Recuerdo del primer mensaje :
Es la antesala al edificio de Reuniones Generales y Cónclaves del Consejo de los 20.
Aparecí en la enorme plaza central de Ouroboros tras acabar mi turno en el hospital y prepararme para acudir vestido decentemente, aunque tuviese pocas ganas de asistir a aquella cosa. El ambiente me daba mala espina, y estaba preocupado por lo que pudiese pasar. Los dragones en el cielo no me gustaban nada, me hacían sentir amenazado. Eché a andar con algo de prisa hacia a la zona de las mesas, localizando a Sean en uno de los asientos antes de ir junto a él. Todavía no había empezado aquello, pues se escuchaba el murmullo previo al inicio de cualquier reunión. Aproveché aquello para saludarlo con un beso en la mejilla, sentándome después a su lado. Era la primera vez que lo veía desde que nos habíamos separado en casa tras nuestro primer encuentro, y parecía que había pasado demasiado tiempo aunque en realidad sólo hubiesen sido unas horas. - ¿Ha habido algún problema? llevo todo el turno preocupado por lo que podía estar pasando por aquí, los mensajes que llegaban por Mei no eran muy tranquilizadores. - susurré para que sólo me escuchase él, echando un vistazo rápido al resto de compañeros. Ninguno parecía demasiado contento por la fiesta en la que habían pasado toda la noche, y faltaba gente.
- Creo que me he perdido muchas cosas...tendrás que ponerme al día. ¿Tú estás bien, verdad? ¿no te han dicho nada más? - pregunté refiriéndome a lo Pendragon, que sabía que tenían tirria por el linaje de Sean. Me removí inquieto en el asiento, llevando la mano al bolsillo de mi pantalón. Después miré de reojo a Gio, al que saludé con un breve gesto de la cabeza. No sabía si Sean le había devuelto ya su pájaro, ni qué quería al enviarlo. - Por cierto...espero que esto termine pronto y que salga bien. Tengo algunas cosas pendientes contigo. - no pude decir mucho más, ya que uno de los Pendragon comenzó a hablar tras el inquietante sonido de los tambores. Escuché en silencio con creciente indignación, aguantándome las ganas de decir algo por aquello de que debíamos esperar nuestro turno de réplica, según había dicho el tipo aquel.
- Creo que me he perdido muchas cosas...tendrás que ponerme al día. ¿Tú estás bien, verdad? ¿no te han dicho nada más? - pregunté refiriéndome a lo Pendragon, que sabía que tenían tirria por el linaje de Sean. Me removí inquieto en el asiento, llevando la mano al bolsillo de mi pantalón. Después miré de reojo a Gio, al que saludé con un breve gesto de la cabeza. No sabía si Sean le había devuelto ya su pájaro, ni qué quería al enviarlo. - Por cierto...espero que esto termine pronto y que salga bien. Tengo algunas cosas pendientes contigo. - no pude decir mucho más, ya que uno de los Pendragon comenzó a hablar tras el inquietante sonido de los tambores. Escuché en silencio con creciente indignación, aguantándome las ganas de decir algo por aquello de que debíamos esperar nuestro turno de réplica, según había dicho el tipo aquel.
-Más o menos sí, Ian. Es decir, tomaría tu apellido. O eso creo porque… ¿Qué pasa si nuestro tataranieto resulta que tiene esa vena vengativa Le Fay y quiere volver al poder? Lo mejor sería cortarlo de raíz, lo mejor es olvidar quien soy y convertirme en lo que …- ¿En lo que quería ser? ¿Era eso? Lo miró a los ojos sintiendo que el corazón se le oprimía en el pecho. Siempre se presentaba la misma situación. ¿Qué era y qué quería ser? La sombra de su familia original y la de su familia actual. Notó que le temblaban las manos y cogió las de Ian para que le diera firmeza, mientras escuchaba lo que decía -¿Sabes que podría leerte la mente, no?- Bromeó cuando dijo aquello de que no le gustaría lo que propondría y aunque Cath no leyó su mente si podía sospechar a lo que se refería – Pero es que…¿Qué prefieres? ¿Qué yo siga en esta organización y paso a paso la vaya haciendo más empática al mundo actual como vengo haciendo desde que te conocí? ¿O lo dejo en manos de los Pendragon que parecen ser unos Blood Keepers con dragones?- Preguntó alzando las cejas y después hizo una mueca con los labios, insatisfecha con el planteamiento. El siguiente planteamiento de Ian le hizo asentir -Tienes razón…Y sé que Sean, Matvey…Mei, Ling…Lucio- No mencionó a Adael porque las últimas veces que habló con él estaba tan estrictamente atado al protocolo que dudaba que brindara apoyo a una persona que renunció a su cargo -No les importará que no sea una Descendiente, me apoyarán igualmente- Aquella resolución la hizo pensar en una solución. Una forma…
En las siguientes horas se quedó con Ian hablando más mentalmente que en voz alta, no quería que nadie la escuchara con lo que creía que era una buena estrategia. Preguntó un par de cosas a Sean respecto a algunas reglas del Consejo y si había conseguido alguna cosa más. Le pareció necesario pedirle a Zaphira que fuera a buscar el pensadero para poder tener pruebas mucho más fuertes sobre lo que habían hecho los Pendragon con anterioridad. Tras ello llegó el tan esperado amanecer. Cuando Ian la cogió del rostro, ella lo hizo de las muñecas -Haré lo que sea para protegernos- No le interesaba ganar, ese ápice de ambición no lo tenía. Le besó de vuelta y cogió fuerza de ello para ir a sentarse. Que por cierto…Si los Pendragon tenían mascotas sobrevolando…Catherine murmuró un par de palabras y dos lobos negros con unas marcas violetas en la cabeza la custodiaron hacia su asiento. Lucio estaba al lado de Sean y ella sonrió levemente antes de sentarse del otro lado de su amigo, guardando un asiento para Mei.
Se acomodó en la silla y echó un vistazo a cada uno de los Pendragon mientras sonaban los tambores. Le parecía un poco dramático pero no iba a comentar nada -Un momento- Interrumpió descaradamente cuando Wthyr comenzó a hablar y con un movimiento de mano puso en marcha el pergamino con el vuela pluma para que tomara nota de todo lo dicho allí. Tras ello miró a Wthyr con una sonrisa cortés e hizo un gesto con la mano para que prosiguiera. Puso las manos sobre su regazo, con los dedos entrelazados y una expresión neutral y serena.
En las siguientes horas se quedó con Ian hablando más mentalmente que en voz alta, no quería que nadie la escuchara con lo que creía que era una buena estrategia. Preguntó un par de cosas a Sean respecto a algunas reglas del Consejo y si había conseguido alguna cosa más. Le pareció necesario pedirle a Zaphira que fuera a buscar el pensadero para poder tener pruebas mucho más fuertes sobre lo que habían hecho los Pendragon con anterioridad. Tras ello llegó el tan esperado amanecer. Cuando Ian la cogió del rostro, ella lo hizo de las muñecas -Haré lo que sea para protegernos- No le interesaba ganar, ese ápice de ambición no lo tenía. Le besó de vuelta y cogió fuerza de ello para ir a sentarse. Que por cierto…Si los Pendragon tenían mascotas sobrevolando…Catherine murmuró un par de palabras y dos lobos negros con unas marcas violetas en la cabeza la custodiaron hacia su asiento. Lucio estaba al lado de Sean y ella sonrió levemente antes de sentarse del otro lado de su amigo, guardando un asiento para Mei.
Se acomodó en la silla y echó un vistazo a cada uno de los Pendragon mientras sonaban los tambores. Le parecía un poco dramático pero no iba a comentar nada -Un momento- Interrumpió descaradamente cuando Wthyr comenzó a hablar y con un movimiento de mano puso en marcha el pergamino con el vuela pluma para que tomara nota de todo lo dicho allí. Tras ello miró a Wthyr con una sonrisa cortés e hizo un gesto con la mano para que prosiguiera. Puso las manos sobre su regazo, con los dedos entrelazados y una expresión neutral y serena.
Shyvanna Pendragon
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Shyvana, después de conversar con su hermana, se había ocupado de los dragones y sus necesidades; de esa forma agotaba un poco de energía y mejoraba su vínculo con ellos. Envidió profundamente a aquellos que estaban disfrutando de la fiesta pero decidió que…si se unía no sólo pagaría con la furia de todos su hermanos sino de Goth y hasta su abuela. ¡G seguro le diría hasta a los espíritus! Y no estaba dispuesta a correr ese riesgo. El resto del tiempo lo pasó con sus hermanos hasta que finalmente llegó el momento.
Los tambores parecían sincronizarse con su corazón mientras la expectativa crecía. Sus manos temblaban y no podía estarse quieta, movía incesantemente las piernas y se mordía la mejilla por dentro de la boca. Escuchó…Escuchó… y escuchó hasta que finalmente llegó su turno. Estaba nerviosa y se incorporó. Como le había enseñado G, puso las manos detrás de su espalda para que no notaran que se estrujaba los dedos hasta hacerse daño -El Consejo de los 20 fue creado como una entidad de protección al conocimiento mágico, permitiendo que sólo los mejores pudieran aprender de nuestras ramas- Por supuesto, se incluían a ellos mismos -Sin embargo, en los últimos 30 años, sólo habéis realizado dos torneos. Es decir, dos ganadores un número realmente pequeño para el grosor de la sociedad mágica. Y esos dos ganadores eligieron a un único linaje para aprender- Shyvana desvió sus clarísimos ojos celestes hacia Catherine con una ceja arqueada pero aquello fue lo único que dijo respecto a eso -E incluso cuando tenéis la isla llena de gente dudo que hayáis cogido muchos aprendices… ¿Dónde quedó la preservación del conocimiento mágico? ¿Cómo lo estáis transmitiendo realmente? Ese era uno de los objetivos principales del Consejo…Y tampoco lo estais cumpliendo -Miró hacia su hermano esperando que con aquello estuviera satisfecho y se mantuvo observándolo -El Consejo es ineficaz manteniendo la paz y protegiendo a la sociedad mágica, el Consejo es ineficaz preservando el conocimiento mágico. El Consejo es una burla a aquella idílica entidad que se creó hace miles de años- Volvió la vista a los presentes y observó a Jack -Sólo queremos devolver el prestigio que le corresponde- Sonrió finalmente y se sentó cruzando las piernas con elegancia y tratando de que no se viera demasiado cómo las movía erráticamente. Aquel parlamento, sin duda, iba a ser una prueba de fuego para S. La mujer desvió su mirada hacia Giordano Da Vinci y lo miró con intensidad. Necesitaba hablar con él pero no sabía si tendría la oportunidad.
Los tambores parecían sincronizarse con su corazón mientras la expectativa crecía. Sus manos temblaban y no podía estarse quieta, movía incesantemente las piernas y se mordía la mejilla por dentro de la boca. Escuchó…Escuchó… y escuchó hasta que finalmente llegó su turno. Estaba nerviosa y se incorporó. Como le había enseñado G, puso las manos detrás de su espalda para que no notaran que se estrujaba los dedos hasta hacerse daño -El Consejo de los 20 fue creado como una entidad de protección al conocimiento mágico, permitiendo que sólo los mejores pudieran aprender de nuestras ramas- Por supuesto, se incluían a ellos mismos -Sin embargo, en los últimos 30 años, sólo habéis realizado dos torneos. Es decir, dos ganadores un número realmente pequeño para el grosor de la sociedad mágica. Y esos dos ganadores eligieron a un único linaje para aprender- Shyvana desvió sus clarísimos ojos celestes hacia Catherine con una ceja arqueada pero aquello fue lo único que dijo respecto a eso -E incluso cuando tenéis la isla llena de gente dudo que hayáis cogido muchos aprendices… ¿Dónde quedó la preservación del conocimiento mágico? ¿Cómo lo estáis transmitiendo realmente? Ese era uno de los objetivos principales del Consejo…Y tampoco lo estais cumpliendo -Miró hacia su hermano esperando que con aquello estuviera satisfecho y se mantuvo observándolo -El Consejo es ineficaz manteniendo la paz y protegiendo a la sociedad mágica, el Consejo es ineficaz preservando el conocimiento mágico. El Consejo es una burla a aquella idílica entidad que se creó hace miles de años- Volvió la vista a los presentes y observó a Jack -Sólo queremos devolver el prestigio que le corresponde- Sonrió finalmente y se sentó cruzando las piernas con elegancia y tratando de que no se viera demasiado cómo las movía erráticamente. Aquel parlamento, sin duda, iba a ser una prueba de fuego para S. La mujer desvió su mirada hacia Giordano Da Vinci y lo miró con intensidad. Necesitaba hablar con él pero no sabía si tendría la oportunidad.
Gwen Pendragón
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La noche pasó sin mayor percance tras tratar de tranquilizar a mi hermana respecto a las palabras del Descendiente de Da Vinci.
Apenas abandoné mi asiento, dedicándome a observar a aquellos que me rodeaban, incluso a los que disfrutaban de la fiesta.
Una vez llegado el alba , los tambores anunciaron el comienzo del parlamento. No tenía la vista fijada en nadie particularmente mientras mi hermano se pronunciaba. Su tono siempre era el más agresivo de todos, siguiéndolo Darren. Mis preferencias a la hora de las negociaciones era muy diferente, pero tenía claro que las intenciones de W no eran las de negociar, al menos no en primera instancia.
