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Sayid Ibn Salah
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No estaba decidido a responderle a las provocaciones, pero le pareció egoísta por su parte y respondió con falsa cortesía. - Un mes se siente toda una era cuando estás secuestrado y tu mujer aprovecha para irse a tierra a hacer estupideces. Ni siquiera me buscaste. - había resentimiento en su voz, pero guardaba sus exquisitas formas de Descendiente. Luego le habló de familias, de matrimonio...bueno, ese era su punto de vista. - Una familia puede existir sin hijos de por medio. - le recordó, porque por mucho que tuviesen obligaciones de tener descendencia podían haber tenido familia ellos dos solos.
Cogió la carta de la abuela que le tendió, alzándola a la altura de sus ojos para leerla. Lo que suponía, que no le servía nada. - El Descendiente soy yo. No ella. No tiene potestad alguna. Además, no durará viva mucho. No puede condicionar las vidas de nadie. - luego la miró con bastante condescendencia cuando dijo eso de sus ideas ahí abajo.
- Estás haciendo el ridículo, Arleen. Siento ser yo quien te lo diga, pero es así. Te pierden las apariencias y tus obras de caridad porque te sientes fracasada. Hasta siempre, Arleen Royden. - se despidió de ella todavía con un ligero resquemor, pero tampoco le daría mucha importancia porque en el fondo no sentía nada por ella. Sólo una cara bonita a la que no acompañaba una personalidad muy endeble. Tras eso se marchó de allí, tenía tarea que hacer.
Cogió la carta de la abuela que le tendió, alzándola a la altura de sus ojos para leerla. Lo que suponía, que no le servía nada. - El Descendiente soy yo. No ella. No tiene potestad alguna. Además, no durará viva mucho. No puede condicionar las vidas de nadie. - luego la miró con bastante condescendencia cuando dijo eso de sus ideas ahí abajo.
- Estás haciendo el ridículo, Arleen. Siento ser yo quien te lo diga, pero es así. Te pierden las apariencias y tus obras de caridad porque te sientes fracasada. Hasta siempre, Arleen Royden. - se despidió de ella todavía con un ligero resquemor, pero tampoco le daría mucha importancia porque en el fondo no sentía nada por ella. Sólo una cara bonita a la que no acompañaba una personalidad muy endeble. Tras eso se marchó de allí, tenía tarea que hacer.
Después de recibir un informe por parte del teniente Royden, Catherine pasó brevemente por el hospital para saber el estado de sus compañeros. La situación empeoraba cada vez más y podía sentir el tensó ambiente que se respiraba en Ouroboros, incluyendo a los ciudadanos. Fue por ellos que días después finalmente fue a la sala de reuniones desde la cual envió un mensaje mental a todos aquellos que estaban en rango, todos excepto Matvey. Maldijo por lo bajo porque tampoco tenía el brazalete, así que... Quedaba un patronus que no tardó en enviar informando de toda la situación.
Se sentó en el asiento designado para la Descendiente Le Fay y convocó un pergamino de la biblioteca de la sala para empezar a escribir un listado de Descendientes y los que no se encontraban disponibles, encontrándose con...muy pocos...Y entre ellos, Merlín, que quería guerra. Inspiró profundamente, tenían que decidir cómo proceder con los Pendragon cuanto antes y responder a esa carta de Gwen. A ser posible hoy mismo.
Por eso esperó a que sus compañeros se reunieran y mientras tanto envió un patronus a Ian.
Se sentó en el asiento designado para la Descendiente Le Fay y convocó un pergamino de la biblioteca de la sala para empezar a escribir un listado de Descendientes y los que no se encontraban disponibles, encontrándose con...muy pocos...Y entre ellos, Merlín, que quería guerra. Inspiró profundamente, tenían que decidir cómo proceder con los Pendragon cuanto antes y responder a esa carta de Gwen. A ser posible hoy mismo.
Por eso esperó a que sus compañeros se reunieran y mientras tanto envió un patronus a Ian.
Había tenido tiempo para disfrutar de Aura, de su pequeño pedazo de cielo que no hacía más que dormir todo el día y ser la criatura más adorable del mundo entero. Del cielo y la tierra. No recordaba haber tenido un bebé tan pequeño en brazos antes, pero ahora no podía soltarla. Ni apartarle la vista de encima. Ese día, apelando a las obligaciones del Consejo y que, realmente, no se sentía ya tan cansada después del parto, caminó despacio al edificio del Consejo, comprobando cómo se sentía en cada rincón de la isla que pisaba. Su bosque se sentía bien. Parecía como si las frecuencias de su energía no se tocaran, pero no parecía tan indiferente del resto de la isla. Era extraño salir de ahí y sentir lo pesado del ambiente después de un par de días. Sin embargo, pudo conectarse con la preocupación de los árboles y la tierra de la Plaza. ¿Qué tenía que hacer para entender mejor a un árbol como aquel? Debía tener un propósito que pudieran anular para matarlo, neutralizarlo, dividirlo. Secarlo incluso serviría. Si se alimenta de magia de muerte, quizás privarlo debería ser una de las soluciones. Suspiró mientras entraba a la sala de Descendientes. ¿Habría otra batalla campal? Esperaba que ahora sí se pusieran de acuerdo, aunque varios de sus compañeros estarían aún heridos. Se había culpado mucho de no poder ayudarlos, pero no había podido hacer mucho ese día.
