Después de que le dieran la villa, se preocupó por buscar sus cosas y otras más para Zephyr. También fue a la cabaña a buscar de Aedan y Aelin para poder adecuar la casa esa que era tan… no ella, pero no podía decirse que era incómoda.
Tardó en revisar los mensajes del brazalete y les prestó atención después de que el Ghoul le trajera la carta de Matvey. Allí empezó a enviar mensajes a diestra y siniestra, hablando con Khan y decidiendo optar por la parte teórica sin soltar prenda sobre los dragones. El tema del temblor le hizo contactar a Ian de inmediato pero no tuvo respuesta.
Analizó después que era una ilusa al creer que todo podía ser medianamente normal y no tardó mucho en sentarse en un sofá a llorar cuando Zephyr estaba dormido, tratando de aligerar el peso que tenía en el corazón porque por mucho que ahora fuese "egoísta" y que defendiera realmente lo que quería… no podía evitar sentirse como una desgraciada por haberle hecho eso a Ian. Pensó en su conversación una y otra vez, en sus propias acciones y decidió que se había comportado mal. Tendría que haber hablado con él en la cabaña… pero el asunto con su familia lo retrasado. Tuvo que usar el cerebro, dejar sus impulsos a un lado, pero no lo hizo y aquello la tenía alicaída.
El resto del tiempo lo había pasado anotando todo lo que tenían del Sanguis Ligno, incluso los comentarios del resto de almas pues Catherine había reingresado a ese recuerdo millones de veces con tal de no perder nada. También anotaba las opciones que tenían para derrotar a Charles pero seguía sin saber bien en qué plano estaba… ¿Matvey tendría éxito? Suspiró, y si lo tenía, le serviría a Wthyr? ¿Trabajarían juntos?
Decidió que, como aún quedaban un par de días para que Wthyr, tomaría la sugerencia de Khan e iría a averiguar sobre sus libros llevándose a Zephyr. Una visita rápida… para alejarse del puto calor que la estaba volviendo loca y, quizás, ir a buscar a sus hijos.
Tardó en revisar los mensajes del brazalete y les prestó atención después de que el Ghoul le trajera la carta de Matvey. Allí empezó a enviar mensajes a diestra y siniestra, hablando con Khan y decidiendo optar por la parte teórica sin soltar prenda sobre los dragones. El tema del temblor le hizo contactar a Ian de inmediato pero no tuvo respuesta.
Analizó después que era una ilusa al creer que todo podía ser medianamente normal y no tardó mucho en sentarse en un sofá a llorar cuando Zephyr estaba dormido, tratando de aligerar el peso que tenía en el corazón porque por mucho que ahora fuese "egoísta" y que defendiera realmente lo que quería… no podía evitar sentirse como una desgraciada por haberle hecho eso a Ian. Pensó en su conversación una y otra vez, en sus propias acciones y decidió que se había comportado mal. Tendría que haber hablado con él en la cabaña… pero el asunto con su familia lo retrasado. Tuvo que usar el cerebro, dejar sus impulsos a un lado, pero no lo hizo y aquello la tenía alicaída.
El resto del tiempo lo había pasado anotando todo lo que tenían del Sanguis Ligno, incluso los comentarios del resto de almas pues Catherine había reingresado a ese recuerdo millones de veces con tal de no perder nada. También anotaba las opciones que tenían para derrotar a Charles pero seguía sin saber bien en qué plano estaba… ¿Matvey tendría éxito? Suspiró, y si lo tenía, le serviría a Wthyr? ¿Trabajarían juntos?
Decidió que, como aún quedaban un par de días para que Wthyr, tomaría la sugerencia de Khan e iría a averiguar sobre sus libros llevándose a Zephyr. Una visita rápida… para alejarse del puto calor que la estaba volviendo loca y, quizás, ir a buscar a sus hijos.
Los días con los tres niños eran…agotadoras o es que ella no estaba durmiendo o comiendo bien, pero su energía estaba por los suelos. Quizás también influía la conversación que había tenido con Khan, con su padre y el tajante silencio de Ian, que no hacía más que intensificar su culpabilidad.
Aún así, intentaba cuidar a los niños lo máximo posible pese a que Anna estaba allí con ella. En ese momento, estaba distraída dibujando con Aedan, observando cómo había mejorado sus trazos -Te has esforzado mucho… ¿Te gusta como se ve?- Le preguntó Catherine mientras intentaba mantener el suyo sencillo, no deseando realmente expresar a través de su dibujo lo que sentía en ese momento.
Sin embargo, Aedan se removió inquieto y de pronto empezó a hacer rayas sin ton ni son y Catherine frunció el ceño -¿Aedan? ¿estás bien, cariño?- Preguntó alzando una mano para acariciarle el cabello con suavidad pero en cuanto lo hizo el niño la miró negando con la cabeza, en una especie de berrinche que Catherine nunca había visto y empezó a llamar a Ian a gritos.
Aquello le estrujó el corazón y se incorporó para cogerlo en brazos y abrazarlo -¿Quieres que vayamos a ver a papá? ¿Es eso?- Preguntó sintiendo que aquellos meses en los que su presencia había sido escasa habían pasado más factura de la que creía y partiéndole el corazón en el proceso. Intentó tranquilizarlo sin mucho éxito y empezó a preocuparse.
-¿Anna? Ayúdame con los niños - La llamó para que preparara el coche doble y metiera allí a los mellizos mientras ella intentaba tranquilizar Aedan que ahora sólo lloraba y gimoteaba. Abrió un portal de inmediato a la casa Hacksaw.
Aún así, intentaba cuidar a los niños lo máximo posible pese a que Anna estaba allí con ella. En ese momento, estaba distraída dibujando con Aedan, observando cómo había mejorado sus trazos -Te has esforzado mucho… ¿Te gusta como se ve?- Le preguntó Catherine mientras intentaba mantener el suyo sencillo, no deseando realmente expresar a través de su dibujo lo que sentía en ese momento.
Sin embargo, Aedan se removió inquieto y de pronto empezó a hacer rayas sin ton ni son y Catherine frunció el ceño -¿Aedan? ¿estás bien, cariño?- Preguntó alzando una mano para acariciarle el cabello con suavidad pero en cuanto lo hizo el niño la miró negando con la cabeza, en una especie de berrinche que Catherine nunca había visto y empezó a llamar a Ian a gritos.
Aquello le estrujó el corazón y se incorporó para cogerlo en brazos y abrazarlo -¿Quieres que vayamos a ver a papá? ¿Es eso?- Preguntó sintiendo que aquellos meses en los que su presencia había sido escasa habían pasado más factura de la que creía y partiéndole el corazón en el proceso. Intentó tranquilizarlo sin mucho éxito y empezó a preocuparse.
-¿Anna? Ayúdame con los niños - La llamó para que preparara el coche doble y metiera allí a los mellizos mientras ella intentaba tranquilizar Aedan que ahora sólo lloraba y gimoteaba. Abrió un portal de inmediato a la casa Hacksaw.
A GO TA DA
Catherine se tiró en la cama. Bueno, más que tirarse, se cayó allí y cerró los ojos. Después de un día más en Londres cuidando a Ian, acordaron que se los llevaría para que él pudiera recuperarse y que tratarían de llamarse por el espejo aunque fuese un ratito todas las noches para que saludara a Aedan. Hacía apenas unos momentos que había terminado de hablar con él y los tres niños descansaban, en sus cunas, no muy lejos de la cama principal pero accesibles y custodiados por sus dos lobos.
La verdad es que tras la conversación con Ian había entendido que aspiraba demasiado en base a su relación anterior y aquello le había dolido pero no dejaba de comprenderlo. Se reacomodó en la cama lentamente, mirando hacia el techo cuando de pronto una presencia le alertó. Debería haber salido corriendo hacia sus hijos, o gritar…O algo, pero cuando el ghoul la miró, ladeó la cabeza con curiosidad -No llegué a tiempo ¿verdad?- Suspiró -Últimamente no llego a tiempo a nada-
“Y no voy a llegar a tiempo contra Charles, ni a solucionar lo del Sanguis antes de que la isla caiga… Porque no sé qué hacer”
Se fue incorporando dándose cuenta de que estaba un poco más débil de lo normal, pero lo achacó al cansancio y estrés de lo sucedido con Ian y luego cuidar a los tres niños aunque debía reconocer que Anna era un gran apoyo. Cogió la carta y observó al ghoul que iba a retirarse, arrugó la nariz -Quédate un rato- Murmuró, sintiendo que la extraña presencia del bicho la relajaba de una forma que no llegaba del todo a comprender. Quizás porque siempre había estado presente en su infancia durante sus ratos con Matvey. Sin embargo, soltó un par de sus sonidos respectivos y desapareció. Catherine soltó un suspiro y miró el sello de Rasputín con un gesto algo… temeroso.
“¿Qué me vas a decir? ¿Que has fallado? ¿Que haga caso a tu otra carta?”
Pese al miedo que sentía ante la simple idea de perder a Matvey, Catherine abrió el sobre y empezó a leer frunciendo el ceño -Sé quién es Lémoni- Le espetó a la carta poniendo los ojos en blanco para luego seguir leyendo sin comprender porqué tenía que buscar a Altair. Aún así, la frase de la sangre hizo que le recorriera un escalofrío y apartó la carta hacia un lado mientras se echaba en la cama sintiendo que todo le daba vueltas mientras los recuerdos empezaban a fluir sin que pudiera detenerlos.
“ -La sangre te llama, muchacha-”
Tuvo que hacer un esfuerzo por controlar las náuseas. Se giró hacia un lado, hacia la carta, pensando en Altair. La última vez que lo había visto…Fue cuando se enteró de la muerte de Rhaegar. No era positivo estar reviviendo las muertes de sus hermanos y se sentía incómoda y triste.
“Nos veremos en el otro lado”
Esas habían sido sus palabras de despedida. Catherine alargó la mano para delinear el nombre de Altair con la punta del índice pensando en que si ella había tenido que trabajar mucho el asunto con su madre… Qué difícil debía ser …Ser el primogénito y saber que le quería muerto. Suspiró quedamente y se incorporó de nuevo, ganándole la batalla a las lágrimas para atraer hacia ella uno de los libros que se había llevado a Italia y que podía ayudarle con la elaboración perfecta del sigilo…Al que sin duda le pondría su sangre.
Tras ello contestó a Lémoni y se quedó el resto de la noche en vela hasta quedarse dormida sentada con el libro en el regazo y varios bocetos de sigilo alrededor.
[...]
Después de algunos días más de investigación y de recaudar un poco de los materiales que necesitarían para hacer lo que Matvey había pedido, abrió un portal hacia Inglaterra. En principio, para ver como estaba Ian y darle a los niños. Luego abrió otro llevando a Anna consigo y a Zephyr, por encima de su cadáver iba a quitarle la mirada de encima al niño.
