Sala de reuniones generales

Escuché a Jack, que proponia cancelar el conclave hasta.... por mi lo cancelabamos ya. Entrecerré mis brillantes ojos al verlo esbozar una mueca de dolor sin mas. Sospechoso.

"Jack..."

-Me alegra oir eso, Adael. -le respondí al joven, que parecia haber recuperado su cuajo.

Todos parecian de acuerdo en que Max debia irse. Envié una parca mirada a Blake. No...nadie, nadie absolutamente iba a jugar conmigo. No iba a ser una maldita marioneta. Giordano por fin habló, y de que manera. Se extendio lo suyo. Lo escuché. Concordando en varias cosas que decia. Sin pronunciarme sobre otras tantas. Un huracán comenzaba a despertar en mi interior.

-Nadie quiere romperte, Gio. Y si, puede que estes en lo cierto en lo ultimo acerca de cerrar las puertas de este sitio tan precipitadamente.

"tenemos miedo?"

En mi cabeza sonó mi propia voz. NO. La muerte de Kira sería investigada. Si. Y parecia que todos estaban de acuerdo, o al menos la mayoria, en participar de la guerra. Las palabras de Helena sobre la familia de Catherine me hacen erguir mis hombros. Las manos sobre la mesa. Mentiras, y mas mentiras.
-Conclusiones. Evaluar mejor a todas las personas que suban a la isla. Eso es lo que os recomiendo....

Catherin gritó. Por el fracaso de su padre. Una respuesta obvia salio de mis labios.
-Ayer no es hoy. El tiempo y las personas mutan. -su mirada me acusaba, pero yo habia tomado ya una decision. Terminé de escucharla con atencion.

-Sé que nadie me va a tomar en cuenta de aqui a.... -miré un reloj de la pared, una preciosa obra de arte por cierto. -a sesenta segundos- pronto verian por qué. -Plantear una tregua. Puede hacerse. Que no se diga que no se intentó. Se les puede presionar para que acepten -no hablaba usando el "nosotros". No es que no quisiera, pero... -Lavarles la cabeza es otro tipo de guerra.

Jean habló. Parecia la evolucion sensata. Ir ahi abajo y forzar un pacto o una tregua. Max se marchó. Yo me levanté y volví a mirar el reloj de pared...ya habian transcurrido los sesenta segundos que les prometiera. Miré a Cat con firmeza impulsado a hablar por todo.
-Si, Catherine. Yo maté a Stavron, nadie más de aquí tuvo que ver. Porque él me lo pidió, por cierto. Fue el único favor que alguna vez le hice a un amigo. Y si no me crees haz una sesion para hablar con los muertos. Y el individuo al que has dejado acercarse a tu lado, Blake.... A tu padre no le gustaba nada. Lo expulsó de su lado por sus ansias de poder. Y ahora ha vuelto a tí.

"pero descubrelo por ti misma, no voy a decirte nada más. Si quieres hablar conmigo, siempre podrás hacerlo"

Lo dije todo. No iba a ser por mas tiempo esclavo de mi silencio y no iba a permitir que se usase para amedrentarme, y menos ese crio de Blake. Era algo que me habia atormentado mucho tiempo, nunca quise hacerlo. No podia quedarme alli por mas tiempo, asi que  me di la vuelta, agarré mi bastón de roble y eché a andar hacia la puerta. El pobre Ling se habia dormido en el proceso. Lo miré al pasar pero no pude hacer nada. En cuanto abrí la puerta cree un portal demoniaco frente a mi, por el cual desaparecí. El nigromante fuera de escena. En realidad había sido sencillo. Tenia que poner en orden algunas cosas de mi sotano y coger otras tantas antes de marchar.

Me quede pensando, tal vez mi voto haya sido bueno o malo, pero decidí escuchar al resto de mis compañeros para saber su opinión. Después de que Cat comenzara hablar entendí algunas cosas, yo era aun algo nuevo en este tema de los descendientes y se que ella llevaba tiempo acá, pero no sabia que su padre había intentado detener la guerra, por eso la sorpresa se notaba en mi rostro, pero solo quise seguir escuchando para saber su opinión.

Todo lo que estaba planteando era logico, ademas de enterarme de grupos de resistencias que estaban tratando de frenar esta guerra. La propuesta de hablar con los humanos hace que suelte un pequeño suspiro, se que muchos humanos están con nosotros que no nos odian, pero en este caso nos quieren ver muertos, pero no perdemos nada con intentar de hablarles y mas cuando dijo que si no cooperan que les lavara la cabeza, los humanos no tienen magia para defenderse de nuestras habilidades pero no son tontos y si desconfían de nosotros de seguro algo tendrán bajo las mangas si algo no sale como ellos planeaban.

Luego Jean comenzó hablar, este estuvo callado toda la reunión hasta ahora, pero como dije con Cat lo diré otra vez, lo que decía era bastante logico porque entrar en esta guerra provocara mas muerte, pero en los libros, pergaminos que he leído muchas veces necesitaban la guerra para llegar a la paz y a veces era la peor opción pero en muchos casos la única, esta vez tenemos elección de elegir, ya mi cabeza estaba estaba dando vueltas, estaba confundido de si elegí la mejor opción o no. Así que solo sigo escuchando, necesito saber si mis compañeros recapacitan como lo estoy haciendo ahora, este tema de la guerra me ponía un poco nervioso pero no puedo permitir que esto nos haga tomar malas decisiones.

