luego se dirigieron a Shyvanna. Aquello iría a más, todos lo estaban pidiendo. Se relamió y sacó su virilidad de la boca de ella para trabajar en el cabecero de la cama y separar las manos de ella de éste.
Levanté a Shyvanna, que todavía permanecía maniatada para colarme por debajo de ella. Su espalda y mi torso se pegaron gracias a la humedad del sudor. Podía notar su calor y su olor corporal. Pasé mi nariz por su cuello para respirar profundamente su aroma, mientras que uno de mis brazos la rodeaba por el cuello y le levantaban la barbilla, para poder exponer su cuello de cisne para mi boca y labios. La otra mano estaba demasiado entretenida jugando con el otro orificio de la rubia Pendragon. Gio estaba trabajando con la parte superior, marcando los tiempos, pero Ixión trabajaría en otro de los campos. Se lamió los dedos y localizó el orificio posterior libre, le introdujo una de las falanges, y trabajó en círculos para dilatarlo. A aquello le siguió otro más, introduciéndolos hasta el tope porque, de lo contrario, entraría la mano completa. Entró en varias ocasiones y a distintos ritmos y cuando se cansó de preparar notó cómo aquella zona pedía más y sin notar la negativa de ella trabajó con la mano libre su virilidad para dirigirla hacia el hueco, introduciendo con decoro, en un principio, únicamente la punta.
Shyvanna Pendragon
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- +18:
- Definitivamente, si Ixion estaba buscando enloquecerla lo estaba logrando. Mantuvo su mirada en él mientras lo notaba acelerar el ritmo sólo porque disfrutaba enormemente verlo complacido por ella. Se dejó hacer porque no sólo disfrutaba de que le dieran placer sino de devolverlo. Y aquello sólo iba a mejor cuando vio a Giordano plantarle un beso tan delicioso al moreno. Un propio jadeo se escapó de sus labios al notar la exigencia de Ixión mientras besaba al italiano. ¿Era ella o aquel trío tenía demasiada química? Se arqueó suavemente y apretó los pies contra las sábanas para controlar el ramalazo de placer que le envolvió. Le encantaba obrar esa magia, verlos complementarse…
Agradeció que Ixión abandonara su boca porque cuando Giordano fue hasta abajo, tomando en cuenta lo caliente que estaba, era seguro que acabaría mordiéndolo. El roce le robó otro gemido que le regaló mirándolo y cuando finalmente se introdujo en ella la rubia gritó su nombre porque le dio, exactamente, lo que necesitaba. La profundidad, la firmeza, el deseo le recorrieron con tanta fuerza que apretó las cuerdas y se dejó llevar por aquel primer orgasmo. Cerró los ojos y sintió como éste se alargaba a medida que se movía lentamente con ella, cada movimiento iba acompañado con uno propio que buscaba más de esa deliciosa sensación que ya le recorría.
Respiraba agitada cuando Ixión la incorporó y el cambio de posición la hizo retorcerse. Apoyó la espalda en el pecho del moreno sintiendo el roce de sus pieles como aliciente más. Se encontraba sensible, malditamente sensible y por si fuera poco podía sentir cada músculo del pecho fornido del griego tocando sus puntos débiles. Pasó las manos, aun atadas, por el cuello de Giordano para mirarlo con una sonrisa complacida mientras levantaba la barbilla para Ixión. Cerró los ojos cuando el griego empezó a prepararla disfrutando de moverse con un poco más de libertad y cabalgar a Giordano como ella quería, dentro de las posibilidades que tenía. Se inclinó hacia delante para besar los labios de Giordano con la misma intensidad y fuerza con la que lo poseía. Quería saborearlo y recordarlo, tenerlo todo para ella y hacerlo memorable para los tres. Reconocía el sabor de su vasallo en los labios del descendiente y aquello la enloqueció haciendo que sus movimientos fueran aún más profundos.
Notó el momento en el que Ixión iba a más y se alejó de Giordano mordiéndole el labio. Tragó un poco y respiró profundo, soltando un pequeño jadeo cuando sintió la penetración del moreno -Gio… Espera…No te muevas- Murmuró porque estaba sucediendo exactamente lo que se temía. Había jugado a muchas cosas pero con herramientas más normales así que apoyó la frente en la de Giordano y esperó a que Ixión se deslizara en ella poco a poco, arqueándose para darle mejor acceso y, casi inconscientemente, clavándole las uñas a Gio en la espalda-No…os mováis- Dijo con la voz cascada cuando finalmente Ixión estuvo dentro de ella. El deseo la hacía vibrar por dentro y tenía la necesidad de moverse pero temía que la fueran a partir en dos. Así que…esperó, un momento para aceptarlos a los dos juntos. Abrió los ojos parpadeando lentamente antes de levantar un poco la cara encontrándose con la mirada del italiano -Ixión…Despacio- Le sugirió y con mucho cuidado fue recargándose de su pecho, girando la cabeza hacia el rostro de él. Sabía que el empuje de uno afectaría al otro, sabía que una vez que encontraran un ritmo juntos sería difícil parar así que en ese instante decidió que no sería ella quien se moviera sino que los dejaría actuar a ellos -Dame tus labios…- Le ordenó al griego buscando besarlo, al menos él tenía más libertad en las manos para guiarla.
