Castillo Le Fay (en ruinas)

Empezaba a sentir el cansancio en el cuerpo, bosteza mientras espera una respuesta de los que se encuentran en el interior y después de un rato por fin le abren la puerta, quien le recibe es Giordano, le dedica una sonrisa que inmediatamente se convierte en una mirada seria cuando le suelta la estupidez esa del kebab, le da un buen pellizco en la mejilla y tira de ella sin cambiar su gesto serio -Es así como le hablas a alguien que se la ha jugado por ti? sabes perfectamente quien soy, ya esta bien con la coña del kebab, los occidentales sois unos maleducados...- lo suelta y echa un vistazo sobre su hombro al interior del laboratorio improvisado, el cual parecía un tanto chamuscado.

Vuelve a mirar a Giordano después de un repaso rápido a lo que pudo ver desde la puerta -Lucio me ha pedido que venga a preguntar si ya está el corazón, hay prisa, la joven mujer de Black no aguantará mucho más- le mira esperando una respuesta positiva, en cuanto cumpliera su misión se iría directo a la cama y quizás fumase algo bueno con su cachimba para relajar los músculos, tenía un alijo secreto por ahí escondido que le haría vivir las mil y una noches en una hora.

Sean anda bastante acertado al darse cuenta de que me hace daño hablar del tema, más todavía porque pocas veces lo exteriorizo y no lo sabe demasiada gente, especialmente los más jóvenes. Siempre he sido muy discreto y reservado, lo he considerado lo más sencillo para protegerme. Agradezco que no suelte mi mano mientras prosigo con la historia, incluso que trate de bromear con que Catherine, su madre y Zaphira daban miedo. Es el único momento en el que me permito una leve sonrisa. - Sí, la verdad es que tienen bastante genio...no te lo voy a negar. - eso no quita que no las aprecie, especialmente a Catherine, que es a la que más he tratado. Vuelvo a suspirar con pesar cuando termino de hablar, teniendo la sensación de que tal vez he hablado demasiado, que no debería haber dicho tanto a pesar de que me sienta en confianza con mi compañero. Dejo que sea ahora él quien hable, casi ansioso por saber cómo se lo ha tomado. No lo fuerzo a que me mire mientras habla, se nota que le está costando y dejo que se exprese de la manera en que se sienta más cómodo.

Mi sorpresa es que él parece admirarme, cuando no creo yo que sea alguien digno de su admiración. Fui amable con él porque así lo sentía, no por obligación o simple formalidad, ni nada por el estilo. - Sean...llegarás a ser mejor que yo. Créeme. Con lo joven que eres ya estás en el Consejo de los 20, y ya has conseguido algunos logros. Sabes que estoy contigo para lo que necesites. - le animo a que crea en sus posibilidades, notando que se me acelera un poco el pulso cuando alza de nuevo su mano hasta mi mejilla para hacer aquella declaración tan directa, la de pedirme estar a su lado, y creo que no en el sentido en el que he estado hasta ahora, sino de otro modo. Él ha tenido el valor que yo no he tenido en otras ocasiones, y me quedo tan sorprendido por su declaración que casi no consigo ni reaccionar hasta que él se levanta de la silla, completamente azorado y buscando la puerta de la enfermería.

Tardo un par de segundos en reaccionar, debatiéndome entre dejar el asunto correr o entre hacer caso a otros pensamientos. Murmuro un 'mierda' por lo bajo, levantándome de inmediato para ir detrás de él. Lo agarro por la muñeca en un impulso, antes de que se escape, haciendo que se de la vuelta. Alzo la otra mano hacia su cara, dirigiéndola después detrás de su nuca mientras clavo mi mirada con intensidad en sus ojos , bajando después hacia sus labios. Finalmente acorto la distancia que nos separa, comenzando un beso lento y suave, sin querer ir demasiado lejos, pero sin reprimirme. No dura demasiado, al poco me separo de él, sintiendo una mezcla de culpabilidad y satisfacción. - No sé que estoy haciendo...esto...no está bien... yo no debería. Dame tiempo. - susurro al separarme de él, separándome para salir definitivamente de la enfermería para ir a buscar a los del corazón. Ahora mismo tengo la cabeza tan confusa que me va a costar mucho centrarme.

Estaba tan avergonzado por aquellas palabras y Lucio tampoco reaccionaba, el corazón le iba a estallar, la cabeza le palpitaba y el calor de sus mejillas acompañaba al rubor de éstas, al levantarse dice que quiere ir a ver a Zaphira pero en lo único que pensaba era en buscar algún agujero por el cual colarse y no volver a salir en mucho tiempo, quizás hasta que le saliera barba como a merlín y así que no pudieran reconocerlo, estaba ya llegando a la puerta pero Lucio le toma de la mano para detenerlo y tira con fuerza de él, instintivamente se da la vuelta pero no puede evitar apartar la mirada hasta que el mayor en cierta forma le obliga a hacerlo.

Le mira fijamente tal y como lo hace el otro, solo unos instantes que parecían horas, cuando finalmente la distancia entre ambos se acorta y sus labios se rozan para dar lugar a un beso, en el primer segundo no sabe muy bien qué hacer pero por instinto cierra los ojos y disfruta de aquella primera experiencia, sentía que se iba a fundir como mantequilla al sol del implacable verano, corresponde de forma torpe a ese primer beso por la falta de experiencia pero estaba seguro que no lo olvidaría nunca. Cuando se separan mira a Lucio con una expresión entre sorpresa e incredulidad pero el mayor parecía tan sorprendido como él a juzgar por las pocas palabras que salen de sus labios -L..lucio… no…- no puede ni hablar y detenerlo es inútil, solo puede verlo marchar de la habitación.