A veces me gustaría que esto de la guerra solo fuera un mal sueño y que cuando despierte este todo en paz, pero eso no sucederá hasta ver como acabara todo esto. Tampoco sabia que nosotros fuimos quienes establecieron el protocolo de contacto entre el Ministerio de Magia y el mundo humano, eso era información nueva para mi y bastante interesante, algo que me hacía pensar que necesitaba investigar el pasado del Consejo para estar informado tanto del pasado y ahora del presente para luego pensar en que sucederá en el futuro. Matvey se retira del lugar y Ling se tumbo en el suelo, apoyado en la pared y eso me preocupo un poco pero preferí observarlo por si necesitaba sacarlo de ahí y llevarlo a su habitación para que descanse como es debido.

Entré a la reunión tarde, pero lo suficientemente a tiempo para ver el deplorable espectáculo que se ha organizado por la muerte de Kira. En estos momentos da igual que fuese miembro del consejo o no, sólo era una joven con todo el futuro por delante, una joven a la que le habían cargado una responsabilidad para la que puede que no estuviese preparada. El tono de la reunión se va haciendo más tenso, yo voto a favor de la intervención directa. En mi campo claro. Después la surrealista entrada de Catherine con ese muchacho, como si ella se hubiese vuelto otra persona que no es. Esto cada vez va a peor. Por ahí abajo tampoco les va mejor. Recibo un mensaje telepático de una de las chicas que estuvo en la isla hace algún tiempo Chloe. Acaban de salir de un ataque de la Alianza. Paso una mano por mi frente, alzando la voz por primera vez desde que voté.

- Concuerdo con lo que dice Jean. Esta aparición de Le Fay es cuanto menos sospechosa. El intruso no tiene derecho a opinar en nuestros asuntos ni a meterse. Y Catherine tendrá que dejar claro que no le han lavado el cerebro para venir diciendo esas cosas.

Es una pena que intenten romper un grupo de personas que podría trabajar en común y llevarse bien. El asesinato de Kira ha conseguido poner a unos contra otros, ha creado mucha crispación. Me pongo en pie para que me escuchen, apoyando las manos en la mesa. - Pero ese no es el tema prioritario ahora. Estamos aquí para descubrir a los culpables de la muerte de la compañera, y para decidir nuestra participación activa en el conflicto, no sólo como refugio, guardianes o maestros. Yo ya he votado antes. Voy a participar, y lo voy a hacer ahora. A título personal. Acaban de informarme de la última batalla sucedida allá abajo, una batalla en la que seguramente ha muerto mucha gente. Si queremos estar presentes cuando sucedan las cosas tenemos que estar allí. No estoy de acuerdo con Jean en lo de no meternos, somos parte del problema, somos como ellos. Una cosa no quita la otra. Conservaremos este santuario y enseñaremos nuestras habilidades a otros. Pero tenemos que estar con ellos. Voy a poner un hospital ahí abajo, sé que desde que perdieron el suyo no tienen ninguno al que ir. - rodeo la mesa para salir, pensando marcharme cuanto antes, aunque me quedo estupefacto al oír a Matvey. ¿ Él mató al padre de Cath porque él se lo pidió?. El nigromante se marcha tras soltar la bomba. Ahora sí que es momento de marcharse. Voy a por el pobre Ling, que se ha dormido en un rincón, cogiéndolo para llevármelo. También espero a Sean, que se viene conmigo.

- Nos vamos. Si alguien quiere algo de nosotros que avise. Para mí la reunión está terminada.- abandono la sala, pegando un portazo.

Lanzo una mirada gélida a Catherine cuando empieza con quejas sobre esperarla o no en la reunión, devolviéndole la jugada. - No esperamos más tiempo del necesario, pues es tu deber estar disponible cuando se requiere tu presencia. - que le quede bien claro que no vamos a hacer concesiones por ninguno, si no vienen están siendo irresponsables. El grito que sigue después hace que ponga cara de irritación, haciéndole un gesto para que baje la voz.


- Nadie está gritando, querida...así que no grites tú a los demás. Es de mala educación. Y sí, se votó que no porque era otro momento diferente, otras circunstancias, ¿y qué? - Luego se atreve a insultarme como ignorante, cómplice o mentirosa, algo que no estoy dispuesta a tolerar. - Cuando seas capaz de hablar como una persona adulta me buscas. Mientras no pienso responderte a nada. - me doy la vuelta comenzando a ignorarla cuando habla de la vía pacífica, comenzando a andar hacia la puerta. Ya se había votado y había salido un Sí a la intervención. Es ingenua si piensa que la vía pacífica puede hacer algo a estas alturas. Jean propone arreglar antes lo de aquí, pero en realidad todo va relacionado. La guerra de abajo y nuestra propia guerra civil. Que intente ella si quiere su vía pacífica. La confesión del nigromante no me la esperaba, simplemente arrugo la nariz con desagrado sin decir nada, lanzándole una críptica mirada cuando se larga. Lucio también se pone en plan repelente, como si él no fuese también culpable de no actuar antes. Hipócrita, es más lento que un perezoso. Que se vaya a montar su hospital, a la larga tampoco solucionará nada, sólo aliviará el sufrimiento de manera temporal.

