Recuerdo del primer mensaje :
Casa de la familia Hacksaw. Se encuentra en la periferia londinense, fuera del núcleo urbano. Situada en lo alto de una colina, alejada de otras urbanizaciones de la zona, aunque a día de hoy poca gente vive por aquí. La casa estuvo abandonada varios años durante la guerra, aunque tras recientes reformas y pequeñas reparaciones en el interior vuelve a ser habitable.
No entendió a qué venía eso de que iba a irse. ¿Por eso estaba en el acantilado? ¿Por eso estaba con Azahar? ¿Iban a irse juntos? Miró un momento hacia la casa, recordando cómo los había encontrado aquel día y la ficha cayó en su sitio. Bajó la mirada un instante antes de volver a verlo -Porque no sabía cómo recuperarlo, porque no podía volver a ser la de antes- Se explicó tratando de que entendiera porqué había estado como había estado.
Tensó los labios al oírlo exasperarse, se suponía que sabía que aquello iba a ir mal pero la situación le estaba carcomiendo por dentro. Sabía que el tema de Aelin no habían llegado a discutirlo y ahí estaba la razón. Ian sólo la veía como una melodramática cuando Catherine simplemente quería algo que no podía obtener. Una utopía. Además, Ian no entendía que no temía de Aelin, temía de Morgana porque no sabía su alcance, no sabía si quedaba ALGO de Aelin; ni siquiera Matvey se lo podía decir -Morgana está empeñada en vengarse de los Pendragon…Son bebés pero...No sé si es seguro- Le espetó antes de ver a su hijo ir dentro con los mellizos.
Ladeó suavemente la cabeza cuando le dijo que no le mirara así, corrigió su rostro porque ella sabía perfectamente que no iba a dañarla. No quería que creyera eso. Al ver su gesto, tapándose la cara, intentó controlar el puchero que se le formaba en los labios, mordiéndose el inferior para no largarse a llorar. Temía que Aedan salieran y los viera… La pregunta fue tan directa que Catherine frunció el ceño. No solía hablar con ese tipo de palabras, pero aún así. Inspiró profundamente, siendo bien consciente de lo que había estado haciendo. Tardó un poco en responder mientras se secaba las lágrimas que se le habían escapado -Sí- No tenía porqué dar más explicaciones -He estado en Ávalon-
La forma en la que se acercó mirándola así, con tanto resentimiento y rencor, hizo que finalmente rompiera a llorar; sintiéndose la peor persona del mundo, pero no se movió. Escuchó cada una de sus palabras como dagas a su pecho y asintió, aceptándolo…Porque a fin de cuentas se lo merecía ¿Cuántas veces había pedido perdón por arrastrarlo a su vida? ¿Al Consejo? ¿A sus líos? ¿A sus maldiciones? Miles de veces. Miles de veces. Y quizás, desde el momento uno había estado esperando estas palabras de él. Eso no evitaba que dolieran profundamente. Le costó un poco encontrar un momento entre las lágrimas para hablar -Yo no- Murmuró, porque le daba igual lo que él pensara, se suponía que ella tenía que expresar lo suyo -Yo no me arrepiento ni un segundo de mi vida contigo- Le dijo mirándolo a los ojos, alzando suavemente un hombro mientras apoyaba la mano en su pecho -Siento haberme atravesado en tu camino y haberte arrastrado a mis mierdas, Ian. Perdón por arruinarlo todo…- Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, aunque de poco servía porque seguían cayendo.
Tensó los labios al oírlo exasperarse, se suponía que sabía que aquello iba a ir mal pero la situación le estaba carcomiendo por dentro. Sabía que el tema de Aelin no habían llegado a discutirlo y ahí estaba la razón. Ian sólo la veía como una melodramática cuando Catherine simplemente quería algo que no podía obtener. Una utopía. Además, Ian no entendía que no temía de Aelin, temía de Morgana porque no sabía su alcance, no sabía si quedaba ALGO de Aelin; ni siquiera Matvey se lo podía decir -Morgana está empeñada en vengarse de los Pendragon…Son bebés pero...No sé si es seguro- Le espetó antes de ver a su hijo ir dentro con los mellizos.
Ladeó suavemente la cabeza cuando le dijo que no le mirara así, corrigió su rostro porque ella sabía perfectamente que no iba a dañarla. No quería que creyera eso. Al ver su gesto, tapándose la cara, intentó controlar el puchero que se le formaba en los labios, mordiéndose el inferior para no largarse a llorar. Temía que Aedan salieran y los viera… La pregunta fue tan directa que Catherine frunció el ceño. No solía hablar con ese tipo de palabras, pero aún así. Inspiró profundamente, siendo bien consciente de lo que había estado haciendo. Tardó un poco en responder mientras se secaba las lágrimas que se le habían escapado -Sí- No tenía porqué dar más explicaciones -He estado en Ávalon-
La forma en la que se acercó mirándola así, con tanto resentimiento y rencor, hizo que finalmente rompiera a llorar; sintiéndose la peor persona del mundo, pero no se movió. Escuchó cada una de sus palabras como dagas a su pecho y asintió, aceptándolo…Porque a fin de cuentas se lo merecía ¿Cuántas veces había pedido perdón por arrastrarlo a su vida? ¿Al Consejo? ¿A sus líos? ¿A sus maldiciones? Miles de veces. Miles de veces. Y quizás, desde el momento uno había estado esperando estas palabras de él. Eso no evitaba que dolieran profundamente. Le costó un poco encontrar un momento entre las lágrimas para hablar -Yo no- Murmuró, porque le daba igual lo que él pensara, se suponía que ella tenía que expresar lo suyo -Yo no me arrepiento ni un segundo de mi vida contigo- Le dijo mirándolo a los ojos, alzando suavemente un hombro mientras apoyaba la mano en su pecho -Siento haberme atravesado en tu camino y haberte arrastrado a mis mierdas, Ian. Perdón por arruinarlo todo…- Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, aunque de poco servía porque seguían cayendo.
- ¿Y qué? nadie podemos ser exactamente los de antes y aún así... - no terminó la frase, ya ni sabía lo que quería decir. Se le agolpaban las palabras en la cabeza y ninguna servía para expresar la sensación de frustración y fracaso que tenía. Aún así esta vez parecía bastante claro que era el final definitivo para lo que habían tenido, no era una crisis más. El tema de Morgana había sido probablemente el remate final que faltaba, más que el detonante principal. Así empezaba a verlo conforme más lo pensaba. Le preocupaba más el desarrollo de Aelin que el hecho de que no fuese "seguro" juntarlos. En serio, ¿qué esperaba que sucediera? ¿que le diese una patada en la cuna o algo así?
- Si no lo intentas no lo sabrás. Y Aelin también tiene derecho a estar con su madre. - el cómo iban a organizarse a partir de ahora era algo que no quería pensar en ese momento, en medio de aquella espiral de verdades dolorosas en la que se habían metido. No tardó en venir la que menos soportaba, aunque tal vez no debía darle tanta importancia al hecho de que se hubiese acostado con él como a que no se arrepintiese de ello y hubiese tomado una decisión. Su intuición y su olfato no le habían fallado, por mucho que le jodiera. Catherine había estado con ese hombre de nuevo, y esta vez no había sido por obligación, por librarlos de una maldición como cuando tuvo que casarse deprisa y corriendo con el Pendragon.
Por un momento pensó que ella le pegaría una bofetada por soltarle todo aquello de que se arrepentía y el modo en el que preguntó si se lo había tirado, pero no llegó nada de eso. En su lugar sólo hubo lágrimas y una expresión que no se le iba a olvidar nunca. El maldito nudo del pecho se acrecentó más aún. Él había mentido por puro resentimiento, sólo porque si echaba la vista atrás y pensaba en los buenos momentos que no volverían todo sería más difícil todavía. Se tragó todo para dentro y logró contener las ganas de llorar con ella.
- Deja de pedirme perdón de una vez... yo fui libre de escoger. De escogerte. Métetelo en la cabeza. Jamás te pedí perdón por sacarte de tu isla y por meterte a un mundo lleno de peligros, porque tú también podías elegir. - no quería quedar de víctima, ni que le compadeciese. Detestaría que fuese así. Algo le impidió decir que en realidad él tampoco se arrepentía, se lo guardaría para sí mismo hasta que necesitase sacarlo. - Ni tú ni yo somos unos santos. Te fui infiel y me sentí culpable por ello, pero supongo que ahora estamos a la par. - no había pensado en confesarlo porque pensaba que aún tenían posibilidades, pero así...así tal vez pudiese sumarle algo más a los motivos para abandonarle.
- Si no lo intentas no lo sabrás. Y Aelin también tiene derecho a estar con su madre. - el cómo iban a organizarse a partir de ahora era algo que no quería pensar en ese momento, en medio de aquella espiral de verdades dolorosas en la que se habían metido. No tardó en venir la que menos soportaba, aunque tal vez no debía darle tanta importancia al hecho de que se hubiese acostado con él como a que no se arrepintiese de ello y hubiese tomado una decisión. Su intuición y su olfato no le habían fallado, por mucho que le jodiera. Catherine había estado con ese hombre de nuevo, y esta vez no había sido por obligación, por librarlos de una maldición como cuando tuvo que casarse deprisa y corriendo con el Pendragon.
Por un momento pensó que ella le pegaría una bofetada por soltarle todo aquello de que se arrepentía y el modo en el que preguntó si se lo había tirado, pero no llegó nada de eso. En su lugar sólo hubo lágrimas y una expresión que no se le iba a olvidar nunca. El maldito nudo del pecho se acrecentó más aún. Él había mentido por puro resentimiento, sólo porque si echaba la vista atrás y pensaba en los buenos momentos que no volverían todo sería más difícil todavía. Se tragó todo para dentro y logró contener las ganas de llorar con ella.
- Deja de pedirme perdón de una vez... yo fui libre de escoger. De escogerte. Métetelo en la cabeza. Jamás te pedí perdón por sacarte de tu isla y por meterte a un mundo lleno de peligros, porque tú también podías elegir. - no quería quedar de víctima, ni que le compadeciese. Detestaría que fuese así. Algo le impidió decir que en realidad él tampoco se arrepentía, se lo guardaría para sí mismo hasta que necesitase sacarlo. - Ni tú ni yo somos unos santos. Te fui infiel y me sentí culpable por ello, pero supongo que ahora estamos a la par. - no había pensado en confesarlo porque pensaba que aún tenían posibilidades, pero así...así tal vez pudiese sumarle algo más a los motivos para abandonarle.
