Sala de reuniones generales

Catherine centró su mirada en Tesla mientras hablaba, sonriendo internamente por todo lo que estaba diciendo que aunque parecia tener sentido si lo pensabas un poco era algo...Desordenado. Muy Tesla, muy genio. Recibió entonces el mensaje de Ian y eso sí le sacó una sonrisa de lado, que esta vez le llegó a los ojos. Respiró profundo, mucho más tranquila de saber que se encontraba bien y, aún mejor, lejos.

"No te preocupes, no pasa nada. Ahora volveré a casa. Tenemos que conseguir otra forma de comunicarnos, Ian"

Agregó, pensando que lo mejor sería la moneda aunque se negaban porque sería estresante en esa etapa de embarazo. Respiró nuevamente para escuchar lo que le dijo Adele, ladeó suavemente la cabeza hacia ella -Estaba cuestionando, no amenazando. Que estés acostumbrada a recibir amenazas no quiere decir que todo lo que otra persona diga está dedicado a ofenderte. Por otro lado, soy como soy. No tengo que cuidar nada y, aparte, poco me importa lo que pienses tú y mucha gente de mí- No le dio más importante y escuchó las interacciones de Tesla, Knox y Vyctoria quedandose con el ceño fruncido ante el odio que destiló Lyran hacia Adele, poniendola un poco a la defensiva y mirando a Adele con una ceja enarcada. Al no recibir respuestas de Matvey y ver que los demás se retiraban, empezó a caminar para volver a casa y enfrentarse a Anteia -De acuerdo, Sr. Knox -

- Gracias, pero no necesito nada de ti- Mencionó mirandole por encima del hombro y echándole un último vistazo al niño con un pico de ansiedad presionándole el corazón que no se disolvió al salir de la sala.

La isla Ouroboros se elevó nuevamente a los cielos, tras la destrucción de los satélites antimagia que bloqueaban el flujo de energía mágica en todo el planeta. Antiguos rituales fueron necesarios para volver a levantar Ouroboros, acudiendo a la información de los fundadores, aquellos que la pusieron en el aire por primera vez, hace cientos de años.
Una mitad de la isla sigue siendo la antigua Ouroboros, que se salvó parcialmente de la caída y ha sido reconstruida por Adael Cohen, sus elementaristas y otros colaboradores. La otra mitad de la isla es completamente nueva, formada  desde cero con nuevas rocas, puesto que la mitad que existía antes quedó totalmente destruida. Sus ruinas permanecerán en en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] , lugar donde se realizó el ritual.

Ouroboros. El eterno retorno. Después de la tormenta siempre llega la calma, así hasta que el ciclo vuelve a comenzar y a repetirse. Para algunos puede parecer la condena de Sísifo, para otros puede significar una segunda oportunidad.
La isla renace de sus cenizas, y con ella la esperanza del Consejo de los 20 y aquellos que forman comunidad con ellos.

Todos los que sean dignos recibirán, vía lechuza, esta invitación del Consejo de los 20:

Consejo de los 20 Por la presente quedan convocados en enero a la ceremonia de renacimiento de la isla Ouroboros, un ritual de celebración del retorno de la magia a la isla y renovación del compromiso adquirido por los Descendientes. La ceremonia iniciará con el recibimiento de los miembros del Consejo, seguido de un baile que abrirán los mismos. Posteriormente se pasará a la proposición de nuevos linajes para reemplazar los extintos o expulsados. Cada miembro del Consejo podrá emitir un voto a favor de una proposición. También cabe la posibilidad de presentar o que se presenten candidatos, que habrán de superar las pruebas que se les imponga para obtener el beneplácito de la mayoría.

sobre la trama:

El gran salón de Ouroboros se había ampliado y reconstruido gracias a la recuperada magia, y había sido engalanado para la ceremonia del renacer. Los miembros del Consejo de los Veinte fueron los primeros en ir llegando al lugar, preparándose para recibir a los invitados.

Habíamos dedicado todo el mes de diciembre para terminar de poner la isla a punto, que era lo único que faltaba después de haber conseguido volverla a poner en el aire y protegida mediante magia. Los humanos ya sabían de nuestra existencia, pero eso no era motivo para dejar la isla desprotegida y visible para cualquiera. No era cuestión de esconderse, como podían pensar algunos, sino de sentido común. Ya habíamos perdido a Snagov cuando aquellos Centinelas nos localizaron, así que no tenía sentido dejarles vía libre para que volviesen de nuevo.

La situación nos había dado un leve respiro (probablemente temporal) después de largos meses de sufrimiento y con la ausencia de nuestros poderes. Llegaba el momento de organizarse, de retomar lo que habíamos dejado pendiente, y también de permitirnos al menos una noche en la que luchar no sería la prioridad. Eso no significaba que no fuésemos a hacer nada "útil". Teníamos la obligación de hablar del tema de los linajes. Por mi parte tenía bastante claras las cosas, y ya hablaría en su momento. No sé qué pensarían los restantes compañeros, que ahora eran bastantes menos, pero es la hora de mostrar las cartas sobre la mesa.

