Campo de entrenamiento

El miembro 'Azahar Knox Malfoy' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Curación' :

Se estaba poniendo muy nerviosa cuando Azahar no volvía a la normalidad -Creo que voy a contactar a Adael…- Dijo después de un rato, con un sentimiento extraño en el pecho. Pero de pronto todo empezó a formar espirales hacia arriba. Cath se echó hacia atrás para verlo todo, arqueando las cejas cuando su figura se armó delante de ella pero era traslúcida.

Y de la nada… puf.

Parpadeando sorprendida Cath la miró y alargó la mano para tocarla, apretando su brazo -Sí… joder Azahar no hagas eso sin avisar. Me has pegado un susto tremendo - se preocupó al verla temblar y pensó que lo mejor era ir a casa pero ella no parecía querer moverse. La vio curarse y apartó la mano para no estorbar.

-Sí… no te preocupes. Joder es que…- La había dejado absolutamente estupefacta -No sabía que… es que …- Estaba sin palabras e hizo un gesto para hacerle ver qué es que no sabía ni que decirle de lo asombrada que la había dejado -Ah…

Asintió y entonces se sentó en forma de indio y conectó con su mente, enfocándose en aquellos recuerdos que Catherine… no terminaba de creerse pero que sin duda eran ciertos. Allí no había ilusión o manipulación mental. Al ver aquel ojo… Cath sintió un tirón en el estómago. Eso… eso era gigante. Nada tenía que ver con los dragones que Wthyr le había mostrado. Tenía… tenía que hablar con él.

Se alejó cuando la vio buscar al tatuador en China y se le quedó mirando a los ojos -Entiendo que nadie te creyera. Yo… eh…- Frunció el ceño -Veré qué puedo hacer, si Wthyr sabe algo- Murmuró y tensó los labios luego, se fijo que tenía mensajes en el brazalete y empezó a leerlos -Tengo que irme… cosas de Descedientes- Le tendió la mano para ayudarla a levantarse y luego se desaparecieron.

Habían sido días... Raros, tanto es así, que incluso tiene una laguna de memoria a finales de junio, acompañada de un dolor de cabeza muy feo, donde le parece que había ido a una fiesta, o algo por el estilo, la verdad es que no se acuerda de nada, pero por alguna razón, cuando intenta recordar que ha pasado siente mucho calor en lugares vergonzosos, por lo cual se limita a no pensar en ello.

En su lugar, se distrae leyendo el libro que le dió su maestro, estudiando con ahínco, desde finales de Junio, hasta principios de Julio, por tanto, no habría pista de ella durante ese tiempo....

Y así lo hizo, hasta que el Ghoul apareció de repente, y Lemóni saltó gritó por el susto qué le había pegado, aunque cuando lo reconoció, se acabó por calmar rápidamente, solo era el Ghoul de su maestro, y tenía un mensaje visiblemente raro y poco claro para ella, entrecerró los ojos y se esforzó por entender...

Pero con la última palabra le cerró todo...

El examen parecía que iba a ser pronto, así que metió el libro a su nueva bolsa mágica, y rápidamente se desapareció para aparecer en el campo de entrenamiento, estaba lista, se había esforzado bastante.

De hecho, incluso había llegado temprano por lo que podía ver, por lo tanto, incluso en ese mismo momento se sentó en el piso y siguió su lectura del libro mientras esperaba, no quería olvidarse de ningún detalle previo al examen.

A la fiesta de Khan prácticamente despidiendo junio le siguieron una de las más importantes, la noche de San Juan, quemar los malos deseos en la hoguera y empezar el verano.  A partir de ese momento empezaba oficialmente el verano, los días más largos, el calor y las salidas a ver las estrellas del cielo nocturno o a bañarse en la playa. Pero para eso necesitaban de una hoguera y él se encargaría de la del 2042, lo que parecía ser algo muy importante en el ciclo de estudio del alumnado. Aquella noche del 23 de junio festejaron a la luz del fuego azul.

De todo aquello, lo que más echó en falta fue la presencia de… no recordaba el nombre, pero sí del pelo verde y los ojos rojos. ¡Ah, sí! Lemoni, se conocieron en clase de Adael y se habían prometido una cita. Pero después de la fiesta: Nino: ni noticias. Bueno, quizás simplemente es que había malinterpretado los mensajes, aunque Arturo se lo había dicho, que allí había química. ¿Era eso lo que le había dicho? ¿O simplemente le había llamado pirómano?

