Recuerdo del primer mensaje :
Los espacios de la residencia son amplios y abiertos, con paredes de cristal corredizas, tragaluces y ventanales, dando la sensación de estar en contacto directo con la naturaleza. Dentro de la casa, no hay plantas, pero la propiedad está estrechamente rodeada por árboles. La estética interior recuerda a su natal Grecia, pero con aires Ingleses. Los pisos son de madera y las paredes blancas en su mayoría, con hechizos suficientes para hacerla resistente e infranqueable.
Entrando por la puerta principal, queda de frente una escalera ancha de madera clara que lleva al piso superior, y una que baja al inferior.
En el piso superior se encuentra la habitación de Sofía, además de algunas áreas personales, como su estudio y una sala de estar.
En el piso central, los espacios son amplios y abiertos. En este piso se encuentra una terraza pequeña, sala de estar, un solarium y dos habitaciones que no usa porque le resultan muy cerradas.
En el piso inferior, que queda al raz del agua del río, se encuentra la cocina, una amplia cava de vinos acondicionada para mantener ciertas pociones (y dos o tres vinos), y una terraza con espacios de descanso. En este piso, no hay paredes divisorias, con lo que se dispone de un solo espacio abierto.
En este piso, hay también una escalera de piedra que baja directamente al lago y que toca también tierra firme. Un camino por la orilla del lago (y uno más por tierra) le llevan al invernadero donde tiene sus espacios de trabajo, para ella y sus alumnos.
Entrando por la puerta principal, queda de frente una escalera ancha de madera clara que lleva al piso superior, y una que baja al inferior.
En el piso superior se encuentra la habitación de Sofía, además de algunas áreas personales, como su estudio y una sala de estar.
En el piso central, los espacios son amplios y abiertos. En este piso se encuentra una terraza pequeña, sala de estar, un solarium y dos habitaciones que no usa porque le resultan muy cerradas.
En el piso inferior, que queda al raz del agua del río, se encuentra la cocina, una amplia cava de vinos acondicionada para mantener ciertas pociones (y dos o tres vinos), y una terraza con espacios de descanso. En este piso, no hay paredes divisorias, con lo que se dispone de un solo espacio abierto.
En este piso, hay también una escalera de piedra que baja directamente al lago y que toca también tierra firme. Un camino por la orilla del lago (y uno más por tierra) le llevan al invernadero donde tiene sus espacios de trabajo, para ella y sus alumnos.
Por aquellos días había dejado un poco de lado sus deberes de la guardia y se lo había dicho a Amaya, cogiéndose días de vacaciones para poder estar con Sofía, por si acaso finalmente daba a luz. Todo había quedado en un susto y eso lo agradecía enormemente. Por eso poco a poco habían decidido darle forma al futuro, aunque en algunos aspectos resultara escabroso como la puta maldición del papa italiano. No se la había contado a Sofía aún, ni siquiera a Amaya y sabía que Arleen no diría nada pero no tardaría en comentarlo porque los Descendientes traerían el tema a colación.
Le besó de vuelta antes de ponerla en el sofá. En la mesita le había dejado fruta cortada y zumo por si le apetecía picar algo, se lo ofreció antes de coger algo él. La manzana en su manaza se veía pequeña pero era de tamaño normal, se la llevó a la boca mordiéndola mientras oía su descripción -Lo que en serio me preocupa es que arriba tienes una sola habitación…¿Qué pasa si llora y no le escuchamos?- Preguntó tras tragar y evaluó lo de la doble altura, a él también le gustaba -Me gusta lo moderno sí pero mi loft tiene mucha madera y la pequeña terraza, no soy tan ajeno a la naturaleza-
Se sentó en el sofá junto a ella cuando escuchó que tenía miedo, llevó una mano a su vientre y le sonrió tratando de aportarle calma -Llegará cuando tenga que llegar, no te agobies ni le des demasiadas vueltas al asunto…La idea de hacer todo esto es poder distraernos y que te relajes, no al revés- Expresó y la rodeó con los brazos, dejandole un beso en la frente -¿Por qué no remodelamos las dos habitaciones de abajo y hacemos una habitación principal con la del nuestro hijo/hija que esté conectada por una puerta y… - Levantó la mano para mostrarle el diseño que tenía en el salón y que de alguna manera se conectaba con el bosque -Podemos hacer algo así en ambas, creo-
Le besó de vuelta antes de ponerla en el sofá. En la mesita le había dejado fruta cortada y zumo por si le apetecía picar algo, se lo ofreció antes de coger algo él. La manzana en su manaza se veía pequeña pero era de tamaño normal, se la llevó a la boca mordiéndola mientras oía su descripción -Lo que en serio me preocupa es que arriba tienes una sola habitación…¿Qué pasa si llora y no le escuchamos?- Preguntó tras tragar y evaluó lo de la doble altura, a él también le gustaba -Me gusta lo moderno sí pero mi loft tiene mucha madera y la pequeña terraza, no soy tan ajeno a la naturaleza-
Se sentó en el sofá junto a ella cuando escuchó que tenía miedo, llevó una mano a su vientre y le sonrió tratando de aportarle calma -Llegará cuando tenga que llegar, no te agobies ni le des demasiadas vueltas al asunto…La idea de hacer todo esto es poder distraernos y que te relajes, no al revés- Expresó y la rodeó con los brazos, dejandole un beso en la frente -¿Por qué no remodelamos las dos habitaciones de abajo y hacemos una habitación principal con la del nuestro hijo/hija que esté conectada por una puerta y… - Levantó la mano para mostrarle el diseño que tenía en el salón y que de alguna manera se conectaba con el bosque -Podemos hacer algo así en ambas, creo-
Quedó muy cómodamente sentada sobre el sillón, cogiendo un par de uvas verdes mientras imaginaba cómo cambiaría su entorno radicalmente si dejaba a Vishous hacer de las suyas. Ese lugar no era su apartamento de soltero, así que tenía que ser un espacio acogedor para el bebé que iba en camino y funcional y cómodo para ambos. Se había acostumbrado a tener frutilla siempre a la mano porque Vishous era un obsesivo que parecía disfrutar viéndola comer, y más ahora solo quería que todo estuviera perfecto. Se quedó callada con lo de que no era tan ajeno a la naturaleza, pero es que si se hubieran decidido quedar en su loft, aquella pequeña terraza con tres tristes plantas no habría sido suficiente. Al menos por ahora el bosque tenía la suficiente vida como para mantenerla tranquila.
Le hizo espacio a su marido cuando se sentó junto a ella, recostando su cabeza sobre su hombro cuando se acercó con esa sonrisa. Con la mirada le dijo todo lo que sentía; la culpa que tenía por haber estado tan estresada como para afectar a la criatura y la causarle un malestar. Aunque ahora ya había pasado todo, solo podía pensar en eso. Pero era cierto, tenían que relajarse, no volver a caer en el estrés. Cambió el gesto con el abrazo y se dejó felizmente guiar a la idea de Vishous, aunque realmente odiaba lo encerradas que estaban esas habitaciones.- ¡¿Pero a ti te gustan esas habitaciones?! También estaba pensando en que podríamos quitar mi estudio del piso de arriba y si quitamos el bar podríamos incluso hacer dos habitaciones en ese espacio. Nos separaría la sala. No sé... por adelantarnos.- Susurró mientras veía el diseño que Vishous tenía en manos. No era mala idea, pero dejar su hermosa habitación con vestidor y el precioso baño era algo que no había pensado que tendría que dejar cuando llegara su bebé.
Le hizo espacio a su marido cuando se sentó junto a ella, recostando su cabeza sobre su hombro cuando se acercó con esa sonrisa. Con la mirada le dijo todo lo que sentía; la culpa que tenía por haber estado tan estresada como para afectar a la criatura y la causarle un malestar. Aunque ahora ya había pasado todo, solo podía pensar en eso. Pero era cierto, tenían que relajarse, no volver a caer en el estrés. Cambió el gesto con el abrazo y se dejó felizmente guiar a la idea de Vishous, aunque realmente odiaba lo encerradas que estaban esas habitaciones.- ¡¿Pero a ti te gustan esas habitaciones?! También estaba pensando en que podríamos quitar mi estudio del piso de arriba y si quitamos el bar podríamos incluso hacer dos habitaciones en ese espacio. Nos separaría la sala. No sé... por adelantarnos.- Susurró mientras veía el diseño que Vishous tenía en manos. No era mala idea, pero dejar su hermosa habitación con vestidor y el precioso baño era algo que no había pensado que tendría que dejar cuando llegara su bebé.
Odiaba ver esa culpabilidad en sus ojos y si fuera por él la borraría para siempre. Se inclinó hacia ella y le dejó un beso en el cuello justo antes de amagar con seguir descendiendo. La promesa de que podía quitarle cualquier pesar, aunque fuera por un rato, si ella quería. V se había controlado bastante durante los últimos meses, dejando la posibilidad de que fuese Sofía quien le buscara cuando le apeteciera. No porque hubiese bajado su libido, sino porque seguro estaría más cómoda. ¿En qué había enfocado su energía? Que lo discutieran los soldados de su escuadrón a quienes estuvo moliendo a palos constantemente.
-A mi me gustan todas las habitaciones que me dejen dormir- Le dijo con tranquilidad pensando que sinceramente, pedía poco. Con tener una cama grande… GRANDE y unas buenas almohadas, era suficiente. Era un hombre de gustos básicos. Ya luego, en otros aspectos de su vida, era mucho más demandante pero las modificaciones que necesitaba su cama nada tenían que ver con una reforma general.
-Podemos hacerlo…- Mencionó asintiendo con suavidad -Movilizamos el despacho abajo para que puedas trabajar en paz y el bar…- Alzó los hombros- En algún sitio lo meteremos, podemos hacerlo fuera. Montar una zona modo chill out entre los árboles- Le explicó y luego tuvo que sonreír perversamente, girando su rostro hacia ella -Me gusta hacerlo arriba…porque así me queda el balcón- Le dijo con voz baja inclinándose hacia su oído para compartir su secreto -Y me gusta follarte contra él-
-A mi me gustan todas las habitaciones que me dejen dormir- Le dijo con tranquilidad pensando que sinceramente, pedía poco. Con tener una cama grande… GRANDE y unas buenas almohadas, era suficiente. Era un hombre de gustos básicos. Ya luego, en otros aspectos de su vida, era mucho más demandante pero las modificaciones que necesitaba su cama nada tenían que ver con una reforma general.
-Podemos hacerlo…- Mencionó asintiendo con suavidad -Movilizamos el despacho abajo para que puedas trabajar en paz y el bar…- Alzó los hombros- En algún sitio lo meteremos, podemos hacerlo fuera. Montar una zona modo chill out entre los árboles- Le explicó y luego tuvo que sonreír perversamente, girando su rostro hacia ella -Me gusta hacerlo arriba…porque así me queda el balcón- Le dijo con voz baja inclinándose hacia su oído para compartir su secreto -Y me gusta follarte contra él-
Los besos de Vishous le hicieron suspirar profunda y lentamente, contenta de tenerlos sobre su piel, de sentirse deseada a pesar de todo. Al inicio del embarazo se había sentido muy insegura, pero ahora que la crisis había pasado se sentía mejor que nunca. De un tiempo a la fecha se había portado tan dulce y tierno que sentía que su príncipe azul estaba ganándole a la bestia por un rato, aunque sabía que no sería por mucho tiempo. Considerado, dulce, amoroso. Todo lo que amaba en todo momento. Y aún así, se había acostumbrado a los arrebatos pasionales de Vishous y deseaba más que nunca poder ser suya de todas las maneras que él quisiera... tan fuerte como él quisiera.
