Zona desierta- Antigua Torre de Alta Hechicería

Me sigo masajeando las sienes con una mano mientras pienso en qué mierdas hacemos, empezando a impacientarme por lo lejanos que parecen mis objetivos, a pesar de llevar ya unas cuantas hostias en el cuerpo. Giro la cabeza repentinamente hacia Vor cuando comienza a hablarme de cosas muertas y sus motivaciones, sintiendo un escalofrío recorriéndome la columna vertebral. -Lo peor es que a esos seres no se les puede matar realmente, no de manera definitiva. Por eso hay que eliminar a todo maldito nigromante, para que no jueguen más con la muerte. - mi abuelo había sido nigromante y siempre he escuchado elogios sobre él. Aunque obviamente no eran imparciales, venían por parte de la hermandad. Mi hermano también lo es, o era, pero no lo veía como los veo desde hace algún tiempo. Ahora les he cogido tal manía a los nigromantes que no quiero permitir a ninguno que viva. He dejado un poco de lado la lucha común de la hermandad por una lucha propia, individual, lo cual entra en conflicto con lo que me han inculcado desde siempre. El bien común es lo primero. Comprendo a quién se refiere Vor al decir lo de plumífero, en una indirecta muy directa para Bastet. Opino igual, aunque puede que también le pase lo mismo que a mí, que entre en conflicto con su "naturaleza". - A veces toca repensar toda nuestra escala de valores. - añado al comentario de Vor dirigido a Bastet, para que al menos reflexione. Después dejo que mi espalda se escurra por la pared lentamente para acabar sentado en uno de los escalones, con la intención de descansar un poco.

En cuanto a Kosuke está más que claro que necesita que alguien le remiende lo que quiera que le hayan hecho, apareciendo para ello el muy oportuno pájaro de Vor, del que casi ya no me acordaba. Animagos, siempre tan discretos. El japonés nos explica cómo ha acabado así, aunque me sorprende que haya salido vivo de un enfrentamiento a solas con un demonio. Lo más interesante es que ha encontrado aquí a quien buscaba. Ya me había hablado de él, así que imagino las ganas que le tendrá. - Así que el tío que atacó tu aldea... - le lanzo una mirada un tanto indescifrable, que bien puede ser de sugerirle que vaya y lo mate cuanto antes o bien de que el que puede acabar muerto es él. - Llámalo destino o casualidad, pero lo tienes en esta torre, en algún sitio. No puedes dejar pasar la oportunidad. - tanto Vor como Kosuke no parecen tener demasiada prisa por bajar, y llevan buena parte de razón porque estamos cansados y heridos. Asiento a lo que propone Kosuke sobre sacarlos de la sala de los portales, añadiendo después.

- Dispersarlos. Tenemos que separarlos, además, que sepamos son tres. El drow, Fistandantilus y Terumi. No es mala idea, pero hay que tener claro que en un uno contra uno ellos llevan las de ganar. Tendremos que jugar con ellos y si en algún momento hace falta un dos contra uno no dudar en pedir ayuda.- eso sobre todo se lo digo a Kosuke, aunque intuyo que por el tema personal de su venganza no querrá que le ayuden. Lo de las puñaladas entre ellos no deja de ser corazonada suya, aunque el hecho de que el drow desapareciese dejando solo al vejestorio apunta en esa dirección. - Yo iré a por Fistandantilus. Si no le doy opción a usar sus poderes no es más que un viejo decrépito. Puedo ser más rápido que él. - y le pondría un ultimátum. O hacía algo por sacar sacar al maldito demonio del cuerpo de Astaroth o su cabeza rodaría por el suelo. Pamela también parece buscar a alguien con ahínco, aunque no dice nombre. - Puede que el tuyo también ande por aquí. Es como si los hubiésemos pillado en una reunión, tramando algo. -

Bastet también me insiste en esperar un poco, así que acabo aceptando a regañadientes eso de que termine de curarme, quitando el trozo de tela que usó en un primer momento. - Si nos tienen que matar nos van a matar igual, por una cura arriba o abajo no vamos a ganar o perder.- pero no digo nada más, me quedo un tanto alucinado al ver que se ha traído hasta una jeringa y toda clase de cosas para curar, sin saber de dónde las ha sacado. Resulta de bastante ayuda porque el dolor comienza a menguar progresivamente durante los minutos que tarde en vendarme el torso y tapar la herida del cuello. No entiendo muy bien a qué se refiere Bastet con eso de ser sensibles con el oído, pero prefiero dejar las dudas para otro momento. Pongo una mano en su hombro, apretando levemente en señal de agradecimiento por las molestias que se ha tomado.

- Gracias de nuevo por las curas, Bastet. Creo que con esto será más que suficiente...luego tendré que devolverte el favor de algún modo. Ya estoy listo para iniciar el plan. Todos tenemos idea de lo que queremos hacer, e intereses diferentes aunque con un punto en común. Los que no tengan idea de ir a por ninguno en concreto pueden quedar de apoyo, o ir donde mejor les parezca. Haced como dice Kosuke, no muráis fácilmente...- me pongo en pie despacio, con cuidado de no perjudicar las heridas recién curadas. - Nos vemos en el exterior de esta imunda torre. Suerte a todos.- dicho esto me doy media vuelta, echando a andar escaleras abajo, perdiéndome enseguida en la oscuridad de la torre.

Enseguida dejo de escuchar a cualquiera de mis compañeros de aventura, sólo escucho el sonido de mis pisadas sobre la piedra, lo único que rompe el sepulcral silencio que va en aumento conforme me alejo. Llevo la mano pegada a la pared para no resbalar, además de para guiarme, porque apenas hay unas cuantas antorchas colgadas de argollas en la pared en tramos alejados de escalera. No transcurre mucho tiempo cuando por fin escucho otras pisadas. Me detengo en seco, con el corazón comenzando a latir más deprisa en señal de alerta. Se acercan, vienen hacia arriba. Decido que no me pillen parado como un perro asustado, así que salgo yo también al encuentro, con la mano sobre la espada, comenzando a chisporrotear. Lo que me encuentro no es lo que esperaba. O sí y no, porque desde que lo vi por primera vez siempre me había quedado con la espina clavada de no haber podido conocer más de él. La imponente presencia de Khaled Svensson es tal y como la recordaba del primer encuentro, pero esta vez viene acompañado de una extraña mujer de cabello blanco. La miro con recelo, pero no por ello me callo lo que había querido decirle cuando lo vi por primera vez. Puede que él sea la solución que estoy buscando. Aparto la mano del arma, las chispas de mi brazo también se disipan. Poco a poco voy terminando de bajar los escalones que me alejan de Khaled, sin pensarlo mucho, como por inercia. No aparto la mirada de sus extraños ojos dorados, con una mezcla de temor y veneración, por todas las cosas que había escuchado. Cuando voy a hablarle no sé muy bien cómo dirigirme a él, pero lo hago como si se tratase del líder supremo. Al llegar frente a él me siento bastante insignificante, no sólo por la diferencia de altura, sino de poder.

- Khaled Svensson...Eres la última esperanza para uno de los más valiosos miembros de la hermandad...sólo tú puedes hacer algo. - y es cierto, porque Fistandantilus podría, pero no le da la real gana. Sólo lo haría bajo coacción, y puede que aún así encontrase el modo de escabullirse y jodernos. - Astaroth no se merece vivir dominado por un demonio, no creo que sea lo que él querría. ¿...sabes dónde está? ¿puedes traerlo de vuelta?- pregunto tratando de mantenerle la mirada, con el brillo de la incertidumbre en los ojos mientras aguardo respuesta o golpe.

No consideraba demasiado oportuno ni sustancioso responder a las muchas frases de ruso con demasiados aires que pudiera soltar el hosco, enorme hombre. Si bien solía dar en la diana con ellas, no me consideraba lo suficientemente indigno -no como el drow que antes le acompañara- como para decirle “Oh, sí, tienes toda la razón, oh gran y sabio viejo…”. -No entretenimiento. Entrenamiento. Pruebas, pequeños… aperitivos.- No lo acusaría: Con su edad las orejas ya debían fallarle.

Su sonrisa de confianza se topó con una mía, más ancha, más imponente. -No antes que vosotros.- Viejos insensibles. Los nigromantes éramos expertos en huir y escondernos en cualquier rincón. En todo momento estaba seguro de poder escabullirme de allí en caso de necesidad. Pero algo me pilló de repente, una llegada inoportuna. Un bicho molesto. Imbécil’ret. Entró y se avalanzó hacia mi de un salto, con un grito, que ordenaba al suyo atacar a mi demonia. Iba a ser algo sencillo para la mía. Aunque no me esperaba en absoluto aquella intervención… A pesar de saber que en la naturaleza de los jodidos drows estaba la traición.

El golpe llegó, pero también llegó Fistandantilus, que justamente se suponía que estaba herido y maltrecho. Quizás no acabó de poder asestar la ostia. Quizás sencillamente era un mocomierdas. Pero salió despedido lejos de mi ante un hechizo protectivo del viejo, que chillaba y protegía la torre con devoción. Que era suya, y que debía nombrar heredero, pero que ninguno lo sería. -Mucho me temo que poco nos importa el heredero que vayas a nombrar, viejo.

Pero no iba a pronunciar esas palabras, y menos, con la situación que se desencadenó. Me rasqué un poco el lugar donde recibí el golpe mientras escuchaba sus griteríos impertinentes e invocaba… Un demonio. A hacer daño por fuera. -Sabes, me gustan más tus métodos…- No íbamos en reparar en sus anteriores insultos. De todos los allí presentes Fistandantilus parecía el único puesto de verdad en eso de ser un nigromante y hacer de malo.

Tras eso se dirigió a Matvey. Me acomodé en una pared mientras los escuchaba tener sus rollos de vejestorios decrépitos. “Os matáis entre vosotros, yo me cargo el drow, todos listos.” Era un plan estupendo. El demonio que me acompaba podría fácilmente acabar con él. Y estaba seguro que los viejos, de enfrentarse, quedarían ambos suficientemente decrépitos como para empujarlos por un portal con el pie y esperar que no volvieran. Matvey seguía con su capa de santo, echando bronca a Fistandantilus. Y luego me nombró a mi. Que según un consejo que me importaba tres pitos le quitaba propeidad y… Que nos rindiéramos.

-Me parece que no. Igual cuando me presentes a tus veinte amiguitos hablaremos. Es… Una pena que no podamos llegar a ningún trato. ¿Unos poco intrusos? La peste. ¿Crees que a ti te tratarán mejor que a nosotros? No desprecian nuestros ideales, desprecian nuestra magia. Y lo mismo querrán ver correr su sangre como la tuya.- Llevé ambas manos a las espadas. Y más cuando veía la organización de todo aquel asunto… Dos contra dos. Aunque lo cierto es, Ilztvyll no había expresado su opinión en ningún momento. Pobre imbécil. -¡Una pelea! Nuestros enemigos no están en esta sala, si no fuera… Pero, qué remedio. No ha sido una decisión inteligente, Rasputín.

Sentado allí comía setas Vor’azmente. Observando a la urraca con curiosidad, mientras cada uno se ocupaba de sus propios asuntos. Allí, con tan poquita luz, las plumas le brillaban un poco menos. Pero no dejaban de ser encantadoras: Las de la cola con sus brillos entre verdosos, turquesas y violetas, las de las alas con una tendencia hacia el azul. (ES LO QUE PASA CUANDO DESCUARTIZAS UNA URRACA MUERTA, QUE TE SABES LOS COLORES). Yo le dejaba la mano para que fuera picoteando con una sonrisilla tímida en el rostro, los dientes afilados asomando una vez más.

