Castillo Le Fay (en ruinas)

Antes de salir de la biblioteca decido ponerme un poco más cómoda quitándome algunos chalecos y el pañuelo del cuello para quedarme con lo básico, la camisa, el pantalón y los zapatos, camino por el pasillo y de golpe me asaltan un montón de críos que empiezan a atosigarme con un millón de preguntas que no entiendo y empiezan a ponerme de mal humor, aún más, se notaba que éstos no eran los de Sean que sabían perfectamente que detesto desastres como éste, los fulmino a todos con la mirada antes de pedirles que se detengan -¡Basta! menudo desastre, sois como un maldito enjambre de abejas- digo gruñendo a los chicos que no saben muy bien que hacer hasta que otros deciden acercar a Adael, me cruzo de brazos cuando lo tengo en frente y levanto una ceja -¿Tan difícil es enseñarles a hablar de uno en uno? te escucho, a ver si a ti consigo entenderte... le digo para que suelte lo que sea que tenga que decir.

Al parecer el elementalista quería unirse a los viajes que haríamos a Praga y Lyon, nos sería de gran ayuda con su magia y además era de los pocos descendientes con habilidades de combate, no puedo evitar pensar en Sayid y lo mal que lo debe estar pasando en garras de esa gentuza de la alianza -Eres más que bienvenido a la misión, Adael, de hecho ahora mismo iba a encontrarme con Benjamin para aclarar algunas cosas sobre el viaje además de trazar la ruta seguir, si quieres puedes acompañarnos para que puedas enterarte del plan a seguir- sin decir nada más me dirijo a la bodega dónde he quedado con el pelirrojo de la brigada esperando que Adael me siga .

La dragona me cuestiona por qué no les enseño buenos modales y yo sonrió mientras me rasco la nuca sintiéndome culpable por fallar como profesor.

-Sucede que mis clases no van de hablar, tratan acerca del entrenamiento físico y mental y su relación con los cuatro elementos. Que el cuerpo y la mente sea uno solo… en fin.

Solté el aire que no me daba cuenta que contenía cuando la dragona me aceptó en la misión, sabía que ella acompañó a varias generaciones de la familia Eire, así que fue una doble satisfacción porque se sentía como si hubiera sido aceptado por la familia. Cuando ella se da vuelta encaminandose hacia su encuentro con el mago elemental del fuego, creo una poderosa fuente de aire que levanta los pelos y las ropas de mis estudiantes dejándolos hechos un lio a modo de reprimenda, pero ellos no hacen más que reír, hasta me contagian la sonrisa y sigo a la dragona con una feliz expresión en la cara.

-Por favor disculpalos… digo disculpelos… o… ¿La puedo tutear? Son buenos chicos, muy hábiles. Los elementaristas del fuego son los más pasionales e impulsivos en general, los elementaristas de la tierra, por otra parte, son más tranquilos y tolerantes, aunque algunas veces es como hablarles a estatuas…- Hablaba mientras caminaba junto a ella.

-¿Tu conociste a Merlín?¿Te habló alguna vez de este castillo?¿Es la primera vez que estas aquí?¿Qué siente Sean al estar en el hogar de la nemesis de su antepasado?

Me habia mantenido silencioso y al margen junto con mi hermano durante aquel acto y parte de la reunion, hasta que a Thoren le dio por aporrear la mesa. Y fue para proponerme a mi para guiar a los Renegados en ausencia de Johan. Me lo quedé mirando con sorpresa, halagado en realidad por la estima que demostró mi hermano en mi, pero sorprendido. Automaticamente mi mirada se desvió a Jo, seguro que ella se habia dado cuenta de lo que implicaban las palabras de mi hermano....me la encontré con una mueca en su cara.

Pero no me dieron tiempo a expresarme. Victorya habló. Le fruncí el ceño. Luego habló Zaph. A ella no se lo fruncí, ella me caia bien. Jo se fue, la segui con la mirada, quise irme tambien pero aun no podia. Mas gente se fue. Thoren llamó esclavista imperialista a la morena, y yo resoplé.

- Thorren, ten cuidado. - le dije unicamente antes de que se marchase. - Y ya hablarremos.... no des porr sentado nada acerrca de Blak. - no sabia si mi advertencia le llegaria o que.

La mayoria de la gente se habia largado ya. Decidí que si Jo habia marchado con Reiv a tratar algun asunto de Blaks, no era cosa mia entrometerme, asi que decidí que tambien seria buena idea aclarar algunas cosas con Viktorya. No me gustaba un pelo de su cabeza pero esto no es lo que Johan querría, de eso estaba seguro, asi que sali de aquella sala tratando de encontrar a la mujer.  Si podia aportar algo con lo de los artefactos magicos lo haria, aunque aquel plan del misil...no las tenia todas conmigo, no sabía por qué. Será porque el ruso de Armaggedon la palma. Bueno, casi todos la palman en Armagedon.

para Reed:

Pasaron los dias y mi recuperación y la de los demás heridos de aquella agónica huida concluyó. Al menos en lo referente a lo fisico. Las heridas que habian causado el vacio dejado por aquellos otros compañeros....nada, eso no se curaría a menos que lograsemos tenerlos de vuelta.

