Recepción hospital Ouroboros y sala de espera

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-los condones también son un servicio médico! sirven para prevenir enfermedades! no es que esté totalmente desvinculado de la sanidad, también tenemos que vender el té de luna, eso no lo paga Ouroboros- el crio me estaba poniendo de mala leche, que razón no le faltaba pero menudo carácter.

Al final el chico me había caído en gracia... ¿cómo? ni idea, el caso es que le di un condón de gratis pero no estaba satisfecho con ello, su rostro cambió y entonces ya no me parecía tan buena idea darle uno, fruncí el ceño y me puso la zarpa encima con un tono de voz más amable que no pude resistir... "tantas horas de trabajo me están ablandando" -vale, te doy otro pero no más que me arruinas el negocio! ahora tengo que ir a ver a mis pacientes- lo eché de la consulta y por si acaso cerré con llave, que no me fiaba un pelo -a ver si es cierto que me consigues más clientes- me despedí y seguí con mi ronda.

Encogí mis hombros cuando se defendió. Estaba claro que era un chanchullo suyo.
-Lo que tu digas.
Cogí el otro preservativo sonriendo de medio lado y llevé un dedo a mi frente para separarlo después a modo de despedida. No iba a hacer una mierda. Me guardé todo en la chaqueta mientras se marchaba.
-Será tacaño el elfo...
Murmuré por lo bajo saliendo de la consulta para luego abandonar el hospital.

Llegó al hospital por la mañana. La habían corrido el día anterior, Josephine, pues al elfo y su cerbatana los había burlado. Tanto así que no quiso llegar en cuanto se levantó por no caerle pesada a las enfermeras tras gritar de aquella manera en urgencias; había tratado de llamarle cuando estaba en su forma dragón, pero la desesperación le ganó al ver que no podía, tanto así que cuando se deshizo la transformación aún estaba mal. En lugar de seguir pensando, se hizo bolita bajo las mantas y cerró los ojos con fuerza, procurándose pensar en cualquier cosa que no fuera en Reiv. Estando en su cama, con su olor, le parecía imposible que apenas hacía un día estuvieran ahí sentados, compartiendo el día más feliz que recordaba. Él hacía los planes por ambos y era más activo respecto a lo que harían cada día. Ella, felizmente, dejaba que la vida sucediera. Ahora, mientras no le dejaran quedarse con él, tendría que buscar una manera de hacer que el tiempo pasara más rápido.

Se levantó finalmente. Después de una ducha, ropa fresca, otros minutitos compadeciéndose en la cama y algo rápido de desayunar, dirigió los pasos al hospital hasta el área de recepción. No estaba recepcionista que la conocia, así que llegó con cuidado.- H-Hola. Emmm... Estoy... Quería saber como pasó la noche. N-No usted, Reiv Black.- Murmuró suavemente, con su voz tímida mientras esperaba. La señora había tomado el teléfono y estaba haciendo una llamada, por lo que tuvo tiempo de mirar alrededor.- Y también Kyllian... Victorya... ¿Está Chloe? ¿Josephine? ¿Lucio? - ¿Por qué no se sabía el apellido de nadie? Le sonrió incómodamente a la recepcionista, un poco mal de no tener más datos de la gente. Al menos recibió algunas respuestas y le permitieron pasar al hospital.

Acudí al hospital tras encargarme de los asuntos del juzgado, tenía el día repleto de obligaciones. Entre esas obligaciones estaba algún que otro acuerdo con los Pendragon. Me habían decepcionado ligeramente por no entrar a fuego y sangre en la isla, pero después comprendí que sus planes discurrían por cauces más sutiles. Mediante Darren había logrado asistir al hogar de los dragones, teniendo unas cuantas conversaciones con ellos en los que parecíamos tener intereses similares. Al menos en el fondo de las ideas. Ofrecí mi colaboración y la de los Blood, obviamente, tomando el encargo de ciertas tareas.

Caminé hasta el mostrador de recepción, pulsando el timbre para que acudiesen. - Sí, vengo a recoger a mi hijo de la guardería, y después pasaré a ver a la enfermera para que le ponga la vacuna que le toca. Si es tan amable de decirme en qué consulta está... - pregunté de modo educado para que se entretuviese un rato buscando a la dichosa enfermera y dónde estaba. Mientras tanto eché un vistazo de reojo a papeles desordenados que tenía sobre el mostrador. Había habido bastantes ingresos en las últimas horas, así que el hospital debía estar bastante ocupado. Me quedé con los nombres, incluso arqueé una ceja al ver el nombre de una de las voluntarias recién inscritas. Sonreí falsamente cuando regresó la recepcionista, dándole las gracias antes de avanzar al interior, supuestamente hacia la guardería.

