Recuerdo del primer mensaje :
Es la antesala al edificio de Reuniones Generales y Cónclaves del Consejo de los 20.
Pues sí, había acertado con lo de que Juliet estaba molesta. Fruncí el ceño cuando me devolvió la copa tras mirarla mal, y puse cara de estar alucinando cuando me llamó idiota y me echó en cara lo de Adele. Eché un vistazo a la pista, viéndola por allí. Ni me había fijado hasta el momento. Ahí estaba la pava, bailando con un Pendragon. Lo compadecía.
- ¿¿En serio te has cabreado por lo del baile?? -
me dejó allí con la palabra en la boca y dos copas, una en cada mano. Mi gesto se transformó de uno de incredulidad en otro de mosqueo. Después me bebí toda la copa de una sentada, dejándola en la bandeja de un camarero que pasaba. La seguí fuera de la pista de baile hasta donde ella fue a sentarse. Me planté frente a ella, conmigo no le iba a valer lo de rehuir, no de ese modo.
- No me puedo creer que estés celosa por eso. Y a Adele no la había visto. ¿Aún sigues con eso? sabes que es idiota y siempre intenta picarnos con lo que sea. - ya se lo había explicado todo en otro baile, también de Ouroboros. Iba a tomar la decisión de no venir a más cosas de este tipo, que siempre acababan mal. Aunque aquella otra noche lo aclaramos en los jardines. Pegué otro trago a la copa que se supone que era para ella, ahora me la quedaba yo.
- Olvídalo. No merece la pena cogerse disgustos por tonterías, como si no tuviésemos cosas más importantes de las que preocuparnos. Además, hace un rato estabas tan feliz con lo de los Pendragon. ¿te ha dicho algo con la que estabas bailando?- insistí para ver si tenía solución o tenía que seguir otra táctica.
- ¿¿En serio te has cabreado por lo del baile?? -
me dejó allí con la palabra en la boca y dos copas, una en cada mano. Mi gesto se transformó de uno de incredulidad en otro de mosqueo. Después me bebí toda la copa de una sentada, dejándola en la bandeja de un camarero que pasaba. La seguí fuera de la pista de baile hasta donde ella fue a sentarse. Me planté frente a ella, conmigo no le iba a valer lo de rehuir, no de ese modo.
- No me puedo creer que estés celosa por eso. Y a Adele no la había visto. ¿Aún sigues con eso? sabes que es idiota y siempre intenta picarnos con lo que sea. - ya se lo había explicado todo en otro baile, también de Ouroboros. Iba a tomar la decisión de no venir a más cosas de este tipo, que siempre acababan mal. Aunque aquella otra noche lo aclaramos en los jardines. Pegué otro trago a la copa que se supone que era para ella, ahora me la quedaba yo.
- Olvídalo. No merece la pena cogerse disgustos por tonterías, como si no tuviésemos cosas más importantes de las que preocuparnos. Además, hace un rato estabas tan feliz con lo de los Pendragon. ¿te ha dicho algo con la que estabas bailando?- insistí para ver si tenía solución o tenía que seguir otra táctica.
Le dejó hablando solo en la pista cuando fue a sentarse. A pesar de que sabía que no era de los que rogaban, sabía que iría tras ella y eso lo haría todo más difícil para calmarse. Ya tenía el rencor en la lengua y a flor de piel, con lo que necesitaba un momento para calmarse si lo que quería era no seguir peleando. No obtuvo su momento de silencio, en lugar una especie de regaño
Ya, ya, si yo te saco a bailar me reniegas que es una tontería, pero te veías muy cómodo hace dos minutos. Se me olvida que no puedo tener sentimientos y estar celosa de mi compañero de habitación.- Dijo para sí misma entre dientes a la vez que él hablaba, sin escuchar todo lo que decía. Se levantó de la silla para recibir el "regaño". De alguna manera, en medio de todo el desastre que sentía por dentro, sabía que ese comentario no aportaba más que problemas tontos y por eso no lo dijo en voz alta, aunque eso no lo exentaba de poder escucharlo.- ¡¡Pues no es mi culpa que te vayan las rubias!! Por allá está Leila también, que el otro día dijiste que estaba muy guapa. Ya que sé si Adele te interesa, pero igual tienes para escoger. O Josephine, que le haces de caballero cada que algo en su vida no va como te gustaría.- De acuerdo, se dio cuenta del disparate. La última chica no tenía nada que ver. Era solo otro comentario que no aportaba nada y que había soltado en el calor del momento. Se cubrió los ojos con las manos, pensando justo en lo que acababa de decir.- Maldita sea, hoy no tengo filtro en la boca.- Murmuró levantando la mirada al cielo, no encontraba el botón de apagado, siento que por lo regular se quedaba con las cosas dentro y sin decir nada. Tenía ya un rato sintiendo que su piel ya no era la suya. Como si de pronto su sangre se hubiera vuelto caliente.
De nuevo le hirvió. Rodó los ojos hacia arriba porque sabía claramente que no tenía sentido lo que le iba a reclamar, pero salió de su ronco pecho mucho antes de que pudiera evitarlo.- Pendragon, Pendragon, Pendragon, les haz visto dos veces y es todo de lo que hablas. Antes querías irte a buscar solo a la morena. Parece que...- A base de mordidas, logró pararse la lengua antes de preguntarle de manera muy poco amigable si tenía un fetiche con los dragones. Y se sintió tonta de nuevo. Ahí estaba otra vez, esa mirada de orgullo herido que no podía evitar hacer y que le dolía tratar de disimular. Casi prefería mejor no verle a la cara, pero lo hizo para negar a su pregunta. No solo la chica no hablaba mucho, sino que parecía no tener experiencia como humana. Dirigió la mirada hacia la pista un instante, solo para luego girarse y darle la espalda a la multitud, colocando las manos en la mesa mientras respiraba ofuscada. Le hubiera gustado disculparse y parar todo, pero aún no estaba lista. Se sentó con cuidado, llevándose las manos al rostro, tratando de ocultar su vergüenza por su falta de tacto con el contrario.- No sé que me pasa hoy...- Murmuró al final con voz suave, ya sin atreverse a mirarlo por si volvía a sentir esa adrenalina y las ganas de gritarle subirle por el pecho.- Ya sé que no tengo derecho a... decirte estas tonterías.- Gimoteó con voz quebradiza mientras su rostro seguía entre sus manos.
Ya, ya, si yo te saco a bailar me reniegas que es una tontería, pero te veías muy cómodo hace dos minutos. Se me olvida que no puedo tener sentimientos y estar celosa de mi compañero de habitación.- Dijo para sí misma entre dientes a la vez que él hablaba, sin escuchar todo lo que decía. Se levantó de la silla para recibir el "regaño". De alguna manera, en medio de todo el desastre que sentía por dentro, sabía que ese comentario no aportaba más que problemas tontos y por eso no lo dijo en voz alta, aunque eso no lo exentaba de poder escucharlo.- ¡¡Pues no es mi culpa que te vayan las rubias!! Por allá está Leila también, que el otro día dijiste que estaba muy guapa. Ya que sé si Adele te interesa, pero igual tienes para escoger. O Josephine, que le haces de caballero cada que algo en su vida no va como te gustaría.- De acuerdo, se dio cuenta del disparate. La última chica no tenía nada que ver. Era solo otro comentario que no aportaba nada y que había soltado en el calor del momento. Se cubrió los ojos con las manos, pensando justo en lo que acababa de decir.- Maldita sea, hoy no tengo filtro en la boca.- Murmuró levantando la mirada al cielo, no encontraba el botón de apagado, siento que por lo regular se quedaba con las cosas dentro y sin decir nada. Tenía ya un rato sintiendo que su piel ya no era la suya. Como si de pronto su sangre se hubiera vuelto caliente.
De nuevo le hirvió. Rodó los ojos hacia arriba porque sabía claramente que no tenía sentido lo que le iba a reclamar, pero salió de su ronco pecho mucho antes de que pudiera evitarlo.- Pendragon, Pendragon, Pendragon, les haz visto dos veces y es todo de lo que hablas. Antes querías irte a buscar solo a la morena. Parece que...- A base de mordidas, logró pararse la lengua antes de preguntarle de manera muy poco amigable si tenía un fetiche con los dragones. Y se sintió tonta de nuevo. Ahí estaba otra vez, esa mirada de orgullo herido que no podía evitar hacer y que le dolía tratar de disimular. Casi prefería mejor no verle a la cara, pero lo hizo para negar a su pregunta. No solo la chica no hablaba mucho, sino que parecía no tener experiencia como humana. Dirigió la mirada hacia la pista un instante, solo para luego girarse y darle la espalda a la multitud, colocando las manos en la mesa mientras respiraba ofuscada. Le hubiera gustado disculparse y parar todo, pero aún no estaba lista. Se sentó con cuidado, llevándose las manos al rostro, tratando de ocultar su vergüenza por su falta de tacto con el contrario.- No sé que me pasa hoy...- Murmuró al final con voz suave, ya sin atreverse a mirarlo por si volvía a sentir esa adrenalina y las ganas de gritarle subirle por el pecho.- Ya sé que no tengo derecho a... decirte estas tonterías.- Gimoteó con voz quebradiza mientras su rostro seguía entre sus manos.
Sonrió al escuchar sus pensamientos sobre la protección del Consejo, aunque una vez más rondaron el tema de su secuestro. Con aquello de "yo os escoltaré y protegeré", no pudo evitar que su sonrisa divertida hiciera aparición, incluso tratando de ocultarla mirando hacia otro lado.- Tomaré en cuenta su ofrecimiento, Teniente.- Que por muy Teniente que fuera, en realidad ella podía ir a diestra y siniestra, pero la caballerosidad por obligación le podía. También puso la misma sonrisa cuando habló de lo de la caja de sorpresas, aunque aquella no trató de ocultarla.- Y yo que pensaba que ella era muy aburrida.- Murmuró guardándole el secreto del té drogante. Quizás en otra situación ella sería la que se lo daría en persona.
Rápidamente reconoció el patrón irlandés con que tocaba la orquesta. ¿Era aquello una ofrenda para los recién llegados? Solían tocar cosas más amenas, con las que no se te saliera el corazón cuando terminabas de bailarlo. Debía admirar también la energía que el contrario tenía, así como su habilidad para bailar, pues cada paso parecía críticamente ensayado, así como pulcramente ejecutado. Como si le hubieran entrenado también específicamente para aquello, así como a muchos descendientes les habían obligado.- El juego lo sabremos al amanecer. O antes, si algún bando se termina cansando de aguantar al otro.- Justo por eso había salido huyendo de aquella mesa. Agradeció la copa con una sonrisa mientras contenía un poco la respiración para calmarla.- Las rosas del desierto son bellísimas.- Mencionó solo para picarle, que los chistes de rosas siempre le habían parecido curiosos, pero muy impersonales por alguna razón.