Catherine se tiró en la cama. Bueno, más que tirarse, se cayó allí y cerró los ojos. Después de un día más en Londres cuidando a Ian, acordaron que se los llevaría para que él pudiera recuperarse y que tratarían de llamarse por el espejo aunque fuese un ratito todas las noches para que saludara a Aedan. Hacía apenas unos momentos que había terminado de hablar con él y los tres niños descansaban, en sus cunas, no muy lejos de la cama principal pero accesibles y custodiados por sus dos lobos.
La verdad es que tras la conversación con Ian había entendido que aspiraba demasiado en base a su relación anterior y aquello le había dolido pero no dejaba de comprenderlo. Se reacomodó en la cama lentamente, mirando hacia el techo cuando de pronto una presencia le alertó. Debería haber salido corriendo hacia sus hijos, o gritar…O algo, pero cuando el ghoul la miró, ladeó la cabeza con curiosidad -No llegué a tiempo ¿verdad?- Suspiró -Últimamente no llego a tiempo a nada-
“Y no voy a llegar a tiempo contra Charles, ni a solucionar lo del Sanguis antes de que la isla caiga… Porque no sé qué hacer”
Se fue incorporando dándose cuenta de que estaba un poco más débil de lo normal, pero lo achacó al cansancio y estrés de lo sucedido con Ian y luego cuidar a los tres niños aunque debía reconocer que Anna era un gran apoyo. Cogió la carta y observó al ghoul que iba a retirarse, arrugó la nariz -Quédate un rato- Murmuró, sintiendo que la extraña presencia del bicho la relajaba de una forma que no llegaba del todo a comprender. Quizás porque siempre había estado presente en su infancia durante sus ratos con Matvey. Sin embargo, soltó un par de sus sonidos respectivos y desapareció. Catherine soltó un suspiro y miró el sello de Rasputín con un gesto algo… temeroso.
“¿Qué me vas a decir? ¿Que has fallado? ¿Que haga caso a tu otra carta?”
Pese al miedo que sentía ante la simple idea de perder a Matvey, Catherine abrió el sobre y empezó a leer frunciendo el ceño -Sé quién es Lémoni- Le espetó a la carta poniendo los ojos en blanco para luego seguir leyendo sin comprender porqué tenía que buscar a Altair. Aún así, la frase de la sangre hizo que le recorriera un escalofrío y apartó la carta hacia un lado mientras se echaba en la cama sintiendo que todo le daba vueltas mientras los recuerdos empezaban a fluir sin que pudiera detenerlos.
“ -La sangre te llama, muchacha-”
Tuvo que hacer un esfuerzo por controlar las náuseas. Se giró hacia un lado, hacia la carta, pensando en Altair. La última vez que lo había visto…Fue cuando se enteró de la muerte de Rhaegar. No era positivo estar reviviendo las muertes de sus hermanos y se sentía incómoda y triste.
“Nos veremos en el otro lado”
Esas habían sido sus palabras de despedida. Catherine alargó la mano para delinear el nombre de Altair con la punta del índice pensando en que si ella había tenido que trabajar mucho el asunto con su madre… Qué difícil debía ser …Ser el primogénito y saber que le quería muerto. Suspiró quedamente y se incorporó de nuevo, ganándole la batalla a las lágrimas para atraer hacia ella uno de los libros que se había llevado a Italia y que podía ayudarle con la elaboración perfecta del sigilo…Al que sin duda le pondría su sangre.
Tras ello contestó a Lémoni y se quedó el resto de la noche en vela hasta quedarse dormida sentada con el libro en el regazo y varios bocetos de sigilo alrededor.
[...]
Después de algunos días más de investigación y de recaudar un poco de los materiales que necesitarían para hacer lo que Matvey había pedido, abrió un portal hacia Inglaterra. En principio, para ver como estaba Ian y darle a los niños. Luego abrió otro llevando a Anna consigo y a Zephyr, por encima de su cadáver iba a quitarle la mirada de encima al niño.
El exilio forzoso de Ávalon había acaparado toda su atención durante las horas posteriores a la locura desaforada del Sanguis Ligno. Se había rebelado contra ellos por motivos que le enfurecían. En primer lugar por interrogarlo y ser algo inquisitivos, y en segundo lugar por intentar salvar a Gwen de su ataque. Con eso había quedado demostrado que no les permitía apartarse ni un ápice del camino marcado, que eran incapaces de tomar decisiones fuera de la línea de control de aquel ente. No había sido fácil controlar la salida de tanta gente, pero por suerte lograron distribuirse de manera rápida gracias a los portales de Hammurabi y todos los territorios que habían ido tomando los meses anteriores.
Logró apaciguar a los de Atila de ese modo, puesto que no salían nada mal parados con el reparto de terrenos, cumpliendo así con la promesa de conseguirles nuevos lugares por los que expandirse. Aún así le mantendría un ojo encima, por si acaso. Antes de abandonar Ávalon se llevó de allí todo lo que pudo y consideraba importante, tanto objetos, como libros. Aún así la sensación de tener que abandonar el lugar era amarga y de derrota. Aquello no iba a quedar así, el cabreo que tenía encima le daba más ganas de volver a la carga en cuanto armasen el contraataque.
No había podido responder a Catherine hasta ese momento, pero había volado hacia Italia en cuanto había podido porque su último mensaje mental había sonado distinto a los anteriores. Parecía que lo estaba necesitando de verdad. Ubicó con magia de sangre el lugar en el que se encontraba Zephyr, comenzando a descender con el dragón al llegar a la villa que le habían dejado a Catherine. No se lo montaba nada mal, debía reconocer.
Al aterrizar dejó sus pertenencias a los pies del dragón, que sacudió la cabeza mientras extendía las alas. Qué maldito calor hacia. Se quitó la capa enseguida, quedando solo en mangas de camisa mientras avanzaba hacia la zona de la piscina. La persona que se encontró con Zephyr no era la que esperaba, por lo que su gesto se torció a uno de contrariedad. Saludó a la elfa que estaba cuidando de su hijo, haciendo un gesto para que se lo pasase. - ¿Dónde está? ve a avisarla. - lo cogió entre sus brazos, dejando un pequeño beso en su cabeza del niño mientras hacía sus ruidillos de bebé abriendo y cerrando los puños. Menos mal que lo había sacado de Ávalon a tiempo.
El mensaje mental de Catherine no tardó en llegarle, pero no le dejó muy convencido. ¿Qué hacía con los Soul Reapers? Según había entendido le urgía que viniese... igual no tanto.
Ya que tenía que esperar se fue al interior de la casa, echando un vistazo al lugar antes de buscar la cuna de Zephyr en el cuarto principal. Después estuvo un rato durmiéndolo en brazos antes de dejarlo.
---------------------------
1º- ¿Del 1 al 10 cuánto logró apaciguar a los de Atila?
2º- ¿Del 1 al 10 de qué humor llega?
3º- éxito ileso, fallo alguna herida
Logró apaciguar a los de Atila de ese modo, puesto que no salían nada mal parados con el reparto de terrenos, cumpliendo así con la promesa de conseguirles nuevos lugares por los que expandirse. Aún así le mantendría un ojo encima, por si acaso. Antes de abandonar Ávalon se llevó de allí todo lo que pudo y consideraba importante, tanto objetos, como libros. Aún así la sensación de tener que abandonar el lugar era amarga y de derrota. Aquello no iba a quedar así, el cabreo que tenía encima le daba más ganas de volver a la carga en cuanto armasen el contraataque.
No había podido responder a Catherine hasta ese momento, pero había volado hacia Italia en cuanto había podido porque su último mensaje mental había sonado distinto a los anteriores. Parecía que lo estaba necesitando de verdad. Ubicó con magia de sangre el lugar en el que se encontraba Zephyr, comenzando a descender con el dragón al llegar a la villa que le habían dejado a Catherine. No se lo montaba nada mal, debía reconocer.
Al aterrizar dejó sus pertenencias a los pies del dragón, que sacudió la cabeza mientras extendía las alas. Qué maldito calor hacia. Se quitó la capa enseguida, quedando solo en mangas de camisa mientras avanzaba hacia la zona de la piscina. La persona que se encontró con Zephyr no era la que esperaba, por lo que su gesto se torció a uno de contrariedad. Saludó a la elfa que estaba cuidando de su hijo, haciendo un gesto para que se lo pasase. - ¿Dónde está? ve a avisarla. - lo cogió entre sus brazos, dejando un pequeño beso en su cabeza del niño mientras hacía sus ruidillos de bebé abriendo y cerrando los puños. Menos mal que lo había sacado de Ávalon a tiempo.
El mensaje mental de Catherine no tardó en llegarle, pero no le dejó muy convencido. ¿Qué hacía con los Soul Reapers? Según había entendido le urgía que viniese... igual no tanto.
Ya que tenía que esperar se fue al interior de la casa, echando un vistazo al lugar antes de buscar la cuna de Zephyr en el cuarto principal. Después estuvo un rato durmiéndolo en brazos antes de dejarlo.
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1º- ¿Del 1 al 10 cuánto logró apaciguar a los de Atila?
2º- ¿Del 1 al 10 de qué humor llega?
3º- éxito ileso, fallo alguna herida
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Dado (10)' :
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#2 'Dado (10)' :
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#3 'Probabilidad' :
#1 'Dado (10)' :
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#2 'Dado (10)' :
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#3 'Probabilidad' :
Al retirarse de la torre, lo había hecho con una sensación de pesadez general. Tenía un sentimiento de miedo, agobio y perturbación que no se lograba quitar de encima. ¿Y si no llegaba a tiempo? ¿Y si le fallaba a Matvey? No se dio cuenta durante un rato, pero en vez de desaparecerse o abrir un portal había caminado sin rumbo, con la vista fija en la piedra pero la mente perdida en un espiral de pensamientos intrusivos. Se golpeó con un tocón y acabó con las manos deteniendo su caída al piso, maldijo entre dientes mientras se incorporaba y se limpiaba. Miró alrededor y vio la distante figura de la torre, sorprendiendose de cuánto había caminado. Negó con la cabeza, exhalando de forma molesta antes de abrir un portal hacia la mansión.
Lo abrió en la zona de la piscina, deseando poder meter los pies para refrescarse un poco y pensar. Quizás estaba un poco densa por eso, el calor era muy molesto. Arrugó la nariz, irritada por la poca tolerancia que tenía a los cambios de clima. En Ouroboros no pasaba eso, en Ávalon tampoco. Pero no tenía acceso a ninguna de las dos. Aquel sentimiento anidó en su corazón como una boa constrictor lo hacía en su presa y la vista se le humedeció un momento.
Pero no podía llorar.
Zephyr estaba allí y no quería que la viera así.