Bajó hacia la recepción con cierta cara  de agobio y el expediente apretado contra el pecho, cuando llegó allí sonrió a Doris  con algo menos de alegría -Doris, cariño... Este expediente tiene que ir con copia a Servicios Sociales, a Jo, y a Sebastian- Indicó con tranquilidad mientras la veía empezar a hacer las copias con sólo un encantamiento. Anteia se apoyó con algo de suavidad sobre el mostrador mientras la veía trabajar.

-Por curiosidad ¿Sabes si Sebastian tiene algún turno libre ahora? - Inquirió, Doris sabía que era él quien llevaba el tratamiento psicológico de Anteia que ella misma había pedido tras la sugerencia de Lyran. Es cierto que ahora su campo de experticia era mucho más "alegre" y sin embargo, si se ponía a hacer cuentas: Erika con un bebé en riesgo, Vyka con posibilidad de aborto, Kiana con 13 lobos y Mérida que ni siquiera estaba casada. ¿Qué futuro tendrían esos niños? De lo único que podía estar realmente segura era de Thalos y Erika, porque sabía que se amaban, se veía a leguas.

-Déjame revisarlo ¿Es para ti o para Alabi?- Anteia se puso el cabello rubio detrás de las orejas -Para mí. Siento que necesito contarle una que otra cosa y mi cita es la semana que viene. Por ver si puedo adelantarla a esta- Expresó un poco preocupada pero Doris la tranquilizó -Voy a ver qué puedo hacer, espera-

Podriamos haber desaparecido del hospital pero antes de salir había que pasar el alta por recepción y no sé qué rollo raro para que nos dieran la medicación que ambos íbamos a necesitar, a mi solo me habían recetado algo para el dolor y mucho helado, algo que por supuesto le recordé mínimo 50 veces a Mérida en el corto trayecto desde la habitación hasta la planta baja porque a ella le había tocado la dieta sosa.

Al llegar nos dirigimos al mostrador y a lo lejos pude ver la cabellera rubia de la mujer que nos había enseñado a la alubia, se la señalé a la pelirroja y me acerqué para poder hacerle las preguntas que se nos habían quedado en el tintero sobre posesiones y... otras cosas que me había apuntado en la libreta.

le hice señas mientras me acercaba levantanddo la mano para saludarla pero la bajé poco a poco en cuanto la tuve cerca, aquella mujer llevaba un olor impregnado que reconocía pero por estar completamente seguro me acerqué más, mi expresión cambió a una de preocupación pues si estaba en lo cierto tal vez había ocurrido algo malo, la tomé del brazo algo angustiado e intentando hablar pero de mi boca no salía nada que no fuera un hilo inaudible de voz, pillé un boli y algo para escribir, hasta se me había olvidado que tenía una libreta para eso pero no importaba, mir´a la rubia y le enseñé el papel para que lo leyera en busca de respuestas "¿Has visto a Lila!? ¿Está bien? ¿le ha pasado algo?"

-Pues...Hoy no tiene nada, Anteia...Pero y si te pasas y hablas con él?- Le preguntó Doris con total calma mientras chequeaba el resto de los días de la semana. Mañana tampoco -Oh, el viernes en la mañana. Sabes que en la tarde libra. El primer turno- Le indicó a la rubia y ella sonrió para luego asentir -Lo tomo, no quiero sobrecargarlo de trabajo hoy -Luego hablaría con Lyran y con eso estaría ya más tranquila.

Estaba a punto de irse cuando un sonido raro le llamó la atención, se giró a mirar a Kyllian y a Mer con una sonrisa pero al ver el gesto de preocupación de él se alertó -¿Qué sucede? ¿Qué pasa? ¿Mérida estás bien? ¿Estás sangrando?- La muchacha negó con la cabeza para luego alzar los hombres despreocupada. Después leyó lo que decía Kyllian -¿Lila? ¿Quién es Lila cariño?- Le preguntó con un gesto en el rostro sin entender muy bien de qué iba. Pero Doris, la salvadora sí -Es la hija de Leila, Anteia. La niña está registrada también con su apellido- Informó mirando el registro de niños  y la rubia sonrió de lado con tranquilidad -Está perfecta, está con su madre. Supongo que es tu hija también...Tal vez debería saber lo que ocurrió-

