Sala de reuniones generales

Terminó de escoltarlos a la Sala de Reuniones y duplicó la guardia en el edificio central aparte de informar sobre la movilización de los prisioneros. Ingresaron a la sala y los dos ministros humanos quedaron rezagados hacia una esquina con el General frente a ellos como protección hacia los Descendientes. Saludó de un seco movimiento de cabeza hacia Sayid con quien solía tener mayor intercambio para organizar a la Guardia y su exigente entrenamiento.

Llegué a la sala con el resto de los que faltaban por entrar, aunque yo iba un tanto rezagado porque me dolía la rodilla, como sucedía siempre que iba a cambiar el tiempo. Los demás ya habían tomado asiento, así que me quedé en uno de los pocos que había libres. La sala estaba más llena que de costumbre, con varios renegados y otras gentes que no eran del Consejo. Refunfuñé un poco por lo bajo, a mi edad no me gustaban los cambios de hábitos. Una cosa es que considerase que debíamos darles refugio, y otra que volviésemos todo tan democrático y participativo. Los ministros también estaban por allí, con pinta de estar más perdidos de lo que habían estado en toda su vida. Giordano comenzó a comportarse como un crío de colegio con eso de pintarrajear a Sean, así que me di con la palma de la mano en la frente y suspiré. Me daban ganas de empezar a ponerles negativos a todos.

Catherine se me acercó un momento para aclarar el tema del antiguo miembro del Consejo, de Molay, a lo que negué lentamente. Desconocía los tejemanejes de Elise, pero no era de extrañar. Nunca me gustó esa mujer. - No hablaba de esa muerte. No sabía qué sucedió. Pero...Jean provocó indirectamente la muerte de tu hermano Rhaegar al secuestrarte sin decir nada. De no haberlo hecho él seguiría con vida, y lo sabes. A eso me refería. Tampoco hace falta lo de Mei, confío en tu palabra. - no cruzamos más palabra, ella se fue tras aclarar aquello y pronto comenzaron a hablar de otros temas.

- Bien, recapitulemos lo que sabemos para poner todo en común y elaborar los puntos del plan de acción. Necesitamos alguien que tenga capacidad de síntesis para elaborar el informe. Y por favor, nada de reproches personales. Hay que avanzar. - se estaba haciendo tarde, a estas horas yo solía estar ya en la cama, después de haberme tomado mi vaso de leche con coñac y miel.

Abandoné la cueva de Merlín después de haberme preparado con mi antigua armadura de combate, era una auténtica reliquia pero no por ello dejaba de ser una obra de arte de herreros pues su brillo no había disminuido a través de los siglos que pesaban en ella tanto como en mi misma, la capa de un azul tan intenso como las ropas que llevaba bajo la armadura, tenía bordado el emblema de la orden de Merlín y a un costado dos espadas, una que ya todos habían visto en el torneo y la otra lucía aquellas vendas mágicas que solían cubrir la del zafiro incrustado.

Había meditado durante horas aquella decisión y al final había decidido que lo mejor era llevar aquella espada conmigo, cerca de mi dónde pudiera vigilarla pero algo en mi interior me seguía gritando que era un mal plan llevarla a la isla. salí de la cueva y me desaparecía lejos del lugar para poder emprender el vuelo, lo hice cerca de la playa de durdle door llevándome una desagradable imagen del lugar devastado a la lejanía, lo mismo había pasado con muchos otros lugares en mi camino desde irlanda y ahora aquello se repetía pero sin duda la peor parte se la había llevado londres cuyo fuego era visible a muchos kilómetros de distancia.

De camino un pasajero inesperado se unió a mi, lo reconocí por el olor y porque no era común ver a un fénix posándose sobre un dragón, cuando llegamos a la isla parecía haber un gran revuelo y al parecer se había llevado a cabo un cónclave y ahora se trataba de una reunión estratégica -Ya me podrían haber avisado- dije para mi misma mientras pasaba nuevamente a mi forma humana y el agotado fénix descansaba en mi hombro.

Entré en la sal con toda la naturalidad del mundo, ya había muchos reunidos allí, eché la vista a un lado y vi al capitán de la guardia escoltando a dos personas, prisioneros que se llevaron una mirada altiva y de desprecio, seguí hasta la mesa mientras el fénix volvía con su dueño, no esperé por nadie y solté la información que traía -Tengo noticias nada agradables- Miré a Catherine -Te importa ayudarme, Catherine? será mejor que lo vean- la morena aceptó y frente a todos aparecieron los recientes recuerdos de mi vuelo, el fuego lo estaba consumiendo todo desde irlanda hasta londres pasando por la playa de durdle door -hay ataques por todo reino unido, Londres arde y está dejando una gran estela de humo mientras los gritos de la gente y el alboroto se escucha a kilómetros del lugar, el asunto se complica- dicho eso volví hacia dónde estaban Sean y Catherine pero por alguna razón el chico tenía la cara pintada con rotulador -Pero qué... Quien te ha pintado así? y por qué te has dejado!?- saqué un pañuelo para intentar limpiarlo mirándo a Catherine porque parecía la principal sospechosa dado el historial que tenían aquellos dos - ya no estáis en el colegio por Merlín!-

Sean llevaba algo de razón en eso de que siempre solían caerle los zascas de algunos del Consejo, así que sólo pude suspirar resignado tratando de buscar una explicación. - A veces la gente se confunde y se aprovecha de los que son bondadosos creyendo que permitirán que les pasen por encima. Sólo tienes que dejarles las cosas claras y se lo pensarán dos veces antes de hacerlo. - después le susurré por lo bajo y cerca del oído que dormiríamos juntos en cuanto saliésemos de allí, aunque no sabía en qué casa nos meteríamos. Al separarme me encogí de hombros por lo de los ministros, todo había sido tan rápido que casi ni me había dado tiempo a contarle. - Cosas de Giordano. Le dio una especie de venazo y los atrapó. Sí, podemos encargar a los guardias que los guíen a habitaciones del edificio para refugiados. - miré a Gio con cara de "la que has liado", pensando en lo de los ministros y señalándole a Sean como queriendo decir que estaba enfadado.