A la hora marcada comenzamos a reunirnos en la escalinata central que daba paso al gran salón, preparado especialmente para la ocasión. Todos nos habíamos puesto nuestras mejores galas, además de alguna que otra joya familiar heredada de generación en generación. Nuestra entrada en el salón fue anunciada por el jefe de la guardia del Consejo, mientras la orquesta comenzó a tocar una marcha de recibimiento.

Markus se había preparado de lo lindo todo ese mes desde que  elevaron la isla a su posición, la misma de la que nunca tendría que haber salido (sea dicho de paso), hasta el momento actual. Había recibido con gratas nuevas el regreso de sus compañeros perdidos, porque siempre reconforta volver a ver a tus viejos juguetes, aunque ahora estaban casi todos rotos, con excepcion de aquellos que pone eso de [Manejado temporalmente por la administración], lo que le hizo pensar al científico que aquí había gato encerrado.

Durante el mes de diciembre de 2040 el científico junto a otros compañeros, volvieron a recuperar el sistema de manejo mágico de la isla, con la esfera armilar en el templete. Si los antiguos lo pusieron así hace milenios, ¿quién en su sano juicio se atrevería a llevarles la contraria? Markus no.... bueno a veces sí, pero en esa ocasión no. Y especialmente con esa voz de ultratumba tan extraña y metafórica.

El gran día llegó ya por fin. Markus se vistió con sus mejores galas, bueno, las que habían sobrevivido a la caída de la isla, y las que no las había embrujado para que parecieran igual de elegantes que antes de aquel día, eso sí, sin los kilos de polvo que se acumulaban encima, ya que había sacudido bien los trajes. También había tuneado la silla de ruedas que ahora le porta desde que la alianza le rompió. Maldita sea la alianza. Le había puesto colgantes de oro y un sistema de bote (que por cierto debería ser revisado por Gio ya que a veces se saltaba solo).  Había colgado un cartel en la parte trasera, a modo de alerón, en que se podía leer: [Manejado temporalmente por la administración]. Quizás le trajera suerte, había que probar, ya que estaba en fase de desarrollo y necesitaba un tamaño de muestra n ≥ 3 para poder hacer estadística con el SPSS y que el programa no le diera error (porque no se puede hacer estadística con un n < 3, amiguis).

Markus localiza varias cosas al llegar:
1. la comida
2. la cubertería de plata. Tenía que recuperar toda la colección que perdió cuando la isla cayó.

El esperado día de la ceremonia había llegado. Casi no podía ni creerlo después de todo lo sucedido durante los últimos meses. Cualquiera diría que hace poco más de un mes estaba en las garras de la Alianza, prisionero en los campos. Allí seguiría seguramente, de no ser porque Blair O'Connell quería encontrar y recuperar a su marido desesperadamente, por lo que me propuso un trato basado en un intercambio de prisioneros. Aquello no había salido mal del todo, teniendo en cuenta que logramos recuperar a Imram y a Sayid, aunque el último resultó herido por culpa de Éamon.

Por suerte ya tenía mis poderes sanadores de vuelta, y el hospital de Ouroboros estaba más o menos rehabilitado, por lo que pude atender y estabilizar a mi compañero. Los siguientes días los pasé ocupándome de él en su recuperación, y también dirigiendo las tareas de reforma del hospital, que seguía a medias. Giordano se encargó de darme una posible solución para tratar de arreglar el despropósito que habían hecho conmigo en los campos al cercenar una de mis manos. El excéntrico inventor ideó una mano protésica, mezcla de aleación y otros materiales. El trabajo había sido minucioso, hasta se había encargado de grabarle runas potenciadoras para la canalización de magia, además de poner diferentes funciones en dicha mano para que se transformase y fuese útil en las labores de médico. Teníamos mucho que agradecerle a Giordano, y sólo podría devolvérselo mejorando lo máximo posible en lo mío, un tema que llevaba obsesionándome desde el descenso a las grutas de Turín.

No se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Sean. Bastante tenía el pobre con no ver. No saber cómo arreglarlo me frustraba bastante, al igual que me bloqueaba no saber muy bien cómo animarle y hacer que todo volviese a ser como antes. Podría haber hablado con Zaphira, pero nuestra relación era algo fría desde que me dio ciertas advertencias con respecto a su protegido. Cuando podía iba a visitar a Sean a su vivienda en Ouroboros, hablando con él de cosas triviales para distraerlo, como por ejemplo de la cría de fénix que había encontrado. Con el resto del Consejo no hablé demasiado, me parecía que llevaban demasiada prisa en eso de buscar linajes, hacer pasar pruebas, y poner en marcha cuanto antes las clases. Todavía teníamos que recuperarnos del todo, pero ellos parecían verlo de otra manera. La fiesta había sido tomada como símbolo de renacimiento, situada a propósito con el comienzo del nuevo año.

