Buckingham Palace

Estaba tranquilamente en la celda, acostado encima de mi cama con las piernas cruzadas ojeando muy entretenido una revista cientifica interesantisima sobre anatomia masculina que me paso otro reo. Cuando estoy por la mitad de la revista de tios macizos llaman a la puerta y entra un soldadito enfundado en su armadura creyendose alguien importante por obedecer ordenes superiores a darme la lata

- Eh levanta! Eamon te ha llamado! - le ignoro completamente sin mover ni un solo musculo para prestarle atencion - Tio! El jefe te necesita! - Sigo ignorandole, paso de malgastar saliva con un peon inutil - Pero...

Antes de que pueda decir nada, con toda la mala ostia que cabe en mi ser cierro la revista y le doy un golpe contra una mesita dejandola ahi y le echo una mirada que si se pudiera calcular en muertes, seria igualito a matarlo un millar de veces con un trillon de agujas de costura y no precisamente para hacer acupuntura medicinal. El tio empezo a temblar de miedo y a paartarse un poco hacia la puerta.

- Vas a hacer algo util o a seguir tocandome los huevos y poniendote en mi camino?

El guardia salio corriendo por la puerta, me levante riendome y sali de la celda cerrando la puerta con un golpetazo. Me dirigi al palacio refunfuñando, odiaba que me molestasen a esas puñeteras horas, claro como aqui nadie trabaja y se preocupa de la vida social de nadie. Entro al palacio y cerca de la sala donde me espera Eamon hay dos guardias aposentados impidiendo el paso.

- Por favor necesita una identificacion para...
- Estais en mi camino insectos - antes de que pudieran decir nada los agarre por sus cascos y los empuje violentamente contra la pared
- ...poder pasar... por favor entre...

Abri la puerta con cuidado y la cerre tras de mi. ahi estaba el Marques de Bientempujo con su traje y corbata y que jamas ha movido un dedo siquiera para darse placer, ni ha dado un palo al agua esperandome con su prepotencia tan natural. Respire y me acerque hasta junto suya a ver que coño de tripa se le ha roto esta vez al pesado.

- Me habeis mandado llamar, amo?

El fiasco de la reunión ha hecho que esté varios días rumiando los posibles errores que hemos cometido, desde el fallo de haberlos llamado para hablar hasta las condiciones que pudieron parecerles extremadamente duras. Está claro que son excesivamente tercos y orgullosos, no quieren recortes en sus libertades a cambio de detener los ataques hacia ellos. En mi opinión no era un mal pacto, pero hasta se negaron a aceptarlo a cambio de la cura del virus que nosotros mismos extendimos. A estas alturas ya deben haber muerto unos cuantos, a no ser que hayan encontrado solución por otro lado. Andreas y yo mantendremos la tregua sólo durante las fiestas navideñas, pero después se acabó. Y puede que se acabe antes, ya que me están comunicando por medio de una llamada que hay problemas en los campos que dirige Andreas y en una zona de Londres.

- ¿Qué? ¿una fuga en los campos de concentración? ¿Cómo no vais a ser capaces de atraparlos, sois idiotas? - me aparto el teléfono un momento de la oreja para insultar más al encargado de seguridad de allí, volviendo a ponerlo en la oreja para seguir escuchando. - Redoblen los esfuerzos, y envíen una patrulla con centinelas a Londres, no podemos permitir que se descontrolen por todos lados. Ah, y la tregua ha terminado. Ellos la han roto. - cuelgo el teléfono de manera agresiva, encendiéndome un cigarro para calmar los nervios mientras paseo de un lado a otro del despacho en el que me encuentro. Camino hacia la ventana para comprobar que el palacio sigue protegido por centinelas, dándome la vuelta en cuanto entra en el despacho uno de nuestros esclavos mágicos. Sus modales para con nosotros son los esperados, ninguna muestra de insurrección a la vista, pero nunca hay que fiarse de nadie.

- Erebo el dragón...cuánto tiempo sin requerir tus servicios. Sí, te he mandado llamar, pasa y siéntate. - le pido que tome asiento mientras yo hago lo propio, ofreciéndole un cigarro por si quiere fumar. A mi no me importa toda esa parafernalia de los ideales de no meter ni un ser mágico en la Alianza, no me importa en tanto en cuanto los pueda seguir utilizando y sepan bien cuále es su lugar. Sin traiciones todo sería perfecto.

- He pedido que acudas porque necesitamos a alguien con tu perfil para realizar varios trabajos. Por un lado nos vendría muy bien tu capacidad destructiva. Ambos salimos beneficiados, tú das rienda suelta a tu agresividad y nosotros obtenemos una ciudad y país más seguros y libres de seres mágicos insurrectos. En este momento hay un altercado en Londres, al parecer han roto la tregua y están creando caos. Los que patrullaban la zona dice que clamaban en nombre de los renegados. Hay que sofocar ese disturbio. Tendrás ayuda, por supuesto. Después de eso, si no sales demasiado herido, me gustaría que hicieses un trabajo más de bajo perfil. - hago una pausa para dar una  calada a mi cigarro, exhalando el humo hacia un lado muy lentamente. - Consistiría en espionaje en aquellos lugares frecuentados por los mágicos. Quiero saber qué se cuece últimamente, y sobre todo qué se dice de la reunión y qué ha sucedido con lo del SPM. Y si te ganas su confianza siempre puedes traernos nuevos compañeros ejcutores. ¿Qué me dices, serás capaz de hacerlo? - pregunto con tono retador, de manera que una respuesta negativa ponga en duda las capacidades que posee. O peor todavía...su lealtad.