Al menos habían llegado ya a algo que le podía interesar. Los hobbies de un hombre podían decir mucho de su persona. ¡Y cómo no! Dejó salir una risa cuando escuchó la palabra "sexual" en una conversación. Hacía mucho tiempo que nadie, nadie decía esa palabra frente a ella, incluido Altair que tenía fama de guarrillo.- Veo, Teniente que no le van las sutilezas. Me imagino que hace feliz a su esposa.- Lanzó otra risa, esta vez menos avergonzada y más divertida por la palabra "sexual". A decir verdad, en aquel ambiente tan cerrado que eran los Descendientes, pocos hombres había con la valentía para expresar tan directamente sus gustos.- Cazar con aves, forjar, bailar, luchar. Suena usted a alguien con mucha energía. Digno de verse.- Dijo, dejando de lado en palabras el término que él había usado, pero que por su mirada podía saberse que no le había dejado indiferente. Había una chispa de curiosidad malsana en ella que hacía todo más interesante. Eso, por supuesto, si el contrario era buen observador.
Tomó su mano de nuevo con la siguiente canción, esta vez acercándose un poco más de lo que el protocolo podía indicar, pero de una manera imperceptible. Después de aquellos bailes, sus mejillas presentaban un color carmín que poco tenía que ver con timidez, pero que sabría bien utilizar.- Me gustan los bailes... lentos. Tendrá que perdonarme por mi risa de hace un momento. Pasa que en mi vida he conocido a alguien que abiertamente pregone sus gustos con libertad. Es toda una novedad.
Rápidamente reconoció el patrón irlandés con que tocaba la orquesta. ¿Era aquello una ofrenda para los recién llegados? Solían tocar cosas más amenas, con las que no se te saliera el corazón cuando terminabas de bailarlo. Debía admirar también la energía que el contrario tenía, así como su habilidad para bailar, pues cada paso parecía críticamente ensayado, así como pulcramente ejecutado. Como si le hubieran entrenado también específicamente para aquello, así como a muchos descendientes les habían obligado.- El juego lo sabremos al amanecer. O antes, si algún bando se termina cansando de aguantar al otro.- Justo por eso había salido huyendo de aquella mesa. Agradeció la copa con una sonrisa mientras contenía un poco la respiración para calmarla.- Las rosas del desierto son bellísimas.- Mencionó solo para picarle, que los chistes de rosas siempre le habían parecido curiosos, pero muy impersonales por alguna razón.
Al menos habían llegado ya a algo que le podía interesar. Los hobbies de un hombre podían decir mucho de su persona. ¡Y cómo no! Dejó salir una risa cuando escuchó la palabra "sexual" en una conversación. Hacía mucho tiempo que nadie, nadie decía esa palabra frente a ella, incluido Altair que tenía fama de guarrillo.- Veo, Teniente que no le van las sutilezas. Me imagino que hace feliz a su esposa.- Lanzó otra risa, esta vez menos avergonzada y más divertida por la palabra "sexual". A decir verdad, en aquel ambiente tan cerrado que eran los Descendientes, pocos hombres había con la valentía para expresar tan directamente sus gustos.- Cazar con aves, forjar, bailar, luchar. Suena usted a alguien con mucha energía. Digno de verse.- Dijo, dejando de lado en palabras el término que él había usado, pero que por su mirada podía saberse que no le había dejado indiferente. Había una chispa de curiosidad malsana en ella que hacía todo más interesante. Eso, por supuesto, si el contrario era buen observador.
Tomó su mano de nuevo con la siguiente canción, esta vez acercándose un poco más de lo que el protocolo podía indicar, pero de una manera imperceptible. Después de aquellos bailes, sus mejillas presentaban un color carmín que poco tenía que ver con timidez, pero que sabría bien utilizar.- Me gustan los bailes... lentos. Tendrá que perdonarme por mi risa de hace un momento. Pasa que en mi vida he conocido a alguien que abiertamente pregone sus gustos con libertad. Es toda una novedad.
Lasaña
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
-Tampoco he dicho que sea mi familia, pero ya el valor que me dan es más del que puedo exigir ahora mismo- Respondí a Setelah. Él no era capaz de comprenderme, ni mucho menos de hacerme cambiar de opinión en aquel momento. Ignoré cada uno de sus comentarios, en aquel momento solo podía pensar en mí misma y tampoco me apetecía entrar en detalles, y mucho menos de Altaïr. Respiré hondo, disfrutando de su abrazo y reflexionando todo aquello que me había dicho hasta que se alejó de mí.
-¿A qué te referías con arreglar su descendencia? Me giré y le lancé una ligera sonrisa, que no tardó en desaparecer cuando saltó por el tejado, dándome un mini infarto hasta que escuché el característico sonido de la desaparición. Podía sentir la magia en mí otra vez y solté una solitaria carcajada por lo sucedido. Al desaparecer poco a poco la magia volvía también la sensación de apego hacia los Pendragón, su magia volvía a hacer presencia en mi mente, pero aquella vez decidí abrazar la sensación en lugar de luchar contra ella. Volví a mi forma dragónica y despegué para llegar planeando hasta la entrada de la carpa improvisada.
Avancé andando, observando el panorama, incluso pude ver a mis antiguos competidores del torneo y a Altaïr, pero mi atención se centró en W. Estaba sentado junto con otra gente, de espaldas a mí, me acerqué y asomé la cabeza por uno de los lados con la intención de que me diese alguna caricia, terminando por acostarme a su lado. ”¿Cómo está yendo todo por el momento? Parece que están cumpliendo con lo que deben, incluso algunos se lo están pasando bien ”.
-¿A qué te referías con arreglar su descendencia? Me giré y le lancé una ligera sonrisa, que no tardó en desaparecer cuando saltó por el tejado, dándome un mini infarto hasta que escuché el característico sonido de la desaparición. Podía sentir la magia en mí otra vez y solté una solitaria carcajada por lo sucedido. Al desaparecer poco a poco la magia volvía también la sensación de apego hacia los Pendragón, su magia volvía a hacer presencia en mi mente, pero aquella vez decidí abrazar la sensación en lugar de luchar contra ella. Volví a mi forma dragónica y despegué para llegar planeando hasta la entrada de la carpa improvisada.
Avancé andando, observando el panorama, incluso pude ver a mis antiguos competidores del torneo y a Altaïr, pero mi atención se centró en W. Estaba sentado junto con otra gente, de espaldas a mí, me acerqué y asomé la cabeza por uno de los lados con la intención de que me diese alguna caricia, terminando por acostarme a su lado. ”¿Cómo está yendo todo por el momento? Parece que están cumpliendo con lo que deben, incluso algunos se lo están pasando bien ”.
El descendiente de Merlín se marchó haciendo gala de creerse dueño y señor de una superioridad moral con la que podía ir dando lecciones al mundo, especialmente sobre las funciones del Consejo y cómo debía tratarse a los humanos. Ya me esperaba algo así, pero no tan insufrible. - Ya veo qué bien os ha ido creando un mañana mejor, a la vista está que vuestros métodos han funcionado...- comenté con sorna, haciendo una leve inclinación de cabeza cuando dijo que se iba a disfrutar de la fiesta, alzando la copa en su dirección. - Disfrute usted. - finalicé la frase mentalmente con un "mientras puedas", viendo cómo se alejaba con la china. Los seguí con la mirada unos segundos, sintiendo después la mano de Goth en mi hombro. Su advertencia dejaba claro que también había estado observando lo mismo que yo, sus máscaras de falsa cortesía eran sólo eso, máscaras. Asentí dándole a entender que me había dado cuenta, estaría alerta. Por suerte se fue a rescatar a la díscola Shyvanna de los brazos de un cualquiera.
Al menos Gwen ponía sus expectativas más altas, yéndose con Da Vinci a bailar. Lo positivo de aquello es que dejaría de escuchar durante un rato su verborrea de acento italiano, y además mi hermana podía tratar de persuadirlo para la causa. Sería una lástima perder su talento, aunque su insolencia inicial podría llevarle por mal camino. Ignoré al viejo cuando se fue, y estuve atento a la partida de Bellatrix. Sospechoso...tal vez se hubiese acobardado a la hora de la verdad. De todos modos nadie era imprescindible. Seguí bebiendo un poco más hasta que apareció en mi campo de visión una joven morena con unos ojos bastante peculiares. Su presentación corroboró lo que ya suponía, así que me incliné ligeramente sobre la mesa con las manos entrelazadas y apoyadas sobre el tablero. - Le Fay...el linaje bastardo. Ya era hora. - comenté sin intención de ser ofensivo, sólo a título informativo. Ella parecía estar serena y correcta en las formas, ya fuese por miedo o por estrategia.
- Wthyr Pendragon. Vuestro linaje surgió del nuestro, como ya sabrás. Pero veo que hay otras muchas cosas que no sabes...se encargaron bien de ocultarlas. - en ese momento apareció la joven dragona que habíamos controlado en las montañas, buscando algo de aprecio por mi parte. Pasé mi mano por su escamosa cabeza para acariciarla, susurrando algo en el idioma de los dragones para que sólo ella me entendiese. - El parlamento no será hasta el amanecer, por ahora va todo perfectamente. Permanece atenta y quédate cerca de Alud y Artamir. Ellos cuidarán de ti, como una familia... - no le dije nada de Smaug, el dragón era un tanto arisco con el resto a pesar de estar controlado. Después me levanté de la silla, tendiéndole la mano en un claro gesto de invitación de baile. Mis ojos permanecieron en su rostro escrutando cada gesto, divirtiéndome en cierto modo con la situación mientras esbozaba una leve y misteriosa sonrisa. - Hay que seguir la tradición. Si quieres la información y saber la verdad...- tenía que bailar, le gustase o no.
