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Recuerdo del primer mensaje :
En este lugar se encontraba la Antigua Torre de hechicería que desapareció misteriosamente absorbiéndose a si misma durante una batalla contra las tropas androides de SAM.
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Ilztvyll Arken'rret
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No me gustaba como iban avanzando los hechos. Entiéndeme, querido Anzus. Es complicado seguirle la cháchara a un par de viejos y un vietnamita que poco o nada sabe de pronunciar. ¿Nunca has escuchado a los yayos cotilleando? Con sus voces rasposas, como quien tiene sarna en la garganta, y solo la puede sacar hablando. Lo del velo había sido explicado. Y digamos que yo tenía una clara opinión sobre ello. Aquella hez debía arreglarse, y preferiblemente, con un poquito de urgencia.
Y aunque el niñato se desentendía del tema con facilidad los dos viejos quedaban bien encerraditos en su mundo, venga hablar, venga hablar. Soy un hombre paciente. Pero me disgustaba que mi posición en aquellos momentos fuera tan secundaria. -Si, que llevan bastante tiempo, pero…- Susurraba desesperado. Jodidos aburridos. Que muy bien. Que estábamos en una zona con portales milenarios. Pero al ritmo que íbamos me daba la sensación que pasaban los años a cada segundo, tanto hablar, tanto hablar. Que si había que procurar solucionar lo del velo, que si usar conejillos de indias en otros portales, “¡Oh, Fistandantilus, hay que hacer algo!” “¡No, tenemos que invocar demonios!”
En el fondo parecían un matrimonio discutiendo. -¿No os podríais besar de una vez y dejar de perder el tiempo?- Eché una última mirada a Matvey, de esas intensas, sin razón aparente. Nada más lejos de la realidad. Pero eso no importa, muy pronto se puso Akira a sacar un bicharraco de esos del portal. No sin mucho efecto especial típico de una película Bollywoodiana. Particulillas aquí, destello allá, me cago en tu putísima madre tu y tus brillitos… Eh.
Para cuando normalicé la vista había un asqueroso y repugnante bicho ante él. Con sus tentaculillos. Estaba seguro que si hubieras estado allí me habrías dicho algo como “Mira, tu primo”. Con tu inocente y a veces cruel sentido del humor. De Akira me habían sorprendido sus cantos pero el bicho en cuestión dejaba algo que desear. Pero lo miré con mucho recelo porque tenía ese aspecto de ser revoltoso. E incluso puse la guadaña atravesada. Como simple, llana precaución. El egocentrismo de Akira me hizo bajar la guardia.
-Esperaba algo más que un aperitivo de ti.- No iba a callar mi opinión. La dije con aquella típica sonrisa de los de mi raza, esa que tu no sabías hacer ni aún intentándola con la mayor intención. Fistandantilus fue el siguiente el dar el paso al frente. Soñaba con la colaboración de los cuatro para sacar más cosas interesantes de allí. Yo empezaba a ver que me tocaba a mi. Y me temblaba el pulso. Sabes mejor que nadie porqué. Era más fuerte que entonces. Pero había jugado aquella vez y desde entonces consideré que debería haber sido hombre muerto. No conté con tu intervención…
Me devolvió a la realidad la frase de Fistandantilus. -Es mejor hacerlo antes de que sea demasiado tarde.- Era un aire pesimista, adecuado a la situación. Si realmente éramos tan pocos nigromantes en activo y dos de ellos tenían un pie ya en el otro barrio… Podríamos encontrarnos en problemas. No dudaba que Fistandantilus tuviera sus formas de evitar la muerte. Lo cual me apenaba, porque pensaba en que igual la torre…
Déjalo estar. Volví a esgrimir aquella sonrisa al ver que siquiera el viejo se salía con la suya. Un demonio mayor era su intención. Y un demonio menor fue todo lo que sacó de allí, casi como si su bastón hubiera sido un imán para atraerlo de dentro. Cubrió su evidente fracaso con una frase sobre que “todos eran válidos”. Entonces, y solo entonces, me di cuenta que era mi turno. Escabullirme una segunda vez podía ponerme en un grave aprieto. Apreté a Ogrim contra mi cuerpo como si necesitara la gigantesca guadaña para poder equilibrarme, como si la vitalidad infundida por el lúgubre lugar se hubiera esfumado en cuestión de segundos. Miré el portal, miré al resto y susurré algocomo -Ah, demonios. Sí. Demonios… Saco uno, todos felices...
Me costaba algo hablar. Caminé. Con miedo a caerme. Hacia delante del portal. Su tentadora nebulosa, una maravilla de belleza incomprensible. Pensaba en aquella aberración. Aquellos ojos, aquella carne ajena, aquel terror infundido solo con su mirada… Pero eso ahora era secundario. No debía dejar una debilidad tan obvia a quien fuera que me encontrara en aquel mortal al inframundo. Hice girar a la guadaña mientras recitaba unos versos en una voz tan débil que casi pudiera parecer el mismo silencio hecho palabra. Con precaución. No quería nada especial, me iba a centrar en el primer demonio que supiera que iba a poder controlar. La tentación de probar algo mayor era grande. Pero era evidente en mi porte que no estaba capacitado para ello.
Golpeé el suelo con fuerza cuando encontré a mi víctima. Más versos. Todo lo que se oiría de caras a un mortal sería una palabra sencilla. -Magistelo…- Y este hizo acto de presencia a través del portal, como una sencilla sombra oscura. Al principio fiera, en un rostro oscurecido se esbozaba una vil y rebelde sonrisa… ¿O tal vez una en exceso tentadora? Algo de todo aquello me llamaba y me arrastraba, despertando en mi sentimientos que creía casi enterrados. Pero no iba a dejar engañarme. ¿Sabes qué era aquella cosa, Anzus? Un demonio puto. Igual que su aspecto fuera tan humano, cubierto, que daba paso a cierta ambiguedad… Contribuyó a que no lo temiera. Su forma nítida era, en el fondo, muy simplista.
No sé si fueron mis palabras o si fue su propia convicción. Pero sus ojos brillaron casi con interés servil. Era tal su naturaleza. Salió del portal ya cazibajo y con su escasa altura -pocos centímetros mayor a mí- se presentó como el más bajo de los demonios. Pero su poder no residía en su fuerza directa. Ahora su rostro ya no tenía aquella sonrisa: Una máscara lo cubría. -Ah… Este puede desencadenar unos dramas más que jugosos. ¿No os parece?- Quizás, lo había escogido a él por ser mucho más manejable. Quizás porque era cobarde. O quizás porque en el fondo, no quería una bestia descontrolada y destructiva.
Y aunque el niñato se desentendía del tema con facilidad los dos viejos quedaban bien encerraditos en su mundo, venga hablar, venga hablar. Soy un hombre paciente. Pero me disgustaba que mi posición en aquellos momentos fuera tan secundaria. -Si, que llevan bastante tiempo, pero…- Susurraba desesperado. Jodidos aburridos. Que muy bien. Que estábamos en una zona con portales milenarios. Pero al ritmo que íbamos me daba la sensación que pasaban los años a cada segundo, tanto hablar, tanto hablar. Que si había que procurar solucionar lo del velo, que si usar conejillos de indias en otros portales, “¡Oh, Fistandantilus, hay que hacer algo!” “¡No, tenemos que invocar demonios!”
En el fondo parecían un matrimonio discutiendo. -¿No os podríais besar de una vez y dejar de perder el tiempo?- Eché una última mirada a Matvey, de esas intensas, sin razón aparente. Nada más lejos de la realidad. Pero eso no importa, muy pronto se puso Akira a sacar un bicharraco de esos del portal. No sin mucho efecto especial típico de una película Bollywoodiana. Particulillas aquí, destello allá, me cago en tu putísima madre tu y tus brillitos… Eh.
Para cuando normalicé la vista había un asqueroso y repugnante bicho ante él. Con sus tentaculillos. Estaba seguro que si hubieras estado allí me habrías dicho algo como “Mira, tu primo”. Con tu inocente y a veces cruel sentido del humor. De Akira me habían sorprendido sus cantos pero el bicho en cuestión dejaba algo que desear. Pero lo miré con mucho recelo porque tenía ese aspecto de ser revoltoso. E incluso puse la guadaña atravesada. Como simple, llana precaución. El egocentrismo de Akira me hizo bajar la guardia.
-Esperaba algo más que un aperitivo de ti.- No iba a callar mi opinión. La dije con aquella típica sonrisa de los de mi raza, esa que tu no sabías hacer ni aún intentándola con la mayor intención. Fistandantilus fue el siguiente el dar el paso al frente. Soñaba con la colaboración de los cuatro para sacar más cosas interesantes de allí. Yo empezaba a ver que me tocaba a mi. Y me temblaba el pulso. Sabes mejor que nadie porqué. Era más fuerte que entonces. Pero había jugado aquella vez y desde entonces consideré que debería haber sido hombre muerto. No conté con tu intervención…
Me devolvió a la realidad la frase de Fistandantilus. -Es mejor hacerlo antes de que sea demasiado tarde.- Era un aire pesimista, adecuado a la situación. Si realmente éramos tan pocos nigromantes en activo y dos de ellos tenían un pie ya en el otro barrio… Podríamos encontrarnos en problemas. No dudaba que Fistandantilus tuviera sus formas de evitar la muerte. Lo cual me apenaba, porque pensaba en que igual la torre…
Déjalo estar. Volví a esgrimir aquella sonrisa al ver que siquiera el viejo se salía con la suya. Un demonio mayor era su intención. Y un demonio menor fue todo lo que sacó de allí, casi como si su bastón hubiera sido un imán para atraerlo de dentro. Cubrió su evidente fracaso con una frase sobre que “todos eran válidos”. Entonces, y solo entonces, me di cuenta que era mi turno. Escabullirme una segunda vez podía ponerme en un grave aprieto. Apreté a Ogrim contra mi cuerpo como si necesitara la gigantesca guadaña para poder equilibrarme, como si la vitalidad infundida por el lúgubre lugar se hubiera esfumado en cuestión de segundos. Miré el portal, miré al resto y susurré algocomo -Ah, demonios. Sí. Demonios… Saco uno, todos felices...
Me costaba algo hablar. Caminé. Con miedo a caerme. Hacia delante del portal. Su tentadora nebulosa, una maravilla de belleza incomprensible. Pensaba en aquella aberración. Aquellos ojos, aquella carne ajena, aquel terror infundido solo con su mirada… Pero eso ahora era secundario. No debía dejar una debilidad tan obvia a quien fuera que me encontrara en aquel mortal al inframundo. Hice girar a la guadaña mientras recitaba unos versos en una voz tan débil que casi pudiera parecer el mismo silencio hecho palabra. Con precaución. No quería nada especial, me iba a centrar en el primer demonio que supiera que iba a poder controlar. La tentación de probar algo mayor era grande. Pero era evidente en mi porte que no estaba capacitado para ello.
Golpeé el suelo con fuerza cuando encontré a mi víctima. Más versos. Todo lo que se oiría de caras a un mortal sería una palabra sencilla. -Magistelo…- Y este hizo acto de presencia a través del portal, como una sencilla sombra oscura. Al principio fiera, en un rostro oscurecido se esbozaba una vil y rebelde sonrisa… ¿O tal vez una en exceso tentadora? Algo de todo aquello me llamaba y me arrastraba, despertando en mi sentimientos que creía casi enterrados. Pero no iba a dejar engañarme. ¿Sabes qué era aquella cosa, Anzus? Un demonio puto. Igual que su aspecto fuera tan humano, cubierto, que daba paso a cierta ambiguedad… Contribuyó a que no lo temiera. Su forma nítida era, en el fondo, muy simplista.