Alejó a ambos de la recepción después de agradecer a Doris y le miró -Pues es que Leila me ha pedido turno y ha estado en mi consulta cuando yo llegué. La niña estaba encima de la mesa y la cogí en brazos porque...Bueno, Mérida sabes...- Le sonrió a la pelirroja -Me encantan los niños y como estaba chupando un calendario pues se lo cambié a un juguete de mi Daryl. Pero Leila no reaccionó bien, se desvistó tras una sugerencia mía y llevaba la funda de sus armas. Y...no lo sé, me dio mala espina. Los niños no deberían estar expuestos con tanta naturalidad a las armas. Me hizo sentir amenazada. Le pedi al guardia que la desarmara, le devolvi a la niña y solicité que le den un turno para una evaluación psicológica por si acaso...Sé que la guerra puede dañarnos mucho- Intercambió una mirada apenada con Mérida y la pelirroja se acercó para darle un abrazo corto que Anteia agradeció -También he dejado nota a Servicios Sociales y le envié el caso a Josephine, no me siento a gusto encargándome de ella- Se mordió el labio al alejarse de Mérida y miró a Kyllian -Por favor, cuando tengas tu bebé con Mérida no le expongas a las armas. Bastante real es la guerra que tenemos afuera para que en casa también tengan que verlas constantemente. No es sano- Indicó con preocupación.

Miré a un lado y a otro cuando preguntó a Mérida si sangraba, microinfarto para mi pero eso no podía ser, acababan de darnos el alta y estaba perfecta pero la mujer del mostrador si sabía lo que ocurría, ella estaba la primera vez que llevé a la niña al hospital para que le miraran la fiebre y de paso algunas vacunas que a saber si las tenía todas o no porque su madre en ese momento estaba empeñada en que no necesitaba nada. suspiré tranquilo cuando la rubia por fin me informó de la condición de la niña pero al parecer no era lo único que le quedaba por decirme.

Nos alejamos de la recepción y fue cuando la rubia empezó a relatarnos lo que había ocurrido en su consulta, de primeras lo del calendario estaba ¿mal? a ver, si solo chupa papel pues no pasa nada pero destrozar cosas que no son tuyas está feo y tampoco estaba muy bueno el papel. Anteia siguió hablando y el asunto se volvió un poco más turbio con lo de las armas y la amenaza de Leila, fue entonces cuando miré a la pelirroja entre enfadado y preocupado mientras señalaba a la sanadora, por ese tipo de cosas me preocupaba y no era la primera vez que enseñaba armas a la niña, las visiones y las cosas que me contó Catherine sobre la reunión que llevaron a cabo durante el torneo no se me olvidaba. Empecé a escribir en la libreta y se la enseñé a la rubia "no es la primera vez que usa las armas, pregunta a Catherine por la reunión y a mi no me deja ver a lila, no soy su padre biológico" solo el idiota que le cambió los pañales cuando nació.

Lo de la evaluación psicológica no era mala idea pero por todo lo que ella contaba el que estaba un poquito menos loco era yo, de nuevo miré a la pelirroja señalando efusivamente a Anteia, como intentando que se diera que algo de razón tenía, de nuevo usé la libreta con Mérida para poder comunicarme "deberías contárselo a Lykaios" y después me giré a la rubia "no sé si tiene las vacunas en regla, intenté ponerle unas cuantas antes de que su madre me la liara, pregunte al elfo, si pueden hacer algo y puedo ayudar avísenme" ojalá pudiera hacer algo pero llegados a ese punto no me quedaban muchas esperanzas.

Empezaba a preocuparse de la actitud de Kyllian y también de Anteia, sin duda algo grave habia pasado con Leila para que la rubia estuviese así. Si ella era todo sol y arcoiris. Se quedó un poco apartada pero escuchando claramente lo que decía, mordiendose el labio con fuerza. Leila siempre iba armada, no era algo raro. Había gente en la isla que no iba armada -Es que Leila no es bruja, Anteia. Entonces...tal vez...- Intentó interceder pero la verdad es que no podía. Los niños eran niños, ella por ejemplo no iba a enseñarle armas a su pequeña alubia. Miró el mensaje y asintió -Sí sí, se lo diré a Lykaios- Indicó apretando el hombro de Kyllian y luego miró a Anteia -Leila pertenece a la Brigada- Informó al ver al confusión en el rostro de la rubia.