Hizo de tripas corazón y se detuvo un momento con las manos en las caderas mientras respiraba muy profundamente, sostenía el aire, y luego lo dejaba salir. Alzó la mirada y fue entonces cuando se dio cuenta que Wthyr estaba allí. Su presencia aligeró un poco la carga y se forzó a sonreír al verlo con Zephyr. Empezó a caminar hacia ellos sin poder apartar la vista de Wthyr mientras se acercaba, con cada paso que daba debería poder percibir la latente fuerza de su magia que le daba la bienvenida, pero Catherine solo sentía que con cada centímetro que acortaba todas esas paredes y fachadas que había mantenido levantadas para parecer que lo tenía todo en control, que podía pensar con objetividad y guiar a las personas en busca de Matvey; se fueron cayendo hasta que, con miedo a que el cansancio y el peso de sus responsabilidades hiciera que sus rodillas fallaran, dejó de caminar y empezó a correr hasta estamparse contra Wthyr y esconder su rostro en su pecho, rodeándolo luego con los brazos con fuerza.
El golpe de su magia, el vínculo mismo, se activó y por un instante agobio todos los sentidos de Catherine, revitalizando a nivel mágico pero cuando aquello se redujo y pudo sentir la cercanía de su cuerpo, la seguridad de sus brazos y simplemente su presencia, relajó su cuerpo contra el de él y fue consciente de que no podía detener las lágrimas que empezaron a caer por su rostro.
De haberlo sabido, habría puteado a las hormonas.
Lo abrió en la zona de la piscina, deseando poder meter los pies para refrescarse un poco y pensar. Quizás estaba un poco densa por eso, el calor era muy molesto. Arrugó la nariz, irritada por la poca tolerancia que tenía a los cambios de clima. En Ouroboros no pasaba eso, en Ávalon tampoco. Pero no tenía acceso a ninguna de las dos. Aquel sentimiento anidó en su corazón como una boa constrictor lo hacía en su presa y la vista se le humedeció un momento.
Pero no podía llorar.
Zephyr estaba allí y no quería que la viera así.
Hizo de tripas corazón y se detuvo un momento con las manos en las caderas mientras respiraba muy profundamente, sostenía el aire, y luego lo dejaba salir. Alzó la mirada y fue entonces cuando se dio cuenta que Wthyr estaba allí. Su presencia aligeró un poco la carga y se forzó a sonreír al verlo con Zephyr. Empezó a caminar hacia ellos sin poder apartar la vista de Wthyr mientras se acercaba, con cada paso que daba debería poder percibir la latente fuerza de su magia que le daba la bienvenida, pero Catherine solo sentía que con cada centímetro que acortaba todas esas paredes y fachadas que había mantenido levantadas para parecer que lo tenía todo en control, que podía pensar con objetividad y guiar a las personas en busca de Matvey; se fueron cayendo hasta que, con miedo a que el cansancio y el peso de sus responsabilidades hiciera que sus rodillas fallaran, dejó de caminar y empezó a correr hasta estamparse contra Wthyr y esconder su rostro en su pecho, rodeándolo luego con los brazos con fuerza.
El golpe de su magia, el vínculo mismo, se activó y por un instante agobio todos los sentidos de Catherine, revitalizando a nivel mágico pero cuando aquello se redujo y pudo sentir la cercanía de su cuerpo, la seguridad de sus brazos y simplemente su presencia, relajó su cuerpo contra el de él y fue consciente de que no podía detener las lágrimas que empezaron a caer por su rostro.
De haberlo sabido, habría puteado a las hormonas.
Permaneció allí un rato meciendo la cuna de Zephyr hasta asegurarse de que se quedaba completamente dormido, apartándole un poco las sábanas de encima porque hacía demasiado calor como para arroparlo. Pensó que en Ávalon estarían perfectos de temperatura, y que al anochecer incluso tendrían que taparse porque haría fresco. Allí ya estaba anocheciendo y seguía haciendo demasiado calor. Aquel pensamiento sobre su hogar no hizo más que frustrarle porque le recordaba que habían tenido que huir de allí por culpa del maldito Sanguis Ligno, al que tanto habían adorado durante demasiado tiempo. Si no encontraban solución jamás podrían regresar, y ni siquiera sabía qué sucedería cuando ambos árboles se uniesen. Era lo que debía suceder, pero si se fortalecía sería aún más complicado.
Siguió inmerso en todas aquellas cavilaciones hasta que la sensación de una presencia mágica conocida le hizo alzar la vista. La había tenido muy presente durante todos esos días que habían permanecido separados, pero al verla ante él sintió la urgencia de acortar rápidamente la distancia. Avanzó varios pasos antes de que ella terminase por arrojarse a sus brazos, rodeándola entre ellos con efusividad a la par que la alzaba varios centímetros del suelo. Hundió el rostro entre su cuello y su hombro, cerrando los ojos un instante mientras inspiraba su aroma. Casi tuvo que contenerse para no dejarle un mordisco allí mismo. El choque de la conexión mágica le hizo despejarse un poco del cansancio del viaje y la tensión de los últimos días, permitiéndole relajar un poco el cuerpo a la vez que el de Catherine se relajaba contra el suyo. Se habían necesitado, aunque no lo dijesen de manera explícita. Fue entonces cuando notó que estaba llorando quedamente, sin poder detenerse. Enseguida pensó que podía tener que ver con los Soul Reapers, pues venía de verlos a ellos.
La volvió a dejar en el suelo sin separarse, alzándole el rostro entre sus manos para poder verla por fin de cerca. Era evidente que tenía mala cara, se la veía cansada, pálida y con ojeras. - ¿Qué sucede? ¿Te han hecho algo esos avariciosos de los Soul Reapers? ¿Te han herido? - a simple vista no lo parecía, pero era evidente que había sucedido algo como para que viniese así. Y ella había insistido en que necesitaba que acudiese. - Dímelo y tomaremos represalias. - Deslizó un pulgar por su mejilla apartando una lágrimas, pensando que por un enemigo más ya qué más daba. Estaban jodidos igualmente. Después pasó una mano tras su cintura, guiándola para que se sentase en la cama con él porque parecía agotada.
Aún no entendía como una simple respiración profunda podía generarle tantos sentimientos, pero cuando Wthyr lo hizo y le estrechaba contra él, Catherine dejó que el gesto y las sensaciones de ser… ¿Ansiada, querida, extrañada? Por él… se filtraran en ella. Le devolvió la mirada cuando le cogió el rostro, ya no tenía mucha vergüenza de que le viera llorar. Negó suavemente pensando que nada más lejos de la realidad -No… más bien han sido de ayuda- Reconoció alzando las manos para coger sus muñecas, pero luego subió sus dedos hasta rodear los de él y ladeó la cabeza apoyándose en su mano añorando su contacto. Lo había extrañado más de lo que quería reconocer. Negó suavemente cuando insistió aunque le robó una breve sonrisa, siempre tan dispuesto a tomar represalias contra quien fuera. Impulsivo.
-No es eso- Susurró mientras se sentaba en la casa y lentamente se quitaba las botas… y todo los accesorios que tenía encima, junto con la bolsa en la que solía llevar sus cosas. Aquello le sirvió para calmarse un poco, como si al realizar aquella actividad tan simple también estuviera quitándose responsabilidades de encima -Es un cúmulo de cosas … El Sanguis Ligno, Matvey, Ouroboros, Ávalon, Ian, mis hijos, nuestro hijo… -
Se llevó una mano a la cara para restregarse los ojos y luego se aparto el cabello hacia un lado -Y este puto cansancio…- Suspiró quedamente y ladeó la cabeza hacia él -Khaled me ha hablado de un ritual para sacar las almas del Sanguis Ligno… pero incluye un sacrificio - Le soltó la bomba y luego miró hacia una parte de la habitación donde tenía los libros, las notas -Tengo una lista extensa de preguntas que hacerte, tenemos decisiones que tomar…- Movió brevemente la mirada hacia la puerta que estaba al lado de la zona de los libros. No sería la primera vez… o sí, ahora que comenzaban de cero era un poco extraño, sin ser extraño. -¿Te tomarías un baño conmigo?- Preguntó
-No es eso- Susurró mientras se sentaba en la casa y lentamente se quitaba las botas… y todo los accesorios que tenía encima, junto con la bolsa en la que solía llevar sus cosas. Aquello le sirvió para calmarse un poco, como si al realizar aquella actividad tan simple también estuviera quitándose responsabilidades de encima -Es un cúmulo de cosas … El Sanguis Ligno, Matvey, Ouroboros, Ávalon, Ian, mis hijos, nuestro hijo… -
Se llevó una mano a la cara para restregarse los ojos y luego se aparto el cabello hacia un lado -Y este puto cansancio…- Suspiró quedamente y ladeó la cabeza hacia él -Khaled me ha hablado de un ritual para sacar las almas del Sanguis Ligno… pero incluye un sacrificio - Le soltó la bomba y luego miró hacia una parte de la habitación donde tenía los libros, las notas -Tengo una lista extensa de preguntas que hacerte, tenemos decisiones que tomar…- Movió brevemente la mirada hacia la puerta que estaba al lado de la zona de los libros. No sería la primera vez… o sí, ahora que comenzaban de cero era un poco extraño, sin ser extraño. -¿Te tomarías un baño conmigo?- Preguntó
Al principio no quedó muy convencido con eso de que no había que tomar represalias contra los Soul, pues estaba casi seguro de que esos engreídos le habían dicho algo para hacerla volver así. Tenía que indagar más sobre el tipo de ayuda que le habían prestado. Al parecer Catherine había estado ocupada haciendo contactos, pero le faltaba saber las novedades. Por el momento no quería darle las malas noticias de Ávalon, no cuando la veía tan extenuada. La observó en silencio mientras se sacaba las botas y se quitaba pesos de encima, comprendiendo a la perfección esa sensación de tener demasiadas cosas con las que lidiar a la vez. Desvió un momento la mirada hacia su primogénito, que dormía tranquilo ajeno al caos de sus padres. Ojalá dentro de unos años pudiesen contarle todo como una historia en la que ganaron.
- Lo sé. Tenemos la mala costumbre de enfrentarnos a todo a la vez. Pero ya no estás sola. No tienes que hacerlo todo tú. - entrelazó los dedos de su mano con la suya, frunciendo levemente el ceño al escuchar lo del cansancio. No dudó en comenzar a canalizar parte de su energía mágica hacia ella, instándola con un gesto a absorber más como habían hecho en alguna otra ocasión. Lo de Khaled no le hizo mucha gracia, sobre todo porque no se fiaba de él lo suficiente como para que estuviese dando posibles soluciones al problema del Sanguis desbocado.
- No todas las almas requieren ser invocadas. La de Charles ha salido de allí antes a su antojo. - comentó, refiriéndose a las posesiones que había hecho. Primero con Bellatrix, luego con Desmond. - ¿Qué tipo de sacrificio? ¿En qué consiste el ritual? - entornó los ojos con cierta desconfianza, consciente de que tenían mucho que hablar del tema, de las decisiones que tomarían, de las opciones que tenían…aquello les llevaría horas, días probablemente. Aún así recordó la conversación con Shyvanna, antes de que todo se saliese de control. No quería perder las escasas oportunidades que tenían.