Era por aquello que fui incapaz de ir a aquel acto. Seguía sintiendome culpable porque Imram se habia quedado atrás por culpa mia. Me refugié en cuidar de mis dos hermanos pequeños...bueno, cuidar. Jugar con ellos. Al menos Ian y Lykaios ya se habian recuperado de las heridas de plata, habian conseguido sobrevivir. Tambien habia intentado hablar con mi padre pero estaba demasiado ocupado con no se que cosa. Y Erika iba de aca para allá furiosa.... a los pocos dias me habia enterado de que una de las personas que habiamos sacado del recinto era el chaval raro de la posada. Lo habia visto por ahi de refilón y habia tenido que preguntar que que hacia ahi, a otras personas, aun no habia hablado con el directamente.

Caminaba por los pasillos, ese dia un monton de gente salia de la sala de reuniones. A saber que habian decidido. Me encaminé hacia los jardines, a mi tambien me hacia falta un poco de aire. Pero de camino al exterior, me topé de bruces con Reed, cada uno en un extremo del pasillo. Ahora quedaria un poco ridiculo hacer como que no lo habia visto....ademas que no tendria mucho sentido.

-Ey. - lo saludé, todo lo casualmente que fui capaz. Aparté un momento la mirada antes de volver a posarla en él y avanzar un poco mas, para no estar hablando como dos desconocidos. Ademas... queria saber como estaba. - Te encuentras mejor?

Siguió avanzando por uno de los pasillos. Sus pasos se cruzaron con unos cuantos que hablaban de un tal Tobías y después con un puñado de niños que acosaban a una mujer de pelo blanco.
La mujer respondió en plan borde y eso le hizo gracia. Sonrió a medias al girar la esquina mientras negaba con la cabeza. Sacó de su bolsillo un paquete de tabaco arrugado y de él, un cigarro torcido que puso en su boca. Seguro que si su madre lo veía le gritaría... En fin. Varios pensamientos sobre su madre cruzaron su mente y entonces un ey! Sonó en el pasillo.
Alzó la mirada y después una ceja al ver a la muchacha del bareto aquel.
-ey!
"Como va eso?"
Soltó su mente en un tono más bien pervertido. Avanzó hacia el para preguntarle. No entendía la razón de su pregunta. Se habían visto una vez en un bar de mierda.
-Mejor?
"Acaso sabía que estaba herido?"
Mantuvo su mirada y procedió a encender el cigarro torcido. Estaba puto torcido vale? Casi roto.

- eeh... sí, eso he preguntado yo. Que si ya estás mejor

"Me ha devuelto la pregunta o me está repitiendo"

Lo observé, parecía bastante entero, más que su cigarrillo cutre que estaba roto. Me pasé el pelo de un lado detrás de la oreja

- me enteré de que tú también estabas allí encerrado - chasqueé la lengua. Debió de ser del grupo que evacuó después. - y ninguno de los que salimos de allí lo hizo de rositas asi que... - encogí mis hombros.. - como fue? Parece que todo esto te ha pillado aunque no quisieras inmiscuirte

Alzó una ceja soltando humo hacia un lado. Nadie le había explicado a esta muchacha quién era?.
-Fue poca cosa.
Soltó escuetamente observándola mientras hacía todos esos gestitos, Pelo detrás de oreja incluído.
-Una redada en las calles. Me destinaron a la arena.
Tras unos segundos en silencio supuso que debía preguntar. Frunció los labios y desvió la mirada.
-Al menos no perdiste otro ojo no?
Sí, esa era su forma de preguntar si estaba bien. Volvió a mirarla inclinándose un poco hacia ella.
-Te dije que hay que ser egoísta. Veo que no haces caso de los consejos. O a ti te pillaron también en las redadas?

Habían transcurrido ya por lo menos un par de meses desde que me encerraron en las asquerosas mazmorras, aunque al estar aquí metido he perdido un poco la noción del tiempo y sé poco de lo que sucede en el exterior. Intuí que de algún modo había vuelto la magia, pues un día bajaron a las mazmorras para algo más que darme la pobre ración de comida. Ese día me pusieron unas cadenas que reconocí rápidamente, las cadenas de penitente, que anulaban la capacidad de desaparición y poco a poco mermaban también la capacidad de hacer otro tipo de magia. No quisieron decirme demasiado cuando pregunté qué es lo que había pasado, si acaso habían conseguido encontrar la manera de revertir la antimagia. A decir verdad me sentí un poco desilusionado, pues quería tener algo que ver en la resolución del conflicto. No soportaba ver cómo pasaban de mí y no me necesitaban para nada, habiendo sido yo uno de los principales culpables en todo esto.