Mientras continuaba hablando mi hermana ahora, mis manos se aferraron a la madera de la silla raspándola con una uña de cuando en cuando. Los motivos que planteaba eran correctos, más seguramente tendrían respuesta para aquello. Siempre tenían respuesta, el consejo según mis lecturas no daba su brazo a torcer fácilmente, así como nosotros no lo haríamos.
Tras finalizar sus palabras tardé un rato en reaccionar, seguía hundiendo mi uña sobre la madera pasando la vista por toda la mesa. Finalmente, con la seriedad y tranquilidad que me caracteriza, abandoné la silla dejando reposar mis manos entrelazadas, volviendo a mirarles.
-Bien... primero debo expresar que resulta bastante decepcionante que el consejo no se tome en serio este parlamento. Tal vez estemos perdiendo el tiempo tratando de parlamentar, ya que faltan varios miembros he de suponer que no es tan importante para vosotros como creía que podría serlo.
Cogí aire antes de continuar enfocando el centro de la mesa, ahora despejada. Solamente se mantenían copas para los presentes y algunas jarras con agua. Extendí una mano para atraer la jarra de agua y la incliné sobre la madera de la mesa. El líquido caía en chorro e impactaba sobre ésta.
-Mas allá de recobrar el honor...el prestigio...-Posé la jarra sobre la mesa antes de extender el brazo para dejar la mano sobre el centro de la mesa-Debéis saber...debéis conocer... - Rápidamente realicé un corte en la herida previa que tenía en la palma de mi mano y cerré el puño haciendo que la sangre se mezclase con el agua, gota a gota. El susurro de las palabras de sangre comenzó, haciendo que aquella mezcla tomase forma de gran burbuja que se elevó al aire, mostrando imágenes y recuerdos que el Sanguis Ligno me había mostrado.
Carlomagno apareciendo en la fundación del consejo.
-Juraréis no revelar el secreto de la existencia de Ouroboros a aquellos que no sean elegidos. El futuro del mundo está en vuestras manos a partir de hoy y para siempre.
Un día tormentoso y oscuro, dando la bienvenida a Saladino y aquella acusación.
- Tu familia y tú estáis quebrantando las reglas del Consejo. Estáis interviniendo ilícitamente con los humanos.
-Amigo mío.Debes arrepentirte y asumir tus errores- Descendiente de Merlín
Las acusaciones del Descendiente de Moises, acusándo a la familia Pendragón de la muerte de Ricardo Corazón de León y de intervenir para la victoria mongola victoria mongola sobre China Septentrional.
La sorpresa del Descendiente de Pendragón ante tales acusaciones defendiéndose, diciendo que no habíamos intervenido con los humanos.
- Basta. No he venido a este cónclave para ser acusado tan a la ligera. Había oído rumores...pero no esperaba que llegasen tan lejos. Los no mágicos prosiguen con su quema de brujas, esos patanes ignorantes desconocen que podríamos arrasar con ellos y sus absurdas armas si quisiéramos. Suficiente suerte tienen de que no hagamos nada.
El consejo manteniendo su opinión, sin realizar juicio alguno, además avergonzándonos y mentando a nuestros antepasados:
-No podemos intervenir en contra de los no mágicos, ya lo sabes. Nuestro don no es para dañar a otros. Los Fundadores se avergonzarían de ello. Tu antepasado Arturo también se avergonzaría. No eres digno de empuñar a Excalibur.
-No soportáis que el Consejo cambie, que alguien tenga ambición más allá. -El Descendiente de los Pendragón.
Vendaba mi mano conforme se escuchaban las palabras con un cierto eco y neblina debido al hechizo, mi vista permanecía desviada de aquella burbuja, lo había presenciado en numerosas ocasiones.
-El consejo acusó a nuestra familia de intervenir sin procurar un juicio justo para ellos. Y lo hizo en el cónclave de bienvenida del Descendiente de Saladino- Alcé la vista hasta él- Que en esos momentos venía de luchar su guerra en tierra firme, al igual que el dragón de la familia de Merlín. Interviniendo en luchas de humanos.
La mano seguía sangrando tras el vendaje más no pareció inportunarme, volviendo a entrecruzar mis dedos dejando descansar las manos de éste modo.
-Nuestro antepasado quería cambiar las cosas....puede que no todos estuviesen de acuerdo, igual que me supongo que ahora, no todos compartiréis opiniones al cien por cien con todos. No oculto, que tenemos una clara opinión respecto a los seres no mágicos. Otros las tendrán respecto a los vampiros, los dragones u otras criaturas. Para eso el Consejo se formó por 21 familias con importantes conocimientos, en la variedad de opinión de los miembros está la sabiduría.
Apreté mis labios, me costaba hablar tanto cuando no se trataba de un gran ritual en el templo.
-Ahora se han cambiado las cosas, se ha intervenido- Miré a LeFay - Se permiten las acciones por las que fuimos expulsados. Por las que comenzó una guerra- Varias imágenes de la guerra comenzaron a aparecer en la burbuja- Por las que murió gente inocente-.
Proseguí con la mirada clavada en la bruja mientras se veía al chico LeFay y Guinevere Pendragón:
- ...¿Por qué? - susurró la muchacha con voz ahogada, con expresión de dolor y sorpresa al verse atravesada por la espada de la persona que amaba. - ¿Por qué? - replicó él con una cínica sonrisa en sus labios y un frío destello de desdén en sus ojos violáceos. - Porque ya no me sirves. Porque ya conseguí lo que quería. Porque ya me cansé de ti. Porque quiero que tu linaje desparezca y el mío prevalezca. Por eso. - arrancó el metal de sus entrañas, abandonando allí su cuerpo antes de encaminarse a la batalla.
-Y antiguos amigos que podríamos haber protegido si nos hubiesen escuchado- Finalicé mirando ahora al Descendiente de Merlín cuando la sangre volvió a mezclarse para mostrar el punto de vista de Charles Pendragón, clavado en el suelo de rodillas con la vista fija en el Robert Eire, que a su vez era atravesado con Excalibur por la espalda.
- -...Zaph...ira...- Se escuchó decir al descendiente de Merlín.
Finalmente tomé asiento mirando a todos por última vez antes de pronunciar unas últimas palabras.
-El Cosejo no quiso cambiar....y ahora ha cambiado, El Consejo no quiso escuchar...espero que ahora...lo haga.
Volví a mirar a LeFay con esa vuelapluma tomando notas y sonreí de medio lado en un claro gesto irónico por todo aquel conocimiento que había sido borrado de los archivos.
Apenas abandoné mi asiento, dedicándome a observar a aquellos que me rodeaban, incluso a los que disfrutaban de la fiesta.
Una vez llegado el alba , los tambores anunciaron el comienzo del parlamento. No tenía la vista fijada en nadie particularmente mientras mi hermano se pronunciaba. Su tono siempre era el más agresivo de todos, siguiéndolo Darren. Mis preferencias a la hora de las negociaciones era muy diferente, pero tenía claro que las intenciones de W no eran las de negociar, al menos no en primera instancia.
Mientras continuaba hablando mi hermana ahora, mis manos se aferraron a la madera de la silla raspándola con una uña de cuando en cuando. Los motivos que planteaba eran correctos, más seguramente tendrían respuesta para aquello. Siempre tenían respuesta, el consejo según mis lecturas no daba su brazo a torcer fácilmente, así como nosotros no lo haríamos.
Tras finalizar sus palabras tardé un rato en reaccionar, seguía hundiendo mi uña sobre la madera pasando la vista por toda la mesa. Finalmente, con la seriedad y tranquilidad que me caracteriza, abandoné la silla dejando reposar mis manos entrelazadas, volviendo a mirarles.
-Bien... primero debo expresar que resulta bastante decepcionante que el consejo no se tome en serio este parlamento. Tal vez estemos perdiendo el tiempo tratando de parlamentar, ya que faltan varios miembros he de suponer que no es tan importante para vosotros como creía que podría serlo.
Cogí aire antes de continuar enfocando el centro de la mesa, ahora despejada. Solamente se mantenían copas para los presentes y algunas jarras con agua. Extendí una mano para atraer la jarra de agua y la incliné sobre la madera de la mesa. El líquido caía en chorro e impactaba sobre ésta.
-Mas allá de recobrar el honor...el prestigio...-Posé la jarra sobre la mesa antes de extender el brazo para dejar la mano sobre el centro de la mesa-Debéis saber...debéis conocer... - Rápidamente realicé un corte en la herida previa que tenía en la palma de mi mano y cerré el puño haciendo que la sangre se mezclase con el agua, gota a gota. El susurro de las palabras de sangre comenzó, haciendo que aquella mezcla tomase forma de gran burbuja que se elevó al aire, mostrando imágenes y recuerdos que el Sanguis Ligno me había mostrado.
Carlomagno apareciendo en la fundación del consejo.
-Juraréis no revelar el secreto de la existencia de Ouroboros a aquellos que no sean elegidos. El futuro del mundo está en vuestras manos a partir de hoy y para siempre.
Un día tormentoso y oscuro, dando la bienvenida a Saladino y aquella acusación.
- Tu familia y tú estáis quebrantando las reglas del Consejo. Estáis interviniendo ilícitamente con los humanos.
-Amigo mío.Debes arrepentirte y asumir tus errores- Descendiente de Merlín
Las acusaciones del Descendiente de Moises, acusándo a la familia Pendragón de la muerte de Ricardo Corazón de León y de intervenir para la victoria mongola victoria mongola sobre China Septentrional.
La sorpresa del Descendiente de Pendragón ante tales acusaciones defendiéndose, diciendo que no habíamos intervenido con los humanos.
- Basta. No he venido a este cónclave para ser acusado tan a la ligera. Había oído rumores...pero no esperaba que llegasen tan lejos. Los no mágicos prosiguen con su quema de brujas, esos patanes ignorantes desconocen que podríamos arrasar con ellos y sus absurdas armas si quisiéramos. Suficiente suerte tienen de que no hagamos nada.
El consejo manteniendo su opinión, sin realizar juicio alguno, además avergonzándonos y mentando a nuestros antepasados:
-No podemos intervenir en contra de los no mágicos, ya lo sabes. Nuestro don no es para dañar a otros. Los Fundadores se avergonzarían de ello. Tu antepasado Arturo también se avergonzaría. No eres digno de empuñar a Excalibur.
-No soportáis que el Consejo cambie, que alguien tenga ambición más allá. -El Descendiente de los Pendragón.
Vendaba mi mano conforme se escuchaban las palabras con un cierto eco y neblina debido al hechizo, mi vista permanecía desviada de aquella burbuja, lo había presenciado en numerosas ocasiones.
-El consejo acusó a nuestra familia de intervenir sin procurar un juicio justo para ellos. Y lo hizo en el cónclave de bienvenida del Descendiente de Saladino- Alcé la vista hasta él- Que en esos momentos venía de luchar su guerra en tierra firme, al igual que el dragón de la familia de Merlín. Interviniendo en luchas de humanos.
La mano seguía sangrando tras el vendaje más no pareció inportunarme, volviendo a entrecruzar mis dedos dejando descansar las manos de éste modo.
-Nuestro antepasado quería cambiar las cosas....puede que no todos estuviesen de acuerdo, igual que me supongo que ahora, no todos compartiréis opiniones al cien por cien con todos. No oculto, que tenemos una clara opinión respecto a los seres no mágicos. Otros las tendrán respecto a los vampiros, los dragones u otras criaturas. Para eso el Consejo se formó por 21 familias con importantes conocimientos, en la variedad de opinión de los miembros está la sabiduría.
Apreté mis labios, me costaba hablar tanto cuando no se trataba de un gran ritual en el templo.
-Ahora se han cambiado las cosas, se ha intervenido- Miré a LeFay - Se permiten las acciones por las que fuimos expulsados. Por las que comenzó una guerra- Varias imágenes de la guerra comenzaron a aparecer en la burbuja- Por las que murió gente inocente-.
Proseguí con la mirada clavada en la bruja mientras se veía al chico LeFay y Guinevere Pendragón:
- ...¿Por qué? - susurró la muchacha con voz ahogada, con expresión de dolor y sorpresa al verse atravesada por la espada de la persona que amaba. - ¿Por qué? - replicó él con una cínica sonrisa en sus labios y un frío destello de desdén en sus ojos violáceos. - Porque ya no me sirves. Porque ya conseguí lo que quería. Porque ya me cansé de ti. Porque quiero que tu linaje desparezca y el mío prevalezca. Por eso. - arrancó el metal de sus entrañas, abandonando allí su cuerpo antes de encaminarse a la batalla.
-Y antiguos amigos que podríamos haber protegido si nos hubiesen escuchado- Finalicé mirando ahora al Descendiente de Merlín cuando la sangre volvió a mezclarse para mostrar el punto de vista de Charles Pendragón, clavado en el suelo de rodillas con la vista fija en el Robert Eire, que a su vez era atravesado con Excalibur por la espalda.
- -...Zaph...ira...- Se escuchó decir al descendiente de Merlín.
Finalmente tomé asiento mirando a todos por última vez antes de pronunciar unas últimas palabras.
-El Cosejo no quiso cambiar....y ahora ha cambiado, El Consejo no quiso escuchar...espero que ahora...lo haga.
Volví a mirar a LeFay con esa vuelapluma tomando notas y sonreí de medio lado en un claro gesto irónico por todo aquel conocimiento que había sido borrado de los archivos.