Pero el brillo repentino me borró la sonrisa. -Oye, pero a tíquetepas…- Los volví a abrir y ahí estaba él. En su forma de no-pollo, cogiéndome de la manita. “Qué mono…”, pensé. -¿El relevo? Si, puede ayudar… U-un momento, qué…- Antes de darme cuenta era un drow desanillado. -¡Condenado bicho!- Gruñí. Es lo que me había enseñado Dyos: A gruñirle a todo, a él, a su sonrisita inocente y a todo lo que pudiera moverse. Me quedé en mi rincón (en una torre circular? Rincones? wtf) comiendo más setas secas.

Suspiré largamente mientras pensaba lo que me contaba Kosuke. Un romance con un demonio… Menuda forma de hablar de una batalla. -Los tentáculos dan un poco de repelús, cierto es. A Dyospiros le hizo un ilícido, con todos sus tentáculos, un beso francés.- La imagen había sido de lo más desagradable… Una de esas cosas que uno no olvida. -¿Tu Terrina está ahi? Perfecto.- Eso era lo más importante de lo que nos fue contando. Mientras tanto ahí estaba Roäc, con sus curaciones. Y a Bastet le venía resbalando mis intentos de hacerla recapacitar en toda su aura de felicidad y hippiedad.

Yo no me moví ni un ápice. Envuelto como estaba en ropas y telas varias estaba bastante cómodo. Prefería escuchar las cosas desde un punto de vista secundario. Adramelech, mientras tanto, se pasaba el descanso sufriendo por todo lo que le rodeaba. -Lo muerto… Lo muerto puede morir. Con la debida magia.- Le había respondido a un comentario pronunciado anteriormente. Y luego venía todo aquello de sus planes. Siempre planes. Me calentaban la cabeza y poco o nada retenía de aquel cúmulo de información. Resoplé con fuerza.

-¿Encontramos un nigromante? Truco o trato. ¿Trato? Sacamos hermanos de donde estén metidos. ¿Truco? Patada al culo.- Le respondí yo. Eso de dispersarlos, separarlos, cada uno meterse con uno… Era una pérdida de tiempo tremendísima. No íbamos a conseguir todo aquello tan fácilmente, más cuando no sabíamos si eran tres o treinta. Kosuke también parecía tener miedo de encontrarlos juntos… A ellos y sus vacaciones en “Infiernolandia”. “Se suponía que estaba de vacaciones, con Roäc…”

Y sin embargo las ansias de poner punto y final al tema de Osten me habían conducido allí una vez más. Acabadas las setas, me dediqué nuevamente a observar, medianamente abrazado al bastón. El pollo había soltado un hechizo muy mágico y muy meditado, invocando el poder del culo de rana. -Nunca cambies.- Murmuré con los dientecillos asomando en una extraña sonrisa. Manifestó, aún así, su desagrado por aquel lugar. -Es… Es extraño. No me gusta. Está muy oscuro, y que un elfo oscuro diga que algo está oscuro es porque es especialmente oscuro. Lo ver muy negro.

Chiste malo del día. En fin. Que siguieron hablando planes. Kosuke quería ir a por su Terumi, no bajar a la sala de abajo… E incluso la corazonada de que los nigromantes se irían a traicionar. Su frase de no morir fácilmente no borró de mi rostro la sospecha. Un brillo inteligente resplandeció de mis ojos. -¿Y de donde has sacado toda esa información? ¿Del demonio?- No había forma de que pudiera saber tanta cosa y haber salido con vida, a no ser que hubiera algo de por medio que no nos hubiera contado. O tal vez estaba paranoico, otro rasgo heredado de nuestro querido pedazo de caqui.

La larga despedida de Adramelech no me pilló por sorpresa. Sin levantarme, le dirigí los mismos brillantes ojillos con una mezcla de curiosidad y duda. -Nos… Nos veremos entonces, si hay suerte. No te morir mucho tu tampoco, ¿Sí?- No debió alcanzar a oírme, casi pareciera que le hubieran puesto un cohete en el culo. No me gustaban sus prisas. Algo me decían que eran poco adecuadas… Más en aquella situación.

Y yo, sin embargo, me aburría. Pamela le preguntaba a Kosuke de no se qué de acompañarle, el pollo insistía en seguir curándole… ¿Y qué hace el adolescente aburrido en una fiesta? Mirar el whatsapp. Qué sorpresa cuando encontré un montón de mensajes sin ver: Una respuesta, primero de todo, a lo que habíamos preguntado hacía horas a Dyospiros. “Estoy bien. Pero me vendria bien vuestra ayuda. ¿Cuando volveis?” ¿Para qué nos quería? Me puse un poco nervioso. Los dos siguientes, pero… Rezaban tal que así: “Dyospiros Sreysnah está malherido, necesitamos ayuda urgente en Cueva de la Desesperación. Es nuestra única esperanza… Por favor....” Y el segundo, decía algo como:  “Cualquiera que pueda ayudar a curar o aportar sangre para Dyospiros, que acuda a la enfermería”.  

La expresión de cansancio y extraña tranquilidad cambió bruscamente a una de sorpresa. Luego, miedo. ¿Quién demonios estaba escribiendo? ¿Y Dyos…? Ese nervio extraño que me daba solo cuando personas que consideraba cercanas estaban en peligro, afloró bruscamente. Me levanté de un bote. Sin armar jaleo. Y me acerqué a Roäc, al que toqué el hombro para llamar su atención. Kosuke podía esperar en aquel momento. -... Oye… Roäc…- Voz débil. ¿El optimismo de antes? Acababa de irse. -Dyospiros… Le ha pasado algo.- Hablaba flojo. No por ninguna razón en concreto. -O… Tal vez sea una trampa, pero… En todo caso, alguien tiene su moneda. Pidió ayuda. O ese alguien la pidió en su nombre. Y dice que está malherido, y… sangre, y… ¿Qué… qué le digo?- Había perdido un poco el color y me había pueso sumamente nervioso. No estábamos allí. Ni siquiera remotamente cerca. No podíamos ir, si había pasado algo, no podíamos ir… -Se… se pondrá bien, ¿No?- Pregunta estúpida. Él debía saber lo mismo que yo, pero… Le pasé la moneda con la mano temblando, como si con eso quisiera dejarle la responsabilidad a él de averiguar que estaba pasando en el otro lado de la moneda.

Acababa de llegar un último mensaje, que vi escasamente. "Vuestro drow está herido de gravedad. Deberíais volver de inmediato." Iba a nosotros, de eso no cabía duda. -... Qu... Quien quiera que sea sabe de nosotros... Y...- No podía ser un enemigo. Ni una trampa, ni nada. -¡Pero no podríamos llegar a tiempo!

Una mirada. Asintió. Dos gestos, es todo lo que me dedicaría, y todo lo que necesitaría saber. El primer éxito o golpe fue más bien escaso en potencia. ¿En qué mundo o dimensión, Anzus, podría haber tenido Ilztvyll Arken’rret, el manco, fuerza suficiente para derribar a alguien de un golpe de guadaña? ¡Era un milagro que siquiera yo estuviera vivo! ¡Que pudiera seguir caminando! Pero un arranque de furia, como aquellos que tuviera mi madre (mucho más salvaje, sea todo dicho) me hizo creer que un golpe todo lo bastaría. Más útiles serían las palabras del ruso, un hechizo que ya podría haber funcionado…

… Antes de que la barrera de Fistandantilus me echase de la proximidad de Akira. Clavé la guadaña al suelo para mantenerme en pie aún tras la repulsión, y allí quede clavado, estoico. Era imposible. Era absolutamente imposible que hubiera podido recuperar todas sus fuerzas en tan breve instantes. No habían pasado ni diez minutos desde que yo me fuera, y si él había huido, habría tenido menos de cinco… Dejé de pedir lógica a las cosas que no la tienen, que son muchas, y me limité a expulsar el aire toscamente. Los gritos engreídos de Fistandantilus me animaron la velada y me hicieron sacar una larga sonrisa del bolsillo mágico. -En mi defensa, querido Fistandantilus, puedo alegar que aún si no hubiera cometido este acto, ya me tendrías por traidor. Por negro.- Los elfos oscuros resultaban terribles compañeros para cualquier tipo de misión. Podías pedirles que te compraran el pan y al cabo de cinco minutos, encontrarte un puñal en la espalda.

Y asumía todas las consecuencias. A pesar de las amenazas de Fistandantilus de echarnos de allí. La tensión estaba en el aire, y yo, debía ir pensando qué posición tomar. Arrastré a pasos lentos cuerpo y guadaña a una cómoda pared, apartada de todo posible campo de batalla. Miraba la facción de Matvey al hacer el inoportuno viejo una invocación con la mera y única finalidad de tocar las narices a los alrededores. Mis ojos observaron con poca gana aquel espectáculo estúpido. “¿Y gastas tus energías en un momento en el que tienes a tres posibles traidores bien armados?

De nuevo, una vez más, volvimos a la dinámica de viejo con no tan viejo. Y yo allí, de mero expectante. No te equivoques, Anzus. No me desagradaba la posición. Era la más segura de todas: Luego solo quedaría pasar la escoba. Pero ahí estaban, ellos y sus dramas. “¡Haz algo para echarles, mi amor, Matvey!”, mano en el hombro… -¡Besaos de una vez!- Grito descarado, por sentirme fuera del drama. Matvey, aún más pasional, lo rechazó. Le hizo lo que coloquialmente se conoce como la cobra. Una parte de mi recibió un duro golpe al ver semejante gesto. Ver bigotes y barbas entrelazadas no me haría bien, pero la paz entre ambos habría hecho aquella noche… O mañana, mucho más entretenida.

Entonces, con toda la seriedad y solemnidad que un ruso puede desprender, les pidió que se rindieran en el nombre de un consejo… ¿Qué? Se me borró la sonrisa del rostro. ¿Quienes eran esos? ¿Qué pintaban en todo aquel asunto? No me gustaba no conocer toda la información. Si eran lo suficientemente… ¿Decentes? Para que Fistandantilus los pudiera temer, eran otro peligro que debía tener presente. -No magos, Matvey.- Gruñí desde el rincón del autismo. -Hay… variedad. Una ensalada, lo llamaría yo. Una demonio, una niña rara, dos… magos, creo, una zorra con alas, un enano de los de mi raza y…- “Un puto pájaro.” ¿Qué hacía un pájaro ahí? -El idiota de los rayitos y su novia o lameculos, poco me importa, poco parecen querer negociar.

Una pena. A mi los negocios me parecían estupendísimos. Un poco de magia a un Orfeo desesperado para que viera una vez más a su Eurídice en los mismísimos infiernos. Y todo el dinero que uno sacaba de ello, claro está. Porque eso se pagaba bien. Y luego estaba el cantamañanas… (¿Pero qué clase de insulto es mocomierdas?), hablando a Rasputín de cuanto se metían el resto con los nigromantes. Me reí de fondo, sonoramente, como si pretendiera hacer callar su boquita antes de hora.

