Castillo Le Fay (en ruinas)

Sonrió suavemente ante su efusivo saludo, devolviéndolo rápidamente.- Encantada, Thorren.- Por un momento pensó que el nombre sería sin la doble r, pero que él lo pronunciaba así, y la cabeza se le fue en un hilo que se rompió cuando estrechó la mano del chico, dejándola anonadada justo después con aquel saludo tan... tan... cercano. Quizás él no se percató del rubor de sus mejillas y de lo cortada que se veía tras el beso, pero le sirvió que recordara el nombre del elfo para no tener que decir nada. Respiró profundo, quitándose la tensión que le había entrado por el saludo.

- Vaya, si que es pequeña para ser una tortuga gigante. Uno pensaría que nacen con el tamaño de una normal.- Murmuró, acercándose con pasos lentos, muy lentos, procurando no molestarla. Solo se acercó para verla mejor, dejando algunos metros de separación.- Pues... Sí nos curaron. Varias veces. Quizás solo por interés, pero así fue. Me preocupa que no se supiera nada, pero creo que de nosotros tampoco supieron hasta... bueno, hasta que entraron por nosotros. De la magia no he sabido mucho, del viaje ese que hicieron y consiguieron lo que consiguieron. Pero creo que teniendo magia, al menos aquí, podemos hacer algo mejor que la última vez.- Suspiró, pensando en que de haber tenido magia el día de los campos se habrían evitado muchas cosas, como el secuestro de los que aún quedaban con la Alianza.

Tuvo un momento incómodo cuando el peliblanco se agachó, flexionando los músculos de la espalda. La verdad es que no podía quedarse indiferente, aunque trataba de mantener la vista en la tortuga o en el cielo.- ¿Votar? - La pregunta le sorprendió, sintiendo una punzada en el pecho, pues Johan y Thalos habían sido buenos amigos suyos, o al menos eso creía. Le bastaba con que le hablaran.- No están muertos... Pero...- Lo pensó un segundo mientras miraba al hombre, algo abrumada. La verdad es que a pesar de lo poco que sabía de Yaroslav, le tenía confianza desde el rescate.- Supongo que podría votar por él... Se ve enojón, pero también algo entero.- Murmuró tras algunos segundos de contemplación.- Yo no sé si mi voto cuente, nunca he estado con los renegados, aunque hemos colaborado... Un líder sería bueno para organizar lo que viene. Seguro así podremos recuperar a Thalos y Johan bien.

- Pues sí, pero ya crecerrá. Se llama Irrina Aplastaneitorra Anyankaperradelmal Tolstoi. Ese es el nombre que le he puesto. Se llama Irrina por mi ex novia. Segurro que no le gustarría enterrarse. - recojo a la tortuga del suelo, dejándola sobre la palma de mi mano mientras me llevo la otra mano a la barbilla con cara de estar pensando en los datos que cuenta Juliet sobre la Alianza. Suena a que eso era una tortura horrible, ser torturados y curados una y otra vez hasta la extenuación. - Tampoco sé mucho. Si quierres saber, habla con los Descendientes, ellos tienen información. Y tú seguro que puedes hablarrles de lo que sabes de allí, y de sus líderres. Cuenta todo lo que sepas. - la animo a ir con esos datos que tenga, la información siempre es poder.

La vuelvo a mirar con esa misma cara de "no sabes nada" cuando vuelve a afirmar que Johan y Thalos no están muertos, sin poder pensar como ella. - Exacto, mi herrmano serrá buen líder, necesitamos alguien que mantenga al grrupo unido como siemprre, y para organizar una buena ofensiva. ¡Todos los votos cuentan! Le buscarré y le dirré. - en ese momento escucho el gruñido de un dragón negro dirigido hacia Juliet, diciéndole algo que suena a traidora o algo por el estilo. Todos en esta casa tienen dramas e intrigas oscuras, tendré que buscarme algo de eso, que lo echo en falta. - Tal vez tú también deberrías irte, antes de que ese drragón se enfade y me derrita la murralla. - engancho a Juliet del brazo con mi poderoso bíceps, modo caballero, llevándola hacia el interior del castillo porque no quiero ver movidas ni que me rompan los muros. - Aquí ya te dejo- anuncio una vez llegamos a la escalinata central del castillo, soltando su brazo. - Esperro que la prróxima vez que nos veamos todo sea mucho más diverrtido, una fiesta, y que todo sea mejorr. ¡No olvides votar por Tolstoi, nos vemos! - me separo de la chica, alejándome de allí para perderme por el castillo en busca de mi hermano.

El nombre de la tortuga le dejó en shock. Bastante impactada, aunque inicialmente le había gustado el Irina, pues recordaba que era el nobre que Reiv le había "puesto" cuando recién se conocieron. Enterarse, además, de que el nombre era de su ex novia le pareció una coincidencia graciosa, aunque algo psicópata si le ponía así a algo que aparantemente quería.

Asintió con tranquilidad a su consejo sobre hablar con los descendientes. Sabía de Lucio, con quien había hablado antes en Ouroboros; de Ling, que le parecía raro no se hubiera acercado y quizás estaría molesto por su actuar en la arena, y algún otro, que les veía pasar todo el día por la enfermería. Aceptó el consejo de contar lo que sabía. No se había sentido con muchas ganas de cooperar, pero la visión de la vida le había cambiado como por arte de magia. Aceptó también el hecho de que necesitaban liderazgo, aunque sabía bien que Johan y Thalos debían estar bien. Después de todo lo que esos dos habían hecho, seguro harían un gran espectáculo de su muerte. Por otro lado, eso le dio a pensar en Reed, el que había conocido también en la arena y que indudablemente era hijo de Thalos. No le había visto desde el rescate, aunque seguro habría pasado por la enfermería algún tiempo.

Fue el gruñido de un dragón la que le sacó de sus pensamientos y, escoltada por Thoren, aceptó alejarse un poco del borde de los jardínes para volver a la enfermería. Ya había tomado el aire que necesitaba y podía volver. Conoció la voz, pero hizo caso omiso, así que cuando Thoren soltó su brazo, le dedicó una suave sonrisa y le dejó ir.- Nos vemos, gracias...- Susurró, dando media vuelta para entrar al castillo, caminando después hacia la enfermería.

Una vez ahí, se abrazó del cuello de Reiv, dejándole un beso en la mejilla que tardó en cortar. Tras algunos minutos de cariño, le dejó descansar propiamente y se sentó en su sillón, cerrando también los ojos para reposar con una sonrisa en los labios.

en respuesta a Ben:

- El UNO es divertido - dije cerrando el ojo, con voz tranquila, como quien dicta un proverbio chino. - Podriamos jugar al Jungle Speed pero nos hariamos daño, estoy segura.

La verdad es que derrotar a Ben tambien se habia vuelto sencillo en el UNO asi que internamente estaba un poco de acuerdo, pero el simple hecho de jugar a las cartas con amigos ya era todo un lujo.... se lo pensó un poco antes de contestarme. Pero fue sincero. Al menos no dijo " estoy bien", si no algo mucho mas logico.

