Página 2 de 27. • 1, 2, 3 ... 14 ... 27
Las cosas tras el incidente de Kira no habían dejado de revolverse y pasar a ser más extrañas. Volví al comedor tras ir a buscar gente y respirar un poco, pero Helena ya se había encargado de todo y los demás habían desaparecido de allí, se terminó la fiesta. Esa mujer es de hierro o algo, si a mí ya me costaba tragar...
Y ahora estamos aquí, en la gran sala de reuniones del Consejo, demasiado vacía para el asunto que debemos discutir. Llego con el resto, sombrío y apagado, lo que no suele ser normal en mí. La muerte de Kira ha sido un gran golpe... Miro al resto y me pregunto qué clase de recuerdos con la chica están reviviendo ahora, cuántos se arrepienten de haber o no haber dicho y hecho algo, cuántos piensan en su sonrisa y cuántos se compadecen de quienes la conocían. Kira, arrebatada a este mundo por los caprichos de la muerte, ya no se sentaría más entre nosotros.
El viejo Matvey hace una pregunta bastante fea, pero importante, y era si la médium había conseguido hablar con Kira, si ésta sabía quien fue que la mató. Yo provengo de una familia china bastante tradicional y que guarda respeto por los espíritus y muertos, por eso la idea de que la chica todavía pueda comunicarse con gente de este mundo me pone los pelos de la nuca erizados a más no poder. Entiendo que sea necesario... pero no ouijas ni trucos de fantasmas, por favor.
La rubia nos da una negativa, Kira no tiene idea de quién fue. Me doy cuenta del pequeño cambio de luz que hace Adael, más que nada porque ando mirando mi cinturón de tela oscuro y en ese momento le veo una mancha. Le doy una mirada triste con mis ojos rasgados y giro hacia Paracelso, que alza la voz dirigiéndose a los presentes. Asiento enérgicamente cuando dice que tenemos suficiente guerra fuera como para que también la haya aquí dentro, y la verdad es que desde el momento en que Kira fue clavada en aquella puerta, el Consejo se hundió. Nos acusaríamos los unos a los otros, culparíamos a los alumnos de nuestros compañeros o a aquellos que habían apoyado la libertad de entrada en la isla para refugiados, uno de los cuales era yo. Ella propone detener este ingreso de gente, seleccionar a quienes entran y no, porque la guerra ha llegado hasta nuestro pequeño rincón pacífico.
Despacio, arrastro la silla hacia atrás y me levanto, poniendo las manos sobre la mesa y mirando al resto, el rostro serio. Todo el alcohol que había bebido antes desapareció de repente, y me dejó con la horrible imagen de Kira en mi cabeza y la boca seca. La chica estaba muerta, era un hecho irreparable, yo no había podido evitar que alguans lágrimas cayeran de mis ojos cuando ya estaba solo en mi cuarto, deshaciendome de la ropa de celebración y poniéndome algo más apropiado para la situación.
-Estoy de acuerdo en detener la acogida por un tiempo, averiguar qué ha pasado, quién ha hecho esto. Pero no podemos escondernos en nuestra isla para siempre, han venido a cazarnos, quieren que nos quedemos aquí para terminar el trabajo, que nos pongamos a pelear entre nosotros mientras el culpable o los culpables andan a sus anchas. No podemos detener lo que hemos empezado, el mundo de ahí abajo se muere, nos necesitan. Y si estamos en esta mesa sentados no es por nosotros, es por esas personas que luchan cada día por sobrevivir. No, no podemos escondernos, no podemos dejar que un loco nos diga cuál es nuestro sitio o nuestro deber. Así que sugiero encontrar a quien haya hecho esto y retomar cuanto antes nuestra misión para con el mundo, transmitir nuestras enseñanzas, ayudar y acabar con esta guerra. Cualquier acción, sea buena o mala, tiene sus riesgos y consecuencias. Bien, ya hemos sufrido ambas, pero si para salvar a cinco, diez personas, tengo que dar mi vida entonces lo haré sin dudar. No dejemos que la muerte de Kira nos asuste, tomémosla como nuestro apoyo, ella no se habría dejado intimidar por nadie.
Helena tenía razón en todo, básciamente, pero no por eso me haría cambiar de opinión sobre rescatar a quienes pudiésemos de la guerra, no me convencería de querer abandonar mi idea sobre tomar partido en el conflicto.
Y ahora estamos aquí, en la gran sala de reuniones del Consejo, demasiado vacía para el asunto que debemos discutir. Llego con el resto, sombrío y apagado, lo que no suele ser normal en mí. La muerte de Kira ha sido un gran golpe... Miro al resto y me pregunto qué clase de recuerdos con la chica están reviviendo ahora, cuántos se arrepienten de haber o no haber dicho y hecho algo, cuántos piensan en su sonrisa y cuántos se compadecen de quienes la conocían. Kira, arrebatada a este mundo por los caprichos de la muerte, ya no se sentaría más entre nosotros.
El viejo Matvey hace una pregunta bastante fea, pero importante, y era si la médium había conseguido hablar con Kira, si ésta sabía quien fue que la mató. Yo provengo de una familia china bastante tradicional y que guarda respeto por los espíritus y muertos, por eso la idea de que la chica todavía pueda comunicarse con gente de este mundo me pone los pelos de la nuca erizados a más no poder. Entiendo que sea necesario... pero no ouijas ni trucos de fantasmas, por favor.
La rubia nos da una negativa, Kira no tiene idea de quién fue. Me doy cuenta del pequeño cambio de luz que hace Adael, más que nada porque ando mirando mi cinturón de tela oscuro y en ese momento le veo una mancha. Le doy una mirada triste con mis ojos rasgados y giro hacia Paracelso, que alza la voz dirigiéndose a los presentes. Asiento enérgicamente cuando dice que tenemos suficiente guerra fuera como para que también la haya aquí dentro, y la verdad es que desde el momento en que Kira fue clavada en aquella puerta, el Consejo se hundió. Nos acusaríamos los unos a los otros, culparíamos a los alumnos de nuestros compañeros o a aquellos que habían apoyado la libertad de entrada en la isla para refugiados, uno de los cuales era yo. Ella propone detener este ingreso de gente, seleccionar a quienes entran y no, porque la guerra ha llegado hasta nuestro pequeño rincón pacífico.
Despacio, arrastro la silla hacia atrás y me levanto, poniendo las manos sobre la mesa y mirando al resto, el rostro serio. Todo el alcohol que había bebido antes desapareció de repente, y me dejó con la horrible imagen de Kira en mi cabeza y la boca seca. La chica estaba muerta, era un hecho irreparable, yo no había podido evitar que alguans lágrimas cayeran de mis ojos cuando ya estaba solo en mi cuarto, deshaciendome de la ropa de celebración y poniéndome algo más apropiado para la situación.
-Estoy de acuerdo en detener la acogida por un tiempo, averiguar qué ha pasado, quién ha hecho esto. Pero no podemos escondernos en nuestra isla para siempre, han venido a cazarnos, quieren que nos quedemos aquí para terminar el trabajo, que nos pongamos a pelear entre nosotros mientras el culpable o los culpables andan a sus anchas. No podemos detener lo que hemos empezado, el mundo de ahí abajo se muere, nos necesitan. Y si estamos en esta mesa sentados no es por nosotros, es por esas personas que luchan cada día por sobrevivir. No, no podemos escondernos, no podemos dejar que un loco nos diga cuál es nuestro sitio o nuestro deber. Así que sugiero encontrar a quien haya hecho esto y retomar cuanto antes nuestra misión para con el mundo, transmitir nuestras enseñanzas, ayudar y acabar con esta guerra. Cualquier acción, sea buena o mala, tiene sus riesgos y consecuencias. Bien, ya hemos sufrido ambas, pero si para salvar a cinco, diez personas, tengo que dar mi vida entonces lo haré sin dudar. No dejemos que la muerte de Kira nos asuste, tomémosla como nuestro apoyo, ella no se habría dejado intimidar por nadie.
Helena tenía razón en todo, básciamente, pero no por eso me haría cambiar de opinión sobre rescatar a quienes pudiésemos de la guerra, no me convencería de querer abandonar mi idea sobre tomar partido en el conflicto.
La contestacion de Allighieri fue descorazonadora. Habia hablado con ella, si, brevemente. Pero la joven no habia visto quien habia sido el artifice de su asesinato. Eso nos dejaba con alguien astuto, alguien cuidadoso....la imagen sangrienta de la que me habian hablado se habian encontrado en el comedor nada tenia que ver con su modo de asesinato.
Solo cuando Bellatrix me contestó me senté yo. Me iba unas semanas y todo quedaba patas arriba. Capaces serian de sospechar de mi. No me extrañaría.... en mi caso..... No. Bloquee mis pensamientos y dejé la mente en blanco. Aparté los hechos del pasado. Tendria algo que ver con aquello? Kira se habia mostrado de acuerdo en participar en la guerra. Pero de ahi a....
Un rostro que echaba en falta era el de Le Fay. No la habia visto tras aquella abrupta visita en la que estaba el aprendiz de Stavron. Vendria? Era un misterio. Las caras largas de la gente lo decian todo. La estancia se iluminó un poco mas, a obra de Adael pude suponer. Y observé en parsimonioso silencio a Giordano, sumido en profundos pensamientos.
Helena tomó la voz cantante y habló. Me lanza una indirecta a la que mas tarde responderia, cuando llegase el momento. Habla, por supuesto, de que los sospechosos somos todos aquellos con acceso a la isla. No se equivoca ahi. Ella termina de modo tajante y me dedico a observar el efecto que sus palabras producen en el rostro de los demas. Sean no parece complacido, y Ling...no tarda en hablar. Llevándole la contra a Paracelso en cierto modo e instandonos a seguir, en cierto modo, en nombre de Kira.
Habia escuchado con la mirada un tanto perdida, pensativo, acariciando mi barba distraidamente. Unos segundos despues de la intervencion de Ling, hago escuchar mi voz.
-Creía que esto ya había quedado claro. Nuestra intervención en la guerra no es algo revocable. Y menos por un asesinato. En realidad, ¿qué hemos hecho hasta ahora? No mucho, aparte de transmitir unos pocos conocimientos a escasos individuos, y dar cobijo a otros pocos.
Me preguntaba si Lucio habia examinado el cuerpo de Kira y habia sacado alguna conclusion sobre su muerte, ya que la propia afectada parecia no saber nada. A no ser que Bellatrix mintiese....
-Sin embargo estoy de acuerdo en que dejemos de admitir gente nueva en la isla tan a la ligera. Y que durante unos meses, hasta que pongamos nuestros asuntos en orden, cerremos las puertas a nuevos ingresos. No podemos simplemente dejar que entre cualquiera sin comprobar en profundidad cuales son sus intenciones reales. Se propuso un sistema de seleccion. No se ha llevado a cabo. Si es necesario....me encargaré personalmente. - no era un secreto para nadie que yo, aparte de levantar a los muertos e invocar demonios, era habil en el arte de la legeremancia, o lo que es lo mismo, leer las mentes. Tambien es cierto que no es un sistema infalible si no que puede ser eludido por gente con resistencia a ello o con el uso de ciertas sustancias. Pero yo no era el unico capaz de sacar informacion de la gente.
-Y hay que iniciar unos interrogatorios. Por los cuales tenemos que pasar todos y cada uno de los veinte...ahora...de los diecinueve....y tambien los alumnos, aprendices e invitados. Todos, sin exclusion. Quien se niegue puede ser considerado tan culpable como el que más.
No me gustaba nada el asunto. Removía viejas heridas. Me hacia sentir un juez que no era, cuando mi papel era mas bien el contrario. Temía en cierto modo lo que pudiese salir a la luz, y al mismo tiempo lo deseaba. Y la ausencia de Catherine seguia preocupándome. Esto era algo importante, y ella era la unica que no se habia presentado.
-Supongo que Lucio tendrá algo que aportar acerca de la autopsia del cuerpo. -mire al galeno, confiando siempre en su criterio.
Solo cuando Bellatrix me contestó me senté yo. Me iba unas semanas y todo quedaba patas arriba. Capaces serian de sospechar de mi. No me extrañaría.... en mi caso..... No. Bloquee mis pensamientos y dejé la mente en blanco. Aparté los hechos del pasado. Tendria algo que ver con aquello? Kira se habia mostrado de acuerdo en participar en la guerra. Pero de ahi a....
Un rostro que echaba en falta era el de Le Fay. No la habia visto tras aquella abrupta visita en la que estaba el aprendiz de Stavron. Vendria? Era un misterio. Las caras largas de la gente lo decian todo. La estancia se iluminó un poco mas, a obra de Adael pude suponer. Y observé en parsimonioso silencio a Giordano, sumido en profundos pensamientos.
Helena tomó la voz cantante y habló. Me lanza una indirecta a la que mas tarde responderia, cuando llegase el momento. Habla, por supuesto, de que los sospechosos somos todos aquellos con acceso a la isla. No se equivoca ahi. Ella termina de modo tajante y me dedico a observar el efecto que sus palabras producen en el rostro de los demas. Sean no parece complacido, y Ling...no tarda en hablar. Llevándole la contra a Paracelso en cierto modo e instandonos a seguir, en cierto modo, en nombre de Kira.
Habia escuchado con la mirada un tanto perdida, pensativo, acariciando mi barba distraidamente. Unos segundos despues de la intervencion de Ling, hago escuchar mi voz.
-Creía que esto ya había quedado claro. Nuestra intervención en la guerra no es algo revocable. Y menos por un asesinato. En realidad, ¿qué hemos hecho hasta ahora? No mucho, aparte de transmitir unos pocos conocimientos a escasos individuos, y dar cobijo a otros pocos.
Me preguntaba si Lucio habia examinado el cuerpo de Kira y habia sacado alguna conclusion sobre su muerte, ya que la propia afectada parecia no saber nada. A no ser que Bellatrix mintiese....
-Sin embargo estoy de acuerdo en que dejemos de admitir gente nueva en la isla tan a la ligera. Y que durante unos meses, hasta que pongamos nuestros asuntos en orden, cerremos las puertas a nuevos ingresos. No podemos simplemente dejar que entre cualquiera sin comprobar en profundidad cuales son sus intenciones reales. Se propuso un sistema de seleccion. No se ha llevado a cabo. Si es necesario....me encargaré personalmente. - no era un secreto para nadie que yo, aparte de levantar a los muertos e invocar demonios, era habil en el arte de la legeremancia, o lo que es lo mismo, leer las mentes. Tambien es cierto que no es un sistema infalible si no que puede ser eludido por gente con resistencia a ello o con el uso de ciertas sustancias. Pero yo no era el unico capaz de sacar informacion de la gente.
-Y hay que iniciar unos interrogatorios. Por los cuales tenemos que pasar todos y cada uno de los veinte...ahora...de los diecinueve....y tambien los alumnos, aprendices e invitados. Todos, sin exclusion. Quien se niegue puede ser considerado tan culpable como el que más.
No me gustaba nada el asunto. Removía viejas heridas. Me hacia sentir un juez que no era, cuando mi papel era mas bien el contrario. Temía en cierto modo lo que pudiese salir a la luz, y al mismo tiempo lo deseaba. Y la ausencia de Catherine seguia preocupándome. Esto era algo importante, y ella era la unica que no se habia presentado.