- La votación es concluyente. Se intervendrá cuando sea necesario, de la manera que cada uno considere mejor para minimizar los daños. - varios se han marchado ya, así que damos por acabada la reunión. Algo no va bien en el exterior de la isla, se ha desatado una tormenta que no presagia nada bueno. Y menos las palabras que trae con ella. Abandono la reunión rápidamente, camino a los jardines.

Escuchó a Jean y frunció suavemente el ceño. Pestañeó con cierta rapidez sintiendo que las dudas volvían a hacer mella en ella sin Max a su lado. Se cruzó de brazos, tratando de espantar aquella incomodidad sin lograrlo. Aparentemente, como bien había ella sospechado antes, y gritado a todos...La veían víctima de una manipulación, suficientemente débil para ser maleable en las manos de cualquiera. No escuchó a Max, pues la sala tenía protecciones demasiado antiguas y fuertes para permitir un canal de comunicación entre alguien en el exterior y alguien de adentro. Cuando miró hacia Ling, pensando que le diría algo, este solo se excuso y se puso a dormir. Volvió a sentirse una paria, la extraña de grupo, la tonta joven ilusa.

-Podrían haberlo prevenido, pero pecaron de subestimarlos- Sentenció Catherine, daba igual que por dentro estuviese zozobrando cada ápice de fortaleza que había logrado juntar; su voz salió impertérrita y firme. Alzó la vista hacia Matvey mordiéndose las muelas y presionando su quijada -Es todo lo que pido. Intentarlo- Indicó respecto a la tregua sin dejar de mirarlo escuchando aquello de que era otra guerra y rodando los ojos.

“Una mucho menos violenta y con menos muertes de por medio”.

Respiró profundo, suspirando ya con un gesto de hastío al respecto, pero Matvey decide abrir la boca. Catherine lo miró cuando mencionó su nombre pero las palabras que siguieron a continuación marcaron un antes y un después para la pelinegra. Su rostro se desencajó y el escaso rubor de sus mejillas desapareció. Matvey le había propinado un golpe en el estómago que le había sacado el aire y había destruido su corazón en sólo unas palabras. Lo siguió con la mirada que empezaba a llenarse de lágrimas sin escuchar el resto de las palabras que los descendientes le propinaban. Sin darle ningún espacio para hablar.

Y se fue.

Simplemente se fue.

La muchacha empezaba a sentir que le faltaba el aire y sin darse cuenta estaba hiperventilando. Volvió su vista hacia los Descendientes, específicamente hacia Jack. Él era el más antiguo de todos y alzó los hombros en un gesto de clara confusión y duda. Una niña perdida en un mundo de adultos lleno de mentiras y secretos ¿Cómo podía confiar en ellos ahora? Cuando Donovan descendió en vuelo y se posó en su hombro, la descendiente de Morgana desapareció en un revuelo de humo negro sin decir una palabra más.

La Caja de Pandora estaba abierta.

No sé si de mi agrado, pero creo que lo averiguaremos pronto.- Susurró, siguiendo la broma con la que Lyran había roto el hielo. Al menos su sonrisa parecía sincera, por lo que aunque fuera una mala idea, al menos iba con un guapo especímen.

No tardaron mucho en desaparecerse del lugar. Le preocupaba que pudieran llegar los centinelas, como Lyran decía, pero había que confiar.

Ser desaparecida por otra persona siempre le causaba dolor de cabeza. Al menos llegaron sanos y salvos a un lugar que parecía relativamente seguro. La aparición la habían hecho dentro de un edificio que tenía unos hermosos acabaos para lo viejo que parecía. Se acercó a una gran mesa y dejó sus cosas, aunque se mantuvo de pie.- ¿Dónde estamos? No es que tenga que sonarme familiar este sitio, pero no se siente como algo que se haya construido con las manos.

El agua de la ducha seguía húmeda en los cabellos del Señor, si así se le puede decir, Marcus Tesla, quien aprovecha la oportunidad de un cabello liso y manejable para peinarse con la mano y aún así quedar bien presentado para la supuesta reunión en la sala de Los Descendientes. Como es de su estilo, quiso vestirse con lo que él consideraba lo mejor para "estar en casa". Una camisa normal blanca con pantalones clásicos de la época. Miró a su espejo el rostro por última vez antes de salir de su habitación. No le agradaba el hecho de que tenga que parecer vanidoso, simplemente se mira para parecer buen hombre y llevarse la mano por el rostro nada más por tan poco tiempo. Con esas mismas acciones apresuradas, pero con un poco de coordinación, Tesla sale tomando en sus manos un saco que estaba bien acomodado en la mesa cerca de la puerta de entrada y salida de sus aposentos. No pausó por un momento su avance. Ya fuera de su "mundo" se arregla mientras camina por los pasillos de Euroboros llegando por fin a la puerta de la sala de reuniones de los llamados Descendientes, quienes nada más se les nota el sonido susurrante que emiten dentro de la sala. Extendiendo sus brazos hacia la puerta de la misma, abre bruscamente la puerta con el fin de hacerse notar, típico de él.
    ─Caballeros, Señoritas, mis disculpas por haber llegado tan tarde.─ Mentira, en realidad no sabía si llegaba a tiempo o si llegaba tarde. Es una simple excusa oculta su actitud por no parecer aburrido. Es en realidad una ambigüedad de sí.
    Inmediatamente, cerró la puerta con la mayor de las sutilezas como si el haberse presentado en tan odioso estruendo que posiblemente llame la atención de todos los participantes de la sala, le hubiese sido suficiente. Lo que parece como de comedia es la sonrisa que emanaba de Marcus como si de un circo se tratara.
    ─¿Me he perdido de algo?─ Musita el científico, mientras camina cerca de donde estaban reunidos, sentándose en su puesto no muy alejado, no sin antes desabotonarse el saco y poder mover su cuerpo sin ninguna dificultad en la silla reservada. ─¿Sería imprudente si solicito un pequeño resumen de lo que va transcurrido en la reunión?─
    ¿Estaré siendo imprudente?, pensó. De hecho, pasaba por su mente como una voz de la conciencia el haber interrumpido una conversación, al parecer importante, por la escandalosa presentación innecesaria. Por otro lado, no estaría mal pedir un poco de ambientación, aunque parezca que sus opiniones no fueran del todo... importantes.
    El hombre de la ciencia posó su brazo izquierdo sobre la mesa y movió su cabeza de un lado a otro esperando quién tomaba la palabra. Es su oportunidad para que los anteriores actos bochornosos se disiparan en la conversación, queden en el recuerdo y en los posibles chismes y rumores de los demás.