Entró al recinto sin la felicidad que siempre mostraba. El ambiente general era de preocupación, y lo sentía mucho en el pecho. Cuando llegó, ya estaba Catherine sentada. Caminó hacia ella con lentitud, tranquila pero cansada de toda la energía negativa que había alrededor. Aquella en la que se sentó de momento no era precisamente su silla, pero seguro que Catherine no quería a Leroy junto a ella. Una vez junto a ella, le sonrió suavemente. Sabía muy bien que estaban... distanciadas, o que quizás nunca fueron amigas, pero tenía una necesidad de sacar de su pecho tantas cosas que no podía contenerse. No sabía bajo qué circunstancias había quedado Catherine tras lo de Tintagel, pero sabía que todo había salido bien, bajo lo que cabía.- ¿Cómo estás, Catherine? ¿Cómo están tus pequeños? Supe que nacieron hace algunos días.- Tomando en cuenta que no había ni podido enviar un Patronus, suponía que no le creería, pero no había podido invocarlos después de aquel enorme susto y aún así creía que no llegarían a ella si estaba en Ávalon.- Escuché que tuvieron un... ¿bautizo? Mi suegra estaba muy emocionada de poder diseñar para ti.
Entró al recinto sin la felicidad que siempre mostraba. El ambiente general era de preocupación, y lo sentía mucho en el pecho. Cuando llegó, ya estaba Catherine sentada. Caminó hacia ella con lentitud, tranquila pero cansada de toda la energía negativa que había alrededor. Aquella en la que se sentó de momento no era precisamente su silla, pero seguro que Catherine no quería a Leroy junto a ella. Una vez junto a ella, le sonrió suavemente. Sabía muy bien que estaban... distanciadas, o que quizás nunca fueron amigas, pero tenía una necesidad de sacar de su pecho tantas cosas que no podía contenerse. No sabía bajo qué circunstancias había quedado Catherine tras lo de Tintagel, pero sabía que todo había salido bien, bajo lo que cabía.- ¿Cómo estás, Catherine? ¿Cómo están tus pequeños? Supe que nacieron hace algunos días.- Tomando en cuenta que no había ni podido enviar un Patronus, suponía que no le creería, pero no había podido invocarlos después de aquel enorme susto y aún así creía que no llegarían a ella si estaba en Ávalon.- Escuché que tuvieron un... ¿bautizo? Mi suegra estaba muy emocionada de poder diseñar para ti.
Alzó la cara cuando la puerta se abrió y observó a Sofía, bajó la vista brevemente a su vientre, volvía a tener su perfecta forma de reloj de arena -Enhorabuena, Sofía- Dijo de forma neutral asintiendo brevemente para que supiera que se refería a que había dado a luz. Tras eso alzó suavemente el pergamino con un gesto atribulado.
No se esperó que se sentara a su lado, estaba tan acostumbrada a tener a Gio y a Sean… Controló su gesto, Sean ya no estaba allí sino Leroy. Se humedeció los labios antes de mirar a Sofía de reojo visiblemente incómoda porque no es que se encontraran en la mejor situación. Supuso que se había enterado del divorcio y quizás ahora si era “digna” de dirigirle la palabra con respeto.
“Quizás ya no me ve como una debilidad…del Consejo”
Sí, las palabras de Wthyr seguían dándole vueltas a la cabeza -He estado mejor- Confesó porque en sus citas con el psicólogo le había enseñado que no estaba mal reconocer su estado ni sus sentimientos y que, quizás, al decirlos en voz alta le ayudaba a reconocerlos e incluso apoyarse en la gente a su alrededor -Aelin y Zephyr se encuentran bien. Aelin abajo, con Aedan en la casa de Ian- Porque aparentemente ahora era “su” casa, como si ninguna que hubiesen tenido hubiese sido realmente suya. Aunque quizás eso podía comprenderlo, él nunca había sentido la isla como propia. ¿Dónde los dejaba eso? Porque ella sangraría por Ouroboros. Tomó una larga respiración que luego liberó lentamente. -¿Y tu pequeño o pequeña?- Inquirió bajando el pergamino y cubriéndolo con una mano para que, si tenía errores, no los viera; para girarse hacia ella. Algo de confianza le tenía, no lo suficiente para que supiera de su dislexia.