Entro en la sala y tomo asiento, sentandome de piernas abiertas, echado hacia adelante y con la cara apoyada en un puño. Parece ser que me habian llamado porque necesitaban a un asesino sin escrupulos, con ganas de destruir todo a su paso sin que le importe una mierda lo que piense la gente que le mire y lo acaben excluyendo de la sociedad, o es lo que interprete de "necesitamos a alguien de tu perfil". Me ofrece de fumar, lo rechazo con la otra mano.

- Si, demasiado tiempo, en mi celda me empezaba a sentir como unos zapatos de boda

Quieren que aplaste una pequeña insurrecion en el centro de Londres, que guay, con soldados incompetentes que parecen muñecas de Famosa que se dirigen al portal. Que alegria y que gozo, como siempre me toca ahcer el trabajo que otros no son capaces de hacer aun siendo pagados. Suspire como quien trata de contener un "menuda mierda me va a tocar arreglar". Lo siguiente era mas mundano, despues de aplacar a los insurrectos y no ahber meurto en el supuesto intento, ir de espia de los magos, ir por donde ellos pululan, conocer gente y saber que dicen y opinan sobre cosas de la Alianza... que puñetero aburrimiento, al menos podria emborracharme en horas de curre. Lo que me sento como una patada en los huevos fue su "seras capaz de hacerlo?" con toda su puñetera arrogancia. Claro chaval, mientras tu chupabas la teta de tu madre, perdon, mientras otro ordeñaba a tu madre para que tu bebieras leche sin esfuerzo, yo llevaba una nacion con puño de acero.

- Dime lugar exacto de Londres y lo que ordenes estara cumplido en el menor tiempo posible, amo, pero en el segundo trabajo implicara que deje a un lado mi asco por el resto de los seres vivos y mis ganas de destruccion en pos de ser su "amigo" y saber todo lo que ocultan y taer gente para aqui... espero que tal gesta sea recompensada adecuadamente... solo pido al mejor de tus soldados una sola noche y me dare por satisfecho. Simplemente dime a donde debo de ir a aplastar a los insurrectos y que trabajar de perfil bajo merecera la pena y antes de que puedas echarme en falta, tendras noticias mias.

Guardo de nuevo el cigarro en la cajetilla cuando me lo rechaza, mejor para mí, menos gasto. Doy otra larga calada con calma, para que vea lo que se pierde. Después sonrío de lado por la analogía que hace para explicar su estado de bicho encerrado. Es lo que les pasa cuando están demasiado tiempo sin usar, se oxidan. También hay que sacarlos de vez en cuando de circulación, no vaya a ser que comiencen a conocer demasiada gente que pueda influenciarlos.

- Tranquilo, ahora estarás ocupado durante una buena temporada. Los renegados están haciendo estupideces, más de lo habitual. Han roto una tregua que pactamos, así que deben recibir su merecido.

Ahora es cuando espero que le haga efecto la pullita de si será capaz de hacerlo, ocultando un gesto de satisfacción extrema cuando responde tan rápido para aceptar el trabajo, sin demasiadas preguntas. - Están en la zona del Big Ben y el parlamento de Londres, no tengo muchos datos, pero deben ser aplastados cuanto antes. Nada de capturas, a matar. El centinela que te acompañe y las patrullas irán con las mismas órdenes.

"además, luego los atrapan y todo el rato están con sus estúpidos escapes. Qué pesadez..."

Las pegas al trabajo vienen con la segunda parte, por culpa de la asocialidad del dragón. Así nunca llegaría a ser un buen político, demasiado directo, demasiado sincero. - Sé que odias y tienes asco a la mayoría de las cosas que te rodean, pero tómalo como el trabajo de un actor. No hace falta que seas simpático, sólo que detectes a resentidos con el mundo, aquellos que tengan el mismo odio que tú tienes. Muéstrales que tienen una manera de canalizar ese odio y obtener beneficios por ello, sin castigos. Sé su guía hasta traerlos aquí. Luego te librarás de ellos. - Afirmo de manera convincente para que le quede claro que no quiero que haga amigos reales. Luego me pongo a buscar en mi móvil en los archivos de soldados, buscando alguno como carne de cañón para poder darlo de recompensa. Total, a mi ni me va ni me viene, y los jóvenes reclutas han aceptado servir al ejército en lo que haga falta. Encuentro tres o cuatro que pueden ser de su agrado, así que le muestro el móvil con las fichas técnicas de los soldados, foto incluida. - Mira, estos son jóvenes y fuertes, te ofrezco a dos de ellos para ti solo si consigues por lo menos a dos nuevos ejecutores para nuestras filas. Te ofrezco cuatro soldados si consigues cuatro, y así sucesivamente...¿Suficiente?

"tampoco te pases pidiendo...no hay que olvidar quién manda aquí"

- Te lo aseguro. Merecerá la pena. - guardo el móvil de nuevo, esperando que se haya quedado con ganas suficientes de hacer el trabajo al ver las fotos. - ¿Alguna pregunta más o alguna duda existencial? Espero que tu fidelidad no empiece a flaquear...sabes que todo irá bien mientras todo siga como hasta ahora.

