Castillo Le Fay (en ruinas)

Caminó por la salida principal hacia los jardines con la frente en alto. Un par de lentes de sol le cubrían el rostro, negándose a ver a la cara a nadie a su paso. Había pasado desapercibida desde el día en que regresó, pero aquello había sido deliberado. Sin tantos cuestionamientos y manejando un perfil bajo, las preguntas de lo que pasó hacía dos meses no fueron tan extenuantes. Pero aquel día era diferente.

Recorrió el camino que le hacía falta hasta el atrio sin importarle realmente que la rubia tuviera la palabra. Le faltaba glamour para ser una líder, sobre todo del tipo que crea empatía con la gente, pero la voz fuerte y los ideales podía entenderlos. Cuando pasó junto a ella, sin mirarla ni aminorar el paso, le respondió.- No te desgastes, seguro que no te entienden.- Murmuró, pasando después de ella y llegando hasta el atrio. Tras un segundo de contemplación, su voz salió suave y potente, llegando a todos los presentes.

Por años he visto lo que la Alianza ha hecho. Pero desde adentro. Yo fui muchos años parte de la Alianza y me gustaría decirles que seguiría ahí si los bastardos no hubieran descubierto mi magia. No me mal entiendan, el trabajo es horrible y la gente aún más, pero no podemos ser felices toda la vida.- Ironizó, tomándose una pausa para quitarse los lentes y dejarlos sobre el atrio antes de mirar a todos los presentes, sin mirar a nadie en particular. En su rostro no había emoción descifrable, pero la seriedad la acompañaba en toda su persona.- Sin embargo, la Alianza tiene algo que nosotros no. Tiene un objetivo que comparte mundialmente. Desaparecernos, esclavizarnos o aniquilarnos, según convenga. Este objetivo imperante les ha permitido crear la tecnología suficiente para dejarnos sin magia, y nosotros ahora creamos algo remotamente similar para contrarrestar lo que nos han hecho. Es dejar que nos golpeen y golpearlos de vuelta, pero con la ventaja de que ellos continuan desarrollando tecnología y que nosotros nos seguimos lamiendo las heridas.

Creo que este no es el mejor lugar para decir esto, pero no veo el punto de esta ceremonia si a mi punto de vista los capturados siguen con vida hasta que los decapiten en alguna plaza pública. Recuperarles, sin duda será una tarea difícil, pero que hará caer a otros compañeros en el rescate y después estaremos teniendo más ceremonias como esta. Esto es una rueda de hámster de la que no podemos salir, por si no se han dado cuenta. Acción y Reacción. Mi propuesta es desarrollar nuestra magia, así como ellos desarrollan la suya. No para seguir reaccionando a lo que nos hacen, sino para verdaderamente atacar. Necesitamos infiltrados entre los humanos, verdadera inteligencia y tomar la posición que nos pertenece en este mundo, que no es para nada el lugar inferior que ellos creen que ocupamos. Tristemente, con la caída de Ouroboros perdimos conocimiento valioso, pero aún tenemos aquí personas con una capacidad más grande de la que conocemos, y a quienes no hemos acudido como hemos debido.- Lo decía por los descendientes, pero también por algunos dragones ancestrales, por los elfos con todos sus conocimientos, por las criaturas que de verdad conocían la magia más de lo que quienes la ejecutaban podían calcular.- La Alianza juega siempre a perfeccionar su mejor carta, la tecnológica. Nuestra mejor carta tiene que ser aquella que nos distingue de ellos, y no es otra que esa magia, que aunque pueden limitar, aún no entienden, y no entenderán. ¡La victoria será nuestra o no será!

Y tras aquel último llamado a la acción, bajó del atrio con toda su majestuosa dignidad, haciendo de su presencia algo que ya no podrían ignorar. Con aquel impasible caminar, tomó un lugar, su lugar, en la primera fila, permitiendo así que la ceremonia continuara.

Permanezco en silencio y bastante cabizbajo durante todo el discurso de Lucio, pensando en demasiadas cosas a la vez como para centrarme exactamente en lo que dice el médico. No suelto la mano de Juliet desde que nos sentamos, siendo bastante consciente de lo mucho que me está ayudando su compañía en estos momentos. Alzo la cabeza un momento, lo justo para encontrarme con la mirada de Josephine, que sorprendentemente me sonríe un poco. Pensé que estaría muy molesta por lo de Johan, por que él se hubiese quedado allí y yo estuviese aquí fuera. Yo me siento culpable  y me cuesta mirarla a la cara, pero le acabo devolviendo el saludo con un leve gesto de la cabeza. Tal vez debería hablar con Josephine después, dar la cara.   Se merece por lo menos eso. Asiento a lo que dice Juliet sobre que habrá tiempo de decir muchas cosas, aunque realmente no lo creo, tengo mis dudas de si volveré a verle o no.

Presto más atención al discurso de Lykaios que al anterior, pensando en cómo es posible que antes los detestase tanto y ahora esté de acuerdo con la mayor parte de lo que dice, con su manera de expresarse y de ver las cosas. Lo único que no veo tan claro es la manera de enfrentarnos a ellos, de un modo u otro siempre consiguen sacarnos ventaja. También presto atención al discurso de Sean, después de que Lykaios termine de esa forma tan extraña, como si se le estuviese yendo la pinza. Gracias a los nombres que va diciendo Sean me queda más claro quiénes fueron los que ayudaron a que regresase la magia al castillo, sorprendido de que incluso el mercenario Barrett hubiese colaborado. Es imposible mantenerse al margen de todo esto, es algo de lo que me di cuenta hace tiempo, y el camino que he seguido me ha llevado a tomar una decisión. Siento que es lo que toca, lo que debo hacer.  

- Juliet...- murmuro para que me escuche solo ella y no interrumpir  - creo que ya no es momento para seguir por libre. Ya no tiene sentido. Estamos metidos en esto hasta el fondo...tengo que formar parte de esto. - el discurso de Sean termina, y se escuchan varios aplausos, al igual que con Lykaios. Lo malo es que la insoportable de Adele decide interrumpir y joder el momento, cosa que me molesta mucho.  - No, sí ha servido. Los demás ya no van a su bola, sólo los Blood, y cada vez son menos. - respondo a Juliet todavía por lo bajo porque la conversación es entre nosotros. Espero a que los demás le suelten los respectivos zascas bien merecidos,  pero a mí tampoco me da la gana quedarme callado mientras Adele intenta estropearlo todo, algo parecido a lo que hicieron en el fracaso del Odeon. Decido entonces que quiero subir a hablar también, aunque Victorya se me adelanta y comienza a hablar primero. Al escuchar los discursos de Lykaios, Sean y Victorya me da la impresión de que yo no tengo ni puta idea de hacer discursos, y de que voy a soltar lo primero que se me venga, aunque sí que compartimos partes de lo que pensamos. Lo de infiltrarnos lo descarto al instante, eso podía ser antes, cuando no sabían detectarnos, pero ahora es imposible. En lo que sí coincido es en lo de mejorar nuestra magia todo lo que podamos, y en salir de la dinámica de extenuación en la que nos han metido los de la Alianza. Me pongo en pie en cuanto ella termina su discurso, también entre algunos aplausos. Respiro hondo antes de dirigirme al atril ese, aunque nadie me haya dado paso para hablar. Al ponerme delante de la gente comprendo que esto no es lo mío, no estoy acostumbrado más que a ser un solitario que nunca ha hablado a más de 3 personas a la vez.

