Zona desierta- Antigua Torre de Alta Hechicería

Silencio y oscuridad. Eso es todo lo que me rodeaba. Oh, Anzus. Estaba en una de esas situaciones en las que te habrías acercado, todo sufrimiento tu cuerpo, y me habrías dicho con tu voz seria y firme… (Supongo que debes estar trabajando de algo serio. Y serás firme en tu oficio, ¿O no?), “Oye, cojo, ¿Estás bien?”, fingiendo poca preocupación. Y en mentira quedaba…

Pero en aquel preciso instante no tenía Anzus que fuera a salvarme el culo. Solo negrura, ladrillo, la olor a muerte metida en las narices, la de la sangre, y una especie de frío sobrenatural. Y sin embargo no me encontraba solo. Lo cual, créeme, no me gustaba. La presencia de Vlosinssrigg (Te juro que no sé como me acuerdo de escribir este nombre) era aguda, ahí estaba. Insistiendo. “Estoy aquí”. Original, el bicho. Y la oscuridad que me rodeaba estaba… Viva. No porque yo lo provocara. Es como si la negrura estuviera formada de espíritus, ojos, almas en pena…

-¡Iros a freír espárragos, cotillas!- Les hice un gesto obsceno con la mano y me levanté. Menos silencio. -Vlosinssrigg, nos vamos de aquí. ¿Entendido? Nos vamos de aquí, que perdemos el tiempo. Voy a buscar a mi viejo.- El espíritu, por supuesto, no habló. Se quedó expectante. Pero yo tenía muchas prisas y pocas ganas de pedirle otra respuesta al ser, ahora que sabía que hablaba. E hice algo impensable. Tras abrir la puerta cogí una antorcha de la pared y, tratando de no cocer mis ojos cuales huevos en cabezas de personas con alopecia, descendí escaleras.

Algo se cocía allí abajo. Más que mis ojos. El fuego abría paso entre las tinieblas y me daba la sensación de estar protegido. ¡Si, Anzus! ¡Protegido por la luz! Pero es que aquella oscuridad me empezaba a carcomer por dentro. Y por fuera. Y por todos lados. No estaba en la mejor de las condiciones físicas… Y en una sala se oía el ruido de la batalla. Me acerqué de puntillas a asomarme por la puerta, a ver que se cocía. Abrí la puerta. Ahí dentro había toda una sauna: Las paredes mojadas, el suelo empapado, y… Una batalla de lo más épica. De esas de animes exagerados. Con fuego y golpes e incluso grietas en una pared.

-Espero no estar interrumpiendo a nadie…- El olor a tripa demoníaca llenó mis delicadas fosas nasales. Perfecto. Y pensé, “Al Terumi no le molará, que no…” -... Oh. Si es el otro chino.- Tras las explosiones pude ver la figura que ya conocía, correspondiente a Kosuke. Aparentemente había venido a invadir o algo. ¿El grupo se había separado? Tiré la antorcha por las escaleras y entré de pleno en la sala, con una sonrisa tímida y, al menos, mejor aspecto que él. Que contando que soy un elfo medio muerto ya era mucho decir. Ahí tenía varias opciones: Aprovechar su desventaja, reírme de él, o… Pasar de las órdenes del viejo y hablar como Pedro por su casa.

-¡Paz y amor, chaval!- Me apoyé en la pared con tranquilidad. -¿Qué es de tu vida?- Sabía que no me atacaría en esas condiciones. Y, realmente, así lo prefería. Si se comportaba como una persona coherente no había razón para luchar.

-Y diles a tus amiguitos del inframundo que les daré caza, los Zekerasu aun no hemos perecido -los iris de mis ojos brillaban de rojo y mostraban un estigma incompleto cuando le di mi mensaje tras mi serie de explosiones las cuales causan ... ¿qué os esperaís que ocurriese? Tripas y cachos de demonio desparramadas por toda la sala, ni si quiera éstos bichos serían capaces de soportar tales cantidades de daño, el bichejo está más que muerto... bueno, muerto, no pueden morir, como mucho renacen o resucitan en el infierno y lo mismo algún día me lo vuelvo a encontrar para cobrarse mi venganza, espero que le diga a sus amiguitos mi "declaración de guerra" contra el infierno.
Ah, sí, ¿qué como sabía lo de mis ojitos? Pues porque durante otro momento pude ver la magia interna del demonio, aunque solo fue durante un instante, probablemente provocada por mi furia, pero una vez que ya lo había matado mis ojos volvieron a sus tonalidades normales (bueno... el derecho de por sí ya era rojo, me refiero al izquierdo, que volvía a ser verde) y dejaron de brillar, aun no soy capaz de mantener esa habilidad en activo.

Después de ésta pelea contra el bichejo me encuentro un tanto agotado y para qué engañarnos, herido, curiosamente herido. Aun noto el calor de la sauna que he provocado al anterior ataque acuático del ahora fallecido demonio (que por cierto, una pena que no me haya podido confirmar si Terumi fue quien lo trajo aquí). Envaino mi arma y me siento en el húmedo suelo para al menos reponer algo de fuerzas y recuperarme todo lo posible de los daños recibidos de ésta larga pelea que a veces no parecía tener fin. No se como les irá a los de allí arriba, pero solo deben de darme algo de tiempo... en cuanto me recupere un poco iré allí arriba. Me concentro en ir acumulando magia para ir recuperando la que he usado contra el demonio, entrando en un completo estado de calma.

Una voz desconocida interrumpe mi pequeño descanso y miro de donde proviene, siendo el dueño de dicha voz el drow aquel chungo con el que trabajé en el Moulin, Ilztvyll. El tipo me reconoce pero me llama como "el otro chino", geez... ¿qué manía tienen con confundirme con los-? Un momento... ha dicho el "otro chino".
Ilztvyll no parece mostrarse hostil al decir esa chorrada de paz y amor... ¿pero qué demonios hace el tipo éste en la torre? no puedo evitar el activar mi modo de alarma, pero no muestro ningún cambio en mi expresión ni en mi comportamiento. -Ya sabes, bien dentro de lo que cabe -le respondo sobre que tal me va, si Ilztvyll es enemigo (me gustaría recordar que el tipo tenía poderes así tipo oscuridad con una guadaña chunga de la muerte mortal de los que llevan normalmente los nigromantes), ahora mismo tendría todas las de perder, estoy más herido y más cansado que él. Lo mejor ahora mismo será seguirle la conversación y además, tal vez pueda sacarle información mientras me tomo éste pequeño descanso, lo siento chicos pero tendréis que esperar un poco más... De todas formas, sólo en caso de emergencia, voy canalizando una pequeña porción de magia y teniendo ya en mente el piso en donde me dejé a los demás.

-Hace un momento dijiste "otro chino"... Por curiosidad... ¿no sería un gilipollas con aires de grandeza capaz de sacarse demonios de la chorra? -sep, voy directo al grano, sin rodeos ni tapujos, porque ésto no es un anime y no hay que darle más dramatismo del que ya tiene, por ahora me basta con platicar con el drow no hostil, ya dije que mientras no se muestre agresivo, yo tampoco haré nada.

Si quieres arte, Anzus, pues no me es desconocido tu amor a lo gráfico, podría haberte comparado la sala con un cuadro romántico. Lleno de muerte. Tripas desparramadas aquí y allá, en un lado, en otro, colgando de la pared, bañando el suelo, en una composición irregular y barroca. Me recordaría igual a la balsa de la Medusa, célebre cuadro de Gericault. Pero en vez de hombres desnudos agónicos o muertos, habían tripas demoníacas, con su hediondo aspecto y olor.

No es que la muerte fuera ajena a mí. Pero tenía el estómago sensible y casi pude sentir el sabor de la bilis amenazante en mi boca. Aquel día descubrí que los demonios esturreados olían especialmente mal. Que, hablando de demonios… Llamé de vuelta a Magistelo. Eso significa que oficialmente se había retirado del lugar de la contienda, aunque no lo haría venir a la sala. Tardé mucho rato en poder sentir sus pasos. Algo me decía que venía en malas condiciones. Y a medio camino quedó: No iba a usarlo para aquella charla.

“Bien, dentro de lo que cabe” Menuda respuesta... La diplomacia era lo mío más que lo tuyo, Hierbajanzus. Tú seguro que te lo habrías creído de inmediato y no habrías preguntado por las tripas. -Veo que tu estado de bienestar tiene mucho a ver con explotar alimañas… Oh, en el fondo me alegro. Los demonios me dan asco.- Entré definitivamente en la sala. Intentando hacer la mejor cara y arrastrando la guadaña, que hacía un ruido curioso por cada ladrillo sobre el cual se deslizaba. Toctoctoctoc...