No sé si fueron mis palabras o si fue su propia convicción. Pero sus ojos brillaron casi con interés servil. Era tal su naturaleza. Salió del portal ya cazibajo y con su escasa altura -pocos centímetros mayor a mí- se presentó como el más bajo de los demonios. Pero su poder no residía en su fuerza directa. Ahora su rostro ya no tenía aquella sonrisa: Una máscara lo cubría. -Ah… Este puede desencadenar unos dramas más que jugosos. ¿No os parece?- Quizás, lo había escogido a él por ser mucho más manejable. Quizás porque era cobarde. O quizás porque en el fondo, no quería una bestia descontrolada y destructiva.
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Pamela Ackerman
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-Nada que decir, están buenas.
Me reía por dentro ante las palabras del drow, aunque su sonrisa daba mal rollo... Pero me hace gracia cuando me llama teñida, es un bicho gracioso, a decir verdad. Aunque tiene sus cosas raras, muy raras.
Cuando ya nos levantamos preparándonos para entrar y tal el japo, que al final decido no llamar por ninguno de los nombres que me han dado, dice que se adelanta y de un salto acaba enganchado a la torre. "¿Y esto? ¿Superman existe? ¿Y no es americano? Increíble..." Abre la ventana cual espía, haciendo un agujero en el cristal, y después de un momento de comprobar las cosas por ahí dentro nos da vía libre.
-Sí que lo es, sí.
Respondo al comentario de Moth, y la sigo a la base de la torre, donde saca sus garras y se anima, imitando al Soul en su escalada. Yo uso mi látigo como ayuda, sujetándolo en los asideros que puedo alcanzar. Me quedo un poco detrás de Moth, dejando que el resto nos adelante, y al rato llegamos ambas a la ventana abierta, aunque se ve todo algo oscuro y tenebroso... ¿Podría iluminar todo esto con una pequeña tormenta eléctrica? Meh, si el nigromante está en sus cosas seguro que lo encontramos, todo rodeado de velas y lucecitas y chispas de yo qué sé que. Así que nada, me quedo con el resto, una mano en el látigo y la otra cerca de Moth, preparada por si voy a necesitar de mis poderes demoníacos.
Me reía por dentro ante las palabras del drow, aunque su sonrisa daba mal rollo... Pero me hace gracia cuando me llama teñida, es un bicho gracioso, a decir verdad. Aunque tiene sus cosas raras, muy raras.
Cuando ya nos levantamos preparándonos para entrar y tal el japo, que al final decido no llamar por ninguno de los nombres que me han dado, dice que se adelanta y de un salto acaba enganchado a la torre. "¿Y esto? ¿Superman existe? ¿Y no es americano? Increíble..." Abre la ventana cual espía, haciendo un agujero en el cristal, y después de un momento de comprobar las cosas por ahí dentro nos da vía libre.
-Sí que lo es, sí.
Respondo al comentario de Moth, y la sigo a la base de la torre, donde saca sus garras y se anima, imitando al Soul en su escalada. Yo uso mi látigo como ayuda, sujetándolo en los asideros que puedo alcanzar. Me quedo un poco detrás de Moth, dejando que el resto nos adelante, y al rato llegamos ambas a la ventana abierta, aunque se ve todo algo oscuro y tenebroso... ¿Podría iluminar todo esto con una pequeña tormenta eléctrica? Meh, si el nigromante está en sus cosas seguro que lo encontramos, todo rodeado de velas y lucecitas y chispas de yo qué sé que. Así que nada, me quedo con el resto, una mano en el látigo y la otra cerca de Moth, preparada por si voy a necesitar de mis poderes demoníacos.
Matvey Rasputín
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"conejillos de indias? No, el consejo no permitirá eso."
Mis normas ahi, en el interior de mi cabeza, eran claras y estaban asentadas. Pero estaba rodeado de nigromantes, que es lo mismo que estar en un nido de viboras, cosa que bien sé, y ademas Fistandantilus es el unico que conozco...en teoria. Y lo que conozco de él, no es halagüeño. Sin embargo pese a tener mis ideas claras asi como mis prioridades e intereses, no es algo que pueda mostrar abiertamente, asi, sin mas. Admiro la invocacion de Akira, sin duda, se destaca como un gran invocador de demonios.
No respondo a eso del empleo de conejillos de indias, ni tampoco a lo de eliminar la mediocridad de la sociedad mágica. Obviamente, no es algo con lo que yo esté de acuerdo. Pero a quien le importa? No soy un paladín descerebrado...soy descendiente de Rasputín, y se que las grandes empresas agitando una espada por lo justo y lo honesto no funciona. Las palabras, la hipnosis, llegado el momento de la verdad...podrán serme mas utiles. Asi que mi rostro sigue parco de emociones, cual piedra fria de ojos brillantes, contemplando las obras de mis compañeros.
Devuelvo la mirada a Ilzt cuando dice que por qué no beso a no se quien. Ah....
"porque haríamos velcro, obviamente"
Afortunadamente, no soy de la gente que suelta la primera broma que se le ocurre en voz alta. Mi capacidad bromista, totalmente desconocida y oculta. Desvio la intensa mirada del drow hacia Fistandantilus, que realiza su invocacion.Luego va el drow, que no lo hace mal a decir verdad. Mucho tiempo sin magia, habia dicho...
Era mi turno. En principio, no tenia motivos para negarme, para aparentar que no queria, que no estaba de acuerdo. En principio. Y ademas, queria comprobar la facilidad supuesta de aquel portal, por mi mismo. Asi que mirando el imponente plantel de demonios ya invocados di un paso hacia delante, con mi vara de roble dispuesta en una mano. Con la punta, grabé unos simbolos invisibles en el suelo. Runas, principalmente. Una inscripcion protectora. Era costumbre hacerla. Luego alcé la vista hacia el portal y en mi mente, comencé a recitar los versos de invocacion. Quería llamar a uno de los azotes... uno de los rangos bajos, no me interesaba nada portentoso.
Un susurro como un suspiro salio de mis labios, el nombre del demonio, pronunciado con la melodía y entonacion adecuada. La vorágine del portal se retorcio y en seguida aparecio ante nosotros la criatura.
Dio unos cuantos pasos, y se freno ante mi, clavando sus oscuros ojos de ebano en los mios. "Doblégate", fue la otra palabra que salio de mis labios. El demonio, no mucho mas grande que yo, algo asi como el de Fistandantilus, inclino su cuerpo hasta que su cabeza quedó a una altura inferior a la mia. Su sencillo nombre, sus silabas aun bailaban en mis labios y en sus oidos, en mi cabeza, dandome poder sobre él.
-No está mal...tampoco he notado un incremento en el poder de invocacion. Solo hace que sea casi tan sencillo como respirar el sacarlos de ahí.
Mis normas ahi, en el interior de mi cabeza, eran claras y estaban asentadas. Pero estaba rodeado de nigromantes, que es lo mismo que estar en un nido de viboras, cosa que bien sé, y ademas Fistandantilus es el unico que conozco...en teoria. Y lo que conozco de él, no es halagüeño. Sin embargo pese a tener mis ideas claras asi como mis prioridades e intereses, no es algo que pueda mostrar abiertamente, asi, sin mas. Admiro la invocacion de Akira, sin duda, se destaca como un gran invocador de demonios.
No respondo a eso del empleo de conejillos de indias, ni tampoco a lo de eliminar la mediocridad de la sociedad mágica. Obviamente, no es algo con lo que yo esté de acuerdo. Pero a quien le importa? No soy un paladín descerebrado...soy descendiente de Rasputín, y se que las grandes empresas agitando una espada por lo justo y lo honesto no funciona. Las palabras, la hipnosis, llegado el momento de la verdad...podrán serme mas utiles. Asi que mi rostro sigue parco de emociones, cual piedra fria de ojos brillantes, contemplando las obras de mis compañeros.
Devuelvo la mirada a Ilzt cuando dice que por qué no beso a no se quien. Ah....
"porque haríamos velcro, obviamente"
Afortunadamente, no soy de la gente que suelta la primera broma que se le ocurre en voz alta. Mi capacidad bromista, totalmente desconocida y oculta. Desvio la intensa mirada del drow hacia Fistandantilus, que realiza su invocacion.Luego va el drow, que no lo hace mal a decir verdad. Mucho tiempo sin magia, habia dicho...
Era mi turno. En principio, no tenia motivos para negarme, para aparentar que no queria, que no estaba de acuerdo. En principio. Y ademas, queria comprobar la facilidad supuesta de aquel portal, por mi mismo. Asi que mirando el imponente plantel de demonios ya invocados di un paso hacia delante, con mi vara de roble dispuesta en una mano. Con la punta, grabé unos simbolos invisibles en el suelo. Runas, principalmente. Una inscripcion protectora. Era costumbre hacerla. Luego alcé la vista hacia el portal y en mi mente, comencé a recitar los versos de invocacion. Quería llamar a uno de los azotes... uno de los rangos bajos, no me interesaba nada portentoso.
Un susurro como un suspiro salio de mis labios, el nombre del demonio, pronunciado con la melodía y entonacion adecuada. La vorágine del portal se retorcio y en seguida aparecio ante nosotros la criatura.
Dio unos cuantos pasos, y se freno ante mi, clavando sus oscuros ojos de ebano en los mios. "Doblégate", fue la otra palabra que salio de mis labios. El demonio, no mucho mas grande que yo, algo asi como el de Fistandantilus, inclino su cuerpo hasta que su cabeza quedó a una altura inferior a la mia. Su sencillo nombre, sus silabas aun bailaban en mis labios y en sus oidos, en mi cabeza, dandome poder sobre él.
-No está mal...tampoco he notado un incremento en el poder de invocacion. Solo hace que sea casi tan sencillo como respirar el sacarlos de ahí.
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El miembro 'Matvey Rasputín' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Vor'Kalth
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Cuando llegué a torre estaban la mayoría arriba o en proceso de llegar. Miré al que hacía unos instantes era medioelfo y, sin embargo, ahora ya era pollo natural de nuevo. Metí la mano en el saco mientras buscaba una forma más… adecuada de llegar allí arriba. Cuando pude ponerme al pie ya estaba tanto Kosuke como Adramelech allí subiditos. La criaja en proceso. La cual había sentido decir que hacíamos trampas.
-¡Anda que me esperan! Se enterar, tanta trampa, tanta trampa…- Gruñí y gruñí aún más. Cogí la pluma con cuidado. Aquella cosa debía poder reemplazar ese vacío existencial que me dejaba el no poder aprender a levitar con naturalidad, como hacían todos los bichos de la raza de mi padre. Incluso, muy desastrosamente, Dyos. Saqué la moneda como queriendo ver si me había respuesto. Le dejé otro mensaje, por supuesto: “Oye estás vivo???”