Sonrió ampliamente al escuchar sus preferencias nocturnas, dejándole un suave beso en los labios de nuevo.- A mi me encanta mi habitación. Es... es como respirar aire fresco.- Susurró mientras imaginaba una brisa fresca de otoño. Quizás por eso no quería cambiar. La energía de la casa en general estaba muy bien distribuída, pero a ella le hubiera gustado que todo el espacio del primer piso fuera un solo gran salón abierto. Esa sería su felicidad. Al menos a Vishous le había gustado la idea de quitar su estudio. Ella podía trabajar en la cocina si se hacía un gabinete extra para sus libros, cuadernos e ingredientes especiales. Le colocó a su marido una pieza de uva entre los labios, empujándola dentro de su boca para que la comiera.- ¿Afuera entre los árboles? ¿De verdad? Eso suena perfecto. Podremos salir a tomar una copa, ver como corre el río, ver a la criatura corretear por el bosque. Incluso darnos un poco de amor si les dices a todos tus guardias que descansen un rato.- Susurró, dejándole de nuevo un beso ante una idea perfecta. Una mecedora sería perfecta para arrullar a la criatura en las noches frescas. Amaba la idea. Y luego, sus pensamientos, guiados por Vishous, se fueron perdiendo en figuras más perversas.- Hmmm, ya no tienes lugares de la casa que profanar, por eso quieres hacer nuevos, ¿verdad? - Bromeó con una suave sonrisa.- Estoy contando los días.
¿De qué color vamos a pintar la nueva habitación? No nos han dicho el sexo del bebé.- Susurró, pensando en que en realidad había impedido que le dijeran durante el poco tiempo que estuvo en el hospital. Había sido horrible estar tan cerca de aquel horroroso árbol, aunque... ahora no lo odiaba tanto como hubiera pensado. Sintió un par de mensajes vibrar en su brazalete. Por lo general, no respondían tan pronto un mensaje con otro, por lo que le llamaba la atención tanta urgencia. Levantó el brazalete hasta verlo con claridad y comenzó a leer. Se alteró rápidamente de un momento a otro. Ella haciendo planes para su casa cuando la isla estaba a punto de caer. O al menos eso hasta que les dieron un año de tiempo. Ese par iba a matarles. Los iba a colgar, o al menos lo iba a intentar.- Van a matarme de un susto estos dos.- Suspiró con pesadez, ahora sí estaba dándole demasiadas vueltas a las cosas. Un año parecía mucho tiempo y, sin embargo, antes del primer cumpleaños de su pequeño bebé, aquella casa podía terminar destrozada.- También nos falta... ponerle nombre, Vishous. No nos hemos puesto de acuerdo en ni uno solo. Nos faltan tantas cosas, si hubiera nacido hace un par de días, no habríamos estado nada preparados.
Sonrió ampliamente al escuchar sus preferencias nocturnas, dejándole un suave beso en los labios de nuevo.- A mi me encanta mi habitación. Es... es como respirar aire fresco.- Susurró mientras imaginaba una brisa fresca de otoño. Quizás por eso no quería cambiar. La energía de la casa en general estaba muy bien distribuída, pero a ella le hubiera gustado que todo el espacio del primer piso fuera un solo gran salón abierto. Esa sería su felicidad. Al menos a Vishous le había gustado la idea de quitar su estudio. Ella podía trabajar en la cocina si se hacía un gabinete extra para sus libros, cuadernos e ingredientes especiales. Le colocó a su marido una pieza de uva entre los labios, empujándola dentro de su boca para que la comiera.- ¿Afuera entre los árboles? ¿De verdad? Eso suena perfecto. Podremos salir a tomar una copa, ver como corre el río, ver a la criatura corretear por el bosque. Incluso darnos un poco de amor si les dices a todos tus guardias que descansen un rato.- Susurró, dejándole de nuevo un beso ante una idea perfecta. Una mecedora sería perfecta para arrullar a la criatura en las noches frescas. Amaba la idea. Y luego, sus pensamientos, guiados por Vishous, se fueron perdiendo en figuras más perversas.- Hmmm, ya no tienes lugares de la casa que profanar, por eso quieres hacer nuevos, ¿verdad? - Bromeó con una suave sonrisa.- Estoy contando los días.
¿De qué color vamos a pintar la nueva habitación? No nos han dicho el sexo del bebé.- Susurró, pensando en que en realidad había impedido que le dijeran durante el poco tiempo que estuvo en el hospital. Había sido horrible estar tan cerca de aquel horroroso árbol, aunque... ahora no lo odiaba tanto como hubiera pensado. Sintió un par de mensajes vibrar en su brazalete. Por lo general, no respondían tan pronto un mensaje con otro, por lo que le llamaba la atención tanta urgencia. Levantó el brazalete hasta verlo con claridad y comenzó a leer. Se alteró rápidamente de un momento a otro. Ella haciendo planes para su casa cuando la isla estaba a punto de caer. O al menos eso hasta que les dieron un año de tiempo. Ese par iba a matarles. Los iba a colgar, o al menos lo iba a intentar.- Van a matarme de un susto estos dos.- Suspiró con pesadez, ahora sí estaba dándole demasiadas vueltas a las cosas. Un año parecía mucho tiempo y, sin embargo, antes del primer cumpleaños de su pequeño bebé, aquella casa podía terminar destrozada.- También nos falta... ponerle nombre, Vishous. No nos hemos puesto de acuerdo en ni uno solo. Nos faltan tantas cosas, si hubiera nacido hace un par de días, no habríamos estado nada preparados.
Respondió al beso cuando mencionó lo de la habitación, asintiendo. Sinceramente, a él le gustaba más la suya pero por esos arreglos que aún no había hecho en aquella casa. Por mucho que hubiese vivido allí un par de semanas, seguía sin sentirla enteramente suya. Es más, el matrimonio en sí se sentía irreal. Más aún la monogamía y la fuerza de voluntad de mantenerla dentro de los pantalones. Hacía que le picara la piel y quisiera golpear a todo el mundo. Fred era el que mejor los recibía.
Le había dicho que todo era cosa de adaptarse.
Adaptarse a tener las pelotas azules, pensaba Vishous.
-¿Por qué te sorprende?- Preguntó al ver su reacción cuando mencionó el área afuera -Te pedí matrimonio en el bosque- Mencionó, recordándoselo, por si lo había olvidado -Podemos construir un buen brasero para los días fríos de invierno - Dijo pensando que eso le gustaría y quizás hasta una barbacoa…Y algo para retomar las noches de karaoke familiares, aunque Arleen viviera abajo y Amaya estuviera distante con ellos.
Se rió socarronamente cuando mencionó lo de los guardias -Es una opción- La otra era dejarlos disfrutar de la vista pero Sofía, cuando quería, era muy decorosa. Asintió, esa era la idea. La casa y el invernadero ya tenían sus historias y recuerdos, faltaba más o quizás lo que necesitaba satisfacer era esa hambre insaciable que tenía por…más. Lo que fuera, sólo más -Somos dos- Mencionó pensando que contar los días era un pasatiempo aburrido. Él podía contarlo en las veces que se satisfacía a sí mismo.
Una cosa era remodelar, la otra elegir colores -¿Blanco? Es decir…¿Por qué nos tienen que decir el sexo del bebé para elegir el color? Pongamosle un arcoiris- Dijo alzando los hombros y luego entrecerró los ojos -¿Sabes? Aurora pinta, hace murales…Bastante bonitos. Mis sobrinos tienen uno en cada cuarto, son personalizados. ¿Te gustaría algo así?-
El brazalete comenzó a sonar y Vishous ya había relacionado el sonido con problemas -¿Qué pasa?- Preguntó tensandose un poco mientras apartaba el plato de comida que le había acercado a Sofía para dejarlo sobre la mesa por si tenía que reaccionar rápidamente -¿Quienes? - Él podía pegarles bastante. Aunque fueran Descendientes. De pronto, le sacó el tema del nombre y V frunció el ceño -¿Qué te están diciendo?- Dijo señalando el brazalete con la mirada.
Insistió con lo del nombre y suspiró bruscamente por eso de que no estaban preparados -Pero no nació Sofía…Aún nos quedan semanas. ¿Por qué no esperamos a verle la carita y vemos qué le queda mejor?- Ladeó la cabeza hacia ella porque lo del nombre le parecía irrelevante cuando una reforma tomaba mucho más tiempo -Entonces… remodelamos la parte de arriba?-
Le había dicho que todo era cosa de adaptarse.
Adaptarse a tener las pelotas azules, pensaba Vishous.
-¿Por qué te sorprende?- Preguntó al ver su reacción cuando mencionó el área afuera -Te pedí matrimonio en el bosque- Mencionó, recordándoselo, por si lo había olvidado -Podemos construir un buen brasero para los días fríos de invierno - Dijo pensando que eso le gustaría y quizás hasta una barbacoa…Y algo para retomar las noches de karaoke familiares, aunque Arleen viviera abajo y Amaya estuviera distante con ellos.
Se rió socarronamente cuando mencionó lo de los guardias -Es una opción- La otra era dejarlos disfrutar de la vista pero Sofía, cuando quería, era muy decorosa. Asintió, esa era la idea. La casa y el invernadero ya tenían sus historias y recuerdos, faltaba más o quizás lo que necesitaba satisfacer era esa hambre insaciable que tenía por…más. Lo que fuera, sólo más -Somos dos- Mencionó pensando que contar los días era un pasatiempo aburrido. Él podía contarlo en las veces que se satisfacía a sí mismo.
Una cosa era remodelar, la otra elegir colores -¿Blanco? Es decir…¿Por qué nos tienen que decir el sexo del bebé para elegir el color? Pongamosle un arcoiris- Dijo alzando los hombros y luego entrecerró los ojos -¿Sabes? Aurora pinta, hace murales…Bastante bonitos. Mis sobrinos tienen uno en cada cuarto, son personalizados. ¿Te gustaría algo así?-
El brazalete comenzó a sonar y Vishous ya había relacionado el sonido con problemas -¿Qué pasa?- Preguntó tensandose un poco mientras apartaba el plato de comida que le había acercado a Sofía para dejarlo sobre la mesa por si tenía que reaccionar rápidamente -¿Quienes? - Él podía pegarles bastante. Aunque fueran Descendientes. De pronto, le sacó el tema del nombre y V frunció el ceño -¿Qué te están diciendo?- Dijo señalando el brazalete con la mirada.
Insistió con lo del nombre y suspiró bruscamente por eso de que no estaban preparados -Pero no nació Sofía…Aún nos quedan semanas. ¿Por qué no esperamos a verle la carita y vemos qué le queda mejor?- Ladeó la cabeza hacia ella porque lo del nombre le parecía irrelevante cuando una reforma tomaba mucho más tiempo -Entonces… remodelamos la parte de arriba?-
Parecía que había pasado ya la crisis donde iba a tener que cambiarse de habitación. Y gracias a eso pudo respirar profundamente. Al menos le daría la oportunidad de que remodelara también a su gusto, o que al menos cambiara la decoración o los muebles para sintiera más suyo el lugar. Había mucho de ella pero nada de él.- Me parece raro, en general, cuando la gente quiere pasar tiempo al aire libre. Ya sé que te gusta estar afuera, no pude encontrar un mejor par.- Susurró dejándole un suave beso en la mejilla, sonriéndole con felicidad, porque sus ideas le estaban encantando.- Justo en eso estaba pensando, una pequeña barra para prepararnos algo y alrededor de una fogata algunos muebles, para ver las estrellas por las noches.- Entre los dos iban a lograr grandes cosas si se lo proponían, solo era cuestión de unir imaginaciones.
Tuvo que reír también cuando comenzaron a hablar de opciones. Él ya le había propuesto involucrar a más personas en la relación mientras follaban en el sótano, pero que lo soltara de repente en esas pequeñas bromas solo lo hacía parecer todo más real. El único problema era que ella no se veía haciéndolo con ninguno de los subordinador de su esposo... o subordinadas, si a esas iban. El pensarlo con otra mujer definitivamente le hizo fruncir el ceño, sobre todo cuando habló de contar los días. Imaginaba que los últimos días habrían sido difíciles para él, y le esperaban algunas semanas más de complicaciones.
