Zona desierta- Antigua Torre de Alta Hechicería

La desaparición fue todo un éxito, incluso habiendo contado con la ayuda de Vor a la hora de cubrirme de la refriega, pues en ese momento había acabado totalmente vendido pero era un todo o nada, les facilitaría a los demás el enfrentamiento y yo obtendría mi venganza, a esto lo llamo yo una buena oferta del dos por uno, en su Carrefive más cercano.

Quise estamparlos contra el suelo con bastante fuerza pero se me escapan en el último momento, mostrándose frente a mí. Como era de esperar de su carácter, tono burlesco y de soberbia menciona que lo que se estaba presenciando allí abajo era más importante que mi intromisión. Me mira mejor, fijándose en mis rasgos asiáticos, los cuales tiene él también al proceder de la misma patria que yo. Crujo los huesos de mi mano izquierda con la palma de la derecha mientras muevo de forma lateral el cuello que haría sonar otro crujido  -¿Esas son tus últimas palabras? Me esperaba más –para vacilón tú, vacilón yo, matarme dice…

Luego de fijarme en Terumi me fijo en su acompañante, una demonio, y vaya casualidad… fue una de las que invocó durante la masacre de Kumatori, una que también ha aparecido en alguna que otra pesadilla mía y posiblemente la que me cortase el brazo… esa parte la recuerdo vagamente, pero sí recuerdo haberme dado de hostias con ella, aún conservo las cicatrices de los cortes y ensartadas que recibí aquel día –Vaya… ¿aún no has sido capaz de poseer ningún cuerpo? Una pena, pero no te preocupes, te mandaré de vuelta a casa… para siempre –amenacé a la súcubo de que volvería a matarla. Finalmente mis refuerzos han llegado, vino Pam pero… al final también vino la cría -… Oh joder –murmuro como reacción al ver a Moth, la niña debería de haberse quedado abajo o fuera de la torre esperando, como hacen los niños buenos, en fin… habrá que tirar así, mientras la niña no moleste...

Pasemos al plato fuerte, el tipo al que quiero matar está enfrente de mis narices y tiene un demonio a su favor y por mi lado somos dos o tres (no sé si contar a Moth), sería demasiado pedir que Pam se ocupara del demonio… es hora de asesinar -Hace un bonito día ahí fuera –ni puta idea de si está lloviendo –Los pájaros cantan, las flores florecen –sí, seguro que florecen flores en un bosque muerto –En días como éstos nigromantes y demonios como vosotros –el iris de mi ojo izquierdo pasó del verde al rojo, brillando ambos irises –…¡Deberían arder en el infierno! –desenvaino a Raion con mi mano izquierda, voy a empezar la pelea usando espada y garra.

OST épica para una pelea épica:

Tras tirar mi discurso que no vale para absolutamente nada, corro hacia Terumi con una rapidez propulsada por magia de potenciación en mis piernas. Durante el avance las llamas se manifiestan en mi garra para propiciarle un garrazo llameante de abajo hacia arriba, aquí empieza mi lucha y debe terminar la vida de Akira Terumi.

- Sea pues, Akira... -le digo frio y rudo, cuando dice que mi decision no ha sido la mas inteligente, y que lo mismo los intrusos tambien desean ver correr mi sangre.... Me da igual. He tomado una decision.

Pero la cosa no quedó ahi. Ilzt nos gritó que...que nos besaramos de una vez. La verdad, en mi vida me habian gritado tal cosa. Y menos con un viejo nigromante delante. Miré a Ilzt, con mis ojos azul claro bastante abiertos, el ceño fruncido....y una expresion que podria leerse como "pero tu te crees que es el mejor momento?" A parte de escuchar su descripcion sobre toda la gente presente en aquella torre. Un grupo variopinto, demonio entre ellos. Y Alada, por lo que parecia. Si eran mercenarios, corrientes y molientes, en busca de robar algo, lo comprobaria. Si simplemente querian....bueno, eso lo comprobaria tambien. Actuaría en consecuencia.

-Y tu no tienes jurisdiccion total e irrevocable sobre este sitio. No te pertenecio siempre. Asesinas a tus aprendices, te perpetúas a traves de ellos. No buscas herederos...solo sus fuerzas. Te creias que tus felonias iban a permanecer ocultas a mis ojos mucho tiempo? No a un Rasputín....

Volvi a mirar a Fistandantilus confiando en que el drow se uniese a mi. Yo sabia, bien sabido, que era su mejor opcion. Estaba entre sus posibilidades pasar de mi y no hacerme caso. Pero aquello no beneficiaba a nadie, ni si quiera a él....

-Asi que no te pagan lo suficiente...ya, la verdad es que a mi tampoco. -le reconozco a Ilzt cuando parece posicionarse de mi lado, con algo menos de gravedad.

Afirma con una frase contada por un amigo que espera que el bien prevalezca. Yo se que no siempre es asi. Que no depende del bien o el mal. Cuanto poder puedes ejercer? Cuanto mal puedes causar para obtener un bien mayor? Cuanto bien puedes hacer que acaba corrompido y causando un mal mayor?

Los bordes...difusos siempre, una moralidad dificil de definir, pero esforzada por mantener.
-Del mal surge el bien, y viceversa. Está en nosotros.


Dos contra dos, ellos manejando demonios mas poderosos, pero eso podia cambiar....aunque la cosa cambia sin necesidad de aquello pues de pronto entran en escena los susodichos intrusos. Uno se lanza contra Akira y se lo lleva. Hay otros dos de fondo, les presto atencion brevemente. Muy brevemente. Porque Fitandantilus nos lanza algo que no tiene ni pizca de buena pinta, a los pies. No dudo en apartarme rapidamente, susurrando una orden rapida al demonio que tenia a mis pies....el cual es sacrificado a modo de escudo, ardiendo en verdes llamas, pero salvandonos a Ilzt y a mi del primer impacto. Mis ojos reflejan el verde de las llamas y gruño incorporandome y clavando mi baston de roble en el suelo, cabreado, al ver que se ha desaparecido. Las llamas son contenidas por una especie de cupula de cristal, y yo miro a los dos jovenes de la puerta, aparentemente, dos elfos.

-Illztvyll, salgamos de aqui rapido. El fuego Valyrio lo consume todo. Vosotros! Fuera de aqui!

Vocifero a los muchachos, que por sus gritos parecen venir en son de paz y querer colaborar. Echo a andar hacia ellos, que estan bien cerca de la puerta, y le digo al del pelo medio rubio al pasar cerca de él.
-Retira la cupula en cuanto te diga...cerraré la puerta al instante. Eso no lo contendrá eternamente. Pero tampoco destruirá los portales.

"ni el fuego de los dragones podria"

Posiciono mis brazos a ambos lados del porton y lo voy cerrando, esperando que todos queden de mi lado. No bastaria con solo desaparecerse de alli. Hay que dejar la sala sellada. Yo no queria que ardiese, y sabia que Fistandantilus tampoco. Cuando tan solo me queda una rendija para cerrarla, le grito "ahora!" al joven medio rubio, esperando que recupere su artefacto. Un artefacto que con tan solo haberlo mirando me ha transmitido unas curiosas vibraciones...