Aparentemente había logrado atraer su atención al mencionar al otro chino. Algo que, precisamente, no había sido una casualidad. Y me hizo una descripción muy detallada del elemento al que aludíamos. Me habría gustado decir cosas como “Ah, ¿Pero ese no era coreano?”, pero tenía otras razones para interesarme más por llegar a un trato. -Puede o no que conozca a esa persona. No son nada desconocidas para cualquier nigromante respetable las historias del filipino este, que destruye pueblos por hobby. Tuve el deshonor de conocerlo.-

Estaba ahora a unos escasos metros de él. Mi flacucha y baja estatura no imponía. Los ojos que brillaban en los recovecos de la guadaña, sin embargo, daban un aire sobrenatural a aquel encuentro. -Podemos hacer un trato.- Tendí una mano hacia él con tranquilidad. -Te diré todo lo que sé sobre su actual paradero y, a cambio, no interferirás en mis movimientos aquí dentro. No me tengas por villano: A mi no me gusta ir sembrando el caos como otros nigromantes. Existen muchos y muchos tipos entre nosotros. Y por ahora, por suerte o desgracia, he encontrado un maestro que peca de buenazo. Es de sentido lógico actuar como él.

Entonces apoyé todo el peso en la pierna de carne y hueso. -Pero no me gusta la competencia. Por eso preferiría a Terumi muerto.- Y ahí seguía: Con la mano tendida.

(kosuke sokarasu deja de tirar dados me defeco en la totalidad de la existencia)

Aquí me encuentro, rodeado de las tripas y partes del cuerpo del demonio esparcidas por toda la sala que se encuentra ensangrentada, olvidaba que la sangre del bicho éste apestaba bastante, pero éste es el olor de los de su calaña, y es el olor que dejan como muestra de su derrota... joder, para éste tipo de premio habría preferido otra cosa.

El drow de color "putamadreestoyjodidamentesuciotansucioquenecesitounaduchaunbañooloqueseajoder" hace un comentario sobre la respuesta que le di con respecto a "lo bien que me encontraba", pues intentaba ser sarcástico... ¿no ves que estoy hasta arriba de cortes? ponte una lentilla en el único ojo que tienes chico, eso sí, se alegraba que al menos me encargo de cargarme a los bastardos esos venidos del infierno, pues le dan asco -... Un nigromante... ¿qué le dan asco los demonios? vaya, eso es nuevo -mi expresión era de extrañeza, ¿no se supone que los nigromantes están acostumbrados y que les encanta hacer cositas con magia nigga del tipo "oh oh oh te saco un ejército de zombies" o "oh vaya, me temo que te sacaré un demonio supermegahyper cheto de la punta de la chorra"? El tipo entra finalmente en el piso arrastrando su arma por el suelo, produciendo sonidos de... arrastre, mientras intenta poner cara de buena gente (que por cierto... si es fingido, práctica en tu casa, ya sabes, un espejito...).

El tipo me menciona que las historias destructivas de Terumi son bastante conocidas entre los nigromantes, pero además... que ha tenido la mala suerte de conocerlo (ojo, son palabras suyas). Ahora mismo se encuentra cerca mía, de pié frente a mí, le observo atentamente por si hace el intento de algún movimiento ofensivo, pues desde luego la guadaña mostraba un aspecto poco propio de las mismas, pues tiene algunos ojos esparcidos por el arma, mirándome fijamente... ¿intenta intimidarme?

¿Sabeis una cosa que les encanta hacer a los nigromantes? Sí has sido medianamente listo habrás acertado, pues la respuesta es: ¡TRATOS! ¡DADLE AL CHAVAL QUE LO HAYA ACERTADO UN PIN DE MI APROBACIÓN COMO PERSONA! Me tiende la mano como señal para acceder al negocio que plantea: Me dirá donde se encuentra Terumi pero a cambio que no me meta en sus planes de aquí dentro. Me pide que no le vea como un villano, pues el no es el tipo de nigromante que se dedica a la destrucción de todo lo que ve -Si existen tantos tipos de nigromantes, entonces dime, ¿de qué tipo eres tú? ¿y si realmente no eres un "villano" para qué quieres el poder de la nigromancia? -no voy a negarlo, cierto es que existen nigromantes buenos, nigromantes malos... y nigromantes muy malos, algunos se meten en las artes oscuras por motivos dignos de un emo (ya sabes, "aaaaayyyyyy que se me ha muerto el hermano/hermana/madre/padre/novia/novio/perro/gato/canario/dinosaurio") y otros pues... que les encanta petar cosas, y Terumi es de ese tipo en concreto. Volvamos al asunto, el tipo no quiere que me entrometa en sus movidas porque quiere irse con su maestro de aquí, que por lo que dice, es un cacho de pan (... ah, ¿que esos nigromantes existen?). Otra cosilla a tener en cuanta sobre lo que dice en su propuesta de trato, odia a Terumi lo bastante como para querer quitárselo de encima, lo considera... "competencia", que agresividad se tienen entre ellos, ¿eh?

Ahora es cuando debo de hacer mi decisión en vista a la situación: Ilztvyll odia a Terumi, lo bastante como para darme la información necesaria como para encontrarlo y yo encargarme de él, pero a cambio, que no interfiera con sus acciones. Se plantean las siguientes cuestiones: ¿Debería de fiarme realmente de él y que la información sea verídica? ¿Cómo sé que no me pegará la puñalada por la espalda debido a su condición tanto de drow como de nigromante? Pero en caso de no aceptar... ¿sería capaz de enfrentarlo en la condición en la que me encuentro? ... No, me encontraría en una gran desventaja si lo enfrento ahora mismo y nada me garantiza que pudiese salir con vida de una pelea estando algo cansado y herido.

-¿Sabes el típico viejo loco que se te acerca y te suelta cosas con las que acabas cambiando su opinión y lo ves como el típico viejo sabio? Pues ese mismo viejo sabio me dijo -me cruzo de brazos, mirándolo seriamente -"El enemigo de mi enemigo, es mi amigo", pero me gustaría incluir una condición más que seguro que no rechazarás: no te interpongas en mi camino en cuanto a matar a Terumi se trate -y le estrecho la mano como símbolo de aceptación del trato entre yo e Ilztvyll -Cuéntame todo lo que sepas de él y donde se encuentra -por supuesto no bajo mi estado de alerta, pues no se si podría traicionarme ahora, y el teletransporte hacia el piso en el que se encuentran mis amigos está listo para ejecutarlo cuando lo viese necesario.

A veces el sarcasmo acababa por ser tan fino, tan disimulado, tan… Avanzado para mentes simples, que se interpretaba malamente y acababan por acusar a mi pobre persona la estupidez. Me preguntaba si habría comprendido que, por supuesto, me había dado cuenta de las malas condiciones del vietnamita de las narices. Soltó un comentario sobre lo extraño de mi desagrado por los demonios. No negaré que como elfo oscuro es extraño que los despreciara, cuando eran una de las razas favoritas de los de mi especie. Pero no a todos los nigromantes les gustaba tratar con ellos…

-Mucho me temo, Kosuke, que no todos los nigromantes disfrutan de soltar trabalenguas y sacar aberraciones aquí y allá. Son demasiadas las historias de demonios revolucionarios.- Y no revolucionarios del tipo de revuelta que tu querías, Anzus. Que ya te veo pensando “Vyll, sácame algún demonio, ¡Es el día de la revolución!” Me encogí de hombros mientras limpiaba con la mano el mango de Ogrim. La guadaña. Porque ya todos conoceréis el impronunciable nombre del espíritu, pero la pobre y desmesurada arma aparece en menos ocasiones de las que merece.

A ver. Rebatamos el post de Kosuke. “¡Ilztvyll, no puedes hacer eso, estás rompiendo el cuarto muro!” Cierto es, anónima voz que yo mismo acabo de crear. Sabrás, sin embargo, que tengo una cajita donde guardo lo mucho que me importa tu queja. En esta encontrarás una mierda, un rábano, un comino, un carajo… Si. A los nigromantes nos gustan los tratos. A mi me obligaron a hacer uno. ¿Pero que porqué hago tratos, alma de cántaro? Te lo ofrecí así porque quedaba convincente. Parecía de verdad un nigromante. Que, si por mí hubiera sido, habría dicho “yo info, tu no hacer ná, vale? Ok” Pero aquella torre me pedía a gritos que hiciera las cosas tan exageradamente.

Me preguntó qué tipo de villano era yo. Y porqué, si no era villano… Podéis leer su post si os da la gana. -¿Yo? Oh. Yo me consideraría de… ¿Tu sabes ese tema de rol? ¿Alineamientos? Mientras que a nivel ideológico igual aparento Neutral Maligno, creo que puedo afirmar que actúo cual Neutral Neutral. Según me convenga. ¿Me pego al culo de un nigromante capullo? Capullo número dos. ¿Nigromante justiciero? Ilztvyll justiciero. Es cosa de adaptarse. Hasta que aprendes todo lo que puedas aprender de tus maestros.- “Y entonces los tiras por un portal.”