Detestaba a esos pretenciosos del grupo llamado Descendientes, detestaba también a los Soul que habían rechazado mi oferta, a los Blood Keepers que me habían dejado tirado y mucho más a la ridícula mujer que me había noqueado en el bosque para traerme hasta aquí. Por culpa de su absurda venganza he acabado encerrado, desperdiciando mi talento en esta desagradable celda. Para pasar los días me dedicaba a mantener la mente en funcionamiento, repasando mis conocimientos, tanto mágicos como científicos, que no son pocos. Preferí enfocarme en eso que en formas de devolverles la jugada, simplemente porque me iba a ser más útil por el momento. Así seguí, alternando esos ejercicios mentales con alguno que otro físico y las ocasionales visitas de los carceleros para lo justo, lo necesario para mantenerme vivo. Hasta que un día...

- ¿Qué es lo que trae a su excelencia por aquí? - pregunto en tono sarcástico al ver aparecer a Sean por allí, acompañado de un par más, el más joven de los Soul Reapers y una elfa. Me aparto la manta con un gesto de desdén, suponiendo rápidamente que vienen a pedir algo, de lo contrario no habrían mandado a tres, mucho menos uno de los miembros del Consejo. - Ah, déjame adivinar...no es una visita de cortesía. - finjo decepción, removiéndome para hacer sonar cadenas y grilletes cuando dice que viene a hablar conmigo y con suerte sacarme, a cambio de mi colaboración. Me inclino hacia delante, separando la espalda de la pared mientras clavo una dura mirada en el chico, aunque después también paso a mirar igual al resto de acompañantes. - Recuerdo haber ofrecido mi colaboración en la reunión, pero no sé quiénes decidisteis que lo mejor era tenerme aquí encerrado, en lugar de aprovechar lo que sé y lo que podía ofrecer. - replico con un tono de rencor que no me molesto en ocultar, es evidente que cualquiera lo tendría. - Ni siquiera me dejasteis defenderme de las acusaciones, ni participar en nada. Se ve que eso de los juicios justos no se lleva mucho por aquí...- suelto un sonido de exasperación por lo bajo, volviendo a reposar la espalda contra la piedra.

- No veo por qué tendría que creeros ahora, ya habéis decidido que soy culpable y no me vais a dejar salir de aquí. Además, ¿para qué necesitáis mi ayuda? se supone que habéis solucionado el problema de la magia...- alzo mis muñecas como queriendo decir que ya lo sé por el tipo de cadenas que han empleado conmigo, aunque luego dejo que aparezca una leve y casi imperceptible sonrisa triunfal en mis labios. - ... ¿o acaso estoy equivocado y sí que necesitáis mi ayuda...?

Zaphira Eire escribió:Antes de salir de la biblioteca decido ponerme un poco más cómoda quitándome algunos chalecos y el pañuelo del cuello para quedarme con lo básico, la camisa, el pantalón y los zapatos, camino por el pasillo y de golpe me asaltan un montón de críos que empiezan a atosigarme con un millón de preguntas que no entiendo y empiezan a ponerme de mal humor, aún más, se notaba que éstos no eran los de Sean que sabían perfectamente que detesto desastres como éste, los fulmino a todos con la mirada antes de pedirles que se detengan -¡Basta! menudo desastre, sois como un maldito enjambre de abejas- digo gruñendo a los chicos que no saben muy bien que hacer hasta que otros deciden acercar a Adael, me cruzo de brazos cuando lo tengo en frente y levanto una ceja -¿Tan difícil es enseñarles a hablar de uno en uno? te escucho, a ver si a ti consigo entenderte... le digo para que suelte lo que sea que tenga que decir.

Al parecer el elementalista quería unirse a los viajes que haríamos a Praga y Lyon, nos sería de gran ayuda con su magia y además era de los pocos descendientes con habilidades de combate, no puedo evitar pensar en Sayid y lo mal que lo debe estar pasando en garras de esa gentuza de la alianza -Eres más que bienvenido a la misión, Adael, de hecho ahora mismo iba a encontrarme con Benjamin para aclarar algunas cosas sobre el viaje además de trazar la ruta  seguir, si quieres puedes acompañarnos para que puedas enterarte del plan a seguir- sin decir nada más me dirijo a la bodega dónde he quedado con el pelirrojo de la brigada esperando que Adael me siga .

Al salir de la reunión me tomo un momento para comprobar que Lyakios se quede donde debe, y también para intentar cambiar un poco el mal humor que se me ha puesto por lo que me ha dicho Erika, insinuando que ya no me importan las personas que estén encerradas allí sólo porque ya tenemos a nuestro capitán con nosotros. No tiene nada que ver con eso, pues el maldito ciego es también como mi familia, pero hasta yo sé que sería absurdo volver ahora...eso o me he vuelto un cobarde, una de las cosas que menos me gustaría ser. Camino hacia las bodegas para ver si con unas copas se me pasa un poco el mosqueo, aunque mi colega pelirroja ya me ha hecho sentir culpable y estar dándole vueltas a la cabeza.