De todo, lo más raro era que las clases seguían en verano. Por favor, ni respetar los periodos vacacionales. No podía faltar a la clase de fuego, todavía tenía mucho que aprender al respecto.

Llegué lo que para mí era pronto. Con el sombrero de rayas verdes del abuelo Angelo, una camisa hawaiana florida con el escote bien abierto, tejanos cortos y unas desgastadas zapatillas rojas. Llegué hasta allí disfrutando de la mañana fresca, pues luego apretaría el calor, silbando la canción de Lemoni de la fiesta de una forma distraída, mochila al hombro, había recogido algunas flores para decorar la casa y estudiar sus propiedades antes de que el calor las pasara.

Al llegar localizó un pelo verde que no tardó en identificar. Estaba enfocada en el libro y dudó si debía molestar o no. Me removí incómodo pensando que quizás era un tren que quizás ya había pasado, y por eso no había que insistir. Al final no lo pude evitar. Me senté al lado de Lemoni dejando de una forma muy pesada la mochila a sus pies. -Hola- Saludé de una forma sencilla y amistosa, solo para indicar su presencia. Olía a limón, y olía bien. Olía como cuando disfrutaron en la casa Tepes. Preferí no sacar el tema, ladeé la mirada y me rasqué la nuca -¿Qué tal llevas el examen?- Pregunté con interés verdadero, también porque quería forzar una conversación. Podría haber sido del tiempo, pero… recordaba ligeramente algo de un examen.

Lemóni estaba bastante enfocada, en su mente se dedicaba al razonamiento complejo de simbolos mágicos, procedimientos, y demases, tratar las leyes de la magia, sobre todo de una engloba tantos riesgos como la nigromancia, no se diferencia demasiado de estudiar cualquier campo de alta complejidad, es exigente, sin embargo, es igualmente valioso.

Y mientras hacía una apreciación mental de las artes oscuras, pudo escuchar qué alguien dejó caer una mochila frente a ella, cosa que la hizo rebotar tontamente por el susto, y cuando dió una miradita, pudo notar quien era.

O-Oh... Nichollas.~

Y le sonrió, estaba feliz de verlo...

Aunque, según le dice su cuerpo, parece que alegría no es lo único que siente, su corazón late fuertemente, y siente que se acalora ligeramente y se ruboriza, de forma tan repentina, como si este recordase algo que a ella le resulta ajeno, se encuentra un poco confundida, pero obviamente, esa no es el tipo de cosa que simplemente diría, y más considerando qué Nicho, por muy bien qué le caiga, es apenas un conocido reciente.

¿H-Huh?... Oh sí... Llevo algunos días estudiando, parece que el maestro Rasputin finalmente volverá de su misión en Roma, y entonces me hará el examen.

Por eso no podía dormirse en los laureles, debía de absorber todos los contenidos del libro maldito, y no maldito de forma peyorativa, está literalmente maldito, aunque mientras pensaba en eso, esas sensaciones vergonzosas seguían ahí por alguna razón qué ella no entiende, así que trataría de distraerse de ellas charlando.

¿Y-Y tú? ¿Cómo has estado?

Quería saber, y en su caso simplemente quería saberlo, pues aunque pueda ser un poco egoísta a veces, no deja de agradarle Nicho y le agradaría oír qué se encuentra bien.

Que recordara mi nombre era ya un puntazo que, por un momento, hizo que el corazón diera un respingo, subiéndome un poco el rubor de las mejillas, nada sobresaliente por debajo de las pecas con aquella sonrisa dedicada. Yo se la devolví abiertamente y me recoloqué en el asiento, removiéndome en el sitio para acomodarme. Quise añadir una tontería como: "sí es mi nombre", o "así me llaman" pero preferí no decir nada y no quedar como un idiota, puesto que apenas se conocían y lo mismo no entendía su humor.

Escuché con atención sobre que debía estar muy aplicada sobre el examen, quizás por eso no pudo ir a la hoguera de San Juan. Qué pena -El Sr. Rasputin tiene pienta de ser muy estricto. Mucho ánimo, si te pudiera ayudar con algo…- Me encogí de hombros sin darle mucha importancia a realmente poder ayudar, pero oye, que si podía hacer algo, le gustaría poder participar. Así sería una excusa para disfrutar de aquel aroma afrutado. Sacudí la cabeza para quitarme aquel pensamiento, entonces me preguntó

-Oh, pues he pasado por la linde del bosque para coger unas buganvillas salvajes. He leído que tenían ciertas propiedades curativas y quería verlas más de cerca- Le dije sin tapujo alguno, señalando la mochila, demostrando que él también era un chico aplicado y que tenía muchas facetas diferentes y que no todo era fiesta. Pero la conversación, en ese punto ya no daba para mucho más.