Se quedó en silencio, oyendo sus palabras porque en eso tenía razón. Él tampoco podía volver a ser el de antes, pero aún así… Inspiró lenta y profundamente, como si con eso pudiera reunir más valentía para continuar aquella conversación. Miró hacia Zephyr cuando mencionó lo de Aelin, pensando que… -Tienes razón- No hacía nada siendo presa del miedo, si estaba con ellos podía observar su interacción y quizás poder discernir mejor cuan afectada estaba Aelin. Miró hacia la casa como si con ello pudiera ver a su hija. El gesto se mantenía preocupado pero pensativo. No sabía bien cómo proceder y ahora que no estaban seguros en ningún sitio - En realidad, ninguno está seguro conmigo- Murmuró con tristeza, siendo consciente de la sombra de Charles sobre su destino. Sin duda, iba a tener que hablar mejor con la niñera.
Tensó los labios cuando le soltó aquello con…el mismo discurso de siempre. Catherine apartó la mirada sintiendo que los ojos volvían a empañarse. ¿Qué se supone que le iba a decir ahora? ¿Qué otra cosa le quedaba por decirle si no quería ni sus disculpas? Pero suponía que… otra vez -Tienes razón- Añadió en un susurro. Ella también lo había elegido una y otra y otra vez. En contra del Consejo, de las reglas, de los protocolos, de todo. Y no se arrepentía, a diferencia de él.
Volvió la mirada hacia él cuando dijo que no eran santos, asintiendo brevemente pero lo que vino después no se lo esperó. Dolió, por supuesto. No quería los detalles, pero su mente no tardó en volar. Miró hacia la casa de nuevo preguntándose si esa escapada con Azahar había tenido algo que ver. Ojalá fuera con ella. Porque sabía bien lo mucho que quería a Ian, lo mucho que lo comprendía. Le miró de nuevo, no sabía qué decirle. Alzó la mano y le apartó un poco el pelo de la cara, asintiendo con los labios en una mueca tensa y un nudo en la garganta.
Arrugó la nariz tratando de combatir aquel nudo y cuando finalmente habló lo hizo con la voz quebrada -Necesito encontrar un lugar alejado, al que no lleguen las raíces del Sanguis Ligno…- Tragó con mucho esfuerzo - Charles quiere matarme para devolverme lo que hizo el puto de Urien- Resumió negando con la cabeza y soltó el rostro de Ian para limpiarse las lágrimas -¿Puedo pedirte un último favor? Si en cualquier circunstancia…- Se detuvo un momento porque la sola idea la aterrorizaba. Arrugó de nuevo la nariz tratando de contener las lágrimas con poco éxito -...Llegase a lograrlo… Háblales de mí y de lo que los quiero. Que renuncien al Consejo y hagan su vida contigo lejos del drama de Ouroboros- Soltó el aire lentamente, como si la voluntad le hubiese abandonado tras esas palabras y esperó por su respuesta. Sabía que era mucho pedir tomando en cuenta la situación actual pero necesitaba que lo supiera…que si un día desaparecía, que si un día no volvía…Había una razón detrás.
Tensó los labios cuando le soltó aquello con…el mismo discurso de siempre. Catherine apartó la mirada sintiendo que los ojos volvían a empañarse. ¿Qué se supone que le iba a decir ahora? ¿Qué otra cosa le quedaba por decirle si no quería ni sus disculpas? Pero suponía que… otra vez -Tienes razón- Añadió en un susurro. Ella también lo había elegido una y otra y otra vez. En contra del Consejo, de las reglas, de los protocolos, de todo. Y no se arrepentía, a diferencia de él.
Volvió la mirada hacia él cuando dijo que no eran santos, asintiendo brevemente pero lo que vino después no se lo esperó. Dolió, por supuesto. No quería los detalles, pero su mente no tardó en volar. Miró hacia la casa de nuevo preguntándose si esa escapada con Azahar había tenido algo que ver. Ojalá fuera con ella. Porque sabía bien lo mucho que quería a Ian, lo mucho que lo comprendía. Le miró de nuevo, no sabía qué decirle. Alzó la mano y le apartó un poco el pelo de la cara, asintiendo con los labios en una mueca tensa y un nudo en la garganta.
Arrugó la nariz tratando de combatir aquel nudo y cuando finalmente habló lo hizo con la voz quebrada -Necesito encontrar un lugar alejado, al que no lleguen las raíces del Sanguis Ligno…- Tragó con mucho esfuerzo - Charles quiere matarme para devolverme lo que hizo el puto de Urien- Resumió negando con la cabeza y soltó el rostro de Ian para limpiarse las lágrimas -¿Puedo pedirte un último favor? Si en cualquier circunstancia…- Se detuvo un momento porque la sola idea la aterrorizaba. Arrugó de nuevo la nariz tratando de contener las lágrimas con poco éxito -...Llegase a lograrlo… Háblales de mí y de lo que los quiero. Que renuncien al Consejo y hagan su vida contigo lejos del drama de Ouroboros- Soltó el aire lentamente, como si la voluntad le hubiese abandonado tras esas palabras y esperó por su respuesta. Sabía que era mucho pedir tomando en cuenta la situación actual pero necesitaba que lo supiera…que si un día desaparecía, que si un día no volvía…Había una razón detrás.
El hecho de que le diese la razón dos veces no le dejó más conforme, sino todo lo contrario. Estaba confuso porque no estaba seguro de haberla dejado sin argumentos o si simplemente lo hacía por no discutir más. Se quedó con una mala sensación en el cuerpo al escuchar eso de que los niños no estaban seguros con ella, suponiendo que era porque en Ávalon los verían como posibles usurpadores a eliminar. Tal vez no el maldito Pendragon, sino los del alrededor. No se fiaba. La interrogó con la mirada como queriendo decir que se explicase un poco mejor, aunque tenía bastante claro que debía ser por eso, por posibles traiciones.
No hubo palabras ni reclamos por parte de Catherine cuando él también confesó que le había sido infiel para igualar todo un poco, ya fuese por quitarse un peso de encima al decirlo o por quitárselo a ella. En su lugar sólo hubo silencio, vacío. Algunos silencios gritan, y para él fue uno de esos. El gesto de asentimiento y aceptación, el modo en que le apartó el cabello de la cara...le rompieron mucho más que cualquier palabra malsonante o desprecio que pudiera haberle hecho. Se estaba sintiendo rastrero y pensando que era cierto que Catherine había madurado mucho más que él, quien no podía evitar sentirse herido y traicionado, reaccionando como un animal que se revolvía.
- Éramos demasiado jóvenes, no sabíamos lo que hacíamos.
El puto orgullo le impedía decir que iba a echarla de menos, que mentía con lo de arrepentirse. Apartó la mirada de ella unos segundos, pasándose el dorso de la mano por los ojos como si le picasen, pero no era ese el motivo. Sólo volvió a mirarla al escuchar aquello de Charles y que quería matarla, notando un sobresalto momentáneo del corazón contra su pecho.
- ¿Por eso decías que nuestros hijos no estaban a salvo contigo? ¿Ahora va a por ti, después de todo lo que has hecho por los Pendragon? - no pudo ocultar que estaba asustado cuando le hizo aquella petición de si le pasaba algo, como si fuese a morir de manera inminente por un ataque. Negó con la cabeza agobiándose con la idea, tomándola por los hombros a pesar de que tuviese al bebé en brazos. - No puedes irte así y dejarme con la incertidumbre de si volveremos a verte o no, pretender que te lo prometa sin más.
No hubo palabras ni reclamos por parte de Catherine cuando él también confesó que le había sido infiel para igualar todo un poco, ya fuese por quitarse un peso de encima al decirlo o por quitárselo a ella. En su lugar sólo hubo silencio, vacío. Algunos silencios gritan, y para él fue uno de esos. El gesto de asentimiento y aceptación, el modo en que le apartó el cabello de la cara...le rompieron mucho más que cualquier palabra malsonante o desprecio que pudiera haberle hecho. Se estaba sintiendo rastrero y pensando que era cierto que Catherine había madurado mucho más que él, quien no podía evitar sentirse herido y traicionado, reaccionando como un animal que se revolvía.
- Éramos demasiado jóvenes, no sabíamos lo que hacíamos.
El puto orgullo le impedía decir que iba a echarla de menos, que mentía con lo de arrepentirse. Apartó la mirada de ella unos segundos, pasándose el dorso de la mano por los ojos como si le picasen, pero no era ese el motivo. Sólo volvió a mirarla al escuchar aquello de Charles y que quería matarla, notando un sobresalto momentáneo del corazón contra su pecho.
- ¿Por eso decías que nuestros hijos no estaban a salvo contigo? ¿Ahora va a por ti, después de todo lo que has hecho por los Pendragon? - no pudo ocultar que estaba asustado cuando le hizo aquella petición de si le pasaba algo, como si fuese a morir de manera inminente por un ataque. Negó con la cabeza agobiándose con la idea, tomándola por los hombros a pesar de que tuviese al bebé en brazos. - No puedes irte así y dejarme con la incertidumbre de si volveremos a verte o no, pretender que te lo prometa sin más.
Negó con la cabeza ante sus palabras porque no estaba de acuerdo. Ella había actuado muchas veces de forma impulsiva pero no por ello era ajena al impacto y a las consecuencias de lo que hacía -Yo sabía lo que hacía… si me encontraste en la nieve es porque no podía permitir que tu familia no supiera de ti. Porque a mí me habría gustado que la mía se preocupara así por mí - Confesó con el ceño levemente fruncido y luego siguió asintiendo como si su argumento tomara fuerza -Y nunca me obligaste a nada, pero yo sí elegí seguirte. Porque tenías razón, porque habíamos vivido demasiado tiempo haciendo caso omiso a una situación que le pasó factura al mundo mágico. Ian … sabíamos perfectamente lo que hacíamos y no me arrepiento de nada - Añadió otra vez. Quería que le quedará claro. Gracias a él había descubierto su nueva voz, había logrado sentir la motivación para hacer algo en el Consejo y había salido recompensada con una historia de amor, de compañerismo y de apoyo que ahora me dejaba dos niños y recuerdos que atesoraría toda la vida. Aquella reflexión hizo que las lágrimas volvieran a brotar, así que las dejó correr. Necesitaba hacerlo.