- Pero...¿qué haces? - pregunté extrañado al verlo sacar el rotulador al acercarse a Sean, sin entender de qué iba. Me levanté todo indignado de la silla al ver que empezaba a pintarle una sonrisa con el rotulador, dándole un capón en la cabeza para que dejase de hacerlo. - Ya te vale, Gio. Has fastidiado el plan de Sean y ahora lo usas de lienzo. - le reprendí, negando con la cabeza mientras miraba a Sayid. ¿Estaba coqueteando con Sofía o eran imaginaciones mías? - Ya veo ya...cuidado con las drogas, que luego pasan cosas. Cooosas. - podían tomarse la advertencia como quisieran, ya era cosa suya la interpretación.

Pronto comenzó a llegar el resto de gente, aunque mi sorpresa fue máxima al ver que trajeron a los ministros. No parecía que los hubiesen tratado mal, al contrario. Zaphira hizo también su aparición con una imponente armadura, como si estuviese ya preparada para ir a la batalla. La saludé con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza, quería caerle bien si iba a estar con Sean. - No ha sido Catherine, ya dejaron atrás el parvulario. Esta vez ha sido Da Vinci. - señale a Gio con el pulgar, intentando cotillear lo que le decía Markus. - Por cierto, ¿qué tal el torneo, Zaphira? - pregunté por lo bajo cuando Jack empezó a hablar, pidiendo alguien que resumiese lo que teníamos. El torneo parecía un tema banal ahora, pero quería saber qué tal había terminado, puesto que el resto de participantes aún seguía allí.

La imagen de Catherine me hizo ponerme más de morros pero contesté a su comentario mentalmente "no me molesta que me llame así, me molesta que en cierto modo me menosprecie..." el puñetazo me hizo encogerme un poco y sobarme el brazo pero la intención era lo que contaba "ya, claro, como te ponga en peligro será otro licántropo el que quiera pegarme... pero Gracias Cath"dije antes de que nuestra conexión mental se cortara.

Cuando todos salimos hablé con Lucio en el pasillo y aquella invitación para dormir juntos me hizo ponerme colorado como un tomate pero poco me duró el momento quinceañera enamorada cuando me dieron más disgustos, al menos los chicos estarían bien pero seguía sin parecerme buena idea dejarlos con el resto de refugiados.

Una vez sentados sentí el peso de la silla de al lado cuando alguien se sentó pero no parecía ser Catherine, entonces un pestazo a rotulador me llegó a la nariz y seguidamente la presión en mi rostro -Pero qué... ¿Qué haces?- Lucio hizo la misma pregunta delatando al delincuente, se trataba de Giordano y con él también estaba enfadado, lo levanté con mi magia y lo puse dos sillas más lejos de mi, encantándola para que los reposabrazos pasaran a ser ataduras que lo mantuvieran quitecito un rato, no le dije nada, solo me crucé de brazos y bufé esperando a que Catherine se sentara.

El resto de la gente empezó a llegar y se armó un revuelo, al parecer los ministros habían entrado en la sala pero estaban bajo custodia, mal asunto... solo esperaba que cooperaran de buena gana. Una voz conocida también hizo su entrada con malas noticias y una buena aunque solo fuera para mi, sentí un peso en mi hombro y de repente las auras del resto de la sala aparecieron ante mi, no era como las ilusiones de Catherine pero al menos podía ser un poco más independiente, mi fénix había vuelto.

Acaricié al ave y metí mi mano en el bolsillo infinito de mi túnica para darle algo de comer -Me tenías preocupado Rubi... pero me alegro de que no cruzaras el portal- después de las nuevas noticias, Zaphira se acercó a nosotros y no tardó en percatarse de la obra de arte que tenía en la cara, Lucio aclaró que no había sido Catherine sino el italiano dos sillas más allá mientras me limpiaba la cara, algo que agradecía porque menudo corte estar con la cara garabateada frente a todo el mundo.

Después de recorrer media isla modo pánico on decidí preguntar a uno de los lugareños por un lugar en el que poder asearme. Por suerte o por desgracia parecían estar bastante acostumbrados a la gente refugiada en la isla así que me indicaron que podría ir a una de las tantas habitaciones que usaban para aquellos casos.
Tras pegarme una buena ducha y ponerme algo de ropa prestada que no era para nada de mi estilo pero la mía estaba hecha puta mierda, estaba dispuesta a volver a salir a seguir pensando y panicando por un rato cuando recibí aquel mensaje de Johan y uno de Khaled.
En un principio pensé en ignorarlo pero ,tras gruñir un par de veces por mi maldita conciencia, me vi preguntando a un par de guardias por la sala de reuniones. Después iría donde había indicado el Soul, si había una reunión supuse que no estaría de más marchar con información.
Crucé las puertas y encontré a bastante gente en el  lugar, varios hablando entre ellos al parecer de sus cosas por lo que supuse que no habían comenzado a tratar temas de importancia aún.
De un rápido vistazo encontré a Johan y a Thalos con la niña de Johan. Sin más caminé hacia ellos quedando a su lado cruzada de brazos. Miré de reojo, al parecer Draven estaba de niñera. Fruncí mis labios en un inconsciente gesto y volví a mirar hacia el frente, esperando que alguien comenzase a hablar de lo que fuera que se tratase aquella reunión.

Después de haber dejado al pobre y desorientado Imram descansando a salvo con su hijo en una de las habitaciones de la zona residencial, habíamos hecho unas visitas rápidas a las compañeras. Mérida estaba siendo atendida aún pero estaba fuera de peligro, y cuando fuimos al taller aquel nos recibió aquella sanadora que recordaba vagamente, Arleen.

Nos permitió ver a Gen, pero estaba dormida y no pudimos hablar. Al menos nos dijo que se encontraba bien.

Más tranquilos, fuimos a ponernos ropa de verdad y no un estúpido pijama de hospital. No pensaba llegar a una reunión pareciendo un moribundo. Me enchufé mi abrigo rojo con el logo de la brigada encima de las vendas que llevaba aún por el cuerpo, y en lugar de mi katana, llevaba el bate. También llevaba cara de malas pulgas y unas ojeras kilometricas.

Al llegar allí junto con Ben, me detuve al cruzar la puerta. Examiné el lugar en silencio, saludando con la mirada a la mensajera que me había traído aqui, Cat.

Me percaté de la presencia de los ministros de la alianza, pero no les hice caso alguno. Me costaba imaginar que de la nada, no fuesen a aparecer de repente un montón de demonios allí. Me parecía verlos en aquel lugar, retorciéndose en las sombras, con cada parpadeo.