-  Iba a quedarme callado porque los demás ya lo han dicho casi todo, y porque yo mismo estaba diciendo que lo de hacer homenajes sólo nos sirve para intentar sentirnos menos culpables. Pero sería cobarde el quedarnos en silencio como si aquí no hubiese pasado nada, como si quisiésemos pasar página sin más, porque no podemos. Y mucho menos podemos permitir que gente como esa intenten joder un homenaje de agradecimiento como es esto. Adele no está diciendo más que mentiras. Yo mismo fui uno de ellos hace mucho tiempo, me arrepiento de haber creído en sus mentiras y no quiero que nadie más caiga en ellas. Los Blood Keepers son la misma mierda que la Alianza, hacían lo mismo, no lo olvidéis. Si ahora no lo hacen es porque no tienen poder. Además, demostraron que no eran la solución, ni la serán. Han tenido que pasar muchos años, pero finalmente he decidido que no quiero seguir al margen, porque no se puede. Quiero hacer todo lo posible por acabar con esto. Quiero estar del bando de los renegados contra los que un día luché, si ellos me permiten. Se lo debo a mi hermano, y a todos los que han luchado para que hoy podamos estar aquí. - hago una breve pausa, pasando la mirada por algunos de los renegados que conozco como pidiéndoles su aprobación para ser uno más entre ellos, esperando que ya no queden rencores pasados.  También me gustaría proponer algo útil, algo para que salgamos de la mierda de una vez por todas.

 - Si no podemos salir de aquí no lograremos mucho. Hay que putotirar esos satélites como sea. Ellos no tienen más material antimagia que el que les dieron, ¿no? y no saben dónde obtener más, no podrían volver a hacerlos. - la idea de tirarlos es obvia, la cosa es cómo. No sé si mediante magia podríamos lograr algo así, que yo sepa no se ha hecho nunca algo parecido. Dejo la idea ahí, regresando a mi sitio de nuevo para sentarme al lado de Juliet. - No sé ni lo que he dicho al final...- confieso en voz baja, esperando unos segundos por si alguien responde a eso último.

Su rostro seguía fijo en quienes hablaban, ignorante de lo que Reiv en su cabeza maquinaba. Inocentemente, giró su rostro hacia los grises ojos del moreno al escuchar su nombre en aquel susurro que apenas ella logró captar. En su mirada había una determinación distinta a la que estaba acostumbrada. Sintió sus palabras siguientes como una cubeta de agua fría, aunque sentía que se perdía de algo. Tenía la sensación de pavor, pero no alcanzaba a comprender la totalidad de lo que sus palabras mostraban. Se quedó ahí, con el pecho apretado y apenas respirando, observando el rostro de Reiv hasta que volvió a hablar, confundiéndola todavía más de lo que ya estaba.

Giró su rostro hacia el frente, aún con la mente en blanco, repasando las palabras que Reiv había dicho un instante atrás. Apenas sintió cuando se levantó, por lo que escuchar su voz lejana le sacó de su ensimismamiento, levantando la mirada y sorprendiéndose de verlo en aquella situación. Escuchó esta vez cada una de sus palabras, sobre todo las últimas que resonaron con más fuerza. Con los labios entreabiertos, lo vio bajar del atril, caminar hacia su lugar y sentarse de nuevo junto a ella, casi como si aquello nunca hubiera pasado. Las palabras que le susurra al último fueron suficientes para encajar todo en su lugar. Su mirada se humedeció, le pasaba mucho y muy seguido desde que salieron de su encierro, y acarició la mejilla de Reiv con la mano, sintiéndola demasiado fría comparada con la calidez del moreno.- Mira que haz cambiado...- Susurró, controlando su voz lo suficiente para que sonara normal.- Necesito tomar un poco aire, volveré en un minuto, ¿si? Volveré en un minuto.- Se levantó de manera más o menos precipitada, alejándose de Reiv para alejarse también de la multitud.

Se alejó hasta estar sola en la banca que siempre tomaba en el jardín cuando Reiv había estado en coma. Trató de pensar rápido, pero no fluía. Sabía bien que de no haber sido por Reiv, ella probablemente habría estado con los renegados desde hace tiempo, cuando Johan le invitó a Bastion Hollow, pero algo había desviado esa piedra. Y ahora que conocía lo imprudentes que podían llegar a ser, su principal preocupación ya no era la Alianza, sino que Reiv terminaría muerto cuando se le ocurriera ir por su hermano, sobre todo con esa culpa tan fuerte que sentía, que movía cada músculo de su ser sin hacerlo dudar. Dejó caer e rostro sobre sus manos, a sabiendas de que no podría evitar llorar. Ya había perdido demasiadas cosas, ya se había perdido la compañía de Reiv por meses y meses, ya había perdido demasiado. No podía perderlo, no a él que era todo lo que le quedaba, aunque definitivamente no se sentía lista para seguir luchando después de todo lo ocurrido. Dejó que su tensión saliera sin intentar detenerla. No tenía caso, prefería explotar sola que permitir que Reiv le viera de nuevo así, pues cuando volviera tendría que sacar fuerzas para estar de acuerdo con su decisión, de lo contrario no quedaría otra manera que alejarse, y aquello se sentía como una daga en el pecho.

Mis palabras no fueron bien recibidas por la mayoría, como era de esperar, pero estoy segura que sí habrán llegado a algunos de los presentes, entre alumnos y refugiados. No todos van a pensar igual que los ridículos renegados y miembros del Consejo. Una peliblanca que no sé qué coño pinta aquí va y me cierra la boca con un hechizo, a lo que respondo fulminándola con la mirada sin importarme lo más mínimo su discurso moralista paternalista como si fuésemos niños de colegio. Podría atacarla aquí mismo, me da igual quien sea, pero no soy tan ingenua como para lanzarle un maleficio aquí mismo delante de tanta gente que podría contraatacar. Eso sí, no pienso olvidar su cara, al igual que tengo pendientes varios asuntos con el tema de los gilipollas del Consejo. Me toca también escuchar las estupideces de Reiv, que reniega de nosotros como de la peste. No decía lo mismo cuando yo era reina y hacía todo lo que yo dijese, incluido el venirse a mi alcoba. Por fin me quitan el hechizo para poder hablar, aunque no grito ni muestro ningún gesto exagerado o fuera de lugar. Simplemente la miro con desdén, a ella y a los que se han puesto en mi contra.