El asunto de Charles no dejaba de atemorizarla y asintió con suavidad ante su pregunta -Por eso hemos sacado a Zephyr de Ávalon, aunque el maldito de Leroy me lo quiera robar- Dijo pensando en que ni por equivocación quería cruzarse con el Descendiente de Merlín, por lo que no iría a las Highlands con Zephyr. ¿Alguna otra isla lejana? Podría ir al Caribe. Dejó la idea en el aire para seguir informándole - Nos hemos conectado al Sanguis, he hablado con él y es un puto retorcido que quiere revivir… está absorbiendo magia de Ávalon - Le resumió a Ian un poco por encima porque no quería liarlo más con sus mierdas y su vida complicada -Sí, ya no le sirvo-
Alzó una mano para ponerla en su pecho cuando la cogió de los hombros haciendo aquella acotación, Catherine negó suavemente -No, no… no. Primero tengo que buscar dónde puedo descansar lejos de las raíces del Sanguis pero no voy a rendirme a darle a Charles lo que quiere. No lo hice con SAM, no lo voy a hacer con este. Rendirme no es una opción, eso me lo enseñaste tú- Le dijo finalmente alzando la mano para cogerlo del cuello, tratando de que comprendiera lo que le decía- Es solo que no sé qué va a pasar, Matvey tiene teorías, Wthyr tiene otras… pero todas acaban en lo mismo. Tenemos que combatirlo, destruirlo y… quería que lo supieras, lo que puede suceder- Miró de nuevo hacia la casa con preocupación y luego al piso moviéndose un poco, con un gesto paranoico -¿El hechizo de protección sigue activo, verdad? -
El asunto de Charles no dejaba de atemorizarla y asintió con suavidad ante su pregunta -Por eso hemos sacado a Zephyr de Ávalon, aunque el maldito de Leroy me lo quiera robar- Dijo pensando en que ni por equivocación quería cruzarse con el Descendiente de Merlín, por lo que no iría a las Highlands con Zephyr. ¿Alguna otra isla lejana? Podría ir al Caribe. Dejó la idea en el aire para seguir informándole - Nos hemos conectado al Sanguis, he hablado con él y es un puto retorcido que quiere revivir… está absorbiendo magia de Ávalon - Le resumió a Ian un poco por encima porque no quería liarlo más con sus mierdas y su vida complicada -Sí, ya no le sirvo-
Alzó una mano para ponerla en su pecho cuando la cogió de los hombros haciendo aquella acotación, Catherine negó suavemente -No, no… no. Primero tengo que buscar dónde puedo descansar lejos de las raíces del Sanguis pero no voy a rendirme a darle a Charles lo que quiere. No lo hice con SAM, no lo voy a hacer con este. Rendirme no es una opción, eso me lo enseñaste tú- Le dijo finalmente alzando la mano para cogerlo del cuello, tratando de que comprendiera lo que le decía- Es solo que no sé qué va a pasar, Matvey tiene teorías, Wthyr tiene otras… pero todas acaban en lo mismo. Tenemos que combatirlo, destruirlo y… quería que lo supieras, lo que puede suceder- Miró de nuevo hacia la casa con preocupación y luego al piso moviéndose un poco, con un gesto paranoico -¿El hechizo de protección sigue activo, verdad? -
Se recriminó mentalmente por no dejar de decir tonterías para desmentir lo que había supuesto su relación con Catherine en su vida, porque cada vez que lo hacía ella venía a responderle con la verdad, con lo que había sido. Le estaba poniendo muy difícil justificar el rencor en aquel punto final, echarle la culpa de lo sucedido. - Ya lo sé...en cierto modo unimos esos dos mundos. Hay quien nos lo reprochará, y quien estará agradecido. - suspiró como si le costase meter aire en los pulmones, intentando asimilar que había perdido definitivamente a la única persona que había amado de ese modo. Por eso no podía evitar que le doliese ser el causante de las lágrimas que ella estaba vertiendo, aunque tuviese esa mezcla de sentimientos encontrados que aún no sabía cómo manejar.
- Lo dije y lo vuelvo a repetir, hay que acabar con toda esa maldita isla. Ya nos han quitado demasiado, no van a dejar también huérfanos de madre nuestros hijos. - cómo detestaba a esos Pendragon, estropeaban todo lo que tocaban. Parecía mentira que ese inocente crío que dormía sobre el pecho de Cath fuese uno de ellos. No se había fijado en él hasta el momento, pero así dormido le pareció que tenía la cara similar a la de Aelin. - Tienes que irte lejos, y sin ellos. - Alzó la mirada de nuevo hacia Catherine, pero esta vez con un gesto de tristeza y nostalgia cuando le dijo que no iba a rendirse porque se lo había enseñado él. Esta vez no pudo evitar que los ojos se le empañasen más de lo previsto, así que tragó y se apresuró en mirar hacia arriba para evitar que le cayese alguna lágrima.
- Entonces no estuvo tan mal, ¿verdad? lo nuestro. Tuvimos nuestro momento. Fuimos felices, pero al final no pudimos con todo. murmuró tras respirar hondo, sabiendo que llegaba el momento de la despedida. Al principio de la conversación había estado más furioso, pero ahora estaba más triste que otra cosa. Él le había soltado aquellas cosas tratando de confrontarla y...nada. Los dos se habían hecho daño, pero el de ella no había sido intencionado. Sí, podía estar resentido y maldecir por haberle hecho tener falsas esperanzas, pero...no podía odiarla.
Asintió a lo de las defensas mágicas de la casa, que en ese momento no tenía mucha relevancia porque no era a ellos, los Hacksaw, a quienes perseguía el árbol. Bajó la mano hacia el anillo que ella le había regalado un tiempo atrás, uno que servía para crear una nube de oscuridad y ocultarse. - Toma. Me lo entregarás cuando vuelvas. Porque tienes que arreglar todo esto y volver. - Entregarlo era algo simbólico porque ella podía ocultase con sus sombras si quería, pero era como un recordatorio de que tenía una promesa que cumplir.
- Lo dije y lo vuelvo a repetir, hay que acabar con toda esa maldita isla. Ya nos han quitado demasiado, no van a dejar también huérfanos de madre nuestros hijos. - cómo detestaba a esos Pendragon, estropeaban todo lo que tocaban. Parecía mentira que ese inocente crío que dormía sobre el pecho de Cath fuese uno de ellos. No se había fijado en él hasta el momento, pero así dormido le pareció que tenía la cara similar a la de Aelin. - Tienes que irte lejos, y sin ellos. - Alzó la mirada de nuevo hacia Catherine, pero esta vez con un gesto de tristeza y nostalgia cuando le dijo que no iba a rendirse porque se lo había enseñado él. Esta vez no pudo evitar que los ojos se le empañasen más de lo previsto, así que tragó y se apresuró en mirar hacia arriba para evitar que le cayese alguna lágrima.
- Entonces no estuvo tan mal, ¿verdad? lo nuestro. Tuvimos nuestro momento. Fuimos felices, pero al final no pudimos con todo. murmuró tras respirar hondo, sabiendo que llegaba el momento de la despedida. Al principio de la conversación había estado más furioso, pero ahora estaba más triste que otra cosa. Él le había soltado aquellas cosas tratando de confrontarla y...nada. Los dos se habían hecho daño, pero el de ella no había sido intencionado. Sí, podía estar resentido y maldecir por haberle hecho tener falsas esperanzas, pero...no podía odiarla.
Asintió a lo de las defensas mágicas de la casa, que en ese momento no tenía mucha relevancia porque no era a ellos, los Hacksaw, a quienes perseguía el árbol. Bajó la mano hacia el anillo que ella le había regalado un tiempo atrás, uno que servía para crear una nube de oscuridad y ocultarse. - Toma. Me lo entregarás cuando vuelvas. Porque tienes que arreglar todo esto y volver. - Entregarlo era algo simbólico porque ella podía ocultase con sus sombras si quería, pero era como un recordatorio de que tenía una promesa que cumplir.
“Tu lo reprochas… y yo lo agradezco”, porque por mucho que habían hablado Ian no se había retractado en sus palabras aunque luego sus actitudes dijeran otra cosa. ¿Era el rencor lo que lo había llevado a decir eso? Se quedaría con la duda porque no se atrevía a preguntar. La frase de Ian hizo que Catherine se mordiera el labio lentamente -Ávalon existió mucho antes de los Pendragon, la isla no es el problema, es el virus que es el Sanguis Ligno… Es un parásito- Aquello de que hablara de la orfandad de sus hijos hizo que se le cerrara la garganta un momento, mirándolo con preocupación y agobio.
¿Lejos? ¿Qué era lejos? Necesitaba una isla pero al mismo tiempo quedarse “cerca”, fue entonces cuando la cara de Lyosha Svensson apareció en su cabeza conjurada por la mención de Matvey de que estaba en Roma. Quizás…Italia. Un leve brillo de determinación cubrió su mirada. El miedo era fuerte pero su familia era un motivador más importante. No quería dejarlos… Y… -Sí me pasa algo, tráeme de vuelta- Sentenció repentinamente. Si su padre podía ser un revenant, ella también.
Lo vio contener las lágrimas e intentó controlarse ella misma para evitar seguir dando vueltas en aquella dolorosa situación. Sus palabras hicieron que sonriera brevemente -Me regalaste una felicidad de la que nunca me creí merecedora. A veces temía despertarme y darme cuenta de que todo era un sueño o una ilusión- ¿Cómo podía explicarle lo mucho que había sido para ella? ¿Cómo decirle que hasta Wthyr era consciente de que él ocuparía un lugar distinto en su corazón? ¿Cómo podía explicarle que una parte de ella siempre le pertenecería? Las preguntas se leían en su rostro y movió los labios en una mueca - No sé cómo explicarte lo que eres para mí- Habló en tiempo presente. Alzó suavemente un hombro como rindiéndose a aquella escasez de palabras.
Bajó la vista al anillo y lo tomó asintiendo brevemente, deslizando en uno de sus dedos con un gesto pensativo recordando cuando le había dado aquella pieza -Creo que iré a Italia. Una vez que esté asentada vendré a buscarlos, a ellos y a ti- Se quedó mirando el anillo -Necesito que sepas dónde estaré en caso de que suceda algo y esté con ellos…Aún tengo nuestro espejo- Le explicó alzando entonces la mirada -Por si la distancia hace que mi telepatía no funcione-
Tomó una larga inspiración y se inclinó para dejarle un sentido beso en la mejilla -Gracias, por todo. Y… recuerda lo que te dije en la cabaña, siempre puedes contar conmigo- Susurró antes de alejarse, aún conmovida por toda la situación y con la mirada humedecida. Miró hacia la casa de nuevo, sintiendo que estaba cerrando una etapa de su vida para iniciar otra llena de incertidumbre, miedos y peligros. Pero al menos sabía que sus hijos, los Hacksaw Le Fay, tenían no sólo un padre que los adoraba, sino una familia que los respaldaba y que los cuidaría de todo. Y más aún, la clara voluntad de su madre sobre el Consejo: Que lo mandaran a la mierda si le pasaba algo… y que fueran felices.
Abrió un portal con una dirección en concreto y bajó la vista hacia Ian -Abrázalos de mi parte- Murmuró en un quebrado hilo de voz antes de cruzar el portal y desaparecer de allí.