-Oh- Se tensó evidentemente y apartó la mirada mientras erguía la espalda -Zephyr fue bautizado y presentado al reino de Ávalon. Tenía que ir a la altura así que le solicité ayuda. Estuve muy contenta con el resultado- Explicó, aunque se sintió fuera de lugar al recordar que era la suegra de Sofía. No le gustaba que anduviera cotilleando sobre sus asuntos. Se lo haría saber en persona -Supongo que empiezo a comprender cómo la ropa puede ser una herramienta- Le dijo a Sofía con sinceridad porque con el tiempo había pulido bastante su forma de vestir, al menos de cara al público. En casa, con Ian, seguía vistiendo sus camisetas con frases junto con las bragas. Con Wthyr…Había estado embarazada y calurosa así que iba generalmente ligera de ropa. Ahora…Bueno, cerró los ojos un momento. Tenía que organizar su vida, por mucho que se sintiera rara alrededor de Ian.
-¿Te llegó la carta de Gwen?- Preguntó tratando de reubicarse en temas políticos y el porqué de la convocatoria de esa reunión. Miró el otro pergamino en el que tenían las últimas cláusulas que recordaba de Tintagel.
No se esperó que se sentara a su lado, estaba tan acostumbrada a tener a Gio y a Sean… Controló su gesto, Sean ya no estaba allí sino Leroy. Se humedeció los labios antes de mirar a Sofía de reojo visiblemente incómoda porque no es que se encontraran en la mejor situación. Supuso que se había enterado del divorcio y quizás ahora si era “digna” de dirigirle la palabra con respeto.
“Quizás ya no me ve como una debilidad…del Consejo”
Sí, las palabras de Wthyr seguían dándole vueltas a la cabeza -He estado mejor- Confesó porque en sus citas con el psicólogo le había enseñado que no estaba mal reconocer su estado ni sus sentimientos y que, quizás, al decirlos en voz alta le ayudaba a reconocerlos e incluso apoyarse en la gente a su alrededor -Aelin y Zephyr se encuentran bien. Aelin abajo, con Aedan en la casa de Ian- Porque aparentemente ahora era “su” casa, como si ninguna que hubiesen tenido hubiese sido realmente suya. Aunque quizás eso podía comprenderlo, él nunca había sentido la isla como propia. ¿Dónde los dejaba eso? Porque ella sangraría por Ouroboros. Tomó una larga respiración que luego liberó lentamente. -¿Y tu pequeño o pequeña?- Inquirió bajando el pergamino y cubriéndolo con una mano para que, si tenía errores, no los viera; para girarse hacia ella. Algo de confianza le tenía, no lo suficiente para que supiera de su dislexia.
-Oh- Se tensó evidentemente y apartó la mirada mientras erguía la espalda -Zephyr fue bautizado y presentado al reino de Ávalon. Tenía que ir a la altura así que le solicité ayuda. Estuve muy contenta con el resultado- Explicó, aunque se sintió fuera de lugar al recordar que era la suegra de Sofía. No le gustaba que anduviera cotilleando sobre sus asuntos. Se lo haría saber en persona -Supongo que empiezo a comprender cómo la ropa puede ser una herramienta- Le dijo a Sofía con sinceridad porque con el tiempo había pulido bastante su forma de vestir, al menos de cara al público. En casa, con Ian, seguía vistiendo sus camisetas con frases junto con las bragas. Con Wthyr…Había estado embarazada y calurosa así que iba generalmente ligera de ropa. Ahora…Bueno, cerró los ojos un momento. Tenía que organizar su vida, por mucho que se sintiera rara alrededor de Ian.
-¿Te llegó la carta de Gwen?- Preguntó tratando de reubicarse en temas políticos y el porqué de la convocatoria de esa reunión. Miró el otro pergamino en el que tenían las últimas cláusulas que recordaba de Tintagel.
Agradeció a Catherine por la felicitación con un suave "gracias", que podía saber a poco pero que combinaba su sentimiento de desasosiego a la perfección. Además, ya había decidido sentarle a su lado por un momento, por lo que supuso no hacía falta más.
Sonrió suavemente cuando le dijo que había estado mejor. Soltando un suspiro, pensando en que la frase tenía dos significados y que podía estar mejor que antes o peor que nunca. Curiosamente, ella se sentía en ambas. La maternidad era un sube y baja. Escuchó entonces el nombre de los pequeños mellizos y esta vez sonrió con ganas.- Tienes una manera muy elegante de llamar a tus hijos.- Susurró, aceptando dentro de si misma que los nombres eran hermosos.- Me alegra mucho que estés bien, y que estén bien. Me asusté mucho por ustedes en Tintagel. Tuve miedo de que algo te ocurriera.- Terminó aquello en un susurro, pues entendía que, quizás, para Catherine aquello sería incómodo de escuchar. No estaba acostumbrada a que la gente velara por ella. Y caminando en fino hielo, no sabía si le causaría repulsión su preocupación.