Tierna mirada, vivo reflejo de la inocencia, todo ello dirigido a Matvey cuando me dirigió aquellos ojitos de la más pura confusión. -Oh, dulce, dulce ruso, ¿Cuánto tiempo tendrás que sufrirme?- Si bien de jovencillo había sido el más serio de los chavales, tan firme, tan poco hablador, tan… Tan adecuado para mi profesión y vía mágica, el tiempo me había acabado definiendo como el tipo bromista. Llegaba un punto donde no controlaba mi sentido del humor, él me dominaba a mí. Habían nigromantes que, muy sadistas ellos, mostraban sonrisas amplias por meras intenciones burlescas.

Yo es que era así de gilipollas.

Dramatismo entre Fistandantilus y Matvey. El tocapelotas de fondo por allí estaba, a la suya, soltando algún tipo de verborrea que poco me importara (me da palo buscar su post), pero la cuestión no era otra que la batalla inminente. El ruso admitió que a él tampoco lo pagaban -Deberíamos hacernos campesinos, pastores, cantar tales églogas que todo autor se muriera por retratar en divinos versos… La vida del nigromante es dura y está llena de problemas.- Como aquel anciano, tan arrugado, maldiciéndonos a todos y cada uno de los presentes.

También me dejó en el aire una visión sobre mal y bien como un todo confuso, no como algo delimitado. Lo observé con media sonrisa, ambos ojos, ahora sí, muy interesados en su visión… Y asentí. Yo aspiraba a imperar sobre el mal. Pero comprendía que no era un algo divisible, sabía muy bien que no todo acababa en un lugar y otro. Bondad que condujera al mal, ¿Cuántas veces no se daban esos casos? Nuestra raza retrataba sus historias de esa manera. Los drows no eran malos por naturaleza, si no porque fueron cruelmente exiliados bajo tierra, separados de los tan limpios hermanos elfos de superfície…

Ah, historia. El mundo no es si no un plagio de unos escasos primeros capítulos. Pero tras más palabrería de Fistandantilus las cosas cambiaron drásticamente. -Es una pena, Fistrodátil. Creí que podríamos haber sido buenos amigos.- No tanto si tal y como mencionaba Matvey sorbía pupilos para ir rejuveneciéndose. O algo así. No habría sacado mucho provecho de mi, desde luego…- No importó. De repente, presencia. Gente allí, reclinada en la puerta. Intervención. Chino enfadado, con sus comentarios, cuchilla al suelo… -¡Como te quiero a veces, Kosu!- Demasiado tarde. Se habían ido y nos habían concedido la ventaja.

Sonreí ampliamente con toda la parafernalia tentaculera retorciéndose con ansias de descuartizar viejo. Pero el viejo no pensaba luchar contra nosotros… En su lugar arrojó una especie de PokeBola a nosotros, que si no me comí de pleno fue por el demonio de Matvey. Yo quedé cegado al instanto, chillé incluso. Totalmente a oscuras retrocedí torpemente hasta el momento que recuperara el sentido de la visión. En ese momento el condenado Magistelo aprovechó para irse igual con su compi demonio al inframundo a tomarse unas copas. Porque cuando abrí los ojos se había pirado. Y el fuego estaba ahí. En una especie de cosa de cristal, y Matvey gritaba algo sobre salir de allí.

Confuso, desorientado, lo miré con ojos llorosos. -¿¡Cómo que fuego valkyrio ni que puñetas!? ¡No tenemos de eso ahí abajo!- Y pensé el porqué. Era sencillo. Claro que no, porque nos quedaríamos todos cegatos.- Entonces oí gente en la puerta. Los dos jovenzuelos irresponsables de orejas poco picudas. -¿Qué son de paz ni que ostia? ¡Ai va la ostia, que nos quemamos! ¡Fuera y ya!- Les grité. No tardé en salir de allí y observar como el ruso hacía lo que tocaba, cerrar la puerta. Porque era de buena educación y más arriba habían cosas interesantes. -... Algún día se apagará, ¿No?- Me daba algo de miedo ver con qué respeto trataban aquella cosa. Pero la cuestión es que una vez todo fuera no tuve que ver aquellas demasiado brillantes llamas…

-Vámonos arriba. Pero qué tratos ni que…- Recordé súbitamente que debía ser un nigromante bueno. Miré con desconfianza aquellos dos caretos medianamente conocidos. Les faltaba un tercero. “El tercero…” También me di cuenta que todos ellos eran más altos que yo. Especialmente el espigado, peli-multicolor, pajarraco semielfo. -¡Ah, si, traaatos! Puse un anuncio en milanuncios.es, lo recuerdo. ¿Queréis el descuento del 20% o el 2x1 en comunicaciones con espíritus? ¡Habla con tu abuela y con tu primosegundo por el precio de una sola conversación!- Subí las escaleras sin dejar de mirarlos.

Por primera vez en mi vida había algo que me daba vergüenza. Si bien solo recordaba a ellos dos por sus estrafalarias pintas, el elfo oscuro que los acompañaba había quedado grabado en mi cabeza. Se parecía a ti, Anzus. Joder que si se parecía. No lo confundí porque habíamos pasado demasiado tiempo juntos, y porque tu debías ser más viejo ya. Aquel debía tener la misma edad que cuando te fuiste. Y se me habían quedado clavados los ojos lilas, ese pellejo oscuraco, como grisáceo, algo azulado, o aquella seriedad… -Eh, enanos.- Suspiré mientras subía. Cansado. -Aquel drow, por casualidad… El que llevábais en aquella base roñosa de los renegados… ojos lilas…

No habían muchos con los ojos lilas. -Yo… Yo conocí un hombre, veréis… Un elfo oscurito, así… Le daba un aire.- Estaba convencido de que había parentesco. Los drows eran como los gitanos, todos eran familia de todos. ¿Pero hermano? No, Anzus. Hermano no. No tenías hermanos, o no… Que tu supieras. Era lo suficiente joven como para que hubiera podido nacer después de que te piraras conmigo. -... Debe estar vivo, y… No sé. Se le parecía mucho, veréis… E igual… Igual es familia suya.- Me costaban las palabras. “¿Y si lo es?”. Rezaba para equivocarme. Muy en el fondo. No sabía que cara pondría si realmente tenía… sangre en común contigo.

Y menos cara sabría poner si él pudiera conducirme a ti. Treinta años, Anzus. Tal vez más. El tiempo había pasado… Tanto, tanto tiempo… -No… No os sonará alguien así, que se le parece… Anzus, lo solía llamar. Es reina, le decía.- Paré bruscamente. -... Y también lo llamaba pino. Árbol. Le gustaban los árboles, tenía un bastón hecho de árboles, y llevaba colgadita una ramita en la cintura… Nunca había visto un árbol… Era tan…. Maldita sea.- “Si lo conocen, querrán el nombre. Déjate de tonterías, Arken’rret.” -Su nombre, ¿Sabéis? Es difícil de pronunciar… Pero… Si podéis llevarme a él, os puedo ayudar... - Aire. Tomé aire. Los miré. Ojos dorados vidriosos, y no por las llamas de antes. Tanto tiempo. Si tengo lectores igual se preguntan, “¿Y quién es Ilztvyll?”, “¿Quién es Anzus?”, todas esas respuestas confluían en una misma identidad, el mismo nombre. Orígen de todas las cosas. En ese momento la sombra de aquel elfo oscuro se me antojó más grande que nunca. Imponente. Y yo un mero retaco, un metro sesenta… Quería reír, quería llorar. Había pasado tanto tiempo. Ha pasado tanto tiempo...

