Jardines Dioscórides

Seguía zampando muy empanada repasando aquella ceremonia tan moñas romántica, de cuando en cuando miraba al resto de la gente como muy fuera de lugar.
"Es que no entiendo nada. Bueno...lo mismo esta gente está aquí para comer y ya...pero había algunas llorando por ahí como emocionadas. ¿O llorarán por aparentar?¿Eso se puede hacer?"
La mayoría de la gente se acercaba a los novios para felicitarles, me rasqué el lóbulo de la oreja pensando que tal vez debería hacer lo mismo. ¿Tenía que hacerlo?¿Podía hacerlo luego? ¿Si no lo hacía estaba mal?No tenía claro si podía felicitar a alguien por un matrimonio acordado en apenas una semana. De hecho una parte de mi había pensado que en algún momento el Rey Moro le lanzaría un gesto de "ey sácame de aquí" pero no, luego pensándolo mejor tendría que haberme dado cuenta de que es demasiado amable y educado para hacer eso.
Así que nada, ahí andaba empanada yo cuando llegó Giordano.Sacudí mis manos de los canapés esos sonriendo al tipo.
-EY!¿Que tal majo?-Le hubiese dado un puñete en plan saludo pero sabía que no le molaba mucho el toqueteo así que nada. Pillé algo de beber que alguien ofrecía por ahí-Oh es super majo!¿No has hablado con él todavía?Si lo haces llámale Jimmy, que James le da yuyu.
Pegué un buen sorbo asintiendo a lo del código pero mientras tragaba negué a la última pregunta.
-Noooo...sabía que se me olvidaba algo!He estado muy encerrada trabajando en el código de Jimmy que es mucho mejor que el que tenía yo. Tengo que hablar con ella, debería apuntármelo en la mano o algo.
Volví a pegar otro trago y alcé ambas cejas antes de tragar.
-OH!Me dijo el Rey Mo..- Corté porque eso de llamarle Rey Moro así delante de la gente lo mismo no era muy ok, que estos tenían sus mierdas de llamarse de usted y tal. Señalé buscando entre la gente hasta dar con Sayid, que ahora recibía un beso en la mejilla de su esposa, volviendo a descuadrarme toda la historia romántica.Aquello se notó por un gesto raro en mi rostro antes de volver a mirar a DaVinci-Sayid.Que hablase contigo y con Tesla del código del sistema antidesaparición. No creo que recuerde mucho, solamente tecleé una parte pequeñita de aquello.
Murmuré mientras movía mis dedillos simulando teclear.
-Pero hay parte en mi tableta y SAM lo tiene integrado así que en la parte de su código también tiene que haber información. A todo esto¿Tu ves normal lo de estar megaenamorados así en una semana y que todo sea como superidílico?¿A tí también te casaron así?¿Es normal esto?A mi como que me descuadra un poco y estoy flipando pero no sé si es cosa de humanos o qué.
Sí por alguna razón había asumido que Giordano estaba casado, yo que sé, no me preguntes y todo esto lo dije hablando sin tomar descanso muy rápidamente.Volví a mirar alrededor captando el gesto de Ian y alcé el brazo muy poco sutil sonriendo para luego fruncir el ceño extrañada sin entender muy bien sus gestos por un segundo.
"AHHH"
Cuando por fin lo pillé alcé el pulgar sonriendo y volví a mirar a Gio.
-Que majo el chuchete.
Comenté señalando a mi espalda por donde andaba el chaval.

-No…- Dije a mi víctima con una sonrisa divertida, guiñando el ojo a Mizuki para que no revelara la verdad todavía -Frío… frío…- Al grupo familiar se incorporó Vishous indicando a los hijos de Amaya que podían ir a liarla parda. Por mi parte estaba relajada y feliz, después de tanto tiempo teniendo que estar en reposo tras la incursión fallida en el campamento de los Pendragon.
-Acertaste!- Aunque era más que evidente a Sarah eso le hizo muy feliz. Abrazó a su amiga sin ningún miramiento. Luego jugamos a los toquecitos en los hombros. -Estamos conectadas hasta para eso. Tú también estás radiante. Y tú también Vishous, que te me pones celosón.- Le dije mientras le arreglaba la caída de la bufanda en el traje, que se había descolocado con el ir y venir de la ceremonia. -Y tú también Mizuki, ¡estás muy guapa!-

Aproveché para coger una copichuela cuando esta pasó por delante de mi persona y seguimos charlando muy animadamente. -Gracias. Sí, ya bien. El dolor de la crecehuesos es inhumano, ya sabéis. Y la rehabilitación ha sido un poco pesada, con todo lo que había que hacer…- Dije desviando la mirada hacia las montañas del Dragón para que entendieran que me refería a nuestros ilustres invitados, que gracias a Merlín, no estaban en la ceremonia. Volví la mirada a mis acompañantes, centrándome en especial en V -Pero ya puedo volver a darte una paliza sin miramientos, teniente. ¿Vosotros cómo lo habéis estado llevando todo este mes? Tengo entendido que ha habido lío, además de la boda y todo lo demás. Pero no he podido ponerme al día- “Sayid está radiante con ese traje” Pensé. A Arleen la conocía menos, porque no solía frecuentar mucho el hospital salvo que fuera del todo necesario, pero también estaba radiante. Echaba en falta las caras de los compañeros que ya no nos acompañarán... Bellatrix, Matvey... Y me dio mucha pena, por lo que desvié la mirada de los asientos vacíos. Por otro lado estaban hasta los pequeños futuros miembros del Consejo con su familia, en representación a sus respectivos linajes.

Alcé las cejas por un momento cuando dió ése pequeño grito. En verdad no parecía encantada, más bien parecía nerviosa. Resulta que sí estaba usando un teléfono. Sin señal, claro. Por un breve instante pensé que podría revisar mis redes sociales, pero si tenía juegos que no necesitaran internet, también me interesaba.

-¿Puedo verlo?- Me dí cuenta de hace cuanto no veía un teléfono. Desde que escapamos ya que mamá había tirado los nuestros por la ventana para que no nos localicen.