Tienes razón, pero arcoiris es demasiado estímulo, ¿no? - Bromeó, justo antes de escuchar lo de las habilidades de Aurora, que realmente la llevaron a sorprenderse.- ¿Murales? Sí claro, sí, me encantaría. Suena encantador, claro que si. ¿Puedes pedírselo? - Ojalá aceptara. Tener un mural podía ser algo precioso que ver durante las duras noches que podía traer un pequeño bebé. Al menos eso lo lograron acordar antes de que sucediera la interrupción del brazalete.- ¿Qué me están diciendo? Pues...- Tuvo que hacer una mueca. Eso era... importante. Pero tampoco era algo super urgente como todo lo que habían hecho desde que los Pendragón llegaron. Le sentaba mal dejarlo para después, pero es que traer a un bebé al mundo le era más inmediato.- La isla se está moviendo. No en su trayectoria errática normal sino hacia Tintagel.- Susurró suavemente, mirando a los ojos a su esposo. Confiaba en que ya supiera algo de plantas malditas para asociar correctamente que ambos árboles estaban intentando fusionarse en uno solo, y que eso solo significaría que habría problemas.- Descendit ad inferos, ascendit ad caelos, inde venturus est iudicare vivos et mortuos.- No estaba diciendo que el árbol era el elegido, pero de pronto se le había venido la frase a la cabeza.
De sus pensamientos la sacó aquel brusco suspiro, que la hizo levantar la mirada a aquellas palabras tan exasperadas. Si se lo hubiera tomado a pecho habría dicho incluso que eran insensibles de su parte, pero... él también estaba sufriendo, aunque a su manera. A su manera... Se quedó mirándole por un instante, asintiendo suavemente a la reforma.- Haremos dos habitaciones arriba, sacamos el bar y el resto de la casa la podemos re decorar entre ambos.- Susurró un tanto seria, pensando en él, en cómo aliviar su molestia, pero solo se le ocurría una cosa. Se reacomodó en el sillón, sentándose de lado junto a él, para acercar la nariz a su rostro y comenzar a recorrer el borde de su mandíbula con la punta.- Estás muy tenso últimamente. ¿Es por algo en particular? - Mientras hablaba, su mano se fue deslizando suavemente por su pecho hasta llegar a desabrochar el botón de su pantalón y comenzar a pasear suavemente las uñas por toda la zona de la entrepierna de su esposo.- ¿Qué sucede?
Tuvo que reír también cuando comenzaron a hablar de opciones. Él ya le había propuesto involucrar a más personas en la relación mientras follaban en el sótano, pero que lo soltara de repente en esas pequeñas bromas solo lo hacía parecer todo más real. El único problema era que ella no se veía haciéndolo con ninguno de los subordinador de su esposo... o subordinadas, si a esas iban. El pensarlo con otra mujer definitivamente le hizo fruncir el ceño, sobre todo cuando habló de contar los días. Imaginaba que los últimos días habrían sido difíciles para él, y le esperaban algunas semanas más de complicaciones.
Tienes razón, pero arcoiris es demasiado estímulo, ¿no? - Bromeó, justo antes de escuchar lo de las habilidades de Aurora, que realmente la llevaron a sorprenderse.- ¿Murales? Sí claro, sí, me encantaría. Suena encantador, claro que si. ¿Puedes pedírselo? - Ojalá aceptara. Tener un mural podía ser algo precioso que ver durante las duras noches que podía traer un pequeño bebé. Al menos eso lo lograron acordar antes de que sucediera la interrupción del brazalete.- ¿Qué me están diciendo? Pues...- Tuvo que hacer una mueca. Eso era... importante. Pero tampoco era algo super urgente como todo lo que habían hecho desde que los Pendragón llegaron. Le sentaba mal dejarlo para después, pero es que traer a un bebé al mundo le era más inmediato.- La isla se está moviendo. No en su trayectoria errática normal sino hacia Tintagel.- Susurró suavemente, mirando a los ojos a su esposo. Confiaba en que ya supiera algo de plantas malditas para asociar correctamente que ambos árboles estaban intentando fusionarse en uno solo, y que eso solo significaría que habría problemas.- Descendit ad inferos, ascendit ad caelos, inde venturus est iudicare vivos et mortuos.- No estaba diciendo que el árbol era el elegido, pero de pronto se le había venido la frase a la cabeza.
De sus pensamientos la sacó aquel brusco suspiro, que la hizo levantar la mirada a aquellas palabras tan exasperadas. Si se lo hubiera tomado a pecho habría dicho incluso que eran insensibles de su parte, pero... él también estaba sufriendo, aunque a su manera. A su manera... Se quedó mirándole por un instante, asintiendo suavemente a la reforma.- Haremos dos habitaciones arriba, sacamos el bar y el resto de la casa la podemos re decorar entre ambos.- Susurró un tanto seria, pensando en él, en cómo aliviar su molestia, pero solo se le ocurría una cosa. Se reacomodó en el sillón, sentándose de lado junto a él, para acercar la nariz a su rostro y comenzar a recorrer el borde de su mandíbula con la punta.- Estás muy tenso últimamente. ¿Es por algo en particular? - Mientras hablaba, su mano se fue deslizando suavemente por su pecho hasta llegar a desabrochar el botón de su pantalón y comenzar a pasear suavemente las uñas por toda la zona de la entrepierna de su esposo.- ¿Qué sucede?
Le sorprendió que a Sofía le pareciera raro que la gente disfrutara de la naturaleza -¿No has visto los jardines en primavera?- Preguntó extrañado -Siempre hay millones de mantas de picnic, gente que madruga para ver las estrellas o se van a leer…etc. Eh… No sé, no deberías tú instarlos a estar más conectados con la naturaleza?- Podría tomarse como parte de su trabajo, en su opinión. Sonrió de lado ante su confesión y le devolvió el beso que le supo a poco pero lo dejó estar. De acuerdo, afuera tenían que ponerse a diseñarlo pero quedaría bien para disfrutar solos o acompañados.
-¿Mucho estímulo? Eh… pintarlo con colores pasteles- Dijo Vishous alzando los hombros como restándole importancia, él en particular odiaba pintar. Ladeó la cabeza hacia ella con curiosidad -¿Por qué no se lo pides tú, Sofía? Es decir…- Se reacomodó en el sofá algo incómodo porque quizás el tema era un poco espinoso -Entiendo que con Arleen tengas algún roce por lo que ha pasado con Sayid- Porque él lo tenía con Sayid -Pero Aurora no ha hecho nada y es una persona muy amable. No es mi madre…Puedes intentar relacionarte con ella- Para él su familia era sumamente importante y Aurora había sido la persona más adorable que Fred había podido conseguir, V la había protegido de los comentarios de su madre tanto como pudo hasta que Aurora se sintió con la fuerza de devolverle algunas cosas pero le estaba matando ver tantas fracturas en su familia. Sólo quería una puta noche de karaoke.
Escuchó aquello sobre la isla, tensando los hombros un poco al oír aquello del año -¿Por qué hacía allí? - Inquirió para luego oírla hablando en… ¿griego? ¿latin? ¿Algo de eso? Arleen y Fred eran los estudiosos y la verdad es que, hasta donde sabía, era Arleen la de los idiomas -¿Qué?- Inquirió con gesto confundido.
-Creo que lo tenemos todo controlado. Más tarde iré a comprar lo que necesito- Al menos ahora si podía romper paredes y tirar cosas al piso, eso le serviría un poco para drenar energía. También construir los muebles y el brasero de afuera. Ladeó la cabeza con gesto serio hacia Sofía cuando se acercó a él y empezó a acariciarle la mandíbula, básicamente porque ya le conocía ese movimiento. Movió el brazo por encima de sus hombros con lentitud -Sí- Mencionó mientras metía los dedos en su cabello rojo y le acariciaba la cabeza, percibiendo cómo su mano deshacía los botones y su cuerpo respondía muy bien a su estímulo. Vishous cerró los dedos en el cabello de Sofía con fuerza y le echó la cabeza hacia atrás -Si no vas a usar esa boquita tuya para darme placer, lo mejor es que dejes de jugar con un fuego que no puedes apagar- No aflojó su agarre mientras acercaba la cara de Sofía hacia él -Lo que sucede es que tengo las bolas azules de contenerme y la mano jodida de tanto pajearme- Acercó sus labios hacia su oído -No me presiones, estoy haciéndolo lo mejor que puedo-
-¿Mucho estímulo? Eh… pintarlo con colores pasteles- Dijo Vishous alzando los hombros como restándole importancia, él en particular odiaba pintar. Ladeó la cabeza hacia ella con curiosidad -¿Por qué no se lo pides tú, Sofía? Es decir…- Se reacomodó en el sofá algo incómodo porque quizás el tema era un poco espinoso -Entiendo que con Arleen tengas algún roce por lo que ha pasado con Sayid- Porque él lo tenía con Sayid -Pero Aurora no ha hecho nada y es una persona muy amable. No es mi madre…Puedes intentar relacionarte con ella- Para él su familia era sumamente importante y Aurora había sido la persona más adorable que Fred había podido conseguir, V la había protegido de los comentarios de su madre tanto como pudo hasta que Aurora se sintió con la fuerza de devolverle algunas cosas pero le estaba matando ver tantas fracturas en su familia. Sólo quería una puta noche de karaoke.
Escuchó aquello sobre la isla, tensando los hombros un poco al oír aquello del año -¿Por qué hacía allí? - Inquirió para luego oírla hablando en… ¿griego? ¿latin? ¿Algo de eso? Arleen y Fred eran los estudiosos y la verdad es que, hasta donde sabía, era Arleen la de los idiomas -¿Qué?- Inquirió con gesto confundido.
-Creo que lo tenemos todo controlado. Más tarde iré a comprar lo que necesito- Al menos ahora si podía romper paredes y tirar cosas al piso, eso le serviría un poco para drenar energía. También construir los muebles y el brasero de afuera. Ladeó la cabeza con gesto serio hacia Sofía cuando se acercó a él y empezó a acariciarle la mandíbula, básicamente porque ya le conocía ese movimiento. Movió el brazo por encima de sus hombros con lentitud -Sí- Mencionó mientras metía los dedos en su cabello rojo y le acariciaba la cabeza, percibiendo cómo su mano deshacía los botones y su cuerpo respondía muy bien a su estímulo. Vishous cerró los dedos en el cabello de Sofía con fuerza y le echó la cabeza hacia atrás -Si no vas a usar esa boquita tuya para darme placer, lo mejor es que dejes de jugar con un fuego que no puedes apagar- No aflojó su agarre mientras acercaba la cara de Sofía hacia él -Lo que sucede es que tengo las bolas azules de contenerme y la mano jodida de tanto pajearme- Acercó sus labios hacia su oído -No me presiones, estoy haciéndolo lo mejor que puedo-
Tuvo que reír, porque parecía que no se estaba explicando con su esposo en absoluto y cada vez lo dejaba más confundido.- No considero un picnic como "estar en la naturaleza", me... me sabe a poco. Quizás por eso se me olvidan fácilmente ese tipo de actividades. Mi trabajo va más allá, es diferente. Con las plantas no tienes un vínculo inmediato como con los... perritos, no sé.- Al final, lo de los perritos era broma, pero era más fácil entender el amor a los animales. Las reacciones eran inmediatas y el estímulo al afecto también lo era. Lo suyo llevaba más tiempo y un amor persistente. Al menos se habían puesto de acuerdo en algo que haría fabuloso su hogar y que le hacía ilusión.
Rió de nuevo al ver que Vishous encontraba una solución obvia a cada uno de sus problemas, asintiendo a lo del arcoiris color pastel, porque eso podía imaginárselo como algo bonito. Curiosamente, ella había dado por hecho el mural en cuanto dijo de pedírselo a Aurora, pero parecía que su esposo tenía algo que decir. Le miró extrañada de que pareciera luchar con las palabras, hasta asombrarse de lo que le estaba diciendo.- ¿Pero de qué me hablas? Soy perfectamente capaz de respetar el duelo de ambos. No tengo ningún roce con Arleen, pero te recuerdo que tiene la autoestima de una hoja de papel y si decidió alejarse o salir de esta casa que yo le ofrecí con todo mi amor fue por decisión propia y porque seguramente piensa que la odio, pero no está más alejado de la verdad.- Murmuró. Eso sí, estaba molesta. Molesta de que la acusaran de tener roces con ella y molesta de que se hubiera ido justo cuando creyó haber ganado una familia diferente.- Y con Aurora no tengo ningún problema, solo es reservada y no hemos encontrado el tema en común que nos una; con Arleen fue fácil, cuando nos conocimos estábamos en una situación similar. Esto podría unirme más a Aurora, por ejemplo, sé que adora a sus hijos y es buena madre. Comienza a dolerme que creas que no puedo relacionarme con tu familia, incluso con tu madre si así lo deseas. No voy a excluirla de mi vida. No estoy excluyendo a tu familia de nuestra vida.- Afirmó tranquila aunque por dentro tenía toda la confusión del mundo, porque si lo estaba pensando en realidad era lo más equivocado y mezquino que había pensado de ella en la vida.- Cariño, soy tu compañera, no me veas como tu celadora.- Suspiró confundida.