Al buscarle, al pronunciar esas palabras, abandoné la promesa que hice al nombre de Ilztvyll.

-La persona que busco… No es otra que Ailanthus Sreysnah.

Adramelech solo me demuestra cuan impulsivo es con su actitud. Negandose a aceptar una verdad que se despliega ante sus ojos con alas negras. Pero es tan humano hacer eso....y tan poco digno de un Svensson, al mismo tiempo.

Sin embargo mi rostro no muestra ninguna emocion ante su creciente decepcion y furia. Lo dejo hablar. Algo me punza desde el interior del pecho....una voz me grita con fuerza. "¡Dejame hablar a mi!"

Mis labios se curvan en una tenue sonrisa, cierro los ojos...y asiento brevemente. Todo tuyo, Svensson. Todo tuyo. Cuando abro los ojos, vuelvo a mirar a Adramelech...pero de un modo algo diferente.

-Intenté separarlo del demonio, Adramelech. Pero un exorcismo no siempre sale bien. Los cuerpos...no siempre aguantan, depende de la persona poseida tambien. No era un pacto, no habia pacto alguno. Era una posesion, una sanguijuela, sin mediaciones. Él no fue capaz de controlarlo en vida. Tu hermano no era lo suficientemente fuerte.

"fracaso...."

- Sucumbió a causa de ello. Murió siendo humano. Un Soul Reaper. -lo que habia sido siempre.... dos presencias demoniacas desaparecen, sin mas. Han vuelto a su plano, aquel que les pertenece.

- Puede volver. No lo descarto. La muerte no es un estado permanente. Pero no volver como lo conocias.

"suficiente"

Mis ojos se estrechan brevemente, la gente habia pasado a nuestro lado...parecia que Adramelech se habia rodeado de un buen grupito. -Los nigromantes solo te han engañado...tu hermano te engañó tambien? Quien se engaña eres tu mismo. No sabes nada. No conoces nada del tormento por que que pasó tu hermano.

-Que no, que no puede morirse. Que se lo prohibo. Maldita sea.- Suspiré con molestia. Pues claro que no podía morir. ¿Que haríamos si realmente la palmaba? La idea me provocaba dolor de cabeza: No quería ni pensarlo. Pero en fin. Nos tocaba cumplir nuestro deber, ir abajo, acompañar a Kosuke a lo que fuera a hacer. Se nos fueron desprendiendo las personas hasta quedar un grupo de tres para ir a hacer el viajecillo ahí abajo. No sé si nos acompañaría la muchacha al final, después de la petición del pájaro.

Ya abajo hay algunas cosas que podríamos destacar del extraño ambiente. La tensión y necesidad de proteger a Kosuke me hizo mucho menos… Susceptible a percatarme de la extrañeza de la sala. Nebulosas contenidas por magníficas, arcaicas obras de arte en formas diversas, que parecieran poder conducir a cualquier rincón de este mundo y de cualquier otro. Portales. Sabía muy bien que los nigromantes les guardaban larga pasión, así mismo me lo habría demostrado Yden. Y ahora, tal vez… Vi en ellos una oportunidad de oro.

Kosuke se había ido, con Terumi, la demonio. Y fue en ese instante en el que Roäc gritó. Llamas salidas de la mano del amargado viejo, con un objeto que ni llegué a ver, prendieron el centro de la sala y casi nos quemaron a nuestros posibles contratados. Por eso actué con Zer’tath: No nos quedaba mejor opción que contar con esos dos. Pero quedarme desarmado no me hacía demasiada gracia. Y yo, que tan seriamente había expresado que quería tratos, fui zarandeado vilmente por Roäc. -Oye, pollo, que no dar imagen muy ser…

Sus propias palabras me interrumpieron. Abrí los ojos como platos cuando me dijo que “habián hecho LA cosa”. -Le han buscado novia a Dy… Oh.- Claro. La cosa. Debían haber… Hablado en algún lado y… Debió haberse fugado con Dyos y… Me imaginaba la situación. Huida, traicion, mucho drama y mucha sangre. La cosa es que a mi ese otro Sreysnah me inspiraba muy poquita confianza y seguía sin creérmelo. -Sigo diciendo que hay que ser prudentes, bicho. En plan… ¿Y si lo han capturado? ¿Desde Alianza? ¿Dónde quiere que ir? Pregunta, eso nos poder dar pista. Y… No sé. Dile algo. Que yo no me fiar, ¿Tu sí…?

Pero fuera como fuera Dyospiros estaba jodido y debíamos hacer algo, que nos obligaba a abandonar aquel lugar de inmediato. Y teníamos dos nigromantes, y había visto los portales allí, en aquella sala, y estaba pensando que igual… “Ese me suena”, destacó Roäc. Ahora que lo decía sí. Aquel drow tan jodidamente feo era el de la base. Lo había notado interesado en nosotros… Igual más en el oreja perdía. La voz de un ruso cabreado me hizo prestar atención a la situación. “Y yo sin vodka”, pensé. Fuera de aquí… -¡Salid de ahí que tenemos cosas que hablar!- Les respondí, haciendo espacio para que pudieran salir por la puerta.

El otro nigromante no parecía enterarse de un pijo. Gritó alguna cosa sobre no son de paz, luego se dio cuenta que el fuego era peligroso, y fue echando leches para salir de allí. Y nos preguntó que que tratos, mientras Matvey se acercaba a la puerta para cerrar. -O trato o te pego.- Suspiré, poco pendiente del demasiado… Chistoso drow. Y luego habló de descuentos y a pesar de su acento drow yo no pillaba un pijo. -Tratos. Descuentos o no. Me da igual. Tu calla, otro saber más.

Salió Matvey, y al estar él fuera me indicó que debíamos sellar la sala… -No puede arder la torre… Si arde torre, otros morirán…- Razoné: Si no me habría importado muy poco que ese montón de bazofia ardiera. Así pues fui un niño bueno y obediente y saqué el bastón de allí cuando me dio la señal. Y puerta cerrada, todos felices. La situación era extraña: Ahora éramos dos bonitos semielfos con un enorme nigromante y un retaco, podrido intento de niggamanta.

-Vamos a buscar otro sitio más seguro.- Musité con más seriedad tal y como empezábamos a subir. Fue entonces cuando pude resolver mi duda sobre el… Inusual interés que Ilztvyll había demostrado por Dyospiros. Fue largo en su discurso, su forma de decirlo, le daba vueltas y me costaba mucho entender sus palabras, que oscilaban entre lo poco coherente y lo metafórico. Nos decía que había conocido uno parecido. -Mira, Roäc. Igual hasta…- “Ailanthus nos es útil para algo”.