-¿Tienes más de ésta tecnología no mágica?- Si tenía un teléfono tal vez también tenía otras cosas. Miré mi ropa cuando dijo que ésta no se solía ver por allí y luego la miré a ella.

-Soy de Londres, Inglaterra.- Dije algo confundido ¿La gente normalmente iba disfrazada de la era medieval por esa isla? -Pasó que tuvimos que huir rápido y no pudimos ir a casa a hacer las maletas, llevo ésta ropa desde entonces, casi un año. Lindo pelo, por cierto, se ve bien cuidado ¿Te tiñes tu sola o hay peluquerías en éste lugar?- Ni siquiera se veía quemado por la tintura.

- Majo? No habrás querido decir "mago"? - cuestioné a la mujer, extrañado por la expresión que usó. La imité y tomé una copa llena de bebida, examinandola antes de pegar un trago. Lástima, no era vino. Luego dijo otra vez lo de "majo" refiriendose a James y puse cara de comprender soltando un "ohhhhhhh". El adjetivo, claro.

- No, la verdad es que no, pero estoy deséandolo. Tengo mucha curiosidad por hablar con una inteligencia artificial totalmente tecnológica, muchísima. Sabes que yo me dedico a la creacion de...autómatas, pero funcionan con parte de mi magia. A veces desarrollan impulsos propios, pero parten de mi magia así que.... - interrumpi mi perorata al verla mirar hacia Sayid y poner esa cara de WTF está pasando aquí.

Contuve el aire un momento hasta que ella volvió a hablar. SAyid, Tesla, la antidesaparición.
- Sí, queremos crear campos análogos que los anulen. La imposibilidad del teletransporte es una desventaja muy grande....

Miré de reojo hacia donde estaban Lucio y Sean, en un momento de debilidad. Apreté mis labios un momento como con una rabia extraña y volví a mirar a Sigrid, soltando todo el aire de golpe y con una sonrisa cuando dijo eso.
- Gracias, no! Menos mal que no soy el único, empezaba a pensar que estaba loco. - le confesé a Sigrid, terminandome la copa. - Es decir comprendo , hasta cierto punto, la utilidad de un matrimonio arreglado pero...de ahí a esforzarse todo por fingir? No sé.... - sacudí la cabeza evidentemente confuso, como decepcionado. - Yo no estoy casado y a este paso dudo que lo esté, para mayor disgusto de mi querido Westie. - dije con cierta desdeña en la voz, agarrando ahora no una si no dos copas, dandole otra a Sigrid y proponiendole un breve chinchín. - Por nuestro pequeño encuentro de pensamientos, aquí y ahora. - pegué un buen trago y miré alrededor. - Supongo que entre algunas familias mas tradicionales como la de Saladino y los Royden sigue siendo algo común.

Hizo algo raro y luego dijo algo de un chucho, la miré como si a mi interlocutora le hubiese dado un yuyu.
-Qué chucho? - luego entorné la mirada, pensando en algo, recordando algo. Sayid había estado muy preocupado por ella cuando lo de su casa en llamas.... - ¿Ellos vivirán juntos a partir de ahora? Sayid y tú sois amigos, verdad? Qué te ha dicho? Arleen es muy amiga mia. - me había terminado la segunda copa ya.

Me sorprendió la pregunta, porque casi nadie en la isla me había preguntado por nada que tuviera que ver con la tecnología. En casa me miraban como el bicho raro, en la calle también. Pero, vaya, he estado viviendo en la superficie casi 18 años, ¿cómo no voy a tener contacto con la tecnología? Los raros son ellos -¿El teléfono? Sí, claro. Es un poco antiguo, pero funcional. Le he hecho algunos cambios- Rebusco en el monedero el teléfono y se lo enseño a Collins. -Sí, claro. Bueno en casa, tenemos… tengo un ordenador. Un portátil chiquitito, para escribir, leer…- Y me acordé de mi blog, Los misterios de Lila, y me dio mucha pena haberlo dejado tan abandonado. Pero lo bueno es que sigo escribiendo mi diario en el ordenador.

No pierdo de vista el teléfono, bloqueado, por supuesto. No conocía de nada a ese chaval y lo mismo me lo quiere quitar. Arrugo el ceño cuando me dice que lleva un año con la misma ropa, pensando que... dios qué asco, debe estar mugrosa. Había una cosa que no estaba entendiendo… le miré confundida y le dije una evidencia que, yo que sé, lo mismo es que no ha salido de casa por la gripe simia … -Sabes … sabes que en la isla hay sitios donde conseguir prendas nuevas… ¿Peluquerías? No. Es mi pelo natural. Gracias por lo de lindo- No entendí lo del tinte, ¿en serio se atrevía a pensar que estaba teñida? Indignación total. Le dije mientras recuperaba mi teléfono para volver a guardarlo en la cartera. -Si necesitas conseguir algo de ropa puedo decirte un par de sitios donde se pueden comprar telas. Y no son muy caras. Que no digo que esta esté mal, pero por conseguir variedad-

Llegó a los jardines con un retraso palpable. Muy en el fondo, sabía que no debía estar ahí, pero también que era algo que necesitaba hacer. Miró alrededor de ella, a quienes le escoltaban con los regalos. Al menos estaba segura que nadie creería que eran suyos, eso la tranquilizaba. Miró su vestido, bastante impropio, demasiado elegante, demasiado abierto y resaltaba las suaves curvas de su cuerpo de una manera que prefería evitar. El talle parecía ser tejida a mano en los detalles dorados que enmarcaban un escote bajo y profundo, dejando ver la piel de su pecho y parte de su viente. Al menos el resto esa ligero, pero no servía para su perpetuo deseo de pasar desapercibida. La preocupación por mostrar más piel de la que solía hacer se desvanecía de a poco cuando recordaba que su misión era apoyarles para que volvieran a casa. Menos mal que no sentía el frío... Soltó un gran suspiro.- A una boda se va a compartir felicidad.- Susurró para sí misma, a sabiendas de que ella no tenía mucho que compartir. Estaba en el mundo de Reiv. Un mundo en el que había estado a gusto cuando él estaba con ella. Sola, no era algo que deseaba enfrentar, pues nunca había hecho ni siquiera un pequeño esfuerzo por hacer amistad con esas personas. Él lo había hecho todo bien para que ella no tuviera que hacer nada.