No sé si Zaphira vendrá por las bodegas tras mi invitación, así que decido empezar la "fiesta" por mi cuenta, cogiendo una botella de whisky escocés de hace unos 50 años. El saqueo que les estamos haciendo a los Le Fay no es ni medio normal, pero es lo que hay. Me siento en un barril que hay en el suelo de la bodega mientras descorcho la botella para pegar el primer trago, haciendo una mueca por lo raro que me sabe. Justo en ese momento entra Zaphira, a la que recibo con una sonrisa que se borra rápido al ver que viene acompañada. Claro, se ve que no ha pillado que es una cita, que ha entendido que es una fiesta y puede venir más gente. Carraspeo porque se me atraganta un poco el whisky, poniéndome en pie para recibirlos.

- Pensé que no vendrías. Y no sabía que habías invitado a más gente. - saludo también a Adael, al cual ya conocía por ser uno de los 20. No sé qué relación tienen, pero lo mismo es su novio y lo ha traído para marcar territorio. - Pillad una botella cada uno, nos hace falta después de tooodo lo que llevamos. - me impaciento y soy yo mismo el que les planta la botella entre las manos a cada uno, pegando otro trago de mi botella que me sabe ligeramente mejor que el anterior. - Tenemos un viaje que planear, en dos días deberíamos marcharnos. Tal y como dije en la reunión, cuanto antes acabemos, antes podremos rescatarles. ¿Cuántos vamos a Lyon? ¿qué transporte usamos?

Me siento un poco mal por las palabras de aquel hombre, tiene sus razones para estar enfadado, nadie debería recibir un trato así pero muchas de las personas en el castillo prefieren tenerlo encerrado por seguridad. -Sinceramente estoy muy lejos de ser "excelencia" pero tienes razón, no es una visita de cortesía- Su mirada se clava en mi como un puñal, intento no demostrar miedo o cualquier otra reacción negativa, sin embargo aquel hombre es como un animal enjaulado y en cualquier momento puede clavar sus colmillos en cualquiera de nosotros -Y yo estaba de acuerdo en esa reunión con recibir tu ayuda, pero creo recordar que al finalizar esa reunión huiste, no sin antes intentar hacer un trato con el señor Khaled, aún así estoy aquí para darte una segunda oportunidad en contra de la voluntad de muchos y creo que sabes muy bien que has hecho daño a muchas de las personas que ahora mismo viven en este castillo...-

Echo un vistazo a Adramelech y luego a la chica elfa a la cual no le he preguntado su nombre, hablándoles por lo bajo -Voy a entrar, tened los ojos bien abiertos- abro la celda y le doy un poco más de iluminación al lugar, tomo la manta que aquel hombre ha tirado y me acerco a él, su estado es bastante malo así que vuelvo a ponerle la manta, en ese lugar hace frío y la humedad no ayuda -Antes de que vuelvas a rechazarme voy a llevarte arriba para que tomes una ducha y bebas algo caliente, éste no es el mejor lugar ni las mejores condiciones para pedirle un favor a alguien, sin embargo voy a decirte algo, no intentes escapar o jugármela porque hay muchos que no dudarán en clavarte un puñal y eso ahora mismo no nos conviene, te necesitamos, es cuestión de tiempo que la alianza nos encuentre y eso no te beneficia, ¿Verdad? - Espero por la respuesta del alquimista sin quitarle los ojos de encima por si intenta algo, la verdad es que espero que en cualquier momento le empuje para intentar escapar y espero que Adramelech y la chica puedan detenerlo.

Adael:

Teniendo a Adael al lado parloteando como un loro podía entender perfectamente porqué sus alumnos eran así, no puedo evitar echarle un vistazo de arriba a abajo cuando me pregunta si me puede tutear, la verdad es que prefiero que no pero al ser parte del consejo no sería recomendable, eso y que puede que Sean me mate si se entera -Ahora entiendo porqué tus alumnos se comportan así, tu predicas con el ejemplo.... puedes tutearme si quieres... En ese momento dos alumnos de Sean pasan por el pasillo, se detienen un momento y hablan de forma educada, empezando con un "buenas noches señora Zaphira" para pasar a preguntar por Sean, les contesto con una amable sonrisa pues eso si era de mi agrado -Ahora mismo Sean se encuentra ocupado, si es muy importante podéis esperarlo en la biblioteca pero si puede esperar a mañana mejor, ahora deberíais ir a descansar, es tarde- Dicho esto los chicos se despiden tanto de mi  como de Adael, casi hasta me siento orgullosa de ellos.