-Supongo que Lucio tendrá algo que aportar acerca de la autopsia del cuerpo. -mire al galeno, confiando siempre en su criterio.
las conversaciones de los descendientes se habían vuelto a un sentido en el que no era cómodo para nadie y eso se veía en su rostro. Había decidido quedarme callado hasta que los demás hablaran, quería escuchar a los demás ya que los que Helena había dicho era bastante delicado, no recibir a mas personas temporalmente haría que se acabara con demasiadas vidas inocentes y todos lo sabíamos. Primero se escuchó la voz de Ling y estaba de acuerdo en algo de lo que había dicho, las personas que estaban abajo necesitaban entrar y negar la entrada era darles una sentencia de muerte y eso no era para nada lo que pensaba, después habló Matvey, no es que no me agradara pero siempre tenía un aura muy oscura y eso no me gustaba. Pero sus palabras también eran lógicas y lo de los interrogatorios tenía mucho sentido, algo se tenía que hacer y esa era la única opción que se había dado.
Las personas habían cambiado de posición y de cara, Cat no aparecía y era necesaria en esta reunión, igual, seguro yo le adelantaba el tema cuando volviera, pero de pronto se podía sospechar de ella, al fin y al cabo como decía Helena, todos somos sospechosos y el miedo y la desesperación harían que las acusaciones ilógicas salieran de todos y cada uno, hasta de los mas calculadores. Por suerte sabía que no tenía nada que temer, yo no soy una persona agresiva y Kira era buena persona, todos los sabíamos, de pronto la nostalgia me entró, sabía que no habíamos compartido mucho, pero si un descendiente moría, uno de los 20 entonces nadie estaría a salvo y eso arriesgaba a cualquiera. Yo estaría dispuesto a cualquier tipo de solución solo por cerrar este tema y devolver la seguridad a nuestra isla, detestaba la idea de no poder bajar a reclutar estudiantes, o de negar la entrada a otros. Pero Helena tenia razón y las decisiones drásticas eran lo mejor que se puede hacer por el momento, así que luchando contra mí decidí apoyar la moción. -Yo... yo creo que lo mejor es dejar las puertas cerradas por un tiempo, hasta que todo esto se solucione, pero... si la gente podía entrar a Ouroboros, significa que podían salir cunado quisieran, quizá ya lo hicieron, espero que no, pero si lo hicieron... las... las puertas deberán cerrarse para siempre a los nuevos reclutas o tener un sistema de selección muy riguroso. No estoy de acuerdo completamente con la decision, Helena, pero entiendo completamente la situación y tenemos que resolver esto de una vez.- Mis palabras se atoraban en mi garganta, no me creía que estuviera diciendo eso, pero era lo correcto, tengo que repetirmelo hasta que sea completamente cierto para mí.
Las personas habían cambiado de posición y de cara, Cat no aparecía y era necesaria en esta reunión, igual, seguro yo le adelantaba el tema cuando volviera, pero de pronto se podía sospechar de ella, al fin y al cabo como decía Helena, todos somos sospechosos y el miedo y la desesperación harían que las acusaciones ilógicas salieran de todos y cada uno, hasta de los mas calculadores. Por suerte sabía que no tenía nada que temer, yo no soy una persona agresiva y Kira era buena persona, todos los sabíamos, de pronto la nostalgia me entró, sabía que no habíamos compartido mucho, pero si un descendiente moría, uno de los 20 entonces nadie estaría a salvo y eso arriesgaba a cualquiera. Yo estaría dispuesto a cualquier tipo de solución solo por cerrar este tema y devolver la seguridad a nuestra isla, detestaba la idea de no poder bajar a reclutar estudiantes, o de negar la entrada a otros. Pero Helena tenia razón y las decisiones drásticas eran lo mejor que se puede hacer por el momento, así que luchando contra mí decidí apoyar la moción. -Yo... yo creo que lo mejor es dejar las puertas cerradas por un tiempo, hasta que todo esto se solucione, pero... si la gente podía entrar a Ouroboros, significa que podían salir cunado quisieran, quizá ya lo hicieron, espero que no, pero si lo hicieron... las... las puertas deberán cerrarse para siempre a los nuevos reclutas o tener un sistema de selección muy riguroso. No estoy de acuerdo completamente con la decision, Helena, pero entiendo completamente la situación y tenemos que resolver esto de una vez.- Mis palabras se atoraban en mi garganta, no me creía que estuviera diciendo eso, pero era lo correcto, tengo que repetirmelo hasta que sea completamente cierto para mí.
Andar en sus pensamientos era algo casi innato para Giordano, como dote principal y espectro andante de los Da Vinci que desde siempre se habían destacado en esa ámbito, ya que, cualquiera puede enfrascarse en sus pensamientos pero no todos podían ignorar la presencia de las personas, los latidos, las respiraciones y las palabras como lo hacían los Da VInci. Esa era una ocasión en la que disfrutaba poseer aquella habilidad, aquél dote, aquella bendición del creador, si es que había alguno, de todas las cosas. En ese momento no sabía quien era, dónde estaba, cuando y por qué estaba ahí, sólo sabía que existía en ese momento, y en la mañana sabía quien era, pero según creía, debería de haber cambiado desde que se levantó.
En la mañana se había despertado pensando en inventos, en cómo mejorarlos, se había despertado pensando en su antepasado y de quien era Descendiente, cómo había dejado su marca en el mundo y cuanto había contribuido Leonardo, él no podía ser menos, debía ser más, o hasta mejor. Ahora, a diferencia de ésta mañana, se encontraba pensando en la vida y en la guerra (o quizás amor, aunque el amor ya de por sí es una guerra) que poseía con la muerte, como caía gente a diario dándole ventaja a la muerte, o como nacía gente a diario y como la vida tomaba ventaja con las nuevas esperanzas que surgían. El cambio de los pensamientos de una persona resultaba casi tan fascinante como el cambio que sucedía en la vida y la muerte, casi.
La vida cambiaba con una rapidez impresionante, en el más mínimo parpadeo te encuentras en cama, diciendo tus últimas palabras y un segundo después, no eres más que huesos que poco a poco se convertirían en cenizas, de las cenizas a las cenizas, así era como debía ser y así había sido por mucho tiempo. Desde antes de cualquier Descendiente, desde antes del consejo, desde antes de los humanos y desde antes del primer pensamiento, siempre estaba la muerte ahí, como una muy vieja amiga. El final de algo es el comienzo de otra cosa, quizás, en alguna parte, una Descendiente de quién sabe qué mago podría estar naciendo, o mejor aún, acercándose lentamente a ellos, quienes estaban reunidos en ese momento por algo que para él era algo simple, una muerte.
Poseía los ojos cerrados, viendo solamente la oscuridad, oía pero no escuchaba todo lo que sus compañeros, más no amigos, decían y su cerebro se encargaba de retenerlo hasta que él estuviera dispuesto a procesar toda esa información, otro dote que los Da Vinci poseían. Si la gente no desarrollara aquellos lazos amistosos y solamente amaran a sus familiares y a la persona con quien debían pasar el resto de su vida, no habría quizás, tanto sentimentalismo que se interpusiera entre los pensamientos racionales y creara guerras, ya que, para que nada los separara que nada los uniera. Sus manos en su bastón se mantenían firmes, fuertes y frías a pesar de poseer guantes, el frío estaba en su cuerpo en ese momento.
Aún no iba a hablar, no, aún no, no iba a desperdiciar saliva en ese momento para después, cuando estuvieran todos, volver a repetir lo que pensaba, sólo en el momento en que se encontraran todos reunidos hablaría, y por las cosas que había logrado ver cuando había entrado, aún la descendiente Le Fay no hacía acto de presencia, y él iba a saber cuando entrara allí ya que ésta, como todos, hablaría, como todos menos él, claro está. No sabía si poseía hipertimesia, pero recordaba hasta el más mínimo detalle de cuando había entrado por primera vez ahí, con su sombrero de copa y su bastón. La luz en ese momento, el aire chocando con su cara, las respiraciones, todo.
En ese momento ya parecían haber amistades forjadas, vínculos que, a pesar de tener poco tiempo, ya eran lo suficientemente fuertes como para poder durar años. Más, en aquella sala, en aquellas paredes frías a pesar de las llamas, en aquél asiento vacío, no se encontraban aquellas personas, se encontraban simple y duramente personas confundidas y abrumadas por la muerte de una amiga, las muertes ocurrían a diario, y a ellos no les importaba, pero, uno de ellos moría y era asunto de máxima prioridad, ahora sí debían de hablar de la seguridad de las personas, no sabía si la muerte de Kira había sido buena o mala, pero a su parecer, por fin sus compañeros habían prestado atención a la llamada guerra que no hacía más que causar muertes. Abrió los ojos por fin, aquellos profundos ojos que se hacían llamar las ventanas de su alma. Vio a sus compañeros y sonrió previniendo lo que iba a suceder.
En la mañana se había despertado pensando en inventos, en cómo mejorarlos, se había despertado pensando en su antepasado y de quien era Descendiente, cómo había dejado su marca en el mundo y cuanto había contribuido Leonardo, él no podía ser menos, debía ser más, o hasta mejor. Ahora, a diferencia de ésta mañana, se encontraba pensando en la vida y en la guerra (o quizás amor, aunque el amor ya de por sí es una guerra) que poseía con la muerte, como caía gente a diario dándole ventaja a la muerte, o como nacía gente a diario y como la vida tomaba ventaja con las nuevas esperanzas que surgían. El cambio de los pensamientos de una persona resultaba casi tan fascinante como el cambio que sucedía en la vida y la muerte, casi.
La vida cambiaba con una rapidez impresionante, en el más mínimo parpadeo te encuentras en cama, diciendo tus últimas palabras y un segundo después, no eres más que huesos que poco a poco se convertirían en cenizas, de las cenizas a las cenizas, así era como debía ser y así había sido por mucho tiempo. Desde antes de cualquier Descendiente, desde antes del consejo, desde antes de los humanos y desde antes del primer pensamiento, siempre estaba la muerte ahí, como una muy vieja amiga. El final de algo es el comienzo de otra cosa, quizás, en alguna parte, una Descendiente de quién sabe qué mago podría estar naciendo, o mejor aún, acercándose lentamente a ellos, quienes estaban reunidos en ese momento por algo que para él era algo simple, una muerte.
Poseía los ojos cerrados, viendo solamente la oscuridad, oía pero no escuchaba todo lo que sus compañeros, más no amigos, decían y su cerebro se encargaba de retenerlo hasta que él estuviera dispuesto a procesar toda esa información, otro dote que los Da Vinci poseían. Si la gente no desarrollara aquellos lazos amistosos y solamente amaran a sus familiares y a la persona con quien debían pasar el resto de su vida, no habría quizás, tanto sentimentalismo que se interpusiera entre los pensamientos racionales y creara guerras, ya que, para que nada los separara que nada los uniera. Sus manos en su bastón se mantenían firmes, fuertes y frías a pesar de poseer guantes, el frío estaba en su cuerpo en ese momento.
Aún no iba a hablar, no, aún no, no iba a desperdiciar saliva en ese momento para después, cuando estuvieran todos, volver a repetir lo que pensaba, sólo en el momento en que se encontraran todos reunidos hablaría, y por las cosas que había logrado ver cuando había entrado, aún la descendiente Le Fay no hacía acto de presencia, y él iba a saber cuando entrara allí ya que ésta, como todos, hablaría, como todos menos él, claro está. No sabía si poseía hipertimesia, pero recordaba hasta el más mínimo detalle de cuando había entrado por primera vez ahí, con su sombrero de copa y su bastón. La luz en ese momento, el aire chocando con su cara, las respiraciones, todo.
En ese momento ya parecían haber amistades forjadas, vínculos que, a pesar de tener poco tiempo, ya eran lo suficientemente fuertes como para poder durar años. Más, en aquella sala, en aquellas paredes frías a pesar de las llamas, en aquél asiento vacío, no se encontraban aquellas personas, se encontraban simple y duramente personas confundidas y abrumadas por la muerte de una amiga, las muertes ocurrían a diario, y a ellos no les importaba, pero, uno de ellos moría y era asunto de máxima prioridad, ahora sí debían de hablar de la seguridad de las personas, no sabía si la muerte de Kira había sido buena o mala, pero a su parecer, por fin sus compañeros habían prestado atención a la llamada guerra que no hacía más que causar muertes. Abrió los ojos por fin, aquellos profundos ojos que se hacían llamar las ventanas de su alma. Vio a sus compañeros y sonrió previniendo lo que iba a suceder.
El primero que se decide a hablar es Ling, uno de los que parecen más afectados. Por edad es de la generación de los miembros del consejo más jóvenes, así que supongo que tenía más afinidad con ella. Lo observo en silencio y con las manos entralazadas a la altura de la cara, esperando a que termine su intervención. Coincide conmigo en cerrar la isla un tiempo, pero...propone meterse a la guerra. El chico es valiente, pero insensato. Espero a que intervengan los demás, así respondo a todos a la vez. El nigromante también opina que estamos haciendo poco, quiere que nos metamos de lleno en la contienda. Frunzo el ceño ante la respuesta de éste, no habíamos decidido participar abiertamente en la guerra. Un murmullo recorre la sala, comentarios en contra, a favor...pero nadie se atreve a hablar. Adael también da su punto de vista, pero de manera menos explícita que los otros dos. Y Giordano parece bastante relajado, incluso ausente, aunque conociéndolo seguro que está más que atento y meditando su respuesta.
- Está bien. Por ahora parece que estamos de acuerdo en cerrar nuevas admisiones. Otro punto es el de los interrogatorios, se hará. Todos y cada uno de nosotros...usando veritaserum. Es necesario hacerlo así, lo realizará Lucio, y después él también se someterá a la prueba. Los alumnos también serán interrogados así.
"vamos a necesitar litros de veritaserum...espero que Sofía lo prepare en cantidades industriales"
- Lucio realizó la autopsia al cuerpo, descubrió que la violencia fue posterior a la muerte. Fuese quien fuese...querían engañarnos a primera vista. En el cuerpo no había rastro de venenos, pero todos sabemos que hay algunos que no dejan rastros. Es mera especulación, pero no tenemos demasiados datos. Y menos si Bellatrix no ha obtenido información por medio del espíritu de Kira. - lamentablemente no tenemos más pruebas, sólo indicios, ideas vagas. No es suficiente para encontrar culpables. - Hasta ahí parece que coincidimos.. Respecto a lo de participar en la guerra. Deberíamos votar si atacamos abiertamente o no. Mi voto es negativo, pero acataré lo que salga por mayoría. - muy a mi pesar debo respetar las decisiones del consejo, aunque esto puede derivar en desunión para todos nosotros. Las cosas ya están tirantes, pero ha llegado el momento decisivo. Ya no habrá vuelta atrás. Recorro nuevamente la sala con la mirada, esperando a que los demás hagan lo propio. En total estamos 18, ya que Kira está muerta y Catherine no aparece. Por ahora hay un voto negativo de 18. Algunas manos comienzan a alzarse, pronunciándose al respecto.
----------------------------------------
off: He pensado que como para votaciones faltan Descendientes que no tienen user podemos tirar dado para ver si votan éxito a la participación en la guerra o fallo, si votan negativo. Y luego tiro dado de opciones para ver cuantos han votado sí o no. Los que falten serían abstenciones o ya veríamos xD es una idea. Si queréis seguimos con ella, si no pues pasamos de los dados que tiro y nos inventamos lo que votan (?) ya decís.
- Está bien. Por ahora parece que estamos de acuerdo en cerrar nuevas admisiones. Otro punto es el de los interrogatorios, se hará. Todos y cada uno de nosotros...usando veritaserum. Es necesario hacerlo así, lo realizará Lucio, y después él también se someterá a la prueba. Los alumnos también serán interrogados así.