Le sonrió levemente a la gente que le ayudaba a cargar con las cosas, caminando hasta los guardias para entregar su invitación. Ellos le ayudaron con los regalos, pues veía claro que los sirvientes no iban a entrar ni de chiste con tanta seguridad desplegada. Cuando llegó, la boda había terminado, los invitados pasaban a una carpa, la novia se iba y el novio se quedaba. Que extraña boda. Veía que la recepción estaba en curso, así que no dudó en acercarse a la mesa de regalos, vacía en aquel momento y agradecer a los guardias que le habían ayudado con los presentes. Tomó un par de las tarjetas que había para los buenos deseos y comenzó a escribir en ellas el apellido de quien enviaba tanto el collar como la espada. No quería tomar crédito por ello, sabía que no sería bienvenida anunciando el nombre Pendragón a Sayid o Arleen con apertura en aquel día, pero si después de la boda abrían los regalos y encontraban el detalle estarían más receptivos. Después de asignar las etiquetas a los regalos, sonrió satisfecha de que aquello sería un buen comienzo.  Se giró entonces hacia la tienda donde el resto de los invitados estaba. Respiró profundo y se acercó.

Había mucha gente elegante, bastante bien vestida. Veía a los Descendientes por todos lados y también a gente que había visto en el hospital algunas veces. Se notaba la diferencia entre los círculos del novio y de la novia... aunque ahí estaba ella. Se acercó a Sayid un tanto temerosa. Reiv habría dicho felicidades y todo eso por ella, pero no estaba ahí. Cuando llegó, hizo una cortesía, de esas donde doblas las rodillas, inclinas la cabeza y pareces toda una dama. Se sintió extraña y confundida nada más hacerlo. Se enderezó rápidamente, pegándose una cachetada mental por la tontería.- Sayid, muchas felicidades. Espero que el matrimonio les traiga buenas cosas, a ambos.- Susurró con una sonrisa, sabía que se les abrazaba pero ella mantuvo su distancia un momento antes de salir del camino del Descendiente y comenzar a buscar alguna cara que la hiciera sentir lo suficientemente a gusto en aquel lugar como para no irse de inmediato. Por fín, encontró a Kyllian y Mérida. Se sintió bien de inmediato, que con el vestido que ella llevaba nadie vería el suyo. Sonrió e hizo el intento de acercarse, pero Catherine y otra gente le gano. Soltó un suspiro de nuevo. Al final, se acercó al bar y escogió una copa, llevándosela a los labios. Iba a necesitar más de eso si quería quedarse en aquel lugar.

Vestido:

El comentario de Sean sobre engancharme me hizo reír animadamente, y más porque yo tampoco sabía cómo habíamos conseguido acabar juntos.  - Es verdad, ninguno de los dos sabemos ligar. Y al principio ni nosotros mismos sabíamos lo que pasaba. Supongo que era cuestión de tiempo... - el mismo que le pedí yo cuando estuve confuso y haciendo el estúpido porque no aceptaba lo que sentía. Fue una mala época. Hice un gesto con la mano de "más o menos", poco convencido con eso de que se veían unidos. Tal vez querían aparentarlo aunque no estuviesen unidos aún.

Cuando salió el tema Pendragon me sentí un poco inquieto bebiendo un par de tragos más de la copa para acallar esa sensación. Empezó su alegato dejando claro que él era pacífico, cosa que ya sabía, aunque el pero que venía después lo invalidaba todo. Me pasé una mano por la nuca un tanto incómodo, pensando en qué podía decir. Llevaba parte de razón, pero se había quedado sólo con lo malo. - ¿Qué terreno? están exiliados en las montañas, ni siquiera les han invitado a la boda del Descendiente. Lamento lo de Desmond, pero ellos no lo mataron... - Al fin y al cabo el espíritu no había sido, ni los nuevos tampoco. Me dijeron que lo habían herido entre todos, porque yo estaba cegado por un conjuro en aquel momento y tampoco pude ver. Lo del chantaje no me gustó, pero tal vez no hubiese sido tan así como lo contaba. - A lo mejor necesitan que les enseñemos cómo hacemos aquí las cosas. Si no ven buena voluntad por nuestra parte...les daremos motivos para reafirmarse en lo que hacen. ¿Sabes qué soñé la otra noche cuando terminamos con la borrachera y las drogas del elfo? Que ardía (otra vez) la catedral de Notre Dame, y creo que eso eso fue una señal del universo para pedirnos que hagamos por fin la paz. - me acabé la copa de un trago, notándome ya el escaso alcohol que había bebido. La falta de costumbre.

Después lo agarré por la cintura para acercarlo a mí y soltarle un beso en la mejilla para que se desenfurruñase por lo de Gio. Parecía un niño que se ha quedado sin su mejor amigo del cole.  - Vaaamos, uno de los dos tiene que ser maduro, y ese no va a ser Giordano. Yo creo que se le ha juntado todo, lo de la boda de su amante Arleen y que sus amigos pasan más tiempo juntos. Antes de que acabe la boda quiero que hables con él. Y si huye le bloqueo el paso. - le guiñé un ojo, estirando después la otra mano para pillar una copa más de las bandejas que pasaban por nuestro lado. Le arreglé un poco el pañuelo que llevaba puesto, impaciente ya por poder bailar con él. El baile debían abrirlo los novios, pero estaban ocupados con tanta gente felicitando. - Los Pendragon no pueden hacernos daño. Y si lo hacen...nos protegeremos el uno al otro.

Agarré el teléfono con cuidado, como si se tratara de un bebé recién nacido y lo traté con mimo. Me encantaba aquella luz que era la culpable de mi miopía (pero en éste momento aún no sabía que tenía miopía). La miré sorprendido cuando dijo que tenía más tecnología en su casa ¿Tendrá consolas? De todos modos no había señal.