Seguimos nuestro camino y el descendiente empieza a bombardearme con preguntas, ese chico no podía mantener la boca cerrada ni un minuto -No, no conocí a Merlín, pero mi padre fue su nieto, él me educó, me crió y me dio el apellido de su familia, desde entonces cuido de los descendientes de Merlín...- hace ya mucho tiempo que no pensaba en él... a veces le echaba de menos, a él y a muchos tantos que han ido dejando éste mundo y probablemente también llegue el momento en el que deba despedirme de Sean, no puedo evitar sentirme un poco melancólica pero aún así contesto a las preguntas de Adael hasta que llegamos a la bodega -Éste castillo fue construido muchos años después de la muerte de Merlín, así que no, no me habló de este castillo y tampoco es la primera vez que estoy aquí, La familia Eire y la familia Le Fey llevan ya muchos años colaborando, Sean y Catherin son amigos de la infancia así que no está en el castillo de su "némesis" está en el hogar de su amiga- Aunque decido omitir que el pobre le tiene algo de pánico a la chica, a ella y a las babosas.

Por fin llegamos a la bodega dónde nos esperaba Benjamin, su sonrisa es perceptible unos cuantos segundos, el tiempo justo desde que entro hasta que consigue ver a Adael, casi me da un ataque de risa pero lo disimulo llevandome una mano a la boca y haciendo como que estoy tosiendo -Vaya, cuanto polvo...- paso y me siento para recibir la botella del pelirrojo, descorchandola para darle un trago -Creo que no necesita presentación pero éste es Adael, uno del consejo de los 20, se ha ofrecido para acompañarnos en el viaje así que lo he traído para que hablemos sobre eso, no te importa, ¿verdad? claro que le importa y por eso lo he traído, para echarme unas risas, algo tenía que sacar por aguantar tanta charla  -Vamos los aquí presentes, los compañeros que te acompañen, Setelah si decide unirse y Sean, respecto al transporte la última vez Smaug y yo volamos hasta Turín, sin embargo ésta vez será más complicado al menos hasta salir de inglaterra, hay mucha vigilancia y puede que sea peligroso, además, si dejamos el campo de magia no podré transformarme hasta llegar a Lyon... ahora sonrío y miro al chico mientras cruzo mis piernas para continuar hablando -Lo bueno es que ahora nos acompañas tu, tengo entendido que sabes moverte, verdad Ben? digo con un tomo más amable echando un trago a la botella sin perder el contacto visual, esta noche pensaba pasármelo muy bien a costa del pobre pelirrojo.

Genievre:

Después de dormir un buen rato, una sensación húmeda en mi mejilla me despierta, resulta que estaba inundando la almohada con mis babas, estaba tan cansado que hasta dormía con la boca abierta, me siento unos minutos en el borde de la cama parpadeando pesadamente mientras mis neuronas despertaban pues estaba super empanado, me levanto y camino cual zombi por la enfermería oliendo el dulce olor del café, había una taza en una mesa y no dudo en beberla pues seguramente era de Lucio pero yo la necesitaba más.

Echo un vistazo a la hoja de tareas pendientes de la enfermería, se me estaba acumulando el trabajo y eso no era bueno, salgo de la enfermería y me pongo en marcha rumbo a la habitación de la chica de cabello lila con una poción de matalobos encima, al parecer no se había recuperado del todo por el desastre de la falta de magia a pesar de llevar un par de meses aquí así que controlarla era necesario si no queríamos ser comida de lobo. Toco la puerta de la habitación y entro -Buenas noches, es hora de tu chequeo y la medicin... joder, menudo desastre- la habitación estaba patas arriba con cosas tiradas por todas partes, ropa, libros... muchas cosas, me acerco a la chica para darle la poción y de paso hacerle un chequeo rápido para ver su estado, claro está que teniendo todos los sentidos alerta por si se le iba la pinza y tenía que desaparecerme para que no se coma a éste caramelito de orejas picudas.

Acariciaba el suelo con las yemas de mis dedos y la mirada perdida fija en la ranura que separaba la puerta del suelo. Tal vez salir no era tan mala idea, tal vez con huir hasta la punta más lejana del castillo era suficiente.Tal vez conseguiría que la razón fuese más fuerte que el instinto y no acabase ignorando cuando se acercase.
"O puede que lo ignore y acabe saltando sobre él en mitad del salón y monte un numerito"
De pronto una voz me sacó de mis pensamientos que habían derivado en una escena muy extraña. Fijé la vista en los pies de quien quiera que fuese y después alcé la vista aún cabeza abajo.
-emmm...
Me incorporé rápidamente, me había pillado por sorpresa. No es que no estuviese acostumbrada a la falta de intimidad. En el barco todo el mundo entraba a todos los camarotes sin más pero por alguna razón sentía que habían invadido mi espacio. Miré alrededor al conjunto de trastos esparcidos. Mi desastroso espacio.
-No es un desastre!es...se llama... edtoy expresando mis emociones.
Solté tras vacilar. En realidad sabía que era un desastre. Lo de ordenar nunca había sido lo mío. Miré al elfo, me sonaba... puede que de los días de curación. Olfateé la estancia por un segundo y mi rostro adquirió una expresión de asco.
-Matalobos?otra vez?
"Cuantas pociones de esas voy a tener que tomar?"
El elfo se acercaba cuando me percaté de la puerta abierta. Se oía mucho jaleo. Debía ser por el homenaje.
-Has ido a la reunión?