Eamon me hace saber que estare el tiempo suficiente e indispensable fuera de mi celda porque estare ocupando aplastando idiotas que no saben donde se meten, ademas mi mision era bastante sencilla, ir al centro de Londres, donde su bonito reloj se empieza a caer a cachitos y matar sin cuartel, nada de prisioneros, solo cadaveres... lo que mas me gusta, los prisioneros dan dolor de cabeza, muertos son mas monos.

- Amo Eamon, moriran como deseas, pero al ver cadaveres la gente no se asustara y hara preguntas a la Alianza?

Me dice que para mi segundo trabajo, simplemente deje mi malhumor de lado y lo disfrace, que mire a quienes como asquean el mundo a su alrededor y los guie hasta Alianza demostrandoles que hay mejors maneras de usar su odio hacia los demas. Dicho esto se pone a juguetear con su movil y me enseña fotos de varios reclutas que me puedo llegar a ganar por un trabajo bien hecho, sonrio relamiendome y riendo de satisfaccion, al final merecia la pena tanto dolor y destruccion.

- Deberia traerte un ejercito nuevo entero solo por esto... me parece bien auqnue ya solo con dos de ellos ya estaria mas que contento - guarda su movil y hace una alusion a mi fidelidad - Amo Eamon, como debo mostrarte que estoy 100% bajo tu yugo y no tengo ninguna intencion de cometer una estupidez? Conoces mi odio, fiereza, crueldad y fuerza, en cualquier momento podria haber tratado de hacer algo en vuestra contra, pero solo un estupido muerde la mano que le da de comer. Estoy conforme con el trato, voy a Londres, mato a esos imbeciles y luego voy buscando candidatos a hacer algo util.

Me incorporo un poco en la silla para marchar en cuanto me de la orden y empezar a dar rienda suelta a mi lado mas violento y salvaje.

Entorno levemente los ojos, dando la última calada antes de aplastar el cigarro contra el cenicero. Me levanto lentamente de la silla, con una leve sonrisa a la que no acompañan mis ojos. La pregunta de lo que dirán los demás al ver los cuerpos no me ha hecho gracia, ninguna gracia. Apoyo las manos en la mesa, inclinándome sobre ésta para hablar a Erebo lentamente, arrastrando las palabras.

- ¿Acaso debe dar la Alianza explicaciones sobre cómo defiende a sus ciudadanos? ¿Debe explicar que ha matado terroristas de sangre mágica en defensa propia, para salvaguardar la paz? No, Erebo...no. En este caso el fin justifica los medios. Nadie condenaría a alguien que mata para defenderse, ellos han iniciado la agresión. Debemos mantenernos unidos, dudando de nosotros mismos no conseguiremos nada.

Salgo de detrás de la mesa, situándome a su lado para mirarlo desde arriba. Por el gesto que ha puesto al ver lo del móvil intuyo que le ha gustado la carne joven que le he mostrado, así trabajará más motivado. - Perfecto. Mantendré el trato de soldados, tenemos muchos. Si trabajas bien serás recompensado. La vida puede ser muy fácil si así se quiere. Los que se la complican es porque quieren. - me sitúo ahora detrás de él, apoyando mis manos sobre sus hombros, presionando más fuerte de la cuenta. Mi tono de voz se vuelve más bajo, un tanto ronco...hablar de fidelidad no es cualquier cosa. - Sí...sé de lo que eres capaz y conozco tu odio. Sé que eres uno de los mejores asesinos mágicos que han pasado por aquí, y que no te convencerán con absurdos ideales. Claro que somos la mano que te da de comer y que en caso de traición te azotaría. Sólo quería... asegurarme de que seguimos pensando lo mismo. Por el bien común.- aparto las manos de sus hombros, caminando después hacia la puerta para abrirle.

- Puedes irte. Quiero reportes de situación cuando sea posible.

Cuando pregunte si la gente podria acabar haciendo preguntas si empezaba a ver una montaña de cadaveres, Eamon se enfurecio bastante. Este hombre se tomaba bastante a pecho lo de ser un despota que seria capaz de destruir a medio mundo con tal de que lo que es suyo no sea tocado por absolutamente nadie. Pse que destruya lo que quiera, a mi mientras me deje romper cosas y no tenga que dar explicaciones de porque hay una pila sanguinaria de cadaveres donde he ido me importa lo mas minimo que hace con su vida y sus tierras.

Pronto se situo a mi lado para verme desde encima con mas altivez y prepotencia, se notaba que le gustaba dejar claro quien estaba por encima y quien por debajo, aunque yo no hacia mucho caso de ello, si el es prepotente yo tengo que andar con un calderito en el cubo para ir recogiendo el ego que se me va cayendo. Despues de decirme que si yo quiero la vida en la Alianza puede ser muy facil para mi, se situa a mis espaldas apoyandose en mis hombros haciendo presion, tratando de dejar mas claro quien tiene la mano ganadora y que quede aun claro si tenemos el mismo pensamiento todavia.

- Seguimos pensando igul amo, tu eres la mano que me da de comer y yo quien obedece, manteniendo la paz y el orden a cualquier precio aplastando a quien deshonra a mis amos...