Allí estábamos casi todos, descendiendo la escalinata cuando comenzó a sonar la música de orquesta que anunciaba nuestra llegada. Siempre me habían dado vergüenza este tipo de cosas, así que evité mirar a nadie en concreto mientras bajaba. Tampoco me sentía cómodo al ir trajeado, aunque al menos iba más actual que otros de mis compañeros, que habían optado por túnicas y capas. En realidad no estaba muy enterado del protocolo a seguir ahora, no sabía si alguien tenía que hablar o no, pero aproveché para susurrar a Markus por lo bajo al verle en su silla de ruedas. A él tampoco había podido "arreglarlo". - Ey, ¿qué es eso que te has puesto en el cartel? - pregunté con curiosidad, ya que me pareció más excéntrico aún que Giordano. - ¿Has estado en las reuniones de preparación de la ceremonia? me las salté y no me he enterado de mucho. - probablemente Markus tampoco tuviese mucha idea.

Eso de ser el más viejo de los miembros del Consejo de los 20 hacía que recaiga sobre mí la obligación de actuar de maestro de ceremonias, dando apertura al evento. Todos los que asistimos comenzamos a bajar la escalinata cuando suena una breve pieza musical de recibimiento, durante el tiempo necesario para bajar todos los escalones. Así me da tiempo a observar cómo ha quedado el gran salón, y a cuántos de los asistentes conozco. Muchos de ellos ya vivían y estudiaban en Ouroboros antes de su caída, y otros tantos se han unido después del tiempo que compartimos refugiados en el castillo Le Fay. El cambio de situación es considerable, y a mejor. La música se apaga cuando terminamos de bajar, momento en el que alzo la voz para dar un breve discurso.

- Buenas noches. Nos complace daros la bienvenida a la ceremonia del resurgimiento de Ouroboros. Han sido unos meses especialmente duros para toda la raza mágica, como todos sabéis, pero al final hemos conseguido resurgir de nuestras cenizas para volver a alzarnos de nuevo. Sabemos, obviamente, que esto no es permanente, que el eterno retorno y lo cíclico siempre están presentes. Afrontaremos con valentía lo que esté por venir, juntos, tal y como ha demostrado la unión entre varios bandos durante los últimos tiempos. Hoy nos merecemos celebrar lo que hemos logrado, y por ello queremos que disfrutéis de este evento. Se anunciarán también las decisiones que se tomen respecto a los nuevos linajes que entrarán en el Consejo, se propondrán, postularán y votarán. Se debatirá la situación actual y las medidas a tomar de ahora en adelante, incluidas las de gestión de la isla y de los aprendices. - informo un poco en general de los asuntos a tratar, que seguro que muchos se pensaban que todo iba a ser alcohol y desenfreno. Esta juventud... - Pero eso será más tarde. Por el momento, abriremos la velada con el baile inaugural. - anuncio antes de que empiecen a ponerme caras de aburrimiento, esperando a que cada cual tome a su pareja de baile. Los miembros del Consejo tenemos la obligación de abrir el baile, aunque después cambiemos de pareja. Por mi parte tomo la mano de Bellatrix, llevándola a la pista y comenzando a bailar cuando comienza a sonar un vals clásico.

off:

No me dio tiempo de raccionar cuando Giordano me arrastró hasta la isla, no estaba seguro de querer volver, no estaba preparado para recibir preguntas incómodas y mucho menos lástima por parte de los demás al verme tan inútil, aún así solo pude resignarme y esperar que todo fuera bien. No pude escaparme de contar lo que había sucedido en Praga pero los detalles acerca de los guardianes los omití, aún seguíamos bajo los efectos del juramento en Turín y no sería nada productivo, eso y también el hecho de que ahora era algo así como uno de los guardianes.

Los días pasaron y tal y como prometió Giordano fue mi guía mientras me acostumbraba a estar de nuevo en la isla, pasamos mucho tiempo juntos y era como si hubiera hecho falta perder mi vista para empezar a verlo de otra forma y comprenderlo mejor, hasta me hacían gracia sus bromas estúpidas. Lucio también hizo su parte, estaba claro que intentaba animarme y lo conseguiá a pesar de sentirme un poco culpable por hacerlo ir a visitarme, me alegraba mucho tenerlo cerca de mi y a salvo después del intercambio de prisioneros. Zaphira también se encontraba en la isla, hablamos sobre el ritual que volvió a poner la isla sobre el cielo y eso me preocupaba pues no se me ocurrió advertir a Newton sobre los efectos que la magia de sangre pudiera tener en los implicados en el ritual, siempre había un precio a pagar en esas cosas y mucho me temía que ese iba a ser alto.

pasaba muchas horas muertas en la biblioteca, no podía leer pero el olor de los pergaminos, la tinta, el papel e incluso el polvo me reconfortaba y me tranquilizaba además de las visitas de mis alumnos, al menos podía seguir dando clase y les gustaba ir a ver a Rubi el cual no parecía molestarle que le llevaran regalos y lo halagaran, el pollo era un poco narcisista por lo que pude averiguar.