- Luego. Esta noche no. - la idea del baño resultaba mucho más tentadora para evadirse de la realidad y poder de una vez por todas tener al menos unas horas para ellos. Además, eso de los baños era en cierto modo una cosa particular suya, desde la primera y extraña noche de bodas hasta otros momentos relevantes que habían tenido allí. Le recorrió el rostro con una mirada enigmática mientras pensaba en ello, llevando después una mano a su mentón para terminar besándola por toda respuesta. Duró lo justo a modo de invitación para invitarla a seguirle después de levantarse de la cama. Con un movimiento de su mano hizo levitar hacia él una botella de vino y un par de copas, dirigiéndose después al cuarto de baño contiguo en el que se encontraba el jacuzzi. Se puso a prepararlo para que se activasen las burbujas y el jabón, comenzando después a desabrocharse la camisa.
- Lo sé. Tenemos la mala costumbre de enfrentarnos a todo a la vez. Pero ya no estás sola. No tienes que hacerlo todo tú. - entrelazó los dedos de su mano con la suya, frunciendo levemente el ceño al escuchar lo del cansancio. No dudó en comenzar a canalizar parte de su energía mágica hacia ella, instándola con un gesto a absorber más como habían hecho en alguna otra ocasión. Lo de Khaled no le hizo mucha gracia, sobre todo porque no se fiaba de él lo suficiente como para que estuviese dando posibles soluciones al problema del Sanguis desbocado.
- No todas las almas requieren ser invocadas. La de Charles ha salido de allí antes a su antojo. - comentó, refiriéndose a las posesiones que había hecho. Primero con Bellatrix, luego con Desmond. - ¿Qué tipo de sacrificio? ¿En qué consiste el ritual? - entornó los ojos con cierta desconfianza, consciente de que tenían mucho que hablar del tema, de las decisiones que tomarían, de las opciones que tenían…aquello les llevaría horas, días probablemente. Aún así recordó la conversación con Shyvanna, antes de que todo se saliese de control. No quería perder las escasas oportunidades que tenían.
- Luego. Esta noche no. - la idea del baño resultaba mucho más tentadora para evadirse de la realidad y poder de una vez por todas tener al menos unas horas para ellos. Además, eso de los baños era en cierto modo una cosa particular suya, desde la primera y extraña noche de bodas hasta otros momentos relevantes que habían tenido allí. Le recorrió el rostro con una mirada enigmática mientras pensaba en ello, llevando después una mano a su mentón para terminar besándola por toda respuesta. Duró lo justo a modo de invitación para invitarla a seguirle después de levantarse de la cama. Con un movimiento de su mano hizo levitar hacia él una botella de vino y un par de copas, dirigiéndose después al cuarto de baño contiguo en el que se encontraba el jacuzzi. Se puso a prepararlo para que se activasen las burbujas y el jabón, comenzando después a desabrocharse la camisa.
Siguió su mirada cuando vio a Zephyr, curiosamente, compartiendo parte de aquel sentimiento. Era por él, y por Aedan y Aelin. Estaba tan tranquila de haber hecho aquellos documentos con el apoyo de Ian que sabía que, aunque el futuro de Zephyr era mucho más complicado de simplificar, haría lo que fuera por hacerlo. Volvió la mirada hacia él cuando mencionó aquella mala costumbre y sonrió de lado -Tenemos muchas malas costumbres- Si fuera otra persona, aquello tendría una doble intención pero Catherine no era así y sólo podía pensar en lo adictos al trabajo que eran, lo difícil que era para ellos mantenerse lejos del caos y el poco tiempo que se daban a sí mismos para respirar.
Cerró los ojos en cuanto sintió que la energía empezaba a subir desde sus dedos hacia su brazo y de allí aquella oleada de conocida calidez fue hasta el centro de su pecho donde el tatuaje de runas empezó a emitir una leve luz que pronto se extendió por todo su cuerpo. Emitió un leve suspiro de gusto, había extrañado aquello y tenerlo de vuelta después de un día como ese era… La dejaba sin palabras.
Mantuvo los ojos cerrados mientras se inclinaba un poco contra él, apoyando la cabeza en su hombro y en efecto absorbiendo más de su energía -Técnicamente es convertirse en un portal, es como abrir una puerta pero absorbiendo todas las almas para liberarlas. Aquello…genera mucha energía mágica y un cuerpo mortal acabaría sacrificándose, no podemos retenerlo- Apoyó su otra mano sobre la de él mientras le acariciaba, abrió los ojos al escuchar ese “luego” suponiendo que se refería a los detalles del ritual. A ella aún no le quedaba del todo claro y debía hablar de los dragones, de las posibilidades…de todo.
Volvió su atención hacia él cuando le observó de aquella manera y Catherine, que siempre estuvo muy cómoda en el silencio, estuvo a punto de llenarlo al sentir que se le sonrojaban las mejillas. Iba a decirle decirle que… si no quería, ella podía bañarse primero pero lo necesitaba, necesitaba poner su cabeza en orden. Al sentir sus labios sobre los de ella, la morena soltó un leve suspiro. Casi había olvidado como besaba Wthyr. Siempre había una nota demandante, una especie de necesidad inherente en el contacto, y eso siempre le generaba una respuesta física con la que aún debía familiarizarse.
“Esta noche no”
Aquel pensamiento se repitió en su mente mientras iba con él hacia el baño viendolo coger el vino y las copas y pensando que aquello… Bueno, aquello seguro era romántico. ¿Era romántico? El corazón empezó a latirle con fuerza, poniéndola repentinamente nerviosa. ¿Por qué estaba así? No era la primera vez que estaban juntos…Pero quizás si la primera lejos de Ávalon, lejos de sus títulos y se percató de que en aquel momento eran sólo Wthyr y Catherine como lo habían sido en las cuevas. Le recorrió con la mirada cuando comenzó a desnudarse e intentó aparentar normalidad haciendo ella lo mismo, buscando las tiras del jubón en silencio y empezando a sacarlas para luego deshacerse de la parte superior dejandola en algún lado. Fue consciente de que aquel momento rebosaba una intimidad que antes no habían compartido y eso sólo lo hacía todo más real. Sonrió de lado pensando en ello mientras se quitaba los pantalones.
Inspiró profundo, contuvo el aire, y luego lo soltó despacio. De la nada…soltó una risa y se mordió el labio inferior antes de alzar la vista y observarlo -Estoy súper nerviosa- Le confesó acercándose a él y poniendo una mano en su antebrazo, con el rostro un poco más compuesto y una sonrisa en los labios -Te juro, estoy temblando- Le dijo mientras recorría su piel hasta llegar a sus tatuajes, delineando con los dedos las figuras oscuras.
Sí, había estado llorando y ahora se reía. Las hormonas eran así.
Después de deambular un poco en su figura descendió las manos y las guió hacia el broche de su ropa interior para que le retirara la parte superior -Lo diré una vez, para que tú y tu ego lo disfruten- Le susurró -Te he extrañado-
Cerró los ojos en cuanto sintió que la energía empezaba a subir desde sus dedos hacia su brazo y de allí aquella oleada de conocida calidez fue hasta el centro de su pecho donde el tatuaje de runas empezó a emitir una leve luz que pronto se extendió por todo su cuerpo. Emitió un leve suspiro de gusto, había extrañado aquello y tenerlo de vuelta después de un día como ese era… La dejaba sin palabras.
Mantuvo los ojos cerrados mientras se inclinaba un poco contra él, apoyando la cabeza en su hombro y en efecto absorbiendo más de su energía -Técnicamente es convertirse en un portal, es como abrir una puerta pero absorbiendo todas las almas para liberarlas. Aquello…genera mucha energía mágica y un cuerpo mortal acabaría sacrificándose, no podemos retenerlo- Apoyó su otra mano sobre la de él mientras le acariciaba, abrió los ojos al escuchar ese “luego” suponiendo que se refería a los detalles del ritual. A ella aún no le quedaba del todo claro y debía hablar de los dragones, de las posibilidades…de todo.
Volvió su atención hacia él cuando le observó de aquella manera y Catherine, que siempre estuvo muy cómoda en el silencio, estuvo a punto de llenarlo al sentir que se le sonrojaban las mejillas. Iba a decirle decirle que… si no quería, ella podía bañarse primero pero lo necesitaba, necesitaba poner su cabeza en orden. Al sentir sus labios sobre los de ella, la morena soltó un leve suspiro. Casi había olvidado como besaba Wthyr. Siempre había una nota demandante, una especie de necesidad inherente en el contacto, y eso siempre le generaba una respuesta física con la que aún debía familiarizarse.
“Esta noche no”
Aquel pensamiento se repitió en su mente mientras iba con él hacia el baño viendolo coger el vino y las copas y pensando que aquello… Bueno, aquello seguro era romántico. ¿Era romántico? El corazón empezó a latirle con fuerza, poniéndola repentinamente nerviosa. ¿Por qué estaba así? No era la primera vez que estaban juntos…Pero quizás si la primera lejos de Ávalon, lejos de sus títulos y se percató de que en aquel momento eran sólo Wthyr y Catherine como lo habían sido en las cuevas. Le recorrió con la mirada cuando comenzó a desnudarse e intentó aparentar normalidad haciendo ella lo mismo, buscando las tiras del jubón en silencio y empezando a sacarlas para luego deshacerse de la parte superior dejandola en algún lado. Fue consciente de que aquel momento rebosaba una intimidad que antes no habían compartido y eso sólo lo hacía todo más real. Sonrió de lado pensando en ello mientras se quitaba los pantalones.
Inspiró profundo, contuvo el aire, y luego lo soltó despacio. De la nada…soltó una risa y se mordió el labio inferior antes de alzar la vista y observarlo -Estoy súper nerviosa- Le confesó acercándose a él y poniendo una mano en su antebrazo, con el rostro un poco más compuesto y una sonrisa en los labios -Te juro, estoy temblando- Le dijo mientras recorría su piel hasta llegar a sus tatuajes, delineando con los dedos las figuras oscuras.
Sí, había estado llorando y ahora se reía. Las hormonas eran así.
Después de deambular un poco en su figura descendió las manos y las guió hacia el broche de su ropa interior para que le retirara la parte superior -Lo diré una vez, para que tú y tu ego lo disfruten- Le susurró -Te he extrañado-
Aquella idea de que sacrificando una vida podían liberar a todas las almas podía sonar muy bien si sacrificaban a alguien que les fuese irrelevante, un chivo expiatorio cualquiera. Sonaba fácil, si es que era cierto. Ya habría tiempo más tarde para hablar sobre el tema, pues habían llegado a un acuerdo tácito en el que lo discutirían a la mañana siguiente. Una pequeña y necesaria tregua después de los últimos días.
Tomó como una prueba de su confianza en él que se dejase ayudar con lo de transferirle algo de su energía, que no fuese terca negando que lo necesitaba. Ambos podían ser muy orgullosos cuando querían, por eso que le permitiese hacer suponía más de lo que podía parecer a simple vista. En cierto modo habían llegado a ser capaces de saber lo que necesitaba el otro o leer su estado de ánimo sólo con gestos o miradas, aunque por mucho tiempo se hubiesen obcecado en disimular y ocultar lo que era obvio.