- Gracias por tu demostración...como quiera que te llames. Un hechizo de esos nos será muy útil para ganar la guerra, sí señor. Oh, también te agradezco tu demostración de lo que se valora aquí la libertad de expresión y eso de ser inclusivo con todos los grupos, hemos captado el mensaje, no nos queréis aquí. Sólo a aquellos que bailan a vuestro son. De verdad...desbordáis hipocresía. - suspiro con cierto aburrimiento, mirando un instante a Rybar antes de seguir hablando para el público en general. No vamos a quedarnos mucho, pero habrá que despedirse. - Únicamente estaba remarcando lo obvio, que podríamos haber acabado con esto hace mucho tiempo. Hemos venido aquí pero no habéis propuesto nada interesante, sólo posponéis las decisiones. Quienes quieran hacer algo útil en vez de escuchar estupideces que se reúnan con nosotros. Nos encargaremos de poner las cosas en orden. Alguien tiene que hacerlo. - suspiro en tono de fingida sufridora, dándome la vuelta dignamente mientras me recoloco la capa de terciopelo. Rybar se viene conmigo, mientras nos alejamos de la zona de reunión con la cabeza bien alta.

por fin había acabado, casi ni escucho los aplausos pero si unos que se alzaban pasivamente y con pachorra entre el resto, unos que hicieron acallar los otros, era Adele, ya la había visto alguna vez por Ouroboros y era una de esas mujeres que me daban pánico, me recordaba horriblemente a mi madre pero en versión malvada y rubia, el horror, esperaba que en algún momento dijera algo pero no justo después de mi, siento que al echar la culpa a los descendientes me ataca directamente sin embargo la escucho hasta que termina de hablar, si íbamos a ser aliados todas las opiniones contaban y este evento ya no era lo que en un principio se había pensado, suspiro resignado mientras alguien salta, obviamente, a rebatir las palabras de Adele, lo que no me espero para nada es la reacción de Zaphira, ni me di cuenta de que había dejado su forma de Dragón para "enfrentarse "a Adele, menudo desastre... camino hacia las dos mujeres con la intención de zanjar el asunto pero lo hago mucho más lento de lo que pretendo porque  las miradas que se echan esas dos  harían temblar a cualquiera.

Cuando Zaph termina de hablar y Adele empieza a responderle ya me encuentro al lado de la dragona, la tomo del brazo para que no caiga ante las provocaciones de Adele y desde luego para que todo el asunto no se haga mucho más grande, me gustaría detener a los dos blood que se marchan algo descontentos pero creo que por el momento lo mejor es dejar que se calmen las cosas. Me llevo a Zaphira a la parte delantera para escuchar el resto de discursos que se van sucediendo, parece que todos quieren aportar ideas para el contraataque pero nadie sabe muy bien como llevarlas a cabo y desde luego nadie parece demasiado contento con el homenaje...

Cuando la última persona baja del atril, espero unos segundos antes de volver a subirme por si alguien quiere decir algo más  y no concluir sin escuchar todas las voces posibles -Gracias a todos por compartir vuestras ideas, pensamientos y sentimientos con todos nosotros, si nadie tiene más que añadir me gustaría dar por finalizado este evento, no sin antes invitaros al comedor para poner todos los planes, opiniones y estrategias en común, de nuevo gracias a todos por asistir- los aplausos se hacen oír y los asistentes empiezan a bajar de la grada, los alumnos vuelven a sus deberes y obligaciones mientras otros, entre ellos yo mismo, nos dirigimos al comedor para hablar sobre el plan a seguir a partir de ahora.

Apenas escuchaba lo que decían unos y otros, simplemente estaba ahí sentada mientras Nyara tiraba de mi túnica una y otra vez. De cuando en cuando captaba alguna frase suelta e intentaba prestar atención. Cada vez que miraba al atril había una persona diferente hablando.
Notaba el ambiente más tenso de lo que había iniciado. Hubo un pequeño rifi rafe de opiniones al parecer y suspiré al ver cómo los Blood salían del lugar.
"No estamos para perder aliados..."
Entonces subió Victoria, era directa, cruda. Y tenía toda la razón. Podía entender la razón de que a Johan le gustase esa chica. Precisamente por lo diferente que era de mí. Ella tenía ganas de luchar, igual que el. La seguí con la mirada mientras bajaba del atril pero volví a prestar atención cuando escuché a Reiv.
Me extrañó verle ahí, parecía que aún no estaba curado por completo. Además parecía que finalmente se estaba posicionando junto a nosotros. Mi nariz se arrugó por las pullas que lanzó contra los Blood, no veía nada bueno en que varios de los grupos se pusiesen en su contra.
Tras un rato mas de charlas y mi cabeza divagando entre tirar satélites, infiltrar gente o atraerlos para atacarlos aquí, sentí como la mayoría de la gente se ponía en pie y abandonaba el lugar. Al parecer el "homenaje" había terminado pero varias personas se dirigían a otro lugar. Supuse que a tomar decisiones.
Inhalé aire profundamente y seguí a la gente. Aproximé mis pasos a uno de los alumnos que rondaban por el lugar y le entregué a Nya para ir hacia el comedor después. Ya era común que se hiciesen cargo de la niña de cuando en cuando, de ella y de otros tantos pequeños.
Una vez llegada al lugar me quedé a un ladillo sin llamar la atención por el momento.

La comitiva Soul Reaper había conseguido llegar sana y salva hasta el castillo que ya se había convertido en el punto de reunión para buena parte de grupos mágicos, nosotros entre ellos. Khaled y yo decidimos quedarnos para asistir a esa especie de reunión u homenaje, algo que por lo visto estaban haciendo para la gente que había desaparecido tras un asalto que hicieron a los campos. Lo que me sorprende es que Sean también nos nombre a nosotros en el discurso de agradecimiento por lo de la misión de Turín, creo que es la primera vez que se nos reconoce algo de mérito, una novedad para los nuestros. Intercambio con Khaled una mirada de aprobación, como queriendo decir que por fin estamos consiguiendo que se den cuenta de nuestra valía. Decidimos seguir a parte del grupo cuando por fin termina ese homenaje, tras alguna salida de tono de los de siempre. Esos dudo que lleguen a aceptarnos, para ellos sólo somos unos impostores.