Para cuando llegó el día de la ceremonia de Ouroboros ya podía moverme solo y con más soltura por el castillo, había desarrollado un vínculo con el Fenix y aunque no podía ver por mi mismo el ave lo hacía por mi y me guiaba mientras estuviera sobre mi hombro. El discurso de Newton fue inspirador, además de recordarles que estaban allí por trabajo pero yo ya llevaba un tiempo meditand a mis candidatos para el consejo y mientras el baile daba inicio tomé la mano de mi acompañante, una de mis mejores alumnas quien se había ofrecido para pasar vergüenza conmigo, incluso me había elegido el traje y me había peinado, lo que no sabía es que incluso había pensado en un vestido a juego con las plumas de Rubi, debía ser todo un espectáculo vernos bailar con el ave en mi hombro, me habría encantado ver algo así.

El resto de la fiesta la pasé de un lado a otro, hablando con los del consejo, buscando la compañía de Gio y Lucio pues era con quienes mejor me sentía además de Zaphira y el elfo que ya era uno más de la familia.

Cuando la banda sonó en aquel cántico, por más que debieramos bajar de manera aburrida, eso no se me daba. Me adelanté un par de escalones a quienes estaban frente a mí para tomar del brazo a Lucio mientras. Él era el mejor, porque no le gustaba ser el centro de atención, así que el centro podía ser yo, con aquel armonioso vestido verde esmeralda que entretejí el día anterior con fibras vegetales. Cuando la moda se juntaba con lo verde del mundo había ahí un talento oculto.

- Oh, Lucio. No te preocupes más por tu mano. No tienes idea de lo bien que te queda. No extrañarás más la anterior.- Dije con una abierta sonrisa mientras bajábamos, para luego pasar a escuchar el discurso atinado de Jack. Aplaudí cuando el resto lo hizo. No cabía duda que el capitán tenía sus seguidores, con esa barbita blanca y el porte. También vi lo de la silla de Markus cuando Lucio lo señaló. Oh, estos compañeros míos, tan raros. Como ya tenía a Lucio entre manos, el baile lo abrí con el tras una reverencia alegre. Mientras comenzábamos a bailar llevaba en la cabeza algunas penas que el médico podía estar pasando después de tanto desastre. Quizás no conocía la extensión, pero entendía el sentimiento de cuando la tierra había perecido por unos meses. Mi ánimo y fuerzas se habían debilitado, pero ahora reír por las nuevas posibilidades.- Miremos al futuro, Lucio. Recordemos que todas nuestras decisiones hacia atrás fueron siempre nuestro mejor esfuerzo. Tomemos consuelo.

Dejo de hablar con Markus cuando comienza el discurso de Jack, aprovechando para seguir mirando a mi alrededor. No es que no me interese lo que dice, sino que tampoco hay mucho a lo que prestar atención. Sólo sé que toca bailar, lo cual me da infinita vergüenza, y que después nos toca trabajar en el tema de decidir linajes para poder reformar el Consejo. Sonrío ante las amables palabras de Sofía sobre mi mano, aunque todavía me costaba acostumbrarme y hubiese preferido que siguiese siendo como antes. - Qué remedio...mejor esto que nada. Gio ha hecho un buen trabajo. - comento por lo bajo con cierta resignación, propiciada también por el inminente baile. Aplaudo al final del discurso de Jack, tomando a Sofía como pareja, ya que estaba a mi lado y me acababa de hacer una leve reverencia para el inicio. - Será un placer. - La imito de manera elegante, pasando una mano tras su cintura y llevando otra a su mano para iniciar el vals. Me había tocado aprender a desenvolverme en estas cosas, teniendo en cuenta la posición que ocupaba en el Consejo.

- Es cierto, todos nos esforzamos y pasamos por mucho para recobrar la normalidad, o al menos parte de ella. Aunque...las decisiones también pueden ser erróneas, Sofía...no podemos ser autocomplacientes con nuestro pasado. - se me ocurren unas cuantas decisiones mías mal tomadas, para qué engañarnos. .

Comenzamos a danzar al ritmo de la música, esperando que más gente comience a unirse al baile para no estar tan solos en la pista. Por el rabillo del ojo observo a Sean comenzar a bailar con una de sus alumnas, una de esas que yo creo que le ponía ojitos, aunque el muy inocente no se diese cuenta. Me alegra ver que se ha ido reponiendo poco a poco, y que se apañe bien con el fénix, pero eso no quita para que siga pensando en el modo de solucionar lo de la vista perdida. Además, me da cierta cosa verlo bailar con la alumna. Decido centrarme en el baile con Sofía, guiando el vals por toda la pista. Ella también lo hace bastante bien, se nota que tiene práctica y que no le da tanta vergüenza como a mi eso de que nos miren los demás. - Es curioso...siempre acabo con Sofías. - me hace hasta gracia, aunque no sé que sería de aquella científica. Espero que todo le haya ido bien. - Dime... ¿has pensado ya en lo que ha dicho Jack sobre los linajes? ¿a quién propondrías para suplir a los que faltan? - seguimos danzando en círculos, casi hasta los compases finales del vals.