Y tras eso mandé a que el bastón viniera a por mi. Dejé que el bicho volara con esa sencillez con la que vuelan todos los bichos que vuelan. Yo abrí la mano y el bastón acudió a mi, que… Usaría en caso de que la pluma hiciera un poco el imbécil. Me concentré en ella con una mano mientras que con la otra me aseguraba de tener bien agarrado el bastoncillo. Y empecé a flotar. Me puse nervioso, como toda persona que no flota de forma diaria. Y como me puse nervioso pues empecé a flotar más, y más… Dentro de lo que cabía iba hacia arriba y hacia la torre. Aunque igual demasiado rápido. Empecé a mover las patas cual perro levantado y, entre una cosa y otra, acabé disparado contra la ventana.
Solo que unos centímetros más allá. Me comí de morros toda su negra y malrollera superfície y si no me caí hacia abajo fue porque el bastón, muy conveniente, hacía fuerza para mantenerme en el aire. Con cuidado, esfuerzo y lentitud me dejó de nuevo allí dentro. Me salía un hilillo de sangre de la nariz. Adra, tan autista como era de natural, se asomaba por la escalera mientras decía alguna cosa de trampas.
Me limpié un poco los morros y me puse de pie. Miré a los alrededores, los ojos brillando como era natural para un elfo negrata en ambientes oscuros y lúgubres, porque la luz que entraba por la ventana era casi más escasa de lo que tocaría. Empecé a chusmear a ver si encontraba algo de interés. No parecía el caso. Aún así cogí una especie de antorcha apagada y me la metí entre los pliegues de la ropa, y entonces me acerqué a Adramelech. -Qué, ¿Dónde quedar las cosas guays, tu que conocer esto? ¿Y nigromantes?- Aunque seguramente veía mucho mejor que cualquier otro ser allí presente la oscuridad de la torre tenía una naturaleza como muy… mágica. Tan densa que casi no podía travesarla con mis ojos. -Lo veo muy… negro…
-¡Anda que me esperan! Se enterar, tanta trampa, tanta trampa…- Gruñí y gruñí aún más. Cogí la pluma con cuidado. Aquella cosa debía poder reemplazar ese vacío existencial que me dejaba el no poder aprender a levitar con naturalidad, como hacían todos los bichos de la raza de mi padre. Incluso, muy desastrosamente, Dyos. Saqué la moneda como queriendo ver si me había respuesto. Le dejé otro mensaje, por supuesto: “Oye estás vivo???”
Y tras eso mandé a que el bastón viniera a por mi. Dejé que el bicho volara con esa sencillez con la que vuelan todos los bichos que vuelan. Yo abrí la mano y el bastón acudió a mi, que… Usaría en caso de que la pluma hiciera un poco el imbécil. Me concentré en ella con una mano mientras que con la otra me aseguraba de tener bien agarrado el bastoncillo. Y empecé a flotar. Me puse nervioso, como toda persona que no flota de forma diaria. Y como me puse nervioso pues empecé a flotar más, y más… Dentro de lo que cabía iba hacia arriba y hacia la torre. Aunque igual demasiado rápido. Empecé a mover las patas cual perro levantado y, entre una cosa y otra, acabé disparado contra la ventana.
Solo que unos centímetros más allá. Me comí de morros toda su negra y malrollera superfície y si no me caí hacia abajo fue porque el bastón, muy conveniente, hacía fuerza para mantenerme en el aire. Con cuidado, esfuerzo y lentitud me dejó de nuevo allí dentro. Me salía un hilillo de sangre de la nariz. Adra, tan autista como era de natural, se asomaba por la escalera mientras decía alguna cosa de trampas.
Me limpié un poco los morros y me puse de pie. Miré a los alrededores, los ojos brillando como era natural para un elfo negrata en ambientes oscuros y lúgubres, porque la luz que entraba por la ventana era casi más escasa de lo que tocaría. Empecé a chusmear a ver si encontraba algo de interés. No parecía el caso. Aún así cogí una especie de antorcha apagada y me la metí entre los pliegues de la ropa, y entonces me acerqué a Adramelech. -Qué, ¿Dónde quedar las cosas guays, tu que conocer esto? ¿Y nigromantes?- Aunque seguramente veía mucho mejor que cualquier otro ser allí presente la oscuridad de la torre tenía una naturaleza como muy… mágica. Tan densa que casi no podía travesarla con mis ojos. -Lo veo muy… negro…
Bastet Abad
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Todos estaban escalando, llegaban y de seguro pensaban que iban hacer ahora o de seguro se fueron a mirar cosas, yo me quede unos minutos sola observando el panorama la verdad no quería subir rápido a la torre así que deje que los demás lo hagan, para cuando por fin me decidí subir me saco las botas (Si se me rompen en el salto muero ¬¬) y con un poco de impulso de mis alas, aun escondidas en el saco, salte llegando rápidamente a la ventana para poder entrar. Cuando me di vuelta vi desde la ventada todo el bosque y el lugar en donde estuvimos, la verdad que es una vista hermosa para un lugar bastante tétrico, el viento soplaba y la copa de los arboles bailaban a su ritmo, algo muy lindo. Una vez adentro me puse las botas rápidamente, ya que el frío se hace notar afuera de la torre y adentro, y observo que Adra y Kosuke estaban hablando y de seguro irían por hay, yo decidí cerrar los ojos para que mi sombra los abra y poder ver algo mas, que con los ojos normales no se puede ver muchas cosas extrañas, pero solo sensaciones podía sentir algo extraño.
-Tengo una sensación extraña- me dijo de forma extraña, no puede sentir miedo ni frió, etc, pero este lugar es como que se lo generaba pero no dije nada ante eso, decido callarme y observar como los demás estaba entrando por la ventana. -Adra- la verdad no quería decir todo el nombre, espero que no se enoje al llamarlo así -¿Que hacemos?- no quería mandarme por mi cuenta, no soy tan tarada y mas en estos casos, esta vez necesitaba un guía para poder hacer las cosas bien y que mi curiosidad no sea mi peor castigo. Veo que el Drow le cuesta ver como a todos, eso es raro ya que ellos pueden ver mejor en la oscuridad, de forma rara cuando vi a través de mi sombra pude ver, no tan claro como siempre, pero podía ver no se si serviría de algo pero prefiero no mandarme ninguna macana y quedarme un poco en el molde.
No sabía que iba a pasar ahora, pero si sabía una cosa.... Las cosas se iban a poner feas a partir de ahora. Ahora que lo recordaba de seguro haya libros con muchos temas interesantes, tal vez pueda buscar uno referido con las sombras y su mundo tan amplio, pero lo mio no es robar, no es correcto, para mi sombra le daba igual ella si podía iba agarrar lo que fuese poderoso para mi beneficio algo que tampoco me gusta.
-Tengo una sensación extraña- me dijo de forma extraña, no puede sentir miedo ni frió, etc, pero este lugar es como que se lo generaba pero no dije nada ante eso, decido callarme y observar como los demás estaba entrando por la ventana. -Adra- la verdad no quería decir todo el nombre, espero que no se enoje al llamarlo así -¿Que hacemos?- no quería mandarme por mi cuenta, no soy tan tarada y mas en estos casos, esta vez necesitaba un guía para poder hacer las cosas bien y que mi curiosidad no sea mi peor castigo. Veo que el Drow le cuesta ver como a todos, eso es raro ya que ellos pueden ver mejor en la oscuridad, de forma rara cuando vi a través de mi sombra pude ver, no tan claro como siempre, pero podía ver no se si serviría de algo pero prefiero no mandarme ninguna macana y quedarme un poco en el molde.
No sabía que iba a pasar ahora, pero si sabía una cosa.... Las cosas se iban a poner feas a partir de ahora. Ahora que lo recordaba de seguro haya libros con muchos temas interesantes, tal vez pueda buscar uno referido con las sombras y su mundo tan amplio, pero lo mio no es robar, no es correcto, para mi sombra le daba igual ella si podía iba agarrar lo que fuese poderoso para mi beneficio algo que tampoco me gusta.
Akira Terumi
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No es necesario que rellene una página sobre las tensiones entre sexuales y de viejos que estuvieron en bandos distintos en la guerra de Fis y Mat. Porque eso del autismo, como bien sabréis, señores, es una cosa poco sana para la salud. Y mucho menos merecían mi atención tal panda de mancos.
Fis me decía que había sido cosa bastante sencilla sacar un bicho, y de hecho, lo había sido. -Si te soy sincero, no me parecería mal utilizarlo a diario. Algo más sencillo si que es, aunque esta invocación deja mucho que desear.- Lo dije con intención de picar al demonio. Me gustaba jugar con ellos. Ver sus monstruosos rostros retorcerse en muecas de rabia e impotencia. Sonreí con mucha altanería y no me equivocqué al hacerlo. Habría quedado fatal si ellos hubieran hecho alguna cosa medianamente decente.
-Esa es mi especialidad.- ¿Qué? Limpiaba pueblos de gente innecesaria en una regularidad bastante importante. Eso de ser villano comportaba rutinas muy pesadas. Pero sin embargo, lo que debía ser una gloriosa misión para sacar buenos pedazos de monstruos, acabó en un acto de mediocricidad y abrumadora inutilidad. Esperaba del señor de la torre un monstruo de colosales dimensiones. Y todo lo que salió de la puerta fue una negra, pinchada mierda en un palo.
Intentó remendar su error diciendo que todos eran válidos. Pero no me había pasado desapercibida que realmente él quería algo mayor. -Tssskkk…- Luego el drow hizo también algo de lo más triste. Lo vi temblar como si se fuera a cagar encima. ¿Y tanto ego mostraba antes? Tanta ceremonia y tanto embrollo para que, tan patético él, sacara algo de escasa categoría también. Un demonio puto. -Me parece que alguien ha pensado un poco con las partes bajas a la hora de sacar eso. Es que cuando uno está desesperado… Tsssssssssssssk
El ruso callado de la vida tampoco dijo mucho y también sacó otro, citando a mi compañero, panoli, de un portal que tantas oportunidades albergaba. Tanta runa y casi me esperaba ya algo decente, algo que no fuera un acto casi cómico. Mucho me equivocaba. Salió un animalillo de pasar por casa y dijo que era sencillo sacarlos. Pero no más poder. -Pero así se sacan más.-
Y así lo volví a demostrar. [como me tengo que ir a dormir] no hace falta que haga una explicación extensa sobre ello: Ponerme delante del portal, recitar palabras, etc etc, y de ahí salió una… Súcubo. Pero no una cualquiera. Una overpowered, muy mar sue, llamada Zerenitíh. Al menos en demoño.
-Podría acostumbrarme a esto…- Los miré como si cada vez me parecieran más inferiores. Yo me lo pasaba pipa.
Fis me decía que había sido cosa bastante sencilla sacar un bicho, y de hecho, lo había sido. -Si te soy sincero, no me parecería mal utilizarlo a diario. Algo más sencillo si que es, aunque esta invocación deja mucho que desear.- Lo dije con intención de picar al demonio. Me gustaba jugar con ellos. Ver sus monstruosos rostros retorcerse en muecas de rabia e impotencia. Sonreí con mucha altanería y no me equivocqué al hacerlo. Habría quedado fatal si ellos hubieran hecho alguna cosa medianamente decente.