Cuando el tema pasó a Tintagel, le sorprendió que el propio Vishous no conectara los puntos al instante, o que fuera tan cauto como para no hacerlo.- Porque cuando nos fuimos, las raíces del árbol de Ávalon se enraizaron en Tintagel y se está reconociendo con el árbol de la isla. Se atraen.- Murmuró, quitándole peso con la mano a sus desvariaciones en latín. En realidad no había dicho nada, salvo una frase que se le vino a la cabeza, pero que no era importante.
Asintió suavemente, pensando en que sería positivo para Vishous que él hiciera la remodelación, o la supervisara según quisiera.- De acuerdo, te ayudaré en lo que me sea posible.- Al menos sería bastante útil para canalizar su atención y energía a algo productivo, pues ahora que sentía como se tensaba ante su tacto, sabía que estaba en lo correcto en sus pensamientos. Echó la cabeza atrás con el tirón que el moreno le dio, mirándole con cuidado ante la ligera amenaza.- Tú también puedes usar esa boquita tuya para decirme que tienes necesidades en vez de andar de gruñón por toda la casa.- Susurró con una suave sonrisa, observándole enternecida.- Mis manos también te pueden ayudar a pajearte, ¿no crees? - Murmuró, colando su mano por debajo de la tela de su pantalón, acariciando suavemente la entrepierna del contrario y comenzando un lento sube y baja que quizás debería ser más rápido. Su querido esposo se veía en una gran necesidad.- No quiero presionarte, quiero ayudarte. De la manera que necesites. Si quieres un árbol al qué tirarle hachazos de día y de noche también podemos arreglar eso, pero esto se ve que también lo necesitas.
Rió de nuevo al ver que Vishous encontraba una solución obvia a cada uno de sus problemas, asintiendo a lo del arcoiris color pastel, porque eso podía imaginárselo como algo bonito. Curiosamente, ella había dado por hecho el mural en cuanto dijo de pedírselo a Aurora, pero parecía que su esposo tenía algo que decir. Le miró extrañada de que pareciera luchar con las palabras, hasta asombrarse de lo que le estaba diciendo.- ¿Pero de qué me hablas? Soy perfectamente capaz de respetar el duelo de ambos. No tengo ningún roce con Arleen, pero te recuerdo que tiene la autoestima de una hoja de papel y si decidió alejarse o salir de esta casa que yo le ofrecí con todo mi amor fue por decisión propia y porque seguramente piensa que la odio, pero no está más alejado de la verdad.- Murmuró. Eso sí, estaba molesta. Molesta de que la acusaran de tener roces con ella y molesta de que se hubiera ido justo cuando creyó haber ganado una familia diferente.- Y con Aurora no tengo ningún problema, solo es reservada y no hemos encontrado el tema en común que nos una; con Arleen fue fácil, cuando nos conocimos estábamos en una situación similar. Esto podría unirme más a Aurora, por ejemplo, sé que adora a sus hijos y es buena madre. Comienza a dolerme que creas que no puedo relacionarme con tu familia, incluso con tu madre si así lo deseas. No voy a excluirla de mi vida. No estoy excluyendo a tu familia de nuestra vida.- Afirmó tranquila aunque por dentro tenía toda la confusión del mundo, porque si lo estaba pensando en realidad era lo más equivocado y mezquino que había pensado de ella en la vida.- Cariño, soy tu compañera, no me veas como tu celadora.- Suspiró confundida.
Cuando el tema pasó a Tintagel, le sorprendió que el propio Vishous no conectara los puntos al instante, o que fuera tan cauto como para no hacerlo.- Porque cuando nos fuimos, las raíces del árbol de Ávalon se enraizaron en Tintagel y se está reconociendo con el árbol de la isla. Se atraen.- Murmuró, quitándole peso con la mano a sus desvariaciones en latín. En realidad no había dicho nada, salvo una frase que se le vino a la cabeza, pero que no era importante.
Asintió suavemente, pensando en que sería positivo para Vishous que él hiciera la remodelación, o la supervisara según quisiera.- De acuerdo, te ayudaré en lo que me sea posible.- Al menos sería bastante útil para canalizar su atención y energía a algo productivo, pues ahora que sentía como se tensaba ante su tacto, sabía que estaba en lo correcto en sus pensamientos. Echó la cabeza atrás con el tirón que el moreno le dio, mirándole con cuidado ante la ligera amenaza.- Tú también puedes usar esa boquita tuya para decirme que tienes necesidades en vez de andar de gruñón por toda la casa.- Susurró con una suave sonrisa, observándole enternecida.- Mis manos también te pueden ayudar a pajearte, ¿no crees? - Murmuró, colando su mano por debajo de la tela de su pantalón, acariciando suavemente la entrepierna del contrario y comenzando un lento sube y baja que quizás debería ser más rápido. Su querido esposo se veía en una gran necesidad.- No quiero presionarte, quiero ayudarte. De la manera que necesites. Si quieres un árbol al qué tirarle hachazos de día y de noche también podemos arreglar eso, pero esto se ve que también lo necesitas.
La respuesta de Sofía sobre los picnics le hizo ver que se refería a otra cosa distinta y entonces tuvo que darle la razón. En ese caso, era poca la gente que realmente se entregaba a la naturaleza de la misma forma que ella.
Aún así, el tema relajado pasó a otro con lo de su familia recibiendo indignadas palabras de Sofía. Él la escuchó, como siempre hacía pero tuvo que responderle -No se fue, la secuestraron y después….todo se complico con su estado, Sofía. Y, yo no lo sabía, pero para ese entonces las cosas con Sayid ya no estaban del todo bien. Tuvo que lidiar con el peligro del embarazo y todo lo de su matrimonio- Explicó pensando que no entendía porque Arleen no había pedido ayuda cuando la necesito, o al menos apoyo moral, porque poco podía hacer él por el embarazo -No creo que pienses que la odias… De lo contrario, habría estado muy cortada en la boda- Comprendió el punto sobre Aurora y tuvo que removerse cuando habló de su madre, pero decidió decir lo que pensaba -Sé que mi madre es parte importante de lo del autoestima de Arleen, parte de mis propios problemas vienen de ella… Así que en cuanto a mi madre, puedes hacer lo que consideres Sofía. Lo siento, pero ella se lo ha buscado. La amo con todos sus defectos pero no pretendo que meta las narices en nuestra relación como lo hizo con la de Fred y Arleen- El último comentario hizo que alzara las cejas con sorpresa -No te creo mi celadora, yo sigo viéndome con ellos. Sólo que te he notado distanciada, quizás es mi percepción -
Lo de Tintagel hizo que alzara una ceja -No me percaté- Musitó con algo de molestia -¿Las percibiste antes de que salieran? - Luego se quedó en silencio un momento -¿Entonces Ávalon está cerca de Tintagel? ¿Hasta dónde llegan esas raíces?- Preguntó un poco mareado pero las preguntas seguían llegando -¿Y qué pretende esa atracción? ¿Bajar la isla?-
Aún así, el tema relajado pasó a otro con lo de su familia recibiendo indignadas palabras de Sofía. Él la escuchó, como siempre hacía pero tuvo que responderle -No se fue, la secuestraron y después….todo se complico con su estado, Sofía. Y, yo no lo sabía, pero para ese entonces las cosas con Sayid ya no estaban del todo bien. Tuvo que lidiar con el peligro del embarazo y todo lo de su matrimonio- Explicó pensando que no entendía porque Arleen no había pedido ayuda cuando la necesito, o al menos apoyo moral, porque poco podía hacer él por el embarazo -No creo que pienses que la odias… De lo contrario, habría estado muy cortada en la boda- Comprendió el punto sobre Aurora y tuvo que removerse cuando habló de su madre, pero decidió decir lo que pensaba -Sé que mi madre es parte importante de lo del autoestima de Arleen, parte de mis propios problemas vienen de ella… Así que en cuanto a mi madre, puedes hacer lo que consideres Sofía. Lo siento, pero ella se lo ha buscado. La amo con todos sus defectos pero no pretendo que meta las narices en nuestra relación como lo hizo con la de Fred y Arleen- El último comentario hizo que alzara las cejas con sorpresa -No te creo mi celadora, yo sigo viéndome con ellos. Sólo que te he notado distanciada, quizás es mi percepción -
Lo de Tintagel hizo que alzara una ceja -No me percaté- Musitó con algo de molestia -¿Las percibiste antes de que salieran? - Luego se quedó en silencio un momento -¿Entonces Ávalon está cerca de Tintagel? ¿Hasta dónde llegan esas raíces?- Preguntó un poco mareado pero las preguntas seguían llegando -¿Y qué pretende esa atracción? ¿Bajar la isla?-
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- Y aunque su mente aún rumiaba sobre el tema, la cercanía y el juego de su esposo le estaba llevando al límite de su autocontrol y parte de este también se reflejaba en el firme agarre de su cabello, no para generarle dolor, pero sin con mucha determinación -¿Pedírtelo?- Esta vez soltó una risa socarrona negando con la cabeza. Él no estaba acostumbrado a pedir nada, se lo daban, por voluntad propia. Hace unos meses sólo faltaba su cercanía para que quienes le conocían acabaran sucumbiendo a sus deseos. La miró a los ojos y luego observó sus labios, se acercó a ellos -Pensé que el matrimonio era todo dar sin pedir nada a cambio- Que para eso, Vishous no le había pedido un carajo sólo lo que ella había estado dispuesta a dar. Sonrió, cerrando los ojos mientras los dedos de Sofía le complacían.
-Sabías eso desde el instante en el que rompí tu vestido en el invernadero- Le advirtió cuando le dijo que eso parecía “necesitarlo”. Con la mano libre cogió la muñeca de Sofía y sacó la mano de su pantalón -Y cuando te follé en la mesa de tu invernadero. En la pared de tu cocina…En tu piscina…- Dijo incorporándose y bajándose los pantalones con la misma mano libre. Con Sofía sentada todo quedaba en perfecta altura y Vishous la miró desde arriba, moviendo levemente su cabeza hacia atrás para que le mirara -Usa tu boca- Estaba siendo comedido porque en otro momento, la habría girado sobre el sofá y se habría hundido en ella sin pensarlo demasiado pero… Algo dentro de su cabeza rugió con fuerza y cerró los dedos en el cabello de Sofía aún más.
Acostumbrarse, las pelotas.