Se queda unos cinco minutos de reloj mirando a la puerta, con la mente en blanco y totalmente empanado, petrificado, si alguien había entrado a la enfermería en ese momento ni se habría enterado a menos que le dieran con un libro en la cabeza, después de ese tiempo por fin consigue reaccionar, se lleva las manos a la cara de nuevo y se encoge en una sentadilla repasando una y otra vez en su mente lo que acababa de pasar, eran muchas cosas, necesitaba hablar con alguien, necesitaba a Zaphira.

Sale corriendo de la enfermería, ni siquiera presta atención a algún que otro cuchicheo de los que le habían visto en tan mal estado la noche anterior, va raudo hasta Zaphira que aún estaba tumbada cerca de Smaug y al lado de lasaña, la pequeña dragona estaba ya curada y parecía despierta pero algo abatida, le dedicó una sonrisa y le acaricia la cabeza -Veo que te encuentras mejor, me alegro mucho… ¿Altair no ha venido a verte? que raro…- La dragona azul lo interrumpe, le da un toque con el morro en la espalda a lo que él la mira con gesto de preocupación -Oh dios mio Zaph, es cierto, tengo que hablar contigo… pero, ¿Te encuentras mejor? me diste un buen susto anoche con los centinelas… no quiero que vuelvas a ponerte en peligro de esa forma, eres muy importante para mi, eres mi familia, no lo olvides, por algo llevas nuestro apellido.- la abraza con cariño mientras se sube a su espalda para poder alejarse de allí, le echa un último vistazo a Lasaña y se despide de ella mientras Zaphira empieza a volar para ir a un lugar más tranquilo.

Después de la conversación con Lasaña no puede evitar sentirse un poco mal, después de todo solo era una cría y decirle las cosas de forma tan directa no era la mejor opción pero era una dragona y le hervía la sangre que se comportara de esa forma, lo deja pasar en ese momento y espera la llegada de Sean.

Ya habían pasado unos cuantos minutos desde el amanecer y por fin ve a Sean acercarse a ella, venía rojo como un tomate y bastante acelerado, mira de forma amenazadora a los que puede al ver como parecen cotillear, gracias a sus sentidos desarrollados podía oirlos perfectamente, lo primero que hace el chico es saludar a la pequeña, algo por lo que bufa un poco y decide llamar su atención dándole con el morro en la espalda, parecía estar bien después del susto del ataque de ansiedad que le dio unas horas antes -me encuentro bien, tu me tenías mucho más preocupada, pero gracias por venir a verme y preocuparte por mi, después de todo, esto es lo que hace la familia- habla en el idioma de los dragones a pesar de que el muchacho no la va a entender, pero su intención no era que él la escuchara sino Lasaña.

Espera a que Sean suba a su lomo y alza el vuelo para dirigirse a un bosque cercano, no muy lejos del castillo para no correr peligro, el chico baja para poder estar frente a ella y empieza a contarle lo que le había pasado. Estaba totalmente sin palabras, no daba crédito a lo que oía, ¡Se había enamorado! ¡por fin! siempre pensó que el pobre iba a morir solo, en parte por culpa suya porque ninguna mujer que se acercara a su cachorro era lo suficientemente buena, cualquiera que intentara acercarse antes tenía que pasar por su filtro y ninguna lo conseguía, aunque eso Sean lo ignoraba completamente, lo que no se esperaba es que fuera a enamorarse de Lucio, los líos entre descendientes no es que acabasen muy bien y estaba la norma aquella de que debían tener descendientes, suspira y lo mira a los ojos antes de escribir con su cola sobre la tierra mojada “¿de verdad te gusta? será difícil”, el chico se quedó un rato pensando, lo pensó y lo meditó hasta que finalmente asintió con la cabeza, ojalá pudiera sonreír, pero de nuevo escribió en la tierra “Entonces te apoyaré, pase lo que pase y si te hace llorar le arranco la coleta” el chico ríe, y la abraza, ella corresponde con su cola, rodeandolo por la cintura con la misma.

Pasan un buen rato hablando aunque ella solo podía comunicarse escribiendo alguna que otra cosa sobre la tierra, llevaban mucho sin poder hablar y ponerse al día, entre sus preocupaciones estaba la bordería que seguramente le soltara el licánropo cuando lo viera después de lo que había sucedido la noche anterior, normal, aún estando él delante no paraba de criticarlo y no se le había olvidado lo que dijo sobre Catherine. una hora después deciden volver al castillo, esta vez “aparcando” en los jardines traseros, separándose de nuevo ya que ella no podía entrar al castillo y la operación de Josephine podría empezar en cualquier momento.

Respuesta a Setelah:

-Pues no parece un dragón revelde, dado que nos ha salvado de la muerte a dos desconocidos. Es tan improbable que haga eso un dragón negro que la doma ha sido mi única opción. Fascinante… Por Ouroboros solemos tener escasez de dragones negros, van a su rollo. Por ahora mi dragona no me ha abandonado, aunque tampoco es que pudiese si quiere.

Hice un gesto con la mano como de dejarlo pasar, yo quería mis porrillos y quedarme a solas con el maromazo.

Empecé a analizar la habitación de Catherin, era la que ocupaban sus padres, debió ser duro cambiarse de cuarto y dejar los antiguos muebles, aunque es lo que sus padres hubiesen querido.

”Dónde estás, Catherine?”