Después de eso leyó lo demás y tensó brevemente los labios. Era obvio que quería a esa niña como suya y hasta ella misma estaba empezando a preocuparse. La última vez que se habían reunido todos Lykaios había dicho que hablaría con ella. No sabía si lo había hecho así que sacó la moneda comunicadora y le informó lo que había ocurrido para saber si había hablado con ella. Volvió con ellos después de escribir el mensaje y miró a Anteia -Todo se pondrá bien, seguro- Después miró a Kyllian y le sonrió tratando de darle ánimos.

La respuesta de Mérida hizo que la mirara -¿Tú vas a lanzarle bolas de fuego a tu bebé? ¿O vas a mostrarle que el bate es para golpear cráneos en vez de pelotas? ¿No, verdad?- Inquirió, un poco a la defensiva y también advirtiéndole con una mirada bastante más madura y seria de lo que se esperaba la pelirroja -¿Cómo os podéis sentir amenazados en un lugar como el hospital? Un lugar donde ella misma pidió consulta...- Inspiró, tratando de calmarse porque mientras más hablaba de eso más nerviosa se ponía. Leyó lo que le puso sobre Catherine y asintió -Convócala. Dile que venga y haga una declaración firmada de lo que hizo Leila para que lo deriven a Servicios Sociales- Agregó para luego ver que le escribia algo a Mérida.

-¿Es de la Brigada?- Aquello la pilló por absoluta sorpresa porque creía conocerlos a todos, pero es cierto que en el ultimo año había pasado más tiempo con los enanos que con el resto de sus amigos. Se apoyó, de espaldas a la pared -Intentaré hablar con Lykaios- Musitó mirando que Mérida escribía algo en su moneda así que asumió que se trataba de eso. Luego leyó lo que puso Kyllian y sonrió, con un poco más de calidez -¿Por qué no haces una declaración jurada de que podrías adoptar a la niña? Me has dicho que no eres su padre biológico pero si tienes los medios y la voluntad los Servicios Sociales pueden tomarte en cuenta ¿Te parece buena idea? Ya sé que viene uno en camino pero... Te veo realmente preocupado por la niña-

Mérida intentó interceder por su amiga de la brigada pero enseguida la rubia saltó a la defensiva a decir que aunque ella fuera maga no le iba a enseñar bolas de fuego o el bate aquel para romper cabezas, eso me sorprendió y miré a la pelirroja con cara de no creérmelo, de alguna forma siempre me topaba con mujeres un poco violentas, que no me molestaba mientras no la pagaran conmigo pero algo me decía que tenía que ir aprendiendo a defenderme del fuego. Escribí de nuevo en la libreta para asegurarle a la sanadora que cuidaría bien de nuestra alubia, la isla era tranquila y por suerte, aunque me fastidiara admitirlo, aquella torre de marfil era segura (más o menos).

No me hacía gracia lo que la sanadora contaba, era como si Leila hubiera dado un giro completo y fuera otra persona, al menos una muy diferente a la que yo conocí, o tal vez una que ella me hizo creer que era porque nada me aseguraba que no fuera una mentira. Mérida aceptó enviar el mensaje y Anteia me pidió convocar a Catherine, asentí repetidas veces a aquello y esperaba que no estuviera muy ocupada para echarme una mano con todo eso, no la había visto desde la fiesta aquella con los Pendragon.

Sentí la mano de Mérida en mi hombro y llevé la mía para ponerla sobre la suya, tal vez lo mejor era olvidarme de todo pero ¿cómo podía simplemente olvidarme de una criatura inocente que me llamaba papá? No me entraba en la cabeza, tal vez no fuera mía pero yo la había visto nacer. Me había entrado el bajón pero entonces la rubia propuso la adopción ¿era eso posible? Miré a Mérida como si intentara saber su opinión y después a la mujer frente a nosotros para escribir "seguramente Leila me volvería a romper la tráquea, se pondrá como loca y ya tengo suficientes cicatrices en el cuello..." me detuve un momento a pensarlo, sería una gran responsabilidad y venía otro niño en camino, de nuevo miré a Mérida y esta vez el mensaje era para ella "¿tu qué dices? Es tu amiga... La conoces mejor que yo "

-No...No me refería a eso- Cuando observó a Kyllian mirándola de esa forma, Mérida alzó una ceja con bastante suspicacia -Mataría a cualquiera que pretendiera herir a mi familia. Soy una guerrera ¿Lo olvidas? ¿Cuántos cráneos has partido tú? Si la misión lo necesita, lo hago- Le soltó, un poco ofendida pero luego miró a Anteia cuando cayó en que era de la Brigada. Ella asintió con suavidad y después la escuchó hablar sobre Catherine y Servicios Sociales, aquello estaba empezando a agobiarla en serio y sentía de nuevo que la pequeña indignación anterior se convertía en ansiedad y le estaban entrando ganas de llorar. ¡Malditas hormonas! Y encima tenía hambre...