-¡Oh! Perdón.- Me disculpé sonriente. ¿Su pelo natural?¡Vaya! Con razón no se lo veía quemado. Le devolví el teléfono para luego tomar un trago de mi bebida.

-Gracias, pero no tengo dinero. Antes me manejaba con tarjetas de crédito y también nos deshicimos de ellas para que no nos raestreen, como el teléfono que te daría mí número pero… bueno, eso… no tengo.- Dije encogiendome de hombros.

-Creo que necesito un trabajo para ganar algo de dinero, me la paso en el taller ayudando pero allí no pagan. Si necesitas o conoces a alguien que necesite un plomero, o un electricista, o que le arregle el techo, o una televisión defectuosa, o tecnología en general, me pueden encontrar en el taller ¿Y tú?¿A qué te dedicas?- Pregunté para tomar otro trago.

Le hice un gesto a Catherine y a mi hermano cuando me vieron, como queriendo decir que me acercaría más tarde. No me importaba meterme en conversaciones ya empezadas, pero prefería que Aldaron me contase todo en primicia luego. Seguí a Sayid y a Arleen con la mirada, pensando en que debían sentirse algo agobiados con eso de hacer de anfitriones. Al menos una boda era motivo de alegría después de la semana tan complicada que habíamos tenido. Me alegró ver que varios de los heridos ya estaban recuperados. No sólo Sayid y Arleen, sino también Kyllian. Localicé también a otra de las que curé, Juliet, pensando en acercarme a saludarla. En los últimos días no se había separado de la cama de su novio, así que estaba bien que se tomase un respiro ahora que él ya estaba fuera de peligro.

Justo iba a acercarme cuando apareció Vishous por detrás para cogerme de la cintura, pillándome por sorpresa. A punto estuve de tirar la copa al suelo por el sobresalto. Su beso en la mejilla me sacó una sonrisa, haciendo que girase la cabeza un poco para mirarlo.  - Perfecto, baile con el capitán reservado. - El halago me hizo sonrojarme un poco, mordiéndome levemente el labio inferior mientras él se alejaba para seguir hablando con otra gente. Suspiré antes de apartar la mirada, dirigiéndome finalmente a Juliet porque aparentemente estaba algo sola y desubicada en la fiesta.

- ¡Hola! - saludé con entusiasmo apoyando mi copa sobre la barra de la zona de bar, echando un vistazo a lo que podía pedir a continuación. - Me alegro de verte por aquí, desconectando un poco y socializando. - bueno, tal vez socializando no era la palabra, pero seguro que ella me entendía. -  ¿Todo bien?

Mérida empezó a reirse de forma bastante escandalosa y nos ganamos un par de miradas pero yo la habría acompañado de no ser por mi problema de voz, al parecer ella tenía planes para cuando yo estuviera con unas copitas de más y no me desagradaba la idea, a menos que estuviera tan ciego que no recordase nada de la noche anterior, eso ya no sería tan divertido, sonreí con aquel mordico juguetón y nos aburrimos con la ceremonia hasta las luces flores y todo aquel despliegue de efectos especiales.

Nos fuimos al ataque a por los canapés y a mi me tocó ser el catador de la señorita, me acercaba los canapés y le decía si llevaban lácteos o queso, los que ella desechaba iban a parar a mi boca y entre los dos arramblamos con un par de bandejas -¿estarán durmiendo? ¿sois madrugadores?- escribí en la libreta y se lo enseñé,  aunque ya era casi medio día pero oye, cada uno tenía sus propios horarios, yo solía ser más nocturno -no te preocupes, aparecerán después-

seguimos a lo nuestro comiendo y bebiendo aquellas ridículas porciones diminutas, ya estaba empezando a hacer tonterías del palo " a ver cuantos mini lo que sea me caben en la boca" cuando escuché la voz de Catherine, tenía los mofletes llenos de comida rollo hamster y le iba haciendo caras a Mérida para que se riera y todos la miraran, me giré a la morena un momento para volver a darle la espalda y soltar una cantidad decente de canapés pera poder masticar, tragar y no morir en el intento, saludé con la mano a los recién llegados y le tendí la mano al morenazo mirándo a Catherine después para hacerle un cejeo sugerente, pensaba que se habría conseguido a algún pringao pero este parecía brutote, pillé la libretita y empecé a escribirles a ambos -No puedo hablar, así que si haces tus rollos de come cocos acabamos antes-

No tardó mucho la descendiente en establecer contacto mental y suspiré aliviado por no tener que usar la dichosa libreta, me iba a dar tunel carpiano de tanto escribir "No somos pareja, digamos que tuvimos un pequeño desliz y ZAS! mini yo en su tripa" al decir eso le señalé el vientre a la morena de forma muy teatral y algo payasa, moviendo las manos como si tirara confeti "Y bueno, estoy pensando en adoptar a Lila, el otro día Anteia tuvo jaleo con la loca de Leila y me sugirió hacerlo, Mer ha aceptado así que ahora tengo que buscar un buen curro y casa para mis hijos! y por supuesto para cuidar de Mer, está un poco pocha con eso de las nauseas matutinas y tengo que vigilar su dieta " sonaba tan bien decir aquello, de un momento a otro tenía una familia o al menos algo parecido, como mínimo tendría dos hijos si me concedían la custodia de la niña pero yo ya le había comprado algo de ropa y alguna que otra cosilla básica, estaba en modo padre empanao.

Entre la multitud vi aparecer a Juliet para acercarse a nosotros, cortando un momento la conversación para verla con aquel vestido de cortina sexy, yo de moda no sabía nada pero se veía bien, la tomé de la mano para darle una vueltecita y silvarle en señal de que estaba guapa, haciéndole después señas para que supiera que la estaba halagando, una nueva pelirroja se acercó poco después y de repente me vi con tres, podíamos jugar al tres en raya , equipo de morenos contra las pelirrojas, a la última no la conocía pero su olor lo había sentido en el hospital alguna que otra vez, la saludé y la incluí en el corro para poder tener una conversación amena.