Cuando preguntó por Aura, su rostro se iluminó con una sonrisa, recordando a su pequeña criatura, aunque recargándose en el respaldo del asiento- Aura. Nació hace unos días, es... preciosa. Me preocupa un poco porque nació un mes antes de lo esperado y es muy pequeña, pero está bien. Nunca creí que de verdad les amaras desde el primer momento en que los ves. No tiene sentido.- Susurró suspirando profundamente mientras se imaginaba la sonrisa de su pequeña. Era lo más hermoso que había en el mundo. Aún así, no se le pasó que Catherine parecía incómoda por lo del bautizo. No sabía si era secreto, pero su suegra había sido muy comunicativa al respecto. Tanto así que no guardó la palabra.- Te debes haber visto preciosa. A mi suegra no le gusta hacer cosas que pasen desapercibidas. Además, un buen vestido o una capa preciosa tienen la capacidad de cambiarte el humor, incluso de cambiar cómo te tratan las personas. Le tomarás rápido el hilo.
Le había gustado la charla casual que tenían, a pesar del lugar donde estaban, por lo que cuando sacó el tema de Gwen, se imaginó que estaba dando por terminada la conversación.- En realidad, no la leí. Han... ocurrido demasiadas cosas en tan poco tiempo. Quisiera que... todo fuera más lento. ¿Tendrás una copia? - Se irguió sobre la silla, levantándose con cuidado para luego girar sobre sí misma. Merlín había significado mucho cuando estaba Sean. No era como con Oscurus, que su entrada al Consejo había sido bien aceptada a pesar de Lucio. Leroy era... distinto. Una travesura le pasó por la mente, sonriendo divertida.- Deberías cambiar la silla de lugar. En ningún lado dice que debe haber un orden en cómo nos sentamos.
Sonrió suavemente cuando le dijo que había estado mejor. Soltando un suspiro, pensando en que la frase tenía dos significados y que podía estar mejor que antes o peor que nunca. Curiosamente, ella se sentía en ambas. La maternidad era un sube y baja. Escuchó entonces el nombre de los pequeños mellizos y esta vez sonrió con ganas.- Tienes una manera muy elegante de llamar a tus hijos.- Susurró, aceptando dentro de si misma que los nombres eran hermosos.- Me alegra mucho que estés bien, y que estén bien. Me asusté mucho por ustedes en Tintagel. Tuve miedo de que algo te ocurriera.- Terminó aquello en un susurro, pues entendía que, quizás, para Catherine aquello sería incómodo de escuchar. No estaba acostumbrada a que la gente velara por ella. Y caminando en fino hielo, no sabía si le causaría repulsión su preocupación.
Cuando preguntó por Aura, su rostro se iluminó con una sonrisa, recordando a su pequeña criatura, aunque recargándose en el respaldo del asiento- Aura. Nació hace unos días, es... preciosa. Me preocupa un poco porque nació un mes antes de lo esperado y es muy pequeña, pero está bien. Nunca creí que de verdad les amaras desde el primer momento en que los ves. No tiene sentido.- Susurró suspirando profundamente mientras se imaginaba la sonrisa de su pequeña. Era lo más hermoso que había en el mundo. Aún así, no se le pasó que Catherine parecía incómoda por lo del bautizo. No sabía si era secreto, pero su suegra había sido muy comunicativa al respecto. Tanto así que no guardó la palabra.- Te debes haber visto preciosa. A mi suegra no le gusta hacer cosas que pasen desapercibidas. Además, un buen vestido o una capa preciosa tienen la capacidad de cambiarte el humor, incluso de cambiar cómo te tratan las personas. Le tomarás rápido el hilo.
Le había gustado la charla casual que tenían, a pesar del lugar donde estaban, por lo que cuando sacó el tema de Gwen, se imaginó que estaba dando por terminada la conversación.- En realidad, no la leí. Han... ocurrido demasiadas cosas en tan poco tiempo. Quisiera que... todo fuera más lento. ¿Tendrás una copia? - Se irguió sobre la silla, levantándose con cuidado para luego girar sobre sí misma. Merlín había significado mucho cuando estaba Sean. No era como con Oscurus, que su entrada al Consejo había sido bien aceptada a pesar de Lucio. Leroy era... distinto. Una travesura le pasó por la mente, sonriendo divertida.- Deberías cambiar la silla de lugar. En ningún lado dice que debe haber un orden en cómo nos sentamos.
Leroy Merlín
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Ese día se había vestido de blanco inmaculado con ribetes dorados en las mangas y cuellos para acudir a la reunión convocada por Catherine, la cual le parecía bastante irrelevante, por cierto. Al menos allí tendría oportunidad de aclararle que se puso muy estúpida el día del parlamento con eso del hijo, que no era para tanto. Al llegar soltó una risita burlona por lo bajo porque más que una reunión parecía una mini quedada para tomar el té.