La reunión comienza a disolverse, y sólo algunos se incorporan a la reunión en el salón, entre ellos varios miembros del Consejo de los 20, algunos renegados y de la Brigada, además de otros cuyo grupo no identifico. Se supone que debemos concretar un plan para seguir avanzando, ya que parece que con lo que conseguimos en Turín no es suficiente. Tomo asiento en la larga mesa del salón, casi a la vez que se sientan el resto de las personas. Espero a que haya silencio para volver a ponerme en pie, indicando así que quiero la palabra. Decido ir directo al asunto, contando lo que sé por si les sirve de algo.

- Pertenezco a los Soul Reaper y formé parte de la misión que fue a Turín hace cosa de dos meses. De allí se sacó el material que habéis empleado en la réplica en miniatura del satélite, según me han contado. Gracias a eso podemos contar con magia en este lugar, pero no es más que eso, una pequeña burbuja de la cual no se puede salir sin sufrir las consecuencias. Todos aquellos que no están aquí siguen igual. - en el castillo y sus terrenos tal vez hayan reunidas unas 200 y pico personas, pero sabemos que quedan muchísimas más fuera de aquí. - En Turín, y gracias a las calaveras, conseguimos amplificar su campo de magia natural para que cubriese toda la ciudad y no sólo algunas zonas. Allí toda la ciudad ha sido reconquistada por los mágicos. Además, hemos conseguido que muchos humanos se uniesen a nosotros, adquiriendo el poder de diferentes calaveras. Después se consiguió canalizar la fuente de magia procedente del subsuelo, de tal manera que fue amplificada por uno de los edificios de la ciudad, la Mole Antonelliana. - resumo un poco para que sepan lo que ha estado pasando fuera, que hay partes que hasta Sean y los otros que nos acompañaron desconocen. - Con esto quiero decir que es posible hacen algo así en los puntos del planeta en los que la intensidad de la fuente de magia es extremadamente fuerte, pero es algo que no sucede aquí, por lo que no podemos hacer una canalización hacia la superficie que sea tan potente. Sería interesante coordinarse con esos lugares, hacer más aliados y tal vez hacer la zona de influencia de magia más extensa...aunque creo que la solución final pasa por quitar del cielo eso que está generando campos de antimagia que cubren todo el planeta al estar coordinados. ¿No se ha descubierto desde dónde lo controlan, verdad? y aunque lo supiésemos, seguro que el centro de mandos debe ser lo más protegido de toda la Alianza. - vuelvo a tomar asiento tras contar lo que sé, quedándome pensativo respecto a lo del centro de control.

Lo del homenaje no marcha tan bien como creí en un principio, aunque al menos parece que la mayoría sabe reconocer que lo hacemos como agradecimiento sincero, que no es para nada un acto de "postureo". Aguanto en silencio hasta que termina todo, mirando de vez en cuando y de reojo hacia Sean y Zaphira. Juraría que la dragona tiene ganas de matarme, así que lo mejor será no cabrearla más de lo que ya está. Adele se encarga de ello, y no me extraña, siempre suele meter cizaña en estas ocasiones. La ignoro y dejo que otros se encarguen de ella, aplaudiendo las intervenciones de los compañeros cuando hablan. Ya me encargaré de reñir a algunos para que se vayan a descansar, que apenas hace unos días que despertaron en la enfermería.

Cuando Sean da el cierre de homenaje se arma un poco de jaleo y murmullos en lo que la gente tarda en levantarse y en irse. Algunos se dispersan por el castillo, otros se van hacia la reunión que han preparado para definir mejor los posibles planes. Yo no tengo mucho que aportar ahí, así que decido que mi presencia no es necesaria, y que iré al castillo a encargarme de mi trabajo. Sigo a Sean con la mirada hasta que entra al gran salón, suspirando tras quedarme allí plantado un momento cuando se cierra la puerta. Por una cosa o por otra no me atrevo a ir a hablar, o no veo el momento, y ya va demasiado tiempo así. Camino en dirección a la enfermería, pero antes de llegar ahí decido colarme en la biblioteca, el lugar más habitual en el que se puede encontrar al descendiente de Merlín. Ya que no me atrevo a hablar, decido dejarle un mensaje por escrito, cogiendo un trozo de pergamino y una pluma para garabatear una nota rápida con muy mala letra, letra de médico. Supongo que sabrá reconocerla. Dudo que en el castillo podamos encontrar tranquilidad, así que le digo que necesito hablar con él y pido que acuda al bosque cercano al castillo dentro de tres días para encontrarnos allí. No doy más datos ni pongo nombre, por temor a que lo encuentre alguien que no sea él, aunque lo dudo, pocos acuden por aquí últimamente. Después meto el papel entre un libro que se ha dejado por ahí a medias, cerrándolo. Tras esto salgo de la biblioteca, perdiéndome por los pasillos rumbo a la enfermería.

Sigo refunfuñando por lo bajo durante todo el homenaje de las narices. El único con el que he compartido opinión es Lykaios y no estoy muy segura de si en todo. Entorno los ojos cuando la gente aplaude y me incorporo aún rumiando entredientes refunfuños varios.
Voy hacia el comedor al que entro con cara de mala hostia. Sí joder, ahora tengo que aguantar a otro montón de gente dando su opinión y seguro que al final no hacemos nada. Quedo de pie junto a uno de los lados de la mesa y escucho a Adramelech contando lo que hicieron en Turín.
"¿no hay ni una fuente de magia en toda inglaterra?
Cruzo mis brazos entrecerrando los ojos cuando habla de coordinación y luego de los malditos satélites esos. Resoplo y planto la mano en la mesa con un golpetazo mirando a los que estén allí.
-Sea lo que sea hay que hacer algo ya! No sé donde mierda tienen ese centro de mando pero seguro que podemos cortarles la energía que lo sostiene de algún modo¿no?Yo que sé!
"puedo quemar Londres o algo así?"
-¿No hay ninguna forma de hacer un dispositivo móvil de magia para poder salir de este lugar y patearles el culo?

Asistí al evento ese más o menos en contra de mi voluntad, unas cuantas horas antes me había despertado con una resaca increíble con el pie del drow buenorro en mi estómago, el condenado roncaba que daba gusto pero eso no fue lo peor de todo, lo peor de todo es que los dos llevábamos la ropa puesta, eso indica que no hubo mucha diversión, casi se me escapa una lagrimilla por la decepción. intento no hacer movimientos bruscos al separarme de él que aún llevaba la botella en la mano y no sería divertido que me la lanzara por despertarlo o algo así, los borrachos son impredecibles.