Se tomó un tiempito para respirar varias veces dejándolos  a ellos intercambiar palabras hasta que oyó lo de adoptarla. Uh, qué mal cuerpo se le puso a la pelirroja.  Miró el mensaje que le había puesto a Anteia y luego el suyo, tragó en seco y miró a Kyllian con un gesto de agobio increíble -No sé siquiera si voy a ser buena madre...- Dijo alzando los hombros para luego mirar a Anteia con un agobio indescriptible. Además, como decía Kyllian, Leila era su amiga. Estaba claro que debía intentar ayudarla pero todo parecía irle en contra. Encima de robarle el novio sin querer ahora tenía que robarle a la hija. Sintió un golpe de calor y empezó a darse aire con la mano mientras el corazón le latía con mucha fuerza y las mejillas se le ponían rojas. Antes de poder siquiera continuar con su ataque de pánico sintió paz, sintió una inmensa calma que detuvo sus nervios y vio a Anteia porque sabía que ese era uno de sus poderes. Lo que le dijo la rubia a continuación la hizo pensar. Era una niña. Y...si Leila estaba mal y Kyllian estaba preocupado. Alzó los ojos celestes hacia Kyllian con una sonrisa y le tomó de las manos, apretándoselas con suavidad -Deberías hacerlo... La quieres, siempre la has querido y te preocupas. No te sentirás bien si no lo haces... Y no voy a ser yo quien me interponga en tu camino, ni en el de la seguridad de Lila- Inspiró profundamente  -Y oye...Nos romperá la tráquea a los dos ¿De acuerdo, no novio? Ya no puedo ser peor amiga...- Esperaba que Anteia siguiera haciendo su magia por.....los próximos tres años más o menos.

El feral pareció sorprenderse de lo que le dijo a Mérida y la rubia frunció el ceño porque aparentemente se conocían poco. Eso añadía una preocupación más a lo que quería decirle a Sebastian, porque aunque había visto cierta bonita unión antes era muy reciente. Estaba segura de que ese niño era el resultado de un arranque de pasión -¿Te volvería a romper? Es decir, ya te la rompió. La mujer que inscribió a la niña con tu apellido te rompió la tráquea- Cuando más conocía más se ponía nerviosa por el bienestar de esa muchachita. Tenía que intervenir sí o sí, aunque Sebastian tendría la última decisión y Servicios Sociales también pero ella...ella haría lo que fuera.

De pronto cuando Kyllian se giró hacia Mérida vio como la pelirroja perdía los papeles. El color de su piel se tornó casi de su cabello y soltó aquella frase que hizo sonreír a la rubia -Mamá y papá son los únicos títulos que nos dan antes de cursar la carrera- Les dijo a ambos con cierta calma. Ella también había estado nerviosa con Azahar pero había encontrado la forma de arreglarlo. No obstante, sospechaba que las hormonas estaban volviendola loca y usó su empatía para darle más calma -Sólo quiero que lo pienses con la cabeza fría- Indicó con una sonrisa cálida hacia la pelirroja para luego verlos hablar entre ellos. Tal vez si había alguna esperanza, Mérida era buena y Kyllian parecía que también.

-Esta hecho, entonces. Primero la declaración si todo avanza te pedirán la documentación necesaria- Se acercó con ellos a la recepción y le sonrió a Doris -Kyllian presentará una declaración como voluntario para adoptar a Lila. Como ya tiene su apellido asumo que tendrá algo de peso. Dame el expediente de Leila, tengo que agregar una cosa. - Le pidió a Doris que empezó a tender planillas aquí y allá. Cuando tuvo el expediente de Leila se dispuso a escribir.