Una vez en el sitio, soltó con suavidad la mano de Lyran, no sin antes captar la sensación de la calidez del contrario. Se alejó ligeramente, observando de vuelta el mapa que había colocado en la mesa grande del centro, inclinándose un poco sobre esta para analizar los detalles, cuando alguien irrumpió. Por lo que decía, alguien lo había invitado a esa "reunión" o se había perdido la anterior y acababa de descubrir a tres personas que probablemente no deberían estar ahí.

Saludó de buena gana cuando el recién llegado disculpó una tardanza que nadie esperaba. Aunque después, al pedir el pequeño resumen, no supo que responder. Miró a Lyran un instante, miró el plano y después miró al recién llegado.- Este artefacto, no sabemos qué es pero creemos que la Alianza lo usará en nuestra contra. Queremos revertir eso.- Murmuró con su sedosa voz suave justo antes de erguirse y recargar los brazos en el respaldo de las grandes sillas que ahí estaban mientras observaba si se había perdido cualquier detalle.

El trayecto sin pausa hasta el lugar de reunión le produjo un leve hartazgo, pero tan leve que no se le notaba. Su corazón palpitaba tan rápido lo que le hacía sentir un tipo de reacción a la acción de ingresar intrépidamente a la habitación de unos sujetos que, al parecer, ya habían terminado con su discusión. Sin embargo, unas dos personas se quedaron en el cuarto.
    Aquellas palpitaciones fueron poco a poco mermándose, mientras escuchaba las indicaciones con respecto al plano que se podía ver a lo largo de su cobertura, justo en el centro de la mesa, al menos con la posibilidad de que todos podían verlo. Marcus Tesla solo podía ver números, trazos, dibujos externos al más grande. Le pareció ver un tipo de planos de algún objeto o planeamiento.
    ─Querida...─ dijo Marcus después de haberse adecuado al contexto, después de analizar cada uno de los trazos del papel, aunque de manera superficial. Debió, ante todo, dirigirse a todos los participantes, aunque fueran pocas personas. ─Querido...─ sonó raro. Puede que ellos lo hayan visto así, puede que piensen lo peor. ─Solo tengo un comentario que hacerles.─ Inmediatamente, inclinó su cabeza para poder ver bien los planos. ─Las cosas nuevas son imposibles de reconocer a corta vista.─
    Todo quedó en silencio. Las pupilas de Marcus rodaban lentamente por todo el papel, divisando cada trazo de los dibujos y runas que componían la gran hoja. No quiso tragarse lo que pensaba.
    ─Tengo dos conjeturas por las cuales La Alianza haya creado este artefacto, independientemente de lo que sea.─ Era obvio y lo saben algunos miembros de Los Descendientes que Marcus no opinaba demasiado, pero estaban pocas personas, no había espacio para la timidez. ─Sabemos que no les gusta la monotonía, les gusta crear nuevas cosas, pero estas cosas surgen por una necesidad en particular. No cabe duda que, al hacer un plano, significa que el artefacto puede que esté en proceso de aprobación o ya lo esté, pero lo que nos queda claro es que quieren eliminar a su objetivo de inmediato y traer la paz a cuesta de lo que sea. Están apresurados o acorralados; quieren demostrar su poder o librarse de sus enemigos.─
    Marcus volvió a erguirse en la silla bastante cómoda en el que estaba sentado. Pensó que tal vez sus comentarios no eran de utilidad. Sin embargo, dio su opinión...
    ─Pienso que este es el primer paso para saber a qué nos enfrentamos. Deberíamos... tal vez... contrarrestar en caso de un desconocimiento del objeto.─ Últimas palabras de Marcus.
    Su mente está distorsionada en su pesimismo, nada que pueda aliviar un poco de ciencia: tamaños, masa, distancia a la que puede estar, funcionalismos... ni siquiera supo que habló.