-¿Y, el poder de la nigromancia? Es decir, ¿Poder sobre la vida y la muerte? Voy a matar a Dios.- No, Anzus, no temas. No ese “Dios”. Que te lo quieres mucho. -Al menos el de los drows, Lloth. Es la típica monster girl con el ego muy subido. La cosa es que a diferencia de vuestras religiones esa… Es muy palpable. Es decir. Existe. Esa es la diferencia. Y aparece, y toca los cojones.- Negué con la cabeza, como si supiera que no me iba a entender. -Pero yo no sirvo a una autoridad… mayor. La mataré. Y entonces igual paso a mayores, mi querido asiático amigo.

¿Le había mentido? No. Realmente no. Ese era mi objetivo, o al menos, lo había sido desde que era un retaco de menos de un metro. ¿Ahora? También empezaba a formar el plan de los mayores. Tenía el portal. Solo era cuestión de… -¿Y bien?- El tiempo vuela, “tempus fugit”. Y se pensaba mucho las cosas. Aquello, por supuesto, no era de mi conveniencia. Creo que en el fondo lo que convenció al pobre no fueron ni mis sonrisas, ni mi agradable porte, ni mis argumentos ni los pros ni los contras. No estaba en condiciones de negar mucho. Aunque oye. Si se hubiera negado tampoco le habría hecho nada, seamos racionales. Habló de los viejos que cambian vidas, esos típicos en todo tipo de expresión literaria y audiovisual. Asentí. Matvey tenía la pinta de ser uno de esos, pero no es que… Hubiera visto muchos más viejos en mi especie. Moríamos más pronto.

Aceptó con una condición: Que no me pusiera en su camino. -No lo haré, cielo. A no ser que peligre mi vida en ello.- Una frase estúpida pero con significado mucho más amplio. Poner en peligro mi vida podía estar directamente relacionado con la muerte de Terumi, si consideraban vender información al enemigo como “traición”. Pero en fin. Estrechó mi mano y yo hice lo propio, observando su inmediata petición.

No estaba seguro si respetaría realmente mi parte. Pero en fin, si Terumi moría, ya había salido ganando algo. -Actualmente se encuentra abajo del todo, con… Otro demonio, visto que has… descuartizado a este. En una sala un poco ominosa. No te recomendaría enfrentarlo allí, pues no dudo en sus capacidades de sacar más demonios en un lugar tan poderoso como lo es la base. No se acuerda de ti y por supuesto no espera venganza por tu parte.- Me crucé de brazos tras clavar la guadaña entre una grieta.

-En la sala había más gente. Solo te pido que al ruso no le toques las narices. No te las tocará a ti e… Incluso podría afirmar que tampoco le cae especialmente bien. Igual hasta podéis hacer una alianza. Tiene mejor fondo que yo.- Me encogí de hombros. -Terumi lleva escaso tiempo aquí. Eso es todo. El inglés, imagino que se lo ha sacado de los cojones, porque hablarlo lo habla.

(deja los dados en paz, ellos tambien son personas. si no no me explico la mala baba...)

Escucho con atención a todas las respuestas que da el elfo oscuro a mis preguntas, pues éstos breves momentos de charlatanería me están viniendo bien para ir recuperando fuerzas poco a poco.
Según el tipo que parece la parca, los demonios no son del agrado de todo los nigromantes debido a la dificultad de poder controlar a semejantes criaturas, tal y como dice las historias de nigromantes asesinados por sus propias invocaciones están a la orden del día -Depende del tipo de nigromante supongo... al que busco tiene la curiosa facilidad de manejarlos y manipularlos a su antojo, con tanta facilidad que era capaz de tener a bastantes demonios bajo su control... el muy bastardo nació con talento para la demonología al parecer -le comenté mientras el tipo se encoge de hombros y limpia su afilada guadaña.

-Oi oi Ilztvyll-kun, si sigues rompiendo el cuarto muro, puede que nuestros lectores, productores, o incluso autores se enfaden con nosotros y nos manden a la mierda con eso del alineamiento rolístico -le contesto siguiéndole el rollo con respecto a la mención de los alineamientos que existen tanto en los foros de rol como en los juegos de mesa, ¿os encanta que petemos el murillo eh? -Básicamente lo que haces es adaptarte a tu maestro, y cuando te deja de ser útil pues.... "sacas la basura" -resumí más o menos así el comportamiento de Ilztvyll, y si esa es la personalidad que muestra, en el momento en el que yo deje de serle útil, osea, matando a Terumi, tal vez me mande también al carajo.

Seguimos con la entrevista a Ilztvyll-chan desde la cadena Televisa, quien continúa respondiendo a mis preguntas. En ésta ocasión nos responde sobre su motivación hacia la nigromancia, ladys & gentlemen, nuestro amigo drow cornudo busca la muerte de un dios. El tipo quiere cargarse la diosa que dirige la religión de éstos chavales negros de orejas picudas (muy majos todos ellos) que al parecer... existe. No soy muy dado a creer en las religiones, pero el objetivo que busca el enano éste es... interesante -Has captado algo de mi interés... a estas alturas he matado criaturas bastante tochas, he incluso demonios chungos... ¿pero dioses? Ninguno, ni si quiera se hasta que punto pueden llegar... o hasta que punto podría llegar yo. Siendo sinceros, si éstos existen, que la verdad, no me extraña porque hay de todo a éstas alturas, me encantaría cargarme a uno de esos "todopoderosos", "omnipotentes" tocapelotas.

Mi "amigo" nigga acepta la condición siempre y cuando ésto no ponga en peligro su vida, a lo cual asiento entendiendo por donde iban los tiros y confirmando aun más (... ah, ¿qué se puede confirmar aun más?) que el tipo está con los malos pero bueno, dándome la información de Terumi y buscando el pirarse con otro más quería decir que ya no está interesado en ellos, le da incluso igual dejarlos vendidos (mira, por una vez, la naturaleza traicionera de los drow me es beneficiosa) -Procuraré que en mi venganza no te coja como daño colateral -por ésta información más me vale cumplir mi parte, no ahora que no puedo considerarlo enemigo pero siempre y cuando cumpla su parte o no me vaya a joder. Tras estrechar las manos como símbolo de trato cerrado me da la ubicación del demonólogo (... curiosa palabreja me he inventado ¿eh?). Se encuentra en los pisos inferiores, en uno de esos preparados para hacer rituales y sacar bichejos chungos, al parecer invocó dos demonios, uno de ellos fue el que enfrenté hace un rato y el otro se encuentra con él esperando órdenes.
Me advierte de no enfrentarlo en dicha sala debido al aumento en la facilidad para sacar demonios -Haré caso a tu consejo e intentaré alejarlo de ahí -seguía escuchando el resto de la información que me da. No parece que se acuerde de mí y aunque me viese, no se esperaría mi venganza -No me extraña, se suponía que yo  estaba muerto, ya sabes, un chorro de demonios pululando por ahí, yo con un brazo menos, sobreviví con mucha mala leche y milagro -y milagros son los que va a necesitar Terumi para librarse de la muerte cuando lo encuentre.

-De acuerdo, si veo a un nigromante a lomos de un oso con cara de Vladimir sabré que es el ruso y no lo tocaré -acepto su petición sobre no tocar a un ruso que debe de estar por ahí mediante el tópico de los rusos (dentro de los muchos otros tantos que tienen (Que fuerte estás Yaroslav, hostia)). ¿Tal vez fuese el mentor del que hablaba? el caso es que tampoco le caía bien Terumi y que podría formar una posible alianza con él, pero mi desconfianza hacia los nigromantes... demasiado estoy confiando en el drow a pesar de que ha cumplido con su palabra -... Está bien, comentaselo en cuanto lo encuentres -no espero nada del mentor de Ilztvyll, me espero incluso que me peguen la mítica puñalada por la espalda.

Ahora que me encuentro con fuerzas suficientes, me levanto del suelo, aun adolorido por las heridas pero ya no tanto como cuando están recién hechas y el hechizo de teletransporte al piso de donde había también jaleo estaba listo para lanzarse desde hace un rato y creo que ya va siendo hora de ir subiendo -Bueno Ilztvyll, gracias por la info. Ahora, mi planeta me necesita -tras despedirme del drow suelto el teletransporte desapareciéndome de la sauna que le he hecho de gratis al tipejo que vive en éste bodrio, al piso donde están los demás.

Aparezco donde se encuentran Vor y los demás, lo primero que observo nada más llegar es... ¡UNA FIESTA! ¿Y SIN MÍ? ¡SOIS UNOS CABRONES QUE LO SEPÁIS! ... Bueno vale, en verdad es culpa mía por haberme pirado. Vamos a resumir un poco ésto porque es muy largo (y ejem ejem... no tengo ganas de escribir más tocho). Me encuentro con otra escena propia de los míticos efectos especiales y explosiones de Michael Bay, un montón de ataques y proyectiles dirigidos a un viejales encapuchado (... a partir de ahora, tí@ encapuchad@ = malo), un Adramelech muy herido, una Pamela fustigadora con resaca del sábado noche y una nube con cristales alrededor... vaya fiesta guapa tío. Vamos a ponernos serios ahora, me pongo en modo defensivo por si hay ataques que eludir por parte del viejo ese, pues dudo que mi ataque haga falta además de que poco puedo hacer con mis heridas -Montáis una fiesta y no me invitáis... muy mal.