Por eso ahora se sentía completamente liberado al no tener que seguir fingiendo, al poder ir desnudarla con la mirada con todo el descaro mientras ella se quitaba la ropa. Mantuvo la distancia sin apartar los ojos de ella, alzándolos finalmente a su rostro a la par que terminaba de quitarse la camisa y pasaba a desabrocharse el cinturón de los pantalones y el botón de manera premeditadamente lenta con una sonrisa ladina. Finalmente terminó de bajarse el pantalón, haciendo un sutil pero marcado movimiento hacia delante con la cadera para hacerlo caer. Parecía poca cosa porque no había contacto, pero definitivamente estaba disfrutando de aquel juego de miradas.
El sonido de su risa le hizo sentir la certeza de que estaba justo donde debía estar. Su piel se erizó levemente allí donde le tocó el antebrazo, iluminando las líneas de los tatuajes. - Hasta ahora te he exasperado para mal, así que...podría considerar esos otros nervios como algo bueno. O puedo seguir sacándote de quicio. - Nervios no era la palabra exacta para aquel momento, pero sí expectativa y anhelo. Sus dedos se deslizaron delineando despacio su cadera y su cintura hasta llegar a la espalda, encontrando el enganche para desabrochar el sostén. No terminó de retirarlo del todo aún, sino que acarició por debajo suavemente durante un momento. La atrajo hacia sí para pegarla contra su piel en un único movimiento, buscando hacerla entrar en calor a la par que buscaba el roce. No mentía, estaba temblando de verdad.
- Puedo solucionar eso también. A no ser que lo único que quieras que te tiemblen sean las piernas...- susurró un momento en su oído, antes de que le lanzase aquel "te he extrañado" que no sólo infló su ego, sino que le provocó una agradable sensación de calidez en el pecho al saber que le había echado de menos.
- Gracias. - replicó de manera actuada y pretendidamente ególatra. Se puso algo más serio antes de seguir, casi a modo de confesión. - Aunque...y que quede entre tú y yo...me he encontrado pensando en ti más veces al día y la noche de las que debería. Seguro que es alguna manipulación mental tuya.- agregó al final a modo de broma, aunque la parte relevante ya estaba dicha.
Tomó como una prueba de su confianza en él que se dejase ayudar con lo de transferirle algo de su energía, que no fuese terca negando que lo necesitaba. Ambos podían ser muy orgullosos cuando querían, por eso que le permitiese hacer suponía más de lo que podía parecer a simple vista. En cierto modo habían llegado a ser capaces de saber lo que necesitaba el otro o leer su estado de ánimo sólo con gestos o miradas, aunque por mucho tiempo se hubiesen obcecado en disimular y ocultar lo que era obvio.
Por eso ahora se sentía completamente liberado al no tener que seguir fingiendo, al poder ir desnudarla con la mirada con todo el descaro mientras ella se quitaba la ropa. Mantuvo la distancia sin apartar los ojos de ella, alzándolos finalmente a su rostro a la par que terminaba de quitarse la camisa y pasaba a desabrocharse el cinturón de los pantalones y el botón de manera premeditadamente lenta con una sonrisa ladina. Finalmente terminó de bajarse el pantalón, haciendo un sutil pero marcado movimiento hacia delante con la cadera para hacerlo caer. Parecía poca cosa porque no había contacto, pero definitivamente estaba disfrutando de aquel juego de miradas.
El sonido de su risa le hizo sentir la certeza de que estaba justo donde debía estar. Su piel se erizó levemente allí donde le tocó el antebrazo, iluminando las líneas de los tatuajes. - Hasta ahora te he exasperado para mal, así que...podría considerar esos otros nervios como algo bueno. O puedo seguir sacándote de quicio. - Nervios no era la palabra exacta para aquel momento, pero sí expectativa y anhelo. Sus dedos se deslizaron delineando despacio su cadera y su cintura hasta llegar a la espalda, encontrando el enganche para desabrochar el sostén. No terminó de retirarlo del todo aún, sino que acarició por debajo suavemente durante un momento. La atrajo hacia sí para pegarla contra su piel en un único movimiento, buscando hacerla entrar en calor a la par que buscaba el roce. No mentía, estaba temblando de verdad.
- Puedo solucionar eso también. A no ser que lo único que quieras que te tiemblen sean las piernas...- susurró un momento en su oído, antes de que le lanzase aquel "te he extrañado" que no sólo infló su ego, sino que le provocó una agradable sensación de calidez en el pecho al saber que le había echado de menos.
- Gracias. - replicó de manera actuada y pretendidamente ególatra. Se puso algo más serio antes de seguir, casi a modo de confesión. - Aunque...y que quede entre tú y yo...me he encontrado pensando en ti más veces al día y la noche de las que debería. Seguro que es alguna manipulación mental tuya.- agregó al final a modo de broma, aunque la parte relevante ya estaba dicha.
Podía sentir su mirada en cada centímetro de piel que dejaba expuesto. Realmente Catherine nunca había pensado en que algo tan simple como quitarse la ropa pudiera convertirse en un momento cargado de expectativa, pero Wthyr tenía cierta experiencia en eso… era su forma de mirarla, ya lo había notado mucho antes de lo que sucedió en las cuevas. Lo peor ¿Mejor? De todo es que no podía contener su deseo de mirarlo mientras iba deshaciéndose de la ropa. Sabía que tenía un cuerpo espléndido porque lo había visto desnudo varias veces y era una de las cosas que atraía su mirada constantemente.
Alzó la vista hacia él mientras percibía la unión de su magia con la del contrario -Puedes seguir sacándome de quicio mañana - Le respondió con una leve sonrisa ladina -Es parte de tu encanto - Le aseguró mientras sentía el camino de sus dedos por su piel, dejando una estela de calor en su cuerpo y despertando una lujuria que era bienvenida. Alzó las manos hasta apoyarlas en su nuca, dejando su torso libre para que vagara por donde quisiera. Soltó un leve sonido de sorpresa cuando le atrajo hacia él, un segundo antes de relajarse ante su contacto y subir un par de dedos para enredarse en su cabello, inclinándolo para buscar sus labios y besarlo suavemente.
Cuando se separó y aquellas palabras salieron de su boca, Catherine sintió un relámpago de deseo estremecerla de pies a cabeza mientras su cuerpo se tensaba como la cuerda de un arco -Joder- maldijo antes de morderse el labio, cerrando las piernas para controlar algo de la respuesta física que estaba teniendo ante semejante frase. Sobre todo porque su mente no hacía más que recordar las veces que, en efecto, le había dejado las rodillas flojas. Cerró los ojos saboreando la sensación. Se sintió un poco fuera de juego porque no sabía ni qué responderle… quería hacerlo, quería hacerle experimentar lo mismo que él le hacía pero no sabía cómo.
Aún así, aquel gracias sobre actuado rompió con el hilo de pensamientos que bien podría haberse convertido en otra de las turbias encerronas que su mente le hacía. Se rió antes de abrir los ojos y observarlo, reconociendo su seriedad y el peso de las palabras que vinieron después. Su gesto se suavizó y sus dedos acariciaron la piel de su cuello y luego de su espalda. No sabía qué decirle así que se puso de puntillas y lo atrajo hacia ella para besarlo, decidiendo comunicarle así lo que su vocabulario no sabía poner en palabras. Podría haber caído presa del deseo, pero no, simplemente fue consciente de lo mucho que le había necesitado y lo besó con la necesidad de apagar ese frío que su ausencia había dejado en su alma, con el deseo ferviente de que no volviera a ocurrir y que sus palabras "no estás sola" fueran ciertas, reales y un juramento que no se rompiera con nada. No tardó en convertirse en algo con más ímpetu, deseando conocerlo en formas que hasta el momento no habían explorado y que necesitaba conocer.
Se separó poco después, buscando algo de aire mientras movía las manos hacia el rostro de Wthyr y le acariciaba con el pulgar. Apenas un par de instantes antes de bajar las manos por su torso lentamente, disfrutando del contacto de su piel y la firmeza de sus músculos. Luego deslizó las manos por sus caderas, entre la ropa interior y sus glúteos para dejarlo desnudo, lo empujó contra el jacuzzi para que fuera metiéndose mientras ella se desnudaba para él. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, actuaba más por instinto que otra cosa asi que se retiro lentamente el sostén para tirarlo por allí antes de hacer lo mismo con la parte baja sin perder de vista su expresión. Debería tener vergüenza, y un poco sí lo hacía, sus mejillas la delataban; pero si no podía compartir ese tipo de intimidad con él después de TODO lo que habían pasado…¿Qué se supone que estaban haciendo?
Avanzó hasta él para meterse en el jacuzzi con cuidado, sus músculos agarrotados dando buena cuenta del agua caliente le robaron un suspiro. Se sumergió de cuerpo entero unos segundos antes de salir y buscarlo con la mirada, acercándose a él -Así que… ¿pensabas mucho sobre mí?- Preguntó apartándole.un mechón de pelo de la cara antes de dejarle un beso en la comisura de los labios y luego varios en la línea de su mandíbula - ¿Qué pensabas, Wthyr?-
Alzó la vista hacia él mientras percibía la unión de su magia con la del contrario -Puedes seguir sacándome de quicio mañana - Le respondió con una leve sonrisa ladina -Es parte de tu encanto - Le aseguró mientras sentía el camino de sus dedos por su piel, dejando una estela de calor en su cuerpo y despertando una lujuria que era bienvenida. Alzó las manos hasta apoyarlas en su nuca, dejando su torso libre para que vagara por donde quisiera. Soltó un leve sonido de sorpresa cuando le atrajo hacia él, un segundo antes de relajarse ante su contacto y subir un par de dedos para enredarse en su cabello, inclinándolo para buscar sus labios y besarlo suavemente.
Cuando se separó y aquellas palabras salieron de su boca, Catherine sintió un relámpago de deseo estremecerla de pies a cabeza mientras su cuerpo se tensaba como la cuerda de un arco -Joder- maldijo antes de morderse el labio, cerrando las piernas para controlar algo de la respuesta física que estaba teniendo ante semejante frase. Sobre todo porque su mente no hacía más que recordar las veces que, en efecto, le había dejado las rodillas flojas. Cerró los ojos saboreando la sensación. Se sintió un poco fuera de juego porque no sabía ni qué responderle… quería hacerlo, quería hacerle experimentar lo mismo que él le hacía pero no sabía cómo.
Aún así, aquel gracias sobre actuado rompió con el hilo de pensamientos que bien podría haberse convertido en otra de las turbias encerronas que su mente le hacía. Se rió antes de abrir los ojos y observarlo, reconociendo su seriedad y el peso de las palabras que vinieron después. Su gesto se suavizó y sus dedos acariciaron la piel de su cuello y luego de su espalda. No sabía qué decirle así que se puso de puntillas y lo atrajo hacia ella para besarlo, decidiendo comunicarle así lo que su vocabulario no sabía poner en palabras. Podría haber caído presa del deseo, pero no, simplemente fue consciente de lo mucho que le había necesitado y lo besó con la necesidad de apagar ese frío que su ausencia había dejado en su alma, con el deseo ferviente de que no volviera a ocurrir y que sus palabras "no estás sola" fueran ciertas, reales y un juramento que no se rompiera con nada. No tardó en convertirse en algo con más ímpetu, deseando conocerlo en formas que hasta el momento no habían explorado y que necesitaba conocer.