Se me habia ocurrido aparecerme alli donde creía que podrían echarnos una mano, y esperaba no haber interrumpido nada importante cuando llegué allí. Victorya, la portadora de los planos, soltó mi mano y yo obsrvé los retazos de lo que debió haber sido una pequeña reunión que ahora se disolvía. Sin embargo quedó con nosotros un hombre moreno, con un prominente bigote, a quien Victorya se dirigió.

Nuestras presentaciones fueron raras, a ella la llamó "querida" y a mi "querido", o eso me pareció entender.... le devolví el saludo con una educada sonrisa, aunque eso sí, algo descolocado. Pero que iba a hacerle? Yo ya iba comprendiendo que estos magos y brujas de los Descendientes, no eran lo que se dice gente precisamente normal. Escuché al hombre mientras lo observaba (trataba de dilucidar cual de los 20, bueno, los 19, era él) `pues tras un vistazo rapido parecia tener algo que decirnos. Solté un pesado suspiro al escuchar sus oscuros augurios. Teniamos al enemigo acorralado y eso lo hacia mas peligroso.

- ¿Tan complejos son los planos...? Lamento que le estemos molestando con esto, pero....cuando desarrollaron a sus robot Centinela, sufrimos un duro golpe. Ahora tenemos los planos de esas maquinas, y la de ésta otra, que no tenemos ni idea de para qué sirve, pero no será nada bueno. Si me permite....los humanos ya han conseguido la manera de evitar que usemos nuestras habilidades de teletransporte, tecnologia que por cierto incluyen esos centinelas. ¿Están logrando ir mas lejos?

"contrarrestar, sí, eso es"

- Como podriamos contrarrestar algo que no sabemos qué es?

Pregunté, mirando al hombre que parecia divagar dentro de si mismo. Dediqué a Victorya una mirada de preocupacion y luego observé de nuevo al hombre y volví a hablarle.

-¿Está usted bien? - noté el galeon comunicador vibrar en mi pantalón. Lo saqué, leyendo un mensaje de refuerzos por parte de Reiv. No me quedaría mucho tiempo... suerte que no habia llegado a sentarme. - Los planos están a salvo. Ahora faltan los compañeros...

Aún con tantas palabras como las que había usado, el recién llegado llevaba razón con lo de contrarrestar. Así mismo, la preocupación del irresistible Lyran no iba tan desubicada.

Yo en lo personal creo que es como una fuente de poder. No tiene escalas, no sabemos el tamaño, pero el resto cree que se trata de algo más grande, como un satélite... Los planos en sí no son complicados. Lo que lo complica es lo que no sabemos de ellos. Puede ser una bomba o un rastreador y estamos trayéndolos ahora mismo a un lugar con muchos de los nuestros.- Donde fuera que estuvieran. Le llamó mucho la atención cuando dijo 'nuestros'. No se sentía ni parte ni excluída, pero la debilidad siempre iba ligada a cuanta gente tenías alrededor.

Las palabras de Lyran le tomaron por sorpresa. Soltó un chasquido por lo bajo.- No me diga que ya ha pasado lo peor. ¿Qué ha sucedido? - Preguntó tranquilamente aunque con algunas inquietudes superficiales. La respuesta más obvia era que la misión había fallado y ahora todos habían sido capturados, pero esperó a que las malas noticias llegaran por su propio peso.

Un poco agobiada. ¿Por qué no decirlo? Así se encontraba la matriarca Le Fay. Entre las inspecciones realizadas a los que tenían acceso a la isla, la planificación de la íntima boda y su propio  y avanzado embarazo. Por supuesto, y la guerra que se cernía sobre el mundo, la academia y su familia...Catherine estaba agobiada. Mientras caminaba hacia la sala de reuniones generales, acariciaba distraídamente un medallón que llevaba al cuello, girandolo sobre su palma por arte de magia. Era un medallón que había pertenecido a su madre y que, aún, desconocía sus poderes. Dudaba que Elise tuviera algo que no estuviera inmerso en un desdén de magia oscura.

Observó a Lyran a la distancia, en realidad, percibió el umbral de una mente cerrada y supuso que era él. Pocas personas poseían ese tipo de capacidad, al menos, para ella. Se humedeció los labios mientras miraba alrededor, localizando a la otra mujer. No la conocía. A él sí. No había investigado aún a la familia porque se sentía fatal hacerlo. Pero debía empezar, no podía tener ese tipo de debilidades.

- Señor Knox- Llamó la atención con aquella voz tan carente de encanto. Aún así, sus ojos brillaron como si hubiese sonreido. Pero no lo hizo, nunca había sido una persona que demostrara ese tipo de emociones -Señorita- Saludo a la desconocida con un leve asentimiento de cabeza -No lo estaba buscando, pero menos mal que lo encuentro- Alzó la vista hacia Marcus con el rostro aún serio -Marcus- Saludó con otro asentimiento antes de soltar el medallón y tomar un respiro pequeño, últimamente no podía siquiera respirar hondo porque no tenía espacio -¿Estoy interrumpiendo algo?-