Por un momento suspiré con cierta incomodidad sin saber qué decir o hacer o comentar o … sin saber, en general. Tenía una pregunta en mente que me reconcomia pero que no era fácil preguntar. Al final me mordí el labio y salí por la tangente -No te vi el otro día en la hoguera de San Juan…- añadí la apreciación con cierta pena porque hubiera estado guay compartir un rato -Me tocó a mí encender la hoguera. Y no quemé a nadie las cejas- Añadí en tono desenfadado de broma, esperando que aquello le hiciera gracia. Que lo mismo no…. Ains.

No estaba segura del porqué estaba sintiendo tanta vergüenza, resultaba más de la habitual, y hasta donde ella sabía no había motivo para ello, se sintió muy extraña, pero eso no quitaba el hecho de que quisiera estar cerca de Nichollas, así que se le acercó un poco, y lo observó mientras hablaba, siempre inclinada en su dirección.

Y por supuesto, asintió ante lo que dijo.

El maestro Rasputin siempre fue muy estricto, pero es un muy buen maestro, estoy segura de que solo quiere que sea lo mejor que sea posible.~

Ella tiene mucha fé en su maestro, aunque luego, niega con la cabeza.

Mejor será que no, estoy estudiando formas de contener a demonios y otros seres peligrosos... Pero igual muchas gracias.~

Es algo que es mejor que solo haga con alguien versado en el tema, que sí no, bueno, ella ya sabe lo que pasa.

Y luego de eso, escucha sobre lo de las buganvilias, le parece recordar que son algún tipo de flor, pero fuera de eso tampoco es que sepa mucho, así que observa con curiosidad la mochila qué él le enseña y luego pregunta.

Oh... ¿Y cuales son esas propiedades?

La pregunta va enserio, sí, ella suele tener interés en cosas al azar, y más cuando ve que son del interés de otros, aunque de cualquier forma, pareciera que Nichollas se está poniendo un poco incómodo, y ella no sabe por qué, así que está un poco nerviosa.

Luego de unos tortuosos momentos de eso, Nichollas finalmente habla, y Lemóni casi de inmediato ladea la cabeza en un estado de absoluta confusión.

¿Qué es la hoguera de San Juan?...

Ella nunca había oído de eso, cosa normal, porque tampoco es que tuviera mucha interacción con otros hasta recientemente.

Ohhhh... Me alegra mucho, debes haber estado mejorando en el control del fuego.~

Eso la hacía feliz, porque bueno, es medio tonta y no entiende que es un chiste, pero aún así no se lo toma mal en absoluto.

Miré con sumo interés a Lemoni hablando de su maestro barbudo. En lo personal a mí me daba un poco de mal rollo, pero a ella se le veía especialmente interesado en las clases. Como ya estaban metidos en la conversación, agradeció que se acercara, y noté cómo una especie de barrera caía y… solamente me apetecía hablar. -¿Y no tienes miedo?- Quizás sonara súper infantil aquel comentario, pero en verdad le sorprendía que nadie pudiera trabajar con demonios y otros seres tan, aparentemente malévolos con tanta facilidad. Yo, por mi parte, a veces me daba miedo mi propio fuego, de ahí que fuera un orgullo que pudiera controlar la hoguera azul yo solo. Eso ayudaba con mi autoestima, sin lugar a duda, casi estaba seguro de que no haría arder un campo de maíz con mis primos dentro. -Bueno… pero si necesitas cualquier cosa, avísame. Y que el Sr. Rasputín no te tenga todo el rato estudiando- Respondió con sinceridad pensando en aquel que lo único que hacía era dedicarse al medimago. Ni que estuviera enamorado de él.

Abrió la mochila para sacar una de las ramas de las flores trepadoras. Arrancó una rama y se la regaló a Lemoni muy inocentemente, colocándola entre las páginas del libro. -Según los apuntes de Sofía se usan para enfermedades de la piel y enfermedades respiratorias- Entonces le quise dar un poco de magia al asunto e hice que unas cuantas flores volaran a nuestro alrededor, con la parte amarilla hacia abajo, como pequeñas campanitas de color rosa intenso -He escuchado que atraen a las hadas y a las ninfas- Dejé que una de esas flores encantadas se posara en mi dedo y girara sobre su eje. En verdad que parecían bailarinas con aquella forma -Me gustaría poder conocer un hada de verdad. O una ninfa, ¿te imaginas?- Soplé con cuidado la flor que tenía sobre el dedo y esta se separó de nosotros, bailando en círculos mientras chocaba con otras, como si en verdad volaran. Bailaban, como cuando nosotros lo hicimos en la clase de Adael la otra vez y luego bailamos y cantamos en la casa de Khan. Recordar aquello hace que me sienta un poco cortado, porque no sé qué nos traerá Adael.