Había varias ideas en su cabeza que iban y venían con regularidad. Había algunas especialmente malas y otras que le hacían querer dejar todo el enojo para después, pero finalmente ganaban las malas. Si bien iba recorriendo los alrededores de la plaza sin prisa, de tanto en tanto regresaba para encontrar otro camarero que le llenara la copa. Era en esas ocasiones cuando alcanzaba a ver a Reiv entre el gentio y volvía a seguirlo con la mirada mientras caminaba por el perímetro.
La vibración en el bolsillo era algo normal, pero tardó un rato en sacar la moneda, pues generalmente era Reiv quien la revisaba y le decía lo que ocurría. No había caso en verla ambos. Revisó el mensaje un par de veces. Las cosas normales que te enseñan en la escuela como leer siempre se le habían dado mal, al menos hasta hacía unos meses que había logrado practicar con frecuencia en la biblioteca de Ouroboros. Le faltaba aún pericia, con lo que el mensaje de Reiv era complicado.- No te encuentro. Eso es fácil. Los de la... ¿boda? emmm, no... Ah, no saben donde estás.- No supo quienes eran los de la boda, pero al final le preguntaba si se había ido a casa. Revisó los otros mensajes que tenía sin leer. Cosas de los renegados, de la brigada, un mensaje de Johan en reunión con el Consejo; de ese no se había enterado. Levantó el rostro. Había descendientes por todos lados, así que no era actual. Otro mensaje de Johan, iban a Francia. Eso ya debía tener varios días. ¿Ya habían vuelto de Francia o apenas se iban? Tenía que poner más atención a la moneda. Algo de remordimiento le entró, pues si iban a irse, no quería que Reiv se fuera enfadado con ella. Se sentó algunas horas en la oscuridad cerca de la fiesta. Reiv iba y venía. Muy pasada la media noche, terminó de decidirse y con un eterno suspiro se levantó en su dirección, abrazándose a él sin decirle nada cuando lo encontró. Entre música y la charla de borrachos, la gente comenzó a irse antes del amanecer. Copa en mano y con Reiv del brazo, también salió de la Plaza Central cuando los guardias comenzaron a recoger todo. Era hora de irse.
La vibración en el bolsillo era algo normal, pero tardó un rato en sacar la moneda, pues generalmente era Reiv quien la revisaba y le decía lo que ocurría. No había caso en verla ambos. Revisó el mensaje un par de veces. Las cosas normales que te enseñan en la escuela como leer siempre se le habían dado mal, al menos hasta hacía unos meses que había logrado practicar con frecuencia en la biblioteca de Ouroboros. Le faltaba aún pericia, con lo que el mensaje de Reiv era complicado.- No te encuentro. Eso es fácil. Los de la... ¿boda? emmm, no... Ah, no saben donde estás.- No supo quienes eran los de la boda, pero al final le preguntaba si se había ido a casa. Revisó los otros mensajes que tenía sin leer. Cosas de los renegados, de la brigada, un mensaje de Johan en reunión con el Consejo; de ese no se había enterado. Levantó el rostro. Había descendientes por todos lados, así que no era actual. Otro mensaje de Johan, iban a Francia. Eso ya debía tener varios días. ¿Ya habían vuelto de Francia o apenas se iban? Tenía que poner más atención a la moneda. Algo de remordimiento le entró, pues si iban a irse, no quería que Reiv se fuera enfadado con ella. Se sentó algunas horas en la oscuridad cerca de la fiesta. Reiv iba y venía. Muy pasada la media noche, terminó de decidirse y con un eterno suspiro se levantó en su dirección, abrazándose a él sin decirle nada cuando lo encontró. Entre música y la charla de borrachos, la gente comenzó a irse antes del amanecer. Copa en mano y con Reiv del brazo, también salió de la Plaza Central cuando los guardias comenzaron a recoger todo. Era hora de irse.
Había abandonado aquella farsa de fiesta a una hora prudencial, marchándome a mi casa a dormir para poder madrugar al día siguiente. Me levanté muy temprano a pesar de no haber descansado demasiado, pues mi cabeza estaba ocupada con el asunto del parlamento. Al llegar me dirigí a mi asiento, haciendo recuento de los miembros del Consejo allí presentes. Echaba en falta a Markus, Bellatrix y Matvey, siendo los dos últimos los que más me habían decepcionado. Suspiré profundamente antes de sentarme, esperando que comenzasen con aquel parlamento de pacotilla. Lo de los tambores me pareció inapropiado daba la impresión de que íbamos a la guerra. El tal Wthyr fue el primero en hablar, mostrando una soberbia que no se molestaba en disimular. Se supone que no podíamos contestar hasta que terminasen de hablar, así que fue apuntando en un pergamino lo que decían unos y otros para poder responderles a continuación, como si de un debate político se tratase. De vez en cuando ponía caras de disconformidad e indignación, pero seguía escribiendo.
Hubo un momento en que alcé la cabeza durante más de 20 segundos seguidos, justo cuando una de las Pendragon hizo aquella magia para mostrar en una burbuja imágenes de eventos acaecidos en el pasado. Ante nuestros ojos aparecían fragmentos de nuestra propia historia, pero no podía saber hasta qué punto eran reales o modificados a conveniencia. Todo buen historiador sabe que siempre hay que contrastar varias fuentes.
"Ambición...tenían demasiada ambición, entonces y ahora. Querían actuar contra los humanos..."
Observé horrorizado los asesinatos que se sucedieron a continuación: el de la joven Pendragon, el de Charles, el de Robert...ver aquella guerra en imágenes hacia más crudo todo aquello. Ahora sabíamos por qué aquello se había borrado de los archivos del Consejo. Se quiso borrar aquella guerra civil. Guardé silencio unos segundos antes de ponerme en pie para hablar, apoyando una mano sobre el pergamino en el que había escrito. Comencé haciendo alusión a algunas de las cosas que había dicho Wthyr, mirándole directamente. - Podemos dialogar, pero no puedes pedirnos justicia ni castigar a nadie por hechos cometidos por sus antepasados. Vosotros deberíais haber intentado contactar antes, con una actitud menos beligerante. Eso habría hecho una gran diferencia. No estoy de acuerdo con tu afirmación sobre la ineficacia del Consejo. Hemos educado a muchas generaciones, transmitido conocimientos, y, desde los últimos años, refugiado en nuestra isla a población mágica. - lo despaché de manera más o menos breve, pasando a mirar a su hermana, la muchacha rubia, Shyvanna.
- Debo decirte que tus afirmaciones son erróneas. El Torneo Fénix es de nueva creación, y fue realizado como conmemoración de la vuelta de magia. Su ganadora no tiene que elegir ninguna rama de conocimiento. En cuanto al anterior torneo Ouroboros, que fue hace unos 3 o 4 años, hubo varios ganadores, no un único ganador. Esos ganadores eligieron diferentes tutores, algunos con más acierto que otros. Y anteriormente ha habido más torneos, aproximadamente cada 5 0 6 años, pero puede que seas demasiado joven para saberlo. Igualmente desconoces que ya no sólo se enseña a los ganadores, sino que todo aquel con aptitudes y actitudes necesarias para la magia puede solicitar aprendizajes. Tenemos aquí varios aprendices que con mucho gusto podría presentarte. Respecto a la paz...al menos estamos intentando hacer algo al respecto. Decidme cuántos refugiados habéis acogido vosotros en los últimos años, quitando a vuestros...vasallos. - esbocé una sonrisa aparentemente amable, pero no tenía nada que ver con mi habitual amabilidad. - El prestigio cual armadura hueca es inútil. - tuve que callarme ante la afirmación de Gwen sobre los miembros que faltaban en el parlamento. Deberían estar. - Aquellos hechos, si de verdad ocurrieron tal cual muestras, fueron una trágica guerra civil en la que todos cometieron errores. Acabemos con ese revanchismo, por ambas partes. Es cierto que hemos cambiado cosas, los tiempos evolucionan. Por eso estamos dispuestos a escuchar propuestas sensatas que no perjudiquen a ninguna parte. ¿Las tenéis?- terminé de hablar tras lanzarles el "reto" de proponer, después de eso me senté para que tomase la palabra quien quisiera.
Hubo un momento en que alcé la cabeza durante más de 20 segundos seguidos, justo cuando una de las Pendragon hizo aquella magia para mostrar en una burbuja imágenes de eventos acaecidos en el pasado. Ante nuestros ojos aparecían fragmentos de nuestra propia historia, pero no podía saber hasta qué punto eran reales o modificados a conveniencia. Todo buen historiador sabe que siempre hay que contrastar varias fuentes.
"Ambición...tenían demasiada ambición, entonces y ahora. Querían actuar contra los humanos..."
Observé horrorizado los asesinatos que se sucedieron a continuación: el de la joven Pendragon, el de Charles, el de Robert...ver aquella guerra en imágenes hacia más crudo todo aquello. Ahora sabíamos por qué aquello se había borrado de los archivos del Consejo. Se quiso borrar aquella guerra civil. Guardé silencio unos segundos antes de ponerme en pie para hablar, apoyando una mano sobre el pergamino en el que había escrito. Comencé haciendo alusión a algunas de las cosas que había dicho Wthyr, mirándole directamente. - Podemos dialogar, pero no puedes pedirnos justicia ni castigar a nadie por hechos cometidos por sus antepasados. Vosotros deberíais haber intentado contactar antes, con una actitud menos beligerante. Eso habría hecho una gran diferencia. No estoy de acuerdo con tu afirmación sobre la ineficacia del Consejo. Hemos educado a muchas generaciones, transmitido conocimientos, y, desde los últimos años, refugiado en nuestra isla a población mágica. - lo despaché de manera más o menos breve, pasando a mirar a su hermana, la muchacha rubia, Shyvanna.
- Debo decirte que tus afirmaciones son erróneas. El Torneo Fénix es de nueva creación, y fue realizado como conmemoración de la vuelta de magia. Su ganadora no tiene que elegir ninguna rama de conocimiento. En cuanto al anterior torneo Ouroboros, que fue hace unos 3 o 4 años, hubo varios ganadores, no un único ganador. Esos ganadores eligieron diferentes tutores, algunos con más acierto que otros. Y anteriormente ha habido más torneos, aproximadamente cada 5 0 6 años, pero puede que seas demasiado joven para saberlo. Igualmente desconoces que ya no sólo se enseña a los ganadores, sino que todo aquel con aptitudes y actitudes necesarias para la magia puede solicitar aprendizajes. Tenemos aquí varios aprendices que con mucho gusto podría presentarte. Respecto a la paz...al menos estamos intentando hacer algo al respecto. Decidme cuántos refugiados habéis acogido vosotros en los últimos años, quitando a vuestros...vasallos. - esbocé una sonrisa aparentemente amable, pero no tenía nada que ver con mi habitual amabilidad. - El prestigio cual armadura hueca es inútil. - tuve que callarme ante la afirmación de Gwen sobre los miembros que faltaban en el parlamento. Deberían estar. - Aquellos hechos, si de verdad ocurrieron tal cual muestras, fueron una trágica guerra civil en la que todos cometieron errores. Acabemos con ese revanchismo, por ambas partes. Es cierto que hemos cambiado cosas, los tiempos evolucionan. Por eso estamos dispuestos a escuchar propuestas sensatas que no perjudiquen a ninguna parte. ¿Las tenéis?- terminé de hablar tras lanzarles el "reto" de proponer, después de eso me senté para que tomase la palabra quien quisiera.
Despues que Vishous se alejara, se tomó el tiempo para bailar algunas canciones con Ben. A pesar de sus atrevimientos, era un joven divertido que la hizo reír mientras duró, solo un par de canciones más después de que Catherine logró deshacerse de W. Cuando esto sucedió, salió enseguida de la pista de baile, antes de que alguien más le invitara. Podía seguir, pero la realidad era que la preocupación ya la estaba sobrepasando. Averiguó lo que pudo sobre lo que ocurría, sobre todo la situación de Matvey y de Bellatrix y se dedicó a descansar en un rincón de la fiesta desde donde podía ver los movimientos de todos. Se había quedado sola, hablando con una de sus alumnas con la que compartía también amistad. Entre ambas, llevó a cabo su proyecto, haciendo florecer a punto las rosas blancas de la Plaza Central. Si bien, lo que más deseaba era descansar, mandó a la chica a prepararle algunos brebajes para ella y sus compañeros. Así, durante los primeros ratos de la mañana, se encargó de pasar los frascos de energía líquida a sus queridos compañeros que aguantaron bien la noche, pero necesitaban estar enfocados para lo que les esperaba al amanecer. Algunas veces, durante la noche, buscó sin éxito al teniente, mas dedicó su tiempo en prepararse.
Se sentó a la mesa principal cuando los rayos anunciaron el alba. Se sentó junto a Sayid, con un vestido nuevo y fresco, largo y de color Esmeralda de mangas largas, de apariencia recatada pero sensual. Pasaron unos minutos mientras observaba sus alrededores, los dragones, los tambores. No había estado loca al tomar sus precauciones. Tomó la mano del Saladino con ambas manos sobre su regazo y sus piernas cruzadas. Aquel pequeño gesto era lo que necesitaba para poder aguantar las ganas de mandar toda la farsa a la basura. Escuchó a W, luego a Shyvana y G. Tenían bien aprendido el discurso, más aún cuando comenzaron a proyectar en aquel inusual truco de la burbuja. ¿Cómo iban a saber si no eran inventados? No sabía qué querían probar. Querían volver ahora que ya se podía intervenir en la guerra. No le parecía tan descabellado. Las formas eran lo descabellado. Jack fue el primero en hablar cuando los chalados terminaron, al menos algunos. A decir verdad, había dicho las cosas muy claras, sobre todo en aquello último sobre las propuestas. Ante aquello, no había nada que decir. Miró a los Pendragón de uno en uno, esperando sus palabras sobre las propuestas que tenían. Esperaba que no hubieran hecho todo solo para quejarse.