Eamon dejo de hacer presion sobre mis hombros y se dirigio a la puerta para abrirla, dandome ordenes para marcharme. Me levante de la silla y camine hacia afuera. A la entrada del palacio volvieron a intentar pedirme pase, volviendo a acabar estampados contra la pared, no dan aprendido sobre lo que es no estar en mi camino. Me transformo en un dragon negro como la noche misma y levanto el vuelo en direccion al centro de Londres a buscar a mis presas.

El lagarto gigante suelta unas frases que por sí solas podrían probar su fidelidad, pero yo soy más de hechos que de palabras, y me gusta verlo en acción, dando rienda suelta a su agresividad. Sé que los magos defensores de la pureza de sangre también usaban dragones, y sé que uno de ellos (también un dragón negro), les acabó dando la espalda cuando ya lo le interesó más su asociación. No conozco los detalles que tienen que ver con aquel suceso, pero si pasó una vez bien podría pasar dos. La única persona de la que me fío soy yo mismo, ni siquiera los más allegados merecen toda la confianza.

- Así por fin la Alianza terminará dominando por completo, y reinará la paz. Paz, a través de la fuerza y la unidad. Ve, Erebo. Demuestra por qué te temen mágicos y no mágicos.

Mi esclavo abandona el lugar para ir a saciar su sed de sangre, mientras que yo vuelvo a llamar por teléfono para saber cómo va el problema de los campos. - ¿Todavía sin solucionar? ¿En serio? Voy a tener que ir para allá.

"¿Qué demonios hace WIlhelm, tocarse los cojones a dos manos?"

- ¡No me importa cómo, pero retenedlos! ¡No puede ser tan difícil impedir que se escapen! - cuelgo el telefóno frustrado y enfadado, pidiendo a mi asistente que saque el coche para llevarme hacia los campos. Si hoy consiguen escaparse no les servirá de mucho, han roto la tregua y eso provocará una reacción en contra. Abandono el palacio montado en coche y a gran velocidad, rumbo a los campos.

Llegue al palacio de Buckingham luego de un rato caminando, entre al lugar saludando a algunos soldados, mostrando mi identificación. Hable con la secretaria para que avisara que había llegado para dar el informe de lo que había sucedido y el porque de la tardanza en volver a la base. Intentaría hacer que Erebo quedara bien parado o al menos que su castigo sea mucho menor. Dejaría que Eamon se descargue conmigo en lugar de con Erebo.

Suspire al entrar al despacho del rubio ya que la secretaria me dijo que aun no había llegado y que lo esperara sentado adentro del lugar. Aun no estaba muy seguro de que decirle pero sabia que me echaría la culpa a mi. No me importaba que se descargara conmigo. Tan solo esperaba que no me despidieran por esto o que ya no me dejara ser el inspector de el dragón.

''Por favor, que no sea tan severo...''

Estaba acostumbrado a tratar con Andreas, por lo que podía soltarme un poco mas, habían sido pocas la veces que había hablado con Eamon y en la mayoría solo decía ''Si, señor'' o ''Por supuesto, señor'' y no pasaba a mucho mas que eso, pero Andreas estaba ocupado y Eamon era el encargado del ejecutor por lo que no podía hacer mucho mas que ir a hablar con él, mentirle en toda la cara, esperar por el castigo y volver al edificio para hablar con Erebo...Si era posible.

Trabajo y más trabajo. Apenas me había dado tiempo a pasarme por el discurso del nuevo capitán del ejército, el hermano de Andreas, pero fue lo justo para escuchar su emotivo discurso. He de reconocer que los Wilhelm tienen talento para la oratoria, se les da bastante bien. No he podido felicitarle en persona, pero le he mandado un mensaje al móvil diciéndole lo mucho que me ha gustado el discurso, y que pronto deberíamos reunirnos para organizar la estrategia militar, pues nuestros "departamentos" deben colaborar estrechamente. Los dos hermanos han ido a reunirse con el mercenario con el que hicimos negocio con la cepa del virus antimagia aquel, pero no es necesario que yo acuda a la reunión, ellos sabrán tratar. En lugar de eso regreso al despacho, para terminar de organizar algunas cosas.

Mi secretaria me informa de que hay un inspector dentro, alguno que supongo que ha venido a darme reporte en ausencia de Andres. No me hace gracia tener que encargarme yo de su trabajo, pero no queda otro remedio. Al entrar compruebo que es un inspector un tanto especial, no humano precisamente. Sonrío de manera enigmática, tomando asiento. - Hola, Bram. - sé el nombre del tipo en cuestión, pues uno de los modelos de androide más logrados del departamento de desarrollo.

- Supongo que vienes a darme el reporte de las acciones de los ejecutores, ¿no es así?. Andreas está ocupado, pero yo le informaré mañana o pasado. Bien, cuéntame a quiénes has vigilado estos días y qué acciones han realizado, sobre todo si han cumplido bien con su cometido, sin poner en peligro a nuestros ciudadanos.. También si has conseguido algún potencial ejecutor para el futuro.

Me quede un rato esperando a que Eamon se dignara a llegar. Ya comenzaba a arrepentirme de estar ahí, tal vez haya sido mejor esperar a que Andreas se desocupara, y que luego le pasaran el informe a el rubio cuando ya estuviera escrito o algo. Había comenzado a pensar seriamente en retirarme cuando llego.