¿Lejos? ¿Qué era lejos? Necesitaba una isla pero al mismo tiempo quedarse “cerca”, fue entonces cuando la cara de Lyosha Svensson apareció en su cabeza conjurada por la mención de Matvey de que estaba en Roma. Quizás…Italia. Un leve brillo de determinación cubrió su mirada. El miedo era fuerte pero su familia era un motivador más importante. No quería dejarlos… Y… -Sí me pasa algo, tráeme de vuelta- Sentenció repentinamente. Si su padre podía ser un revenant, ella también.
Lo vio contener las lágrimas e intentó controlarse ella misma para evitar seguir dando vueltas en aquella dolorosa situación. Sus palabras hicieron que sonriera brevemente -Me regalaste una felicidad de la que nunca me creí merecedora. A veces temía despertarme y darme cuenta de que todo era un sueño o una ilusión- ¿Cómo podía explicarle lo mucho que había sido para ella? ¿Cómo decirle que hasta Wthyr era consciente de que él ocuparía un lugar distinto en su corazón? ¿Cómo podía explicarle que una parte de ella siempre le pertenecería? Las preguntas se leían en su rostro y movió los labios en una mueca - No sé cómo explicarte lo que eres para mí- Habló en tiempo presente. Alzó suavemente un hombro como rindiéndose a aquella escasez de palabras.
Bajó la vista al anillo y lo tomó asintiendo brevemente, deslizando en uno de sus dedos con un gesto pensativo recordando cuando le había dado aquella pieza -Creo que iré a Italia. Una vez que esté asentada vendré a buscarlos, a ellos y a ti- Se quedó mirando el anillo -Necesito que sepas dónde estaré en caso de que suceda algo y esté con ellos…Aún tengo nuestro espejo- Le explicó alzando entonces la mirada -Por si la distancia hace que mi telepatía no funcione-
Tomó una larga inspiración y se inclinó para dejarle un sentido beso en la mejilla -Gracias, por todo. Y… recuerda lo que te dije en la cabaña, siempre puedes contar conmigo- Susurró antes de alejarse, aún conmovida por toda la situación y con la mirada humedecida. Miró hacia la casa de nuevo, sintiendo que estaba cerrando una etapa de su vida para iniciar otra llena de incertidumbre, miedos y peligros. Pero al menos sabía que sus hijos, los Hacksaw Le Fay, tenían no sólo un padre que los adoraba, sino una familia que los respaldaba y que los cuidaría de todo. Y más aún, la clara voluntad de su madre sobre el Consejo: Que lo mandaran a la mierda si le pasaba algo… y que fueran felices.
Abrió un portal con una dirección en concreto y bajó la vista hacia Ian -Abrázalos de mi parte- Murmuró en un quebrado hilo de voz antes de cruzar el portal y desaparecer de allí.
No quería oír hablar más de ese maldito árbol, ni de las complicaciones que ahora también alcanzaban a Catherine. No quería pensar en las consecuencias, ni en verse en la situación de tener que traerla de vuelta. Eso implicaba convertirla en revenant, sabía que se estaba refiriendo a eso. Apenas pudo disimular el gesto de trauma que se le quedó cuando le pidió tal cosa, aunque acabó tragando pesadamente y asintiendo. Ya había hecho daño a Aelin intentando cosas que no debía, así que temía cualquier cosa que implicase tratar con almas o anclarlas a otros cuerpos u objetos. Ni siquiera sabía dónde se habían llevado el anillo de Morgana. - Que no tenga que llegar a hacerlo. - otra promesa que tenía que cumplir ella.
Su pecho se aligeró apenas un poco con las palabras de despedida de Catherine, pues le daban la certeza de que también la había hecho feliz. Como le dijo una vez, sus recuerdos y su pasado no podrían quitárselos, pero no dejaba de ser una sensación amarga porque todo había llegado a su fin. En ese punto ya dejó de esforzarse en contener las lágrimas, que comenzaron a rodar de manera silenciosa por sus mejillas. Ni siquiera lo que tenían había sido suficiente. No quería que se fuese con la sensación de que él no la correspondía y que la odiaba, menos después de haberle dicho que corría peligro. Logró sacarse esas malditas palabras que no querían salir, porque si no acabaría siendo peor.
- Mentía. Yo tampoco me arrepiento, por mucho que duela ahora. No quiero olvidarlo. No he querido así a nadie más, ni creo que pueda hacerlo. Pero ya está. Así no podíamos seguir, ni tú ni yo. Lo que más odio es que no haya sido culpa nuestra. - sólo esperaba ser capaz de estar en paz algún día, de no amargarse por haberla perdido. Le estaba diciendo todas aquellas cosas que le impedían dejarse llevar por el rencor, aunque el resultado final era que se iba, que se quedaba solo. Hubiese sido más sencillo acabar discutiendo, pero no podía. Ni siquiera sabía cómo sería a partir de ahora cuando tuviesen que verse por asuntos de sus hijos. Cerró los ojos cuando le dio aquel beso en la mejilla, viniéndole a la mente un recuerdo fugaz de aquella primera noche en la que durmieron juntos en las literas de la base de los renegados.
- Los abrazaré. Cuídate... - susurró antes de que ella se alejase demasiado, viéndola partir por aquel portal. Después de aquello se metió en casa, cabizbajo y sin hablar con nadie. No pudo meterse a su habitación a tirarse en la cama porque tenía que encargarse de los críos, de su hermana y de su padre, a los que pasó atendiendo durante los siguientes días. Al final tuvo que acabar saliendo de allí a que le diese un poco el aire, porque empezaba a estar al límite.
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Del 1 al 10, cuánto se bajonea?
Su pecho se aligeró apenas un poco con las palabras de despedida de Catherine, pues le daban la certeza de que también la había hecho feliz. Como le dijo una vez, sus recuerdos y su pasado no podrían quitárselos, pero no dejaba de ser una sensación amarga porque todo había llegado a su fin. En ese punto ya dejó de esforzarse en contener las lágrimas, que comenzaron a rodar de manera silenciosa por sus mejillas. Ni siquiera lo que tenían había sido suficiente. No quería que se fuese con la sensación de que él no la correspondía y que la odiaba, menos después de haberle dicho que corría peligro. Logró sacarse esas malditas palabras que no querían salir, porque si no acabaría siendo peor.
- Mentía. Yo tampoco me arrepiento, por mucho que duela ahora. No quiero olvidarlo. No he querido así a nadie más, ni creo que pueda hacerlo. Pero ya está. Así no podíamos seguir, ni tú ni yo. Lo que más odio es que no haya sido culpa nuestra. - sólo esperaba ser capaz de estar en paz algún día, de no amargarse por haberla perdido. Le estaba diciendo todas aquellas cosas que le impedían dejarse llevar por el rencor, aunque el resultado final era que se iba, que se quedaba solo. Hubiese sido más sencillo acabar discutiendo, pero no podía. Ni siquiera sabía cómo sería a partir de ahora cuando tuviesen que verse por asuntos de sus hijos. Cerró los ojos cuando le dio aquel beso en la mejilla, viniéndole a la mente un recuerdo fugaz de aquella primera noche en la que durmieron juntos en las literas de la base de los renegados.
- Los abrazaré. Cuídate... - susurró antes de que ella se alejase demasiado, viéndola partir por aquel portal. Después de aquello se metió en casa, cabizbajo y sin hablar con nadie. No pudo meterse a su habitación a tirarse en la cama porque tenía que encargarse de los críos, de su hermana y de su padre, a los que pasó atendiendo durante los siguientes días. Al final tuvo que acabar saliendo de allí a que le diese un poco el aire, porque empezaba a estar al límite.
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Ante la carente respuesta de Ian, y tras la conversación con su padre en Londres y la búsqueda de Anna, Catherine fue a buscar a los niños. No entró en la casa pero envió un mensaje mental a Anteia, con quien estuvo hablando durante un largo rato sobre los niños y poniéndola un poco al día. Tras eso le ayudó a hacer los bolsos de ambos y los acomodó para llevárselos a Italia.
Le dejó una carta a Ian en la que le informaba la dirección y que los traería en 10 días pero que si quería buscarlos antes, que le avisara para ella abrirle un portal y que pudiera ir a por ellos. Quería…darle flexibilidad después de toda la mierda que le había echado en la cara. Aún se sentía culpable al respecto pero intentó poner su mejor cara para que Aedan no lo notara.
Tras algunas despedidas con los Knoxes, se retiró de allí a Italia.
Le dejó una carta a Ian en la que le informaba la dirección y que los traería en 10 días pero que si quería buscarlos antes, que le avisara para ella abrirle un portal y que pudiera ir a por ellos. Quería…darle flexibilidad después de toda la mierda que le había echado en la cara. Aún se sentía culpable al respecto pero intentó poner su mejor cara para que Aedan no lo notara.
Tras algunas despedidas con los Knoxes, se retiró de allí a Italia.
Abrió el portal de nuevo en el patio, no quería interrumpir y al tener que empujar el carro y llevar a Aedan en brazos se le complicaba todo un poco, Anna apareció tras ella llevando una mochila. Su hijo se removió entre sus brazos en pleno berrinche y Catherine estaba empezando a agobiarse porque no parecía querer alejarse de ella pero tampoco parecía reconocer donde estaban -Mira cariño, es la casa de papá- Murmuró mientras le limpiaba las lágrimas e intentaba controlar las suyas.
“¿Ian? Por favor, Aedan está histérico, te está llamando”
Esperaba que su amor por sus hijos fuera un poco más grande que su odio por ella. Inspiró profundo y no se dio cuenta, al principio, de que no podía conectar con su mente. Volvió a intentar mandarle otro mensaje pensando que quizás era su oclumancia, pero aunque lo hubiese aprendido no significaba que fuera diestro. Catherine se creía capaz de romper esa barrera para llamarlo…Pero aún así no lo lograba y aquello le congeló la sangre en las venas.
Miró hacia la casa con un gesto preocupado y empezó a empujar el carrito hacia dentro mientras ubicaba mentalmente a las personas de la casa que, seguramente, le odiaban más o menos en el mismo rango.
“¿Jarkko? ¿Dónde está Ian?”
Joder, esperaba que Azahar al menos pudiera responderle…
“¿Aza? ¿Dónde está Ian?”
Repitió con un tono preocupado. Para entonces salió Anteia que estaba disfrutando de un merecido descanso y té y vio a Catherine agobiada -Algo le pasa a Ian...No sé qué, dónde está Anteia?- Preguntó sintiendo que el corazón iba a salírsele del pecho mientras Aedan lloraba y los mellizos empezaban a contagiarse. Catherine aguantó las ganas de llorar, tenía que mostrarse más serena y no estar al mismo nivel de sus hijos que la necesitaban.
"Puedo hacerlo, puedo hacerlo"
-Aedan, amor, mamá va a ir a buscar a papá. Quédate con Anteia y tus hermanos y mami va a traer a papi- Le habló buscando su mirada llorosa que le partía el alma en dos. Tras eso miró a Anteia con un gesto de súplica al que la rubia respondió con un asentimiento.