Actualizo: Después de hablar con Kyllian Evans, que aparentemente es el padre de la niña (no el biológico pero está inscrito con su apellido); Leila ha demostrado en otras ocasiones casos de agresión hacia él rompiéndole la tráquea. No tengo ninguna otra información pero sería interesante investigar la raíz del asunto, después de todo no inscribes a una niña con el apellido de alguien a quien le has atacado la tráquea.

Sebastian, por favor, toma riendas el asunto. Creo que puede necesitar tanta o más ayuda como yo

Terminó de anotar   y se lo dio a Doris con una sonrisa -Kyllian, no te olvides de agregar nada. Cada argumento que aportes desde tu percepción o historia puede influir- Anteia miró a Mérida y la atrajo hacia sus brazos para estrecharla con fuerza -Lo harán bien y yo estaré con ustedes, vale?- Preguntó con una sonrisa y le dejó un beso en la frente. En el fondo, Anteia se consideraba madre de todo el mundo. Se acercó a Kyllian y le cogió la cara para dejarle un beso en la mejilla -Eres un buen muchacho- Le sonrió, un poco más tranquila y feliz a Doris y finalmente se retiró de alli.

No le hizo demasiada gracia a la pelirroja cuando la miré de aquella forma pero tal vez me había malinterpretado, yo también había hecho de las mías alguna que otra vez así que moví las manos por delante de mi para decirle que no pasaba nada. Anteia repitió lo que había dicho sobre el incidente aquel cuando a Lila le empezaron a salir los dientes y o acabé con los de su madre en el cuello, moví la cabeza en señal afirmativa.

Me giré a Mérida para preguntarle por su opinión pero empezó a agobiarse más de la cuenta, se empezó a poner roja y de nuevo me dio otro susto, llevé mis manos a sus mejillas y la pobre estaba ardiendo por lo que miré a Anteia preocupado, solo me faltaba que se volviera a poner pocha y que la ingresaran otra vez. Tomé el cuaderno y contesté a la pelirroja "nuestra alubia tendrá padres molones! nos irá bien" aunque eso también iba para mi mismo, a parte de cambiar pañales no sabía mucho más de criar niños.

De repente todo se calmó, Mérida volvió a su tono normal y ahora estaba incluso más tranquila  que yo, eso era raro pero no me  iba a quejar, tomó mis manos y me dio el visto bueno, me quedé mirándola unos segundos un tanto empanado procesando lo que acababa de decir para después estrujarla y darle un beso. Anteia le explicó a la mujer de la recepción lo que tenía que hacer pero a mi me lo iba a tener que repetir con plastilina porque seguro metía la pata, le di las gracias a la sanadora antes de que se marchara y me quedé con Doris para hacer la declaración.

-Pasa un momento por aquí, tu también puedes pasar si quieres- dijo la mujer mientras nos llevaba a una especie de mini sala detrás del mostrador con una mesa y mucho papeles en estanterías, Mérida prefirió irse a por agua así que me quedé solo con la señora -tienes que rellenar este formulario con tus datos y después escribir todo lo que consideres relevante con respecto al caso, personas que podrían declarar, hechos, datos, todo lo que los servicios sociales puedan tener en cuenta- la mujer se marchó cerrando la puerta para dar intimidad, supuse, miré aquel papel y empecé por mi nombre, mi residencia, que era becado de Ouroboros y esas cosas , parecía que iba a hacerme socio del club de campo.

declaración:

Miré aquel papel desde todos los ángulos posibles viendo mi letra, era bastante mala pero llevaba siglos sin escribir nada, lo firmé con un rayajo y salí de la sala para entregárselo a Doris muy orgulloso, ella lo guardó y yo pude irme con Mérida, primero al mercado para comprar algunos ingredientes y después a la zona residencial para hacer de comer y pasar los próximos días allí

Martes por la mañana. La llegada al hospital fue muy tranquila, demasido para lo que suele ser este edificio. Entré por la puerta principal, como le gusta que hagamos al señor elfo Aldaron y me dirigí a la recepción para saludar a Doris con un abrazo de buena mañana y llevarle un croissant de chocolate, que para eso me había hecho con unos cuantos de camino al centro hospitalario. Era pronto y el frío ya apretaba a mediados de noviembre, por lo que al entrar tuve que desabrocharme el abrigo hasta la mitad. Había llevado algo de café para el personal, y también para desayunar, pero como no sabía quién vendría... fue todo un poco aleatorio. Me tenían la cabeza loca con los cambios de cuadrantes para pedirse el día de la boda y el siguiente por la resaca... y por la tranquilidad que se respira en el hospital parece que ayer hubo mucha mucha jarana. Y precisamente, a una de las que llevaba tiempo sin ver era a Jo, que con todos las alteraciones de los cuadrantes, no la había podido ver.