Necesitaba tres litros de café en vena para poder cumplir con mis obligaciones antes de que empezara el homenaje y eso hice, beber taza tras taza mientras atendía a un herido y a otro hasta la hora del evento. Cuando llegamos al anfiteatro que habían montado, pensé en irme a la zona de atrás del todo para dormir tranquilamente pero por desgracia Sean nos había reservado sillas en la parte delantera "mierda" pensé mientras me situaban con los heridos y los recién despertados licántropos, aún así eso no me impidió dormirme en mi silla escuchando murmullos a lo lejos hasta que toda la gente empezó a irse, esperaba no haber roncado o que nadie se diera cuenta, porque menuda bronca me esperaba después.

Me levanté con el resto de personas que ahora se dirigían al comedor, por lo que conseguí escuchar era para hablar sobre planes y la situación actual, me apresuro para pillar al descendiente de Merlín y darle el marrón de hablar con toda esa gente en nombre de los médicos -Oye Sean, tengo algo que quiero que digas en la reunión, tengo.... una cita con un tal morfeo, el caso es que se nos empiezan a agotar los recursos en la enfermería, entran demasiados heridos y pocas medicinas, te lo digo para que lo tengáis en cuenta en caso de que salgáis a por provisiones y cosas de esas, cuento contigo majo, hasta luego-  y así es como hago una bomba de humo (no literal) para esfumarme y perderme por los pasillos, volviendo a la enfermería para echar una siesta en una de las camas del fondo por si entra algún paciente después de la dichosa nueva reunión.

No me gustaba nada esa mujer rubia de los Blood keepers, su mirada claramente decía "te voy a matar" pero era lista, no lo hizo ante toda la multitud, eso la hacía más peligrosa, fría y calculadora, así que a partir de ahora tendría un ojo puesto en ella por si acaso. Cuando Sean se acerca y me lleva con él, no puedo evitar hacerle una advertencia -Llévate cuidado con esa mujer, no me gusta nada, tengo un mal presentimiento con ella- después de eso el evento trascurre sin mayor incidencia, solo gente hablando sobre luchar, blah, blah, no podemos quedarnos quietos, blah, blah, claro, como si no hubiera estado la gente del castillo trabajando a destajo para encontrar soluciones mientras que los cabeza hueca que fueron en la misión suicida dormían como marmotas para recuperarse después de semejante muestra de estupidez, me ponían de los nervios, doy gracias cuando Sean da fin a esa estúpida farsa en la que solo hablaba gente desagradecido que solo miraba por ellos mismos, de no ser por los de Turín no tendrían magia y puede que alguno hasta hubiera muerto sin las curaciones, en fin, al comedor que vamos.

Por el pasillo se nos acerca el elfo médico amigo de Galeno, ya lo había visto antes pero me sorprende la confianza con Sean, puede que en los dos meses que no estuve hayan pasado más cosas de las que me han podido contar, eso si, un poco descarado eso de decir que se va a sobar dejando a Sean el marrón, no digo nada pues el chico no parece enterarse o directamente no le importa, a saber que pasa por esa cabecita demasiado caritativa a veces. Cuando entramos en el salón y todo el mundo se sienta, Adramelech, el chico de los Soul empieza con la reunión, habla sobre lo ocurrido en Turín y dice algo que comparto, estamos atrapados en esta burbuja de magia, lo de los aliados tampoco suena demasiado mal, aunque yo pensaba más en carne de cañón o señuelos que nos dieran la oportunidad de asestarle un buen golpe a la alianza.

El golpe en la mesa de la chica pelirroja me hace girar los ojos, ¿es que aquí nadie puede estar más de diez minutos sin llamar la atención o hacer las cosas con calma? como echo de menos la época en la que los mayores hablaban y los niños escuchaban -Si me permites te voy a explicar porque no podemos hacer algo ya, cuando salimos de aquí hacia Turín no encontramos más vigilancia o soldados de los normales, incluso pasaban un par de centinelas o dos, cuando volvimos después de todo el jaleo montado en los campos yo salí de nuevo y he vuelto después de dos meses, podría haber vuelto antes pero los soldados, los centinelas y las patrullas casi se han triplicado y esta debe ser la razón- de mi bolsillo saco un papel doblado, era un periódico que había encontrado durante mi nada agradable aventura, en él se hablaba de un atentado a uno de los ministros, una mujer morena y esposa del ministro Éamon O'Connell -Al parecer durante la incursión alguien consiguió cabrear de más a esta gente, incluso hay precio por sus cabezas- giro la hoja y en la parte trasera se ven dos fotos, puede que de un archivo pero en ellas estaban los rostros de Vyktoria y Johan -Lo único bueno que sacamos de esto es que Johan puede haber escapado, ni ellos saben dónde está, pero ya os digo que si no andamos con cuidado y dejamos todo en manos de la imprudencia, la desesperación y la impaciencia, esto no va a acabar demasiado bien- les dejo que se pasen la hoja del periódico, por si alguno no cree en mis palabras.

Ya que estoy aquí hablo un poco más -La idea de hacer aliados es buena, yo estaba en el momento que los Soul consiguieron dar magia a toda la ciudad con ayuda de ese gran amplificador, quizás podríamos hacer algo similar aquí con sus calaveras, lo malo es que con la poca magia que tenemos sería a una escala menor... a menos que multipliquemos el material, por desgracia creo que eso solo puede hacerlo un alquimista y si mi información es correcta solo hay uno en éste castillo- vuelvo a mi sitio, dejando esa idea en e aire para que la procesen mientras otro toma la palabra.

Permanecí  silencioso durante todo el homenaje, manteniendo el gesto serio y solemne. Consideré que era de justicia hacer algo así, aunque muchos de los presentes no lo viesen práctico. Nadie dijo que un homenaje tuviera que serlo, pero eso no significa que no visibilicemos lo sucedido. Una vez finalizado el evento decidimos trasladarnos al gran salón para terminar de acordar el plan de acción. Ahora sí es el momento de decidir lo que haremos a partir de ahora. Entrelazo las manos a la altura del mentón mientras espero a que todos se sienten y se acalle el murmullo, algo que llevo mucho tiempo haciendo como profesor, tanto en Ouroboros como cuando daba clase en la universidad. No intervengo en primer lugar, sino que dejo que hablen los jóvenes primero, quitando Zaphira, claro.  Hago un gesto con ambas manos como indicando que mantengan la calma, ya que la dragona parece estar molesta con lo que ha dicho la pelirroja. Mi indicación de que no vaya a más se queda ahí, no lo traslado a palabras. Después me pongo en pie para comenzar a hablar de manera calmada, como si estuviese dando una clase.