-No pasa nada. No te preocupes- Le respondí a lo del pelo intentando quitarle peso al asunto falsamente, porque en verdad me había dolido que pensara que mi pelo no era natural. MUY FUERTE. Me lo dice en la calle y le reviento la cabeza.

¿Tarjetas de crédito? En serio, ¿de dónde habían sacado a este chaval? -Aquí no te servirían para nada las tarjetas de crédito- Le miré un tanto extrañada, por lo que tuve que estudiarle de arriba abajo. Y bastante poco discretamente, debí añadir. Pero ya até cabos. Debía ser un muggle de la Alianza. Alguno que haya venido a la isla rescatado de la transcendencia y del chip. O sencillamente era un resistente de los de toda la vida y no nos habíamos visto nunca. No. Le conocería. Es una nueva incorporación. Entrecierro los ojos, como intentando focalizar todas mis pistas en el objeto que tenía delante, en este caso Collins, al que señalo con la copa -Llevas poco por aquí, ¿verdad? No creo equivocarme-

No pude evitar reírme a carcajada limpia cuando me salta lo del teléfono. Pero sin parar. No puedo articular palabra. Qué descarado. JAJAJAJAJA. Ay me duele la tripa de reír, pero de verdad que no podía. Intento recomponerme cogiendo aire y apoyando la mano libre en mi pecho, respirando hondo. Ay, que todavía noto las lagrimillas en la comisura del ojo. Creo que hacía mucho tiempo que no me reía tanto. Qué descaro para ligar. -Ay, perdona. … perdona…. De veras… pero… ay…uf, ¿qué edad tienes?- Le digo mientras me abanicaba los ojos para secarme las lágrimas. Qué momentazo. Si debía tener la edad de mi Justin…. Qué lastimica. -Podrías intentar hablar con alguno de los gestores del taller para trabajar para ellos, o con ellos. Pero lo de la tecnología no lo veo, me cambiaría el currículum…- Le dije señalándole a Gio y al Tesla, que debería estar por ahí, robando cubertería.

aparté la mirada con algo de vergüenza cuando Lucio comentó lo de nuestra habilidad para ligar, recordaba cada momento porque todos habían sido el primero para mi con él y como se solía decir el primer a mor no se olvida, me llevé las manos al rostro recordando nuestro primer beso en la enfermería improvisada del le fay y aquel ataquito de ansiedad que me había dado un día o dos antes -que vergüenza! no sabes lo mal que me sentía cuando todo empezó, solo te causaba problemas... y después de besarme la primera vez huiste! parece costumbre entre los italianos- dije a modo de broma recordando todo aquello, el desastre parecía unirnos siempre. respecto a lo de Sayid, su boda y Sofía ya iba más desencaminado, pero esperaba que de verdad fueran felices.

Por suerte el asunto de los Pendragon me lo había sacado Lucio, con él era mucho más sosegado y me hacía reflexionar además de pensar las cosas con aquella calma que me transmitía pero por esta vez no podía estar de acuerdo con él, no del todo -Yo no vi nada... no vi absolutamente nada esa noche, solo recuerdo los gritos, las cadenas, la voz de Catherine en mi mente y aquel golpe en mi cara...- me llevé una mano a la mejilla dónde aquella noche el poseído Desmond me había pegado, pero para mi mucho antes de eso, era mi amigo, una persona calmada que disfrutaba de la lectura y me acompañó de forma silenciosa en mis largas estancias en la biblioteca, a mi eso del espíritu seguía sin encajarme demasiado pero tal vez había exagerado un poco.

Levanté una ceja confundido con aquello de Notre Dame, no estaba seguro de que fuera una "señal" válida, mucho menos después de decir "drogas" y "elfo" en la misma frase, pero poco a poco su buenísimo me iba ganando ¿de verdad estaba exagerando tanto? ¿era yo la mala persona? ... ya había visto mucho del pensadero, nuestras familias se llevaban casi tan bien como yo y Catherine pero a diferencia de nosotros ellos lo habían hecho durante generaciones, miembro tras miembro en el consejo hasta llegar a Charles y Robert, miré a Lucio lleno de dudas y al final le contesté no muy convencido -Tu ganas... intentaré no estar tan a la defensiva- pero me iba a costar mucho, demasiado.

Me sorprendí por el agarre del mayor pero en seguida me sacó una sonrisa, no sabía que clase de magia usaba conmigo pero funcionaba, pensé por un momento lo que me decía e hinché los mofletes medio molesto porque tuviera la razón, otra vez -Está bien, hablaré con él, intentaré pillarlo cuando esté solo, a lo mejor entre canciones si se une a la banda- vi a Lucio pillar otra copa y se la quité de la mano para volver a dejarla en otra bandeja que pasaba por el lado contrario -te protegeré siempre, de cualquier peligro..- sonreí y entonces volví a engancharme a su brazo -aunque sea de ti mismo y las copas, deja algo para después! te voy a tener que prohibir pasar tanto tiempo con Aldaron-

-Si, vine hace poco más de un mes.- Y espero no volver después de que todo vuelva a la normalidad. Me dediqué a examinarla un poco más mientras ella lo hacía a su vez, era bastante paliducha, delgada y sus ojos eran azules. Mis cejas se alzaron y esboce una pequeña sonrisa porque su risa era contagiosa, pero no sabía qué era lo que había dicho que era tan gracioso. Mi cara de extrañeza aumenta cuando pregunta por mi edad.

-15- Y entonces una idea me golpea. -Ohhhh! Yo estaba pensando en darte mi número para encontrarnos luego y que me lleves a esos sitios donde se pueden comprar telas porque no conozco la isla…- ¿En qué había pensado ella? Me pregunté internamente con una sonrisa burlona. Miro hacia Giordano, él parece ocupado. Miro hacia el otro que señala. Huh…

-Bueno, me considero un fabricante, sé sobre ingeniera, física… no mágica y eso, también sé sobre deportes aunque no creo que eso les interese y algunos movimientos de lucha que eso tampoco les debe interesar. He estado ayudando a reparar un robot para ella.- Le dije señalando a Sigrid.