Al menos Gwen ponía sus expectativas más altas, yéndose con Da Vinci a bailar. Lo positivo de aquello es que dejaría de escuchar durante un rato su verborrea de acento italiano, y además mi hermana podía tratar de persuadirlo para la causa. Sería una lástima perder su talento, aunque su insolencia inicial podría llevarle por mal camino. Ignoré al viejo cuando se fue, y estuve atento a la partida de Bellatrix. Sospechoso...tal vez se hubiese acobardado a la hora de la verdad. De todos modos nadie era imprescindible. Seguí bebiendo un poco más hasta que apareció en mi campo de visión una joven morena con unos ojos bastante peculiares. Su presentación corroboró lo que ya suponía, así que me incliné ligeramente sobre la mesa con las manos entrelazadas y apoyadas sobre el tablero. - Le Fay...el linaje bastardo. Ya era hora. - comenté sin intención de ser ofensivo, sólo a título informativo. Ella parecía estar serena y correcta en las formas, ya fuese por miedo o por estrategia.
- Wthyr Pendragon. Vuestro linaje surgió del nuestro, como ya sabrás. Pero veo que hay otras muchas cosas que no sabes...se encargaron bien de ocultarlas. - en ese momento apareció la joven dragona que habíamos controlado en las montañas, buscando algo de aprecio por mi parte. Pasé mi mano por su escamosa cabeza para acariciarla, susurrando algo en el idioma de los dragones para que sólo ella me entendiese. - El parlamento no será hasta el amanecer, por ahora va todo perfectamente. Permanece atenta y quédate cerca de Alud y Artamir. Ellos cuidarán de ti, como una familia... - no le dije nada de Smaug, el dragón era un tanto arisco con el resto a pesar de estar controlado. Después me levanté de la silla, tendiéndole la mano en un claro gesto de invitación de baile. Mis ojos permanecieron en su rostro escrutando cada gesto, divirtiéndome en cierto modo con la situación mientras esbozaba una leve y misteriosa sonrisa. - Hay que seguir la tradición. Si quieres la información y saber la verdad...- tenía que bailar, le gustase o no.
Pese a que la palabra bastardo le sorprendió, Catherine no dejó entrever nada en su rostro. Lo cierto es que la mujer parecía tener una maestría para no transmitir nada en su gesto. Ni siquiera frialdad, simplemente una nada. Le mantuvo la mirada durante el tiempo en el que habló -Oh, perdona, me he perdido la divertida parte donde todos os mandáis indirectas, habláis a medias y no concretáis nada?- Preguntó arqueando una ceja para luego arrugar la nariz negando con la cabeza -Como comprenderás, prefiero estar con mi familia- Expresó con sobriedad para relajar el gesto. Volvió la vista hacia la dragona que se acercaba. Al menos ya tenía su nombre, menudo trabalenguas -Será un nuevo descubrimiento- Reconoció -Pero he aprendido más de mi familia en los últimos dos años que en toda mi educación. Así que bien puedes empezar explicándome cómo es que, si nacimos de vosotros, tenemos apellido propio- Solicitó mientras extendía la mano de nuevo hacia la copa de vino y bebía un par de tragos. No es que le gustara mucho el líquido pero creyó necesitarlo para fijar su mente en soportar el sabor -Hay muchas cosas que no sé y, sí, ocultaron. Supongo que se basaron en esa premisa de “El conocimiento es poder”- Indicó asintiendo con suavidad -Confieso que me gusta más lo de “el desconocimiento hace que nos maten” así que mi vena curiosa acaba de despertar- Terminó el mínimo de aquella conversación y vio a la dragona acercarse. La miró con cierta atención porque sentía que la conocía, entonces, dio con que era Lasaña. Volvió su vista hacia Altair con una ceja arqueada.
“Así que tu dragona también está encantada…”
Inspiró profundamente bebiendo lo que quedaba de copa y analizando las palabras que Sayid había dicho al principio. Sin duda, debía tener cuidado con lo que soltaba y lo que no. Conectó con Ian, preguntándole si ya había dejado al niño y al recibir la confirmación se quedó un poco más cómoda. Cruzó las piernas bajo la mesa y se inclinó para tomar un par de canapés y comerlos con tranquilidad mientras el otro hablaba con la dragona. Pero para su sorpresa el Wthyr se levantó y le ofreció la mano. Catherine mantuvo un gesto serio mientras mantenía su mirada, escuchó sus palabras con atención y se mantuvo en tensión durante un rato. Sin duda, quería información.
“Me está invitando a bailar el que parece el líder de los Pendragon, Wthyr. Ian…Usaré lo de la piel esta por si acaso. Se supone que no puede dañarme pero no me fio”
Envió aquel mensaje a Ian y cogió la mano del Pendragon con elegancia. Intentó hacer memoria de los pasos de baile protocolarios al escuchar la música. Esperaba que esa frase de “lo que se aprende nunca se olvida” realmente sirviera porque sus lecciones de baile eran muy antiguas. Al menos la música era lenta. Recorrió la pista con los ojos mirando a Giordano bailando con una morena que no conocía pero, por las formas y vestimentas era otra enemiga, observó a Sofía bailando con un tatuado que le despertó curiosidad y a una rubia desconocida también con un elfo, definitivamente, Pendragon, con lo cual eso no era un elfo si no un dragón.
-Permíteme- Musitó con una sonrisa soltando su mano y la morena elevó con gracia las manos por encima de su cabeza para luego descenderlas con mucho cuidado, mientras lo hacía la realidad de la pista de baile mutó suavemente: Pequeñas luces de color cálido caían cual copos de nieve entre los bailarines mientras el lugar parecía fundirse en el crepúsculo que se dibujaba en el cielo de la tienda (Que ya no “existía”. A lo Hogwarts) , cuando las manos señalaron el suelo, las piedras de la Plaza Central se fundieron en un color oscuro para luego dibujar runas doradas que se movían al compás de la música. Alzó la vista hacia Giordano y Sofía, intercambiando una mirada de advertencia. Evidentemente, la dama de las ilusiones había utilizado toda la parafernalia para ocultar lo que ocurría bajo su vestimenta donde una segunda piel se fundía con la propia proporcionándole una armadura de protección (Hab. Piel de ébano). Era posible que Wthyr la percibiera cuando la cogiera por la cintura pero no podía importarle menos -Mejor- Expresó y se giró para enfrentar al Pendragon con una sonrisa pequeña -Ahora, ilumíname con verdades, Wthyr Pendragon-
“Así que tu dragona también está encantada…”
Inspiró profundamente bebiendo lo que quedaba de copa y analizando las palabras que Sayid había dicho al principio. Sin duda, debía tener cuidado con lo que soltaba y lo que no. Conectó con Ian, preguntándole si ya había dejado al niño y al recibir la confirmación se quedó un poco más cómoda. Cruzó las piernas bajo la mesa y se inclinó para tomar un par de canapés y comerlos con tranquilidad mientras el otro hablaba con la dragona. Pero para su sorpresa el Wthyr se levantó y le ofreció la mano. Catherine mantuvo un gesto serio mientras mantenía su mirada, escuchó sus palabras con atención y se mantuvo en tensión durante un rato. Sin duda, quería información.
“Me está invitando a bailar el que parece el líder de los Pendragon, Wthyr. Ian…Usaré lo de la piel esta por si acaso. Se supone que no puede dañarme pero no me fio”
Envió aquel mensaje a Ian y cogió la mano del Pendragon con elegancia. Intentó hacer memoria de los pasos de baile protocolarios al escuchar la música. Esperaba que esa frase de “lo que se aprende nunca se olvida” realmente sirviera porque sus lecciones de baile eran muy antiguas. Al menos la música era lenta. Recorrió la pista con los ojos mirando a Giordano bailando con una morena que no conocía pero, por las formas y vestimentas era otra enemiga, observó a Sofía bailando con un tatuado que le despertó curiosidad y a una rubia desconocida también con un elfo, definitivamente, Pendragon, con lo cual eso no era un elfo si no un dragón.
-Permíteme- Musitó con una sonrisa soltando su mano y la morena elevó con gracia las manos por encima de su cabeza para luego descenderlas con mucho cuidado, mientras lo hacía la realidad de la pista de baile mutó suavemente: Pequeñas luces de color cálido caían cual copos de nieve entre los bailarines mientras el lugar parecía fundirse en el crepúsculo que se dibujaba en el cielo de la tienda (Que ya no “existía”. A lo Hogwarts) , cuando las manos señalaron el suelo, las piedras de la Plaza Central se fundieron en un color oscuro para luego dibujar runas doradas que se movían al compás de la música. Alzó la vista hacia Giordano y Sofía, intercambiando una mirada de advertencia. Evidentemente, la dama de las ilusiones había utilizado toda la parafernalia para ocultar lo que ocurría bajo su vestimenta donde una segunda piel se fundía con la propia proporcionándole una armadura de protección (Hab. Piel de ébano). Era posible que Wthyr la percibiera cuando la cogiera por la cintura pero no podía importarle menos -Mejor- Expresó y se giró para enfrentar al Pendragon con una sonrisa pequeña -Ahora, ilumíname con verdades, Wthyr Pendragon-
La general no se confiaba mucho de la palabra de Sayid porque sólo veía gente bailando y comiendo, pero no respondió, sólo su gesto se mantuvo. Siguió vigilando a todo el mundo hasta que la Le Fay le dio por bailar con el enemigo, igual que Giordano. Cabrones tercos.
Al menos a Bellatrix la tenían localizada pero al decir dónde estaba, Amaya se le levantaron todas las alarmas. Fue hasta Sayid y se inclinó hacia él para susurrarle -La Descendiente Bellatrix se encuentra en la residencia del Descendiente de Rasputin. Tengo cuatro guardias apostados afuera. Espero órdenes- Expreó y se alejó para mirarlo a los ojos. Una palabra y procederían.
Al menos a Bellatrix la tenían localizada pero al decir dónde estaba, Amaya se le levantaron todas las alarmas. Fue hasta Sayid y se inclinó hacia él para susurrarle -La Descendiente Bellatrix se encuentra en la residencia del Descendiente de Rasputin. Tengo cuatro guardias apostados afuera. Espero órdenes- Expreó y se alejó para mirarlo a los ojos. Una palabra y procederían.