Se sentó a la mesa principal cuando los rayos anunciaron el alba. Se sentó junto a Sayid, con un vestido nuevo y fresco, largo y de color Esmeralda de mangas largas, de apariencia recatada pero sensual. Pasaron unos minutos mientras observaba sus alrededores, los dragones, los tambores. No había estado loca al tomar sus precauciones. Tomó la mano del Saladino con ambas manos sobre su regazo y sus piernas cruzadas. Aquel pequeño gesto era lo que necesitaba para poder aguantar las ganas de mandar toda la farsa a la basura. Escuchó a W, luego a Shyvana y G. Tenían bien aprendido el discurso, más aún cuando comenzaron a proyectar en aquel inusual truco de la burbuja. ¿Cómo iban a saber si no eran inventados? No sabía qué querían probar. Querían volver ahora que ya se podía intervenir en la guerra. No le parecía tan descabellado. Las formas eran lo descabellado. Jack fue el primero en hablar cuando los chalados terminaron, al menos algunos. A decir verdad, había dicho las cosas muy claras, sobre todo en aquello último sobre las propuestas. Ante aquello, no había nada que decir. Miró a los Pendragón de uno en uno, esperando sus palabras sobre las propuestas que tenían. Esperaba que no hubieran hecho todo solo para quejarse.
Estaba sentado en una silla de las de mi lado de la reunion, es decir de las que se suponen que eran de los Descendientes, y miraba a mi alrededor como todo pasaba muy muy lento, pero basicamente porque me habia pasado la noche tocando y bebiendo vino entre pieza y pieza.
Luego llegó Lucio, y tal. Empezó la reunion. Digo el conclave. Digo el consenso. Consejo? Conejo? Con...cejo?
"queujeje, unicejo"
Me dio un miniataque de risa que disimule con un atragatamiento de babas. Nadie se dio cuenta
"eres un genio, Da Vinci"
Disimulaba perfectamente que estaba pedo. Empezaron a hablar. Shyvanna me miró fuerte y yo le devolví la mirada con fiereza.
- QÉH - me crucé de brazos. Que hacía mirandome asi? Saqué mi cuaderno de cosas y me puse a hacer una lista de mis inventos, hechos, en proceso, y por hacer.
Mientras tanto, pasaban y decían cosas.
- Que bien hablas, yayo. - dije con tono cariñoso al final, mirando mis apuntes. No sabía que lo había dicho en voz alta.
Luego llegó Lucio, y tal. Empezó la reunion. Digo el conclave. Digo el consenso. Consejo? Conejo? Con...cejo?
"queujeje, unicejo"
Me dio un miniataque de risa que disimule con un atragatamiento de babas. Nadie se dio cuenta
"eres un genio, Da Vinci"
Disimulaba perfectamente que estaba pedo. Empezaron a hablar. Shyvanna me miró fuerte y yo le devolví la mirada con fiereza.
- QÉH - me crucé de brazos. Que hacía mirandome asi? Saqué mi cuaderno de cosas y me puse a hacer una lista de mis inventos, hechos, en proceso, y por hacer.
Mientras tanto, pasaban y decían cosas.
- Que bien hablas, yayo. - dije con tono cariñoso al final, mirando mis apuntes. No sabía que lo había dicho en voz alta.
Como ya era costumbre, me senté en una silla que tuviera al menos otras dos libres a mi lado, lo hacía de forma automática y sin pensar, el murmullo anunciaba el preludio de aquel parlamento y empecé a preparar mis cosas para tomar nota de todo cuanto pasaría además de algunas cosas que había estado escribiendo durante toda la noche. El beso de Lucio y su voz cerca de mi me hicieron dejar los pergaminos y girarme hacia él con una gran sonrisa, lo había echado mucho de menos después de separarnos la mañana anterior -Tranquilo, nada de que preocuparse... aunque el hombre de la cicatriz me pone muy nervioso, ten cuidado con él- suspiré por lo de los mensajes de Mei y en efecto las cosas no iban demasiado bien para nosotros .
Tomé su mano por debajo de la mesa, parecía muy intranquilo pero a mi parecer lo peor estaba por llegar -Solo te has perdido a los de la brigada animando la fiesta y Giordano tocando.. oh! también bailó con una de los Pendragon, la chica morena de cabello largo- mi tono al igual que el suyo era bajo para que solo pudiéramos escucharnos entre nosotros, la verdad es que me había sorprendido pero si el excéntrico Giordano había conseguido bailar con uno de ellos tal vez pudiéramos entendernos y no tener que llegar a la guerra. Vi como ambos italianos se saludaban de forma discreta y levanté una mano para hacer lo mismo pero el tecnomago no parecía muy receptivo conmigo llevándome a la conclusión de que estaba enfadado por algo pero no lo había visto en mucho tiempo así que no sabía que podía ser. -¿Conmigo?- lo miré extrañado sin saber qué podría ser y de repente se me vino a la cabeza nuestra primera vez... ojalá no fuera sexo porque aún me dolía todo.
Agaché la cabeza perdido en mis pensamientos y rojo como un tomate cuando Catherine se sentó al otro lado invocando a sus lobos elementales, la miré intrigado y entonces un rugido de dragón además de la guardia de los pendragon me hizo entender por dónde iba la cosa, recité un par de palabras y tras de mi apareció la imponente figura de la dama del lago con la réplica de la espada Excálibur en sus manos, el elemental pareció percatarse de todo y su mirada se quedó fija en los invasores.
El sonido de los tambores era amenazante, al menos para mi, el hombre de la cicatriz empezó a hablar y Catherine lo interrumpió haciendo que me recorriera un escalofrío por la espalda al ver la mirad que le echaba de vuelta, ella sacó una pluma y empezó a escribir lo que me hizo picarme un poco.. si sabía hacer el encantamiento ¿Por qué siempre me tocaba a mi hacer de escriba en todas las reuniones!?.
El primero de los pendragon habló sobre un gobierno... malo, la isla no era un gobierno pero al parecer ese era el pensamiento que ellos tenían, además se contradecía con lo que su hermana dijo después, hablando con más acierto pues la isla en efecto era un bastión de saber y conocimiento, tomé nota de todos esos pequeños detalles hasta que llegó el turno de la chica morena que había hablado con Giordano en la fiesta y lo primero que hizo fue acusarnos de no tomarnos todo eso en serio lo que me hizo fruncir un poco el ceño pues desde un principio ni tan siquiera tendríamos que estar hablando con ellos después de la forma en la que entraron y se dieron a conocer, no pensaba olvidar la muerte de Desmond. La chica hizo una especie de conjuro con su sangre y nos enseñó fragmentos de acontecimientos que tuvieron lugar en el pasado, entre ellos la muerte de Robert a manos de Zaphira... en ese momento me debatía entre la ira y la tristeza por la dragona y sus acusaciones hacia ella no acababan en ese instante.
Solté la pluma y me llevé las manos a las piernas, cerrando los puños con fuerza para no interrumpir en ese momento, tal era mi perturbación que incluso la luz de mi elemental pareció cambiar de color y su gesto hacia los traidores hizo lo mismo, en cuanto terminaron de hablar Newton tomó la palabra para ponerlos en su lugar y después de eso no me pude aguantar y tomé el turno -Bien, ya os hemos escuchado y hay un par de cosas que me gustaría aclarar, en primer lugar habéis mencionado que somos un gobierno pero también que "El Consejo de los 20 fue creado como una entidad de protección al conocimiento mágico, permitiendo que sólo los mejores pudieran aprender de nuestras ramas-"- cité textualmente a la rubia atacándolos con sus propias palabras -En efecto, somos un bastión de conocimiento y preservación de la magia no un gobierno, podemos guiar y educar pero nunca gobernar, por lo que me parece que el primer punto queda fuera de discusión- aparté el pergamino y seguí con mis argumentos -Como ya ha comentado Newton los torneos ya no son una herramienta para seleccionar alumnos, si solo elegimos unos pocos otros muchos pierden la oportunidad de aprender y desarrollarse, perderíamos muchos diamantes en bruto por no hablar de que los ganadores de anteriores torneos ya tienen una enseñanza mágica previa ¿cómo podemos llenar una taza que ya está llena? así no se difunde el conocimiento, así solo creamos diferencias entre nosotros y clases-
Ahora era el turno de la morena que había manipulado la información como le había venido en gana pero pos suerte Zaphira ya nos había hablado de lo que sucedió en la reunión y vimos de sus propios recuerdos lo que sucedió gracias a Catherine -Respecto al miembro de MI familia- si, hice énfasis en ello, no era mi dragón, era de los míos y eso me ponía de los nervios -Todos los magos y brujas que fueron grandes en su tiempo se involucraron con humanos, si mal no recuerdo Arturo Pendragon fue rey de inglaterra, eso son muchos humanos con los cuales intervenir... respecto a las cruzadas la orden de Merlín se encargaba de los magos corruptos que buscaban aprovecharse del conflicto de los humanos para su propio beneficio, protegiendo así el secreto del mundo mágico y fue disuelta en el año 1203- una cosa menos, ahora solo me quedaban las imágenes que se habían mostrado -Prosigo, las imágenes que hemos visto, mucho me temo que esos recortes de lo que sucedió no son argumento suficiente, por lo que sabemos durante el cónclave que se llevó a cabo para la acusación de Charles Pendragon, este asesinó al descendiente de De Molay, eso lo dejó sin derecho a un juicio por asesinato de un miembro del consejo, además huyó para después provocar la guerra civil- de nuevo moví mis pergaminos y al fin di con la última cosa que me había apuntado -Zaphira en efecto fue quien clavó la espada en Robert Eire, pero lo hizo bajo el hechizo de Charles Pendragon, fue juzgada y pagó su condena hasta el sol de hoy- ya me había quedado a gusto, ya me podía sentar para recibir las puñaladas por la espalda.
Tomé su mano por debajo de la mesa, parecía muy intranquilo pero a mi parecer lo peor estaba por llegar -Solo te has perdido a los de la brigada animando la fiesta y Giordano tocando.. oh! también bailó con una de los Pendragon, la chica morena de cabello largo- mi tono al igual que el suyo era bajo para que solo pudiéramos escucharnos entre nosotros, la verdad es que me había sorprendido pero si el excéntrico Giordano había conseguido bailar con uno de ellos tal vez pudiéramos entendernos y no tener que llegar a la guerra. Vi como ambos italianos se saludaban de forma discreta y levanté una mano para hacer lo mismo pero el tecnomago no parecía muy receptivo conmigo llevándome a la conclusión de que estaba enfadado por algo pero no lo había visto en mucho tiempo así que no sabía que podía ser. -¿Conmigo?- lo miré extrañado sin saber qué podría ser y de repente se me vino a la cabeza nuestra primera vez... ojalá no fuera sexo porque aún me dolía todo.
Agaché la cabeza perdido en mis pensamientos y rojo como un tomate cuando Catherine se sentó al otro lado invocando a sus lobos elementales, la miré intrigado y entonces un rugido de dragón además de la guardia de los pendragon me hizo entender por dónde iba la cosa, recité un par de palabras y tras de mi apareció la imponente figura de la dama del lago con la réplica de la espada Excálibur en sus manos, el elemental pareció percatarse de todo y su mirada se quedó fija en los invasores.
El sonido de los tambores era amenazante, al menos para mi, el hombre de la cicatriz empezó a hablar y Catherine lo interrumpió haciendo que me recorriera un escalofrío por la espalda al ver la mirad que le echaba de vuelta, ella sacó una pluma y empezó a escribir lo que me hizo picarme un poco.. si sabía hacer el encantamiento ¿Por qué siempre me tocaba a mi hacer de escriba en todas las reuniones!?.
El primero de los pendragon habló sobre un gobierno... malo, la isla no era un gobierno pero al parecer ese era el pensamiento que ellos tenían, además se contradecía con lo que su hermana dijo después, hablando con más acierto pues la isla en efecto era un bastión de saber y conocimiento, tomé nota de todos esos pequeños detalles hasta que llegó el turno de la chica morena que había hablado con Giordano en la fiesta y lo primero que hizo fue acusarnos de no tomarnos todo eso en serio lo que me hizo fruncir un poco el ceño pues desde un principio ni tan siquiera tendríamos que estar hablando con ellos después de la forma en la que entraron y se dieron a conocer, no pensaba olvidar la muerte de Desmond. La chica hizo una especie de conjuro con su sangre y nos enseñó fragmentos de acontecimientos que tuvieron lugar en el pasado, entre ellos la muerte de Robert a manos de Zaphira... en ese momento me debatía entre la ira y la tristeza por la dragona y sus acusaciones hacia ella no acababan en ese instante.