''Mierda''

-Hola, señor. -Salude educadamente haciendo una pequeña reverencia con la cabeza. Asentí afirmando que venia a darle un reporte de las situaciones ocurridas- Así es, señor. Lo se, señor, la secretaria me aviso de que el señor Andreas estaba ocupado... En estos días me ordenaron buscar y vigilar solo a un ejecutor, Erebo. Cumplió con una de sus ordenes a la perfección, señor. Yo tarde mas de la cuenta en encontrarlo y no inmovilice para traerlo, incumpliendo tanto una orden de él como una mía, señor. Intento soltarse para poder cumplir con todo pero se lo impedí, mi orden principal era traerlo de cualquier forma y así lo hice...No busque a ningún otro ejecutor...Solo vigile al que me encargaron...Falle en una misión y lo reconozco. Debí luchar contra Erebo para poder traerlo, señor. El fallo en la misión de reclutar ejecutores fue solamente mi culpa. El arma tenia en vista a varios posibles ejecutores antes de que yo lo arrastrara conmigo. Por su parte, él cumplió con su otra misión encomendada que fue destruir a los mágicos en el Big Ben... Por lo que si alguien merece un castigo, ese soy yo, señor. Falle e hice que alguien mas fallara por mi culpa.

Hable seriamente en todo momento, sin una muestra de emociones y mirándolo a los ojos en todo momento. Si, había mentido y había recalcado que todo había sido culpa mía. Solo esperaba que no culpara a Erebo luego del discurso que acababa de darle. Solo esperaba mi castigo y que me hiciera volver al edificio.

Paso detrás de mi mesa para sentarme, encendiendo un cigarro con toda la calma del mundo, dándole una calada después. Lo escucho con actitud relajada, aunque él parece como preocupado. Se me hace raro eso de ver un androide preocupado, pero lo han hecho tan jodidamente bien que da grima pensar que sea una máquina. - Ahh...sí. Erebo. Lo envié a Londres a detener aquel ataque, aunque de eso ya han pasado bastantes días. Sí, ya sabía que ejecutó su misión adecuadamente, incluso ha salido en los periódicos de la Alianza. Excelente labor, díselo de mi parte. Él obtiene la destrucción que le gusta crear y la Alianza y la población obtienen paz y seguridad ante esos magos sanguinarios. - arqueo una ceja cuando Bram dice que ha fallado en la misión, cosa que no me parece que sea así. Doy otra calada al cigarro, echando el humo hacia un lado mientras entorno levemente los ojos analizando al androide.

- ¿Y qué más da que tardases un poco en traerlo? La labor del inspector es controlar que el ejecutor sea fiel a la Alianza, que luche contra los enemigos y que no dañe a los ciudadanos. Mientras cumplas con eso todo irá bien...- sentencio en tono enigmático, sonriendo levemente mientras lo miro a los ojos, a esos ojos de máquina que no dan pistas sobre lo que es.

"El castigo vendrá si deja de ser útil o imcumple cualquiera de las anteriores. Además, estas máquinas se pueden resetear si empiezan a dar mal funcionamiento por algún motivo"

- Así que varios posibles ejecutores...supongo que criminales humanos o simplemente seres mágicos que podían ser aptos para utilizarlos. Bueno, deja de lado esa misión. El ejército ya se encarga de nutrir de material mágico a los campos de concentración, de allí sacarán a posibles ejecutores. Tú encárgate de que los ejecutores hagan bien su trabajo y no se desvíen, y que tampoco establezcan vínculos con otros seres mágicos. No te centres sólo en Erebo, estamos escasos de inspectores y necesitamos que todos sean vigilados. Por ahora te encargarás de Erebo y de Jed. Andreas puede darte más información del último que he mencionado, pero lo que puedo decirte es que es humano, sin poderes mágicos. Era un criminal peligroso. En las próximas semanas deberéis patrullar la ciudad para mantenerla segura, y avisar de cualquier posible incidencia que surja, ¿entendido?. Ante todo recuerda que el que mandas sobre ellos eres tú, que no cuestionen tu autoridad en ningún momento.

Aplasto el cigarro contra el cenicero tras darle alguna que otra calada más, esperando unos segundos por si el ejecutor desea preguntar alguna cosa más. - Y hablando de cuestionar...dime, ¿te cuestionas tu realidad en algún momento? - pregunto con una mezcla de malicia y curiosidad, suponiendo que encontrará esta pregunta extraña.

Asentí con la cabeza por la misión de Erebo y me quede algo sorprendido al escuchar que no importaba que me haya tardado en encontrarlo o en traerlo, aunque mi semblante seguía siendo serio por dentro estaba bailando de felicidad. Escuche la nueva misión que me encomendaba para dentro de unas semanas. Me dio la información del otro ejecutor, Jed, aunque ya tenia toda la información necesaria. Asentí con la cabeza nuevamente, aunque no me interesaba supervisar a otro ejecutor pero era mi trabajo y debía cumplirlo como tal. Y aunque había pensado decirle algo como que Erebo tal vez necesitaría un inspector personal por ser el arma secreta decidí no meter la pata. Era mejor como estaba ahora.

-Si, señor, entiendo a la perfección...

Me trague mis palabras dejando mi mirada fija en sus ojos en todo momento. Pero de todos modos vi cada uno de sus movimientos. Me quede algo extrañado por la pregunta que me había hecho, no termine de comprender muy bien a que se refería con eso pero de todos modos respondí tranquila y seriamente.