Asintió muy brevemente cuando dijo que lo tendría en cuenta -Mejor yo que vos- Terminó de decir con una verdad que era completamente directa y que estaba casi en los votos que tomaban los Guardias, su vida por el Consejo, su vida por Ouroboros. La respuesta de Sofía le gustó, le hizo saber que ella tampoco se callaba muchas cosas -Bueno…Las mujeres que tienen una fachada tan… - Miró hacia Bellatrix y analizó el rostro de la mujer. Era hermosa, no iba a negarlo pero a veces le daba un poco de repeluz el hecho de que parecía no vivir aquí sino en su propia mente. Sabía que tenía que ver con sus poderes pero aún así no le hacía sentir cómodo -Tan ellas… Suelen tener muchos secretos pero tienes que aprender a leer su lenguaje corporal para saber cuándo has dado en el punto. Una vez encontrado florecen ante ti. La Descendiente Allighieri aún no ha encontrado a ese hombre que la ate a tierra, Señorita Discórides. Espero que algún día lo haga y le haga feliz. Tanto por ella como por el Consejo- Lo que dijo, lo dijo de corazón y también por experiencia. No era la primera vez que lidiaba con mujeres introvertidas. Por no decir que su hermana también era muy recatada pero allí no iba a meter él las manos, aunque aún así esperaba que fuera feliz y que un buen hombre diera con su corazón.
-De acuerdo. Entonces, hasta el amanecer podemos bailar- Se rió por su propio descaro antes de oír lo de las rosas. Asintió dándole la razón -En los climas más difíciles suelen brotar las mejores cosas… Pero no conozco de la fauna y la flora, Descendiente así que perdonar mi ignorancia. Quizás algún día pueda enseñarme- Sugirió alzando suavemente el hombro. No le importaba aprender alguna cosa más, quién sabía cuando le podía venir bien, por ejemplo, usando el veneno de alguna para neutralizar algún enemigo.
-No considero que deba ocultar mi gusto por el sexo, Señorita Discórides. Es más, me parece absurdo la gente que lo ve como un tabú. A ciencia cierta es natural entre los humanos, de esa forma buscamos placer, cariño, calor, demostramos amor e incluso procreamos. Es un acto cuanto menos interesante- Añadió bebiendo lo que quedaba de su copa mientras disfrutaba de la risa de Sofía. Le miró los labios con un gesto algo intenso porque a fin de cuentas sabía que él podía sacar muchos más sonidos de esa pecaminosa boca que nada tenían que ver con una risa. Era obvio en lo que pensó y cuando arrastró sus ojos diamantinos hacia los de ella fue claro, intenso y directo -No tengo ningún tipo de pareja- Aclaró y guardo silencio para que aquellas palabras calaran a fondo en la Descendiente. Arqueó ambas cejas cuando habló de lo de la energía y alzó suavemente los hombros mientras unía sus manos, frotándolas -Sí, en resumen, ese soy yo. Cuando queráis os lo puedo enseñar- Indicó mirando y analizando su lenguaje corporal.
“Eres una deliciosa y pícara mujer, Sofía Discórides. ”
La devolvió a la pista de baile cuando la Descendiente Le Fay hacia todos los hechizos ilusorios que le parecieron perfectos para dar intimidad a la pista. Atrajo a Sofía hacia sí mismo, dándose cuenta de que ella también cedía un poco de espacio. Se tomó la libertad de bajar unos centímetros la mano por su espalda sin llegar a ser demasiado descarado y abusivo. La escuchó hablar mientras recorría su rostro con interés -No tengo nada que perdonar, me gusta haceros reír. Tenéis una hermosa risa…entre otras cosas- Explicó y la hizo girar con gracia para luego atraerla hacia sí mismo. -Y sonrisa… Me gusta ver vuestra sonrisa. Me da ideas- Musitó al inclinarse contra ella para susurrarle al oído algo que no sabía que resultado iba a tener -Qué lástima que estéis codeándoos con hombres que no reconocen sus gustos…Debe resultar aburrido - Informó antes de recuperar su posición prudente y alejarla para hacerla girar sobre sí misma.
-De acuerdo. Entonces, hasta el amanecer podemos bailar- Se rió por su propio descaro antes de oír lo de las rosas. Asintió dándole la razón -En los climas más difíciles suelen brotar las mejores cosas… Pero no conozco de la fauna y la flora, Descendiente así que perdonar mi ignorancia. Quizás algún día pueda enseñarme- Sugirió alzando suavemente el hombro. No le importaba aprender alguna cosa más, quién sabía cuando le podía venir bien, por ejemplo, usando el veneno de alguna para neutralizar algún enemigo.
-No considero que deba ocultar mi gusto por el sexo, Señorita Discórides. Es más, me parece absurdo la gente que lo ve como un tabú. A ciencia cierta es natural entre los humanos, de esa forma buscamos placer, cariño, calor, demostramos amor e incluso procreamos. Es un acto cuanto menos interesante- Añadió bebiendo lo que quedaba de su copa mientras disfrutaba de la risa de Sofía. Le miró los labios con un gesto algo intenso porque a fin de cuentas sabía que él podía sacar muchos más sonidos de esa pecaminosa boca que nada tenían que ver con una risa. Era obvio en lo que pensó y cuando arrastró sus ojos diamantinos hacia los de ella fue claro, intenso y directo -No tengo ningún tipo de pareja- Aclaró y guardo silencio para que aquellas palabras calaran a fondo en la Descendiente. Arqueó ambas cejas cuando habló de lo de la energía y alzó suavemente los hombros mientras unía sus manos, frotándolas -Sí, en resumen, ese soy yo. Cuando queráis os lo puedo enseñar- Indicó mirando y analizando su lenguaje corporal.
“Eres una deliciosa y pícara mujer, Sofía Discórides. ”
La devolvió a la pista de baile cuando la Descendiente Le Fay hacia todos los hechizos ilusorios que le parecieron perfectos para dar intimidad a la pista. Atrajo a Sofía hacia sí mismo, dándose cuenta de que ella también cedía un poco de espacio. Se tomó la libertad de bajar unos centímetros la mano por su espalda sin llegar a ser demasiado descarado y abusivo. La escuchó hablar mientras recorría su rostro con interés -No tengo nada que perdonar, me gusta haceros reír. Tenéis una hermosa risa…entre otras cosas- Explicó y la hizo girar con gracia para luego atraerla hacia sí mismo. -Y sonrisa… Me gusta ver vuestra sonrisa. Me da ideas- Musitó al inclinarse contra ella para susurrarle al oído algo que no sabía que resultado iba a tener -Qué lástima que estéis codeándoos con hombres que no reconocen sus gustos…Debe resultar aburrido - Informó antes de recuperar su posición prudente y alejarla para hacerla girar sobre sí misma.
Sayid Ibn Salah
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Cuando pensaba que no habrían más sorpresas, otra de las dragonas participantes del torneo y (en teoría) parte de la familia de Altair hace acto de presencia pero al igual que la otra no parecía venir por parte de los descendientes, por el contrario, parecía bastante cercana al que yo suponía era el mayor de los pendragon.
"Altair tu dragona se ha aliado con el enemigo, haz algo o no podremos garantizar su seguridad si esto se tuerce"
Catherine también había decidido hablar con el enemigo, solo esperaba que tomaran en cuenta mi advertencia. La general me informó sobre la posición de Bellatrix, se encontraba con Matvey y la sospecha de traición también manchaba al nigromante por ser tan cercano a la bruja.
"Hemos localizado a Bellatrix, está con Matvey... miembros del consejo necesito aprobación por mayoría para ponerla bajo custodia"
De inmediato todos empezaron a responder, Catherine, Mei, Jack, Gio, Sean, Rosse, Ling, Curie, Franklin, todos estaban de acuerdo con ponerla bajo custodia, solo hacía falta un voto para poder proceder y se estaban tomando su tiempo para pensarlo.
"Sé que es una decisión difícil pero si le damos la oportunidad de escapar nunca sabremos cuales son sus verdaderas intenciones"
Esperé, la general también parecía impacientarse y entonces llegó otro mensaje, Matvey ordenaba que nadie pasara a su residencia pero si de verdad seguía de nuestro lado debería acatar las decisiones del consejo, al final el voto decisivo que me faltaba llegó, Lucio parecía reacio pero al final estuvo de acuerdo, me comuniqué con Amaya para que procediera
"General, comunique al descendiente de Rasputín que por orden del consejo de los 20 y por votación, Bellatrix Alghieri será puesta bajo custodia hasta aclarar la acusación de traición que pesa sobre ella, si se niega... será acusado de complicidad, informadles primero, les daremos cinco minutos de cortesía, después de eso estáis autorizados a entrar"
"Altair tu dragona se ha aliado con el enemigo, haz algo o no podremos garantizar su seguridad si esto se tuerce"
Catherine también había decidido hablar con el enemigo, solo esperaba que tomaran en cuenta mi advertencia. La general me informó sobre la posición de Bellatrix, se encontraba con Matvey y la sospecha de traición también manchaba al nigromante por ser tan cercano a la bruja.
"Hemos localizado a Bellatrix, está con Matvey... miembros del consejo necesito aprobación por mayoría para ponerla bajo custodia"
De inmediato todos empezaron a responder, Catherine, Mei, Jack, Gio, Sean, Rosse, Ling, Curie, Franklin, todos estaban de acuerdo con ponerla bajo custodia, solo hacía falta un voto para poder proceder y se estaban tomando su tiempo para pensarlo.
"Sé que es una decisión difícil pero si le damos la oportunidad de escapar nunca sabremos cuales son sus verdaderas intenciones"
Esperé, la general también parecía impacientarse y entonces llegó otro mensaje, Matvey ordenaba que nadie pasara a su residencia pero si de verdad seguía de nuestro lado debería acatar las decisiones del consejo, al final el voto decisivo que me faltaba llegó, Lucio parecía reacio pero al final estuvo de acuerdo, me comuniqué con Amaya para que procediera
"General, comunique al descendiente de Rasputín que por orden del consejo de los 20 y por votación, Bellatrix Alghieri será puesta bajo custodia hasta aclarar la acusación de traición que pesa sobre ella, si se niega... será acusado de complicidad, informadles primero, les daremos cinco minutos de cortesía, después de eso estáis autorizados a entrar"
G. Pendragón escribió:-Da Vinci
Repetí asintiendo levemente mientras dejaba a un lado el instrumento y tomaba entre sus manos una copa de vino. Comenzó a hablar, mucho, casi sin parar. Captaba alguna de las palabras pero otras se me escapaban. Muchos conceptos que desconocía en realidad pero tampoco mostré duda respecto a ello.
.....
Alcé los ojos hacia Shyvanna que parecía tomarse a broma lo que decía. Sonreí con perspicacia y cierta picardía - Un mundo sin dragones. - dije a modo de despedida.
La morena se disculpó por la actitud de la hermana. Asi que eran hermanas. Eran todos hermanos? Santa Madonna. Aceptó mi oferta de baile y maldije por dentro. Habria preferido seguir tocando el cello....