Solté la pluma y me llevé las manos a las piernas, cerrando los puños con fuerza para no interrumpir en ese momento, tal era mi perturbación que incluso la luz de mi elemental pareció cambiar de color y su gesto hacia los traidores hizo lo mismo, en cuanto terminaron de hablar Newton tomó la palabra para ponerlos en su lugar y después de eso no me pude aguantar y tomé el turno -Bien, ya os hemos escuchado y hay un par de cosas que me gustaría aclarar, en primer lugar habéis mencionado que somos un gobierno pero también que "El Consejo de los 20 fue creado como una entidad de protección al conocimiento mágico, permitiendo que sólo los mejores pudieran aprender de nuestras ramas-"- cité textualmente a la rubia atacándolos con sus propias palabras -En efecto, somos un bastión de conocimiento y preservación de la magia no un gobierno, podemos guiar y educar pero nunca gobernar, por lo que me parece que el primer punto queda fuera de discusión- aparté el pergamino y seguí con mis argumentos -Como ya ha comentado Newton los torneos ya no son una herramienta para seleccionar alumnos, si solo elegimos unos pocos otros muchos pierden la oportunidad de aprender y desarrollarse, perderíamos muchos diamantes en bruto por no hablar de que los ganadores de anteriores torneos ya tienen una enseñanza mágica previa ¿cómo podemos llenar una taza que ya está llena? así no se difunde el conocimiento, así solo creamos diferencias entre nosotros y clases-
Ahora era el turno de la morena que había manipulado la información como le había venido en gana pero pos suerte Zaphira ya nos había hablado de lo que sucedió en la reunión y vimos de sus propios recuerdos lo que sucedió gracias a Catherine -Respecto al miembro de MI familia- si, hice énfasis en ello, no era mi dragón, era de los míos y eso me ponía de los nervios -Todos los magos y brujas que fueron grandes en su tiempo se involucraron con humanos, si mal no recuerdo Arturo Pendragon fue rey de inglaterra, eso son muchos humanos con los cuales intervenir... respecto a las cruzadas la orden de Merlín se encargaba de los magos corruptos que buscaban aprovecharse del conflicto de los humanos para su propio beneficio, protegiendo así el secreto del mundo mágico y fue disuelta en el año 1203- una cosa menos, ahora solo me quedaban las imágenes que se habían mostrado -Prosigo, las imágenes que hemos visto, mucho me temo que esos recortes de lo que sucedió no son argumento suficiente, por lo que sabemos durante el cónclave que se llevó a cabo para la acusación de Charles Pendragon, este asesinó al descendiente de De Molay, eso lo dejó sin derecho a un juicio por asesinato de un miembro del consejo, además huyó para después provocar la guerra civil- de nuevo moví mis pergaminos y al fin di con la última cosa que me había apuntado -Zaphira en efecto fue quien clavó la espada en Robert Eire, pero lo hizo bajo el hechizo de Charles Pendragon, fue juzgada y pagó su condena hasta el sol de hoy- ya me había quedado a gusto, ya me podía sentar para recibir las puñaladas por la espalda.
Altair Kirgyakos
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El efecto de la magia de Mei fue inmediato, relajando cada músculo de mi cuerpo y consiguiendo una tranquilidad que hacía mucho que no había tenido. Me terminé la infusión que me preparó y fui con toda la tranquilidad del mundo hacia el punto de encuentro, ni siquiera me di cuenta de que mis nudillos sangraban de pegarle a la pared. Era perfectamente consciente de todo lo que hacía, con la diferencia de la falta de irritación por todo. Mientras el resto hablaba cogí unas costillas que había en la mesa y comí con tranquilidad, comprobando las texturas y sabores que me producían. Me pasé la noche comiendo tranquilamente, aunque poco a poco notaba cómo el hechizo se desvanecía y quedaba a punto de desaparecer. Al fin amaneció y comenzó la Ted Talk de aquella gente, haciendo que mis dientes rechinaran cada vez más sonoramente y apretaba los puños conforme hablaran.
”Dioses, dadme fuerzas para no partirles la cara a estos imbéciles” Pensé, pero con tanta fuerza que lo transmití mentalmente. Me estaba cagando en los putos muertos de la china por aquel hechizo que me impedía saltar la mesa y darles hasta quedarme satisfecho, pero eso dió pie a que mis compañeros pudiesen argumentar de un modo que, desde luego, yo no podría haber hecho. Terminó Sean de hablar y aquel era mi momento de hablar, me levanté y me apoyé sobre la mesa.
-Bueno, desde luego que estoy completamente de acuerdo con mis compañeros y, como muy bien habéis dicho, lleváis mucho tiempo fuera y ni os imagináis todo lo que hemos aprendido de nuestra ascendencia - Pasé la vista por cada uno de sus ojos de forma amenazante, notando como en ese instante se pasaba el efecto de la relajación y haciéndome soltar un sonoro rugido. -Os habéis metido con la generación equivocada, así que pensad bien en lo que hacéis o acabaréis muertos, mierdagones - Mi cara cambió a una llena de ira, siendo incluso más amenazante y aún conteniéndome para no decir más o no pasar a la acción.
”Dioses, dadme fuerzas para no partirles la cara a estos imbéciles” Pensé, pero con tanta fuerza que lo transmití mentalmente. Me estaba cagando en los putos muertos de la china por aquel hechizo que me impedía saltar la mesa y darles hasta quedarme satisfecho, pero eso dió pie a que mis compañeros pudiesen argumentar de un modo que, desde luego, yo no podría haber hecho. Terminó Sean de hablar y aquel era mi momento de hablar, me levanté y me apoyé sobre la mesa.
-Bueno, desde luego que estoy completamente de acuerdo con mis compañeros y, como muy bien habéis dicho, lleváis mucho tiempo fuera y ni os imagináis todo lo que hemos aprendido de nuestra ascendencia - Pasé la vista por cada uno de sus ojos de forma amenazante, notando como en ese instante se pasaba el efecto de la relajación y haciéndome soltar un sonoro rugido. -Os habéis metido con la generación equivocada, así que pensad bien en lo que hacéis o acabaréis muertos, mierdagones - Mi cara cambió a una llena de ira, siendo incluso más amenazante y aún conteniéndome para no decir más o no pasar a la acción.
Sayid Ibn Salah
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Una vez en mi sitio Sofía se unió a mi tomando mi mano, antes de que la dejara en su regazo la levanté y le di un ligero beso -Tranquila, todo saldrá bien- le susurré al oído antes de empezar a escuchar los alegatos de los forasteros. El primero fue el que para mi era el mayor y tenía pinta de líder, después la chica rubia que parecía nerviosa y finalmente la morena.
El primero en tomar el turno de palabra fue Newton, hablando con gran acierto, Sean fue el siguiente en tomar el turno hablando de forma correcta pero estaba claro que estaba enfadado a juzgar por su elemental, aún así mantuvo la compostura, algo que no podía decir de Altair al cual ya se le estaba pasando el efecto de lo que sea que llevara encima el día anterior, carraspeé con sus ultimas palabras para soltar la mano de Sofía y levantarme, tomando así mi turno de palabra
-Siento que os toméis a mal que no hayan miembros del consejo aquí pero tienen asuntos que atender, la situación en tierra firme requiere una monitorización constante, de hecho ya llegamos tarde pero hemos decidido atender a nuestros invitados y complacerlos atendiendo al antiguo código precisamente porque queremos mantener la paz en la comunidad mágica, con algo que nos amenaza a todos una guerra entre nosotros sería del todo contraproducente y digo esto porque antes de convocar el código vuestro antepasado Charles Pendragon nos ha dado la carta de presentación además de que la señorita Gwen ha asesinado a once de nuestros guardias, esto es un acto de guerra, por tanto se os podría considerar perfectamente enemigos y no forasteros como dicta el código-
Mi tono era neutral, no demostraba hostilidad pero mucho menos empatía, recordaba todas sus palabras y proseguí, del líder ya se habían encargado Newton y Sean, de la rubia más o menos lo mismo a lo que había aportado mi granito de arena, ahora quedaba la chica morena.
-En efecto, los fragmentos mostrados no son suficientes, falta información que aún tenemos que recuperar y respecto a la incorporación de mi familia, se hizo bajo el amparo de las leyes de Ouroboros, la guerra en tierra santa queda fuera de discusión porque nadie fuera de la comunidad mágica conoce nuestros poderes, podéis verificarlo en libros de historia o en wikipedia, lo que más adecuado les parezca, por no hablar que esas tierras pertenecían al pueblo de mis antepasados ¿que otra cosa se puede hacer cuando los invasores irrumpen en tu hogar y empiezan a asesinar reclamando algo que no les pertenece por la fuerza? -
Y claramente esa iba con segundas porque ellos pretendían hacer lo mismo con nosotros.
-Aún así el consejo deliberará y tomará en cuenta vuestras palabras, ahora queremos escuchar que tipo de trato o que es lo que venís a ofrecer al consejo-
Dicho esto me volví a sentar para escuchar lo que les quedaba por decir.
El primero en tomar el turno de palabra fue Newton, hablando con gran acierto, Sean fue el siguiente en tomar el turno hablando de forma correcta pero estaba claro que estaba enfadado a juzgar por su elemental, aún así mantuvo la compostura, algo que no podía decir de Altair al cual ya se le estaba pasando el efecto de lo que sea que llevara encima el día anterior, carraspeé con sus ultimas palabras para soltar la mano de Sofía y levantarme, tomando así mi turno de palabra
-Siento que os toméis a mal que no hayan miembros del consejo aquí pero tienen asuntos que atender, la situación en tierra firme requiere una monitorización constante, de hecho ya llegamos tarde pero hemos decidido atender a nuestros invitados y complacerlos atendiendo al antiguo código precisamente porque queremos mantener la paz en la comunidad mágica, con algo que nos amenaza a todos una guerra entre nosotros sería del todo contraproducente y digo esto porque antes de convocar el código vuestro antepasado Charles Pendragon nos ha dado la carta de presentación además de que la señorita Gwen ha asesinado a once de nuestros guardias, esto es un acto de guerra, por tanto se os podría considerar perfectamente enemigos y no forasteros como dicta el código-
Mi tono era neutral, no demostraba hostilidad pero mucho menos empatía, recordaba todas sus palabras y proseguí, del líder ya se habían encargado Newton y Sean, de la rubia más o menos lo mismo a lo que había aportado mi granito de arena, ahora quedaba la chica morena.
-En efecto, los fragmentos mostrados no son suficientes, falta información que aún tenemos que recuperar y respecto a la incorporación de mi familia, se hizo bajo el amparo de las leyes de Ouroboros, la guerra en tierra santa queda fuera de discusión porque nadie fuera de la comunidad mágica conoce nuestros poderes, podéis verificarlo en libros de historia o en wikipedia, lo que más adecuado les parezca, por no hablar que esas tierras pertenecían al pueblo de mis antepasados ¿que otra cosa se puede hacer cuando los invasores irrumpen en tu hogar y empiezan a asesinar reclamando algo que no les pertenece por la fuerza? -
Y claramente esa iba con segundas porque ellos pretendían hacer lo mismo con nosotros.
-Aún así el consejo deliberará y tomará en cuenta vuestras palabras, ahora queremos escuchar que tipo de trato o que es lo que venís a ofrecer al consejo-
Dicho esto me volví a sentar para escuchar lo que les quedaba por decir.
Si algo había aprendido Catherine, después de la interrupción, era a mantener el silencio. Aprendías más del enemigo oyéndole que preguntándole. Escuchó a Wthyr y luego a la rubia de la que no conocía el nombre. Le devolvió la mirada con un gesto neutral. No había caído en cuenta en eso y pensó en Maxwell, temiendo que se aliara con ellos. Después en Rybar, Blood Keeper, que también parecía en la misma línea de pensamiento que ellos. No agregó nada más pero siguió escuchando lo que decían. Observó cómo la morena se cortó la mano y aquello le dio mala espina. Si controlaban la sangre…Los elementales percibieron su gesto y se incorporaron levemente, cada uno le llegaba más o menos al hombro a Catherine y dirigieron sus ojos violetas hacia la morena.
Catherine se inclinó un poco hacia adelante para observar como Urien Le Fay soltaba tan viperino odio hacia la mujer. Aquello sólo hizo que recordara a su madre. La mirada multicolor de Catherine se desvió a Wthyr con un gesto de decepción y tras ello se echó hacia atrás en la silla, bastante descompuesta por lo que había hecho su antepasado. Aún así…ella no era responsable de eso. Lo de Zaphira, sin embargo, si que le pilló desprevenida y observó hacia los Guardias que estaban detrás de los Descendientes esperando que la dragona no estuviera allí. Lo que faltaba era tener que controlarla. Desvió la mirada hacia el cielo donde sobrevolaban los dragones. Sólo una orden y acabarían calcinados. Se preguntó…¿Si tenía sangre Pendragon sería capaz de dominar a un dragón? Pensó en Nekros, pensó en el huevo que le dio a Sean y sintió que se ahogaba un poco. Volvió a inclinarse y bebió un vaso de agua para oír el pensamiento de Altair. Le miró severamente y después a Mei suponiendo que lo estaba controlando.