-Claro que no, señor...¿Porque me cuestionaría eso, señor?...En verdad agradezco que la Alianza me haya salvado. Si no hubiera sido por ustedes habría muerto por culpa de aquellos mágicos por los que perdí a mi familia... -Apreté los puños al recordar aquel trágico suceso sucedido ya hace mucho tiempo atrás.

Entenderse con el androide está resultando fácil, sabe cuál es su sitio, sabe lo que tiene que responder y cuál es su misión. Casi me dan ganas de cambiar a todos los soldados humanos por un ejército de androides o de clones, que son más obedientes, listos y eficientes. Los otros tardan en aprender, a veces se quejan, piden días libres...en fin, que sólo les falta querer montar un sindicato de trabajadores. - Perfecto, veo que nos entendemos. Wilhelm puede estar satisfecho con su departamento de inspectores y ejecutores, al menos por ahora.- porque con otras cosas tiene problemas, como con el tema del chip inhibidor de magia o las fugas en los campos. La verdad es que le ha tocado uno de los ministerios más complejos.

Me levanto de la silla para caminar hacia delante de la mesa, apoyándome de espaldas con las palmas de las manos sobre el tablero. La pregunta no parece desconcertarle en exceso, tiene tan asumido que es un ser vivo que casi me da lástima. Esos recuerdos implantados en él no son más que una mentira, algo que nunca existió. Y sin embargo debe dolerle lo que sucedió, incluso se siente agradecido por salvarle...los recuerdos le proporcionan un dolor real. ¿Qué hace que su dolor sea más real que el mío, si ambos están en la mente?. La conciencia, eso debe ser lo que nos diferencia, pues todo lo que es un androide está programado, hasta las decisiones que puedan parecer más libres. Los programadores incluyen en su código una parte dedicada a la improvisación, lo que puede hacerlos más reales y dar una impresión de libre albedrío. Es curioso plantearse ese tipo de cuestiones, y serían interesantes charlas en las que pueda indagar más sobre estos asuntos.

- Por nada, Bram. Simplemente me planteaba nuestra existencia...¿no te da la impresión en algunas ocasiones de que no somos más que seres insignificantes que forman parte de un juego mayor? como si fuésemos piezas manejadas por poderes que no comprendemos. Y no nos damos cuenta...vivimos absortos en nuestros pequeños "bucles"...repitiendo cada día las mismas acciones, los mismos errores. - divago con voz calmada y una pequeña sonrisa, sin apartar la mirada del inspector que tengo enfrente. Después finjo estar apenado por lo de su trágica historia personal.

- Sí. Ellos son los culpables de que perdieras a tu familia, al igual que les ha pasado a muchos otros. Por eso debemos combatirlos, para hacer de este mundo un lugar seguro de nuevo. ¿Quién no querría luchar por ello? - termino con aire de hombre de bien y de paz, algo que claramente no soy. Me dirijo hacia la puerta, para abrirle puesto que ya hemos hablado y le he dado directrices, indicando que puede marcharse cuando quiera. - Me ha gustado esta breve charla. Si en alguna ocasión deseas manifestarme tus inquietudes o lo que sea...aquí estaré. - esta invitación no va exenta de segundas intenciones, pero antes quiero hablar con los científicos que estuvieron implicados en su desarrollo. - ¿Alguna pregunta más antes de marcharte, Bram? ¿Algo que desees decir?

-Bueno, todos en algún momento de la vida nos hemos planteado eso que no somos mas que simples moléculas...Aunque nunca me puse a pensar que eramos partes de un mismo juego ya que si así fuera cada uno tendría una subsección con su propio juego dentro de un mismo tablero... Vivimos en una rutina constante desde que nacemos hasta que morimos, una rutina que nos desgasta poco a poco hasta que finalmente desaparecemos completamente, sin dejar rastro alguno de nuestra insignificante y corta existencia... Todo es insignificante comparado al cosmos, al final todo sera vació y nuestros rostros y actos no serán recordados por nadie...Tan solo somos átomos, moléculas, células y compuestos de carbono, solo somos recuerdos mortales. Perecederos...No lo veo tanto como un juego, sino mas bien como un salón de baile, en el que solo somos adornos. El único perenne aquí es el tiempo, el cual lo malgastamos sin darnos cuenta de su poder... Solo gastamos el aliento en propagar nuestro nombre en lugar de nuestra esencia...Somos minúsculas partículas sin un lugar que pululan en la ciudad viendo sin mas como todo envejece... Le damos importancia a lo que menos la merece. -Suspire sin notar realmente que lo que había dicho no era algo que un androide, como yo, pensaría, nadie programaría a un robot para que pensara de esa forma. Pero después de todo no sabia cual era mi verdadero origen por lo que para mi todo lo que había dicho y expresado sobre la existencia humana era mi pensamiento- O al menos así es como yo lo veo, señor...

Al escucharlo decir que aquello sobre la culpabilidad de los mágicos ante la muerte de mi familia sumado a aquella pregunta me hizo dudar un poco... Ya que después de todo los dos bandos luchaban por ciertas razones, ellos nos destruyeron a nosotros, destruyeron familias enteras, dejando un gran hueco a muchos de nosotros pero nosotros tampoco nos quedábamos atrás, no somos inocentes en ese sentido ya que nosotros habíamos hecho lo mismo ademas de destruir sus hogares, los masacramos sin piedad alguna. Sacudí levemente mi cabeza para sacar aquellos extraños pensamientos de mi mente frunciendo el ceño un poco ya que no sabia de donde habían salido esos pensamientos.