Traté de no pegar una espertugá cuando puso su mano sobre la mia. Me dio un escalofrio e hice una mueca que disimulé como sonrisa. Quedaria raro bailar a dos metros de distancia? Por qué tenia que ser pegados?
Robé una ultima copa de vino (para seguramente frustracion de Amaya) mientras caminabamos hacia la zona de baile, pero asi me sería todo mas llevadero, estaba seguro. Me tomó la mano con decision y la otra fue a mi espalda. Unos movimientos seguros y directos que poco tenían en común con aquellas dulces e indefensas palabras que usaba.
-No. Gracias a vuestras mentes. El Consejo no os encerró en una isla. Fue vuestra sed de venganza.
Mi mano fue a su cintura, el ritmo de la musica había cambiado. Lo oi, ladeando mi cabeza unos instantes, con los ojos dirigidos hacia la izquierda y hacia arriba, analizando el tempo. El contacto de la desconocida me ponía bastante nervioso, no es porque fuera Pendragon (que tambien , la verdad) si no porque estaba MUY CERCA.
"Piensa que es tu violín"
Cerré los ojos y le seguí los pasos a la mujer. Mis manos sobre ella dejaron de ser rigidas y se volvieron rapidas, apretando su cintura con fuerza cuando era necesario y dejando ir cuando el baile pedía giros, ya no parecía que sujetase un palo de escoba si no que traia entre manos algo muy valioso. No era ningun experto en baile, no entraba en mi espectro de cosas que habia tratado de practicar o aprender, y al principio cometía muchos errores. Pero era malditamente polifacético, que se le va a hacer, e iba aprendiendo rapido de ella y aunque principiante, me movía bien. Notaba que me estaba retando y trataba de superarla. Estabamos peleando ya? Con cada vuelta buscaba de nuevo el contacto visual.
- No, claro que no. Estúpido por mi parte haber esperado otra cosa.
"Acabar con esto pronto, de algun modo....vamos, el parlamento no va a ser rapido"
Dejé correr el silencio mientras continuabamos bailando. El ritmo era cada vez mas veloz, pero podía ver el patrón de las notas y los movimientos. La musica se acercaba a su fin. Terminamos en un rapido giro tras el cual colé una de mis piernas entre las suyas, inclinandome hacia alante con la inercia de ese ultimo giro y sujetándola por la cintura de modo que ella puediese echarse hacia atras.
Al final el bailecito me habia dejado corto de oxigeno.
- Qué lastima. Porque el 50% de nuestras fuerzas o las vuestras no serán suficiente para acabar con Sam.
"Giordano a centralita...si, detened a esa maldita loca ya! El hermano mayor que asumo es el de la cicatriz no piensa aplazar sus intenciones por el asunto SAM. No parece que pueda negociarse"
Me puse recto de nuevo levantando a la muchacha. Me había mareado con tanto giro.
- Tú no te has presentado.
Un hermosisimo pajaro fenix sobrevoló mi cabeza. Lo segui con la mirada hasta que retornó y se puso sobre Sean. Me aproximé, oyendo lo de las drogas.
- Dile eso a mi loro. Se ha llevado un buen pedazo de mercancia de vuestra compañera la peliblanca. Que por cierto...yo no me fiaría mucho de ella. - llegaba tarde a informar, pero eso yo no lo sabia, no tenia radiopatio en la cabeza. - mensaje recibido. Lo he intentado con Lasaña y, aunque sus ideas se han aclarado, está muy dolida con todos....seguirá del lado de los Pendragon.
Lancé una mirada de reojo a Altair. Un poco....sospechosa.
- Solo tengo que acercarme a él y vuestra querida amiga Catherine me está distrayendo al que estaba con Smaug. Perfecto. Solo espero que Smaug no me coma de un bocado, es bastante arisco...ya lo sabes.... y no descartes que pase con él lo mismo que con Lasaña.
miré a mi alrededor, Smaug estaba....bien rodeado.
- Ayudame a acercarme. - le dije a Sean cogiendolo de las manos para sacarlo a bailar, coincidió con aquello que hizo la Le Fay (que yo nos e que lo ha hecho ella). - bonita puesta en escena habeis hecho...no nono , izquierda no, derecha. Queremos acercarnos a Smaug no a la mesa de los canapés. Vale, mejor asi. - iba guiando a Sean, nos acercabamos poco en aquel baile hacia la zona de mi objetivo, era mucho mas disimulado que una maldita linea recta, pero tambien mas lento. - Bien, lo vas pillando. Menos mal que hoy no me he puesto las sandalias de tacón. - me reí, nunca sabria si de verdad tenia unas sandalias de tacon o no. Mientras bailaba con el mago no perdia de vista mi objetivo. - Atento, ahora tendrás que apartarte o te afectará a ti tambien.
Liberé a Sean de nuestro baile cuando estuve lo suficientemente cerca de Smaug. Le di tres segundos al hechicero para que pusiese distancia, y entonces, sin hacer el menor ruido y con las manos tras mi espalda, conjuré la antimagia en mi puño cerrado. Me acerqué un paso mas a Smaug hasta estar bastante cerca.
- Smaug. Tú también? Te hacía mas...independiente - en caso de ataque repentino....solo tenia mi espada.
- Dile eso a mi loro. Se ha llevado un buen pedazo de mercancia de vuestra compañera la peliblanca. Que por cierto...yo no me fiaría mucho de ella. - llegaba tarde a informar, pero eso yo no lo sabia, no tenia radiopatio en la cabeza. - mensaje recibido. Lo he intentado con Lasaña y, aunque sus ideas se han aclarado, está muy dolida con todos....seguirá del lado de los Pendragon.
Lancé una mirada de reojo a Altair. Un poco....sospechosa.
- Solo tengo que acercarme a él y vuestra querida amiga Catherine me está distrayendo al que estaba con Smaug. Perfecto. Solo espero que Smaug no me coma de un bocado, es bastante arisco...ya lo sabes.... y no descartes que pase con él lo mismo que con Lasaña.
miré a mi alrededor, Smaug estaba....bien rodeado.
- Ayudame a acercarme. - le dije a Sean cogiendolo de las manos para sacarlo a bailar, coincidió con aquello que hizo la Le Fay (que yo nos e que lo ha hecho ella). - bonita puesta en escena habeis hecho...no nono , izquierda no, derecha. Queremos acercarnos a Smaug no a la mesa de los canapés. Vale, mejor asi. - iba guiando a Sean, nos acercabamos poco en aquel baile hacia la zona de mi objetivo, era mucho mas disimulado que una maldita linea recta, pero tambien mas lento. - Bien, lo vas pillando. Menos mal que hoy no me he puesto las sandalias de tacón. - me reí, nunca sabria si de verdad tenia unas sandalias de tacon o no. Mientras bailaba con el mago no perdia de vista mi objetivo. - Atento, ahora tendrás que apartarte o te afectará a ti tambien.
Liberé a Sean de nuestro baile cuando estuve lo suficientemente cerca de Smaug. Le di tres segundos al hechicero para que pusiese distancia, y entonces, sin hacer el menor ruido y con las manos tras mi espalda, conjuré la antimagia en mi puño cerrado. Me acerqué un paso mas a Smaug hasta estar bastante cerca.
- Smaug. Tú también? Te hacía mas...independiente - en caso de ataque repentino....solo tenia mi espada.
Amaya se quedó mirando a Sayid con un gesto neutral, al menos, hasta que se dio cuenta que estaba haciendo otra cosa. Si hubiese sido por ella no la habría ni dejado ir, la habría agarrado del cuello, le habría puesto esposas y al puto calabozo. Se distrajo cuando le informaron del ghoul, Amaya puso los ojos en blanco tan bruscamente que le dolieron.
-Dice Rasputin que no quiere ser interrumpido- Le informó a Sayid mientras se cruzaba de brazos con hastío por tanta fiesta, tanta burocracia y politiqueo. Frederic era mejor en eso. Entonces escuchó a Zaphira y dejo escapar el aire lentamente. Informó de lo mismo a Sayid y comunicó a Zaphira que intentara mantenerla informada aunque no tuviera un casco.
-De acuerdo- Retransmitió el mensaje a los Guardias para que cumplieran su misión mientras observaba nuevamente la fiesta, ubicando estrategicamente a sus guardias y a los que había dicho Sayid que formaban parte de la Brigada. Luego miró a todos los Descendientes y analizó a Altair, se inclinó levemente hacia Sayid -¿Hay algo que podamos hacer respecto...- Dejó la frase a medias mientras miraba el licántropo.
-Dice Rasputin que no quiere ser interrumpido- Le informó a Sayid mientras se cruzaba de brazos con hastío por tanta fiesta, tanta burocracia y politiqueo. Frederic era mejor en eso. Entonces escuchó a Zaphira y dejo escapar el aire lentamente. Informó de lo mismo a Sayid y comunicó a Zaphira que intentara mantenerla informada aunque no tuviera un casco.
-De acuerdo- Retransmitió el mensaje a los Guardias para que cumplieran su misión mientras observaba nuevamente la fiesta, ubicando estrategicamente a sus guardias y a los que había dicho Sayid que formaban parte de la Brigada. Luego miró a todos los Descendientes y analizó a Altair, se inclinó levemente hacia Sayid -¿Hay algo que podamos hacer respecto...- Dejó la frase a medias mientras miraba el licántropo.
Gwen Pendragón
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Al inicio de aquel baile noté la rigidez en su cuerpo, lo que me hizo pensar que seguramente lo habría propuesto solamente por puro protocolo tal vez augurando que yo lo rechazaría. Después sus primeros pasos me hicieron cambiar de opinión, no era muy diestro en aquello.
Pero poco a poco aquella rigidez fue desapareciendo y sorprendentemente el Descendiente de Da Vinci fue capaz de seguir con soltura mis pasos. Mis ojos se entrecerraron fijándolos en los suyos cuando habló.
-¿Nuestras mentes?Expulsaron a mis antepasados por querer intervenir en tierra, tal y como ahora sugiere que hagamos con respecto a esa...máquina.
No tenía claro que aquello que le hubiese explicado fuese una máquina en realidad. En los términos de venganza tenía razón, no iba a negar que era lo que ansiábamos.
-Tenemos, ideas firmes respecto a los no mágicos, pero no creo que sea algo que no compartan algunos compañeros de vuestro Consejo.
Expliqué cuando el ritmo de la música aún lo permitía antes de que acelerase y acabásemos casi disputando una especie de batalla. Finalmente DaVinci le había cogido el punto al ritmo y acabé aferrando mi mano a su hombro para no caer a pesar de que él me sujetaba con firmeza. Mi mirada se tornó seria por sus palabras a pesar de haber disfrutado de aquella amena danza.