"Ignoralo, eso es todo, solo está en tu cabeza"

Entonces algo familiar llamó mi atención. Junto con aquella licántropa, estaba....

- Balto! - dejé atrás a Ben y fui hacia donde estaba Savannah con mi perro. Me agaché frente a él y lo agarré por el pellejo del cuello, pegando mi nariz contra la parte superior de su hocico, a modo de saludo. Éste, por su parte, muy indignado, se dejó querer pero gruñendome quedamente, porque había estado mucho tiempo fuera de "casa". Levanté la vista hacia la mujer.

- por qué está aquí nuestro perro? Donde lo has encontrado?- se había quedado en el barco cuando nos fuimos....

Me había perdido por la isla. Vale que el mini genio  enano que tenía cara de mala leche me trataba de indicar por donde ir pero era tan divertido ver su cara de cabreo cuando hacía completamente lo contrario de lo que señalaba que no pude resistirme.
Hasta que de pronto le cambió la cara por un segundo y vino hacia mi haciendo sonidos extraños y pop. Aparecimos ante una puerta. Miré al tipo arrugando mis labios.
-Vaaaleee, lo pillo.
"Jo que genio tiene el mini genio"
Pasé las puertas esperando encontrar el taller al que me habían dicho que fuese pero en su lugar la sala ni parecía un taller y estaba repleta de gente. Miré al genio alzando una ceja y él simplemente torció el gesto gruñonamente. Ahí parada en la puerta miré a todos un tanto confusa y alcé la mano a modo de saludo.
Dudé por unos instantes en ir a un lado u otro. ¿Tenían sitios asignados o algo?. Me fijé en los ministros que estaban allí, el resto de la gente parecía...parecía bastante mágica y tal.
"Mierda ¿Tengo que ir al lado de esos?"
Entorné los ojos disimuladamente y fui aproximándome a ese lugar aunque me quedé apartada de ellos. Miré a la mujer, Blair.
-¿Sabes de que va esto?
Pregunté por lo bajo volviendo a mirar a toda la panda magos y brujas que había en la sala. Y el perro.
"WTF un perro?"

Agradeció que Cath la reconociera y asintió cuando dijo que Altair ya venía. Se sentó en el piso al lado de Copito, su recién adoptado perro, para acariciarlo. De esa forma se sentía más reconfortada. Intento obviar todo lo que había a su alrededor. Había demasiada gente. Demasiada.  Intentó controlar su respiración y poco a poco fue calmando sus nervios y entrando en un status "zen".

"La energía del caos renace

La serpiente que se muerde la cola

Una... Otra... Una... Otra.

Genevrie"

Los ojos de Savannah volvieron a su color actual cuando Lykaios se acercó hacia ella. Noto la relación de ellos casi de inmediato. Algún en su interior tiro de ella en el momento en el que los recuerdos le golpearon -En la playa Durdle. Estaba todo... Estaba un barco incendiado. Lo vi solo y... El estaba buscando a alguien... - Acercó su mano al lomo del perro y lo acarició con nostalgia. No habían tenido tiempo de crear un vínculo pero estaba contenta de que al menos estaba con su dueño -¿Te llamas Genevrie?- El grito de los espíritus en sus oídos la hizo llevarse las manos allí con fuerza tratando de protegerse de algo que, evidentemente, no podía. Cuando abrió los ojos estos cambiaban del color miel al color gris rápidamente hasta que se quedaron grises por completo.

Hay un gran poder en este mundo.
En el pasado, olvidado. En el presente, ignorado.
En el futuro, en blanco.

Alas negras cubren el cielo.
El fuego destruye la tierra.
La guerra agita el infierno"

Agitó la cabeza con brusquedad cortando el resto de la profecía y abandonando la voz críptica. Subio las piernas y se abrazó a ellas mientras temblaba levemente por el esfuerzo de dejar a los espíritus fuera de ella.

No pudo evitar soltar una carcajada armoniosa cuando vio de reojo como se atragantó el descendiente, saliendo de su duda de si conocía o no aquel tipo de textos. Se había delatado bastante bien. Asintió a lo de la amistad primero. Sin conocer a la chica era el paso más seguro. Poco a poco el resto fue llegando, iniciando con Lucio y Sean, donde el primero lanzó una pulla al aire para ella.- Oh, Lucio, eso solo fue una vez y te pedí disculpas al final.- Dijo, siguiendo la broma de Lucio y coronándola con una ligera sonrisa. Al escuchar la respuesta de Sayid a Lucio, le colocó la mano en el hombro, riendo de nueva cuenta. Tenían más cosas que hacer que irse divirtiendo por ahí. Al ver que estaban por concentrarse en otros asuntos, clavó la mirada en Da Vinci, a quien encontraba infantilmente encantador, así como a Sean, tan inocente de sus intenciones, alcanzando a ver también el apelo de Catherine, que buscaba su lugar junto a Sean a toda costa, como si del colegio se tratase.

De pronto, su mirada captó a una chiquilla en una silla más alejada. De la mesa grande de madera comenzaron a crecer algunas flores pequeñas en su dirección. No conocía a la criatura, pero esperaba que no fuera alérgica. Le tenía manía a la gente alérgica a las flores, a las plantas. Débiles que no merecían vivir.

Paseando su mirada, captó a los invitados que eran escoltados lejos de la mesa principal.- Son esos los ministros, ¿cierto? - Se acomodó en su silla, recta pero sensual, con una pierna cruzada por encima de la otra, con la mirada fija en ambos. No le agradaba que estuvieran ahí, sobre todo tomando en cuenta lo que le habían hecho a Lucio, a Sayid y que dejaron tirados a los renegados por escapar. Por más colaboración que pudieran hacer, era difícil verlos con otra cara. Su repudio no duró mucho, pues cuando la dragona hizo su aparición con aquellas imágenes desgarradoras, algo dentro suyo se quebró.- Zaphira, ¿qué se supone que es esto? - Preguntó levantándose de su silla y llevándose la mano al pecho con preocupación ante lo que veía. La gente le daba igual, podían correr, pero ¿el bosque? El bosque estaba fijo, había estado por cientos de años y ahora las llamas lo consumían.- Cada segundo que no hacemos algo es una hora que se consume de nuestro tiempo en la tierra. Esto es inaudito, ¡inaceptable! ¡Quién sea responsable de esta abominable acción merece un castigo equiparable! - Lanzó una mirada de nueva cuenta a los ministros, que no sabía quien había iniciado todo, pero todo lo que fuera de SAM sería su responsabilidad. Se encargaría de ello. En voz baja y dejando la mirada en Sean, habló solo para terminar por sentarse. Aquel era el lugar, pero irse a solucionar una consecuencia del problema raíz no iba a lograr nada. Tuvo que desahogar su frustración en otra cosa.- Saquen a sus engendros de mis jardínes.

el comentario de Lucio sobre las drogas lo tendría muy en cuenta considerando que hace unas horas me había fumado algo que no sabía ni lo que era, me había ayudado a relajarme pero el bajón no fue muy divertido, aún así me tomé la poción verde que me había dado Sofía haciéndome sentir mejor y con energía para poder seguirle el hilo a la reunión.