Jack habló, Sean rebatió, Giordano se quejó de algo, Altair habló, Sayid habló y lo de los asesinatos le tomó por sorpresa - No minimices sus logros, Sayid, por favor... Poseyeron a mi hermano, sobornaron a los guardias, interrumpieron el torneo, han secuestrado a Sofía, mataron al General de nuestra guardia, intentaron quemar a Sofía...Y han destruido nuestros hogares- Alzó la mirada hacia Wthyr -Casi te quedas sin argumento para “amenazar” a mi linaje. Entre la muerte de Desmond y el ataque a mi casa…- La sonrisa que dibujó en sus labios fue de todo menos amable. Había hecho un pequeño movimiento de cabeza con la palabra amenazar, como si no se decidiera en esa palabra - Pero bueno, Wthyr, ya sabes que los dimes y diretes me aburren. ¿Tenéis alguna propuesta concreta?- Alzó suavemente las cejas, consciente de que ya había informado al Consejo que una de ellas era que el linaje Le Fay abandonara la entidad.
Catherine se inclinó un poco hacia adelante para observar como Urien Le Fay soltaba tan viperino odio hacia la mujer. Aquello sólo hizo que recordara a su madre. La mirada multicolor de Catherine se desvió a Wthyr con un gesto de decepción y tras ello se echó hacia atrás en la silla, bastante descompuesta por lo que había hecho su antepasado. Aún así…ella no era responsable de eso. Lo de Zaphira, sin embargo, si que le pilló desprevenida y observó hacia los Guardias que estaban detrás de los Descendientes esperando que la dragona no estuviera allí. Lo que faltaba era tener que controlarla. Desvió la mirada hacia el cielo donde sobrevolaban los dragones. Sólo una orden y acabarían calcinados. Se preguntó…¿Si tenía sangre Pendragon sería capaz de dominar a un dragón? Pensó en Nekros, pensó en el huevo que le dio a Sean y sintió que se ahogaba un poco. Volvió a inclinarse y bebió un vaso de agua para oír el pensamiento de Altair. Le miró severamente y después a Mei suponiendo que lo estaba controlando.
Jack habló, Sean rebatió, Giordano se quejó de algo, Altair habló, Sayid habló y lo de los asesinatos le tomó por sorpresa - No minimices sus logros, Sayid, por favor... Poseyeron a mi hermano, sobornaron a los guardias, interrumpieron el torneo, han secuestrado a Sofía, mataron al General de nuestra guardia, intentaron quemar a Sofía...Y han destruido nuestros hogares- Alzó la mirada hacia Wthyr -Casi te quedas sin argumento para “amenazar” a mi linaje. Entre la muerte de Desmond y el ataque a mi casa…- La sonrisa que dibujó en sus labios fue de todo menos amable. Había hecho un pequeño movimiento de cabeza con la palabra amenazar, como si no se decidiera en esa palabra - Pero bueno, Wthyr, ya sabes que los dimes y diretes me aburren. ¿Tenéis alguna propuesta concreta?- Alzó suavemente las cejas, consciente de que ya había informado al Consejo que una de ellas era que el linaje Le Fay abandonara la entidad.
Seguí hablando a pesar de la interrupción de Catherine cuando empezó a hacer de escriba, como si no le hubiese dado tiempo antes de prepararse. El otro viejo también se puso a escribir, dando la impresión de que no eran capaces de acordarse del discurso para luego responder. Shyvanna y Gwen cumplieron sobradamente su parte en el discurso, de tal manera que no hizo falta que Darren hablase por el momento. La demostración de los hechos del pasado mostraba solo las partes que más nos interesaban, pero eso ellos no lo sabían. Newton empezó con pura palabrería insustancial ante la que no dudé en mostrar un gesto de desinterés, como si me estuviese aburriendo. Se hacían los santos, mencionando el revanchismo y pidiendo propuestas. Sólo en ese momento dejé de poner cara de desinterés, aunque aguardé para seguir escuchando al resto de miembros del Consejo. Arqueé una ceja al escuchar decir a Eire que ellos no eran un gobierno mágico, estando en desacuerdo con ello.
El tipejo se atrevió a cuestionar la veracidad de lo que le habíamos mostrado, como quien intenta desmontar argumentos en un juicio. También metió un dato sobre Zaphira con el que hice un sonido irónico como si no lo creyese. Después dirigí una mirada condescendiente al licántropo cuando nos amenazó lanzando aquella burda palabreja con nuestro apellido. Empecé a hartarme de argumentos de unos y otros, y sinceramente esperaba que no hablasen todos los que quedaban porque si no el parlamento podría alargarse hasta el infinito, y mi paciencia tenía un límite. El descendiente de Saladino y la propia Catherine optaron por el modo ofendido por apenas unas minucias, ante las cuales mi rostro permaneció impasible. Esperé a que terminasen, indicando a Gwen con una mirada que preparase lo que ella sabía. Después me puse en pie para dar la réplica, tras pasear mi mirada por todos aquellos que habían hablado previamente.
- Si no os consideráis un gobierno mágico es obvio que necesitamos uno. El mundo mágico vive un desgobierno total, necesita líderes fuertes que puedan guiarlo. Vosotros mismos decidís ignorar esas funciones con lo que decís. - entorné levemente los ojos mirando al descendiente de Merlín, como si lo acusase. - Es falso que la dragona fuese juzgada. Simplemente se dedicaron a borrar todo rastro de lo que sucedió. Hasta hace poco ni lo sabíais, así que no me vengas ahora con esas. Pierdes credibilidad con tus mentiras, Eire. En cuanto a ti...- hice como que iba a responder a Altair, pero finalmente hice un gesto de desinterés como si no mereciese la pena ni responderle. Pasé a Saladino, que recordaba inconvenientemente lo de los guardias asesinados. - ¿Acaso no los atendisteis? ¿qué clase de benefactores sois dejando morir a vuestros heridos? Nadie ha cometido un acto de guerra, en todo caso veo dejadez de funciones por vuestra parte. - me mostré decepcionado por lo de sus guardias, apoyando después una mano en la empuñadura de mi espada mientras buscaba los violáceos ojos de Catherine. - Poseyeron no...Bellatrix dejó entrar al espíritu de Charles. Mejor pregúntate por qué. Que él muriese es otra prueba más de vuestra incompetencia. Una posesión no tiene que acarrear una muerte. ¿Lloras por tu casa? qué frivolidad...no se te ocurre pensar en la cantidad de magos en tierra que han perdido su hogar. Cualquiera diría que no estáis acostumbrados a tratar con dragones...un par de destrozos ya os escandalizan. -
miré un momento con orgullo hacia el cielo, donde volaban nuestros dragones. Después volví la mirada a los presentes, en especial a Catherine cuando se dirigió únicamente a mí. Extendí los brazos a ambos lados, como indicando que también estaban mis hermanos y que me parecía una falta de respeto que los obviase. - Por supuesto que hemos venido con propuestas. Pedimos un desagravio a nuestro honor y eliminación de la historia, siendo incluidos de nuevo en el Consejo de los 21. Nunca debimos ser expulsados. Recuperaremos lo que este lugar debería ser. - dejé unos segundos para que asimilaran lo que había dicho, especialmente para medir reacciones de unos y otros.
El tipejo se atrevió a cuestionar la veracidad de lo que le habíamos mostrado, como quien intenta desmontar argumentos en un juicio. También metió un dato sobre Zaphira con el que hice un sonido irónico como si no lo creyese. Después dirigí una mirada condescendiente al licántropo cuando nos amenazó lanzando aquella burda palabreja con nuestro apellido. Empecé a hartarme de argumentos de unos y otros, y sinceramente esperaba que no hablasen todos los que quedaban porque si no el parlamento podría alargarse hasta el infinito, y mi paciencia tenía un límite. El descendiente de Saladino y la propia Catherine optaron por el modo ofendido por apenas unas minucias, ante las cuales mi rostro permaneció impasible. Esperé a que terminasen, indicando a Gwen con una mirada que preparase lo que ella sabía. Después me puse en pie para dar la réplica, tras pasear mi mirada por todos aquellos que habían hablado previamente.
- Si no os consideráis un gobierno mágico es obvio que necesitamos uno. El mundo mágico vive un desgobierno total, necesita líderes fuertes que puedan guiarlo. Vosotros mismos decidís ignorar esas funciones con lo que decís. - entorné levemente los ojos mirando al descendiente de Merlín, como si lo acusase. - Es falso que la dragona fuese juzgada. Simplemente se dedicaron a borrar todo rastro de lo que sucedió. Hasta hace poco ni lo sabíais, así que no me vengas ahora con esas. Pierdes credibilidad con tus mentiras, Eire. En cuanto a ti...- hice como que iba a responder a Altair, pero finalmente hice un gesto de desinterés como si no mereciese la pena ni responderle. Pasé a Saladino, que recordaba inconvenientemente lo de los guardias asesinados. - ¿Acaso no los atendisteis? ¿qué clase de benefactores sois dejando morir a vuestros heridos? Nadie ha cometido un acto de guerra, en todo caso veo dejadez de funciones por vuestra parte. - me mostré decepcionado por lo de sus guardias, apoyando después una mano en la empuñadura de mi espada mientras buscaba los violáceos ojos de Catherine. - Poseyeron no...Bellatrix dejó entrar al espíritu de Charles. Mejor pregúntate por qué. Que él muriese es otra prueba más de vuestra incompetencia. Una posesión no tiene que acarrear una muerte. ¿Lloras por tu casa? qué frivolidad...no se te ocurre pensar en la cantidad de magos en tierra que han perdido su hogar. Cualquiera diría que no estáis acostumbrados a tratar con dragones...un par de destrozos ya os escandalizan. -
miré un momento con orgullo hacia el cielo, donde volaban nuestros dragones. Después volví la mirada a los presentes, en especial a Catherine cuando se dirigió únicamente a mí. Extendí los brazos a ambos lados, como indicando que también estaban mis hermanos y que me parecía una falta de respeto que los obviase. - Por supuesto que hemos venido con propuestas. Pedimos un desagravio a nuestro honor y eliminación de la historia, siendo incluidos de nuevo en el Consejo de los 21. Nunca debimos ser expulsados. Recuperaremos lo que este lugar debería ser. - dejé unos segundos para que asimilaran lo que había dicho, especialmente para medir reacciones de unos y otros.
Gwen Pendragón
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Era turno de escucharles a ellos, perdí la vista en el orbe de sangre y agua formado en el centro de la mesa mientras el más anciano hablaba. Parecía sereno a pesar de que seguía siendo uno de ellos y por lo tanto se defendía de las acusaciones por parte de mi familia.
A sus últimas palabras sobre cambio y esa forma de aceptar escucharnos simplemente asentí. No tenía por seguro que fuesen a dar su brazo a torcer pero para eso teníamos otra opción.
Varios se mantuvieron en silencio, desvié la mirada al descendiente de DaVinci cuando habló. Aunque tampoco aportó mucho a la conversación, parecía que se había pasado con las copas durante la noche y tuve que apretar mis labios para no dejar escapar una risa. Eso no hubiese sido nada cortés, aunque si que se me notó un poco. Decidí probar a ver si podría sacar algún provecho de aquello y miré a uno de nuestros guardias que se acercó a mí mientras seguían hablando, le susurré algo y asintió volviendo a su posición.
Cuando fue el turno del descendiente de Merlín y se refirió a la dragona clavé mis ojos en él. Mi cara fue un poema, en mis ojos podía leer perfectamente la palabra ignorante mientras relataba cosas sin sentido. Escuché a mi hermano reaccionar para cuando intentó justificar que la dragona de los de Merlín había sido juzgada y simplemente negué claramente en desacuerdo.Aquello era una mentira.
Varias copas de vino aparecieron en la mesa y sonreí de medio lado, tomando la mía en mis manos a pesar de ser de buena mañana. La sangre del orbe tembló al escuchar a uno de los presentes, de aspecto fiero y con pinta de no haber cagado en una semanaque supuse se trataba del licántropo. Le miré con gesto serio pero no era momento de montar ningún espectáculo, aparté la mirada de él y resoplé antes de tomar un ligero sorbo de la copa.
"no es más que un animal"
El siguiente, Saladino, lanzó una acusación contra mi persona por la que llevé una mano a mi pecho y le miré como si estuviese diciendo una locura. Miré a mi hermana totalmente compungida murmurando hacia ella pero con intenciones de que me oyesen los demás.
-Pero si solo les desmayé.
Siguieron hablando unos y otros hasta que finalmente tomó la palabra mi hermano de nuevo sabiendo por su mirada lo que debía traer. Dejé la copa en la mesa y sonreí antes de que él comenzase a hablar incorporándome.
-Si me disculpan.
Abandoné la mesa caminando varios metros más allá, alejada hasta oír solamente murmullos. Pronuncié unas palabras haciendo un gesto al cielo y ahí estaba Alud. Acaricié su cuello antes de acercarme a alguna de las alforjas que traía consigo y recogí el objeto.
-Avisa al Dragón de Kirgyakos, seguro que tiene que hablar con él cuando acabe el parlamento.
Comenté antes de que volviese a alzar el vuelo y caminé tranquilamente hasta la mesa con un gran libro en mis manos que poseía el símbolo de Ouroboros en su portada en relieve.Lo dejé sobre la misma y tomé asiento de nuevo esperando con calma a que mi hermano terminase de hablar.
Carraspeé antes de volver a hablar mirando a LeFay.
-Como ha dicho mi hermano, que nuestro antepasado hiciese presencia aquí.... nosotros no podemos controlar espíritus ni a quién les deja pasar. No podéis responsabilizarnos de ello.
Mi mano reposó sobre el libro y miré a Saladino ahora.
-Y por supuesto que no maté a nadie. ¿Creéis que convocaría un parlamento si hubiese matado a 11 guardias sin estar en conflicto?