- No podemos negar la evidencia, nuestra situación ha mejorado ligeramente con respecto al momento en que todo esto comenzó. Desalentador sería si no hubiésemos avanzado nada. Sin embargo, he de admitir que esperaba que para estas alturas hubiésemos sido capaz de solucionarlo. Ahora contamos con la ventaja de poseer magia, aunque sea a pequeña escala. - hago una breve pausa, mirando a todos los que han intervenido.   - El joven Soul Reaper está en lo correcto respecto a lo de hacer contactos en las zonas en las que poseen magia, y que traten de amplificar el campo de acción tal y como se hizo en Turín. Respecto a lo que ha mencionado usted - comento refiriéndome a Erika, mirándola directamente. - Tal vez podríamos hacer algún aparato móvil más como el que hay en el castillo, pero necesitamos aumentar el material, y seríamos muy vulnerables si nos desplazásemos con eso a todos lados. - después me detengo en Zaphira, que añade lo del material con el alquimista, ese que tenemos encerrado por seguridad. - Deberá colaborar con la causa, alguien con capacidad de negociar debe hacerle partícipe, y sin perderle de vista por si no cumple. - utilizo mis poderes para atraer hacia la mesa unos planos que he estado haciendo, con cálculos de las órbitas de los satélites, y otros cálculos complejos con los planes que había hecho.

- He calculado el movimiento de los satélites, de todos y cada uno de ellos. Supongamos que con eliminar uno cuando pase por nuestra zona la potencia disminuiría notablemente. Desviarlo de su órbita sería suficiente, al igual que incrementar la gravedad para tratar de hacerlo caer. Mis habilidades no son tan potentes como para ello, pero podemos trabajar en esa dirección, además de con la amplificación de lo que aquí tenemos.

Por suerte lo de Adele no fue a más y no se armó ningún tipo de pelea, simplemente se calló y se marchó de allí tras soltar unas cuantas palabras soberbias y que destilaban veneno. La marcha de Juliet me pilla un tanto desprevenido, no me da muy buena espina eso de que decida irse a tomar el aire a mitad de un evento que es precisamente al aire libre. No tardo mucho en ir a buscarla, ya que el evento termina un par de minutos después, comenzando a marcharse todos hacia el interior del castillo. Sigo a Josephine con la mirada para ver si se dirige también hacia dentro, pensando en qué momento podría abordarla. Supongo que también puedo hablarle de mi idea de ir a buscar a Sirius, después de todo ella también es parte de la familia.

Camino en dirección opuesta a la gente que va hacia el castillo, mirando alrededor para localizar a Juliet. Al final acabo dando con ella cuando el jaleo se dispersa, encontrándola en un banco sentada con el rostro entre las manos. Enseguida me doy cuenta de que no me había fallado la intuición, ha sido muy rara la manera tan repentina en la que se ha marchado del evento. Puede que sea la presión durante tanto tiempo le haya desbordado justo en esto momento. Me acerco a ella despacio, mirándola un tanto preocupado al verla llorar cuando me siento a su lado en el banco. - ¿Qué pasa? ¿es por lo que han dicho en el evento? se supone que ahora se están reuniendo en el castillo para hacer planes. - tal vez también se sienta culpable, o llore por recordarlo todo. Paso un brazo tras su espalda, poniendo la mano sobre su brazo mientras guardo silencio algunos segundos más. - No me vayas a decir que no pasa nada y que no me preocupe, como hiciste cuando desperté...necesitas hablar. Los dos deberíamos. - dejo caer para ver si es capaz de decir algo o si es mejor que no la agobie por el momento.

El tomar aire fresco le fue más tardado de lo que esperaba. Cuando menos lo sintió, alguien se sentó junto a ella. Cayó rápidamente en quien podía ser, pero no levantó el rostro, pues se sentía algo avergonzada de haber sido atrapada. Su plan era volver antes de que todo se terminara. No le había salido muy bien.

Las palabras de Reiv le sonaron dulces. Toda la semana se había enfocado en que él no se preocupara para que mejorara y, sin embargo, ahí estaba sin una idea de lo que sentía pero con toda la intención. Negó suavemente mientras limpiaba las lágrimas de sus ojos. Aunque cuando le abrazó, no pudo evitar llevar su cabeza directo y muy despacio a su hombro, dejándose abrazar mientras gimoteaba. Se llevó de nuevo las manos al rostro, agachado para que no la viera, limpiándose las mejillas a medida que las lágrimas dejaban de salir. La verdad era que había evitado todo tema más profundo que el clima, con las excepciones de las desapariciones, que Lucio tuvo que tocar, y a ratos prefería ir así, pensando que nada ocurría.- Es solo que... ellos quieren volver a luchar y yo apenas puedo... respirar.- Murmuró con la voz lenta y pesada tras un gran suspiro, disimulando sus ganas de decir "tu" y maquillándolo con un "ellos" para no hacerlo sentir culpable.- No, hablar no, todo bien.- Susurró en voz baja.- Me sorprendió mucho que hablaras. Nunca pensé que tu harías algo así. Unirte a los renegados. Debe ser difícil para ti. Sobre todo por... por Johan... ¿Quieres hablar de eso? También podemos ir adentro.

De camino para entrar en el castillo, voy del brazo con Zaphira, la cual no duda en advertirme sobre Adele, lo cierto es que yo no pienso en acercarme a esa mujer sin medio ejercito detrás, no es que me de mal rollo como a la gragona, es simplemente que me aterra con ese temperamento tan fuerte, lo último que deseo es tener que verme cara a cara con ella. Una vez dentro al que me encuentro es al elfo médico, me pide que hable por él en la reunión así que acepto para que pueda irse a descansar cosa que a Zaphira no le hace mucha gracia por el leve gesto que hace.

Una vez dentro de la gran sala, todos los que quieren y pueden aportar algo toman sus lugares haciendo yo lo mismo, no sin antes sacar un par de pergaminos y dos plumas desde mi túnica, por suerte ahora había magia en el castillo y mientras tomo acta de todo lo que se dice a "vuelapluma" también puedo ir tomando apuntes sobre las aportaciones e ir pensando en algunas cosas sobre la marcha .

El primero en hablar era el joven Soul reaper, Adramelech, su aportación me parece bastante interesante pero eso implicaría volver a pedir ayuda a los guardianes y eso me hace poca gracia, aún así era algo a tener muy en cuenta al igual que la propuesta de conseguir a más gente que se una a la causa para coordinarnos en un gran ataque contra la alianza.

La siguiente es la chica pelirroja que también saltó en algún momento durante la reunión del pacto unos meses atrás, la recuerdo porque inmediatamente entró en mi lista de mujeres a las que no debo cabrear ni acercarme. Su propuesta es algo más directa y ofensiva a la vez que peligrosa pero la posibilidad de movernos es algo que no descarto y que por supuesto tengo en cuenta.