Zaphira entró en la sala con aquellas noticias y eso solo significaba que se nos iba acabando el tiempo, no podíamos esperar a muchos más, la reunión debía empezar de inmediato, por suerte Jack entró poniendo un poco de orden sobretodo después de que los ministros humanos hicieran su acto de presencia, solo esperaba que mi invitada no tardara demasiado. Canalicé mi magia hasta el pequeño genio que acompañaba a la morena y en un momento pude sentir su presencia cerca, fue entonces cuando me levanté de mi sitio encontrándola hablando con los ministros, me acerqué y le hice una pequeña reverencia -Cuanto tiempo- dije guiñándole un ojo y extendiéndole mi mano para que me acompañara -Me temo que no tengo el placer de conocer tu nombre, una falta de cortesía por mi parte por no presentarme primero, mi nombre es Sayid y siento haberte traído tan precipitadamente pero es una situación de emergencia y te necesitamos- conducí a la morena hasta mi silla cediéndola mientras yo permanecía de pie.

El pequeño genio desapareció y yo saqué mi espada para dar un par de golpes a la mesa y llamar la atención de todos -Señoras y señores no nos podemos permitir más tiempo de espera, los que vayan llegando que se unan como puedan, la situación va empeorando por momentos y según los informes recientes se están llevando a cabo ataques por toda inglaterra, de momento la zona más afectada parece londres, debemos actuar ya- anuncié a todos mientras mi mirada se dirigía a la descendiente le fay -Por favor, puedes proyectar las imágenes de la ciudadela?- me daba lástima usarla de proyector pero era la única que podía hacerlo.

Las imágenes de la ciudadela aparecieron de inmediato enseñando los distintos lugares en los que habíamos estado además de algunos nuevos que consiguió ver Johan -nos enfrentamos a esto, la ciudadela , como bien sabéis un grupo se infiltró en este lugar hace unas horas con desastrosos resultados, por desgracia subestimamos al enemigo por no hablar de la descoordinación, la falta de un plan estructurado y muchas cosas más que nos llevaron a la retirada- pedí a Catherine que nos enseñara la zona central y la ampliara -Este es el posible objetivo pero al parecer hay muchas personas que podrían sufrir las consecuencias de destruir la IA por la información de nuestros ingenieros- hice una pequeña pausa par que todos procesaran la información y entonces continué -Esta situación de emergencia nos afecta a todas las razas por igual, es una emergencia global y la unión hace la fuerza, debemos colaborar todos juntos por el bien de un mañana. Humanos o magos, la máquina no hace distinción entre unos y otros por lo que todos debemos aportar algo- en ese momento miré a los ministros, haciendo un movimiento con mi mano para que la guardia los dejara acercarse -Ellos conocen su propia abominación pero está en su mano si deciden colaborar o no, eso no significa que vayan a ser indultados por todos los crímenes cometidos-

Me detuve, una pausa que dejó que las voces se alzaran en la sala mientras yo me acercaba a los ministros -No hay mucho tiempo para tomar una decisión, no obstante la ayuda tiene su recompensa, así que tomen una decisión señores ministros, por suerte para ustedes no tenemos una arena de combate- sentencié esperando que los dos humanos tomaran una decisión

Catherine perdió el aliento cuando Jack habló de Rhaegar. Sintió una opresión en su corazón tan grande que se quedó sin palabras y aquel sentimiento se mantuvo con ella mientras entraba a la sala. Donovan sobrevoló por encima de ella y tras ello se posicionó en una zona alejada de la sala, lo que le pareció raro a Catherine. Dio dos graznidos, como si advirtiera algo pero supuso que estaba nervioso por todo el lío actual así que lo ignoró.

El mensaje de vuelta de Azahar le dio muy poca esperanza. Catherine observó a todos mientras empezaba a llegar gente. Reconoció a los ministros porque lo escoltaba el General como ella había solicitado. Tras ello asintió hacia Lykaios que finalmente hacia acto de presencia. Luego se acercaría a hablar con él. Al ver al perro y al gesto de Lykaios sonrió y cuando volvió hacia Johan notó las flores de Sofía y sonrió de lado, genuinamente, al ver la felicidad de la niña -¿Le decimos a mamá que luego hacemos una fiesta de té con Sofía? Estoy segura de que te gustará. Es la dueña de los jardines donde te llevamos hace unos días con Aedan- Expresó con naturalidad para luego erguirse y mirar a Johan que no le había respondido -Siempre puedes pedírselo a Anteia- Añadió y se señaló la sien, como que si quería responderle lo hiciera mentalmente. Intercambió una mirada neutral con Erika y Thalos y se retiró hacia donde era solicitada.

-Perdona Zaphira. Ha sido todo un lío. Una duda ¿Has visto a Desmond?- Le preguntó por casualidad para luego inspirar profundamente “Sean… Me vendría bien un té de esos… a mi y a la mitad de esta sala”. Tras ello observó a Zaphira a los ojos y estableció la conexión mental. Hizo su parte dramática para que todos prestaran atención. La ilusión hizo que se atenuaran las luces y las imágenes que elevó Catherine se volvieron nítidas y brillantes mientras el silencio empezaba a hacerse en la sala sólo para que la ilusionista elevara el de las imágenes. Sintió un impulso importante de destrozar a los humanos. Tras ello los murmullos empezaron aunque una cosa extraña le llamó la atención. Volvió la vista hacia Savannah con una ceja arqueada y le hizo un gesto a Lykaios para que le explicara pero Sayid volvió a pedirle ilusiones mientras Sofía gritaba algo.