La risa desistió en cuanto Matvey asumió que sería un dos contra dos. Y que me uniría a él, por supuesto. Ojos dorados de fondo, observando casi con incredulidad. -Un… movimiento arriesgado, Matvey.- Pensé para mi mismo. ¿Qué ganaba en esa ocasión de unirme a él? La táctica drow sería ponerse del lado con más gente. Tres contra uno, destrozarlo allí mismo. La cosa es, ¿Y después? Fistandantilus no iba a perdonar fácilmente que lo traicionara y lo abandonara a su suerte en diez minutos. Akira se moría por mis huesos. Mi supervivencia en caso de salir el bando contrario como vencedor era, por supuesto, escasa.

Matvey me ofrecía mejor expectativa. Si era tan maravillosamente honrado como quería hacer ver, no habría de traicionarme. Había notado una chispa de cooperación al atacar a Akira… Quería creer que él me tendría mayor estima, sin lugar a dudas. Y si sabía valorar mi papel en aquella función me recompensaría largamente. -No me pagan lo suficiente por esto, cielo…- Suspiré mientras abandonaba el muro para acercarme a él. Con prudencia felina. Ahí estaba yo, Anzus. Deberías enorgullecerte de mi. Dos nigromantes chungos, malignos, soberbios, todo lo que yo quisiera ser… Declarados enemigos. Por ayudar a un hombre que había conocido hacía menos de un día. Ya esperaba que él y su jodido consejo fueran a valerme todos esos disgustos.

-No tenemos ventaja, Mat. Su demonio es mejor. El mío está más muerto que vivo, pero…- Le susurré una vez al lado. -Tenía un amigo que me decía, “el bien siempre triunfa.” Espero, por una vez en mi vida, que estuviera en lo correcto.- Porque más allá de eso todo indicaba que estábamos más muertos que vivos. Lo cual en una torre de nigromantes podía suponer un problema. Brazo y pierna derechas se retorcían en oscuras formas, y también destelleó en negro el ojo del mismo lado al, finalmente, quitarme las vendas que cubrían el destrozado y putrefacto costado derecho de la cara.

"Roäc-kun. Roäckun. Roacúuuuuuuuuuun"

Miro a Kosuke con las manos tras mi espalda pensando en lo raro que pronuncia mi nombre, mis cejas alzadas y una sonrisa hacia el japones, como si la pobre criatura no me pronunciase bien las silabas. Pero es muy gracioso escucharlo. Tiene un acento divertido, asi como muy decidido....Lanzo un suspiro y niego con la cabeza,muy paciente yo.

-Muchas de nadas,vamos con la siguiente. - carraspeo y estiro nuevamente mis manos hacia el, elevando el menton. Puro teatro.

-..........si no cura hoy, curará mañana! -luz azulita emanando de mis manos envolviendo las heridas de kosuke, anillo calentandose un poquito, sensacion agradable, por lo demas. Finalizo asi mi chungo ritual de sanacion.

Mas contento que unas castañuelas, retrocedo un poco, devolviendole el espacio personal a Kosuke, que quiere descansar y planear. Miro a la rubia cabreada que habla con el otro. Aunque me entero de sus planes perfectamente, no les presto mucha atencion....para mi esto es como una gran excursion, divertida aunque tetrica. La rubia cabreada tenia mucho mal genio.

Mire tambien a la chica de pelo azul, que parecia menos cabreada que la rubia, pues se habia reido un poco por mis palabras. Le sonrio y le dedico una reverencia.
-Creo que no nos han presentao. Me llamo Roäc. Tu eres Bastet, si no me equivoco-

Como todos parecen decididos a descansar y yo estoy fresco cual lechuga, me dedico a andurrear aqui y a allá, dandole vueltecillas con la mano contraria al brillante anillo robado.

-Oh..suerte!! -me despido de Adramelech sacudiendo la mano energicamente cuando se marcha igual de energicamente que yo he zarandeado dicha mano mia. Que chico tan presuroso. Me cae majo.

Vor tambien habia aportado su parte del plan, que era a la cual me iba a ceñir yo. Buscar un nigromante dispuesto a hacer tratos, plantearle el trato, y patada en el culo. Lo de la patada en el culo sonaba particularmente divertido. Vor todo sospechoso pregunta a Kosuke en plan paranoias, y no puedo menos que sonreir al reconocer en esa actitud el mismo patron que en Dyospiros.

Afortunadamente ya le habia lanzado la segunda y ultima cura Kosu para cuando Vor se quiso levantar a informarme. Me giro hacia el con mi habitual gesto desenfadado pero algo en su gesto me indica que está algo mas que solo cansado.

-¿Cómo dices? -pregunta para ganar tiempo. -Dejame verlo.

Me pasa la moneda y lo leo. Efectivamente, ahi lo pone, todo lo que ha dicho Vor. Nuestro drow, en problemas...graves, aparentemente. Una trampa? No tiene pinta. O si lo era....era una muy, muy bien hecha.

-Creo que no es una trampa. Fijate. Usan su apellido. Cuanta gente conoce su apellido? Él, tu, yo, el viejo....y su hermano. Nadie más. Si no es una trampa....lo debe de haber escrito su hermano, o el viejo Baenre, y está jodio. Si por el contrario, SI que es una trampa....su hermano el capitán se ha ido de la lengua, lo han pillao e igualmente la cosa está jodía. Voy a responderle.

Escribo un mensaje destinado a la moneda de Dyospiros, unicamente. "¿quien escrive? como le ayas echo algo a nuestro drow te parto las muelas. Atte: ROÄC". Aprieto la moneda en mi puño con mi ceño fruncido y una expresion muy de partir muelas. Miro a Vor que esta nervioso, yo estoy igual que él en estos momentos. Para mi ese drow es casi como un hermano. Echo rapidos calculos mentales.

-A ver....una urraca puede alcanzar una velocidad de vuelo media de ochenta kilometros por hora en ausencia de viento -digo muy atropelladamente -lo cual no importa porque yo controlo el viento asi que ja! jodete viento. Aproximadamente nos encontramos a una distancia de seiscientos cuarente kilometros de londres, lo cual echando cuentas.... -muevo mis dedos contanto entornando los ojos. -......por uno seiscientos cuarenta entre ochenta...aja....y me como el cero....Tardaría entre diez y doce horas en llegar alli si fuese a toda hostia! Mas si se pilla mal tiempo!

Miro a Vor un tanto agobiado. Aunque fuesen esas horas....no seria suficientemente rapido, no llegaria a tiempo. Y no podia ir solo, ni dejarlo ahi en la torre, ni loco.
- Tenemos que zanjar rapido los asuntos aqui. Nos necesita...

Lyosha y yo habiamos dejado atras la base. El movimiento de fuerzas era constante por ahi...demonios surgiendo y desapareciendo, enfrentandose...creando una telaraña de impresiones y auras totalmente estremecedora alrededor de la torre. Una rapsodia para los oidos de quienes supiesen escuchar. El sonido de mi baston metalico golpeando la piedra de las escaleras es lo unico que ameniza nuestra marcha.

"Fistandantilus....no te rindes, por lo que veo"

Sabia que defenderia la torre con uñas y dientes. A mi me daba igual su torre, me daba igual su portal. No me había convocado. Como maestro, tan solo podia suponerme un problema. Si se encargaban otros...no iba a oponerme. Percibo a Adramelech mucho antes de que aparezca ante nosotros, asi que mi expresion no muestra sorpresa, al contrario que él, al encontrarmelo frente a frente. Ha venido solo, cual...perro solitario.

Al verlo ahi, pienso en Zayra. Mientras habla, dedico una mirada a Lyosha. Ella no debe saber quien es Adramelech. Envío una vision a la mente de mi hermana. Unas imagenes claras y concisas, de mi pasado con el joven Astaroth. De Zayra. Y una vision que no es real, pero que debio de ocurrir en algun momento, aunque yo no lo vi. Proyecto la imagen de Zayra, Astaroth y Adramelech en la cabeza de Lyo, en un pasado que debio ocurrir, una escena que tuvo que tener lugar quiza, en algun momento...ellos tres, los chicos, siendo aun niños. Una escena de lo mas...normal y familiar. Espero que con eso, ella sepa de quien se trata el individuo que tenemos delante.

El joven formula su petición.

Pero lo que no sabe es que ya es demasiado tarde.

Mis ojos fulguran en rojo cuando dice que Astaroth no merece vivir dominado por un demonio. No, desde luego. Por eso....como no lo merece, no ha vivido. Mi expresion, una mascara silenciosa, no traduce el remolino de caos que se forma en mi pecho al encontrarse una vez mas las dos fuertes vertientes cuyo delicado equilibrio mantengo constantemente. La del nigromante, y la del demonio. Estuve con Astaroth, sali con el de esta Torre antes de volver a por Lyosha....

"Lo intentamos"

"no lo merecía"

"esperabas un milagro? Fue débil....demasiado."

"Traerlo de vuelta? Lo hemos hecho ya, una vez. Podriamos hacerlo dos. Pero no. No está preparado. No mientras ÉL siga suelto"

-Dicen que no se puede asesinar a un demonio. Que lo unico que puedes lograr es enviarlo de nuevo al infierno.... Aunque destruyas su envoltura física, eso no lo detendrá....quiza, unos cuantos años. He intentado desmentir aquello. Pero es una falacia.- mi mirada se habia desviado de Adramelech y miraba a la oscuridad tras su espalda. Pero la firmeza de su rostro y de su aura...me indicaban el tipo de persona que era. Era dificil contarle la verdad. En realidad, yo no tenia obligacion de hacerlo....

Mis pupilas volvieron a posarse en él.

-Tenías razon. Astaroth no queria eso para si mismo. -la mano que tengo libre se introduce en mi bolsillo, extrayendo una ruda cadena de plata con un medallon. Algo que solia llevar Astaroth al cuello. Alargo mi mano hacia Adramelech. Es todo lo que queda del hermano mayor.-Puedo traerlo de vuelta. Sólo para sufrir más. Ella....la que está a mi lado. Es Lyosha Svensson. Habrás oido de boca de tu madre que murió.

Descansando durante unos minutos, conspirando,  planeando ataques y curarnos las heridas. A eso nos estábamos dedicando ahora. La rubia tras hablar con la niña, muestra un rostro de mala leche, y ya os digo amigos míos que no os recomiendo en absoluto cabrear al género femenino, ya sean las fechas de menstruación o no y lo digo por experiencia, si seguís los consejos de éste joven, pero sabio, os irá bien.

Pamela se dirige a mí de no muy buenos modos por el cabreo aunque esa falta de respeto me toca un poco las narices por llamarme “Kosuke o como te llames”. Escucho sus preguntas acerca de Terumi, pero por los malos modos contestaré tajante –Sí, viene del mismo país que yo. En cuanto a si conoce a los que buscas, no tengo ni idea pero ya te digo que si el tipo hace amigos probablemente se los coma como la víbora que es. –uy, me está volviendo un poquito el monazo de la nicotina y eso ya sabéis que significa, cigarrito, cojo uno durante la conversación y me lo llevo a la boca, encendiéndolo con un porte serio del tipo “hijo, creo que ya va siendo hora de que te hable sobre el sexo… ¿sabes lo que es una teta?” –Otra cosa que no puedo garantizar es que te de esa información, ya sabes, por el pequeño inconveniente de que lo voy a matar, pero bueno, ya que insistes en venir, adelante, pero la niña no puede, y ya puede ser una diosa o algo, que me da igual, principalmente por su seguridad –aunque voy a seros sinceros, preferiría el mítico uno contra uno, sin interferencias de ningún tipo. ¿El por qué no quiero que se traiga a la cría? Por mucho que llegase a ser capaz de defenderse sola, no pienso hacer de niñera.