-Entonces haced algo para que no mengüemos fuerzas.
Me incorporé gracias a su ayuda cuando un hechizo cambió el ambiente y aquella pregunta por su parte hizo que se esbozase una pequeña sonrisa.
-Tampoco os había interesado hasta este momento mas allá de mi apellido. Guinevere, en honor a un antepasado.
Finalicé soltando al descendiente por fin estirando un poco mi ropa para colocar lo poco que se había deslizado durante el baile. Me incliné un segundo hasta su oído.
-Podéis preguntar quién se encargó de su muerte y de la de la vida que llevaba en su vientre.Así podréis llamarnos vengativos con razón.
Susurré antes de separarme con un amable gesto en mi rostro. Incliné mi cabeza amablemente.
-Ha sido interesante bailar con el Descendiente de DaVinci.
Alcé la vista hasta él, clavando mi extraña pupila en la suya de un modo un tanto apasionado, tal vez por el baile en sí o por el simple hecho de pretender turbar la mente de los descendientes.
-Espero compartir alguno más.
Pero poco a poco aquella rigidez fue desapareciendo y sorprendentemente el Descendiente de Da Vinci fue capaz de seguir con soltura mis pasos. Mis ojos se entrecerraron fijándolos en los suyos cuando habló.
-¿Nuestras mentes?Expulsaron a mis antepasados por querer intervenir en tierra, tal y como ahora sugiere que hagamos con respecto a esa...máquina.
No tenía claro que aquello que le hubiese explicado fuese una máquina en realidad. En los términos de venganza tenía razón, no iba a negar que era lo que ansiábamos.
-Tenemos, ideas firmes respecto a los no mágicos, pero no creo que sea algo que no compartan algunos compañeros de vuestro Consejo.
Expliqué cuando el ritmo de la música aún lo permitía antes de que acelerase y acabásemos casi disputando una especie de batalla. Finalmente DaVinci le había cogido el punto al ritmo y acabé aferrando mi mano a su hombro para no caer a pesar de que él me sujetaba con firmeza. Mi mirada se tornó seria por sus palabras a pesar de haber disfrutado de aquella amena danza.
-Entonces haced algo para que no mengüemos fuerzas.
Me incorporé gracias a su ayuda cuando un hechizo cambió el ambiente y aquella pregunta por su parte hizo que se esbozase una pequeña sonrisa.
-Tampoco os había interesado hasta este momento mas allá de mi apellido. Guinevere, en honor a un antepasado.
Finalicé soltando al descendiente por fin estirando un poco mi ropa para colocar lo poco que se había deslizado durante el baile. Me incliné un segundo hasta su oído.
-Podéis preguntar quién se encargó de su muerte y de la de la vida que llevaba en su vientre.Así podréis llamarnos vengativos con razón.
Susurré antes de separarme con un amable gesto en mi rostro. Incliné mi cabeza amablemente.
-Ha sido interesante bailar con el Descendiente de DaVinci.
Alcé la vista hasta él, clavando mi extraña pupila en la suya de un modo un tanto apasionado, tal vez por el baile en sí o por el simple hecho de pretender turbar la mente de los descendientes.
-Espero compartir alguno más.
Smaug
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El enorme dragón había permanecido bajo el influjo de los Pendragon desde aquel día en las montañas, el día que finalizaba el Torneo Fénix. Poco o nada había podido resistirse, a pesar de tener más de 500 años, pues la magia fue lo suficientemente poderosa para que su espíritu fuese puesto al servicio de aquel linaje. Desde entonces había actuado siguiendo la voluntad de los Pendragon como si fuese la suya propia, aunque destruir unas cuantas casas no es nada que no hubiese hecho estando en plenas facultades. Ya había sembrado el terror otras muchas veces y había servido a otros magos, sólo que ahora era diferente.
Smaug permanecía algo alejado de la zona de mesas en las que se desarrollaba el banquete, pero estaba igualmente vigilante por si se requería su intervención. Por el momento había tenido que amenazar a la bruja de las montañas, y volvería a hacerlo si era necesario. El sigilo de Setelah no fue suficiente para que pasase desapercibido, el dragón negro conocía su olor y no tardó en desviar sus ojos de brillo metálico hacia él. Comenzó a abrir las fauces, pero se detuvo lentamente cuando el campo de antimagia actuó. Gruñó desorientado y molesto, olisqueando al mago cuando hizo aquella pregunta. - Tú...- su voz resonó cavernosa, en la lengua común y no en la de los dragones. Ese humano le había irritado durante mucho tiempo, casi lo había devorado, pero tras muchas visicitudes se había ganado su confianza relativa. Antes de aquello sólo había devorado magos o los había utilizado para obtener más tesoros. - Siempre importunando. - bajó la mirada a su pecho, al regalo que una vez le había hecho. Volvió a gruñir, como arrepintiéndose de aquel don que le había otorgado. -Un ejército de dragones...es lo que siempre quisimos...ahora lo tenemos...no nos conformaremos con una pequeña isla. El vínculo es una magia tan antigua que no la comprenderías. - apartó su cabeza de él con desdén, como si no quisiera hablar más.
Smaug permanecía algo alejado de la zona de mesas en las que se desarrollaba el banquete, pero estaba igualmente vigilante por si se requería su intervención. Por el momento había tenido que amenazar a la bruja de las montañas, y volvería a hacerlo si era necesario. El sigilo de Setelah no fue suficiente para que pasase desapercibido, el dragón negro conocía su olor y no tardó en desviar sus ojos de brillo metálico hacia él. Comenzó a abrir las fauces, pero se detuvo lentamente cuando el campo de antimagia actuó. Gruñó desorientado y molesto, olisqueando al mago cuando hizo aquella pregunta. - Tú...- su voz resonó cavernosa, en la lengua común y no en la de los dragones. Ese humano le había irritado durante mucho tiempo, casi lo había devorado, pero tras muchas visicitudes se había ganado su confianza relativa. Antes de aquello sólo había devorado magos o los había utilizado para obtener más tesoros. - Siempre importunando. - bajó la mirada a su pecho, al regalo que una vez le había hecho. Volvió a gruñir, como arrepintiéndose de aquel don que le había otorgado. -Un ejército de dragones...es lo que siempre quisimos...ahora lo tenemos...no nos conformaremos con una pequeña isla. El vínculo es una magia tan antigua que no la comprenderías. - apartó su cabeza de él con desdén, como si no quisiera hablar más.
Negué con la cabeza cuando Kyllian preguntó si había hablado con Lyka o con Mer y mi boca se hizo un poco agua al ver el pronunciado escote de Shyvana. Durante los treinta segundos que el feral fue abducido por la rubia me dediqué a ver el panorama.
Un estudio de campo, costumbres del ejército. Se sintió bien volver a estar entre sus brazos, allí me olvidaba de todo lo malo. La aparición de la pelirroja me dió más tiempo para pensar qué decirle al feral, así que le sonreí a la mujer y recibí con gusto su beso pasando un brazo por su cintura. Una de las comisuras de mi boca se alzó en una sonrisa de lado ante las palabras de la bruja.
-La puerquita está jugando contigo.- Le dije al feral de forma cariñosa luego del segundo beso y que ella se alejara. Se me ocurrió ese mote por su risa, nada muy elaborado.
-Supongo que ya has hablado con Mérida ¿Hablaste con Lykaios?- Le pregunté poniéndome de puntillas y pasando mis brazos por detrás de su cuello.
-Okey, la mala es que no me agradan los que están a cargo de la guardería, pero la buena es que está en la guardería.- Mentí con una amplia sonrisa en mi cara mientras lo hacía girar sobre su eje al ritmo de la música.
-¿Ya te dije que me encanta tu voz?- Le dije más mimosa.
Un estudio de campo, costumbres del ejército. Se sintió bien volver a estar entre sus brazos, allí me olvidaba de todo lo malo. La aparición de la pelirroja me dió más tiempo para pensar qué decirle al feral, así que le sonreí a la mujer y recibí con gusto su beso pasando un brazo por su cintura. Una de las comisuras de mi boca se alzó en una sonrisa de lado ante las palabras de la bruja.
-La puerquita está jugando contigo.- Le dije al feral de forma cariñosa luego del segundo beso y que ella se alejara. Se me ocurrió ese mote por su risa, nada muy elaborado.
-Supongo que ya has hablado con Mérida ¿Hablaste con Lykaios?- Le pregunté poniéndome de puntillas y pasando mis brazos por detrás de su cuello.
-Okey, la mala es que no me agradan los que están a cargo de la guardería, pero la buena es que está en la guardería.- Mentí con una amplia sonrisa en mi cara mientras lo hacía girar sobre su eje al ritmo de la música.
-¿Ya te dije que me encanta tu voz?- Le dije más mimosa.
Con cada frase que iba soltando me quedaba más alucinado por la bronca que me estaba echando así de de repente. No sabía por qué, pero me cabreaba que ella se cabrease sin motivo. O al menos a mi me parecía que no había motivo para tanto. - ¿¿Cuándo te he dicho yo que sea una tontería?? ya dije que sólo quería enterarme de cosas, y al final no ha servido de mucho- eché un vistazo hacia atrás, localizando a Shyvanna bailando con otro de los Pendragon. Tal vez tendría que haber ido a por otra persona. - Además, tampoco pasa nada si en un baile se baila con alguien más. Parece que no confías en mí. - me acabé de otro par de tragos la segunda copa, la que supuestamente habría sido para ella. Me disgustaba que tuviese tan poca seguridad en ese tipo de cosas. - ¿Celosa de quién? - pregunté al no entender lo que murmuró entre dientes, cruzándome de brazos después y mirando hacia otro lado durante algunos segundos tensos.
Alcé ambas cejas con sorpresa, descruzando los brazos cuando me soltó lo de las rubias. Acabé soltando un sonido irónico, sin dar crédito a lo que decía, sobre todo cuando nombró a Josephine. - Pues claro que la ayudo si puedo, es la única persona que me trató bien cuando nadie lo hacia y cuando yo hacia cosas que no debía, es algo a tener en cuenta. - y podría decirse que gracias a ella empecé a plantearme que a los ministeriales no les importábamos nada. Juliet debió darse cuenta de que lo último que había dicho no tenía sentido, pues se tapó la boca como arrepintiéndose. Sí que estaba alterada, y eso que no había bebido nada. A mi me empezaba a dar calor en la cara, tal vez por la discusión o por las dos copas que me había bebido en apenas unos minutos.