No habría hecho falta que mencionara su nombre. Al hablar de árboles, de un nombre difícil, de su parecido con Dyospiros, cuando pronunció el nombre del puñetero capitán de la Alianza no me sorprendió. Quedé en silencio. Aquello nos podía resultar de gran valor. Miré a Roäc de forma cómplice una vez más. Y habíamos llegado a la sala. No la sala, si no una… pequeña zona más libre y ancha donde hablar. Miré un poco al resto y me escabullí para separarme algo de los nigromantes, arrastrando al pollo conmigo porque me gustaba el espacio personal.

-A ver… Necesitamos dos cosas.- No iba a responder de inmediato a Ilztvyll. No sabía como se llamaba. -Una, ir a Bastion. Dos, volver con vosotros. Contigo.- Señalé al ruso: Para una tarea complicada como lo de Osten prefería confiar en alguien que no fuera de mi raza, porque conocía su naturaleza. -Voy a ser… Conciso. Hemos venido aquí, él y yo, para resolver un conflcito. Mi hermano… No está ni en el mundo de los muertos ni el de los vivos. Y quiero sacarlo de ese limbo.- Hablé en voz alta, aunque algo apresurado.

-Pero también tener que volver allí, a Bastion, pues… Otro ha sido herido. Un amigo. Dyospiros, el que él antes mencionara.- Señalé al drow cojo. -El hermano de quien busca.- Dejaría que Roäc le diera el resto de la información. No era muy clara pero estaba seguro de que podría apañarlo mejor que yo. -... Preferiría… Atender primerlo lo segundo, mi hermano puede esperar. Pero me… Me gustaría encontrar forma de… De poder conseguir contacto contigo de nuevo, nigromante.- De nuevo, dirigido a Matvey. -Pero debemos volver a Londres. Vosotros sabéis de portales, ¿Cierto?- Pregunta retórica. Miré a Roäc, como preguntándole si había hecho lo correcto.

Mi crispación e impaciencia va en aumento por cada segundo que paso esperando una respuesta decente por parte de Khaled. Permanezco con los puños cerrados y fuertemente apretados, casi temblando de rabia e impotencia mientras sigo negándome a aceptar lo que me dice, que no me está engañando y que Astaroth se ha ido. En una de las manos sigo teniendo el medallón que me ha entregado, sujetándolo con tanta fuerza que casi hace daño en la palma de la mano.

Me dan ganas de pegarle un puñetazo en el momento en que cierra los ojos como si estuviese pasando de mí, pero enseguida vuelve a abrirlos, esta vez con una mirada bastante diferente a la anterior. También lo es su modo de dirigirse a mí. Es como si no fuese el mismo, lo que interpreto como un "cambio" temporal entre el demonio y el verdadero Khaled, mi abuelo. Y parece que de verdad siente lo que está diciendo, como si realmente le apenase. Aflojo un poco los puños conforme van saliendo sus palabras, comenzando a negar lentamente con la cabeza a lo que va diciendo sobre mi hermano.

Que no era lo suficientemente fuerte, que no pudo sobrevivir al exorcismo que intentaron hacer con él. ¿Qué cara se supone que debe quedarme al escuchar todo eso? Una expresión de desolación, pena y derrota reemplaza a la de rabia. Por mucho que me niegue a creerlo...comienzo a darme cuenta de que es cierto. Puedo gritar, puedo desesperarme, pero eso no quitará que al final tenga que resignarme a admitir la cruda realidad. Me abandonan las fuerzas momentáneas que me había proporcionado la ira anterior, la de pensar que él era un inútil que no había intentado ayudar a Astaroth, o peor todavía, que me estaba mintiendo. Que muriese siendo un Soul Reaper no supone ningún consuelo para mí. Está muerto, es lo único que importa. Ya no puedo sostenerle más la mirada, así que bajo la cabeza con un nudo en la garganta, escuchando vagamente eso de que aún puede volver. No ha sonado nada bien, y de hecho el mismo me lo confirma, no como lo conocía. No quiero eso para él, no le haría justicia a lo que fue en vida ni al recuerdo que tengo. Las lágrimas comienza a agolparse en mis ojos de manera irremediable, cayendo alguna que otra al suelo por culpa de la postura cabizbaja. Consigo responderle al cabo algunos segundos, con la voz bastante quebrada.

- No...mi hermano no será nunca más una marioneta de nadie. No será algo que él no habría querido ser. - vuelvo a negar con la cabeza cuando pregunta si mi hermano, nigromante, me engañó también. Él era diferente. Para mí no era un nigromante, era mi hermano, por encima de la organización de los Soul Reaper, o cualquier cosa. Era quien me protegía incluso cuando era un torpe (incluso antes de ser manco real) al principio de mi entrenamiento. Quien me sacaba de los líos, quien acudía siempre a mi rescate, quien intercedía por mí ante nuestra madre. Y el que siempre me animó a ser mejor. Le fallé no siéndolo. Y si acabó así fue en buena parte por mi culpa, por mis errores. Nada borrará eso ya. Quiero creer que todo aquello que me dijo cuando salió del portal, ya poseído por el demonio, no era lo que pensaba él. Pero ya nunca lo sabré, no he podido preguntarle, ni hablarle, ni despedirme. Khaled tiene razón. No sé nada. No puedo imaginar lo que pasó. Ya terminó todo...se acabó la búsqueda. No consigo que salga ninguna palabra más de mis labios por ahora, pero en este momento tampoco tengo la voluntad para moverme hacia ningún lado ni reaccionar.

Soy capaz de sentir su furia, su ira creciente. Aquella que acumula y finge no sentir, aquella que intenta retener. Pero en realidad, no tendria por qué hacerlo .La furia puede volverlo fuerte y poderoso...

Un dialogo interno se debate en nuestro interior mientras lo escuchamos. Aquel demonio que habia poseido al hermano mayor no era santo de nuestra devocion, nunca mejor dicho. En realidad, ningun demonio lo era. Khaled nuevamente insiste en que le deje el control total. Cosa a la que no me niego...es, sin duda, extremadamente persuasivo. Unas palabras bailando en su mente bastan para hacerme atras y observar.

"pero mas te vale que cumplas tu promesa. Sabes lo que haré que pase si no es asi"

...Siempre es dificil mantener el control. Nuestro pacto habia variado mucho desde aquellos años en su territorio....pero seguia siendo estable. Miro a Adramelech, el cual muestra su pena a traves de unas pocas lagrimas y una voz quebrada. Lloré yo cuando perdí a Lyosha? No. No hubo tiempo. La miro ahora, de pie a mi lado. No es ninguna replica, no es ninguna sombra. Es ella, mas retorcida de lo que habia sido antes, eso si. La muerte pasa factura a todo el mundo.

-Lyosha no es una marioneta. - le digo pronunciando cuidadosamente cada una de mis silabas.

"no más que yo"

Pero el se niega. Nada se hará si él se niega. Entra en un estado de no reaccion, un barco sin timon ni vela. Dejo el lado de Lyosha y me aproximo a él. Lo supero en altura, y mi sombra lo cubre.
-Mírame.

Le ordeno con una voz suave, una voz clara y limpia, que no puede ser ignorada de ningun modo. Asi es la habilidad de los Namaru, los diablos, antiguos heraldos de los dioses. Con mis palabras obligo a su frenetica mente a hacer una pausa para que reconsidere todo lo que está pasando y me escuche.
- Vuestras vidas no han sido trazadas para resultar sencillas. Nadie con nuestro apellido nunca...