"¿El qué? ¿Dónde estás Jarkko? Dime dónde está Ian. Aedan está histérico... Algo va mal"
Le dijo al moreno mientras le entregaba Aedan a Anteia, sintiendo de pronto un mareo importante...Demasiado importante. Catherine pestañeó confundida y se agarró al cochecito con fuerza mientras el mundo volvía a ponerse en su sitio. Se inclinó luego para calmar un poco a los mellizos mientras esperaba que Jarkko le respondiera, cuando lo hizo se despidió de sus tres hijos, de Anna y Anteia y se fue de allí.
“¿Ian? Por favor, Aedan está histérico, te está llamando”
Esperaba que su amor por sus hijos fuera un poco más grande que su odio por ella. Inspiró profundo y no se dio cuenta, al principio, de que no podía conectar con su mente. Volvió a intentar mandarle otro mensaje pensando que quizás era su oclumancia, pero aunque lo hubiese aprendido no significaba que fuera diestro. Catherine se creía capaz de romper esa barrera para llamarlo…Pero aún así no lo lograba y aquello le congeló la sangre en las venas.
Miró hacia la casa con un gesto preocupado y empezó a empujar el carrito hacia dentro mientras ubicaba mentalmente a las personas de la casa que, seguramente, le odiaban más o menos en el mismo rango.
“¿Jarkko? ¿Dónde está Ian?”
Joder, esperaba que Azahar al menos pudiera responderle…
“¿Aza? ¿Dónde está Ian?”
Repitió con un tono preocupado. Para entonces salió Anteia que estaba disfrutando de un merecido descanso y té y vio a Catherine agobiada -Algo le pasa a Ian...No sé qué, dónde está Anteia?- Preguntó sintiendo que el corazón iba a salírsele del pecho mientras Aedan lloraba y los mellizos empezaban a contagiarse. Catherine aguantó las ganas de llorar, tenía que mostrarse más serena y no estar al mismo nivel de sus hijos que la necesitaban.
"Puedo hacerlo, puedo hacerlo"
-Aedan, amor, mamá va a ir a buscar a papá. Quédate con Anteia y tus hermanos y mami va a traer a papi- Le habló buscando su mirada llorosa que le partía el alma en dos. Tras eso miró a Anteia con un gesto de súplica al que la rubia respondió con un asentimiento.
"¿El qué? ¿Dónde estás Jarkko? Dime dónde está Ian. Aedan está histérico... Algo va mal"
Le dijo al moreno mientras le entregaba Aedan a Anteia, sintiendo de pronto un mareo importante...Demasiado importante. Catherine pestañeó confundida y se agarró al cochecito con fuerza mientras el mundo volvía a ponerse en su sitio. Se inclinó luego para calmar un poco a los mellizos mientras esperaba que Jarkko le respondiera, cuando lo hizo se despidió de sus tres hijos, de Anna y Anteia y se fue de allí.
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Se encontró dirigiéndose a casa de Hacksaw luego del atareado trabajo y aun así se dio tiempo para ir a ver en qué condiciones estaba, porque… De todas maneras, era un lobo, un ser mágico que rayaba en su habilidad para curarse así mismo con gran velocidad y aun así… Y, aun así, porque carajos se preocupaba si tenía la convicción de que ya estaba completamente ileso.
En esos momentos se encontraba vestido con su uniforme de la guardia que no le serviría de mucho para inventar la excusa de “solo patrullaba”, al carajo… Después de lo que pasara ese día, tenía una leve autoridad de pasarse a patrullar porque les incumbía a ellos también y en cuestiones de seguridad era lo más lógico. En cualquier caso, podría usar eso como una excusa. ¿Excusa? Unos instantes le bastaron para observar su uniforme y apretar la mandíbula, pero ya no había vuelta atrás, ya que se encontraba a muy poca distancia de lo que era el jardín de su casa.
Se detuvo, se quedó quieto unos instantes escuchando lo que eran voces, tenía una inestabilidad mental increíble en esos momentos, sin saber si estaba enojado o estaba haciendo lo correcto, ¿Qué pasaría? Su orgullo le decía muchas cosas, haciendo que se peleara consigo mismo y… Al demonio… Respirando hondo dio unas cuantas zancadas y se plantó frente al jardín de su casa observando como padre e hijo compartían, pero sin llegar a entrar completamente a la residencia. -Me alegra que estés mucho mejor.-
En esos momentos se encontraba vestido con su uniforme de la guardia que no le serviría de mucho para inventar la excusa de “solo patrullaba”, al carajo… Después de lo que pasara ese día, tenía una leve autoridad de pasarse a patrullar porque les incumbía a ellos también y en cuestiones de seguridad era lo más lógico. En cualquier caso, podría usar eso como una excusa. ¿Excusa? Unos instantes le bastaron para observar su uniforme y apretar la mandíbula, pero ya no había vuelta atrás, ya que se encontraba a muy poca distancia de lo que era el jardín de su casa.
Se detuvo, se quedó quieto unos instantes escuchando lo que eran voces, tenía una inestabilidad mental increíble en esos momentos, sin saber si estaba enojado o estaba haciendo lo correcto, ¿Qué pasaría? Su orgullo le decía muchas cosas, haciendo que se peleara consigo mismo y… Al demonio… Respirando hondo dio unas cuantas zancadas y se plantó frente al jardín de su casa observando como padre e hijo compartían, pero sin llegar a entrar completamente a la residencia. -Me alegra que estés mucho mejor.-
Había regresado a casa a los pocos días, tras recuperarse lo suficiente del ataque que habían sufrido en Hyde Park. Para ese momento Catherine ya le había dejado de nuevo a los niños, aunque no le había preguntado si era porque estaba ocupada o si era para que los tuviese él. Prefería no saberlo y quedarse con que había estado en el hospital con él. Tenía mucho sobre lo que pensar tras lo sucedido, pero el caos habitual que reinaba en la casa Hacksaw tampoco le dejaba tiempo a solas para ello. En ese momento se encontraba en el jardín con Aedan, jugando a lanzarse la pelota mientras el chiquillo reía y correteaba por allí.
Pudo percibir la presencia de Lorcan tanto por el oído como por el olfato antes de que se acercase lo suficiente como para saludar, así que no se sobresaltó cuando se presentó allí con su uniforme de la guardia. Le sorprendía que hubiese acudido sólo para ver cómo estaba, pensando que probablemente se había equivocado un poco juzgando a su antiguo compañero de clan. - Gracias. Es lo bueno que tenemos los licántropos...si sobrevivimos al momento crítico nos recuperamos bastante rápido. Parece ser que esta vez estuve cerca de no conseguirlo...fui un idiota.- cerró los ojos negando con la cabeza un instante, haciendo después un gesto con la mano para que se aproximase. Estaba dispuesto a enterrar el hacha de guerra y también necesitaba hablar con alguien. Lo habría hecho con Savannah y Jarkko, pero seguían en el hospital.
- Ven, quédate a tomar algo en la terraza. - lo guio hacia la parte en la que tenían la mesa y las sillas, mientras Aedan los seguía, mirando con curiosidad al visitante. Al parecer se acordaba del nombre, porque lo saludó moviendo la mano mientras decía algo así como "locan". Tomó asiento con gesto de circunstancia, como si le costase decir lo que quería. - Os debo una disculpa, a Savannah y a ti.
Pudo percibir la presencia de Lorcan tanto por el oído como por el olfato antes de que se acercase lo suficiente como para saludar, así que no se sobresaltó cuando se presentó allí con su uniforme de la guardia. Le sorprendía que hubiese acudido sólo para ver cómo estaba, pensando que probablemente se había equivocado un poco juzgando a su antiguo compañero de clan. - Gracias. Es lo bueno que tenemos los licántropos...si sobrevivimos al momento crítico nos recuperamos bastante rápido. Parece ser que esta vez estuve cerca de no conseguirlo...fui un idiota.- cerró los ojos negando con la cabeza un instante, haciendo después un gesto con la mano para que se aproximase. Estaba dispuesto a enterrar el hacha de guerra y también necesitaba hablar con alguien. Lo habría hecho con Savannah y Jarkko, pero seguían en el hospital.
- Ven, quédate a tomar algo en la terraza. - lo guio hacia la parte en la que tenían la mesa y las sillas, mientras Aedan los seguía, mirando con curiosidad al visitante. Al parecer se acordaba del nombre, porque lo saludó moviendo la mano mientras decía algo así como "locan". Tomó asiento con gesto de circunstancia, como si le costase decir lo que quería. - Os debo una disculpa, a Savannah y a ti.
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No sabía por qué, pero las risas del niño y la imagen de la “cotidianidad” en esa escena, le decían que no debería estar interrumpiendo ese momento. Luego de haber saludado de esa forma, tan poco común, inspecciono los alrededores para volver a centrarse en ellos alegrándose por unos momentos de que estuvieran feliz y en paz.
-Un idiota bastante grande. – Le siguieron a sus palabras, además estaba ese tema de la borrachera, que les nublara el sentido sumado a lo de las calles en un completo apagón con todos los peligros que eso conllevaba. Se relamió los labios unos segundos en la contemplación de sus palabras antes de soltar -Un completo idiota. - Para el Ian Hacksaw representaba eso.
Le sorprendió el que le invitara a tomar algo en su terraza por lo que se dejó guiar como un manso corderito. Se aclaró la garganta que para esos momentos tenia reseca. -Tengo trabajo. - Murmuro en una manifestación de perplejidad aún. El niño que estaba siguiéndoles hizo que se volviera, le había dicho “Locan” en ese lenguaje de cachorro tan extraño. –Es Lorcan.- Había crecido, o era su imaginación. -No le has enseñado a hablar bien, o a decir mi nombre…- Si Ian había quedado completamente fuera cuando interactuó con el niño y las últimas palabras salieron con torpeza. -Olvídalo. - Frunció el ceño hacia el dueño de casa y luego el igualmente tomo asiento esperando expectante ¿Y ahora qué?
Y luego bufo exasperado y con eso le dieron unas ganas locas de extender su mano y darle un porrazo en la nuca ¿Qué parte de todo lo que había pasado era su culpa? - ¿Disculpas de qué? ¿Fuiste tú el que nos atacó o acaso contrataste asesinos para que nos mataran? - Lo que era ilógico por completo. -A, disculpas tal vez por estar tan borracho y no poder defenderte a ti mismo. Casi te cortan… - Observo al pequeño antes de decir la palabra… Apuntar que su papa casi perdía el cuello, sería algo malo para él, ¿verdad? No lo sabía, por lo que omitió información. Y sinceramente le había dado un susto de muerte todo el tema, sobre todo porque se habían ensañado con él.