- Te entiendo. - comencé a guardar las cartas lentamente. Recordaba el momento en el cual Lykaios se habia lanzado contra la pantera y me habia dicho que me largase. Lo habia retrasado a causa de aquello, y despues,eso mismo causó que Imram se quedase atrás tambien. - maldita plata. - farfullé por lo bajo. Ya estarian recuperados de no ser por aquello. - Mi padre...se ha cabreado conmigo. Según él irme en esa misión fue como ir a pedir a gritos que nos matasen. Supongo que tenía razon. Casi no lo contamos.

No es unicamente que la gente que liberamos acabasen debatiendose entre la vida y la muerte por cosa de dos meses y que algunos aun siguiesen en ello, si no que habiamos perdido gente que antes estaba libre, y muchos de los que habiamos acudido a la mision aun estabamos recuperandonos. - Pero... mira. - señalé a Juliet con mi cabeza, la cual se fue con Reiv que estaba dormido, para darle un beso en la mejilla antes de quedar sentada a su lado. Sonreí un poco mirando a Ben. - No se puede decir que no haya merecido la pena, no?

Le puse una mano en la espalda al pelirrojo para darle animos, o quiza tambien me los estaba dando a mi misma.
-Dales tiempo a los demás, se recuperarán. No van a dejarnos. Ademas seguro que la Brigada os las habeis visto con situaciones peores.... - aunque sinceramente, lo dudaba.

Tras dos meses seguíamos en el castillo Le Fay, estaba un poco harta de estar allí de nuevo, con tanta gente.
Había intentado convencer varias veces a varios de volver a por los demás pero no me habían hecho caso. La verdad es que estaban hechos una mierda como para ir en misión de rescate y estaba visto que no habían sido suficientes la vez anterior, ahora éramos menos los que estábamos en condiciones para ir a por ellos.
Así que ahí estaba con una perpetua cara de malas pulgas por no poder hacer nada más que ir en plan suicida yo sola. Me lo había planteado varias veces y varias veces había salido del castillo y había vuelto a mitad de camino. De vez en cuando soltaba algún improperio contra Thalos, que había sido tan estúpido de haberse dejado pillar.
Y por otro lado estaba Reed, se negaba ha contarme nada, era respondón y bastante tocapelotas. Al menos había conseguido que se quedase por allí, que en un principio quería largarse. No sabía que hacer con él, la verdad. Tampoco tenía allí al cegato para ayudarme con esto.
Suspiré mientras avanzaba por el pasillo para salir al patio exterior, me había devuelto la katana, así que tenñia intenciones de practicar ya que estaba un poco oxidada. Y también porque estaba de mala hostia.
" yo no sé que mierdas hacemos parados "

Niego rápidamente a eso de jugar al Jungle Speed, que seguro que acabamos lanzando por los aires el cacharro de madera y le damos a alguien en la cabeza. Al menos con mi respuesta me había ganado que Azahar no me reventase por decir un falso "estoy bien". Parece mentira eso de que un trozo de plata pudiese hacer tanto daño, pero así es...y ahí están los dos licántropos amigos nuestros igual de jodidos por aquello. - Tu padre es un hombre sabio, lleva razón. La misión pintaba muy mal incluso antes de empezar. Y...creo que fue un poco culpa mía por empezar a remover al personal. Y de los demás también, por seguir al loco. - en el fondo agradecía que no me hubiesen dejado solo con mis planes suicidas. Al final habíamos juntado un buen grupo para el rescate, si no habría sido todavía peor de lo que fue. Con menos gente sencillamente no estaríamos aquí hablando ahora.

Sigo con la mirada lo que me dice que mire, fijándome un momento en la escena de la chica pelirroja con el hermano de Johan. - Así es...salvar vidas siempre merece la pena, a pesar de los sacrificios. - por mi parte estoy satisfecho por haber conseguido sacar a Lykaios y a Genievre, pero obviamente me jode lo de Imram, por mucho que siempre estuviésemos discutiendo. - Espero que...que no los hayan matado. - me atrevo a murmurar en voz baja, pensando en el disgusto que se llevaría Lykaios si se enterase de que ha muerto gente en el rescate. Sonrío a Azahar cuando me pone la mano en la espalda para darme ánimos, correspondiéndole con un abrazo no excesivamente fuerte por aquello de que todavía no estamos enteros del todo. - Gracias...- Sinceramente, no recuerdo habernos visto en situación tan jodida, a pesar de que habíamos estado en muchas muy complicadas. Nunca nos habíamos sentido tan derrotados, pero no se lo digo a Azahar. En lugar de eso me pongo a narrarle aventuras y desventuras de la Brigada, empezando desde el día en que se formó nuestro grupo, pasando después por episodios épicos como la toma de Versalles o el día que unos piratas nos hundieron el barco. Así se nos van pasando las horas y los siguientes días, mientras quedamos a la espera de que nuestros amigos despierten definitivamente...

Después de la discusión con Giordano pasé toda la tarde en la biblioteca, me olvidé de pasar por la enfermería para ver a Rosse y a ling, tampoco volví al laboratorio a llevarles el té de la tarde, nada, solo me dediqué a pensar en lo que había pasado, puede que Gio me sacara de quicio pero en algo tenía razón, no podía estar toda la vida sufriendo por lo que nunca sucedió aunque en cierto modo me negaba a rendirme y me aferraba a la más mínima esperanza que en este caso era que al menos Lucio no me había rechazado formalmente, tantas vueltas le di al asunto que hasta se me pasó por la cabeza ir a disculparme con Giordano por haberle gritado de esa forma, él también parcía enfadado y tal vez intentara decir algo... a su manera, pero lo de pintar desnudo a Lucio seguía desconcertándome.

Una semana pasó desde todo aquello, muchos de los heridos ya habían despertado y poco a poco su condición iba mejorando, incluso Matvey había abierto los ojos, me alegré mucho, no tenía una relación muy cercana con el nigromante, es más, hasta me daba un poco de miedo, pero estaba seguro de que Lucio estaría sonriendo, se flagelaba a sí mismo con eso y ahora por fin se sentiría mejor. Todo marchaba bien para los enfermos  o eso escuchaba de vez en cuando de los alumnos a los que abordaba en el pasillo pues decidí no volver a la enfermería y a parte de eso no tenía tiempo, pasaba los días de un lado a otro del castillo preparando un evento especial que íbamos a realizar en honor a todos los valientes que se infiltraron en la base de la alianza arriesgando sus vidas para volver a reunirnos a todos, algunos incluso sacrificándose para que el resto pudiera volver a casa.