Observó con curiosidad que no supiera nada de San Juan, la que representa el solsticio de verano -Es una fiesta durante el solsticio de verano y recibir al Sol. Se encienden hogueras y se lanzan al fuego las cosas malas o antiguas para atraer suerte y a los buenos espíritus- Expliqué con mucho cuidado, pero sin querer ser pesado, que me pongo a hablar y no me para nadie. Sonreí con orgullo cuando la propia Lemoni apreció mi mejoría con el control del fuego y entonces, al ratito, le dije, congestionando el gesto por la vergüenza y tornándolo coloreado -Me hubiera gustado que hubieras podido venir- Reconoció al fin con el corazón en un puño, esperando que no le rechazara.

Lo primero que hizo la pequeña nigromante fue ladear un momento la cabeza, como si no entendiera el sentido de la pregunta, sin embargo, de todas maneras respondería, pues quizás simplemente ella estaba sesgada, como todas las personas, debido a que esto le había pasado durante toda la vida.

Por supuesto que sí, posiblemente ya hubiera muerto si no lo tuviera...

Una de las principales cosas que uno acaba aprendiendo de las artes oscuras es como temer, pero temer de la manera correcta, de la manera que puede mantenerte con vida en mitad de rituales peligrosos, y semejantes.

Aunque luego de su pequeña reflexión, por supuesto asintió y sonrió, ell estaba feliz de tener cualquier excusa para estar cerca de Nicho, y si tenía un momento, le agradaría pasarlo con él, aunque apenas lo conozca, la verdad es que eso le importa poco.

No te preocupes por eso, e aprendido a organizar mi tiempo también gracias a lo exigentes qué pueden ser las lecciones del Maestro Rasputin... Y-Y me gustaría gastar contigo ese tiempo...~

Lo dice a riesgo de que suene raro, porque es así como lo siente, quiere estar con él.

También observó las flores por unos momentos, son realmente encantadoras y se hubiera quedado ahí, si no fuera por lo cerca qué estuvo Nicho de tocar alguna de sus páginas ella retiró el libro rápidamente, y tomó la flor con su manita, con una expresión qué pasó de un segundo de terror al alivio...

Ah... Eso estuvo cerca...

Luego con parcimonia cerró el libro y lo dejó en su regazo, para luego colocarse la flor en el cabello, aprovechando la forma en que suele usarlo.

P-Por favor ten cuidado... Este libro está maldito, el maestro Rasputin solo deja que yo lo toque...

Tal fue el susto qué le metió qué se perdió una pequeña parte de lo que le dijo, sin embargo. Lo que entendió fue la parte de las hadas, y también vió a las flores danzar, cosa que la hizo sonreír.

O-Oh... Me gustaría, aunque... No sé si yo les guste.

Desde pequeña, tiende a atraer... Cosas oscuras y antinaturales, incluso sin intentarlo, es algo que resulta frecuente qué le pase, así que no sabe si le agradará a criaturas qué están muy conectadas a la tierra.

Ohhhh... Entonces es una fiesta...

Pues... Irónicamente, si hubiera ido tal vez seguiría sin saber que es, porque en la última fiesta qué estuvo, no recuerda nada de nada, pero aún así, espera haberla pasado bien, y no haber causado ningún problema...

Pero su tren pensamiento frenó en seco cuando su corazón dió un vuelco, y su rubor acrecentó más.

¿E-En verdad?... Yo...

Buscó las palabras entonces... Durante un segundo.

Bueno... Sí hubiera sabido, me hubiera gustado estar ahí...

Ahora sentía que se lo había perdido, cosa que para ella, es una sensación nueva.

A la mañana siguiente fue al campo de entrenamiento acompañado por Arturo porque era hora de la clase y llegaron caminando a la plataforma circular. La notificación de la lección para elementraristas fue enviada a todo aquel que quisiera enterarse así que ese día le tocaría entrenamiento grupal al tuerto. El cielo nublado no era rival para el astro rey y los rayos de sol se abrían paso para brindarle su energía a la tierra pero corría la brisa fresca que compensaba el calor del verano. Al acercarse más encontró al joven Simon y a la señorita Herpeton sentados juntos en el suelo así que avanzó hasta llegar junto a ellos y animó al tuerto a hacer lo mismo.