"¿Cómo se podría contrarrestar algo que no sabemos que es?" Una pequeña frase que a Marcus le dejó sonando mientras se hunde cada vez más en el análisis de los planos, las formas, las letras, los materiales que podrían construirse... Se inclinó para verlos más de cerca y alzó su mirada a los demás.
    ─No hablo de contrarrestar el arma...─ Quería dejarles estúpidamente la intriga de lo que Marcus trataba de decir, pero luego se vio interrumpido por el mensaje telefónico. Desde ése momento, simuló no escuchar nada más que las palabras. En realidad, no quiere saber de nada más que del artefacto misterioso.
    ─Te llamaré Telio Arcano.─ De manera susurrante, como si estuviera hablando cara a cara, hace referencia al conjunto de vocablos en latín arcanum telum, que significa arma misteriosa.
    Su locura no se vio interrumpida por llegada de una simpática mujer que los saludó a todos. A Marcus lo saludó de manera tan seria y no tuvo más opción que responder de la misma manera. Alzó la cabeza y sonrió galantemente asintiendo el saludo que pronto regresaría al mismo lugar donde le correspondió anteriormente: al plano.
    Esta vez, había más personal. Vino hacia él un sentimiento de timidez al estar presente en un mayor número de personas.
    Su rostro estaba en el papel, sus oídos en la sala, su cuerpo en él mismo.

Lo que dijo Victorya me hizo reflexionar profundamente. Me llevé una mano al menton cruzando el otro brazo, y fruncí mi ceño, mirando hacia abajo.

"la verdad, tal como lo ha planteado ella, es más que posible...."

-Sucede... - comencé a decirle a la mujer morena saliendo lentamente de mi ensimismamiento. - Que aun no tengo noticias de Reiv ni de Juliet, ni tampoco del equipo de Johan, que quedaro n en Hogsmeade. Reiv pidió refuerzos pero despues de eso, nada más.

En realidad, yo habia tratado poco a ese muchacho, pero una parte de mi (quizá esa deformacion profesional de profe) me hacía preocuparme por él al igual que por Juliet. Asi que le daba vueltas a la moneda, pensando que  mensaje escribirles. Llegó entonces Catherine y alcé mi mirada hacia ella para dedicarle una sincera sonrisa.

-Catherine, como te encuentras? - llevaba tiempo sin verla. Esperaba que se estuviese cuidando todo lo que debia. - ¿Estás comiendo bien? ¿Respetas las horas de sueño?  - negué con la cabeza y decidí explicarle lo que nos traiamos entre manos. - Unos compañeros lograron robar los planos que tienes delante. Uno corresponde al Centinela, y otro, no sabemos a qué. Se los hemos traido a Marcus para ver si puede ayudarnos en algo.... otro equipo ha ido a la base a tratar de robar ese arma. Parece algo peligroso. Un momento, voy a ver si...hay noticias y a localizar a Reiv....

Saqué la moneda y leí el mensaje de Yaroslav. Por una parte, parecia que habiamos tenido exito. - Oh. Yaroslav ha llevado  el arma y un centinela en la base de Bastion Hollow.

"bueno, alli ya no habita casi nadie, por no decir nadie..."

- Supongo que eso es un punto. - escribí un mensaje rapido al par de dos otros. - Voy a ir hacia allá. Marcus... - miré al introvertido hombre tratando de sacarlo de su mundo interior. - ¿Le gustaría acompañarme y ver el arma en persona? No voy a mentir a nadie, creo que como ha dicho Victorya....  puede ser peligroso.

La falta de comunicación durante una misión no siempre era buena cosa, y ella lo sabía. A veces podía significar que no había novedades, pero también podía ser que no había manera de reportar, que estaban bajo asedio, que la cosa se había complicado y tantas cosas que se le pasaban por la cabeza.- Ya ha pasado un rato desde que todos nos separamos. Es necesario saber dónde están todos.- Susurró, tratando de mejor buscar comunicarse con el resto antes de sacar conjeturas que no llevaban a ningún lugar.

Asintió ante el saludo de la recién llegada, que por todo lo que Lyran preguntaba estaba más que claro que tenía un embarazo ya en curso. No tardaron mucho las noticias en llegar.- ¿Un centinela? ¿Consiguieron un centinela? ¿No es eso peligroso? Creí que explotaban... Tengo que ver eso.

Sentenció, finalmente bastante extrañada de que hubieran obtenido un centinela que no hubiese explotado, aún cuando pudiera ser una trampa...- Puede ser peligroso, pero deberíamos llevar los planos. Hacerles una fotografía habría sido bueno pero no hay manera al parecer. Hay que actuar con rapidez también en esta circunstancia, Lyran.

Abandono el hospital de Ouroboros pocos días después de dar a luz al descendiente del nigromante, saliendo de allí con el pequeño y con la intención de presentárselo a su padre. El puñetero crío había sido más costoso de traer al mundo que el primero que tuve, pero al final ha salido sano y no ha habido mayor complicación posterior. Ahora sólo falta ver la reacción de Matvey al saber sobre la sorpresa que le voy a dar, y qué tipo de reacción tendrá el resto del Consejo. Busco al susodicho padre por diversos lugares, sin encontrarlo en el sótano que es su residencia. Tras esto me encamino a lugares más públicos, como por ejemplo la sala de reuniones.