Los preparativos estaban todos casi listos, había  pedido a Adael que usara su control sobre la tierra para levantar una especie de auditorio, algo parecido a los anfiteatros romanos, un poco rústico pero entraríamos todos los del castillo, en la parte delantera se sentarían los heridos, también me pareció importante  reservar lugares para Crasulaceo el cual había conocido en las cocinas y su primo al cual no tenía el gusto de conocer, pero ambos nos habían ayudado, al igual que Setelah, Mónica y Smaug, También los Soul reapers habían hecho su contribución en todo esto y por lo que había escuchado ya estaban de vuelta en el castillo, no podía ponerlos a todos en la parte delantera pero al menos guardaría dos lugares para Khaled y Adramelech, y claro está para mis compañeros descendientes porque si se me ocurre no dotarlos de toda su "magnificencia " descendéstica alguno hasta querrá pegarme, ya llevaba un tiempo mosqueado con esos aires de grandeza que se supone debía rodearnos, quizás yo había nacido para ser parte del populacho, quien sabe.

Mientras los chicos terminaban de poner algunos cojines y otros objetos para que nadie se manchara la ropa, decido retirarme a la biblioteca para hacer algunos memorandums, para la gente común, eran aviones de papel encantados, volaban desde la biblioteca hasta las zonas del castillo en las que se encontraban algunos de mis compañeros descendientes, muchos estaban ocupados haciendo sus distintas labores así que me pareció buena idea, en las notas se especificaba la hora a la que debían asistir para el evento oficial, hecho esto, mi labor estaba concluida y podía descansar hasta la hora prevista.

Cuando volvimos de Turín al castillo solo pude quedarme un par de días antes de partir nuevamente, a pesar de que ahora el castillo tenía magia, el resto del mundo no y eso era un inconveniente pues mi misión me llevaría hasta el rincón más recóndito de Inglaterra, me despedía de Sean para poder emprender mi viaje y ahora, dos meses largos después por fin volvía al castillo le Drama satisfecha con lo que había encontrado. Al acercarme a la barrera y en todo el tiempo que estuve fuera, me aseguré de que nadie me observara, daba rodeos para no dejar que localizaran mi posición fácilmente pues había más centinelas que de costumbre haciendo rondas desde el asalto a los campos de concentración, al parecer una persona importante dentro del gobierno humano había sido herida por los nuestros o eso me había parecido escuchar al pasar por un pueblo.

llevaba una mochila enorma cargada con un millón de cosas que me habían parecido útiles, ingredientes para pociones, gasas, vendas, medicinas que no sabía para que eran, comida en conserva que había robado de algunas granjas por las que pasaba y un largo etc de cosas que había podido recoger, pero lo más importante lo llevaba en las manos, tres libros enormes, viejos y llenos de polvo de mi propio alijo secreto en una cueva en el extremo mas septentrional de Inglaterra, esperaba con especial ilusión ver su cara al recibirlos, de verlo en general porque dos meses eran demasiado tiempo.

Me posiciono en un extremo de la barrera  y  recito el mismo conjuro que en Turín para hacer un agujero lo suficientemente grande para permitirme pasar, por suerte estaba en mi forma humana y eso no fue demasiado difícil, entro decidida y cierro lo que acabo de abrir antes de disponerme a atravesar el jardín, pero con parsimonia y mi cara seria de siempre, estaba feliz pero el resto de mortales no merecían mi buen humor.

Los días volaron entre eternas guardias en la enfermería y atender a todos los que allí estaban, de manera que cuando me tocaba descansar caía casi en el acto, sin tener tiempo para pensar en nada más. Eso no estaba tan mal, teniendo en cuenta que no podía evitar ciertos remordimientos por el modo en el que me estaba comportando con Sean. A pesar de eso no hacía más que aplazar el momento de hablar con él, que tampoco había asomado por la enfermería desde que vino a traernos aquel café. Intuí que debía estar en la biblioteca.  

Ya ha transcurrido una semana desde aquel momento, y los preparativos para el acto de homenaje están prácticamente listos. Yo apenas me he encargado de nada, pero el eficaz descendiente de Merlín parece haberlo previsto todo, a juzgar por los cientos de aviones de papel que vuelan por todo el castillo, informando de la hora y el lugar. Suspiro guardándome el avión en el bolsillo, haciendo tiempo para terminar unas cosas en la enfermería antes de la hora prevista. Los heridos se habían ido recuperando progresivamente durante la semana, incluso los licántropos habían despertado. Cierto es que todavía están bastante fastidiados, pero decido darles permiso para ir al acto porque creo que un poco de aire fresco no les sentará mal. Eso sí, les pido que no se exalten ni intenten pelearse con nadie, que en la última reunión ya hubo lío cuando Ian saltó a atacar a Rybar. Al menos parece que los ánimos de los licántropos están más calmados, desde que el campo de magia está activo en todo el castillo.

Finalmente me encamino a los jardines, un par de minutos antes de la hora prevista para el comienzo. Me quedo bastante impresionado cuando veo lo que han montado allí, una especie de auditorio creado con el propio suelo del jardín, y perfectamente preparado para que la gente se pudiese sentar. Muchos de los habitantes del castillo ya han comenzado a llegar y a colocarse según se les va indicando, de modo que cada cual tiene su zona asignada. Un acierto poner a los heridos y los que colaboraron delante, me da la impresión de que Sean ha tenido que ver también en la organización. Los compañeros del Consejo también están casi en su totalidad, aunque es imposible no reparar en la ausencia de Sayid. Rosse también se ha levantado para estar presente, pero incluso antes de que nadie empiece a hablar parece que va a ponerse a llorar de un momento a otro. Tanto Ling como ella se sentían fatal por lo de Sayid, y la verdad es que no sé qué decirles.

Yo no tengo nada preparado para el discurso, pero pido permiso para tomar la palabra y ponerme delante del atril, alzando la voz lo suficiente como para que el murmullo de los que van llegando se acalle y así pueda comenzar a hablar según me van viniendo las ideas.  - Buenas tardes a todos, vengáis de donde vengáis. Ya sabéis cuál es el motivo por el que nos hemos reunido aquí, pero por si hay algún despistado lo dejaré más claro. Hemos organizado este acto como reconocimiento y homenaje a aquellos que han colaborado a que hoy podamos estar aquí más o menos sanos y salvos. A aquellos que fueron a buscar una solución hasta Turín para que hoy podamos usar nuestros poderes al menos en este lugar. Setelah Barrett estuvo a punto de perder la vida en la búsqueda de la solución, y Sean Eire arriesgó la suya por salvarme...- declaro en voz alta con orgullo, aunque prefiero mirar al frente para no tener que encontrarme con la mirada de Sean en concreto. No desvelo demasiados detalles de Turín, porque nos pidieron que no lo hiciéramos mediante juramento. - Y también a aquellos que arriesgaron sus vidas para traer a aquellos que habían perdido ya toda esperanza al estar encerrados en los infames campos de concentración de la Alianza.-  voy recorriendo con la mirada  a los grupos de gente que he ido mencionando, deteniéndome un instante en cada uno de ellos mientras hago una pausa al hablar.