-Esa es mi especialidad.- ¿Qué? Limpiaba pueblos de gente innecesaria en una regularidad bastante importante. Eso de ser villano comportaba rutinas muy pesadas. Pero sin embargo, lo que debía ser una gloriosa misión para sacar buenos pedazos de monstruos, acabó en un acto de mediocricidad y abrumadora inutilidad. Esperaba del señor de la torre un monstruo de colosales dimensiones. Y todo lo que salió de la puerta fue una negra, pinchada mierda en un palo.
Intentó remendar su error diciendo que todos eran válidos. Pero no me había pasado desapercibida que realmente él quería algo mayor. -Tssskkk…- Luego el drow hizo también algo de lo más triste. Lo vi temblar como si se fuera a cagar encima. ¿Y tanto ego mostraba antes? Tanta ceremonia y tanto embrollo para que, tan patético él, sacara algo de escasa categoría también. Un demonio puto. -Me parece que alguien ha pensado un poco con las partes bajas a la hora de sacar eso. Es que cuando uno está desesperado… Tsssssssssssssk
El ruso callado de la vida tampoco dijo mucho y también sacó otro, citando a mi compañero, panoli, de un portal que tantas oportunidades albergaba. Tanta runa y casi me esperaba ya algo decente, algo que no fuera un acto casi cómico. Mucho me equivocaba. Salió un animalillo de pasar por casa y dijo que era sencillo sacarlos. Pero no más poder. -Pero así se sacan más.-
Y así lo volví a demostrar. [como me tengo que ir a dormir] no hace falta que haga una explicación extensa sobre ello: Ponerme delante del portal, recitar palabras, etc etc, y de ahí salió una… Súcubo. Pero no una cualquiera. Una overpowered, muy mar sue, llamada Zerenitíh. Al menos en demoño.
-Podría acostumbrarme a esto…- Los miré como si cada vez me parecieran más inferiores. Yo me lo pasaba pipa.
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Khaled Svensson
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Nos habiamos tomado con calma el trayecto hasta aqui. Sin portales, no debia usarlos con Lyosha, no era buena idea. Sin nada. Mas que el silencio de nuestros pasos y la certeza de acercarnos cada vez mas a un nucleo de elevada energia demoniaca. Algo en mi pecho rebullia con mas fuerza cuando me acercaba al lugar de mi renacimiento....aunque no uno como lo habia sido el de mi hermana, eso estaba claro.
No fue necesario que llamasemos a la puerta, Fistandantilus no tenia que abrirme. Noté la presencia de los demonios que estaban invocando en el subterraneo, del mismo sitio del que sali yo.... pero tambien la presencia de otro demonio, mas arriba, en lo alto de la torre. Me pregunto que hará una criatura de su indole ahi arriba y no abajo donde estan reunidos los nigromantes...
"Todos de a una...."
No era el único que deseaba destrozar en ese instante, Khaled tambien quería. La cercania a la torre hacia que él estuviera mas silencioso que yo. Pero era como una pesada cadena diamantina que nunca me dejaba ir, él y su fuerza....
Atravesando la entrada a la torre, la puerta se cerró tras nosotros tan pesadamente como habia sido abierta.
-Hay demonios en el sotano, Lyosha, cuatro. Pero no son muy fuertes, y otro más arriba... no está desatado, su aura está ligada.
Una nueva energia demoniaca fluctúa, esta algo mas potente que las anteriores.
-No...cuatro no. Cinco son ahora.
Cinco demonios y probablemente fuese en aumento. No es que odiase a los nigromantes, pues tengo gran afinidad con uno de ellos, pero a los demonios...eso es otra cosa. Cobardes y traidores, todos ellos, desertores del gran plan. Se que Fistnadantilus esta alli, como no, siendo el maestro de la Torre, pero es que ademas, puedo reconocer su aura. Como tambien soy capaz de sentir la de Adramelech, ahi mas arriba, ahora que me concentro, junto a la presencia de aquel otro demonio...que haria alli Adramelech? No puede dejar de intrigarme su insistencia. Astaroth no está por aqui.
Guio a Lyosha conmigo, ella no habia estado aqui. Cuando llegamos a la sala de los portales, vislumbro lo que esos parias han estado haciendo. Aun recuerdo cuando fui arrancado del infierno, voluntariosamente casi, alegrandome de tal hecho, el dia que abrieron aquellas puertas.... una oportunidad que habiamos estado buscando hace tiempo. Tenia que saludar a todos aquellos nigromantes.
Envío una vision a sus cerebros, a sus volubles mentes....una vision de muerte y destruccion en la cual los demonios que han invocado se escapan de su control y los destrozan, regando las entrañas de todos ellos por el suelo de la sala de los portales. Con tanta nitidez y veracidad como la veo en mi mente, la deben de estar viendo ellos en las suyas. La vision se prolonga durante unos instantes, unos largos segundos. Ellos mismos pueden darse cuenta de que estan siendo atormentados por una falacia, pasados los primeros momentos....Luego dejo de hacer que vean aquello y miro al grupo. Ante mis ojos, todos aparecen decrépitos, no solo Fistandantilus. Y sus auras ennegrecidas, el que más y el que menos...la de Fistandantilus y Akira llaman mi atencion, por todos sus crimenes cometidos. Mis ojos vislumbran una furia abismal, contenida en dos pupilas y dos irises. Relumbran al mirar a los otros demonios. Conozco sus nombres, los conozco muy bien...los milenios y milenios dan para mucho.
-Estais llenando de chusma este sagrado recinto. Y...tenéis intrusos. Pero sois capaces de no haberos dado cuenta.
No fue necesario que llamasemos a la puerta, Fistandantilus no tenia que abrirme. Noté la presencia de los demonios que estaban invocando en el subterraneo, del mismo sitio del que sali yo.... pero tambien la presencia de otro demonio, mas arriba, en lo alto de la torre. Me pregunto que hará una criatura de su indole ahi arriba y no abajo donde estan reunidos los nigromantes...
"Todos de a una...."
No era el único que deseaba destrozar en ese instante, Khaled tambien quería. La cercania a la torre hacia que él estuviera mas silencioso que yo. Pero era como una pesada cadena diamantina que nunca me dejaba ir, él y su fuerza....
Atravesando la entrada a la torre, la puerta se cerró tras nosotros tan pesadamente como habia sido abierta.
-Hay demonios en el sotano, Lyosha, cuatro. Pero no son muy fuertes, y otro más arriba... no está desatado, su aura está ligada.
Una nueva energia demoniaca fluctúa, esta algo mas potente que las anteriores.
-No...cuatro no. Cinco son ahora.
Cinco demonios y probablemente fuese en aumento. No es que odiase a los nigromantes, pues tengo gran afinidad con uno de ellos, pero a los demonios...eso es otra cosa. Cobardes y traidores, todos ellos, desertores del gran plan. Se que Fistnadantilus esta alli, como no, siendo el maestro de la Torre, pero es que ademas, puedo reconocer su aura. Como tambien soy capaz de sentir la de Adramelech, ahi mas arriba, ahora que me concentro, junto a la presencia de aquel otro demonio...que haria alli Adramelech? No puede dejar de intrigarme su insistencia. Astaroth no está por aqui.
Guio a Lyosha conmigo, ella no habia estado aqui. Cuando llegamos a la sala de los portales, vislumbro lo que esos parias han estado haciendo. Aun recuerdo cuando fui arrancado del infierno, voluntariosamente casi, alegrandome de tal hecho, el dia que abrieron aquellas puertas.... una oportunidad que habiamos estado buscando hace tiempo. Tenia que saludar a todos aquellos nigromantes.
Envío una vision a sus cerebros, a sus volubles mentes....una vision de muerte y destruccion en la cual los demonios que han invocado se escapan de su control y los destrozan, regando las entrañas de todos ellos por el suelo de la sala de los portales. Con tanta nitidez y veracidad como la veo en mi mente, la deben de estar viendo ellos en las suyas. La vision se prolonga durante unos instantes, unos largos segundos. Ellos mismos pueden darse cuenta de que estan siendo atormentados por una falacia, pasados los primeros momentos....Luego dejo de hacer que vean aquello y miro al grupo. Ante mis ojos, todos aparecen decrépitos, no solo Fistandantilus. Y sus auras ennegrecidas, el que más y el que menos...la de Fistandantilus y Akira llaman mi atencion, por todos sus crimenes cometidos. Mis ojos vislumbran una furia abismal, contenida en dos pupilas y dos irises. Relumbran al mirar a los otros demonios. Conozco sus nombres, los conozco muy bien...los milenios y milenios dan para mucho.
-Estais llenando de chusma este sagrado recinto. Y...tenéis intrusos. Pero sois capaces de no haberos dado cuenta.
Lyosha Svensson
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Lo bueno de estar con Khaled es que no tiene esa incesante necesidad de establecer algún tipo de charla trivial y molesta. Durante el camino sólo estamos mi mente, mis recuerdos y yo; preguntándome si no debería haber hecho alguna siesta antes de venir aquí. La torre la podemos ver mucho antes de que estemos cerca y desde ya podía sentir la vibración que le erizaba la piel.
Los demonios y los revennant eran enemigos naturales. Por supuesto, los demonios de más bajo rango que siempre estaban en busca de la aprobación de alguien más o los mismos cazarecompensas. Pese a no haber usado los portales, acercarse a la torre le daba mala espina. No obstante, estaba con Khaled. No había manera de que pasara algo malo, a menos que se sacrificara. Se rió sola de su ironía.
Al entrar miró los pasillos notando la vibración que había. Al estar tanto tiempo abajo había hecho que sus sentidos se disparasen cuando ese tipo de energía estaba alrededor. Los dedos alrededor de su kopesh se crisparon al sacar el arma de su funda. La puerta se cerró pero la mujer no dio demasiada atención, sino que miró a su hermano.
-Ummm tenemos feria. ¿Arriba... abajo? El gran dilema- Murmuró riendose un poco, con un animo más bien jocoso. Ahora los nervios estaban congelados. Esos no le servían en batalla. A medida que avanzaba tras Khaled, Lyosha hacía un reconocimiento de la zona para saber con cuánto metal contaba en caso de tener que utilizar algún plan de escape.
Al llegar a la zona donde Khaled ha decidido hacer acto de presencia, Lyosha se posiciona a su lado y asume que está haciendo uso de sus lindos poderes por el gesto que se les queda en la cara a todos los presentes. La sonrisa que invade los labios de la mujer es de clara superioridad cuando su hermano empieza a hablar.
-De tin marín de dos pingüé,
Cúcara, mácara, títere fue,
Yo no fui, fue Teté,
Pégale, pégale, al quien fue-
Murmuró Lyosha, cantando una canción infantil que juzgaba a todos aquellos reunidos ahí.
Los demonios y los revennant eran enemigos naturales. Por supuesto, los demonios de más bajo rango que siempre estaban en busca de la aprobación de alguien más o los mismos cazarecompensas. Pese a no haber usado los portales, acercarse a la torre le daba mala espina. No obstante, estaba con Khaled. No había manera de que pasara algo malo, a menos que se sacrificara. Se rió sola de su ironía.
Al entrar miró los pasillos notando la vibración que había. Al estar tanto tiempo abajo había hecho que sus sentidos se disparasen cuando ese tipo de energía estaba alrededor. Los dedos alrededor de su kopesh se crisparon al sacar el arma de su funda. La puerta se cerró pero la mujer no dio demasiada atención, sino que miró a su hermano.