Diciembre había sido un buen mes. No sólo volvíamos a tener la magia de vuelta, sino que también habían regresado algunos de los que perdimos el día en que nos sacaron de los campos. Mi hermano había regresado a casa, y también habíamos recuperado a Sayid y otro de la Brigada gracias al intercambio por el puto Éamon. Por supuesto que no estaba todo en orden, pero comparando con todo lo que habíamos pasado...podíamos darnos por satisfechos por tener algo de tiempo para no tener que estar luchando por sobrevivir a cada instante. Juliet y yo no teníamos muchas ganas de regresar al piso okupa de Londres en el que nos pillaron, podía ser inseguro y no traía muy buenos recuerdos, así que estuvimos viviendo entre el castillo Black y la cueva de Thranduil, según el día. Así tuve tiempo de ponerme al día con mi hermano, y darle las gracias por habérsela jugado para ir a por mi a sacarme de los campos. Me quité de encima el peso de pensar que él podía haber muerto por mi culpa. También nos contó sobre su huida, y sobre el supuesto falso Johan que había ido hasta el castillo. No habíamos vuelto a tener noticias de aquello, y era extremadamente inquietante. Además, por fin supimos dónde podríamos buscar a Svart, gracias a que nos dijeron dónde estaba la colonia de dragones de Smaug.

Entre unas cosas y otras llegó el día de la ceremonia. Nos reunimos con Kyllian para traerlo a Ouroboros, un sitio en el que él nunca había estado, pero en el que se había ganado un sitio por aquello de secuestrar a Éamon. Fue clave para recuperar  a Sayid. Además, al feral le venía bien alejarse un rato del tema crianza, que debía estar agobiado con tanto lloro de bebé. Aparecemos los tres en la entrada del edificio en el que se celebra la fiesta, arreglados con ropas que nos había dejado el tío de Juliet. Menudo baúl de ropa tenía el elfo, de todos los siglos.  - Sigo sin estar conforme con lo del traje. Siempre que me pongo uno es para mal. - refunfuño mientras echamos a andar hacia el salón.  - Además, llegamos tarde, nos van a mirar todos cuando entremos.  - por un lado tengo ganas de hacer cosas de persona normal, como ir a fiestas, pero por otro lado me siento un poco fuera de lugar.  Avanzo hasta la puerta del salón, pegando la oreja para escuchar. Después resoplo.  - Un vals. Están bailando un puñetero vals. - como el día de la fiesta de Blair, esa que acabó tan mal para nosotros.  - ¿Quién entra primero?

Gio siempre hace trabajos magníficos. Seguro que podemos hacer toda clase de cosas que te faciliten el trabajo. Aunque la verdad he estado pensando... Hay plantas que al verse atacadas duplican su producción de ADN, volviéndose más fértiles. Quizás algo así podría volver tu mano a la normalidad, aunque hasta ahora solo he logrado que crezcan el doble. Tendré que verificar mis datos.- Susurro suavemente una vez que ya estábamos a medio vals. Una hermosa melodía si podía añadir, que me gustaba tanto que había comenzado a tararearla.

Oh no, la autocomplacencia es un pecado capital. La aceptación, por otro lado, trae la oportunidad de la mejora en su propio concepto. Es muy fácil ver desde aquí lo que hicimos mal en el pasado, ahora que ya sabemos el resultado.- Tras algunas notas, está claro que la atención del médico se encuentra en otro lugar. En un extremo cercano de la pista, para ser más exacta. En mis labios se alzó una sonrisa de descubrimiento que ponía por fin las piezas del rompecabezas juntas.- Vaya, nunca pensé que sería la aguafiestas.- Bromee, soltando una suave risa a aquello de que siempre terminaba con Sofías.- ¿Sí? Ilumíname, Galeno, incluyeme en esta broma privada tuya.

Pensé en Kepler. Sí, Kepler. Creí que podría ser un aliado adecuado. Aún así, no sé si le propondré. ¿Haz pensado tú en alguien? - Pregunto tras un momento de contemplación mientras girábamos con gracia por la pista. Algunas parejas ya se habían unido, y parecía que el baile sería un gran éxito para animar a la comunidad mágica de las localidades aledañas. Definitivamente un buen público.

Los meses habían pasado para tranquilidad de la chica. Ya no se podía decir que estuviese por completo distante con Reiv, pero aún quedaba algo de tiempo para recuperarse de todo lo que había pasado en el último año. Era un punto medio entre vivir por completo en el silencio de sus pensamientos y el acercamiento a Reiv, que había tenido que volver a iniciar cada vez que ver a Lila le hacía caer en el mismo espiral, pero que ahora manejaba con mejor soltura.