Acto seguido salta Zaphira, aportando algo más de información, me siento fatal cuando dice lo de los dos meses fuera porque con tanto jaleo y tantos problemas casi ni había reparado en su ausencia, la hoja de aquel periódico traía una "buena noticia" aunque estaba claro que la alianza se encontraba a la defensiva. Zaph estaba de acuerdo con Adramelech y eso era bueno porque yo estaba pensando en ir a Praga, uno de los puntos de magia de los que hablaba la página del libro de nostradamus, después lo propondría.

Por fin uno de los tres encargados del amplificador mágico y de la magia en el castillo habla, se trata de Newton que da su punto de vista sobre las ideas dadas y aporta algo nuevo, cuando habla de la gravedad saco muchos más pergaminos y apuntes que guardo en los bolsillos con un encantamiento para que entre todo, ya había intentado hacer algo para ayudar a los demás con el problema de los satélites, desgraciadamente solo había podido encontrar algo demasiado simple que explicaba muy por encima como se ponía el órbita un satélite pero el plan de Newton parecía lo mejor si lo comparaba con mi información.

Cuando el más anciano deja de hablar y se sienta tomo la palabra y empiezo a aportar algo a esta reunión -Bueno, voy por partes, primero quiero que le echéis un vistazo a esto- saco la página del libro de Nostradamus y lo enseño -Si lo que queremos es aliados para un ataque combinado, creo que estos tres puntos son la clave, Praga, Turín y Lyon, estas tres ciudades son las que deberían tener magia a pesar de lo que ocurre con los satélites,  tengo entendido que toda Francia fue arrasada así que solo nos queda Praga... tomo aire y pienso muy bien lo que voy a decir porque no me hace nada de ilusión, solo tenía la ventaja de ir más o menos preparado contra las jugarretas de los guardianes y esta vez probablemente iré solo -Yo iré a Praga e intentaré hacer lo mismo que en Turín para dar magia a toda la ciudad y así poder tener otro punto de magia...- Sé que tengo la mirada de Zaphira clavándose en mi como una de sus dagas pero debo continuar.

Ahora lo que pongo sobre la mesa son los mismos planos de la otra vez que consiguieron Yaroslav y Johan, solo una copia pues el original lo entregué Tesla para que pudieran trabajar -Respecto al plan de la gravedad de Newton, espero que esto ayude, habría que calcular la masa de los satélites, la velocidad a la que deben orbitar para no caer y cuanto debemos modificar la gravedad para que caigan o se salgan de órbita, espero que entre todos podamos llegar a algo.- dejo ambos papeles sobre la mesa para que todos les echen un vistazo.

Lo siguiente es el tema de las medicinas que me ha encargado el elfo sin olvidarme sobre el plan para hablar con Tobias, el alquimista que trajo Adele -Uno de los médicos de la enfermería me ha pedido que hable sobre el tema de las provisiones, nos quedan muy pocas medicinas y creo que es algo importante a tener en cuenta a la hora de estructurar el plan, con respecto a Tobías, si nadie más se ofrece, después de la reunión me gustaría hablar con Tobías, pero prefiero no ir solo, si alguien quiere acompañarme...- echo un vistazo alrededor, las caras de la gran mayoría son de odio o duda, finalmente mi mirada se posa en Adramelech que es quien parece más tranquilo así que no dudo en pedirle ayuda -Siento molestarte Adramelech pero, ¿te importaría echarme una mano de nuevo? lo cierto es que rezo en mi interior por una respuesta positiva, ya me han llamado ingenuo y si todo lo que dicen sobre ese hombre es cierto, posiblemente me tome el pelo.

Juliet:

No termino de creerme del todo su confesión a medias, intuyendo que es mucho más que el hecho de que se haya hablado de volver a luchar. Sería ingenuo pensar que después del rescate todo ha terminado. - Es lo único que podemos hacer. - decido incluirme deliberadamente en el "ellos", sin quedarme al margen.  - Ni siquiera están a salvo los que no luchan, ya lo sabes. - nosotros no estábamos haciendo nada cuando nos atraparon, se supone que estábamos "a salvo", y ni eso sirvió. Ya me esperaba que no quisiese hablar, dándome cuenta de que me cambia de tema para evitar lo otro. Suspiro con cierta resignación, dándole margen por ahora.  - Supongo que todo ha seguido su curso y así debía ser...por eso he acabado uniéndome a ellos. Ojalá lo hubiese hecho desde el principio, en lugar de haberme ido al bando equivocado. Podría haber conocido a mi padre mientras todavía estaba vivo. Podría haber crecido con un hermano, y no habría sido un maldito asocial solitario durante tanto tiempo. - sonrío irónicamente, alzando los hombros un momento como restando importancia. De poco vale lamentarse del pasado, tuve que aprender de ese modo.  - Así que no lo hago sólo porque se lo deba a Johan o a los que me han ayudado tantas veces, también lo hago por mí, ya basta de dar tumbos por ahí sin sentido. Quiero poner mi parte en la lucha. - termino con bastante convencimiento, aunque en algún momento me gustaría saber qué piensa ella al respecto, si decidirá seguir como hasta ahora o si querrá unirse.

- No lo pienses por ahora. Hablaremos de eso y de otras cosas en otro momento. Vamos dentro, a ver de qué nos enteramos y en qué se puede ayudar. - sigo su táctica de dejarlo para luego, dándole un beso en la cabeza antes de levantarme del banco. Después tiro de su mano para ponernos ambos en pie, dirigiéndonos hacia el interior del castillo, hacia el salón en el que se hacia la reunión. Abro la puerta para colarme allí sin hacer mucho ruido, buscando un lugar en el que ponernos mientras tratamos de enterarnos de lo que se estaba hablando. Algo de satélites, de órbitas, de hablar con el impresentable de Tobías, no sé muy bien con qué propósito. Al acercarme a la mesa me encuentro con un periódico más o menos reciente que han dejado por allí, captando mi atención la foto de Johan que sale en portada bajo un titular que pone que se busca por el ataque a la ministra O'Connell. - ¿No lo atraparon? ¿qué quiere decir esto? si estuviese libre habría vuelto... - pregunto confuso por lo extraño del titular, pensando que pueda ser una mentira, a no ser que consiguiese escapar y muriese por ahí al estar herido.