Negué totalmente ofendida y ahora centré mi vista en Eire.
-No fue ningún hechizo Pendragón, fue Excalibur. No pertenece a los Eire, es un objeto mágico muy complejo que nuestra familia se encargaba de guardar para que no sucediesen ese tipo de .... tragedias. Merlín nos la entregó por alguna razón.
Suspiré finalmente negando.
-Estáis escuchando pero sin hacerlo. No queréis saber. Os pedimos la espera del parlamento e invadisteis nuestro campamento, los dragones que no se pasean por la ciudad estaban inquietos cuando llegamos, es difícil apaciguarlos¿Cuánto tiempo llevan sin un Descendiente que se ocupe de ellos?
Cada vez sonaba más estresada así que simplemente cerré los ojos negando, no era bueno permitir que el debate fuese más allá. Abrí el libro decidida y pasé un dedo por las líneas.
-Las normativa y reglas de Ouroboros.
Aclaré mi voz procediendo a leer.
-En caso de incumplir gravemente cualquier miembro del Consejo las obligaciones para con el mismo podrá someterse a votación su expulsión y exilio de la isla. Transcuridas 4 generaciones, si aún aquella Familia mostrase conocimiento y sabiduría podrán regresar a la isla. Ouroboros perdona.
Tras leer aquello paré pasando la vista rápidamente por los miembros y pasé varias páginas más.
-En caso de carecer de representante alguno de los 21 puestos del Consejo(ya sea por muerte, o incumplimiento de obligaciones), se deberá ofrecer el puesto a una nueva eminencia de sabiduría o a cualquiera de las Familias que pertenecieron al Consejo con anterioridad así como ellos podrán solicitarlo. Si fuese voluntad de alguno de los miembros del Consejo que su linaje abandonase el mismo, podrán elegir el linaje sustituto a su puesto.
Me aparté del libro y lo empujé al centro de la mesa mirando al descendiente de Merlín.
-Me parece que solamente hay 20 puestos ocupados. O tal vez menos.¿no es así?
A sus últimas palabras sobre cambio y esa forma de aceptar escucharnos simplemente asentí. No tenía por seguro que fuesen a dar su brazo a torcer pero para eso teníamos otra opción.
Varios se mantuvieron en silencio, desvié la mirada al descendiente de DaVinci cuando habló. Aunque tampoco aportó mucho a la conversación, parecía que se había pasado con las copas durante la noche y tuve que apretar mis labios para no dejar escapar una risa. Eso no hubiese sido nada cortés, aunque si que se me notó un poco. Decidí probar a ver si podría sacar algún provecho de aquello y miré a uno de nuestros guardias que se acercó a mí mientras seguían hablando, le susurré algo y asintió volviendo a su posición.
Cuando fue el turno del descendiente de Merlín y se refirió a la dragona clavé mis ojos en él. Mi cara fue un poema, en mis ojos podía leer perfectamente la palabra ignorante mientras relataba cosas sin sentido. Escuché a mi hermano reaccionar para cuando intentó justificar que la dragona de los de Merlín había sido juzgada y simplemente negué claramente en desacuerdo.Aquello era una mentira.
Varias copas de vino aparecieron en la mesa y sonreí de medio lado, tomando la mía en mis manos a pesar de ser de buena mañana. La sangre del orbe tembló al escuchar a uno de los presentes, de aspecto fiero y con pinta de no haber cagado en una semanaque supuse se trataba del licántropo. Le miré con gesto serio pero no era momento de montar ningún espectáculo, aparté la mirada de él y resoplé antes de tomar un ligero sorbo de la copa.
"no es más que un animal"
El siguiente, Saladino, lanzó una acusación contra mi persona por la que llevé una mano a mi pecho y le miré como si estuviese diciendo una locura. Miré a mi hermana totalmente compungida murmurando hacia ella pero con intenciones de que me oyesen los demás.
-Pero si solo les desmayé.
Siguieron hablando unos y otros hasta que finalmente tomó la palabra mi hermano de nuevo sabiendo por su mirada lo que debía traer. Dejé la copa en la mesa y sonreí antes de que él comenzase a hablar incorporándome.
-Si me disculpan.
Abandoné la mesa caminando varios metros más allá, alejada hasta oír solamente murmullos. Pronuncié unas palabras haciendo un gesto al cielo y ahí estaba Alud. Acaricié su cuello antes de acercarme a alguna de las alforjas que traía consigo y recogí el objeto.
-Avisa al Dragón de Kirgyakos, seguro que tiene que hablar con él cuando acabe el parlamento.
Comenté antes de que volviese a alzar el vuelo y caminé tranquilamente hasta la mesa con un gran libro en mis manos que poseía el símbolo de Ouroboros en su portada en relieve.Lo dejé sobre la misma y tomé asiento de nuevo esperando con calma a que mi hermano terminase de hablar.
Carraspeé antes de volver a hablar mirando a LeFay.
-Como ha dicho mi hermano, que nuestro antepasado hiciese presencia aquí.... nosotros no podemos controlar espíritus ni a quién les deja pasar. No podéis responsabilizarnos de ello.
Mi mano reposó sobre el libro y miré a Saladino ahora.
-Y por supuesto que no maté a nadie. ¿Creéis que convocaría un parlamento si hubiese matado a 11 guardias sin estar en conflicto?
Negué totalmente ofendida y ahora centré mi vista en Eire.
-No fue ningún hechizo Pendragón, fue Excalibur. No pertenece a los Eire, es un objeto mágico muy complejo que nuestra familia se encargaba de guardar para que no sucediesen ese tipo de .... tragedias. Merlín nos la entregó por alguna razón.
Suspiré finalmente negando.
-Estáis escuchando pero sin hacerlo. No queréis saber. Os pedimos la espera del parlamento e invadisteis nuestro campamento, los dragones que no se pasean por la ciudad estaban inquietos cuando llegamos, es difícil apaciguarlos¿Cuánto tiempo llevan sin un Descendiente que se ocupe de ellos?
Cada vez sonaba más estresada así que simplemente cerré los ojos negando, no era bueno permitir que el debate fuese más allá. Abrí el libro decidida y pasé un dedo por las líneas.
-Las normativa y reglas de Ouroboros.
Aclaré mi voz procediendo a leer.
-En caso de incumplir gravemente cualquier miembro del Consejo las obligaciones para con el mismo podrá someterse a votación su expulsión y exilio de la isla. Transcuridas 4 generaciones, si aún aquella Familia mostrase conocimiento y sabiduría podrán regresar a la isla. Ouroboros perdona.
Tras leer aquello paré pasando la vista rápidamente por los miembros y pasé varias páginas más.
-En caso de carecer de representante alguno de los 21 puestos del Consejo(ya sea por muerte, o incumplimiento de obligaciones), se deberá ofrecer el puesto a una nueva eminencia de sabiduría o a cualquiera de las Familias que pertenecieron al Consejo con anterioridad así como ellos podrán solicitarlo. Si fuese voluntad de alguno de los miembros del Consejo que su linaje abandonase el mismo, podrán elegir el linaje sustituto a su puesto.
Me aparté del libro y lo empujé al centro de la mesa mirando al descendiente de Merlín.
-Me parece que solamente hay 20 puestos ocupados. O tal vez menos.¿no es así?
Shyvanna Pendragon
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En algún momento de la conversación, como era constumbre, S desconectó. Ni siquiera oyó a Jack lo suficiente para sacarlo de su error. Ella hablaba de Maxwell Blake y Rybar Dobalgoalgo. Su mirada celeste se afianzó en Giordano Da Vinci con una intensidad que podía rayar en la locura con mucha facilidad. Sus manos, sobre su regazo, se movían inquieta. Sus largas uñas se clavaban continuamente en la palma de la mano contraria, afilando e hiriendo. De pronto el le gritó y S se contuvo para no diseñar y lanzarme algo a la cara. Debería hacerlo. Debería matarlo por su amenaza.
G le dijo algo con lágrimas falsas y S la miró con cara de tristeza porque aunque sabía que eran falsas era tan mona que le daba sentimiento. Entonces siguieron hablando y ella se incorporó. Todos estaban mirándola mientras leía el aburrido libro de "S no hagas esto". Volvió a desviar su mirada celeste hacia el Descendiente.
Grácil y hábilmente se sacó la sandalia de baile y se acomodó en el asiento. Extendió la pierna con mucho cuidado de no hacer ruido y fue rozando lentamente la pantorrilla de Giordano, a medida que ascendía el roce paso a una caricia hasta llegar al centro de su cuerpo. Con el pie presionó en una advertencia silenciosa. No emitió sonido alguno cuando sus ojos evaluaron la expresión del Descendiente. Movió los labios muy lenta y marcadamente "Te he oído".
La rubia se inclinó de nuevo sobre la mesa, manteniendo la posición -Y ya que estamos en eso de las reglas... ¿No tienen los Descendientes que asegurar su linaje? Digamos con ... Hijos y futuros herederos. Creo que incluso Le Fay os lo ha puesto fácil. Casaros con quién querais... - Presionó aún más el pie contra Giordano antes de bajarlo definitivamente -Es una acotación que me ha venido a la memoria. Mucho orgullo para con su status actual pero poco cumplimiento.- Desvío su mirada hacia Jack con un gesto nada cuerdo - Daos golpes en el pecho, seguid tratando de parecer ejemplares. Mucha palabra, pocos hechos. Menudo grupo de ovejas descarriadas. Borrachos, chuchos sin paseo, Descendientes ausentes, guardias sin lealtad... Me pregunto... Me pregunto... - No dijo nada más. Se inclinó hacia atrás y se apoyó en el espaldar de la silla.
G le dijo algo con lágrimas falsas y S la miró con cara de tristeza porque aunque sabía que eran falsas era tan mona que le daba sentimiento. Entonces siguieron hablando y ella se incorporó. Todos estaban mirándola mientras leía el aburrido libro de "S no hagas esto". Volvió a desviar su mirada celeste hacia el Descendiente.
Grácil y hábilmente se sacó la sandalia de baile y se acomodó en el asiento. Extendió la pierna con mucho cuidado de no hacer ruido y fue rozando lentamente la pantorrilla de Giordano, a medida que ascendía el roce paso a una caricia hasta llegar al centro de su cuerpo. Con el pie presionó en una advertencia silenciosa. No emitió sonido alguno cuando sus ojos evaluaron la expresión del Descendiente. Movió los labios muy lenta y marcadamente "Te he oído".
La rubia se inclinó de nuevo sobre la mesa, manteniendo la posición -Y ya que estamos en eso de las reglas... ¿No tienen los Descendientes que asegurar su linaje? Digamos con ... Hijos y futuros herederos. Creo que incluso Le Fay os lo ha puesto fácil. Casaros con quién querais... - Presionó aún más el pie contra Giordano antes de bajarlo definitivamente -Es una acotación que me ha venido a la memoria. Mucho orgullo para con su status actual pero poco cumplimiento.- Desvío su mirada hacia Jack con un gesto nada cuerdo - Daos golpes en el pecho, seguid tratando de parecer ejemplares. Mucha palabra, pocos hechos. Menudo grupo de ovejas descarriadas. Borrachos, chuchos sin paseo, Descendientes ausentes, guardias sin lealtad... Me pregunto... Me pregunto... - No dijo nada más. Se inclinó hacia atrás y se apoyó en el espaldar de la silla.
Apenas tuve tiempo para responder a Sean, sólo lo justo para decirle que era una sorpresa y para indignarme un poco con Giordano por bailar con el enemigo como si nada. Después empezaron a hablar unos y otros, de manera más o menos acertada, aunque yo permanecí callado escuchando y meditando sobre lo que allí se decía. En algún momento me di cuenta de que Giordano parecía ir borracho, aunque tampoco me extrañó. Altair también iba un poco pasado, pero era su estado habitual. Pude notar que Sean estaba enfadado con las acusaciones a Zaphira, que afortunadamente no estaba en el parlamento. Por fin llegó el momento en el que hicieron las propuestas, después de mucha parafernalia y usar argumentos rebuscados para justificarse. Me decidí a hablar, aunque fuese brevemente. No me levante del sitio ni elevé mucho la voz, sólo comencé a responder de manera sosegada.
- La verdad es que no tiene mucho sentido que entréis así como así en el Consejo. Nosotros también deberíamos poner algunas condiciones. Primero deberíais quedaros en la isla en calidad de invitados para comprobar que vuestro comportamiento con nosotros y el resto de habitantes es bueno. Después podríamos ver el otro asunto. Si lo que queréis es seguridad, podemos acogeros. Ya hemos acogido a otros de dudosa reputación y que tal vez no lo merecían. - me refería a los Blood Keepers, que por la isla seguían paseando como querían. - Igualmente, si tengo que atenderos lo voy a hacer, no hago distinción entre mis pacientes. Sólo queremos ver un gesto de buena voluntad por vuestra parte, que no sea sólo pedir y quejaros. No sé qué pensarán mis compañeros, pero creo que ninguno aceptará sin más. Algo tendréis que ofrecer. - entrelacé las manos sobre la mesa, paseando la mirada por los hermanos Pendragon.