Llegó al lugar tomada de la mano de Reiv, un contacto que volvía a sentirse cálido y natural después de tanto. A pesar de ya no tener ningún lugar propio tras la destrucción de Hogsmeade y las reservas que tenía sobre el piso okupa de Reiv, podía decirse que habían pasado los días con tranquilidad.- Bueno, pero no teníamos nada adecuado. Así no desentonarás con el resto... Y todo el mundo está aquí, eso debería darnos algo de tranquilidad... Estás guapo.- Susurró, acercándose un paso más a él para acortar un poco la distancia que había logrado la aparición.- Sí, pero al menos nos vemos vestidos para esto. Sería peor que nos vieran entrar tarde con la ropa de diario.- Murmuró, mirando un segundo abajo para captar la vista del vaporoso vestido rojo y corto que había conseguido su tío para aquella ocasión. No era feo, pero habría preferido un color menos llamativo. El elfo no tuvo la misma idea.

¿No te gustan los vals? - Preguntó, con sus serias dudas del por qué no le gustaban, pensando en que, posiblemente, se debería a que no sabía bailarlo. Le empujó dentro de la fiesta, pasando tras él para no ser la primera en interrumpir, pero apurando la vergonzosa entrada. Una vez adentro, podía ver claramente lo que pasaba, pues el baile había iniciado con muchas parejas al centro. Empujó a Reiv por los laterales del salón hasta encontrar un lugar cómodo donde detenerse a evaluar la situación, esperando que aquella primera canción tuviera final.

Markus descubrió con pesar que alguien había perdido la cubertería fina de plata y que ahora le tocaba hablar con el alquimista para que trasmutara algún cubierto interesante para sus experimentos de recoger espaguetis con tenedores. Lo importante es que había podido localizar los canapés que eran minipizzas hawaianas con queso, jamón y piña.
De modo que allí estaba Markus poniéndose como los quicos con toda la comida, como el cuñado o el invitado que no pinta mucho en una fiesta, que está solo en una esquina y que se complace con comer y beber sin hablar con nadie. Pues así estaba Markus. Cuando llega su juguete favorito Lucio, Markus se alegra un tanto, porque aunque todo el mundo le tachaba de loco, Lucio le dirigía la palabra. Le saludó con la mano sin poder hablar mucho, pues tenía la boca llena. Bendito sea el elfo doméstico o el drow que cocinó este manjar. Había personalidades que ya habían empezado a bailar, pero como Markus estaba roto en su silla de ruedas prefirió quedarse a un lado.

-Markus ha visto que hay gente que tiene puesto esto en sus firmas y no han sufrido los grandes daños del holocausto de Ouroboros. De modo que Markus quiere probar si es algún tipo de amuleto de la suerte- Por supuesto mi conversación no parece entretener mucho al galeno, que prefiere ir a bailar con Sofía. Galeno inteligente. Si a Markus le funcionaran las piernas también iría a bailar, aunque fuera solo. No pasa nada porque Markus tiene su comida y a su amiga Entropía, que le hace compañía desde el alféizar la ventana, mientas está poniendo ojitos de enamorada al fénix de Sean. Markus había intentado, por pura curiosidad científica, coger una pluma de la cola del fénix, pero lo único que consiguió fue un picotazo y una buena reprimenda. Y aunque le dio un poco de rabia porque a nadie le gusta que le regañen, Markus entendió que había actuado mal y pidió disculpas. Ya descubriría otra forma de coger las plumas de ese pajarraco del averno, aunque sean las que pierda cuando esté viejo, calvo y estresado. Pero mientras la premisa era la de no dañar al fénix de Sean.

La idea de ver mi mano modo planta me saca una breve risa, la imagen mental ha sido muy graciosa. - Te lo agradezco, Sofía, pero no sé si quiero acabar pareciendo un ent. De todos modos puede ser interesante saber más sobre esa investigación, luego me paso por tu laboratorio a ver si podemos sacar una colaboración. - seguimos danzando por la pista con elegancia, quedando ahora menos visibles gracias a los invitados que han ido uniéndose poco a poco tras los segundos iniciales. Casi lo agradezco, aunque no baile mal sé que tampoco es mi especialidad. A Sofía se la ve más suelta, como si no le importase atraer miradas. - Cierto, la aceptación es necesaria para poder seguir adelante. Yo ya lo he aceptado, aunque unos días más que otros. - confieso en un susurro, quedándome algo pensativo por eso que comenta, que es fácil juzgar los hechos una vez que ya han pasado. - Sería útil que nuestro yo del futuro viniese a avisarnos de cosas de ese tipo, ¿no crees? evitaríamos muchos problemas. - la miro extrañado tras un par de giros más, sin entender eso de que se llame aguafiestas a sí misma.

- ¿Por qué dices eso? - debo estar perdiéndome algo, eso seguro. Me da algo de vergüenza eso de explicar lo del chiste, como ella dice, sobre lo que he comentado con las "sofías". - Era una antigua compañera de trabajo, salimos un par de veces, pero no llegó a nada. Hace mucho tiempo que no sé de ella. - sí, espero que la mujer esté bien y no haya tenido problemas, pero en realidad no siento como que haya perdido una posible pareja. Carraspeo un tanto incómodo con el tema, mirando nuevamente y de manera casi inconsciente hacia donde está Sean. El vals está a punto de terminar, así que me acercaré a él pronto.