- Maravilloso poder de convocatoria. ¿Dónde están los demás? - comentó mientras se acercaba a ellas, báculo en mano y erguido. Dirigió una mirada a Sofía, que por fin había parido. - Enhorabuena, Dioscórides. Espero que tanto usted como el retoño se encuentren bien. - comentó con estudiada cortesía, porque sinceramente...no le importaba mucho el hijo o hija de Sofía.
Se dirigió a sentarse en el lugar que se había asignado, sacando un libro para ponerlo sobre la mesa. Pasó las páginas con parsimonia, buscando una en concreto mientras hablaba. - Por cierto, Catherine...¿te habló tu ex Pendragon lo que sea de las condiciones del pergamino que me robó? ¿o cómo lleváis lo de la custodia? - sí, se había enterado del chisme del divorcio de Catherine. ¿Cuántos llevaba ya la chica?
- No hace falta que me lo deis ahora, los bebés no sirven para mucho, pero cuando crezca un poco debo entrenarlo. Así que no te pongas nerviosa, podrás disfrutar de él por ahora. - finalmente dio con la página del libro que buscaba, la de hechizos de protección y defensa a gran escala. - Ah, aquí está. ¿Queríais defensa y protección para la isla, no? Pues deberíamos comenzar hoy mismo.
- Maravilloso poder de convocatoria. ¿Dónde están los demás? - comentó mientras se acercaba a ellas, báculo en mano y erguido. Dirigió una mirada a Sofía, que por fin había parido. - Enhorabuena, Dioscórides. Espero que tanto usted como el retoño se encuentren bien. - comentó con estudiada cortesía, porque sinceramente...no le importaba mucho el hijo o hija de Sofía.
Se dirigió a sentarse en el lugar que se había asignado, sacando un libro para ponerlo sobre la mesa. Pasó las páginas con parsimonia, buscando una en concreto mientras hablaba. - Por cierto, Catherine...¿te habló tu ex Pendragon lo que sea de las condiciones del pergamino que me robó? ¿o cómo lleváis lo de la custodia? - sí, se había enterado del chisme del divorcio de Catherine. ¿Cuántos llevaba ya la chica?
- No hace falta que me lo deis ahora, los bebés no sirven para mucho, pero cuando crezca un poco debo entrenarlo. Así que no te pongas nerviosa, podrás disfrutar de él por ahora. - finalmente dio con la página del libro que buscaba, la de hechizos de protección y defensa a gran escala. - Ah, aquí está. ¿Queríais defensa y protección para la isla, no? Pues deberíamos comenzar hoy mismo.
Movió suavemente la cabeza -No tengo todo el crédito. Ian eligió Aelin y Wthyr eligió Zephyr- Explicó con un tono bastante neutral recordando el momento en el que el Pendragon había dicho el nombre junto con el apellido y luego escuchando de nuevo cuando lo presentaba en el bautizo, añadiendo el Le Fay. Ladeó la cabeza hacia ella para mirarle un momento y por un breve instante, Catherine quiso decirle que sí, que algo le había ocurrido, que le habían ocurrido mil cosas, que había acabado agotada entre dos bandos y que casi había perdido a Aelin. Quería sacarse esas cosas del pecho, quería poder decírselas pero no pudo. Era suyo, no tenía porqué empañar con sus problemas la vida de los demás. Volvió a bajar la vista al pergamino.
-Aura también es un nombre bonito- Le mencionó con una leve sonrisa y volvió la vista hacia ella escuchando que había nacido más pequeña -Te entiendo…Aelin también. Y Zephyr, dos- Negó con la cabeza mientras su gesto se torcía a uno de preocupación -Pero saldrán adelante- Murmuró, más para sí misma que para ella mientras percibía a su resentido corazón empezar a sangrar por las fisuras. Zephyr, lejos de su familia. Aelin, poseída por Morgana. ¿Qué era lo que había hecho mal? ¿En cuál decisión se había jodido todo?
Alzó levemente el hombro cuando dijo que seguro se había visto bien. Ian había cagado ese día para ella y Wthyr no le iba a dar halagos así que no tenía idea si se veía bien. En su opinión, estaba presentable en comparación a como andaba día tras día. Pero sí, Sofía tenía razón, estaba cogiéndole el hilo. Se acomodó un poco el conjunto que llevaba y se reacomodó en el asiento. Estaba intentando cosas nuevas gracias a la modista, y aún tenía que trabajar en ello.
Lo de Gwen hizo que mirara entre sus pergaminos y se la tendiera -Propone seguir con el tratado, lo que veo bien. Los necesitamos, ese árbol necesita control y entiendo que la situación no es la mejor pero no podemos permitir que acabe por destrozar la isla y al Consejo. No cuando nuestra gente está sufriendo. Nadie quiere una guerra- Le pilló desprevenida la sugerencia de Sofía de las sillas y le miró con una ceja alzada, iba a responder cuando el nuevo Descendiente de Merlín hizo acto de presencia.