Las palabras de Sayid le hicieron reflexionar sobre lo de que afectaba a todas las razas-Entonces, Zaphira. ¿Tú hablas por los dragones? Falta gente aquí Sayid. Faltan los Souls Reapers, faltan los Blood Keepers. Falta el otro Clan… ¿Luna Roja? O algo así. Los ferales… Aquí…Falta gente- Expresó Catherine un poco agobiada mientras se masajeaba la sien pensando a quién podía conocer -Em… Informaré a Khaled Svensson y a Rybar, aunque no sea su líder… - No dudó en enviarle un mensaje directo a cada uno como había hecho con Johan. Tras ello elevó las imágenes que le había pedido Sayid con naturalidad, añadiendo énfasis donde él se lo pedía y agrandando zonas. Cuando Sayid se dirigió a los Ministros Catherine volvió a elevar las luces para verlos -No necesitamos arenas de combate. Esto me lo puedes dejar a mí. Puedo destruir sus cerebros en un momento- Estableció la conexión mental con cada uno y sonrió de lado -Primero conseguiré las respuestas y después...¿Os apetece otro paseo por el infierno? Os juro que lo personalizaré… ¡Como hicieron con mi esposo, con Anteia y con nuestros compañeros! - Les gritó de pronto y el cuervo graznó varias veces como dándole más fuerza a sus palabras.

“Necesitas un poco de té…Una tila mejor”

“¿Desmond? ¿DÓNDE MIERDA ESTÁS? ¿DÓNDE ESTÁ AEDAN?”

La ilusión se destrozó en el momento en el que la voz de Desmond penetró en su mente. Catherine apoyó una mano en la mesa con el ceño fruncido, los dedos formaron un puño y golpeó la mesa con fuerza al sentir de nuevo que no podía penetrar en la mente de su hermano. Miró hacia Sean “¿Has encontrado a Desmond? Algo le está pasando Sean…Por favor, algo no está bien… Tiene a Aedan”. Luego observó a Matvey con intensidad "Dime...Dime que sabes donde está Desmond. Algo le pasa Matvey...Algo pasa. Y tiene a Aedan. No lo encuentro"

Balto me echó la pata encima para que no me fuese y siguiese rascandole, cosa que hice, claro, alzando la vista hacia la licántropo.

- El barco...en Durdle Door? Eso debía de ser el Escocés Borracho. Mi barco. - gruñí. - Nuestro cuartel general. Por lo que veo han dado con él. Gracias por salvar a mi perro....significa mucho para mi. - le dije a la mujer, aunque luego la miré con cara de wtf por ponerme nombre de mujer. - Eh? No, yo soy Lykaios...Genievre...Gen... es de mi Brigada....y ahora mismo está esforzandose por recuperarse. - la miré con una ceja alzada. Estuve a punto de preguntarle si es que la conocia, pero de ser asi, no me habria confundido con ella, no? - Ya me lo explicarás luego...

O no, porque se puso a decir cosas raras, como poseida. Los ojos le cambiaban de color y hacia gestos raros como si el ruido le molestase, pero no habia tanto ruido...

Lo que dijo, en cualquier otro momento de mi vida, me habria llevado a darle una palmada en la espalda y a animarla, pero justamente despues de aquello...me dejó perplejo, mirandola casi como si la comprendiese

- No se refiere a esta guerra. No se refiere a esto. - le dije a ella en voz baja.

Luego me puse en pie, llegaba mas gente. Maldita sea. Tomé asiento, cerca de Savannah, a decir verdad, y con Balto a mi vera. Los miraba a todos con el ceño fruncido, escuchando las cosas que decian, viendo como la destruccion era sembrada en todo Londres

"hemos fracasado, hemos fracasado como unos desgraciados"

Habían por ahi tazas de té rondando asi que me agencié una. Le pegué un sorbo y puse cara de asco. Entonces, de dentro de mi bolsa, saqué un ridiculo gorro de mago de color rojo,  100% made in Irlanda. Volví a beber té. Ahora si. Ahora al menos, cada vez que parpadeaba, veia menos alucinaciones demoniacas y recordaba menos.

Estaba pedo con un trago de té.

- La Brigada peleará, aunque vamos a morir todos. - dije alzando mi taza de té como jarra de cerveza. De no ser por las circunstancias, cualquiera habria dicho que estaba borracho. Un borracho depresivo.

Transmití las imágenes con ese toque fatalista que le daba Catherine pero  no se lo iba a impedir a ver si se daban prisa en hacer algo, cuanto más avanzaban las generaciones más les costaba levantar el culo de la silla para hacer algo. el reproche de Sofía y su horrorizada expresión vinieron acompañadas de un mini ataquito pero no me corté un pelo en contestar -Esto Sofía es lo que causan esas alimañas- dije señalando con el dedo a los ministros -Llevan siglos destruyendo y campando a sus anchas, echándonos la culpa de todo cuanto les sale mal ¿Y ahora qué? nos toca a nosotros arreglar vuestro estercolero- dicho eso me retiré hasta donde se encontraban Sean, Catherine y mi posible yerno con el bigote horrible, Lucio.

Después de mi anuncio la gente seguía llegando, entre ellos el líder de la brigada y una chica que Sayid recibió personalmente pero no les presté atención dado que los críos me distrajeron, limpié como pude la cara de Sean y le lancé una mirada de "como te pille verás" a Giordano que estaba dos sillas más lejos y atado. Lucio me preguntó por el torneo, lo miré con algo de recelo y dirigí mi mirada al frente -Ese torneo debería haberse cancelado el día que os marchasteis de forma irresponsable, los ataques empezaron el segundo día cuando cayó Gorgoroth Throat, me marché antes de acabar porque alguien apareció en Stonhenge hecho un asco- y aquella reprimenda iba para los dos -Me parece mentira que sea Khaled quien tenga que avisarme de lo que os sucede, vais a conseguir lo que muchos no han logrado en 1400 años, matarme de un disgusto- pude ver como Sean torcía el gesto por eso, estaba claro que no le gustaba que le hablara a sí a Lucio pero él no se escapaba de la reprimenda.

El joven descendiente encantó el carrito del té que fue pasando de unos a otros los que estaban reunidos en la sala, fue entonces cuando me fijé en una chica que no había visto nunca, sus ojos cambiaron de color, parecía ida y de repente aquella especie de profecía.

Hay un gran poder en este mundo.
En el pasado, olvidado. En el presente, ignorado.
En el futuro, en blanco.