-¿Quiénes son los gestores del taller?- Por más que me los señale no sabía si sabía sus nombres ni a lo que se dedicaban, que, por cierto, ella esquivó completamente esa pregunta. Tal vez era algo secreto.

-Ya veo…- Le dije mientras me secaba las lágrimas de la risa. Ay, de verdad, que bien me lo acabo de pasar. Y su cara de no enterarse de nada es incluso mejor, ya que no podía creerme que lo hubiera hecho sin querer. Que una ya sabe de estas cosas, porque lo ha visto por ahí -Mi hermano y mi primo tienen tu edad, lo mismo hasta os llevaríais bien. Justin siempre dice que no tiene amigos-

Termino la copilla de lo que se sea que estaba bebiendo, pero que estaba bueno, mientras habla de sus habilidades. Yo de ingeniería sabía poco, pero me parecía una “habilidad” demasiado desarrollada para un crío de su edad. Jugará a los inventores y a eso lo llamará “ingeniería”. Sigo con la vista hacia la mujer, Sigrid, a la cual no conocía de nada (todavía) -Pues con todas esas habilidades tan interesantes, a lo mejor, algunos de ellos pueden tomarte como alumno. Quizás sea un buen día para hablar con ellos. Son un peculiares, pero brillantes. Y si ya tienes experiencia, mejor. Quizás ella puedan tomarte como alumno y ellos ser tu mentor- Me encojo de hombros, a mi me encantaría ser la aprendiz de Gio, pero es un científico demasiado ocupado con sus cosas como para atenderte. Markus es harina de otro costal. -Principalmente lo son Giordano y Markus. Yo tuve el placer de colaborar con ellos hace poco, ¿sabes? Fue muy constructivo- Y luego la cosa quedó un poco en stand by. Y me pregunté cómo le iría al ministro muggle y a Gen con el tema del chip. ¿Habrían vuelto a tener problemas?

Puse cara rara por su pregunta. Ya sabía que era un mago pero no me parecía muy bien eso de decir "ey hola mago!" era como muy...racista?no sé, me sonaba raro. Negué varias veces pero después encogí mis hombros.
-Si quieres puedo decir mago majo.
Luego soltó ese ohhhh y alcé ambas cejas soltando un AHHHH cuando pillé que es que no sabía lo que era majo.Reí fuertemente mientras bebía de la copa y le atendía conforme hablaba de Jimmy. Mis cejas se alzaron a la par que mis ojos se abrieron demasiado en una expresión extraña cuando escuché lo de los autómatas mágicos con impulsos propios.
-Em...bueno lo nuestro eran robots con algún impulso propio derivado de nuestro conocimiento...espero que los tengas controlados tío...A ver si vamos a acabar con SAM y van a aparecer tus autómatas mágicos independientes para matarnos a todos.
Solté una risa/gruñido antes de volver a beber, lo había dicho medio en broma pero quién sabe, había visto a los magos hacer muchas cosas locas en mi vida.
-Pero sí, vas a flipar con Jimmy me parece super interesante como ha logrado sobreescribir un código propio él solito. Quiere ayudar a otros como él a desconectarse de SAM¿sabes?
Seguí mirando alrededor, todos parecían muy modo fiesta de tranquis, yo por mi parte no tenía ni puñetera idea de que estábamos esperando. Asentí a lo del teletransporte, era una jodienda, vendría bien para escapar de la ciudadela.
-Os pasaré el código e intentaré explicaros lo poco que sé, tal vez los ministros sepan más de todo esto.
A todo esto el hijo de los ministros estaba por ahí, así que lo mismo andaban por la fiesta. Me extrañé y señalé al crío con uno de los dedos de la mano que sujetaba mi copa.
-Ha invitado a los ministros...creo que Sayid se pasa de educado.
Ante toda mi verborrea sobre que no entendía ni mierda de esa boda él estuvo de acuerdo y por mi parte suspiré aliviada. No estaba loca del todo. Genial.
-¿Verdad?!Quiero decir...esas miradas y esas palabras me han dejado un poco....- No sabía calificar como me habían dejado, a parte de confusa se mezclaba algún otro sentimiento poco identificable. Dudé de sus palabras sobre la utilidad del matrimonio concertado en general, pero supuse que entre los magos seguía siendo más útil que entre los humanos-Bueno...tal vez no estén fingiendo...no sé, pero ...¿se van a pillar tan pronto?Si apenas se conocen.Arg...mira yo que sé-Choqué la copa contra la suya sonriendo y alzándola en ese minibrindis.
-¿Quién es Westie?¿Tienes un perro?
Pregunté emocionada, los chuchetes en general me gustaban, aunque si era su perro seguramente sería raro de narices, pero muy posiblemente sería majo también. Comencé a beber hasta que escuché el apellido de Sayid y escupí un poco de líquido en una pedorreta por una risa que se me había escapado.
"Saladito"
"JE"
Cuando preguntó por Ian miré a Gio como si fuese obvio y busqué al chico con la mirada señalándole.
-El marido de tu compi.Nos conocemos de tierra, se metió en mi casa sin permiso y casi le mato pero me pareció un tío majo.
Encogí mis hombros tras decir esto tan tranquila. Asentí a su pregunta dando golpecitos a mi copa de forma insistente.
-Sep, hablando de eso tengo que buscar un sitio dónde quedarme esta noche... no tengo claro si se van a ir a algún otro lado pero no me gustaría estar presente en la...noche de bodas- Negué repetidas veces, nah, no me molaba eso de escuchar guarrerías que no fuesen mías-Pse...amigos...supongo, no sé.-Rasqué una de mis cejas sin saber muy bien como calificar aquello-¿De Arleen?Pues...que sabe poco de ella pero que parece buena tía y es lista y guapa y... -Entorné los ojos mientras relataba las cualidades que había dicho el Rey Moro de la Reina Mora-En definitiva que va a hacer todo lo posible porque salga todo bien.
Alcé una ceja cuando dijo que él era muy amigo de Arleen.
"WTF"
-¿Muy amigo?...o... MUY amigo?