Empezaba a pensar que le habían capturado, dado que si se hubiese aparecido en algún lugar alejado ya debería estar aquí, hacía ya meses de la pérdida de magia y ni rastro de ella.

El cambio de expresión que formó su rostro me puso en tensión, me incorporé para sentarme en la cama, teniendo acceso a la pipa y fumando de esta en silencio durante unos segundos, dando largas pero lentas caladas. -Cuando te he hecho esa pregunta no creía que me preguntases por trabajo - Intentaba ponerme serio, pero me salía una sonrisilla tonta por que me molaba y la hierba me impedía ocultarlo.

- Sinceramente creía que nos daríamos un revolcón y listo, también te digo que yo no me entero mucho de los asuntos descendénticos. Total, hacen lo que les da la puta gana -

Volví a tumbarme lentamente mientras me tapaba los ojos con los brazos, decepcionado con la vida por no poder echar un polvo mientras estaba fumado en condiciones. - Bueno… Si quieres te puedo contar lo que sé mientras tú haces otra cosa - Levanté un poco el brazo para mirar a la cara de Setelah y señalé con la mirada mi entrepierna haciendo ligeros movimientos con la cabeza, invitándole con palmaditas en la cama que se acercarse.

Cuando las primeras luces del alba entraban por la ventana, las manos de Da Vinci elevaban un corazón que habían tardado horas en crear. Hasta donde lo veía, era el primer corazón autónomo artificial de larga duración que se hubiere creado en la historia y, aunque los materiales, las técnicas y el crédito en general se lo llevaba la maestría en ingeniería de Da Vinci, no podía negar que la magia era necesaria para llegar a tal resultado. Perfección, en efecto. Arte, por supuesto. Una maravilla lo mire quien lo mire.- Es...- Si bien en su rostro se notaba la fascinación por aquel artefacto, su mente no dejaba de pensar si aquello haría más mal que bien. Y también, no podía dejar de pensar en el pecho sin corazón de Josephine, que había tocado con sus propias manos.

Nosotros.- Asintió, que los becarios no habían hecho mucho, y que el Da Vinci había pasado por alto lo de incendiar la oficina, así que aún había un nosotros en aquella oración.- Ahora solo es cuestión de ella. Si será lo suficientemente fuerte para soportar otra operación será cuestión de ella.- Aseveró. Aunque no tenía las intenciones de quedarse a la operación, ya Galeno le había incluído en la lista, y tendría que ser de inmediato.- No se si haya tiempo para Kebabs, necesitamos llevarle esto a Galeno lo antes posible. Creo que ya hemos tardado demasiado, y es posible que mi artefacto comience a fallar.- Por más que detestaba admitir errores, era más que obvio que su aparato era imperfecto. Sin más preámbulo, tomón el corazón entre sus manos, sintiendo el tejido sintético pero real del que estaba hecho, casi como tocar uno real.

Lloriqueé un poco quejándome cuando Sayid no me siguió la broma del kebaba y por supuesto, no me habia tarido kebab para comer.

- Tienes que entenderlo Sayid! Es como si tú a mi me pides pizza, vivimos de los topicazos de cada pais....

Lo escuché y asentí pausadamente, abriendo mas la puerta para que él mismo pudiera verlo.

- Te presento...nuestra obra de arte.

Dejé que Vyka se lo mostrase. Pero desgraciadamente, la chica tenia razon, ahora dependía de Patterson. Bueno, de la operacion en sí, no solo de ella. Asi que cuanto antes, mejor.

- Se lo llevaremos a Lucio ya mismo.

Esperé a que la morena saliese y luego la acompañé, dejando atras mis esperanzas de comerme un kebab. Habria que darle una ultima limpieza al corazon pero de eso nos encargariamos en la sala de operar. Todo tan improvisado....de verdad, si salia bien, seria casi un milagro. Llegamos finalmente a la habitacion, y me acerqué a Lucio a saludarlo con un achuchón de manos.

- Lucio, amigo mio, ya lo hemos completado. Dime donde podemos esterilizarlo y estaremos listos para empezar.

Regreso a la habitación de la paciente, donde ya habíamos dejado todo listo para la operación. Allí me quedo unos minutos a solas, intentando apartar de la mente cualquier pensamiento que no tenga que ver con lo que tengo que hacer ahora, que está en juego una vida. Respiro hondo un par de veces, recordando la operación de Matvey. Todavía no ha despertado, y no quiero que esto acabe igual, o peor. Reviso una vez más los signos vitales de la paciente, a la que ya hemos hecho esperar demasiado. Me pongo los guantes y la bata, y voy aprovechando para la anestesia. Al cabo de unos minutos más llegan Giordano y Victorya, por fin con el corazón en las manos. Lo observo maravillado por el trabajo que han hecho, cada detalle y material, haciendo que se asemeje mucho a un corazón real. - Buen trabajo, sois unos genios. Con esto si tendrá posibilidades de sobrevivir...si ella aguanta. - miro con ciertas dudas a la mujer, que ya lleva demasiado tiempo aguantando en condiciones extremas. Observo por el rabillo del ojo que también los ha seguido Sayid, aunque espero que no diga ningún comentario sobre lo de antes.

- Comenzaremos ya mismo con la operación. Giordano, Victorya, os quedáis. - decido así porque necesito ayudantes, y Sean todavía no ha venido. En el fondo casi mejor, estaríamos los dos demasiado tensos y ahora no podemos permitirnos eso. - Lo primero es esterilizarlo. - utilizo para ello un frasco con poción desinfectante como la que se usaba sobre las heridas, lo que tengo más a mano para no estropear el corazón y para dejarlo más o menos libre de posibles bacterias. Después les voy dando instrucciones para que procedan, retirando en primer lugar parte de la máquina a la que la teníamos conectada para que la sangre circulase. Su sangre vuelve a ser normal, gracias a la transfusión que recibió y la correcta circulación lograda con el aparato improvisado.