Alas negras cubren el cielo.
El fuego destruye la tierra.
La guerra agita el infierno"

Aquello no presagiaba nada bueno, cada cual podría haber interpretado eso como quisiera pero para mi tenía un significado especial, llevé una mano a las espadas que reposaban en mi cadera y fijé mi mirada en aquella chica y durante casi toda la reunión tendría un ojo puesto en ella.

Catherine me distrajo preguntando por su hermano pero negué con la cabeza -No lo he visto, acabo de llegar desde fuera ¿Ocurre algo?- la morena parecía preocupada pero no me dijo nada pues Sayid solicitó su ayuda para dar comienzo a la reunión. Una vez más le di una respuesta negativa a la descendiente cuando me preguntó sobre los dragones -Entre los dragones no hay representantes pero puedo hablar con los de la isla y preguntar, los que residen en la isla de wight siguen a Smaug, aunque me parece haberlo olido en las montañas del dragón hace unas horas- puse una mano en su hombro cuando mencionó al Soul Reaper para susurrarle -Khaled tiene sus propios problemas, lo he visto hace unas horas y parecían ocupados, habla con Adramelech, al menos el chico no ha pasado por el infierno, si lo prefieres yo les informo- sugerí por si acaso no recibía una buena respuesta del nigromante.

Me mosqueé con Thalos durante el trayecto por las pullas que me iba soltando, aunque me llenó de orgullo eso de que dijese que Nyara era lista. Le respondí que claro, que no podía ser de otra manera. Se parecía a su madre. Al llegar al salón saludé de manera general, yendo a sentarnos donde eligió la niña. Supuse que me dirían algo por traerla, como así fue. - Ya, es que esta noche me toca encargarme a mí. Jo estará ocupada en el hospital, o descansando. - asentí a lo de Aedan, aunque omití la parte en la que Nya le mordía la cabeza a su hijo. Me negué a eso de que se lo llevase un guardia cualquiera, no me quedaba tranquilo. Tampoco me convencía lo de Anteia, tal y como la había visto en la Ciudadela, seguro que seguía tocada. Nyara me señalo contenta las flores que Sofía había hecho brotar para ella, estirando la mano para coger una. Después se la enseñó a Catherine mientras le decía lo de Aedan, diciendo algo de que era su amigo. - Gracias, pero  de momento se queda aquí. Pensaré mientras con quien dejarla. - si Reiv no estuviese endemoniado y perdido tal vez fuese una opción. Aunque seguro que Justin era más fiable a pesar de ser menor.

Di un codazo disimulado a Thalos cuando entró Erika sin dirigirnos la palabra, como queriendo decir que le dijese algo aunque tuviese probabilidades de liarla. Al poco llegó también Lykaios, con pinta de seguir estando bastante hecho mierda. De todos los que estaban aquí habían sido nuestros mejores aliados a lo largo de los años, y también amigos. Por eso me jodía verlo así. Pronto comenzó la exposición de los hechos, y las esperadas reacciones de los Descendientes ante aquello que desconocían. Sofía se escandalizó al saber de la destrucción en tierra firme, a lo que suspiré con fastidio porque ya les habíamos advertido de lo que estaba por suceder. Los ministros seguían muy callados a pesar de recibir golpes por todos lados, pero es que era la verdad. Sus gobiernos lo habían provocado.

También tocaba hacer autocrítica con nuestro plan, tal y como dijo Sayid, no era el más estructurado del mundo, podíamos haberlo hecho mejor. - Llevas razón. Lo admito. El plan fue precipitado ante la cuenta atrás que plantaron en todas las pantallas de todas las ciudades. Queríamos detener aquello y nos lanzamos a la desesperada. Pero también es cierto que advertimos, que pedimos ayuda  y que se nos ignoró. No todos los que están aquí, por supuesto. Hay honrosas excepciones. - dirigí una mirada a los Descendientes que habían ido a la Ciudadela, a los que nos habían apoyado. - No entendíamos cómo erais capaces de seguir con un torneo después de saber lo que estaba sucediendo fuera. - si no lo decía reventaba, así que lo solté, que me mirasen o dijesen lo que quisieran.  Tampoco terminaba de estar de acuerdo en la unión propuesta con ciertos grupos como los Blood, que para mí no pintaban nada y no eran mejores que los de la Alianza, pero me callé porque ya había dado mi opinión sobre eso otras veces.

- Como sea...quien pueda aportar que se una. Ya se ajustarán cuentas después. Ahora vamos a actuar poniendo en común lo que sabemos. La imagen que habéis visto antes es el núcleo de la Ciudadela. Allí se hace un volcado de información a la nube cada cinco minutos. El problema es que nuestro enemigo está en todas partes. Todos los androides son él, dispone de cuerpos infinitos, aunque dañes 100 saldrán otros 100 a reponerlo, y están interconectados entre ellos. Draven ha planteado la idea de aislarlo de toda conexión, obligarlo a recluirse en un único cuerpo para lograr destruirlo sin que sea "inmortal" - eché una mirada a Sigrid porque era ella la que más sabía del tema, además de los Descendientes de Da Vinci y de Tesla. La hacker iba vestida como si viniese de cosplay de Jasmine, pero no me extrañé porque todo en la reunión era raro. Un perro, un Lykaios depresivo, los ministros idiotas vestidos como para una convención friki, mi hija escuchando atenta mientras se llenaba el pelo de flores...

- Lo que está claro es que no podemos volver a entrar ahí de ese modo. Si se vuelve hay que ir directos al núcleo, y con un plan de escape que no implique desaparición o portales demoníacos. Tal vez sobrecargar el núcleo entre volcado y volcado a la nube, o meter un virus informático a partir de alguno de los capturados o...lograr trasladar aquello con alguna transformación de materia para meterlo en una jaula de Faraday mientras tratamos de destruirlo. - simplemente fui mencionando alguna de las cosas que se me habían ido ocurriendo de camino a la reunión, más bien como tormenta de idea sin desarrollar que como algo factible y organizado. Habría que darle forma a algun plan.

Cath me vino a echar de mi sitio llamandome "artista", Lucio me soltó una colleja y Sean un encantamiento para echarme dos sillas mas alla y ademas dejarme atado. Puse [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de estar dolido y estar tragandomelo con todas mi dignidad, mientras la sala se llenaba de gente rara.

Una mejilla a mi lado y una respiración siniestra.
- markus! - investigué sus estudios, eran muy buenos.... Maravillosos para haber sido realizados en tan poco tiempo. - la chica fue de mucha ayuda, hay que reconocerlo.