Ya en el interior de la recepción me siento en la silla de la trabajadora y empiezo a girar de un lado a otro, con una sonrisa ladeada... que ayer se fueron de boda y quiero detalles... Todo el mundo sabe que en las bodas pasan cosas que todo el mundo debe saber. Le alzo las cejas intendo que caiga en el ataque del cotilleo extremo. -Dooooooris.... cuéntame cómo fue ayer la boda..... no seas maaaaalaaa.... ¿Qué pasóooo?-

Resaca. Eso era lo que a la mente de Doris se le venía una y otra y otra vez. No recoraba exactamente en qué momento de la celebración había salido, ni cuánto había bebido. Pero sí se acordaba de todos los momentos de la kisscam de Aldaron. Eran salseo jugoso para comentar al día siguiente por los pasillos del hospital. Memoria selectiva la llaman.

Y de lo que se acordaría un par de días más era del dolor de cabeza que tenía en ese momento. Y eso que se sobra sabía que tendría que haberse hidratado bien para evitar la deshidratación de las meninges y la consecuente cefalea. Tonta de ella. Que ya no era una yogurina, como el que aparecía por la puerta con café y bollería del que aceptó ambos presentes y un abrazo
-Buenos días- Añadió con una voz cantarina, pero extremadamente gangosa -Te han dejado los recados de pociones por ahí. Los ingresados de la batalla están dejando temblando las reservas de pociones, te va a tocar trabajar duro...- Café. Si pudiera se lo pondría en vía ella misma. Y por fin llegó la pregunta que tanto esperaba.

Sonrío de lado a lado con malicia y café en mano. Se sentó en la otra silla de la recepción y bajó el tono -De todo. DE TODO. ¿Por dónde empezar? ¡Ah! Pues la novia iba radiante. Y Sayid guapérrimo. Pero para mi que no van a durar, por lo del matrimonio concertado, que yo eso nunca lo he visto. El amor no se consigue con un contrato, sino con el día a día. ¡Ah! No veas con la cara con la que se fue Jack, después del discursito de Catherine. MOVIDA EN EL CONSEJO, ya te lo digo yo- Insertar café vía oral.

Era una hermosa mañana en Ouroboros, cielo nublado y lluvia de esa con gotitas pequeñas que solo te jodian la existencia pero para mi era como si brillara el sol en una hermosa mañana de primavera, las maravillas que hacía un buen polvo. Entré en el hospital por la recepción dando saltitos y los buenos días a todos como si fuera la persona más feliz del mundo, me encontré con Doris que ya me estaba mirando con cara de "cuéntamelo todo" y con el jovencito Justin que ya era un habitual -Chica, luego te cuento, vaya nochecita- dije levantando las cejas una y otra vez de forma sugerente.

Los miré a ambos y caí en el café con la bollería mientras se me hacía la boca agua -¿Puedo? tengo más hambre que el tamagochi de un sordo- dije antes de tomar el café que no era el de máquina al que estábamos tan mal acostumbrados y casi que gemí al darle un trago -chico, si no fueras menor te comía los morros ahora mismo.. que bueno, te debo un favorazo, apuntalo que luego te doy un cupón- disfruté del desayuno que trajo el becario y mientras me chupaba los dedos pedí que me trajeran los informes, me acordé de las fotos que había visto la noche anterior y saqué algunas para enseñarselas a Doris -Mira lo que tengo! las fotos de la kiss cam! esto es una maravilla, hasta que Arleen me cortó el rollo claro- empecé a pasar fotos y la primera era mi favorita, la de Lucio y Sean que se veían muy monos, esa iba para su vídeo de boda, también estaban las de Sayid, la de cara de rancia de Zaphira con Adael, Catherine con Sean y por supuesto el pedazo morreo que le había metido Vishous a Chloe.

Yo también tenía mi propio café calentito, una leche manchada descafeinada que era el placer para todos los gustos del menor. No conocía mucha gente de resaca del día siguiente, pero bueno, por la voz que me traía Doris, podía intuir que ayer se lo pasó muy pero que muy bien. Lo cual le alegraba, pero le fastidiaba un poco no haber sido invitado. Bueno, lo que tiene ser el becario. Sí sabía que Belle había estado en la boda porque se lo había dicho Nicho, pero no había soltado prenda todavía. Ya la interrogaría más adelante, no podía esperar más.