-Ummm tenemos feria. ¿Arriba... abajo? El gran dilema- Murmuró riendose un poco, con un animo más bien jocoso. Ahora los nervios estaban congelados. Esos no le servían en batalla. A medida que avanzaba tras Khaled, Lyosha hacía un reconocimiento de la zona para saber con cuánto metal contaba en caso de tener que utilizar algún plan de escape.
Al llegar a la zona donde Khaled ha decidido hacer acto de presencia, Lyosha se posiciona a su lado y asume que está haciendo uso de sus lindos poderes por el gesto que se les queda en la cara a todos los presentes. La sonrisa que invade los labios de la mujer es de clara superioridad cuando su hermano empieza a hablar.
-De tin marín de dos pingüé,
Cúcara, mácara, títere fue,
Yo no fui, fue Teté,
Pégale, pégale, al quien fue-
Murmuró Lyosha, cantando una canción infantil que juzgaba a todos aquellos reunidos ahí.
Moth
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La niña se baja de la ventana y mira a Pam, asustada. Había algo en la torre que le producía escalofríos, pero no sabía de donde provenía.
-¿Pam? ¿A dónde vamos ahora?
-¿Pam? ¿A dónde vamos ahora?
Kosuke Zekerasu
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Mientras ellos subían me estaba fumando un cigarrillo, el primero de todos fue Adramelech, seguido por Vor, rubia de bote, y Bastet. Escucho todo lo que les da por decir durante su... escalada (excepto Vor y Bastet que vinieron de la forma cómoda), la niña me acusa de hacer trampa, lo cual me la viene sudando un poco bastante.
Una vez que ya hemos subido todos, Adramelech me sugiere que olvide lo de la biblioteca y que vayamos directamente a por los nigromantes, pues el estar tiempo de más aquí puede ser fatal y se jodería el factor sorpresa, es cierto que el ir de golpe sorprenderá al enemigo pero... -No sabemos realmente en qué parte está, o si está sólo, entrar así por las buenas de frente lo único que garantiza es nuestra muerte -fue esa mi opinión, ¿realmente es buena idea entrar a atacar así? Miro hacia la escalera, que dan para los pisos inferiores, se me presentan tres opciones: 1.- Subir y buscar la biblioteca; 2.- Bajar con ellos y jugarnosla a un todo o nada; 3.- Investigar un poco más el terreno.
La gente se impacienta, Vor preguntando donde hay cosas y la ubicación de los nigromantes y la alada más de lo mismo (ah sí, ¿como se que Bastet es alada? pues practicamente porque se quitó el saco de papas que llevaba en la espalda y usó sus alitas... ¡CAPITÁN OBVIO ATACA DE NUEVO!), las opciones en mi mente son claras y ya he decidido sobre qué hacer -A partir de aquí, si cada uno quiere ir a su bola, podrá hacerlo, si queréis bajar a por los nigromantes, adelante, pero solo os puedo decir que vayáis con cuidado, por mi lado, voy a "dar un paseo" por aquí, investigaré un poco el terreno y en cuanto pueda me reuniré con vosotros, ya encontraré la manera de llegar... hay algo que me escama -instinto... la gente dice que las personas al ser seres racionales no lo tenemos, lo perdimos ¿pues sabes qué? que les jodan a los psicólogos que dijeron eso, pues es mi instinto el que me pide que no baje, que elija otro camino por mi cuenta. Decido finalmente poner un pié en la escalera -Adramelech, guíalos, que no se pierda nadie... y que tengan bien claro que el morir está prohibido -fueron mis últimas palabras cuando comencé a bajar las escaleras, bajando un par de pisos y encaminarme por los pasillos de éste oscuro lugar, creo una pequeña bola de luz, magia básica, de las primeras que aprendes para que ilumine un poco el camino, aunque tal vez por el hecho de haber usado ésta mierda de nivel 1 ya me hayan podido detectar, lo cual me coloca en posición de alerta pues desconozco los peligros que me esperan.
Una vez que ya hemos subido todos, Adramelech me sugiere que olvide lo de la biblioteca y que vayamos directamente a por los nigromantes, pues el estar tiempo de más aquí puede ser fatal y se jodería el factor sorpresa, es cierto que el ir de golpe sorprenderá al enemigo pero... -No sabemos realmente en qué parte está, o si está sólo, entrar así por las buenas de frente lo único que garantiza es nuestra muerte -fue esa mi opinión, ¿realmente es buena idea entrar a atacar así? Miro hacia la escalera, que dan para los pisos inferiores, se me presentan tres opciones: 1.- Subir y buscar la biblioteca; 2.- Bajar con ellos y jugarnosla a un todo o nada; 3.- Investigar un poco más el terreno.
La gente se impacienta, Vor preguntando donde hay cosas y la ubicación de los nigromantes y la alada más de lo mismo (ah sí, ¿como se que Bastet es alada? pues practicamente porque se quitó el saco de papas que llevaba en la espalda y usó sus alitas... ¡CAPITÁN OBVIO ATACA DE NUEVO!), las opciones en mi mente son claras y ya he decidido sobre qué hacer -A partir de aquí, si cada uno quiere ir a su bola, podrá hacerlo, si queréis bajar a por los nigromantes, adelante, pero solo os puedo decir que vayáis con cuidado, por mi lado, voy a "dar un paseo" por aquí, investigaré un poco el terreno y en cuanto pueda me reuniré con vosotros, ya encontraré la manera de llegar... hay algo que me escama -instinto... la gente dice que las personas al ser seres racionales no lo tenemos, lo perdimos ¿pues sabes qué? que les jodan a los psicólogos que dijeron eso, pues es mi instinto el que me pide que no baje, que elija otro camino por mi cuenta. Decido finalmente poner un pié en la escalera -Adramelech, guíalos, que no se pierda nadie... y que tengan bien claro que el morir está prohibido -fueron mis últimas palabras cuando comencé a bajar las escaleras, bajando un par de pisos y encaminarme por los pasillos de éste oscuro lugar, creo una pequeña bola de luz, magia básica, de las primeras que aprendes para que ilumine un poco el camino, aunque tal vez por el hecho de haber usado ésta mierda de nivel 1 ya me hayan podido detectar, lo cual me coloca en posición de alerta pues desconozco los peligros que me esperan.
Fistandantilus
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El demonio invocado anteriormente no me satisface en exceso, pero ha sido pura mala suerte, puesto que yo ya he demostrado ser capaz de mucho más a lo largo de mi dilatada experiencia como nigromante. Mantengo a mi esbirro cerca de mí, a la espera de órdenes. Efectivamente, tal y como dice el drow, debemos actuar antes de que sea demasiado tarde. - Tranquilo, Ilztvyll, nosotros somos maestros de la muerte en tanto en cuanto poseemos control sobre ella y el tiempo. - evidentemente no era un control absoluto, únicamente hay unas pocas maneras de ser inmortal, pero puede afirmarse que la magia negra que ostentamos consigue burlar a La Parca en más de una ocasión. O traer gente del otro lado, pero eso ya es otra historia.
- Haremos que reciban tal bofetada de cruda realidad que no les quedará otro remedio que apartar la vista de su estúpida guerra. Se enfrentarán a un problema mucho mayor. Entonces sí que se pondrá en marcha la selección natural de verdad. - después espero a que el elfo oscuro se aproxime al portal para hacer su parte. Debe probar el portal, al igual que el resto, comprobar que tiene el poder necesario como para obtener algo de él. Juraría que no va demasiado decidido, aunque tras unos momentos de expectación logra su cometido. Entorno los ojos haciendo que se marquen aún más mis arrugas, con una leve sonrisa torva al contemplar el tipo de demonio que había sacado. Desde luego al tipo no le falta sentido del humor. - Prueba a enviarlo a una aldea y será suficiente para sembrar el caos.- los demonios como los que ha sacado él también sirven para crear conflictos entre los propios humanos, tan celosos entre ellos. Ninguno de nosotros ha sacado un demonio demasiado especial. El turno de Matvey ha resultado similar, sin esfuerzo, tal como dice él. Carraspeo con cierta molestia porque me parece que está menospreciando el portal, con eso de que no ha notado ningún incremento de la fuerza.
"tal vez sea porque no le estás poniendo las ganas necesarias o porque no quieres reconocerlo pero envidias el lugar que he descubierto. Vanidoso Descendiente, como todos."
- Todavía no hemos explorado todas las posibilidades que ofrece, Matvey, no adelantes acontecimientos. Y como dice Akira, utilizado con mucha frecuencia o a diario nos ayudaría a traer hasta aquí a verdaderas hordas. No sólo de generales se componen los ejércitos, se necesitan peones. - y nuestros demonios lo eran. Tal vez el de Akira fuera un poco mejor, pero que tampoco se le suban los humos por ello. El jappnés parece más amante de los demonios que los otros dos, porque así sin más se anima a sacar otro, a pesar de que yo ya daba la ronda por terminada. Otro demonio de índole sexual, aunque más poderosa que el anterior. Espero que los mantengan a raya hasta que los soltemos a alguna población cercana.
Después, y de manera repentina, una horrible visión atormenta mi mente. No sólo la mía, también las de mis compañeros de invocaciones. La escena en la que estamos se convierte en una macabra estampa en la que los demonios desparraman nuestras entrañas como si nada. El poder de los seres infernales ha superado con creces al nuestro. Mis huesudas manos se aferran al bastón hasta que los nudillos se ponen blancos, mi respiración se vuelve agitada durante algunos segundos, hasta que identifico que no es más que un pueril juego por parte de Belial/Khaled, que acaba de hacer su aparición en escena. Este demonio me va a dar problemas, no debería osar a enfrentarme de ninguna manera. Alzo la voz de manera potente, con dureza, recriminando al demonio.
- No has sido traído hasta aquí para andar con burdos juegos ilusorios. Vuelve a hacer algo así contra el maestro que te ha invocado y no tardarás en regresar al agujero del que has salido. Podrías perder incluso al estúpido nigromante al que has estado unido, si es que aún queda algo de él. - cuestiono con desprecio, prestando ahora atención por primera vez a Lyosha, que canta una siniestra canción infantil. ¿De dónde ha sacado a esa?. El demonio se había marchado de la torre sin acompañante, pero durante estos meses ha tenido sus idas y venidas, así que puede haber conseguido a alguien durante este tiempo. Encajando piezas y observando mejor consigo hacerme una idea de lo que puede ser. No me gusta un pelo, no quiero que mi esbirro consiga más esbirros. Pero lo que más me llama la atención es la advertencia que da: intrusos. Tan ocupados estábamos con los portales que no hemos reparado en nada más. No sería la primera vez que se cuelan aquí, aunque otras veces fueron ayudados por mi repelente hermano. - Pues entonces encárgate tú también de limpiar esa chusma de la torre. No has venido aquí para estar de brazos cruzados. Localizadlos, ¡vamos! - ordeno al demonio y a la revenant, saliendo yo después de la sala de manera bastante veloz para mi edad. Ordeno también al demonio menor que me siga, informando al resto de nigromantes presentes en la sala que voy hacia los pisos superiores, a las escalinatas. Ya que hagan lo que quieran, seguirme o quedarse aquí.