Habría hecho algo más pero estaba un poco inmóvil asi que miré al Eire con cara de rencor. Oi las exposiciones de todos, no tenía ganas de escandalizarme ni de indignarme, ni con los ministros que ya había encerrado ni con los renegados por sus insinuaciones, acertadas por otra parte.

- hay algo que estáis pasando por alto

Dije tras el alegato de Johan.

- lo de aislar a la I.A en un solo cuerpo u obligarla a desconectarse de la red para poder destruirla está muy bien pero... Hemos pensado en las consecuencias de esto? Hay mucha gente conectada. El virus podría afectarles también a ellos. Primero debemos dar con una solución para ello, no queremos una matanza.

Antes de que la morena me respondiese Sayid se acercó a mi lado. Sonreí de medio lado con levedad e hice un gesto con la cabeza inclinandola ante su presentación formal.
-Sayid...
"Rey Moro me mola mas"
Tomé su mano pero no a lo elegante más bien como estrechándola como en una reunión de trabajo durante unos segundos.
-Sigrid.
Alcé ambas cejas ante la palabra emergencia mirando a todos los de la sala como preguntándome para que narices me necesitaban a mí. Una vez tomé asiento y tras el breve resumen del Rey Moro, observé las imágenes proyectadas, mirando de cuando en cuando a la que hacía posible aquello. Que Wireless todo!Que maravilla!.
Me percaté con facilidad de los sentimientos negativos hacia los ministros. Apoyé ambos codos en la mesa y mis manos empezaron a pellizcar mis labios distraídamente mientras hablaban unos y otros. Cada vez que se dirigían a los ministros y a la Alianza fruncía el ceño.
Cuando la señora proyector amenazó claramente a la pareja dejé mi entretenimiento para mirarla seriamente.
-Wow wow wow....espera...
Observé a todos como si se estuviesen pasando de la raya.
-Vosotros tampoco habéis sido fáciles¿Sabéis?no digo vosotros...vosotros, no os conozco.Pero yo vivía tranquilamente en un pueblecito a las afueras de Londres cuando vinieron los magos lanzando rayos y controlando mentalmente a la gente. Y... y luego acabé en zona de conflicto en mitad de la ciudad en zona de magos y...bueno... Ian puede contaros como vivía.
"en la mierda con la casa llena de trampas"
Apoyé la espalda en el respaldo cruzando mis brazos.
-Igual que vuestra gente tuvo miedo, la nuestra también. Nos defendimos y atacamos todos como pudimos. Creo que ese no es el tema a tratar aquí y ahora. Además... esos humanos que tenéis ahí delante se jugaron el culo con vosotros para destruir a esa cosa.
Alcé las manos encogiendo mis hombros.
-No digo que tengáis que darles las gracias....si a mí también me caen como el culo pero...
Suspiré volviendo a acercarme a la mesa escuchando los consejos tecnológicos de cada uno y entorné los ojos. Algunos tenían sentido pero lo planteaban como algo más fácil de lo que era.
-Podría hacer un virus, para retenerlo en un sólo contenedor. No creo que dure mucho tiempo, por lo que vi...le programaron con muchísimas defensas y además su código evoluciona.
Miré a todos buscando al androide que había hackeado y fruncí mi ceño.
-¿Dónde está el androide con personalidad propia?Necesitamos a ese tipo.
"Además....creo que le dí mi tablet con los códigos"
Me giré mirando a los que sabía que habían estado en la Ciudadela conmigo.
-¿Alguno recogió mi tablet?
"¿Saben lo que es una tablet?"
-El cacharro cuadrado con luces. ¿Alguno lo tiene?
Escuché a uno de ellos hablar de la gente conectada y fruncí mis labios.
-Un virus para encerrarle en un contenedor... y hay que introducir un código para reprogramar. Genial!Sencillo...
Murmuré algo irónica pero sonriendo.
-Por otro lado sería más fácil si pudiésemos deshacernos de los satélites. Quedarían las conexiones por red pero llegaría un punto en el que los servidores no podrían lanzar información. Así reduciríamos la zona de acción de S.A.M...claro que seguramente mataríamos a mucha gente.
Chasqué la lengua. Estaba lanzando ideas en alto más para mí que para los demás. Me di cuenta de aquello y carraspeé por unos segundos irguiendo después mi posición para parecer más segura.
-Con los datos de mi tablet y el androide podría crear ese virus y el código nuevo. La única opción si no queremos matar a nadie....es modificar a S.A.M. Podemos hacerlo...con algo de suerte y si encontramos una forma de llegar al núcleo o a la sala de servidores...y tendréis que entretenerle mientras lo hago...y protegerme.... no podré teclear y defenderme al mismo tiempo.
Soltado el parrafón volví a relajarme en el asiento. Lo mismo ahora me encerraban o algo por defender a los ministros pero es que ahí nadie era santo leñe.

Nuestra estancia en el calabozo no fue demasiado larga, pues enseguida vinieron unos guardias a buscarnos para sacarnos de allí y llevarnos a que nos lavásemos y cambiásemos de ropa. Seguro que aquello era algún tipo de trampa, que no pensaban liberarnos. Por el camino no hice más que exigir que nos dejasen ver a nuestros hijos. Blair estaba muy de bajón por ese tema y por todo lo demás, no recordaba haberla visto así antes. Traté de animarla diciendo que los críos estaban a salvo, pero no era suficiente con eso. Al final nos arrastraron a una sala repleta de gentuza mágica de la isla, con los soldados esos horteras de armadura dorada. Nos habían dado ropas ridículas y estábamos en un rincón aparentemente protegidos, pero como si estuviésemos de prestado. - Esto es humillante...- murmuré mirando al supuesto gobierno mágico, sin poderme creer cómo habíamos llegado a eso. Al menos estaban allí los dos magos pardillos que eran más de ayudar que de encerrar, si es que eso servía de algo. Esperaba también que no hubiesen hecho nada indebido con el puñetero Wilhelm.