Catherine se mantuvo en silencio mientras lo estudiaba, notando cómo iba hacia una de las sillas. Le dieron ganas de aparecerse atrás y quitarle la silla para que se fuera de culo al piso. Joder… ¿Por qué olía así de pronto? ¿Era él? Miró a Sofía un instante y estuvo a punto de preguntarle pero se calló cuando inquirió lo del pergamino.
"¿Recuerdas aquella conversación después de la batalla? ¿Cuándo me preguntaste que cómo lograba perdonar? Recuérdame qué te dije... Si puedes, las palabras exactas...Porque ahora mismo quiero arrancarle los ojos al Merlín este y hacérselos comer"
Aquel mensaje se lo dedicó a Wthyr sin saber muy bien en qué le encontraría pero le daba igual, necesitaba recordarlo. Custodia… Si sólo pudiera tener custodia -No tengo por costumbre discutir asuntos personales en una reunión del Consejo. Me parece que no lo comprendiste la primera vez… Quizás tu desmayo te ocasionó algún problema cerebral- Mencionó con tono neutral, que le estaba costando un mundo mantener, y apartó la mirada de él.
Pensó que era un imbécil del tamaño de una casa cuando mencionó que los bebés eran inútiles -No estoy nerviosa, Leroy- Se obligó a sonreír levemente, con esas armas que había perfeccionado tras casi 15 años en el Consejo de los 20. Leroy no era nadie en comparación con Jack o Helena.
Bajó la vista hacia su libro y movió con suavidad una mano -Explica. El escenario es tuyo. Luego podemos discutir lo de la carta de Gwen Pendragon- Porque para ella, Leroy siempre estaba montando un show.
“¿Apesta, verdad?”
Terminó preguntándole a Sofía porque no podía aguantar las ganas de criticar. Estaba concentrada en ello cuando el patronus de Gwen llegó, Catherine frunció el ceño pero...
No lo pensó ni un segundo más, desapareció.
-Aura también es un nombre bonito- Le mencionó con una leve sonrisa y volvió la vista hacia ella escuchando que había nacido más pequeña -Te entiendo…Aelin también. Y Zephyr, dos- Negó con la cabeza mientras su gesto se torcía a uno de preocupación -Pero saldrán adelante- Murmuró, más para sí misma que para ella mientras percibía a su resentido corazón empezar a sangrar por las fisuras. Zephyr, lejos de su familia. Aelin, poseída por Morgana. ¿Qué era lo que había hecho mal? ¿En cuál decisión se había jodido todo?
Alzó levemente el hombro cuando dijo que seguro se había visto bien. Ian había cagado ese día para ella y Wthyr no le iba a dar halagos así que no tenía idea si se veía bien. En su opinión, estaba presentable en comparación a como andaba día tras día. Pero sí, Sofía tenía razón, estaba cogiéndole el hilo. Se acomodó un poco el conjunto que llevaba y se reacomodó en el asiento. Estaba intentando cosas nuevas gracias a la modista, y aún tenía que trabajar en ello.
Lo de Gwen hizo que mirara entre sus pergaminos y se la tendiera -Propone seguir con el tratado, lo que veo bien. Los necesitamos, ese árbol necesita control y entiendo que la situación no es la mejor pero no podemos permitir que acabe por destrozar la isla y al Consejo. No cuando nuestra gente está sufriendo. Nadie quiere una guerra- Le pilló desprevenida la sugerencia de Sofía de las sillas y le miró con una ceja alzada, iba a responder cuando el nuevo Descendiente de Merlín hizo acto de presencia.
Catherine se mantuvo en silencio mientras lo estudiaba, notando cómo iba hacia una de las sillas. Le dieron ganas de aparecerse atrás y quitarle la silla para que se fuera de culo al piso. Joder… ¿Por qué olía así de pronto? ¿Era él? Miró a Sofía un instante y estuvo a punto de preguntarle pero se calló cuando inquirió lo del pergamino.
"¿Recuerdas aquella conversación después de la batalla? ¿Cuándo me preguntaste que cómo lograba perdonar? Recuérdame qué te dije... Si puedes, las palabras exactas...Porque ahora mismo quiero arrancarle los ojos al Merlín este y hacérselos comer"
Aquel mensaje se lo dedicó a Wthyr sin saber muy bien en qué le encontraría pero le daba igual, necesitaba recordarlo. Custodia… Si sólo pudiera tener custodia -No tengo por costumbre discutir asuntos personales en una reunión del Consejo. Me parece que no lo comprendiste la primera vez… Quizás tu desmayo te ocasionó algún problema cerebral- Mencionó con tono neutral, que le estaba costando un mundo mantener, y apartó la mirada de él.
Pensó que era un imbécil del tamaño de una casa cuando mencionó que los bebés eran inútiles -No estoy nerviosa, Leroy- Se obligó a sonreír levemente, con esas armas que había perfeccionado tras casi 15 años en el Consejo de los 20. Leroy no era nadie en comparación con Jack o Helena.