- No todos tienen la suerte de poder estar hoy aquí...en primer lugar quiero recordar a nuestro compañero Sayid Ibn Salah, miembro del Consejo de los 20 y el guerrero más valeroso que he conocido. No dudó en unirse a los renegados en la misión de rescate, haciendo todo lo posible por sacarlos de allí, trayendo de vuelta a dos más de los nuestros, Ling, y Rosse. - dudo que los chicos quieran hablar o que estén en condiciones, así que no hago demasiada pausa y sigo hablando un poco más.  - Quiero que seamos conscientes de su sacrificio, y que hagamos que no haya sido en vano. - recalco esto por si algún loco tiene ideas de ir ahora a por una revancha, cosa que sería estúpida.  - Eso no significa que no intentemos que todo vuelva a la normalidad para poder salvarlos, por eso ahora tenemos que seguir trabajando. No quiero extenderme más, e invito a cualquiera de los presentes a subir aquí para decir cualquier cosa que crea oportuna al respecto, gracias. - dicho esto bajo de la zona el atril, buscando el primer sitio libre que encuentro en la zona delantera para sentarme y permanecer ahí hasta el final del homenaje.

La buena noticia del despertar de Lykaios y Gen había llegado hacia apenas 3 días, pero para mí fue suficiente para subirme los ánimos. Nuestro capitán había sobrevivido a sus heridas hechas con plata, y ya no temíamos por su vida, lo cual era motivo de sobra para celebrar. Al principio no quisimos contarle lo de Imram, pero después de un par de días no nos quedó otro remedio que decirle la verdad. Quisimos convencer a Lykaios de que no estaba en condiciones y de que debía quedarse descansando en la cama de la enfermería, pero insistió en venir al acto que se iba a celebrar. No sirve de mucho llevarle la contraria al capitán, y también entendía que quisiese estar, así que lo ayudamos a caminar entre Azahar y yo, y a Genievre la ayuda Cleo.

Tardamos un rato en llegar hasta el jardín, incluso ya ha empezado el médico a decir eso de buenas tardes y demás. Unos estudiantes nos indican que nuestro sitio es por delante, así que allí nos sentamos, en la parte baja de esas improvisadas gradas. A decir verdad no estoy escuchando de manera muy atenta al discurso del galeno, estoy más pendiente de Lykaios y su pochez, pensando en que no deberíamos haberlo traído. Sí que desvío la mirada hacia el médico cuando dice que hagamos que el sacrificio no haya sido en vano, algo que estoy seguro que suelta con la intención de calmar los ánimos en caso de que a alguno se le ocurra la idea de volver a intentarlo. Ni a mi se me ocurre...

Todavía me costó algunos días más el poder ponerme en pie y salir de la enfermería, pero poco a poco fui progresando y recobrando fuerzas, poniendo de mi parte para que así fuera. No tardé en enterarme de lo sucedido con Johan y los demás, pues cada vez que veía a Lucio por la enfermería no dejaba de insistirle en que quería saber qué había pasado. Ya me olía que algo no iba bien cuando no me quisieron responder la primera vez, pero la confirmación de que no lo habían conseguido fue igualmente devastadora. Cuando lo supe no pude evitar pensar lo peor, que los habrían ejecutado por asaltar los campos. La otra opción era que los estuviesen sometiendo a torturas continuas y de todo tipo, tal y como nos habían hecho a nosotros. Me quedé sin ser capaz de reaccionar durante varios minutos, cabizbajo y sin decir palabra, tratando de asimilar lo que acababan de decirme. El nudo en la garganta no desaparecería fácilmente, incluso me sorprendí a mí mismo derramando algunas lágrimas por alguien que hace mucho tiempo odié. Yo creía que mi hermano me había abandonado a mi suerte, y al final por ir a rescatarme fue él quien no consiguió salir. Tal vez fuese egoísta por desear tanto que viniese alguien, teniendo en cuenta las pocas posibilidades que había de luchar sin magia.

Esa era otra de las cosas de las que me había enterado tras despertar, lo que había sucedido con la magia, qué lo había provocado, y lo que habían descubierto aquí. Nuestro encierro fue la misma noche que la magia fue bloqueada, así que no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo hasta que nos lo dijeron aquí. También descubrimos que habían conseguido un modo de inhibir el bloqueo de magia en la zona del castillo, aunque no supimos mucho de los detalles. Trate de descubrir por mi mismo si mis poderes ya no estaban bloqueados, aunque las pocas fuerzas hicieron que fuese una demostración bastante pobre. Aún así era indescriptible la sensación de poder volver a usar la magia. Ahora tenía que localizar a Sirius, pues nadie tenía ni idea de qué había sido de él, así que traté de convencer a Juliet para ir a hacer una escapada al castillo de mi padre para ver si estaba allí. También estaba pendiente localizar a Svart, aunque me inquietaba la presencia de Smaug en los terrenos del castillo. No me había topado directamente con él, pero Juliet me contó que estaba allí, al igual que otros muchos que estaban refugiados en el lugar.

Una semana después de despertar me preparo, aseo y visto para asistir al acto que iba a tener lugar en los jardines, aunque al principio no quería ir por la lástima que me da el motivo por el que tenemos que hacerlo. Además, ellos no lo van a saber. Sólo me parece una especie de manera de acallar nuestro sentimiento de culpa. Aún así acabo yendo, tal vez por eso mismo de la culpa. Todo muy contradictorio. Salgo al exterior del castillo acompañado por Juliet, tomando asiento con ella allí donde nos indican mientras que el acto da comienzo. - Esto no sirve para nada. - murmuro con rabia por lo bajo de modo que sólo me escuche ella. - Aunque entiendo por qué lo hacemos...son las cosas que no les pudimos decir. Para no guardárnoslas. - cojo su mano mientras escucho el discurso, suspirando por lo bajo mientras espero que termine.

Desde la vuelta a ese castillo había pasado la mayor parte del tiempo en una de las habitaciones, aún recuperándome y pasando el tiempo con Nya. Avanzaba por los pasillos con más gente hacia la zona que habían preparado.
No entendía la razón de aquel evento, no compartía la necesidad de hacer algo así. Parecía una especie de...despedida. Recoloqué a la niña en mis brazos mientras me unía a la gente. En general todo el mundo parecía cansado, agotado de la situación, pero a mi alrededor aún veía algunas sonrisas, charlas cómplices, gente que se alegraba de que al menos en ese lugar hubiese magia.
Suspiré profundamente, mientras tomaba asiento. Oía el tik tok en mi oído, rítmico y pausado. Por el contrario yo me sentía acelerada. Estaba enfadada, maldita sea. ¿Para qué hacen esto?. Miré alrededor y poco más a la derecha encontré a Reiv, parecía tener mejor aspecto de con el que llegó al lugar. Sonreí levemente con intención de saludar de aquel modo.
Al menos el había conseguido salir de allí. Johan... había pasado demasiado tiempo. Seguiría allí? Después de lo que habían hecho durante el rescate la mejor opción para la Alianza Humana hubiese sido matar a los supervivientes.
Nyara tiraba de mi ropa mientras jugueteaba, yo seguía absorta en mis pensamientos.
Por eso lo hacían... estaban muertos.