- La verdad es que no tiene mucho sentido que entréis así como así en el Consejo. Nosotros también deberíamos poner algunas condiciones. Primero deberíais quedaros en la isla en calidad de invitados para comprobar que vuestro comportamiento con nosotros y el resto de habitantes es bueno. Después podríamos ver el otro asunto. Si lo que queréis es seguridad, podemos acogeros. Ya hemos acogido a otros de dudosa reputación y que tal vez no lo merecían. - me refería a los Blood Keepers, que por la isla seguían paseando como querían. - Igualmente, si tengo que atenderos lo voy a hacer, no hago distinción entre mis pacientes. Sólo queremos ver un gesto de buena voluntad por vuestra parte, que no sea sólo pedir y quejaros. No sé qué pensarán mis compañeros, pero creo que ninguno aceptará sin más. Algo tendréis que ofrecer. - entrelacé las manos sobre la mesa, paseando la mirada por los hermanos Pendragon.
Desvié la mirada un momento hacia Sean, pillándolo justo en el momento en el que sonreía tan de oreja a oreja cuando el galeno se sentó a su lado. Sonreí yo también por acto reflejo, inercia o yo que sé, sin proponérmelo, y luego desvié de nuevo mi mirada hacia mi cuaderno, donde seguia rasgueando con mi lapiz.
Seguia escuchando los argumentos de todos mis compañeros. Al final, pidieron propuestas. Notaba como se me iba bajando el pedo del vino, pero seguia bastante mareado y con ganas de vomitar, a decir verdad.
- "no se te ocurre pensar en la cantidad de magos en tierra que han perdido su hogar."... - cité las palabras de Whytr. Y alcé la mirada lentamente de mis páginas a él, dejando los dibujos para luego. - Precisamente, sí. Ella piensa en eso. Mentiroso. Piensa más que tú. Porque tú, egoista, prefieres satisfacer las afrentas hechas sobre tu apellido, ni si quiera sobre tí, antes que obrar del modo que precisamente, más conviene a esa cantidad de magos que han perdido su hogar. Su vida, su identidad. Porque eso es en lo que estabamos trabajando, interviniendo, hasta que habéis llegado vosotros.
Me calentaba conforme hablaba y de pronto noté algo que me subía por las piernas. Pensaba que se me estaba yendo la cabeza o algo y en principio no le di importancia.
- No te importa una merda, si lo hiciese, habríais venido para ofrecernos vuestra ayuda, no para pedir, pedir, Y PEDIR Y YA ESTÁ!- pegué un expresivo puñetazo en la mesa. Shyvanna estaba hablando y dijo eso de casaros con quien queráis, habia aparecido mas vino asi que agarré la copa, soltando un ruido nasal a modo de risotada disimulada (en ingles se dice snort pero en español ni pajolera). Me di cuenta de que lo que pensaba habia sido mi imaginacion, era un puto pie. Pegué un bote raro, derramando el vino encima, y me quedé mirando a Shyvanna con cara de maruja indignada.
"que haces, zorra del mal"
- Quieres hechos? Por qué no continuamos esta conversación en Londres? - dije inclinandome sobre la mesa, comenzando a notar como me subía el calor desde los intestinos hacia la cara.
Tendríamos que hablarlo pero no creia que nadie fuese partidario de dejarlos unirse al consejo
Seguia escuchando los argumentos de todos mis compañeros. Al final, pidieron propuestas. Notaba como se me iba bajando el pedo del vino, pero seguia bastante mareado y con ganas de vomitar, a decir verdad.
- "no se te ocurre pensar en la cantidad de magos en tierra que han perdido su hogar."... - cité las palabras de Whytr. Y alcé la mirada lentamente de mis páginas a él, dejando los dibujos para luego. - Precisamente, sí. Ella piensa en eso. Mentiroso. Piensa más que tú. Porque tú, egoista, prefieres satisfacer las afrentas hechas sobre tu apellido, ni si quiera sobre tí, antes que obrar del modo que precisamente, más conviene a esa cantidad de magos que han perdido su hogar. Su vida, su identidad. Porque eso es en lo que estabamos trabajando, interviniendo, hasta que habéis llegado vosotros.
Me calentaba conforme hablaba y de pronto noté algo que me subía por las piernas. Pensaba que se me estaba yendo la cabeza o algo y en principio no le di importancia.
- No te importa una merda, si lo hiciese, habríais venido para ofrecernos vuestra ayuda, no para pedir, pedir, Y PEDIR Y YA ESTÁ!- pegué un expresivo puñetazo en la mesa. Shyvanna estaba hablando y dijo eso de casaros con quien queráis, habia aparecido mas vino asi que agarré la copa, soltando un ruido nasal a modo de risotada disimulada (en ingles se dice snort pero en español ni pajolera). Me di cuenta de que lo que pensaba habia sido mi imaginacion, era un puto pie. Pegué un bote raro, derramando el vino encima, y me quedé mirando a Shyvanna con cara de maruja indignada.
"que haces, zorra del mal"
- Quieres hechos? Por qué no continuamos esta conversación en Londres? - dije inclinandome sobre la mesa, comenzando a notar como me subía el calor desde los intestinos hacia la cara.
Tendríamos que hablarlo pero no creia que nadie fuese partidario de dejarlos unirse al consejo
Emerald K Curie
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Todos hablaban mucho, demasiado y mientras tanto me dedicaba a fumar en mi pipa tranquilamente. Me dolía la pierna mala y solamente pensaba en lo mucho que tenía que hacer en casa, los niños seguro que estarían destrozando el salón y Hemmet seguramente estaría ocupado con sus libros sin prestarles atención.
Froté mi muslo con insistencia ya que todo aquel tiempo sentada no hacía más que producirme un terrible dolor. Absorbí de mi pipa mirando a mis compañeros del consejo de los que apenas sabía nada, excepto por Newton que se había dedicado a enseñarme como hacían las cosas en la isla. A decir verdad me parecían un completo desastre, tal vez por la juventud de casi todos o por las pocas responsabilidades familiares que tenían.
Solté el humo tranquilamente y me dispuse a retirar la ceniza de la pipa,dando suaves toquecitos a la misma para cuando Giordano se pronunció exaltado de más. Suspiré.
-¿Entonces lo que queréis es volver al Consejo?
Pregunté con una dulzona voz que no correspondía a mi fornido aspecto para nada.
-Pues que vuelvan ¿no? si lo pone en el libro...
Miré a Newton alzando mis cejas interrogante.
-Tu me dijiste que había que seguir las reglas del Consejo, que era importante¿no?
La verdad es que me enteraba de bastante poco de todo el drama que tenían unos y otros mas que nada porque nadie se había dignado en explicármelo.
-Además, lo de los dragones...es verdad que el joven de los Snagov es muy pequeño. Y no le veo muy... en fin...
Hice un gesto dando a entender que tenía pinta de pardillo y algo atontado, al menos a mi parecer. Mis muchachos eran mucho más espabilados sobretodo Brasov a pesar de tener 8 años era todo un genio.
Volví a llenar mi pipa con tabaco y la encendí boqueando para que prendiese correctamente mientras apoyaba un codo en la mesa.
Froté mi muslo con insistencia ya que todo aquel tiempo sentada no hacía más que producirme un terrible dolor. Absorbí de mi pipa mirando a mis compañeros del consejo de los que apenas sabía nada, excepto por Newton que se había dedicado a enseñarme como hacían las cosas en la isla. A decir verdad me parecían un completo desastre, tal vez por la juventud de casi todos o por las pocas responsabilidades familiares que tenían.
Solté el humo tranquilamente y me dispuse a retirar la ceniza de la pipa,dando suaves toquecitos a la misma para cuando Giordano se pronunció exaltado de más. Suspiré.
-¿Entonces lo que queréis es volver al Consejo?
Pregunté con una dulzona voz que no correspondía a mi fornido aspecto para nada.
-Pues que vuelvan ¿no? si lo pone en el libro...
Miré a Newton alzando mis cejas interrogante.
-Tu me dijiste que había que seguir las reglas del Consejo, que era importante¿no?
La verdad es que me enteraba de bastante poco de todo el drama que tenían unos y otros mas que nada porque nadie se había dignado en explicármelo.
-Además, lo de los dragones...es verdad que el joven de los Snagov es muy pequeño. Y no le veo muy... en fin...
Hice un gesto dando a entender que tenía pinta de pardillo y algo atontado, al menos a mi parecer. Mis muchachos eran mucho más espabilados sobretodo Brasov a pesar de tener 8 años era todo un genio.
Volví a llenar mi pipa con tabaco y la encendí boqueando para que prendiese correctamente mientras apoyaba un codo en la mesa.
Zaphira Eire
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Bando
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Nacionalidad
Volver a surcar el aire como antaño era una sensación indescriptible, volé tan alto como me lo permitían las alas de aquella dragona que no era poco pero sentí como se removía desde dentro -lo sé, lo sé, el chico- ya tendría tiempo de pasearme por ahí, bajé en picado hasta la isla justo en el unto dónde se encontraba la plaza, apartando a los dragones que sobrevolaban y finalmente cayendo de forma pesada a tierra, rompiendo las losas de piedra allí donde mi cuerpo había aterrizado. La imponente figura era la de un dragón azul, sus escamas brillaban al sol al igual que las plumas que se entremezclaban con el pelaje las alas, dio un par de pasos hasta aquella tienda y entonces un destello azul dio paso a la figura de la mujer que enseguida pudo detectar el olor del chico al que buscaba.
Caminé de forma tranquila mientras algunas miradas se fijaban en mi, me puse al lado del muchacho pero al contrario que aquel ser de luz que lo acompañaba -Siento llegar tarde, tenía asuntos que atender- algunos parecían contrariados, y otros consternados pero el más preocupado era el chico a mi lado, lo miré de arriba a abajo, sus ojos, su gesto y su alma... tan pura y tentadora -Por favor, solo estoy aquí en calidad de escolta y si me lo permite el consejo, consejera- los miré a todos como si intentara mediar y tranquilizarlos y después a los tales Pendragon según la información que tenía la mujer.
Sonreí al verlos tan calmados, sus almas no eran tan puras como la que acababa de ver. Miré el libro sobre la mesa y pude leer lo que se mostraba, lo levanté con la magia de la dragona y leí atentamente -Así que desean volver a unirse al consejo con estas normas antiguas y sacadas del fondo del armario- lo cerré y lo tiré sobre la mesa cerrándolo por el golpe -y el rollo este del parlamento... ¿lo teníais al lado de las mantas viejas? - vi la copa de vino frente a Sean y la tomé para beberla de un trago y volver a dejar la copa antes de susurrarle al oído -Mami dice que no puedes beber- me levanté de nuevo y ya que algunos me miraban moví la mano de forma muy protocolaria para decirles que podían continuar.
Caminé de forma tranquila mientras algunas miradas se fijaban en mi, me puse al lado del muchacho pero al contrario que aquel ser de luz que lo acompañaba -Siento llegar tarde, tenía asuntos que atender- algunos parecían contrariados, y otros consternados pero el más preocupado era el chico a mi lado, lo miré de arriba a abajo, sus ojos, su gesto y su alma... tan pura y tentadora -Por favor, solo estoy aquí en calidad de escolta y si me lo permite el consejo, consejera- los miré a todos como si intentara mediar y tranquilizarlos y después a los tales Pendragon según la información que tenía la mujer.
Sonreí al verlos tan calmados, sus almas no eran tan puras como la que acababa de ver. Miré el libro sobre la mesa y pude leer lo que se mostraba, lo levanté con la magia de la dragona y leí atentamente -Así que desean volver a unirse al consejo con estas normas antiguas y sacadas del fondo del armario- lo cerré y lo tiré sobre la mesa cerrándolo por el golpe -y el rollo este del parlamento... ¿lo teníais al lado de las mantas viejas? - vi la copa de vino frente a Sean y la tomé para beberla de un trago y volver a dejar la copa antes de susurrarle al oído -Mami dice que no puedes beber- me levanté de nuevo y ya que algunos me miraban moví la mano de forma muy protocolaria para decirles que podían continuar.
INVALIDADO escribió:Tomé impulso y salté para aterrizar con gracia y equilibrio perfecto sobre la viga gracias a mis habilidades acrobáticas. La bandeja con comida y la jarra con vino en una mano y la otra libre me daba la libertad de comer y beber a gusto mientras mis pies se las arreglaban para que no pierda el balance. Le escribí con una mano el mensaje en respuesta a la pelirroja y me alejé con una sonrisa del grupo de Mer, Kyllian y Dyos cuando ví que lograron calmarlo.
Avancé con movimientos lentos pero seguros cual felino que avanza por la cornisa para ver pasar debajo de mi a la Mery Poppins #2, Juliet, Reiv, el de kimono, unos cuantos pavos reales, entre ellos Shyvana, Sayid y lagartijas subdesarrolladas que no entraban debajo de la tienda, pero que podía ver por entre la costura de la tela, como Lasaña y Smaug. En algún punto, entre el vino, la comida y pasitos de baile, me quedé dormida sentada sobre las vigas, sosteniendo la bandeja y la jarra sobre mi regazo.
Por la mañana, mientras dormía plácidamente, mi brazo se movió llamado por la gravedad y obediente por la relajación del cuarto sueño, dejando caer la bandeja y la jarra desafortunadamente sobre Altaïr. El posterior estruendo de la platería sobre el suelo me hizo despertar con un ronquido. Me saqué el sombrero de tres picos que cubría mi rostro de la luz para recolocalo sobre mi cabeza y bostezar mientras me estiraba, restregaba mis ojos y me reubicaba en tiempo y espacio.
Post invalidado por la administración ya que el personaje se encontraba fuera del tema.
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