Vamos a ir un poco con Bastet que también me falta el respeto con la misma mierda que Pamela -… Kosuke a secas, gracias –no, en serio, como la cosa siga así mañana me cambian el apellido del DNI de Japón por “Kosuke O Comosellame”, es como si empezase a llamar idiota a la gente por las bue-(perdón, me estoy yendo por las ramas, disculpen las molestias, Tito Kosu os invita a todos a chocolate caliente).

Bastet se ocupaba de Adramelech mientras Roäc me trataba a mí. Había mandado a su sombra a por suministros médicos… menuda estupidez, dudo mucho que en ésta torre custodiada por un vejestorio fuese a tener… Vale… lo retiro… la sombra ha venido cargadito de pastillas, vendas, jeringas y desinfectantes… bueno vale al ser un viejo tendrá pastillas hasta para dentro de mil años pero en serio… ¿cómo puede un nigromante, apartado del mundo exterior tener tantos suministros médicos? ¿Y además siendo nigromante, que como des un pasito en Londres tienes a cuarenta centinelas apuntándote y cantando villancicos?

-En serio, un poco más y se trae un hospital irlandés entero.

A pesar de la falta de respeto al menos me da la razón en cuanto a curarnos y descansar antes de aventurarnos cual kamikaze, hasta entiende que mi plan de quitar a Terumi y a su demonio de en medio es arriesgado pese a que pude apañármelas con uno solo, apoyando que Pam deba ir conmigo.

Adramelech escucha mi “informe” de los datos que obtuve durante mi pequeño “paseo nocturno” (así es como lo suelo llamar cuando me doy de hostias con demonios o bichos tochos). El tipo me mira de forma que o bien es un “adelante chaval ve a por él” o de “tío, vas a morir como vayas” pero al menos me entiende, comprende que los planetas se han alineado y el universo (por decirlo de alguna manera, yo y mis metáforas chorras) ha decidido darme la oportunidad de matarlo hoy, a lo cual asiento decidido, con el cigarro en boca –Ésta vez no huirá de su destino, le daré muerte, una en la que si tiene alma y puede reencarnarse, no la olvidará –echo el humo hacia un lado de forma que no le dé a nadie, que es muy molesto y sé lo que es que te echen el humito en el rostro.

Logré hacer que el Soul Reaper entrase en razón y se dejase curar y descansar antes de bajar para trazar planes, el cual yo ya propuse el mío, el de separarlos con el cual está también de acuerdo aunque a sabiendas de que se puede estar en desventaja en combate individual –Con sacarlos de esa sala les habremos arrebatado la mayor parte de su poder “militar” que sería el de sacar demonios de forma fácil, pero eso no quitar que pueda sacar muertos os espíritus, tened cuidado con eso –les indico a todos acompañando a la explicación de Adramelech, el cual añade que si se necesita un dos contra uno se avisara rápido, esa parte me la dedica especialmente a mí -Si la rubia quiere venir conmigo pasaré del uno contra dos al dos contra dos, y aun así en teoría no debo de tener problemas –sí, eso es en venganza por llamarme como te da la gana.

El chico hizo incapié de que se encargaría del vejestorio, asegurando que con su velocidad puede dejarlo incapacitado e impedirle usar la nigromancia, es el nigromante al que busca por sus temas personales y debe de tenerle unas ganas equitativas a las mías de ver a Terumi y desmembrarlo.
Tras el tratamiento de la alada el manco chispitas está repuesto y se dispone a iniciar los planes trazados, a lo cual procede siendo él el primero en bajar por las escaleras hacia la sala de portales, recomendando que sigan mi consejo de no morir, deseándonos a todos suerte para poder encontrarnos vivos y fuera de éste fúnebre lugar.

En cuanto nuestro amigo plumífero le arrebata el anillo, Vor le gruñe algo enajenado, pues no le había hecho demasiada gracia ese robo tan descarado, yo solo me encojí de hombros cuando le oí antes de que me echasen la primera cura, cosas de gitanos chico, porque el pollo lo parece. Tras oir lo que me pasó con el demonio tentaculoso, Vor me cuenta una de sus anécdotas en la que un amigo suyo recibe un curioso beso francés de parte de otro ser tentaculoso –Pienso que el que creó esos bichos, ha visto demasiado porno japonés y dibujos pornográficos, hentai lo llaman en mi tierra… y creo que en todo el mundo también… en serio, es bazofia –comenté para quitarle algo de amargura a la situación tan… asquerosa que debió ser aquella. Nos observaba a mí y a Roäc abrazadico a su bastón mientras comenta que no le gusta ni un pelo el sitio hasta el punto de hacer un chiste malo sobre su raza , pero parece decidido a petarse unos cuantos nigromantes si no logra negociar con alguno .

De todos los presentes en la sala solo hay una persona que me pregunta el origen de la información que obtuve, en plan paranoico y ese es nuestro querido amigo y vecino drow color “hostiaputaquenomellegaoxígenonopuedorespirarmeahogoquememuerotioquechungo” –Sí –confirmé mientras continuaba con el cigarro, es que me encanta la situación de “hijo… ¿qué quieres saber acerca del sexo?”  -del mismo demonio, le encantaba jugar con la manipulación de emociones y para añadir al trasteo, pues soltó algo de prenda –y toda una mentira dicha con naturalidad.

Roäc se queda algo pensativo, pero conservando una sonrisa altanera y levanta las cejas… algo me dice que algo no he hecho bien… bah no importa. La cosa está en que acepta mi agradecimiento y a continuación me echa la segunda cura, la que necesitaba para tener todas mis heridas completamente curadas… pero usando la continuación del nombramiento del hechizo anterior… tío, que no tengo cuatro años.

Tras haberme curado Vor’Kalth se acerca al elfo alado, con malas noticias acerca de su amigo según lo que escucho. No tiene buena pinta el asunto… y parece que el salir de la torre les supone ahora no solo un desafío de supervivencia,  sino también uno a contrarreloj, los miro a ambos, les debo las curas y la comida y tal vez ésta es la forma de devolverles el favor –Como bien os dije os quitaré a Terumi de encima, de esa manera podréis ir más rápido contra los nigromantes, al menos os habré quitado al obseso con la demonología, si es necesario, acabaré rápido por mi lado e intentaré echaros un cable, es lo único que puedo hacer para aligerar un poco la batalla y que podáis resolver vuestros asuntos lo antes posible –la putada es que no puedo prometerlo, no sé cuánto podría llevarme el enfrentamiento contra el nigromante incluso con la posible ayuda de Pamela.

Procedo a contar a los efectivos de los que dispongo en nuestro bando, somos entre seis o siete personas al menos y abajo han de haber al menos de dos a tres personas, cuatro en caso de que el drow haya vuelto con ellos, hay que contar también con el demonio de Terumi, harían máximo cinco y mínimo cuatro al menos que sepamos, por ahora los superamos en superioridad numérica pero podría verse mermado por la capacidad que tienen los nigromantes de sacar criaturas oscuras de la nada, habrá que tener mucho cuidado –De acuerdo… para apartaros del camino a Terumi necesitaré que hagáis lo siguiente: La chica que quiere acompañarme, voy a intentar llevarme al nigromante y a su demonio mediante teletransporte a uno de los pisos por los que estuve encontrando, si estás interesada en Terumi, espérame en una sala que parece una sauna; El resto, –me levanto del suelo, terminando de fumar lo poco que quedaba de aquel cigarro que comencé hace rato –entraré el primero y necesitaré que me deis algo de apoyo y me cubráis mientras agarro al demonio y a su amo, sólo de esa forma os puedo quitar a dos pesados –le doy las indicaciones pertinentes para nuestro siguiente asalto y con ello me dirijo a bajar las escaleras.

Durante la bajada de escaleras me encuentro con una pequeña sorpresa,  veo a Adramelech hablando con dos personas más… ¿aliados? ¿enemigos?... no parecen tener intenciones hostiles contra mi amigo eléctrico… no por ahora, sólo he llegado a escuchar parte de la conversación. ¿Hermano? ¿La mujer de pelo blanco en realidad está muerta? ¿Entonces que mierdas hace aquí? ¿Y quién es ese tío? Sea lo que sea, me da mala espina. Oh joder… la cosa se va a complicar, aunque a simple vista parece una dramática reunión familiar. Paso por el lado de ellos y le echo una mirada a Adramelech en plan “no tenemos tiempo apenas para esto, acaba rápido y únete a la pelea lo antes posible”.

Una vez llego a la puerta de la sala de los portales espero a que los demás vayan llegando, abro ligeramente la puerta de forma lenta y silenciosa para observar el paronama y escuchar. Maldita sea, deberían pagarme por mis corazonadas pues había acertado de lleno, hay una disputa entre ellos, tal y como decía la información de Ilztvyll, ahí estaba Terumi, con su demonio… no puedo verlo demasiado bien pero si lo suficiente como para ver a los 4 nigromantes. Pude identificar al nigromante ruso, el que no debo de tocar (pero mis compañeros pueden hacer lo que quieran, después de todo el trato es conmigo), al drow, al viejo y al capullo. Voy pensando los dos lugares a los que me teletransportaré, primero en medio de la refriega y a continuación la sala “sauna”, ha de ser todo bastante rápido –En el momento en el que tire la cuchilla… será la señal de cubrirme… -les susurro a mis aliados mientras saco la arrojadiza –Tres… -abro lentamente la puerta para poder lanzar mejor la cuchilla –Dos… -contengo la respiración, la precisión es importante en éste momento y ellos ya deben de estar listos -Uno... –mi mano está en posición de lanzamiento y se dispone a lanzar –Cero. –lanzo la cuchilla y en el momento en el que se clava en el suelo aparezco en el sitio, ahora estoy muy vendido y apenas sería capaz de defenderme.

–Lo siento mucho señores, pero me temo que me llevo a un par –agarro con fuerza tanto a la demonio como a Terumi y me los llevo con una segunda desaparición a la sala húmeda, donde le dije que debía estar Pamela si quería colaborar.

Los segundos aguardando la respuesta de Khaled se hacen eternos, casi sin respirar, estático cual estatua sin atreverme a mover ni un dedo. El rojo que irradia su mirada actúa como una fuerza invisible que hace costoso el aguantar sin mirar hacia otro lado. Tanto tarda en dar respuesta que incluso llego a pensar que me va a atacar aquí mismo, sin dignarse a responder. Finalmente comienza a hablar, pero mi estado de impaciencia y nerviosismo no disminuye. Más bien lo contrario, tengo la sensación de que empieza dando un rodeo. Mal empezamos con esa confirmación de demonio prácticamente invencible, comenzando a intuir que no va a darme muy buenas noticias sobre el tema de ayudar a Astaroth.