Los hombres asiáticos tenían algo particular. Es difícil de describir, Anzus. Pero al pasarte toda la vida viendo hombres de, tal vez, distinto color de piel, pero todos con rasgos más occidentales, había algo… Sobrenatural en ver personas con fisonomías tan diferentes. Los ojillos le repasaban el rostro con curiosidad casi científica, como el que ve una mujer barbuda. Aunque ese escrutinio tuvo que parar en cuanto consideró que mi asco por los demonios era por mi natural inutilidad para controlarlos. Si era malo en ello es porque nunca me habían interesado. -Oh, si, se le da bien. Es práctica, no talento.- Ojos dorados entrecerrados, como si me diera asco solo pensar en Akira. -Pero que se confite sus demonios, si quiere, incluso con edulcorantes. No es solo por mi integridad. Si no… El resto.

¿Altruísmo, Anzus? Dirás, ¿Ilztvyll siente altruísmo? Bueno. Quizá te sorprendería saber que, aquella vez que la “lié” con el demonio, lo que me pasó por la cabeza antes de desmayarme es que tu estabas ahí. Quizás es que no me importa joder a la gente con mis victorias, pero hacerlo con mis fracasos es un hecho completamente distinto. Pero pensamientos de infancias extrañas no vienen a cuento. Arqueé una ceja al escuchar su crítica hacia mi forma de romper el muro. Ilztvyll-kun. Eso era nuevo. -... A mi no me vengas con kunes ni porras, porque eso de los dibujos animados chinos de japos cabreados no me dice mucho.- El muro. Ah. Si. Ese muro. -Algún día atravesaré ese muro y acabaré con todos los que se esconden tras de él. ¡El cuarto muro es el último paso hacia el control de la existencia!- “¡Y saldré fuera de él y me autorolearé!”

Negué levemente cuando dijo lo de sacar la basura. -Solo si caen mal.- La cosa es que los nigromantes eran poco simpáticos. Me podría haber sentido estúpido al hablarle de Lloth. Suerte que no mencioné que era medio araña y que los elfos oscuros realmente vivían en Australia y tenían que hacer pactos con drarañas divinas de la muerte para poder vivir sin que les picaran las aberraciones de la naturaleza que habitaban el continente. Algo así. Me sorprendió su opinión sobre querer matar algún dios. Como si fuera un hobby. Repito, Anzus. NO ese ”Dios.” Igual este otro Dios, si. -Oh. Los todopoderosos son… Exactamente eso, poderosos. Y, ¿Lo más gracioso? No pueden ser matados en sus lugares “naturales”. Planos. Más esferas. Esos rollos. Hay que sacarlos de ahí, de alguna forma u otra.

Siguiendo el hilo del interrogatorio, dejó patente que “procuraría” no provocarme daño colateral. Sonreí como quien es tonto, como si no me diera cuenta de los matices de “procurar”. Pero si lo hacía o no, en el fondo, no dejaba de provocar sudor en mi piel. (Me la sudaba, para los cortitos.) Terumi muerto, Ilztvyll servido. Me hizo caso en el tema de la sala. Y luego me contó a modo de breve y casi indescifrable resumen la historia de su vida. -¿Sabes? Un nigromante ha de procurar no ganarse enemigos que no pueda controlar. Y si los consigue, ha de matarlos. Pues en la muerte es donde podrá someterlos a sus designios. No entiendo como Akira conserva la cabeza sobre los hombros… Quien siembra caos antagonistas recoge. O… Cría cuervos que llamarán así a su espada y te sacarán los ojos con ella.- No sabía como se llamaba su espada. Pero es una licencia literaria con la finalidad de provocar risa al lector.

Tenía sus tópicos y sus cuentos para los rusos, pero sin embargo, no era… Demasiado probable que Kosuke confiara en un nigromante por consejo de otro. Si ponemos que cada nigromante tiene un 90% de traicionar, y tenemos en cuenta que primero había de ser yo del 10% de los que no traicionan, y el segundo otro 10%... Haciendo estadística era un 0’012345678901… Si no, consultad esto. Eso vendría a ser un 1’2% de posibilidades… Eh. Para cuando acabé las matemáticas me dijo que su planeta le necesitaba. -Bon voyage.- Y se hizo chocapic.

Suspiré largamente ahora que no tenía que mantener las formas y empecé a rebuscar entre las tripas desparramadas de demonio algo interesante. Como cuando vas con un nivel 80, siendo tu nivel 37, enchufado en una mazmorra complicadita, recogiendo el loot de todos los bichos que mata. Recogí cuernos, garras. Cosas de esas que puedes vender en tu NPC de confianza. Y tras eso, cojo como era natural, bajé. Magistelo me seguía con su figura demoníaca de nuevo. -Podría enviarte de vuelta. Pero me parece que no me apetece. ¿Una pena, no crees?- Por traidor. Y bajé. En vuestro próximo post, mi llegada a donde Fis hacía ya unos minutos me había mandado a ir. Soy un elfo responsable.

Mis posibilidades de acción quedan bastante limitadas por culpa de la intromisión mental de Vor, a la cual estoy tratando de resistirme. Los acontecimientos a mi alrededor suceden demasiado deprisa para la capacidad de reacción que tengo yo, aunque que no pueda intervenir no significa que no me de cuenta, en líneas generales, de lo que sucede. El drow nigromante y el manco zopenco se enfrentan entre sí, hasta que la intervención de la peliazul provoca que Ilzt desaparezca de escena. Eso me deja solo ante el peligro, y más tras perder al demonio que había invocado yo antes. Los nigromantes que se han quedado abajo podían poner un poco de su parte y emplear los demonios invocados, en lugar de tenerlos ahí muertos de risa. Me hubiese gustado maldecir a todos y cada uno de los desorganizados nigromantes que he dejado entrar a mi torre, recordando en ese momento el motivo por el que hace años no recibo a más de una visita a la vez. Todos me irritan o me caen mal.

La conexión mental se va debilitando hasta el punto de llegar a romperse tras su "orden" de irme a la mierda. No sé si se ha roto por voluntad de él o porque no podía sostenerla, pero tampoco me da mucho tiempo para averiguarlo o de responder, ya que casi al instante recibo una descarga eléctrica cortesía de Adramelech. La descarga va directa al pecho, provocando quemaduras en la zona de entrada y salida, además de dejarme tirado en el suelo. De haber llevado más potencia me habría causado serios problemas. Lo malo es que tampoco es el único ataque que recibo. Me llueven también golpes con el látigo por parte de la demonio que intenté dominar antes, además de un ataque con agujas de cristal enviadas por el drow enano. La rapidez con la que sucede todo hace que quede fuera de combate temporalmente. Ya me gustaría a mi atacar, pero la prioridad es replegarse. Más tarde me encargaré de limpiar mi torre de estos seres repulsivos. Quedo malherido en el suelo, aferrándome a mi bastón para tratar de ponerme en pie de manera algo costosa. Entorno unos ojos inyectados en sangre, quedándome muy bien con las caras de todos y cada uno de los presentes. Nadie viene a mi casa a atacarme y sale indemne. Sin mediar palabra alguna me concentro todo lo que puedo en las actuales condiciones, usando la desaparición para marcharme de esa zona, reapareciendo después en otro piso en el que trataré de curarme antes de continuar.

La descarga eléctrica que le suelto al viejo provoca que éste acabe tirado en el suelo. Mi potencia hubiese sido mayor de no haber gastado tanta energía antes y de no estar herido. A mi ataque se unen Vor y Pamela, aunque no creo que esté todavía para el remate final, a pesar del ataque combinado. La gran duda que tengo en este momento es si debo aprovechar la situación para acabar con él. No es que me de pena ni nada de eso, pero no puedo evitar pensar que tal vez podría solucionar el problema de Astaroth. El problema es que nunca ha demostrado querer hacer eso. Los breves segundos de duda son suficientes para que el tipo se levante del suelo, huyendo como una rata sin mediar palabra. Claro, la irritante habilidad de desaparición de los magos. - No ha podido ir muy lejos, debe estar en cualquier otro lugar de la torre. Fuera de aquí no sería tan fuerte.- murmuro casi de modo obsesivo, atendiendo después a las palabras de Vor sobre el otro drow que también se ha pirado. Según él no cree que sea problema por ahora, pero eso de cobarde grano en el culo suena a que puede volver a aparecer cuando menos lo esperemos. Para seguir jodiendo, por supuesto.