Estaba sentada de brazos cruzados cuando empezó el "homenaje" de las narices. Llevababa un rato así antes de que se subiese el medimago al escenario.
"Estamos perdiendo el tiempo con chorradas"
Mi pierna se movía nerviosa escuchando al tipo. Perdiendo el tiempo para halagarse entre unos y otros. Fruncí mi ceño cuando oí lo de sacrificio.
-¿Pero que mierda?
Susurré por lo bajo contrariada a lo que alguno que andaba cerca me mandó callar. Le fulminé con la mirada y a punto estuve de provocar un incendio en el sitio. Luego soltó lo de salvarles y me pareció bastante confuso todo.
Resoplé sonoramente y crují los nudillos abriendo y cerrando las manos que aún seguían cruzadas. De momento quedé a la espera de que alguien subiera con algún plan decente.

"heperdidodosputosmesesomasdemividay diosmeduelalacabezajoder que me puto estalla y lo peoresquenoesporresacanisiquieramelopasébien en aquellabatallamenuda putamierda y mehanrobado un amigo, ami no me robanadieni que fuerayoBinLadem..."

Mi frenética mente iba a mil por hora desde que habia despertado. No asi mi cuerpo. Mi puto cuerpo no acompañaba. No me respondia como debia. Nop, para nada. Estaba aun jodido, muy jodido. Cual octogenario. Si me habia salido una cana o dos, y todo. Fuimos a no se donde y nos sentamos no se donde. No os lo tomeis a mal, me dolia demasiado el culo como para fijarme en esas cosas, por no hablar de la cabeza. Mi cuerpo pedia marcha y no podia darsela.

Me digné por fin a salir de mi mundo mental interno y mire a mi alrededor. A Ben y a mi primita les guiñé un ojo. Luego me quedé escuchando, o algo asi. Vi un atril libre cuando el medico bajó asi que me levanté como un resorte y fui alli antes de que que a alguien le diese por pararme.  Soltaba todo?

- Supongo que no soy el unico aqui que está jodidamente cabreado. Cabreado, ahostiado, cansado, triste. Como muchos aquí, o allá.  No pienso hacer de esto un homenaje, lo siento. Yo los homenajes los hago emborrachándome con todos mis amigos, todos. - hice un gesto con las manos en plan "si eso luego" . Sabia que los que me conocían bien no me malinterpretarian, que ellos entenderian lo inmensamente agradecido que les estaba. Los que no me conocian tal vez me tomasen por maleducado. Pero sinceramente, si no me conocian, me daba igual lo que opinasen de mi. - Pero lo que no podíamos dejar es que esto pasase sin pena ni gloria. Porque hay gente que lo da todo para que otros podamos seguir respirando, y si esa idea sirve mínimamente para que os sacudais las dudas...el miedo...o el cansancio...entonces joder, hablaré hasta que me hagais callar o meta la pata, lo cual no es jodido viniendo de un irlandes- Imram, Johan, Thalos, ese tal Sayid.... la enana de Chloe, que se la habia jugado tambien, los rusos, un puñao de elfos, mi prima y su colega, joder, se la habian jugado muchismo. Tambien estaba cabreado con ellos por eso. - No vamos a ganar...haciendo lo mismo una y otra vez. - dije apretando los dientes y dandole con el puño al atril con fuerza sin darme cuenta. - Tenemos magia de vuelta. Luchemos en nuestro territorio. Se mueren por aplastarnos... hagamos algo para que esta vez vengan ellos aqui. Si ellos nos han quitado algo que valoramos haremos lo mismo.

Sabia que era ironico que alguien como yo que aun presentaba un estado fisico bastante debilitado hablase de mas guerra, aunque en mis ojos se veia claramente: sólo pararia cuando estuviese muerto.  Y es que no podía hablar de paz. O de buenas intenciones, o de descansar
- Pedir perdón está de más, se me cae la cara de jodida vergüenza.  Nos necesitamos a todos. La hostia, la mayoria de los aqui presentes habeis peleado como cabrones, incluso los que son mas bajitos... - habian muchos bajitos. Chloe era una de ese grupo. Y flipa colega

"los haremos venir aqui, donde tenemos magia. Una trampa. Tenderemos la trampa nosotros. Tendran que venir-tendran que ceder. Los obligaremos a ello"

"...o los haremos arrepentirse"


Seguiria hablando pero habia empezado a ver borroso, no sabia si era por la falta de sangre o que carajos

- lucharemos una vez mas. Esto ya no es cosa de ser mago, humano, reaper,  licántropo, dragon, elfo, puto vampiro, mitad y mitad, zombie resucitado o un golem ensetado.   - para nada era sobre eso ya. Era cosa de lazos. De amistad, de sangre....de maldito derecho a vivir. -  Si veis lo mismo que yo...si sentís lo mismo que yo... - miré a la audiencia. A los magos y brujas de Ouroboros, a los de mi Brigada, a los inclasificables... a los blood y a los soul.  No sabia como lo hariamos pero teniamos que hacerlo. Me aparté de ahi, era momento de retirarme, habia dejado abierto aquello para posibles planes e ideas, para que supieran que esto no era el final y que no nos ibamos a quedar mano sobre mano.  - Recordáis lo que dice Aragorn frente a la puerta negra? Pues eso. -farfullé cuando ya estaba apartado y retirandome a mi lugar. - Por Frodo. - por suerte eso ultimo lo habia dicho ya de retirada. Asi no pensarian que se me estaba yendo demasiado la olla por la subida de la fiebre. Pero tenia sentido, porque Frodo era como todos nuestros amigos. Y....uhm, ibamos a luchar a muerte.

las horas habían pasado demasiado rápido y ya era el momento de empezar con el evento, el sol se estaba poniendo y todos los invitados y gente del castillo iba llegando, sin embargo para mi no había descanso pues debía indicar a algunos el lugar en el que debían sentarse, los heridos que no podían subir la grada improvisada debían ir en la parte baja, justo ante el atril, los descendientes también para evitar broncas, los médicos por si pasaba algo, los drows y Adramelech con su abuelo, con semejante mezcla solo me quedaba rezar para que nadie la liara parda porque sería culpa mía.

Los alumnos y demás gente se va agrupando en nuestro pequeño anfiteatro, curiosamente lo hacían por grupos,  algo que en principio me parece bueno. ya estaba casi todo el mundo en su sitio cuando Lucio sube para hablar y dar inicio al homenaje, no me da tiempo a sentarme y tampoco podía, se me había olvidado poner una silla para mi mismo "muy listo Sean" pienso mientras voy avanzando hasta la parte de atrás para sentarme con mis alumnos, no llego a subir pues escucho mi nombre, busco la mirada de Lucio, ilusionado por si al fin se iba a dignar a mirarme, pero al igual  que en los últimos meses, me evita, agacho la cabeza pues lejos de sentirme honrado me siento desilusionado por no hablar de las miradas que se clavan en mi, odiaba ser el centro de atención, incluso me mareo cuando mucha gente me mira, ya me pasó en la reunión para unir a los distintos grupos y organizaciones que hoy estábamos aquí.