Se separó poco después, buscando algo de aire mientras movía las manos hacia el rostro de Wthyr y le acariciaba con el pulgar. Apenas un par de instantes antes de bajar las manos por su torso lentamente, disfrutando del contacto de su piel y la firmeza de sus músculos. Luego deslizó las manos por sus caderas, entre la ropa interior y sus glúteos para dejarlo desnudo, lo empujó contra el jacuzzi para que fuera metiéndose mientras ella se desnudaba para él. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, actuaba más por instinto que otra cosa asi que se retiro lentamente el sostén para tirarlo por allí antes de hacer lo mismo con la parte baja sin perder de vista su expresión. Debería tener vergüenza, y un poco sí lo hacía, sus mejillas la delataban; pero si no podía compartir ese tipo de intimidad con él después de TODO lo que habían pasado…¿Qué se supone que estaban haciendo?
Avanzó hasta él para meterse en el jacuzzi con cuidado, sus músculos agarrotados dando buena cuenta del agua caliente le robaron un suspiro. Se sumergió de cuerpo entero unos segundos antes de salir y buscarlo con la mirada, acercándose a él -Así que… ¿pensabas mucho sobre mí?- Preguntó apartándole.un mechón de pelo de la cara antes de dejarle un beso en la comisura de los labios y luego varios en la línea de su mandíbula - ¿Qué pensabas, Wthyr?-
Supo que Catherine había entendido lo que significaba para él la confesión sobre pensar en ella cuando le respondió sin palabras por medio de aquel beso. Había sabido reconocer que era su forma de decir también que la había echado de menos, demostrándolo con toda su alma en aquel cálido beso que fue creciendo en intensidad. La manera en que le acarició el rostro al separarse le desbarató casi más que el propio beso, pues todavía le eran muy nuevos aquellos gestos de demostrar cariño. Por eso tardó un par de segundos en reaccionar cuando ella tomó la iniciativa de terminar de quitarle la ropa interior. Aquello no hizo más que avivar el creciente deseo, dejándose hacer antes de retroceder de espaldas para meterse en el agua.
Se recostó de espaldas, sacando los codos para apoyarlos en el borde del jacuzzi para ponerse cómodo mientras le tocaba a ella el turno de quedarse desnuda. Contempló el proceso como si de un ritual se tratase, inspirando profundamente antes de morderse ligeramente el labio inferior de manera casi imperceptible. Sus ojos destellearon con voracidad contenida mientras recorrían todo su cuerpo antes de volver a conectar las miradas. Fue consciente del rubor de ella, del significado de la tensión de aquel momento porque era diferente de lo que habían tenido hasta ahora. Siguió observándola mientras avanzaba, notando algún cambio físico en su figura, sobre todo a la altura del abdomen. Seguro que allí se comía mejor que en Ávalon. Lo que fuese, a él le gustaba ella de cualquier modo. Cuando finalmente entró en el agua y la vio emerger segundos después fue también consciente de que el corazón le estaba latiendo con fuerza.
- Demasiado, a veces hasta cuando quería pensar o concentrarme en otras cosas...era incontrolable y frustrante. - sólo que esta vez tenía sentido, no como cuando comenzó a a verla en sus sueños cada vez que aparecía el Sanguis. Aquella extraña conexión se la había acabado revelando el día del encuentro en el coliseo, sólo que en ese momento pensaba en ella de manera diferente. Más como un medio para un fin. Y luego resultó que era su juego final.
El modo pícaro en que fue acercándose a él le recordó bastante a la Catherine del encuentro nocturno en la biblioteca, cuando el sodoma aún estaba haciendo de las suyas. Un particular cosquilleo se hizo presente al pensar en aquello. - ¿De verdad quieres saberlo? muchas cosas... - divagó cerrando los ojos un momento a la par que echaba la cabeza levemente hacia atrás mientras los besos recorrían su mandíbula.
Se recostó de espaldas, sacando los codos para apoyarlos en el borde del jacuzzi para ponerse cómodo mientras le tocaba a ella el turno de quedarse desnuda. Contempló el proceso como si de un ritual se tratase, inspirando profundamente antes de morderse ligeramente el labio inferior de manera casi imperceptible. Sus ojos destellearon con voracidad contenida mientras recorrían todo su cuerpo antes de volver a conectar las miradas. Fue consciente del rubor de ella, del significado de la tensión de aquel momento porque era diferente de lo que habían tenido hasta ahora. Siguió observándola mientras avanzaba, notando algún cambio físico en su figura, sobre todo a la altura del abdomen. Seguro que allí se comía mejor que en Ávalon. Lo que fuese, a él le gustaba ella de cualquier modo. Cuando finalmente entró en el agua y la vio emerger segundos después fue también consciente de que el corazón le estaba latiendo con fuerza.
- Demasiado, a veces hasta cuando quería pensar o concentrarme en otras cosas...era incontrolable y frustrante. - sólo que esta vez tenía sentido, no como cuando comenzó a a verla en sus sueños cada vez que aparecía el Sanguis. Aquella extraña conexión se la había acabado revelando el día del encuentro en el coliseo, sólo que en ese momento pensaba en ella de manera diferente. Más como un medio para un fin. Y luego resultó que era su juego final.
El modo pícaro en que fue acercándose a él le recordó bastante a la Catherine del encuentro nocturno en la biblioteca, cuando el sodoma aún estaba haciendo de las suyas. Un particular cosquilleo se hizo presente al pensar en aquello. - ¿De verdad quieres saberlo? muchas cosas... - divagó cerrando los ojos un momento a la par que echaba la cabeza levemente hacia atrás mientras los besos recorrían su mandíbula.
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- - En que echaba en falta hasta discutir. En todos los momentos que hemos pasado juntos y lo que aún queda. - volvió a bajar la cabeza, rozando la mejilla contra la de ella hasta dejar sus frentes apoyadas contra la del otro brevemente. - En la sensación de nuestra magia mezclándose y el modo en que se te encienden los ojos. En tu boca...- pasó una mano tras su nuca para atraerla y besarla con ganas durante un instante, bajando después a su cuello para dejar otro más. - En tu cuerpo...- sus manos ascendieron por sus muslos hasta llegar al trasero, acercándola más a sus caderas. Lo dejó en tentativa, porque enseguida la hizo girar de tal manera que su espalda quedase contra su pecho. - En lo que haríamos cuando estuviésemos juntos. En tomarte como aquel día en el Sanguis... - fue subiendo un poco el tono de los comentarios, bajando la voz a un ronco susurro en su oído. Una de sus manos ascendió despacio hasta la redondez de sus pechos, mientras que la otra fue deslizándose por su abdomen. Fue de manera progresiva hacia abajo, recorriendo aquella leve curva y anunciando claramente dónde iba a llegar. - En lo que quería hacerte para llevarte al límite y que destruyésemos todo alrededor.- sus dedos se detuvieron en aquel punto exacto para darle placer, comenzando a moverse despacio mientras le seguía hablando como si tal cosa. - ¿Y tú, qué pensabas? - frenó un momento lo que estaba haciendo sólo para esperar su respuesta y dejarla con la necesidad de querer más.
No fue difícil para ella notar algo de ¿sorpresa? quizás no era el término, pero fue lo que le vino a la mente por la actitud de Wthyr ante su caricia. Aún le sorprendían y Catherine se prometió a sí misma hacerlo más seguido, no sólo para que él se diera cuenta de sus sentimientos hacia él sino porque se lo merecía después de una vida llena de lamentos y lutos. Inspiró profundo ante aquel pensamiento, a sabiendas de que su felicidad no estaba en sus manos pero sí podía colaborar con ella. Lo haría, por supuesto que lo haría. En eso pensaba cuando se retiró la ropa bajo la atenta mirada de su esposo. Muy atenta. Desde el minuto uno de su relación, Wthyr siempre la había observado de esa manera haciéndola sentir más mujer, más…poderosa. Simplemente más de lo que era. Y también con un hambre que sólo le hacía pensar en que ella era la presa y él el cazador. El pensamiento descargó otro ramalazo de conciencia en su cuerpo, poniendo en alerta todos sus sentidos mientras se metía en el jacuzzi.
¿Sabía él lo que hacía? ¿Se lo había dicho alguna vez? Creía que no.
-Puedo hacerme la idea…- Sonrió un poco, con un deje un tanto travieso -Wthyr Pendragon, amo y señor adicto al control, incapaz de controlar sus pensamientos- Aquello lo dijo con voz solemne, pero estaba claro que había un subtono lleno de jocoso sentido. Subió una mano para acariciar su hombro, siguiendo instintivamente las líneas de su tatuaje y el hormigueo de la magia que le daba la bienvenida -Sí- Murmuró ante su pregunta mientras bajaba sus labios por su cuello en pequeños, cálidos y suaves besos; quería colmarlo de cariño aunque su cuerpo también tenía pensados otros escenarios.
Soltó una risa sincera cuando le dijo lo de discutir, porque en el fondo ella también lo había extrañado. Los niños representaban un reto para su paciencia pero no siempre de forma divertida, no retaban su intelecto y eso sí lo hacía Wthyr. Así debatieran de tonterías sobre la gente del agua. Alzó la cabeza hacia él cuando siguió hablando, soltando un leve suspiro al pensar en sus magias -Sí… yo también- Le dijo mientras lanzaba un pulso de su magia contra su piel divirtiéndose en la sensación hasta que su atención pasó a sus labios, respondiéndole el beso con un sentimiento de calidez que se extendía desde su corazón por todo su cuerpo… y que pasó de eso a hervir su sangre en cuanto Wthyr le atrajo hacia él.
¿Sabía él lo que hacía? ¿Se lo había dicho alguna vez? Creía que no.
-Puedo hacerme la idea…- Sonrió un poco, con un deje un tanto travieso -Wthyr Pendragon, amo y señor adicto al control, incapaz de controlar sus pensamientos- Aquello lo dijo con voz solemne, pero estaba claro que había un subtono lleno de jocoso sentido. Subió una mano para acariciar su hombro, siguiendo instintivamente las líneas de su tatuaje y el hormigueo de la magia que le daba la bienvenida -Sí- Murmuró ante su pregunta mientras bajaba sus labios por su cuello en pequeños, cálidos y suaves besos; quería colmarlo de cariño aunque su cuerpo también tenía pensados otros escenarios.