Enseguida comenzaron los reproches y el linchamiento público, comenzando por una bruja pelirroja que pedía castigo para nuestras acciones. El árabe dejó claro que aunque ayudásemos no iban a indultarnos, cosa que ya me imaginaba, pero que me indignó profundamente. Encima lanzó la pulla de que ellos eran mejores que nosotros por no tener arena de combate. Le lancé una mirada altiva, no pensaba bajar la cabeza avergonzado aunque supiese que el problema lo habíamos provocado nosotros. Otra muchacha morena siguió con las amenazas, en modo vengativo por haberle hecho daño a no sé quién que me importaba una mierda. Alimañas nos llamó otra, provocando que mi cabreo fuese en aumento. Algunos iban proponiendo planes, pero apenas los escuché porque estaba más ocupado tratando de contener mis ganas de arrancar cabezas aunque tenía todas las de perder rodeado de tal enjambre. La única que salió en nuestra defensa fue Miller, que les dijo las cosas claras a esos idiotas a pesar de dejar claro que le caíamos como el culo. Al final terminé por estallar y me adelanté, pasando de largo del guardia que teníamos delante.

- ¡BASTA! ¿Nos habéis traído para soltar vuestra mierda sobre lo mucho que nos odiáis? Pues id a un puto psicólogo y se lo contáis, a nosotros no nos traigáis aquí para esto. Ya habéis escuchado a Miller. Nos cargáis a nosotros con toda la culpa cuando los vuestros han asesinado y torturado a los humanos durante años, todos vosotros, no se salva ni uno. Y encima seguís colaborando con los más asesinos de todos, los Blood Keepers...- eché una mirada a Catherine que era las que los había nombrado. Las matanzas perpetradas por ese grupo eran bien conocidas, especialmente la época en la que gobernaban. - Todo esto empezó porque queríamos tener un maldito satélite que os bloquease la magia, para que no pudieseis abusar de vuestro poder. Si no fuese por nosotros, que explotamos el resto de satélites al ver que afectaban a todos, el mundo se habría ido a la mierda hace tiempo. Eso no lo tenéis en cuenta, ¿verdad? - guardé silencio unos segundos mientras recorría con la mirada la sala, buscando confrontación con cualquiera que me mirase directamente. - ¿Por qué creéis que fuimos a la Ciudadela a jugarnos la vida si no fuese porque queríamos solucionar lo de la maldita IA que se nos ha descontrolado? Es suficiente muestra de que queremos lo mismo porque no queda otro remedio. - toda forma de vida inteligente estaba amenazada por las máquinas, y si había que aprovecharse de los magos para solucionarlo, lo haría. Resoplé como si estuviera harto de tratar con idiotas, calmándome un poco antes de volver a hablar.

- Blair y yo conocemos a los participantes y desarrolladores del proyecto. Podemos contactar con ellos, si es que no han "trascendido" todavía. No podemos contactar con ellos por medios normales porque las comunicaciones están intervenidas por S.A.M, pero si usáis algunos de vuestros métodos mágicos tal vez podamos encontrarlos para que colaboren con Miller. Es imposible que todos los gobiernos de la Alianza en el mundo hayan sucumbido por completo, no tan pronto.

Me encontraba totalmente derrotada, el paseo por el infierno no me había sentado nada bien y que me quitaran a nuestros hijos me había dejado aún peor por lo que guardé silencio durante el tiempo que estuvimos en aquella celda que fue relativamente poco pues los guardias nos sacaron para cambiarnos y ponernos medio decentes, era ropa horrible y que olía a viejo que tiraba para atrás pero aún así no dije nada.

nos dirigimos hasta un nuevo lugar y en el camino Éamon intentaba decirme cosas para animarme pero yo me sentía de camino al patíbulo pero no por ello agacharía la cabeza, simplemente miraba al frente mientras me perdía en mis propios pensamientos. Los reproches y el apaleamiento público no tardaron en caer sin compasión alguna y una morena nos amenazó con el infierno nuevamente haciéndome reaccionar con una sonrisa sarcástica -Sois patéticos, aún con vuestra magia hemos conseguido manteneros a raya durante años pero mi marido tiene razón, no sois menos inocentes que nosotros, vuestras manos están tan manchadas de sangre como las nuestras- señalé a Johan y a Thalos -Esos de ahí, los renegados, buen trabajo con los atentados de bombas en Londres pero hay alguna que otra prueba que os señala como autores de los hechos y ¿sabéis qué? murió gente inocente como golpe colateral, trabajadores de las instalaciones y otros que nada tiene que ver en esto y ese de ahí- Aquello no era del todo cierto, tampoco había pruebas concluyentes  pero ellos no lo sabían y quería que se sintieran culpables por ello. Ahora señalaba a Johan directamente - Ese me disparó y se fue de rositas con la traidora Vyktoria y casi consigue matarme por no hablar de todos los soldados a los que os habéis enfrentado, soldados con familias y bocas que alimentar, hijos, padres, mujeres que ya no volverán a ver a sus seres queridos, así que no me vengáis con esa mierda porque hacen falta dos para una guerra-

Ahora miraba directamente a Catherine que tan segura parecía de hacernos pasar un infierno, añadiendo mis palabras a las de Éamon -Con un paseo por el infierno nos vale gracias, y vuestra estúpida esfera solo consiguió derribar un satélite, yo di la orden de bombardear los otros, yo pulsé el maldito botón rojo por el que ahora estáis malgastando el aire que respiráis y ya que el del turbante se queja por lo sucedido en la ciudadela os diré algo más, nosotros acudimos dispuestos a colaborar, nosotros conocemos la ciudadela y creo que no era tan difícil seguirnos pero no, os fuisteis por dónde os dio la gana y no le disteis prioridad al plan, llegamos hasta las calles de la ciudadela, solo faltaba cruzarlas hasta el distrito central pero en cuanto nos dimos la vuelta ninguno de vosotros estaba allí, aún así rescatamos al ministro que faltaba que sin duda es más importante para la empresa que nos traemos entre manos que lo que hicisteis-

Ahora mi mirada se posó en Galeno y el ciego o los pardillos como los llamaba Éamon -Aún así yo siempre pago mis deudas y hay gente en esta sala a la que le debo un gran favor... porque la confianza se gana- mis hijos eran mi mayor debilidad y aquellos dos no solo me habían ayudado a traer a Erin al mundo sino que también nos habían dado refugio dos veces por no hablar de que ahora eran ellos los que los tenían -Entre mis pertenencias hay una tablet,  en ella deben constar muchos de los protocolos de la IA además de algún que otro mapa de la ciudadela pero no estará actualizado, los códigos cambian y esa cosa parece aprender de la gente que está conectada a ella, me parece conveniente hacer algo con la pila cervical del ministro-