-Un idiota bastante grande. – Le siguieron a sus palabras, además estaba ese tema de la borrachera, que les nublara el sentido sumado a lo de las calles en un completo apagón con todos los peligros que eso conllevaba. Se relamió los labios unos segundos en la contemplación de sus palabras antes de soltar -Un completo idiota. - Para el Ian Hacksaw representaba eso.
Le sorprendió el que le invitara a tomar algo en su terraza por lo que se dejó guiar como un manso corderito. Se aclaró la garganta que para esos momentos tenia reseca. -Tengo trabajo. - Murmuro en una manifestación de perplejidad aún. El niño que estaba siguiéndoles hizo que se volviera, le había dicho “Locan” en ese lenguaje de cachorro tan extraño. –Es Lorcan.- Había crecido, o era su imaginación. -No le has enseñado a hablar bien, o a decir mi nombre…- Si Ian había quedado completamente fuera cuando interactuó con el niño y las últimas palabras salieron con torpeza. -Olvídalo. - Frunció el ceño hacia el dueño de casa y luego el igualmente tomo asiento esperando expectante ¿Y ahora qué?
Y luego bufo exasperado y con eso le dieron unas ganas locas de extender su mano y darle un porrazo en la nuca ¿Qué parte de todo lo que había pasado era su culpa? - ¿Disculpas de qué? ¿Fuiste tú el que nos atacó o acaso contrataste asesinos para que nos mataran? - Lo que era ilógico por completo. -A, disculpas tal vez por estar tan borracho y no poder defenderte a ti mismo. Casi te cortan… - Observo al pequeño antes de decir la palabra… Apuntar que su papa casi perdía el cuello, sería algo malo para él, ¿verdad? No lo sabía, por lo que omitió información. Y sinceramente le había dado un susto de muerte todo el tema, sobre todo porque se habían ensañado con él.
Tardó unos segundos en encajar eso de que alguien que no fuese él mismo le llamase idiota, pero se contuvo y únicamente lo miró con el ceño bastante fruncido en señal de desaprobación. En realidad no estaba mintiendo, todo eso que hizo yendo borracho por un peligroso Londres era de idiotas. No, no iba a buscar pelea cuando claramente el otro venía en son de paz. Soltó un "bah" a eso de que tenía trabajo, se iba a quedar a tomar algo quisiera o no. - Ouroboros puede sobrevivir un rato sin ti. - zanjó antes de que llegasen a la mesa, sonriendo un poco a su hijo por el modo en que llamó al rubio.
- Bastante es que se acuerde de ti. Además, hasta diciembre no cumple los tres años, ¿qué esperas, que pronuncie a la perfección? - más le preocupaba que Catherine empezase pronto a aleccionarle en sus poderes de tipo mental, no podía ser que el crío lo pasase mal cada vez que a sus padres les sucediese algo. Aedan cogió uno de sus juguetes de peluche del suelo para dárselo a Lorcan, cogiendo él otro con intenciones de jugar. Parecía que le caía bien, o al menos no le daba desconfianza. Tras disculparse por lo del otro día se quitó un peso de encima, pero daba la impresión de que el maldito Lorcan no terminaba de pillar a qué se refería.
- Sí. Precisamente por eso. Por haber acabado llevando a Savannah a ese sitio, y por estar en un estado tan lamentable que únicamente fui una carga que no sólo no ayudó a pelear, sino que tuvieron que rescatarme...- estaba avergonzado por lo patético que había sido todo. Y encima le había dado un beso en mitad de la borrachera, pero eso era algo que no seguro que ambos querían olvidar.
- Seguro que tú sí recuerdas con detalle cómo fue todo, pero debí de verme bastante lamentable. - Asintió a lo de que casi le cortan sin necesidad que dijese lo del cuello, porque era de lo que más le había costado en recuperar por la profundidad del corte y la sangre que había perdido. - Lo sé. Eso ha sido ya como tocar fondo. No voy a beber más para intentar olvidar mis problemas. Si quieres te saco a ti una cerveza, pero yo no voy a tomar nada de eso. - no es que se fuera a emborrachar por una porque tenía mucha resistencia, pero prefería ponerse como propósito no beber nada. - Necesito un cambio...algo así como lo que hiciste tú al entrar en la guardia.
- Bastante es que se acuerde de ti. Además, hasta diciembre no cumple los tres años, ¿qué esperas, que pronuncie a la perfección? - más le preocupaba que Catherine empezase pronto a aleccionarle en sus poderes de tipo mental, no podía ser que el crío lo pasase mal cada vez que a sus padres les sucediese algo. Aedan cogió uno de sus juguetes de peluche del suelo para dárselo a Lorcan, cogiendo él otro con intenciones de jugar. Parecía que le caía bien, o al menos no le daba desconfianza. Tras disculparse por lo del otro día se quitó un peso de encima, pero daba la impresión de que el maldito Lorcan no terminaba de pillar a qué se refería.
- Sí. Precisamente por eso. Por haber acabado llevando a Savannah a ese sitio, y por estar en un estado tan lamentable que únicamente fui una carga que no sólo no ayudó a pelear, sino que tuvieron que rescatarme...- estaba avergonzado por lo patético que había sido todo. Y encima le había dado un beso en mitad de la borrachera, pero eso era algo que no seguro que ambos querían olvidar.
- Seguro que tú sí recuerdas con detalle cómo fue todo, pero debí de verme bastante lamentable. - Asintió a lo de que casi le cortan sin necesidad que dijese lo del cuello, porque era de lo que más le había costado en recuperar por la profundidad del corte y la sangre que había perdido. - Lo sé. Eso ha sido ya como tocar fondo. No voy a beber más para intentar olvidar mis problemas. Si quieres te saco a ti una cerveza, pero yo no voy a tomar nada de eso. - no es que se fuera a emborrachar por una porque tenía mucha resistencia, pero prefería ponerse como propósito no beber nada. - Necesito un cambio...algo así como lo que hiciste tú al entrar en la guardia.
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En realidad, no esperaba nada. Ni siquiera sabía cómo se desenvolvían los cachorros, por lo que escucho lo que le estaba diciendo sin entender ni la tercera parte. –Y cómo demonios esperas tu que yo sepa que hacen los niños de tres años. - Tampoco sabía que este tenía tres años. ¿Y cuándo se supone que empezaría a hablar si no es a los tres años? Esa pregunta hizo que mirara de reojo al moreno mayor… ¡Que irritación!
El niño inmediatamente después le paso un muñeco de peluche por lo que él se lo recibió sin problema, pero sin entender que era lo que debía hacer con él, así que comenzó a agitarlo de arriba abajo con curiosidad de que es lo que haría el juguete, pero luego se detuvo, porque literalmente en su determinación por saber que era lo que hacía, parecía un completo idiota proporcional a su compañero así que solamente lo sostuvo entre sus manos a la espera de cual sería el próximo movimiento del pequeño.
-Fue bastante irresponsable de tu parte Hacksaw.- Siempre causando problemas a los demás y él se sentía responsable de recriminarle e indicarle los puntos flacos que tenía. -No solo pusiste en peligro la vida de Savannah, también hiciste que todo el mundo en esa base se preocupara por ti, tampoco pensaste en tu familia. – El niño todavía necesitaba de alguien para que lo cuidara. -Y te apuesto que toda esa locura fue cometida por esa mujer… Tu esposa.- Ex esposa, compañera, amante lo que sea. -No sé yo, pero ella parecía muy preocupada también…- Alzo una ceja al recordar esa escena. -Montada sobre ti mientras cantaba esa cancioncita. - Y allí comenzó a murmurar. -Esta loca ¿sabes? - Por lo que no entendía porque su vida era tan miserable por alguien como ella. - ¿A quién se le ocurre tararear una canción mientras te frota el pecho? - O hundía el pecho. Así como estaba ella de trastornada, podría haberlo matado también. -Menos mal que te la sacaron de encima. -
No lo iba a recordar en detalle, todas las ridiculeces que había hecho con alcohol en la sangre. –Apestabas. – Fueron sus ásperas palabras y también había vomitado. Recordaba haberlo visto verde y al borde del colapso.
Unos momentos después de haberse cansado del muñeco y puesto que lo tenía medio olvidado, lo dejo a un lado y cogió al cachorro en brazos para sentarlo en su regazo y que siguiera con el otro muñeco encima. -No ha sido como tocar fondo, fue tocar fondo. Deberías comenzar a preocuparte más por ti y tus hijos. – Mira que la perdida de cachorros no era algo digno y él los estaba exponiendo con su comportamiento de mierda de pobrecito de mi… -Victimismo. - Era como se llamaba.
Y hablando de las ideas que habían pasado por su cabeza y en realidad pasado por la cabeza de todos, se lo plantearia para que volviera a repensárselo extendiéndole la invitación. –Está el clan y lo que te dijo Niko… Allí tendías un lugar para ti y tus cachorros, asalvo.- También se le necesitaba, pero eso no se lo diría. -Podrías aplicar para la guardia, siempre hace falta una mano. - Se encogió de hombros.
El niño inmediatamente después le paso un muñeco de peluche por lo que él se lo recibió sin problema, pero sin entender que era lo que debía hacer con él, así que comenzó a agitarlo de arriba abajo con curiosidad de que es lo que haría el juguete, pero luego se detuvo, porque literalmente en su determinación por saber que era lo que hacía, parecía un completo idiota proporcional a su compañero así que solamente lo sostuvo entre sus manos a la espera de cual sería el próximo movimiento del pequeño.
-Fue bastante irresponsable de tu parte Hacksaw.- Siempre causando problemas a los demás y él se sentía responsable de recriminarle e indicarle los puntos flacos que tenía. -No solo pusiste en peligro la vida de Savannah, también hiciste que todo el mundo en esa base se preocupara por ti, tampoco pensaste en tu familia. – El niño todavía necesitaba de alguien para que lo cuidara. -Y te apuesto que toda esa locura fue cometida por esa mujer… Tu esposa.- Ex esposa, compañera, amante lo que sea. -No sé yo, pero ella parecía muy preocupada también…- Alzo una ceja al recordar esa escena. -Montada sobre ti mientras cantaba esa cancioncita. - Y allí comenzó a murmurar. -Esta loca ¿sabes? - Por lo que no entendía porque su vida era tan miserable por alguien como ella. - ¿A quién se le ocurre tararear una canción mientras te frota el pecho? - O hundía el pecho. Así como estaba ella de trastornada, podría haberlo matado también. -Menos mal que te la sacaron de encima. -
No lo iba a recordar en detalle, todas las ridiculeces que había hecho con alcohol en la sangre. –Apestabas. – Fueron sus ásperas palabras y también había vomitado. Recordaba haberlo visto verde y al borde del colapso.