Me levante de mi silla para caminar a la salida y recordé algo que los científicos me habían dicho antes de que saliera a mi misión.- Oh, señor...Es algo que debía decirle al señor Andreas pero creo que es de igual importancia para usted. Los científicos lograron modificar a uno de los androides, llegue a verla y es extraña, se parece mucho a una humana. Dijeron que como estamos escasos de personal era lo mejor al menos momentáneamente...Crearan una nueva inspectora... No estaba seguro si ya le habían dado la noticia y ya que estoy aquí no me cuesta hacerlo. -Al terminar de decir eso tranquilamente con un constante semblante serio simplemente hice una pequeña reverencia para salir del lugar de nuevo al edificio de inspectores y ejecutores.

El puñetero androide se pone a divagar sobre el cosmos y lo insignificantes que somos, dando ya más conversación de la que puedan darte muchos humanos. La verdad es que me apetece mucho hablar con el equipo de científicos que lo han desarrollado, y además le comentaré a Andreas toda esta conversación con su inspector. - Todo un nihilista, ¿eh?- sonrío tras su discurso sobre la futilidad de la existencia y lo poco que parecen importar nuestros logros en la vida. Debe haber un científico muy fan de Nietzsche entre sus programadores. No contradigo ese "pensamiento" de su parte, pues cada uno puede exponer su punto de vista, y lo cierto es que coincido en algunas de las cosas que ha dicho. Lástima que él no sepa lo que realmente es, sería curioso saber su opinión en ese caso.

Sujeto la puerta para abrirle mientras se marcha, pero lo último que dice hace que tenga que morderme la lengua para no hablar de más. Habría sido genial decirle "claro, un androide como lo eres tú", pero tampoco quiero que sus circuitos empiecen a echar humo o se colapse por conocer la realidad de su naturaleza.

- Sí, sí...algo me comentó Andreas sobre nuevos desarrollos en su departamento, están trabajando para mejorar los diseños, son tan reales...uno podría confundirlos con un humano de verdad. Es muy curioso.  En fin, ya hablaremos otro día. Cumple con lo que te he dicho, vigila a los ejecutores mencionados, que hagan bien su trabajo. Eso es todo.- me despido de Bram antes de que se marche, volviendo un rato a mis tareas de planificación. Tras poco más de media hora termino lo que me quedaba, algunas ideas de estrategias militares y de orden público.  Después salgo del despacho, pendiente del móvil para cuando Andreas y Michael me informen de la reunión con los mercenarios esos.

Finalmente llegó el día del tan anunciado acto público de toma de posesión. La seguridad de Buckingham palace se había triplicado con respecto a lo habitual, posicionando tanto soldados como centinelas en los alrededores, para que a ningún disidente se le pase por la cabeza el venir a molestar. También se había avisado a los medios (todos afines al gobierno, por supuesto) de que el evento sería a puerta cerrada, y que no se emitiría en estricto directo. También han sido convocados al acto varios miembros de la nobleza, las grandes fortunas del país, más políticos del partido único, altos cargos del ejército y algunos mandatarios extranjeros. Todo está ya preparado en lo que un día fue el salón en el que la reina celebraba las grandes recepciones, pero en esta ocasión se encuentra decorado con el símbolo de la Alianza.

Soy de los primeros en llegar al lugar, bajando de mi coche oficial tras cruzar las verjas del palacio. Allí soy escoltado al interior, donde soy recibido por los flashes de los periodistas y sus tediosas preguntas. Por suerte no me preguntan por los extraños sucesos que están teniendo lugar, todas las preguntas son todas favorables. No hemos invitado a los quisquillosos de The Seeker o de The New Sun. Entro en mi papel de político que finge, sonriendo a las cámaras y saludando, mientras respondo sin responder realmente a muchas de las preguntas que me hacen. - Cada día estamos más cerca del objetivo de paz que todos perseguimos, hemos dado grandes pasos hacia el progreso durante estos últimos meses. Las toma de posesión que tendrán hoy lugar son una prueba más del afianzamiento del poder de la Alianza, aquí en Reino Unido, y prácticamente en todo el mundo. Cuando termine el acto podrán hacer más preguntas. - sigo mi camino hasta la zona de tarima en la que nos situaremos para el acto, dejando libre el atril de los discursos por el momento. A partir de ahora sólo falta a esperar la llegada de Blair, que seguro que lleva ya horas y horas con su estilista y por eso llegará tarde.

tardan un buen rato en llegar hasta el lugar del evento, en la parte trasera del coche se encontraba su nuevo guarda espaldas, sentado al lado de la ventana contraria, tampoco le prestaba mucha atención pues ella se encontraba repasando mentalmente lo que diría a la prensa, estaba más o menos acostumbrada a lidiar con ellos, es más, le encantaba ser el objetivo de los flashes.

a pocos metros del lugar, empieza a llover pero aquella lluvia era extraña, traía con ella un olor que para nada era el normal de las frecuentes lluvias de londres, desde hacía muchos años no se veía nada igual pues las emisiones de gases tóxicos a la atmósfera se habían casi eliminado con la guerra y la clausura de muchas fábricas, toma su teléfono y hace una llamada a su nuevo departamento -quiero que analicéis el agua de lluvia, no es normal, parece lluvia ácida, no me da buena espina así que quiero que estéis atentos a los radares aéreos, incluso los terrestres, preguntad por ahí si alguien ha visto algo y seguid el rastro si es así, mantenedme informada- ojalá fuera culpa de alguien, si se le estropeaba el vestido o le maquillaje pensaba mandarlo al fondo del Tamesis.