Agradezco el cambio de tema por parte de Sofía, aunque yo mismo me haya metido en el lío de antes. - El linaje Kepler podría ser interesante, aunque no sé si Jack lo votaría, seguro que piensa que le puede hacer competencia. - comento en tono confidencial, pensando después en mi proposición. - Bueno...a mi me parecería interesante el linaje de Ibn Sina, o Avicena, según la versión latinizada. Otro linaje de médicos y sanadores, aunque no creo que lo acepten porque se supone que esa rama de conocimiento se cubre con el linaje de Galeno. En teoría buscan abarcar cuantas más habilidades distintas, mejor.- suenan los compases finales del vals, momento en que nos detenemos, haciendo la protocolaria reverencia, seguida de un aplauso hacia la banda. A partir de ese momento ya comienza la fiesta por libre, de modo que los camareros comienzan a pasearse por la sala llevando bandejas de comida y ofreciendo bebidas. Otros continúan bailando en la pista de baile, con las nuevas canciones que comienzan a sonar. Por mi parte tomo del brazo a Sofía para salir de la pista, yendo con ella hacia donde se encuentran Sean y la alumna.

- Bueno, ya hemos superado la parte del baile. - comento con una sonrisa amable, intentando entablar conversación. - Se supone que ahora debemos empezar a pensar en lo que ha dicho Jack...¿tú has pensado en algo, Sean?- probablemente le importe bien poco, siendo que lo único que necesita en este momento es poder ver de nuevo.

Al acabar el baile me retiro con Nathalie, mi alumna hacia un lado de la pista, no sabía ni como había sobrevivido a aquello, hasta me faltaba un poco el aire como si hubiera corrido una maratón, quería pensar que era por no haberme recuperado del todo por aquello de la magia y no por ser un ratón de biblioteca, aunque considerando el tiempo que había pasado encerrado y lo poco que me movía, tenía sentido que fuera más por lo segundo, la chica se retira con la excusa de ir a por unas bebidas, no podía verla pero la notaba tan feliz como hermione bailando con Viktor Krum... ¿habría encontrado a alguien que le gustara o algo así? tal vez también estaba buscando bebidas y por eso se fue -Tranquila, yo te espero aquí, ve a disfrutar de la fiesta- le dedico una sonrisa mientras ella dice que no tarda.

No sabía con quién había ido cada descendiente, estaba seguro de que ninguno de ellos tendría dificultades para encontrar pareja, pero pensar en Lucio bailando con una bella mujer era un tanto extraño, pero me alegraba de no poder verlo. Giordano era el que más curiosidad me causaba, ¿habría podido tan siquiera encontrar pareja para el baile? y lo más importante ¿tomar a la susodicha de las manos o la cintura? seguro que en cualquier momento la soltaba y si escuchaba un golpe sordo seguido de un quejido ahí estaría Gio, la imagen hasta me resulta graciosa y no puedo evitar reirme con mi mirada fijada en algún punto de la sala. Un graznido de Rubi me alerta de algo -qué ocurre? - me giro inmediatamente y puedo escuchar la silla de Tesla que al parecer quería arrancarle una pluma al fenix que claramente se altera -Eso no se hace Markus! podría haberte hecho daño... te daré una de sus plumas cuando se desprendan por si solas- acaricio al ave para intentar tranquilizarla, la cual se acerca a mi mano para poder hacerlo, la verdad es que no entendía porqué era tan agresivo con todo el mundo, hasta parecía tener una especie de rivalidad con Zaphira "cosas de la juventud" pensaba, pues apenas tenía un mes y algo, una nimiedad considerando su gran esperanza de vida.

Después de aquel incidente la chica regresa con las bebidas, dejando una en mi mano para después tomarme del brazo, según ella para guiarme por la sala pero estábamos de pie... no lo entendía pero lo aceptaba. bebo lo que sea que fuera lo que la chica hubiera traido, tenía un sabor fuerte, tal vez algo con alcohol por lo que apenas le di un sorbo, es en ese momento que una voz familiar se acerca y de forma automática sonrío en la dirección por la que la escucho -Créeme, no sabes cuanto me alegra que se haya acabado esa tortura ¿podemos votar por desechar esa tradición?- no podía ver, pero si sabía que Lucio se había acercado con alguien más, giro un poco la cabeza intentando averiguar de quien se trataba pero no daba con la respuesta, aún así un aroma a flores me da una pequeña pista de la acompañante del médico -Sofía, eres tu?- poco a poco empezaba a distinguir al menos a los miembros del consejo.