Allí me encuentro con más gente de la que suponía, aunque no con la persona que buscaba. Todos me son más o menos conocidos, a excepción de una de las muchachas. Saludo de manera elegante, entrando a la sala con el bebé en brazos y arrebujado en su manta. Puede que aproveche la ocasión para presentarlo a Tesla y a Le Fay, que para algo son del Consejo. No sabía que ésta última también estaba esperando una criatura, y a juzgar por lo que veo debe quedarle muy poco. - Oh, enhorabuena Catherine. Desconocía la buena nueva. - sonrío de lado, lanzando una mirada de reojo. - Ya debe quedarte poco, prepárate porque duele más de lo que puedas imaginarte. - y me quedo tan tranquila con eso de asustar a la joven primeriza, saludando después al resto de la sala, especialmente a Tesla. - ¿Ya volviste de tu retiro espiritual? Es bueno tener a los genios de vuelta...la comunidad mágica lo agradecerá. Por cierto...¿habéis visto a Matvey? Hay alguien a quien debe conocer.

No entendió las palabras de Tesla, pero realmente era extraño que lo entendiera. De alguna manera, había aprendido a respetar cómo trabajaba su mente aunque no la comprendiera pero acepto el saludo con sorpresa. La verdad no se esperaba que la mirara, total, solía centrarse mucho en sus trabajos e ignorar alrededor. Incluso por meses. Finalmente, miró hacia Lyran sonriendo de lado -Hago lo que puedo- Alzó los hombros con suavidad, lo cierto es que tenía mucho trabajo pero Ian también le recordaba que debía descansar y hasta su propio cuerpo lo hacía. Había aumentado de peso, lo sentía en los huesos. Era muy extraño estar embarazada. Respiró profundamente. -Marcus podrá ayudarte. Dale tiempo, lo hará- Le dijo con una firmeza ciega. Tesla era un genio y ella lo sabía, cualquier cosa que le dieran a un Descendiente serviría. Eso era obvio. Así que se relajó un poco, pero sólo duró unos segundos hasta que habló de la base.

“Ian…¿Dónde estás?”, cuestionó inmediatamente a su… pareja. Sí, todavía no estaban casados pese a la insistencia de Anteia y el exabrupto que había hecho Desmond respecto al nacimiento del bebé sin que sus padres estuviesen casados. Se masajeo un poco la sien antes de sonreírle por inercia a la chica -Señor Knox, en realidad necesitaba robarle unos minutos. Es la inspección- Expresó con un gesto de incomodidad crítico en el rostro. Miró luego a Victorya cuando habló un torció el gesto, por supuesto, había prioridades -Pero...Puede esperar. Sólo… lo haré con los demás. Pero tengo que hacerlo - añadió sintiendo que el estómago se le revolvía, porque confiaba en ellos y sin embargo estaba obligada a hacerlo porque era su responsabilidad con el Consejo.

Para sorpresa suya, llegó una de las mujeres que no había inspeccionado, Adele. ¿Qué curioso que todos se reunieran en un sólo sitio, no? -O puedo hacerlo con…- Se interrumpió al ver al bebé y se llevó, inconscientemente, una mano al vientre. Arqueó una ceja ante el comentario de Adele y el dolor, había sido algo que le había puesto un poco nerviosa pero eso sólo hizo que saltara a la defensiva. - Nadie te ha atacado mentalmente nunca ¿No?- Le dijo sin ningún tipo de gesto en el rostro hasta que mencionó a Matvey, sacando conclusiones demasiado rápidas para su gusto y negó con la cabeza para decir que no sabía nada de él, pero la conexión mental que hizo con él fue prácticamente inmediata.

“Matvey. Adele tiene un niño y te está buscando. ¿Hay algo que… tal vez no me hayas comentado?”

Seguía una famosa reunión en la sala de encuentros de los descendientes. Muchas cosas pasaron por la mente de Marcus, mientras escuchaba la conversación que no le correspondía. Siguió observando el plano y trató de aplicar un método peculiar: la mayeutica. El único hecho es que no sabía si expresarlo en aquellos momentos de conversación. Sin embargo, decidió cortar con la divagación y procurar regresar nuevamente al tema central, irguiéndose de la silla.
    ─Lamento tener que cortar el afable saludo de la preciosa visitante, pero pasan por mi mente ciertos cuestionamientos por hacer respecto a los planos que estuve observando meticulosamente. Sólo así sospecharemos para qué sirve el arma.─ Sólo una simple sospecha, una hipótesis para sentirse tranquilo. Si logra ser falso, una simple disculpa bastará. No fue necesario decir este detalle, prefirió dejarlo para sí mismo.
    ─Sólo nos bastaría saber qué es aquello de lo que nosotros poseemos y ellos quieren destruir.─ Pensó que tal vez serían muchas cosas, pero sólo una en particular. La gran ventaja, y creyó que contestarían lo mismo, es que los descendientes tienen la magia como recurso y los enemigos armas. Se está en una lucha de energía misteriosa contra metal destructible.
    Afortunadamente, contó con la propuesta de Lyran. Aquellas sospechas pronto serían confirmadas, no dudó en contestar.
    ─Aprecio tu amable invitación.─ Dijo con decoro y una sonrisa entusiasta. ─Sería un gran placer tener tan cerca de mi al pedazo de metal plasmado en un papel. También suena en mi mente la deliciosa idea de probarlo en cualquier espécimen.─ No mentía. Estaba dispuesto a lo que fuera, incluso quitarle los poderes mágicos a cualquier rata de laboratorio que se cruce en su camino.
    ─Me parece indiscutible también la idea de la señorita Victorya con respecto a llevarnos los planos. No sería nada mal verificar si verdaderamente se trata del arma que estamos investigando.─
    La puerta de la habitación se abrió de nuevo para dejar entrar a una figura femenina llevando aun infante que, al acercarse a la dama Le Fay, presintió un poco tensión, iniciado por un particular comentario.
    ─Sorprendente el misterio de la vida.─ Inclinó un poco la cabeza hacia Adele en forma de saludo. ─Una criatura se prepara para ver la luz de nuestro preciado mundo en guerra y otra ya vio esa luz. Algo nos une, después de todo.─
    Marcus se levanta de su silla y espera ser guiado por Lyran hasta el lugar del arma.