- Tenemos que ser rápidos en cambiar uno por otro, no podemos dejarla sin nada mucho tiempo. - les explico a mis ayudantes, para que estén atentos a no quitarlo del todo hasta que no esté el corazón metido. Amplio un poco la incisión que hice para el aparato, pues ahora necesito un hueco más grande. Abro de tal manera que vaya a caber el corazón, terminando por fin de sacar el aparato que movía la sangre. Se produce entonces un momento de tensión, pues sus constantes vitales parecen empezar a caer en picado. - ¡La perdemos! ¡hay que conectar rápidamente! - Meto con prisas el corazón definitivo, comenzando a conectar arterias, ventrículos, aurículas, válvulas y todos los entresijos coronarios, suturando para que se unan correctamente. Me estreso bastante al ver que al principio no parece moverse ni funcionar, cosa que no entiendo, porque el corazón es perfecto. - Limpiad la sangre, no veo nada. - les pido a cualquiera de los dos, esperando a que haya menos para ver que una conexión no está bien hecha del todo. Termino de sellarla correctamente, optando por dar una descarga eléctrica con el aparato que le hemos retirado hace unos minutos. De ese modo por fin parecen arrancar los latidos, dejando que veamos cómo late un corazón dentro del pecho, algo fascinante de ver. - Ahora...ahora parece que sí. Vamos a cerrar. - por fin parece que se normalizan sus signos vitales, así que comenzamos a coser la herida, que ha quedado bastante grande. Después desinfectamos de nuevo, poniendo una gasa y vendas alrededor. Ya sólo falta que se recupere del proceso al que la hemos sometido, y a todo el tiempo que ha estado así. Espero unos minutos más para comprobar que siga estable, comenzando entonces a quitarme guantes, mascarilla y demás. En todo el proceso hemos tardado bastante, casi se ha alargado unas dos horas.

- Muchas gracias por la ayuda...ya hemos terminado. En unas horas volveré a revisarla para comprobar que todo siga bien. Conviene que descanséis, lleváis toda la noche con la fabricación del corazón. Voy a darles la noticia. - salgo al pasillo, donde siguen sentados Johan y Yaroslav. - Ha salido bien. - es lo primero que les digo al ver que se levantan para venir hacia mí con cara de preocupación. Sonrío levemente, dando algún dato más de lo que hemos hecho. - No sabemos cuándo despertará, pero se irá recuperando poco a poco. Todavía no podéis pasar a verla, en unas horas. - me despido de ambos, echando a andar por el pasillo para perderme por alguna de las habitaciones del castillo, por fin a dormir en condiciones en alguna cama.



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dado opciones operación

1- Tira otra vez
2- Se salva pero le darán chungos de vez en cuando
3- Todo va perfectamente y la paciente se recupera según lo previsto
4- Rechazooo
5- No esterilizamos bien y le da una infección, haha
6- Se queda comatosa como Matvey y ya irían dos fallos para Lucio
7- Le da un paro y hay que hacer rcp
8- Todo va bien pero se recupera muy despacio
9- Se salva pero se queda pa pocos trotes
10- Vuelve a estar bien y sin problemas a la larga

El miembro 'Lucio Galenus' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado opciones' : 9

Tarda algo menos de una hora en volver al castillo después de su charla con Zaphira, no quería estar demasiado tiempo fuera para poder estar en la intervención de Josephine, sin embargo no lo consigue, al llegar hasta las puertas de su habitación la intervención ya había empezado sin él, delante de la puerta estaban Johan y Yaroslav, esperando ansiosos por el resultado de la operación, se sienta a esperar con ellos pues no quiere interrumpir a los que trabajaban dentro, además de que sería peligroso abrir la puerta, si entraba y el cuerpo de Josephine estaba abierto, las probabilidades de una infección podrían aumentar "error de novato" se dijo a sí mismo recordando la clase en la que lucio les habló de ello algunos años atrás.

intenta decir alguna que otra palabra a ambos de vez en cuando para que se tranquilicen -Estará bien, Lucio puede hacerlo y estoy seguro de que el trabajo de Giordano ha sido impecable, en unos días volveréis a ver a Josephine sonreír-. al cabo de una hora y media o así desde que había llegado, por fin se abre la puerta, el primero en salir es Lucio para dar la buena noticia, la cara de Johan cambia por completo lo cual le alegra, lo habían pasado todos muy mal y ya iba siendo hora de recibir una buena noticia, echa un vistazo a Lucio, intenta hablar con él pero huye por el pasillo tan rápido que lo deja con las palabras en la boca "dame tiempo", eso era lo que le había dicho, no lo persigue aunque ganas no le faltaban, se resigna y lo deja marchar, viendo después como salen Giordano y Vyka de la habitación.

Aún quedaba mucho trabajo por hacer en el castillo, todos trabajaban haciendo varios turnos y habiendo terminado la operación de Josephine solo le quedaba una cosa por hacer, la biblioteca, habían podido salvar muchos libros gracias a sarah, cosa por la cual tendría que agradecerle después, pero ahora debía organizarlos y hacer inventario, al llegar casi ni se podía pasar a la estancia, había montañas y montañas de libros apilados unos sobre otros pero lejos de sentirse agobiado por la cantidad de trabajo, se sentía como en casa, volvería a ser una rata de biblioteca durante mucho tiempo.