Hacer uso de las habilidades de Belialt siempre hace que nuestras consciencias se fundan irremediablemente.
- ¿Cual fue tu pecado? Ábrazalo. Ahora eres lo unico que queda de tu hermano...el nigromante mas joven que la historia de los Soul Reaper vio. ¿Donde vas a buscar culpables? En mi? En tí? en el maestro? En el demonio?

"el maestro de la torre..."

-Fistandantilus me invocó. Pero alguien lo hizo antes que él, hace muchos años, no cuenta con que no tiene control absoluto sobre mi. Y no habia vuelto al infierno desde entonces... pero volví con él. No sólo. Yo no queria volver.... él tampoco queria ir. - mis ojos brillan con intensidad, y sonrio de un modo poco propio en el rostro del nigromante ,agarrando a Adramelech por el cuello y estampandolo contra la pared, dejando sus pies en el aire.... - ¿sabes cuantas veces he deseado ver arder a todos los infectos seres que rondan por aqui? Nigromantes incluidos? Tu joven hermano no tenia ninguna posibilidad contra aquel....yo habria puesto fin a su sufrimiento antes, mas rapido. Ahora tambien pondria fin a tu sufrimiento, simplemente, porque lo disfrutaría....pero no puedo terminar de apretar los dedos, porque resulta que eres suyo. ¿Quien te engañó fue el maestro de la torre? Ve por él. Fue otra persona? Mátalos.

Al final Moth decide venir conmigo de todas formas. Pienso en alguna cosa que decirle, pero para soltar una obviedad como "el manco no va a estar contento" prefiero callármelo y seguir caminando en busca de aquella sala. La reconozco por la sangre demoníaca que hay, toda oscurita y reciente esparcida por ahí, más bonica. En fin, Moth y yo nos situamos en un lugar pegadas a la pared menos pegajosa que hay y esperamos a que estos lleguen, poco después.

-Ten cuidado, no te pongas (más) en peligro.

Kosuke aparece con otro chaval oriental, joven, y muy orgulloso. Lo oculto por no ofender a mi compañero, pero me hace gracia la arrogancia de tal nigromante, y a pesar de su asquerosa condición parece un tipo centrado en lo suyo con cierto punto de sarcasmo. Tal vez en otra vida me hubiera divertido con él, pero hoy no toca. Acompañándolo, como no podía ser, una presencia infernal sometida a su poder y voluntad. Me fijo mejor en la súcubo mientras estos dos charlan, sus ojos están encendidos por la ira, escondiendo la desesperación, dejando entrever la agonía. ¿Habéis visto El último samurái?

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La cosa es que no puedo sino compadecerme de ella, y con mi látigo en mano me lanzo hacia la demonio buscando devolverla a su lugar: el Inframundo. Por otro lado parece que los dos japos empiezan también su pelea, así que elevo la voz dirigiéndome a Kosuke, con un tono más bien desinteresado pero con cierto punto de advertencia.

-No lo mates antes de preguntarle por los nigromantes de la familia X.

Off: no se me ocurre ningún nombre ahora, como estoy buscando personaje para la descendencia de el tío ese pues lo dejo así, que ya si alguien lo coge que elija el apellido.

Moth miró a Pam con expresión indescifrable. Se preguntaba por qué se ponía constantemente en peligro por proteger a alguien que solo le ha mostrado una pizca de amabilidad en los casi tres años que recordaba. ¿Devolverle el favor o solo el anhelo de morir sin ser lo suficientemente valiente para suicidarse?

Fuera lo que fuera, no vaciló ningún momento mientras subían las escaleras, ni la sangre la hizo retroceder. Mucho había visto ya, tal vez demasiado. Lo único que le sorprendió fue cuando Kosuke, un hombre asiático una mujer aparecieron, quedando a la defensiva. No le importaban los dos hombres, que parecían demasiado absortos en ellos mismo para darse cuenta de que estaban allí. Sin embargo, la mujer despertaba su interés. Había algo en ella que le recordaba a Pam.

-Pam, ¿le pasa algo?-Dijo cuando vio la expresión de su amiga. Sacó las garras y empezó a correr hacia la demonio, intentando bloquearle alguna vía de escape.

El egocentrismo del crío superaba mis expectativas. No únicamente había cometido el error de desafiarme, si no que también se atrevía a estar plenamente seguro de poder vencerme. Que esperaba más de mis últimas palabras. Resonó una carcajada casi falta de emoción, pues más que gracia, lo que me daba era pena. Ya tenía las manos preparadas sobre las armas. Pero a mi, eso de los niñatos buscando venganza me parecía no solamente gracioso, si no un hábito. Y quitaban algo de monotonía al día a día.

Dirigió también algunas palabras a la demonio. Ya ni me acordaba de que había estado presente en aquella batalla. -Qué bien te acuerdas de sus rasgos, ¿No? ¿No crees que le habrás echado demasiado el ojo? Mira tu, qué ridículo… ¡Enamorarte de una súcubo!- Uno no se acordaba de la cara de un demonio u otro si no tenía interés específico en él o ella. Claro que podría haber algo más épico en el asunto, pero a mi, me la venía trayendo flojísima.

A la sala habían llegado dos personas, era cierto. Y a Kosuke no le había gustado en absoluto la presencia de alguna de ellas. -¿Encima que tendrás amiguitas para tu enfrentamiento, te quejas? Tsk…- Mucho desprecio. Realmente mis palabras no desprendían odio, si no diversión. No me tomaba aquello en serio de la misma forma que no me había molestado en anteriores enfrentamientos.

Luego vino el momento del discursito. No me importó interrumpirle entremedias, que era lo que más jodía a todo protagonista de anime. Que no esperaran el absurdo tiempo para el turno del habla. -Que si, que si. Que hace un día estupendo y que soy muy malo. Deja que reviste: Ya me has soltado las frases de odio, me has mirado mal, me has soltado el discursito… Luego que viene, ¿La pelea? Ya era hora.- Seguían una fórmula demasiado típica.

Por eso no me sorprendió su inmediato ataque. Se lanzó hacia mi a toda velocidad. Sonreí muy confiado tal y como me aparté del camino. Las llamas si que acariciaron y quemaron mi piel, pero la garra apenas logró impactar. El ardor era de lo más desagradable. Dolía. Por supuesto que dolía, no me haré el malo invencible, pero no tenía tiempo para lloriquear tampoco. -¡Demasiado lento!Al menos de una vez haría algo útil en aquella torre, más allá de perder mi tiempo con incompetentes, melodramáticos nigromantes.

Con las dagas ya en las manos, imbuidas en la negra y oscura y maligna (como buen nigromante) magia oscura, a modo de veneno, aproveché la media finta que había hecho para evitar parte del golpe y traté de abrirle una larga herida de arriba a abajo en el pecho, con una de ellas. La otra no la usé para el ataque: Sería más prudente conservarla a modo de defensa. -Y tu, demonio, ¡La rubia!, puedes ir esperando sentada. No he venido aquí a resolverte tus dramas.

Más que la torre de la nigromancia, aquello era el centro de las telenovelas venezolanas.