Tuvo un momento de paz, como de dos segundos en la barra mientras trataba de pasar desapercibida, cuando Chloe llegó a su encuentro. Su vestido le resultaba muy bonito y, sobre todo, no tenía los atrevimientos del que traía puesta. Hubiera preferido algo así, aunque también era muy brillante y llamativo para su gusto. Llegó hasta ella con mucho entusiasmo, aunque quizás era más por la boda que por ver a alguien con quien poca comunicación tenía. Le guardaba gratitud por haberla ayudado cuando recién llegó al hospital, eso sí. Le miró con una suave sonrisa cuando habló de socializar, y negó rapidamente cuando hizo aquella pregunta.- No. Estaría diez veces mejor en terapia intensiva. Aquí estoy con la preocupación encima.- Susurró, aunque luego rio suavemente por lo bajo, apenada de estarle contando sus problemas, pero bien pues sabía que al menos ella la entendería.- Te... Te ves muy guapa.- Dijo muy bajito, admirando su vestido y tomando otro trago a su bebida para ocultar su sonrojo.

Desistió de su intento inicial de compañía, pues se estaba agusto con Chloe. Sin embargo, el silvido y la tomada de manos, la vueltecita que le dio Kyllian, los halagos... hmmm, no, no estaba preparada para eso. Se paró junto a él, un poco encogida viendo a las personas con quien estaban. Les conocía de vista, sobre todo a Catherine, pero a Ian no terminaba de recordarle en particular ocasión.- Ho...la.- Susurró con dificultad, tratando de encogerse un poco a ver si el escote se cerraba, pero solo parecía resaltar lo que quería ocultar. Buscó en su cerebro todas las técnicas de conversación que conocía y llegó a la conclusión de que no, no conocía ninguna. Quería sacarse las miradas de encima (que quizás no la miraban tanto pero la paranoia le podía) así que hizo lo que cualquiera habría hecho: echar a otra persona al fuego.- Te... T-Te ves muy guapa, Mérida. También tú, Catherine.- ¿Tú? ¿Tú? ¡Pero si no la conocía! ¿Por qué la tuteaba? Le iba a dar un ataque de pánico pronto. En medio de aquello y presa del pánico, terminó por hacer la misma reverencia de doncella incómoda que le había hecho a Sayid minutos antes, que de nuevo no sabía de donde había sacado... Se sentía más agobiada que un Charmander en Acualandia.

La siguiente boda no tardaba en ocurrir, por lo que prefirió terminar su copa y tomar la siguiente para los nervios. Eso de ser testigo no tenía idea de que implicaba, pero era muy importante para ella que todo saliera perfecto. Había puesto su corazón en que aquella boda fuera exactamente lo que los novios recordarían como el primer día de su historia de amor.

Cuando terminó la segunda copa, tomó a Alexander del brazo para pasar a saludar a algunos conocidos. Le permitió separarse cuando él encontró a los suyos y ella vio a sus compañeros del Consejo. Caminó con fuerza, abrazándoles a ambos en un abrazo grupal, feliz de la vida.- ¿No les está encantando la boda? ¿Vieron a Sayid? Oh, no pude parar de llorar en toda la ceremonia, fue hermoso. ¡Hermoso! Deberíamos ver más bodas por aquí, más a menudo. Eso nos alejaría un poco de todas las cosas malas que pasan alrededor.- Dijo, terminando por darles un apretón antes de dejarlos ir, pero dejando un beso en cada mejilla. Se quedó abrazada a Lucio unos segundos más para luego colgarse de su brazo, pues desde que fue su pareja en aquel baile sentía en él un cariño especial.- Ojalá todos pudiéramos encontrar el amor... ¡Por cierto, que guapos vienen! Les queda genial, deberían vestir así siempre.- Soltó una risa por lo bajo. Quería volver a abrazarles a ambos pero se contuvo las ganas.

Ese lado Le Fay chungo de Catherine me gustaba tanto como su parte "tengo que cambiar el mundo", así que me hizo bastante gracia  su idea para hacer maldiciones contra los que fuesen contra los votos. También eso de que se ponía modo sobreprotector cuando se trataba de su familia, en la que no sólo nos incluyó a Aedan y a mí. Me llamó la atención que también incluyese a mi padre, pero lo hizo. Por fin pudimos irnos a la zona donde se hacía lo importante, comer y beber, aunque a saber cuánto aguantaba Catherine con los tacones. Yo voté a lo de ir a por las botas. - ¿Otra ceremonia ahora? ¿y lo de ahora qué ha sido? me confundís con estas cosas de Descendientes. - le hice un gesto de brindis con la copa cuando me pasó una, recordando que en nuestra boda no pudimos beber. Ella por embarazada y yo porque estaría feo emborracharme y dejarla sola. - Creo que no te he visto nunca borracha. ¿Sera hoy el día? - bromeé tras darle un trago a la mía. No me gustó mucho, no era cerveza.  - Y que Aedan se quede con Lyran y Anteia. - total, ellos tenían que encargarse sí o sí de más niños.