Con la mano libre guió su erección hacia ella y le miró con los ojos entrecerrados -El sexo no está prohibido durante el embarazo… pero he sido muy consciente con tus necesidades- Espetó -Así que no me vengas con que te pida las cosas, Sofía porque hay muchas que no estás dispuesta a dar-
Tuvo que aceptar lo de Arleen, lo del secuestro, todo por no hacer más grande el problema que Vishous parecía ver. Sí se había ido después del secuestro, y el único "roce" que había tenido con Arleen fue que una vez salió de esa casa, no volvió a pisarla. No se lo echaba en cara, debía ser muy difícil ver que de ambas, ya solo ella estaba embarazada, y no quería echarle en cara nada de eso. No podía asegurar lo del odio que la morena podía sentir por ella. Lo había dicho por exagerar un poco, pero no estaba tan segura.- Yo creí que había ganado una hermana. Perderla fue difícil también para mi.- Susurró, dejando el tema, porque recordar las palabras que le había pronunciado antes de la ceremonia de su boda era difícil. El tema de la madre estaba aún más accidentado. Sentía que tenía que ir de puntillas porque había jodido bastante a sus hijos por el camino.- Yo jamás permitiría que tu madre se metiera en nuestra relación, en absoluto. Lo acordamos antes de casarnos, para esta pareja y esta familia que formamos solo cuentan dos opiniones. La tuya y la mía. Pero... pero si tú les sigues viendo y no me llevas contigo, no creo que nunca pueda formar una relación con ellos.- Dejó salir el aire como si algo muy pesado se hubiera caído de sus hombros. Sí podía llegar simplemente un día a casa Royden e imponerse como visita, pero era poco gracioso de su parte. No comprendía nada, quería que los conociera pero decía verse con ellos sin ella.- Tal vez... les podamos invitar cuando esté listo el bar afuera.- Murmuró. Quizás eso animaba a V y comenzaba de nuevo con ellos. Dos pájaros de un tiro.
En tanto a Tintagel, había demasiada leña de dónde cortar, y Vishous quería cortarla toda en pocos hachazos. Ella había conectado puntos entre los dolores de parto, la sensación que había tenido justo en el momento en que la tierra comenzó a temblar y los mensajes de su brazalete.- Cuando la tierra tembló sentí un... escalofrío. Justo antes de las contracciones. Creo... solo creo... que entre eso y la impresión del ataque, causaron todo lo que se nos vino después.- Escuchó las miles de preguntas y... era como si las hubiera sacado de su cabeza. Todo eso lo había estado maquinando desde aquel día.- No tengo idea. Aparentemente sí está moviendo la isla, solo no sé si la bajará en su debido momento. Además, los árboles tienen su... su origen en Tintagel. De ahí partió la semilla a Avalon. Quieran o no, hay una conexión de energías entre todo esto. Me es muy obvio.- A ella le era muy obvio, pero no sabía el sentir del resto al respecto. Sobre todo le preocupaba Catherine, sus bebés; no había sabido nada de ella. Se apresuró a enviar un mensaje antes de continuar con la plática.
En tanto a Tintagel, había demasiada leña de dónde cortar, y Vishous quería cortarla toda en pocos hachazos. Ella había conectado puntos entre los dolores de parto, la sensación que había tenido justo en el momento en que la tierra comenzó a temblar y los mensajes de su brazalete.- Cuando la tierra tembló sentí un... escalofrío. Justo antes de las contracciones. Creo... solo creo... que entre eso y la impresión del ataque, causaron todo lo que se nos vino después.- Escuchó las miles de preguntas y... era como si las hubiera sacado de su cabeza. Todo eso lo había estado maquinando desde aquel día.- No tengo idea. Aparentemente sí está moviendo la isla, solo no sé si la bajará en su debido momento. Además, los árboles tienen su... su origen en Tintagel. De ahí partió la semilla a Avalon. Quieran o no, hay una conexión de energías entre todo esto. Me es muy obvio.- A ella le era muy obvio, pero no sabía el sentir del resto al respecto. Sobre todo le preocupaba Catherine, sus bebés; no había sabido nada de ella. Se apresuró a enviar un mensaje antes de continuar con la plática.
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El tema se comenzó a calentar de un momento a otro a pesar de que ambos tenían tanto en la cabeza que no parecía tener fin. Suspiró, escuchando a su marido.- No nos leemos la mente, claro está.- Ella jamás habría pensado que Vishous creía que odiaba a su hermana de tal manera, pero así era. A pesar de su risa oscura, se cercanía y sus palabras, no es inmutó. Su rostro no presentaba aquella mirada sensual y provocadora que podía proponer solo para no poner más presión sobre su esposo. Solo estaba seria y tranquila.- Insisto en que la Telepatía no es mi especialidad. Es solo que... hmmm... te explicaré un poco de cómo te percibo, a ver si eso nos ayuda en este caso. Llega un punto en que pareces irritable, frustrado, inquieto... Tu energía es... negativa. Como ahora mismo.- Mientras su mano se ensañaba con aquel espacio entre sus piernas, continuó.- No asocio esas energías que emanas con tu necesidad sexual acumulada, sino todo lo contrario. No percibo a un gigoló adicto al sexo, sino a un cazador. Mi instinto me dice que debo apartarme y darte espacio para que saques algo de presión, cuando realmente lo que parece que necesitas es todo lo contrario. Y eso lo sabes desde ese primer baile. El instinto me dice que me aleje del cazador. Tienes que sacarme de mi error de vez en cuando.- Apartó la mano cuando comenzó a bajarse los pantalones, dándole espacio mientras se relamía los labios.
De buenas a primeras, ignoraría los comentarios de lo consciente que había sido con ella durante todo el embarazo, a sabiendas de que con tanta tensión acumulada no sería nada bueno que explotara en aquel instante. Tenía que bajar un poco su ira. Sin pensarlo mucho, se llevó aquel miembro a la boca. Ocupaba cada de su boca, tan grande y profunda era. Cerró levemente los ojos, participando activamente en aquella felación, con el ritmo agresivo que creía que el contrario necesitaba. Quería que entendiera que no estaba ignorando a propósito sus necesidades, y que podía cubrirlas si de repente le echaba una mano para reconocerlas.
-No creo que la hayas perdido…Creo que se perdió a sí misma, Sofía- Le dijo con un gesto medio irritado con la mirada un poco ida. Arleen no les había dicho nada sobre su matrimonio, ni a Fred ni a él y cuando se había percatado había sido demasiado tarde. Alcohólica, su hermana. Alcohólica. Escuchar que Sofía era mucho más… más fuerte que Aurora hizo que Vishous soltara un suspiro sonoro de relajación, como si hubiese desatado algún nudo que tuviese en el pecho -Lo haremos…Pero no respondo por las reacciones de mi madre-
El tema del Sanguis Ligno siempre la ponía arisca y era comprensible porque a fin de cuentas ella estaba conectada con la naturaleza y por lo que V podía sospechar, era como una naturaleza corrupta y por eso siempre estaba trastornada después de estar a su alrededor -A ti… - Mencionó Vishous como quien no quiere la cosa -Pero ¿Y a los demás? Hay que unir esfuerzos para poder vencer ese puto árbol y limpiar nuestra isla. De verdad…maldito el día que esos Pendragon pusieron un puto pie en Ouroboros-
El tema del Sanguis Ligno siempre la ponía arisca y era comprensible porque a fin de cuentas ella estaba conectada con la naturaleza y por lo que V podía sospechar, era como una naturaleza corrupta y por eso siempre estaba trastornada después de estar a su alrededor -A ti… - Mencionó Vishous como quien no quiere la cosa -Pero ¿Y a los demás? Hay que unir esfuerzos para poder vencer ese puto árbol y limpiar nuestra isla. De verdad…maldito el día que esos Pendragon pusieron un puto pie en Ouroboros-
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- Y así estaba, mosqueado, cuando Sofía empezó con lo suyo. En su opinión estaba usando la boca para otros fines que no le satisfacían pero le oyó, aunque entre la nube de deseo que le turbaba la cabeza, poco comprendió -Hmm…- Asintió cuando mencionó eso del cazador -Es que eres mi presa favorita- Sonrió de manera lobuna, aligerando un poco los dedos en su cabello. Le gustaba que lo viera así porque su deseo era devorarla -Lo haré- Se comprometió y tras eso simplemente se dejó hacer.
Maldita sea, si es que aquello era lo puto mejor de la vida.
Tensó los dedos de nuevo alrededor de la cabeza de Sofía, hundiendo la otra mano también y guiándola exactamente como la quería hasta que no fue ella quien marcó el ritmo sino él, uno rápido pero con cuidado de no lastimarla. Sabía perfectamente sus dimensiones y las de ella. Cuando el clímax le golpeó fue tan brusco como esperaba e hizo que soltara un fuerte gruñido desde el fondo de su pecho. Tenía la respiración agitada y cuando abrió los ojos y la miró le sonrió, apartándose de ella para alcanzarle una servilleta y limpiarse él mismo.
Aún así, para él no había terminado. Podrían tener cuidado de no tener relaciones pero el coito no era lo único que envolvía las artes amatorias. Le besó los labios inclinándose sobre ella para recostarla con cuidado, procurando que su cuerpo no presionara su vientre, y cuando la tuvo recostada empezó a descender mientras una de sus manos levantaba la falda de su vaporoso y veraniego vestido, inspirando profundamente su aroma -Tú también tienes que sacarte esa energía negativa- Porque tenía la cabeza dando vueltas aún. Besó su muslo, para luego deslizar sus labios por su nívea piel por la parte interior de éste en dirección a su zona sur hasta alcanzar la tela, cogiéndola con suavidad para descenderla y así retribuirle el placer que había recibido.
Suspiró profundamente, cerrando los ojos un instante. En cuestión de Arleen, tenía demasiados sentimientos encontrados, que podía ir ignorando según fuera conveniente, pero que al final del día la terminaban por hacer sentir un poco triste por toda la situación a su alrededor.- Creo que nunca se había encontrado.- Y que, por consiguiente, quizás por eso el matrimonio y su embarazo no llegaron a buen término. Apoyaba bastante su decisión de irse a tierra. La peor decisión habría sido volver a casa de sus padres, donde su madre le machacaría día y noche sobre sus más recientes fracasos. Al menos Vishous había aceptado traer a su familia una vez estuviera listo el bar afuera. Aquello le daría una meta para terminar todo a tiempo, y su esposo era muy determinado cuando tenía una meta.- Verás que logramos reunirlos a todos para una noche de esas que te gustan, con música, baile, quizás hasta karaoke si sacamos alguna pantalla.- Esperaba que eso lo animara. Mientras alguiene estuviera cantando, nadie podría ponerse a hablar mal de nadie.
Tintagel, el árbol, temas que quería sacar de su vida fuera como fuera y que, sin embargo, parecían estar más presentes que nunca. Pensó por un momento lo que preguntaba sobre el resto de sus compañeros y asintió.- Creo que... estamos en la misma sintonía al respecto. Tenemos tiempo, según calculan Giordano y Markus, pero aún tenemos demasiados cabos sueltos, no sé qué es lo que han logrado investigar el resto y yo no he podido acercarme mucho porque... bueno, nos altera.- Susurró, hablando de ella misma como de la criatura que tenía dentro. Había tenido sueños horribles después de aquel día. Sueños de sangre y raíces asfixiantes que había tratado de ocultar de Vishous. Cuando menos había pensado, ya se había llevado la mano al cuello, como si algo la asfixiara inconscientemente.
Tintagel, el árbol, temas que quería sacar de su vida fuera como fuera y que, sin embargo, parecían estar más presentes que nunca. Pensó por un momento lo que preguntaba sobre el resto de sus compañeros y asintió.- Creo que... estamos en la misma sintonía al respecto. Tenemos tiempo, según calculan Giordano y Markus, pero aún tenemos demasiados cabos sueltos, no sé qué es lo que han logrado investigar el resto y yo no he podido acercarme mucho porque... bueno, nos altera.- Susurró, hablando de ella misma como de la criatura que tenía dentro. Había tenido sueños horribles después de aquel día. Sueños de sangre y raíces asfixiantes que había tratado de ocultar de Vishous. Cuando menos había pensado, ya se había llevado la mano al cuello, como si algo la asfixiara inconscientemente.