La chica intenta justificar el desastre diciendo que es para expresar sus sentimientos -Claro que si, eres una auténtica artista bohemia- digo con cierto sarcasmo  mientras le tiendo el frasco de poción -Sep, otra vez matalobos pero la dosis es más pequeña, solo para asegurarnos de que no se te va la olla, hay muchos estudiantes tiernos a los que podrías incarles el diente, aunque a mi me van más los tíos cachas, tienen más carne- Digo bromeando mientras pienso el el ruso buenorro de antes a la vez que cierro la puerta que he dejado abierta.

Echo un vistazo a mi chuleta de médico para ver el nombre de la chica, Genievre por lo que se ve -Sinceramente esta mañana me he pillado una buena y que den gracias a que fui al dichoso homenaje y no es que yo tenga mucho que aportar en esa reunión así que... hice algo más productivo, dormir la mona, pero no se lo digas a nadie- Espero a que se tome toda la poción y saco mi estetoscopio para tomarle las constantes y escuchar como reacciona además de pedirle que se siente sobre la cama para poder trabajar mejor -Dime, ¿Qué tal te encuentras éstos días? sigues sintiendo ira o algún otro sentimiento producto del descontrol por la magia?-

Zaphira:

Cuando alcanzo a Zaphira, estudiantes de magia blanca están hablando con ella. Una vez terminan, nos saludan muy formalmente y se retiran.

-Yo pensaba que se le decía “Señora” a las mujeres casadas.- Dije pensativo. Luego abrí mucho los ojos como si tuviera a la mismísima espada en la piedra delante mío. -¿Estas casada?-

Ella respondía mi preguntas y yo la escuchaba atentamente hasta que dijo eso de estar en el hogar de su amiga, momento en el que esbozé una sonrisa muy grande y pase un brazo sobre sus hombros para que nuestros costados estén pegados y dije -¡Yo también estoy en el hogar de una amiga! Y los amigos de mis amigos son mis amigos. Cath es genial, ahora esta con eso de ser madre primeriza, así que está bastante ocupada, pero sigue siendo genial.- Para ese momento ya estábamos bajando las escaleras hacia la bodega.

En el momento en el que entro a la bodega y veo cómo se apaga la sonrisa de del elementarísta del fuego me siento tonto, culpable y como si estuviera de más cuando intuyo porqué sonreía. Quito mi brazo de sus hombros a velocidad luz. Me parece que es cruel de parte de Zaphira hacerle esto al pelirrojo. Incluso se ríe de él, aunque lo disimula. Agarro la botella mientras Zaphira me presenta, más por cortesía que por otra cosa porque yo no tomo y me quedo mirando la botella mientras me siento. Dejo que hablen hasta que escucho mi oportunidad cuando la dragona dice que el mago sabe moverse.

-Te he visto con la magia elemental del fuego. Tienes talento. Justo estábamos hablando de eso con Zaphira de camino hacia aquí ¿Cómo lo habías descripto? Dijiste algo bueno en el pasillo…- Quede pensativo un momento pero continué hablando sin darle margen a Zaphira para desmentir mis palabras -¡Oh, si! Que eres tan intenso como el sol… ¿Era así? Por lo del rescate en la base de la Alianza Humana. Parece como si entendieras al fuego, eres uno con él.- De mi dedo índice sale un pequeña llama que me quedo absorto mirando. -Puedes ser terrible y devastador…- Luego miro a Ben con una sonrisa amable y sigo hablando. -Pero también cálido y acogedor.- Con un leve movimiento del dedo enciendo velas en la zona que nosotros estamos dándole un aire más íntimo, sabía que las velas estaban allí porque conozco el castillo.

-En fin, tengo un censo que hacer mañana temprano así que mejor me retiro. Disfruten el vino, saldremos dentro de un par de días, yo me encargaré de empacar provisiones.- Dije dejando la botella cerca de la dragona y sonriéndole. Con mi control sobre el aire me retiré de la bodega rápidamente y llegué al pasillo, no me gusta eso de aparecer y desaparecer, de camino a mi habitación fui escoltando a los estudiantes a sus respectivas habitaciones hasta dejar los pasillos vacíos. De lejos ya se podían escuchar algunos ronquidos. Al fin llegué a mi habitación y me tire en el colchón quedando dormido al instante.