Apenas me distraigo un instante cuando cruza Kosuke, con un gesto que puede significar que vaya hacia abajo cuanto antes. Le hago una indicación con la mano, como queriendo decir que espere, seguido de un 'ahora bajaré' que apenas se escucha. Cuando desaparece Kosuke retorno la mirada a Khaled, siguiendo cada palabra que dice sobre mi hermano, cada gesto que acompaña esas palabras. - Claro que Astaroth no quería eso, seguro que era el demonio el que hablaba por él cuando dijo todas aquellas cosas. - el modo en que me habló, con ese desprecio, ese odio...él no era así conmigo. O eso he intentado pensar para consolarme, porque por otra parte sí que podría acusarme de haber acabado así por una negligencia mía. Ese había sido mi error fatal, y él había pagado por eso. Mientras saca la cadena de Astaroth no doy crédito a lo que trata de decirme, como si me entregase un recuerdo de alguien ya desaparecido. Estiro la mano un tanto temblorosa hacia la cadena, apretándola con fuerza. Creo que no he entendido bien, o no quiero entender bien, mejor dicho. No alzo la cabeza, sigo con la vista clavada en la cadena que tengo en la mano.

- Traerlo de vuelta separándolo del demonio, te refieres a eso, ¿verdad? - pregunto con un hilo de voz, alzando la vista sólo cuando menciona la mujer que lo acompaña. Claro que me sonaba el nombre, era el de nuestra tía. Y sí, estaba muerta. Yo no la reconozco, ella ya había muerto cuando yo nací. Pero no me gusta nada lo que insinúa. - Mi hermano no está muerto, si es que la estás comparando con ella. Sólo hay que separarlo del maldito demonio. - comienzo a cabrearme porque creo que alguien como él, nigromante renombrado y demonio, podría hacer más de lo que dice que ha hecho. - Y no puedo aceptar que tú tampoco hagas todo lo posible por traerlo. ¿Por qué habría de creerte, eh? ¿sólo porque me enseñes este medallón? Podrías haberlo conseguido de cualquier manera. Además, hasta ahora los nigromantes sólo me han engañado.

El orgulloso nigromante ruso aparta mi mano rápidamente, tras negarse en rotundo a la oferta que acabo de hacer. Él no es nadie con la autoridad suficiente como para impedirme hacer lo que desee, tanto en mi torre como en cualquier sitio. No está por encima de mí. Además, mi "amistad" no se desprecia a la ligera. Mi huesudo puño queda cerrado en el aire después de haber apartado la mano. Alzo la cabeza de manera altiva, con un destello de odio y desprecio en la mirada. ¿Qué me despoja de mi autoridad? ¿que me rinda?.

- El maestro de la torre nunca estuvo sujeto a vuestras absurdas leyes, ni ahora ni nunca. ¿Lo has entendido? Eres tú el que debes rendirte y abandonar la torre, no interrumpirás mis propósitos. Ya está todo en marcha, no puedes detenerlo. Vuelve a tu ridícula isla antes de que lo único que les llegue de ti sea el sello de tu casa para tu descendiente. Si acaso... - lo único cierto es que la torre no va a caer porque se hayan colado unos cuantos estorbos, no son suficiente. Pero no me da la gana que estén mancillando un lugar así con su presencia, menos todavía después de atacarnos con a saber qué intenciones. Lo absurdo de la situación es ese aparente enfrentamiento dos contra dos, cuando lo lógico hubiese sido la unión de los nigromantes. Necesitaré contar con otros si quiero seguir con mi plan de utilizar los portales. A ser posible unos que no sean unos traidores, algunos que entiendan la importancia de lo que queremos conseguir.

Akira se posiciona, aparentemente, en contra de los traidores. Un dos contra dos que en principio parece igualado. El drow se equivoca respecto a lo de tenerle por traidor por negro. Más bien le tengo por traidor por nigromante, que en mi opinión es casi peor que lo de su raza. Siempre se aspira a pisar el cadáver del maestro para llegar más y más alto. Las asociaciones entre nosotros nunca resultaban demasiado amables, eran más bien pura conveniencia. - Qué desconsideración por vuestra parte...abandonad mi morada, ninguno sois digno de estar aquí. No seréis vosotros los que ayudéis a construir un nuevo mundo, inútiles.- me dispongo a luchar contra los desgraciados que se atreven a insultarme en mi cada, pero en ese momento uno de los intrusos (mago, según lo que demuestra) aparece y desaparece de manera repentina para llevarse hábilmente a mi único aliado. ¿También habían planeado esto? Es como si se hubiesen compinchado con los del exterior para montar esta parafernalia para quitarme mi torre. La situación debe ser replanteada, por lo que invoco nuevamente al demonio que mandé salir hacia la aldea más cercana hace un rato.

Durante unos tensos segundos evalúo la situación, analizando mis objetivos y lo más conveniente para mí. No voy a exponer mi vida en un combate desventajoso para mí. Tampoco quiero que se queden mi torre, antes la destruyo con ellos dentro. Echo mano al objeto esférico que colgué de mi cinturón antes, cuando visité la biblioteca para recuperarme de mis heridas valiéndome de la energía robada por la piedra de sangre. Voy a tomarme las cosas con calma, sin cometer errores precipitándome. Arrojo la esfera que acabo de coger, dirigiéndola hacia los pies de ambos. La sustancia que contiene estalla al contacto con el suelo, desatando el fuego valyrio que contiene. Las llamas verdes comienzan a extenderse sin freno, y así seguirán hasta que la sustancia se consuma, pues no hay manera de apagarlo. No me molesto en decirles nada más, ya actuaré después. Por ahora me desaparezco de la sala de los portales, con otro punto más alto de la torre como destino.

Pongamonos en situación: Pájaro y japo curas, Bastet y manco dos curas, drow setas y Moth conmigo. La miro para responderle alguna cosa que no suene como 'voy a cargarme a los putos hijos del puto nigromante que me encadenó hace algunos putos años'.

-Unas personas que me trataron muy mal, Moth.

Escucho la conversación entre mancos sobre 'esto es peligroso', 'separarlos mejor', 'separarnos nosotros no', 'bla bla bla'. Al final Kosuke se hace a la idea de que lo acompañe, pero no con Moth, cosa que ya suponía. Estoy pensando en qué hacer cuando el manco chispeante decide largarse a lo suyo, para cargarse al viejo. Miro a la peque y al resto de gente en la sala (aunque Vor y el hombre pájaro están a lo suyo) intentando decidir qué hacer. Baster podría quedarse con Moth, pero no quiero dejarla sola, y Adra... es peligroso, aunque podría defenderla. Los otros dos no me parecen mala idea, pero se les ve un poco absortos ahora mismo. Aish.

-Moth, voy a ir a preguntar por esas personas y cuando venga a buscarte nos vamos, ¿vale? Tú quédate aquí y si pasa algo sal por la ventana como hicimos antes para subir.

Le doy una última sonrisa y una caricia en su cabecita antes de salir de allí por el lado que Kosuke no ha cogido, despidiéndome de los que quedan, buscando esa sala parecida a una sauna donde espero tener suerte con mi búsqueda. "Estoy preocupada por ella... No debería haberla traído aquí. Pero a saber qué clase de borrachos y tíos raros pasan por la taberna donde estamos, mejor no dejarla sola allí".

Drama, drama y drama en nigromanticolandia. Los grupos habían quedado definidos después del dialogo entre Fistandantilus y Matvey, que no habían quedado muy acuerdo en todo aquel asunto. Se posicionaron rápidamente: Nuestros traidores eran el ruso y el drow, y yo estaba con Fistandantilus, con sus discursos de viejo amargado. Les decía (aunque algo, en el fondo, parecía que también me incluyera) que ninguno valía la pena, que se fueran…

En fin. Hablar y hablar. Yo ya tenía a la demonia agazapada a mi lado, lista para lanzarse a por quien fuera de ellos. Tenía las palabras adecuadas en la boca, consciente del portal detrás mía. Sacaría otro demonio en batalla. Eso nos daría ventaja numérica. El demonio de Matvey era de lo más despreciable. Y el de Ilztvyll estaba más muerto que vivo. Temía especialmente al viejo, del cual no sabía exactamente que esperarme.

Entonces, por la puerta, vi algo. Movimiento. Tenía a los otros dos en medio y la oscuridad del ambiente hacía bastante complicado… ver qué se movía allí. Pero había algo. -Creo que tenemos inv…- No me dio tiempo a acabar la frase. Una cuchilla atravesó el aire. Hice el amago de esquivarla. Pero entonces me sorprendió ver un chaval joven, teletransportándose a toda velocidad. Sentí como me agarraba, también a la demonio… Y todo el escenario cambiaba.

En su lugar lo que antes fuera una sala llena de portales y nigromantes picados, ahora era una húmeda habitación bañada de sangre. Y tripas de cierto demonio que yo mismo había invocado. Desaparecí de su agarre, cogiendo también a mi demonia, y me teletransporté al otro lado de la sala. -No sé si te das cuenta que estaban pasando cosas más interesantes que cualquiera de tus asuntos, niñato. El futuro de…- Era de mi país. Su careto, tal vez, me fuera familiar. Algún crío buscando venganza, pensé. -Espera, ¿Vienes a llorarme alguno de mis trabajillos del pasado? Bah… No eres el primero ni serás el último. Dime, ¿Cómo prefieres que te mate?- En la sala había una chavala… Que emitía esa presencia inequívoca de los demonios. Y tal vez una niña. Ok.

No me gustaba aquella mayoría, pero igual podría solucionarla...

Veamos, voy a replantearme la situación: -Adra y Kosuke heridos, el animago y yo empezamos con las curas, están mejor, comienzan hablar entre ellos. Adra me agradece la ayuda y me dice que me tiene que devolver el favor y a los minutos se marcha. Kosuke se queda unos minutos más, nos contesta a la rubia y a mi y luego se va también.- muchas cosas pasaron por mi cabeza luego de todo esto, pensaba invocar la sombra de Adra cuando paso por al lado mío mientras bajaba las escaleras, pero la intuición me dijo que espere un poco más. Kosuke también se va, pero antes de eso empezó hablar, y a respondernos a la rubia y a mi, obviamente estaba enojado porque lo tratábamos por "y como se llame", no es nuestra culpa de que haya intentado usar otro nombre.

Ahora que lo pienso sabe muchas cosas, Vor le pregunto ya que por un momento se noto que desconfío un poco y luego Kosuke le calma la desconfianza diciéndole algo, cosa que a mí y a mi sombra nos parecían raros. -Yo se que queres mirar que paso- me lo repitió como unas 20 veces, mi sombra más curiosa que yo imposible, pero esta vez tenía razón ya que, es enserio, Kosuke hablando con confianza y de forma tranquila comentaba que le saco cierta información al demonio (mas falso que billete de 3 pesos XD). Así que, después de convencerme mi sombra, me siento y luego comienzo a meditar para poder entrar en sus recuerdos y ver que paso.............................................................................................. -Así que ese fue su informante- lo pensé segundos después de abrir los ojos, no mintió de que el demonio jugo con la manipulación (cosas del diablo, ver a una chica sensual en los recuerdos de un chabon mientras peleaba con el demonio enserio que se paso XD). Pensaba tirarle una inderecta para que supiera que se lo que paso realmente, pero decidí guardármelo, ya que sino: Primero, si le digo, van a desconfiar de él y de seguro tuvo sus motivos para hablar con el otro Drow y Segundo, la cosa iba a estar un poco extrañas después de lo primero.

El animago al escuchar que me reí por su forma de curar se presenta formalmente y ante eso me presento también haciendo una reverencia también -Muchos gusto Roäc y sí, esta en lo cierto, soy Bastet-, su presentación me alegra un poco más, es divertido ver a alguien más estar tranquilo como yo ante todo lo sucedido hasta ahora. Pero este y Vor comienzan a hablar entre ellos, y por lo que la chusma de mi sombra escucho es por un tema muy serio, así que me mantuve en silenció mientras me acercaba a la ventana para ver un poco el paisaje. Observaba como estaba tranquilo el lugar el lugar y como se ponía cada vez mas extraño en cuanto avanzaba el día, osea ya era la tarde no puedo calcular la hora así que tiro entre 4 y 6 de la tarde, el sueño y el hambre eran grande, así que mi sombra vuelve a salir para buscar en la zona algo para comer.