Cogió uno de los croissants de chocolate y lo mordió con ansia, dejando la carpeta de las medicaciones sobre las rodillas. Más tarde le echaría un vistazo. Pero primero lo más interesante. Me tuve que pegar más a ella cuando comentó lo de la cara de Jack. Eso sí que era un rumor jugoso. Ambos alzaron la vista cuando llegó el elfo con cara de buena mañana, y con su añadido le pareció muy sospechoso, pero no estaba del todo seguro a qué se referiría. Quizás Doris sí. -Claro, he traído para todos. ¿Pero qué ha pasado? ¡Yo también quiero saber!- Me puse un poco colorado cuando me dijo lo de los morros, pues porque uno no está acostumbrado a que le piropeen de esa forma tan sorpresiva.

Asomé la cabecita por encima de los dos adultos para ver las fotos, que yo también quería mirar y saber. A algunos los reconocí por ser miembros del consejo, lo que no sabía es que se pudieran dar besos tan intensos entre ellos, como Lucio y Sean. Había besos más castos, claro, como el de Catherine y Sean y luego estaba…. ESA FOTO MALDITA que hizo pupita mi corazoncito -¿Esa es Chloe? ¿Quién es él? Es como muy mayor, ¿no?- asdsdsadsadsadsad por supuesto que sabía que era Chloe comiéndose los morros con ese vejestorio, pero había que hacerse el suequito para que estos dos no sospecharan, que tampoco se les escapa ni una. -¿Y ya está no pasó nada más? ¿Nadie se pegó con nadie y nadie terminó la noche con nadie? Pues vaya boda sosa, yo pensaba que habría un poco más de lío- Tampoco era plan de que se notara que me habían cortado todo el rollo con la foto de Chloe… había que disimular

Que majo era el becario, tenía que darle más clases y un ascenso o algo así, ese café y el croissant valían oro para mi, pero claramente lo del morreo iba de coña que estaba medio pirado pero no tanto como para ser un asaltacunas, lo que me faltaba ya. Vi al chico sonrojarse y se me escapó un "aww" de ternurita así que le revolví el pelo -aún te queda para hablar de eso.. creo..-  miré a Doris a ver si me contestaba a eso ¿a que edad se podía hablar de porno y sexo con los adolescentes? a saber, pero por si llegaba una denuncia mejor cerrar la bocaza.

Empecé a pasar las fotos y al ver que el chico también quería cotillear le hice un hueco para que pudiera unirse a nosotros, las fui pasando de una en una hasta que la de Chloe pareció llamar la atención del chico -Sep, esa es Chloe morreandose con el teniente Royden, es uno de los hermanos de Arleen- dije con una sonrisa pícara intercambiando miradas con Doris -y ya te digo yo que no decepciona el buen hombre- me reí por eso y al escuchar que era mayor encogí los hombros -Yo soy mucho mayor que él, creo que en esta isla de jovenzuelos la única que me gana en años es Zaphira y si a Chloe le gusta pues adelante, que se suba al tren de la diversión-

me quedé pensando en si había pasado algo interesante en la boda y lo cierto es que había sido muy tranquilita -Pues... solo hubo un momento de revuelo cuando apareció uno de los ministros en la boda, el marido de Catherine le dio un buen derechazo, por poco y me toca trabajar en mi día libre pero bueno, conseguí salvar el día con mi super vídeo conmemorativo ¡Uy! tu también salias por ahí en las fotos que hice cuando la cuarentena! luego te lo paso si quieres verlo...hmmm... de terminar alguien con alguien, yo lo pasé muy bien con el "mayor", pero me fui pronto de la boda porque Arleen me echó la bronca, si pasó algo después no tengo ni idea- Doris me había pasado los informes de la noche anterior por si había algo que rellenar y casi escupo el café cuando vi la ficha de la niña de los ferales -Mierda... que marronazo, ¿no? ¿quién estaba de guardia anoche? ...- seguí leyendo y pude ver que Leila había sido remitida psiquiatría, incluso la guardia había metido las narices en eso que parecía sacado de alguna película de terror barata, se me quedó mal cuerpo leyendo aquello y cerré la carpeta después de dar el informe como válido devolviéndoselo a Doris para que lo archivaran.