La espera en ese maldito pasillo se hacia eterna, y más con el ir y venir de gentes. La noche había sido movida, con la gente que llegaba herida y algo de unas curaciones de dragones en los jardines, según pude escuchar. Yo no me moví de ahí, permanecí a la espera del resultado de la operación junto a Yaroslav, que se quedó conmigo en todo momento. Supe el momento en el que empezaba en cuanto vi entrar a Victorya y a Giordano en la habitación, llevando aquel corazón que habían fabricado. Por fin, uno en condiciones. No más runas, ni piedras filosofales, ni mierdas de esas con efectos secundarios incontrolables. Por una vez estaba más de acuerdo con lo que ofrecía la tecnología humana que con la magia, pues todo esto empezó con fallos encadenados por temas de magia. Tal vez ahora Josephine pueda estar bien, de manera definitiva.

Las siguientes horas siguieron transcurriendo igual de lentas, y yo no podía hacer otra cosa que pasear por el pasillo una y otra vez, casi sin hablar con nadie, ni siquiera con Yaroslav. Agradecí las palabras de Sean y su compañía, pues él había sido otro de los que se habían implicado bastante con el asunto de salvar a Josephine. Ojalá fuesen ciertas sus palabras sobre el futuro de Josephine. Acabé sentando en la silla cuando ya no se me ocurría qué más hacer, hasta que por finalmente salió Lucio. Fui como un resorte hacia él, a la espera de una primera noticia en su cara. La tensión contenida se libera un poco cuando me dice que todo ha salido bien, haciendo que suspire aliviado. Atiendo a todo lo que me explica, aunque me preocupa la parte de que no sabe cuándo despertará. Agradezco de corazón (jaja) al médico su labor, estrechando su mano, despidiéndome de él cuando se va. Me despido también de Sean y de Giordano, sin olvidarme de la labor de este último en el diseño del corazón, por lo que también se merece su agradecimiento. Cuando nos quedamos solos le pego un abrazo a Yaroslav por la emoción del momento, que ya empezaba a pensar que ella no saldría de todo esto. No me olvido de Victorya, que ha sido otra de las que han cumplido su papel para mantener viva a Jo, así que me acerco a ella para darle otro abrazo, a pesar de nuestro distanciamiento de las últimas semanas. Susurro otro 'gracias' antes de separarme, ya tendríamos tiempo para hablar más tarde.

Después de aquello cada uno se fue para otro sitio del castillo, incluido Yaroslav. A mi me tocaría quedarme cuidando de Josephine durante los siguientes días o semanas, pero esta vez mucho más pendiente de lo que se movía en el exterior, y ya montando posibles planes en mi cabeza. Pronto comenzaría el plan de acción definitivo...

Me crucé de brazos apoyándome en la pared, mirando como el licántropo discurría lentamente mis palabras y divagaba en sus cosas, de modo silencioso.

Finalmente fue él quien llegó al quid de la cuestion....lo cual me hizo alzar una ceja lentamente, a la par que una de las comisuras de mis labios se alzaba en una sonrisa torcida.

- Altair....has malinterpretado mis intenciones totalmente. - era cierto. El licántropo era sin duda un ejemplar atractivo, y quizá en otra situacion o contexto no habria tenido problema en seguirle el juego pero ahora, hoy, en este lugar, yo era un completo intruso en un lugar desconocido rodeado de gente igualmente desconocida. - En realidad, me da la impresión de que quien va a su bola eres tú más que ellos.


Finalmente Altair me insinuó que me respondería a mi pregunta mientras le hacia ciertos trabajitos...ahí abajo....

"ehem, me siento acosado utilizado...."

- Quizá otro día. Bye byeeeeeeeeeeeeee!!!!

Me di la vuelta, dejé que se quedase mi pipa, y salí de aquella habitacion raudamente preguntandome en qué momento mi mision con Smaug me habia acabado conduciendo a una situacion tan graciosa como la que acababa de abandonar en aquella alcoba. Salí al exterior, me quedaría por alli con Smaug el tiempo necesario hasta que éste se recuperase, y luego, me iría de alli...sobre todo si no era capaz de obtener ninguna clase de informacion algo mas interesante sin tener que pasar por aquellos trabajos manuales. Aquello me hizo recordar algunas ocasiones por Camboya, la verdad no era la primera vez que me ofrecían ese tipo de trueques. Pero no me molaban mucho, malos recuerdos. Llegué donde el dragon negro, que seguia inconsciente, suspiré dandole unas palmaditas en su escamoso lomo.... Supuse que tendria que pasar algunos dias alli con él.

Estaba harto de estar en ese maldito castillo y que nadie quisiera dignarse a explicar las cosas como se debían. Aquello era un desmadre, no tenian organizacion ninguna, la gente iba y venia de un lado para otro en caos total. Al menos, habia cumplido mi pequeña promesa hacia Chloe, y de momento no la habia roto, pero las cosas estaban pasando de castño a oscuro y mi humor era cada vez peor.

Me habia dedicado a conocer el castillo, eso si. Incluso me enteré de que aquel nigromante estaba alli, y aunque por un momento tuve tentaciones de poner final a su sufrimiento, recordé que no era el momento y que ademas, tendría muy, pero que muy poco mérito....

Al menos Adramelech cumplía correctamente con su misión. Aunque no me daba la gana hablarle después de lo gilipollas que se habia puesto conmigo y aquellas faltas de respeto. Uno se cruza un infierno entero para volver con su familia y van y le reciben con tontunas.