El miembro 'Akira Terumi' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado opciones' : 3

Vor me habia planteado muchas dudas. Que si se habia echado novia Dyos, que si lo habian secuestrado y era todo una trampa.... Yo estaba confiado en que no era ninguna trampa, y que de verdad estaba en peligro. Asi que simplemente le negué con la cabeza, con expresion algo apesadumbrada. No podiamos estar desconfiando. Teniamos que jugarnosla.

Mientras Vor se dedicaba a ser violento y a decir que hacian trato o les pegaba, yo saque otra vez la moneda. Preferiria quedarme mirando aquellos hermosos portales a otros mundos pero...los mensajitos es lo que tienen. Respondi rapido a aquella moneda que me enviaba los mensajes: "ande quieres que vallamos? Seremos rapidos. Estamos teniendo provlemas."

La guardo, una vez mas, haciendo una mueca muy ufano, justo cuando el ruso sale y cierra los portones acompañado del drow que me sonaba. Nos alejamos un tanto de la puerta, yo me habia quedado prendado de aquel fuego verde y brillante... Luego me quedo mirando a Ilzt, que aunque Vor lo manda callar, a mi me resulta muy gracioso, pero por sus ofertas, seguro que quiere timarnos.

-¿Y la garantia si la conversacion sale mal? Plazos de devolucion? Yo quiero el ticke de compra

Entonces tras unos instantes se pone a hablar de cosas "serias" y pregunta por Dyos, habla de un drow conocido suyo muy parecido a el. Se pone a preguntar por un tar Anzus Es reina. Me hace click la neurona en seguida y se que se refiere a Ailanthus Sreysnah. Asi que el resto de su explicacion es un poco menos necesaria. Capto la mirada de Vor y sus palabras y asiento con mi ceja levantada. Mi vena negociadora se ha encendido.

"ya lo creo que si"

Le sonrio a Ilzt con la sonrisa de quien sabe algunas cosas que tu no, y sabiendo que esas cosas las quieres saber. Vor nos apartó un poco de la escena antes de hablar. Yo entrelacé mis manos a la espalda, di un repaso con la mirada a Matvey y luego otro a Ilzt. Con un paso al frente, como quien tienta el asunto, y aun las manos a la espalda, avanzo hacia el drow. Otro pasito y quedo mas cerca de él.

-Bien, bien. Dyos es amigo mio, y Ailanthus su hermano. Un tiparraco alto con el pelo largo, y un humor no muy bueno. Te llevaremos hasta él...si tu nos ayudas a cambio, como has dicho. Necesitamos transporte rapido a Londres. MUY rapido. Y quizá no solo para Vor y para mi, si no para algunos compañeros mas. Un billete seguro. Eh? Sin ticket de descuento. Ida y vuelta si es necesario. Por mi honor de medio elfo que cumpliré mi parte del trato. -y le estiro la mano, para un apreton, para cerrar el trato. Ladeo mi cara hacia Vor y le guiño un ojo. Luego paso mi mirada a su baston. Prefiero no añadir nada sobre Osten, que está ahi y tal, que seguro que me voy de la lengua....

-¿Y ahora que hago?- fue lo que me pregunte una y otra vez a mi misma, ya que todos se fueron por sus lados y hacer de las suyas. Bueno antes de eso el pajarraco me pidió que fuera con el y Vor a lo que negué ya que era una pésima idea que bajara, ya que de seguro la cosa estaba jodida y solo quería explorar por mi cuenta, así que los deje tranquilo. Ahora si,  mi sombra andaba de acá para allá mientras me terminaba la ensalada que me había traído, y luego de eso decidí comenzar a caminar y explorar por mi cuenta ya que de segura iba a encontrar algún lugar interesante en toda esta torre.

Comencé a ir en dirección opuesta, de la escalera por donde habían bajado los demás, para recorrer otros lugares de esta torre, pero sin antes tratar nuevamente de ver a través de mi sombra -Más oscuro el lugar imposible- dije soltando una pequeña risa, ya que enserio daba risa una torre que estaba más oscura que una cueva y que apenas veías tu nariz, para mi suerte pude ver (es decir no la jodan más que se pone loca, ahora veo todo perfectamente ) y eso me ayudo a no golpear o tirar nada. Puertas, pocas ventanas, algunas habitaciones con camas, en resumen nada interesante por ahora. -Mejor vuelve y yo sigo explorando el lugar- el sí fue mi peor respuesta que le pude haber dado, pero en fin, decidí volver y, de seguro, iba a salir de la torre para esperarla o podría esperar a lo demás, luego veré que hacer.

Acá cuento yo, sombra :3:

Me paso la manga por los ojos de manera brusca y con rabia, limpiando así las lágrimas que habían comenzado a caer desde que tuve certeza de que la noticia de Khaled sobre mi hermano era cierta. Todavía no consigo volver a mirarle a la cara, de hecho preferiría que no estuviese delante en este momento, preferiría quedarme a solas, sin tener que hablarle ni a él ni a nadie. Después de todo mi búsqueda ya ha perdido sentido, tras tanto tiempo queriendo recuperar a mi hermano. Primero quise sacarlo del infierno al que había sido arrastrado, y cuando salió, ya poseído por aquel demonio, quise que lo ayudaran a ser él de nuevo.

"¿Y ahora qué...? ¿cómo sigo después de esto?"

Atiendo vagamente a Khaled cuando dice que Lyosha no es una marioneta. Alzo un momento la mirada para observarla, viendo que de aspecto no parece un inferi ni nada por el estilo, no está "podrida", al menos en apariencia. Tampoco la conocí en vida, así que no puedo saber cómo era ella. Suena como si me incitase a hacer de Astaroth lo mismo que ha hecho él con su hermana. No, por muy bien que suene eso de volverlo a ver. No sería él, ¿o sí?. Por lo menos ya ha sembrado la duda en mí, pero prefiero mantenerme todo lo firme que me es posible estar en este momento. Mi voz no resulta tan fuerte como querría, se queda en una queja algo áspera y ronca. - Acabas de decir que mi hermano se ha ido. No quiero que nadie experimente con él, ni siquiera tú. - replico con ímpetu justo tras apartar la mirada de la mujer para clavarla en Khaled un instante. Espero no tener que arrepentirme de mis palabras. No sé si he mirado al nigromante por voluntad propia o porque él me ha pedido que lo haga, de una manera tan persuasiva que escapa a mi comprensión. Tampoco hubiese podido apartar la vista aunque quisiera, por mucho que me imponga su proximidad y presencia.