"vamos a necesitar litros de veritaserum...espero que Sofía lo prepare en cantidades industriales"
- Lucio realizó la autopsia al cuerpo, descubrió que la violencia fue posterior a la muerte. Fuese quien fuese...querían engañarnos a primera vista. En el cuerpo no había rastro de venenos, pero todos sabemos que hay algunos que no dejan rastros. Es mera especulación, pero no tenemos demasiados datos. Y menos si Bellatrix no ha obtenido información por medio del espíritu de Kira. - lamentablemente no tenemos más pruebas, sólo indicios, ideas vagas. No es suficiente para encontrar culpables. - Hasta ahí parece que coincidimos.. Respecto a lo de participar en la guerra. Deberíamos votar si atacamos abiertamente o no. Mi voto es negativo, pero acataré lo que salga por mayoría. - muy a mi pesar debo respetar las decisiones del consejo, aunque esto puede derivar en desunión para todos nosotros. Las cosas ya están tirantes, pero ha llegado el momento decisivo. Ya no habrá vuelta atrás. Recorro nuevamente la sala con la mirada, esperando a que los demás hagan lo propio. En total estamos 18, ya que Kira está muerta y Catherine no aparece. Por ahora hay un voto negativo de 18. Algunas manos comienzan a alzarse, pronunciándose al respecto.
----------------------------------------
off: He pensado que como para votaciones faltan Descendientes que no tienen user podemos tirar dado para ver si votan éxito a la participación en la guerra o fallo, si votan negativo. Y luego tiro dado de opciones para ver cuantos han votado sí o no. Los que falten serían abstenciones o ya veríamos xD es una idea. Si queréis seguimos con ella, si no pues pasamos de los dados que tiro y nos inventamos lo que votan (?) ya decís.
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Helena Paracelso' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Probabilidad' :
--------------------------------
#2 'Dado opciones' : 6
#1 'Probabilidad' :
--------------------------------
#2 'Dado opciones' : 6
El viaje casi no le había costado nada pese a que habían tenido que hacer escalas. Rhaegar se fue directo al piso y Max y Catherine se dirigieron al edificio principal. Pese a que la muchacha iban con jeans y botines, una camiseta negra simple y chaqueta negra - léase, su outfit oscuro de siempre- algo en ella había cambiado. No se trataba sólo de la forma en la que desconfiaba hasta de su sombra, sino de su misma esencia. Tal como la obsidiana, Catherine era un farol negro que parecía absorber toda la luz de una escena y convertirla en un halo negro y oscuro a su alrededor, una aura de denso y peligroso poderío que haría zozobrar las mentes y almas más débiles.
Como era costumbre, el salón de Cónclave permanecía cerrado así que se dirigió a la sala de reuniones generales donde ya desde cierta distancia se escuchaban voces. El tono de Helena dictaba, como siempre, las directrices de las misiones y objetivos como si fuese la líder del consejo.
Cosa que no era.
Y si bien Catherine había callado y soportado durante dos años y medios los vaivenes del consejo sin apenas decir nada, sólo acatando y en parte rompiendo muchas reglas hoy no lo haría. Ladeó suavemente la cabeza para observar sobre su hombro izquierdo a Donovan, su cuervo; y a su derecha Max. Se sorprendió de la actitud del cuervo desde su estancia en el Castillo Le Fay, antes había sido arisco, ahora la acompañaba a todos lados. Antes de que llegaran a la entrada, Catherine había movido un dedo con suavidad haciendo que las puertas se abrieran con rapidez. Donovan salió a volandas precediendo a su dueña y la muchacha de cabellera negra y ondulada ingresó.
-Miren por donde… Desconocía que se podían tomar decisiones sin estar todos presentes...Pero claro, si hay gente que se abstiene en Cónclaves...que la anarquía reine en el Consejo de los 20 hipócritas-
Soltó, venenosa.Donovan, el glorioso cuervo, se posó en una de las columnas lanzando un par de graznidos. Mientras Catherine caminaba acariciando los respaldos de cada silla con suma delicadeza.
-Mi pregunta, ahora que los tengo a todos reunidos aquí es… ¿Por qué se investiga el asesinato de Kira pero nunca dieron respuestas sobre el de mi padre? ¿El de Altair entonces? Su cuerpo nunca se encontró. ¿El de Layla y mi madre? ¿Realmente creen que un Le Fay moriría en una de sus propias ilusiones? Mis antecesores cayeron como piezas de ajedrez hasta llegar a mí. ¿Un simple peón, tal vez? ¿Quienes son las piezas blancas que juegan en nuestra contra realmente?-
Cuestionó alzando la mirada primero hacia Matvey y luego hacia Helena con un brillo de frío rencor en sus iris de colores. Había llegado al centro de aquella reunión y tenía los brazos cruzados.
-No, Helena no es necesario pelear contra el mundo cuando tenemos nuestro propio tablero de ajedrez aquí. Este consejo está lleno de mentirosos, hipócritas y asesinos. Para dar el ejemplo, primero hay que serlo. Y seré yo quien me encargue de hacerlo-
Como era costumbre, el salón de Cónclave permanecía cerrado así que se dirigió a la sala de reuniones generales donde ya desde cierta distancia se escuchaban voces. El tono de Helena dictaba, como siempre, las directrices de las misiones y objetivos como si fuese la líder del consejo.
Cosa que no era.
Y si bien Catherine había callado y soportado durante dos años y medios los vaivenes del consejo sin apenas decir nada, sólo acatando y en parte rompiendo muchas reglas hoy no lo haría. Ladeó suavemente la cabeza para observar sobre su hombro izquierdo a Donovan, su cuervo; y a su derecha Max. Se sorprendió de la actitud del cuervo desde su estancia en el Castillo Le Fay, antes había sido arisco, ahora la acompañaba a todos lados. Antes de que llegaran a la entrada, Catherine había movido un dedo con suavidad haciendo que las puertas se abrieran con rapidez. Donovan salió a volandas precediendo a su dueña y la muchacha de cabellera negra y ondulada ingresó.
-Miren por donde… Desconocía que se podían tomar decisiones sin estar todos presentes...Pero claro, si hay gente que se abstiene en Cónclaves...que la anarquía reine en el Consejo de los 20 hipócritas-
Soltó, venenosa.Donovan, el glorioso cuervo, se posó en una de las columnas lanzando un par de graznidos. Mientras Catherine caminaba acariciando los respaldos de cada silla con suma delicadeza.
-Mi pregunta, ahora que los tengo a todos reunidos aquí es… ¿Por qué se investiga el asesinato de Kira pero nunca dieron respuestas sobre el de mi padre? ¿El de Altair entonces? Su cuerpo nunca se encontró. ¿El de Layla y mi madre? ¿Realmente creen que un Le Fay moriría en una de sus propias ilusiones? Mis antecesores cayeron como piezas de ajedrez hasta llegar a mí. ¿Un simple peón, tal vez? ¿Quienes son las piezas blancas que juegan en nuestra contra realmente?-
Cuestionó alzando la mirada primero hacia Matvey y luego hacia Helena con un brillo de frío rencor en sus iris de colores. Había llegado al centro de aquella reunión y tenía los brazos cruzados.
-No, Helena no es necesario pelear contra el mundo cuando tenemos nuestro propio tablero de ajedrez aquí. Este consejo está lleno de mentirosos, hipócritas y asesinos. Para dar el ejemplo, primero hay que serlo. Y seré yo quien me encargue de hacerlo-
Maxwell Blake
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Inevitable, las palabras rompen el silencio y la delicada compañía. Joven de facciones únicas, marcadas de experiencia pero carente de la dureza de los años. Intrépida, unas manos tintadas de oscuridad la denotan en un grupo alejado de las costumbres femeninas más modernas, templada al hecho de tener que ensuciar para lograr un cometido. Una buena filosofía que llegaba a ser practicable desde su punto de vista. Un poco lento pero sin ser perezoso deslumbra con una confiada sonrisa haciendo oídos sordos al redoblar de los zapatos contra el impecable mármol en un camino que, milagrosamente, es de su agrado. Instante fugaz en que sus ojos vuelven a la silueta que le acompaña, retomando conceptos que había planteado mentalmente al llegar. La suerte como noción ligada al destino, la posibilidad de incomprensibles bestias habitando más allá de lo profundo. Durmientes, siempre a la espera. El miedo es una emoción intensa y entre segundos efímeros se preguntó de que estaría hecho el temor de la joven frente a sus ojos ¿Cuántas monedas valdría su espanto? ¿Dos? Quizás tres. Vanguardista, lo suficiente para tener convicciones y un discurso, aunque endeble, con que defenderlo. Valor agregado, un extra nativo si tuviera que venderla como una casa.
En aquél momento era un ángel vestido de blanco, que representaba por fuera el apellido que llevaba. No era un ignorante, mucho menos aficionado. Sabía de particulares estratégicamente ubicadas entre tantos símbolos, formas y figuras que solo servían para deleitar o incomodar al ojo. De eso ni una palabra, era un propósito a ser medido, poner a prueba la autenticidad de tantas historias que podrían horrorizar a más de uno. Una necesidad de curiosidad casi científica. Detiene el paso en la sala de reuniones. Las personas debían creerlo todo un filántropo y Catherine su caso de caridad.
-La respuesta es sencilla cuando el culpable parte el pan sobre la balanza de la ley – completó a la Le Fay en tono poético. Jugando cartas a primera mano con la sorpresa como ventaja, no permite al miedo tomar posesión, lo disfruta; se llena el paladar de su sabor como el más exquisito de los manjares. Los rostros incrédulos su cereza, pura, tan inocente y llena de un dulce jugo del que quiere inundarse. Continúa, las sombras se mueven en una danza inescrutable pero sucede, tan real como el suelo que le permitía mantenerse de pie.
-Mi nombre es Maxwell Blake. La mayoría no me conoce, otros quizás si – dijo mirando a Matvey con el brillo de sus ojos siendo una total burla - Mi familia siempre ha sido muy tranquila y quedada al margen en este tipo de asuntos, es lo que nos ha permitido perpetuar en el tiempo para quienes la historia suene la campanilla. Como dije, Blake, primera orden de Merlín, esos Blake- agregó de un antiguo antepasado que en antiquísimos libros figuraba como galardonado con tal honor y que desde entonces el listón permanecía con su madre- Gané el torneo Fénix años atrás ,consagrándome aprendiz del padre de la dama aquí presente – dijo besando la mano de Catherine, no cualquiera, sino la que llevaba el anillo que el mismo había puesto en su anular – Me he mantenido fuera, escondido, mi nombre borrado de tantos recuerdos para protegerme de la realidad que sé, de la sangre que mancha esta mesa sobre la que todos y cada uno de ustedes se regodea- sonrió en una idea y realización que mueren con el frío que invade sin permiso. Estático, oculto en un velo oscuro de una nada absoluta. ¡Cuán gracioso y divertido! Temerías a su sonrisa de poder entenderla, repleta de colores de un terrible augurio. La tormenta se avecina falta de misericordia, su ojo puesto en un encierro que se prepara para lo peor. Enterrada dentro, la oscuridad aflora con pétalos de agonía, intentando arrancar el corazón entre sollozos y un invisible toque gélido. Rara es la oportunidad de presenciar tal arte en plena acción, aún si eso lo convierte a uno en objetivo. Nada lo para realmente, dispuesto a llevar lo que legalmente pertenece. El juego comienza a crecer en sus apuestas.
- Las mentiras y engaños no pueden confundir al ilusionista. Sus espejos se han roto, y la imagen ha quedado clara, han llevado a la magia a arrastrarse a un barro que desgasta la pureza que debe portar. Mentes viejas, tradiciones muertas, los aquí presentes son el quiste que hace a esta enfermedad con sangre inocente pagando el precio. La paciencia me ha bastado para llegar hasta aquí y decir… no más.
-Frente al peón el rey es un igual. Jaque mate- dijo entrelazando sus dedos con lo de Cath, era apenas un bocadillo y los cielos testigos del infierno que pensaba desatar.
En aquél momento era un ángel vestido de blanco, que representaba por fuera el apellido que llevaba. No era un ignorante, mucho menos aficionado. Sabía de particulares estratégicamente ubicadas entre tantos símbolos, formas y figuras que solo servían para deleitar o incomodar al ojo. De eso ni una palabra, era un propósito a ser medido, poner a prueba la autenticidad de tantas historias que podrían horrorizar a más de uno. Una necesidad de curiosidad casi científica. Detiene el paso en la sala de reuniones. Las personas debían creerlo todo un filántropo y Catherine su caso de caridad.
-La respuesta es sencilla cuando el culpable parte el pan sobre la balanza de la ley – completó a la Le Fay en tono poético. Jugando cartas a primera mano con la sorpresa como ventaja, no permite al miedo tomar posesión, lo disfruta; se llena el paladar de su sabor como el más exquisito de los manjares. Los rostros incrédulos su cereza, pura, tan inocente y llena de un dulce jugo del que quiere inundarse. Continúa, las sombras se mueven en una danza inescrutable pero sucede, tan real como el suelo que le permitía mantenerse de pie.
-Mi nombre es Maxwell Blake. La mayoría no me conoce, otros quizás si – dijo mirando a Matvey con el brillo de sus ojos siendo una total burla - Mi familia siempre ha sido muy tranquila y quedada al margen en este tipo de asuntos, es lo que nos ha permitido perpetuar en el tiempo para quienes la historia suene la campanilla. Como dije, Blake, primera orden de Merlín, esos Blake- agregó de un antiguo antepasado que en antiquísimos libros figuraba como galardonado con tal honor y que desde entonces el listón permanecía con su madre- Gané el torneo Fénix años atrás ,consagrándome aprendiz del padre de la dama aquí presente – dijo besando la mano de Catherine, no cualquiera, sino la que llevaba el anillo que el mismo había puesto en su anular – Me he mantenido fuera, escondido, mi nombre borrado de tantos recuerdos para protegerme de la realidad que sé, de la sangre que mancha esta mesa sobre la que todos y cada uno de ustedes se regodea- sonrió en una idea y realización que mueren con el frío que invade sin permiso. Estático, oculto en un velo oscuro de una nada absoluta. ¡Cuán gracioso y divertido! Temerías a su sonrisa de poder entenderla, repleta de colores de un terrible augurio. La tormenta se avecina falta de misericordia, su ojo puesto en un encierro que se prepara para lo peor. Enterrada dentro, la oscuridad aflora con pétalos de agonía, intentando arrancar el corazón entre sollozos y un invisible toque gélido. Rara es la oportunidad de presenciar tal arte en plena acción, aún si eso lo convierte a uno en objetivo. Nada lo para realmente, dispuesto a llevar lo que legalmente pertenece. El juego comienza a crecer en sus apuestas.
- Las mentiras y engaños no pueden confundir al ilusionista. Sus espejos se han roto, y la imagen ha quedado clara, han llevado a la magia a arrastrarse a un barro que desgasta la pureza que debe portar. Mentes viejas, tradiciones muertas, los aquí presentes son el quiste que hace a esta enfermedad con sangre inocente pagando el precio. La paciencia me ha bastado para llegar hasta aquí y decir… no más.
-Frente al peón el rey es un igual. Jaque mate- dijo entrelazando sus dedos con lo de Cath, era apenas un bocadillo y los cielos testigos del infierno que pensaba desatar.
Y así fue como algunos miembros dieron sus opiniones y estaban de acuerdo con cerrar las puertas hasta que esto se solucione, pero estaban medios disparejos por la decisión de pelear en la guerra. Yo seguía observando a todos, con calma para no alterarme y pensar bien mis palabras antes de hablar.
-Estoy de acuerdo con cerrar las puertas hasta resolver esto, pero nos llevara tiempo, no saldrá a la luz el culpable o los culpables enseguida. Ademas con lo de los interrogatorio también esta perfecto eso- comente de forma un poco insegura, pero era cierto ya que había alguien que mato a una descendiente. Luego estuve en pausa por unos segundos antes de continuar, suspire y comencé -No creo que sea buena idea unirnos a la guerra, en el sentido de pelear. Ya que nos podrían asesinar, y ¿luego quienes transmitirán nuestros conocimientos a nuevos magos?- necesitaba hacer esa pregunta, quería escuchar sus respuestas ante esta. -Ya asesinaron a una experta en Voodoo y Chamanismo y Control de la meteorología. Nadie podrá aprender de esta experta. Si nos asesinan en la guerra el conocimiento se perderá- agregue con tono triste, ya que me cuesta ponerme serio o hablar con tono frió, porque este tema era serio pero triste a la vez.