- Bueno, por si acaso. Todo lo que hay en esta torre quiere matarnos. Deberíamos matarlos a ellos antes de que lo hagan con nosotros. Es pura supervivencia. - voy a contestarle algo respecto a lo que dice de la ilusión, pero después me doy cuenta de que no me habla a mí, sino al pájaro de su hombro. Me quedo con mi cara de marginado (más de lo habitual) callando durante bastante segundos después. Yo sé lo que he visto en la ilusión, y no creo que coincida con lo que han podido ver ellos, no creo que se conozcan. El mismo drow se margina también metiéndose en esa especie de nubecilla gris que conjura con el anillo, que supongo será para alguna cosa útil, no por mero capricho. Después alzo la voz para preguntar a Pamela y a la niña, que también han recibido golpes. - ¿Estáis bien? ¿podéis seguir? - bajo el tono para dirigirme ahora a Bastet, ya que la tengo más cerca. Aprovecho para apoyar la espalda contra la pared, descansado así un poco. Sigo sin retirar la mano de la herida del abdomen, para evitar que sangre demasiado. - Que no sea la primera vez que te insulten de esa forma no quiere decir que debas tolerarlo. - después me habla de la "maldición" de los alados, eso de la bondad y demás. A mi no me entra en la cabeza porque no puedo verlo de la misma manera que ella. Retiro la mano sólo para dejar que me líe ese trozo de tela a modo de venda, que no sé si será suficiente. Aun así la dejo hacer, haciendo alguna que otra mueca de molestia. La herida de mordisco del cuello me da algo de grima, en lo que va de noche me han mordido el cuello un inferi y un drow raro. Ahora la cosa ya sólo puede mejorar. Observo después lo que hace con las sombras, ahora que parece haber vuelto a recuperarlas. - Puede que sea mejor que prescindas de ellas por ahora, para que no las usen contra ti. ¿Sabes defenderte de algún otro modo?- niego con la cabeza a lo que dice sobre las alas, no le veo ningún inconveniente. - Da igual. No molestan. - de haber sabido que los alados son débiles ante la magia negra le habría dicho que no las mostrase tanto, para no dar pistas al enemigo de a quién pueden herir más.

El hijo pródigo (véase Kosuke) reaparece después de un buen rato perdido, pero por sus pintas parece que tampoco lo ha estado pasando muy bien. Va bastante sucio y además parece herido. - ¿ Qué te has encontrado por ahí? ¿ Qué te han hecho?- Hago un sonido irónico cuando dice lo de la fiesta sin él, a nosotros podrían habernos matado, pero a él tenía más probabilidades por ir solo. - Se han largado los dos nigromantes que venían, no sabemos dónde han ido. No podemos quedarnos aquí quietos...podemos...- me paso una mano por la frente, cerrando los ojos un momento como intentando pensar. ¿Qué puñetas hacemos? - bajar hacia la sala de los portales, está abajo del todo, según recuerdo. A no ser que a alguno se le ocurra otra cosa.

Algo antes de meternos en la nube le había preguntado al pollo si no había visto al demonio con… pintorras de drow. Me graznó. Afirmativamente. Porque por supuesto, también uno debía aprender el lenguaje pajaril del bicho. -¿Y no se supone que córvidos poder hablar…?- Murmuré en voz baja. Pero creo que meternos en una negrura tan densa quitó importancia a esa cuestión,

Lo cierto es que la nube de oscuridad permitía el autismo de una forma casi inimaginable. Estaba muy cómodo en ella. ¿Que no veía? Si. Pero en caso que fuera a suceder algo sabía que Zer’tath me cubriría. “Espero que todo le vaya bien a la gente, allí fuera”... Porque lo cierto es que sentía ruido. Según mis cálculos Pamela era ya una chica libre para pegar a quien tocaba. La patada aún me dolía y muy probablemente fuera a dejarme un moratón. ¿Y cómo se le ve a un ser morado un moratón? Cosas de la vida…

Si. Pamela era libre. Sentí un grito de lo más victorioso diciendo que estaba perfectamente. -¡Pues yo no, sopera!- Porque nunca iría a perdonarle que criticara mis sopitas y mis estofados de setas, porque era lo que más me quería en el mundo a la hora de cocinar y les tenía mucho cariño. También sentí otra voz que decía que “montábamos una fiesta y…” -¡Kosuke!- ¡Había vuelto! Y vivo. No mucho. Pero yo no veía un carajo, pues nada sucede en la nube del autismo, nada…

Aunque el sonido paró. Me asomé por la nube y el viejo se había ido. Algunos pedazos de Zer’tath regresaban manchados. -Oh, que sucio…- Suspiré. Ahora mismo, pensé, me iría bien tener lo de antidesaparición de los centinelas. Esos magos eran cosas escurridizas como condenas. Adra ya iba mascuchando que todo nos quería matar. -... Las cosas muertas y las que controlan la muerte tienen… muchas motivaciones, Adra.- Dije en voz baja. -Aunque eso es… idea general. Que ciertas cosas plumíferas deberían entender.- Miré hacia Bastet, para que dejara de lado la benevolencia. Y todo eso tocando la cabecilla del saco plumas que cargaba en el hombro.

Pero en fin. Había pasado el momento de tensión y después de todo, reinaba una calma temporal. Pero había gente herida. Kosuke presentaba unas pintas terribles. -¿Qué ha pasado, Uke?- ¿Qué? Los catalanes acortan por detrás. -¡EI! ¿Alguien puede curarle?- Alcé la voz mientras señalaba a Kosuke. Teníamos varios curanderos y yo estaba especialmente cansado. Miré al pollo de reojo, pensativo, mientras rebuscaba en la bolsa algo de picotear para ambos. Más seta seca.

Adramelech le había hecho las mismas preguntas que yo. Me senté en un lado mientras escuchaba como decía que no podíamos quedarnos quietos… Pero es que yo llevaba más de un día sin poder dormir. Me había visto obligado a curar demasiado y el cuerpecillo no me daba para demasiado. -No, no, pero… Hay que curar heridas. Como sea.- Avisé al manco número dos. -Bajar así ahora mismo es un suicidio. Si, ambos nigromantes están heridos. Pero no dudar que se recuperarán rápido.

Suspiré. -Más que nosotros.- “Y aún necesito un puñetero nigromante que no esté zumbado de la cabeza.”

Akira parecia mirar con devocion autentica y divina aquellas piedras que formaban el portal al otro mundo. Tan si quiera de imaginar la horda demoniaca....miré a mi demonio, aquella criatura infame y desgraciada condenada a una eternidad de maldad.

Darle uso a aquella maldad para sacar algo mejor. Que todo cabe dentro de una cosa y otra...mis meditabundos ojos se posaron con un chispazo de vitalidad en el rostro de Akira.

"si, un estilo muy sibilino el que planteas. La supervivencia de uno mismo"

-Hay gente peor que Fistandantilus.

"gente mas retorcida que podria estar al mando de esta torre. Que harias tu con este portal? Lo tengo bastante claro"

-Me hago una idea de lo que harias tu, Akira. Osaka, Shirakawa, Nara, Hakone.... pero seguro que me dejo algun nombre, o he añadido alguno de mas?

Mi mirada es gélida, algo habitual en mi, pero ahora mismo expresa algo mas. Con ayuda del resto de miembros del Consejo, y mis propios conocimientos, no me costaba demasiado saber de las andanzas de los nigromantes mas dañinos.

"no es tan corrupta la nigromancia como aquellos que la usamos"

-Sus vidas? Por qué habrian de no importarme, Akira? Pero en algo no te equivocas. Si algo le pasa a Fistandantilus, ten por seguro que esto....no va a caer en tus manos.

Gente peor que Fistandantilus. Eso era considerable. Pero la cosa era… -La cosa es que no hay muchos en tan buena posición como él capaces de hacer el mal. Hasta la más miserable rata puede desear la destrucción del mundo. Pero Fistandantilus tiene demasiado poder, a diferencia de otros.- Sonreí complacido, como quien habla de cosas ligeras y mundanas.

No me dejaba amedrentar por su mirada. Los nigromantes destacaban por sus ojitos brillantes y mala ostia. Empezó a nombras de repente ciudades, como si supiera perfectamente mis objetivos. Alcé levemente una ceja. Adivinaba cierta ironía en sus palabras y negué levemente con la cabeza. -Mucho me temo que las cosas son más complicadas, Matvey. No son solo un conjunto de nombres. Todo esto es un mero… entrenamiento.

Hacerse el misterioso era otra cualidad natural de todo nigromante que se preciara. ¿Cuál era mi plan realmente? Eso ya es cuento para otro día. Sus ojos seguían siendo algo… digno de considerar. Fruncí el ceño. Adivinaba que estaba en desventaja y que en cualquier momento las cosas podrían ponerse tensas. No me respondió a mi pregunta, si no que dirigió a otra pregunta. -Tal vez porque son asquerosos y destructivos nigromantes que igual se oponen a tus ideales menos… atrevidos.- Me atrevía a decir que realmente poco o nada les importaba su destino.

Aunque algo me chocó. Uno de los demonios acababa de perder contacto conmigo. Mi rostro poco o nada dijo, pero… Las cosas no iban bien allí arriba. Escuché la advertencia de Matvey y sonreí desapasionadamente. -Soy consciente de ello. Igual vendré a reclamar esto para mí cuando los ancianos estén todos enterrados y dejen paso a las nuevas generaciones.-

Pasos. Algo me decía que era otro problema. No contaba con los seres capaces de vivir más que yo y todos los otros magos metidos en aquella condenada torre.