Savannah escribió:El corazón de Savannah latía con más fuerza y aunque su cuerpo estaba inquieto y nervioso los espíritus la llenaban con calma, lo cual, parecía que lo que hacía Wthyr no le afectaba. Ni siquiera parpadeó cuando empezó a sacudirla -Tienes las señales frente a ti pero eres incapaz de verlas. Te han sido dichas tantas cosas pero no sabes leer entre líneas. ¿Alguna vez serás suficiente? ¿Alguna vez cumplirás tu cometido?- Inquirieron las voces esperando ver una reacción en él pero entonces el lobo atacó.
Un gruñido, que no pertenecía a los espíritus sino a la misma Savannah, apenas apareció cuando soltó lo de perro inmundo pero era incapaz de volver en sí misma. Los espíritus volvieron a controlarla para observar cómo Jarkko se mordía la lengua, pero ellos veían sus preguntas, veían su camino perdido y sabían que no podían hacer mucho más. Era trabajo de él descubrir quién era.
La cabeza de Savannah se inclinó hacia un lado cuando el lobo le pidió al envase que volviera. Sin embargo, los espíritus estaban divirtiéndose. La muchacha desde que había ascendido a alfa había logrado controlarlos demasiado tiempo y en ese momento carecía de la fortaleza para hacerlo. Sostuvo el peso del lobo antes de dejarlo contra el piso observando su estado en general. Cogió la sábana y lo cubrió bien antes de ir hacia la camilla de Ian sin dejar de mirar a Wthyr que parecía más ofuscado de la normal. La peliblanca puso las manos a cada lado de la sien de Ian -Te estamos esperando- Murmuraron hacia el pelinegro, observando sus ojos cerrados. Lo habían estado esperando mucho tiempo. Tan perdido como el mismo Jarkko ahora sería guía, si estaba dispuesto a tomarlo.
-Cada acción tiene una reacción. ¿Estarás listo para las consecuencias?- Preguntaron al unísono y alzó la mirada hacia él con el reflejo de una sonrisa sardónica en aquellos carnosos y labios -No eres el único que sabe mentir-
La bofetada de Savannah no me hizo despertar en su momento, no fue hasta algunos minutos después que comencé a reaccionar. Alguien me esperaba...pero no era una voz conocida. Eran muchas voces, y ninguna de ellas familiar. Abrí los ojos a medias para encontrarme con un rostro borroso, dejando escapar un leve gruñido de molestia. Estaba helado, agotado, me dolía y pesaba el cuerpo entero. Enseguida comencé a distinguir la cara de Savannah, recordando súbitamente toda la escena de la montaña con ella, con Jarkko y... - ¡El dragón!- me incorporé de manera repentina en la camilla en la que estaba, estando a punto de darle un golpe con la cabeza a Savannah. Decía cosas raras, ella misma estaba rara. Lo importante es que estaba viva, al igual que Jarkko, aunque parecía estar hecho mierda. En medio de la confusión y desorientación no entendí dónde estábamos, hasta que vi allí al primogénito Pendragon.
- Tú...¿¿todo esto es cosa tuya?? ¡Nos echaste encima a aquel dragón! - solté sin pensar siquiera que estábamos en su casa y no había ningún dragón cerca, bajándome de la camilla de golpe con intenciones de ir a por él. Demasiado rápido todo el movimiento, tuve que agarrarme a otra camilla a mitad de camino al estar a punto de caerme.
La poca claridad de las palabras de la poseída me desesperaba, aunque ya supiese cómo funcionaban esas cosas. Sí, estaba harto de intentar leer entre líneas, de interpretar palabras de antepasados, de espíritus... la que sabía de eso era Gwen, no yo. Me molestaron más de lo que querría reconocer sus preguntas sobre si alguna vez sería suficiente o cumpliría mi cometido, pero no lo manifesté. Mantuve un gesto de soberbia y hostilidad ante la problemática loba, librándome poco después de su debilitado compañero melenudo. No fue ningún reto, lo hice caer con facilidad. Avancé hacia Savannah con intenciones de hacer lo mismo, siguiendo sus movimientos hasta la camilla de Ian. Nadie le estaba esperando.