El silencioso demonio que me sigue tiene el poder de hacer invisible a cualquiera, así que durante el ascenso por las escaleras desde las mazmorras le mando que me vuelva invisible hasta que yo lo solicite. Me detengo un instante contra el muro de piedra de las retorcidas escaleras, dejando que el ser pose su mano sobre mi hombro para hacer que mi imagen se desvanezca a los ojos de cualquiera. Así podré ver con antelación quiénes son los intrusos. Comienzo a subir con más calma al escuchar movimiento en niveles superiores, lo que me hace pensar que hay más de un par de personas. A uno de ellos no me lo voy a encontrar todavía, puesto que se ha desviado por el pasillo que conduce a otras estancias. Me encuentro con un estúpido y viejo conocido, el que vino suplicando que ayudase a su hermano. Hay que ser idiota para volver aquí. Recuerdo que prometí traerlo de vuelta tras las amenazas e insistencia de mi propio hermano. Pero tenía cosas más importantes que hacer que cumplir con esa promesa. El manco va a descubrir que no existen las segundas oportunidades. Una especie de drow raro lo acompaña, por ahora ni rastro de Fizban.
Un susurro para enviar al demonio menor contra Adramelech, con la sencilla orden de estrangularlo un poco para distraer al resto. El demonio vuela escaleras arriba como si de una telaraña de sombras se tratase, lanzándose al cuello del Svensson. Por mi parte decido aprovechar mi posición privilegiada para darle la bienvenida a la torre al drow extraño. La magia de sangre que empleo comienza a alterar su flujo sanguíneo, acelerando la velocidad a al que la sangre circula por su cuerpo, continuando después con una repentina y violenta hemorragia nasal que puede parecerle inexplicable en este momento. Es el punto inicial de la partida, pero deben empezar a comprender que no se sale bien parado de una visita a esta torre.
- Haremos que reciban tal bofetada de cruda realidad que no les quedará otro remedio que apartar la vista de su estúpida guerra. Se enfrentarán a un problema mucho mayor. Entonces sí que se pondrá en marcha la selección natural de verdad. - después espero a que el elfo oscuro se aproxime al portal para hacer su parte. Debe probar el portal, al igual que el resto, comprobar que tiene el poder necesario como para obtener algo de él. Juraría que no va demasiado decidido, aunque tras unos momentos de expectación logra su cometido. Entorno los ojos haciendo que se marquen aún más mis arrugas, con una leve sonrisa torva al contemplar el tipo de demonio que había sacado. Desde luego al tipo no le falta sentido del humor. - Prueba a enviarlo a una aldea y será suficiente para sembrar el caos.- los demonios como los que ha sacado él también sirven para crear conflictos entre los propios humanos, tan celosos entre ellos. Ninguno de nosotros ha sacado un demonio demasiado especial. El turno de Matvey ha resultado similar, sin esfuerzo, tal como dice él. Carraspeo con cierta molestia porque me parece que está menospreciando el portal, con eso de que no ha notado ningún incremento de la fuerza.
"tal vez sea porque no le estás poniendo las ganas necesarias o porque no quieres reconocerlo pero envidias el lugar que he descubierto. Vanidoso Descendiente, como todos."
- Todavía no hemos explorado todas las posibilidades que ofrece, Matvey, no adelantes acontecimientos. Y como dice Akira, utilizado con mucha frecuencia o a diario nos ayudaría a traer hasta aquí a verdaderas hordas. No sólo de generales se componen los ejércitos, se necesitan peones. - y nuestros demonios lo eran. Tal vez el de Akira fuera un poco mejor, pero que tampoco se le suban los humos por ello. El jappnés parece más amante de los demonios que los otros dos, porque así sin más se anima a sacar otro, a pesar de que yo ya daba la ronda por terminada. Otro demonio de índole sexual, aunque más poderosa que el anterior. Espero que los mantengan a raya hasta que los soltemos a alguna población cercana.
Después, y de manera repentina, una horrible visión atormenta mi mente. No sólo la mía, también las de mis compañeros de invocaciones. La escena en la que estamos se convierte en una macabra estampa en la que los demonios desparraman nuestras entrañas como si nada. El poder de los seres infernales ha superado con creces al nuestro. Mis huesudas manos se aferran al bastón hasta que los nudillos se ponen blancos, mi respiración se vuelve agitada durante algunos segundos, hasta que identifico que no es más que un pueril juego por parte de Belial/Khaled, que acaba de hacer su aparición en escena. Este demonio me va a dar problemas, no debería osar a enfrentarme de ninguna manera. Alzo la voz de manera potente, con dureza, recriminando al demonio.
- No has sido traído hasta aquí para andar con burdos juegos ilusorios. Vuelve a hacer algo así contra el maestro que te ha invocado y no tardarás en regresar al agujero del que has salido. Podrías perder incluso al estúpido nigromante al que has estado unido, si es que aún queda algo de él. - cuestiono con desprecio, prestando ahora atención por primera vez a Lyosha, que canta una siniestra canción infantil. ¿De dónde ha sacado a esa?. El demonio se había marchado de la torre sin acompañante, pero durante estos meses ha tenido sus idas y venidas, así que puede haber conseguido a alguien durante este tiempo. Encajando piezas y observando mejor consigo hacerme una idea de lo que puede ser. No me gusta un pelo, no quiero que mi esbirro consiga más esbirros. Pero lo que más me llama la atención es la advertencia que da: intrusos. Tan ocupados estábamos con los portales que no hemos reparado en nada más. No sería la primera vez que se cuelan aquí, aunque otras veces fueron ayudados por mi repelente hermano. - Pues entonces encárgate tú también de limpiar esa chusma de la torre. No has venido aquí para estar de brazos cruzados. Localizadlos, ¡vamos! - ordeno al demonio y a la revenant, saliendo yo después de la sala de manera bastante veloz para mi edad. Ordeno también al demonio menor que me siga, informando al resto de nigromantes presentes en la sala que voy hacia los pisos superiores, a las escalinatas. Ya que hagan lo que quieran, seguirme o quedarse aquí.
El silencioso demonio que me sigue tiene el poder de hacer invisible a cualquiera, así que durante el ascenso por las escaleras desde las mazmorras le mando que me vuelva invisible hasta que yo lo solicite. Me detengo un instante contra el muro de piedra de las retorcidas escaleras, dejando que el ser pose su mano sobre mi hombro para hacer que mi imagen se desvanezca a los ojos de cualquiera. Así podré ver con antelación quiénes son los intrusos. Comienzo a subir con más calma al escuchar movimiento en niveles superiores, lo que me hace pensar que hay más de un par de personas. A uno de ellos no me lo voy a encontrar todavía, puesto que se ha desviado por el pasillo que conduce a otras estancias. Me encuentro con un estúpido y viejo conocido, el que vino suplicando que ayudase a su hermano. Hay que ser idiota para volver aquí. Recuerdo que prometí traerlo de vuelta tras las amenazas e insistencia de mi propio hermano. Pero tenía cosas más importantes que hacer que cumplir con esa promesa. El manco va a descubrir que no existen las segundas oportunidades. Una especie de drow raro lo acompaña, por ahora ni rastro de Fizban.
Un susurro para enviar al demonio menor contra Adramelech, con la sencilla orden de estrangularlo un poco para distraer al resto. El demonio vuela escaleras arriba como si de una telaraña de sombras se tratase, lanzándose al cuello del Svensson. Por mi parte decido aprovechar mi posición privilegiada para darle la bienvenida a la torre al drow extraño. La magia de sangre que empleo comienza a alterar su flujo sanguíneo, acelerando la velocidad a al que la sangre circula por su cuerpo, continuando después con una repentina y violenta hemorragia nasal que puede parecerle inexplicable en este momento. Es el punto inicial de la partida, pero deben empezar a comprender que no se sale bien parado de una visita a esta torre.
Ilztvyll Arken'rret
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Tediosas y largas fueron las horas (¡Quizás exagere! No lo sé) que permanecimos allí abajo haciendo lo que a los nigromantes mejor se les da: Dar por saco. Dar rabia. Sé que mis historias serán escuchadas, leídas, o sencillamente conocidas por pobres y anónimos oyentes. Y nos habrían tildado de los malos de la historia. Ah, bueno. ¿Y no es eso bonito, precioso, maravilloso, estupendo? Casi que no. Pero querido Anzus, ya conoces muy bien mi finalidad en la vida. Hagamos repaso de los monótonos ritos que tuvieron lugar en aquella cosa, por mera cortesía.
Primero teníamos al viejo viejo, es decir, el que más muerto estaba, asegurando nuestro poder por controlar muerte y tiempo. ¿Nunca te he hablado de ello, no? Aquel comentario me hizo quedar seco e inmóvil. Si es posible para un elfo oscuro, diría que me puse lívido ante ese comentario. ¡Tiempo, Anzus! ¡Tiempo! Decía que teníamos control sobre el tiempo. Algo se revolvió en mis tripas y durante unos momentos, solo escasos, sentí el desagradable ácido que precede una vomitera. Llámalo rabia. Llámalo lo que quieras. -¿El tiempo? Mucho me temo que, al final de todo, és lo único que debemos temer. Ni la muerte, ni los demonios, ni la misma putrefacción me asustan más que el tiempo. Es el último que estará allí, golpeando con un dedo su reloj, el día que nos llegue la hora.- Sentía que se me escurría de los dedos y que escapaba de forma inevitable, como quien intenta retener agua entre unos quebrados dedos.
Tiempo. Qué habría dado yo por poder también someterlo. Su próxima charlatanería devolvió todo color a mi rostro. -¿No crees que es hora de que el mal vuelva al trono que le pertenece?- Épocas de caos. Eso es lo que debíamos traer los que nos habíamos consagrado a esa bendita misión. También hizo un comentario ante el demonio que me acompañaba, a lo que devolví una sonrisa mordaz. -No es mala idea. Pero le intuyo mejor uso.- Más que su función de demonio ninfómano era por su sencilla servitud natural, poco común en seres de su índole. Lo primero que hice fue encasquetarle mis sacos de menos utilidad. Por mera, sencilla comodidad.
Me temo que el otro barbudo fue mucho más escaso en palabras, y por lo tanto, muy poco divertido de comentar. Callado, silencioso, sin mediar media palabra, con aquella seriedad natural y esa escasa interacción que generaba. Tan solemne como era (Me preguntaba si conservaría esa seriedad hasta al cagar) hizo sus propios honores con el portal. No sin antes mirar. De saber que pensaba, igual me habría arrojado por un portal. De los cerrados. Contra la pared. Y luego me habría dado una paliza gitanorusa. Luego de un ritual de poca monta sacó un demonio de poco montar, al que doblegó con maestría nigromántica. Pero no dejaba de ser basurilla.
Despreció el poder del portal. -Hoy está el asunto que arde, ¿Eh?- Comenté muy flojillo a Akira, mientras Fistandantilus aleccionaba a mi pobre Descendiente. Poco duró la calma. De repente nos acosó una visión breve llena de cosas asquerosas con las que no me enrollaré, porque me parece de lo más patético dar detalle de ello. Visiones. Visiones que igual me atormentaron en primera instancia, pero luego adiviné que eran poco más que burdas mentiras por la relativa calma de Vlosinssrigg ante la situación. Casi podía sentir al ente susurrarme que estaba siendo engañado. Pasado el trance vi un par de… A ver. A ver, permíteme la pausa. Podría dar largas descripciones de los dos individuos. Pero seamos sinceros, ¿Qué es el deber Ilztvyllano, cielo? ¿Describir realidades objetivas o ser más afín al perspectivismo y decir qué veía mi ojo de elfo oscurillo? ¡Bingo! Lo segundo.