Soltó una risa sincera cuando le dijo lo de discutir, porque en el fondo ella también lo había extrañado. Los niños representaban un reto para su paciencia pero no siempre de forma divertida, no retaban su intelecto y eso sí lo hacía Wthyr. Así debatieran de tonterías sobre la gente del agua. Alzó la cabeza hacia él cuando siguió hablando, soltando un leve suspiro al pensar en sus magias -Sí… yo también- Le dijo mientras lanzaba un pulso de su magia contra su piel divirtiéndose en la sensación hasta que su atención pasó a sus labios, respondiéndole el beso con un sentimiento de calidez que se extendía desde su corazón por todo su cuerpo… y que pasó de eso a hervir su sangre en cuanto Wthyr le atrajo hacia él.
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- ¿Cómo es que podía hacer eso con un simple movimiento? Iba a besarlo de nuevo cuando se lo negó, girándola y pegandola contra él al tiempo que Catherine soltaba un jadeo de sorpresa y, quizás, un poquito de irritación -¿Sacarnos de quicio?- Preguntó a lo primero, en un vano intento por mantener la conversación en zonas donde podía controlar, donde podía responder pero Wthyr la empujaba fuera de su área de confort y la morena se tensó un poco al pensar en la imagen de ellos dos en el Sanguis Ligno, lo mucho que había sentido y percibido ese día. Los recuerdos fueron tan vívidos que sintió que se le erizaba la piel mientras relajaba su cuerpo contra el de él, escuchando sus palabras y perdiéndose en la cadencia de su voz mientras sus manos reptaban por su cuerpo.
Catherine nunca en la vida se había considerado una persona sexual pero en ese instante sólo quería responder a lo que su cuerpo le pedía y que Wthyr parecía muy diligente en entregárselo. Alzó una mano para rodear el cuello del Pendragon, enredando algunos dedos en su cabello y siendo consciente de que quería una respuesta cuando se detuvo. Lentamente abrió los ojos y no supo bien qué decir porque aquellas semanas habían sido un reto a nivel emocional y aún le faltaba madurez en ese ámbito para poner en palabras lo que le sucedía -Como dije… - Susurró, volviendo la cabeza hacia un lado para poder mirarlo mientras canalizaba magia y los tatuajes de sus dedos, sus brazos y aquella delgada línea que se unía al que estaba en el centro de su pecho empezaba a encenderse. Abrió el canal telepático entre ellos y le dejó sentir aquel vacío que había sido tan recurrente aquellas semanas en las cosas más variopinta: Cuando Zephyr se despertaba en la noche, ella lo atendía y al volver a la cama el espacio estaba vacío y frío, momentos en los que giraba la cabeza del libro que estaba leyendo para preguntarle algo sobre algún ritual, alguna duda y no estaba allí para responder; al ver el desayuno que Anna les preparaba y juguetear con la comida sin deseo alguno de ingerir nada que no fuesen sus rollos bélicos, esos momentos en los que al tener a los tres pequeños se imaginaba un futuro con él rodeado de niños y dragones pero que no podía describir en voz alta porque no estaba él para oírlo o cuando en su soledad acostada en una de las sillas del patio observaba el cielo y se preguntaba cuándo oiría a un dragón acercarse o contemplaba la luna y recordaba su rostro en aquellos momentos en los que canalizaban magia juntos -Te he extrañado- repitió inclinandose para morder su labio inferior con suavidad mientras su mano libre bajaba hasta la de él -Y realmente necesito que ese frío se vaya- Eso no era algo que en su vida hubiese pensado decir pero en ese instante se sentía un poco fuera de su piel.
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- Era tal y como lo había dicho, al señor adicto al control le irritaba no poder controlar sus pensamientos cuando de ella se trataba. - Ni una palabra...- Le concedería el honor de saber el secreto, porque ante el resto del mundo procuraba mantener la fachada. Aunque a estas alturas ya resultaba complicado, pues los habían visto en multitud de escenarios, desde el ritual de Beltane hasta discusiones como el día del templo de sangre. Esa había sido de las fuertes, pero también habían tenido otras más absurdas o por pura terquedad. Supuso que la risa de Catherine era por las últimas, por los choques entre ellos y demás diatribas.
El pulso de magia que lanzó contra su piel iluminó un poco más las líneas de su tatuaje, que respondía al fluir de la energía. Sonrió con cierta malicia ante el sonido de sorpresa e irritación que dejó escapar ella cuando la pegó contra su cuerpo, asintiendo brevemente a eso de que se sacarían de quicio cuando estuvieron juntos. - Entre otras cosas. - a las que podía ir haciéndose a la idea según la giraba de espaldas a él para dejar que sus manos explorasen las zonas más interesantes. Supo que empezaba a tenerla donde quería cuando la mano de ella ascendió por su cuello hasta enredarse en su cabello, pero aquello solo acababa de empezar.
Cuando se detuvo fue para jugar un poco a aquel tira y afloja que terminaría cuando la urgencia y el instinto fueran más fuertes que su propia voluntad. Su mirada descendió hacia el centro de su pecho ante el modo en que comenzaron a brillar los tatuajes, cerrando los ojos e inspirando profundamente al verse inmerso en el canal telepático que había abierto entre ambos.
Era realmente curioso, porque no era simple comunicación mediante la voz en su cabeza, ni únicamente la recreación de las imágenes de lo que había sucedido durante ese tiempo en el que habían estado separados. Solos. Había más...pudo sentir como propia la sensación de ausencia y el frío que ella había sentido. Conocía bien lo que era el vacío y la soledad, incluso estando rodeado de más gente.
El modo en el que cuidaba de Zephyr y volvía después a la cama le recordó mucho a él mismo después de que rompieran, dejándole una especie de peso en el pecho. Se dio cuenta también de la desgana con la comida, esbozando una leve sonrisa para sí mismo por lo de los rollos bélicos de las cuevas. Compartir sus planes de futuro juntos y la espera por él fueron las últimas imágenes que se desvanecieron en su mente antes de que volviese a abrir los ojos, retornando al aquí y ahora en el que estaban.
Ninguna palabra que hubiese podido decirle le habría transmitido tanto como el modo en que se había abierto con él. Lo que Catherine sentía era real, por mucho que a Wthyr le costase aún asimilar haber encontrado algo así. Al buscar de nuevo su mirada había mucho más que deseo o atracción. Había comprensión, admiración, lealtad, cariño, respeto...podía ser su debilidad, pero a su vez le daba fortaleza. Esta vez se había quedado sin palabras, o las que tenía no lograban expresar lo que quería. - Al final llevabas razón.- susurró más para él mismo que para ella, aunque tal vez no lo entendería sin saber su línea de pensamiento.
Quiso comunicarle todo eso en un marcado beso a fuego lento, mientras la mano que tenía sobre su pecho ascendía acariciando su cuello. Acabó tomándola por el mentón con suavidad mientras la besaba, como si sostuviese uno de esos preciados tesoros brillantes de los que le gustaba saquear.
Al notar hacia dónde le dirigía de nuevo la mano se separó levemente de ella para dedicarle una media sonrisa canalla, dispuesto a seguir donde lo había dejado. - Haremos que se vaya...conmigo no volverás a tener frío...- Su mano volvió a deslizarse hábilmente hasta encontrar el punto que la haría estremecerse con cada toque, cada roce y cada cambio de movimiento. Esta vez no paró tras los primeros compases, sino que se deleitó explorando. - Ni habrá vacíos…- No tardó en aventurarse en su interior, dándole lo que pedía pero dejando un pequeño margen para que la necesidad fuese en aumento.
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- El silencio para ella siempre era bienvenido, aunque entre ellos no siempre significaba algo bueno. A veces se sentía más cómoda discutiendo, debatiendo o hablando que en silencio porque durante mucho tiempo se habían encerrado en sí mismos intentando controlar aquellos sentimientos que pugnaban por salir. Así que cuando le devolvió la mirada y pudo ver tantas cosas en ella, Catherine suavizó el gesto y sonrió. Esa era la faceta de Wthyr que nadie veía, que nadie conocía y entendía bien porqué…No sólo eso, agradecía que se dejara ver sólo para ella.
Las palabras que susurró ensancharon brevemente su sonrisa y sus ojos chispearon con picardía -Voy a sostener este recuerdo muy cerca de mi corazón- Era real, pero también tenía un leve tono jocoso. Acarició brevemente su nariz con la propia -Pero… ¿A qué te refieres?- Susurró antes de que se inclinara a besarla, Catherine mantuvo su cuerpo relajado mientras sellaban con aquel beso lo que ella misma le había mostrado. La suavidad y cadencia de los labios de Wthyr encendía cosas en ella que llenaban el vacío que había sentido. Su relación siempre había estado dominada por el contacto físico y mágico, dejando los sentimientos de lado y ahora parecía distinto. Suspiró brevemente cuando se separó pensando que, quizás, podría volverse adicta a sus besos.
Pero en ese instante, con el fuego que ardía lentamente en sus venas, Catherine quería que Wthyr hiciera todas esas cosas en las que era tan diestro y calmara aquella necesidad latente en su cuerpo. Al ver su sonrisa, sintió que se le encendían aún más la mejilla porque su petición silenciosa era tan pervertido que le alteraba los nervios…Y esa sonrisa, esa certeza de que él sabía lo que ella quería le subía el nivel de deseo. ¿Estaba bien eso? ¿O había algo malo en ella? -Lo sé- Le dijo sin despegar su mirada de sus ojos, al menos hasta que continuó con lo que había dejado a medias, haciendo que jadeara de nuevo entre sus brazos, deshaciéndose de placer con cada momento que pasaba. No, no debería ser algo malo. Pero le daba una profunda vergüenza que alguien escuchara los sonidos que estaban saliendo de su boca. Abrió los ojos al escuchar sus palabras mientras sus caderas se movían espontáneamente contra él, Catherine ladeó la cabeza que había apoyado en su pecho -Descarado- Susurró mientras su cuerpo vibraba y respondía a sus estímulos retozando y frotándose contra él para alcanzar el cénit…sin poder hacerlo.
-Wthyr- Soltó exasperada y cerró las piernas antes de soltar un jadeo de frustración cuando redujo el ritmo. Arrugó la nariz con algo de rabia para enfrentarse a su esposo, moviéndose lentamente en el agua para girarse y ponerse a horcajadas -Cuando salgamos de aquí… Te voy a devolver la jugada- Le advirtió permitiendo que sus cuerpos entraran en leve contacto pero sin llegar a más, porque la venganza se servía fría y, por su salud, fuera del agua. En ese instante se sentía lo suficientemente segura para prometer semejantes cosas pese a que la experiencia no estaba de su lado y dudaba que la valentía le acompañara en cuanto saliera del jacuzzi. Pero podía intentarlo… Se movió suavemente contra su cuerpo, sintiendo la manifestación física de su deseo y la sola certeza de aquello casi la llevó al límite, que estuviera así…por ella era el mejor cumplido que podía hacerle. . Su mente voló de nuevo a la biblioteca cuando le había devuelto aquella placentera sensación y recordó lo bien que se había sentido ella misma al oírlo. Le recorrió el rostro con curiosidad -¿Te gustaría?- Preguntó mientras con una mano le acariciaba el cabello y la otra iba deslizándose por su trabajado abdomen hasta su zona sur, alcanzando lo que buscaba y acariciándolo a un ritmo lento para que supiera exactamente a lo que se refería.