...Sí, ciertamente, desde que no tenia a Belialt conmigo ni tampoco el poder de la calavera, que a buena prudencia habia tenido de ocultar, mi humor era aun si cabe peor. Y mas a causa de las negligencias constantes de esos Descendientes. Por lo menos habia logrado enterarme de algo, a base de escuchar a la gente conversar entre ellos.

Finalmente, di con una sala que parecia mas interesante que todas las demás. Una biblioteca. Entré alli, olía a pergamino de modo intenso. Entre montañas de libros, reconocí una cabeza que se afanaba por leer y ordenar. Por fin, uno de ellos a mi disposicion.

- Tu debes de ser Eire. - por lo que habia oido por ahi, sí. - Descendiente de Merlin, si no me equivoco. - me planté frente a él, al otro lado de la mesa, muy erguido pero con mi cara de querer apuñalar a alguien en el corazón. No esperaba que supiese quien era yo, pero estaba hasta las narices. - Quiero lo que es nuestro. Dónde las custodiáis?

Desde el día de la operación de Josephine ya habían pasado unas cuantas semanas las cuales había pasado encerrado en la biblioteca, su hábitat natural, alguna vez se pasaba alguien a saludar o a preguntar alguna cosa pero la mayor parte del tiempo estaba solo, solo salía un par de veces al día, para comer y ducharse,  después siempre volvía a encerrarse entre sus libros, ni siquiera había dormido en una cama, se las había arreglado con una almohada y una manta porque para las pocas horas que dormía era suficiente, tampoco había visto a Lucio, seguramente estaría ocupado y no quería molestar, sin embargo algo que si le había inquietado era la organización de los alumnos pero alguno de sus compañeros descendientes se habría encargado de gestionarlo, mucho mejor que él, o eso pensaba.

Ya casi había terminado con el inventario, solo le quedaba la cuarta parte de la biblioteca por registrar, lo ultimo que había puesto en el inventario eran los siete volúmenes de "Hechizos estúpidos que no deberías usar" era sorprendente que hubiesen tantos como para ser recogidos en siete libros. Bosteza pesadamente pues ese día o noche, lo que fuera, no había dormido lo suficiente, quizás una hora como mucho, el pequeño escritorio en el que trabajaba estaba hasta arriba de libros, a penas se le veía la cabeza mientras escribía, sin embargo, un visitante se acercó preguntando por él -Si, soy yo, Discúlpame un segundo, tengo que terminar esto...- sin levantar la cabeza del pergamino que iba a formar parte del quinto libro del inventario, termina de escribir el nombre del tercer volumen de "Hechizos contra las plagas del jardín", cierra el inventario y por fin levanta la cabeza.

-Perdona que te haga esperar, que des...¡AAAH!- al levantar la cabeza y ver aquel rostro de querer matar y comerse el corazón de su víctima se asusta, tanto que da un salto en la silla hacia atras, la cual se topa con otra montaña de libros haciendo que pierda el equilibrio, cayendo de espaldas, se levanta rápidamente, no había visto a aquel hombre en su vida y le estaba preguntando por algo que no sabía lo que era, se pone en guardia sujetando el boli con el que estaba escribiendo -Primero, no sé de que me estás hablando y segundo... ¿Puedo saber quien eres? si estás aquí debe ser por algo pero prefiero asegurarme...-

El niño me dijo que me esperase. Porque estaba leyendo un libro sobre plagas de jardines y apuntando el nombre en un pergamino. Si no es porque tenia una pequeña promesa con aquella joven Hacksaw, habria terminado de hacer el inventario de la biblioteca yo mismo, pero escribiendo con la sangre de aquel bibliotecario en lugar de con tinta.

Ademas cuando levantó la mirada se asustó al verme. Se ve que llevaba el instinto asesino pintado en el rostro. No habia visto a un demonio en su vida o que? Bueno. No es que siguiese siendo un demonio. Pero definitivamente se ve que el mérito no se lo debia atribuir todo a Bel....

"de que me sirve si se va a matar a sí mismo entre esos libros?"

Pensé, con mi gesto impasible, frío, salvo por los ojos. Los ojos contrastaban fuertemente con lo inexpresivo del resto de mi cara.
- Khaled...Svensson.

"de verdad este joven no sabe nada?"

- Líder de la hermandad de Nigromancia, de los Soul Reaper. Espero que entre tanto libro, a parte de plagas de jardines, hayas leido algo sobre nosotros. - no me apetecia tener que explicarlo. Pero era una biblioteca de magos. Si habia leido algo, seria poniendonos verdes. - No me interesa oir reproches ahora sobre lo malos que hemos sido. Los miembros de tu Consejo están custodiando algo que nos pertenece a nosotros por derecho. Las calaveras de poder.

"y no solo eso..."

- Ademas me dijeron que vosotros estabais sobre la pista de lo que estaba pasando con la magia. Pero hasta el momento nadie se ha dignado a informar debidamente. Llevamos así meses y el caos con las energias de este mundo debe de estar en un punto de dificil retorno. - arrastraba mis palabras,y aunque era cortante se veia que el tema me preocupaba. - Los humanos se han equivocado esta vez. El poder no es solo para los magos, no lo entienden? - farfullé ahora, desviando al vista de Sean, hablando un tanto conmigo mismo.

En cuanto se presenta ya todo empieza a tomar sentido, lo cierto es que sabía algo de ellos y sobre su líder, no le extrañaba que aquel hombre le pusiera los pelos de punta, sus elementos eran muy distintos, totalmente contrarios porque mientras aquel pirado con cara de asesino practicaba magia negra, el muchacho era de magia blanca, lo único que había matado en su vida eran las cucarachas que asustaban a su madre y tampoco es que le gustaran mucho.