Un servidor ha oido suficiente y visto suficiente para ver que ahora se requerian sus servicios. Toda la mierda oscura nigromantica parecia haber pasado. Yo me habia divertido mucho viendo a un demonio mutar de forma para acabar convertido en algo parecido a un sexy Dyospiros. Luego conversaba con Vor de vez en cuando, a graznido vivo, hasta que me dijo si no era capaz de aprender a hablar en esta forma.

"oye pues nunca lo he intentado. Puede ser muy divertido"

Los sacos plumiferos deberiamos aprender algo, dijo él. Sobre las almas de los muertos. Algo de razon llevaba. Sacudo mis negras y blancas alas, bajando del hombro de Vor tras robarme una seta. Un trozo de ella, no entera, vamos. Me la zampo y me pongo en su mano, picoteando ahi. Mi cuerpo comienza a brillar, crece y el brillo cesa, dejandome a mi en mi forma de semihumano sentado frente a Vor, sujetando con mis manos la suya que portaba el anillo de sanacion.

-Te tomo el relevo unos instantes. No podeis seguir peleando asi y tu estas pal arrastre.

Con mi mano, le robo el anillo que potencia los hechizos sanadores, ya que yo no soy ningun experto sin la ayuda de ese artefacto hago poca cosa. Le quito el anillo del dedo dedicandole una muy pillina sonrisa, casi picaresca. Me lo pongo en mi dedo ahora y me levanto alegremente, yendo con Kosuke. Era momento de que el healer de la recámara hiciera algo...todos parecian agotados, el muchacho se desangraba por todas partes y aun querian seguir peleando. Y a mi no me hacia gracia la idea de que se muriese alguno, la verdad , y eso que los conocia de hacia poco.

-He de reconocer que las cosas mierdas demoniacas estas a mi no me molan niuna miaja, pero ea. Dejame que te eche una mano.

Una mano en mi barbilla, un gesto critico...levanto mis manos hacia Kosuke y estas se iluminan, mientras yo digo muy mandonamente mi hechizo sanador.
-SANA SANA, CULITO DE RANA! - mi nombre del hechizo es fantastico, lo se. Llevo pensandolo todo el rato desde que los he visto recibir puposidades,  y ahora era el momento. Que decir que habria sido un fiasco de hechizo de no ser por el anillito de Vor.

-Odio este sitio, es siniestro! -les digo a todos en general con una alegre sonrisa. Luego me pongo putoserio. -No en serio, lo odio.

Miro a Kosuke nuevamente, preparandome para lanzarle otro hechizo curativo...porque con uno, seamos sinceros, no va a bastar.
-Dime si puedo hacer algo mas por ti.

Pasos. Uno lento, otro lo seguía rápido. Uno lento, otro lo seguía rápido. Uno lento… La guadaña arrastrando detrás de mi. Mal humor. Mal, mal humor. Escaleras que engullen, negrura. Otra antorcha. Fuego en mi rostro, ceguera, miedo. Aún miedo. Esa torre, miedo.

No estaba de humor. Todas aquellas escaleras eran eternas. Tan eternas, perdía el tiempo. Pero no iba a desperdiciar mi magia, mi bien más preciado, en bajar. Y no quería hacerlo de repente. Algo me decía en mi interior que ganaría mucho en caso de no usar un portal rápido como buen nigromante. Igual, Anzus, y lo sabrás bien, podría acabar en la otra punta de la torre. Estaba furioso y me hervía la sangre, la cojera me acusaba. Vlosinssrigg y yo teníamos una terrible coordinación y estaba cansado. Mi pobre cuerpo apenas soportaba tanto caminar.

-¿Vlosinssrigg? Sé que me esuchas… No, no voy a permitir que me pisoteen de nuevo.- Llevaba los cuernos y otros adornos del demonio guardados. Venía de hacer tratos. Traiciones. No me gustaba recurrir a otras fuentes y si era posible haría mis planes por mi mismo. Era débil. La debilidad, Anzus, me asquea. Pero esa debilidad se reverberaba en mi cabeza. Débil, Ilztvyll. Eres débil. Tal vez fue Vlosinssrigg. Tal vez estaba ansioso por dejar de serlo. Y para ello necesitaría ayuda, colaborar, y necesitaba aquella condenada torre.

Antes de entrar me refugié en la oscuridad del costado de la grandiosa puerta de la sala de los portales y escuché a los que había dentro. Solo dos voces: Matvey y Akira. Hablaban de la torre. Matvey le aseguraba que no se la quedaría el japonés. El otro, egocéntrico, habló que el día que todos estuvieran enterrados… Los jóvenes se harían con la torre. Yo estaba herido. Estaba humillado. Dos golpes en el rostro habían sido suficientes para provocar mi huida. Y estaba absurdamente furioso. ¿Qué hablaba aquel panoli de enterrar gente? ¿Qué, esperaba ganar la carrera del tiempo? ¿Envejecer más lentamente que el resto? ¿Duraría él más o yo? La muerte acechaba mi ya mortecino cuerpo. Joventud por una parte. Y por otra la muerte reclamaba mi cuerpo como el de un anciano. Era un viejoven.

Darme cuenta de aquello y la serie de eventos que habían llevado a mi furia decidieron que era hora de acabar con aquel cuento. Me parecía una parodia de mal gusto. Necesitaba poder. Joder. Lo necesitaba, y con prisa. Aquella torre era demasiado importante como para que cayera en manos de un invocador de demonios que no podría controlar. Tiré la antorcha y entré seguido de Magistelo -¡Tú ocúpate de la otra!- El demonio estaba malherido y no era poderoso como la demonia de Terumi. Pero no podía importarme menos. Me arrojé directo a por Akira, atizándole un golpe en la nuca con intención de dejarlo inconsciente de buenas a primeras. No iba a esperar. El tiempo me consumía. El tiempo pasaba. El tiempo, el tiempo…

-¡MATVEY, ES LA NUESTRA!- Como mis suposiciones sobre el ruso estando en contra del japonés fueran falsas, me habría metido en un buen lío. -Fistandantilus está malherido y débil, ¡La torre es tuya! Solo queda este, ¡Ayúdame!- Suya. Si. Era consciente que yo no iba a conseguirla. Pero si jugaba las cartas a su favor sacaría beneficio. No me convenía ser discípulo de Fistandantilus. Pero necesitaba llevarme bien con el Maestro de la Torre… Y como habrás deducido, Anzus, estaba seguro de poder cambiar el que ostentara ese título.

Tocaba retirada para poder recuperarse del ataque sufrido por esos vándalos infames que han osado entrar en mi torre. Los muy sobrados creen que pueden vencer así como así a un nigromante. Una panda de críos sin los conocimientos suficientes, con poderes a los que les queda mucho por desarrollar. Detesto que no dejen de venir a la torre así como así, por lo que tendré que reforzar las medidas de seguridad y reactivar algunas maldiciones que eliminaron en los tiempos en los que aquí había más estudiantes. También debo montar una ofensiva, ya que el único que parece que va a pelear por la torre soy yo. Los otros han resultado ser algo decepcionantes, tanto los que no se han movido de la sala de los portales como el drow que ha desaparecido.

Lo primero será curarme por los múltiples ataques recibidos y ganar algo de tiempo. Cierro la puerta de mi biblioteca-laboratorio desde dentro, dejándome caer después en una silla de madera de estilo medieval, respirando con cierta dificultad por el cansancio y las heridas. Lo peor ha sido la descarga, aunque también los golpes de después. Saco la piedra de sangre que llevo colgada al cuello, cargada con energía vital que había drenado previamente a otras víctimas. Cierro mis dedos alrededor de ella, cerrando los ojos mientras murmuro unas palabras apenas audibles. La piedra parece encenderse con un brillo rojizo, comenzando a traspasar ese brillo-y por tanto la energía- a mi cuerpo. Poco a poco va consiguiendo revitalizarme, mejorando las heridas aunque no las sane por completo (las quemaduras por la descarga aún tardarán en irse).

Descanso así durante varios minutos más, hasta que por fin me encuentro algo mejor. Después empleo algunos ungüentos que tengo por las estanterías para aliviar lo que quede de los golpes. Debo volver abajo, a la sala de los portales, donde estaremos en nuestro terreno. Si quieren hacer algo que vengan allí, que vengan y vean lo que les espera. No necesito ni repasar algunas maldiciones útiles en los libros, me las sé de memoria. Voy de acá para allá en la sala, golpeando con mi vara de mago en el suelo mientras me muevo entre los matraces y alambiques que se encuentran en la mesa junto al caldero en el que preparo pociones y brevajes diversos. Esta vez no me van a pillar desprevenido, así que también me pongo la cota de malla que poseo bajo la túnica. Luego cojo un recipiente esférico que guardo con cuidado en la bolsa de cuero que pende de mi cinturón, por si acaso necesito usarlo. Acudo al atril en el que tengo abierto un libro con unas runas el los márgenes de la hoja, además de un ser de fuego oscuro grabado en la parte central. En la página de al lado hay unos versos antiguos sobre plagas y maldiciones. - No saldrán de aquí...y si salen las consecuencias les perseguirán a ellos y a otros allá donde vayan...serán los primeros en ver el principio del fin.- murmuro con voz cascada mientras paso mi huesuda mano por las antiguas páginas, cerrando después el libro. Tras esto me desaparezco de la biblioteca, dejando la puerta cerrada tras de mí.