Accedí a acompañarla para que me presentase a uno amigo suyo, aunque mi sorpresa al llegar fue que ya lo conocía. - ¡Kyllian! nos conocemos de una misión y de huir de unos androides, pero no tenía ni idea de que fueseis amigos. - Ouroboros era un pañuelo, al fin y al cabo.  Le estreché la mano al feral, mirándolo extrañado por eso de que no pudiese hablar. Tal vez por heridas de la batalla en China Town. La cosa no se quedaba ahí, por los gestos dio a entender que Mérida, la chica de la Brigada, estaba embarazada de él. - ¿Siguiente boda? - Miré de reojo a Catherine, suponiendo que estaban teniendo una de esas conversaciones mentales. Mientras decidí hablar con la pelirroja.  - ¿Cómo está el resto de la Brigada, Mérida? no sé qué pasó después de depositar a la gente en el hospital - Entre medias de eso le devolví de nuevo el gesto a Sigrid cuando pareció darse cuenta de que le dije que hablábamos después. No tardaron en unirse Chloe y Juliet, aumentando así el grupo. La última parecía extremadamente tímida, y la verdad es que no me sonaba haber cruzado palabra con ella antes, a pesar de que fuesen habituales en las misiones, o durante la época en el castillo Le Fay. No quería ponerme a hablar de "trabajo", pero vernos a todos allí me hizo pensar en que no estábamos entrenando o preparándonos para lo que debíamos. A mi tampoco es que se me diese muy bien socializar, pero algo mejor que a la dragona sí.

- ¿Qué planes tenéis para cuando acabe la boda? ¿os volveréis a unir a la misión o...? - descartando a Mérida, por razones obvias. Les hice un gesto con la cabeza señalando a Sigrid, por si no sabían quién era.  - Ella debe estar trasteando con los códigos. Al final resulta que solo podemos resolverlo entre todos. Quitando los inútiles de los ministros, claro. Y de los Pendragon. No sé qué cojones hacen ahí apalancados en las montañas.

El recuerdo de aquellos primeros pasos en nuestro acercamiento seguía fresco en mi mente, incluso me seguía dando la misma vergüenza eso de haber huido. - Fui muy inmaduro, no estaba preparado. - me tuve que reír por eso de que la huida era costumbre entre los italianos. Lo mío no era nada comparado con lo de Gio. - Lo suyo es escapismo profesional. - después suspiré con tristeza por el comentario de lo sucedido con Desmond, pues me habían contado lo que sucedió. Ni Sean ni yo pudimos verlo. -  Yo tampoco...el Desmond poseído me cegó. Tal vez no sea momento para hablar de eso. Hoy debe ser un día alegre. - pasé mi mano por su brazo para animarle un poco, intentando que esos pensamientos quedasen atrás.

Le dediqué una gran sonrisa cuando admitió eso de "tú ganas", chocando mi copa con la suya a modo de celebración victoriosa.  - Sé que puedes. Igual que pusiste mucho de tu parte para que los Soul sean ahora aliados en vez de enemigos. - por algo le había regalado ese anillo propio de magos con capacidad para liderar, porque él sabría qué hacer. A lo de Giordano también accedió,  y yo me sentía como en racha para pedir cosas.  - Pues ya que hoy me dices que sí a todo...ahora me debes un baile. Y esa frase te ha quedado perfecta para decirla en nuestros votos. Lo mismo digo.  - susurré poniéndome tierno mientras me acercaba un poco a su oído, aunque me quedé sin copa por aquello de que me protegería hasta de mí mismo.  

- ¡Pero si no llevo ni una! - protesté medio en broma, aunque tuviese parte de razón.  - Es que no aguantamos nada de alcohol. No sé cómo lo hace el elfo, en serio. Míralo, sigue cotilleando con Anteia. ¿Intentamos lo de Giordano ahora o prefieres esperar a después del baile? - al final nos quedamos en el sitio, porque justo en ese momento llegó Sofía para apretujarnos en un abrazo grupal. Se lo devolví como pude, uniéndome también a su entusiasmo porque ella iba irradiándolo. - Llevas toda la razón del mundo, Sofía. A ver de quién es la próxima boda...- era bueno que estuviese feliz por Sayid, eso quería decir que no le afectaba que se hubiese casado con otra. Me alegré por ella. - Tal vez nosotros...- miré a Sean con complicidad, y después a Sofía. - O tú. ¿Alguno en el horizonte? debes tener a muchos candidatos. - sujeté el brazo de Sofía cuando ella me cogió mientras nos halagaba a ambos. - Gracias, tú también vienes muy guapa.

Todos nos felicitaban por la boda y contestamos a unos y otros como pudimos entre familia y amigos, mis compañeros descendientes también se acercaron, entre ellos Giordano que como siempre lo había hecho a su particular manera. Caminé del brazo con Arleen y escuché lo que quería decirme, la chica del cabello de color morado (lila?) que se nos había acercado para felicitarnos entre tantos otros era Belle y su deseo era que se la presentara a Sigrid ya que parecían compartir intereses y así lo haría -Está bien, yo me encargo- me separé de ella para que fuera a cambiarse y me dirigí a todos los invitados

-Es un placer para mi daros la bienvenida y las gracias por asistir a mi boda, no hay nada mejor que pasar los momento especiales de la vida entre familia y amigos, ahora disfrutad del pequeño cocktail antes de la segunda parte de la celebración-

Hice una pequeña reverencia a todos y entonces me fui a cumplir mi primera misión como marido, buscar a Belle y llevarla con sigrid. No tardé mucho en dar con la chica, sin duda el color de su cabello era una buena señal para identificarla, para mi sorpresa se encontraba hablando con uno de los hijos de los ministros y supe que había metido la pata con las invitaciones, en un principio pensé en hacerlo todo un acontecimiento social pero pensándolo mejor, mi boda debía ser algo para disfrutar, yo, mi familia y mis compañeros del consejo, nada de aparentar frente a posibles enemigos o aliados para fomentar las negociaciones o hacer política, quería diversión.

Me acerqué a los chicos inclinando levemente mi cabeza -Joven O'Connel, gracias por asistir en nombre de sus padres, espero que se divierta pero me temo que debo robarle un segundo a su encantadora acompañante o puede venir con nosotros si lo desea- miré a Belle con una sonrisa y le hice una reverencia más pronunciada que antes -Es un placer conocerla señorita Belle, permitame presentarme formalmente, soy Sayid Ibn Salah, miembro del consejo de los 20 y vengo en mi primera misión como marido, verá, tengo entendido que conoce usted mucho sobre tecnología así que me gustaría que conociera a una buena amiga mía- le ofrecí mi brazo para que lo tomara y entonces dirigirnos hasta el lugar en el que se encontraban Sigrid y Giordano.