Bajó la vista hacia su libro y movió con suavidad una mano -Explica. El escenario es tuyo. Luego podemos discutir lo de la carta de Gwen Pendragon- Porque para ella, Leroy siempre estaba montando un show.
“¿Apesta, verdad?”
Terminó preguntándole a Sofía porque no podía aguantar las ganas de criticar. Estaba concentrada en ello cuando el patronus de Gwen llegó, Catherine frunció el ceño pero...
No lo pensó ni un segundo más, desapareció.
No le sorprendió que Catherine quitara sentido al halago que le hacía. Ella solía no aceptarlos fácilmente. Fue por eso que también le sorprendió aquella mirada, aquel pequeñísimo instante en el que sintió su dolor. Y en el que quiso acercar su mano a la de ella y decirle que no estaba sola, pero de inmediato cambió el tema hacia su hija. Asintió con fervor cuando dijo que los niños saldrían adelante. Lo harían, definitivamente. Solo era cuestión de apoyarles más cada día.
Tomó con cuidado la copia de la carta de Gwen, soltando un suspiro. Era fortalecer al árbol a cambio de que no se los comieran a todos.- El problema de alimentar un dios es que, si no es benévolo, la sangre que se derramará para derrocarlo sería mucho más que la evitada.- Suspiró, aunque terminó por asentir devolviéndole la carta. Por ahora, bastaba. Tenían que aceptar para ganar el tiempo para luchar.
Ya se había quitado del asiento del linaje de Merlín cuando llegó Leroy al lugar. Sin embargo, tuvo que poner los ojos en blanco por lo del poder de convocatoria. Era bastante innecesario el intentar minar la confianza en el Consejo al que también él pertenecía.-Deben estar en camino, siempre atendemos el llamado.- Susurró con una suave sonrisa, pensando en sus queridos compañeros. Después, asintió suavemente, agradeciendo las felicitaciones de Leroy, aunque sabía que no serían del todo sinceras.- Gracias, así es, Leroy.
Decidió mejor comenzar a caminar alrededor de la sala, haciéndose cargo de las flores y las plantas de aquel gran salón a medida que caminaba. Ellas también estaban resintiendo un poco todo aquel encuentro con la naturaleza del árbol, pero estarían bien. La vida siempre encontraría una manera de florecer a pesar de cualquier circunstancia. Ya iba más o menos por su lugar cuando escuchó lo de "ex". Fijó rápidamente los ojos en Catherine, totalmente desubicada. No tenía idea alguna de que se habían separado, a pesar de que en un principio se acordó el final de aquella relación. ¿Dónde estaría Zephyr? Catherine debía tener el corazón dividido si su pequeño estaba en Ávalon, de donde nunca saldría si de Wthyr Pendragón se trataba. Catherine estaba haciendo lo posible por no reaccionar a Leroy, por ser digna, así que no se metería a defender algo de lo que ya se había pronunciado y que, por lo que veía, era un tema demasiado peliagudo para ese momento. Pero tuvo que sonreír y asentir cuando le preguntó si apestaba. Un aroma intoxicante, sin duda alguna. Estaba por hablar cuando Catherine desapareció junto con el Patronus de Gwen. Se quedó helada por un segundo, pensando en si lo mejor era ir a las montañas o si debía... El mensaje de Matvey llegó justo a tiempo. No dudó más. Apresuró el paso hacia la salida mientras hablaba con Leroy.- Vamos tarde con eso de "comenzar hoy mismo", tiene que estar ya. Iré a solicitar la evacuación de la isla. Avísame si puedo apoyarte.
Salió de la sala con toda la prisa que su elegante caminar le permitía. Su mente iba a toda velocidad. Vishous no estaba en condiciones de atender a su llamado, y no sabía si Amaya estaría ya en la misión que la guardia planeaba. Sin más preambulos, tomó del brazo al primer Guardia que encontró.- Debemos evacuar la isla en este instante. Tienes dos minutos para avisarle a quien le tengas que avisar, porque en diez esto tiene que estar desierto. ¿De acuerdo? Es orden directa del Consejo. Informa a quien debas.- Preguntó dos veces porque a la primera parecía que no quedó convencido. Después de hacer el saludo protocolario y aceptar los términos y condiciones, el soldado desapareció de aquel lugar, asegurándole que la evacuación se llevaría a cabo. Mientras tanto, envió un patronus a sus padres, con todo el dolor de su corazón, para que tomaran a Aura y se la llevaran a Grecia en ese mismo instante. Después dejó instrucciones a sus alumnos sobre qué hacer con ciertas plantas para trasladarlas a como fuera lugar, explicarles la situación rápidamente y ofrecerles un techo en su casa, en Grecia, para ellos y sus familias. Al menos eso podía hacer.
Cuando terminó, la Guardia ya estaba evacuando a las personas que alcanzaba a ver en la Plaza y se estaban desplegando a otros lugares de la isla. El paisaje era desolador. Tras aquellas primeras instrucciones, salió del lugar para ayudar en otros menesteres.