-Si facil fuera sacar una copia rapido.... - respondí a Victorya de modo reflexivo, era cierto que convenía tener más de uno. -De momento tendremos que conformarnos con la memoria visual de los genios. - insinué por Tesla.

Me entretuve un momento en leer la respuesta de Reiv y saber del estado de Juliet via moneda comunicadora, y chasqueé la lengua por tal noticia. Entonces entró en escena Adele Gaultier, reconocida Blood Keeper. Mi semblante amable de antes se tensó al momento, y fruncí el ceño dedicandole a la mujer una nada amistosa mirada. Sí, llevaba un bebé en brazos, sí, acababa de ser madre, pero sabía de alguna vida que otra que había arrebatado de modo innecesario. Buscaba a Matvey, el padre? Me puse en pie mirando a la francesa.

- No sé como permiten la entrada de gente como tú a la isla. - dije del modo más educado que me fue posible, pero aun asi mi mirada  directa hacia ella fue implacable,  y luego miré a Cat y a Tesla, los dos miembros del Consejo allí presentes. - Lo siento, no pretendía sonar rudo con vosotros.... no te preocupes por la inspeccion Catherine, lo entiendo perfectamente.  Pero tendrás que esperar a que vuelva.... tengo que ir a la base  ahora.

Tesla habló, y para decir algo sumamente interesante. Pues claro. Tenía lógica. Lo miré serio por  unos instantes, antes de responder. ¿Aquello que nosotros poseemos y que ellos quieren destruir?

- La magia. Esa cosa....ese arma....podría ser un inhibidor gigante de magia? Ya han conseguido suprimirnos la habilidad de desaparecernos. Y con los chip aquellos, de realizar magia sin sufrir una dolorosa descarga eléctrica.

Agarré los planos del Centinela y del arma, o Telio Arcano como había decidido llamarla Tesla y los guardé por dentro de mi ropa, bien seguros
- Victorya,  Marcus, acercaos a mi, voy a desaparecernos hacia el lugar indicado. Catherine, te veo pronto. - a Adele ni la miré para dedicarle una despedida, no me resultó posible. Puse una mano sobre el hombro de Vyka, y la otra sobre la de Marcus, y desaparecí de alli con ellos dos.


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OFF: Marcus, Victorya, seguimos en este tema! [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] es ahí a dónde nos he llevado

- Usted lo ha dicho. Nos une el futuro de la raza mágica, debemos protegerla.

Devolví el saludo a Tesla con una ligera inclinación de cabeza y una sonrisa educada, reparando en el comentario que realiza como para calmar los ánimos entre Catherine y yo. Ella no se ha cortado un pelo en responder con esa pregunta rollo pasivo agresivo, a lo que respondo alzando la ceja de manera irónica. - Te aconsejo que no lances amenazas que te dejen en mal lugar. Ya sabes...tienes un ejemplo que dar, una reputación que mantener...¿qué pensará la gente si andas tratando de intimidar con tus poderes a los campeones del torneo? no es lo más adecuado. - además, esta niñata desconoce que sí me han "atacado" con poderes mentales, ya se encargó Rybar de hacer que ahora también fuesen míos sus horribles recuerdos de los campos.

Lyran tampoco fue mucho más amable, aunque tiene más motivos que ella para darme esa respuesta tan borde. Tal vez influya que los míos atacaron el colegio en el que era profesor, que hayamos matado a unos cuantos de su bando, que otro secuestrara a su hija...esas cosas que a la gente suelen parecerle mal. Llorones. - Lo mismo que le he dicho a Catherine sobre la educación se lo digo a usted, señor profesor. ¿Eso enseñaba a sus alumnos? - decido ir al punto que debe doler, la mayoría sabemos quién era Lyran Knox. Continúo con una sonrisa maliciosa, entornando levemente la mirada. - No. La pregunta es por qué dejan entrar aquí a traidores como algunos de los que aquí habitan, de esos que no respetan su propia sangre.- realmente ni siquiera espero respuesta antes de que se marchen, pero sí me quedo con la idea general de lo que van a hacer. Algo de unos planos, una máquina, la base de los renegados...informaré a Rybar.

Podría haberle dicho cuatro cosas más a Catherine, pero en ese momento el bebé comienza a llorar y veo el momento apropiado para marcharme. - Lástima no poder quedarme a darte más consejos desinteresados sobre maternidad, te van a hacer falta. Seguiré buscando a Matvey, adiós, Le Fay. - salgo de allí alzando ligeramente la barbilla de manera altiva, cerrando la puerta tras de mí y dejando a la muchacha sola.