Decido apartarme e ir con Zaph, la cual se encontraba en su forma de dragón, al parecer no se encontraba de buen humor y creo saber porqué... no le había contado ese pequeño detalle de arriesgar la vida por Lucio... genial, más problemas, por suerte con ella se solucionaban rápidamente. En cuanto Lucio baja del atril, el jefe de la brigada se apresura a subir, me impresiona su determinación y la fortaleza física para poder moverse de esa forma aún estando en su estado. El discurso empieza un poco fuerte, el homenaje no había sido idea mía pero se ha hecho con toda la buena intención, no le culpo por pensar así, está enfadado al igual que todos, pero azuzar al personal en este momento no me parece la mejor de las estrategias, escucho su discurso y entiendo porqué es el jefe, tiene carisma y aplomo pero sus ansias de guerra me hacen caminar al frente para que esto no se nos vaya de las manos, no es que no quiera ir a por Sayid, claro que quiero, incluso pienso que Ling y Rosse correrían de nuevo hasta ese infierno con tal de traerlo de vuelta, pero simplemente no es el momento.

Respiro profundamente cuando siento que el discurso del jefe de la brigada está por concluir, me iba a poner en ese atril, para hablar muy improvisadamente frente a mucha gente, si me da un ataque al menos he puesto a Aldaron de los primeros. Tomo el relevo intentando no vomitar frente a todos -Agradezco a Lykaios Knox por sus palabras y empezaré  diciendo que tiene razón en algo, todos sentimos rabia, ira y tristeza por los acontecimientos de los últimos meses desde que perdimos la magia, sin embargo no quiero que penséis en esto como un simple homenaje que se hace a los caídos ni nada por el estilo porque no ha ocurrido, debemos tener la esperanza de que nuestros compañeros volverán, al igual que lo han hecho muchos otros, por el contrario, me gustaría decir que esto es un agradecimiento a la labor de todos los aquí presentes, porque un grano de arena puede resultar insignificante, pero muchos forman una montaña-

No sabía muy bien si iba bien encaminado o no pero ya había pillado carrerilla así que no hay vuelta atrás -Quiero agradecer a todos los valientes que salieron desde aquí hace dos meses para cumplir una misión imposible, quienes arriesgaron todo por traer de vuelta a familiares, amigos ,hermanos...a todos de regreso a casa.- hago una pequeña pausa y continuo -Algunos incluso tomaron la decisión de no volver para cumplir con ese propósito,  Tal acto de valentía solo puede demostrar cuan fuertes son los lazos que nos unen y así debe seguir siendo, unidos conseguiremos superar la adversidad-

En este punto no sé ni cuanto tiempo llevo siendo el centro de atención, me parecen eones pero aún me quedan cosas por añadir pues muchas personas han contribuido para que lleguemos vivos hasta aquí -Para terminar quiero destacar la labor de muchos otros que han hecho posible que hoy nos encontremos aquí, Lucio, Zaphira, Setelah, Smaug, Mónica, Adramelech, Khaled, Giordano y el resto de Soul Reapers quienes arriesgaron su vida en Turín para traer de nuevo la magia, Tesla, Newton y de nuevo Giordano, que trabajaron día y noche para construir el artefacto que ahora mismo nos permite usar magia en los terrenos del castillo y los cuales siguen trabajando sin descanso para poder amplificar su efecto, algunos incluso sin pertenecer a ninguna de las organizaciones o facciones aquí presentes nos han tendido la mano y aún siguen con nosotros-  echo un vistazo a Crasulaceo y su primo para después alzar la vista a la grada -y por supuesto, todos los alumnos de Ouroboros, porque vuestro trabajo diario es lo que nos mantiene en pie, como vuestro profesor no puedo estar más orgulloso de vosotros y como vuestro amigo , os estoy eternamente agradecido. suspiro y digo mis palabras finales -Recordad que esto no es una despedida, es una promesa de volver a sonreír juntos, pues después de la tormenta siempre brilla el sol- hago un leve gesto con la cabeza a modo de despedida y bajo del atril con la esperanza de haber cumplido con mi deber.

Me había quedado con Rybar en el castillo durante todo este tiempo, fastidiada porque mis planes de hacerme con el Consejo de los 20 habían quedado en un segundo plano después de toda la hecatombe que provocó el bloqueo de magia. Lo único bueno que habíamos sacado de estar aquí es que a Rybar le habían vuelto a fabricar el brazo que le habían roto hacía tanto tiempo. Además, en los últimos dos meses hemos podido disfrutar del uso de nuestros poderes mágicos dentro de la zona del castillo. Por eso había decidido traerme aquí al bastardo de Matvey, y al otro hijo, para que estuviesen más seguros. Ya tendré oportunidad de usar eso en mi favor...algún día. El resto del tiempo transcurrió de manera bastante aburrida, no participé en ninguna de las misiones que fueron saliendo, ya no sólo porque nos marginasen, sino porque no me interesaban demasiado. No se me había perdido nada en la misión suicida de los campos, y en la de Turín daba la impresión de que no pintábamos nada.

La gente estaba con los ánimos bastante bajos después de que trajesen a un montón de heridos de los campos, ya que al parecer habían quedado atrapados algunos. Otra cosa que no me importa lo más mínimo. Si acudo al acto este de homenaje o lo que sea es para enterarme de si dicen algo interesante, y para eso me traigo también a Rybar, aunque esta vez nos aseguramos de quedarnos lejos de los asquerosos licántropos, que la última vez uno de ellos le atacó.  - En serio...si no fuese porque este castillo es seguro y hay magia me largaba ya de aquí. - critico por lo bajo mientras me siento con mi compañero, cruzándome de piernas y brazos mientras me dispongo a escuchar de qué va el asunto este. - Mucho querer colaborar pero luego van a su aire y ni nos tienen en cuenta. - no disimulo mi cara de aburrimiento mientras hablan unos y otros, aunque el discurso del Knox de la Brigada me irrita un poco, especialmente porque se atreve a mirarnos a nosotros como si participásemos de lo que está diciendo. Es un falso, sé que nos la tiene jurada. El discurso de paz y amor del descendiente de Merlín me hace rodar los ojos, ya van tres discursos y a cada cual peor.  

Decido levantarme para hablar desde mi sitio, para nada voy a ir hacia ese atril. Alzo la voz para que me escuche quien quiera, voy a ser breve, más o menos.  Aplaudo de manera irónica y pausada, cortando un poco el rollo del momento. - Eso de los homenajes está muy bien, sí...pero se os olvida algo fundamental. No estaríamos así si hubiésemos rematado a esos malnacidos cuando tuvimos la oportunidad, cuando estaban debilitados y con la base prácticamente destruida, cuando tuvieron aquella crisis en la que casi desaparecen. Los renegados hicieron que el gobierno mágico de Inglaterra cayese, acabaron con el Ministerio y sus líderes. Así quedamos sin fuerzas suficientes para enfrentarlos, y esto es el resultado...sois culpables de lo que ha sucedido, así que no seáis hipócritas como para apenaros por algo que habéis provocado. Por no hablar de los Descendientes...menuda decepción. Esperaba que fueseis capaces de formar un gobierno fuerte y decidido, como lo era el nuestro antes de que lo destrozasen los traidores. No sé a qué estáis esperando para volver a la única forma de acabar con esto. Ya se le ha dado demasiada tregua a todos esos patéticos seres que se han creído lo suficientemente superiores como para intentar humillarnos. - hago una breve pausa, paseando la mirada por los presentes. Conozco a la mayoría, y creo que en pocas ocasiones ha sido para bien.  