Reparo en la presencia de Erika cuando toma la palabra para pedir que pasemos a la acción, asintiendo en dirección a ella como dándole la razón. No digo nada durante el breve momento tenso que hay con Zaphira, aunque no me extraña porque las dos tienen un carácter bastante fuerte. A la hermandad de fuego le vendría bien alguien con la fuerza de Erika para liderarlos, más ahora que muchas de las hermandades necesitan lideres nuevos. Me distraigo un poco pensando en ello, así que no sigo por completo todos los detalles de lo que planean, aunque sí me quedo con lo general. En cuanto nombran al alquimista ya sé a qué se refieren, a ese que en la primera reunión confesó que la Alianza había accedido al material antimagia por culpa de sus experimentos. - Ese tipo no es de fiar, no podemos permitir que escape de aquí. Si le dejamos intentar generar más material tenemos que vigilarlo muy de cerca. - acepto lo que dice Zaphira con cierto recelo, prestando después atención a Sean con su mención sobre los puntos de magia y posibles viajes. Tal vez consiga algo viajando allí, pero al final todo pasará por anular definitivamente la potencia de los satélites.

Me sorprende un poco cuando me pide a mí ser el que le acompañe a hablar con el alquimista, eso de que un mago quiera seguir colaborando con nosotros todavía se me hace raro, aunque he de reconocer que prefiero que confíen en nosotros a que nos miren como si fuésemos sospechosos de todo. - Claro. Khaled me contó que el tal Tobías intentó que le dejásemos las calaveras para experimentar con ellas, se lo dijo justo antes de fugarse del castillo. - una muchacha más decide unirse a Sean para hablar con Tobías, así que entre tres creo que será más que suficiente para obligarle a obedecer. Me levanto de la mesa, dispuesto a empezar con eso cuanto antes. Dejo que mientras hablen otros, aprovechando para acercarme a Erika para hablar con ella de manera más o menos privada, bajando la voz para no interrumpir a los que hablan. - Quiero hacerte una propuesta, y espero que aceptes. - murmuro mientras le hago un gesto para que salgamos del salón, a no ser que tenga algo más que decir sobre los planes, unirse a algo o proponer alguna otra cosa.

Mi cara cuando esa mujer empezó a hablar no cambió para ser más amable ni nada parecido. Más bien al contrario. ¿Que mierda me importaba que hubiese el doble o el triple de patrullas?
"Si mi pirmitis ti viy i ixplikir"
Sonó en mi cabeza en tono burlón mientras cruzaba mis brazos separando el cuerpo de la mesa. Miré la cara de Johan estampada en el periódico muggle. No era buena señal. Tampoco era buena señal que no apareciese Thalos ahí. Empezaron a hablar de algo de campos de gravedad e hice una mueca.
"No podemos robar un puto misil y metérselo por el culo y ya?"
Cogí aire profundamente y respondí a Reiv que había aparecido hace nada.
-Quiere decir que o le han matado y están utilizando su imagen para generar odio o algo peor... no tiene sentido que anden buscándolo si sus centinelas fueron quienes lo atraparon.
Entonces me di cuenta de lo que había soltado y desvié la mirada a Jo que estaba en la sala pasando desapercibida.
"mierda..."
-Puede que le tengan retenido y aún así traten de usarle. De repente decir que le han atrapado y que el ejército es maravillosamente eficaz.
Solté por intentar suavizar lo de estar muerto. Aunque era una posibilidad. La misma que tenía Thalos de estar en la misma situación. Fruncí mis labios no muy convencida de los planes que estaban ideando. A mí me daba igual meterme ahí a lo loco sin más. Tal vez lo hiciese.
Me había sumido en mis pensamientos cuando Adramelech se acercó. Le miré de reojo mientras el resto hablaba y alcé una ceja por lo misterioso y el secretismo de la frasecilla. Miré un segundo hacia la mesa y después asentí saliendo de la sala pero quedando en la puerta que acabé de cerrar tras de nosotros cuando salimos al pasillo.
-Espero que sea una propuesta mejor a la que tienen ahí dentro.

Se tomó un segundo para asimilar sus palabras. Hablaba en plural y le resultaba difícil. Era cierto, los que no luchaban también estaban en peligro, y aquella noche, después de la celebración en el bar, lo había comprobado. Se fijó en el anillo que Reiv le había dado aquel día, donde entre botella y botella terminó por hacer cosas que no haría sobria, pero de las que no se arrepentía del todo. Solo sentía culpa, pues de no haber bebido habría puesto más atención en las personas que les capturaron y los ruidos de la calle.- Pude haber bebido menos. No nos habrían capturado.- Murmuró con voz apenas, terminando de limpiarse las mejillas mientras trataba de venderle un estilo de vida en el que huían por siempre. Seguro no le gustaría para nada, pero nada perdía con intentar.

Al menos ahora sabía que los motivos de Reiv no eran culpa enteramente. También había ahí una sensación de pertenencia que le permitiría encajar a pesar de su difícil pasado.- Lo importante es que ya estás mejor con los dos. Ya no pienses en el pasado. No tiene caso.- Pensó en Sirius también, aunque no lo dijo. Había pensado en él varias veces durante el coma de Reiv. No sabía mucho de vampiros, así que solo podía esperar que estuviera mejor de lo que ella había estado. Asintió suavemente a su deseo de luchar y, aunque no podía ignorarlo simplemente como decía el moreno, sí podía posponer la conversación, tal como habían hecho con muchas otras. Esa decisión supuso un alivio para ella, pues la tensión se disipó un poco y las lágrimas dejaron de fluir. Se levantó con ayuda de Reiv protestando. A pesar de encontrarse mejor, no podía evitar sentirse cansada después de aquel periodo donde su vida se suspendió en el tiempo. Su cuerpo reclamó al mismo tiempo que su mente, pero aceptó el beso, tomó la mano del moreno y caminaron juntos hasta el castillo, en aquel lugar donde discutían con mayor detalle aquello que querían concretar.

Si bien, se sentó sin ánimos de escuchar, comenzó a juguetear con su anillo, pensando en cosas de tiempos mejores, con la zozobra de la oscuridad que se teñía en cada buen recuerdo. Solo la voz de Reiv llamó su atención hacia una fotografía, un periódico más bien, seguramente de la Alianza. Su sorpresa fue en aumento a medida que las preguntas del moreno salían al aire, pues eran las mismas que ella habría hecho.- Nos fuimos antes que lo capturaran, pero... Pero quizás sea solo para que no hagamos otra cosa como ir por él mientras refuerzan la base, que quedó bastante maltrecha.- Murmuró solo para el moreno. Ya que estaba metida en cosas, pues echó un vistazo alrededor. Uno a uno, fue recitando sus nombres en su mente, que los había aprendido a pesar de no haber nunca hablado con la mayoría. Clavó la mirada en la otra chica pelirroja. Erika. Le había dicho su tío que le buscó por un tiempo, pero le dijo por qué. Era mejor, pues Thalos también había sido capturado y era de las pocas personas que le trataban como si nada importara. Agachó la vista, con tal de no cruzarse con su mirada y tomó la mano de Reiv en su regazo. No quería estar en su lugar...