Reaparezco así en la sala de los portales, encontrándome con una escena que no me esperaba. Están atacando a Akira, precisamente el que se ha largado de la escaramuza de antes. Y para colmo le está gritando a Matvey que la torre es suya. Se me encienden los ojos conforme la furia se apodera de mí, marcándose la ira en cada una de las arrugas de mi cara. Muevo la vara de mago hacia delante para realizar un sencillo pero efectivo hechizo de repulsión, con el que espero apartar a el drow de Akira. - ¡Ni por encima de mi cadáver! ¡Nadie que yo no desee que sea el heredero de esta torre lo será, y no sois ninguno digno de ello! - claro que sé que tengo que nombrar heredero en algún momento, pero no será todavía, ni serán ellos. Tengo otros candidatos por el mundo.

- Traidores. Más valdría que ayudaseis a echar de aquí a la escoria que se ha colado. O colaboráis o desaparecéis de aquí para no volver. - espeto de manera acusadora, lo que hay que hacer ahora es iniciar el caos final que purificará el nuevo mundo. Me planto frente al portal, extendiendo ambos brazos con la vara apuntando hacia el portal. La nebulosa oscura comienza a agitarse hasta dejar a la vista el plano del inframundo, como si por una ventana nos asomásemos. Conozco el nombre del que quiero llamar ahora, que actuará como precursor y heraldo de la destrucción. - Ûl Ghâsh Burzum - invoco a un demonio de fuego y sombra, que comienza a materializarse en el portal. Poco a poco va tomando forma, oscuro e imponente. Vuelvo a emplear la lengua demoníaca para darle las órdenes, pidiendo que por ahora se marche a arrasar los alrededores, hasta que yo vuelva a llamarlo cuando lo necesite. Después me acerco a Matvey, al que agarro por el hombro con brusquedad. - Si de verdad quieres mantener esta torre a salvo ayudarás a protegerla con las maldiciones de antaño, para que no pueda entrar cualquier imbécil.-

Ensangrentado, sucio (ya sea mi sangre o la del demonio al que he convertido en carne picada), herido, algo cansado... así es como me encontraba ahora mismo. El viejo que había hace unos momentos, supongo que uno de los nigromantes de ésta torre, se teletransporta bastante maltrecho, diría que incluso estaba peor que yo pues estos chavales le han dado una paliza curiosa. Ahora pasemos a la gente que me interroga sobre mi estado. Tanto Vor'Kalth como Adramelech me preguntan sobre qué me he encontrado y que me ha pasado -Digamos que he tenido un pequeño romance con un demonio pero las cosas no salieron bien, llegó a caerme tan mal que... bueno, me lo cargué, no me gustan los tentáculos, odio ese tipo de hentai y como que no me hacía nada de gracia vivirlo. Básicamente, hice mi trabajo -resumí un poco todo lo que me había pasado con el bicho aquel, que ascazo dio de verdad... ¿os he dicho que odio los tipos con trucos mentales que sean enemigos? Pues ala, ya lo sabéis.

Me cruzo de brazos pues todavía me quedan cosas por decir -En cuanto a cosas encontradas... bueno, información que necesitaba. Terumi está en la torre, con un demonio de su lado y con más gente ahí abajo -obviamente, no voy a decirles la fuente de quien saqué la información, que supongan que lo he descubierto durante mi excursión es lo mejor, a fin de cuentas... quien prometió que no tocaría ni a Ilztvyll ni al nigromante ruso fui yo, no los otros -por lo demás, nada interesante -concluí mi informe en cuanto a mi pequeño paseo por los alrededores.

Miro a todo el grupo examinándolos de forma analítica, a Vor solo lo veo metido en una nube humo por lo tanto no puedo verlo, aunque pide a alguno de los demás curanderos que traten mis heridas -Sólo son un par de rasguños, las he tenido peores - Adramelech sólo tiene un par de heridas pero sin importancia y los demás parecen estar mejor, dejando en conclusión que soy el que más herido está. El Soul Reaper responde a mi comentario fiestero con un sonido sarcástico y me informa de que se han pirado dos nigromantes que hay aquí, el viejo y el otro... oh vaya, seguramente el segundo nigromante fuese mi informador drow. -Si han ido a alguna parte de la torre, seguramente se estén reagrupando y planeando la manera de regalarnos un billete sólo de ida para unas pequeñas y eternas vacaciones en Infernolandia -el chico parece nervioso, con prisas al sugerirnos que bajemos ahora mismo, pero tanto Vor como yo discrepamos en cuanto a ello -No tengo prisas por mis vacaciones antes mencionadas, sugiero que al menos descansemos durante unos minutos, repongamos fuerzas y curemos nuestras heridas -lo último iba más para mí que para los demás que no parecen haber sufrido tanto, pero yo no es que estuviese en condiciones de lanzarme a pelear y además, los nigromantes posiblemente sean más que nosotros y se recuperarán rápidamente, cosa que nosotros necesitamos.

Del humo sale Roac, el elfo que se transforma en urraca y se acerca hacia mi con un anillo Vylia, un anillo igual que el de Indira que se usó para ocultar el bar. Lanza su hechizo de curación sobre mis heridas mediante... la típica cura que hacen las madres para sus hijos, cosa que me hizo bufar un poco pues me avergüenzan un poco que hagan esas cosas conmigo, pero al menos voy sintiendo de forma reconfortante como mis heridas son curadas en gran parte. El elfo transformista afirma su desagrado sobre éste sitio y que no le gusta nada el asunto, pero pone sus servicios a mi disposición -Arigato Roac-kun, una cura más me vendría bien, pero éste vez sería mínima, con un poco de magia debería de bastar -respondí a su propuesta con mi sugerencia, esperando la siguiente cura con paciencia pues no quiero que use magia en exceso.

Voy a aprovechar éste pequeño momento de descanso para ir haciendo planes sobre nuestro próximo asalto, llevándome una mano a la barbilla como mostrandome pensativo -Lo suyo es bajar a la sala de los portales que ha mencionado Adramelech, pero no nos conviene llevar la lucha en esa sala en concreto. Con los portales allí son fuertes , lo que debemos de hacer es alejarlos de esa sala -seguía pensando y recordando un poco la conversación que tuve con Ilztvyll sobre Terumi y su odio hacia él, puede que podamos aprovechar ésta pequeña información adicional pero debo mostrarla de forma disimulada -... Otra cosa que se me ha venido... tengo una ligera corazonada que si es cierta, la podríamos aprovechar. Los nigromantes pueden llegar a ser muy ambiciosos, lo suficiente como para darse puñaladas entre ellos, podemos usar ese momento de pelea interna a nuestro favor si se diese el caso -continuaba pensando, pues la parte realmente complicada es el de alejar a los nigromantes de esos portales que tan poderosos los hacen ahora mismo, se me ha ocurrido algo descabellado pero que podría funcionar, e incluso, conveniente para mi -Os quitaré a Terumi y a su demonio y me los llevaré a otra parte para aislarlos. Suena arriesgado pero al menos os habré quitado a un nigromante bastante poderoso y a su demonio. Ya sé lo que me direis, es una locura, pero si pude encargarme de un demonio, podré encargarme de otro y de su nigromante y de daros al menos algo más de cuartelillo, además... no moriré tan fácilmente -eso puedo asegurarlo, ya lo habeis visto, de alguna forma u otra acabo sobreviviendo, más mal que para bien pero bueno.

Aquí acaba mi propuesta de plan y procedo a continuar descansando, aun debo de reponer toda la magia que pueda, me va a hacer falta bastante si logro efectuar mi plan y luchar contra Terumi, su demonio, y todos los que quiera ir sacando.

El viejo me tiene hipnotizada, pero no por control mental, sino por las ganas que tengo de cargármelo. Escucho vagamente la voz del manco número uno y aún más vago la voz del drow llamándome sopera. Sonreiría de no ser porque el viejo se escapa, así sin más, en un momento en que el otro manco semi-degollado y yo paramos nuestros ataques.

-¡Mierda!

Enrollo el látigo a mi cintura y observo el panorama, descansando un poco de la emoción y demases. Me fijo en que el japo viene echo mierda, me alegro un poco de que no esté muerto, pero solo porque puede ser útil. Escucho su batallita con un demonio y como él y el drow rechazan la idea de Adra por la locura de bajar hasta el portal.
De repente, de la nubecilla oscura aparece una figura familiar: el elfo extraño que nos ayudó a Moth y a mí a escapar de los campos junto a los drows y los otros dos magos. Se acerca a Kosu y comienza a curarlo con unas palabras bastante raras, pero no digo nada, me acerco a Moth despacio y me arrodillo delante de ella, buscando por si tiene alguna herida más.