Unos momentos después de haberse cansado del muñeco y puesto que lo tenía medio olvidado, lo dejo a un lado y cogió al cachorro en brazos para sentarlo en su regazo y que siguiera con el otro muñeco encima. -No ha sido como tocar fondo, fue tocar fondo. Deberías comenzar a preocuparte más por ti y tus hijos. – Mira que la perdida de cachorros no era algo digno y él los estaba exponiendo con su comportamiento de mierda de pobrecito de mi… -Victimismo. - Era como se llamaba.
Y hablando de las ideas que habían pasado por su cabeza y en realidad pasado por la cabeza de todos, se lo plantearia para que volviera a repensárselo extendiéndole la invitación. –Está el clan y lo que te dijo Niko… Allí tendías un lugar para ti y tus cachorros, asalvo.- También se le necesitaba, pero eso no se lo diría. -Podrías aplicar para la guardia, siempre hace falta una mano. - Se encogió de hombros.
Puso cara de que ni idea, aunque Lorcan se notaba que sabía aún menos que él sobre niños. Ni siquiera estaba seguro de que le agradasen, aunque con Aedan era amable. - Yo qué sé, por lógica. Tampoco soy un experto, es el primero que tengo. - iba aprendiendo un poco por ensayo-error, y tenía la suerte de que el crío había salido bastante llevadero. Esperaba que no heredase el mal carácter de los Hacksaw.
- Ya te he dicho que lo admito, que sé que fue una irresponsabilidad. - repitió con tono algo molesto cuando le insistió el otro, recalcándole lo mal que lo había hecho. Realmente lo que más le escoció fue que mencionase que no había pensado en su familia, porque sí que se había puesto a pensar en ellos cuando estaba todo borracho sentado en el banco. - Precisamente por eso he aprendido la lección. Ahora me joderé y ya está, ya se me pasará. - su gesto pasó del mosqueo a la sorpresa cuando dijo eso de la locura de Catherine subida encima de él y cantando una canción. - ¿En serio? ¿se puso a reanimarme? - La escena se le antojó entre cómica y dramática, y se habría reído de no ser porque las cosas entre ellos no estaban como antes. Supuso que intentó poner en práctica lo de aquel curso de primeros auxilios al que había asistido. Dejó caer la cabeza un poco, suspirando de manera pesarosa por su amor perdido. Luego observó en silencio unos segundos a Aedan siguió jugando con su peluche cuando Lorcan lo sentó en su regazo, pensando que tal vez sería buen padre.
- La preocupé también. No puedes olvidarte de alguien de un día para otro. - para él no estaba siendo sencillo, pero debía hacerlo. Debía pasar página de una puta vez. Tal vez se estaba sincerando de más con Lorcan, pero no le estaba viniendo mal hablar. - Supongo que me sigue queriendo...aunque sea de otro modo. - pero un modo que no era suficiente, así que mejor poner algo de distancia de por medio. Nada de compartir los cuatro juntos, como había propuesto. Se quedó absorto unos momentos pensando en ello, hasta que Lorcan le dedicó otro "cumplido" con eso de que apestaba. - Ni que tú nunca te hubieses emborrachado. - replicó volviendo a la carga, entornando los ojos por eso del victimismo porque le irritó que tuviese esa percepción de él. - Yo no he ido a llorarle a nadie, ¿a qué viene eso de que voy de víctima? - eso, que le explicase cuándo había hecho tal cosa.
- Hmm...te refieres a la propuesta de Nikolaos sobre entrenar en el control de la licantropía. Podría hacerlo. Algo puntual. En cuanto a lo de la guardia no sé. Ya me lo propuso Catherine una vez, pero lo de acatar normas no lo encajo demasiado bien. Lo único interesante ahí es el uniforme, y que seguro que da más dinero que el gimnasio que hemos montado. ¿A quién se le ocurre montar un gimnasio en un mundo post apocalíptico, eh? ya se lo dije a Savannah que no era buena idea. - de repente se le vino a la cabeza un recuerdo de la noche de la borrachera, cuando dejó al par de dos juntos antes de irse a morir a un banco. - Por cierto...¿solucionaste tus problemas con ella?
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Así que por lógica era eso de la crianza de un niño, entonces, ¿todos esos libros de educación que existían en el mundo estaban de más? –¿Entonces es algo como ensayo y error? - ¿Y por qué él estaba pensando en eso y preguntando? Parecía que el tema era complicado, menos mal que no era padre y no quería serlo tampoco…
Parecía que tenía a un Aedan muy cómodo acurrucado entre sus brazos lo que le hizo mirarle con el ceño fruncido mientras escuchaba la diatriba irrelevante de un irritado Ian con un ceño de “no me importa” - ¿Cómodo? Sera mejor que no te acostumbres. - Hizo un sonido nasal como un gruñido suave ante lo último, igual y mejor se lo pasaba al padre, era su responsabilidad después de todo.
Que aprendiera la lección, de eso no estaba para nada seguro y tomo la iniciativa de que, si le volvía a pillar haciendo todas las idioteces que estuvo haciendo hasta el momento, lo casaría como a un perro y le patearía, mejor así, aprendería más rápido a no exponerse. Su mirada voló hacia su cara luego de contarle lo de su amadísima e hizo que rodara los ojos. -Espero que eso que te dije no te vaya a poner esperanzas sobre ti. Ella no te quiere. - Infiernos, tendría que empezar a aleccionarlo si le decía que el amor no había muerto y huevadas como esas. -Te reanimo, pero no dejaba que las que te podían ayudar se te acercaran. -
-Tiene sentido. - Se había quedado colgado por unos momentos cuando menciono que no se podía olvidar de alguien tan fácilmente, pero el suponía que con un poco de esfuerzo se podría poner fin a eso rápidamente. Él lo había percibido como un corazón roto, más que eso, ¿lo habían dejado por qué? Por dos… Lo que era Jarkko para él, justamente eso. Débil, endeble y sin carácter… Los pensamientos lo llevaron a torcer el gesto como un perro rabioso, haciendo que levantara ligeramente el labio desenfundando los colmillos.
Un golpe en el pecho lo hizo salir del aturdimiento del momento captando un monigote aplastado contra su pecho y al niño observándolo y sonriendo. -No, no me emborracho. - Separo al niño de él y se lo entrego a Ian para que le diera la atención de padre esa que requieren los niños. - ¿Estás seguro de que no le has ido a llorar a nadie?, Yo siempre te vi quejándote y lamentándote porque ella no podía ser lo que tu querías que fuera y eso te debería dejar pensando en que no quiere nada contigo, y no me digas que no te emborrachaste por su culpa. - Si le decía que no, tal vez se irían de las manos.
Bueno, por lo menos lo había intentado por una vez y si no quería era problema suyo. Simplemente había expresado su descontento, por lo menos Savannah estaba reunida con un grupo de personas que si la entendían al completo. Fue cómico que le expresara que el uniforme le parecía interesante, ¿En qué parte le parecía interesante? Eso te encasillaba junto con otro grupo de personas y te daba un rango, podría ser que eso le gustaba… Pero no tenía sentido para él. -Lidiar con Savannah no es tan fácil, es escurridiza e irritante. - Contesto porque no había resuelto nada con ella, su impresión era francamente negativa, lo que le daba una idea de lo que estuvo hablando el otro día con Nikolaos sobre Savannah. ¿Y que si le preguntaba a el directamente? Ya estaba allí de todos modos. Tomando una respiración profunda, comenzó a coordinar sus palabras en la cabeza. - ¿Savannah te paree que sea una persona de palabra? Necesitamos su ayuda, Nikolaos le expuso la situación y al parecer quedo en cooperar, pero… Sigue faltando a todo lo que se le pide. - Si, su voz sonó un poco pesarosa, pero no lo pudo evitar. Era su fracaso. -Y ustedes pueden ser la solución.-
Parecía que tenía a un Aedan muy cómodo acurrucado entre sus brazos lo que le hizo mirarle con el ceño fruncido mientras escuchaba la diatriba irrelevante de un irritado Ian con un ceño de “no me importa” - ¿Cómodo? Sera mejor que no te acostumbres. - Hizo un sonido nasal como un gruñido suave ante lo último, igual y mejor se lo pasaba al padre, era su responsabilidad después de todo.
Que aprendiera la lección, de eso no estaba para nada seguro y tomo la iniciativa de que, si le volvía a pillar haciendo todas las idioteces que estuvo haciendo hasta el momento, lo casaría como a un perro y le patearía, mejor así, aprendería más rápido a no exponerse. Su mirada voló hacia su cara luego de contarle lo de su amadísima e hizo que rodara los ojos. -Espero que eso que te dije no te vaya a poner esperanzas sobre ti. Ella no te quiere. - Infiernos, tendría que empezar a aleccionarlo si le decía que el amor no había muerto y huevadas como esas. -Te reanimo, pero no dejaba que las que te podían ayudar se te acercaran. -
-Tiene sentido. - Se había quedado colgado por unos momentos cuando menciono que no se podía olvidar de alguien tan fácilmente, pero el suponía que con un poco de esfuerzo se podría poner fin a eso rápidamente. Él lo había percibido como un corazón roto, más que eso, ¿lo habían dejado por qué? Por dos… Lo que era Jarkko para él, justamente eso. Débil, endeble y sin carácter… Los pensamientos lo llevaron a torcer el gesto como un perro rabioso, haciendo que levantara ligeramente el labio desenfundando los colmillos.
Un golpe en el pecho lo hizo salir del aturdimiento del momento captando un monigote aplastado contra su pecho y al niño observándolo y sonriendo. -No, no me emborracho. - Separo al niño de él y se lo entrego a Ian para que le diera la atención de padre esa que requieren los niños. - ¿Estás seguro de que no le has ido a llorar a nadie?, Yo siempre te vi quejándote y lamentándote porque ella no podía ser lo que tu querías que fuera y eso te debería dejar pensando en que no quiere nada contigo, y no me digas que no te emborrachaste por su culpa. - Si le decía que no, tal vez se irían de las manos.