Baja el boli y carraspea un poco antes de seguir la conversación con aquel hombre, le tendería la mano y todo pero le daba miedo que se la mordiera, así que simplemente hace un leve movimiento de cabeza a modo de cortesía, en esta ocasión no eran enemigos, sino aliados, o eso esperaba… - Te puedo asegurar que por mi parte no vas a oír ningún reproche, el tema que nos ha llevado a reunirnos aquí es mucho más importante que nuestras diferencias, sin embargo no puedo darte mucha información sobre las calaveras, eso es otro tema que debe tratar el consejo al completo y del cual no estoy informado- .

Mira un reloj en la pared se esos con fecha y todo, abre los ojos como platos al ver la fecha ¿Junio? ¿En serio? sabía que llevaba tiempo en la biblioteca pero no tanto, con razón habían ido a buscarle pero no era el único con la información, se masajea la sien con una mano y suspira, ¿es que ninguno de sus compañeros había tomado las riendas del asunto?  mira de nuevo al hombre frente a él, estaba claro que algo más estaba pasando, aún en pleno verano las plantas estaban tan marchitas como en otoño cuando debería estar verdes y turgentes -La magia es la esencia de todo en este mundo, pero la codicia y el odio ciega a los miembros de la alianza, por eso debemos actuar rápido, esta misma noche celebraremos una reunión con todos los líderes en el jardín, estoy seguro de que no somos los únicos con información relevante sobre lo que está anulando el flujo de la magia, ahora si me disculpas debo ir a organizarlo todo para esta noche-

Camina raudo entre los libros, ya que había pasado tanto tiempo entre ellos había memorizado los “caminos” para salir de aquel laberinto, dejando al líder de los soul reapers detrás, al salir de la biblioteca se queda un instante de pie mientras un escalofrío le recorre la espalda, ese tipo sin duda era intimidante.

Vaga por el castillo buscando a los distintos miembros de cada organización allí presente, si no a sus líderes a los segundos o terceros al mando, Las chicas de la brigada,los blood, que también le daban repelús, al de los souls ya lo había tenido que enfrentar así que uno menos, el siguiente fue Johan que por suerte se encontraba solo en la habitación de Josephine -Buenos días Johan, ¿Qué tal se encuentra Josephine hoy?- al parecer desde la intervención la joven se encontraba muchísimo mejor, cosa que le alegraba mucho, pero tenía prisa y ya se pondrían al día en otro momento, ahora iba a decirle a johan lo mismo que al resto -Celebraremos la reunión con todos esta noche en el jardín, los dragones no pueden entrar al castillo y creo que ellos también merecen ser informados, debemos darnos prisa, siento mucho la tardanza y debemos aprovechar que Smaug sigue aquí, sería un gran aliado… ahora debo ir a hablar con él, nos vemos esta noche.- se despide y sale por la puerta al igual que entró, yendo hasta el jardín para informar a Smaug no sin antes pedir ayuda a su dragona.

Hacia unos días que Rybar, Lytta y yo habíamos llegado al castillo, incluido aquel vampiro extraño mercenario que se había agenciado Rybar. También habíamos traído al maldito Tobías, que tenía buena parte de la culpa en todo el asunto. Como a mi y a Rybar nos conocían no hicieron muchas preguntas para dejarnos entrar. De hecho, yo ya estaba aquí cuando hicieron la evacuación de la isla, así que no vieron raro que volviese. Rybar insistió en que no nos mezclásemos mucho con los Descendientes, por asuntos que tienen que ver con los recuerdos que me tuvo que borrar, así que nos quedamos la mayor parte del tiempo en el jardín, en las improvisadas tiendas de campaña en las que vivía el resto de chusma de refugiados y estudiantes. A Tobías lo teníamos vigilado por si le daba por cambiar de opinión y largarse, cosa que no íbamos a permitir.

- Qué panda de inútiles los Descendientes estos. Y encima el nigromante comatoso. - sería bien fácil ir y matarlo ahora, aprovechando para hacerme regente por el hijo bastardo que tenemos. No lo haré por el momento, más que nada porque aquí hay demasiada gente y me podrían pillar, y porque tenemos otros asuntos de los que ocuparnos antes. Tampoco me he querido mezclar mucho con la gente, que he visto alguno de la Brigada, y varios de los renegados. Todos enemigos. Incluso está ese dragón que trabajó con Termeritus Jones, no había visto a tal cantidad diferente de gente reunida en mucho tiempo. Los rumores de que se avecina una reunión parecen ser ciertos, pues en el jardín hay movimiento y la gente comienza a acudir para escuchar. Decido acercarme para enterarme, haciendo un gesto a Rybar y a Benjamin para que se acerque, y para que arrastren a Tobías. Aquí deberíamos mandar nosotros, como un día hicimos.

La operación había sido un momento suspendido en el tiempo en que su cuerpo tomó decisiones por sí mismo. No tuvo ocasión de procesar siquiera el primer corte, pues ya estaba imaginando de nueva cuenta la sangre negra que inundaba la habitación. Quitaron la primera máquina con las instrucciones de Galeno, pues sentía que tomar ella misma una decisión era algo imposible. Para cuando tuvo que mover el pulmón para abrir espacio para el nuevo corazón, el alma la abandonó, dejando solo la carcaza vacía. Era una especie de intento de evitar la situación. En otro momento, con magia, sentía que aquello habría sido pan comido. Pero sin sus sombras era todo parte de un mal mayor que la hacía sentir débil y sola.