Crucé mis brazos ante su ironía poniendo cara de francesa digna.
-No puedes juzgar el genio creativo de la gente sin conocerles. Orejitas.
Solté ritintinamente juguetona. No era en plan insulto ni nada, simplemente me había salido así. Tomé la poción entre mis manos y resoplé haciendo que el pelo cercano a mi cara se moviese.
"No pensaba comerme a nadie... casi.."
Empecé a beber hasta que oí lo siguiente. Tosí algo atragantada mirando unos segundos a Aldaron y simplemente solté una risotada mientras me limpiaba el líquido expulsado. No había oído nunca a un elfo tan poco elegante.
-En algo estamos de acuerdo.
Solté aún riendo y después parpadeé cuando confesó ser un borrachuzo. Entrecerré los ojos observándole mientras me sentaba en la cama.
-Tu no serás de la Brigada?
"Le pegaría tanto... "
Terminé la poción asquerosa dejando el frasco a un lado, entre unos cuantos libros y un montón de collares que había sacado de algún lado. Dejo que haga sus cosas de médico negando a lo de la rabia.
-Parece que es cosa de la falta de magia.
Después frunzo los labios y encojo un hombro.
-No siento nada diferente de mis poderes normales. Por cierto... intenta no... no tocarme mucho.
Suelto agarrandole de una zona cubierta de su brazo posicionándolo mejor.

Sean Eire escribió:Me siento un poco mal por las palabras de aquel hombre, tiene sus razones para estar enfadado, nadie debería recibir un trato así pero muchas de las personas en el castillo prefieren tenerlo encerrado por seguridad. -Sinceramente estoy muy lejos de ser "excelencia" pero tienes razón, no es una visita de cortesía- Su mirada se clava en mi como un puñal, intento no demostrar miedo o cualquier otra reacción negativa, sin embargo aquel hombre es como un animal enjaulado y en cualquier momento puede clavar sus colmillos en cualquiera de nosotros -Y yo estaba de acuerdo en esa reunión con recibir tu ayuda, pero creo recordar que al finalizar esa reunión huiste, no sin antes intentar hacer un trato con el señor Khaled, aún así estoy aquí para darte una segunda oportunidad en contra de la voluntad de muchos y creo que sabes muy bien que has hecho daño a muchas de las personas que ahora mismo viven en este castillo...-

Echo un vistazo a Adramelech y luego a la chica elfa a la cual no le he preguntado su nombre, hablándoles por lo bajo -Voy a entrar, tened los ojos bien abiertos- abro la celda y le doy un poco más de iluminación al lugar, tomo la manta que aquel hombre ha tirado y me acerco a él, su estado es bastante malo así que vuelvo a ponerle la manta, en ese lugar hace frío y la humedad no ayuda -Antes de que vuelvas a rechazarme voy a llevarte arriba para que tomes una ducha y bebas algo caliente, éste no es el mejor lugar ni las mejores condiciones para pedirle un favor a alguien, sin embargo voy a decirte algo, no intentes escapar o jugármela porque hay muchos que no dudarán en clavarte un puñal y eso ahora mismo no nos conviene, te necesitamos, es cuestión de tiempo que la alianza nos encuentre y eso no te beneficia, ¿Verdad? -  Espero por la respuesta del alquimista sin quitarle los ojos de encima por si intenta algo, la verdad es que espero que en cualquier momento le empuje para intentar escapar y espero que Adramelech y la chica puedan detenerlo.

Dejo de mirar al par de acompañantes que se ha traído Sean, que por el momento siguen bastante calladitos y calmados. Tal vez sólo los haya traído para asegurarse de que no le hago nada, y no tienen intención de intervenir en ningún momento mediante la palabra. - No huí. - rectifico sus palabras con calma, aunque me molesta que eso sea lo que se va contando por ahí. - Busqué a Khaled porque sus calaveras me parecieron lo más útil y rápido para intentar potenciar el prototipo de amplificación de magia que cree hace años. Precisamente me dio la idea el tal Tesla, cuando dijo que las usó para evitar que la isla cayese tan rápido. Pensé que podían ser la solución más rápida, pero ni me dejasteis intentarlo. - vuelvo a reprochar nuevamente, haciendo caso omiso a eso de que he hecho mucho daño a la gente de este castillo, a la mayoría de ella. Son unos exagerados y unos dramas, ni que les hubiese matado. A mi también me han puteado robándome y entrando en mi castillo y no voy llorando en rencor eterno por ahí. El caso es que Sean no miente, me he enemistado con licántropos por lo de la máquina aquella de conversión forzosa y control, me he enemistado también con la pelimorada por la tontería de secuestrarla para experimentar con ella, con su estúpida pareja, el traidor Setelah, y también con los renegados por aquel asuntillo de la epidemia de SPM. Creo que también me sigue odiando Reiv por un par de cosas más, como lo de ponerle aquel aparato en el corazón para que trabajase para mí a cambio de no matarle. Todo eso por no mencionar que ahora casi toda la raza mágica parece odiarme por haber facilitado información secreta a la Alianza para dejarnos sin magia, cosa por la que sí que estoy sumamente arrepentido.