Luego me quede en silencio esperando pacientemente la respuesta de esto y de mi pregunta, creo que estar un poco al margen de la pelea es necesario pero salvarlos podes seguir con eso. Los minutos pasaron y se escuchaban murmullos que retumbaban en toda la sala, hasta que la presencia de Catherine Le Fay con un acompañante.
Le Fay hace algunas preguntas sobre su familia, porque no hemos investigado sus muertes, y que no tenemos que entrar en la guerra, luego su compañero se presenta. A lo que decidí ser educado y saludarlo, -Un gusto en conocerlo Maxwell- pero al seguir escuchando sus palabras me quede atento a algo primera orden de Merlín mis ojos se abrieron al escuchar eso, no se porque pero quería saber más de Merlín y sobre este joven. Pero las miradas de los que estaban presentes eran algo de dudas y llenos de preguntas por saber en donde estaba Catherine.
-Estoy de acuerdo con cerrar las puertas hasta resolver esto, pero nos llevara tiempo, no saldrá a la luz el culpable o los culpables enseguida. Ademas con lo de los interrogatorio también esta perfecto eso- comente de forma un poco insegura, pero era cierto ya que había alguien que mato a una descendiente. Luego estuve en pausa por unos segundos antes de continuar, suspire y comencé -No creo que sea buena idea unirnos a la guerra, en el sentido de pelear. Ya que nos podrían asesinar, y ¿luego quienes transmitirán nuestros conocimientos a nuevos magos?- necesitaba hacer esa pregunta, quería escuchar sus respuestas ante esta. -Ya asesinaron a una experta en Voodoo y Chamanismo y Control de la meteorología. Nadie podrá aprender de esta experta. Si nos asesinan en la guerra el conocimiento se perderá- agregue con tono triste, ya que me cuesta ponerme serio o hablar con tono frió, porque este tema era serio pero triste a la vez.
Luego me quede en silencio esperando pacientemente la respuesta de esto y de mi pregunta, creo que estar un poco al margen de la pelea es necesario pero salvarlos podes seguir con eso. Los minutos pasaron y se escuchaban murmullos que retumbaban en toda la sala, hasta que la presencia de Catherine Le Fay con un acompañante.
Le Fay hace algunas preguntas sobre su familia, porque no hemos investigado sus muertes, y que no tenemos que entrar en la guerra, luego su compañero se presenta. A lo que decidí ser educado y saludarlo, -Un gusto en conocerlo Maxwell- pero al seguir escuchando sus palabras me quede atento a algo primera orden de Merlín mis ojos se abrieron al escuchar eso, no se porque pero quería saber más de Merlín y sobre este joven. Pero las miradas de los que estaban presentes eran algo de dudas y llenos de preguntas por saber en donde estaba Catherine.
Mis palabras tienen sus consecuencias en todos y cada uno de los oyentes, mis compañeros del Consejo, dieciocho ahora, pues aún falta Catherine. Unos pocos, los que menos, asienten. Otros las contradicen, no quieren entrar en la lucha, Sean expone que si nosotros perecemos nadie habrá para transmitir nuestros conocimientos.
-En una guerra hay muertes, por supuesto, pero si nos quedamos aquí sentados mirando cómo se asesinan entre ellos: ¿a quién vamos a dejar nuestro legado? Mi voto es positivo.
Añado mi respuesta finalmente mirando a Helena, no desafiándola pero dejando claro que quiero salvar a esas personas que luchan día a día y a quienes hemos ocultado nuestra presencia, dejándolos a su suerte. Me pregunto en este momento qué será de mi padre, si estará en algún lugar del mundo luchando contra soldados y máquinas, o se halla bajo algunos metros de tierra, su cuerpo cubierto por las heridas del combate que tanto añoraba y fue a buscar, abandonando a su familia. Matvey propone unos interrogatorios además de aumentar las medidas, me parece una buena idea, pero después de escuchar a Adael (algo sorprendido por las palabras que salen de su boca) empiezo a pensar que si una persona o un grupo de personas han conseguido arrebatarle a una descendiente su vida, deben ser lo suficientemente listos como para poner tierra y mar de por medio, sabiendo que el Consejo no dejará este hecho sin castigo.
Sigo en mis pensamientos cuando las puertas se abren y aparece la tan esperada Descendiente de los Le Fay. Si no fuese por sus brillantes ojos probablemente no la reconocería: esas vestimentas, esa actitud, esas palabras… Despacio vuelvo a tomar asiento y me fijo en el chico que la acompaña, el que Adael y yo conocimos en su casa, Maxwell. No parecen los dos muy felices, Cat ni siquiera parece ella misma, y eso me preocupa. Habla de su padre, su familia, todos muertos. Yo sabía que su pasado no había sido maravilloso, pero no que el Consejo se negó a investigar las muertes, no que mi madre y el resto de Descendientes habían pasado tales acontecimientos por alto.
Mi cabeza da vueltas, y no mejora cuando el otro tipo se pone a hablar, ahora que dice más de cuatro palabras su voz me resulta irritante y a la vez hermosa, tal vez sean sus palabras las que no me gustan. Estoy de acuerdo en que si el Consejo no ha tomado medidas es por que la mayoría piensan que nuestra intervención no es algo factible, pero no es quién para decir que todos y cada uno de nosotros somos unos asesinos. Mi amiga tampoco se queda corta en eso de insultos… ¿Es que el mundo se está volviendo loco? Miro a los demás con una expresión entre confundido y enfadado, este tío me pone de mala leche.
-En una guerra hay muertes, por supuesto, pero si nos quedamos aquí sentados mirando cómo se asesinan entre ellos: ¿a quién vamos a dejar nuestro legado? Mi voto es positivo.
Añado mi respuesta finalmente mirando a Helena, no desafiándola pero dejando claro que quiero salvar a esas personas que luchan día a día y a quienes hemos ocultado nuestra presencia, dejándolos a su suerte. Me pregunto en este momento qué será de mi padre, si estará en algún lugar del mundo luchando contra soldados y máquinas, o se halla bajo algunos metros de tierra, su cuerpo cubierto por las heridas del combate que tanto añoraba y fue a buscar, abandonando a su familia. Matvey propone unos interrogatorios además de aumentar las medidas, me parece una buena idea, pero después de escuchar a Adael (algo sorprendido por las palabras que salen de su boca) empiezo a pensar que si una persona o un grupo de personas han conseguido arrebatarle a una descendiente su vida, deben ser lo suficientemente listos como para poner tierra y mar de por medio, sabiendo que el Consejo no dejará este hecho sin castigo.
Sigo en mis pensamientos cuando las puertas se abren y aparece la tan esperada Descendiente de los Le Fay. Si no fuese por sus brillantes ojos probablemente no la reconocería: esas vestimentas, esa actitud, esas palabras… Despacio vuelvo a tomar asiento y me fijo en el chico que la acompaña, el que Adael y yo conocimos en su casa, Maxwell. No parecen los dos muy felices, Cat ni siquiera parece ella misma, y eso me preocupa. Habla de su padre, su familia, todos muertos. Yo sabía que su pasado no había sido maravilloso, pero no que el Consejo se negó a investigar las muertes, no que mi madre y el resto de Descendientes habían pasado tales acontecimientos por alto.
Mi cabeza da vueltas, y no mejora cuando el otro tipo se pone a hablar, ahora que dice más de cuatro palabras su voz me resulta irritante y a la vez hermosa, tal vez sean sus palabras las que no me gustan. Estoy de acuerdo en que si el Consejo no ha tomado medidas es por que la mayoría piensan que nuestra intervención no es algo factible, pero no es quién para decir que todos y cada uno de nosotros somos unos asesinos. Mi amiga tampoco se queda corta en eso de insultos… ¿Es que el mundo se está volviendo loco? Miro a los demás con una expresión entre confundido y enfadado, este tío me pone de mala leche.
-Cerrar las puertas para siempre? Estamos locos? -dije mirando a Adael. No podia creer que el joven estuvieran tan....como decirlo finamente. No. No podia ser dicho con modales. Acojonado. - Para convertirnos en lo mismo que el maestro de la torre de la alta hechiceria de Irlanda? viejos acartonados que pierdan el contacto con la realidad? Creédme, si hacemos eso, nada nos diferenciaria de ese oscuro nigromante. Ouroboros y aquello serán lo mismo. Adael. Provienes de una linea de sangre que lo que nunca sintió, fue miedo. Exploradores y descubridores. Protectores del débil, de los esclavos y de los necesitados.
"se que la muerte de Kira te ha afectado, pero no puedes dejar que el miedo paralice tu mente"
-Giordano. -el siempre silencioso Da Vinci, reservando siempre sus pensamientos tras unos ojos vivos y una tenue sonrisa. - ¿Qué corrompe la vida? No es la muerte, y lo sabes. Es el inactivismo, la parsimonia, la falta de actividad y de accion, la mortaja de cualquier chispa existente.
Mi sorpresa ante la inclinacion del joven Eire fue incluso mayor que la que sentí al escuchar a Adael, pues este fue incluso mas tajante. Lo miré atentamente...y negué con la cabeza.
-Descendiente de Merlín. ¿Tienes miedo de ser asesinado? Dime, de que sirve el conocimiento acumulado en una biblioteca polvorienta? Que les pasa a los libros que no son leidos? Se ajan. Sus paginas se caen. Preservar el conocimiento por miedo a que se estropee o desaparezca es lo que tu propones. La biblioteca de Alejandría ardió, que habria pasado si no hubiesen dejado a nadie beneficiarse de aquello anteriormente? Sería como si nunca hubiese existido. - aparté la mirada de él, con cierto disgusto. Yo quería la guerra. - El conocimiento de los muertos no se pierde.
Me fijé en Helena con una mirada gélida y firme, infranqueable.
-Estoy de acuerdo en cerrar las admisiones. Temporalmente. Hasta que resolvamos esto. Por seguridad, por ellos tambien. Y en ser mas selectivos. Mi voto a participar en la guerra es afirmativo - miré a Ling, que habia votado como yo. De momento estabamos en minoria...
Estaba en cierto modo, intentando perpetuar ahora, en un momento mejor y mas propicio, lo que mi compañero Stavron una vez quiso hacer. Y hablando del rey de roma...por fin Catherine hizo acto de presencia, acompañada de alguien que no debia estar ahi. El consejo era algo privado, no se admitian acompañantes. Ni si quiera....antiguos aprendices. Miré a la chica. Pero no vi a Catherine. Vi a un espectro, algo distinto. Algo que no era ella. Sin embargo las cuestiones que hace se clavan en lo mas profundo de mi ser, al igual que su mirada. No tenia nada que decir sobre aquellas muertes....salvo de la de su padre, Stavron. De esa...si tenia algo que decir...pero habia callado largos años. A petición suya. Una soga atada a mi cuello con un nudo corredizo que se estaba cerrando inexorablemente. La cosa era ahora...quien tiraría antes de la palanca, Maxwell o yo.
Los dejo hablar, a ambos. Una sarta de acusaciones y palabras retorcidas. Ese hombre habia envenenado a la joven Le Fay contra todos nosotros. Miré a Helena...esta vez con pesar en mis oscurecidos ojos. Sean no parecia sorprendido, Ling, por el contrario.... Pero lo primero era lo primero. Podia lanzar las acusaciones que quisiera. Yo solo tenia para él una primera advertencia verbal.
-El Consejo es privado. Solo Catherine puede estar aqui. - me habia fijado en su anillo. -Ni si quiera los prometidos, esposos, o aprendices, o ganadores de anteriores torneos, pueden estar presentes durante el desarrollo de un cónclave. Debo pedirte que salgas de la sala hasta que concluyamos. -era una espina envenenada clavada y habia que sacarla.
"se que la muerte de Kira te ha afectado, pero no puedes dejar que el miedo paralice tu mente"
-Giordano. -el siempre silencioso Da Vinci, reservando siempre sus pensamientos tras unos ojos vivos y una tenue sonrisa. - ¿Qué corrompe la vida? No es la muerte, y lo sabes. Es el inactivismo, la parsimonia, la falta de actividad y de accion, la mortaja de cualquier chispa existente.
Mi sorpresa ante la inclinacion del joven Eire fue incluso mayor que la que sentí al escuchar a Adael, pues este fue incluso mas tajante. Lo miré atentamente...y negué con la cabeza.
-Descendiente de Merlín. ¿Tienes miedo de ser asesinado? Dime, de que sirve el conocimiento acumulado en una biblioteca polvorienta? Que les pasa a los libros que no son leidos? Se ajan. Sus paginas se caen. Preservar el conocimiento por miedo a que se estropee o desaparezca es lo que tu propones. La biblioteca de Alejandría ardió, que habria pasado si no hubiesen dejado a nadie beneficiarse de aquello anteriormente? Sería como si nunca hubiese existido. - aparté la mirada de él, con cierto disgusto. Yo quería la guerra. - El conocimiento de los muertos no se pierde.
Me fijé en Helena con una mirada gélida y firme, infranqueable.
-Estoy de acuerdo en cerrar las admisiones. Temporalmente. Hasta que resolvamos esto. Por seguridad, por ellos tambien. Y en ser mas selectivos. Mi voto a participar en la guerra es afirmativo - miré a Ling, que habia votado como yo. De momento estabamos en minoria...
Estaba en cierto modo, intentando perpetuar ahora, en un momento mejor y mas propicio, lo que mi compañero Stavron una vez quiso hacer. Y hablando del rey de roma...por fin Catherine hizo acto de presencia, acompañada de alguien que no debia estar ahi. El consejo era algo privado, no se admitian acompañantes. Ni si quiera....antiguos aprendices. Miré a la chica. Pero no vi a Catherine. Vi a un espectro, algo distinto. Algo que no era ella. Sin embargo las cuestiones que hace se clavan en lo mas profundo de mi ser, al igual que su mirada. No tenia nada que decir sobre aquellas muertes....salvo de la de su padre, Stavron. De esa...si tenia algo que decir...pero habia callado largos años. A petición suya. Una soga atada a mi cuello con un nudo corredizo que se estaba cerrando inexorablemente. La cosa era ahora...quien tiraría antes de la palanca, Maxwell o yo.
Los dejo hablar, a ambos. Una sarta de acusaciones y palabras retorcidas. Ese hombre habia envenenado a la joven Le Fay contra todos nosotros. Miré a Helena...esta vez con pesar en mis oscurecidos ojos. Sean no parecia sorprendido, Ling, por el contrario.... Pero lo primero era lo primero. Podia lanzar las acusaciones que quisiera. Yo solo tenia para él una primera advertencia verbal.
-El Consejo es privado. Solo Catherine puede estar aqui. - me habia fijado en su anillo. -Ni si quiera los prometidos, esposos, o aprendices, o ganadores de anteriores torneos, pueden estar presentes durante el desarrollo de un cónclave. Debo pedirte que salgas de la sala hasta que concluyamos. -era una espina envenenada clavada y habia que sacarla.
El viaje de los pasados meses había concluido al fin. Una vez más, se hallaba en Ouroboros, que ya consideraba un hogar. A pesar de que a Jack le habría gustado volver por motivos menos lúgubres, se encontraba gustoso de estar de vuelta en la isla. Fue uno de los primeros en llegar al Cónclave, en el que ahora se desataba un debate con una hostilidad casi palpable.