- No me digas...qué obviedad dicha por un espíritu...o lo que quiera que se te haya metido en el cuerpo. - repliqué a lo de la acción-reacción, bastante tenía ya con las dos perlas de profecías que había dejado. Tenía que hablar con Gwen, y también con Ixión. No necesitaba más de esa mujer. - Entonces mientes más que respiras. Interesante. - desvié la mirada hacia Ian, que se levantó acusando y diciendo incoherencias. Resoplé ignorándolo, no tenía pinta de ir a llegar muy lejos. - Ya me he cansado de tus tonterías. - ejercí mi magia de sangre sobre ella con la intención de hacerle perder el conocimiento, usando una intensidad mayor que con Jarkko. A él ya le había liberado del control, aunque tardaría un rato en despertarse. Lo mismo hice con Ian, esforzándome lo mínimo para hacerle caer de nuevo. Tras eso me di la vuelta, al final me habían hecho perder el tiempo. Caminé de vuelta hacia la nota que había escrito antes, escribiendo un añadido con el simple propósito de irritar.
Tras eso hice pasar a los sanadores, ordenando que limpiasen sus heridas y usasen magia de sanación para ayudar a la cicatrización natural. No les dije que usasen reabastecedoras, no pensaba gastar nuestros recursos en ellos. Que les diesen sopas en su casa, bastante es que los había salvado. Pedí también que trajesen ropas para los licántropos, que estuviesen presentables para la posible visita. Mandé a uno de los sanadores a enviar la nota sellada a la lechucería. Ahora sí que le enviaría el mensaje. Tras eso salí del ala de enfermería, perdiéndome por algún lugar del castillo.
- No me digas...qué obviedad dicha por un espíritu...o lo que quiera que se te haya metido en el cuerpo. - repliqué a lo de la acción-reacción, bastante tenía ya con las dos perlas de profecías que había dejado. Tenía que hablar con Gwen, y también con Ixión. No necesitaba más de esa mujer. - Entonces mientes más que respiras. Interesante. - desvié la mirada hacia Ian, que se levantó acusando y diciendo incoherencias. Resoplé ignorándolo, no tenía pinta de ir a llegar muy lejos. - Ya me he cansado de tus tonterías. - ejercí mi magia de sangre sobre ella con la intención de hacerle perder el conocimiento, usando una intensidad mayor que con Jarkko. A él ya le había liberado del control, aunque tardaría un rato en despertarse. Lo mismo hice con Ian, esforzándome lo mínimo para hacerle caer de nuevo. Tras eso me di la vuelta, al final me habían hecho perder el tiempo. Caminé de vuelta hacia la nota que había escrito antes, escribiendo un añadido con el simple propósito de irritar.
Lechuza para Catherine escribió:"He tenido que rescatar a tu garrapata (¿o eres tú la suya?) y sus amigos, estaban en forma de licántropos perturbando a los dragones de la montaña. Se los habrían comido si yo no hubiese intervenido. Puedes venir a recogerlos...o si te da miedo venir ya te los enviaré yo."
W.Pendragon
Tras eso hice pasar a los sanadores, ordenando que limpiasen sus heridas y usasen magia de sanación para ayudar a la cicatrización natural. No les dije que usasen reabastecedoras, no pensaba gastar nuestros recursos en ellos. Que les diesen sopas en su casa, bastante es que los había salvado. Pedí también que trajesen ropas para los licántropos, que estuviesen presentables para la posible visita. Mandé a uno de los sanadores a enviar la nota sellada a la lechucería. Ahora sí que le enviaría el mensaje. Tras eso salí del ala de enfermería, perdiéndome por algún lugar del castillo.
- +18 V.O:
- Oir a Shyvanna gritar mi nombre de ese modo tuvo un efecto electrizante, excitante, y todo lo bueno que acaba en -ante. Los sufijos son maravillosos. Ahora mismo, con Ixion debajo, eramos una palabra entera, con prefijo, raiz, y sufijo y....
Mierda, tenia que concentrarme si no queria irme ya dentro de ella, era demasiado pronto.... pero el modo de arquear la espalda, sus gemidos y sentir su orgasmo ocurrir con toda su fuerza alrededor de mi miembro eran demasiado provocativos. Me estaba apretando a base de bien y eso causó que se me escapara una especie de risa-protesta, pero seguí moviendome, empujando hacia su interior, cada vez mas profundo y mas lento...movimientos que ella acompañaba haciendo venir su cadera hacia mi, asegurandome de que la acompañaba durante todo ese climax, que fue bastante prolongado.