- ¿A qué estamos esperando para hacer que sean ellos los que sientan el miedo en sus carnes? ¿qué propuestas tenéis para hacerlo? Si no, todo este homenaje que estáis haciendo no servirá para nada. - suelto con desdén, volviendo a sentarme sin importarme si alguien me contesta o no. El mensaje está lanzado, y el odio puede crecer en aquellos que estén muy jodidos. Es algo que ha nutrido nuestras filas a lo largo de estos años...no sólo la ideología, sino la desesperación de muchos.

Hacía un par de meses la situación en el barco varado se me hizo insostenible; Mis constantes intentos de ignorar a Leila junto con las jaquecas de la ausencia de magia terminaban por estresarme como nunca, incluso mis plumas empezaron a caer ¿Sería gripe aviar? Esperaba que no, lo que me faltaba en ese momento era quedarme calva de alas con el demacre que llevaba encima. Finalmente me decidí viajar hasta el castillo dónde estuvimos refugiados anteriormente, solo que ahora era a mí a quien tuvieron que cuidar durante unas semanas debido a mi falta de energía.

Todo empezó a mejorar cuando devolvieron la magia en el castillo. Día tras día empecé a sentirme mejor, incluso pude hacer sin que nadie se diese cuenta magia de reparación en la fuente del jardín u otros lugares dañados del castillo. Ya no notaba el deterioro, pero tras tantos meses sin magia mi cuerpo tardaría un tiempo en volver a ser el de siempre.

Llegué al jardín con una manta que me rodeaba para escuchar a Lucio hablar. Sus palabras solo hicieron recordarme que yo estaba demasiado débil como para ayudar, provocando que soltase unas cuantas de mis lágrimas de frustración, me acerqué a Lyk por detrás cuando bajó del atril para sujetarlo para que no caiga mientras le abrazo fuerte con mis brazos y mis negras alas.

-Te has olvidado de nombrar una raza, jefazo... - Dije en voz baja, para que solo él me escuchase.

Empecé a tirar lagrimones, pero esta vez acompañados de una enorme sonrisa que acabó por hundirse en el pecho de Lykaios por la emoción del momento. Giré mi cabeza para mirar a Ben, no cabía en mí de gozo de verlos depués de tanto tiempo sin verlos.

-Lamento tanto no haber estado con vosotros, y en momentos tan importantes... ¿podéis perdonarme? - Puse mi carita de pollo con ojitos alternando entre ellos que terminó en otra sonrisa. Ahora satisfecha de que aún nos quedaba camino por recorrer.

Tan empanado estoy que casi ni me doy cuenta del momento en el que el capitán se levanta del asiento. Por un momento trato de detener a Lykaios antes de que se dirija hacia el atril para hablar, pero desisto al ver lo decidido que parece. No pensé que estando tan convaleciente le fuera a dar por levantarse, creo que se la ha ido un poco la pinza. Suelto un 'eso' por lo bajo al escuchar que él los homenajes los hace bebiendo con sus amigos, y aquí falta gente como para estar haciendo eso. Estoy más que de acuerdo en que, por suerte, contamos con muchas de esas personas que lo dan todo por otras, de no ser así no habríamos llegado hasta el día de hoy.  Pego un pequeño bote cuando Lykaios da ese golpe sobre el atril con el puño, asintiendo a eso de que no ganaremos haciendo lo mismo una y otra vez. Con la magia de vuelta tenemos una oportunidad de plantarles cara.  - ¡Eso, que vengan a buscarnos, verán lo que se encuentran! - alzo la voz sin darme cuenta, motivándome cada vez más con el discurso. Me callo al darme cuenta de que los de atrás me mandan guardar silencio par enterarse, así que hago caso porque yo también quiero seguir escuchando. No, para nosotros no va de razas, esto es otra cosa.

Me quedo un poco desconcertado con el final del discurso, sin poder evitar que se me escape una risa por lo bajo debido a esas últimas palabras. Aplaudo cuando Lykaios termina, echándole una mano para regresar a su asiento mientras murmuro.  - Estos son los discursos que nos hacen falta. Es lo que necesitamos ahora. -  le doy unas palmadas en la espalda cuando se sienta, no muy fuertes porque el pobre no está en condiciones. Después presto atención a Sean, que agradece el esfuerzo de unos y otros y pide que sigamos unidos. Voy siguiendo con la mirada a las personas que menciona, la mayoría de ellos conocidos después de tanto tiempo en la lucha. Casi se me cae la lagrimilla de la emoción cuando termina, volviendo a aplaudir al igual que hice antes con Lykaios. - Joer, qué bonito, creo que nunca antes habíamos logrado juntar a tantos grupos. Nuestra Alianza es muuuucho mejor que la suya, dónde va a parar.  - todo parece ir bien, hasta que se escucha una voz que detesto, una voz que sólo viene a fastidiar y a meter cizaña. La reventaría aquí mismo, si no fuese porque prometimos una tregua hasta resolver todo esto. Me levanto del sitio, mirando hacia atrás para localizarla entre el público mientras la señalo de manera acusadora.

- ¡Cállate! ¡sigues sin darte cuenta de la situación y de que vuestro tiempo ya pasó! ¡no me jodas! ¡Ahora va a resultar que todo esto es culpa de los renegados por no dejaros campar a vuestras anchas!  Si tienes alguna buena idea, dila, y si no, cierra la puta boca. - bufo antes de volver a sentarme, conteniéndome por no seguir la pelea más allá de hacerla dejar de decir tonterías. La llegada de Emily mejora un poco mi humor, más con esa cara que pone de pollo degollado mientras nos pide perdón por no haber estado. - Pues claro, no hace falta ni que lo digas, lo importante es que ahora estás aquí. - la engancho para unirla en abrazo grupal con Lykaios, intentando no espachurrar demasiado.

Al llegar al castillo, lo primero que hice fue buscar al descendiente de Merlín, desgraciadamente para mi el muchacho y mucha gente del castillo estaba ocupada preparando el evento que se iba a llevar a cabo durante el atardecer, me habría gustado ayudar para pasar más tiempo con Sean pero tras dos meses de viaje esquivando a los de la alianza y las patrullas de centinelas, estaba agotada así que decido irme a descansar y dejar el reencuentro para horas de la tarde.