-Ah, excelente ya están aquí.- Miró alrededor y tensó los labios al no ver a la hermana del pelirrojo por ahí, lo había dejado plantado en la clase pero tal vez era lo mejor ya que sabía lo incómodo que podía ser convivir con los hermanos, no solo en el hogar, sino también en el entrenamiento aunque... ¿sería muy raro que le pregunte a Nichollas por Belle? No, no, lo mejor era continuar. -Él es Arturo Lizarraga, un mago elementarista del fuego. Ella es la señorita Lemóni Herpeton y él es Nichollas Simon, también magos elementaristas del fuego.- Presentó al guerrero ante la bruja y el mago y viceversa. -¿Y éstas flores?- Preguntó al reparar en aquel detalle.

-Bien, empecemos.- Dijo dando un aplauso y frotándose las manos, dando por iniciado el entrenamiento. -La magia elementarista del fuego verdadera proviene del control de la respiración.- Pronunció poniendo los brazos en jarra y posando la mirada en cada uno de ellos. -Haremos un ejercicio de respiración, yo me alejaré y ustedes van a inspirar profundamente intentando inflar la barriga para gritar y proyectar la voz lo más lejos que puedan.- Se señaló el vientre firme para resaltar la parte de inflar la barriga ya que era lo más importante del ejercicio. Con las reglas del ejercicio claras, puso distancia... mucha distancia. Salió de la plataforma circular, cruzó el río que fluía a su alrededor, escaló con la agilidad de una cabra hasta la cumbre de la cascada y recién ahí se giró para mirar a los que estaban abajo, en el campo de entrenamiento. -¡Quiero escucharlos!¡Ahora!-


Cada uno tira 1 dado (10), el resultado indicará qué tan alto grita cada uno, 1 significa muy bajo y 10 muy alto.
Nichollas, tenes ventaja por dedicarte a cantar y a la música, suma +2.

Luego de un arduo día, que fue ayer, ahora limpio y renovado, me dirijo hacia el campo de entrenamiento, a la hora indicada por el Descendiente de Moisés. De hecho, le acompaño al sitio, pues nos encontramos antes, al parecer, quiere presentarme al resto de sus alumnos. Supongo que este entrenamiento será más variado e interesante. Y para la ocasión, me traje un ropaje más holgado, perfecto para un entrenamiento. Aunque he de confesar, que es el uniforme para una clase de mi facción.


He elegido bien, pues el cielo se ha despejado y el sol, hace su trabajo, haciendo que queramos algo fresco. Una vez llegado, me doy cuenta que se nos han adelantado, y para variar, los reconozco. Así que luego de unos segundos, soy presentado, a lo cual yo saludo informalmente—he de comentar, que ya los conocí hace unos días, pero es grato saber que somos compañeros elementalistas—y de paso, aprendo los nombres completos.

Ni corto ni perezoso, Adael se dispone a iniciar el entrenamiento—¿somos todos?, creía que serian más, al escuchar que esto seria grupal—bueno, maestro y 3 alumnos, se pueden considerar un grupo, pero ustedes ya me entienden. Dejando de lado este detalle, se nos explica la tarea o entrenamiento a realizar. Que me suena bastante familiar, si, ya lo había hecho antes. Imito la postura y las repeticiones al respirar como ya me fue indicado antes y hace un momento.

Al menos no está atacando ahora, si que me lo puso difícil la otra ocasión. Muy bien, luego de algunas iteraciones de respiraciones, me propongo a gritar cuando estoy seguro y listo[b]—¡¡¡JAAAAHHH!!!

Aprobado ¿no?:

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

Asentí ante aquella respuesta, que me pareció la más coherente que había escuchado en años sobre tener o no tener miedo. Yo tenía miedo de algunas cosas, pero, no estaba bien que el miedo me paralizara. Casi me hace perder el control del fuego mis propios miedos que, como todos, eran infundados. Oh, y entonces añadió aquello y me encendí como la luz roja de un semáforo. Quedé un ratito en silencio, jugueteando con los pies chocando con la mochila, sin saber muy bien qué decir a aquello. Como no tuviera cuidado iba a espachurrar las flores -A … a mi también me gustaría gastar tiempo contigo- Lo dije con la voz un poco baja, porque me daba un poco de corte aquello. Era, oficialmente, una declaración, ¿verdad? No me lo estaba imaginando. Jo, qué calor tenía de repente. ¿Y si Arturo tenía razón?