Catherine irrumpió en la reunión, acompañada por un aprendiz. Quebrantando las reglas de un Cónclave y su confidencialidad, soltaron acusaciones hacia todo el consejo. Newton arrastró su mirada por los rostros de los miembros del consejo, comprobando sus reacciones. Escuchó a Matvey para entonces ponerse de pie.
— Catherine. Como ha dicho Matvey, sólo los descendientes miembros de este consejo pueden estar presentes en un Cónclave. Tu... amigo debe retirarse. — Suspiró, y se dirigió hacia el consejo. — Propongo suspender este Cónclave hasta que sólo se encuentren presentes aquellos a los que corresponde. — Miró, acusador, a Catherine y Maxwell.
El profesor sintió una punzada repentina en el abdomen, donde su herida no terminaba de sanar; no pudo evitar llevar su mano hacia la zona. Debajo de su ropa, los recientes vendajes le picaban. Esa misma mañana había estado con Galenus en otra de sus sesiones.
— Está empeorando. — Le había dicho Lucio. — No estoy seguro de lo que pueda hacer. Esta clase de cosas... no... — No sabía qué decir. — ¿Cuándo le dirás a los otros?—
— No tienen por qué saberlo. No todavía, con los recientes sucesos no ayudaría en nada. —. Jack negó con la cabeza. — ¿Cuánto tiempo tengo, Lucio? —
— A este paso... menos de seis meses, con suerte. —
Catherine irrumpió en la reunión, acompañada por un aprendiz. Quebrantando las reglas de un Cónclave y su confidencialidad, soltaron acusaciones hacia todo el consejo. Newton arrastró su mirada por los rostros de los miembros del consejo, comprobando sus reacciones. Escuchó a Matvey para entonces ponerse de pie.
— Catherine. Como ha dicho Matvey, sólo los descendientes miembros de este consejo pueden estar presentes en un Cónclave. Tu... amigo debe retirarse. — Suspiró, y se dirigió hacia el consejo. — Propongo suspender este Cónclave hasta que sólo se encuentren presentes aquellos a los que corresponde. — Miró, acusador, a Catherine y Maxwell.
El profesor sintió una punzada repentina en el abdomen, donde su herida no terminaba de sanar; no pudo evitar llevar su mano hacia la zona. Debajo de su ropa, los recientes vendajes le picaban. Esa misma mañana había estado con Galenus en otra de sus sesiones.
— Está empeorando. — Le había dicho Lucio. — No estoy seguro de lo que pueda hacer. Esta clase de cosas... no... — No sabía qué decir. — ¿Cuándo le dirás a los otros?—
— No tienen por qué saberlo. No todavía, con los recientes sucesos no ayudaría en nada. —. Jack negó con la cabeza. — ¿Cuánto tiempo tengo, Lucio? —
— A este paso... menos de seis meses, con suerte. —
Las personas hablaban a ritmos desenfrenados, los descendientes quería buscar una solución para esto y era comprensible que hubiera tanta tensión entre nosotros. Pero ya se estaban extremizando las decisiones, escuché a cada uno atentamente y todos daban puntos muy válidos, entrar en guerra como decía Ling era algo arriesgado, pero tenía que hacerse, las palabras frías de Matvey me apuñalaron el pecho haciendo que me sintiera un cobarde y si, asi había sonado pero para nada lo era y menos por la orden o los aprendices, pero las decisiones a veces se tenían que tomar por drásticas que fueran... pero... tenía razón, no quería que Ouroboros quedara en tan triste desgracia -Me malinterpretaste, pero te hallo la razon, olvida que soy un cobarde porque no, no lo soy. Se de donde vengo, quienes fueron mis ancestros y mi intención no era huir de la situación escondiendonos, por eso dije lo del sistema muy riguroso a la hora de seleccionar. - mi mirada se dirigió hacia Helena, ya había tomado una decisión y mis entrañas se revolvían al saber que tomar parte iba a ser una locura, pero de nuevo, había que hacerse lo que había que hacerse y aunque nunca se había tomado parte de una guerra, siempre existía el primer momento.suspiré -Helena, la guerra ha calcinado naciones, puesto en sufrimiento a muchas personas, muggles o no, aun así en este momento la única forma de salvar todo por lo que nuestros antepasados lucharon es entrando en guerra y asi lo haré, mi voto es afirmativo-
la puerta se abrió y primero oí el aleteo de un pájaro, sabía quien había llegado pero, ¿quería voltear a mirar?. Lo hice, al hacerlo vi a Cat... creo que era Cat, su expresión, su... ella había cambiado, no me permití sonreir porque su imagen no era ella. a su lado entró un tipo, no sabía quien era pero la informacion de la descendiente de los Le Fay bombardeó mi cabeza, cosas que sabía que habían pasado, pero que su tono retorcía.
El tal Maxwell habló, no era un miembro del consejo y algo había escuchado de él, su voz era irritante y su manera condescendiente y "encantadora" de hablar solo me hizo querer cerrar la puerta en su cara, para que su sonrisa burlona se borrara en un gesto de dolor. la voz de Matvey satisfizo mis deseos, asentí cuando le pidió que se fuera, pero cuando dijo prometido... ¿que?. busqué con mi mirada el anillo.¿ Catherine se había vuelto loca? -Cat te aseguró que todos los temas y puntos que acabas de poner se solucionaran en su momento, ahora que los expusiste pondremos de nuestras partes para hacerlo, por ahora debemos tratar este tema, porque fue lo que nuestros padres nos dejaron y sus padres a ellos. Si no estamos juntos en esto y revivimos ahorita viejas disputas ya no va a quedar nada por lo que luchar, por favor Cat- sonreí recordando a mi vieja amiga - ven, siéntate.- mi mirada se dirigió al tan Blake, si de algo era capaz era de cuidar a los míos con mi vida y si este remedo de personaje malévolo le hacía algo a mi amiga, quedaría hecho escombros de cartón. -apoyo en la decisión a Matvey, el... Maxwell debe irse, los temas aquí tratados no pueden ser divulgados sin consentimiento de todos los miembros del consejo, Matvey y yo somos dos que no estamos de acuerdo, por lo tanto por favor señor Blake, retirese de este cónclave- señale con mi mano hacia afuera de manera cordial. La voz de Newton me refrescó, asentí con su decision -apoyo la moción de Jack.-ojalá este tipo no fuera otro problema... ¿por que creía que si?
la puerta se abrió y primero oí el aleteo de un pájaro, sabía quien había llegado pero, ¿quería voltear a mirar?. Lo hice, al hacerlo vi a Cat... creo que era Cat, su expresión, su... ella había cambiado, no me permití sonreir porque su imagen no era ella. a su lado entró un tipo, no sabía quien era pero la informacion de la descendiente de los Le Fay bombardeó mi cabeza, cosas que sabía que habían pasado, pero que su tono retorcía.
El tal Maxwell habló, no era un miembro del consejo y algo había escuchado de él, su voz era irritante y su manera condescendiente y "encantadora" de hablar solo me hizo querer cerrar la puerta en su cara, para que su sonrisa burlona se borrara en un gesto de dolor. la voz de Matvey satisfizo mis deseos, asentí cuando le pidió que se fuera, pero cuando dijo prometido... ¿que?. busqué con mi mirada el anillo.¿ Catherine se había vuelto loca? -Cat te aseguró que todos los temas y puntos que acabas de poner se solucionaran en su momento, ahora que los expusiste pondremos de nuestras partes para hacerlo, por ahora debemos tratar este tema, porque fue lo que nuestros padres nos dejaron y sus padres a ellos. Si no estamos juntos en esto y revivimos ahorita viejas disputas ya no va a quedar nada por lo que luchar, por favor Cat- sonreí recordando a mi vieja amiga - ven, siéntate.- mi mirada se dirigió al tan Blake, si de algo era capaz era de cuidar a los míos con mi vida y si este remedo de personaje malévolo le hacía algo a mi amiga, quedaría hecho escombros de cartón. -apoyo en la decisión a Matvey, el... Maxwell debe irse, los temas aquí tratados no pueden ser divulgados sin consentimiento de todos los miembros del consejo, Matvey y yo somos dos que no estamos de acuerdo, por lo tanto por favor señor Blake, retirese de este cónclave- señale con mi mano hacia afuera de manera cordial. La voz de Newton me refrescó, asentí con su decision -apoyo la moción de Jack.-ojalá este tipo no fuera otro problema... ¿por que creía que si?
Estupideces. Simplemente... estupideces, no soportaba ni un poco el halo de ignorancia y estupidez de aquellos que se negaban a participar en la guerra, y es que aún, ensimismado en sus pensamientos, Giordano oía, recibía y procesaba toda la información de la que sus oídos se permitían oír. Información iba y venía, sucesos pasados evocaban la melancolía en su ser, sucesos presentes le hacían olvidar ésta y concentrarse en lo que debía de hacer y los sucesos futuros simplemente le hacían sonreír, esperando lo que pudiera pasar, ya que sus acciones del presente influenciaban a su futuro, y él, aunque eso era casi imposible, tenía todo su presente planeado. Sus labios estaban sellados en su totalidad, esperando a que todos los miembros de los Descendientes estuvieran presentes, puesto que para él el cónclave no empezaba hasta que todos estuviesen, y al parecer era el único que pensaba eso puesto que todos hablaban, palabras iban, palabras venían, palabras por todos lados que almacenaba en su mente, esperando el momento justo para poder liberar todo lo que había pensado, y algo más fuerte que una corazonada, una cerebrada por así llamarlo, le decía que aquél momento estaba cada vez más cerca.
Las palabras de Helena llegaron nuevamente a sus oídos, irritándolo en su totalidad, ella quien creía ser una persona estratega, que conoce todos los ámbitos de una batalla y por consecuente la guerra, ella, que había dado ordenes a diestra y siniestra aún sin el consentimiento de todos, ella sólo soltaba tonterías y estupideces por eso que ella llamaba boca, hasta él hubiera podido crear un robot que hablara con más coherencia en aquella situación en la que al usar un poco del sentido común se sabía lo que se tenía que hacer. Enarcó una ceja, aún con los ojos cerrados esperando el momento justo, este gesto lo hacía cuando algo le resultaba en extremo interesante o particular, y es que lo era, a pesar de ser una completa estupidez puesto que, no sólo estaba quebrantando algunas reglas, sino que hablaba como una líder que claramente no era, ya que, Giordano no tenía líder, él era un igual, o un líder, más jamás alguien a quien se le pudieran dar ordenes. Él no alzó su mano, no tenía qué, el cónclave para él aún no había comenzado por lo tanto no tenía que dar su opinión en algo que no era de importancia, ellos hablaban y el cónclave aún no había empezado.
En ese instante se sorprendió, algo que muy pocas personas habían logrado, se sorprendió del nivel de ignorancia que poseían algunos de sus compañeros, quienes creían poseer una suma sabiduría cuando ni siquiera sabían tomar la decisión correcta, la decisión que salvaría más vidas que la que se encontraba en la otra palma de la mano. Personas como Sean, quien había creído que era uno de los más lúcidos, había sucumbido ante aquella decisión tonta y cobarde, algo sorprendente hasta para alguien como Giordano, que se encontraba rodeado de criaturas mágicas, trastornos, hechizos, canalizadores y guerras. Por suerte había albores de esperanza entre los miembros, quienes en su mayoría habían votado por participar, su voto ya estaba decidido desde hace mucho... más aún el cónclave no había comenzado. Oyó su nombre salir de la boca del descendiente de Rasputin, las palabras que brotaron de su boca le hicieron girar su cabeza hacia él, más aún con los ojos cerrados, viendo sólo oscuridad, sus palabras eran sabias, él no las hubiera dicho mejor, bueno, sí, las hubiera dicho mejor, pero ese no era el punto, el punto era que Mátvey había dicho una de las más grandes verdades, y había respondido a la pregunta de la corrupción de la vida.
Las puertas se abrieron, él sintió una presencia mágica que era imposible de no reconocer, abrió los ojos soltando el aire acumulado en sus pulmones por la boca, y dirigió una sonrisa pícara a Catherine, más sus ojos se posaron sobre aquél chico y claramente se molestó. Él no debía de estar ahí, no podía. El cónclave que iba a empezar en ese instante era privado. Volvió la mirada hacia Catherine ignorando la presencia del otro joven. Acusaciones salieron de su boca, cosa interesante para Giordano, que la miraba escuchando cada palabra, letra por letra mientras las procesaba en su mente, ella no quería más que investigaran el asesinato de su padre, un tema viejo. No se daba cuenta de lo que en verdad importaba en ese momento, la guerra, ahora mismo los seres queridos se interponían entre los Descendientes y la guerra más el trataba de hacer ver a los Descendientes que la guerra no se solucionaría sin ellos. Una voz irritante saltó hacia sus oídos, y su cabeza giró hacia quien se hacía llamar Maxwell Blake, apellido sin importancia para Giordano. Asimismo oyó como todos los miembros del consejo se quejaban de la presencia de aquél joven, él no se había quejado abiertamente, más claramente haría algo.
—¿Son el equipo Rocket? — Preguntó Giordano haciendo referencia a una serie de hace mucho, mucho tiempo—. Si es así, ¿se supone que el pajaro es el gato Meowth? Pues vaya ironía —. Exclamó con sarcasmo, le parecía tonto aquello, tal presentación de una forma tan inútil y soporífera hasta para él. —Oye, Maxwell, piensa rápido—. Exclamó y se levantó de su asiento tirando su bastón repulsor al aire, desapareció creando un vacío por un instante y apareció justo delante del joven, agarrando su bastón repulsor que terminaba de caer y con él hizo que una bola de viento presurizada golpeara a Maxwell tirándolo varios metros atrás, lo suficiente como para que estuviera afuera del salón, rápidamente cerró las puertas del salón con un poco más de viento dejando a aquél chico afuera, desapareció y volvió a aparecer en su asiento.
—Ahora que el cónclave por fin da inicio con todos los miembros presentes, con sólo, los miembros, he de mencionar ciertos puntos que hay que tratar. La muerte de Kira no es más o menos importante que cualquiera de las muertes que ocurren a diario, el hecho de que Kira fuera o no una Descendiente no la hace mejor, o más especial que los demás, gente muere a diario, gente nace a diario, eso no importa, sé que algunos fuisteis muy cercanos a ella, pero no debemos dejar que nuestros sentimientos se interpongan entre nosotros y nuestro objetivo, que es transmitir el conocimiento a futuras generaciones. Cómo había dicho Mátvey, aquí sólo lograremos transmitirle el conocimiento a las ranas, mariposas y plantas—. No quería parecer un líder, sólo una persona más, como todos los ahí presentes, que decía su punto de vista— . Si tanta influencia tenemos en este mundo, debemos de usarla de todas las maneras que podamos intentando que esta guerra se acabe tras tantos años, sólo nosotros podemos lograr eso, y es triste que nuestros antecesores no tomen el papel en la guerra que nosotros debemos de tomar. Si quieren vengar la muerte de Kira, o si tú, Cat, la de tu padre, sólo salva más vidas, lograrás algo más que sólo lamentarte y acusar a personas. Vida o muerte, esos son los conocimientos básicos y que al parecer a nosotros nos faltan. Ustedes eligen, la vida, que se logra involucrándonos en la guerra, o la muerte, que se logra no involucrándonos y acercándola cada vez más a nosotros, de una forma u otra.—Terminó con el primer punto—. Helena, no te ofendas, pero no eres la líder, en este consejo no hay líder, y no puedes tomar decisiones sin consultar a ¡Todos! los miembros, y, Cat no estaba presente y yo jamás hablé. No intento yo tampoco ser un líder ya que sé que no lo soy, sólo quiero ser una persona que da su opinión, como ustedes habéis dado la suya. Por lo tanto, no me someteré a la prueba del veritaserum hasta que todos hayáis votado, como es debido, si aún así debemos someternos, con gusto, pero hasta que no se vote correctamente no me someteré, no lograrán doblegarme, no lograrán romperme.—Terminó con el segundo punto—. Y lo último que mencionaré por ahora, es que sin intención de ofender, me parece una completa estupidez eso de cerrar las puertas, sí, puede que haya un asesino, pero, si somos tan poderosos como nosotros creemos ¿no seremos capaces de encontrarlo? Ni siquiera hacen falta poderes mágicos, sólo una buena investigación. A mi parecer las puertas deberían de seguir abiertas, como lo estaban antes de esta muerte, que, chicos, no es nada comparado a todas las muertes que hay a diario. Ésta, es la verdad. Lo siento.