- Pues tú eras la primera que estabas súper emocionada con los Pendragon. ¿Ahora ya no te caen bien porque a mi me caen bien? bah... - hice levitar una copa hacia mi mano aprovechando que un camarero pasó cerca, haciendo una mueca de desagrado al beber porque esta vez era un vino raro. El caso es que se hacia adictivo y daban ganas de seguir bebiendo. Me mordí el labio para callarme mientras ella me dio la espalda para apoyar las manos sobre la mesa, esperando sin decir nada hasta que volvió a sentarse para hablar en un tono más rebajado y un tanto lastimero tapándose la cara. Acabé por sentarme en la silla de al lado, haciendo un sonido de resignación. No podía discutir con alguien vencido.
- Da igual. No ha sido buena idea venir. Hace poco que te recuperaste y deberías estar descansando. Si quieres nos vamos a casa, o como sea que se llame donde dormimos ahora. Los Pendragon estos se van a quedar por aquí más tiempo parece, pero no nos hacen ni puto caso porque tienen asuntos que resolver con los Descendientes. No pintamos nada aquí. - estaba un tanto decepcionado y malhumorado, de repente todo el mundo en la fiesta me caía mal.
Alcé ambas cejas con sorpresa, descruzando los brazos cuando me soltó lo de las rubias. Acabé soltando un sonido irónico, sin dar crédito a lo que decía, sobre todo cuando nombró a Josephine. - Pues claro que la ayudo si puedo, es la única persona que me trató bien cuando nadie lo hacia y cuando yo hacia cosas que no debía, es algo a tener en cuenta. - y podría decirse que gracias a ella empecé a plantearme que a los ministeriales no les importábamos nada. Juliet debió darse cuenta de que lo último que había dicho no tenía sentido, pues se tapó la boca como arrepintiéndose. Sí que estaba alterada, y eso que no había bebido nada. A mi me empezaba a dar calor en la cara, tal vez por la discusión o por las dos copas que me había bebido en apenas unos minutos.
- Pues tú eras la primera que estabas súper emocionada con los Pendragon. ¿Ahora ya no te caen bien porque a mi me caen bien? bah... - hice levitar una copa hacia mi mano aprovechando que un camarero pasó cerca, haciendo una mueca de desagrado al beber porque esta vez era un vino raro. El caso es que se hacia adictivo y daban ganas de seguir bebiendo. Me mordí el labio para callarme mientras ella me dio la espalda para apoyar las manos sobre la mesa, esperando sin decir nada hasta que volvió a sentarse para hablar en un tono más rebajado y un tanto lastimero tapándose la cara. Acabé por sentarme en la silla de al lado, haciendo un sonido de resignación. No podía discutir con alguien vencido.
- Da igual. No ha sido buena idea venir. Hace poco que te recuperaste y deberías estar descansando. Si quieres nos vamos a casa, o como sea que se llame donde dormimos ahora. Los Pendragon estos se van a quedar por aquí más tiempo parece, pero no nos hacen ni puto caso porque tienen asuntos que resolver con los Descendientes. No pintamos nada aquí. - estaba un tanto decepcionado y malhumorado, de repente todo el mundo en la fiesta me caía mal.
La mujer manejaba bien la ironía, de eso no había duda. Si quería concreción le tocaría hacer como al resto, esperar al amanecer. No disimulé que me aburría que me hablase de su familia y lo mucho que había aprendido de ellos, no podía importarme menos. Mis respuestas se harían de rogar, hasta que no aceptase el baile no desvelaría nada de lo que ella quería saber. Esperé un instante a que tomase mi mano, y cuando lo hizo la llevé hacia la pista para adoptar una elegante posición de baile. La ilusión que recreó para modificar el entorno ya me dio pistas sobre qué podía hacer la mujer. Sus habilidades debían ser suficientes para lograr tal nivel de detalle, aunque tampoco me sorprendió demasiado. Pasé una mano tras su cintura y con la otra tomé su mano, comenzando a guiar sus pasos en un protocolario baile. Mis dedos sintieron algo raro bajo su ropa, como si llevase algo rígido que al principio no estaba ahí. Tal vez una armadura, u otra habilidad que ya me estaba mostrando.
- No consideres esto como bailar con tu enemigo...son términos muy relativos. Debes tener amplitud de miras. - la tomé de la mano un momento para separarla de mí y darle una vuelta, aunque no dejaba de prestar atención al entorno a pesar de estar siguiendo el baile. - Me sorprende que desconozcas que Arturo Pendragon y Morgana Le Fay eran medio hermanos. Ellos tuvieron un descendiente fruto del incesto...Mordred. - tal vez se estuviese haciendo la despistada, pero aquello no era tan desconocido como para que no lo supiese. Puede que su familia hubiese decidido obviarlo. - Por lo tanto tu linaje no es más que una "rama" alternativa al nuestro, ni siquiera deberíais haber entrado en el Consejo. La guerra civil que enfrentó a los Descendientes fue una prueba de la ambición de los Le Fay. Se sentían inferiores, temían no ser necesarios y desaparecer...- terminé en un susurro dándole tiempo a procesar lo que le decía, girando por la pista al ritmo de una nueva pieza musical, más lenta y melancólica.
- Urien Le Fay y Genievre Pendragon...se amaban. O eso creyó ella, pues la traición del Le Fay acabó con su vida y con la del hijo que esperaban. Él la vendió al Consejo, todo a cambio de aprobación. Los Pendragon fueron casi exterminados por no seguir las tiránicas órdenes de los Descendientes... - mantuve la mirada en sus ojos violáceos para analizar cualquier cambio en su aparentemente imperturbable expresión. - Dime, Catherine...¿tienes hijos? - ya sabía que los tenía, Desmond había secuestrado a su pequeño.
- No consideres esto como bailar con tu enemigo...son términos muy relativos. Debes tener amplitud de miras. - la tomé de la mano un momento para separarla de mí y darle una vuelta, aunque no dejaba de prestar atención al entorno a pesar de estar siguiendo el baile. - Me sorprende que desconozcas que Arturo Pendragon y Morgana Le Fay eran medio hermanos. Ellos tuvieron un descendiente fruto del incesto...Mordred. - tal vez se estuviese haciendo la despistada, pero aquello no era tan desconocido como para que no lo supiese. Puede que su familia hubiese decidido obviarlo. - Por lo tanto tu linaje no es más que una "rama" alternativa al nuestro, ni siquiera deberíais haber entrado en el Consejo. La guerra civil que enfrentó a los Descendientes fue una prueba de la ambición de los Le Fay. Se sentían inferiores, temían no ser necesarios y desaparecer...- terminé en un susurro dándole tiempo a procesar lo que le decía, girando por la pista al ritmo de una nueva pieza musical, más lenta y melancólica.
- Urien Le Fay y Genievre Pendragon...se amaban. O eso creyó ella, pues la traición del Le Fay acabó con su vida y con la del hijo que esperaban. Él la vendió al Consejo, todo a cambio de aprobación. Los Pendragon fueron casi exterminados por no seguir las tiránicas órdenes de los Descendientes... - mantuve la mirada en sus ojos violáceos para analizar cualquier cambio en su aparentemente imperturbable expresión. - Dime, Catherine...¿tienes hijos? - ya sabía que los tenía, Desmond había secuestrado a su pequeño.
No es algo que te gusta y de repente te sacan a bailar y la pista acaba reluciente. Todo sea por la investigación, deberían de darte plaza de investigador y una beca.- Rodó los ojos sin pensar mucho en lo que decía. Ya solo se estaba dejando llevar porque sabía que mucho mucho filtro no tenía.- ¿A ti no te molesta que yo baile con otross? - Preguntó, remarcando la última S, con cara de que si le decía que sí, se iba a ir a buscar al primero libre para invitarlo, aunque no sería así. No le respondió a lo de celosa de quien, porque ya iba muy alzada y no le estaba gustando el rumbo con el que iban. Al menos ahora ella no era la única alterada por nada. Ya iba terminando de echarle bronca cuando el tonito irónico de Reiv le cayó en la punta del estómago. Le retorcía las venas que se pusiera de chulo y de que ella era la que estaba loca. Sabía que no todo podía estar en su cabeza. Y luego su baah, baaaah que le resonaba en la cabeza, que al final solo le refrendaba su sensación de que la loca era ella.-¡Yo también te trato bien! Y tienes razón, no hay por qué ponerme celosa. Al fin de cuentas derechos no tengo y todo todo está en mi cabeza.- A partir de ahí el coraje tuvo un cambio de naturaleza, pues comenzó a arrepentirse de lo que decía. Sabía que no estaba bien, pero algunas ocasiones sabía que no quería hacer lo correcto.
No estoy loca...- Murmuró aún con el rostro entre las manos cuando empezó con aquello de que debería aún estar descansando. Reiv nunca se enteraba de nada, por lo que el abrazo compasivo y amoroso que tenía varios minutos esperando no iba a ocurrir a menos que ella lo hiciera pasar. Dejó pasar un rato cuando él se sentó a su lado y empezó a hablar con más tranquilidad. Con movimientos lentos, se giró hacia él bastante arrepentida y se acercó para sentarse en su regazo, ocultando el rostro en su cuello y abrazándole con cuidado. Miró por un segundo la pista, que había cambiado de ambientación a una bastante diferente. Encontró a Kyllian no demasiado lejos, bailando con Leila. No era que ellos la tuvieran fácil, pero parecían mejor con las palabras. Tenía razón con lo de que no pintaban de nada por ahí, pero le resultaba difícil pensar en irse. Se dedicó, por unos minutos, a tratar de calmarse después de todo. Su mirada se fijó en la rubia, que ya tenía rato bailando con otro. La sensación de molestia volvió a crecer en ella mientras le veía, por lo que apartó hasta encontrar a Gwen. Se dedicó a verla bailar con aquellos graciosos gestos mientras hacía pequeños círculos en la nuca de Reiv con los dedos. Ella la tranquilizaba, aunque también la ponía en aquel lugar eufórico que había presentado antes de Shyvana.- Teníamos mucho sin vernos. Quizás nos tenemos que acomodar de nuevo.- Susurró, que no era del todo cierto pues le vio todo el tiempo en el hospital. Se refería a que realmente no habían estado juntos; la enfermedad se había encargado de mantenerla dormida muchos días y en pésimo estado otros tantos.- Te extrañé.