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Al menos Vishous supo cómo sacarla de sus malos pensamientos con otros peores, pero de otra naturaleza. Al final, no sabía si el contrario había captado el punto que quería aclarar, pero quién podía pensar con el líbido tan alto. Se concentró en hacer un buen trabajo con el miembro entre sus labios, pero entendió prontamente que lo que necesitaba era velocidad. Dejó de resistirse y comenzó a relajar la boca, la garganta y la cabeza para que el contrario se introdujera en ella como le gustaba. Cuando aquella culminación llegó, hizo lo posible por retenerla en su boca. No tuvo opción entre escupir o tragar. Usualmente no la tenía, pero en aquella ocasión hizo ambas, sin poder detener ninguna. Se limpió los labios con cuidado de no quitarse también el color, sonriéndole al moreno cuando tuvo ocasión de conectar con su mirada. Le gustaba verlo tan liberado, disfrutando de sí mismo, así que mientas comenzaba a recostarse sobre el sillón durante el beso de su esposo decidió que debía salir un poco más de sus pensamientos y pasar algo más de tiempo en las artes físicas que tan bien se le daban. Tuvo que reír de escucharlo hablar de energías negativas. Era cierto, culpaba al árbol y a que eso le había consumido cada minuto de sus pensamientos.- ¿Por qué no se me ocurrió antes? Que gran método.- Bromeó, cerrando los ojos para no ver el techo, tratando de acomodarse para que la criatura no le molestara. No tuvo que esperar mucho, pues su esposo era un experto en todo aquello. Su lengua seguramente había sido tallada por algún Dios. Griego.- No tienes idea de lo bueno que eres en esto.- Susurró justo antes de soltar involuntariamente aquel primer jadeo que lo volvió todo más real.
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- Lo de su familia tenía que organizarse, esperaba que si, que pudiera integrarse a esas noches. En cambio, lo del Sanguis le comía un poco la cabeza a ambos…después de acabar con su método de relajarse iba a proponerle que le dijera que necesitaba buscar y lo hallaría.
Pero es que después de haber descargado parte de su frustración podía dedicarse, precisamente a ayudarla a ella -Porque se te olvida que soy tu esposo- Le dijo con una sonrisa, la verdad es que si hasta ahora no lo tenía integrado iba a tener que hacer mucho porque lo incorporará.
No que le costará trabajo.
Subió ambas manos por sus piernas hasta alcanzar sus nalgas, con dedos firmes, apretó sus carnes para atraerla hacia él, levantándola solo un poco para no incomodarla. Ella sabía avisarle si no lo estaba pasando bien. Le regaló un leve mordisco en aquel cúmulo de nervios femenino cuando le dijo que no sabía lo bueno que era.
Claro que lo sabía.
Succionó con suavidad, entreteniéndose en lamer lenta y suavemente su intimidad para permitirle disfrutar pero también con el deseo de torturarla un poco. Subió una mano más por su vestido, simplemente para acariciar su espalda y rozar con los dedos el borde de uno de sus pechos - Tócate - Susurró antes de alejarse de aquella zona y bajar por el interior de su muslo, besándolo -Como te gusta que yo te toque - Se refería a los pechos, él se encargaba de lo demás. Sabía que los tenía súper sensibles así que era buena idea que se encargará ella.
Volvió a subir hasta el centro de sus piernas y tanteó su entrada con la lengua, prometiendo placeres oscuros para después si se portaba bien. Ascendió y se concentró en torturar a un ritmo más rápido su centro solo para llevarla al límite y luego ralentizarlo. Quería escucharla gritar y olvidarse de todo un poco.
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- El mundo comenzó a irse en espiral cuando su cuerpo empezó a reaccionar a las tácticas de guerra de Vishous. Su mente comenzaba a nublarse con las habilidades que demostraba sobre su cuerpo. El tacto de sus manos iba a terminar por desencadenarlo todo. Sus dedos firmes, su amarre experto, todo en él la empujaba sobre un abismo que no sabía si estaba preparada para cruzar. Cerró los ojos y dejó que él la guiara por aquella senda peligrosa, mientras sus manos buscaban la melena del moreno. Su cuerpo sufrió un pequeño espasmo al sentir los dientes de su esposo contra su piel, y todo fue cuesta abajo.
Sus jadeos comenzaron a hacerse presentes, pasando lentamente a gemidos que llenaban la estancia de aquella gran casa. Tendrían que ser más discretos en poco tiempo, o tomar medidas precautorias, así que en ese momento se dejó con el moreno. Sin embargo, tuvo que abrir los ojos cuando escuchó su voz, llena de aquella lujuria que le encantaba.- Me gusta con tus manos.- Susurró, subiendo las manos hasta sus pechos, apretándolos solo un poco, suficiente para hacer que todo su cuerpo se estremeciera. Volvió a gemir una vez su lengua volvió a usar sus talentos. Tanto así, que no pasó mucho tiempo antes de que saltara más allá de sus límites, estremeciéndose de placer entre sus manos. Era tan fácil derretirse entre sus caricias que no necesitaba mucho para acabar entre su boca. Mientras trataba de regular su respiración, alargó sus manos para entrelazarla con las del contrario.- A veces se me olvida lo bueno que eres en esto.- Más que nada por estar pensando aquellos últimos días en lo que el árbol representaba.
Sofía no tardó demasiado en hacer esa hermosa sinfonía para sus oídos. Vishous se incorporó sonriendo para observarla plácidamente recuperando el aliento. Entrelazó sus manos con las de ella después de relamerse los labios -Te lo recordaré más seguido- Le respondió, esperando que en efecto pudiera hacerlo y que su cuerpo le dejara disfrutar de aquellos menesteres La dejó recomponerse y él mismo también lo hizo.
-Ahora que estamos más ligeros… Tenemos que elegir varias cosas- Le dio un par de fresas para que comiera mientras se incorporaban. La verdad es que no sólo se trataba de la remodelación necesitaban un millón de cosas más para el/la bebé -Y de una vez pasamos por casa de Fred con la merienda y hablas con Aurora, sé que lo tiene libre porque Fred también se pidió la tarde- Le explicó y le guiñó un ojo antes de terminar de acomodarse para salir de allí.
-Ahora que estamos más ligeros… Tenemos que elegir varias cosas- Le dio un par de fresas para que comiera mientras se incorporaban. La verdad es que no sólo se trataba de la remodelación necesitaban un millón de cosas más para el/la bebé -Y de una vez pasamos por casa de Fred con la merienda y hablas con Aurora, sé que lo tiene libre porque Fred también se pidió la tarde- Le explicó y le guiñó un ojo antes de terminar de acomodarse para salir de allí.
El mundo tomó su rumbo de nuevo por algunos días. Un rumbo que parecía ir en picada. Un rumbo que tenía demasiado peso encima para resistir los días que se le venían. Golpe tras golpe, el árbol terminó por acabar con los cultivos en nada, y a raíz de esa acción hubo que tomar acciones mayores para proteger la flora del resto de la isla. Sobre todo la de los bosques. Sabía que el árbol ya estaba tocando su bosque como un dedo que se extendía para acercarse, tocarla y trastornarla. Terminaría por llegar hasta los cimientos de su casa si no hacía algo. Al final de cuentas, no podían evitar el avance, pero sí podían hacer menos atractivo el lugar.
Tras algunas reuniones con sus padres para analizar el asunto, llegaron a la conclusión de que debían proceder con magia antigua y rituales arcanos de protección y bloqueo. Protegería la integridad de la red de los bosques para impedir que se corrompieran por el contacto con las raíces del árbol, y probablemente frenaría un poco el drenado de magia, pero no sería la solución definitiva. El árbol tomaría lo que quisiera de cualquier otro lugar. Los rituales duraron un día y dos noches durante la luna llena. Su magia y la de sus padres habría sido más suficiente para realizar aquella red de protección que involucraba a cada árbol del bosque, si tan solo ella no hubiera estado embarazada. La pequeña criatura en su vientre tenía un límite en la magia que podía recibir y ceder, por lo que tuvo que solicitar a la madre tierra que aceptara la magia interminable de Vishous como soporte y extensión de la propia. Ese ritual terminó sellando el suelo bajo sus pies y protegiendo los recursos con tal de no ceder una pizca más de magia de los bosques a aquel árbol. Si aquello funcionaba, de alguna manera podría acorralar la extensión de sus raíces en otros puntos de la isla y podría evitar que más territorio terminara a su merced. Desde ese día, la tranquilidad reinó en su vida. Pudo relajarse, soltar el cuerpo, descansar sin tener aquellos sueños violentos donde ramas ensangrentadas la asfixiaban y la engullían. La criatura en su vientre también tuvo paz, y se estuvo quietecita y tranquila como antes de que todo aquello ocurriera. Se pudo enfocar en otras cosas, como en platicar con Aurora para el mural y establecer la amistad que nunca había podido darse ahora que estaban por compartir la maternidad como tema en común.
Tan solo había pasado un día cuando el... pájaro mecánico de Arleen llegó con un mensaje. Las noticias parecían maravillosas, pero también llegaban con una petición. e llevó la uña del dedo índice a la boca, pensando en lo que podría hacer una invasión de chizpurfles en un lugar como Ouroboros. ¿Los querría para el árbol? No estaba tan en contacto con la isla últimamente, pero eso no quitaba que fuera una alternativa. De cualquier modo, se puso manos a la obra y salió a su invernadero. Se tardó un buen rato haciendo los cálculos para el cambio de consistencia y de liberación. En comprimidos tenía que estar todo más concentrado, pero a la vez quería menos poder, por lo que quizás una lenta liberación podría hacer que se dosificara todo. Era casi contra intuitivo hacer ambas cosas a la vez. Sin embargo, logró solucionar el problema agregando un par de ingredientes a la preparación, uno para arreglar lo de la densidaad y otro para matizar la liberación de la poción. La mayoría de los ingredientes estaban en su bodega privada, bajo tierra, así que bajó ctomó todo lo necesario y volvió a la superficie para hacer la poción. No fue complicado de realizar, pues todo lo que hubo que hacer fue pulverizar los ingredientes, hidratarlos y realizar los comprimidos una vez hicieron su reacción en el caso impregnado con incienso de los muertos.
Al final, volvió a casa con el resultado de su trabajo y aprovechó que el pájaro seguía por allí para enviarle una notilla a Arleen. Había recibido algunas noticias que necesitaban de su atención, así que cuando terminó de alistarse para salir al edificio del Consejo, dejó que el pájaron se fuera con la nota y salió de casa.
Tras algunas reuniones con sus padres para analizar el asunto, llegaron a la conclusión de que debían proceder con magia antigua y rituales arcanos de protección y bloqueo. Protegería la integridad de la red de los bosques para impedir que se corrompieran por el contacto con las raíces del árbol, y probablemente frenaría un poco el drenado de magia, pero no sería la solución definitiva. El árbol tomaría lo que quisiera de cualquier otro lugar. Los rituales duraron un día y dos noches durante la luna llena. Su magia y la de sus padres habría sido más suficiente para realizar aquella red de protección que involucraba a cada árbol del bosque, si tan solo ella no hubiera estado embarazada. La pequeña criatura en su vientre tenía un límite en la magia que podía recibir y ceder, por lo que tuvo que solicitar a la madre tierra que aceptara la magia interminable de Vishous como soporte y extensión de la propia. Ese ritual terminó sellando el suelo bajo sus pies y protegiendo los recursos con tal de no ceder una pizca más de magia de los bosques a aquel árbol. Si aquello funcionaba, de alguna manera podría acorralar la extensión de sus raíces en otros puntos de la isla y podría evitar que más territorio terminara a su merced. Desde ese día, la tranquilidad reinó en su vida. Pudo relajarse, soltar el cuerpo, descansar sin tener aquellos sueños violentos donde ramas ensangrentadas la asfixiaban y la engullían. La criatura en su vientre también tuvo paz, y se estuvo quietecita y tranquila como antes de que todo aquello ocurriera. Se pudo enfocar en otras cosas, como en platicar con Aurora para el mural y establecer la amistad que nunca había podido darse ahora que estaban por compartir la maternidad como tema en común.