Eran un par de mierdosos que, faltos de mejor hobby, habían pasado a regalar por trasero. Véase, dar por culo. Uno de ellos empezó a hablar con abrumadora familiaridad. Algo de intrusos. -Y como veo has sido una persona responsable y en extremo valiente y te has enfrentado a susodichos invasores, ¿No es así?- Comenté con un sarcasmo tan arraigado que casi pareciera que lo decía con verdadera ilusión. La otra,tras dejarme un poco la vista intentando leer el post por la letra/cursiva/colordeletra, cantaba una cosa rara. Arqueé la ceja. -Agradecería con larguísima sinceridad que la próxima vez te dirigieras a nosotros en un lenguaje que cualquiera pudiera comprender. Gracias, bellezón.- Sin embargo se había borrado la sonrisa. Lo cual daba tal vez ambigüedad a mis palabras. ¿Lo decía aquello con sinceridad? ¿O seguía siendo pura ironía?
No me volvió la mueca típica al rostro hasta pasado un rato. Fis hablaba con estos. Aparentemente uno de ellos, el hombre, era un demonio invocado por el mismo viejo. Y luego lo mandó a que fuera a hacer algo útil con su inútil vida. Decidí ir con él. Porque parecía el más enrollado de los presentes y porque, seamos sinceros, no me gustaba quedarme al lado de toda la marabunta que se había formado. Solo cuando nos hubimos alejado susurré a Fistandantilus, escaleras arriba, un comentario que expresaba mis muchos ascos. -Hay algunos perros que necesitan con urgencia un bozal en la boca, porque se dan libertades y muerden la mano que les da de comer.- No me gustaban los demonios. Por cosas así. De haber sido un afamado nigromante con una posesión tan digna como la torre, habría puesto de vuelta aquella entidad infame.
Él se hizo invisible. Yo subía cojeando, con Magistelo tras mía muy al tanto de que no rodara por los suelos en cualquier instante. Al subir las escaleras volví a ver aquella estúpida sonrisa que, a veces, se dibujaba bajo su máscara. Tentadora, ambigua. Como si estuviera intentando tentarme a mí. Gruñí y seguí mi ascenso, intentando no chocarme contra el invisible viejo que debía tener delante mía. Y entonces vimos los intrusos. Paré con prudente distancia para observar el panorama. Uno de ellos un hombre entre muchos, tal vez otro mago. El demonio de Fistandantilus se abalanzó contra él cual bestia. Y él, en su segura invisibilidad, debió atacar al escaso sujeto que acompañaba la otra figura. Con una FEROZ hemorragia nasal. Entorné los ojos. Había visto aquel chaval en… Sí.
Tenía un par de preguntas que hacerle. ¿Imaginarás el qué, no? Ah, Anzus… Ingenuo que eres. Aquella figura me importaba muy poco. Más lo hacía otra con la que parecía haberse relacionado. Por lo tanto que se parecía a ti, empezaba a creer en las más apasionadas noches que realmente eras tu. Pero dejemos eso de lado. Aún refugiado en la seguridad que las sombras me conferían susurré al demonio… -Magistelo, cúbreme. Mimetiza mis movimientos, haz ver que tu eres el que invocas la magia- El ser se adelantó. Y entonces descubrió su disfraz: Proyectó una ilusión que sería percibida por ambos contrincantes como la más agradable figura que pudieran imaginar en aquel momento, gracias a la capacidad del demonio de alternar entre súcubo e íncubo. La proyección debía ser lo suficientemente atractiva (y algo de magia suele tener, todo el asunto) como para evitar que mi posición quedara descubierta.
Refugiado entre las sombras de la torre, más densas por mi mandato, solidifiqué otras tantas del ambiente y las arrojé contra el estrangulado en forma de masa, como quien intenta aplastar a alguien. La intención de estas serían aprisionarlo y tratar de estrangularlo al modo de la boa constrictor. No es que únicamente controlara a Vlosinssrigg, si no que podía permitirme los grandes lujos de dominar otras oscuridades. Sin embargo la distancia hacía dificultosa la tarea. Las sombras eran lo suficientemente débiles como para poder ser dispersadas por lo que, por lo general, solía asustar a todo tipo de oscuridad. Y era consciente de ello. Pero todo villano ha de tener sus puntos débiles, me temo. Para que heroes de pacotilla como tu lo fuiste puedan triunfar una vez y otra…
¡Ah, triste historia! Monótona y convencional, que se repite en demasía... Los malos haciendo de malos, y los buenos, de buenos. Algo dentro de mí rezaba que ésta tuviera un final de esos cuentos que no se les suelta a los niños.
Primero teníamos al viejo viejo, es decir, el que más muerto estaba, asegurando nuestro poder por controlar muerte y tiempo. ¿Nunca te he hablado de ello, no? Aquel comentario me hizo quedar seco e inmóvil. Si es posible para un elfo oscuro, diría que me puse lívido ante ese comentario. ¡Tiempo, Anzus! ¡Tiempo! Decía que teníamos control sobre el tiempo. Algo se revolvió en mis tripas y durante unos momentos, solo escasos, sentí el desagradable ácido que precede una vomitera. Llámalo rabia. Llámalo lo que quieras. -¿El tiempo? Mucho me temo que, al final de todo, és lo único que debemos temer. Ni la muerte, ni los demonios, ni la misma putrefacción me asustan más que el tiempo. Es el último que estará allí, golpeando con un dedo su reloj, el día que nos llegue la hora.- Sentía que se me escurría de los dedos y que escapaba de forma inevitable, como quien intenta retener agua entre unos quebrados dedos.
Tiempo. Qué habría dado yo por poder también someterlo. Su próxima charlatanería devolvió todo color a mi rostro. -¿No crees que es hora de que el mal vuelva al trono que le pertenece?- Épocas de caos. Eso es lo que debíamos traer los que nos habíamos consagrado a esa bendita misión. También hizo un comentario ante el demonio que me acompañaba, a lo que devolví una sonrisa mordaz. -No es mala idea. Pero le intuyo mejor uso.- Más que su función de demonio ninfómano era por su sencilla servitud natural, poco común en seres de su índole. Lo primero que hice fue encasquetarle mis sacos de menos utilidad. Por mera, sencilla comodidad.
Me temo que el otro barbudo fue mucho más escaso en palabras, y por lo tanto, muy poco divertido de comentar. Callado, silencioso, sin mediar media palabra, con aquella seriedad natural y esa escasa interacción que generaba. Tan solemne como era (Me preguntaba si conservaría esa seriedad hasta al cagar) hizo sus propios honores con el portal. No sin antes mirar. De saber que pensaba, igual me habría arrojado por un portal. De los cerrados. Contra la pared. Y luego me habría dado una paliza gitanorusa. Luego de un ritual de poca monta sacó un demonio de poco montar, al que doblegó con maestría nigromántica. Pero no dejaba de ser basurilla.
Despreció el poder del portal. -Hoy está el asunto que arde, ¿Eh?- Comenté muy flojillo a Akira, mientras Fistandantilus aleccionaba a mi pobre Descendiente. Poco duró la calma. De repente nos acosó una visión breve llena de cosas asquerosas con las que no me enrollaré, porque me parece de lo más patético dar detalle de ello. Visiones. Visiones que igual me atormentaron en primera instancia, pero luego adiviné que eran poco más que burdas mentiras por la relativa calma de Vlosinssrigg ante la situación. Casi podía sentir al ente susurrarme que estaba siendo engañado. Pasado el trance vi un par de… A ver. A ver, permíteme la pausa. Podría dar largas descripciones de los dos individuos. Pero seamos sinceros, ¿Qué es el deber Ilztvyllano, cielo? ¿Describir realidades objetivas o ser más afín al perspectivismo y decir qué veía mi ojo de elfo oscurillo? ¡Bingo! Lo segundo.
Eran un par de mierdosos que, faltos de mejor hobby, habían pasado a regalar por trasero. Véase, dar por culo. Uno de ellos empezó a hablar con abrumadora familiaridad. Algo de intrusos. -Y como veo has sido una persona responsable y en extremo valiente y te has enfrentado a susodichos invasores, ¿No es así?- Comenté con un sarcasmo tan arraigado que casi pareciera que lo decía con verdadera ilusión. La otra,
No me volvió la mueca típica al rostro hasta pasado un rato. Fis hablaba con estos. Aparentemente uno de ellos, el hombre, era un demonio invocado por el mismo viejo. Y luego lo mandó a que fuera a hacer algo útil con su inútil vida. Decidí ir con él. Porque parecía el más enrollado de los presentes y porque, seamos sinceros, no me gustaba quedarme al lado de toda la marabunta que se había formado. Solo cuando nos hubimos alejado susurré a Fistandantilus, escaleras arriba, un comentario que expresaba mis muchos ascos. -Hay algunos perros que necesitan con urgencia un bozal en la boca, porque se dan libertades y muerden la mano que les da de comer.- No me gustaban los demonios. Por cosas así. De haber sido un afamado nigromante con una posesión tan digna como la torre, habría puesto de vuelta aquella entidad infame.
Él se hizo invisible. Yo subía cojeando, con Magistelo tras mía muy al tanto de que no rodara por los suelos en cualquier instante. Al subir las escaleras volví a ver aquella estúpida sonrisa que, a veces, se dibujaba bajo su máscara. Tentadora, ambigua. Como si estuviera intentando tentarme a mí. Gruñí y seguí mi ascenso, intentando no chocarme contra el invisible viejo que debía tener delante mía. Y entonces vimos los intrusos. Paré con prudente distancia para observar el panorama. Uno de ellos un hombre entre muchos, tal vez otro mago. El demonio de Fistandantilus se abalanzó contra él cual bestia. Y él, en su segura invisibilidad, debió atacar al escaso sujeto que acompañaba la otra figura. Con una FEROZ hemorragia nasal. Entorné los ojos. Había visto aquel chaval en… Sí.
Tenía un par de preguntas que hacerle. ¿Imaginarás el qué, no? Ah, Anzus… Ingenuo que eres. Aquella figura me importaba muy poco. Más lo hacía otra con la que parecía haberse relacionado. Por lo tanto que se parecía a ti, empezaba a creer en las más apasionadas noches que realmente eras tu. Pero dejemos eso de lado. Aún refugiado en la seguridad que las sombras me conferían susurré al demonio… -Magistelo, cúbreme. Mimetiza mis movimientos, haz ver que tu eres el que invocas la magia- El ser se adelantó. Y entonces descubrió su disfraz: Proyectó una ilusión que sería percibida por ambos contrincantes como la más agradable figura que pudieran imaginar en aquel momento, gracias a la capacidad del demonio de alternar entre súcubo e íncubo. La proyección debía ser lo suficientemente atractiva (y algo de magia suele tener, todo el asunto) como para evitar que mi posición quedara descubierta.