Tomó con cuidado la copia de la carta de Gwen, soltando un suspiro. Era fortalecer al árbol a cambio de que no se los comieran a todos.- El problema de alimentar un dios es que, si no es benévolo, la sangre que se derramará para derrocarlo sería mucho más que la evitada.- Suspiró, aunque terminó por asentir devolviéndole la carta. Por ahora, bastaba. Tenían que aceptar para ganar el tiempo para luchar.
Ya se había quitado del asiento del linaje de Merlín cuando llegó Leroy al lugar. Sin embargo, tuvo que poner los ojos en blanco por lo del poder de convocatoria. Era bastante innecesario el intentar minar la confianza en el Consejo al que también él pertenecía.-Deben estar en camino, siempre atendemos el llamado.- Susurró con una suave sonrisa, pensando en sus queridos compañeros. Después, asintió suavemente, agradeciendo las felicitaciones de Leroy, aunque sabía que no serían del todo sinceras.- Gracias, así es, Leroy.
Decidió mejor comenzar a caminar alrededor de la sala, haciéndose cargo de las flores y las plantas de aquel gran salón a medida que caminaba. Ellas también estaban resintiendo un poco todo aquel encuentro con la naturaleza del árbol, pero estarían bien. La vida siempre encontraría una manera de florecer a pesar de cualquier circunstancia. Ya iba más o menos por su lugar cuando escuchó lo de "ex". Fijó rápidamente los ojos en Catherine, totalmente desubicada. No tenía idea alguna de que se habían separado, a pesar de que en un principio se acordó el final de aquella relación. ¿Dónde estaría Zephyr? Catherine debía tener el corazón dividido si su pequeño estaba en Ávalon, de donde nunca saldría si de Wthyr Pendragón se trataba. Catherine estaba haciendo lo posible por no reaccionar a Leroy, por ser digna, así que no se metería a defender algo de lo que ya se había pronunciado y que, por lo que veía, era un tema demasiado peliagudo para ese momento. Pero tuvo que sonreír y asentir cuando le preguntó si apestaba. Un aroma intoxicante, sin duda alguna. Estaba por hablar cuando Catherine desapareció junto con el Patronus de Gwen. Se quedó helada por un segundo, pensando en si lo mejor era ir a las montañas o si debía... El mensaje de Matvey llegó justo a tiempo. No dudó más. Apresuró el paso hacia la salida mientras hablaba con Leroy.- Vamos tarde con eso de "comenzar hoy mismo", tiene que estar ya. Iré a solicitar la evacuación de la isla. Avísame si puedo apoyarte.
Salió de la sala con toda la prisa que su elegante caminar le permitía. Su mente iba a toda velocidad. Vishous no estaba en condiciones de atender a su llamado, y no sabía si Amaya estaría ya en la misión que la guardia planeaba. Sin más preambulos, tomó del brazo al primer Guardia que encontró.- Debemos evacuar la isla en este instante. Tienes dos minutos para avisarle a quien le tengas que avisar, porque en diez esto tiene que estar desierto. ¿De acuerdo? Es orden directa del Consejo. Informa a quien debas.- Preguntó dos veces porque a la primera parecía que no quedó convencido. Después de hacer el saludo protocolario y aceptar los términos y condiciones, el soldado desapareció de aquel lugar, asegurándole que la evacuación se llevaría a cabo. Mientras tanto, envió un patronus a sus padres, con todo el dolor de su corazón, para que tomaran a Aura y se la llevaran a Grecia en ese mismo instante. Después dejó instrucciones a sus alumnos sobre qué hacer con ciertas plantas para trasladarlas a como fuera lugar, explicarles la situación rápidamente y ofrecerles un techo en su casa, en Grecia, para ellos y sus familias. Al menos eso podía hacer.
Cuando terminó, la Guardia ya estaba evacuando a las personas que alcanzaba a ver en la Plaza y se estaban desplegando a otros lugares de la isla. El paisaje era desolador. Tras aquellas primeras instrucciones, salió del lugar para ayudar en otros menesteres.
Leroy Merlín
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El modo en que ambas mujeres se marcharon con prisas le disgustó, pero no lo de demostró. Respondió con falsas sonrisas a lo que dijeron una y otra. Ya luego haría él lo que quisiera.
El caso es que había trabajo que hacer con todo eso de la evacuación de la isla, y tenía también pendiente lo de hacer escudos y hechizos defensivos. No tardó en abandonar la sala, informándose por medio de los guardias de que había una intrusión Pendragon en las montañas. Buena ocasión para ir hacia allá...
El caso es que había trabajo que hacer con todo eso de la evacuación de la isla, y tenía también pendiente lo de hacer escudos y hechizos defensivos. No tardó en abandonar la sala, informándose por medio de los guardias de que había una intrusión Pendragon en las montañas. Buena ocasión para ir hacia allá...
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