Ruedo los ojos cuando avisa a los otros de que va a entrar, como si esperase que actuase como una bestia abalanzándome sobre él. Sería estúpido tratar de huir en un castillo tan lleno de gente, tan vigilado. Observo a Sean con frialdad mientras se acerca para volver a ponerme la manta, aunque esta vez no me niego. Además, eso de poder salir de aquí para poder comer, ducharme y calentarme parece un buen comienzo para una negociación, así que tampoco me niego. - Por favor...no me creas tan idiota como para hacerte algo en este momento. No me vendría mal tener un aliado sensato como tú, a los demás los ciega el rencor, tanto como para despreciar mi conocimiento. Me has ofrecido una mejora...pero sigues sin decirme qué quieres a cambio. Asumo que debo esperar a no parecer un pordiosero para poder entablar conversación con su excelencia...- repito otra vez esa palabra, porque me pareció que le incomodaba. Sonrío ligeramente, poniéndome en pie con cierto esfuerzo.

- Sí, supongo que la Alianza también me busca. Al menos antes, querrían matar a cualquier cabo suelto que pudiese dar información al enemigo. Imagino que ya es demasiado tarde para ellos. ¿Cómo habéis logrado que vuelva la magia al castillo? - pregunto ávido de información, esperando que de el paso para abrir la celda y sacarme de allí. Nadie excepto él se ha disculpado por haberme tenido aquí encerrado, pero deberían...

El recochineo y que me llame orejitas me hace sonreír, la chica era maja, incluso se ríe con mis ocurrencias, primera persona que no quiere matarme al verme o me pone cara de oler mierda como muchos de los estirados que andan por aquí a veces -Uuuuuuh! así que también te van grandotes, dime, ¿Has visto al ruso esculpido por los dioses que se pasea por ahí sin camiseta? joder, quiero comer en esos ondulantes pectorales- la chica no para de reírse lo cual es bueno para su estado de ánimo y su salud.

Cuando me pregunta si soy parte de la brigada soy yo el que se echa a reír -No, no soy parte de la brigada, aunque no rechazaré una invitación a una de vuestras fiestas, tenéis buena fama de fiesteros y bebedores empedernidos, aquí dónde me ves soy médico de la isla de Ouroboros, Aldaron Feilon, Enchanté mademoiselle Rousseau- No me ha preguntado mi nombre pero ya que hemos roto el hielo no la voy a dejar con la duda.

Las noticias sobre su ira me alegran, quiere decir que la magia juega un papel muy importante incluso en los licántropos, sin embargo me sorprende cuando dice que no la toque demasiado, le sonrío de forma amable para tranquilizarla -No te preocupes, solo quiero comprobar tus pulsaciones y el ritmo cardiaco además de escuchar tus pulmones, solo será un momento... aún así intento hacerlo tan rápido como puedo para que no se ponga nerviosa -Bueno, parece que todo marcha bien, sin embargo debo recetarte un poco de luz solar al menos unas horas al día, si no te sientes segura puedes pedir a uno de tus compañeros que te acompañe o te asignaré uno de oficio, sal a caminar un poco, te sentará bien.-

post de Zaphira y Adael:

Hago un gesto pasota cuando dice lo del polvo y le da la tos, pensando que es una finolis. Tenía que ver cómo tenemos el barco de la Brigada, si lo ve le da algo. - No, claro que no me importa que hayas traído a Adael, si se va a venir al viaje debe enterarse de lo que quiera que sea que vayamos a hablar. -Bebo otro par de tragos mientras Zaphira me presenta a Adael, haciendo un gesto con la mano como queriendo decir que ya lo conozco, hemos tenido bastante contacto con la gente de Ouroboros, con ese de que Lykaios participó en el torneo y tal. Después me siento de nuevo en uno de los barriles, prestando atención a Adael, que va ganando puntos por momentos y me empieza a caer muy bien por lo que dice de mis habilidades con el fuego. Significa mucho que el mejor de los elementaristas te diga algo como eso, así que lo miro con gesto ilusionado, más todavía cuando me repite las palabras de Zaphira. - Wow, ¿de verdad ha dicho eso? pues viniendo de una dragona y del descendiente que domina todos los elementos...es un halago. Gracias. Ya si eso os invito a una barbacoa para demostraros mis habilidades mejor. Cuando estemos en Francia contactaré con los colegas de Marsella, espero que no les hayan hecho nada por no comportarse como se espera de alguien de la Alianza... - murmuro un 'qué majo' cuando Adael enciende las velas, poniéndome más que orgulloso cuando Zaphira dice que sé moverme bien.

- Ni te lo imaginas...- respondo automáticamente con la sonrisa modo ligar on, pegando otro trago a la botella mientras me inclino un poco hacia delante. - Si quieres te lo demuestro. - dejo que lo interprete como quiera, desviando la atención de ella un momento cuando Adael se despide, pensando que tal vez se ha sentido incómodo. Le compensaré con cerveza luego. - De acuerdo, ¡nos vemos en el viaje! me llevaré cosas para que las rosticemos mientras volamos. - me despido del elementarista, volviendo la mirada hacia Zaphira. - Un tipo simpático...¿no será tu novio, no?