Las palabras de Helena llegaron nuevamente a sus oídos, irritándolo en su totalidad, ella quien creía ser una persona estratega, que conoce todos los ámbitos de una batalla y por consecuente la guerra, ella, que había dado ordenes a diestra y siniestra aún sin el consentimiento de todos, ella sólo soltaba tonterías y estupideces por eso que ella llamaba boca, hasta él hubiera podido crear un robot que hablara con más coherencia en aquella situación en la que al usar un poco del sentido común se sabía lo que se tenía que hacer. Enarcó una ceja, aún con los ojos cerrados esperando el momento justo, este gesto lo hacía cuando algo le resultaba en extremo interesante o particular, y es que lo era, a pesar de ser una completa estupidez puesto que, no sólo estaba quebrantando algunas reglas, sino que hablaba como una líder que claramente no era, ya que, Giordano no tenía líder, él era un igual, o un líder, más jamás alguien a quien se le pudieran dar ordenes. Él no alzó su mano, no tenía qué, el cónclave para él aún no había comenzado por lo tanto no tenía que dar su opinión en algo que no era de importancia, ellos hablaban y el cónclave aún no había empezado.
En ese instante se sorprendió, algo que muy pocas personas habían logrado, se sorprendió del nivel de ignorancia que poseían algunos de sus compañeros, quienes creían poseer una suma sabiduría cuando ni siquiera sabían tomar la decisión correcta, la decisión que salvaría más vidas que la que se encontraba en la otra palma de la mano. Personas como Sean, quien había creído que era uno de los más lúcidos, había sucumbido ante aquella decisión tonta y cobarde, algo sorprendente hasta para alguien como Giordano, que se encontraba rodeado de criaturas mágicas, trastornos, hechizos, canalizadores y guerras. Por suerte había albores de esperanza entre los miembros, quienes en su mayoría habían votado por participar, su voto ya estaba decidido desde hace mucho... más aún el cónclave no había comenzado. Oyó su nombre salir de la boca del descendiente de Rasputin, las palabras que brotaron de su boca le hicieron girar su cabeza hacia él, más aún con los ojos cerrados, viendo sólo oscuridad, sus palabras eran sabias, él no las hubiera dicho mejor, bueno, sí, las hubiera dicho mejor, pero ese no era el punto, el punto era que Mátvey había dicho una de las más grandes verdades, y había respondido a la pregunta de la corrupción de la vida.
Las puertas se abrieron, él sintió una presencia mágica que era imposible de no reconocer, abrió los ojos soltando el aire acumulado en sus pulmones por la boca, y dirigió una sonrisa pícara a Catherine, más sus ojos se posaron sobre aquél chico y claramente se molestó. Él no debía de estar ahí, no podía. El cónclave que iba a empezar en ese instante era privado. Volvió la mirada hacia Catherine ignorando la presencia del otro joven. Acusaciones salieron de su boca, cosa interesante para Giordano, que la miraba escuchando cada palabra, letra por letra mientras las procesaba en su mente, ella no quería más que investigaran el asesinato de su padre, un tema viejo. No se daba cuenta de lo que en verdad importaba en ese momento, la guerra, ahora mismo los seres queridos se interponían entre los Descendientes y la guerra más el trataba de hacer ver a los Descendientes que la guerra no se solucionaría sin ellos. Una voz irritante saltó hacia sus oídos, y su cabeza giró hacia quien se hacía llamar Maxwell Blake, apellido sin importancia para Giordano. Asimismo oyó como todos los miembros del consejo se quejaban de la presencia de aquél joven, él no se había quejado abiertamente, más claramente haría algo.
—¿Son el equipo Rocket? — Preguntó Giordano haciendo referencia a una serie de hace mucho, mucho tiempo—. Si es así, ¿se supone que el pajaro es el gato Meowth? Pues vaya ironía —. Exclamó con sarcasmo, le parecía tonto aquello, tal presentación de una forma tan inútil y soporífera hasta para él. —Oye, Maxwell, piensa rápido—. Exclamó y se levantó de su asiento tirando su bastón repulsor al aire, desapareció creando un vacío por un instante y apareció justo delante del joven, agarrando su bastón repulsor que terminaba de caer y con él hizo que una bola de viento presurizada golpeara a Maxwell tirándolo varios metros atrás, lo suficiente como para que estuviera afuera del salón, rápidamente cerró las puertas del salón con un poco más de viento dejando a aquél chico afuera, desapareció y volvió a aparecer en su asiento.
—Ahora que el cónclave por fin da inicio con todos los miembros presentes, con sólo, los miembros, he de mencionar ciertos puntos que hay que tratar. La muerte de Kira no es más o menos importante que cualquiera de las muertes que ocurren a diario, el hecho de que Kira fuera o no una Descendiente no la hace mejor, o más especial que los demás, gente muere a diario, gente nace a diario, eso no importa, sé que algunos fuisteis muy cercanos a ella, pero no debemos dejar que nuestros sentimientos se interpongan entre nosotros y nuestro objetivo, que es transmitir el conocimiento a futuras generaciones. Cómo había dicho Mátvey, aquí sólo lograremos transmitirle el conocimiento a las ranas, mariposas y plantas—. No quería parecer un líder, sólo una persona más, como todos los ahí presentes, que decía su punto de vista— . Si tanta influencia tenemos en este mundo, debemos de usarla de todas las maneras que podamos intentando que esta guerra se acabe tras tantos años, sólo nosotros podemos lograr eso, y es triste que nuestros antecesores no tomen el papel en la guerra que nosotros debemos de tomar. Si quieren vengar la muerte de Kira, o si tú, Cat, la de tu padre, sólo salva más vidas, lograrás algo más que sólo lamentarte y acusar a personas. Vida o muerte, esos son los conocimientos básicos y que al parecer a nosotros nos faltan. Ustedes eligen, la vida, que se logra involucrándonos en la guerra, o la muerte, que se logra no involucrándonos y acercándola cada vez más a nosotros, de una forma u otra.—Terminó con el primer punto—. Helena, no te ofendas, pero no eres la líder, en este consejo no hay líder, y no puedes tomar decisiones sin consultar a ¡Todos! los miembros, y, Cat no estaba presente y yo jamás hablé. No intento yo tampoco ser un líder ya que sé que no lo soy, sólo quiero ser una persona que da su opinión, como ustedes habéis dado la suya. Por lo tanto, no me someteré a la prueba del veritaserum hasta que todos hayáis votado, como es debido, si aún así debemos someternos, con gusto, pero hasta que no se vote correctamente no me someteré, no lograrán doblegarme, no lograrán romperme.—Terminó con el segundo punto—. Y lo último que mencionaré por ahora, es que sin intención de ofender, me parece una completa estupidez eso de cerrar las puertas, sí, puede que haya un asesino, pero, si somos tan poderosos como nosotros creemos ¿no seremos capaces de encontrarlo? Ni siquiera hacen falta poderes mágicos, sólo una buena investigación. A mi parecer las puertas deberían de seguir abiertas, como lo estaban antes de esta muerte, que, chicos, no es nada comparado a todas las muertes que hay a diario. Ésta, es la verdad. Lo siento.
Luego de mi pregunta, cosa que ya me esperaba que pensaran que soy un cobarde y un idiota al decir todo lo que dije, solo pude suspirar y escuchar a mis compañeros mientras pensaba. Había algo que no encajaba en toda esta historia de la muerte de Kira, que yo supiera ella no tenía enemigos o tal vez no me hablo de eso nunca, siempre trato de hablar con todos y así estar al tanto por si llegara a pasar algo, como lo de Kira, no eramos los mejores amigos pero siempre una charla en el patio siempre teníamos y me comentaba muchas cosas que siempre atento y con una sonrisa escuchaba.
-¿Y si fue alguien que no tiene acceso a la isla?--Imposible, sino como pudo...--¿Pero si alguien ayudo a ese asesino a entrar para matar a alguno de nosotros y luego borrarse entre las sombras?- eran preguntas que me hacía para mi mismo mientras seguía escuchando a mis compañeros. Ling fue el primero en responder a mi pregunta, su voto fue positivo para la guerra, pero sus palabras me hicieron pensar bastante en cambiar de opinión. Luego Matvey respondió mi pregunta con inteligencia, sus palabras retumbaban en mi cabeza mientras seguía pensando en que paso realmente con Kira y el porque, solo podía seguir escuchando atentamente a sus palabras mientras replanteaba mi posición. Luego Jack, hacía tiempo que no lo veía, solo dijo muy poco, apenas dio su voto.
Adael luego responde ante lo que dijo Matvey, yo solo permanecí en silencio para poder escuchar todo atentamente esta vez, hasta ahora todos daban su voto positivo para la guerra. Ademas de que algunos querían que el acompañante o lo que fuera de Cat se marchara de la sala, ya que tenían razón era un lugar solo para nosotros los del consejo y era una reunión bastante importante, pero a Cat la note muy cambiada y el aura de magia era maligna, no podía explicar como era esa aura y como me ponía nervioso pero a la vez preocupado por ella.
Por último, después de un buen rato estar en silencio Giordano hablo y sus palabras fueron las más precisas y perfectas para convencerme de dar el voto positivo para participar, sabía que apenas escuchara mi "cobardía" pensaría que era un completo idiota y eso era verdad. Por el miedo estaba cegado, pero el pensar que si siempre, todos los días mueren personas y criaturas inocentes por culpa de esta guerra era nuestro deber entrar en ella para acabar con esto de una buena por todas y evitar que más personas mueran. Pero antes de hablar escucho a Giordano preguntarle a Cat y eran el equipo Rocket, a lo que tuve que tapar mi boca porque una risa se estaba por escapar pero me pude contener, ¿se supone que el pajaro es el gato Meowth? otra pregunta que hizo que más tuve que contenerme, cuando quiere ser sarcástico lo es pero es divertido para ser sincero.
-Se que lo que dije sonó bastante estúpido y cobarde- hice una breve pausa para observar a todos y soltar un pequeño suspiro antes de continuar -Pero al escucharlos me hizo pensar y reflexionar con claridad, esta vez mi voto si será positivo para la guerra- mire a Helena de reojo -Para acabar de una buena vez por todas esta guerra, de salvar las vidas de los inocentes y por fin estar en paz- concluí mirando a Giordano con una pequeña sonrisa luego de lanzar mis inquietudes.
-Perdona Giordano que cambie de tema, pero con lo del tema de Kira- trague saliva antes de continuar -¿Y si alguien que tiene acceso a la isla solo fue el intermediario para los verdaderos asesinos?- quede unos segundos en silencio antes de continuar -Es decir, ¿que los asesinos fueran alguien que no haya entrado jamas. Que alguien los llamo para asesinarla y así cuando terminaran estos se fueran sabiendo que jamas vendrán y el que los dejo entrar con las manos limpias?- seguía pensando que podría ser una posibilidad, ya que si fuera alguien de la isla sería algo fácil descubrirlo o no?.
-¿Y si fue alguien que no tiene acceso a la isla?--Imposible, sino como pudo...--¿Pero si alguien ayudo a ese asesino a entrar para matar a alguno de nosotros y luego borrarse entre las sombras?- eran preguntas que me hacía para mi mismo mientras seguía escuchando a mis compañeros. Ling fue el primero en responder a mi pregunta, su voto fue positivo para la guerra, pero sus palabras me hicieron pensar bastante en cambiar de opinión. Luego Matvey respondió mi pregunta con inteligencia, sus palabras retumbaban en mi cabeza mientras seguía pensando en que paso realmente con Kira y el porque, solo podía seguir escuchando atentamente a sus palabras mientras replanteaba mi posición. Luego Jack, hacía tiempo que no lo veía, solo dijo muy poco, apenas dio su voto.
Adael luego responde ante lo que dijo Matvey, yo solo permanecí en silencio para poder escuchar todo atentamente esta vez, hasta ahora todos daban su voto positivo para la guerra. Ademas de que algunos querían que el acompañante o lo que fuera de Cat se marchara de la sala, ya que tenían razón era un lugar solo para nosotros los del consejo y era una reunión bastante importante, pero a Cat la note muy cambiada y el aura de magia era maligna, no podía explicar como era esa aura y como me ponía nervioso pero a la vez preocupado por ella.
Por último, después de un buen rato estar en silencio Giordano hablo y sus palabras fueron las más precisas y perfectas para convencerme de dar el voto positivo para participar, sabía que apenas escuchara mi "cobardía" pensaría que era un completo idiota y eso era verdad. Por el miedo estaba cegado, pero el pensar que si siempre, todos los días mueren personas y criaturas inocentes por culpa de esta guerra era nuestro deber entrar en ella para acabar con esto de una buena por todas y evitar que más personas mueran. Pero antes de hablar escucho a Giordano preguntarle a Cat y eran el equipo Rocket, a lo que tuve que tapar mi boca porque una risa se estaba por escapar pero me pude contener, ¿se supone que el pajaro es el gato Meowth? otra pregunta que hizo que más tuve que contenerme, cuando quiere ser sarcástico lo es pero es divertido para ser sincero.
-Se que lo que dije sonó bastante estúpido y cobarde- hice una breve pausa para observar a todos y soltar un pequeño suspiro antes de continuar -Pero al escucharlos me hizo pensar y reflexionar con claridad, esta vez mi voto si será positivo para la guerra- mire a Helena de reojo -Para acabar de una buena vez por todas esta guerra, de salvar las vidas de los inocentes y por fin estar en paz- concluí mirando a Giordano con una pequeña sonrisa luego de lanzar mis inquietudes.
-Perdona Giordano que cambie de tema, pero con lo del tema de Kira- trague saliva antes de continuar -¿Y si alguien que tiene acceso a la isla solo fue el intermediario para los verdaderos asesinos?- quede unos segundos en silencio antes de continuar -Es decir, ¿que los asesinos fueran alguien que no haya entrado jamas. Que alguien los llamo para asesinarla y así cuando terminaran estos se fueran sabiendo que jamas vendrán y el que los dejo entrar con las manos limpias?- seguía pensando que podría ser una posibilidad, ya que si fuera alguien de la isla sería algo fácil descubrirlo o no?.
Aguardo con calma a que el resto de los que no han votado se decidan, aunque a partir de ese momento suceden demasiadas cosas casi de manera simultánea. Lo más inesperado y molesto viene de parte de la aparición de Catherine con un hombre que de primeras no me suena, hasta que poco después reconozco en él a uno de los participantes de un torneo anterior. No me gusta un pelo ese tono de acusación y echar en cara que tiene respecto a eso de los "asesinatos", ya que yo no creo que nadie asesinase a sus padres.