Liberé uno de sus muslos cuando terminó, para apartarme el pelo de la cara que se me habia ido casi todo encima, y ya estaba pegado a la frente a causa del sudor. Ixion comenzó a cambiar de posicion.... Interesante. Shyvanna había terminado una vez, pero nosotros aun podiamos seguir dando juego. Mi respiracion era ya agitada, no tanto por el esfuerzo fisico que tampoco habia sido mucho, si no porque me habia costado aguantarme para no irme con ella.
Un leve cambio de posición, Shyvanna al pasar sus manos atadas por mi cuello quedó sentada sobre mi, que estaba de rodillas, e Ixión tras su espalda. Estábamos muy cerca los tres. Notaba calambrazos de placer subirme desde la parte baja del abdomen cada vez que ella se movía sobre mi, empujada tambien por Ixión. La sujetaba por los muslos, recibiendo su beso con los ojos cerrados. Ya sin reservas, recorrí sus labios y su lengua, y cuando se alejó de mi, exploré su cuello, entre jadeos, esperando. Me quedé quieto, mirándola ahora a la cara.... miré un momento a Ixion, asi que los preliminares se habian terminado. Cuando ella apoyó su frente sobre la mia le devolví el toque de nariz de antes, estudiaba sus ojos en espera de una señal. No, no me movía. Pero al tiempo que ella clavó sus uñas en mi espalda, fui capaz de notar a Ixion abrirse hueco tambien dentro de ella...tan solo separados por una pared de tejido en su interior. Solté un "uff" porque aquello fue como tensarle las cuerdas a un instrumento y prepararse para la melodía final.
- ¿ahora? - la interrogué con voz agitada. Levantó su cabeza para mirarme y decirle al griego que fuese despacio. Lo que hiciera el uno lo iba a notar tambien el otro, y ella podia moverse lo justo.
Cuando recostó su espalda sobre Ixion dejó sus pechos al descubierto. Subí una de mis manos por el centro de su abdomen, bien definido y con alguna cicatriz. Pasé mi vista por ahi, por ella, por Ixion que la tenia atrapada por detras. No podia quejarme de las vistas.
- A decir verdad....te has portado,...bastante bien... -le dije a Shyvanna, al tiempo que comenzaba a moverme dentro de ella nuevamente, poco a poco, para encontrar un ritmo adecuado junto con el moreno. Chasqueé los dedos, haciendo asi que se aflojaran las cuerdas que la habian mantenido atada hasta el momento, empujando con mas fuerza al notar como su deseo iba en aumento, al igual que el mio. Por los movimientos de sus musculos, por como se estremecia, por su respiración...podía notarlo. E Ixión, del otro lado, no ayudaba a evitarlo...al contrario. Las sensaciones de placer comenzaron a ser tan intensas que terminé por aumentar el ritmo, ágil y fuerte, con compás, dejandome llevar por los impulsos fisicos de mi cuerpo. Cerré los ojos... podía notarlos a ambos. Los miré un momento, era una mirada de advertencia, o algo asi, una señal. Volvi a cerrarlos, estallando de placer dentro de ella, ahogando entre mis dientes apretados un sonido de éxtasis.
Sin embargo continué un poco mas, no quería dejar a ninguno a medias. Entre jadeos apoyé mi frente en el pecho de Shyvanna, necesitaria unos segundos para bajar pulsaciones...
- Eh...antes dijiste algo de cabalgar un dragon pero....hasta ahora la unica que ha cabalgado eres tu. - me acerqué al oido de la rubia y le susurré una sugerencia, aunque le susurraba a ella estaba mirando a Ixión. Con un gesto sutil de mis ojos hacia atrás, le indiqué donde podría posicionarse a continuacion.
- +18:
- La entrada al cuerpo de Shyvanna fue lenta pero segura. Ixión ya había trabajado en aquellas zonas en el pasado y sabía que un desgarro no sería de placer para ninguno de los presentes. Por eso había trabajado antes en la zona para poder dejarla abierta y lubricada, para que fuera capaz de recibir su excitado miembro. Permitió que la rubia se incorporara y la aguantó con su brazo estirado, aquella posición facilitaría mucho más la entrada. Notó la contracción de la Pendragon, aquella que le hizo clavar las uñas en la espalda del italiano y sonrió con malicia, pues sabía perfectamente en el punto que estaba ella y en el que estaba él. Aquel orificio tenía una textura y placer distinto al medio, pero aquello no le quitaba que fuera menos placentero. Era más terso, húmedo y caliente, y producía una sensación gratificante. Ya estaba dentro cuando la rubia volvió a ella, ahogando un murmullo de asentimiento para corroborar que todo estaba bien en ella. Sacó con cuidado su miembro, pero antes de que saliera del todo volvió a introducirlo, repitiendo este ritmo lento en varias ocasiones, a fin de poder abrir más todavía el orificio anal. Levantó la mirada al italiano para indicarle que la mujer estaba lista para poder recibirlos a los dos de forma simultánea, pero no tanto a sus empujes.