Bueno, por lo menos lo había intentado por una vez y si no quería era problema suyo. Simplemente había expresado su descontento, por lo menos Savannah estaba reunida con un grupo de personas que si la entendían al completo. Fue cómico que le expresara que el uniforme le parecía interesante, ¿En qué parte le parecía interesante? Eso te encasillaba junto con otro grupo de personas y te daba un rango, podría ser que eso le gustaba… Pero no tenía sentido para él. -Lidiar con Savannah no es tan fácil, es escurridiza e irritante. - Contesto porque no había resuelto nada con ella, su impresión era francamente negativa, lo que le daba una idea de lo que estuvo hablando el otro día con Nikolaos sobre Savannah. ¿Y que si le preguntaba a el directamente? Ya estaba allí de todos modos. Tomando una respiración profunda, comenzó a coordinar sus palabras en la cabeza. - ¿Savannah te paree que sea una persona de palabra? Necesitamos su ayuda, Nikolaos le expuso la situación y al parecer quedo en cooperar, pero… Sigue faltando a todo lo que se le pide. - Si, su voz sonó un poco pesarosa, pero no lo pudo evitar. Era su fracaso. -Y ustedes pueden ser la solución.-
Asintió un par de veces a lo del ensayo y error. Ya le daría más consejos si algún día el otro tenía críos. De momento dudaba que le interesasen mucho esos temas. Aedan parecía muy cómodo con él, hasta el punto de que casi le estaba entrando sueño. Qué suerte que aún no entendiese mucho de los asuntos de los mayores, y que en el futuro no fuera ni a acordarse de la separación de sus padres. Habría sido más traumático de tener más años. El modo brusco de Lorcan para sentenciar que Catherine no le quería le sentó bastante mal, por directo y por inesperado. - Eso no es cierto. Sigo siendo el padre de sus hijos, no quiere que me pase nada malo. Además, tú no sabes ni la mitad de la historia. - sí que le guardaba aún un poco rencor a Catherine por el modo en que había sido la ruptura definitiva, pero si se ponía a pensarlo...aquello se había ido resquebrajando de manera más paulatina de lo que pensaba.
Cogió al niño en brazos cuando Lorcan se lo pasó, acurrucándose de nuevo para empezar a quedarse medio dormido en sus brazos. - Pues claro que me emborraché por lo de ella, idiota. Y ni siquiera sé de qué veces estás hablando. Si se lo he contado a alguien ha sido a mis amigos...- no, definitivamente no recordaba haber ido por ahí pregonando sus cosas, aunque sí que se había emborrachado en demasiadas ocasiones ya. El maldito estaba hurgando demasiado en la herida con eso de que Catherine ya no quería nada con él, casi como si le estuviese haciendo terapia de choque. No sabía si darle un puñetazo para que se callase o agradecerle por no andar con palabras suaves para que abriese los ojos definitivamente. Le gruñó por lo bajo sin muchas ganas, arqueando después una ceja por lo de Savannah.
- Eh, que mi amiga no es escurridiza e irritante. Podrá ser despistada, ruidosa, inconstante...pero no irritante. - se pensó unos momentos eso de si Savannah era una persona de palabra, ladeando un poco la cabeza mientras miraba hacia arriba y hacia un lado. - Depende. Se compromete con la gente que le interesa y las causas que le interesan. Pero no cumple sólo por cumplir. - reacomodó a Aedan en sus brazos ahora que se había quedado dormido del todo, levantándose de la silla mientras le hacia un gesto para que fuesen dentro, seguirían en el salón. - A lo mejor Nikolaos tiene que hacer que Savannah se comprometa haciendo que se implique de verdad. Si lo ve como un trabajo no creo que lo haga. - le miró de modo interrogativo por eso de que ellos podían ser la solución, sin saber muy bien de qué iba la cosa.
- Tendrías que contarme qué le ha pedido. - le hizo un gesto para que echase a andar con él, llegando al salón de la casa. En ese momento la casa estaba más o menos en silencio, pues la familia Knox había salido, su padre también, y Chloe seguía metida en su cuarto.
Cogió al niño en brazos cuando Lorcan se lo pasó, acurrucándose de nuevo para empezar a quedarse medio dormido en sus brazos. - Pues claro que me emborraché por lo de ella, idiota. Y ni siquiera sé de qué veces estás hablando. Si se lo he contado a alguien ha sido a mis amigos...- no, definitivamente no recordaba haber ido por ahí pregonando sus cosas, aunque sí que se había emborrachado en demasiadas ocasiones ya. El maldito estaba hurgando demasiado en la herida con eso de que Catherine ya no quería nada con él, casi como si le estuviese haciendo terapia de choque. No sabía si darle un puñetazo para que se callase o agradecerle por no andar con palabras suaves para que abriese los ojos definitivamente. Le gruñó por lo bajo sin muchas ganas, arqueando después una ceja por lo de Savannah.
- Eh, que mi amiga no es escurridiza e irritante. Podrá ser despistada, ruidosa, inconstante...pero no irritante. - se pensó unos momentos eso de si Savannah era una persona de palabra, ladeando un poco la cabeza mientras miraba hacia arriba y hacia un lado. - Depende. Se compromete con la gente que le interesa y las causas que le interesan. Pero no cumple sólo por cumplir. - reacomodó a Aedan en sus brazos ahora que se había quedado dormido del todo, levantándose de la silla mientras le hacia un gesto para que fuesen dentro, seguirían en el salón. - A lo mejor Nikolaos tiene que hacer que Savannah se comprometa haciendo que se implique de verdad. Si lo ve como un trabajo no creo que lo haga. - le miró de modo interrogativo por eso de que ellos podían ser la solución, sin saber muy bien de qué iba la cosa.
- Tendrías que contarme qué le ha pedido. - le hizo un gesto para que echase a andar con él, llegando al salón de la casa. En ese momento la casa estaba más o menos en silencio, pues la familia Knox había salido, su padre también, y Chloe seguía metida en su cuarto.
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-Que sea la madre de tus hijos no quiere decir que te quiera, idiota. – Irritación, sentía mucha irritación, ahora todo le encajaba como un rompecabezas, ya le quedaba más claro cada vez que hablaba con el grupito y que cosas en común les unía… Soltó un ¡Bah! Cruzándose se brazos y volteando la cara. ¬-Lo mismo piensan los demás, como Savannah e incluso Jarkko…- No era su deber decir nada más y mejor que mejor si mantenía la boca cerrada, pero su carente falta de mantener el control se lo impedía completamente. -Piensa lo que quieras, total a mí no me incumben ni tu vida ni tus problemas. - Y tampoco quería saber la otra mitad de la historia, le daba dolor de cabeza… Prefería enfrentarse a un Djinn.
Prácticamente se echó a reír por sus afirmantes vehemencias, así que no sabía qué veces eran las que contaba viéndole como la misma mierda. -Pues… prácticamente cuando te veía, estabas hecho un despojo humano, se te advertía en la cara. Si no quieres que nadie sepa, comienza a practicar esas caras de Poker.- No le faltó decir que lo sintió también en la reunión de Niko para para unir a los clanes, tampoco le hacía falta enumerar nada. Así se quedaba. -Claro…- Murmuro, obviamente se lo había dicho a sus amigos y se decía que no estaba en ese plan. -Debiste ser muy agobiante para ellos. - Se compadecía.
Otra vez se echó a reír, que no le dijeran que Savannah no era escurridiza he irritante, si se la pasaba huyendo y no cumpliendo con los demás, entonces definitivamente si la conocía, o por lo menos hasta cierto punto. -Esta bien, vale, si coincidimos en el punto de que es muy inconstante, ¿Ruidosa? - El gesto de su boca se ladeo. -Pero despistada no lo sé. - No era despistada, más bien podría ser otra cosa que la hiciera verse despistada, como que simplemente no le interesaba hacer lo que no le apetecía.
Así que se comprometía con la gente que le interesaba, era halagador por decirlo de algún modo se mofo de si mismo. -Estas queriendo decir con eso que nosotros no le interesamos. - Se podía decir que esa había sido como una puñalada.
El dormido niño entre los brazos de su padre, hizo que ellos cambiaran de escenario. Si hace unos momentos su cólera le había dicho a su mente que deberían irse antes de seguir recibiendo ese desprecio, ahora lo único que pudo hacer fue levantarse y seguirlo dentro de la casa, una muy bonita casa que parecía muy familiar con millones de olores que surcaban en el ambiente. -Si, la verdad es que somos un trabajo, debería saberlo. Se lo dije a Niko, pero la necesita por su poder de Chaman del que se jacta. - Aunque ahora no estaba muy en lo Chaman si los espíritus no le hablaban. Distraídamente cogió uno de los adornitos que estaban posados sobre una mesita inspeccionándolo.
- ¿Contarte qué? – Frunció el ceño, no era de su incumbencia. -Confórmate solo con lo que te he dicho. - Siguió olfateando en el ambiente. -Por cierto, ¿Cómo están tu padre y tu hermana? - Tenia curiosidad luego de que lo ayudara a sacarlos del campamento, no supo nada mas de ellos hasta el momento que se topó con él en el parque.
Prácticamente se echó a reír por sus afirmantes vehemencias, así que no sabía qué veces eran las que contaba viéndole como la misma mierda. -Pues… prácticamente cuando te veía, estabas hecho un despojo humano, se te advertía en la cara. Si no quieres que nadie sepa, comienza a practicar esas caras de Poker.- No le faltó decir que lo sintió también en la reunión de Niko para para unir a los clanes, tampoco le hacía falta enumerar nada. Así se quedaba. -Claro…- Murmuro, obviamente se lo había dicho a sus amigos y se decía que no estaba en ese plan. -Debiste ser muy agobiante para ellos. - Se compadecía.
Otra vez se echó a reír, que no le dijeran que Savannah no era escurridiza he irritante, si se la pasaba huyendo y no cumpliendo con los demás, entonces definitivamente si la conocía, o por lo menos hasta cierto punto. -Esta bien, vale, si coincidimos en el punto de que es muy inconstante, ¿Ruidosa? - El gesto de su boca se ladeo. -Pero despistada no lo sé. - No era despistada, más bien podría ser otra cosa que la hiciera verse despistada, como que simplemente no le interesaba hacer lo que no le apetecía.
Así que se comprometía con la gente que le interesaba, era halagador por decirlo de algún modo se mofo de si mismo. -Estas queriendo decir con eso que nosotros no le interesamos. - Se podía decir que esa había sido como una puñalada.
El dormido niño entre los brazos de su padre, hizo que ellos cambiaran de escenario. Si hace unos momentos su cólera le había dicho a su mente que deberían irse antes de seguir recibiendo ese desprecio, ahora lo único que pudo hacer fue levantarse y seguirlo dentro de la casa, una muy bonita casa que parecía muy familiar con millones de olores que surcaban en el ambiente. -Si, la verdad es que somos un trabajo, debería saberlo. Se lo dije a Niko, pero la necesita por su poder de Chaman del que se jacta. - Aunque ahora no estaba muy en lo Chaman si los espíritus no le hablaban. Distraídamente cogió uno de los adornitos que estaban posados sobre una mesita inspeccionándolo.
- ¿Contarte qué? – Frunció el ceño, no era de su incumbencia. -Confórmate solo con lo que te he dicho. - Siguió olfateando en el ambiente. -Por cierto, ¿Cómo están tu padre y tu hermana? - Tenia curiosidad luego de que lo ayudara a sacarlos del campamento, no supo nada mas de ellos hasta el momento que se topó con él en el parque.
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