- No sé qué sentido tiene que te montes historias de ese tipo después de tanto tiempo. Supongo que es más fácil pensar eso que terminar de aceptar la realidad. Nadie asesinó a tu familia. Tú no has visto lo que ha pasado con Kira, eso es obvio que ha sido un asesinato. - no estoy dispuesta que alguien que ni siquiera ha estado presente venga a acusarnos de nada que tenga que ver con ignorar un asesinato. Sonrío con escepticismo al escuchar que ella se encargará de hacerlo, erigiéndose como salvadora de este consejo de hipócritas, según sus palabras. - Entre nosotros no hay ninguna guerra, querida, a no ser que alguien de fuera venga trayendo esa guerra. Espero que esa no sea tu idea, porque tu discurso promueve esa discordia que se supone pretendes evitar. ¿Acaso quieres quedar en la historia del consejo como aquella que trató de ponernos a unos contra otros? No. Eso no va a pasar. - replico de manera seria, con severidad pero sin perder un ápice de calma al responder. Al otro lo escucho en silencio, analizando sus palabras, gestos, presentación...y el hecho de que entrelace la mano con Catherine. Bonita pareja se ha echado, un tipo con pretensiones. No le dirijo la palabra, me limito a mirarle con incredulidad, alzando levemente una ceja. Los otros ya se encargan luego de responderle. La duda que tiene Sean, el miedo de ser asesinados...es lógica, pero no tiene sentido que no se haga nada por miedo a eso. - Los conocimientos no están sólo en nosotros Sean. Además, si tanto te preocupa lo de no tener reemplazo...eso tiene fácil solución. Busca alguien con quien tener descendencia. - era una obligación que teníamos, y cuando alguno no tenía la tarea encomendada pasaba al familiar más cercano. Por mi parte ya he cumplido con eso, con un vástago que permanece fuera de la isla, alejado de todo por ahora.
Por fin un voto más, esta vez a favor, por parte de Ling. Ya me lo suponía, y de hecho creo que la mayoría se está decantando por esa opción. Yo por ahora sigo prefiriendo el no, pero aceptaré lo que salga. Matvey da otro voto al sí, dando poderosas razones que probablemente convenzan a más gente. Agradezco que se encargue del asunto de Maxwell, él no es uno de los miembros del consejo, no puede participar en nuestra votación. Jack no termina de pronunciarse, su propuesta es la de posponer el cónclave hasta que Maxwell se marche, pero creo que no será necesario esperar mucho tiempo. Suspiro pesadamente al escuchar otro voto afirmativo, esta vez de parte de Adael. Al menos trata de apaciguar la violenta situación creada con la entrada de Catherine y Max, valiéndose de la amistad que tiene con la muchacha. Giordano y sus inventos resultan ser la clave para echar del salón a Max, momento en que se reanuda la reunión. Escucho atentamente su largo discurso, esperando a que termine para responder, pues tengo varias cosas que puntualizar aunque coincida en algunas otras.
- Giordano...la palabra líder ha salido de tus labios, no de los míos. Y si estuviese tomando la decisión por otros no propondría una votación, ¿no crees? curiosa forma de actuar de manera dictatorial. Si se da el derecho a voto se tiene la obligación de ejercerlo, es responsabilidad de cada uno. - hago una breve pausa, sin variar el tono de voz que había empleado anteriormente, aunque me llama la atención que Giordano crea que deseo reprimirlo. - Así que te insto a que votes sí o no a entrar en la guerra, al margen de que creas que es conveniente o no cerrar las puertas. Supongo que por lo que has dicho es un sí, pero mejor decirlo claro, no vaya a ser que digas que opinamos por ti.- Esta vez si que hay un punto de sarcasmo en mi voz, además decido añadir un pequeño encargo. - Y hablando de buena investigación, si no quieres usar el veritaserum te rogaría que propusieses alguna otra manera de averiguar quién es el culpable. - Sean propone después otra hipótesis, que puede ser cierta, pero por ahora no son más que conjeturas. - Sicarios. Tal vez...deberíamos controlar más a los alumnos y refugiados de la isla. Que nadie entre sin consulta previa. Se han tomado demasiadas confianzas. - me levanto de la mesa, apoyando las palmas sobre ésta. - Con el recuento actual de votos esto se inclina a favor del sí. Si no hay mucho más que decir...deberíamos sacar las conclusiones finales e ir finalizando la reunión para pasar a la acción, sea la que sea.
- No sé qué sentido tiene que te montes historias de ese tipo después de tanto tiempo. Supongo que es más fácil pensar eso que terminar de aceptar la realidad. Nadie asesinó a tu familia. Tú no has visto lo que ha pasado con Kira, eso es obvio que ha sido un asesinato. - no estoy dispuesta que alguien que ni siquiera ha estado presente venga a acusarnos de nada que tenga que ver con ignorar un asesinato. Sonrío con escepticismo al escuchar que ella se encargará de hacerlo, erigiéndose como salvadora de este consejo de hipócritas, según sus palabras. - Entre nosotros no hay ninguna guerra, querida, a no ser que alguien de fuera venga trayendo esa guerra. Espero que esa no sea tu idea, porque tu discurso promueve esa discordia que se supone pretendes evitar. ¿Acaso quieres quedar en la historia del consejo como aquella que trató de ponernos a unos contra otros? No. Eso no va a pasar. - replico de manera seria, con severidad pero sin perder un ápice de calma al responder. Al otro lo escucho en silencio, analizando sus palabras, gestos, presentación...y el hecho de que entrelace la mano con Catherine. Bonita pareja se ha echado, un tipo con pretensiones. No le dirijo la palabra, me limito a mirarle con incredulidad, alzando levemente una ceja. Los otros ya se encargan luego de responderle. La duda que tiene Sean, el miedo de ser asesinados...es lógica, pero no tiene sentido que no se haga nada por miedo a eso. - Los conocimientos no están sólo en nosotros Sean. Además, si tanto te preocupa lo de no tener reemplazo...eso tiene fácil solución. Busca alguien con quien tener descendencia. - era una obligación que teníamos, y cuando alguno no tenía la tarea encomendada pasaba al familiar más cercano. Por mi parte ya he cumplido con eso, con un vástago que permanece fuera de la isla, alejado de todo por ahora.
Por fin un voto más, esta vez a favor, por parte de Ling. Ya me lo suponía, y de hecho creo que la mayoría se está decantando por esa opción. Yo por ahora sigo prefiriendo el no, pero aceptaré lo que salga. Matvey da otro voto al sí, dando poderosas razones que probablemente convenzan a más gente. Agradezco que se encargue del asunto de Maxwell, él no es uno de los miembros del consejo, no puede participar en nuestra votación. Jack no termina de pronunciarse, su propuesta es la de posponer el cónclave hasta que Maxwell se marche, pero creo que no será necesario esperar mucho tiempo. Suspiro pesadamente al escuchar otro voto afirmativo, esta vez de parte de Adael. Al menos trata de apaciguar la violenta situación creada con la entrada de Catherine y Max, valiéndose de la amistad que tiene con la muchacha. Giordano y sus inventos resultan ser la clave para echar del salón a Max, momento en que se reanuda la reunión. Escucho atentamente su largo discurso, esperando a que termine para responder, pues tengo varias cosas que puntualizar aunque coincida en algunas otras.
- Giordano...la palabra líder ha salido de tus labios, no de los míos. Y si estuviese tomando la decisión por otros no propondría una votación, ¿no crees? curiosa forma de actuar de manera dictatorial. Si se da el derecho a voto se tiene la obligación de ejercerlo, es responsabilidad de cada uno. - hago una breve pausa, sin variar el tono de voz que había empleado anteriormente, aunque me llama la atención que Giordano crea que deseo reprimirlo. - Así que te insto a que votes sí o no a entrar en la guerra, al margen de que creas que es conveniente o no cerrar las puertas. Supongo que por lo que has dicho es un sí, pero mejor decirlo claro, no vaya a ser que digas que opinamos por ti.- Esta vez si que hay un punto de sarcasmo en mi voz, además decido añadir un pequeño encargo. - Y hablando de buena investigación, si no quieres usar el veritaserum te rogaría que propusieses alguna otra manera de averiguar quién es el culpable. - Sean propone después otra hipótesis, que puede ser cierta, pero por ahora no son más que conjeturas. - Sicarios. Tal vez...deberíamos controlar más a los alumnos y refugiados de la isla. Que nadie entre sin consulta previa. Se han tomado demasiadas confianzas. - me levanto de la mesa, apoyando las palmas sobre ésta. - Con el recuento actual de votos esto se inclina a favor del sí. Si no hay mucho más que decir...deberíamos sacar las conclusiones finales e ir finalizando la reunión para pasar a la acción, sea la que sea.
Los ojos de Catherine se volvieron hacia Maxwell mientras hablaba respirando muy lentamente. No era algo fácil lo que estaba haciendo y lo sabía. Pero Maxwell tenía información, fidedigna quería creer, sobre su padre. Dejó que entrelazara sus dedos con los de ellas sin poder evitar sentir la descarga de energía que había con su contacto físico y en seguida sus hombros se tensaron, fue apenas un ápice de segundo antes de que se relajara un poco volviendo su vista hacia Matvey quien había decidido abrir la boca. Una sonrisa sardónica se levantó en los labios de Catherine.
-Un cónclave se hace con todos presentes. Ustedes no me esperaron. ¿Se saltan algunas normas sí y otras no?-
Cuestionó. Sin embargo, cuando Jack se incorporó Catherine cambió el gesto a uno más serio y sereno. Jack había sido uno de los pocos que había acudido a su ayuda y por ser uno de los más antiguos residía un respeto profundo hacia él y su campo de estudio. Cuando Jack hablaba, Catherine escuchaba. Tensó suavemente la mandíbula cuando pidió suspender el cónclave hasta que Max se fuera. Los dedos de la mano de Catherine se deshicieron del agarre de Max y se inclinó hacia él para comentarle algo pero Adael le dirigió la palabra. Lentamente su rostro se giró hacia él...Lo escuchó y algo en el fondo de su estómago rugió e hizo hervir la sangre de la muchacha.
-¡MI PADRE INTENTÓ DETENER ESTA GUERRA Y TODOS VOTARON QUE NO!-
Le espetó a Adael con un grito colérico porque lo que ahora todos se dignaban a hacer, con el mentón muy alto y orgulloso era tratar de recomponer lo que ellos mismos habían dejado evolucionar. Mucho tiempo atrás Stavron había armado un cónclave para mediar en la guerra y todos habían decidido que no lo harían. Catherine aún recordaba el rostro triste de su padre cuando volvió a casa ese día. También el laberinto que le había armado y cómo lo había recorrido con ella. Estaba preocupado, la muchachita de ocho años lo había notado. No creía que Adael lo supiera, ni Mei, ni Ling, ni Giordano, ni siquiera Sean...pero su mirada encendida se dirigió a Jack, a Matvey, a Helena que si habían estado en el consejo para aquel entonces. Ellos sí lo sabían.
Volvió su vista hacia Helena cuando osó decir que a su padre no lo habían asesinado y que Altair había desaparecido en el aire. Se humedeció los labios con ira deseando en ese preciso instante arrancarle la bonita piel de la garganta y tal como la ilusión de Morgana en el laberinto infectar su sangre y drenar su energía para engullirla.
-No se si eres cómplice, ignorante o muy buena mentirosa. No vengo a traer ninguna guerra, sólo a quitaros las máscaras de inocencia que portais algunos o que abrais un par de esos secretos que guardan las miradas de tristeza o culpa-
No pudo evitar volver su vista a Matvey con una carga emocional tan fuerte que sentía que le oprimía el pecho. Matvey y ella nunca habían necesitado palabras, ellos se comunicaban de otra manera...Como alguna vez fue con su padre. Pero no pudo soportar observar su rostro un momento más y volvió a mirar a Max en el momento en el que Giordano lo saca tan repentinamente y, como si no fuera nada más, empieza a hablar -¿Qué demonios Giordano? La educación por delante- Catherine le dio la espalda al consejo y se alejó un poco de aquel grupo de gente para llevarse los dedos a los ojos y apretarlos, la punzada que tenía tras estos no tenía nada que ver con la magia sino más bien con una verdad que ni siquiera en Escocia había querido enfrentar. Extendió su campo mental hacia Matvey, no pudo evitarlo.
“No estoy loca y eres el único que lo sabe”.
Soltó, sin más y se irguió un poco para incorporarse a la reunión nuevamente pero permaneció en silencio mientras escuchaba todas las opiniones, sin creerse que su decisión fuera la violencia.
-Por favor… ¿Jean? Podrías ampliarme las veces que las guerras fueron finalizadas con violencia?... Nuestra historia no habla de intromisiones violentas. El Consejo de los 20 descendientes es superior a cualquier instancia no pacífica que se ejecute en el mundo. Fuimos quienes establecimos el protocolo de contacto entre el Ministerio de Magia y el mundo humano- Indicó Catherine. No era ninguna estúpida sin conocimiento -Lo que proponen básicamente es desatar a los 19 seres más poderosos de la tierra y acabar con al guerra. Por que sí, matarlos, darlos por terminados a todos los núcleos violentos del mundo...Y que al fin y al cabo los hijos de esos asesinados guarden rencor hacia nosotros y en 50 años vuelvan a “hacer justicia”. Y repetimos la historia. O tu descendiente, por ejemplo- Hizo comillas con los dedos y soltó un “tsk” absurdo hacia Helena -La violencia no se detiene con violencia. Primero hay que agotar los métodos pacíficos.
Respiró profundamente y se llevó las manos a las caderas. Fue caminando lentamente alrededor del grupo con un gesto pensativo -Johan representa a la Resistencia, que es el grupo más fuerte ahora junto con la Brigada de las Mil Grullas, liderada por uno de nuestros aprendices, Lykaios Knox. Existen cúpulas y grupos más pequeños que deberían elegir un representante al tiempo que nosotros, los únicos que realmente podemos detener un tiempo las máquinas humanas y tenemos vía de escape- Miró a Jean significativamente- Planteamos a los humanos una tregua. La instancia pacífica se expondrá. Una reunión entre razas para acabar esta estúpida guerra que destruye al mundo. Y si los humanos no cooperan…
… Pues tendré que lavarles la cabeza. Y reestablecer el orden mundial-
-Un cónclave se hace con todos presentes. Ustedes no me esperaron. ¿Se saltan algunas normas sí y otras no?-
Cuestionó. Sin embargo, cuando Jack se incorporó Catherine cambió el gesto a uno más serio y sereno. Jack había sido uno de los pocos que había acudido a su ayuda y por ser uno de los más antiguos residía un respeto profundo hacia él y su campo de estudio. Cuando Jack hablaba, Catherine escuchaba. Tensó suavemente la mandíbula cuando pidió suspender el cónclave hasta que Max se fuera. Los dedos de la mano de Catherine se deshicieron del agarre de Max y se inclinó hacia él para comentarle algo pero Adael le dirigió la palabra. Lentamente su rostro se giró hacia él...Lo escuchó y algo en el fondo de su estómago rugió e hizo hervir la sangre de la muchacha.
-¡MI PADRE INTENTÓ DETENER ESTA GUERRA Y TODOS VOTARON QUE NO!-
Le espetó a Adael con un grito colérico porque lo que ahora todos se dignaban a hacer, con el mentón muy alto y orgulloso era tratar de recomponer lo que ellos mismos habían dejado evolucionar. Mucho tiempo atrás Stavron había armado un cónclave para mediar en la guerra y todos habían decidido que no lo harían. Catherine aún recordaba el rostro triste de su padre cuando volvió a casa ese día. También el laberinto que le había armado y cómo lo había recorrido con ella. Estaba preocupado, la muchachita de ocho años lo había notado. No creía que Adael lo supiera, ni Mei, ni Ling, ni Giordano, ni siquiera Sean...pero su mirada encendida se dirigió a Jack, a Matvey, a Helena que si habían estado en el consejo para aquel entonces. Ellos sí lo sabían.