El coche por fin se detiene, ya podía ver los flashes a través del cristal oscuro, echa un vistazo a Reiv esperando a que haga su trabajo, por ayudarlo le tiende el paraguas y sonríe a modo de "es hora de trabajar", espera a que haga o que tiene que hacer mientras mira su reloj, era bastante tarde así que esperaba ser la última, al igual que la reina, ella nunca llegaba tarde, lo demás llegaban demasiado pronto.

Los días en la mansión de Blair resultaban extraños, no he conseguido adaptarme a la nueva situación. Por un lado es bueno eso de dejar de recibir torturas casi diarias, o de estar herido constantemente sin tiempo a recuperarte de una cosa cuando ya estás en otra, tal y como me sucedió en los campos. Por otro lado es peor a nivel psicológico por la presión constante de saber que tienes algo en el cuello que puede explotar como no hagas lo que dice, o como intentes escapar. También está la parte de sentirte un simple y servil esclavo, además de no saber cómo esta Juliet, a pesar de las fotos que me mostró Blair. Unas fotos no son suficiente información. En la casa tampoco me comunico demasiado con el resto del servicio, más allá de lo estrictamente necesario. Me miran con recelo y desprecio, como si no quisiesen allí a alguien como yo.

El maldito acto público llega tras varios días de preparativos en los que me toca trabajar para sus caprichos, hasta que llegamos en coche a un Londres regado por una lluvia ácida. Por ese motivo me toca bajarme del coche para abrirle el paraguas a Blair, sujetándolo para que a ella no se le mojase ni un ápice todo el arreglo que llevaba encima. Sería divertido ver cómo se derrite con un extra de lluvia ácida. La acompaño rápidamente al interior del castillo, manteniéndome después en un segundo plano como el guardaespaldas que se supone que soy. Por un momento me dan ganas de fugarme de allí, aprovechando el jaleo y la avalancha de fotógrafos y periodistas que se echan encima de ella para sacar imágenes suyas y para obtener declaraciones. Descarto la idea rápidamente, se daría cuenta rápido, y el maldito collar también.

La sigo hasta la sala en la que se supone que se hará el acto, comprobando que el capullo de Éamon ya está allí. A quien no veo es al otro, al Wilhelm. Tampoco hay ni rastro de Juliet, la cual dijo que también vendría.

Había conducido a toda folla desde los campos de concentracion en los exteriores de la ciudad hasta el mismisimo centro, conversando con Gelion y con los limpiaparabrisas tambien a tope, que estaba cayendo una lluvia de lo  mas horrible.

- Comprendo tu preocupación al respecto de seguir admitiendo criaturas magicas en el cuerpo de ejecutores, Draven, y lo comparto. Recientemente he evitado un nuevo ingreso de un dragon al cuerpo. No quiero mas seres magicos que aprovechen la minima fisura para recuperar sus poderes y volver al ajo.  Ya es demasiado bueno ese puesto incluso para los criminales y traidores de nuestra propia raza....

Me salté algun que otro semaforo hasta que llegamos frente a Buckingham, parecia que llegabamos un poco tarde, pero lo mismo me daba, mejor, mas expectacion. Mientras dejaba que mi coche aparcase el solito frente a la puerta lei unas notificiaciones en pantalla.

- Vaya, la calidad del aire es hoy mas mala que el resto de dias. Parece que tambien vamos a tener lluvia ácida. - chasqueé la lengua, preguntandome a que se deberia. Preparé mi paraguas y le cedí otro a Draven, bajandome del coche. Los escoltas que me habian seguido conduciendo por detras en otro coche (tratando de seguirme el ritmo) bajaron tambien y se situaron tras nosotros.  Sonreí, me recoloqué la americana, y eché a andar hacia el lugar donde se realizaria el acto, parandome de vez en cuando a responder a algun periodista- Si algo tiene Londres es que nunca deja de llover y siempre lo hace en el momento menos adecuado. Sobre el indice de criminalidad, ya han visto lo mucho que ha bajado en estos ultimos meses, los pequeños brotes de violencia que aun estallan pronto dejarán de hacerlo.

Vi que Blair ya habia llegado, y me acerqué un momento a saludarla con un apretón de manos en cuanto se hubiera despegado un poco de su coche. Con los paraguas era complicado andar de saludos de otro tipo.

-  Estás encantadora, Blair, pero eso en tí no es nada nuevo. Te presento a Gelion Draven, Jefe de Inspectores, se ha incorporado al cargo hace poco tambien.  - les dejé un momento para presentaciones y luego miré mi reloj. - Voy tirando, tanta lluvia me va a estropear la punta de los zapatos.

Asi que me dirigí hacia donde estaba Eamon, saludandolo igual que habia hecho con su mujer.
-Todo en orden?