-No te preocupes, ya mismo nos vamos, solo tenemos que preguntar unas cosas y listo.

Aunque hablo con voz dulce mi cara cuando me giro hacia el resto no tiene nada de agradable. Soy una rubia cabreada, cuidado conmigo. Bastet parece ser la que mejor se encuentra (obviando el pájaro-elfo) aunque muy cansada, igual que todos. Adramelech y Kosuke se han llevado una buena paliza, cosas de mancos. Y Vor sigue con su bastón intentando recuperar las fuerzas comiendo más setas, que el control mental tiene mucho desgaste.

-Kosuke o como sea tu nombre, el nigromante ese al que persigues, ¿viene desde tan lejos como tú? Puede conocer a quienes he venido a buscar...

Si era así y había recorrido el continente hasta aquí, entonces probablemente me fuera con él para "ayudarlo" e intentar sacarle al nigromante información sobre las personas que he venido a matar.

-Bastet, puedo ir a buscar algunas cosas para que puedas curar a Adra, así no anda con dolor y todo lo demás- esas fueron las palabras que me sacaron un poco de las nubes, ya que después de vendar a Adra llega Kosuke hecho mierda y por lo visto tuvo un encuentro con un demonio cosa que para ser honesta podría mirar unos minutos atrás en sus recuerdos y ver maso menos que paso pero no lo haré, por ahora, luego de ver como la urraca que llevaba Vor se convierte en un alado (híbrido a la vista XD) y comienza a curar a Kosuke con una palabras que la verdad me hacían recordar a mi padre cuando me curaba y, a la vez, me hacía reír y ante eso suelto una pequeña risa. Después mire a mi sombra decirle que si, ante su propuesta, y esta, como si fuera un rayo, marcha rápidamente a conseguirme lo que necesito (obviamente la muy divina lo va a robar como siempre) pero para mi suerte esta sabe bien lo que necesito y siempre me trae lo justo y necesario.

Se que Vor estaba diciendo algo, Kosu también, pero no preste atención ya que me puse a observar nuevamente las heridas de Adra para saber bien que hacer y que usar. En cuestión de 5 minutos mi sombra llega rápidamente con las herramientas necesarias. -Primero te quedas quieto y segundo concuerdo con Vor y Kosuke o como se llame, ya que bajar en estas condiciones nos mandaría a la tumba- le dije a Adra mientras preparaba todo, no iba a dejar esta vez que mi trabajo este de lado, no he curado mucho y eso me saca de lo que se hacer bien. Así que con esto último saque el cacho de tela que había usado y comencé, primero usando una jeringa que le había puesto un calmante (uno de los más fuertes, jamás me verán usando los más suaves) para que el dolor se valla rápidamente ya que estamos en una situación bastante complicada, luego proseguí usando "Agua oxigenada" con gasas y pasarle espació por las heridas y que no se infectaran, y así continuando con mi proceso (que para ser honesta tomo mi trabajo enserio, pero esta vez tuve que ser rápida) hasta poder vendarlo de forma correcta en el torso y en el cuello.

-Cuando salgamos de acá tendré que revisar nuevamente para ver como se van curando, pero por ahora con esto si es suficiente- dije al terminar, soltando un suspiro ya que estaba bastante aliviada por hacerlo bien esta vez, y como siempre no me sobro y/o falto algo. -Ante tu pregunta anterior- me dirijo nuevamente a Adra -Básicamente siempre he sabido defenderme con mi sombra y sino, como puedes ver, puedo curar, más de hay nunca he pasado. Pero en estos casos, tengo algo que lo estoy guardando ya que algunos son sensibles con el oído. Después si necesitas saber algo en eso cuenta con migo o...- me detuve antes de decir que podía ver el pasado de alguien, para ser sincera no quiero que sepan eso por ahora, ya que podrían pensar cualquier cosa de mi. Así que solo termine la explicación, con algo breve de que estas son realmente más fuerte que nosotros, pero de seguro quede más que obvia.

"Tendríamos que pensar bien en la próxima jugada".

-Sinceramente es una locura lo que harás llevándote a uno con su demonio, pero si saliste vivo al enfrentarte uno podrías con otro y más si conoces contra quien te vas a enfrentar- le digo a Kosuke pero ante lo que dijo Pam, me hizo pensar en muchas probabilidades, osea un punto a favor para Kosuke ya que dos contra dos viene bien la cosa (haber, no creo que Moth se meta en semejante pelea o anda a saber que pasara). Yo por mi parte estaba algo agotada de todo esto y de usar mucha magia, así que decidí sentarme en las escaleras y respirar hondo para poder tranquilizarme nuevamente al 100%. -¿Escuchas...?- me pregunto mi sombra pero de forma muy extraña, me hablo como la primera vez que la invoque, me hizo esa misma pregunta pero esta vez iba dirigido por si podía escuchar a todas las que estaban presentes, -Maso menos, aún no puedo escuchar claramente lo que quieren decir...- respondí con un tono un poco bajo ante todo el murmullo que había entre ellas, solo podía suspirar y descansar un poco, ademas de esperar a los demás.

La niña solo bosteza, mientras sus garras se retraen dejando ver sus brazos. No sabía cuanto tiempo llevaban en aquella torre, pero para ella era más que suficiente.

-¿Qué tienes que preguntar?fue lo único que le dijo a Pam mientras observaba aquel panorama. El tramposo venía hecho una piltrafa, diciendo algo de una pelea con un demonio. -Aquí también han venido, con un viejo muy raro y uno como él pero más feo-dijo señalando a Vor. -Pero ya nos hicimos cargo de ellos y huyeron por allí -Dijo señalando las escaleras hacia el sótano. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se quedó mirando las escaleras. Algo había ahí abajalo que la perturbaba, pero no se atrevía a preguntar qué era.

- Cuando a la inteligencia se le une el poder y la voluntad de hacer el mal...el resultado es un arma de destruccion masiva

Respondo a Akira con mi voz grave y fria, sin apartar la mirada de él, a consecuencia de lo que habia dicho sobre Fistandantilus. Mi predecesor no habia sido un gran hombre, ni si quiera un hombre bueno... sabia de lo que hablaba.

-No son un conjunto de nombres, desde luego. Pero lo que si que no son...es un entretenimiento para ti

"asi que de ese modo ve las vidas que ha ido eliminando."

Escucho a mi interlocutor, disponiendo mis hombros en un angulo recto, frente a el. Escuharlo hablar de ese modo me saco una sonrisa muy leve por lo inocente que me resultó. Que esperaria.

-Hablas como si no fueses a morir nunca.

"error"

En ese momento, unos pasos muy pesados....el drow hace su aparicion, seguido por su demonio, algo hecho polvo. Parece haber leido mis pensamientos. De buen grado pondria punto y final a la desviada vida de Akira. Asiento con mi cabeza y dispongo mi baston de roble, pero en ese momento resuena la voz de Fistandantilus creando una barrera para defender al impío japones. Me giro con un hechizo a medias de susurrar en mis labios mirando al anciano. Dedico una breve mirada a Ilztvyll.... y luego a Akira.

"no, es demasiado tarde"

-¡Fistandantilus!¡No lo hagas!

Lo increpo roncamente al oir el llamamiento que comienza a realizar. Pero un tremendo monstruo es invocado por el anciano. Aunque sus ordenes de causar el caos en los alrededores parecen sencillas...no es mas que otra accion como las que realizaba Akira en aquellas aldeas. Y a bien seguro que por aqui habra algun nucleo de poblacion que se pueda ver afectado.

-No, me niego.

Miro a los ojos del anciano. Por breves instantes me sumerjo en sus pensamientos, pero son insondables...al menos de momento. Me aparto de su mano, la cual habia colocado sobre mi hombro, de modo muy hosco. El demonio que hay a mis pies sisea, inquieto....una bestia de cuatro patas y poca inteligencia, pero venenosas y peligrosas fauces.

-La Torre no va a caer porque unos cuantos magos intrusos se cuelen en ella. Eres tú, empeñado, como él, en seguir ensuciando nuestro nombre, quien en todo caso propiciará su caida. En nombre del Consejo de los Veinte, te despojo del poder que aqui tienes, Fistandantilus. Te doy una opcion, y a ti tambien, Terumi. Y es la de que os rindáis. Haced volver a esos demonios. Los portales no se van a investigar de este modo.

"no espero que se rindan. No de modo sincero, desde luego. Ya han causado suficiente daño."


No habia visto a los intrusos, por mi parte. No se que aspecto tenian. Illztvyl debia saberlo, por el contrario....podrian ser magos ambiciosos que codiciasen lo que aqui habian. O gente perdida. O gente que buscase que Fistandantilus les restituyese algo perdido. Aun no lo sabia. Y esperaba descubrirlo antes de que las cosas se pusieran peores para todos.

-Somos dos contra dos. Las cosas están bastante igualadas....¿o no?