Tan solo había pasado un día cuando el... pájaro mecánico de Arleen llegó con un mensaje. Las noticias parecían maravillosas, pero también llegaban con una petición. e llevó la uña del dedo índice a la boca, pensando en lo que podría hacer una invasión de chizpurfles en un lugar como Ouroboros. ¿Los querría para el árbol? No estaba tan en contacto con la isla últimamente, pero eso no quitaba que fuera una alternativa. De cualquier modo, se puso manos a la obra y salió a su invernadero. Se tardó un buen rato haciendo los cálculos para el cambio de consistencia y de liberación. En comprimidos tenía que estar todo más concentrado, pero a la vez quería menos poder, por lo que quizás una lenta liberación podría hacer que se dosificara todo. Era casi contra intuitivo hacer ambas cosas a la vez. Sin embargo, logró solucionar el problema agregando un par de ingredientes a la preparación, uno para arreglar lo de la densidaad y otro para matizar la liberación de la poción. La mayoría de los ingredientes estaban en su bodega privada, bajo tierra, así que bajó ctomó todo lo necesario y volvió a la superficie para hacer la poción. No fue complicado de realizar, pues todo lo que hubo que hacer fue pulverizar los ingredientes, hidratarlos y realizar los comprimidos una vez hicieron su reacción en el caso impregnado con incienso de los muertos.
Al final, volvió a casa con el resultado de su trabajo y aprovechó que el pájaro seguía por allí para enviarle una notilla a Arleen. Había recibido algunas noticias que necesitaban de su atención, así que cuando terminó de alistarse para salir al edificio del Consejo, dejó que el pájaron se fuera con la nota y salió de casa.
La peor idea del año había sido tratar de salir al mundo exterior ese día y ayudar. Justo antes de que las ramas rompieran el suelo bajo la Plaza Central de Ouroboros, mientras escuchaba las protestas, algo en su interior comenzó a angustiarse de una manera abrumadora, y no tenía nada que ver con los cánticos ni con las pancartas, ni con la multitud que se acercaba a ellos en busca de respuestas. Fue tal su tensión que en cuanto vio las ramas salir, la primera contracción se hizo presente, pero esta vez era era una sensación diferente, mucho más fuerte que la vez pasada. No había comparación. Por poco y se desmayó del dolor y la sorpresa, pues incluso en Tintagel no habían sentido aquella fuerza arrolladora que había despertado a su pequeño bebé. Le machacó un poco el brazo a Khan justo antes de empujarlo en la dirección contraria al árbol para que huyera como Nikolaos le había sugerido, y ella... ella intentó dar un paso adelante, ayudar a sus queridos amigos porque tenía pánico por ellos, pero cayó de rodillas al suelo, deshecha de dolor. Aún en tierra, y a pesar de que lo intentó, la magia, su magia, no servía de nada en ese lugar. No afectaba al árbol y las defensas que estaba tratando de levantar para sus compañeros no le respondían. Sus manos temblaban en impotencia, una sobre su vientre y la otra sobre el suelo que no le respondía. Tenía que salir de ahí, tenía que volver a su bosque de inmediato, a la tranquilidad relativa de aquel lugar. Ella tenía que salir de ahí, a pesar de todos los deseos que tenía de detener aquella amenaza y apoyar a sus compañeros. Tenía demasiado miedo de un momento a otro. Demasiado miedo de lo que ese segundo encuentro con el árbol podía hacer, en ella, en su pequeño bebé y en sus compañeros. Envuelta en pena e impotencia, subió a su alfombra voladora y tuvo un vuelo demasiado accidentado hacia su invernadero.
...
¡Madre! - Gritó una vez llegó a su invernadero ante la sorpresa de sus estudiantes, o los que quedaban allí después de medio día. La angustia no se había quitado solo por llegar a su bosque, sino que crecía a pasos agigantados con cada nueva contracción.- ¡Madre! Va a nacer, esta vez sí lo hará. ¡Va a nacer ya!- Le dijo con desesperación, abrazándose de ella para tratar de mitigar el dolor. Su madre estaba tratando de tranquilizarla, diciéndole que aún no era tiempo y que solo sería otra falsa contracción, pero ella estaba segura. Segura, pero no loca como para ir al hospital como se lo solicitaba.- ¡No! Al hospital no, las raíces en la ciudad están... activaaas. Nghh... Vishous está abajo en una misión, avísenle, que venga, que venga rápido.- Sollozó, dejando pasar una contracción antes de cambiar por completo de opinión.- ¡No! N-no sé si lleva equipo pero no dejará a sus soldados, solo... a-ávisenle. Solo díganle que estamos bien.- Murmuró entre contracciones. No deberían ir tan juntas, o tan poco espaciadas. Rápidamente cambió de opinión una vez más, sollozando. No era tanto el dolor, sino la angustia y el miedo, la sensación negativa que tenía instalada en el pecho.- ¡No, no! No. Si no puede venir se preocupará y estará distraído en la misión, podría salir herido. No le digan nada, papá, no le digan.- Sollozó un tanto desesperada. Al final, fue él quien la tranquilizo con su abrazo, asegurándole que todo iría bien y que enviaría el patronus a su yerno en cuanto llegaran a casa. Sofía, mientras tanto, tenía que lidiar con el dolor que iba y venía, y con su consciencia, que no había visto con certeza qué había sido de sus compañeros cuando las contracciones se hicieron presentes. Estaba dividida. Estaba mal. Salieron a casa con rapidez. Su padre corrió con rapidez a preparar los ritos de nacimiento y a preparar el patronus, y luego su madre la llevó al porche que daba cerca del agua. A partir de ahí, vivió los 20 minutos más angustiantes de su vida.
...
La luz entraba en pequeños raudales por encima de su cabeza, por encima de las copas de los árboles que brindaban luz, vida y calor a todo aquel mundo. Desde que habían colocado junto a ella a esa pequeña criatura, sus ojos solo le habían permitido ver el rostro, tan dulce y tan pequeño. Era increíble como podías amar de manera inmediata algo que acababas de conocer. Amor a primera vista, definitivamente.
Ya no recordaba nada de todo el miedo que había tenido una hora atrás. Dentro de su habitación, recostada y descansando, no había nada en su mente fuera de ese pequeño bebé. Fue el susto más grande de su vida, pero a medida que con los dedos recorría las pequeñas y tiernas facciones, se olvidaba más y más de todo. Sus pequeñas manos, sus pequeños pies, la nariz tan respingada, sus pestañitas y las cejas apenas dibujadas. Su boca tan bien definida. Era todo, todo, todo lo que alguna vez había soñado y mucho, mucho, muchísimo más. Mientras recorría la palma de su pequeña mano con los dedos, sintió el suave agarre que se cerraba sobre su índice y le prometió por lo más sagrado nunca soltarle la mano. Nunca dejar que la soledad fuera su compañía. Estaría siempre ahí, para siempre. Un pequeño bostezo que llegó justo después le hizo sonreír felizmente. Si tuviera que elegir un momento para invocar a su patronus, tendría que ser ese. Por un momento, se preguntó si Catherine se sentiría así respecto a sus hijos. Si les tendría aquella devoción apenas conocerlos como ella sentía. O si lo sentiría Anteia, o si lo sentía Aurora, Jelenne, Zarina, o cualquiera de las que en Grecia fueran sus amigas. Era, simplemente, el momento más feliz de su vida.
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La luz entraba en pequeños raudales por encima de su cabeza, por encima de las copas de los árboles que brindaban luz, vida y calor a todo aquel mundo. Desde que habían colocado junto a ella a esa pequeña criatura, sus ojos solo le habían permitido ver el rostro, tan dulce y tan pequeño. Era increíble como podías amar de manera inmediata algo que acababas de conocer. Amor a primera vista, definitivamente.
Ya no recordaba nada de todo el miedo que había tenido una hora atrás. Dentro de su habitación, recostada y descansando, no había nada en su mente fuera de ese pequeño bebé. Fue el susto más grande de su vida, pero a medida que con los dedos recorría las pequeñas y tiernas facciones, se olvidaba más y más de todo. Sus pequeñas manos, sus pequeños pies, la nariz tan respingada, sus pestañitas y las cejas apenas dibujadas. Su boca tan bien definida. Era todo, todo, todo lo que alguna vez había soñado y mucho, mucho, muchísimo más. Mientras recorría la palma de su pequeña mano con los dedos, sintió el suave agarre que se cerraba sobre su índice y le prometió por lo más sagrado nunca soltarle la mano. Nunca dejar que la soledad fuera su compañía. Estaría siempre ahí, para siempre. Un pequeño bostezo que llegó justo después le hizo sonreír felizmente. Si tuviera que elegir un momento para invocar a su patronus, tendría que ser ese. Por un momento, se preguntó si Catherine se sentiría así respecto a sus hijos. Si les tendría aquella devoción apenas conocerlos como ella sentía. O si lo sentiría Anteia, o si lo sentía Aurora, Jelenne, Zarina, o cualquiera de las que en Grecia fueran sus amigas. Era, simplemente, el momento más feliz de su vida.
Apareció en casa a tiempo de apoyar a Sofía durante el parto pese a que estaba tan nervioso que sentía que temblaba y que decía tonterías de apoyo en vez de hacer algo útil. Tras eso había ayudado a acomodarlas con tranquilidad y pese a que al principio todo había sido caos, ahora todo era tranquilidad.
Había bajado a buscar una jarra de agua porque seguramente Sofía iba a necesitarla y al subir las observó durante un rato en silencio antes de sentarse en un sillón al lado de la cama. La bebé se veía pequeña y frágil y V no hacía más que dar vueltas y vueltas sobre cómo salir de la isla y si Sofía lo permitiría. Necesitaba protegerlas, más aún al saber que todo se había adelantado por otro ataque del árbol. Vishous había enviado un patronus a Fred y a Amaya para informarle que estaba con Sofía y que no podía acudir, pero en el fondo sentía que estaba dejando su deber de lado. Como también sentía que estaba dejando atrás la misión de los reales y...No sentaba bien.
Sí, tenía la mente atribulada y lo único que quería hacer era abrir un portal más grande y llevárselas a una isla desierta.
-Ahora sí…- Murmuró inclinándose un poco y alargando una mano para bajar un poco la manta y mirarle la cara a su hija, sonrió de lado, pasando luego el pulgar por uno de sus redondas y sonrojadas mejillas. Había heredado el precioso cabello rojo de su madre y V sabía que de ahora en adelante sería su debilidad, que no había nada que pudiera negarle -¿Qué nombre le ponemos?- Preguntó y miró hacia Sofía con una sonrisa abierta -¿Cómo crees que el universo quiere que se llame?- Porque sabía que en el fondo Sofía creía en esas cosas y, con el tiempo, él empezaba a creer también.
Había bajado a buscar una jarra de agua porque seguramente Sofía iba a necesitarla y al subir las observó durante un rato en silencio antes de sentarse en un sillón al lado de la cama. La bebé se veía pequeña y frágil y V no hacía más que dar vueltas y vueltas sobre cómo salir de la isla y si Sofía lo permitiría. Necesitaba protegerlas, más aún al saber que todo se había adelantado por otro ataque del árbol. Vishous había enviado un patronus a Fred y a Amaya para informarle que estaba con Sofía y que no podía acudir, pero en el fondo sentía que estaba dejando su deber de lado. Como también sentía que estaba dejando atrás la misión de los reales y...No sentaba bien.
Sí, tenía la mente atribulada y lo único que quería hacer era abrir un portal más grande y llevárselas a una isla desierta.
-Ahora sí…- Murmuró inclinándose un poco y alargando una mano para bajar un poco la manta y mirarle la cara a su hija, sonrió de lado, pasando luego el pulgar por uno de sus redondas y sonrojadas mejillas. Había heredado el precioso cabello rojo de su madre y V sabía que de ahora en adelante sería su debilidad, que no había nada que pudiera negarle -¿Qué nombre le ponemos?- Preguntó y miró hacia Sofía con una sonrisa abierta -¿Cómo crees que el universo quiere que se llame?- Porque sabía que en el fondo Sofía creía en esas cosas y, con el tiempo, él empezaba a creer también.
Ya no se acordaba de nada de lo que había pasado unos minutos atrás; de la angustia, de la desesperación. Mientras la pequeña dormía feliz y pacíficamente a su lado en la cama, ella no podía dejar de mirarla, no podía siquiera apartar la vista.
Cuando Vishous se acercó, tuvo que levantar una mirada enamorada hacia él. El sentimiento no solo era hacia la pequeña, sino también hacia él por brindarle aquel enorme regalo.- ¿Quieres cargarla? Se debe ver tan pequeñita entre tus brazos, mi amor. Tan pequeña y tan segura entre tus brazos.- Tantos contrastes juntos debía ser magnífico de ver. Sobre todo cuando en el rostro del moreno se veía aquella adoración.