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- - Ahora resulta que soy yo el que alimenta tu ego.- sí, había captado el tono jocoso sobre lo de sostener el recuerdo cerca de su corazón, pero no le molestaba en absoluto porque realmente se había dado cuenta de que ella tenía razón. También la había dejado con la duda sobre lo que era, pues la cortó a medias con aquel beso. - Necesitaré el vino para eso...luego. - Podía ser difícil de explicar lo que se le pasaba por la cabeza, y cada vez tenía la mente en otras cosas más apremiantes que en contarle la revelación sobre la debilidad y la fortaleza que había tenido momentos atrás.
A partir de ahí se entregó a ella plenamente, más aún después de ver lo encendidas que estaban sus mejillas tras la provocación. Saberse el culpable de cada sonido que salía de sus labios le provocaba una lujuriosa satisfacción, incitándola para que cada vez fuese a más. Para ese momento la reacción de su cuerpo evidenciando su deseo era más que notoria, y él mismo empezó a buscar más contacto contra ella. Rio por lo bajo al escuchar el modo frustrado en que pronunció su nombre, divirtiéndose por el juego a la par que se sentía un poco desconsiderado por dejarla a medio camino.
- ¿Qué? este descarado sólo se estaba divirtiendo...y tú también, a juzgar por lo que he oído...- replicó con una nota de malicia y picardía en la voz. - Niégamelo. - Su cuerpo empezó a pedir ir más lejos cuando ella se giró para ponerse a horcajadas sobre él, pero todavía sin llegar a materializar lo que estaba empezando a necesitar de manera imperiosa.
Ella lo sabía, y estaba dándole un poco de su propia medicina. Aprendía rápido. Todo eso de devolverle la jugada le excitaba más aún, no podía evitar sentirse atraído por la confrontación. - Ya sabía yo que eras vengativa...veremos tu próximo movimiento ¿quieres iniciar una guerra de venganzas, Le Fay? - le robó un beso un tanto más salvaje que los anteriores, breve pero intenso. - Porque también sé...- intercaló otro beso a mitad de la frase, y luego otro más antes de terminarla. - ...jugar a eso. - su mano se posó con fuerza en su cadera para atraerla contra la suya, para que lo sintiese y fuese consciente del punto en el que estaban.
Por un momento le costó creer lo que parecía estar proponiéndole ella mientras deslizaba la mano por su abdomen hacia abajo, porque la vez que había sucedido fue bajo los efectos del Sodoma. Mucho habían cambiado las cosas desde entonces, siendo ahora completamente dueña de sus actos. Aún se preguntaba si se había arrepentido después de aquello. Nunca habían hablado a fondo de esos primeros y escasos encuentros en los que ninguno de los dos terminaba de entender qué demonios les estaba pasando. - Siempre y cuando tú quieras.- Un cosquilleo intenso se instaló en la zona ante su tacto y la propuesta, dándole después vía libre. Los músculos de sus brazos se tensaron un momento cuando salió del agua, por cuestiones prácticas, para sentarse en el borde del jacuzzi apoyándose con las manos. Después le tendió una mano para que la tomase, acercándola a él nuevamente.
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- Le miró a los ojos de forma enigmática y ladeó suavemente la cabeza mientras pasaba su labio inferior entre sus dientes -Siempre- Dijo finalmente con el corazón aleteando como un colibrí porque era cierto… Wthyr incluso cuando no soportaban mirarse siempre había respetado y admirado su capacidad pero no se lo había quedado para él, se lo había dicho y eso poco a poco había ayudado a mejorar su propia autoestima. Asintió brevemente a lo del vino que se habían olvidado en algún punto, Cath lo buscó con la mirada y sonrió fugazmente pensando que era mucho más interesante lo que tenían entre manos que la bebida alcohólica.
El sonrojo de Catherine alcanzó nuevos niveles cuando el desgraciado del Pendragon le echó en cara lo mucho que había estado disfrutando y al escuchar aquello de “niégamelo”, le recorrió un escalofrío que se quedó danzando dentro de ella ante aquel reto. Entrecerró los ojos no dispuesta a reconocerlo pero también incapaz de mentir o pretender que su lujuria no era más que evidente.
No pudo evitar reírse de forma sincera cuando le soltó que era vengativa, quizás un poco sí pero con él no iba en plan malvado…Muy por el contrario -No lo sé- Le dijo aún manteniendo la sonrisa pícara, que fue interrumpida por un beso que extendió una oleada de fuego en su interior. Casi sin aliento intentó retomar su línea de pensamiento -¿Cómo llevas… ser un perdedor?- Preguntó viniendose muy arriba en un tema en el que no era, ni de lejos, experta pero como le había demostrado aprendía rápido y tenía muy buenos instintos. Sabía lo que le gustaba y memorizaba lo que a él le agradaba para repetirlo, quizás no era muy creativa como en sus ilusiones pero para eso sólo necesitaba tiempo.
Disfrutó de su cercanía y también de la leve sorpresa que notó en su rostro. No se lo esperaba. Aquello le dio un estremecimiento de placer a Catherine porque ADORABA dejarlo sin palabras o fuera de juego. ¿Eso era normal? No lo sabía pero era un aliciente que sin duda hacía que su lascivia se acrecentara. Las palabras no tardaron en llegar y la morena asintió brevemente antes de percibir que se alejaba. Lo vio salir de la bañera y parpadeó un momento. Maldito Wthyr siempre un paso adelante. Tragó en seco cuando le tendió la mano y se dijo que ¿Por qué retrasarlo, verdad? Se puso de rodillas haciendo que el agua del jacuzzi estuviera justo por debajo de sus pechos y le apartó la mano con suavidad para apoyarla en su muslo y recorrer su piel lentamente, alzó la mirada hacia él pensando en aquel día en la biblioteca -Sujétate- Le dijo mientras se inclinaba relamiéndose los labios. Sería maravilloso lograr que perdiera los tiempos y se cayera hacia atrás. De acuerdo, sí, tenía que haber algo malo con ella. Pensando en eso se tomó su tiempo pero recreó lo que había experimentado aquel día, algo nuevo y a lo que no estaba acostumbrada pero cuyo efecto en él hacía que algo dentro de ella vibrara. Por ello, probó y exploró, experimentó y repitió todo aquello que le robara un gruñido de placer porque…le encantaba.
Después de un rato se separó, contenta consigo misma, y recorrió su abdomen con besos mientras se incorporaba para enfrentar su mirada, le pasó los brazos por el cuello antes de inclinar su rostro hacia él y besarlo, lenta y concienzudamente; al menos al principio. Luego, sus labios y lengua se volvieron un poco más demandantes para buscar calmar el deseo de su cuerpo y de su propia magia, ambos ansiaban aquello que les había sido negado durante un largo rato. Atrapó su labio inferior para succionarlo brevemente y recuperar el aliento -Tratemos…- Una risa floja y corta -De no romper nada hoy- Lo veía difícil pero no imposible, volvió atraerlo hacia ella para unir sus labios incapaz de alejarse demasiado tiempo de su sabor
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- Aquello de contribuir a su ego le sabía bastante bien, así que cuando dijo ese siempre se sintió culpable de ello de una manera muy positiva. Según él la veía...era para que tuviese mucho más ego del que tenía. Había motivos de sobra para que se tuviese en más alta estima, aunque si tenía en cuenta su pasado y por todo lo que había ido conociendo de ella también comprendía de dónde le venían las inseguridades. Rio de manera jactante cuando Catherine no pudo replicar nada, cuando no pudo negarle que había estado disfrutando de sus "atenciones" manuales. - Eso creía.- le encantaba el gesto que se le quedaba, al igual que llevar razón.
La miró con un fingido gesto de indignación por su pregunta sobre ser un perdedor, sin entender muy bien por dónde iban los tiros. - ¿Qué dices? yo nunca pierdo. - alzó levemente la barbilla de modo orgulloso, dejándola a la vez desenvolverse porque tenía curiosidad por conocer esa faceta suya más liberada. Además, que tomase así la iniciativa le ponía tremendamente. Se le erizó la piel ante la frase que dijo, recordando el momento en que se la había dicho él a ella por primera vez. Vaya que si aprendía rápido...o tal vez su influencia la estaba pervirtiendo. O ambas cosas a la vez.
- Esa frase me la has copiado. - alardeó con media sonrisa, aunque pronto no hubo más lugar para las palabras. Cerró los ojos al sentirla, con el calor subiéndole por todo el cuerpo y notando cómo se le aceleraba el corazón. Al volver a abrirlos jadeó entre dientes, con la respiración agitada y el pecho subiendo y bajando rápidamente. No, desde luego que no iba a ser silencioso, ninguno de los dos. Se arqueó hacia atrás agarrándose con fuerza al borde del jacuzzi para sostenerse, y luego otra vez más, estremeciéndose con cada movimiento que le iba nublando el juicio y llevándole al límite. - Joder...- Un ramalazo de placer le recorrió toda la columna vertebral, haciéndole morderse el labio con fuerza a la par que enredaba los dedos en su oscuro cabello y dejaba escapar un ronco gruñido de satisfacción desde el fondo de su garganta.
Su mente quedó dispersa cuando ella finalmente se separó, haciendo que desease tomarla con todo su ser. Y así lo hizo. La mirada le relampagueó al encontrarse de nuevo con la suya, rodeándola entre sus brazos mientras se fundía en un beso que empezó lento y fue transformándose en algo más intenso mientras dejaba fluir su energía mágica libremente hacia ella. - No puedes pedirme eso después de hacerme perder la cordura. - descendió con sus labios para besarla entre los pechos, allá donde el tatuaje brillaba por la canalización mágica. La ansiaba, la anhelaba ya sin más dilación. Enseguida la alzó por las caderas para sacarla del agua con él, subiéndola a horcajadas para unirlos definitivamente y sin dejar de sostenerle la mirada en el proceso. Nada más existía en ese instante.
Exhaló el aire despacio al terminar el movimiento, deleitándose en la calidez de aquel instante. Después hizo que las piernas de ella rodeasen su cadera, cargándola en brazos para salir del jacuzzi y ponerla de una contra la pared. Buscó su boca con avidez a la par que la hacia subir y bajar con cada empuje, sosteniéndola con fuerza. Apoyó el puño cerrado contra la pared, con los destellos mágicos arremolinándose alrededor de sus tatuajes. En cada ida y venida provocaba un pulso mágico que iba abriendo pequeñas grietas en la pared, cosa de la que logró ser consciente a tiempo. No, no podía provocar que aquello se derrumbase.
- Por esta vez... - jadeó, y enseguida cambió de rumbo, girando con ella en volandas para ir a parar a un montón de almohadones que había tirados por el suelo. La cubrió con su cuerpo, sintiendo el placer consumiéndolo al incrementar el ritmo a uno cada vez más rápido y apasionado. El metal incandescente de sus ojos bullía como si se estuviese incendiando por dentro. Iba a arder de un momento a otro. Iban a arder, juntos.
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