Cuando todo acabó, sus primeros pasos fueron hacia el lavabo, quitándose toda la parafernalia ensangrentada y limpiándose con obsesión. Cuando logró salir, el abrazo de Johan le sacó del mal rato que había pasado, trayéndola de nuevo a la realidad. Ocasiones hubo en aquellas semanas para regresarle el cumplido al moreno, pero él siempre estaba dentro de la habitación y ella simplemente no quería volver ahí. Ni siquiera por él. Los días pasaron entre el despacho de Giordano, haciendo diversas cosas útiles e interesantes. Parafernalia, cosas ostentosas y de curación más que nada, y luego dirigirse a la biblioteca cuando el cansancio no le daba para suficiente dormir.

Se enteró entonces de una especie de reunión intrarracial que se llevaría a cabo en los jardines. Debía confesar que los exteriores no eran su fuerte, pero no se veían tan mal una vez que te acostumbrabas. Los jardines habían dejado su cuidada forma y ahora crecían de manera salvaje mientras los dragones rodeaban el lugar. Nunca los creyó reales, pero en aquel lugar la magia estaba presente aún con los satélites regían ahora la vida. Y la muerte. La luz de la luna iluminaba el lugar y, por una vez, le permitía fundirse con las sombras que la habían abandonado. Era como estar de nuevo en un lugar familiar. Le resultaba extraño saberse tan apegada a ellas a pesar de ser tan malditas. Extrañaba un poco sus maldades... Mientras se acercaba, con aquella cautela felina que sentía que había perdido, pudo contemplar la magnitud de la situación que estaban atravesando.

Los días tras la operación fueron transcurriendo sin demasiadas complicaciones, aunque la recuperación tenía pinta de ir a ser lenta, tal y como advirtió el médico. No me separé de la habitación más allá de lo necesario, aunque intentaba mantenerme al tanto de lo que sucedía fuera, y de lo que pudiesen necesitar Justin y Nyara, que se estaba portando mejor de lo que pensaba. Josephine apenas se despertaba muy brevemente y sin ser consciente del todo, pero eso era suficiente por el momento, teniendo en cuenta lo que había pasado. Recibíamos visitas de vez en cuando por parte de Yaroslav, y del médico, que iba controlando que todo fuese en orden.

La visita más reciente, la de Sean, trae el mensaje que llevaba tiempo esperando. La ansiada reunión para juntar todo lo que sabemos, y así poder actuar de una vez por todas. - Parece que va mejor, gracias, Sean. Busco a alguien para que se quede mientras con Josephine y voy al jardín en cuanto pueda. - tuerzo el gesto al escuchar que Smaug estará allí, aunque ya me habían llegado comentarios sobre que el dragón negro estaba allí. No es el único cuya presencia me disgusta, pues también me han contado que andan por aquí los Blood Keepers. Ellos no pintan nada aquí, ni se merecen estar libres. No expreso mi disgusto a Sean, asiento y dejo que se marche para seguir convocando al resto.

- Enseguida vuelvo...- susurro antes de levantarme de la silla que tengo junto a la cama de Josephine, saliendo de la habitación después. Busco a Justin en la habitación en la que está durmiendo él junto con Nyara y otros niños, diciéndole que se vaya con Josephine a la habitación, y que se lleve también a la pequeña. Espero a que Justin se quede acompañando a Jo, y después salgo en dirección al jardín. La voz se ha debido correr rápido, hay varios congregándose en el centro del jardín, incluidos los individuos que me desagradan. Smaug porque nos jodió durante años y se comió a alguno que otro de los nuestros, y los Blood Keepers porque durante años formaron parte del brazo más sangriento de los ministeriales, que tanto daño nos hicieron. Que no los mate aquí mismo no quiere decir que los perdone. También está por ahí Tobías, del cual no había escuchado nada hasta ahora. No quiero que se entere por ningún medio de que Josephine está aquí, más cuando la última vez que nos vio me exigía que le debía un favor por meterle la piedra filosofal en el pecho a Jo, salvándole la vida de manera temporal.

Finalmente me sitúo al lado de Victorya para ponerme lo más lejos posible de la gente que detesto, iniciando la conversación para soltar el cabreo que me entra al verlos por aquí. - Nadie me dijo que tendríamos que buscar soluciones con gente que sólo da problemas. A la mínima estupidez que digan...no me callo.- murmuro por lo bajo a la espera de que llegue el resto de la gente que tenga algo que aportar, pensando en decirle algo más a Victorya sobre la conversación que tenemos pendiente, desde hace varias semanas, desde la isla. - ¿Cómo has estado estos días? ya sabes, desde la operación. No nos hemos visto mucho, y quería preguntarte algo.

El joven escurrió el bulto de un modo que para nada me agradó. Al final tendriamos que tomarlas por la fuerza si se ponian asi. Lo dejé marchar, siguiendo con mi mirada su espalda en cuanto se fue.

Bien, esperariamos a la noche...

Avisé a Adramelech y a Vanessa de la reunion. Bueno, en realidad, se lo dije solo a Vanessa. Cuando llegó la noche, acudí a aquellos jardines. La verdad era que la mayoria de las personas alli me resultaban...desconocidas, por un motivo o por otro. Para bien o para mal habia pasado demasiados años apartado de este mundo.

Llevaba mi báculo conmigo ahora, con la calavera de mi hermandad. Era algo mas testimonial que otra cosa, una especie de insignia, pues de poco mas servia ahora que para eso. O eso era lo que parecia.

Observé a los presentes. Que hablasen ellos primero. A mi aun tenian que devolverme algo muy valioso.