Volvió a coger a la jinete de los dragones por el cuello rozando sus labios y la punta de su nariz con los de ella, desobedeciendo su orden otra vez, arrancándole una sonrisa pícara -Suplícalo- Le susurró al oído de una forma aspirada y cálida. Ahogó un gruñido cuando el italiano empezó a trabajar con su cadera en el ir y venir de su miembro en el interior de la rubia y tuvo que morder a la rubia en el cuello para saciar su excitación. Notaba la erección del miembro del castaño, mínimamente separados por un par de membranas y músculos. La virilidad y los embistes del italiano no defraudaban y cada movimiento de él hacía que los otros los recibieran, produciendo una excitación en ambos. El griego tenía rodeada a la rubia con una de sus manos para poder cogerla del cuello, pero su otra mano todavía podía entretener a la pareja. Fue descendiendo lentamente, rozando la curva del tórax, el abdomen, cadera y pelvis hasta llegar al clítoris de ella, que quedaba expuesto a pesar de la virilidad del italiano. Jugó con sus dos dedos haciendo círculos en aquella zona, entrando y saliendo del recorrido de sus labios mayores. Capté la mirada del Descendiente jugando con la Pendragón y se la devolví, decorada con una sonrisa ladeada, lasciva y lujuriosa, si creía que solo tenía para una estaba muy equivocado, porque hubiera podido con los dos sin ningún problema. Con cada embiste del italiano la fuerza y el gozo iba en aumento, hasta que no puede evitar soltar un gemido sonoro, provocado por la contracción placentera de todo el cuerpo causado por el éxtasis. Necesité echar la cabeza hacia atrás para poder respirar con más espacio, mientras mi pecho ascendía y descendía, chocando contra la espalda de Shyvanna. Podía notar sus palpitaciones y con cada estremecimiento de ella, mi cuerpo recorría una corriente eléctrica placentera.
El cese de los movimientos de Giordano permitió que todos pudiéramos respirar para recuperar el fuelle del exceso. Me dejé caer sobre la espalda de Shyvanna, colocando mis labios en su cuello para recorrerlo suavemente cuando me encontré con la mirada del italiano. Esperaba que no trabajase con la sutileza en su día a día, porque aquello no se le escapó. Le sonrió abiertamente y se relamió, pasando la lengua por sus relucientes dientes blancos mientras alzaba la ceja. Sus placeres serán correspondidos. Ixión salió del interior de Shyvanna y de debajo de ella para arrastrarse hasta la posición nueva. Recorrió la espalda del italiano con la boca hasta terminar en sus nalgas, aspirando con fuerza el aroma a café del Descendiente, terminando por morderle una de las nalgas. Quería, NECESITABA, poder unírsele en uno, lo llevaba deseando desde que habían empezado a jugar. Arqueó su cuerpo para colocarla pegada a la espalda del italiano mientras con la mano palpaba su nuevo destino hasta que lo descubrió, lo lubricó con saliva y lo abrió con los dedos. Se incorporó para poder ver aquel majestuoso momento: con una de las manos agarró con fuerza la cadera de Giordano y con la otra dirigió su masculinidad hacia su destino y entró con cuidado, con timidez, mientras el orificio terminaba de dilatarse y adaptarse a su nuevo huésped. No le costó avanzar y cuando estaba dentro, Ixión tomó con ambas manos al italiano y empezó a dirigir el movimiento de vaivén de los glúteos del castaño hacia el cuerpo del moreno. Apretó los dientes y arqueó la espalda con aquella primera recepción tan placentera. Y luego trabajó con su propia cadera, avanzando hacia delante mientras hacía el movimiento contrario con la del italiano, acompasando el movimiento de todo el cuerpo, como si de un baile se tratara. Su cuerpo le pidió acelerar el tempo de aquellos movimientos, y fue en ese momento cuando necesitó atacar a su presa, inclinándose hacia delante para morder la zona del trapecio del cuello del italiano, con ansia, con lujuria, con dominación.
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