Luego de varios minutos llega esta con algo envuelto en una bolsa, y para mi sorpresa la muy chistosa se robo una ensalada (._.), pero prefiero después hablar con ella, ahora solo quería comer algo. La rubia le dice a la niña que ahora volvía y que si pasaba algo que saliera por la ventana. Emmm..... okey, la trajo y ahora va hacer algo, la dejo, de seguro Vor y Roäc se irán por su lado. Veré si acepta mi compañía para que no este sola. pero después pensé que de seguro la iba a acompañar de todos modos, así que por si las dudas me quede observando para ver que haría, así que solo me vuelvo a sentar en el suelo y comienzo a comer.

La niña solo responde con un asentimiento de cabeza ante la respuesta de la rubia. Miró a los otros con indiferencia, se detuvo un poco más con aquel drow y el hombre que antes era un pájaro, mirándolos con curiosidad. Estaban mirando una moneda y diciendo cosas raras. ¡Cómo si la moneda les dijera algo!

Escuchó la última conversación de aquel hombre y Pam en la que el muy mandón le decía que se quedara allí. Que no fuera con ellos, que iba a matar a alguien, que se preocupaba por la seguridad de la niña. Para Moth sonaba igual que aquellos soldados que la metieron en aquella celda, y no tenía por qué hacerle caso, no ahora, ni nunca.

Fue Pam la que le hizo vacilar. Ella había demostrado que se preocupaba por ella, ¿debería hacerle caso? Miró a los que quedaban, ninguno parecía de fiar. Se acordó de aquel hombre que intentó controlar a Pam. ¿Y si volvía otra vez? Se acercó a Pam, más seria de lo que una niña de su edad debería. solamente para decirle: -Yo voy contigo. No quiero que te pase nada

Habían estado atendiendo a Kosuke como habían podido. Lo cierto es que había venido hecho una piltrafa. Una desgracia humana. Un desastre concentrado. Estaban formando sus grupos para ir arriba o abajo. Pamela se acoplaría a Kosuke, aunque pretendían dejar a la niña atrás. Cosa que no fue posible. Pareciera que quisieran enfrentarse al Terrina, o Terraza, o… Un chino más. También manifestaría el japonés el desagrado que le daba ser llamado de formas raras, haciendo énfasis en su nombre. Luego pollo y alada se harían su propia presentación. Y yo ahí estaba. Con mi moneda y mis problemitas.

En mi silencio la voz de Kosuke me resultó algo refrescante. Me hablaba de cosas muy adecuadas para un menor como yo: Porno tentacular. -Pues si te desagrada, mejor que tu te estar cerca de allí abajo. Drows no ver del todo mal esas cosas. Aunque igual, bueno… Ellos traer sus tentáculos aquí, tu ya ver…- El de antes, el negro no tan negro, había demostrado llevarlos incorporados.

Mis sospechas no hicieron más que crecer cuando el japonés me habló con aquella tremenda confianza, como si me estuviera educando en algo, mientras se fumaba su piti. Me dijo que fue un demonio. -¿Un demonio? Yo… No sé, es sospechoso… Un demonio no saber tanto sobre lo que haber abajo ni los dramas nigromantiles…- Entrecerré los ojos mientras lo miraba como quien sospechara demasiado. Luego se me escapó una sonrisilla y relajé el rostro. -Oh, bueno… Yo no ser desconfiar. Yo me saber de alguien que desconfía muy bien, seguro que saber más que yo de esto. Demonios bocazas.

Y no le di más importancia ni más peso a aquel asunto. Porque otro mucho más grave nos había ocupado la atención. Le di la moneda a Roäc con aquellos sospechosos mensajes, buscando en su rostro algún tipo de reacción, pues no sabía yo siquiera que pensar. Por una parte, la posibilidad de ser un engaño podría ser considerable. Por otra parte, si era realmente cierto… No podíamos hacer nada. No allí. Intentó razonar que era real, por el uso del apellido. -¿Tu crees? Bueno, debes saber si… Comparte mucho el apellido o no. Pero es cierto. El viejo… ¿El viejo? Me suena que quería ir a buscarlo. Por aquello del clan y… Debe ser él. Su hermano está muy ocupado abriéndole caras a híbridos menores de edad.- Suspiré con desprecio. El Mierdanthus este no me había caído en gracia.

-O tal vez es una trampa por parte de su hermano, sí.- Había cambiado al drow por la tensión del asunto. Tenía la expresión bastante preocupada, funesta, y se me notaba la intranquilidad en todos mis gestos. El bastón estaba a mi alrededor flotando como si quisiera enterarse del asunto. Leí el mensaje que le escribió. Algo me decía que tenía faltas. Pero la intención era esa, pues bien lo demostraba con su expresión. -En el fondo espero que sea una trampa…

Él empezó a hacerme cálculos para ir. Porque realmente ir sería la mejor opción. Aunque no era yo un drow imbécil, me perdí en medio del camino por lo difícil que me era traducir los números dichos en inglés a los de mi idioma, y solamente me quedé con el final y sobre que volaría en su forma de urraca. Diez horas. O más. -Es mucho tiempo…- Suspiré de nuevo en inglés. Coincidí en él con que debíamos acabar rápido. -La única opción sería encontrarnos… Magos con sus desapariciones… No sé si tener tanto rango. Igual a Kosuke, si matar a Akira, nos poder acercar a playa… Y… Algo. Pero no podemos ir sin ayuda así.

Kosuke intervino y nos dijo que nos quitaría a Terumi de encima. Nos permitiría acabar más rápido con el asunto. -Gracias…- Era una palabra muy poco recurrente en mi vocabulario, pero lo complicado del asunto me obligaba a actuar con más madurez. Le miré con los ojillos de siempre, aunque más preocupado. No podía ser verdad. No podían haber… Haber herido tanto al drow. ¿Quién, y porqué? ¿La Alianza? Al menos, si no nos engañaban, no debían haberlo capturado.

Nos fue explicando su plan. La chica se iría a una sala concreta, donde se llevaría al demonio y al nigromante tras teletransportarse. Entonces solo quedarían… Los que hubieran allí metidos. Tal vez Fistandantilus, tal vez el drow. Alguno de ellos debía ser la clave para negociar. Bajamos poco a poco y con cuidado, y creo que todos pudimos ver la charla que mantuviera Adramelech con alguien que no conocía. -Hay más nigromantes de los que me esperar…- Porque dudaba que fuera otra cosa. Por el contexto de la torre. Eso ya los hacía cuatro… De los que solo nos podría quitar de encima uno.

Seguimos bajando, y bajando, y bajando. Hasta llegar al final. Me había mantenido todo el trayecto en silencio, limitándome a mirar a Roäc de vez en cuando por si recibía alguna respuesta en la moneda, esperando con impaciencia saber que estaba pasando al otro lado del mar. Aquella sala era probablemente lo más hondo de la condenada torre. Y en ella había mucho nigromante, que parecían estar teniendo un melodrama bastante avanzado. Como si se fueran a dar de ostias. Pensé en Kosuke, que nos había dicho que igual se traicionarían. “Sospechoso”, pensé. Demasiada información…

Pero daba igual. Que lo cubriéramos. Dispuse a Zer’tath a su disposición, en forma de escudo, que habría de acompañarle. Hizo la cuenta atrás y… Se los llevó sin mayores problemas. Ante eso, el amargado viejo pareció quedarse solo. Porque por las posiciones parecía que Akira hubiera de ser su compinche. Se limitó a echarles una especie de bola de fuego, que empezó a arder en color verde, y se fue. -Roäc, es la nuestra.- Entré allí y miré un poco el panorama: Nigromantes muy cerca de las llamas. Uno de ellos tenía unas pintazas de ruso bastante imponentes, el otro era el drow que ya habíamos visto antes, y en base.

-¡VENIMOS EN SEÑAL DE PAZ!- Grité. No necesitábamos nigromantes muertos. Usé el bastón para formar una especie de cúpula para encerrar a las llamas, pues el humo podía hacerse peligroso. Y así verían que éramos dos bonitos semielfos sin ganas de problemas. -Tenemos dinero y… Eso. Y podemos machacar nigromantes malos si querer. ¿Trato?

-No, el no comparte su apellido. No recuerdo cuanto tiempo pasó hasta que se lo oi pronunciar por primera vez.

Hago un aspaviento con las manos, de verdad que no lo recuerdo. Vor me  habla en drow, yo le respondo en ingles. Lo entiendo bastante bien. Cuchicheo eso si, en voz baja y rapida...aunque no se por que. Sigo bastante nervioso, porque tras mi mensaje, aun no llega respuesta .Todo son conjeturas....

-No se que es peor. Si que sea una trampa o no lo sea. Pero es nuestro drow, no puede morirse. Verdad?

Kosuke nos habla y traza un plan rapido. Se encargaría de Akira, y nosotros de lo que quisiera que quedase mas por ahi abajo. Adramelech se habia ido y este se iba a ir tambien con Pamela, asi que probablemente acabasemos en inferioridad numerica.... lo cual me hace sonreir. Suena divertido!!

-Bien, mucha suerte Kosuke! Te cubriremos!

Pamela acepta, y marcha ...al punto de reunion dado por Kosuke. Yo devolvi la sonrisa a Bastet, la chica de las sombras. Habia acertado con su  nombre. Soy un pájaro muy atento.
-Bastet, acompáñanos....

"nadie deberia quedarse solo en este sitio"

Asi pues, bajamos todos en troupe. Por la ruta nos encontramos con algunas gentes...a las cuales miro muy cotillamente. Saludo con entusiasmo a Adramelech, sigue vivo! No creo que me haya visto. Por fin llegamos abajo del todo, yo voy tentorreando la moneda todo el rato por si me respondian...

"centrate, Roäc!"

Habria que pelear? Con la pereza que me daba. Afortunadamente Vor se encarga de darle respaldo a Kosuke, asi que no me tengo que molestar en conjurar escudos ni cosas asi....la cosa es rapida. Se lo lleva rapido. Como un crio pequeño me adelanto mirando la sala aquella, flipandolo. Algo captura mis ojos en particular, aquel portal cerrado con inscripciones extrañas. Pero las letras, las letras me sonaban. Vagamente. Como una nana de la infancia. Aunque todo eso dejo de tener importancia cuando note la moneda recalentarse en mi mano y el anciano nigromante causó una deflagracion de llamas verdes.

-lahostiaputa!

Alucino con el fuego verde que Vor intenta retener usando a Zer'tath. Y luego miro a los nigromantes, y luego a la moneda, zarandeando a mi compañero por sus ropajes.
-Es el hermano! Han hecho LA cosa! Que es cuestion de vida o muerte!

Dejo de zarandear a Vor como un chalado, y miro a los nigromantes que tienen pinta de irse ya mismo a un concierto de heavy metal. Me fijo sobre todo en el drow.
-....ese me suena.

La desaparición fue todo un éxito, incluso habiendo contado con la ayuda de Vor a la hora de cubrirme de la refriega, pues en ese momento había acabado totalmente vendido pero era un todo o nada, les facilitaría a los demás el enfrentamiento y yo obtendría mi venganza, a esto lo llamo yo una buena oferta del dos por uno, en su Carrefive más cercano.