- ¿Cómo quieres que abrace un pecado que odio? El detonante de todo fui yo, por mucho que haya querido buscar culpables externos, que también los hay. - me pide casi imposibles, aunque sea cierto que cada uno de los que nombra tengan parte de culpa. Eliminarlo a todos (si pudiera, porque soy un tanto mierdas en esto de ser poderoso) tendría que incluirme a mi también. Lo habría hecho si con eso consiguiese algo, pero ahora... ahora sería inútil. No me pasa desapercibido que su "personalidad" de demonio es la que parece hablar ahora, al decir que le invocaron hace muchos años, mucho antes de que el maestro de la torre lo hiciese. Intento no dejarme intimidar por su presencia, mostrando cierto orgullo por lo conseguido por mi abuelo. - Khaled te llamó. Y se marchó al infierno con la calavera de nigromancia para poner fin al desastre que desató ese otro demonio...El Todo. He oído la historia mil veces. Él fue lo suficientemente fuerte para controlarte. - ojalá Astaroth lo hubiese sido. De repente el demonio hace gala de lo que es, estampando mi espalda contra la pared de manera brusca, alzándome del suelo. Antes ya costaba que me saliesen palabras, así que ahora mucho más, al tenerme sujeto por el cuello. No hace falta que jure que desearía matarme, al igual que a todos los de la torre, pero si alguien se lo impide es el nigromante que lo domina, no Fistandantilus, sino Khaled. Entonces caigo en algo, no sé si cierto o no, pero tendría su lógica.

- N-no debes...obediencia a otro sino a Khaled...él estaba primero. - Aprieto su mano con las mías para que me suelte, intentando que me deje hablar más en condiciones y no con voz ahogada. Y sí, lleva razón, el maestro de la torre me engañó, humilló y mutiló. Me robó la llave que traía como cambio por sus servicios, jamás tuvo intención de cumplir. El otro que debería morir, Setelah Barret, está desaparecido, aunque con un poco de suerte habría muerto ahogado en el puerto tras ser electrocutado por mí. Y la mujer...aquella mujer a la que mi hermano practicó el exorcismo por el que acabó así. Ella también es culpable. Demasiados. - Libraos del...viejo. - toso mientras forcejeo un poco más para que afloje, hablando ahora tanto al demonio como al nigromante. - Tomad posesión de la torre...lucharé con vosotros...- y no es una treta para que me suelte. Si antes dudaba sobre matar a Fistandantilus era sólo por la posible ayuda que pudiera brindarme. Eso ya no importa. Y ambos queremos lo mismo. Espero que con esto me baje al suelo, si no me deja en paz tendré que iniciar con él una pelea que no me conviene.

-Valyrio....no valkyrio...

Rectifiqué asi al drow tras cerrar los portones y recaer en sus protestas de que aquello les era desconocido en su subterraneo.

-Solo se apagará cuando se agote su combustible. Afortunadamente no habia mucha cantidad.

Respondo, retirandome de ahi para mirar a los recien llegados que quedaban presentes, pues el otro, el de la fugaz aparicion, se habia ido rapidisimo...con Akira. Y no parecia que para ponerse al dia de modo amistoso. Por mi perfecto.

Aunque Ilzt en principio parece querer ignorarlos, algo lo hace cambiar de opinion, y les da chachara mientras nos alejamos de ahi. En mi interior sigo pensando en que plan habra desarrollado ahora el maestro. Su retirada solo puede indicar un contraataque desde una posicion mas favorable para el.... La charla del drow solicitandoles informacion a los recien llegados sobre un conocido del pasado, me es totalmente ajena, por lo que no intervengo. Aunque escucho y me quedo con detalles, eso si.

El elfo otro de los dientes afilados habia expresado antes sus deseos de hacer tratos conmigo. O que pegaba, decia. Tenia curiosidad por saber que querian aunque debatir estas cosas en un escenario como este no me agradaba, me resultaba demasiado peligroso. Por fin las charlas vuelven a derroteros en los que yo tengo algo que aportar. Los escucharia silenciosamente hasta que hubieron expuesto todo lo que querian exponer. A lo primero, lo de ir a Bastion Hollow, parecio que encontraron su solucion en Ilzt, si este accedia. Por lo visto tenian algo a cambio que ofrecerle, relativo a su historia de antes.

-Un alma atrapada en el limbo. -mis ojos se desvian hacia el baston.

"es consciente de lo que hay ahi?"

-Puedo ayudarte, en tanto en cuanto me asegures que tus intenciones reales son esas y son desinteresadas. Eso si, no es facil... Necesitaré que me expliques el asunto con mayor profundidad. Reúnete conmigo en Stonehenge de aqui a una luna. Si no has puesto tus asuntos en orden en ese tiempo, de aqui a dos lunas.

Miro a Ilzt, pues tampoco me he olvidado de él. -Lo mismo va por ti. Tenemos eso pendiente, no me he olvidado. Os recomiendo que os marcheis de aqui ya antes de que Fistandantilus organice un contraataque. Yo voy a encargarme de cierto demonio que ha liberado con anterioridad...y que debe de estar por ahi causando destrozos. Venga, largo! Acordaos de lo que os he dicho.

Yo tenia intenciones de cumplir mis palabras. No tenia por qué no hacerlo. Pero ahora primaba actuar con logica y sensatez. Asi que me di la vuelta esperando que en el plazo de tiempo dado, todos fueramos capaces de poner nuestros asuntos en orden. Daria cuenta como pudiese del enorme demonio que Fistandantilus invocó para causar caos en los alrededores, y ya urdiría un plan para con el maestro de la torre. No podia seguir asi...pero el tiempo escaseaba. Una vez baje las escaleras me dirigi a la salida y abandone la torre rapidamente, rastreando a aquel demonio por las inmediaciones, esperando que no hubiese podido marchar muy lejos aun.

No presté mucha atención a cualquier tipo de conversación que hubieran seguido teniendo Roäc e Ilztvyll, tan ocupados como estaban en bromear sobre ofertas de nigromancia. Poco me importaba en aquel momento aquel tipo de humor. Tenía los nervios a flor de piel. Por primera vez, veía un posible final a varios años de intentar hacer algo con aquel asunto. Y la situación me hacía estar callado, más de la cuenta. El ruso me había corregido el nombre y me había dado datos sobre el fuego.

Sorprendentemente, tampoco me acababa de parecer vital saber como se llamaba ese fuego. Y durara lo que durara el fuego nos sería irrelevante si nos íbamos arriba. Habíamos subido arriba. Los tres. En la primera parte de la conversación no hubo participación por parte de Matvey, que era quien más me interesaba para el tema de Osten. En su lugar Roäc se encargó de seguir la conversación que yo había iniciado con Ilztvyll, sobre posibles negocios incumbiendo el regreso allí y la existencia de Ailanthus.

Le dijo demasiada información. Nada le habría impedido irse en aquel momento con la información que nos acababa de dar. -Olvida lo de incluir a más gente.- Fue una respuesta doble, tanto a Roäc para que se quitara idealismos de la cabeza, y a Ilztvyll para que no se marchara en aquel preciso instante. -¿Algo a objetar? No tenemos mucho más que hacer aquí.- Roäc me había guiñado el ojo. Yo lo miré quieto como una piedra.

Si queríamos salir de allí y llegar a tiempo lo último que me interesaba es perder mi tiempo. Solo había algo que pudiera interrumpir un poco mis prisas, oír a Matvey intervenir. Miraba al bastón mientras pronunciaba sus palabras. -No está ni en el otro lado ni este. Ni vivo ni… muerto. Del todo.- No sabía explicarlo. No me salían las palabras. Concretó un lugar de quedada -que no sabía donde estaba, ya me informaría- al cabo de unos treinta o sesenta días. Con alguna condición. -... No hay más razón para ello que permitir a mi hermano que… decida él mismo que quiere. Si irse donde le toca o si… volver.- El bastón ardía.