El movimiento del libro me dejó un poco congelado, porque parecía que había hecho algo mal… sin haber hecho nada en realidad. Quizás es que fuera alérgica a las buganvillas, o que le estaba contando una chorrada que había leído por ahí o… -Ah. No sabía. Lo siento- Le dije con incomodidad y con sentimiento de culpa. -Seguro que sí, te queda muy bien la buganvilla- Extendí la mano para recolocarle la flor en el pelo, porque al final con lo del libro se había movido y… bueno, antes pedí permiso con la mirada. De esta manera, y muy cerquita el uno del otro, le expliqué qué era aquello de la noche de San Juan. Me dio mucha pena que no se hubiera enterado de la hoguera y de la celebración, pensando que podría haberle dicho algo yo mismo, pero no sabía, si después de la fiesta de casa de Khan… Iba a proponerle si le apetecía ir a ver las hogueras aquella noche a  la luz de las estrellas, en la orilla del lago, cuando llegó Adael. Y…

Se acabó la conversación, como si fuéramos niños haciendo cosas ilegales, solté todo lo que tenía en la mano a la voz del profesor llegando a la clase. Giré para ubicar a Adael que venía acompañado de Arturo, al que le saludé en cuanto acabaron las presentaciones.-¡Ey! ¡Arturo!- Saludé desde mi sitio primero con dos dedos sobre mi frente y luego haciendo como pistolitas. Después de salir de la casa de Khan nos enredamos en el otro bar y seguimos hasta que se hizo de día. Fue una buena noche, seeeeh. Digna de memorar… lo que no estaba difuso, claro. Adael dijo que empezaríamos enseguida, de modo que recogimos nuestras cosas, yo guardé las flores en la mochila y la cerré con la cremallera. -Estaba investigando para un trabajo de druidismo- Expliqué a Adael, que no sabía si estaba muy puesto en el tema de las flores y los bichos y los bosques. No sé si estábamos subidos en la platea que rodea el campo de entrenamiento, pero extendí la mano a Lemoni por si necesitaba ayuda, pasándoseme por algo que sabía levitar muy estupendamente. Lo que no pude evitar es añadir una apreciación a Arturo mientras me incorporaba al entrenamiento y cerrábamos el círculo (más bien cuadrado) -Uno, dos, tres y cuatro. Ya somos un grupo- No entendí la diferencia entre una grupo de 4 o de +4, que lo mismo la había.

Me crucé de brazos por delante del pecho, cambiando el peso de la pierna de tanto en tanto, mientras escuchaba la explicación de la respiración. Ay, este ejercicio lo recordaba de clases anteriores. Precisamente justo antes de que llegara Lemoni  y se uniera a la clase. Luego nos puso a bailar. ¿Se acordará ella? Desvié la mirada un segundo a la chica de pelo verde y apreté los labios en una mueca de andar mascullando algo. Seguí con la mirada a Adael, medio embobado, porque me encantaría poder hacer eso alguna vez. Y entonces había que gritar. El truco no era elevar la voz, sino dirigirla y darle potencia. Si gritas de fastidias las cuerdas vocales. Aspiré por la nariz con los ojos cerrados, una, dos y hasta tres veces. Sentí el aire fluir por mis pulmones y escuché su movimiento al vibrar al pasar por la faringe. Guardé ese aire un segundo en lo que el diafragma adquiría posición, las cuerdas, el tórax y la caja resonadora. -aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ♩ ♪ ♫ - Una voz profunda pero bien dirigida al oyente. Así es como funciona en el escenario para que te oyera ¡hasta el último señor de la última butaca!


Dados de gritar proyectar: 7+2 = 9 = Berrido de los que rompen cristales

[Entrenamiento 1]

El miembro 'Nichollas Simon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

Here we go

El miembro 'Lemóni Herpeton' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :

Lemóni se sintió muy feliz cuando escuchó qué Nicho estaba dispuesto a pasar tiempo con ella, eso le hacía sonreír de una forma mucho más abierta de lo normal, y además también hizo qué su rostro se sonrojara notablemente, debido a la emoción y a la vergüenza que todavía no acababa de saber explicar.

También se calmó bastante ya que entendió lo del libro, y en última instancia, ella decidió guardarlo mientras que él le acomodaba la bugamvilia en el pelo, cosa que para ella fue un gesto muy bonito, aunque, el ambiente se detuvo de repente, cuando llegó Adael.