Quise estamparlos contra el suelo con bastante fuerza pero se me escapan en el último momento, mostrándose frente a mí. Como era de esperar de su carácter, tono burlesco y de soberbia menciona que lo que se estaba presenciando allí abajo era más importante que mi intromisión. Me mira mejor, fijándose en mis rasgos asiáticos, los cuales tiene él también al proceder de la misma patria que yo. Crujo los huesos de mi mano izquierda con la palma de la derecha mientras muevo de forma lateral el cuello que haría sonar otro crujido  -¿Esas son tus últimas palabras? Me esperaba más –para vacilón tú, vacilón yo, matarme dice…

Luego de fijarme en Terumi me fijo en su acompañante, una demonio, y vaya casualidad… fue una de las que invocó durante la masacre de Kumatori, una que también ha aparecido en alguna que otra pesadilla mía y posiblemente la que me cortase el brazo… esa parte la recuerdo vagamente, pero sí recuerdo haberme dado de hostias con ella, aún conservo las cicatrices de los cortes y ensartadas que recibí aquel día –Vaya… ¿aún no has sido capaz de poseer ningún cuerpo? Una pena, pero no te preocupes, te mandaré de vuelta a casa… para siempre –amenacé a la súcubo de que volvería a matarla. Finalmente mis refuerzos han llegado, vino Pam pero… al final también vino la cría -… Oh joder –murmuro como reacción al ver a Moth, la niña debería de haberse quedado abajo o fuera de la torre esperando, como hacen los niños buenos, en fin… habrá que tirar así, mientras la niña no moleste...

Pasemos al plato fuerte, el tipo al que quiero matar está enfrente de mis narices y tiene un demonio a su favor y por mi lado somos dos o tres (no sé si contar a Moth), sería demasiado pedir que Pam se ocupara del demonio… es hora de asesinar -Hace un bonito día ahí fuera –ni puta idea de si está lloviendo –Los pájaros cantan, las flores florecen –sí, seguro que florecen flores en un bosque muerto –En días como éstos nigromantes y demonios como vosotros –el iris de mi ojo izquierdo pasó del verde al rojo, brillando ambos irises –…¡Deberían arder en el infierno! –desenvaino a Raion con mi mano izquierda, voy a empezar la pelea usando espada y garra.

OST épica para una pelea épica:

Tras tirar mi discurso que no vale para absolutamente nada, corro hacia Terumi con una rapidez propulsada por magia de potenciación en mis piernas. Durante el avance las llamas se manifiestan en mi garra para propiciarle un garrazo llameante de abajo hacia arriba, aquí empieza mi lucha y debe terminar la vida de Akira Terumi.

- Sea pues, Akira... -le digo frio y rudo, cuando dice que mi decision no ha sido la mas inteligente, y que lo mismo los intrusos tambien desean ver correr mi sangre.... Me da igual. He tomado una decision.

Pero la cosa no quedó ahi. Ilzt nos gritó que...que nos besaramos de una vez. La verdad, en mi vida me habian gritado tal cosa. Y menos con un viejo nigromante delante. Miré a Ilzt, con mis ojos azul claro bastante abiertos, el ceño fruncido....y una expresion que podria leerse como "pero tu te crees que es el mejor momento?" A parte de escuchar su descripcion sobre toda la gente presente en aquella torre. Un grupo variopinto, demonio entre ellos. Y Alada, por lo que parecia. Si eran mercenarios, corrientes y molientes, en busca de robar algo, lo comprobaria. Si simplemente querian....bueno, eso lo comprobaria tambien. Actuaría en consecuencia.

-Y tu no tienes jurisdiccion total e irrevocable sobre este sitio. No te pertenecio siempre. Asesinas a tus aprendices, te perpetúas a traves de ellos. No buscas herederos...solo sus fuerzas. Te creias que tus felonias iban a permanecer ocultas a mis ojos mucho tiempo? No a un Rasputín....

Volvi a mirar a Fistandantilus confiando en que el drow se uniese a mi. Yo sabia, bien sabido, que era su mejor opcion. Estaba entre sus posibilidades pasar de mi y no hacerme caso. Pero aquello no beneficiaba a nadie, ni si quiera a él....

-Asi que no te pagan lo suficiente...ya, la verdad es que a mi tampoco. -le reconozco a Ilzt cuando parece posicionarse de mi lado, con algo menos de gravedad.

Afirma con una frase contada por un amigo que espera que el bien prevalezca. Yo se que no siempre es asi. Que no depende del bien o el mal. Cuanto poder puedes ejercer? Cuanto mal puedes causar para obtener un bien mayor? Cuanto bien puedes hacer que acaba corrompido y causando un mal mayor?

Los bordes...difusos siempre, una moralidad dificil de definir, pero esforzada por mantener.
-Del mal surge el bien, y viceversa. Está en nosotros.


Dos contra dos, ellos manejando demonios mas poderosos, pero eso podia cambiar....aunque la cosa cambia sin necesidad de aquello pues de pronto entran en escena los susodichos intrusos. Uno se lanza contra Akira y se lo lleva. Hay otros dos de fondo, les presto atencion brevemente. Muy brevemente. Porque Fitandantilus nos lanza algo que no tiene ni pizca de buena pinta, a los pies. No dudo en apartarme rapidamente, susurrando una orden rapida al demonio que tenia a mis pies....el cual es sacrificado a modo de escudo, ardiendo en verdes llamas, pero salvandonos a Ilzt y a mi del primer impacto. Mis ojos reflejan el verde de las llamas y gruño incorporandome y clavando mi baston de roble en el suelo, cabreado, al ver que se ha desaparecido. Las llamas son contenidas por una especie de cupula de cristal, y yo miro a los dos jovenes de la puerta, aparentemente, dos elfos.

-Illztvyll, salgamos de aqui rapido. El fuego Valyrio lo consume todo. Vosotros! Fuera de aqui!

Vocifero a los muchachos, que por sus gritos parecen venir en son de paz y querer colaborar. Echo a andar hacia ellos, que estan bien cerca de la puerta, y le digo al del pelo medio rubio al pasar cerca de él.
-Retira la cupula en cuanto te diga...cerraré la puerta al instante. Eso no lo contendrá eternamente. Pero tampoco destruirá los portales.

"ni el fuego de los dragones podria"

Posiciono mis brazos a ambos lados del porton y lo voy cerrando, esperando que todos queden de mi lado. No bastaria con solo desaparecerse de alli. Hay que dejar la sala sellada. Yo no queria que ardiese, y sabia que Fistandantilus tampoco. Cuando tan solo me queda una rendija para cerrarla, le grito "ahora!" al joven medio rubio, esperando que recupere su artefacto. Un artefacto que con tan solo haberlo mirando me ha transmitido unas curiosas vibraciones...

Tierna mirada, vivo reflejo de la inocencia, todo ello dirigido a Matvey cuando me dirigió aquellos ojitos de la más pura confusión. -Oh, dulce, dulce ruso, ¿Cuánto tiempo tendrás que sufrirme?- Si bien de jovencillo había sido el más serio de los chavales, tan firme, tan poco hablador, tan… Tan adecuado para mi profesión y vía mágica, el tiempo me había acabado definiendo como el tipo bromista. Llegaba un punto donde no controlaba mi sentido del humor, él me dominaba a mí. Habían nigromantes que, muy sadistas ellos, mostraban sonrisas amplias por meras intenciones burlescas.

Yo es que era así de gilipollas.

Dramatismo entre Fistandantilus y Matvey. El tocapelotas de fondo por allí estaba, a la suya, soltando algún tipo de verborrea que poco me importara (me da palo buscar su post), pero la cuestión no era otra que la batalla inminente. El ruso admitió que a él tampoco lo pagaban -Deberíamos hacernos campesinos, pastores, cantar tales églogas que todo autor se muriera por retratar en divinos versos… La vida del nigromante es dura y está llena de problemas.- Como aquel anciano, tan arrugado, maldiciéndonos a todos y cada uno de los presentes.

También me dejó en el aire una visión sobre mal y bien como un todo confuso, no como algo delimitado. Lo observé con media sonrisa, ambos ojos, ahora sí, muy interesados en su visión… Y asentí. Yo aspiraba a imperar sobre el mal. Pero comprendía que no era un algo divisible, sabía muy bien que no todo acababa en un lugar y otro. Bondad que condujera al mal, ¿Cuántas veces no se daban esos casos? Nuestra raza retrataba sus historias de esa manera. Los drows no eran malos por naturaleza, si no porque fueron cruelmente exiliados bajo tierra, separados de los tan limpios hermanos elfos de superfície…

Ah, historia. El mundo no es si no un plagio de unos escasos primeros capítulos. Pero tras más palabrería de Fistandantilus las cosas cambiaron drásticamente. -Es una pena, Fistrodátil. Creí que podríamos haber sido buenos amigos.- No tanto si tal y como mencionaba Matvey sorbía pupilos para ir rejuveneciéndose. O algo así. No habría sacado mucho provecho de mi, desde luego…- No importó. De repente, presencia. Gente allí, reclinada en la puerta. Intervención. Chino enfadado, con sus comentarios, cuchilla al suelo… -¡Como te quiero a veces, Kosu!- Demasiado tarde. Se habían ido y nos habían concedido la ventaja.

Sonreí ampliamente con toda la parafernalia tentaculera retorciéndose con ansias de descuartizar viejo. Pero el viejo no pensaba luchar contra nosotros… En su lugar arrojó una especie de PokeBola a nosotros, que si no me comí de pleno fue por el demonio de Matvey. Yo quedé cegado al instanto, chillé incluso. Totalmente a oscuras retrocedí torpemente hasta el momento que recuperara el sentido de la visión. En ese momento el condenado Magistelo aprovechó para irse igual con su compi demonio al inframundo a tomarse unas copas. Porque cuando abrí los ojos se había pirado. Y el fuego estaba ahí. En una especie de cosa de cristal, y Matvey gritaba algo sobre salir de allí.

Confuso, desorientado, lo miré con ojos llorosos. -¿¡Cómo que fuego valkyrio ni que puñetas!? ¡No tenemos de eso ahí abajo!- Y pensé el porqué. Era sencillo. Claro que no, porque nos quedaríamos todos cegatos.- Entonces oí gente en la puerta. Los dos jovenzuelos irresponsables de orejas poco picudas. -¿Qué son de paz ni que ostia? ¡Ai va la ostia, que nos quemamos! ¡Fuera y ya!- Les grité. No tardé en salir de allí y observar como el ruso hacía lo que tocaba, cerrar la puerta. Porque era de buena educación y más arriba habían cosas interesantes. -... Algún día se apagará, ¿No?- Me daba algo de miedo ver con qué respeto trataban aquella cosa. Pero la cuestión es que una vez todo fuera no tuve que ver aquellas demasiado brillantes llamas…

-Vámonos arriba. Pero qué tratos ni que…- Recordé súbitamente que debía ser un nigromante bueno. Miré con desconfianza aquellos dos caretos medianamente conocidos. Les faltaba un tercero. “El tercero…” También me di cuenta que todos ellos eran más altos que yo. Especialmente el espigado, peli-multicolor, pajarraco semielfo. -¡Ah, si, traaatos! Puse un anuncio en milanuncios.es, lo recuerdo. ¿Queréis el descuento del 20% o el 2x1 en comunicaciones con espíritus? ¡Habla con tu abuela y con tu primosegundo por el precio de una sola conversación!- Subí las escaleras sin dejar de mirarlos.