Cuando llegaron al tema del nombre, un suspiro salió de su pecho.- Ninguno de los que había pensado le hace justicia.- Susurró, mirándole con admiración cuando quiso involucrar al universo en esa decisión. La idea le encantaba, pero también la ponía muy nerviosa por la incertidumbre. Todo podía pasar. Literalmente había un universo de posibilidades.- Habrá que preguntarle.- Le extendió la mano, para que le diera aquella que no estaba ocupada con las mejillas de su hija. Se grabó el rostro de su pequeña en la memoria y elevó la mirada por un instante, recostando la cabeza sobre la almohada para ver la copa de los árboles. ¿Le daría un nombre? Había que pedirlo para averiguarlo. Inhaló y exhaló profundamente y cerró los ojos, haciendo la petición. Apenas cerró los ojos, imágenes del cielo nocturno, de las estrellas llegaron a su mente, pasando después al cielo de invierno surcado por una aurora boreal. Pasó rápidamente al reflejo de la luz de medio día sobre el agua. Vio el bosque, el crepitar de las llamas. Su mente recorrió sola todos los elementos, todo lo hermoso que había en la naturaleza. Todo, hasta llegar a una brisa suave bajo un cielo azul. La brisa le susurraba un nombre una y otra vez, y cuando abrió los ojos, los clavó en Vishous suspirando.- Aura.- Susurró en una sola palabra que retumbó por la habitación e hizo que los árboles se estremecieran en una alegría enérgica que pocas veces había sentido. Casi como si la pequeña lo supiera, abrió los ojos por primera vez, mostrando un azul tan claro y profundo que le robó la respiración. Eran tan claros que incluso reflejaron, por un segundo, el color verde de las copas de los árboles.- Aura, Vishous... Quieren que la llamemos Aura. Aura Dioscórides Royden.
Casi podía morir de felicidad. De la felicidad que le daba tener todo, todo, todo en el mundo. Apretó suavemente la mano de Vishous, viéndolo con todo el amor que nunca había sido capaz de expresar.- Vishous. Esta es la familia que haz formado. Despues de tanto dolor y tanto sufrimiento. Despues de toda una vida de tormento esta es la recompensa. En este momento de agradezco demasiado, te amo demasiado.
Cuando Vishous se acercó, tuvo que levantar una mirada enamorada hacia él. El sentimiento no solo era hacia la pequeña, sino también hacia él por brindarle aquel enorme regalo.- ¿Quieres cargarla? Se debe ver tan pequeñita entre tus brazos, mi amor. Tan pequeña y tan segura entre tus brazos.- Tantos contrastes juntos debía ser magnífico de ver. Sobre todo cuando en el rostro del moreno se veía aquella adoración.
Cuando llegaron al tema del nombre, un suspiro salió de su pecho.- Ninguno de los que había pensado le hace justicia.- Susurró, mirándole con admiración cuando quiso involucrar al universo en esa decisión. La idea le encantaba, pero también la ponía muy nerviosa por la incertidumbre. Todo podía pasar. Literalmente había un universo de posibilidades.- Habrá que preguntarle.- Le extendió la mano, para que le diera aquella que no estaba ocupada con las mejillas de su hija. Se grabó el rostro de su pequeña en la memoria y elevó la mirada por un instante, recostando la cabeza sobre la almohada para ver la copa de los árboles. ¿Le daría un nombre? Había que pedirlo para averiguarlo. Inhaló y exhaló profundamente y cerró los ojos, haciendo la petición. Apenas cerró los ojos, imágenes del cielo nocturno, de las estrellas llegaron a su mente, pasando después al cielo de invierno surcado por una aurora boreal. Pasó rápidamente al reflejo de la luz de medio día sobre el agua. Vio el bosque, el crepitar de las llamas. Su mente recorrió sola todos los elementos, todo lo hermoso que había en la naturaleza. Todo, hasta llegar a una brisa suave bajo un cielo azul. La brisa le susurraba un nombre una y otra vez, y cuando abrió los ojos, los clavó en Vishous suspirando.- Aura.- Susurró en una sola palabra que retumbó por la habitación e hizo que los árboles se estremecieran en una alegría enérgica que pocas veces había sentido. Casi como si la pequeña lo supiera, abrió los ojos por primera vez, mostrando un azul tan claro y profundo que le robó la respiración. Eran tan claros que incluso reflejaron, por un segundo, el color verde de las copas de los árboles.- Aura, Vishous... Quieren que la llamemos Aura. Aura Dioscórides Royden.
Casi podía morir de felicidad. De la felicidad que le daba tener todo, todo, todo en el mundo. Apretó suavemente la mano de Vishous, viéndolo con todo el amor que nunca había sido capaz de expresar.- Vishous. Esta es la familia que haz formado. Despues de tanto dolor y tanto sufrimiento. Despues de toda una vida de tormento esta es la recompensa. En este momento de agradezco demasiado, te amo demasiado.
Asintió cuando le ofreció cargarla y como este no era el hospital, se sentó a su lado en la cama y cogió a la niña con la experiencia que le habían dado sus seis sobrinos. Una vez que la tuvo en brazos, debido a su tamaño, la pudo sostener con uno y el otro lo paso por los hombros de Sofía, atrayéndola hacia él. En ese momento, se sentía en paz.
-Tú lo interpretas mejor- Le dijo a la pelirroja y guardó silencio al verla cerrar los ojos, con sus dedos acarició suavemente su brazo mientras observaba a la pequeña. Le sorprendía aún lo chiquita que era para el vasto y terrible mundo al que habían venido. Ya había hablado con sus suegros sobre la idea y no estaban reticentes. El hechizo que habían hecho para proteger aquella zona no era inquebrantable aunque retrasaría la llegada del árbol.
Después de unos segundos, Sofía dijo un nombre que le hizo sonreír -Aura Dioscórides Royden- Asintió y entonces atrajo a la niña hacia él posando sus labios sobre la frente de la niña como si estuviera bautizandola -Aura- La vio abrir los ojos y sonrió al ver el claro azul en ellos. Cristalino e inocente, tal como se lo esperaba. Inclinó la cabeza contra la pelirroja.
Cuando Sofía empezó a hablarle le miró. Sabía que ella interpretaba su vida de una forma pero él lo hacia de otra. Ya había perdonado a Leticia, o eso quería creer -Que hemos formado- Apoyó su frente en la de Sofía y se inclinó para besarla profundamente. Eso le podía agradecer, sin duda. Ahora estaba en un momento distinto de su vida y sí, se sentía bastante bien y esperaba que el futuro fuera igual de bueno.
Pero la realidad era que aún tenía mucho trabajo. Se alejó para sostenerle el rostro y acarició su mejilla -Sé que quieres ayudar con el Consejo contra el árbol pero quiero que…analices la posibilidad de que nos mudemos a Grecia, al menos durante esta situación. Por Aura y por ti- Sabía bien cuánto le afectaba el árbol.
-Londres aún no es segura, por eso estaba abajo hoy. Tenemos misión esta noche para desenmascarar a un grupo que se autoproclaman reyes y…Y creemos que torturan magos- Subió la mano para acariciarle el denso pelo rojo, hundiendo los dedos allí para sostenerle su rostro -Necesitan mi apoyo, Johan y Thalos también son padres…y se juegan lo mismo- La atrajo hacia él para dejarle otro beso en los labios -Tengo que ir-
…
Después de un par de horas en las que avisó a su familia del nacimiento de que NO quería que fueran a molestar a Sofía (dedicado a sus padres), mientras vigilaba el sueño de sus dos damas, se empezó a preparar para la misión. La pelirroja se quedaría con sus padres y Fred estaría allí, la guardia tendría doble escuadrón para vigilar y eso le dejaba más tranquilo.
Sofía le había dicho que Arleen iba a venir a buscar los comprimidos pero la hora se acercaba y su hermana ni aparecía ni le respondía el mensaje. V aprovechó para escribirle a Thalos mencionándole que él bajaría los comprimidos y recibió ese de taparse la marca. Estaba leyendolo con cara de circunstancia cuando fue a ver a Sofía y la observó con Aura . Hizo una mueca -Cariño…Necesito que me maquilles- La cara de Sofía fue un poema pero cuando le explicó fue suficiente para que comprendiera así que le llevó todo lo que necesitaba para que le tapara la marca.
-Volveré, me servirán las pociones que me diste. No me envíes patronus, cualquier cosa dile a Fred que me escriba al móvil- Sonrió de lado y le dejó otro beso, y uno más a Aura. Se aseguró de que tuviera todo lo que necesitaba, antes de retirarse de Ouroboros a la misión.
-Tú lo interpretas mejor- Le dijo a la pelirroja y guardó silencio al verla cerrar los ojos, con sus dedos acarició suavemente su brazo mientras observaba a la pequeña. Le sorprendía aún lo chiquita que era para el vasto y terrible mundo al que habían venido. Ya había hablado con sus suegros sobre la idea y no estaban reticentes. El hechizo que habían hecho para proteger aquella zona no era inquebrantable aunque retrasaría la llegada del árbol.
Después de unos segundos, Sofía dijo un nombre que le hizo sonreír -Aura Dioscórides Royden- Asintió y entonces atrajo a la niña hacia él posando sus labios sobre la frente de la niña como si estuviera bautizandola -Aura- La vio abrir los ojos y sonrió al ver el claro azul en ellos. Cristalino e inocente, tal como se lo esperaba. Inclinó la cabeza contra la pelirroja.
Cuando Sofía empezó a hablarle le miró. Sabía que ella interpretaba su vida de una forma pero él lo hacia de otra. Ya había perdonado a Leticia, o eso quería creer -Que hemos formado- Apoyó su frente en la de Sofía y se inclinó para besarla profundamente. Eso le podía agradecer, sin duda. Ahora estaba en un momento distinto de su vida y sí, se sentía bastante bien y esperaba que el futuro fuera igual de bueno.
Pero la realidad era que aún tenía mucho trabajo. Se alejó para sostenerle el rostro y acarició su mejilla -Sé que quieres ayudar con el Consejo contra el árbol pero quiero que…analices la posibilidad de que nos mudemos a Grecia, al menos durante esta situación. Por Aura y por ti- Sabía bien cuánto le afectaba el árbol.
-Londres aún no es segura, por eso estaba abajo hoy. Tenemos misión esta noche para desenmascarar a un grupo que se autoproclaman reyes y…Y creemos que torturan magos- Subió la mano para acariciarle el denso pelo rojo, hundiendo los dedos allí para sostenerle su rostro -Necesitan mi apoyo, Johan y Thalos también son padres…y se juegan lo mismo- La atrajo hacia él para dejarle otro beso en los labios -Tengo que ir-
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Después de un par de horas en las que avisó a su familia del nacimiento de que NO quería que fueran a molestar a Sofía (dedicado a sus padres), mientras vigilaba el sueño de sus dos damas, se empezó a preparar para la misión. La pelirroja se quedaría con sus padres y Fred estaría allí, la guardia tendría doble escuadrón para vigilar y eso le dejaba más tranquilo.
Sofía le había dicho que Arleen iba a venir a buscar los comprimidos pero la hora se acercaba y su hermana ni aparecía ni le respondía el mensaje. V aprovechó para escribirle a Thalos mencionándole que él bajaría los comprimidos y recibió ese de taparse la marca. Estaba leyendolo con cara de circunstancia cuando fue a ver a Sofía y la observó con Aura . Hizo una mueca -Cariño…Necesito que me maquilles- La cara de Sofía fue un poema pero cuando le explicó fue suficiente para que comprendiera así que le llevó todo lo que necesitaba para que le tapara la marca.
-Volveré, me servirán las pociones que me diste. No me envíes patronus, cualquier cosa dile a Fred que me escriba al móvil- Sonrió de lado y le dejó otro beso, y uno más a Aura. Se aseguró de que tuviera todo lo que necesitaba, antes de retirarse de Ouroboros a la misión.
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