Ella levitó y se puso de pie en un solo movimiento, casi por reacción, aunque luego de eso vió qué Nicho le ofreció ayuda, y ella le tomó la mano aunque no tuviera ningún sentido, solo porque de hecho si lo quiere hacer, y luego de eso hizo una reverencia al maestro Cohen.

B-Buenos días maestro Cohen... Y es un gusto conocerlo, señor Lizarraga...

Luego se llevó una manita al mentón.

A-Aunque todavía no puedo manejar el fuego... Pero espero un día poder.

Lo que sí, es que lo próximo qué comentó Arturo le rompió los esquemas, ¿Se conocían de algo? Ella no lo recordaba en absoluto...

Pero eso rápidamente pasó a segundo plano cuando Adael explicó como iba la magia elementalista de fuego, Lemóni escuchó con amplia atención, sí, tenía sentido... Aunque le daba pendiente, ella nunca alza la voz...

Le agarraron los nervios casi de inmediato, sobre todo cuando ha visto a Adael moverse hasta la otra punta de la arena, eso hizo que incluso se pusiera a temblar, no tiene idea de sí va a poder hacer eso, sobre todo luego de como lo hicieron sus compañeros, supone que es su turno...

Inhala, va bien, se está oxigenando, puede sentir que se prepara, aunque esté tensa, de momento la respiración la controla todo lo bien que podría hacerlo, y luego inhalar largamente y llenar el estómago de aire, es cuando procede a liberarlo, todo de una vez.

¡AH-!

No, no ha podido, la inhibición terminó ganándole antes de que agarre fuerza, así que finalmente se ha sujetado la carita con ambas manos y cubriendola con sus gruesas mangas, absolutamente avergonzada de lo obviamente malo que fue su desempeño, le gusta más cuando era sobre bailar.

1/7

El miembro 'Lemóni Herpeton' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

Alzó las cejas sorprendido al enterarse que Arturo, Nichollas y Lemóni ya se habían relacionado. -Ah, ¿cómo se conocieron?- Qué curioso, un pelirrojo, una peliverde y... -¿Has considerado cambiar tu color de pelo a azul?- Le preguntó al tuerto, solo faltaba ese color para completar la paleta de los primarios. -O, tal vez, tú podrías usar el pelo azul para combinar con el color de tu fuego.- Le dijo al pecoso muchacho mientras se rascaba pensativo la barba que realzaba su anguloso mentón. -Tú podrías cambiar a rojo.- Dijo señalando al viajero dimensional. -Y ¿a ti te gustaría que tu fuego sea verde?- Le preguntó a la bruja subiendo y bajando las cejas algunas veces de forma simpática.

-El druidismo es una rama muy interesante de la magia. La experta en esa área es la Descendiente Darwin, cuando vuelva puedes hablar con ella al respecto.- El moreno estaba íntimamente familiarizado con el poder de la naturaleza pero se vinculaba con otro tipo de energía diferente a la druídica. Asintió con la cabeza complacido ante la buena educación de la peliverde e hizo un gesto con la mano como restándole importancia al hecho de que aún no dominaba la magia elementarista del fuego, podía conseguirlo con entrenamiento y para eso estaban allí.

Suspiró largamente cuando el guerrero dijo que creía que serían más, el joven maestro también lo había creído pero no había tiempo que perder así que asintió ante las palabras del joven Simon. Uno a uno proyectaron sus voces para hacerse escuchar superando la distancia que los separaba y por encima del elevado sonido del agua cayendo por la cascada. Hizo su camino de regreso a la plataforma circular, avanzó hasta detenerse enfrente de Nichollas y lo miró a los ojos con expresión severa. -Dime la verdad, ¿utilizaste un hechizo para aumentar el alcance de tu voz?- El muchacho se había hecho oír con demasiada claridad.

Con su magia elementarista sobre la tierra movió varias piedras despejando el flujo del río que corría alrededor del campo de entrenamiento, esas mismas rocas las utilizó para entorpecer la circulación en otras zonas, creando así un circuito delimitado de agua en el que se podía nadar. -La natación es una actividad en la que se ejercita bastante la respiración, entre otras cosas, así que ¡al agua pato!.- Señaló el agua manteniendo la mirada sobre el pintoresco grupo, indicando que era el momento de zambullirse. El verano es la mejor estación del año para pegarse un chapuzón, había que aprovechar la ocasión. -Hagan dos vueltas nadando crol, extiendan los brazos todo lo que puedan para hacer amplias brazadas, los movimientos circulares son cruciales en la magia elementarista del fuego. Sumérjanse e intenten convocar el calor de la magia elementarista del fuego bajo el agua.-


Arturo y Nichollas, tiren dado de probabilidad, fallo = no lo consigues, éxito = consigues convocar el calor y haces surgir burbujas de tus manos porque estas calentando el agua que se evapora.
Lemóni, es un ejercicio avanzado, tira un dado (10), lo consigues solo si sacas 8, 9 o 10.