Por primera vez en mi vida había algo que me daba vergüenza. Si bien solo recordaba a ellos dos por sus estrafalarias pintas, el elfo oscuro que los acompañaba había quedado grabado en mi cabeza. Se parecía a ti, Anzus. Joder que si se parecía. No lo confundí porque habíamos pasado demasiado tiempo juntos, y porque tu debías ser más viejo ya. Aquel debía tener la misma edad que cuando te fuiste. Y se me habían quedado clavados los ojos lilas, ese pellejo oscuraco, como grisáceo, algo azulado, o aquella seriedad… -Eh, enanos.- Suspiré mientras subía. Cansado. -Aquel drow, por casualidad… El que llevábais en aquella base roñosa de los renegados… ojos lilas…

No habían muchos con los ojos lilas. -Yo… Yo conocí un hombre, veréis… Un elfo oscurito, así… Le daba un aire.- Estaba convencido de que había parentesco. Los drows eran como los gitanos, todos eran familia de todos. ¿Pero hermano? No, Anzus. Hermano no. No tenías hermanos, o no… Que tu supieras. Era lo suficiente joven como para que hubiera podido nacer después de que te piraras conmigo. -... Debe estar vivo, y… No sé. Se le parecía mucho, veréis… E igual… Igual es familia suya.- Me costaban las palabras. “¿Y si lo es?”. Rezaba para equivocarme. Muy en el fondo. No sabía que cara pondría si realmente tenía… sangre en común contigo.

Y menos cara sabría poner si él pudiera conducirme a ti. Treinta años, Anzus. Tal vez más. El tiempo había pasado… Tanto, tanto tiempo… -No… No os sonará alguien así, que se le parece… Anzus, lo solía llamar. Es reina, le decía.- Paré bruscamente. -... Y también lo llamaba pino. Árbol. Le gustaban los árboles, tenía un bastón hecho de árboles, y llevaba colgadita una ramita en la cintura… Nunca había visto un árbol… Era tan…. Maldita sea.- “Si lo conocen, querrán el nombre. Déjate de tonterías, Arken’rret.” -Su nombre, ¿Sabéis? Es difícil de pronunciar… Pero… Si podéis llevarme a él, os puedo ayudar... - Aire. Tomé aire. Los miré. Ojos dorados vidriosos, y no por las llamas de antes. Tanto tiempo. Si tengo lectores igual se preguntan, “¿Y quién es Ilztvyll?”, “¿Quién es Anzus?”, todas esas respuestas confluían en una misma identidad, el mismo nombre. Orígen de todas las cosas. En ese momento la sombra de aquel elfo oscuro se me antojó más grande que nunca. Imponente. Y yo un mero retaco, un metro sesenta… Quería reír, quería llorar. Había pasado tanto tiempo. Ha pasado tanto tiempo...

Al buscarle, al pronunciar esas palabras, abandoné la promesa que hice al nombre de Ilztvyll.

-La persona que busco… No es otra que Ailanthus Sreysnah.

Adramelech solo me demuestra cuan impulsivo es con su actitud. Negandose a aceptar una verdad que se despliega ante sus ojos con alas negras. Pero es tan humano hacer eso....y tan poco digno de un Svensson, al mismo tiempo.

Sin embargo mi rostro no muestra ninguna emocion ante su creciente decepcion y furia. Lo dejo hablar. Algo me punza desde el interior del pecho....una voz me grita con fuerza. "¡Dejame hablar a mi!"

Mis labios se curvan en una tenue sonrisa, cierro los ojos...y asiento brevemente. Todo tuyo, Svensson. Todo tuyo. Cuando abro los ojos, vuelvo a mirar a Adramelech...pero de un modo algo diferente.

-Intenté separarlo del demonio, Adramelech. Pero un exorcismo no siempre sale bien. Los cuerpos...no siempre aguantan, depende de la persona poseida tambien. No era un pacto, no habia pacto alguno. Era una posesion, una sanguijuela, sin mediaciones. Él no fue capaz de controlarlo en vida. Tu hermano no era lo suficientemente fuerte.

"fracaso...."

- Sucumbió a causa de ello. Murió siendo humano. Un Soul Reaper. -lo que habia sido siempre.... dos presencias demoniacas desaparecen, sin mas. Han vuelto a su plano, aquel que les pertenece.

- Puede volver. No lo descarto. La muerte no es un estado permanente. Pero no volver como lo conocias.

"suficiente"

Mis ojos se estrechan brevemente, la gente habia pasado a nuestro lado...parecia que Adramelech se habia rodeado de un buen grupito. -Los nigromantes solo te han engañado...tu hermano te engañó tambien? Quien se engaña eres tu mismo. No sabes nada. No conoces nada del tormento por que que pasó tu hermano.

-Que no, que no puede morirse. Que se lo prohibo. Maldita sea.- Suspiré con molestia. Pues claro que no podía morir. ¿Que haríamos si realmente la palmaba? La idea me provocaba dolor de cabeza: No quería ni pensarlo. Pero en fin. Nos tocaba cumplir nuestro deber, ir abajo, acompañar a Kosuke a lo que fuera a hacer. Se nos fueron desprendiendo las personas hasta quedar un grupo de tres para ir a hacer el viajecillo ahí abajo. No sé si nos acompañaría la muchacha al final, después de la petición del pájaro.

Ya abajo hay algunas cosas que podríamos destacar del extraño ambiente. La tensión y necesidad de proteger a Kosuke me hizo mucho menos… Susceptible a percatarme de la extrañeza de la sala. Nebulosas contenidas por magníficas, arcaicas obras de arte en formas diversas, que parecieran poder conducir a cualquier rincón de este mundo y de cualquier otro. Portales. Sabía muy bien que los nigromantes les guardaban larga pasión, así mismo me lo habría demostrado Yden. Y ahora, tal vez… Vi en ellos una oportunidad de oro.

Kosuke se había ido, con Terumi, la demonio. Y fue en ese instante en el que Roäc gritó. Llamas salidas de la mano del amargado viejo, con un objeto que ni llegué a ver, prendieron el centro de la sala y casi nos quemaron a nuestros posibles contratados. Por eso actué con Zer’tath: No nos quedaba mejor opción que contar con esos dos. Pero quedarme desarmado no me hacía demasiada gracia. Y yo, que tan seriamente había expresado que quería tratos, fui zarandeado vilmente por Roäc. -Oye, pollo, que no dar imagen muy ser…

Sus propias palabras me interrumpieron. Abrí los ojos como platos cuando me dijo que “habián hecho LA cosa”. -Le han buscado novia a Dy… Oh.- Claro. La cosa. Debían haber… Hablado en algún lado y… Debió haberse fugado con Dyos y… Me imaginaba la situación. Huida, traicion, mucho drama y mucha sangre. La cosa es que a mi ese otro Sreysnah me inspiraba muy poquita confianza y seguía sin creérmelo. -Sigo diciendo que hay que ser prudentes, bicho. En plan… ¿Y si lo han capturado? ¿Desde Alianza? ¿Dónde quiere que ir? Pregunta, eso nos poder dar pista. Y… No sé. Dile algo. Que yo no me fiar, ¿Tu sí…?

Pero fuera como fuera Dyospiros estaba jodido y debíamos hacer algo, que nos obligaba a abandonar aquel lugar de inmediato. Y teníamos dos nigromantes, y había visto los portales allí, en aquella sala, y estaba pensando que igual… “Ese me suena”, destacó Roäc. Ahora que lo decía sí. Aquel drow tan jodidamente feo era el de la base. Lo había notado interesado en nosotros… Igual más en el oreja perdía. La voz de un ruso cabreado me hizo prestar atención a la situación. “Y yo sin vodka”, pensé. Fuera de aquí… -¡Salid de ahí que tenemos cosas que hablar!- Les respondí, haciendo espacio para que pudieran salir por la puerta.

El otro nigromante no parecía enterarse de un pijo. Gritó alguna cosa sobre no son de paz, luego se dio cuenta que el fuego era peligroso, y fue echando leches para salir de allí. Y nos preguntó que que tratos, mientras Matvey se acercaba a la puerta para cerrar. -O trato o te pego.- Suspiré, poco pendiente del demasiado… Chistoso drow. Y luego habló de descuentos y a pesar de su acento drow yo no pillaba un pijo. -Tratos. Descuentos o no. Me da igual. Tu calla, otro saber más.

Salió Matvey, y al estar él fuera me indicó que debíamos sellar la sala… -No puede arder la torre… Si arde torre, otros morirán…- Razoné: Si no me habría importado muy poco que ese montón de bazofia ardiera. Así pues fui un niño bueno y obediente y saqué el bastón de allí cuando me dio la señal. Y puerta cerrada, todos felices. La situación era extraña: Ahora éramos dos bonitos semielfos con un enorme nigromante y un retaco, podrido intento de niggamanta.

-Vamos a buscar otro sitio más seguro.- Musité con más seriedad tal y como empezábamos a subir. Fue entonces cuando pude resolver mi duda sobre el… Inusual interés que Ilztvyll había demostrado por Dyospiros. Fue largo en su discurso, su forma de decirlo, le daba vueltas y me costaba mucho entender sus palabras, que oscilaban entre lo poco coherente y lo metafórico. Nos decía que había conocido uno parecido. -Mira, Roäc. Igual hasta…- “Ailanthus nos es útil para algo”.

No habría hecho falta que mencionara su nombre. Al hablar de árboles, de un nombre difícil, de su parecido con Dyospiros, cuando pronunció el nombre del puñetero capitán de la Alianza no me sorprendió. Quedé en silencio. Aquello nos podía resultar de gran valor. Miré a Roäc de forma cómplice una vez más. Y habíamos llegado a la sala. No la sala, si no una… pequeña zona más libre y ancha donde hablar. Miré un poco al resto y me escabullí para separarme algo de los nigromantes, arrastrando al pollo conmigo porque me gustaba el espacio personal.

-A ver… Necesitamos dos cosas.- No iba a responder de inmediato a Ilztvyll. No sabía como se llamaba. -Una, ir a Bastion. Dos, volver con vosotros. Contigo.- Señalé al ruso: Para una tarea complicada como lo de Osten prefería confiar en alguien que no fuera de mi raza, porque conocía su naturaleza. -Voy a ser… Conciso. Hemos venido aquí, él y yo, para resolver un conflcito. Mi hermano… No está ni en el mundo de los muertos ni el de los vivos. Y quiero sacarlo de ese limbo.- Hablé en voz alta, aunque algo apresurado.

-Pero también tener que volver allí, a Bastion, pues… Otro ha sido herido. Un amigo. Dyospiros, el que él antes mencionara.- Señalé al drow cojo. -El hermano de quien busca.- Dejaría que Roäc le diera el resto de la información. No era muy clara pero estaba seguro de que podría apañarlo mejor que yo. -... Preferiría… Atender primerlo lo segundo, mi hermano puede esperar. Pero me… Me gustaría encontrar forma de… De poder conseguir contacto contigo de nuevo, nigromante.- De nuevo, dirigido a Matvey. -Pero debemos volver a Londres. Vosotros sabéis de portales, ¿Cierto?- Pregunta retórica. Miré a Roäc, como preguntándole si había hecho lo correcto.