Cuando llega la hora decido ir hasta el jardín y adoptar mi forma de dragón, me resultaba mucho más cómodo y había notado la mirada del niñato de Smaug, así que ya que estaba me pongo erguida para sentirme superior, solo por un metro y algo, pero era más alta -Si tienes algún problema conmigo dilo, estaré encantada de ayudarte- claramente lo digo con ironía, ese chico no sabe lo cómoda que es una cama todo por su tozudez, yo estoy muy orgullosa de ser un dragón y de mi forma natural, pero hay que reconocer que la forma humana o de elfo es bastante útil en muchas ocasiones.... en fin, que lo dejo con sus rabietas sin sentido y presto atención pues el evento está a punto de empezar, busco a Sean con la mirada, está en la zona más cercana al atril al cual ya se está subiendo Lucio, no puedo evitar observarlos, algo estaba pasando pues ni uno ni otro se acercaban o decían algo, en cierto modo me tranquiliza, puede que Lucio se haya tomado en serio lo que le dije de alejarse del chico si no quería nada serio con él, por otra parte me irrita porque eso quiere decir que no iba en serio y me hace querer afeitarle con un cristal roto.

El descendiente de Galeno empieza con su discurso para dar apertura al acto, todo muy perfecto y bonito hasta la parte de "Sean Eire arriesgó la suya por salvarme..." en principio mi mirada es de total desconcierto, busco a Sean entre la gente, está buscando la mirada de Lucio pero él solo echa la mirada al fondo y una servidora se encuentra en ese lugar, no puedo evitar echarle una mirada de esas que apuñalan, arrugando el hocico y enseñando levemente mis dientes, estaba furiosa pero no solo con él, también con Sean por no decirme nada, mi condición al irme con los Soul fue que cuidaran de Sean y ahora parece que casi lo matan mientras yo no estaba cerca. Sean se acerca hasta mi posición, me mira y sabe que estoy enfadada, agacha la cabeza y se pone entre mis patas delanteras para esconderse de las miradas pero de la mía no puede huir, sabe lo que se le viene encima así que me dice que ya hablaríamos del tema... "ojalá volviera a tener seis años para tirarle de la oreja" pienso mientras lo dejo en paz hasta que se digne a hablar conmigo.

El discurso de Lucio termina y el siguiente es el jefe de la brigada, ese muchacho necesitaba un poco más de decoro al hablar en público, su discurso era demasiado coloquial pero iba directo al grano, aún así se notaba que era demasiado impulsivo, su propuesta era la de hacer que nos atacaran en este lugar y luchar con nuestra magia, suspiro ante eso pues el chico tenía una parte de coraje y tres de estupidez... bajo mi punto de vista necesitábamos un plan muy elaborado y exponer nuestro único lugar seguro era demasiado arriesgado, por mucha magia que haya no dejamos de ser ratones en una ratonera, en poner un pie fuera se acabó , por no hablar de los recursos infinitos que tiene la alianza... en resumen, mal plan.

Sean parece percatarse del revuelo que se forma con el discurso del jefe de la brigada pues sale de entre mis patas para ir hacia el atril, seguramente estaría temblando pero tenía responsabilidades como descendiente, aunque estaba segura de que lo hacía para que los cabeza hueca no pensaran en irse a lo loco y acabar peor que esta vez. Su discurso sin duda alguna es como beber leche después de comer algo demasiado picante, su tono era pausado y suave aunque tembloroso porque era un manojo de nervios y eso es algo que los pocos que lo conocemos podemos apreciar, hasta me hace sonreír cuando me nombra en su discurso, me es imposible estar demasiado tiempo enfadada con él. Cuando termina tomo mi forma humana para acercarme al atril pero la rubia de los Blood keepers interrumpe cortando el rollo a todos los presentes y justo después de las palabras de Sean, me encuentro justo detrás de ella así que me cruzo de brazos y espero a ver que dice.

Veneno, eso era lo que tenía que soltar esa mujer, veneno contra los renegados y los descendientes, menuda charla propagandística, ya había escuchado de esos en la segunda guerra mundial... solo palabras vacías para confundir y ganar adeptos, pues no en mi guardia, desde atrás le lanzo un encantamiento para que cierre la boca, más bien para que le desaparezca, Benjamin le contesta pero le echo una mirada sutil para que no diga mucho más -Esto es un homenaje, no un meeting para que hables de tus problemas con el resto de partidos políticos, os recuerdo a todos que habéis firmado un pacto de no agresión y debéis cumplirlo, si queréis pegaros y tiraros del pelo como niños de guardería bien podéis hacerlo fuera de esta barrera, pero mientras estéis aquí dentro os comportáis como adultos, os calláis y tenemos la fiesta en paz, tened un poco de respeto por las personas que se han dejado el culo para que podáis estar aquí sentados y respirando- estaba preparada para recibir un ataque o algo por el estilo de quien fuera, tenía mi canalizador preparado por si eso ocurría, sin embargo lo único que se escucha es silencio y muchas miradas clavadas en mi, poco me importa, me alejo de la mujer rubia y deshago el hechizo para que pueda volver a hablar, si se atreve a hacerlo.

Salieron al jardín con el resto de las personas. Ella llevaba a Reiv del brazo, a manera protectora, pues desde que despertó hacia progresos a diario, pero era ella la que temía a la recuperación. Sobre todo, a la recuperación de consciencia del moreno, pues, primero que nada, averiguó de una manera dolorosa el destino de su hermano. Aquel día lo había abrazado contra su pecho y desde entonces le acompañó a cada segundo en su dolor.

Le ayudó a prepararse para la ceremonia que habían estado organizando. A ella le parecía algo más fúnebre de lo que querían decir, y sentía, sobre todo por Reiv, que un funeral a alguien que no está muerto era un insulto grande. Sin embargo, dejó que continuaran, pues no era nadie para reclamar. Tomó fuerte la mano de Reiv cuando se sentó junto a él. Le gustaría no preocuparse, pero Reiv parecía descolocado en aquel lugar. Fuera de lugar. Y sabía bien que aquel cambio se debía a la desaparición de su hermano.

No hables en pasado. Ya habrá momento de decir muchas cosas.- Murmuró recostando la cabeza en el hombro del moreno, estrechándolo con intención de que el contacto pudiera quitarle el dolor, aunque sabía que era imposible.- No sirve, no sirve para quienes sufren de verdad ni para los que están encerrados. Solo sirve para decir después que nunca les olvidamos. Pedir perdón por la tortura...- Murmuró, a sabiendas de que ellos estuvieron ahí tres meses, y que si no hubieran ido por ellos seguirían en las celdas, separados, confinados y aislados. Por más que le daba pena que hubiera gente encarcelada, no podía ignorar su sentimiento de que prefería a cualquiera en esa situación antes que a Reiv o a ella misma.

Por más que quiso estar de acuerdo con cualquiera de los que ahí hablaban, el discurso de Lucio no sirvió ni para subir los ánimos, Lykaios necesitaba cordura si quería que la batalla iniciara ya, Sean solo era políticamente correcto en la situación más incorrecta del mundo y la rubia, bueno... la rubia tenía aquel discurso que de alguna manera era el que más le hacía sentido... aunque con sus motivos reservados, pues no quería voltear la situación, sino igualarla.- No ha servido de nada. Sigue cada quien por su rumbo. No hemos avanzado.