Refugiado entre las sombras de la torre, más densas por mi mandato, solidifiqué otras tantas del ambiente y las arrojé contra el estrangulado en forma de masa, como quien intenta aplastar a alguien. La intención de estas serían aprisionarlo y tratar de estrangularlo al modo de la boa constrictor. No es que únicamente controlara a Vlosinssrigg, si no que podía permitirme los grandes lujos de dominar otras oscuridades. Sin embargo la distancia hacía dificultosa la tarea. Las sombras eran lo suficientemente débiles como para poder ser dispersadas por lo que, por lo general, solía asustar a todo tipo de oscuridad. Y era consciente de ello. Pero todo villano ha de tener sus puntos débiles, me temo. Para que heroes de pacotilla como tu lo fuiste puedan triunfar una vez y otra…
¡Ah, triste historia! Monótona y convencional, que se repite en demasía... Los malos haciendo de malos, y los buenos, de buenos. Algo dentro de mí rezaba que ésta tuviera un final de esos cuentos que no se les suelta a los niños.
Pamela Ackerman
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Igual que si fuéramos amiguitos inseparables esperamos todos hasta que nos reunimos arriba, donde comienza el escalofrío que me recorre toda la espalda. Sí, estamos en una torre propiedad de un nigromante, sí, hace cosas sucias aquí. Pero… ¿es que han montado una fiesta de Halloween tardía?
No soy la única con malas sensaciones, Moth está asustada, y el japo de nombre vete a saber cuál se lo hace casi encima y huye hacia el lado contrario. "¿No eras tú el que pretendía avasallar a los nigromantes? Vaya postureo, sinceramente".
El caso, que me pongo en plan autista por un momento y cuento los demonios invocados, demasiados para esta mierda grupo que hemos montado. Desde aquí no puedo reconocer a ninguno, pero el Inframundo es grande, y mi compañía lujosa, no todos tienen el placer de conocerme (diva mode on).
Vuelvo en mí cuando siento movimiento cercano, nos han detectado, y vienen a por nosotros. Lo más suave que puedo empujo a Moth hasta la ventana, quedándome yo delante de ella, látigo en mano.
-Ya vienen. Si se pone fea la cosa, Moth, sal por la ventana y espérame en el bosque.
Poco después de esto el primer demonio aparece, ahogando al manco número 2. Claro que yo soy la única que puede verlo, que para eso tengo visión de auras. Con un rápido movimiento lanzo el látigo hacia él, aprisionando uno de sus brazos y tirando para que libere al Soul, pidiéndole disculpas mentalmente. Yo también he sufrido lo que es estar encadenada y obedecer órdenes, y por ese motivo es que he venido a buscar a la descendencia de tal condenado que me doblegó. Pero para eso necesito llegar hasta donde están el resto de nigromantes, o esperarlos aquí a que vengan a por nosotros.
-Eh peliazul, ¿no puedes hacer el truquito de las sombras ahora? Es un buen momento y tal.
Le digo a Bastet cuando aparece otro desgraciado con un demonio ilusorio, esperando que tal efecto no impida al resto defenderse, por que yo paso de salvarlos a todos vaya. "Eso también puedo hacerlo yo, pfff". Replico para mí misma por la orden del otro negrito de engañarnos con la apariencia de su esclavo, el pobre…
Par- Iltz
Impar- Er viejo
No soy la única con malas sensaciones, Moth está asustada, y el japo de nombre vete a saber cuál se lo hace casi encima y huye hacia el lado contrario. "¿No eras tú el que pretendía avasallar a los nigromantes? Vaya postureo, sinceramente".
El caso, que me pongo en plan autista por un momento y cuento los demonios invocados, demasiados para esta mierda grupo que hemos montado. Desde aquí no puedo reconocer a ninguno, pero el Inframundo es grande, y mi compañía lujosa, no todos tienen el placer de conocerme (diva mode on).
Vuelvo en mí cuando siento movimiento cercano, nos han detectado, y vienen a por nosotros. Lo más suave que puedo empujo a Moth hasta la ventana, quedándome yo delante de ella, látigo en mano.
-Ya vienen. Si se pone fea la cosa, Moth, sal por la ventana y espérame en el bosque.
Poco después de esto el primer demonio aparece, ahogando al manco número 2. Claro que yo soy la única que puede verlo, que para eso tengo visión de auras. Con un rápido movimiento lanzo el látigo hacia él, aprisionando uno de sus brazos y tirando para que libere al Soul, pidiéndole disculpas mentalmente. Yo también he sufrido lo que es estar encadenada y obedecer órdenes, y por ese motivo es que he venido a buscar a la descendencia de tal condenado que me doblegó. Pero para eso necesito llegar hasta donde están el resto de nigromantes, o esperarlos aquí a que vengan a por nosotros.
-Eh peliazul, ¿no puedes hacer el truquito de las sombras ahora? Es un buen momento y tal.
Le digo a Bastet cuando aparece otro desgraciado con un demonio ilusorio, esperando que tal efecto no impida al resto defenderse, por que yo paso de salvarlos a todos vaya. "Eso también puedo hacerlo yo, pfff". Replico para mí misma por la orden del otro negrito de engañarnos con la apariencia de su esclavo, el pobre…
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El miembro 'Pamela Ackerman' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Bastet Abad
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Escucho la pequeña charla que tiene Kosuke y Adra, la verdad Kosuke quería explorar el terreno antes de ir directamente a la locura y Adra quería ir directamente al grano, cosa que si Kosuke va solo la cosa se le iba a poner fea me iba a ofrecer para acompañarlo pero mi sombra me dijo que no lo haga que por las dudas me quede con los demás. De seguro tendrá algún motivo por el cual me diga eso, -Esta bien, confió en vos- le dije entre murmuro mientras observo la situación, Kosuke se va y Adra responde y comenta algunas cosas que le habíamos preguntado Vor y yo, Adra tiene motivos muy serios para estar acá cosa que lo entiendo y comprendo pero con lo de hermanos no ya que yo sepa no tengo ninguno, pero ante eso no voy a meterme yo solo lo que haré es ver que carajo pasa y el porque las sombras se alteran tanto.
"Este lugar esta muy oscuro, las sombras están más locas que la mía. ¿Que sucede?".
Pensé y me pregunte a mi misma cuando observaba al rededor, luego recuerdo que nombra a una aprendiz de pelo azul y me quede un poco desconcertada, "Espero que no crean que soy yo, solo por el color del pelo" me dije a mi misma, la verdad en pensar en eso me ponía un poco extraña. -¡BASTET, DEMONIOS!- me grito mi sombra y en dos patadas apareció un demonio que rápidamente agarro a Adra del cuello para estrangularlo, rápidamente no solo invoque a mi sombra sino también la de Adra ya que ahora la situación los necesitaba a ambos, pero por suerte la rubia pudo sacárselo de encima y salvarlo. Los dos se pusieron en la escalera atentos a que más podía venir, mientras cerraba mis ojos y miraba a través de mi sombra, cuando observo que a Vor le estaba sangrando la nariz "¿Pero porque ahora?".
La situación era cada vez más complicada ya que Adra se vio envuelto, nuevamente, en una masa oscura (A este si que lo quieren ver muerto ._.), pero observando más detalladamente veo a una.... ¿mujer? enserio las ilusiones son bastante jodidas pero son fáciles de distinguir, en mi caso si por las sombras sino estaría en la misma. -Vallan!- les grite a las dos sombras y pudieron entrar a la masa oscura tratando de sacar a Adra, dando patadas y golpes, y apartar lo que sea que fuera de el, pero algo raro estaba.... ¿escuchando?, no solo gritos de desesperación sino de dolor e ira, automáticamente comencé a observar para todos lados mientras miraba a través de mi sombra para ver quien era, pero no había nadie solo son las sombras del lugar que estaban alteradas por toda la cosa que estaba pasando. De golpe me quede quieta, sin decir nada, observando a la nada...
-BASTET!!!! Tenemos que irnos- me decía mi sombra, pero seguía en la nada misma, todos esos gritos me ponían mal hasta que vuelvo a tener los pies sobre la tierra y veo esa masa que trata de envolver a Adra y me acerco esta vez -Esto se esta poniendo loco, sombras- me puse en frente de Adra y con las dos sombras, no se que carajo hicimos, pudimos alejarla de nosotros entre golpes y patadas nuevamente, ademas las luces ayudaron un poco también. Ahora si que estábamos en una situación de locura, pero seguía con los ojos cerrados ya que podía ver un poco más a través de mi sombra y eso me ayudaba un poco. Me acerque a Vor ya que estaba sangrando y me estaba preocupando, -¿Hey necesitas ayuda?- le pregunte a Vor con tono preocupado -¿Necesitas que te cure o te traiga algo?- espere unos minutos para que me respondiera.
---------------------------------------------------------------------
Éxito= dos sombras, la de Adra (nuevamente) y la mía
Fallo= una sombra sola, osea la mía
"Este lugar esta muy oscuro, las sombras están más locas que la mía. ¿Que sucede?".
Pensé y me pregunte a mi misma cuando observaba al rededor, luego recuerdo que nombra a una aprendiz de pelo azul y me quede un poco desconcertada, "Espero que no crean que soy yo, solo por el color del pelo" me dije a mi misma, la verdad en pensar en eso me ponía un poco extraña. -¡BASTET, DEMONIOS!- me grito mi sombra y en dos patadas apareció un demonio que rápidamente agarro a Adra del cuello para estrangularlo, rápidamente no solo invoque a mi sombra sino también la de Adra ya que ahora la situación los necesitaba a ambos, pero por suerte la rubia pudo sacárselo de encima y salvarlo. Los dos se pusieron en la escalera atentos a que más podía venir, mientras cerraba mis ojos y miraba a través de mi sombra, cuando observo que a Vor le estaba sangrando la nariz "¿Pero porque ahora?".
La situación era cada vez más complicada ya que Adra se vio envuelto, nuevamente, en una masa oscura (A este si que lo quieren ver muerto ._.), pero observando más detalladamente veo a una.... ¿mujer? enserio las ilusiones son bastante jodidas pero son fáciles de distinguir, en mi caso si por las sombras sino estaría en la misma. -Vallan!- les grite a las dos sombras y pudieron entrar a la masa oscura tratando de sacar a Adra, dando patadas y golpes, y apartar lo que sea que fuera de el, pero algo raro estaba.... ¿escuchando?, no solo gritos de desesperación sino de dolor e ira, automáticamente comencé a observar para todos lados mientras miraba a través de mi sombra para ver quien era, pero no había nadie solo son las sombras del lugar que estaban alteradas por toda la cosa que estaba pasando. De golpe me quede quieta, sin decir nada, observando a la nada...
-BASTET!!!! Tenemos que irnos- me decía mi sombra, pero seguía en la nada misma, todos esos gritos me ponían mal hasta que vuelvo a tener los pies sobre la tierra y veo esa masa que trata de envolver a Adra y me acerco esta vez -Esto se esta poniendo loco, sombras- me puse en frente de Adra y con las dos sombras, no se que carajo hicimos, pudimos alejarla de nosotros entre golpes y patadas nuevamente, ademas las luces ayudaron un poco también. Ahora si que estábamos en una situación de locura, pero seguía con los ojos cerrados ya que podía ver un poco más a través de mi sombra y eso me ayudaba un poco. Me acerque a Vor ya que estaba sangrando y me estaba preocupando, -¿Hey necesitas ayuda?- le pregunte a Vor con tono preocupado -¿Necesitas que te cure o te traiga algo?- espere unos minutos para que me respondiera.
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Éxito= dos sombras, la de Adra (nuevamente) y la mía
Fallo= una sombra sola, osea la mía
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El miembro 'Bastet Abad' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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