La pregunta sobre mi candidato para ocupar un puesto en el consejo me hace ponerme un poco serio -Si, ya lo he decidido, aunque puede que no a todo el mundo le agrade, aún así sé que será una gran incorporación además de desempeñar una gran labor- carraspeo un poco y siento como el ave en mi hombro acaricia mi mejilla, eso es que quiere atención o tiene hambre, igualmente la acaricio mientras fijo mi mirada en algún pinto al azar -aunque te puedo decir que tengo un segundo candidato menos problemático, algún descendiente de Nicolas Flamel, después de todo necesitamos un nuevo alquimista y creo que estará a la altura de las circunstancias.-

Suelto una risa por lo bajo cuando Juliet afirma que debería darnos tranquilidad eso de que esté aquí todo el mundo, como si no se pudiesen pasar cosas aunque el lugar esté lleno. - Te recuerdo que hubo un asesinato en la última fiesta en la que estuvimos en Ouroboros. Y que después de nuestra fiesta con la Brigada en el Moulin nos capturaron, y que... - me doy cuenta de que parezco un paranoico agorero, así que me esfuerzo por acallar un poco mi parte gruñona. - Vale, está bien. No tiene por qué pasar algo en todas las fiestas. - después murmuro por lo bajo un "aunque la mayoría acaben mal". Lo normal debería ser lo otro, que acabasen bien. Su halago me obliga a cambiar un poco el gesto, incluso me entra algo de vergüenza absurda que hace que ruborice muy levemente. - Es el efecto traje. Supongo que está bien llevarlo. Dije que la próxima vez que llevase uno esperaba que fuese por algo bueno, y así es en este momento. Tú sí que estás guapa. Aunque también sin vestido. - podía interpretarse como que con cualquier cosa de ropa, o sin necesidad de ella. Aún recuerdo lo de la fiesta aquella de Blair, cuando los fotógrafos centraron su atención en Juliet. Aquello no debió sentarle nada bien al ego de la otra mujer.

Finalmente es ella la que nos obliga a entrar al salón, cosa que agradezco porque si no nos habríamos quedado eternamente ahí plantados. Le digo a Kyllian que en unos minutos me reuniré con él, cuando llegue Johan para hablar de unos asuntos que me dijo que quería tratar con el feral. Por el momento nos alejamos un poco del centro de la pista, evitando a la gente que baila. - No es que odie el vals ni nada de eso...es sólo que no sé si encajamos aquí. - respondo a Juliet mientras miro de reojo hacia esas parejas danzantes. - Mis abuelos me enseñaron ese tipo de cosas, eran de las típicas familias que hacían fiestas en la casa, así que...sabría desenvolverme. -
por el momento no me toca demostrarlo, pues la música termina y comienzan a tocar otra canción diferente, algo menos clásica. - Tal vez a la siguiente canción. Vamos a beber algo, hay que hacer gasto a esta gente que tienen mucha herencia. - los Le Fay puede que menos, que les habíamos usado los oros y las platas de la casa, su bodega, su comida, objetos de valor, y hasta se habían quedado sin castillo. Tal vez por eso no estuviese Catherine en la fiesta, quién sabe. Cojo un par de copas de las que llevan los camareros en las bandejas, pasándole una Juliet y quedándome con otra para mí. - Hace siglos que no nos emborrachamos. Igual es una buena idea. Pasarlo bien y olvidar.

Nuestra llegada a la fiesta es tardía, como de costumbre, aunque no nos importa mucho eso de llegar tarde a pesar de los protocolos y demás. Aparezco en los jardines de Ouroboros con Josephine, Justin y Nyara, además de con algunos amigos del grupo de los renegados y algunos otros de la Brigada. Todos habíamos estado de acuerdo en que hay que vivir y celebrar mientras se pueda, y en que nos merecíamos algo de paz y diversión después de todo lo que habíamos pasado. Ya habría tiempo de volver a la lucha mañana. El tema de la ropa había sido algo complicado, así que habíamos tenido que contar con los contactos de Chloe en Ouroboros para que nos prestasen algunas cosas. Tal vez algunos podían hacer y rehacer vestidos usando habilidades mágicas, pero nosotros éramos más de usar la magia para quemar y destruir cosas, al menos la mayor parte del tiempo.

Entro a la fiesta con Josephine del brazo, seguido de Justin de la mano de Nyara. La niña empieza a alucinar con tanta gente, y pronto se escabulle por ahí a socializar y a intentar probar toda la comida que encuentre. Le pido a Justin que le eche un ojo, aunque también que se divierta, que no va a estar el pobre toda la noche de niñero. Hace mucho tiempo que ninguno estamos en una fiesta. - Esto es más pijo que los bailes de fin de curso. ¿Qué piensas de todo eso de los linajes? se supone que los Descendientes anunciarán hoy los que entran en el Consejo. Creo que conoces a unos cuantos de los que están aquí, de cuando estuvimos en el castillo Le Fay. - comento a Jo mientras nos movemos por el salón, localizando al personal. - Puedo presentarte a unos cuantos más. - en la otra punta de la sala localizo a Reiv, que ya ha empezado a beber con Juliet. En este último mes habíamos podido pasar bastante tiempo juntos, gracias a que había decidido, por fin, quedarse en el castillo que también es su casa. También localizo por ahí al galeno, al cual saludo alzando la mano. Intento localizar a Kyllian entre la multitud, ya había acordado con Reiv que lo trajese para poder hablar aquí con él, así que le indico a Josephine que nos acerquemos a él mientras le explico un poco quién es.


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off: he dejado abierto eso del grupo de renegados y Brigada, para que se incluya ahí quien quiera darse por metido a la fiesta.