Luego concretó quedar con Ilztvyll, nos dio prisas y dijo que iría a buscar el demonio. Y se marchó antes de que alcanzara a formular una despedida. Luego me acerqué al drow sin añadir nada más, esperando a que moviera algún dedo. Así fuera para sacarnos a todos o irse él, en cuyo caso no le dejaría.

-Deberías haberte leído los términos y condiciones y todo eso. Que no hay derecho, que nadie se los lee. Uno acepta y no se da cuenta de si acaba de vender su alma. Muy mal, muy mal.- Proferí de respuesta al semielfo, hablando rápido. Casi como si quisiera desentenderme del tema, más que con la gracia usual: Me interesaba mucho más quitarme de encima lo que debía soltar. Que solté, sin recibir mucho comentario al respecto, más que miradas de aquellos que saben demasiado y se callan aún más.

Sala. Allí estábamos. Más miradas. El enano empezó a soltar sus discursitos sobre los negocios. Cualquier cosa, no sé qué lío familiar con no se cual hermano y… Que los llevaran a Bastion. Y así, como quien ni se fija, soltó que efectivamente el otro drow era “el hermano de quien buscaba”. Otro jodido Sreysnah. Lo cual era más que sospechoso, por eso de que Ailanthus no tenía hermanos. Pero no era nadie para hablar. Mi madre había dado a luz a más de nueve retoños y sería estúpido esperar que después de mi huida no hubiera tenido otros nueve más.

Más útil fue que me lo confirmara, reconfirmara e insistiera el otro. Si no me fiaba de este, el otro supo aportar varios detalles importantes. Su escaso humor. Nunca cambiarás, Anzus. Tu, tu mala ostia natural, tus intentos de chistes desgraciados… Alto. También, bastante, demasiado. Los Arken’rret (por contra de lo que pudiera parecer) eran altos como ellos solos, colosos, auténticos monstruos, siendo yo la gran excepción. Mi madre superaba los dos metros. Y muy poco arriesgo al decir que probablemente mi… Supuesto mellizo también. Pero en fin. Transporte rápido a Londres. A Bastion, según el otro.

-Allí… ¿Allí queréis? Eso es fácil. Muy fácil.- Les dije, con poca soltura. Poca gracia. Más serio que de costumbre. Si bien habían acertado al describirte, me… Parecía surrealista que pudieran realmente conocerte. Pero no tenía nada que perder, menos, acordado un momento u otro para quedar con Matvey. -Así pues… mes o dos, te los traigo a ellos y a mi mismo, y seguimos lo que debemos. Perfecto.

Esperaba que cumpliera con su palabra. Miré al frente y tenía al medioelfo cerca. Demasiado cerca, tendiendome una mano. Le acerqué la derecha, la que había perdido. Y tras estrecharlas me abrí mi espacio personal reculando con prisa. -Bastion, ¿No? Esa pocilga me la conozco. ¿Abajo, supondré?- Asintió el elfo rosa. -Pues ahí. Yo os llevo, todo bonito, todo fácil, todo… sencillo.- Guadaña en mano. Brilló la punta, con ese brillo interdimensional de los portales. Brillo ahora en toda la hoja. Segué el aire y se abrió ahí una grieta, una fisura en el mundo. Matvey se había ido.

Y nosotros también. Agarré a ambos muy repentinamente y los tiré a la grieta, y yo también.

Sigue igual de burlón que aquella vez, lo único que conozco de él es que se cargó Kumatori él sólo mediante sus conocimientos en nigromancia, enfocado en la rama de la demonología. Ahora os preguntareis ¿y el moñas éste como sabe que los nigromantes pueden optar por varias ramas? Sencillo, la magia no tiene un único camino lineal ni todas las magias son iguales, existen muchas y muy distintas, además de que en Japón te muestran un poco de todo, pero tú como mago debes de optar por un camino u otro, y dentro de ese camino, elegir la rama por la que estás interesado o la que mejor se te de, pero sobre las disciplinas de Japón, será mejor reservarlas para otra ocasión cuando me de por escribir un spin-off (¿así es como lo llaman?) de estos rarunos.

-Me es muy fácil recordar las caras de quien destruye pueblos, villas y ciudades, sobre todo de quien se carga a mi familia, amigos, me mutila -lo último iba a la súcubo en forma de puyita -y me como su carne -oh oh oh spoiler alert.

Durante mi ataque Pamela me pide que no lo mate hasta que Terumi responda a sus preguntas, me temo que no puedo prometer eso, pues vine aquí para asesinar, y una presa viva más preguntar tiene como resultado oportunidades de escapar, cosa que no pienso brindarle al nigromante.

Mi garrazo ha sido apenas efectivo al solo haber logrado un par de quemaduras solamente, dándole la oportunidad de que se burle de mi nuevamente al llamarme lento. El mago enemigo con unas dagas desenfundadas, me ataca con una de ellas. Esperabas lograr acertar tu ataque, pero soy yo… ¡Reflejos! No tardé demasiado en reaccionar y ver el tipo de movimiento que haría tras su finta esquiva, le agarro el brazo con la misma garra, con fuerza para que no se escape y sin perder de vista la otra daga. Cargo el brazo izquierdo con electricidad y la traspaso al arma para propinarle un golpe fuerte y aturdidor en el pecho –Pensaba que tú eras el lento…


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Bueno... veamos que dicen los dados ¿Stunea?

El miembro 'Kosuke Zekerasu' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Igual el… No sabía como se llama. La verdad. Yo no sé como se lo harán los malos de animes para recordar los nombres de sus enemigos, por muy insignificantes que sean. Yo no me sabía su nombre en aquel momento. Igual habría dicho Cacasuke. Ahora sé que no, que es Kosuke: Pero en aquel momento lo único que me preguntaba si “el niñato” (era el apodo más adecuado) sabría mucho o no de mi poder sobre los demonios. Y lo que eso podía significar.

Pero bueno, se acordaba de lo que hacía, y de que no usaba muertos. Porque alguno que otro me había acusado de usar muertos en mis ataques y me desagradaba que me consideraran ese tipo de nigromante. Aunque algo de su discursito me chocó. -Contando que el 99% de demonios que hay están con un cuerpo prestado, no creo que el canibalismo sea algo que me apetezca… Discutir aquí mismo. Eugh.

Igual estaba muerto de hambre. Porque claro, todos los niñatos tenían historias trágicas y hacían cosas horribles por tal de sobrevivir. Pero en fin: Mi ataque supuso un fallo y no pude hacer mucho por herirle, porque pronto me tuvo bien agarrado. Lo miré casi con… Poca pasión. Tal y como me daba una desgracia de un buen golpe en el pecho, con todos sus rayitos y sus cosas.

Soltó un mensaje irónico. Lo miré con cara de aburrimiento. Esperando a que se me acabara el debuff. -Yo pensaba que hacíais comentarios más ingeniosos, los héroes de hoy en día. Menuda pifia…

Por supuesto se enfadaría y me daría un golpe bastante fuerte y todo lo que solía venir después de un stuneo, lo típico. Quizás más adelante fluyera la emoción de la batalla por mis venas, pero por ahora necesitaba una dosis de… algo que me diera emoción por la batalla.