No estoy loca...- Murmuró aún con el rostro entre las manos cuando empezó con aquello de que debería aún estar descansando. Reiv nunca se enteraba de nada, por lo que el abrazo compasivo y amoroso que tenía varios minutos esperando no iba a ocurrir a menos que ella lo hiciera pasar. Dejó pasar un rato cuando él se sentó a su lado y empezó a hablar con más tranquilidad. Con movimientos lentos, se giró hacia él bastante arrepentida y se acercó para sentarse en su regazo, ocultando el rostro en su cuello y abrazándole con cuidado. Miró por un segundo la pista, que había cambiado de ambientación a una bastante diferente. Encontró a Kyllian no demasiado lejos, bailando con Leila. No era que ellos la tuvieran fácil, pero parecían mejor con las palabras. Tenía razón con lo de que no pintaban de nada por ahí, pero le resultaba difícil pensar en irse. Se dedicó, por unos minutos, a tratar de calmarse después de todo. Su mirada se fijó en la rubia, que ya tenía rato bailando con otro. La sensación de molestia volvió a crecer en ella mientras le veía, por lo que apartó hasta encontrar a Gwen. Se dedicó a verla bailar con aquellos graciosos gestos mientras hacía pequeños círculos en la nuca de Reiv con los dedos. Ella la tranquilizaba, aunque también la ponía en aquel lugar eufórico que había presentado antes de Shyvana.- Teníamos mucho sin vernos. Quizás nos tenemos que acomodar de nuevo.- Susurró, que no era del todo cierto pues le vio todo el tiempo en el hospital. Se refería a que realmente no habían estado juntos; la enfermedad se había encargado de mantenerla dormida muchos días y en pésimo estado otros tantos.- Te extrañé.
No respondió a sus primeras palabras y se limitó a mirarlo con tranquilidad mientras danzaba. Ahora intentaba concentrarse en él pero él, sin embargo, veía alrededor lo que le hacía saber que tampoco estaba muy cómodo. Vigilante, atento, detallista, guerrero sin duda. Se percató de la cicatriz en su ojo y sintió curiosidad por saber si había sido un dragón o un combate. Mientras bailaban sin hablar Sayid se comunicó con ella y en seguida dio su aceptación. Quería a Bellatrix tras las rejas o preferiblemente muerta. Una amenaza menos contra Aedan. Pero le preocupaba que estuviera con Matvey, le ponía particularmente nerviosa que la traidora estuviera con él. ¿Sería consciente del peligro? Conectó con él
“Matvey… Atrapa a Bella por favor, no confíes en ella”
-Mordred- Completó la frase de él -Conozco la historia. De allí nacieron las reglas del Consejo de los 20 sobre no matrimonios o descendiencia entre linajes- Lo básico lo sabía, tampoco era tan ignorante pero remontarse a tanto tiempo le parecía algo tan absurdo; sin embargo no quiso adentrarse mucho más. O mejor dicho, no quería interrumpirlo. Se ahorró muchos comentarios acerca de lo que él percibía del linaje Le Fay, por sugerencia de Sayid, pero sonrió de lado -Oh, la típica historia de la oveja negra de la familia. Comprendo- Dijo asintiendo con suavidad, se dejó hacer dando una vuelta bastante graciosa para ella que hacía mucho tiempo que no bailaba. Aprovechó para ver alrededor ubicando a Sean alejándose con alguien que no recordaba mucho hasta que Adramelech vino a su mente. Entrecerró brevemente los ojos y volvió hacia Wthyr. ¿Qué hacía Sean con ese?
La siguiente parte de la historia no la conocía, Catherine observó al Pendragon con un gesto serio hasta que sus pies tropezaron al oír que su antepasado había traicionado a su supuesto amor. ¿Asesinado a un hijo no nato? Su corazón latió con fuerza y con cada uno de ellos el dolor se irradiaba en su cuerpo. Era cierto que su rostro mutó a un gesto de absoluta sorpresa y estupefacción. Se agarró con fuerza a las manos del Pendragon para no caer mientras tragaba saliva -Conoces la respuesta a eso, Wthyr- Respondió al oír lo de Aedan y luego se quedó en silencio mirándole. Así que ahí estaba la raíz de todo pero… ¿Dónde entraban los Eire? Ahora entendía perfectamente la razón del odio hacia su familia -Podría decir lo siento pero sé que no te servirá de nada. Sin embargo, debo aclarar algo: No me hago cargo de los errores de mis antepasados. Con el tiempo me he dado cuenta que vivir bajo la sombra del Linaje Le Fay, su fama y sus expectativas, era exhaustivo así que decidí hacer marcha propia- Expresó y frunció suavemente el ceño mientras bailaba, agradeció que era una pieza mucho más lenta. Era evidente que aquella confesión la había sacado de su sitio. -No pararán hasta que mi linaje esté borrado de la historia ¿No es así?... O vas a darme ejemplo sobre… ¿Cómo habías dicho? ¿Ampliar miras?- Inquirió con un gesto dubitativo.
“Matvey… Atrapa a Bella por favor, no confíes en ella”
-Mordred- Completó la frase de él -Conozco la historia. De allí nacieron las reglas del Consejo de los 20 sobre no matrimonios o descendiencia entre linajes- Lo básico lo sabía, tampoco era tan ignorante pero remontarse a tanto tiempo le parecía algo tan absurdo; sin embargo no quiso adentrarse mucho más. O mejor dicho, no quería interrumpirlo. Se ahorró muchos comentarios acerca de lo que él percibía del linaje Le Fay, por sugerencia de Sayid, pero sonrió de lado -Oh, la típica historia de la oveja negra de la familia. Comprendo- Dijo asintiendo con suavidad, se dejó hacer dando una vuelta bastante graciosa para ella que hacía mucho tiempo que no bailaba. Aprovechó para ver alrededor ubicando a Sean alejándose con alguien que no recordaba mucho hasta que Adramelech vino a su mente. Entrecerró brevemente los ojos y volvió hacia Wthyr. ¿Qué hacía Sean con ese?
La siguiente parte de la historia no la conocía, Catherine observó al Pendragon con un gesto serio hasta que sus pies tropezaron al oír que su antepasado había traicionado a su supuesto amor. ¿Asesinado a un hijo no nato? Su corazón latió con fuerza y con cada uno de ellos el dolor se irradiaba en su cuerpo. Era cierto que su rostro mutó a un gesto de absoluta sorpresa y estupefacción. Se agarró con fuerza a las manos del Pendragon para no caer mientras tragaba saliva -Conoces la respuesta a eso, Wthyr- Respondió al oír lo de Aedan y luego se quedó en silencio mirándole. Así que ahí estaba la raíz de todo pero… ¿Dónde entraban los Eire? Ahora entendía perfectamente la razón del odio hacia su familia -Podría decir lo siento pero sé que no te servirá de nada. Sin embargo, debo aclarar algo: No me hago cargo de los errores de mis antepasados. Con el tiempo me he dado cuenta que vivir bajo la sombra del Linaje Le Fay, su fama y sus expectativas, era exhaustivo así que decidí hacer marcha propia- Expresó y frunció suavemente el ceño mientras bailaba, agradeció que era una pieza mucho más lenta. Era evidente que aquella confesión la había sacado de su sitio. -No pararán hasta que mi linaje esté borrado de la historia ¿No es así?... O vas a darme ejemplo sobre… ¿Cómo habías dicho? ¿Ampliar miras?- Inquirió con un gesto dubitativo.
Bailaba con Shyvanna con tranquilidad, y puse los ojos en blanco por aquello de que lo deseaba hacer no podia hacerlo en publico. ¿De donde lo habría sacado....? ...
"Ah...vale"
- Estarán listos para venir en un momento si se les requiere. ¿Con quien te gustaría bailar, mi querida Shyvanna? - espalda contra espalda, soltó otra de sus burradas e imitó el movimiento de lo que decía, con sus caderas. Miré hacia arriba negando con mi cabeza diciendo algo en voz muda. Me giré y volví a tomarla por la mano y por la cintura con firmeza. - Ese paso no estaba dentro de la coreografía.
Le pasé el pelo tras la oreja cuando pareció entender que tocaba calmarse. - No podemos, tus hermanos nos pueden necesitar. El muchacho....está con una dragona roja. Y practica magia de sangre, creo que solo le interesáis por el poder que pueda obtener de vosotros. Quizá podáis crearle una falsa ilusión de seguridad, para obtener algo de él...pero no sé si se aliaría con vosotros de corazón. A la dragona no le ha hecho ninguna gracia. - indiqué con un gesto donde seguian Reiv y Juliet, modo pareja amargada, para que S se diese cuenta.
Terminamos nuestro baile y nos dedicamos una reverencia al terminar. Le recordé que nada de bailar de nuevo con chuchos o con ferales y que tuviese cuidado, o yo "acabaría cenando antes de tiempo"
Tras esto miré la mesa con nerviosismo. Sillas descolocadas. Cubiertos fuera de lugar. La maldicion caeria sobre nosotros como no colocase todo aquello ya.
- Sigue bailando, Shy. - y me fui a ordenar cubiertos
"Ah...vale"
- Estarán listos para venir en un momento si se les requiere. ¿Con quien te gustaría bailar, mi querida Shyvanna? - espalda contra espalda, soltó otra de sus burradas e imitó el movimiento de lo que decía, con sus caderas. Miré hacia arriba negando con mi cabeza diciendo algo en voz muda. Me giré y volví a tomarla por la mano y por la cintura con firmeza. - Ese paso no estaba dentro de la coreografía.
Le pasé el pelo tras la oreja cuando pareció entender que tocaba calmarse. - No podemos, tus hermanos nos pueden necesitar. El muchacho....está con una dragona roja. Y practica magia de sangre, creo que solo le interesáis por el poder que pueda obtener de vosotros. Quizá podáis crearle una falsa ilusión de seguridad, para obtener algo de él...pero no sé si se aliaría con vosotros de corazón. A la dragona no le ha hecho ninguna gracia. - indiqué con un gesto donde seguian Reiv y Juliet, modo pareja amargada, para que S se diese cuenta.
Terminamos nuestro baile y nos dedicamos una reverencia al terminar. Le recordé que nada de bailar de nuevo con chuchos o con ferales y que tuviese cuidado, o yo "acabaría cenando antes de tiempo"
Tras esto miré la mesa con nerviosismo. Sillas descolocadas. Cubiertos fuera de lugar. La maldicion caeria sobre nosotros como no colocase todo aquello ya.
- Sigue bailando, Shy. - y me fui a ordenar cubiertos
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