Volvió su vista hacia Helena cuando osó decir que a su padre no lo habían asesinado y que Altair había desaparecido en el aire. Se humedeció los labios con ira deseando en ese preciso instante arrancarle la bonita piel de la garganta y tal como la ilusión de Morgana en el laberinto infectar su sangre y drenar su energía para engullirla.
-No se si eres cómplice, ignorante o muy buena mentirosa. No vengo a traer ninguna guerra, sólo a quitaros las máscaras de inocencia que portais algunos o que abrais un par de esos secretos que guardan las miradas de tristeza o culpa-
No pudo evitar volver su vista a Matvey con una carga emocional tan fuerte que sentía que le oprimía el pecho. Matvey y ella nunca habían necesitado palabras, ellos se comunicaban de otra manera...Como alguna vez fue con su padre. Pero no pudo soportar observar su rostro un momento más y volvió a mirar a Max en el momento en el que Giordano lo saca tan repentinamente y, como si no fuera nada más, empieza a hablar -¿Qué demonios Giordano? La educación por delante- Catherine le dio la espalda al consejo y se alejó un poco de aquel grupo de gente para llevarse los dedos a los ojos y apretarlos, la punzada que tenía tras estos no tenía nada que ver con la magia sino más bien con una verdad que ni siquiera en Escocia había querido enfrentar. Extendió su campo mental hacia Matvey, no pudo evitarlo.
“No estoy loca y eres el único que lo sabe”.
Soltó, sin más y se irguió un poco para incorporarse a la reunión nuevamente pero permaneció en silencio mientras escuchaba todas las opiniones, sin creerse que su decisión fuera la violencia.
-Por favor… ¿Jean? Podrías ampliarme las veces que las guerras fueron finalizadas con violencia?... Nuestra historia no habla de intromisiones violentas. El Consejo de los 20 descendientes es superior a cualquier instancia no pacífica que se ejecute en el mundo. Fuimos quienes establecimos el protocolo de contacto entre el Ministerio de Magia y el mundo humano- Indicó Catherine. No era ninguna estúpida sin conocimiento -Lo que proponen básicamente es desatar a los 19 seres más poderosos de la tierra y acabar con al guerra. Por que sí, matarlos, darlos por terminados a todos los núcleos violentos del mundo...Y que al fin y al cabo los hijos de esos asesinados guarden rencor hacia nosotros y en 50 años vuelvan a “hacer justicia”. Y repetimos la historia. O tu descendiente, por ejemplo- Hizo comillas con los dedos y soltó un “tsk” absurdo hacia Helena -La violencia no se detiene con violencia. Primero hay que agotar los métodos pacíficos.
Respiró profundamente y se llevó las manos a las caderas. Fue caminando lentamente alrededor del grupo con un gesto pensativo -Johan representa a la Resistencia, que es el grupo más fuerte ahora junto con la Brigada de las Mil Grullas, liderada por uno de nuestros aprendices, Lykaios Knox. Existen cúpulas y grupos más pequeños que deberían elegir un representante al tiempo que nosotros, los únicos que realmente podemos detener un tiempo las máquinas humanas y tenemos vía de escape- Miró a Jean significativamente- Planteamos a los humanos una tregua. La instancia pacífica se expondrá. Una reunión entre razas para acabar esta estúpida guerra que destruye al mundo. Y si los humanos no cooperan…
… Pues tendré que lavarles la cabeza. Y reestablecer el orden mundial-
Jean de Molay
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Suspiró. Las cosas siempre llegaban a este punto. Aquel donde debes decidir, aquel donde no hay una decisión correcta que tomar, donde cada palabra es un enemigo y cada decisión un inocente muerto. Siempre se llegaba a eso, tal como sus antecesores le habían enseñado, todos lo habían vivido, ahora le tocaba a él.
Desde que llegó muy temprano se había mantenido en las sombras, evitando hablar y asomarse, no deseaba participación en decisiones políticas que no le interesaban, pero la presencia de Cat y sus palabras tan rudas y mal dichas lo llevaban al foco de la acción.
-No a la guerra. Es mi voto, pero ustedes harán lo que siempre, asustarse y tomar una mala decisión. El hecho de que la descendiente LeFay se encuentre aquí diciendo cosas que no debería, apareciendo luego de tanto tiempo, y acompañada de un extraño que desapareció tanto tiempo no significa nada nuevo. O él logró lavar su mente, o ella se ha dejado engañar, de todas formas el resultado es el mismo, el no pertenece aquí, ya sea una regla o no.-
Jean se incorporó y se acercó un poco al grupo, no mucho, le gustaba mantenerse alejado, mostrándoles que aunque él fuera uno de ellos su deber era muy diferente al de todos ellos. Jean era la caja de secretos, aquel que guarda las peores crueldades, cuya habilidad lo aleja de todos por el bien de las siguientes generaciones.
-Sea como sea, Incorporarnos a la guerra solo provocará más muertes… ¿De verdad quieren solucionar esta puta pelea? Unámonos y dividamos al mundo en dos, los humanos de un lado y los magos del otro. Si no toman esta idea que les doy ustedes desean la guerra por sobre todo lo demás, no me importa que excusa pongan, esa es la única solución, las cicatrices son demasiado profundas para que esto alguna vez termine.-
Apretó su mandíbula y se tomó un momento para mirarlos a todos antes de suspirar, él sabía que ellos ya habían tomado su decisión. Levantó los hombros contrariado y se alejó un poco con paso lento.-Da igual, decidan lo que quieran, cuando todos estén muertos seré yo quien recoja sus restos y cuente la historia.-
La vanidad de Jean muchas veces se interponía, pero esta vez era otra voz hablando por él, un voz del pasado, su padre, enseñándole cuál era la verdadera razón por la que los De Molay se habían unido al consejo.
Desde que llegó muy temprano se había mantenido en las sombras, evitando hablar y asomarse, no deseaba participación en decisiones políticas que no le interesaban, pero la presencia de Cat y sus palabras tan rudas y mal dichas lo llevaban al foco de la acción.
-No a la guerra. Es mi voto, pero ustedes harán lo que siempre, asustarse y tomar una mala decisión. El hecho de que la descendiente LeFay se encuentre aquí diciendo cosas que no debería, apareciendo luego de tanto tiempo, y acompañada de un extraño que desapareció tanto tiempo no significa nada nuevo. O él logró lavar su mente, o ella se ha dejado engañar, de todas formas el resultado es el mismo, el no pertenece aquí, ya sea una regla o no.-
Jean se incorporó y se acercó un poco al grupo, no mucho, le gustaba mantenerse alejado, mostrándoles que aunque él fuera uno de ellos su deber era muy diferente al de todos ellos. Jean era la caja de secretos, aquel que guarda las peores crueldades, cuya habilidad lo aleja de todos por el bien de las siguientes generaciones.
-Sea como sea, Incorporarnos a la guerra solo provocará más muertes… ¿De verdad quieren solucionar esta puta pelea? Unámonos y dividamos al mundo en dos, los humanos de un lado y los magos del otro. Si no toman esta idea que les doy ustedes desean la guerra por sobre todo lo demás, no me importa que excusa pongan, esa es la única solución, las cicatrices son demasiado profundas para que esto alguna vez termine.-
Apretó su mandíbula y se tomó un momento para mirarlos a todos antes de suspirar, él sabía que ellos ya habían tomado su decisión. Levantó los hombros contrariado y se alejó un poco con paso lento.-Da igual, decidan lo que quieran, cuando todos estén muertos seré yo quien recoja sus restos y cuente la historia.-
La vanidad de Jean muchas veces se interponía, pero esta vez era otra voz hablando por él, un voz del pasado, su padre, enseñándole cuál era la verdadera razón por la que los De Molay se habían unido al consejo.
Maxwell Blake
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
La mente es un mecanismo complicado con su infinidad de piezas en un constante movimiento cohesivo y ordenado que permite su funcionamiento; o no. El misterio de la psique es uno de los más antiguos como la existencia de seres mayores a la voluntad individual. Tan lejos y en inmediata cercanía, pero el secretismo continúa con una verdad de siglos eludida. No tenían la convicción o los recursos para finalizar una guerra o de otra manera habría paz. Sin embargo, existen quienes son capaces de ver un poco más allá, acariciar las profundidades del pensamiento para movilizar un par de los engranajes a fuerza propia, obteniendo resultados premeditados y con objetivos establecidos: un ajedrecista del raciocinio. La vida es un juego, cada estrato de la misma un tablero diferente para emplearse y disfrutar del paseo. Así, los papeles que solían caer en sus manos eran piezas que se ubicaban en la mesa, dispuestas a presentar un reto, el rato de diversión que le diera sentido a una vida, y de otro modo, falta de propósito o finalidad.
Existe el arte de hacer el mundo girar, como un maestro titiritero y los hilos de su muñeco, capaz de tornar el escenario con una vuelta de muñeca, los grados necesarios para mutilar la percepción y convertir un trozo de madera en todo un entretenimiento para quien observa; o en este caso un juguete de carne. ¿Dónde estaba su movimiento de tuerca? La paciencia es virtud, y una necesaria para provocar los cambios que la voluntad anhela. Pieza a pieza, todo caería en su lugar a debido tiempo solo era necesario observar, mantener la mente centrada y por sobre todo, no dejar pasar las oportunidades. Porque sí, las puertas están siempre abiertas, alcanzables para aquellos que tienen la valentía y osadía para atravesarlas con su recíproca consecuencia, aquello que se deja detrás. Peligroso es quien no tiene nada que perder, pues el sendero se abre solo en una dirección y cuando una persona lo transita el infierno se desata a su paso. Mueve entonces el entramado del universo, creando las consecuencias de propias y gustosas causas para la diversión de un único. El telón se abre y era hora de dar un espectáculo de buen nivel. Sin esfuerzo, habían mordido el anzuelo justo donde quería ¿Qué mejor manera de mostrar la naturaleza de ese consejo y sembrar aún más una discordia ya presente? Recibió el golpe con una sonrisa escondida, las puertas cerrándose fueron la roca que cubre al sepulcro.
La tensión había sido tan palpable que el hombre empleó su lengua y saboreó el aire externo haciendo relucir el color de sus labios, llevando con ello todo rastro de sabor. Estaba cerca, a él siempre lo tenía cerca aunque ella no quisiera dar cuenta del hecho. Un suave sonido de garganta acompañó la aparición de su sonrisa, manejando una chispa entre sus dedos como si el elemento no estuviera presente. El resultado de esa reunión era inocuo, con lo hecho solo le habían entregado valiosa información y una Le Fay en bandeja de plata. Intentó acceder al nexo telepático que les unía sin estar seguro si el mensaje llegaría― Estoy contigo, cariño ― que palabra más bonita. Río en un trino particular, casi felino mientras andaba por el pasillo a paso erguido.
Mientras el consejo juega a ser adultos el predador sale en busca de presa dentro de su propia casa.
Existe el arte de hacer el mundo girar, como un maestro titiritero y los hilos de su muñeco, capaz de tornar el escenario con una vuelta de muñeca, los grados necesarios para mutilar la percepción y convertir un trozo de madera en todo un entretenimiento para quien observa; o en este caso un juguete de carne. ¿Dónde estaba su movimiento de tuerca? La paciencia es virtud, y una necesaria para provocar los cambios que la voluntad anhela. Pieza a pieza, todo caería en su lugar a debido tiempo solo era necesario observar, mantener la mente centrada y por sobre todo, no dejar pasar las oportunidades. Porque sí, las puertas están siempre abiertas, alcanzables para aquellos que tienen la valentía y osadía para atravesarlas con su recíproca consecuencia, aquello que se deja detrás. Peligroso es quien no tiene nada que perder, pues el sendero se abre solo en una dirección y cuando una persona lo transita el infierno se desata a su paso. Mueve entonces el entramado del universo, creando las consecuencias de propias y gustosas causas para la diversión de un único. El telón se abre y era hora de dar un espectáculo de buen nivel. Sin esfuerzo, habían mordido el anzuelo justo donde quería ¿Qué mejor manera de mostrar la naturaleza de ese consejo y sembrar aún más una discordia ya presente? Recibió el golpe con una sonrisa escondida, las puertas cerrándose fueron la roca que cubre al sepulcro.
La tensión había sido tan palpable que el hombre empleó su lengua y saboreó el aire externo haciendo relucir el color de sus labios, llevando con ello todo rastro de sabor. Estaba cerca, a él siempre lo tenía cerca aunque ella no quisiera dar cuenta del hecho. Un suave sonido de garganta acompañó la aparición de su sonrisa, manejando una chispa entre sus dedos como si el elemento no estuviera presente. El resultado de esa reunión era inocuo, con lo hecho solo le habían entregado valiosa información y una Le Fay en bandeja de plata. Intentó acceder al nexo telepático que les unía sin estar seguro si el mensaje llegaría― Estoy contigo, cariño ― que palabra más bonita. Río en un trino particular, casi felino mientras andaba por el pasillo a paso erguido.
Mientras el consejo juega a ser adultos el predador sale en busca de presa dentro de su propia casa.
Yo, silencioso como pocas veces en mi vida, escucho al resto de mis compañeros. Que la guerra tal, que la guerra cual, que si muertos, que si vivos, que pokémons y vientecito. Un poco asombrado si que me quedo al ver la reacción de Giordano, normalmente pacífico y metido en sus cosas raras. No se ve muy contento por lo que dice después, ni Sean, ni Helena, ni Matvey ni Cat. Adael intenta calmarla un poco pero parece ser en vano cuando mi compañera se dedica a acusar a los mayores del Consejo como Jack, diciendo cosas que cada vez soy menos capaz de distinguir.
Jean se acerca por fin a la mesa, la verdad es que lo he pasado por alto, no me gusta el tipo, es un arrogante y engreído y "todo gira en torno a mí porque soy el pobrecito descendiente de Molay". Escucho sus palabras y me dan unas ganas muy fuertes de gritarle ahí en medio que qué sabrá él de acabar guerras, pero no lo hago en parte porque tiene más idea que yo y en parte porque el mareo que antes achaqué a la voz de Maxwell y su presencia me invade nuevamente, descartando la anterior idea. Despacio me levanto de la silla, mirando a Cate con tristeza, a Adael, a Matvey y los demás, antes de abrir la boca.
-Perdonadme, pero me temo que prescindiréis de mi persona por un rato... Luego me contáis.
Y sin mucha más explicación (todos deben saber ya la enfermedad que llevo conmigo desde mi adolescencia y que tantas situaciones incómodas ha provocado) me dirijo a la pared más cercana, apenas teniendo tiempo de sentarme en la posición del loto con la espalda en la pared antes de perder la consciencia por completo.
Jean se acerca por fin a la mesa, la verdad es que lo he pasado por alto, no me gusta el tipo, es un arrogante y engreído y "todo gira en torno a mí porque soy el pobrecito descendiente de Molay". Escucho sus palabras y me dan unas ganas muy fuertes de gritarle ahí en medio que qué sabrá él de acabar guerras, pero no lo hago en parte porque tiene más idea que yo y en parte porque el mareo que antes achaqué a la voz de Maxwell y su presencia me invade nuevamente, descartando la anterior idea. Despacio me levanto de la silla, mirando a Cate con tristeza, a Adael, a Matvey y los demás, antes de abrir la boca.
-Perdonadme, pero me temo que prescindiréis de mi persona por un rato... Luego me contáis.
Y sin mucha más explicación (todos deben saber ya la enfermedad que llevo conmigo desde mi adolescencia y que tantas situaciones incómodas ha provocado) me dirijo a la pared más cercana, apenas teniendo tiempo de sentarme en la posición del loto con la espalda en la pared antes de perder la consciencia por completo.
- OFF:
- Ahí os dejo al chino, no le pinteis caritas con indeleble xDD
Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Página 2 de 27. • 1, 2, 3 ... 14 ... 27
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.