¿Qué tal?—respondo a Nichollas—buenos días señorita Herpeton—devuelvo el saludo a la peliverde—¿entonces estás entrando a terreno desconocido?, siempre viene bien aprender cosas nuevas—Parece que hemos interrumpido una cita. Pero viendo que Adael les presenta como pirokineticos, también formaran parte del entrenamiento, así que solo han aprovechado un momento antes de nuestra llegada. En todo caso, nuestra salida después de la fiesta de Khan parece haberle caído bien. Yo en cambio, estuve a punto de sucumbir al alcohol, y aun sin haber pasado la línea, desperté un poco mal al siguiente día. Pero he de admitir que fue una divertida noche, puede que lo haya necesitado más de lo que creía—ehh, en una fiesta reciente, con karaoke y toda la cosa—resuelvo la duda de Adael, y luego de una pequeña observación hacia los 3, me sugiere algo muy curioso—¿eh?, ¿porqué?, yo no soy Illuminati….—miro a los demás, entonces capto porqué lo ha comentado—ahh, entiendo, supongo que podría hacerlo por las risas en otra ocasión—luego me cambia la sugerencia por el rojo—bueno, también está esa opción—¿Cómo me vería con cualquiera de los 2 colores?, habrá que intentarlo en otra oportunidad.

¿Hay druidas en la isla?—me llama la atención la mención de la tarea de Nichollas. Pero Adael explica que se trata de una rama de la magia—Bueno, sí, tienes razón, solo que creí que seriamos más—respondo al pelirrojo, ante mi duda sobre el grupo.

Entonces comenzó el entrenamiento, uno que ya había realizado, por lo que no me costó repetirlo. Eso sí, ignoro si lo hice como es debido, no hubo respuesta particular de parte del Descendiente. A mi perspectiva, mi grito estuvo bastante bien, pero creo que Nichollas lo hizo mejor. De Lemóni, parece ser que es su primer intento, y su grito no tuvo potencia audible destacable. La pobre se escondió tras sus mangas tras haberlo intentado, me imagino que le ganó la vergüenza. El Descendiente regresa del peñasco, pero algo anda mal, al acercarse no dice algo animador como, “les faltó potencia, pero estuvo muy bien” o algo por el estilo. Se detiene ante el pelirrojo y le cuestiona su desempeño. Me sorprende la acusación, no sentí un flujo de magia o activación de la misma a mi alrededor. Ha de tener sus razones para creer que ha sido así. Iba a comentar algo, pero mejor me callo, para no regarla.

Luego de esa incomoda situación, Adael hace alarde de sus capacidades elementales para crear un circuito acuático. Explica la razón de esta acción—tiene sentido, de hecho, la natación es el deporte que más músculos usa para su ejecución—comento mientras me quito los tenis, la camisa sin mangas que llevo puesto, aparte de las bandas deportivas, dejando expuesto los tatuajes de mi espalda. Los que llevo en la mano y parte del brazo ya llevan siendo visibles desde que me puse este conjunto. Nadie me ha visto raro por llevarlos, y esto hace evidente que aquí se maneja alguna variante mágica con tatuajes o comprenden las diferentes razones para usarlos, por lo que como mínimo, son socialmente aceptados o tolerados—Muy bien, básicamente seremos un barco de vapor con la rueda de paletas, ¿no?—ya en posición me lanzo.

Doy las brazadas para un nado adecuado. Mi velocidad es bastante decente, pero no superaré a ningún atleta profesional, y a los olímpicos ni se diga. Me concentro en la idea del calor, intento que se trasmita a mis manos conforme a cada brazada y respiración. Toda la acción resulta aún más complicado y pesado. Uno tiene que permanecer flotando, haciendo uso de todos los músculos, respirando a cada salida de superficie, ocupado con no chocar con las rocas que conforman el circuito. Todo lo anterior mientras uno intenta calentar el agua que se atraviesa. Yo que tengo entrenamiento previo, comprendo al terminar, que no he podido lograrlo, pero aun así, pregunto—¿burbujeó algo?—me responden que no—me lo imaginaba.

[Entrenamiento 2]